el hombre y su instinto deconstructivo
Post on 12-Feb-2016
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EL HOMBRE Y SU INSTINTO DECONSTRUCTIVO; ANÁLISIS DE LA NOVELA:
“LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER”
La insoportable levededad del ser es una novela que se maneja en una
contradicción constante, contradicción marcada por dos elementos: la levedad y el
peso. En este análisis se intentará demostrar la teoría de la deconstrucción de
Jacques Derrida.
Derrida adapta el término deconstrucción a partir de otro concepto llamado
destruktion; concepto acuñado por el filósofo alemán Martin Heidegger en su libro
Ser y tiempo.
La deconstrucción empieza cuando localizamos el momento en que un texto
transgrede las leyes que establece para él mismo: es el momento en que por
decirlo de algún modo, el texto se viene abajo. Esta definición será trascendental a
lo largo del análisis para comprobar elementos deconstructivos en la novela.
Milan Kundera hace una excelente introspección en la esencia verdadera de la
vida y plantea, además, mediante un estudio filosófico exhaustivo y detallado, uno
de los cuestionamientos básicos del ser humano: ¿Cómo debemos vivir? El ser
humano es un ser pensante y; por lo tanto, un ser complejo. Ahora, debido a su
misma complejidad, ¿podríamos afirmar que el ser humano es una
deconstrucción viviente? Lo más seguro es que sí y esto porque el hombre vive
regido por contradicciones. El hombre busca, implora, anhela los dos polos
opuestos de la vida: La levedad y el peso. Nada lo complace eternamente.
Cuando necesita calor busca calor; pero sucede que después el deseo de calor se
convierte en un hastío y ahora necesita del frio. Cuando está solo busca compañía
y cuando la tiene prefiere la soledad. Por esta y por diversas razones más
sostengo que la deconstrucción no debe ser estudiada única y exclusivamente
como una filosofía o como una teoría, sino como un elemento inherente al ser
humano. El ser humano se traiciona a sí mismo y siempre manifiesta cambios en
sus paradigmas existenciales. Esto se aprecia innumerables veces en la novela.
La vida de Tomás, marcada por infinidad de mujeres, carecía de peso, hasta que
llegó Teresa.
“Teresa y Sabina representaban los dos polos de su vida, dos polos lejanos,
irreconocibles, y sin embargo ambos hermosos (pp. 35)”.
Esta es una de las tantas partes del texto en las que se atisba una notoria
contradicción. Algo no encaja en el texto. Una de las mujeres representaba el peso
y otra la levedad; sin embargo, las decisiones futuras de Tomás son factores
determinantes para que ambas intercambien papeles en su vida.
Y con esto el marcador lleva a Derrida con un punto a favor.
Posteriormente en el texto, se puede localizar lo siguiente:
“En cierta ocasión la madre se paseaba en invierno desnuda con la luz
encendida. Teresa se apresuró en seguida correr las cortinas para que no
viesen a la madre desde la casa de enfrente. Oyó detrás de si la risa de
ella. Un día más tarde fueron a visitar a su madre unas amigas: la vecina,
una compañera de la tienda, la maestra local y dos o tres mujeres más que
tenían la costumbre de reunirse periódicamente. Teresa, junto con el hijo de
una de ellas, que tenía dieciséis años, entró a verlas un momento a la
habitación. La madre lo aprovechó inmediatamente para contar que la hija
había pretendido defender su intimidad el día anterior. Se rió y todas las
mujeres rieron con ella. Luego la madre dijo: <<Teresa no quiere hacerse a
la idea de que el cuerpo humano mea y echa pedos>>. Teresa estaba roja
de vergüenza pero la madre continuaba: << ¿hay algo de malo en eso?>> y
ella misma respondió de inmediato a su pregunta: soltó una sonora
ventosidad. Todas las mujeres se rieron (pp. 51).”
Obviamente la moral dicta que ciertas expresiones fisiológicas deben ser
reprimidas; pero, ¿en verdad deben ser reprimidas? En este párrafo encaja a la
perfección la teoría deconstructiva de Derrida pues algo en él no concuerda. Ver a
una mujer desnuda y echándose pedos con invitados es algo fuera de lo común y
sin embargo, algo tan normal tomando en cuenta que todos, sin excepciones,
hacen lo mismo. Una de las tantas contradicciones del ser humano.
Y con esto el marcador lleva a Derrida con dos puntos a favor.
Más adelante, el autor nos expone una idea brillante sobre el significado del
Kitsch:
“De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el
ser es un mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como
si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch (pp. 260).”
El kitsch es guardar las apariencias y vivir de acuerdo a ciertas reglas o cánones
ya establecidos por la misma sociedad. Aquí se comprueba nuevamente la teoría
deconstructiva pues los personajes protagonistas de la novela atentan contra ese
kitsch. Algunos engañando a su mujer, otros publicando contra el estado y otros
odiando las manifestaciones y persiguiendo la individualidad. Ellos mismos se
convierten en saboteadores de su mundo regido por el kitsch.
Y con esto Derrida gana con tres puntos a favor.
En este análisis se intentó demostrar que la teoría de Derrida se encuentra latente
en la novela de Kundera. Es importante tener en cuenta que la deconstrucción es
también un modo de vida y no solo un análisis. Vivir la deconstrucción es destruir
las cadenas que nos atan al kitsch. El kitsch es aquello que nos aleja de la esencia
verdadera. Cuando el hombre se deconstruye, el Kitsch pierde fuerza. La
deconstrucción del hombre es la única forma de vencer al Kitsch.
Francisco Daniel Guzmán Obeso
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