el reporte octubre
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REPORTE
EL
COORDINADORES : A R M A N D O J AV I E R G U E R R A G U E R R A Y G I O VA N N I H E R N Á N D E Z E S P I T I A COLABORACIONES: G I O VA N N I H E R N A N D E Z E S P I T I A @ G M A I L . C O M DISEÑO E IMPRESIÓN : Q U I N TA N I L L A E D I C I O N E S
S E G U N D A É P O C A , N O . 3A Ñ O 1 O C T U B R E 2 0 1 5
LOS HUÉSPEDES, DE M. NIGHT SHYAMALAN
Jesús Guerra
Vale la pena ver la más reciente película del reali-
zador M. Night Shyamalan, Los huéspedes, sobre
todo si uno es seguidor de su obra y piensa que
sus películas, incluso cuando son malas, tienen
algo interesante. Más aún, porque esta película
parece mostrar un cambio en su —hasta ahora—
descendente carrera.
Su primera película, Praying with Anger
(1992), exhibida en festivales pero no de ma-
nera comercial, la filmó cuando tenía 20 años
de edad, y mostraba un enorme talento. En el
sitio de cine IMDb tiene una calificación (otor-
gada por los usuarios) de 5.4 / 10. La segunda,
Wide Awake (1998), una comedia, obtuvo 6.2
en el mismo sitio. Su tercera cinta lo catapultó
a la fama internacional, The Sixth Sense (El sexto
sentido, 1999), con Bruce Willis, obtuvo su ca-
lificación más alta: 8.2 en IMDb y 64 / 100 en
el sitio Metascore (que reúne reseñas de críticos
profesionales).
Unbreakable (El protegido, 2000), también
con Bruce Willis, bajó a 7.2 (IMDb) y quedó en
64 (MS). Signs (Señales, 2002), con Mel Gibson
y Joaquin Phoenix, bajó su calificación a 6.7
(IMDb) y 59 (MS). The Village (La aldea, 2004),
con Joaquin Phoenix, bajó a 6.5 (IMDb) y 44
(MS). Lady in the Water (La dama en el agua,
2006), con Paul Giamatti y Bryce Dallas Howard,
bajó aún más: 5.7 (IMDb) y 36 (MS). The Hap-
pening (El fin de los tiempos, 2008), con Mark
Wahlberg, descendió de nuevo: 5.1 (IMDb) y 34
(MS). The Last Airbender (El último maestro del
aire, 2010) es la cinta de este director con la peor
calificación: 4.3 (IMDb) y 20 (MS), y After Earth
(Después de la Tierra, 2013), con Will Smith y su
hijo, Jaden, subió ligeramente: 4.9 (IMDb) y 33
(MS). La más reciente, The Visit (Los huéspedes),
ha subido de nuevo: 6.7 (IMDb) y 55 (MS), es
decir que tanto para los cinéfilos de a pie como
para los críticos profesionales esta cinta está más
o menos al nivel de Signs.
El cineasta invirtió lo que ganó con la direc-
ción de After Earth para coproducir The Visit, una
cinta de bajo presupuesto (cinco millones de dó-
lares), con la intención de quedarse con el control
artístico de la película, control que las grandes
productoras no le otorgaron en sus filmes de alto
presupuesto. Esto, por supuesto, puede señalar un
cambio en la carrera de este guionista-realizador,
y quizá, con un poco de suerte, podrá dirigir
pronto una gran película, la que hemos estado
esperando de él desde 1999.
EL ORNITORRINKKO
[Si quieres leer la versión larga de esta reseña y muchas reseñas más, visita:http://ornitorrinkko.blogspot.mx]
[www.facebook.com/Ornitorrinkko] [Twitter: @ornitorrinkko]
de Mónica Álvarez HerrastiCarbón sobre papel
“Envidia”
Silencio Fungi entre los comensales. Un aire de humedad avasalla la mesa. Respiración pau-sada, los ojos están en la hora de los platillos de cada madre impedida a tocar la puerta del Templo del Caballo Blanco. Los honguitos desean hablar con alguien sobre esos recuerdos que les brincan como gotas minúsculas de saliva. Salen a mirar entre las ranuras de la mesa, otros se esconden en los resquicios del aire. Silencio de muralla entre los comensales.
Salvo por las manos pequeñas de Alegre Jugador. Amigo Cuenco de Arroz gira sobre sí mismo. Los granos salen muy felices, la mesa de ma-
dera sencilla se congratula por los golpecitos. Los honguitos aplauden la fiesta. Alegre Jugador comparte su estado a los monjes que le acompañan.
Duda de los comensales de la garganta a la cabeza. El resto del cuerpo es de un animado dancístico. Primero lo siguió un monje que hablaba la lengua de las tortugas. Luego otro que escuchaba
como los perros de cacería. Luego uno ciego que se mimetizaba entre los árboles. Después la tor-tuga, el perro y los árboles. Al final, todos al unísono para beneplácito de los honguitos.
Rieron sobre el hilo larguísimo de las horas. La tortuga les dijo cómo. También oyeron el eco de sus propios corazones. El perro también los escuchaba.
Cuando cayó la tarde, los demás monjes los buscaron. Los hallaron bailando como hojas entre los árboles. Tras de las puertas del Templo del Caballo Blanco, una inscripción desde entonces cuelga a
la entrada de la sala de alimentos: Si no ríes el fungi, puedes mojar tu tazón de arroz con tu silencio en tu habitación.
En la cocina, en el comedor, también las tijeras para
las uñas o mejor el rastrillo. No, pero vi el martillo
en la caja de herramientas, tal vez el desarmador,
la secadora de pelo, no pero tendría que invertir y
esperar horas, tal vez, o mejor busco en los cajones,
no, ni madres, ya no hay tiempo. No puedo, no es
posible. Mejor con el libro ése, sí, el de Neruda,
a ver si así me chingo los versos más tristes en su
jeta. Ya, no, a ver, ya cállense, sus voces no me de-
jan escucharme; Ginger, tú qué pedo, ni sabes de
mutilamientos; Laura, ya, qué puterías son esas del
perdón, ese pedo no existe. A ver, concéntrate. Pero
no, los pies saben que pueden aferrarse a lo que
el sentido quiere. No hay manera posible de dejar
esta casa hecha por una columna. Esta columna de
mierda que guarda sus andanzas, sus cuadros y fo-
tos, cada viaje, cada jugada en el césped. Cuando el
primero nació, luego al lado la foto del más chico.
El perro que siempre se escapa, ah, y las premiacio-
nes. Toda una vida, no. Casi una década sin contar
el tiempo de novios. La década de los poetas que
pueden narrar esta mierda en el puto cuarto negro.
Huele a cloro de alberca, huele a ellos y a sus
pieles cansadas, guardadas, correspondidas, en paz.
Huele a dulzura y a pubis, huele a su verga descar-
gada en la cueva de sus principios. Le besa la frente
y suspira, que lo siento, que no eres tú soy yo, que
ya me conoces, que no vuelve a pasar, que esto es
así: perdón.
A ver, hombre, dueño, cuentista, por qué no
te mueres un poquito. Así dulcemente muérete. Te
hará bien.
No sé ni qué hago aquí, saben qué, muchachas,
escúchenme, vámonos, que aquí la única intrusa
soy yo. No ella, no la catedral, ella ya estaba aquí,
aguardándome, esperando a que lo viera todo, com-
pletito, cada acento fónico, cada penetración rítmi-
ca. Yo no necesito esto.
La intrusa soy yo, en esta cama negra, de este
cuarto negro, de estas solas y pendejas horas negras.
NEGRO(Parte 3 de 3)
Silvia de la Fuente
TELÓN ABIERTO
Dar lugar al teatro II
GERARDO MOSCOSO CAAMAÑO
Hace seis décadas, Pier Paolo Passolini lanzó un Ma-nifiesto para proponer un “nuevo teatro”: El Teatro de Palabra, que es aquel que rechaza con rabia, indignación y náusea ser un rito teatral, o sea, obedecer las reglas de una repetición de un espíritu místico arcaico, deca-dente, fácilmente integrable por la burguesía a través del mismo escándalo que quiere provocar. Que rechaza
también ser un rito social de la burguesía; es más, ni si-quiera se dirige a ella y la excluye, cerrándole la puerta en las narices. Tampoco puede ser el rito político de la Atenas aristotélica, con sus “muchos” que eran pocas decenas de miles de personas: y toda la ciudad estaba contenida en su espléndido teatro social al aire libre. Tampoco puede ser rito religioso, porque su nuevo Medioevo tecnológico parece excluirlo.
Dirigiéndose a destinatarios de “grupos cultu-rales avanzados de la burguesía”, y, por tanto, a un público más consciente, a través de textos fundados en la palabra (puede que poética) y en temas que po-drían ser los típicos de una conferencia, de un mitin ideal o de un debate científico, el teatro de Palabra nace y actúa totalmente en el ámbito de la cultura.
El Teatro de Palabra busca su “espacio teatral” no en el ambiente, sino en la cabeza. Técnicamente
tal “espacio teatral” será frontal: texto y actores ante el público: la absoluta igualdad cultural entre esos dos interlocutores, que se miran a los ojos, garanti-za una real democraticidad también escénica.
El Teatro de Palabra no tiene ningún interés mundano; su único interés es el cultural, común al autor, a los actores y a los espectadores; que, por tanto, cuando se reúnen, cumplen un “rito cultural valiente y sincero”. Cuando esto sucede, entonces se sabrá que algo va a ocurrir en esa compañía o gru-po, algo perturbador, algo que presagia un cambio positivo en el medio ambiente.
¡Por favor protejámonos de las restricciones al trabajo creador! Menos histrionismo, presunción, arrogancia e improvisación y más teatristas pre-parados, comprometidos con su entorno y con su comunidad.
SIN MÁSCARASRodolfo Naró
Cógeme de la mano
y méteme a tu cama
ya bajo las sábanas
vámonos quitando las máscaras.
Si somos tal para cual,
como el palo a la piñata.
Si nos deseamos con la mirada,
y nos hablamos sin palabras,
no tiene caso fingir una amistad,
que no nos quite las ganas.
ESTACIÓN KABUKI
A L E G R Í A D E L F U N G IMarlén Curiel-Ferman
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