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Álvaro Rodríguez Pozo
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2. Factores ergonómicos.
2.1. Calidad del ambiente interior.
La calidad del ambiente interior si bien no ocasiona riesgos graves para la salud si puede
ocasionar con el tiempo la aparición de enfermedades derivadas de la actividad laboral, o bien
el agravamiento de enfermedades congénitas provocado por un ambiente perjudicial para
cierto tipo de afecciones. Tales como neumonitis por hipersensibilidad, fiebre por
humificadores, asma, rinitis, dermatitis, legionelosis (enfermedad del legionario), resfriado
común, gripe, bronquitis…
En el caso de que la calidad del ambiente interior no sea la adecuada se pueden ocasionar
molestias y ser perjudicial para el trabajo.
Dentro del estudio de la calidad de ambiente interior se pueden distinguir tres apartados,
el ambiente térmico, el ruido y la iluminación.
2.1.1. Ambiente térmico.
A. El bienestar térmico.
Como se ha comentado anteriormente, cuando el trabajo se realiza en locales cerrados y
es de tipo sedentario, las condiciones termohigrométricas del aire, no suelen ser fuente de
trastornos patológicos en los trabajadores, aunque sí suelen ser fuente de molestia.
Los ambientes calurosos pueden provocar por ejemplo un aumento del ritmo cardíaco,
sudoración excesiva, aumento de la temperatura interior del cuerpo, fatiga, vértigos o
náuseas.
Los ambientes fríos pueden provocar palidez, debido a la falta de riego sanguíneo en la
piel, congestión nasal, goteo nasal, estornudos, dolor de garganta
De manera general, estos efectos van acompañados de una disminución de las
capacidades mentales y físicas, tales como debilidad, somnolencia, letargo, dificultad para
concentrarse, irritabilidad, ansiedad.
Como se puede apreciar, la falta de confort térmico afecta a los trabajadores provocando
malestar e insatisfacción, dando lugar a numerosas quejas cuando las temperaturas son
extremas, normalmente los trabajadores coinciden en que o bien la temperatura es muy alta o
muy baja. Es conveniente señalar que la sensación térmica es una respuesta psicológica del
individuo influida tanto por factores subjetivos como objetivos. Entre los cuales destacan la
temperatura, la actividad, la humedad relativa, las corrientes de aire, etc.
El Real Decreto 486/1997 del 14 de abril marca las disposiciones mínimas de seguridad y
salud en los lugares de trabajo, estableciendo requisitos para la temperatura, humedad
relativa y velocidad del aire. Sin embargo este Real Decreto no recoge otros aspectos, como la
vestimenta del trabajador, la intensidad del trabajo o la temperatura radiante, media que
también pueden influir en el bienestar térmico del trabajador.
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Estos requisitos a los que se ha hecho referencia se establecen en el Anexo “Condiciones
ambientales de los lugares de trabajo”, y se detallan a continuación.
Temperatura
La temperatura adecuada de los locales donde se realicen trabajos sedentarios propios de
oficinas debe estar comprendida entre 17 y 27 °C. Para los locales donde se realicen trabajos
ligeros con exigencias físicas leves o moderadas, estará comprendida entre 14 y 25 °C.
Corrientes de aire
La falta de bienestar o insatisfacción térmica no sólo puede deberse a una sensación
incómoda de frío o de calor en todo el cuerpo. Una corriente de aire elevada puede causar un
enfriamiento o un calentamiento no deseado de una parte del cuerpo.
Los trabajadores no deben estar expuestos de forma frecuente o continuada a corrientes
de aire cuya velocidad sea superior a 0,25 m/s para trabajos en ambientes no calurosos; 0,5
m/s para trabajos sedentarios en ambientes calurosos y 0,75 m/s para trabajos no sedentarios
en ambientes calurosos. Estos límites no deben aplicarse a las corrientes de aire que son
utilizadas para evitar el estrés térmico en exposiciones intensas de calor, ni a las corrientes de
aire acondicionado, para las cuales el límite será de 0,25 m/s en el caso de trabajos sedentarios
y de 0,35 m/s en el resto de casos.
Humedad relativa
Otro aspecto importante que influye en la sensación de confort térmico es la humedad
relativa. Una humedad relativa baja puede provocar sequedad de las mucosas y facilitar
además la aparición de irritaciones y picores, por otro lado, si es excesiva, puede agravar la
sensación de calor o frío.
B. Evaluación del bienestar térmico: Método de Fanger.
El estudio del ambiente térmico requiere el conocimiento de una serie de variables del
ambiente, del tipo de trabajo y del individuo. La mayor parte de las posibles combinaciones de
estas variables que se presentan en el mundo del trabajo, dan lugar a situaciones de
disconfort, sin que exista riesgo para la salud. Con menor frecuencia pueden encontrarse
situaciones laborales térmicamente confortables y, pocas veces, el ambiente térmico puede
generar un riesgo para la salud. Esto último está condicionado casi siempre a la existencia de
radiación térmica (superficies calientes), humedad (> 60%) y trabajos que impliquen un cierto
esfuerzo físico.
El Método de Fanger es empleado en situaciones de ambientes moderados, y utiliza los
siguientes factores a la hora de evaluar el bienestar: nivel de actividad, características del
vestido, temperatura seca, humedad relativa, temperatura radiante media y velocidad del aire.
Los resultados son mostrados en forma de porcentaje de personas que se sentirán
inconfortables en un ambiente determinado (PDD: Porcentaje Estimado de Insatisfechos). Las
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cuales muestran su satisfacción o insatisfacción mediante el índice llamado IVM (Índice de
Valoración Medio), el cual recoge la siguiente escala numérica de sensaciones:
Valor Sensación
+ 3 Mucho Calor
+ 2 Calor
+ 1 Algo de Calor
0 Neutra
- 1 Algo de Frío
- 2 Frío
- 3 Mucho Frío
Índices de sensación térmica
Se considera como aceptable que el Porcentaje Estimado de Insatisfechos sea inferior al
10%, lo cual corresponde a un IVM entre -0,5 y 0,5, asegurando así el bienestar térmico al 90%
de las personas de un grupo numeroso que estuviesen en idénticas condiciones ambientales,
vestidas de forma similar y realizando la misma actividad.
Proporción prevista de personas insatisfechas en función del valor del índice IMV. (Fuente:
Povl Ole Fanger)
La vestimenta es de suma importancia a la hora de evaluar el confort térmico de una
persona. Para los distintos tipos de vestimenta se establece la siguiente escala, medida en la
unidad denominada "clo", relacionada con la resistencia térmica del vestido:
Desnudo: 0 clo.
Ligero: 0,5 clo (equivalente a un atuendo típico de verano. Pantalón ligero, camisa de
manga corta, calcetines ligeros y zapatos).
Medio: 1,0 clo (equivalente a un atuendo típico de verano. Prendas interiores, camisa
manga larga, pantalón, jersey, calcetines gruesos, zapatos).
Pesado: 1,5 clo (uniforme militar de invierno).
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El IVM (Índice de Valoración Medio) debe ser corregido mediante el factor de corrección
por humedad Fh, cuando la humedad relativa difiere del valor del 50%, el cual se ha tomado de
referencia.
Cuando la temperatura radiante media difiere de la seca, el IVM debe ser también
corregido mediante el factor de corrección Fr. Para ello es necesario calcular la Temperatura
radiante media.
𝑇𝑅𝑀 = 𝑇𝐺 + 1,9 𝑣 · (𝑇𝐺 − 𝑇𝑆)
Donde:
TRM = temperatura radiante media, ºC
TG = temperatura de globo, ºC
TS = temperatura seca, ºC
v = velocidad relativa del aire, m/s
Para una actividad sedentaria propia de oficina, se pueden calcular los factores de
corrección por humedad Fh y por temperatura Fr.
(Fuente: Povl Ole Fanger)
Recalculándose el IVM como:
𝐼𝑉𝑀′ = 𝐼𝑉𝑀+ 𝐻𝑟 − 50 + 𝑇𝑅𝑀 − 𝑇𝑆 · 𝐹𝑟
Donde:
Hr = Humedad relativa, %.
IVM = Índice de Valoración Medio sin corregir.
IVM’ = Índice de Valoración Medio corregido.
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2.1.2. Iluminación.
A. La iluminación en las oficinas.
Las tareas de oficina están ligadas a la lectura, la mecanografía, la escritura, tanto de
documentos como de textos sobre la pantalla de visualización de datos. Se trata por tanto de
tareas con altos requerimientos visuales en las que las condiciones de iluminación resultan
muy importantes para prevenir la aparición de errores en la realización de las tareas, así como
para prevenir molestias tales como la carga visual y la fatiga.
Los problemas más frecuentes en las oficinas es el provocado por los deslumbramientos,
la insuficiencia de luz, los fuertes contrastes de luz, la luz directa y los reflejos en las pantallas
de visualización de datos. Estos problemas están asociados a la presencia de focos de luz
directa, tanto natural como artificial.
Ejemplo de reflejos molestos sobre la superficie de trabajo (Fuente: sisoconsultores.com)
Ejemplo de reflejos molestos sobre la superficie de trabajo (Fuente: http://www.unican.es)
Para evitarlos, es necesario analizar la distribución de focos de luz con relación a los
puestos de trabajo, disponiendo, en caso necesario, de los elementos de difusión de luz
adecuados.
Hay que señalar que en muchas ocasiones estos reflejos inducen al trabajador a disponer
de un puesto de trabajo con una distribución incorrecta generándose un problema postural.
En caso de detectar reflejos, se debe actuar comprobando que las lámparas están
correctamente apantalladas, de manera que no produzcan deslumbramiento ni causen reflejos
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molestos en las pantallas de visualización, o bien se debe atenuar la luz natural colocando
persianas o cortinas orientables.
La existencia de fuentes de luz directa muy intensas puede provocar deslumbramientos,
es decir, luz reflejada sobre superficies muy claras. Las soluciones para las luces directas son
similares a las anteriormente descritas, esto es, disponer de elementos que difundan la luz,
como persianas o cortinas.
El nivel de iluminación general de las oficinas no debe ser menor de 500 lux, que es el
mínimo recomendable para la lectura y escritura de impresos y otras tareas según los Reales
Decretos486/1997 y 488/1997. Para ello se debe disponer de una iluminación homogénea de
luz difusa, con un nivel suficiente, utilizando otros focos de iluminación complementaria en los
puntos en los que sea necesario. Como por ejemplo haciendo uso de flexos, siempre evitando
que incida directamente la luz en la pantalla de visualización.
Finalmente, hay que tener especial cuidado con los contrastes (relación entre la luz
emitida por dos superficies) entre las diferentes superficies de trabajo (papeles, la pantalla de
visualización de datos y mesa de trabajo). Con los programas actuales, en los que se utilizan
caracteres negros sobre fondo claro, han desaparecido los fuertes contrastes entre los
documentos y la pantalla de visualización de datos. No obstante, es conveniente prestar
atención al contraste entre la mesa y el resto de superficies; aspecto especialmente
importante a la hora de elegir el mobiliario de trabajo.
Por ejemplo, disponer las paredes de colores pálidos y las superficies en gris, beige,
crema, proporcionan contrastes adecuados, siendo preferible siempre los acabados mate
frente a los brillantes, los cuales pueden dar lugar a reflejos.
B. Elección de las fuentes de luz y del tipo de iluminación.
Conocidas las exigencias visuales de la tarea y los requisitos del medio ambiente visual
debemos escoger el sistema de iluminación más adecuado a nuestras necesidades. En
particular debemos tener especial cuidado en:
Las características de las lámparas empleadas.
Las características de las luminarias.
Las características del local y del entorno.
Por lámpara podemos entender el dispositivo generador de luz. Mientras que las
luminarias son los aparatos que distribuyen, filtran o transforman la luz emitida por una o
varias lámparas.
Las lámparas
Los principales parámetros a tener en cuenta en su selección son:
La eficiencia energética o el rendimiento luminoso.
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La vida media.
La tonalidad de la luz.
El rendimiento en color.
La estabilidad del flujo luminoso.
Las luminarias
Mediante los elementos que constituyen la luminaria es posible distribuir adecuadamente
el flujo de luz de las lámparas, permitiendo ocultar el cuerpo brillante de las lámparas evitando
así el deslumbramiento.
También nos permite concentrar en un haz más o menos estrecho el flujo luminoso
proveniente de las lámparas.
Ejemplo de luminaria (Fuente: 1000 WATTS Proyectos & Luminarias)
Distribución espacial del flujo luminoso
La distribución espacial del flujo luminoso puede ser de cinco tipos:
Iluminación directa: Todo el flujo luminoso se dirige a la zona que se desea iluminar. Se
utiliza para aquellos trabajos que requieren altos niveles de iluminación. Puede provocar
deslumbramiento y es un sistema relativamente económico.
Iluminación semidirecta: La mayor parte del flujo luminoso se dirige hacia la zona que se
desea iluminar pero una pequeña parte se envía hacia el techo o las paredes con el fin de
obtener una cierta componente de iluminación indirecta. No produce tanto deslumbramiento
y es un sistema muy utilizado en oficinas.
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Iluminación uniforme: El flujo luminoso se distribuye en todas las direcciones de manera
que un parte de él llega directamente a la tarea mientras el resto se refleja en el techo y las
paredes. No produce deslumbramiento y es un sistema muy adecuado para oficinas.
Iluminación semi indirecta: Sólo una pequeña parte del flujo se dirige de manera directa
hacia abajo, la mayor parte llega por medio de varias reflexiones. El rendimiento obtenido es
bastante bajo aunque se consigue una iluminación muy uniforme.
Iluminación indirecta: Todo el flujo luminoso se dirige hacia el techo
Tipos de distribución espacial del flujo luminoso (Fuente: Instituto de Biomecánica de Valencia)
C. Recomendaciones sobre la iluminación.
La iluminación general y la iluminación especial (lámparas de trabajo), cuando sea
necesaria, deberán garantizar unos niveles adecuados de luminancias entre la pantalla
y su entorno, habida cuenta del carácter del trabajo, de las necesidades visuales del
usuario y del tipo de pantalla utilizado.
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Las fuentes de luz deben colocarse de manera que eviten los deslumbramientos y los
reflejos molestos en la pantalla o en otras partes del equipo.
Los puestos de trabajo deberán instalarse de forma que las fuentes de luz, tales como
ventanas y otras aberturas, los tabiques transparentes o translúcidos y los equipos o
tabiques de color claro no provoquen deslumbramiento directo ni produzcan reflejos
molestos en la pantalla.
Orientación correcta e incorrecta del puesto de trabajo. (Fuente: Universidad Complutense de
Madrid)
Las ventanas deberán ir equipadas con un dispositivo de cobertura adecuado y
regulable para atenuar la luz del día que ilumine el puesto de trabajo.
Los valores mínimos de iluminación artificial quedan regulados en el RD 486/1997 y en
las normas UNE 72-163-84 y UNE 72-112-85, y se muestran en la siguiente tabla:
REAL DECRETO 486/1997 NORMAS UNE
Exigencias
de la tarea
Nivel mínimo
requerido (Lux) Categoría de la tarea Nivel mínimo
recomendado (Lux)
Bajas 100 D (fácil) 200
Moderada
s
200 E (normal) 500
Altas 500 F (difícil) 1000
Muy altas 1000 G (muy difícil) 2000
- - H (muy complicada) 5000
Nivel de iluminación mínima según RD 486/1997 y normas UNE 72-163-84 y UNE 72-112-85
Ejemplos de tareas visuales según UNE 72-112-85:
Categoría D: Manejo de máquinas herramienta pesadas, lavado de automóviles, etc.
Categoría E: Trabajos comerciales, reparación de automóviles, planchado, confección, etc.
Categoría F: Escritura y dibujo con tinta, ajuste en mecánica, etc.
Categoría G: Escritura y dibujo con lápiz, costura en actividades de confección, etc.
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Categoría H: Montaje sobre circuitos impresos, trabajos de relojería, etc.
2.1.3. Ruido.
El ruido es un sonido no deseado que puede llegar a ser perjudicial para las personas.
Existen diversos factores que pueden influir en la peligrosidad del ruido:
Su intensidad: se mide en decibelios (dB). La escala de decibelios es logarítmica, por lo
que un aumento de tres decibelios en el nivel de sonido representa una duplicación de
la intensidad del ruido.
La impulsividad: picos elevados de ruidos, los cuales son muy perjudiciales.
La frecuencia: es la que determina el tono de los sonidos, a igual intensidad son más
lesivas las frecuencias agudas.
La duración de la exposición: los ruidos no tienen por qué ser agudos ni intensos para
resultar molestos o dañinos, una exposición continuada puede ser igualmente
perjudicial.
La vulnerabilidad individual: existen clases de personas que son más susceptibles de
sentir las molestias ocasionadas por el ruido. Como puede ser las personas mayores de
50 años y la embarazadas, ya que el ruido puede llegar a afectar al feto.
A. Efectos del ruido desde el punto de vista ergonómico.
Efectos sobre la audición:
El efecto más común del ruido es la pérdida de audición, conocida como hipoacusia y
depende del nivel de presión acústica y del tiempo de exposición, y se estudia detalladamente
dentro de la Higiene Industrial. Sin embargo el ruido puede tener otros efectos extra auditivos
y que si son elemento de estudio de la Ergonomía.
Efectos sobre el aparato circulatorio:
Este efecto es producido por un aumento de la presión arterial del ritmo cardiaco. Efectos
sobre el metabolismo, acelerándolo. Efectos sobre el aparato muscular aumentando la tensión
muscular. Efectos sobre el aparato digestivo al producirse la inhibición de dichos órganos.
Efectos sobre el aparato respiratorio al modificar el ritmo de la respiración.
Efectos sobre el aparato respiratorio:
Otro de los posibles efectos del ruido es la disfonía, que puede llegar a aparecer en
aquellos trabajadores que eleven el tono de su voz durante el transcurso de una comunicación
verbal.
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Efectos psicológicos:
El ruido puede igualmente afectar al orden psicológico, ya que generalmente es causa de
molestia y desagrado, provocando modificaciones del carácter o del comportamiento y
favoreciendo el estrés laboral.
En el aspecto psicofisiológico, el ruido puede provocar trastornos del sueño, reduciendo el
número y duración de los ciclos de sueño profundo. Como consecuencia de todo ello, la
persona no habrá descansado bien y será incapaz de realizar adecuadamente sus tareas
cotidianas.
El ruido puede provocar también disminución de la atención, por lo que exigen al
trabajador el sobreesfuerzo de abstraerse de éste, con el consiguiente aumento del desgaste y
la fatiga. Aunque en circunstancias y tareas concretas el ruido pude incluso servir para mejorar
el rendimiento, en tareas muy repetitivas y monótonas, una ligera fuente de ruido, por
ejemplo música, puede hacer más llevadera la actividad.
B. Evaluación del riesgo por exposición a ruido en ergonomía.
No existe una legislación específica para el estudio del ruido en lugares de trabajo desde
el punto de vista ergonómico, como sucede desde el punto de vista de la higiene industrial, sin
embargo, el Real Decreto 488/1997 en su anexo III establece que las condiciones ambientales
de los lugares de trabajo no deben constituir una fuente de incomodidad o molestia para los
trabajadores.
Ruido en oficinas
Es de aplicación el RD 488/1997 sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud
relativas al trabajo con equipos que incluyen pantallas de visualización de datos. El cual
específica en su anexo “disposiciones mínimas” que el ruido producido por los equipos
instalados no deben perturbar la realización del trabajo. Para ello se deben usar equipos de
bajo nivel sonoro, ya que se considera que para tareas complejas que requieran concentración
el nivel de ruido no debe exceder los 55 dB (A), según “Guía Técnica de Pantallas de
Visualización del INSHT”.
En base a estas especificaciones existen distintos métodos específicos de evaluación para
el ruido en oficinas, uno de los más utilizados es el método IRO (Índice de Ruido en Oficinas).
El método IRO es muy adecuado para la evaluación de ruidos en oficinas y está basado en
el estudio del ruido total que podemos encontrar en una oficina, hecho que nos puede
proporcionar también una idea del grado de aislamiento acústico necesario para los edificios.
Mediante cuestionarios de satisfacción se solicita la opinión sobre el ruido a los
ocupantes. Utilizando para ello una escala de satisfacción que va de 1 a 7 puntos, siendo el 1
muy satisfactorio y el 7 muy insatisfactorio. Con los valores conocidos de los porcentajes de
insatisfacción, se relacionan éstos con los valores de las mediciones realizadas mediante la
siguiente fórmula:
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𝐼𝑅𝑂 = 𝐿90 + 2,4 · 𝐿10 + 𝐿90 − 14
Donde:
L10 = Nivel de presión acústica (dB A) que se sobrepasa durante el 10% del tiempo de
observación.
L90 = Nivel de presión acústica (dB A) que se sobrepasa durante el 90% del tiempo de
observación.
La siguiente tabla nos muestra los porcentajes de insatisfechos para distintas
combinaciones de L10 y (L10 – L90):
L10 L10 – L90
7 8 9 10 11 12 13 14 15
55 14 17 20 22 25 28 31 34 37
56 16 19 22 24 27 30 33 36 39
57 18 21 23 26 29 32 35 38 40
58 20 23 25 28 31 34 37 40 42
59 22 25 27 30 33 36 39 42 44
60 24 27 29 32 35 38 41 44 46
61 26 29 31 34 37 40 43 46 48
62 28 30 33 36 39 42 45 47 50
63 30 32 35 38 41 44 47 49 52
64 32 34 37 40 43 46 49 51 54
65 34 36 39 42 45 48 51 53 56
Porcentaje de insatisfechos con el ruido de las oficinas según Método IRO.
En la gráfica siguiente se muestra la relación entre el porcentaje de insatisfechos y el
índice de ruido en oficinas (IRO), la cual nos indica que unos de los factores que más agrava el
grado de molestia de los trabajadores es la variabilidad temporal del ruido.
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Proporción prevista de personas insatisfechas en función del valor del índice IRO
2.2. El diseño ergonómico del espacio de trabajo.
Las condiciones ergonómicas del espacio de trabajo son fundamentales para evitar
cualquier tipo de riesgo en el trabajador.
Los factores más importantes asociados al espacio de trabajo son las dimensiones del
propio espacio de trabajo y del mobiliario empleado. El espacio de trabajo, debe ser como
mínimo aquel que permita realizar de forma cómoda las tareas que se realiza en aquella zona.
El mobiliario de trabajo debe adaptarse al trabajador y a la tarea realizada.
Un diseño inadecuado del puesto de trabajo puede conllevar a malas posturas por parte
de los trabajadores y derivar en la aparición de enfermedades y problemas
musculoesqueléticos.
Entendemos por trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo a un
conjunto de daños que afectan a los tendones, a sus vainas, a la lubricación sinovial de éstas y
a los correspondientes huesos, músculos y nervios.
Se producen generalmente en la espalda, el cuello, los hombros, los codos, las manos y
muñecas. Su consecuencia más común es el dolor, aunque puede provocar daños más severos,
como es el caso de daños en la espalda.
2.2.1. El puesto de trabajo.
El entorno de trabajo puede afectar negativamente si no hay espacio suficiente para
moverse, ya que provoca posturas estáticas o forzadas. Cuanto más estático y sedentario sea
un trabajo más importante es que el entorno facilite los movimientos y los cambios posturales.
La selección de un mobiliario correcto es un elemento fundamental para evitar la
aparición de trastornos musculoesqueléticos en el trabajador.
El mobiliario de las oficinas consta principalmente de una silla y una mesa de trabajo, con
unas determinadas características que serán descritas a continuación. Aunque es muy común
que dentro del mobiliario exista una pantalla de visualización de datos, elemento de trabajo
clave, y cuyas características ergonómicas también deben ser consideradas.
A. Pantalla de visualización de datos.
El uso de pantallas de visualización puede provocar entre otros trastornos fatiga visual,
trastornos musculo-esqueléticos, carga física y mental.
Las características de las pantallas de visualización deberán de ser las siguientes, según RD
486/1997.
La imagen de la pantalla deberá ser estable, sin destellos, centelleos u otras formas de
inestabilidad.
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La pantalla deberá ser orientable e inclinable a voluntad, con facilidad para adaptarse
a las necesidades del usuario.
En el trabajo habitual de oficinas se recomiendan:
Tamaño de la diagonal: 35 cms.
Resolución (Píxeles): 640 x 480.
Frecuencia de imagen: 70 Hz.
Las pantallas TFT son más recomendables ya que eliminan mejor los reflejos, reducen (en
opinión de muchos usuarios) la fatiga visual y permiten un aprovechamiento mejor del
espacio, además de la menor emisión de calor y un menor coste energético frente a las
pantallas convencionales.
Tipos de pantallas de visualización. (Fuente: Universidad Complutense de Madrid)
B. Silla de trabajo.
Sus formas, dimensiones y su adecuada regulación afectan a la postura del tronco, a la
movilidad de la espalda y de las piernas.
Toda silla de trabajo debe recoger las siguientes características básicas:
La silla de trabajo deberá tener ruedas y ser estable, proporcionando al trabajador
libertad de movimientos y procurándole una postura confortable.
El asiento debe ser de forma más o menos cuadrangular, con esquinas redondeadas y
sin aristas ni cantos duros. El borde delantero debe ser suavemente curvado para
evitar compresiones debajo de los muslos y rodillas y el relleno del asiento y del
respaldo no debe ser demasiado mullido.
Las sillas destinadas a trabajos de oficina deberán ser regulable en altura y tener
respaldo reclinable para conseguir el correcto apoyo de las vértebras lumbares. Los
elementos de regulación deben ser simples en cuanto a su manejo y accesibles
mientras se está sentado en la silla
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Es conveniente que la silla disponga de unos reposabrazos adecuados que permitan
apoyar los brazos en determinadas tareas, aliviando la tensión muscular en los
hombros.
Ejemplo de silla ergonómica. (Fuente: http://serbagunamarine.com)
C. Mesa de trabajo.
La selección correcta de la mesa de trabajo, según la actividad a desarrollar, es tanto o
más importante que la silla para prevenir determinadas molestias, sobre todo las relativas a la
zona del cuello y de los hombros, que son precisamente los problemas más frecuentes en las
oficinas.
Las dimensiones del tablero de la mesa determinan la posibilidad de distribuir
adecuadamente los elementos de trabajo, especialmente la pantalla de visualización de datos,
evitando las posturas con torsión de tronco o giros de la cabeza. Es conveniente dejar libre el
perímetro de la mesa para aprovechar bien la superficie de trabajo y permitir la movilidad del
trabajador. Siendo especialmente importante el espacio libre detrás de la mesa, debiendo
quedar un espacio adecuado para poder tener movilidad con la silla.
El espacio libre debajo de la mesa determina la posibilidad de aprovechar mejor la mesa y
favorece la movilidad. Siempre que sea posible, es conveniente colocar los archivadores y las
cajoneras fuera del perímetro de la mesa, de modo que no impidan o dificulten los
movimientos. Es muy importante dejar libre todo el espacio posible debajo de la mesa. Por
ello, las mesas con bloques de cajones móviles resultan más funcionales que las que tienen los
cajones fijos.
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Otras características de la mesa, como sus acabados, están relacionadas con cuestiones
de seguridad (bordes y esquinas redondeadas, electrificación para evitar la existencia de cables
sueltos, etc.).
Finalmente, la existencia de determinados complementos puede mejorar mucho la
funcionalidad y ergonomía de la mesa (reposapiés, soportes para el monitor, superficies
auxiliares, bandejas para documentación, etc.).
Toda mesa de trabajo debe recoger las siguientes características básicas:
Altura de 700 mm aproximadamente si ésta es fija. O bien con una amplitud entre 680
mm y 700 mm si es regulable.
Superficie mínima de 1.200 mm de ancho por 800 mm de largo.
Espesor no superior a 30 mm.
La superficie debe ser de material mate y color claro suave, no siendo adecuadas las
superficies brillantes y oscuras.
Los bordes de la mesa no deben ser cortantes, evitando cantos agudos y cualquier tipo
de saliente.
Debe permitir la colocación y los cambios de posición de las piernas.
Ejemplo de mesa ergonómica. (Fuente: Recomendaciones ergonómicas y psicosociales.
Trabajo en oficinas y despachos, Universidad complutense de Madrid)
D. Ubicación de elementos auxiliares sobre la mesa.
Se debe prestar especial atención a la colocación de la pantalla de visualización de datos y
de los elementos accesorios en la mesa de trabajo. Muchos de los problemas
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musculoesqueléticos que se producen en los trabajos de oficina tienen su origen en la mala
ubicación de estos elementos que provocan posiciones de trabajo inadecuadas.
Colocación de la pantalla de visualización de datos
En primer lugar debe valorarse la importancia relativa que para el trabajador tienen las
diferentes tareas que realiza en su puesto de trabajo, (trabajar con la pantalla de visualización
de datos, atender visitas, manejar papeles o estudiar información sobre documentos, etc.). De
esta forma debemos distribuir los elementos de trabajo de manera que las tareas más
frecuentes se realicen en las posturas más cómodas.
De forma general deben cumplirse las siguientes condiciones:
Si el trabajo que realiza es esencialmente informático, la pantalla de visualización de
datos debe ocupar la posición principal, es decir, en la mesa de trabajo y frente al
trabajador, de tal manera que se eviten giros del cuello. No obstante, debe disponer
de espacio a los lados para los documentos
Retrasar la pantalla todo lo que se pueda. La distancia mínima entre los ojos y la
pantalla debe ser de 40 cm. Debe comprobarse que el borde superior de la pantalla
queda a la altura de los ojos o algo por debajo.
Deberá utilizarse un atril o un soporte de documentos cuando se esté introduciendo
datos en la pantalla de visualización de datos. De este modo se evitaran giros y
flexiones del cuello.
La pantalla de visualización de datos debe colocarse en función de la posición que
resulte más cómoda para que el trabajador pueda desarrollar su trabajo con eficacia.
Si en esta posición se aprecian reflejos en la pantalla o existen determinadas fuentes
de luz que provoquen algún tipo de molestia, deberá actuarse modificando las fuentes
de luz molestas. De ninguna manera deberá colocarse la pantalla de visualización de
datos en un sitio que obligue al trabajador a adoptar posiciones forzadas.
El teclado deberá colocarse de manera que no esté justo en el borde de la mesa. Entre
el teclado y el borde de la mesa debe quedar un espacio adecuado para apoyar las
muñecas.
Colocación de los accesorios de trabajo
La colocación de los accesorios es una parte esencial para garantizar el correcto uso de la
mesa de trabajo y favorecer unos hábitos de postura adecuados.
Las siguientes recomendaciones deben cumplirse para asegurar un correcto orden de la
mesa de trabajo:
Es recomendable reservar las zonas más accesibles de la mesa para colocar la pantalla
de visualización de datos y el atril, o para dejar espacio libre para trabajar. Los
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elementos accesorios (teléfono, fax, impresoras, etc.) deben colocarse en la zona de
cajones y en las partes que no resultan útiles para trabajar.
Si existen bloques de cajones móviles y de suficiente espacio en el entorno de trabajo,
deberán colocarse fuera del perímetro de la mesa.
Debe evitarse la acumulación de demasiados papeles sobre la mesa, ya que restan
espacio para trabajar con comodidad. Encima de la mesa sólo deben estar los
documentos con los que se esté trabajando en cada momento.
Colocación de los accesorios de trabajo. (Fuente: Confederación Regional de Organizaciones
Empresariales de Murcia (CROEM))
Teclado y ratón
El teclado y el ratón deben cumplir las siguientes características:
El teclado debe ser inclinable e independiente de la pantalla, para evitar el cansancio y
las molestias en los brazos.
El teclado no debe ser demasiado alto. Como norma general, la tercera fila de teclas
debe estar a menos de 3 cm de altura sobre la mesa.
Ejemplo de teclado. (Fuente: INSHT)
Deberá disponerse de espacio suficiente delante del teclado para poder apoyar las
muñecas y antebrazos sobre la mesa.
Al igual que ocurre con la mesa de trabajo la superficie deberá ser mate para evitar los
reflejos.
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La disposición del teclado y las características de las teclas deberán ayudar a facilitar su
utilización, así como disponer de unos símbolos los suficientemente resaltados como
para ser legibles desde la posición normal de trabajo.
El ratón debe tener una forma que permita su utilización cómoda tanto por personas
diestras como zurdas.
2.2.2. La postura de trabajo.
Los problemas de tipo musculoesqueléticos asociados al trabajo de oficina,
particularmente en las tareas informáticas, se deben principalmente a los factores que se
detallan a continuación.
Movilidad restringida, asociada al trabajo sedentario.
Malas posturas, asociadas tanto a la forma de sentarse (falta de apoyo en la espalda,
posturas con la espalda muy flexionada), como a la posición de la cabeza-cuello (flexión o
torsión del cuello al escribir o mirar la pantalla, respectivamente) y a la posición de los brazos y
muñecas mientras se teclea (brazos sin apoyo, falta de sitio para apoyar las muñecas,
desviación cubital de las manos al teclear).
Ejemplo de postura correcta e incorrecta. (Fuente: INSHT)
La conjunción de estos dos factores (malas posturas mantenidas durante periodos de
tiempo prolongados) determina la existencia de esfuerzos musculares estáticos. Este tipo de
esfuerzos corresponden a pequeñas contracciones de diferentes grupos musculares,
fundamentalmente de la espalda, cuello y hombros, contracciones que se mantienen de forma
prolongada a lo largo de la jornada de trabajo. Aunque su nivel es lo suficientemente bajo para
que los usuarios no los perciban, este tipo de pequeños esfuerzos es suficiente para provocar
fatiga y dolores musculares, sobre todo en aquellas personas que llevan una vida sedentaria
con poco ejercicio.
Además, la posición sentada supone una sobrecarga en la zona lumbar de la espalda, que
está sometida a esfuerzos mecánicos superiores a los que se producen de pie. Este factor es
importante en personas que ya padecen lesiones de espalda pudiendo, incluso, contribuir a la
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aparición de alteraciones lumbares, junto con otros muchos factores ajenos al trabajo (fumar,
vida sedentaria, cuidar niños pequeños, esfuerzos fuera del trabajo, etc.).
La posición sentada puede dar lugar a otros problemas de tipo circulatorio
(entumecimiento de las piernas), debido a la presión del asiento en los muslos y corvas y a la
poca movilidad de las piernas.
Siguiendo unas adecuadas pautas de conducta a la hora de realizar la tarea es posible
prevenir cualquier efecto contra la salud del trabajador derivado de una postura inadecuada.
Se debe evitar inclinar mucho el tronco adelante y, en especial, girarlo o echarlo hacia
atrás sin apoyarlo en un respaldo
Todo lo que se mire con frecuencia debe estar enfrente del trabajador y por debajo de
los ojos.
Se debe iluminar adecuadamente la zona de trabajo, evitando reflejos y sombras
molestas.
Realizar pequeñas interrupciones del trabajo (de uno o dos minutos) cada pocos
minutos
Evitar el trabajo prolongado muy por debajo de los codos o por encima de los
hombros.
Mantener apoyados los antebrazos, cuando la tarea lo permita así como evitar trabajar
con el codo completamente extendido o doblado.
Realizar pequeñas interrupciones del trabajo (de uno o dos minutos) cada pocos
minutos.
Alargar los ciclos de trabajo muy cortos, por ejemplo, ampliando el número de tareas a
realizar.
Evitar el trabajo repetitivo, alternando tareas diferentes durante la jornada.
2.3. Carga física.
Durante el transcurso de una jornada de trabajo, el cuerpo humano es forzado a realizar
un trabajo físico; ya sea mover el cuerpo o alguna de sus partes, transportar o mover objetos o
simplemente mantener la postura del cuerpo.
Para llevar a cabo estas acciones el cuerpo activa los mecanismos adecuados para
contracción muscular de las distintas partes del cuerpo, lo cual permite que realicemos la
actividad o ejercicio demandados. Estos mecanismos tienen lugar en muy diversos órganos,
como son el sistema nervioso, los pulmones, el corazón, los vasos sanguíneos y los músculos.
A la respuesta que se produce en el organismo se denomina Carga Física de Trabajo, la
cual será específica de cada trabajador y dependerá de la capacidad física de cada persona.
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Tipos de contracción muscular y efectos en el organismo:
Algunas demandas físicas provocan que el músculo se contraiga y estire rítmicamente,
como puede ser andar, correr, levantar peso, etc. A este tipo de contracción muscular se la
denomina isotónica y el trabajo realizado recibe el nombre de trabajo dinámico.
Existen otras demandas físicas por las que el músculo es obligado a contraerse de manera
continuada durante un tiempo variable, como puede ser sostener un peso o mantener una
postura determinada durante cierto tiempo. A este tipo de contracción se la denomina
isométrica y al trabajo realizado trabajo estático.
Siempre y cuando el trabajo dinámico se lleve a cabo a un ritmo adecuado a la persona y
al esfuerzo, éste puede ser realizado durante varias horas. Además, la contracción rítmica del
músculo favorece el riego sanguíneo a la zona que trabaja.
Todo lo contrario ocurre durante la realización del trabajo estático. Ya que la contracción
prolongada en el tiempo provoca un menor riego sanguíneo al comprimir los vasos, con lo que
el músculo contraído recibe un menor aporte de sangre, y por tanto menor aporte de
nutrientes y oxígeno. Por este motivo el trabajo muscular viene acompañado de una fatiga, la
cual limita el mantenimiento de la contracción.
Los principales síntomas de aparición de la fatiga muscular son sensación de calor en la
zona del músculo o músculos, temblores musculares, sensación de hormigueo o, incluso, dolor
muscular.
La fatiga muscular afecta a los músculos implicados en el esfuerzo, y desaparece con el
reposo de dichos músculos. Si este reposo no se produce o es insuficiente pueden llegar a
desarrollarse trastornos musculoesqueléticos.
Evaluación del trabajo dinámico:
Usualmente las actividades laborales son una mezcla de trabajos dinámicos y estáticos.
Por este motivo la evaluación de la carga física de una actividad deberá tener en cuenta en
primer lugar qué tipo de trabajo es predominante respecto al otro.
En los casos en los que la actividad es mayoritariamente dinámica, los métodos más
adecuados son aquellos que estiman la energía consumida durante la actividad. Dicha
estimación se realiza a partir de la medición de parámetros fisiológicos como el consumo de
Oxígeno o la frecuencia cardiaca.
Comúnmente se usa como medición la frecuencia cardiaca al ser mucho más sencillo de
medir, aunque la determinación del consumo de oxígeno es el más exacto de los dos.
Durante el transcurso de una actividad dinámica, la frecuencia cardiaca aumenta una vez
que iniciamos el ejercicio, estabilizándose pasados unos segundos, y manteniéndose
relativamente constante hasta que finaliza la actividad, punto en el que comienza a descender
hasta alcanzar de nuevos los niveles que se tenían cuando el cuerpo estaba en reposo.
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Como es de esperar, cuanto más intensa sea la actividad, más elevada será la frecuencia
cardiaca y por tanto más largo será el periodo de recuperación de los valores originales en
reposo.
Evaluación del trabajo estático:
En los casos en los que la actividad es mayoritariamente estática, o afecta a poca masa
muscular, la evaluación de la carga física es mucho más compleja. No existiendo por tanto un
único método válido para todas las situaciones posibles, siendo necesario emplear distintos
métodos complementarios entre sí.
Dichos métodos pueden incluir por ejemplo técnicas biomecánicas, mediciones de la
actividad muscular, mediciones de los ángulos articulares, entre otros.
Estos métodos tienen un carácter meramente objetivos, por lo que se hace necesario
otros métodos subjetivos, que recojan por ejemplo el grado de fatiga, molestia o dolor
muscular sufrido por el trabajador. Aspecto que lo métodos anteriores no contemplan.
Estos métodos subjetivos consisten principalmente en muestreos por medio de
cuestionarios, en los cuales se recopila información sobre el grado de dolor o molestias que se
padecen en las distintas zonas del cuerpo.
2.3.1. Fatiga física
La fatiga física o muscular es la disminución de la capacidad física del individuo debida
bien a una tensión muscular estática, dinámica o repetitiva, bien a una tensión excesiva del
conjunto del organismo o bien a un esfuerzo excesivo del sistema psicomotor
(musculoesquelético).
Cuando la carga física de trabajo supera la capacidad del individuo se llega a un estado de
fatiga muscular, que se manifiesta como una sensación desagradable de cansancio y malestar,
acompañada de una disminución del rendimiento.
La fatiga muscular por lo tanto es la disminución de la capacidad física del individuo
después de haber realizado un trabajo durante un tiempo determinado.
Estos esfuerzos excesivos pueden estar motivados, entre otras causas, por:
Factores dependientes de una incorrecta organización del trabajo.
Factores dependientes del mismo individuo (defectos visuales, lesiones esqueléticas
preexistentes).
Condiciones ergonómicas y ambiente de trabajo no satisfactorios.
En caso de hacer aparición la fatiga física, sus síntomas suelen ser:
Algias cervicales, tirantez de nuca.
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Dorsalgias.
Lumbalgias.
En cualquier caso, la fatiga es un fenómeno complejo que depende, tanto de los factores
relativos a la tarea y las condiciones en que se realiza, como de las características individuales
(la edad, el sexo, la forma física etc.).
Si una persona que sufre fatiga no se recupera de ésta, entra en un estado de fatiga
crónica o patológica, que puede tener graves repercusiones en la salud y que no siempre son
reversibles. Dentro de las alteraciones irreversibles se pueden citar entre otras:
Degeneración crónica de las articulaciones (artrosis).
Degeneración de los discos intervertebrales o lesiones de los mismos (hernias).
Enfermedades del corazón (infarto, angina de pecho...).
Las medidas para prevenir la fatiga deben ir encaminadas a mejorar, por una parte el
trabajo y las condiciones en que éste se realiza y por otra, sobre las personas mediante el
entrenamiento, la dieta etc.
Destacaremos las siguientes acciones para reducir las situaciones de fatiga física:
Mejorar los métodos y medios de trabajo. Por ejemplo, disminuir el trabajo manual
mediante la mecanización, automatización, disponer de buenos equipos y
herramientas que faciliten el trabajo físico, etc.
Respetar el tiempo de descanso.
Respetar los límites de peso manipulado, y utilizar unas técnicas adecuadas en el
manejo de cargas. Estos límites están definidos en la normativa (RD487/1997, de 14 de
abril, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la manipulación
manual de cargas).
Mejorar las posturas de trabajo, evitando las más desfavorables (estar de pie,
agachado, en cuclillas) sobre todo al acometer acciones especialmente delicadas,
como puede ser levantar peso.
Dotar al lugar de trabajo de un ambiente térmico adecuado para evitar la aparición de
la fatiga por un exceso de calor o por un ambiente poco ventilado o cargado.
Establecer medidas organizativas, como pueden ser, la rotación de puestos de trabajo
para evitar movimientos repetitivos, alternar tareas pesadas con otras más ligeras, etc.
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A. Posturas forzadas: de pie-sentado.
Entendemos por posturas forzadas las posiciones de trabajo que suponen que una o
varias regiones anatómicas dejan de estar en una posición natural de confort para pasar a una
posición forzada que genera la consecuente producción de lesiones por sobrecarga. Al
principio se suelen manifestar como ligeras molestias, llegando a convertirse en lesiones
crónicas.
Trabajo de pie
El trabajo de pie ocasiona una sobrecarga de los músculos de las piernas, los hombros y la
espalda. A veces puede tener efectos negativos en la salud del trabajador, como pueden ser:
Dificultad en la circulación de la sangre en las piernas. Posible aparición de varices.
Fatiga de los músculos.
Comprensión de las estructuras óseas, sobre todo, en la zona lumbar.
Dolores de espalda.
Es recomendable seguir las siguientes pautas, para facilitar el trabajo y así evitar en la
medida de lo posible la aparición de sobrecargas:
Si un trabajo debe realizarse de pie, el trabajador deberá hacer uso de un asiento o
taburete para que pueda sentarse a intervalos periódicos.
Se debe trabajar con los brazos a lo largo del cuerpo y sin tener que encorvarse ni girar
la espalda excesivamente.
Si se va a estar de pie o caminando durante un tiempo excesivo es aconsejable
evitarlos zapatos de tacón alto. Así como los zapatos completamente planos. Lo
adecuado es el uso de un tacón de entre 1,5 a 3 cm.
La superficie de trabajo debe ser ajustable a las distintas alturas de los trabajadores y
las distintas tareas que deban realizar. Si la superficie de trabajo no es ajustable, se
debe facilitar un pedestal para elevar la superficie, o una plataforma, para elevar su
altura.
Es preferible que en el suelo haya una estera para que el trabajador no tenga que estar
de pie sobre una superficie dura. Si el suelo es de cemento o metal la estera absorberá
el peso de las pisadas favoreciendo que las rodillas no se vean afectadas. El suelo debe
estar limpio, liso y no ser resbaladizo.
Debe haber espacio suficiente en el suelo para las rodillas a fin de que el trabajador
pueda cambiar de postura mientras trabaja.
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Trabajo sentado
El trabajo sentado, aunque a simple vista es más cómodo que el trabajo de pie, puede
provocar también en el trabajador la aparición de trastornos musculoesqueléticos, como la
patología vertebral, la fatiga muscular por carga estática, trastornos circulatorios como pueden
ser las varices por una falta de riego sanguíneo en las piernas, así como la lipoatrofia
semicircular, que se manifiesta por la pérdida de tejido graso bajo la piel en forma de
semicírculos, sobre todo en la cara interna de los muslos de la pierna y en los glúteo
Durante la ejecución de un trabajo en una postura sentada el trabajador deberá seguir las
siguientes recomendaciones:
Sentarse recto, cerca de la mesa, la espalda contra el respaldo, las rodillas dobladas y
los pies en el suelo. Si la silla no fuera ergonómica se debe usar un cojín para apoyar la
parte baja de la espalda contra el respaldo de la silla.
Se debe disponer de un buen asiento de trabajo que permita al trabajador mover las
piernas y cambiar de postura con facilidad.
Se debe cambiar de postura periódicamente, o bien realizar descansos, en los que el
trabajador pueda realizar estiramientos o dar ligeros paseos andando.
El mobiliario debe estar correctamente dispuesto, de manera que el trabajador debe
de poder llegar a todo lo que necesite sin alargar excesivamente los brazos ni girarse
innecesariamente.
Siempre que sea posible se debe alternar las tareas laborales de forma que el
trabajador no tenga que hacer únicamente trabajo sentado.
B. Movimientos repetitivos.
Durante la realización de cualquier trabajo, podemos estar expuestos a la realización de
movimientos continuos que impliquen la acción conjunta de los músculos, huesos,
articulaciones y nervios de una parte del cuerpo, provocando en la misma zona fatiga
muscular, sobrecarga, dolor y por último, una lesión.
Los ciclos de trabajos cortos y repetitivos (de menos de 30 segundos), acompañados de un
ritmo de trabajo elevado, son uno de los principales problemas a la hora de sufrir lesiones
musculoesqueléticas, manifestándose especialmente en lesiones de brazos, muñecas, espalda
y miembros superiores. Como pueden ser
Para intentar paliar los efectos adversos de los movimientos repetitivos se deben seguir
los siguientes consejos:
Se debe diseñar el puesto de trabajo de tal forma que se realice el trabajo con
comodidad y sin necesidad de realizar sobreesfuerzos, evitando las posturas
incómodas del cuerpo y manteniendo la mano alineada con el antebrazo, la espalda
recta y los hombros en posición de reposo.
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Antes del comienzo de la tarea se debe ajustar la superficie de trabajo de forma que se
eleve el plano de trabajo convenientemente. Si la superficie de trabajo no es ajustable,
se debe utilizar una plataforma o pedestal para elevar la altura de trabajo siempre que
sea posible.
Las tareas deben realizarse evitando las posturas incómodas del cuerpo y mantener, la
mano alineada con el antebrazo, la espalda recta y los hombros en posición de reposo.
Es conveniente la utilización de herramientas manuales de diseño ergonómico que
permitan que la muñeca permanezca recta con el antebrazo
Reducir la fuerza que se emplea en ciertas tareas (carpinterías, industrias cárnicas,
textil, etc.), mediante el empleo de las herramientas adecuadas para cada tipo de
trabajo y conservarlas en buenas condiciones y sin desperfectos. Así como
manteniendo afilados los útiles cortantes evitando los esfuerzos prolongados y la
aplicación de una fuerza manual excesiva.
Evitar las tareas repetitivas programando ciclos de trabajo superiores a 30 segundos.
Del mismo modo se debe evitar que se repita el mismo movimiento durante más del
50por ciento de la duración del ciclo de trabajo. Pudiéndose establecer pausas
periódicas que permitan recuperar las tensiones y descansar, favoreciendo así la
alternancia o el cambio de tareas.
2.3.2. Los trastornos musculoesqueléticos (TME).
Por TME se entienden “los problemas de salud del aparato locomotor, es decir, de
músculos, tendones, esqueleto óseo, cartílagos, ligamentos y nervios. Esto abarca todo tipo de
dolencias, desde las molestias leves y pasajeras hasta las lesiones irreversibles y
discapacitantes”.
Los trastornos musculoesqueléticos se encuentran hoy en día en casi todos los ámbitos
laborales. Aunque pueden afectar a cualquier zona del cuerpo se localizan principalmente los
codos, hombros, manos y muñecas y en la espalda (por zonas: zonas cervical, dorsal y lumbar).
De acuerdo con algunos autores, existen factores de exposición externa ligados al entorno
físico de trabajo (tales como, la altura del plano de trabajo, el peso de los objetos o la duración
de la tarea) que se asocian con factores de exposición interna, como la carga
electromiográfica, la presión intramuscular o la flexión/abducción del brazo.
Diversos estudios han intentado relacionar los factores externos con los factores de
exposición interna, pero sin que se haya comprobado que existan relaciones en la incidencia
de los TME.
Además existen factores como la edad, o el sexo, que pueden jugar un papel de factores
de confusión por lo que deben ser controlados durante el estudio, control que pocas veces se
realiza.
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Existen un número significativo de métodos para el registro y evaluación de ciertos
factores concretos, como las posturas de trabajo, la manipulación de cargas, o de factores
asociados al riesgo de TME de la extremidad superior, pero sólo son aplicables para el estudio
de ciertas situaciones y no pueden ser generalizables para la evaluación de la carga física total
asociada con los TME.
Todo ello conlleva a que no exista un método ni criterios de evaluación adecuados que
permitan registrar y evaluar la totalidad de los factores asociados con los TME.
Como se ha dicho con anterioridad los TME se pueden producir en cualquier segmento
del cuerpo, aunque los más frecuentes son los producidos en la espalda, en el cuello, los
hombros, codos, manos y muñecas. En cuanto a los efectos sobre la salud, el más
comúnmente descrito es el dolor, el cual puede preceder a daños más severos.
A. TME de la espalda y factores laborales asociados.
Los (TME) más frecuentes en la espalda son el síndrome cervical por tensión y lumbalgia.
El síndrome cervical por tensión
Está producido por una contractura muscular en la región cervical posterior. Puede
afectar a un músculo o grupo de músculos. La contractura provoca que se compriman
pequeños vasos sanguíneos dificultando la irrigación del músculo. Los músculos más
comúnmente afectados por esta contractura son los músculos del trapecio (el más superficial
en la zona posterior de cuello) y el elevador de la escápula.
Músculos afectados por el síndrome cervical por tensión. (Fuente: INSHT)
La principal forma de prevenir el síndrome es evitar las tareas que obliguen a trabajar por
encima del nivel de hombros o de la cabeza, así como evitar las posiciones de trabajo en las
que se flexiona de manera forzada el cuello y los hombros.
Los síntomas en general tienden a remitir cuando se reduce la duración de las posturas
forzadas, lo cual se puede conseguir con un buen diseño ergonómico del puesto de trabajo así
como realizando descansos y alternando las tareas.
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Lumbalgia
Se produce por una contractura de los músculos que se encuentran en la parte baja de la
espalda, específicamente en la zona lumbar, debido a sobrecargas continuadas de los
músculos de la zona lumbar.
Músculos afectados por la lumbalgia. (Fuente: INSHT)
Su prevención incluye evitar el esfuerzo lumbar, evitando las posturas forzadas y
alternando de postura periódicamente. En el caso de que se requiera la manipulación de
cargas, se deberá limitar la exposición durante largos periodos, así como minimizar la exigencia
física.
B. TME del hombro y factores laborales asociados.
El TME más común es la tendinitis del manguito de los rotadores. Se produce por una
inflamación de un grupo de tendones que forman el manguito de los rotadores, y que rodean
la articulación glenohumeral. La estrechez de esta zona provoca un rozamiento de los
tendones con los huesos provocando una inflamación, la cual puede deteriorar los tendones
del manguito pudiendo producir la fatiga del tendón o bien su ruptura.
Tendones afectados por la tendinitis del manguito de los rotadores. (Fuente: INSHT)
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Para su prevención se deben evitar realizar trabajos por encima del nivel de hombros así
como evitar las flexiones o abducciones forzadas de los hombros por un periodo de tiempo
continuado.
C. TME del codo (epicondilitis) y factores laborales asociados.
La epicondilitis es un TME caracterizado por una inflamación de los tendones de los
músculos de la cara externa del codo, generando dolor en la cara externa del codo,
concretamente en la región del epicóndilo. Esta lesión está asociada a trabajos combinados de
fuerza y repeticiones. La fuerza y la contracción repetida de los flexores y extensores del codo,
la cual puede ser causada por la flexión y extensión de la muñeca, incrementan el riesgo de
epicondilitis.
Epicondilitis o “codo de tenista”. (Fuente: INSHT)
Para prevenirlo se deben evitar las extensiones prolongadas de muñeca, así como las
tareas que provoquen la contracción repetida de los flexores y extensores del codo. Si estos
movimientos fueran necesarios para la realización de la tarea se debe acometer un
calentamiento previo de los músculos antes y después de la jornada de trabajo.
D. TME de la mano/muñeca y factores laborales asociados.
El síndrome del túnel carpiano (STC)
El túnel carpiano es un espacio localizado en la muñeca y por el que pasan los tendones
flexores de los dedos y el nervio mediano. Está limitado por los huesos de la muñeca y por el
ligamento anular del carpo.
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El STC se produce por la compresión del nervio mediano por los tendones flexores de los
dedos. Los síntomas pueden ser entre otros, ardor y hormigueo frecuente, o entumecimiento
con picores en la palma de la mano y los dedos, especialmente el pulgar, el índice y dedo
medio
El riesgo de padecer el STC se ve incrementado por factores laborales que combinan
repetición, fuerza y posturas forzadas, en definitiva, ambientes laborales en los que se
demanda esfuerzos manuales intensos.
La prevención para evitar la aparición del STC conlleva evitar las posturas prolongadas de
flexión y extensión de muñeca. Intentando en todo momento una postura natural por parte de
la muñeca. Esto puede conseguirse mediante a un buen diseño ergonómico del puesto de
trabajo.
Tendinitis de la mano o muñeca
La Tendinitis es la inflamación de un tendón. La tendinitis en la muñeca, la mano y los
dedos de la mano se produce por uso excesivo o por movimientos repetidos. Los síntomas
pueden incluir dolor, hipersensibilidad, hinchazón menor, y limitación del movimiento.
La Tendinitis de la mano o muñeca está normalmente provocada por las elevadas
repeticiones, o esfuerzos de la mano/muñeca.
Síndrome de la vibración mano/brazo
La transmisión de vibraciones al sistema mano-brazo puede conllevar una serie de
trastornos neuro-vasculares, conocidos en conjunto como “síndrome de vibración en mano-
brazo”, “síndrome de dedo blanco”, o enfermedad de Raynaud, caracterizada en sus etapas
iniciales por un entumecimiento de los dedos, pérdida de sensación de control, y palidecen los
dedos.
Normalmente es debido a la exposición a vibraciones en condiciones de trabajo donde la
intensidad de la vibración es transmitida a las manos y brazos del trabajador procedente de
maquinaria, herramientas o útiles vibrátiles.
Para prevenirlo es conveniente la correcta selección de maquinaria de baja vibración y
sistemas antivibratorios para soportar el peso de la herramienta y reducir la fuerza aplicada
por el operario. Se deben también establecer pausas periódicas en aquellos trabajos que
impliquen vibración y programar una rotación de los trabajadores entre las diferentes tareas
que requieran el uso de herramientas con vibración.
2.3.3. El método OWAS de medición de posturas forzadas.
El método finlandés OWAS (Ovako Work Posture Analyzing System) fue desarrollado entre
1974 y 1978 por la empresa Ovako y el Instituto Finlandés de Salud Laboral.
El método inicialmente se basaba en la observación y el registro de las posturas
adoptadas por los distintos segmentos corporales.
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41
El registro de la postura se realiza asignando un dígito a cada una de las posturas
observadas y al esfuerzo realizado, por lo que cada postura del cuerpo está identificada por un
código compuesto de 6 dígitos, tres de las posturas del tronco, brazos y piernas, otro para la
carga o fuerza y otros dos complementarios que corresponden a la fase del trabajo en la que
se ha hecho la observación.
La siguiente figura muestra un ejemplo del sistema de códigos empleados:
Sistema de códigos del método OWAS (Fuente: INSHT)
En la primera de las casillas se anota la postura del tronco, en la 2ª la de los brazos, en la
tercera las de las extremidades inferiores, en la 4ª la carga o fuerza usada, y en las dos últimas
la fase del ciclo de trabajo o tarea.
Evidentemente es necesario realizar un análisis del trabajo realizado por el trabajador, sus
fases y las operaciones que se realizan.
Una vez analizadas las distintas posturas de trabajo se pasa a la evaluación de las mismas.
Para esta evaluación se hace uso de la tabla que se representa a continuación y que nos
permite la evaluación de la carga de trabajo probable correspondiente a esa postura.
Espalda:
1= derecha
2= inclinada hacia adelante o atrás
3= inclinada torcida o de lado
4= inclinado y torcido o inclinado
avanzado y de lado
Brazos:
1= los dos por debajo del hombro
2= uno por arriba y otro por abajo
3= los dos por encima del hombro
Piernas:
1= sentado
2= de pie con las 2 piernas derechas
3= de pie con el peso en una pierna
4= de pie o agachado con las 2
rodillas inclinadas
5= de pie o agachado con una pierna
inclinada
6= arrodillado con una o dos piernas
7= andando o en movimiento
Peso o Fuerza:
1= Peso o fuerza
menos de 10 kg.
2= Peso o fuerza
entre 10 y 20 kg.
3= Peso o fuerza
mayor de 20 kg.
Fase de trabajo:
00
01
02
03
.
.
99
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42
Categorías de acción según las posturas adoptadas
E
s
p
a
l
d
a
B
r
a
z
o
s
1 2 3 4 5 6 7 Piernas
1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 1 2 3 Uso de
fuerza
1
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1
2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 2 2 2 2 1 1 1 1 1 1
3 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2 3 2 2 3 1 1 1 1 1 2
2
1 2 2 3 2 2 3 2 2 3 3 3 3 3 3 3 2 2 2 2 3 3
2 2 2 3 2 2 3 2 3 3 3 4 4 3 4 4 3 3 4 2 3 4
3 3 3 4 2 2 3 3 3 3 3 4 4 4 4 4 4 4 4 2 3 4
3
1 1 1 1 1 1 1 1 1 2 3 3 3 4 4 4 1 1 1 1 1 1
2 2 2 3 1 1 1 1 1 2 4 4 4 4 4 4 3 3 3 1 1 1
3 2 2 3 1 1 1 2 3 3 4 4 4 4 4 4 4 4 4 1 1 1
4
1 2 2 3 2 2 3 2 2 3 4 4 4 4 4 4 4 4 4 2 3 4
2 3 3 4 2 3 4 3 3 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 2 3 4
3 4 4 4 2 3 4 3 3 4 4 4 4 4 4 4 4 4 4 2 3 4
Evaluación de la postura del trabajo (Fuente: INSHT)
El procedimiento para hallar el valor de la evaluación es el siguiente:
1. Situar el valor registrado en la primera casilla de la hoja de recogida de las posturas, en
la columna correspondiente a la espalda.
2. Para el valor anterior, buscar en la segunda columna el valor correspondiente a la
postura de los brazos observados.
3. Sobre la primera fila de la tabla buscar el código relativo a la postura de las piernas.
4. Para este último valor, situar el código registrado del uso de fuerza sobre la fila
correspondiente.
5. El valor final de la evaluación estará en la casilla situada en el cruce de la fila obtenida
en el paso 2º, con la columna obtenida en el paso 4º.
El valor final obtenido nos da la categoría de acción para cada una de las posturas
registradas. Estas categorías son:
Categoría de acción 1. No se requieren medidas correctoras.
Categoría de acción 2. Se requieren medidas correctoras en un futuro cercano.
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Categoría de acción 3. Se requieren medidas correctoras tan pronto como sea posible.
Categoría de acción 4. Se requieren medidas correctoras inmediatas.
Una vez hayamos concluido la evaluación de todas las posturas, podremos agruparlas en
estas categorías y elaborar un plan de intervención, corrigiendo las posturas más forzadas o
actuando sobre aquellas que se repitan mucho a lo largo de la jornada.
Por otro lado el método OWAS también proporciona una tabla para poder evaluar la
aceptabilidad de la postura en función del tiempo de exposición.
Si la actividad es frecuente, aunque la carga sea ligera, el procedimiento de muestreo
permite en función de la estimación de la proporción del tiempo de trabajo que cada parte del
cuerpo está en una posición determinada la categoría de acción de la postura observada.
Espalda
1 Erguida 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
2 inclinada adelante 1 1 1 2 2 2 2 2 3 3
3 girada 1 1 2 2 2 3 3 3 3 3
4 girada e inclinada 1
2 2 2 3 3 3 3 4 4 4
Brazos 1 ambos por debajo de hombros 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
2 uno por encima del hombro 1 1 1 2 2 2 2 2 3 3
3 ambos por encima de hombros 1 1 2 2 2 2 2 3 3 3
Piernas
1 sentado 1 1 1 1 1 1 1 1 1 2
2 de pie con una pierna estirada 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2
3 de pie con una pierna estirada 1 1 1 2 2 2 2 2 3 3
4 ambas rodillas dobladas 1
2 2 2 3 3 3 3 4 4 4
5 una rodilla doblada 1
2 2 2 3 3 3 3 4 4 4
6 arrodillado 1 1 2 2 2 3 3 3 3 3
7 andando 1 1 1 1 1 1 1 1 2 2
% del tiempo de trabajo 0 20 40 60 80 100
Categoría de acción en función del % del tiempo de trabajo (Fuente: INSHT)
A. Consejos para la aplicación del método.
Es preferible la observación directa en lugar de la utilización de videos, aunque estos
últimos son buenos elementos complementarios de la observación directa.
Debemos ser cautos en la selección de los periodos de observación de tal manera que
podamos garantizar que se cubre todo el ciclo completo de trabajo.
Para los trabajos no cíclicos se deberá escoger intervalos de muestreo iguales, de entre 30
y 60 segundos.
Es recomendable que los observadores se entrenen antes de aplicar el método.
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El método OWAS está limitado en cuanto a que utiliza intervalos muy anchos de
categorías y de estimación de fuerzas, sin embargo tiene la ventaja de su facilidad de uso y que
puede aplicarse prácticamente a cualquier tipo de trabajo.
Su facilidad de aplicación le permite también, una vez implantadas mejoras en las
deficiencias observadas, volver a realizar mediciones y comprobar de forma rápida las mejoras
logradas.
2.4. Carga mental.
Durante la ejecución de cualquier tarea el trabajador debe desarrollar unas operaciones
motoras y cognitivas. Para ello pone en marcha los mecanismos físicos y mentales necesarios
para llevar a cabo su trabajo, dichos mecanismos determinan la carga de trabajo.
La carga de trabajo viene determinada por la interacción entre el grado de exigencia de la
tarea y el grado de movilización del trabajador, es decir, el esfuerzo necesario para llevar a
cabo la tarea. Dicho grado de movilización dependerá de las características del individuo, edad,
formación, experiencia, etc.
La actividad de cualquier trabajo requiere esfuerzos físicos y mentales. Si para llevar a
cabo la tarea predominan los esfuerzos físicos se habla de carga física. Si por el contrario
predomina el esfuerzo intelectual se habla de carga mental.
El avance de la tecnología ha provocado en los últimos años que los trabajos
predominantemente físicos hayan dejado de serlo, ya que con la automatización (control de
procesos automáticos, informatización, etc.) el trabajador tiene cada vez menos cargas físicas
que realizar. Esta disminución de cargas físicas lleva consigo aparejada un aumento de las
cargas mentales, ya que la comentada automatización conlleva un incremento de la
información manejada.
La carga mental está determinada por la cantidad y el tipo de información que debe
tratarse en una actividad laboral. La información actúa en forma de estímulos para el cerebro a
los cuales el trabajador debe dar respuesta, lo que implica una actividad cognitiva que
podemos diferenciar en los siguientes pasos: detección de la información, identificación e
interpretación de la información, elaboración de las posibles respuestas y emisión de dichas
respuestas.
Además de la mayor o menor complejidad de la información recibida, la carga mental
también depende del tiempo de exposición al estímulo. Si éste es continuo la capacidad de
análisis del individuo puede verse saturada. Por el contrario, si existen periodos de descanso y
de menos exigencia el trabajador puede recuperar su capacidad de reacción y evitar una carga
mental excesiva.
A estos factores, además, hay que añadir los relativos a las condiciones físicas (ruido,
temperatura, iluminación), psicosociales (relaciones jerárquicas, sistema de comunicación,
etc.) en las que se desarrolla el trabajo, así como otros de origen extra laboral.
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Por último, hay que tener en cuenta al individuo que realiza el trabajo y sus circunstancias
personales. Ya que la capacidad de respuesta dependerá de factores como la edad, el
aprendizaje, el estado de fatiga, la personalidad, la actitud hacia la tarea (motivación, interés,
satisfacción, etc.)
Si una tarea implica la realización de un esfuerzo mental prolongado que supera las
capacidades de respuesta del trabajador puede dar lugar a fatiga mental. Ésta se manifiesta
por una sensación subjetiva de fatiga y una disminución del rendimiento.
Existen dos tipos de fatiga. Si la fatiga aparece como una reacción del organismo para
adaptarse al medio, en cuyo caso los síntomas son una reducción de la actividad, como
consecuencia de una disminución de la atención y la motivación.
O bien si aparece provocado por un desequilibrio prolongado entre la capacidad del
organismo y el esfuerzo requerido. Esta fatiga puede llegar a ser crónica y sus síntomas
pueden llegar a ser permanentes. Estos pueden ser irritabilidad, ansiedad, alteraciones del
sueño, mareos, alteraciones cardíacas, problemas digestivos, etc.
2.4.1. Carga mental de trabajo. Factores.
Como ya se ha comentado los factores que determinan la carga de trabajo depende de la
naturaleza y exigencias de la tarea, de las capacidades cognitivas y características personales
del trabajador y de las circunstancias del trabajo.
Los mecanismos de la carga mental son complejos porque las funciones cognitivas no
pueden ser analizadas sólo desde un ángulo cuantitativo (cantidad de informaciones tratadas),
sino que deben serlo también bajo un aspecto cualitativo, es decir, según la dificultad cognitiva
e intelectual de la tarea a realizar. Estos dos aspectos se pueden presentar tanto por exceso
(sobrecarga) como por defecto (infracarga o subcarga).
La sobrecarga cuantitativa se produce cuando se han de realizar muchas operaciones en
poco tiempo, debido al volumen de trabajo, a la especialización y estandarización de tareas
que se han de llevar a cabo, a la necesidad de una atención sostenida y a los apremios de
tiempo o de ritmo de trabajo elevado.
La sobrecarga cualitativa hace referencia a unas excesivas demandas intelectuales o
mentales en relación con los conocimientos y habilidades del trabajador. No consiste en
demasiado trabajo, sino en la dificultad excesiva del mismo. El problema aparece cuando el
sujeto no posee la habilidad suficiente para realizar su tarea.
La infracarga o subcarga cuantitativa se genera cuando el volumen de trabajo está muy
por debajo del necesario para mantener el mínimo nivel de activación en el trabajador.
La infracarga o subcarga cualitativa se produce cuando la tarea no implica ningún
compromiso mental resultando para el trabajador insuficiente y produciéndole rechazo y
desmotivación.
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La infracarga laboral, tanto cuantitativa como cualitativa, puede ocasionar malestar
emocional, hostilidad, estrés, incremento de la accidentalidad, concentración deficitaria, ya
que la falta de estimulación es tan perjudicial como el exceso, aunque resulte paradójico, un
poco de tensión produce un efecto estimulante y es beneficioso para el trabajador. Es lo que
se denomina eutrés, o estrés positivo
La sobrecarga laboral tiene una incidencia directa sobre el incremento de la ansiedad y la
disminución de la satisfacción laboral.
A. Exigencias de la tarea.
Normalmente cualquier tarea relacionada con el tratamiento de la información se
requiere por parte del trabajador un cierto grado de atención y concentración.
Para cumplir los objetivos que se requieren es necesario enfocar la percepción, para la
selección de información que sea de interés. Esta atención necesaria será necesaria tanto si se
está realizando una sola actividad como si se realizan varias simultáneamente.
En la realización de tareas monótonas, la concentración juega un papel muy importante,
ya que la atención puede en cualquier momento decaer, ya sea por cansancio o por falta de
motivación. En este aspecto, una tarea que exija una atención para varias actividades, que
exija la recepción de información difusa y difícil de seleccionar, puede ejercer sobre el
trabajador una gran presión, y provocar en ella grandes tensiones que produzcan una falta
decaimiento de la atención.
Además, la tarea puede que requiera grandes flujos de información, necesidad de síntesis
rápida, ser ágil de reflejos, coordinar funciones motoras y sensoriales, necesidad de búsqueda
de soluciones en el mismo instante que se recibe la información, etc.
En resumen, las exigencias más comunes que una tarea puede requerir son:
Necesidad de atención permanente sobre una o más fuentes de información.
Codificación de la información, que dependerá del número de fuentes de información,
la calidad de éstas, la toma de decisiones si es requerida, etc.
El nivel de responsabilidad o peligrosidad que requiere la tarea.
La duración de la tarea y su perfil temporal, es decir, si es a turnos, nocturno, si
permite pausas y ritmos de trabajo.
El contenido de la tarea: control, planificación, ejecución, evaluación, supervisión, etc.
Una fuerte exigencia de atención de la tarea, un diseño inadecuado del puesto de trabajo,
una mala organización del material y del tiempo de trabajo, la escasez de pausas para el
descanso, una exigencia del trabajo superior a las capacidades de respuesta del trabajador;
todo ello afectan negativamente a la carga de trabajo mental y puede provocar efectos
adversos o riesgos psicosociales para la persona. Pudiendo producirse fatiga metal, de manera
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liviana en forma de reducción del rendimiento y de la capacidad de trabajo, o bien en forma de
bloqueo mental del trabajador e imposibilidad de analizar nueva información.
Si el estrés laboral se convierte en crónico puede provocar una situación de fatiga laboral
o “Burnout”.
B. Las condiciones de trabajo.
Según la Ley de Prevención de riesgos laborales en su apartado 7 del artículo 4 “se
entenderá como "condición de trabajo" cualquier característica del mismo que pueda tener
una influencia significativa en la generación de riesgos para la seguridad y la salud del
trabajador”.
La importancia de unas condiciones físicas (espaciales, acústicas, climáticas, etc.)
adecuadas se hace evidente cuando se necesita crear un entorno que facilite la percepción, la
atención y, en definitiva, la realización de tareas con exigencias de trabajo mental; así se
facilita a la persona la detección de señales e informaciones (visuales, acústicas, táctiles, etc.)
que necesite para el desempeño del trabajo. A modo de ejemplo, cabe citar la conveniencia de
un entorno acústico controlado, limitando las fuentes y niveles de ruido cuando se necesita
concentración, cuando hay que escuchar o comunicar datos, señales u órdenes verbalmente,
etc.
Entre las condiciones de realización de la tarea también deben considerarse los efectos
del uso de equipos de protección individual. Por ejemplo, la utilización regular de algunos de
tales equipos como: gafas, guantes, mascarilla, ropas especiales, etc. no debería interferir con
las capacidades perceptivas y de rapidez de respuesta motora necesarias para la tarea.
Estos equipos de protección individual se establecen, según el art. 15 de la LPRL, como
penúltima medida a la hora de prevenir un riesgo por la incomodad y peligros anejos que
pueden producir al trabajador.
Condiciones de iluminación. Los niveles adecuados de iluminación y contraste en el
puesto de trabajo, así como la ausencia de deslumbramientos, contribuyen al bienestar en el
trabajo, en tanto en cuanto que no se solicitan esfuerzos visuales innecesarios para el nivel de
percepción (agudeza perceptiva) que requiere la tarea. Además, la fuente de luz puede ser de
importancia para la sensación de bienestar de las personas prefiriéndose, en la medida de lo
posible, la iluminación natural frente a la artificial.
Condiciones térmicas. La sensación de confort térmico depende, en gran medida, del tipo
e intensidad de trabajo que se lleva a cabo. Las sensaciones de frío y de calor, los cambios
bruscos de temperatura, la sensación de humedad y de la circulación del aire (ventilación y
corrientes de aire) afectan a la percepción de carga que conlleva el desempeño del trabajo
mental ya que dificultan o favorecen el mantenimiento de la atención sobre la tarea e influyen
en el estado de vigilia.
Es difícil evaluar los efectos de un entorno muy frío o muy caluroso sobre el desempeño
mental o intelectual; algunos de los efectos negativos del calor (las funciones cerebrales son
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vulnerables al calor) pueden verse compensados, por ejemplo, por un alto grado de
motivación de la persona. En general, se puede esperar que el desempeño empeore conforme
la temperatura ambiental alcance valores extremos, por encima o por debajo, de
temperaturas a las que el organismo esté aclimatado. Si se trabaja en un medio muy frío, la
capacidad de vigilancia de la persona se puede ver alterada. Asimismo, para una persona que
no esté aclimatada al calor, se puede observar deterioro en el rendimiento intelectual y mental
para tareas complejas, a temperaturas ambientales superiores a los veinticinco grados
centígrados; si la persona estuviese aclimatada al calor este umbral aumentaría hasta los 30 o
35 grados centígrados.
Condiciones acústicas. El ambiente sonoro influye en la carga de trabajo mental,
afectando a la concentración y al esfuerzo necesario para mantener el nivel de atención que
requiere la realización de la tarea. La presencia de ruido continuo procedente del tráfico, de
conversaciones, de equipos, etc., así como de ruidos discontinuos de teléfonos, puertas y
equipos puede ser muy molesta, sobre todo si se trata de ruidos que se perciben como
«innecesarios y evitables». Cuando la diferencia entre los niveles de ruido máximo y mínimo es
menor de 5 dBA se habla de «ruido estable» y éste, en principio, si se encuentra en un nivel
aceptable (por debajo de los 55 dBA, para tareas de oficina y aún por debajo de los 45 dBA, si
se requiere mucha concentración), no tiene por qué perturbar el mantenimiento del nivel de
atención y concentración necesario (ver NTP nº 503).
Calidad del aire. La presencia de olores, humos, vapores, etc., que no constituyen
información relevante y necesaria para la realización del trabajo, tienen un efecto de
distracción sobre la atención y dificultan la concentración. Es muy recomendable que la
renovación del aire sea suficiente y se garantice una adecuada calidad del mismo.
Los factores psicosociales y de la organización incluyen: el tipo de organización laboral
(su estructura de control y de comunicaciones), el clima social de la organización (aceptación
personal, relaciones interpersonales), los factores de grupo (estructura de grupo, cohesión), la
jerarquía de mando (vigilancia, niveles de mando, etc.), el clima laboral (dentro de los grupos,
entre grupos o entre personas, así como los conflictos sociales), el aislamiento en el trabajo, el
trabajo a turnos, las relaciones con clientes, etc. Tales aspectos, debidamente diseñados,
pueden configurar un entorno laboral sano, de cooperación y de apoyo para la realización del
trabajo, en el cual sea fácil la adquisición de las informaciones y ayudas que se necesiten.
2.4.2. Carga mental de trabajo. Indicadores.
Existen diversos métodos objetivos para la evaluación de las condiciones de trabajo, que
incluyen variables relativas a la carga mental. Según el INSHT y “Rubio y Díaz (1999)” Si lo que
se pretende es realizar un análisis de las exigencias cognitivas o de los recursos atencionales
que demanda una determinada tarea, el método más adecuado es el de los perfiles del puesto.
El método de los perfiles de puestos fue elaborado por la Régie Nationale des Usines
Renault y pretende valorar desde un punto de vista objetico las variables que definen un
puesto de trabajo.
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Para ello se llevan a análisis 8 factores evaluables por medio de 23 criterios, a los cuales
hay que sumarles cuatro criterios más que comprenden la concepción global del puesto.
Concepción del puesto
Altura-Alejamiento 1
Alimentación-Evacuación 2
Aglomeración-Accesibilidad 3
Mandos-Señales 4
Factor seguridad A Seguridad 5
Factores
ergonómicos
Entorno físico B
Ambiente térmico 6
Ambiente sonoro 7
Iluminación artificial 8
Vibraciones 9
Higiene ambiental 10
Aspecto del puesto 11
Carga física C
Postura principal 12
Postura más desfavorable 13
Esfuerzo de trabajo 14
Postura de trabajo 15
Esfuerzo de manutención 16
Postura de manutención 17
Carga mental D Operaciones mentales 18
Nivel de atención 19
Factores
Psicológicos
y
Sociológicos
Autonomía E Autonomía individual 20
Autonomía de grupo 21
Relaciones F Relaciones independientes del trabajo 22
Relaciones dependientes del trabajo 23
Repetitividad G Repetitividad de ciclo 24
Contenido del trabajo H Potencial 25
Responsabilidad 26
Interés del trabajo 27
Factores y criterios de evaluación analítica de un puesto de trabajo (Fuente: Régie
Nationale des Usines Renault)
El método define cinco niveles de satisfacción para valorar cada uno de los criterios
anteriores.
Nivel Significado general
5 Muy penoso o muy peligroso. A mejorar con prioridad
4 Penoso o peligroso a largo plazo. A mejorar
3 Aceptable. Mejorar si es posible
2 Satisfactorio
1 Muy satisfactorio
Niveles de satisfacción (Fuente: Régie Nationale des Usines Renault)
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Estos niveles presentan una progresión sensiblemente idéntica para todos como queda
reflejado en la siguiente tabla.
Factores
Niveles
A
Niveles
B
Entorno
Físico
C
Carga
Física
D
Carga
Mental
E
Autonomía
F
Relaciones
G
Repetitividad
H
Contenido
del trabajo
1 Muy bien Muy bien
Muy
ligero
Muy
ligero > 30 min
Trabajo en
grupo, relaciones
fáciles con otros
grupos
> 10 min
Muy
elevado
2 Bien Bien Ligero Ligero 16-30 min
Trabajo en
grupo, relaciones
dentro del grupo
> 10 min
Muy
elevado
3 Aceptable Aceptable Moderado Moderado 5-15 min
Trabajo
individual,
relaciones fáciles
con otros
puestos
3-5 min Medio
4 Peligroso Penoso Pesado Pesado 1-4 min
Trabajo
individual,
relaciones
difíciles con
otros puestos
1-2 min Bajo
5
Muy
peligroso
Muy
penoso
Muy
pesado
Muy
pesado < 1 min
Trabajo
individual aislado < 1 min Nulo
Progresión de los niveles de satisfacción (Fuente: Régie Nationale des Usines Renault)
La aplicación del método consiste en valorar el puesto de trabajo teniendo en cuenta las
características del mismo.
Concepción del puesto:
La adaptación de las características físicas del puesto al trabajador se determina por los
siguientes criterios:
Altura-Distancia: se refiere al confort postural del trabajador a partir de la postura de sus
manos y de sus pies.
Alimentación - Evacuación: comprueba si los dispositivos de alimentación y evacuación
son compatibles con las posturas del trabajador.
Aglomeración - Accesibilidad: está relacionada con la movilidad del trabajador en el
puesto de trabajo, teniendo en cuenta los posibles obstáculos físicos y la densidad de
trabajadores.
Mandos - Señales: valora las dimensiones y el emplazamiento del puesto de trabajo, y si
éstos permiten una actividad laboral normal.
Seguridad: evalúa la peligrosidad del puesto y el riesgo de accidentes, la valoración se
realiza de acuerdo a la naturaleza del riesgo, la probabilidad de accidente y la gravedad
de las consecuencias.
Entorno físico: valora los elementos físicos que influyen en el entorno del puesto de
trabajo. Comprende los siguientes criterios:
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Ambiente térmico: se valoran la temperatura seca, temperatura húmeda y de globo, la
velocidad del aire y el tipo de vestido.
Ambiente sonoro: se tienen en cuenta el nivel de ruido en el ambiente de trabajo, así
como la intensidad, frecuencia y tiempo de exposición.
Iluminación artificial: este factor evalúa el correcto nivel de iluminación en el puesto de
trabajo.
Vibraciones: al igual que en la evaluación del ruido se debe tener en cuenta la intensidad,
frecuencia y tiempo de exposición.
Higiene ambiental: se procede a evaluar la calidad del ambiente de trabajo, en relación a
las concentraciones de polvos, humos, gases y nieblas.
Aspecto del puesto: en base a su limpieza, estética, espacio, colores e iluminación
natural.
Carga física: se pretende determinar la carga física de trabajo en función de las cargas
estáticas, dinámica y de manutención. Para ello tiene en cuenta los siguientes criterios:
Postura principal: se valora la postura más común y más repetida durante la realización
de la tarea.
Postura más desfavorable: se evalúa cuando se trata de una postura más desfavorable
que la postura principal.
Esfuerzo de trabajo: este factor está referido a los esfuerzos necesarios para llevar a cabo
la tarea y que determinan básicamente la componente principal de la carga dinámica.
Postura de trabajo: hace referencia a la postura en la que se realizan los esfuerzos
requeridos por la tarea. Puede coincidir con la principal o la más desfavorable.
Esfuerzo de manutención: se valoran los esfuerzos necesarios durante el proceso de
alimentación y extracción de piezas. Este factor está orientado a un perfil de trabajo de una
cadena de montaje.
Postura de manutención: de forma similar al anterior, se valoran las posturas necesarias
durante el proceso de alimentación y extracción de piezas. Este factor está orientado a un
perfil de trabajo de una cadena de montaje.
Carga mental: se entiende por carga mental la interacción entre el grado de exigencia
de la tarea y el grado de movilización del trabajador. Esta se determina por los
criterios:
Operaciones mentales: Se valora la carga mental de las operaciones en función de la
densidad de las alternativas y la incidencia de la duración del ciclo.
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Nivel de atención: este factor se evalúa teniendo en cuenta la duración de la atención, la
precisión del trabajo y la incidencia de la duración del ciclo.
Autonomía: se puede definir la autonomía como la facultad que tiene un trabajador de
modificar a su elección su ritmo de trabajo incluso llegando a abandonar el puesto de
trabajo sin incidir en la producción. Los criterios que la determinan son:
Autonomía individual: determina el grado de libertad del puesto de trabajo y depende en
gran medida de la capacidad de variación del ritmo de trabajo por parte del trabajador.
Autonomía de grupo: este factor pretende valorar la capacidad de un grupo de
trabajadores reducido parar realizar paradas a su elección sin interferir en la producción.
Relaciones: las relaciones entre trabajadores dependen de la capacidad de
comunicación durante el transcurso de la jornada de trabajo. Ayudan a reducir es
aislamiento del trabajador y a trabajar en grupo. Las relación es se evalúan a partir de
los siguientes factores.
Relaciones independientes del trabajo: con este factor se pretende evaluar las posibles
relaciones interpersonales durante la realización del trabajo pero sin que éstas tengan relación
con el trabajo. Este tipo de relaciones dependerán en gran medida de la naturaleza del trabajo,
de su localización y del ambiente de los puestos.
Relaciones dependientes del trabajo:
A diferencia del factor anterior, se pretende identificar y evaluar las relaciones entre
trabajadores que tiene su origen en las tareas que se desarrollan.
Repetitividad: las actividades de duración corta y que estén caracterizadas por una
repetición secuencias gestuales iguales, puede suponer para el trabajador cierto grado
de desinterés y sentimiento de monotonía en su trabajo. La repetitividad es valorada
por un sólo criterio:
Repetitividad del ciclo: la repetitividad es valorada por un sólo criterio, el cual pretende
determinar el interés del trabajo por la fatiga producida por la repetición de gestos idénticos.
Contenido del trabajo: el contenido del trabajo indica en qué medida la tarea de un
operario está acorde con sus aptitudes potenciales, invita al trabajador a implicarse y
provoca su interés en su puesto de trabajo. Este factor se evalúa a través de los
siguientes 3 criterios: potencial, responsabilidad e interés por el trabajo.
Los resultados obtenidos de la valoración de criterios, pueden representarse mediante
gráficos o histogramas, permitiendo observar de una manera rápida cuales son los aspectos
favorables y cuales los desfavorables, sobre los que sería necesaria una intervención, para la
mejora de las condiciones estudiadas.
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