enseñanzas del papa francisco no 10

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Enseñanzas del Papa Francisco. No.10

Enseñanzas del Papa Francisco. No.10

El 12 de Mayo, en sus palabras previas al rezo del Regina Coeli, el

Papa Francisco dijo: “Debemos mantener viva la atención

sobre el tema tan importante del respeto por la vida humana desde el

momento de su concepción" .

El 14 de mayo, el Papa Francisco dijo: “Satanás es un mal pagador y siempre

nos estafa; y ante esa realidad

hay que rezar pidiéndole al

Espíritu Santo un corazón capaz de amar como Jesús, porque el que ama

nunca está solo y no "pierde" su vida sino

que la encuentra.

"Si de verdad queremos seguir a Jesús, debemos "vivir la vida como

un don" para darla a los demás, "no como un tesoro que se debe

conservar".

Destacando las palabras de Jesús : "Nadie tiene un amor más grande que

éste: dar su vida.", dijo: “Judas, tenía

precisamente la actitud contraria : y ello porque Judas nunca comprendió lo

que es un don”

"Pensemos en aquel momento de la Magdalena, cuando le lava los pies a Jesús con el nardo, tan caro: es un momento religioso, un momento de

gratitud, un momento de amor.

Y él, Judas, se distancia y critica con amargura:

‘¡Pero... esto podría ser utilizado para los pobres!’.

Esta es la primera referencia, que yo he encontrado,

en el Evangelio sobre la pobreza como ideología.

El ideólogo no sabe qué es el amor, porque no sabe donarse".

Judas estaba "aislado en su soledad", y esta actitud

suya de egoísmo fue creciendo "hasta traicionar a Jesús.",

" el que ama da su vida como don"; mientras que el egoísta “cuida su vida y crece

en este egoísmo hasta volverse un traidor, pero siempre solo".

"Sin embargo, el que da su vida por amor,

nunca está solo: siempre está en la comunidad,

está en familia."

Además, el que "aísla su conciencia

en el egoísmo," acaba

"perdiéndola", así acabó Judas, que "era un

idólatra, apegado al dinero".

"Y Juan lo dice: ‘era un ladrón’. Y esta idolatría lo llevó a aislarse de la comunidad de los demás: éste es el drama de la conciencia aislada. Cuando un cristiano comienza a aislarse, también aísla su conciencia del

sentido comunitario, del sentido de Iglesia, de aquel amor que Jesús

nos da.

En cambio, el cristiano que da su vida,

que la pierde, como dice Jesús, la encuentra,

en su plenitud. Y el que, como Judas,

la quiere conservar para sí mismo, al final

la pierde. Juan nos dice que ‘en ese

momento, Satanás entró en el corazón de Judas’. Y, debemos decirlo: Satanás es un mal

pagador. Siempre nos estafa

¡siempre!"

"Pero Jesús ama siempre y siempre se dona.

Y este don suyo de amor nos impulsa a amar para dar fruto. Y fruto que

permanece" .

"Oremos: ¡Ven, Espíritu Santo, ven y dame un corazón abierto, un corazón que sea

capaz de amar con humildad y con mansedumbre, pero siempre un corazón

abierto que sea capaz de amar. Danos esta gracia y líbranos siempre del otro camino,

del camino del egoísmo."

El 15 de mayo comentando el pasaje de los hechos de los

apóstoles dijo: "Es una de las "más bellas páginas del

Nuevo Testamento" "llena de ternura y de amor pastoral", en la

que se destaca "la bella relación del obispo con

su pueblo". " los obispos y los sacerdotes están al

servicio de los demás, para custodiar, edificar y defender al pueblo,

es una relación de protección, de amor

entre Dios y el pastor y del pastor y el pueblo":

"Al fin y al cabo un obispo no es obispo para sí mismo, lo es para el pueblo; y un

sacerdote no es sacerdote para sí mismo, lo es para el pueblo: al servicio del pueblo,

para hacer crecer, para pastorear al pueblo, al propio rebaño, para defenderlo de los

lobos".

"¡Es bello pensar esto! Cuando en este camino el obispo hace esto es una bella relación con

el pueblo, como el obispo Pablo hizo con su pueblo.

Y cuando el sacerdote tiene esta bella relación con el pueblo, nos da un amor: hay amor entre

ellos, un verdadero amor, y la Iglesia se vuelve

unida".

"La relación del obispo y del sacerdote con el pueblo,

es una relación "existencial, sacramental". "Nosotros tenemos necesidad de sus

oraciones", porque también el obispo y el sacerdote pueden ser tentados".

Los obispos y los sacerdotes deben rezar tanto,

anunciar a Jesucristo Resucitado y "predicar con valor el mensaje de salvación". "Pero

también nosotros somos hombres y somos pecadores y somos tentados".

"San Agustín, comentando al profeta Ezequiel, habla de dos palabras: la riqueza, que puede llegar a convertirse en avaricia; y la vanidad.

‘Cuando el obispo, el sacerdote, se aprovecha de las ovejas para sí mismo, el

movimiento cambia: no es el sacerdote, el obispo para el pueblo,

sino el sacerdote y el obispo que toma del pueblo.

San Agustín dice: ‘Toma la carne para comerse a la oveja,

se aprovecha; hace negocios

y está apegado al dinero; se vuelve avaro y también

tantas veces simoníaco.

O se aprovecha de la lana por vanidad, para ensalzarse".

"cuando un sacerdote, un obispo va detrás del dinero, el pueblo no lo ama, y

esto es un signo. Pero él mismo termina mal".

San Pablo recuerda que ha trabajado con sus manos,

"no tenía una cuenta en el banco, trabajaba. Y cuando un obispo, un sacerdote va por el camino de la vanidad, entra en el afán de

hacer carrera –y hace tanto mal a la Iglesia– al final hace el ridículo, se vanagloria, le gusta hacerse ver todopoderoso…

¡Y el pueblo no ama esto!".

Recemos por los pastores para que seamos pobres,

para que seamos humildes, mansos, al servicio del pueblo".

San Pablo en los Hechos de los apóstoles 20, 28-30 dice: "Tengan cuidado de ustedes y de

toda la grey, en medio de la cual les ha puesto el Espíritu

Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios,

que él se adquirió con la sangre de su propio hijo.

Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre ustedes lobos crueles que

no perdonarán al rebaño; y también que de entre ustedes mismos se

levantarán hombres que hablarán cosas perversas,

para arrastrar a los discípulos detrás de sí".

"Leyendo esta bella página; recen, recen por nosotros los obispos y por los

sacerdotes".

“Nosotros tenemos tanta necesidad de permanecer fieles, para ser hombres que vigilan sobre el rebaño y también

sobre nosotros mismos, para que nuestro corazón

esté siempre dirigido hacia su grey”.

Y también para que el Señor nos defienda de las tentaciones, porque si nosotros

vamos por los caminos de las riquezas, si vamos por el camino de la vanidad, nos convertimos en lobos y no en pastores. Recen por esto, lean esto y recen. Así

sea".

El 15 de mayo dijo: “El Espíritu Santo es quien le permite al cristiano conocer la

Verdad, que es Cristo, y de esa forma lo

ayuda a ser cristiano en todo momento, no

solo a veces.Jesús mismo dice a sus discípulos: el

Espíritu Santo "les guiará en toda la

verdad" (Jn 16:13), él mismo es

"el Espíritu de la Verdad"

cf. Jn 14:17, 15:26, 16:13).

 Vivimos en una época en la

que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado

muchas veces del relativismo, es decir,

la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a

pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos.

Se plantean estas preguntas:

¿existe realmente "la" verdad?

¿Qué es "la" verdad? ¿Podemos conocerla?

¿Podemos encontrarla?

 Me viene a la memoria la pregunta del

procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su

misión: "¿Qué es la verdad?" (Jn 18,37.38).

Pilato no entiende que

"la" Verdad está frente a él,

no es capaz de ver en Jesús el rostro de la

verdad, que es el rostro de

Dios. Y sin embargo, Jesús

es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud del

tiempo, "se hizo carne" (Jn 1,1.14), que vino

entre nosotros para que la conociéramos.

La verdad no te agarra como una cosa, la verdad se

encuentra. No es una posesión, es un

encuentro con una Persona.

 Pero, ¿quién nos hace reconocer que

Jesús es "la" Palabra de la verdad, el Hijo

unigénito de Dios Padre? San Pablo enseña que "nadie puede decir: "Jesús es

el Señor", si no está impulsado por el Espíritu Santo" (1 Cor 12:03).

Es sólo el Espíritu Santo, el don de Cristo

Resucitado, quien nos hace reconocer la verdad. Jesús lo define

el "Paráclito", que significa

"el que viene en nuestra ayuda", el que está a

nuestro lado para sostenernos en este

camino de conocimiento; y, en la Última Cena, Jesús asegura a sus

discípulos que el Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, recordándoles

sus palabras (cf. Jn 14,26).

¿Cuál es entonces la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la vida de la Iglesia

para guiarnos a la verdad? En primer lugar, recuerda e imprime en los corazones de los creyentes las palabras que

Jesús dijo

y precisamente a través de estas palabras, la ley de Dios -como lo habían anunciado los

profetas del Antiguo Testamento- se inscribe en nuestros corazones y en nosotros se

convierte en un principio de valoración de las decisiones y de orientación de las acciones

cotidianas, se convierte en un principio de vida.

Se realiza la gran profecía de Ezequiel: "Los purificaré de todas sus impurezas y de

todos sus ídolos. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes

un espíritu nuevo… infundiré mi espíritu en ustedes y haré que siga mis preceptos, y que

observen y practiquen mis leyes". (36:25-27).

De hecho, de lo profundo de nosotros mismos nacen nuestras acciones: es el

corazón el que debe convertirse a Dios, y el Espíritu Santo lo transforma si nosotros nos

abrimos a Él.

 El Espíritu Santo, entonces, como promete

Jesús, nos guía "en toda la verdad" (Jn 16,13); nos lleva no sólo para encontrar a

Jesús, la plenitud de la Verdad, sino que nos guía "en" la Verdad, es decir, nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con

Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de

Dios.

La Tradición de la Iglesia afirma que el Espíritu de

la verdad actúa en nuestros corazones,

suscitando aquel "sentido de la fe" (sensus fidei), el sentido de la fe a través del cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la

guía del Magisterio, indefectiblemente se

adhiere a la fe transmitida, la profundiza

con un juicio recto y la aplica más plenamente

en la vida (cf. Constitución

dogmática. lumen Gentium, 12).

Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto al Espíritu Santo, le pido

para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios?

Y ésta es una oración que tenemos que

rezar todos los días: Espíritu Santo que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón esté abierto al bien, que

mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, todo todos

los días.

Pero me gustaría hacer una pregunta a todos ustedes: ¿Cuántos de ustedes rezan

cada día al Espíritu Santo, eh? ¡Serán pocos, eh! pocos, unos pocos, pero

nosotros tenemos que cumplir este deseo de Jesús:

orar cada día al Espíritu Santo para que abra nuestros corazones a Jesús.

 Pensemos en María

que «conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón " (Lc

2,19.51). La recepción de las

palabras y las verdades de fe,

para que se conviertan en vida, se necesita que se realicen y crezcan bajo la acción del Espíritu Santo.

En este sentido, debemos aprender de

María, reviviendo su "sí",

su total disponibilidad para recibir al Hijo de

Dios en su vida, que desde ese momento

la transformó. A través del Espíritu

Santo, el Padre y el Hijo

establecen su morada en nosotros:

nosotros vivimos en Dios y para Dios.

¿Pero nuestra vida está verdaderamente animada por Dios? ¿Cuántas cosas interpongo

antes que Dios? "tenemos que dejarnos impregnar con la luz

del Espíritu Santo, para que Él nos introduzca en la Verdad de Dios, que es el único Señor

de nuestra vida.

Preguntémonos al mismo tiempo cuántos pasos estamos dando para que la fe dirija toda

nuestra existencia. No se es cristiano "según el momento", sólo

algunas veces, en algunas circunstancias, en algunas

ocasiones; ¡no, no se puede ser cristiano así!

¡Se es cristiano en todo momento! Totalmente.

La verdad de Cristo, que el Espíritu Santo nos enseña y forma parte para siempre y totalmente de nuestra vida cotidiana.

Invoquémosle con más frecuencia, para que nos guíe en el camino de los

discípulos de Cristo.

Invoquémosle todos los días, hagamos esta propuesta:

cada día invoquemos al Espíritu Santo. ¿Lo harán? No oigo, eh, todos los días, eh! Y así el Espíritu nos llevará más cerca de

Jesucristo. Gracias.

El 16 de mayo dijo: " la Iglesia necesita cristianos con fervor

apostólico y no cristianos de salón que no lo viven, a

ejemplo de San Pablo que anunció el Evangelio siempre con coraje."

" San Pablo fue "una batalla campal" y una "vida con muchas pruebas" ante las que no se desalienta "porque siempre ve al Señor

al final por lo que no deja de ir adelante".

"Pablo fastidia: es un hombre que con su prédica,

con su trabajo, con su actitud fastidia, porque anuncia a Jesucristo ante nuestras comodidades, tantas veces ante nuestras

estructuras cómodas, también cristianas, ¿no? fastidia.

El Señor siempre quiere que vayamos hacia adelante,

más adelante... que no nos refugiemos en una vida tranquila o en las estructuras

caducas".

" San Pablo era un hombre ardoroso de gran fervor apostólico,

“este celo es algo que viene de adentro, que el mismo Señor lo quiere de nosotros (...) ¿Y de

dónde viene? Viene del conocimiento de Jesucristo.

“Pablo ha encontrado a Jesucristo, pero no en un conocimiento intelectual o

científico - eso es importante porque nos ayuda - sino

con ese conocimiento del corazón, del conocimiento personal".

"Pablo estuvo siempre en problemas, pero no en problemas por los problemas, sino por

Jesús" porque anunciarlo "tiene estas consecuencias". El fervor apostólico se comprende solo "en una

atmósfera de amor". Este celo "tiene algo de locura, una locura

espiritual, una sana locura" que San Pablo también

tenía.

"Pero también están los cristianos de salón, ¿no?

Los educados, los que tienen todo bien, pero que no saben hacer hijos de la

Iglesia con el anuncio y el fervor apostólico.

Hoy podemos pedir al Espíritu Santo que nos dé este fervor apostólico a todos nosotros y que

nos dé la gracia de fastidiar las cosas que están demasiado tranquilas en la Iglesia,

la gracia de avanzar hacia las periferias existenciales.

¡Tanto necesita esto la Iglesia!"

"No solo en tierras lejanas, en las Iglesias jóvenes, en los pueblos que todavía no conocen a Jesucristo, sino también aquí en las ciudades (...) Adelante, como dice el Señor a Pablo ‘¡Coraje!’".

El 16 de mayo, también dijo:“No compartir los propios bienes con los

pobres es robarles y quitarles la vida, la gran crisis financiera mundial se debe al rechazo a

Dios que resulta "peligroso" para los ricos porque les recuerda constantemente su deber

de solidaridad y de volver a la ética.”

"la humanidad vive en este momento como una curvatura de su historia, teniendo en cuenta los avances en diversas áreas. Hemos de alabar los

resultados positivos que contribuyen al verdadero bien del ser humano, por ejemplo en

los campos de la salud, la educación y la comunicación. Sin embargo, también hay que

reconocer que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo siguen viviendo en

una precariedad diaria, con consecuencias desastrosas".

 "Algunas patologías aumentan con sus

consecuencias psicológicas; el

miedo y la desesperación se

adueñan del corazón de muchas personas,

incluso en los llamados países

ricos; la alegría de vivir disminuye; la indecencia y la violencia van en

aumento, la pobreza se hace más evidente. Hay

que luchar para vivir y, con frecuencia, para vivir de una forma que no es

digna".

 "Una de las causas de esta situación, radica en la relación que tenemos con el dinero, en aceptar su

dominio sobre nosotros y nuestras sociedades. Así, la crisis financiera que estamos atravesando

nos hace olvidar su origen primero, situado en una profunda crisis antropológica.

¡En la negación de la primacía del hombre! Hemos creado nuevos ídolos".

“El antiguo culto al becerro de oro ha encontrado una imagen nueva y

despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro

ni objetivo verdaderamente humano".

"La crisis global que afecta a las finanzas y la economía parece poner de relieve sus

deformidades y, especialmente, la grave carencia de su perspectiva

antropológica, que reduce al hombre solamente a una de sus exigencias: el consumo.

Y lo que es peor, el mismo ser humano es considerado hoy como un producto que se

puede usar y luego tirar".

"hemos puesto en marcha la cultura del deshecho.

Esta deriva atañe al nivel individual y social, ¡y se favorece!

En este contexto, la solidaridad, que es la riqueza de los pobres, a menudo se considera

contraproducente, en contra de la racionalidad económica y

financiera.

Mientras el rédito de una minoría crece de manera exponencial, el de la mayoría se

debilita. Este desequilibrio se deriva de las ideologías que promueven la autonomía

absoluta de los mercados y la especulación financiera,

negando así a los Estados el derecho de controlar,

aunque éstos sean los encargados del bien común".

"Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual,

que impone, de forma unilateral y sin remedio posible sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y el crédito alejan a los países de su economía real y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A esto hay que añadir, una corrupción tentacular

y una evasión fiscal egoísta que han asumido proporciones mundiales.

La voluntad de poder y posesión ha pasado a ser ilimitada".

“Detrás de esta actitud se encuentra el rechazo de la ética, el rechazo de Dios.

¡La ética, al igual que la solidaridad, molesta!

Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el

dinero y el poder; se la ve como una amenaza, porque

rechaza la manipulación y la sumisión de la persona".

"Porque la ética lleva a Dios, que está más allá de las categorías del

mercado. Dios es considerado por estos financieros,

economistas y políticos, como algo incontrolable.

Dios incontrolable, incluso peligroso, porque llama al hombre a su plena realización

y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud".

"La ética -una ética naturalmente no ideológica permite,

crear un equilibrio y un orden social más humanos.

En este sentido, animo a los expertos financieros y a los líderes gubernamentales de vuestros países a considerar las palabras de San Juan Crisóstomo: ‘No compartir con los pobres los

propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son los nuestros,

los bienes que poseemos; son los suyos’".

“Sería deseable llevar a cabo una reforma financiera que sea ética y produzca, a su vez, una reforma económica saludable para todos. Sin embargo, esto requeriría un cambio audaz

de actitud de los dirigentes políticos. Les exhorto a que se enfrenten a este reto con

determinación y visión de futuro, teniendo en cuenta, por supuesto, la naturaleza específica

de sus contextos".

"¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero el Papa

tiene la obligación, en el nombre de Cristo, de recordar al rico

que debe ayudar al pobre, respetarlo, promoverlo. El Papa exhorta a la solidaridad desinteresada y a un retorno de la ética en

favor del hombre en la realidad económica y financiera".

"la Iglesia, por su parte trabaja siempre para el desarrollo integral de cada persona. En este sentido, señala que el bien común no

debe ser un simple añadido, un simple esquema conceptual de calidad inferior

añadido a la agenda política".

"La Iglesia anima a los gobernantes a estar verdaderamente al servicio del bien común de

sus pueblos. Exhorta a los administradores de las realidades financieras a tomar en consideración la ética y

la solidaridad. Y ¿por qué no acudir a Dios para inspirar sus

propios diseños? Se crearía entonces una nueva mentalidad política y económica que

contribuiría a transformar la dicotomía absoluta entre la esfera económica y la social en una

sana convivencia".

¡No tengan miedo de ofrecer su contribución al desarrollo de sus países a través de iniciativas

y actitudes inspiradas en las Sagradas Escrituras!".

En twitter: Recemos por tantos cristianos en el

mundo que siguen sufriendo persecución y violencia.

Que Dios les dé fortaleza y fidelidad.

¿Soy fiel a Cristo en la vida cotidiana? ¿Soy capaz de «hacer ver» mi fe, con

respeto, pero también con valentía?

Es Dios quien da la vida. Respetemos y amemos la vida humana, especialmente la que está indefensa en

el seno de la madre.

¿Nuestra vida está verdaderamente animada por Dios? Cada día, ¿cuántas

cosas antepongo a Dios?

Es necesario aprender de la Virgen María,

imitando la total disponibilidad con la que recibió a Cristo en su vida.

El Espíritu Santo transforma y renueva, crea armonía y unidad, da fuerza y gozo

para la misión.

Si deseas recibir mails, relacionados con la Iglesia: que contienen diapositivas, vida de Santos,

Evangelio del Domingo, etc . :Escribe a

unidosenelamorajesus@gmail.com

con el título suscripciones . Servicio Gratuito.

Que Dios te llene de bendiciones. Y que permanezcamos unidos en el

amor a Jesús.

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