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Spiritual

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ELEMENTOS QUE HABLAN DEL SUPLICIO DE JESÚS

<< Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto púrpura>> (Juan 19:1,2).

INTRODUCCIÓN:

Es mi deseo el reflexionar sobre diez instrumentos que fueron empleados en el suplicio de Jesús de Nazaret. A cada uno de ellos le invitaré a hablarnos sobre la pasión.

LA VENDA

- << y vendándole los ojos, le golpeaban el rostro, y le preguntaban, diciendo: Profetiza, ¿Quién es el que te golpeó?>> (Lucas 22:64).

Este escarnio tomó lugar delante del sumo sacerdote Caifás (Mateo 26:57-68).

Allí jugaron con Jesús al profeta. Físicamente fue golpeado y vendado para que no viera a sus castigadores.

Esa venda diría: << conmigo vendaron sus ojos, pero Él miraba a través de mí. Sus ojos estaban impregnados de amor, de compasión y de perdón. >>

EL LÁTIGO

<<…tomó Pilato a Jesús y le azotó>> (Juan 19:1, cf. Mateo 27:26).

El látigo romano tenía muchos flecos de cuero y en sus puntas se le adherían huesos y fragmentos metálicos.

Aquel látigo fustigante cayó despiadadamente sobre la espalda de nuestro Señor Jesucristo, abriendo avenidas de sangre.

Ese látigo diría:<<Fui usado para lastimar, azotar y herir la espalda de Jesús. Con furia incontrolable lo castigaban. Pero tengo que decir: Angustiado él, y afligido, no abrió su boca>> (Isaías 53:7).

LA CORONA DE ESPINAS

- << Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza…>> (Juan 19:2, cf. Mateo 27:29).

Esta corona fue improvisada. Fue producto de mente humana. Fue una coronación desde el punto de vista del mundo y no de Dios.

El cristo apocalíptico vendrá a establecer su reino con muchas diademas (gr. <<diademata>> sobre su cabeza Apocalipsis 19:12).

Esa corona diría: << Yo desgarré su frente. Fui forzada a coronarlo para burla y desprecio de Él. No lo vi soltar una sola lágrima. Soy buenaventura con haber estado en su cabeza y mis espinas con las cuales le herí fueron bañadas con su sangre. >>

LA CAÑA

- <<… y una caña en su mano derecha…>> (Mateo 27:29).

El báculo en las manos de los reyes era símbolo de su autoridad y realeza. La reina Ester alcanzó gracia cuando el rey Asuero le extendió su cetro de oro y ella tocó su punta (Ester 5: 2).

Esa caña diría: << Me pusieron en su mano derecha para mofarse de Él. Sentí su mano apretarme. Con esa misma mano sostiene las siete estrellas del Apocalipsis (1:16). Aunque era una simple caña, me pasó lo de la zarza en el desierto, fuimos escogidas. En su mano me sentí como un cetro de oro. Cuánto desearía ser esa “vara de hierro” con la cual Él regirá las naciones (Apocalipsis 2:27). Ni por un solo minuto lo sentí temblar de miedo. Me apretaba como todo un rey. >>

EL MANTO PÚRPURA

- <<… y le vistieron con un manto de púrpura>> (Juan 19:2, cf. Mateo 27: 28).

Mateo nos dice que Jesús: << Y desnudándole, le echaron encima un manto escarlata>> (27: 28).

La desnudez para un judío era una vergüenza y una ignominia. Ese <<manto de púrpura>> no le fue puesto, si no que se lo arrojaron a manera de desprecio sobre su cuerpo desnudo.

Ese manto diría: << Me tiraron encima de Él. Pero al cubrir su cuerpo me sentí como un manto real. El Rey me dio realeza. Un día marchará <<en la grandeza de su poder>> (Isaías 63:1). Sus <<vestidos rojos>> serán hermosos (Isaías 63:1).

LOS CLAVOS

- <<… y allí le crucificaron…>> (Juan 19:18). Los clavos para crucificar medían sobre

seis pulgadas y atravesaban al crucificado sobre las muñecas y los tobillos. Entre las piernas del mismo unido al madero había una estaca que sostenía el cuerpo.

Su entrada para sujetar el cuerpo a la cruz era dolorosa y hacía que sus víctimas gritaran de dolor.

Esos clavos dirían: <<Este crucificado era diferente. Mientras el verdugo dejaba caer sobre nosotros tres por turno, aquel pesado mazo; abrimos heridas en las muñecas y tobillos de Jesús. Sangre nos cubrió. Pero Él no se quejó, no dijo una sola palabra. Lo menos que nos imaginábamos que <<por su llaga>> muchos serían sanados (Isaías 53:6); y que Tomás metería sus dedos de incredulidad en las heridas sin cerrar que dejamos>> (Juan 20:27).

EL RÓTULO

- <<Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: Éste es Jesús, el Rey de los Judíos>> (Mateo 27:37).

Según la ley romana el condenado a la crucifixión tenía que cargar un rótulo o placa con la inscripción de su acusación.

Esta acusación hecha a Jesús fue inscrita trilingüe (hebreo, griego y latín, Juan 19:20). Lo más probable es que serían las siglas: INRI.

Ese rótulo diría: <<Yo llevé el mensaje que decía: “ÉSTE ES JESÚS DE NAZARET, EL REY DE LOS JUDÍOS”. Todas las cabezas se levantaban a mí y me leían. Allí me sentí sobre su cabeza como una placa que se dio al verdadero Rey de los judíos. Su porte y sus palabras desde la cruz fueron prueba de que Él sí era el Rey. >>

LA ESPONJA Y EL HISOPO

- <<Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo se la acercaron a la boca>> (Juan 19:29).

Aquella esponja mojada por el vinagre y sostenida por aquel hisopo tocó los labios resecados del Señor Jesucristo.

En vez de mitigar su sed la intensificó. Pidió agua (Juan 19:28) y le dieron lo amargo.

Esa esponja y ese hisopo dirían:<<Nosotros fuimos usados no para dar a Él lo dulce, sino lo amargo. Lejos estábamos de que ayudaríamos a cumplir la profecía que dice: Y en mi sed me dieron a beber vinagre>> (Salmo 69:21).

LA LANZA

-<<Pero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió agua>> (Juan 19:34).

Al ver los soldados muerto a Jesús, uno de ellos le atravesó su costado con la lanza (Juan 19:33, 34).

Jesús no fue muerto por la lanza, pero la lanza testificaba que sí murió. Su muerte fue real y confirmada.

Esa lanza diría: <<Cuando atravesé su costado su sangre me cubrió. Al salir de su costado agua y sangre brotó del mismo. Sobre esa profunda herida que dejé en su costado Él le dijo a Tomás: … y acerca tu mano, y métela en mi costado<< (Juan 20:27)

LA CRUZ

– <<Y allí le crucificaron…>> (Juan 19:17). Jesús en la cruz estuvo despojado de sus

vestidos (Juan 19:23). Ya con anterioridad a la crucifixión leemos: <<Y despojándole, le echaron encima un manto escarlata>> (Mateo 27:28).

La desnudez habla de vergüenza (Apocalipsis 3:18; 16:15). En su desnudez Jesús llevó nuestra vergüenza.

La cruz diría: << Sobre mí Jesús de Nazaret fue clavado. Vi una avalancha de pecados y enfermedades que en él fueron clavados en mí. También clavó en mí la maldición de la Ley. De un instrumento de suplicio, Él me constituyó en un símbolo de perdón y redención. Para muchos yo represento el cristianismo. Desde luego, algunos cristianos tienen una imagen de Cristo todavía clavado a mí.

Otros me presentan vacía y así prefiero ser vista. El crucificado resucitó y ya no está clavado a mí. Mi símbolo produjo un cambio en el corazón del emperador romano Constantino, y el imperio que clavó a Jesucristo a la cruz, fue clavado por esa cruz a Jesucristo. Sin Jesús yo no hubiera llegado a ser nada. Hubiera sido algo así como una horca, una silla eléctrica o una guillotina… un instrumento de pena capital. >>

Lic. En teología pastor Cristóbal Osorio Bogotá Colombia

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