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Danzas argentinas III.Héctor Aricó.
Escondido.
Ubicación histórico-geográfica: se bailó en la campaña de casi todo el país desde
antes de 1840 hasta fines de siglo. Tuvo difusión en los salones hacia 1850
aproximadamente. En las zonas rurales de Santiago del Estero, Salta, Catamarca y Tucumán
conservó su vigencia hasta después de 1930.
Clasificación: danza de pareja suelta e independiente.
Composición Musical: introducción de 8 comp. Frases musicales de 2 y 4 comp.
Períodos de 8 comp. Acompañamiento musical: guitarra, violín y bombo. Salón: guitarra,
violín y arpa. No posee melodía ni coplas determinadas aunque las más tradicionales son las
que se citan a continuación.
Primera¡Adentro!
1- Escondido me has pedido........................................................esquina de balanceo 4 c. y escondido te hi de dar; Escondido me has pedido........................................................esquina de balanceo 4 c. y escondido te hi de dar; Escondido a medianoche.........................................................esquina de balanceo 4 c. y escondido al aclarar; Escondido a medianoche.........................................................esquina de balanceo 4 c. y escondido al aclarar.
2- Salí, lucero, salí ..............................................vuelta entera y giro en continuidad 8 c. salí que te quiero ver; aunque las nubes te tapen, salí si sabés querer.
8 comp. sin canto .............escondimiento de la mujer y búsqueda zapateada del varón.
3- Salí, lucero, salí ..............................................vuelta entera y giro en continuidad 8 c. salí que te quiero ver; aunque las nubes te tapen, salí si sabés querer.
8 comp. sin canto............escondimiento del varón y búsqueda zarandeada de la mujer. ¡Aura!
4- Tralá, laralái lará..................................................................................media vuelta 4 c. Lará laralái lará
aunque las nubes te tapen,...........................................................giro y coronación 4 c. Salí si sabés querer.
En la segunda se cantan las mismas coplas.
Características: los documentos más antiguos no establecen regla fija respecto de
quien se esconde primero. Asimismo el escondimiento se produce fuera de la pista de baile,
detrás de alguien de la concurrencia, en un rincón, debajo de una mesa, etc. y a tal efecto el
compañero efectúa la búsqueda bailando, lo que denota la relación de la danza con el juego.
Las versiones coreográficas posteriores conservan la figura del escondimiento de manera
simbólica, es decir, que el escondido permanece en su base de pie o con rodilla al piso,
palmoteando o cubriéndose el rostro.
Folklore musical.Isabel Aretz.
Las danzas tradicionales.
El escondido.
Por los datos históricos que se conocen, el Escondido se bailaba hace un siglo en el
norte argentino. Sal lo menciona en sus Memorias; Hutchinson lo anota en Córdoba en 1863
y Berutti, Joaquín V. González y Roberto J. Payró, entre otros, lo ven bailar en sus
respectivas provincias. Actualmente pervive en el centro y oeste de nuestro país, llegando en
el norte hasta Salta y en el sur, por una parte hasta San Juan, y por otra hasta Santa Fe.
El nombre de la danza surge como siempre del estribillo del texto al que responde
una figura coreográfica especial. Antiguamente se ha llamado también Gato escondido; sin
embargo, ambas danzas –el Gato y el Escondido- difieren fundamentalmente como forma de
composición y como coreografía.
La música de esta danza consta de dos períodos. El primero de dos frases se ejecuta
cuatro veces y sirve a la figura de las cuatro esquinas. El segundo de cuatro frases responde a
una vuelta entera por la izquierda, que puede ir seguida de un giro. Luego viene un interludio
de ocho compases, durante el cual la mujer simula esconderse y el hombre zapatea y hace
como si la buscara. Se repite la segunda parte con una nueva vuelta, pero por la derecha.
Siguen los ocho compases de interludio; ahora el hombre simula esconderse y la mujer
escobillea buscándolo. Nuevamente las cuatro frases de la segunda parte (o cuatro nuevas en
su lugar) y los bailarines describen una media vuelta seguida por un giro. Todo el baile se
repite, pero ahora el hombre se esconde primero. El Escondido es baile de castañetas.
Sus melodías son todas mayores, de carácter similar; con un segundo período que va
a la subdominante en el primer caudal, tal como se observa en el ejemplo transcripto a
continuación.
Forma completa:
Preludio 8 compases.
I
El baile del escondidoTiene mucho que atender,
Mientras que el uno bailaEl otro se ha de esconder.
II
Salí, lucero, salí,Salí que te quiero ver,Si alguna nube te ataja
Salí si sabés querer
Interludio 8 compases
Salí lucero, salí,Salí, curá el mal de amor,El que no muere agonizaEn los brazos del rigor.
Interludio 8 compasesSigue tarareo final.
Cuando el baile se canta, lleva cuatro cuartetas octosílabas, la última reemplazada a
veces por tarareos.
Según Roberto J. Payró, en Catamarca se estiló el Escondido con relaciones.
Coreografía gauchesca.
Jorge M. Furt.Danzas primarias.
El gato escondido.
El Gato escondido.- Esta es una variante que siempre, que yo sepa, ha sido dada
como una especie coreográfica original. Después de hacer los cuatros frentes y la vuelta
entera, ésta siempre común en casi todas las variantes, la mujer finge esconderse, junto a los
músicos, hasta que el hombre después de zapatear junto a ella, se retira mientras que cantan:
<< Salí gatito, salí | salí que te quiero ber.... etc. >> en una letra antigua que el señor D. V.
Lombardi me comunicó y que yo, posteriormente, encontré en Catamarca. Después de otra
vuelta entera al hombre toca esconderse, mientras escobillea la mujer, y, siempre según esa
versión antigua, al salir, imita el maullido del gato.
Su letra está compuesta por coplas semejantes a éstas:
Escondido me has pedido Salí, escondido, salí,Escondido te hi de dar Salí, que te quiero ber, Escondido a media noche Aunque las nubes te tapenY escondido al aclarar. Salí si sabés querer...
“Mefistófeles” Año 1 – Nº 23 “Aires Nacionales II” – Bs. As. Agosto 5 de 1882.
Berutti, Arturo.
Escondido.
Julio 30 de 1882 ... “Se reduce a que salgan dos o más parejas colocándose cada
joven enfrente de su compañera respectiva, el Músico entona una especie de Zamba al son de
la vihuela y todos empiezan a danzar llevando su correspondiente pañuelo en la mano
derecha para dar más lucidez a las figuras. De pronto, una de las señoritas, nota que el
compañero ha desaparecido y es que se le ha escondido, tras de una puerta, debajo de una
silla o a la espalda de una señora que está por ahí cerca. La niña entonces no tiene más
remedio que buscarlo, y para ello sigue bailando indistintamente por toda la sala, fijando su
atención en todos los rincones y recobecos de la pieza hasta dar con él. Como muchas veces
está bien escondido que no es fácil encontrarlo las demás parejas tratan de ayudarle,
separándose cada una de ellas a danzar por otras partes, haciendo el papel de que buscan al
perdido; hasta que, por una gran casualidad, la niña lo encuentra atrás de una vieja
escondiéndose entre los pliegues de su vestido.
Enseguida se reanuda nuevamente la danza y derrepente resulta perderse otro, que
para buscarlo hay que hacer la misma operación, y así se sigue su sucesivamente, hasta que
todos los escondidos hallan sido hallados.
El Escondido puede ser indistintamente mujer u hombre y cuando alguna lo hace, él
tienen que largarse sólo a todo bailar lo mismo que se ha dicho anteriormente, para buscar la
muchacha. Lo más gracioso de este baile es cuando por ejemplo, una de las lindas niñas,
tiene dos que la quieren y se disputan, por supuesto como buenos rivales, la supremacía. Ella
sale a bailar con uno y en lo mejor de la danza se le pierde; entonces el otro que está por allí
cerca esperando el momento, se presenta instantáneamente delante de la muchacha y le dice
fuerte, –Barato niña, reboleándole el pañuelo alrededor de su hermosa cabeza; pero en algún
momento aparece el escondido que dice, –Aquí estoy yo, y la niña, por regla fija del baile,
tiene que elegir uno de los dos, para seguir bailando que debe ser infaliblemente aquel a
quien aprecie más; por tanto, esto importa una declaración decisiva a favor del elegido y para
el otro un aviso tácito que no lo quiere o por lo menos que no le interesa mucho. Barato,
significa pedirle a la muchacha que siga con uno y que deje al otro por cuanto se ha
escondido; pero como este se presenta en el momento dado, se ve en la obligación de elegir.
Para este episodio el músico se calla y una vez que se ha concluido, sigue adelante desde el
punto de interrupción.
... La del “Escondido” (música), es un aire de Zamba propiamente hablando, en
compás de ¾ y algo vivo...
... La melodía, en general, de estos bailes (Escondido y Media Caña), es bastante
agradable, escasa de modulaciones y variedad, y por lo regular, muy monotono su
acompañamiento. El ritmo, se confunde con mucha facilidad; pues hay tal similitud en el
sistema de ejecución, que es muy difícil distinguir bien, cual le corresponde a cada baile. A
más varían tanto en la forma y el tiempo, que se nota con facilidad, llendo de un pueblo a
otro, la multitud de cambios diversos que sufren...”.
“Las danzas populares Argentinas”.Carlos Vega.Tomo II 1986
Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”.
El Escondido.
En todas las provincias argentinas se bailó el Escondido durante el siglo pasado.
Baile de las clases cultas y de las clases populares, añade a su brillo picaresco el episodio
pantomímico del compañero perdido, y es bello en el moderno espectáculo tradicionalista y
auténtica su filiación nacional.
Clasificación: tiene el escondido su lugar entre las danzas de pareja; de pareja suelta,
que no coordina su acción con otras parejas, independiente, por lo tanto, y de carácter
desenfadado, es decir, apicarado, con muy acentuado tono pantomímico en la incidencia del
compañero perdido y hallado.
Historia: la tradición oral recuerda hasta hoy el nombre del Escondido en todas las
provincias argentinas. En algunas queda algo más que el simple recuerdo: todavía, en remota
pulpería o ramada alguien suele pedirlo a la orquesta de violín y bombo. En general ha
desaparecido del repertorio criollo que subsiste por tradición en lejanas aldeas aún
incontaminadas por la “folklorería” porteña.
Los documentos que jalonan el pasado de este baile son muy escasos. Arturo Berutti
en sus artículos de 1882, dedica al Escondido extensos párrafos que examinaremos al hablar
de la forma coreográfica. Thomas J. Hutchinson, el cónsul británico que hemos recordado en
otros ensayos, vió el Escondido en Córdoba en el año 1863. Apunta el nombre, nada más:
“Las danzas aquí son “El Gato”... “El Escondido”... –dice el cónsul y nombra otras -. Y en
las memorias de Florencio Sal, Tucumán a mediados del siglo pasado, consta expresamente
que en las tertulias aristocráticas de dicha ciudad se bailaba por aquel tiempo, en otras
danzas, el Escondido.
Ninguna mención, pues, anterior al año 1850. Pero si tenemos en cuenta la fecha de
Hutchinson y recordamos la enorme dispersión que nos documenta la tradición oral, no hay
peligro en admitir que el Escondido fue popular en la primera mitad del siglo pasado, por lo
menos en las últimas décadas de esta mitad.
Ignoro si nuestra danza se conoció fuera del país. No he hallado bajo el mismo
nombre referencia alguna a sus originales características. Sólo muy vagas analogías
encuentro entre el Escondido y una danza llamada Zapateo –que no es el Zapateo del siglo
XVIII-, probablemente boliviana, de que me dieron informes en la frontera: “primero
zapatea el hombre y la mujer bate palmas; después el hombre palmea y la mujer zapatea”.
Pero este baile terminaba con zapateos simultáneos de resistencia.
Origen: el tema del “compañero perdido” es antiquísimo en Europa. Varias danzas
interdependientes, como la Contradanza, la Cuadrilla o los Lanceros, lo presuponen cuando
los compañeros se separan, en ciertas figuras, para reencontrarse al cabo; pero en nuestro
baile se trata de la pérdida más o menos realmente configurada en la acción, sin supuestos.
No creo yo que esto sea una supervivencia o resonancia del tema antiguo; me inclino a creer
en una simple reinvención americana, tal vez argentina. Me refiero únicamente al episodio
del escondimiento. Por lo demás, las evoluciones que enmarcan ese episodio son como las de
cualquier otra danza del mismo género: esquinas, vueltas, medias vueltas, y zapateos que,
como el estilo picaresco, tienen lejanos antecedentes en Europa.
En muchas partes del país el pueblo llama a esta danza el “Gato escondido”. No es
imposible que, por la añadidura del escondimiento, sea una variante del Gato mismo, del
viejo Gato de cuatro esquinas. No se puede afirmar.
Las coplas son, como en todos los casos, españolas, y la música pertenece a la vieja
capa americana de origen europeo, o a una mezcla de ésta con posteriores corrientes también
europeas.
Música: la primera versión musical del Escondido fue publicada en Buenos Aires a
fines de 1888 o comienzos de 1889 por Luis Bonfiglio. Forma parte de una pequeña
Colección escogida de Bailes Populares de la República Argentina y, aunque no es una obra
documental sino un “Trabajo original de Imitación”, su carácter es popular.
La segunda se debe a don Andrés Chazarreta y aparece, primero, en un álbum de
1911, después, en un artículo que Leopoldo Lugones escribió en la Revue Sud-Americaine,
(París, 1914), más tarde en la obra El Payador, del mismo autor (Buenos Aires, 1916) y,
finalmente, en el Primer Album musical santiagueño que en ese mismo año publicó el propio
colector. Otra versión da don Manuel Gómez Carrillo en su segundo Album, de 1923, y una
tercera – que oyó en Tucumán hacia 1900- don Juan Andrés Pérez en un Album de 1929.
Don Andrés Beltrame, por su parte, ofrece en el cuaderno Décimo Séptimo de su serie, que
apareció en 1933, una versión fácil, probable recreación, y alguna más se ha dado
posteriormente.
La música del Escondido se conserva en la memoria de ejecutantes viejos aun en
lugares donde la danza a caído en desuso.
Coreografía: hemos dicho que Arturo Berutti dedicó al Escondido en 1882 algunos
párrafos. Bien visto, no es la suya una descripción de la coreografía sino una explicación del
tema mímico del escondimiento. Eso es lo que le llama la atención al citado autor y a eso
limita sus explicaciones.
La explicación de Berutti, es testimonio de cierto interés –no obstante el candor que
revela- por haber sido escrito hace más de sesenta años. Hay que tener presente que el
músico sanjuanino tenía entonces unos veinte años, y que había llegado a Buenos Aires de su
provincia poco antes. Es muy probable que los detalles que describe sean una exagerada y
minuciosa realización del más o menos simbólico escondimiento característico de esta
danza, coordinada entre algunos núcleos familiares de San Juan y zonas vecinas, pero no es
un invento caprichoso de Berutti. Un testimonio de Gramilla, Santiago del Estero, dice que
“mientras baila la mujer el hombre se esconde atrás de los concurrentes”, y que después se
oculta la dama.
El tema del escondimiento es simbólico. Debe insinuarse, sugerirse, no hacerse.
Puede plantearse en forma realista como juego de salón, no como danza. Resulta imposible
que, durante el baile uno se pierda sin que el otro lo vea. Sin embargo, formas que tienden a
una presentación realista atenuada subsisten hasta hoy en la tradición oral. En Londres de
Catamarca me explicaron que, cuando uno se escondía, el otro bailaba buscándolo con
ansiedad y afán, y que cuando aparecía el perdido, el solitario denotaba asombro y alegría.
En la Colección de Folklore hay algunas referencias a la búsqueda mimada. Una de San Juan
dice: “se esconde la mujer y el hombre continúa bailando y buscándola” y “al encontrarla le
hace la venia”, y viceversa. También se recuerda en Tucumán y en Santiago la aparición de
un nuevo compañero, pero sólo a manera de escolta mientras dura la desaparición. En Belén
de Catamarca me informaron que en las reuniones de Tinogasta, cuando la mujer se esconde,
sale otra y se enfrenta con el bailarín “para que no quede sólo”, y a la inversa cuando se
esconde el hombre. Hay otras variantes. En Mendoza, el bailarín buscón abría cantado “Salí
mi vida, salí”, etc., y al terminar la estrofa por segunda vez habría aparecido la compañera.
En la provincia de Buenos Aires, según otra tradición, el que debe esconderse simplemente
se sienta. En varias provincias el escondido bate palmas. Sin duda, ésta es una forma que
conspira contra la esencia del tema, pues el bailarín se denuncia mientras está oculto. En fin,
el episodio del escondimiento se ha aplicado más o menos ocasionalmente al Gato con
relaciones.
Lo indudable es que el tema de la desaparición se ha representado y debe
representarse en la danza. No hay por qué exagerarlo hasta el plano realista, ni destruirlo
mediante la ostentación ruidosa del escondido que bate palmas. Más adelante explicaremos
una forma equilibrada de mimar el tema de acuerdo con las tradiciones más generalizadas y
con la lógica interna de la expresión coreográfica.
Después de las notas parciales de Berutti, que son, cronológicamente, las primeras
que se escribieron sobre la coreografía del Escondido, sólo hallamos sumarias indicaciones
de los movimientos entre los pentagramas de las versiones que publican don Andrés
Chazarreta y don Manuel Gómez Carrillo en los álbumes antes citados. Después, en 1927,
aparece una descripción en el folleto Coreografía gauchesca, de don Jorge M. Furt, bajo el
rótulo de “El Gato Escondido” y, finalmente, en 1933, en el ya mencionado cuaderno de don
Andrés Beltrame, la primera descripción ilustrada con dibujos y fotografías.
Nosotros alcanzamos a ver algunas veces la realización coreográfica del Escondido, “al
natural”, y anotamos otras veces la explicación de sus evoluciones por quienes lo bailaron
antes. Es rarísimo hoy. Hasta hace diez años se podía ver, pidiéndolo especialmente, en
ramadas de Santiago del Estero o en pulperías de Catamarca; no sabemos si habrá
desaparecido totalmente, excepto es claro, en los ambientes que ahora irriga desde Buenos
Aires el movimiento tradicionalista.
Salvo detalles de práctica local, como el canto del bailarín, la presentación de otro en
reemplazo del escondido o las relaciones que se le añaden, coinciden las versiones
tradicionales. La danza se compone de cuatro esquinas con giro, vuelta, escondimiento y
media vuelta o vuelta y media final. Es ésta la forma que se ha conservado mejor y voy a
describirla.
Consta, pues el Escondido, de nueve “tramos” o ideas coreográficas que
corresponden a los siguientes versos de estrofas que he recogido o coordinado sobre temas
tradicionales.
1.Escondido me has pedido Escondido te he de dar2.Escondido me has pedido Escondido te he de dar3.Escondido al medio día Escondido al merendar4.Escondido al medio día Escondido al merendar.5.Que la rosa es linda Cuando brilla el sol Pero al cerrar la noche
Nos oculta su color.6....................................... ....................................... ....................................... .......................................7.Salga el lucerito Que se oculta el sol. Salga porque lo esperan No desdeñe la ocasión.8. ...................................... ...................................... ...................................... ......................................9.Sale el sol a la mañana Y se pone a la oración Salí a la luz escondido No desdeñes la ocasión.
Las líneas de puntos indican el tramo de rasgueo sin canto en que un bailarín se
esconde y el otro hace zapateos o contorneos.
El espectáculo: esta danza, pues, se bailó en toda la Argentina desde 1840 o poco
antes hasta fines del siglo. En las aldeas rurales de algunas provincias como las de Tucumán,
Salta, Santiago del Estero y Catamarca, perduró hasta 1920 o 1930. Antes, al promediar el
siglo, se bailaba también en las tertulias aristocráticas.
Cronología: si se trata de exhumar hoy el Escondido hay que tener en cuenta tales
antecedentes. Trajes rurales o ciudadanos de la segunda mitad del siglo pasado, con las
reservas del párrafo anterior.
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