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¡anía, es una de las caras del Mito múltiple, de la Gran Esperanza. Una de lascaras. Porque la patria, en estos versos,se clarifica -se cualifica: no es la Cataluña sensible, la de la enyoran~a instintiva,16 sino otra, ideal. refundida por elanhelo y la lengua del poeta: el Mitoseductor para los que, como yo, comulgamos con Bartra en un mismo idioma.y todas las patrias están repetidas en laCataluña bartriana, como todos los hombres en Marsias -yen Adila, y enRuth ... No sería improcedente preguntarnos ahora hasta qué punto el exiliodetermina esta poesía, toda ella.
ElII saf>s perdu/ /Jer les illes, 11I.ossegant ladelicada. arrel del teu 1'10111 ... J7
y preguntarnos hasta qué punto cualquier poesía se crea desde un exilio. Siel mito es posible -y esto vale tantopara el mito culto, literario, como para elmito espontáneo y tribal. que estudianetnólogos y sociólogos-, se debe a laexistencia de un déficit humano, de unaausencia, de un vacío que demanda sercolmado. El mito poético no suple: conmina, despierta, induce, arrastra.
Jo 110mh visc pel' I'c1'ltrada Iluminosa deis te/lsocel/s en els Q'ral1ers del 11Ión,
per la l'esUl'1'ecció exacta de la teva t'eu entreles eselHlles. 18
Cito sólo la patria, pero el lector puede reconocer con facilidad las demás raras del mito. los otros mitos que enervanla poesía de Agustí Dartr;.). -Su desarrolloes épico más por la calidad heroica e insigne, que por aj ustada denominación literaria. Hace años que la única épic:lproducida por nuestras literaturas --':unaépica sin ciertas ventajas de la antiguav con nuevas vi rtudes- es la novela. en~3fuerzo de reinstauracióndeJ género, co1110 el que se impone Rartra. se ve obstaculizado por los sutiles incentivos de
un:l tradición i:,evitable. Esta tradiciónen la poesía continental de Europa, e~lírica. Y Bartra es, orgánicamente unlírico. Su épica carece de la fluenci; narrativa clásica. Tiende. sin duela, a unremansarse moroso en hechos y momentos densos de vigor lírico. Marsias i Adifaes una sucesión de estampas estáticas que,manteniendo su viva unidad, yale cadauna por sí como poema autónomo y significante. De donde su poesía adquiereuna vigencia particular, por encima e1elpoder que él se busca con el coraje épico,Si fracasase en tal porfía, siempre quedará, en nuestro recuerdo y en nuestrasantologías, el lírico crudo y desnudo quehay en Bartra.
J. Fuste?'.
NOTAS
Bibliografía de Agusti Bartra.2 Los sarcasmos que J. P. Sartre pone en
boca de uno de sus personajes (La Nallsée, Ed.Gallimard. pág. 149) suponen, más que la negación del humanismo, lo que en las acepciones acostumbradas de éste rechaza el filósofofrancés. Por lo demás, yo uso aquí el vocablo111lll/oanisII/0 dándole una anchura excepcional.En su coto no sólo cabe, sino que realmenteincluyo las distin1tas modalidades existencialistas, desde Kierkegaard a Sartre y Camus(vid. de este último L'h01H1l1e ,'evolté). Emmanuel Moullier (Introduetion au.r éxistencialis1'lles, Ed. Denoel, 1947, prólogo) ha caracterizado todas ellas "como una reacción de lafilosofía del hombre contra el exceso de lafilosofía de las ideas y de la filosofía de lascosas",
3 Vid. Epistola·rio mtre Miguel de Unalllt!11o.1' loan Maragall (Barcelona, Ed. Edimar,1951) "No cree usted en los bárbaros que lerodean -escribe Maragall a Unamuno (pág.72) -, ni en sus hermanos, ni en nosotros;y a todos dice las verdades, pero sólo las amargas, que son las únicas que siente. Pues yoen nada le niego la razón y, sin embar~o, nome entristezco, porque esoero. He aquí todoel secreto. Este es también el secreto de lafuerza actual de Cataluña: es un pueblo queespera. Tiene todos los defectos y todos losexcesos que usted dice y muchos más'; pero
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espera, y ésta es toda su fuerza ... Esta fuerza, ~a espera~za -podemos decirlo sin falsahumtldad y SIll falso orgullo- se la hen'osdado --{) despertado, mejor- no otros lo poetas, cada cual en su medida."
4 "Todo lo que tiende a denrimir la fe enla defllllltv~ handad de la vida es inmoral",escrtbe, raehcalmente. Maragall (Obres C011/
pretes.•Ed .. Selecta, Barcelona, 1947; pág. 916)..5 {::'~Ogl de la poesia, en Obres COlllpletes,
pago ;,74.6 Lilléra/ltre du 17il1gtiellle Siecle (Parí,
E~l. AI?ln Mlchel; vid. el cnsayo titulado Lar~vol¡¡t'lOn d'Al1dré Malrall.1·, en el vol. ITT, pág.6) y ss.).
7 Marsia.\· i Adila, pág. (,3.8 Marsias i Adilll, pág. 152.C) L'arbre de loc, pág. 158.ID Jordi Valles: S¡¡ite Poe/ica. La poesia
d'Aguslí Bar/ra (México. lCJ46) El poema sereproduce en la página 80 de c te libro.
11 L'arbre de foe. pág. 67.12 Vid. la nota de "Arnau de Ribpsaltes":
U?" esbós d'A. Bartm, publicada en Occident.numo 1 (Génova, mayo. 1949). "Bartra "Stambién un místico, pero no un mistico deCristo, sino de Pan; es, el suyo, un misticismoáureo, radiante, solar." .
13 No recuerdo la procedencia exacta deesta frase, pero, desde luego. puede pprtl'necer.tan típica es, a cualquier poema de \~Ihitnian.
y ya que salió el nombre del gran poc'.a ;lOrteamericano, aludiré a la conexión ~ue. con Silpoesía, tiene la de Bartra. Deliberadan1pnte, ('nel texto. he evitado cualouier' referencia a influencias y semejanzas _literarias. porque lasestimo cominerías para eruditos. Lo (lile si meinteresa destacar, aunqlle sea sólo de vaso, c<;que la poesía de Bartra va rece cread" en 1111
diálogo constante con 'Whitman y Maragall.El título de uno de sus nrimeros libros. CanlCorporal (Barcelona, 1938), es, :va -v tambiénel contenido- una révlica a ambos 110etas.
14 Vid. su libro Visiol1S, en Obres COII/./,Ictes.
15 Marsiasi Adila, vág. 206.'16 Vid. Oda a Ca.taitttl)la des deis tro!,ies,
L'Q.1'bre de loe, pág. 56:Entre aquell febrer .¡ aquest novemhrc,T'enyoranca no.No l'enyoranCa d'ulls immohils i lente<
H:'lgrimes,sinó la di fícil duresa del temps, ja sen:,e
cs:,era ,que fa nave~ables els records ...
17 Td., pág. 9.18 Te1.. pág. 58.
LEOPOLDO ZEA. La Filosofía enMéxico (Dos tomos). Biblioteca Mínima. México, 1955.261 pp.
Se reúnen aqui una seriede artículos publicados por elautor, bajo el' mismo títulogeneral. en 1947: pero comoestos artículos hacía'n referencia sólo a la filosofía contemporánea de ]\1éxico hasta eseaño, sin tocar las actividadesanteriores ni, por supuesto,las posteriores, han sido complementados con un ensavoCjue contiene un Esquema para 1t1'W hislor'ia del pensanúenlo el/. Méx·iro. donde Leopoldo lea ofrece un via ie máscompleto por el campó de lafilosofía mexicana desde laColonia. La obJ'a contieneasimismo una pa rte de la conferencia sobre La Filosofíaconte111poránea e/1 i1t1éxico.leída por el autor en la pasadaFeria del Libro.
El ensayo y el f ragmentr)de' la conferencia. nlQs diceLeopoldo lea en el prefacio,completan asi el panorama dela filosofía en México en términos asequibles a un públicoque no está obligado a 1111
conocimiento académico de laFilosofía.
En efecto, para el lector queno se haya propuesto la empresa de penetrar el enjambreterminológico e ideológico delas corrientes filosóficas queirrumpen dentro de la carreracultural de nuestro medio, será bastante útil el manejo deeste libro que, si no rep¡:esenta un registro riguroso deltrabajo desarrollado en México por todos los estud iosos dela filosofía, sí es una buenacrónica de las inquietudesmás importantes de las últimas épocas y de sus más destacados antecedentes y representantes.
Al final. en el capítulo titulado Lo.l' últi1l10s mios. Zeahace una breve reseña de lostrabaies v los estudios hechosn()r las .~eneracjones jóvenesde escritores v filósofos comoSr)I1: Emilio Uranga. Luis Villoro, Joaquín MacGrégol-.Ricardr) Guerra, Jorge Portilla v otros.
En el capítulo dedicado a lafpnomenologia se hace una sucinta indicación de las caractrristicas generales de la teoda de Husserl v se anotan lostrabajos de los' investigadoresque han contribuído en México al conocimiento de estateoría (Antonío Caso, J oa-
quín Xirau, Recaséns Siches,José Gaos, etc.).
Al hacer el comentario delas Meditaciones Cartesianas,breviario de la filosofía deHusserl. nos dice Leopoldolea, hablando del problemadel solipsismo en este filósofa: "Husserl no teme quedarse solo. porque de hechosabe que tal' soledad es imposible. No teme a los sueños, alas fantasías. Esos sueños yfantasías, al final de cuentas,son datos que se ofrecen a laconciencia", y más adelante:"El hombre moderno temia alos sueños, quería que su vidafuese clara y distinta; en cambio el hombre actual no parece temer a los sueños, porqueal fin v al cabo los s\.leños sontambié~ una realidad. Lo queal hombre actual importa eSvivir, sin preocuparse de queesta vida sea un sueño o unarealidad. Parece como si dijera: i Sí la vida es un sueño."ivamos el sueño l"
Ante esto, cabría preguntarse: 19, ¿hasta qué puntoHusserl, con su famosa esfera.de pertenencias, logra en suquinta meditación salvarse delsolipsismo? ¿ en qué medidaescapa por el cedazo de la segunda reducción fenomenoló-
gica la certeza del ego existencial' para dej.ar sólo, como diría Sartre. la del ego empirica? y, 29 , ¿qué tan riesgosoes aplicar entonce.s la epojé(método, abstracción), si enesa forma es posible marcartoda la cara de la realidad :Conel signo interrogativo?.; no estaremos tratando de huir ele laabrumadora, aplastante corporeidad Cjue nos circunda para, en vez de vivir el sueiiocomo vida, soñar la vida como
- ?sueno.E. L.
Obras Completas de Sor JuanaInés de la Cruz, IlI, Autosy Loas. Edición, prólogo ynotas de Alfonso MéndezPlancarte. Biblioteca Americana, 27. Serie de LiteraturaColonial. Fondo de CulturaEconómica. México, 1955.746 pp.
Después de los dos tomos deLírica, Personal y Coral, ahora aparece un tercero de Dramática, Autos y Loas. La mayor parte de estas piezas hansido ignoradas durante muchotiempo por el público, aUn porlos mismos eruditos y conocedores de la obra de Sor Juana.Sus autos son tres: El divinonarciso; El mártir del sacra-
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mento, San H ermenegildo,o Elcetro de fosé . .Y, sus loas 18,de las cuales aquí aparecen 16.
Los caracteres de este volumen, que con tanto aciertoplaneó Méndez Plancarte, sonlos mismos que los de la Lírica: la modernización de laortografía; la numeraciónmarginal para simplificar elsistema de referencias; las notas reunidas en un sólo cuerpo al final de la edición.
El origen y el perfil del Auto Sacramental son incierto.El' teatro religioso europeonació en la Alta Edad Media.Se transformó en España recién constituída la fie ta deCorpus en una pieza dramática con que se celebraba dicha olemnidad, cuyo tema generalmente aludía a la misma.No fué hasta el XVI cuando seconstituyó ese género dramático, exclusivo de la literaturaen español, y que, ValbuenaPrat describe como una:"Composición dramática, enuna jornada, al'egórica, y referente a la Eucaristía", y nodefine, ya que estas características no son siempre constantes. La nómina de los cultivadores de autos es muy ex·tensa, lo mismo la época desu florecimiento, va desde GilVicente y los "Autos Viejos",en constante ascenso, hastasus dos máximos exponentes,Lope de Vega y Calderón, coneste último llega a la madurez,para luego terminar con el decreto que prohibe los autos.Los misioneros introdujeron dteatro religioso a la Nueva España, aquí se cultivó en castellano y en varios idiomas indígenas durante los siglosXVI y XVII.
La loa, como lo indica sunombre, fué en su origen unprólogo laudatorio de la piezadramática que precedía; perocon el tiempo se independizópal-a llegar a ser una alabanzade cualquier persona o cosa,o a desarrollar un tema cualQuiera, divino o profano. Calderón fué quien le dió esa forma, elevada o independiente,que está al nivel del auto.
Méndez Plancarte opina quela obra dramática de Sor J uana está muy influída por lade Calderón, quien lleva el' auto a su cumbre temática y formal; pero la mexicana igualasi no supera a su modelo eneste género que ejerció conespecial afecto, por ser unacátedra viva de religión escenificada por medio de lapoesía y la música.
c. V.
JOSÉ ROSAS MORENO, "Libro deFábulas". Con prólogo de Ignacio M. Altamirano. Biblioteca Mínima Mexicana, Vol. 11.México, 1955.160 pp.
El origen de la fábula estan antiguo, que la hace con-
temporánea de la epopeya. Secomprende que en lo que respecta al fondo, ha de habernacido en la imaginaci"ón delhombre a la par que el impulsode hacer perdurables las enseñanzas del sentido común. Enla India se le dió pronto, demanera espléndida, su definida forma literaria. El apólogooriental llegó a Europa después de haber hecho escalassucesivas de una a otra lengua: de la sánscrita a la persa; de allí al árabe y del árabeal hebreo, al latín, al ca tellano ... No importa lo difícildel camino que hubo de recorrer, el apólogo oriental llegócon todos sus bríos a Europa,y allí todavía los renovó. Lainfluencia de "Calila y Dimna", la colección de fábulastraducida del árabe al castellano por orden de Alfonso"el Sabio", señoreó la literatura de la Edad Media, y larebasó por encima de los siglos. De don Juan Manuel y elArcipreste de Hita, a Lafontaine y don Tomás de Iriarte,la huella de "Calila y Dimna"es constante y evidente. Entanto que su grandiosa contemporánea, la epopeya, fuedesmenuzada, la fábula seconservó tan entera como ensus mejores días.
En México tuvo este géneroun excelente cultivador: JoséRosas Moreno. .Tasé RosasMoreno (1838-1883) produjoobras dramáticas y trató deaclimatar en México el teatroinfantil; pero sus trabajosmás notables son sus fábulas,algunas de las cuales tradujoal inglés el poeta Bryant.
El "Libro de F ....bulas" deJ osé Rosas Moreno, hoy editado por la Biblioteca Mínima Mexicana, incluye un prólogo debido a la pluma de Ignacio M. Altamirano. Tratando de demostrar que el apólogo sigue teniendo vigenciacomo medio de expresión aundonde las leyes permiten decirsin disfraces cuanto se considera justo, el prologuistaasienta: "De modo que una delas razones que hubo en lasnaciones primitivas e incultaspara usar el apó~~go c0;'10 recurso de persuaclOn, eXiste todavía y seguirá existiendo: asaber, 'la ignorancia y el candor infantil."
Además de la utilidad, elapólogo posee indu~able valorestético. Independientementede que en la infancia nos ~aya
inclinado a aborrecer el VICIO,en la edad adulta nunca dejará de producirnos un movimiento de ánimo parecido, talvez, al que nos causaría laimagen de ciertas. almas reflejada en un espejO .convexo.
Ignacio M. ~lt~tTI1rano, recomienda las sigUientes fabulas: la VII, la XIII, la XIV, laXVI, la XVII, en el libro primero; la I, la XII, la XVII, enel libro II; la I, la XII, la XIII,
en el libro tercero; y la J, la] 1, la JI], la VII, la XI y la XIXen el libro cuarto. Como a,ctualmente casi no habrá enMéxico nadie que no las hayaconocido ante, pocos serán losque se lleven una sorpresa leyéndolas; pero en cambio muchos hallarán motivo para despertar calladas reminiscencias,operación quizá más grata queenfrentarse con una idea nueva.
A. B. J.
"Los Mejores Cuentos PolicíacosMexicanos", escogidos por María Elvira Bermúdez. Biblioteca Mínima Mexicana. México,1955. 144 pp.
Hay en esta colección uncuento excelente y otro quepudo ser muy bueno.
El primero, titulado "ElPríncipe; Cz,erwin ki", es deAntonio Castro Leal. E critode manera que la ironía burbujea saludablemente en él comoel gas en un oportuno vaso deagua alcalina, despierta interés y tiene un desenlace sorpresivo y plausible. Curiosocaso de ase inato sin asesino,que se explica por el hecho deque el autor del homicidio fueel propio Gobierno Polaco. Yasí como en su tiempo se di jo:"No hay papa hereje ni reytraidor", nosotros podemos decir que no hay Gobierno asesino.
El cuento que pudo ser bueno, es "El Caso del Usurero" ;su autor, Rubén Salazar MalIén. Tiene el defecto de nohaber terminado a tiempo. Sise hubiera precipitado el desenlace cuando todos juntos, losinvestigadores y el criminal,hacían una inspección de laoficina del usurero, ni la tensión ni la lógica padeceríanmenoscabo. Di ferido el desenlace, en cambio, sobrevienenincidencias desdichadas. Unade ellas, la más grave: que elasesino, siendo él tan avisado,llevaba en la bolsa la pistolahomicida, que a tanto riesgohabía logrado rescatar.
En el prólogo de esta selección, María Elvira Bermúdezdice, y dice muy bien: " ... elescritor policíaco está obligadoa confundir y a convencer a untiempo a sus lectores sin vulnerar en lo mínimo las reglasde la lógica." Por desgracia lalógica suele hacerse cómplicede quien tiene interés en vulnerarla. De tal complicidad seresienten casi todos estos cuentos; que si a veces consiguenconfundir al lector, nunca logran convencerlo de nada.
¿ Habrá que admitir que este género literario es te:renoprohibido para los escntoresmexicanos? María Elvira Bermúdez afirma, en el prólogodel libro, que el mexicano no
respeta a la justicia; y asimismo que, "sin contar con loselementos de fondo (aplicaciónde un principio de justicia) yde construcción (coartada) quela integran, es imposible hacer literatura policíaca". Pongamos, de acuerdo con lo queella misma dice adelante, queno sea impo ible escribir enMéxico buenos cuentos policíacos.
Pero sí, lo vemos, es muydifícil.
A. B. N.
JOHA NA FAULHABER, "Antro.pología Fí ica de Veracruz".Gobierno de Yeracruz 19501956. Talleres de la EditorialCultura. México, 1955. Dostomo, 242 pp. Y Cartografía.
,1 Departamento de Antropo~ogía del E tado de Veracruz ha concedido gran atención al desarrollo de la cuatroramas básicas de esla di ciplina; a saber, antropología física, arqeuología, etnología y lingüística. Sin embargo, dandoa la antropología física tina especial importancia, se ha aplicado a investigar las características de la población totaldel Estado, y no únicamentelas de lo grupos indígenas; loque quiere decir que ha englobado en su programa de estudio a mestizos, criollos, negros,y a los inmigrantes francesese italianos establecidos en SanRafael y Manuel González.
Esta obra presenta los resultados de la investigación quesobre antropología física realizó la Comisión de Geografía,fundada por el licenciado Marco Antonio Muñoz, Gdbernadar de Veracruz. Incluye tinaIntroducción de Jorge A. Vivó, Jefe de la mencionada C~misión de Geografía; un Prologo de Eusebio Dávalos Hurtado Director del Museo Nacion;l de Antropología, y unanota de José Luis Melgarejoa la Carta Etnográfica que élmismo levantó siendo Jefe delDepartamento de Antropología del Estado de Veracruz.
El material de que trataaparece distribuido en, seis capítulos, dentro del pr.lm~r tomo de la manera SIgUIente:Ca~ítulo 1, "Generalidades.";Capítulo IJ, "CaracterísticasGenerales" ; esto es, edad, estado civil y número de hijos,ocupación; Capítulo lIT, "Caracteres Fisiológicos": temperatura corporal, frecuencia delpulso radial, tensión arterial;Capítulo IV, "Caracteres Descriptivos": color y textura delcabello, color de los ojo y dela piel, pilosidad de la extremidades; Capítulo V, "Caracteres Somatométricos" : A)cuerpo, B) cabeza y cara, C)variabilidad de los caracteres
Por Andrés HENESTROSA
PRETEXTOS
Conocí a Maria Izquierdo hace muchos años, cuandoacababa de llegar a la ciudad de México, o por lo numosasí me lo parecía. Por el rUlllbo de la Escuela de M edicina, ya para fllegar a la calll1 de Colombia., vivía en unúltilllo piso. Alguno lile llevó a Sil casa, '//11a casita m.exicana,adorna~fa con juguetes, bolas de cristal, trastos, retablos, idoli!los femeninos, entre los que M aria destacaba como una hermana 1'I'l-ayor. Otros veces la encontraba por calles y mercados,vistiendo sus ropas de tonos encendidos, tocada con grandesrollos de listones colorados, azules y verdes, en un alarde ornamental qlle su segllro instinto pueblerino sabí(/. equilibrar.Par.ecía que pasaba por 1'lucstro lado un trozo de cam,po, ~m
gajo de provincia, una ráfaga municipal. Entonces fue cuandoempezó a pintar, cuando se atrevió por los camino de la pintura, con tembloroso andar, con mano zozobrante, con frentefebril. N o plldo, como 1/0 puede nadie que empiece, hacer lascosas por sí misma, decirlas con palabras propias; como lo hadicho Pablo N emda de sus orígenes literarios, voces ajenasmezclaban sus síJiabas en su voz, pero ya desde entonces habíaen Sil mensaje algo que no podía ser sino propio: la entonación,el acento lejano )f misterioso, como venido del fondo de nuestropasado indígena. Y C011'1O los años no pasw~!en vano, ni la vidapasa sin dejar rastro, muy pronto María Izquierdo encontrósu palabra, su ,expresión, la voz que la distingue en el coro dela pintllra mexicana. La primem exposición de sus obras-aho1'O 25 mios- tuvo las trazas de IIna revelación. DiegoRi'vera la saludó )1 le dio la bienvenida con entusias.~no: el artepictórico mexicano se enriquecía con un nuevo nombre, conuna, obra que por donde quiera que se v'iera trascendía un hálito natafl, de raza y de terrui'io. Tenía, y tiene su. pintura, loscolores, la fisonomía y la sencillez de las cosas cotidianas, elpri'mor de lGis cosas mínÍ1nas y fmniliares que en fuerza de S~t
frecuencia en nuestro trato pasan inadvertidas. M aría Izquierdocon un ánimo que se dijera fraterno, se inclina y las levanta,y las traslada a sus lienzos amasadas con una suerte de ternuray hermandad que impulsa a los temas a entregar su jugo esco'ndido y ·remoto. Unas frutas, unos cacharros, unas flores, unrostro de niña, una figura' animal, son puntos de partida propicios para M aría Izquierdo: eso le basta, como es común afas artistas verdaderos, para realizar U11a obra cabal, de esasque no corrrige el tiempo -tÚ enmienda la casualidad. Y ahíquedan, colgados en et muro del tiempo, a espaldas de la muertey del olvido, algunos de los cuadros en que esta g1'On pintoralogró aprisionar una manera de nuestro ser sin tiempo.
Un día, el menos esperado, Mar'ía Izquierdo fue atacadadel una cruel enfermedad, que ahora acaba de 111atOlrla. Herida,sin manos para em,puiiar los instrulluntos áe trabajo, no dejósin e1-nbargo de pintar. Con los pinceles aJ11arrados a la manoizquierda volvió a la pintura, ya su. solo deleite. Como desde~t1la colina alta y despejada contempló en los últimos mios lasestaciones recorridas en el herido tráns'ito, J', sin dejarse invadirde tristezas, alcanzó la dolorosa certeza de que no vivió envano y de que no hizo un mal e11I pleo de su genio de artis'taíntegra )i verdadera. '
JO
somatométricos; Capítulo VI,semejanzas y divergencias entre los grupos. El tomo segundo contiene la Carta Etnográfica y las que corresponden alas características somáticas ya las divergencias tipológicas.
De acuerdo con la importancia lingüística reconocida porlos censos de población, el primer grupo es el nahua, con76,765 individuos monolingües; en segundo lugar estánlos totonacos con un total de26,651 individuos; los huastecos ocupan el tercer lugar con9.488 individuos; luego estánJos otomíe , con 5,100, los popoJucas con 3,239 y los tepehuas con 1,667. Entre todosestos grupos se tomó por objeto del estudio antropológicoun total de 3,000 individuosmonolingües.
La presente obra "es el primer intento para describir lostipos humanos que habitan endeterminada región o entidad,al igual de lo que se ha hechofrecuentemente con los recursos naturales, los climas, la vegetación, etc." Por otra parte,en México es tan antiguo elempeño por estudiar la población, como la necesidad quesiempre han sentido sus gobernantes de conocer el materialhumano con que debían contar.Ya los códices prehispánicosdan cuenta de los rasgos másnotables de aquellos pueblos:creencias, costumbres, etc. ElGobierno Colonial, a su vez,adoptó medidas conducentes auna mejor comprensión de .susnuevos gobernados. Pero no essino hasta ahora cuando, mediante los recursos de la moderna ciencia antropológica, sepuede llegar a un conocimiento exacto de tan compleja yamplia zona de estudio comoes el Estado de Veracruz.
A. B. N.
FRANCISCO L. URQUIZO, Tropavieja, Populibros. "La Prensa".México, 1955.
Tropa vieja es una "novelade la revolución" que compendia v~rios episodios de guerra,que tIenen lugar en México,Monterrey, Torreón, Veracruz y en algunos otros pueblos, allá por el año de 1910.Es un testimonio de carácterautobiográfico, relato en primera persona, que alcanza laespontaneidad de expresión deun testigo poco contaminadopor la cultura: Espiridión Sifuentes. El lenguaje popularque usa contribuye a la verosimilitud de lo que relata.Localismos, modismos, refranes, dan un matiz peculiara la novela; la ironía, másque un recurso retórico esun signo esencial del h~mordel pueblo ante la muerte y, de
~1S reticencias del mexicanopara expresarse.
El mundo de Trop!1 vieja noes apacible, en primer términopresenta el cuartel, engranajesin remedio en el que Jos oficiales, las ruedas grandes, seensañan contra los soldados,las ruedas chicas; mientras, enla calle, ricos y pobres entablanuna lucha sin tregua por susintereses económicos; al fin,todo se resu<"lve <"n el indeciso
horizonte de los campos deguerra.
El personaje principal, muybien caracterizado, es el consabido Espiridión Sifuentes.De los otros, solelados, oficiales, rancheros y hacendados,ninguno alcanza categoría suficiente para alternar con elnarrador en un mismo plano.Están bien encuadrados en sumarco social; pero nunca salenele su condición secundaria;
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algunos son olvidados en eltranscurso ele la acción; otrosse anuncian; pero no aparecenen escena; ciertos personajeshistóricos, de !a vida real, ensu tránsito por las páginas dela novela prestan un mayorviso de verosimilitud a estosepisodios.
La trama más que piscológica es social y, aunque no muyfuerte, opera con eficacia dentro de los planes creadores delnovelista. La estructura, esabierta, tradicional; la cadenade sucesos se desenvuelve conorden dentro del tiempo. Laacción exterior predomina sobre la interior; la actividadpsíquica de los personajes noempaña la objetividad de lossucesos.
La parte descriptiva e lamás bien lograda. U rquizo esante todo un buen narradorque combina realidad y fantasía con destreza. La descripción minuciosa de la rutina delcuartel, aunque prolija, proporciona to.do un ritmo vital,monótono y trágico. Por otraparte, es difícil que sea superada la descripción del acelerado ritmo emotivo de sus batallas, en especial la toma deTorreón por los maderistas.
El temple ele ánimo que em_barga Tropa vieja es entreadusto y jovial, como una sonrisa que se le arranca al dolor.El característico juego delpueblo mexicano con la muerte está aquí presente casi entodo momento, y se traduceen el cinismo de un hombremedio primitivo, EspiridiónSifuentes, quien se burla delos va!ores, y luego, se entregaa un "monólogo interior" quese abisma en las profundidades del ser y late al unísonodel pulso, que arrastra las palabras y tartamudea, que repite los vocablos con un eco detristeza y los apoya unos enotros, como si buscara a tientas un camino en la noche.Tropa vieja goza de un realismo escéptico-optimista, su espectaculo es sombrío; pero nodeprimente. Y al final, hayuna esperanza, si bien remota,de que terminarán alguna vezlos sufrimientos de los pobres.Las simpatías del autor estáncon los que sufren, con lossoldados y los campesinos;pero como testigo imparcialdice lo que ve, no adorna aninguno con virtudes ficticias.pues sus personajes están inspirados en hombres de carney hueso.
c. V.ENRIQUE GONZÁLEZ MARTíNEZ,
"Cuentos y otras Páginas". Selección de Ana María Sánchez.Biblioteca Mínima Mexicana,Vol. 19. México, 1955. 128 pp.
Ciertamente no es un favorel que se le hace al poeta En-
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