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V Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política Contemeporánea, Bs. As. 2014
De racionalidad y de recuperación. El discurso kirchnerista de la recuperación de YPF.
Federico Bietti (IDHES-ENS de Cachan)
Resumen
El siguiente trabajo se esfuerza por reconstruir el discurso del gobierno nacional de la
República Argentina (2012) alrededor de la compañía petrolera nacional YPF privatizada en
el año 1991 –a partir de las recomendaciones del Consenso de Washington de “racionalización
del Estado”- , que en 2012, derivó en la expropiación del 51% de las acciones de la compañía
correspondientes al grupo español REPSOL. El trabajo busca problematizar la “recuperación”
de la compañía, sirviéndonos de los propios términos nativos de parte del gobierno nacional -
promotor de la medida-, a la luz de las teorías de la racionalidad de Raymond Boudon y Alfred
Schütz. Al aplicar los modelos de racionalidad de estos dos autores buscamos comprender la
forma de construcción de “la causa YPF” por parte del sujeto colectivo (gobierno) encargado
de llevar a cabo la medida, a fin de arribar a la meta esperada: la aprobación de la ley 26741
de soberanía hidrocarburífera, que a través de la expropiación de las acciones de YPF
correspondientes a REPSOL, aspira a lograr el autoabastecimiento energético y de
combustibles en Argentina. Reconstruir el discurso de recuperación de la compañía a partir
del trabajo de los autores mencionados, en principio según la sociología de Raymond Boudon,
nos permitirá comprender la medida desde diferentes dimensiones de análisis de la noción de
racionalidad. El primero de ellos es el nivel de la racionalidad instrumental. Este nivel nos
reconduce al utilitarismo subyacente a la decisión, al cálculo costo beneficio por parte del
gobierno para tomar de decisión, al nivel teleológico o finalista de la medida, expresado,
mismo, en el titulo del proyecto de ley como “soberanía hidrocarburífera”. El segundo nivel,
sin pretender establecer una relación jerárquica entre ellos, corresponde a la racionalidad
axiológica o racionalidad en torno a valores. Es decir al conjunto de argumentos justificados
por una preposición de carácter valorativo que viene a fundamentar todo el discurso lógico, a
partir de una “lógica” normativa. El “valor” asignado a la argumentación normativa, tendría
sentido mientras ninguna otra argumentación portando un enunciado de carácter axiológico
nos condujera a considerar otro fin como preferible. El tercer nivel, responde a la racionalidad
cognitiva de la toma de decisión. Aquí encontraríamos el conjunto de enunciados que
corresponderían al objetivo perseguido, en tanto y en cuanto, otro conjunto de enunciados no
correspondieran a un otro objetivo preferible en detrimento del buscado. Sin embargo
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nuestro análisis nos se detendría en este punto, sino que buscaría establecer la relación de los
diferentes niveles de racionalidad expresados al interior del proceso de toma de decisión. De
este modo, nos valdríamos de los análisis de la fenomenología social de Alfred Schütz, quien
parte de la idea que la racionalidad no es una característica inherente a la acción, sino una
categoría del análisis científico. Entonces al distinguir la estructura de motivos que guían la
acción, podríamos establecer el vínculo entre las diferentes dimensiones establecidas. Así, a
partir de la distinción de pasado y futuro de la estructura del proyecto de acción presente,
Alfred Schütz nos daría la clave para comprender la dinámica de la racionalidad introducida
por Boudon. Los “motivos porque” del proceso en curso, al corresponder a la dimensión
“pasado” de la acción, tendrían su correlato en la estructura axiológica de la racionalidad. De
este modo el carácter doctrinal del proyecto político podría encontrar su correlato conceptual
en la toma de decisión, y el carácter “nacional popular” de la medida, logaría su inscripción
dentro del curso de acción. Por otro lado, el nivel instrumental encontraría su correlato
temporal en el futuro de la acción en curso, bajo la forma de “motivos para”, correspondientes
al estado de cosas buscado, en nuestro caso “la soberanía hidrocarburífera”. Finalmente
nuestro cuadro se completaría con el concepto de sentido, también desde la perspectiva de
Schütz, que vendría a significar la acción en un a posteriori, del proceso decisorio, cuando la
acción deviene acto. Cumpliendo el recorrido establecido, estaríamos dotando de sentido el
complejo proceso de renacionalización de la empresa petrolera nacional.
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« Le sociologue fait de la philosophie dans toute la
mesure où il est chargé, non seulement de noter
les faits, mais de les comprendre. Au moment de
l'interprétation, il est lui-même déjà philosophe.»1
1. Introducción
Toda acción representa una unidad de sentido de la cual podemos reconstruir los motivos que
la significan. La verstehen en tanto método propio de la sociología apunta a esa unidad
significante. A través de la comprensión como principio fundamental de la sociología, asociada
a la idea expresada por Merleau-Ponty sobre la hermenéutica al interior del trabajo
sociológico, podemos ligar los trabajos de Raymond Boudon y Alfred Schütz en torno al
problema de la racionalidad. Así, la ciencia de las conductas sociales, según Boudon tiene
como objetivo explicar una acción, un sentimiento o una creencia individual a partir de la
reconstrucción de las razones que de ella dan cuenta al interior del espíritu del individuo. Sin
embargo esas razones no son de carácter sui generis. Ellas son el producto emergente de
contextos particulares y de situaciones biográficamente determinadas (Boudon, 2011; Schütz,
1962). Entonces explicar una acción significa dar cuenta de las razones de los individuos
típico-ideales que componen el grupo de pertenencia, o el contexto de emergencia, de los
sujetos que actúan.
La siguiente ponencia intenta integrar las perspectivas del concepto de racionalidad de
Boudon y de Schütz para luego aplicar el resultado de dicha operación, al estudio de la
recuperación (utilizando la terminología nativa) de la compañía productora de petróleo e
hidrocarburos YPF de parte del gobierno de la República Argentina en 2012. En principio
vamos a intentar seguir la argumentación de Raymond Boudon sobre el concepto, luego
introduciremos la perspectiva de Schütz a fin de obtener una visión integradora de la idea de
racionalidad. La segunda parte de la presentación se ofrece como la puesta a prueba del
modelo integrado de la racionalidad para el estudio del discurso kirchnerista en torno a la
toma de decisión de renacionalizar la compañía YPF a través de la expropiación del 51% del
56% de las acciones pertenecientes al grupo español Repsol.
1 Merleau Ponty (1960) Signes, Paris, Gallimard p.164.
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2. Parte I. Las perspectivas de la racionalidad y el modelo integrado de Boudon y
Schütz.
2.1. La Teoría General de la Racionalidad de Boudon.
2.1.1 La insuficiencia de la teoría utilitarista de la racionalidad
Según la Rational Choice Theory (RCT), principalmente desde la perspectiva de Becker,
Coleman y Elster, una acción es racional en la medida que genera efectos positivos para el
actor, efectos que el individuo pondera sobre aquellos que hubiera provocado toda acción
alternativa (Becker, 1996). Desde la visión económica que nos habla Gary Becker, un
individuo actúa de forma racional cuando conduce su acción según el criterio de mayor
utilidad respecto a las alternativas disponibles a mano. Así, Boudon identifica el principio
utilitarista que guía la definición de la racionalidad según la RCT. Para esta teoría toda acción
se distingue en el espíritu del individuo por su carácter egoísta e instrumental. De este modo,
en relación a este principio Boudon propone su primera crítica a la RCT. Esta teoría sería
sumamente efectiva al momento de dar cuenta de la elección de los medios conducentes a un
determinado fin, mas no podría explicar el complejo categorial que conduce a un individuo a
preferir aquel fin puntual a cualquier otro igualmente disponible y a su alcance (Boudon,
2002, 2007, 2009, 2011).
La racionalidad instrumental es utilitarista. Ella considera que una acción es racional en la
medida que produce efectos útiles en relación a los planes de orden superior del actor
(Schütz, 2009). La acción racional, siguiendo la lógica instrumental, tendría por motivo la
obtención de efectos positivos para el proyecto de acción en curso del sujeto. Por ejemplo, la
RCT y su perspectiva instrumental permiten de forma eficaz explicar un fenómeno como la
guerra fría. En este caso, la RCT, ofrece una respuesta satisfactoria por el simple hecho que
todo gobierno debe ser egoísta y priorizar los intereses de la nación que tiene a su cargo
(Boudon, 2011, 2009, 2007). Así, la RCT confunde racionalidad con racionalidad
instrumental. Ella no toma en cuenta ninguna otra dimensión de la noción de racionalidad.
Ahora ¿qué otras dimensiones debemos concebir para comprender de forma global la noción
de racionalidad?
2.1.2. La racionalidad cognitiva
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Existe otra dimensión de la racionalidad que nos permite juzgar como válido un sistema de
argumentos que conducen a una acción, si no existe otro conjunto de argumentos que nos
lleve a considerar como preferible otra alternativa igualmente disponible y a nuestro alcance
(Boudon, 2007, 2011). Se trata de la dimensión cognitiva de la racionalidad o racionalidad
cognitiva.
La dimensión cognitiva de la racionalidad muestra que el actor más allá de su conducta
utilitarista, busca determinar si una idea es verdadera o falsa, o bajo qué condiciones sus ideas
pueden volverse verdaderas o falsas. De este modo más allá de dimensión instrumental de la
racionalidad podemos reconocer su aspecto cognitivo. La TGR ofrece entonces una explicación
más precisa que la RCT sobre la racionalidad subyacente a los fenómenos sociales. Podemos
ahora formalizar la definición boudoniana de la racionalidad cognitiva. Boudon sostiene que:
“Dado un sistema de argumentos {S}---- P, explicando un fenómeno P, es
cognitivamente racional considerar {S} como una explicación válida de P si 1/ todos
los componentes de {S} son aceptables y compatibles entre ellos y si 2/ ninguna
explicación alternativa {S}’ está disponible y es preferible a {S}” (Boudon, 2007: 97)2
2.1.3 La racionalidad axiológica
La noción de racionalidad axiológica refiere a los casos donde las creencias normativas
encuentran su fundamento en el espíritu de los actores apoyándose sobre los sistemas o
conjuntos de razones, que pueden ser de carácter instrumental o no, percibidos par los
individuos como válidos. La racionalidad axiológica consiste, siguiendo los argumentos de
Boudon, en la inclinación normativa de de la racionalidad cognitiva (Boudon, 2007, 2009,
2011). Como lo dijimos anteriormente, la racionalidad cognitiva reconoce un sistema de
argumentos S como explicación válida de P si todos los componentes de S son aceptables,
compatibles y coherentes, y si no existe una explicación S1 disponible y preferible (Boudon,
2007). La racionalidad axiológica se define así:
“Sea un sistema de argumentos {Q}--- N conteniendo al menos una preposición
normativa o apreciativa y concluyendo a una norma N, todos los componentes de {Q}
siendo aceptables y compatibles, la racionalidad axiológica establece que aceptemos N
2« Etant donné un système d'arguments {S}--- P expliquant un phénomène P, il est cognitivement rationnel de considérer {S} comme une explication valide de P si 1/ toutes les composantes de {S} sont acceptables et compatibles entre elles et si 2/ aucune explication alternative {S}' n'est disponible et préférable à {S}. » (Boudon, 2007 : 97) traducción propia.
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si ningún sistema de argumentos {Q}’ preferible a {Q} y conduciendo a preferir N’ a N
no se encuentre disponible” (Boudon, 2007: 63)3
2.2 La perspectiva de Schutz
« Rationality in its strict meaning is a category of
the scientific observation of the social world and
not a category in the mind on the actor within the
social world »4 .
2.2.1. La fenomenología social de Alfred Schutz respecto al estructural funcionalismo de Talcott
Parsons respecto al concepto de racionalidad.
Siguiendo los análisis de Talcott Parsons, la racionalidad comienza con la concepción de un
actor capaz o al menos que dispone de las condiciones para conocer todos los aspectos de la
situación en la cual se encuentra inmerso. Un actor que tiene un control total de la situación a
partir de su conocimiento de las condiciones de realización de su acción. Un actor que conoce
los medios disponibles a fin de alcanzar el estado de cosas imaginado. La racionalidad en este
contexto consiste en la capacidad de aplicación del cálculo medios-fin con el objetivo de
predecir las consecuencias de las diferentes vías de alternativas de acción y de modificación
de la situación con la intención de lograr el orden proyectado.
Parsons representa el paradigma de una concepción de la acción racional que se confunde con
el sentido común de los actores en la producción del sentido de la acción. Una ciencia
semejante ne puede explicar el sentido de la acción ya que arrastra el sesgo del sentido común
de los actores explicando su actividad. La definición parsoiana no podría separarse de una
idea corriente, propia de los actores implicados en la producción cotidiana del mundo
ordinario. Parsons ofrece una idea de la acción racional que hace de la ciencia una duplicación
del mundo ordinario. De este modo Schütz propone una concepción de la racionalidad que da
3 « soit un système d'arguments {Q} ---- N contentant au moins une préposition normative ou appréciative et concluant à la norme N, toutes les composantes de {Q} étant acceptables et compatibles, la rationalité axiologique veut qu'on accepte N si aucun système d'arguments {Q}' préférable à {Q} et conduisant à préférer N' à N n'est disponible. » (Boudon, 2007 : 63) traducción propia.4 Alfred Schutz, Unpublished Harvard lecture, Beineke Library of Yale University
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cuenta de la especificidad del nivel de análisis científico. Schütz consagra sus esfuerzos a
establecer la oposición entre el nivel de la experiencia del actor y el nivel de la experiencia
propia del análisis sociológico.
El proyecto de la fenomenología social para abordar la noción de racionalidad consistirá
entonces en examinar los diferentes niveles de la experiencia del mundo-de-la-vida. Schütz
comenzará por examinar la aplicabilidad de la noción de racionalidad a la concepción que el
actor tiene de su propia acción en la esfera de la actitud natural. Luego procederá del mismo
modo con las categorías del observador científico. La operación siguiente consistirá en
determinar si las categorías utilizadas por el científico corresponden a las del actor
observado. Como hemos dicho anteriormente con la frase que abre el apartado podemos decir
que a partir del pasaje de un nivel a otro de la experiencia los esquemas se modifican.
El término de la racionalidad, en este momento y considerando los niveles presentados, tiene
un rol de concepto bisagra (Schütz, 1964). El rasgo característico de los conceptos bisagra es
señalar los saltos de nivel en un sistema que hasta el momento era considerado homogéneo.
Los niveles propios de nuestro análisis son: la actitud natural y la perspectiva del observador
científico. La importancia de esta clase de conceptos en el análisis es que el nivel al cual la
investigación puede realizarse depende del sentido atribuido al concepto en cuestión (Schütz,
1964). Los conceptos bisagra dividen lo que otrora era indiferenciado u homogéneo. El nivel
que se desprende por la introducción del término “acción racional” es el de la observación
teórica y de la interpretación del mundo social en la actitud natural. Así Schütz presenta una
distinción entre lo que podría ser una acción razonable desde el punto de vista del actor. Un
actor que sopesa los medios y los fines de su curso acción, que evalúa los costos y beneficios
respecto al fin esperado, actúa de forma razonable. El problema hasta el momento es
confundir lo que desde el punto de vista del análisis científico es una acción racional y lo que
desde el punto de vista del actor es una acción “sensata” o razonable en relación a la situación
y el estado de cosas proyectado. El punto de vista del actor respondería a la idea de
racionalidad no solo si manejara todas las alternativas posibles de la situación respecto al
objetivo proyectado sino a su estructura de planes pasados y presentes. Pero la situación se
complejiza al considerar que el mundo es un mundo intersubjetivo, entonces, en su sopesar
medios y fines, para hablar de acción racional desde el punto de vista del actor, éste debería
controlar las alternativas actuales respecto a la estructura de planes de sus semejantes
(Schütz, 1964).
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La racionalidad, como categoría propia del análisis científico de la acción social, responde a la
construcción de tipos ideales que guían el trabajo sociológico según Schütz. El postulado de
racionalidad implica que el tipo ideal sea construido de manara tal que el actor en el mundo
del habitar cotidiano actuaría de forma típica o tipificada, si él contara con el conocimiento
científico y la distinción de todos los elementos ligados a la elección del curso de acción
presente. El observador científico debe guiar su mirada en función de ciertos principios. El
primer posteado es el de interpretación subjetiva. Este principio consiste en poner en
perspectiva el fenómeno respecto a un tipo de espíritu individual con los pensamientos típicos
que pueden serle atribuidos. El siguiente postulado es el de adecuación que indica que los
términos que forman el modelo deben ser comprensibles para los actores en cuestión. Para
completar el cuadro, Schütz, agrega que el conjunto de postulados debe ser compatible con los
principios de la lógica formal, es decir que todos los términos deben ser concebidos de forma
clara y distinta, y que la explicación debe ser compatible con el ensamble de conocimientos
científicos. Estos principios constituyen el postulado de racionalidad según Schütz (1962,
1964).
2.2.2 la racionalidad y la estructura de motivos de la acción
A diferencia de Max Weber, Schütz considera que toda acción es racional, no solamente la
acción con sentido. Toda acción es racional por el hecho que el actor puede separarla del flujo
continuo de vivencias y asignarle un sentido. El concepto de sentido según Schütz tiene un
carácter doble, de un lado como “significativdad”: como inscripción en el espíritu del actor y
como inscripción en el mundo compartido; y por otro lado como “relevancia” como
orientación de la acción respecto a la estructura de planes del actor.
Las experiencias dotadas subjetivamente de sentido, que emanan de nuestra vida espontanea,
se definen como “comportamientos”. La acción es un comportamiento, explícito o implícito,
previamente imaginado y fundamentado sobre un proyecto preconcebido. Las acciones
dotadas de sentido según la define Schütz son comportamientos motivados. Sin embargo es
preciso clarificar la noción de “motivos”. La confusión de la sociología comprensiva alrededor
del término “motivos de la acción” se encuentra en la base de la fenomenología social. Schütz
distingue, entonces, los motivos-para y los motivos-porque de la acción. Los motivos- para
tienen la característica de apuntar al estado de cosas proyectado. Este tipo de motivos
refieren a la temporalidad futura del proyecto de acción. El acto proyectado constituye el
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motivo-para de la acción. Alineados con los motivos-para se encuentra el fiat voluntario que
transforma la proyección en decisión de cumplir el proyecto. El fiat voluntario como la
decisión transforma la acción imaginada en intención de realización (Schütz, 1962).
Los motivos-porque de forma complementario se conectan con la dimensión pasada el
proyecto de acción, es decir, que el estado de cosas proyectado se inscribe al interior de la
biografía del actor a partir de sus experiencias pasadas. Este tipo de motivos sirven de
fundamento y de condición de posibilidad para concebir de forma imaginaria el curso de
acción en cuestión. Las experiencias pasadas que forman el acervo de conocimiento
disponible a la mano, no solamente condicionan la acción proyectada, sino que lo determinan.
Los motivos-porque funcionan como la inscripción biográfica de la situación imaginada; la
situación imaginada existe gracias a la presencia de los motivos-porque puntuales, en tanto
sedimento de experiencias personales pasadas y propias al sujeto en tren de concebir el
proyecto de acción (Schütz, 1962, 2009).
2.3 El modelo integrado de la racionalidad
2.3.1 La insuficiencia de la teoría general de la racionalidad
Al momento de demandar a la TGR una dinámica interna de las dimensiones de la
racionalidad, un modo de relación entre los diferentes tipos de racionalidad que ella
introduce, constatamos que no existe una respuesta clara y distinta, ni siquiera una respuesta
explicita. La teoría general de la racionalidad no presenta una explicación de la dialéctica
interna de las diferentes formas de la racionalidad que ella describe. Esta perspectiva no
ofrece tampoco la posibilidad de pensar un horizonte temporal de las dimensiones de la
racionalidad respecto al curso de acción presente del actor; el mismo curso de acción que ella
pretende explicar o tomar como objeto de estudio.
La sola relación entre las dimensiones de la racionalidad que la TGR propone es pensar la
racionalidad axiológica como la inclinación normativa de la racionalidad cognitiva. Es decir,
que la racionalidad respecto a los valores sería una racionalidad cognitiva que no fue, un tipo
abortado de racionalidad cognitiva. Esta relación introduciría una jerarquía o dependencia, al
menos, entre estas dos dimensiones.
De nuestra parte preferimos, entonces, intentar buscar el complemento entre la TGR y la
fenomenología social a partir de integrar las dimensiones propuestas por Boudon y los
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análisis de la estructura temporal del proyecto de acción de Schütz. Con la introducción del
horizonte temporal del proyecto de acción propio de la fenomenología social, esperamos
llegar a un modelo integrado de la racionalidad que nos permita abordar los fenómenos del
mundo-de-la-vida como nuestros autores indican: encontrando sus causas en el sistema o la
estructura de motivos propios de los individuos que los producen.
2.3.2 El modelo integrado de la racionalidad de Boudon y Schütz.
Nuestra propuesta de integración de las perspectivas de Boudon y Schütz, responde a la
articulación de las dimensiones presentadas por el primero: instrumental, axiológica y
cognitiva, a partir de la dimensión temporal del proyecto de acción postulada por el segundo.
La racionalidad instrumental en la medida que es “finalista” tendría su correlato en la
estructura de motivos a través de los motivos-para. La racionalidad instrumental aspira a
conseguir un estado de cosas puntual producto del cálculo costo-beneficio en el corto término
de parte del sujeto que intenta maximizar las ventajas de su actividad. Así, como los motivos-
para la racionalidad instrumental forma parte de la dimensión futura del proyecto de acción.
Por su parte, la racionalidad axiológica en tanto que sistema de valores o en tanto que
estructura de valores que porta el individuo forma parte de la subjetividad del actor al
momento de actuar. Ella corresponde entonces a la dimensión pasada del proyecto. Así, la
racionalidad en relación a los valores puede traducirse en la estructura de motivos como
siendo parte de los motivos-porque de la acción en curso.
Finalmente, la racionalidad cognitiva muestra el doble carácter de la dimensión pasada del
proyecto de acción. En el análisis –a posteriori- de la acción, la racionalidad cognitiva se asocia
con los motivos-porque y emerge como argumentación válida a fin de alcanzar el objetivo en
cuestión. Aunque la pregunta si la racionalidad axiológica deriva de la racionalidad cognitiva
quede sin respuesta, la intuición boudoniana de asociar estos dos tipos se confirma con la
introducción del horizonte temporal de la acción que permite integrar las tres formas de la
racionalidad que ofrece la TGR.
3. Parte II la aplicación del modelo integrado de racionalidad al análisis de la
renacionalización de la compañía YPF de parte del gobierno argentino (2012)
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3.1.1 La puesta a prueba del modelo integrado de racionalidad, la “recuperación” de
YPF
A fin de probar la capacidad explicativa del modelo integrado de racionalidad, nos
proponemos analizar la toma de decisión del gobierno de la Argentina en 2012, de expropiar
el 51% del 56% de las acciones de la compañía petrolera y productora de hidrocarburos YPF,
propiedad del grupo español Repsol. El objetivo de la medida consistía en recuperar el control
de la compañía, fundada en 1922 como empresa estatal y nacional, privatizada y
desnacionalizada durante los años 90. La principal apuesta de la decisión era garantizar la
autosuficiencia energética de la nación y alcanzar la soberanía en materia de hidrocarburos.
La decisión se fundamenta sobre el accionar de la compañía española respecto a la filial
argentina y el modelo de desarrollo económico nacional en materia de hidrocarburos. La falta
de inversión en exploración y desarrollo, la selección de refinados, la derivación y venta de
activos de la compañía amenazando el abastecimiento interno para la industria y el consumo
particular, mostraron la necesidad de control estatal de la producción de tales recursos
energéticos. Los recursos hidrocarburíferos, su producción y precio, pueden hacer bascular el
conjunto de la economía de una nación dada su centralidad en todos los eslabones de cadena
productiva. Así, en el año 2011, el Estado argentino consagró USD 9 mil millones a la
importación de combustible, proyectando un déficit energético creciente para el año siguiente
que al momento de la toma de decisión era de USD 4 mil millones. De este modo, y a los
efectos de garantizar los objetivos de autoabastecimiento y soberanía energética a través del
mensaje 529/12 del 16 de abril de 2012, la Presidenta de la República enviaba al congreso el
proyecto de ley que luego confirmaría dicho estatus con el número 26741 YACIMIENTOS
PETROLIFEROS FISCALES “Declárase de Interés Público Nacional el logro del
autoabastecimiento de hidrocarburos. Créase el Consejo Federal de Hidrocarburos. Declárase
de Utilidad Pública y sujeto a expropiación el 51% del patrimonio de YPF S.A. y Repsol YPF
Gas S.A.”. En el mismo momento establecía la intervención de la compañía a través del decreto
nacional 530/12 que permitiría desarrollar el informe “informe Mosconi” que funcionaría
como fundamento técnico de la toma de decisión. El proyecto proponía declarar de utilidad
pública y sujeto a expropiación “el cincuenta y un por ciento (51%) del patrimonio de YPF
Sociedad Anónima representado por igual porcentaje de las acciones Clase D de dicha
empresa, pertenecientes a Repsol YPF S.A., sus controlantes o controladas, en forma directa o
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indirecta”(Fernández, 2012: 50). Sin embargo la ley finalmente aprobada el 3 de mayo de
2012 y promulgada al día siguiente, agregaba “declárase de utilidad pública y sujeto a
expropiación el cincuenta y un por ciento (51%) del patrimonio de Repsol YPF GAS S.A.
representado por el sesenta por ciento (60%) de las acciones Clase A de dicha empresa,
pertenecientes a Repsol Butano S.A., sus controlantes o controladas.”5.
Nuestra intención es analizar la toma de decisión como la acción racional a explicar a partir de
la dimensión temporal del proyecto de acción. A tal fin intentaremos comprender el objetivo
de la medida a través de la racionalidad instrumental y su correlato en la estructura de
motivos como motivos-para de la acción. Al mismo tiempo asociaremos la racionalidad
axiológica y su correlato en la estructura de motivos-porque con la ideología política que sirve
de base a la medida. Finalmente alinearemos la racionalidad cognitiva y su correlato
motivacional porque con la argumentación técnica que fundamenta la decisión.
3.1.2 La racionalidad instrumental, los motivos-para y la soberanía energética.
3.2.1 Argumento 1. La autosuficiencia energética como motivo-para. El argumento utilitarista.
Existen al menos tres razones que motivan la participación del Estado como actor central en
la determinación del precio y de la producción de hidrocarburos: primero, el impacto que
estos recursos tienen en la competitividad de de la economía; luego el efecto que su precio
tiene sobre el poder de compra del salario; finalmente la apropiación de los excedentes
derivados de la explotación de hidrocarburos. El petróleo es un factor primordial para la
matriz productiva del país implicado en una gran variedad de procesos industriales. Los
gobiernos kirchneristas desde su propia interpretación y presentación se han focalizados en
la consolidación de la reindustrialización basada sobre el dinamismo del mercado interno y la
expansión de las exportaciones. Este modelo de desarrollo con inclusión que buscaba
compensar la dislocación social del modelo de acumulación neoliberal de
desindustrialización, desregulaciones, fuerte apertura económica, descentralización y
privatizaciones. Al mismo tiempo, estos recursos energéticos sirven como combustibles para
el transporte e impactan sobre los costos de distribución y la cadena de comercialización. Así,
la competitividad de la producción de un país depende en una gran medida del costo de la
energía, y en consecuencia, del precio del petróleo sobre el mercado interno. Los precios de
5 Disponible en http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/195000-199999/196894/norma.htm
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los combustibles deben garantizar la obtención de ganancia para los capitales internacionales
privados y la competitividad de la industria nacional a nivel internacional: si los precios del
combustible y la energía son fijados a un nivel artificialmente elevado, la industria de un país
deja de ser competitiva.
La intervención del Estado en la producción de hidrocarburos así como en la determinación
de su precio, contribuye a aislar la economía local de los vaivenes de la economía mundial. Así,
la acción del estado protege la economía de la especulación externa, reduce la vulnerabilidad y
disminuye la incertidumbre ligada a la dependencia.
Por otro lado YPF desde su creación ha sido un actor central para el desarrollo económico y
para la industria. Esta función devino central durante los años de los gobiernos kirchneristas
en un contexto marcado por un proceso creciente de industrialización. Según Enrique
Mosconi, primer presidente de la compañía, el Estado debe ocupar una posición central en la
gestión de los recursos energéticos. Mosconi remarcaba principalmente que cada vez que el
Estado no se implica en la determinación del precio de los hidrocarburos, ellos son
determinados en acuerdo con el “verdadero” precio del combustible, que es aprovechado
solamente por el capital y no por los trabajadores o los consumidores.
La argumentación utilitarista parece introducir de forma natural la medida que constituye
nuestro análisis: la expropiación de YPF. Siguiendo el hilo conceptual y a fin de lograr el
autoabastecimiento energético, parece lógico concebir una empresa nacional que sigue los
intereses del Estado.
A partir de la argumentación desarrollada por el gobierno parece evidente que los
hidrocarburos son un recurso estratégico, y que el autoabastecimiento en materia energética
es un factor central para el desarrollo de un país. Así, podemos comprender la medida de
declarar la producción de hidrocarburos, de interés público y sujeto a expropiación de la
compañía YPF como una acción racional que responde a los motivos-para de la soberanía
energética.
3.2.2 Argumento 2. Será preciso reconstruir una empresa que responda a los intereses nacionales
para garantizar la autosuficiencia energética.
Repsol condujo una política predatoria de la compañía por la aplicación de una lógica
operativa más cerca del mundo de las finanzas que del mundo productivo. La producción de
Repsol-YPF durante el período 95-11 obligó al Estado argentino a multiplicar por once las
importaciones de combustible. En 2011, el nivel de importaciones de combustible alcanzó los
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USD 9.397 millones. Esta cifra es más o menos equivalente al saldo comercial de toda la
economía del país en el mismo año: USD 10.347.
El análisis de la información de la producción de petróleo y de gas confirma la responsabilidad
de Repsol-YPF en el proceso de dependencia energética creciente. De 1998 a 2011, la
producción de petróleo de la Argentina se redujo 15,9 millones de mts3 de los cuales 8,6
millones correspondían a Repsol-YPF. Con respecto al gas, la producción se disminuye de 6,4
millones de mts3 de los cuales 6,3 millones corresponden a Repsol-YPF. La compañía es
entonces responsable del 54% de la disminución de la producción de petróleo y del 97% de la
disminución de gas. De hecho si YPF hubiera podido sostener los niveles de producción de
petróleo de 1999 y los niveles de producción de gas de 2004, la disminución del petróleo se
habría reducido en la mitad y la de gas no habría sufrido disminución alguna. De todos modos
el país hubiera tenido que importar combustibles a fin de satisfacer las necesidades de
crecimiento.
En resumen, la política predatoria de Repsol –según los términos propios del gobierno- de la
compañía YPF, principal empresa productora de hidrocarburos en Argentina, tuvo como
consecuencia que en 2011, por primera vez en 17 años, el Estado argentino sufrió un saldo
comercial deficitario en materia de combustibles.
La conducta empresarial de Repsol-YPF muestra que los intereses del grupo español no
coincidieron con las necesidades de la República Argentina. Esa falta de coordinación de
intereses produjo una caída de la producción y una degradación del horizonte de reservas que
pone en peligro la soberanía energética del país. En consecuencia, el modelo de desarrollo
económico del conjunto de la sociedad –determinado por la acción del gobierno- estaba
igualmente en peligro. Como lo muestra el argumento siguiente, la política de la empresa
cambió hacia la obtención de ganancias en corto plazo, lo que se traduce en una
descapitalización progresiva de la principal compañía del país.
3.2.3 Argumento 3. La ganancia de corto plazo.
La disminución de los niveles de producción de petróleo y gas, y la disminución de las
reservas, no parece haber afectado de forma negativa los balances comerciales de la
compañía. Mientras durante el período 99-11, la participación de Repsol-YPF en el mercado
energético se redujo, la empresa desarrolló una política de segmentación de productos
focalizándose en los combustibles premium que le permitió no reducir sus ganancias.
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Esta estrategia de segmentación del mercado, combinada con la reducción de la producción y
el aumento de precios, permitió aumentar la rentabilidad de la compañía poniendo en peligro
la soberanía energética del país. Dicho de otro modo, la compañía aumentaba los precios a
partir de una disminución de la oferta. Desde 2003, las ventas anuales de Repsol aumentaron
113%. Entre 1997 y 2002, la utilidad anual media se elevó a USD 858 millones, de 2003 a
2010 alcanzó los USD 1.434. Así, la decisión de expropiar la compañía más allá de defender los
intereses de la nación, tuvo un aspecto reivindicativo: el gobierno buscaba recuperar la
soberanía que Repsol había “robado” al conjunto de la sociedad.
La política de Repsol que privilegia las ganancias en corto plazo se evidencia igualmente a
través de otro aspecto: la distribución de utilidades. Entre 1997 y 2010, Respsol obtuvo USD
16.600 millones y distribuyó USD 14.200 millones. Es más, la adquisición del 97,8% de YPF
de parte de Repsol requirió la inversión de USD 13.158 en 1999. Esta inversión ha sido
recuperada velozmente: entre 1999 y 2011, Repsol había ya recuperado su inversión original
a través de los dividiendos percibidos y después de la venta del 42,6% de las acciones de YPF,
Repsol obtuvo una suma que sobrepasa los USD 6.300 millones, acumulando así una ganancia
de USD 8.800 millones entre 1999 y 2011.
El comportamiento de Repsol como cabeza de YPF ha obligado al Estado a importar
combustible para sostener la competitividad de la economía. Repsol, de un lado no contribuyó
a financiar el déficit que su propia política generó, del otro se focalizó en desabastecer
segmentos de baja rentabilidad. Así, seguón los argumentos expresados resulta lógico
considerar la expropiación como la medida adecuada a fin –para- acompañar el modelo de
desarrollo que la economía argentina sigue desde 2003 y responder a la demanda energética
creciente que tal modelo exige.
El objetivo exrpesado por el gobierno de alcanzar la soberanía energética se encuentra en la
temporaldiad futura del proyecto de acción de expropiación de la compañía, como horizonte
futuro, y corresponde entonces a las definiciones introducidas por Schütz y la estructura de
motivos-para. El objetivo expresado representa el futuro exacti imaginado por el actor –el
gobierno kirchnerista- que lo conduce a actuar de una forma concreta y a modificar el orden
del mundo a fin de alcanzar el estado de cosas proyectado. Al mismo tiempo y recuperando a
Boudon, podemos decir sobre el aspecto utilitarista de la medida que todo gobierno debe ser
egoísta respecto de los intereses de la nación que toma en cargo.
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3.3 La racionalidad axiológica, los motivo- porque y la ideología política.
Este apartado tiene por objetivo presentar al kirchnerismo como ideología o sistema de
valores desde el cual se toma la decisión y al interior del cual la decisión de renacionalizar la
compañía se inscribe como racional desde un punto de vista de la racionalidad axiológica.
Para eso vamos a recuperar dos ejes como valores, sobre los cuales se erige el kirchnerismo
desde su propio discurso: como heredero de la tendencia peronista, nacional y popular; y
como “proyecto nacional”. Siempre teniendo como horizonte la toma de decisión de expropiar
el 51% de YPF en busca de la soberanía en materia de hidrocarburos y el autoabastecimiento
energético.
3.3.1 Valor 1. La herencia peronista, nacional y popular del kirchnerismo.
El kirchnerismo se ha presentado a lo largo de estos años como el “cuarto movimiento
histórico”, heredero del peronismo y su tendencia nacional-popular de gobernar el destino de
la nación. Partimos de la hipótesis que la expropiación se inscribe racionalmente respecto a
los valores profesados por el kirchnerismo en tanto tendencia política.
El primer valor de herencia peronista es la centralidad de la clase trabajadora al interior del
movimiento político. Los primeros peronistas de la historia han sido los trabajadores
definidos por Murmis y Portantiero como las masas disponibles sobre las cuales Perón,
entonces el coronel, edificio su base social a la cual fidelizó a fin de sostener su liderazgo. Un
líder carismático que supo valerse de la falta de representación de las masas trabajadoras, de
su falta de organización y su búsqueda de representatividad y conducción. Ya con una masa
trabajadora organizada, fuerte por su historia pero débil por su presente, Néstor Kirchner se
encargó de refidelizarla bajo el patrocinio de un gobierno aliado a sus intereses. Nestor
Kirchner como Perón buscó la alianza sindical como base social para erigir su liderazgo.
Entonces, sobre esta inclinación kirchnerista se justifica la expropiación, por la promoción de
empleo y la creación de puestos de trabajo. Para recuperar también ese proyecto del General
Mosconi de una compañía federal, argentina, orientada a los intereses nacionales y al bien-
estar general (Mosconi, 1983). Para recuperar también la compañía más importante del país
que en sus mejores años empleaba más de 35 mil personas entre personal técnico y
administrativos y de los cuales se calcula que por cada puesto de trabajo directo, generaba
trece indirectos (Sturzenegger, 2013).
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A su vez, el kirchnerismo recupera otro valor fundamental del peronismo relacionado a su
posicionamiento respecto de las potencias imperialistas. Al momento de la emergencia del
peronismo como tendencia política el mundo se dividía en occidente capitalista de hegemonía
estadounidense y los países del este y el oriente comunistas junto a Cuba, de hegemonía
soviética. Así Perón estableció su célebre tercera posición igualmente alejada de los dos
imperialismos que dividían al mundo. Viviendo en un mundo donde el “imperialismo
capitalista” conserva una centralidad casi total, luego de la caída del muro y la des-
polarización del mundo, el kirchnerismo se posiciona respecto a estas potencias
exclusivamente. En este sentido en su discurso del 16 de abril de 2012, Cristina Fernadez lo
dice explícitamente “nosotros vamos a escribir nuestra historia y nunca más desde el
extranjero o para beneficiar intereses ajenos a la patria”. El kirchnerismo es adepto a este tipo
de declaraciones públicas en oposición a la forma de conducir la política internacional de los
años 90, conocidos como los años de “relaciones carnales” con los gobiernos de Estados
Unidos. La Argentina kirchnerista como el peronismo anteriormente se niega a privilegiar las
relaciones con los países centrales, para proponerse relaciones “maduras” según el discurso
de asunción de Néstor Kirchner en 2003, a fin de consolidar la integración regional de
América Latina. Esta visión más bien latinoamericanista condujo al gobierno de Nestor
Kirchner y luego a los gobiernos de Cristina Fernández a reforzar las relaciones comerciales,
de solidaridad y cooperación con los países de la región principalmente a través del
MERCOSUR, pero igualmente trabajando hacia la creación de instancias de cooperación
regional como la UNASUR. En esta clave de gobernar los destinos de la patria en línea con los
intereses del conjunto y ya no en relación a los intereses extranjeros se funda la decisión.
3.3.2 Valor 2. El proyecto nacional.
La presentación general del proyecto económico del krichnerismo a la nación después de las
elecciones de 2003 aspira a desarrollar una economía seria y creíble (Kirchner, 2003: 12). Al
mismo tiempo, el proyecto debe asegurar “la existencia de un país normal, sin sobresaltos con
un sector público y un sector privado, cada uno en sus respectivos roles” (Kirchner, 2003: 11).
Estos pasajes revelan una ambigüedad propia del discurso político en general enraizado en el
kirchnerismo: la ambigüedad funciona aquí como un enunciado sobre el cual todo el mundo
acuerda, sin precisas la significación de términos como “serio y creíble” o incluso
“normalidad” al momento de referirse a la economía de un país, ni los roles asignados al
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sector público y privado. Estos elementos resultan significativos a nuestro análisis ya que son
útiles como argumentación válida, de parte del gobierno, para tomar la decisión de nuestro
interés. Es interesante entonces mostrar como la decisión se inscribe dentro del proyecto
económico del kirchnerismo.
Durante los años 90, el discurso económico profesaba la autorregulación del mercado y la
introducción de las lógicas mercantiles para conducir las relaciones políticas. Esos años se
conocen como los años del neoliberalismo donde el mercado librado a la mano invisible, sin
embargo de mercados globales y financiarización de las economías. En materia económica y
siguiendo el principio de repolitización de las relaciones que afectan al interés general, el
kirchnerismo buscar reconciliar el Estado, la política y la sociedad. La dirección política de la
economía busca garantizar el crecimiento estable, el aumento del empleo y la riqueza y una
mejor distribución del ingreso. La consecuencia supuesta de una política económica tal, sería
la duplicación de la riqueza colectiva cada 15 años y gracias a la redistribución del ingreso, el
refuerzo de la clase media y la erradicación definitiva de la pobreza extrema bajo todas sus
formas (Kirchner, 2003, 2005).
Respecto a las cuentas públicas el proyecto nacional será claro: Kirchner sostendrá que la
política económica contra el déficit no puede basarse sobre el endeudamiento ni la emisión
monetaria (Kirchner, 2003; Fernández, 2012). Con el equilibrio fiscal y la ausencia de rigidez
del tipo de cambio, el mantenimiento de un sistema de cambio flotante y una politica
macroeconómica de largo término determinada en función del ciclo de crecimiento, el
mantenimiento del excedente comercial externo, el kirchnerismo pretendía hacer crecer la
economía como consecuencia de la recuperación del consumo y la inversión pública y el
aumento de las exportaciones (Kirchner, 2003). Estos puntos serán claves para la toma de
decisión de recuperar YPF, ya que el argumento invocado por el gobierno ha sido que la
importación de energía en 2011 puso en peligro los excedentes de la balanza comercial.
Tomando en cuenta las definiciones de Boudon sobre la racionalidad axiológica podemos
decir que el sistema de argumentos normativos que se organiza como un sistema de valores y
que sirve como fundamento a la toma de decisión se asocia a la ideología política identificada
como “kirchnerismo” y asumida por el gobierno de la Argentina des de 2003. De este hecho:
Valor 1. La ideología politica del gobierno porta los valores de herencia peronista y representa
la tradición nacional y popular inaugurada por el General Perón. El kirchnerismo desarrolla
una estrategia política de construcción identitaria de un nosotros por oposición a un enemigo
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que amenaza los intereses de la mayoría: la dignificación de los pobres, de los trabajadores y
la oposición a los poderes económicos y políticos extranjeros. Esos intereses propios
construidos por el peronismo y recuperados por el kirchnerismo se imponen como “interés
general” del cual el gobierno se proclama defensor.
Valor 2. La identidad “K” como proyecto nacional defiende la autosuficiencia energética y en
materia de hidrocarburos, la redistribución de la riqueza, la soberanía política y la
independencia económica. En resumen, el gobierno defiende un modelo económico de
desarrollo industrial con inclusión social de sectores desfavorecidos.
En consecuencia, la recuperación del control de la compañía YPF de parte del gobierno
argentino resulta axiológicamente racional. Es decir, la recuperación se inscribe
racionalmente dentro del sistema de valores que representa el kirchnerismo; de forma
complementaria, la ideología política “kirchnerismo” desemboca en la recuperación de la
compañía como la medida axiológicamente racional respecto a la situación energética del país
y la situación financiera de la compañía YPF. Es más, la ideología política en tanto que sistema
de valores que ofrece fundamento normativo a la medida se inscribe en la temporalidad
pasada de la acción y en consecuencia, ella se inscribe en la estructura de motivos-porque
como los hemos definido a partir de los conceptos de Schütz.
3.4 La racionalidad cognitiva, los motivos porque y la argumentación técnica.
Este apartado busca mostrar la argumentación técnica de la toma de decisión en línea con la
racionalidad cognitiva y la estructura de motivos porque de la acción. Todos los datos
presentados forman parte del Informe Mosconi del ministerio de economía de la República
Argentina, salvo excepciones que se detallarán cuando fuera preciso.
3.4.1 Argumento 1. A partir del ingreso de Repsol en la compañía YPF se alejó de los intereses
nacionales para servir a la internacionalización del grupo español.
La compra de YPF permitió a Repsol devenir una empresa multinacional. A partir del ingreso
de Repsol, YPF cambiaba de nominación a Repsol-YPF S.A, hecho que marcó el comienzo de
una nueva estrategia de expansión internacional de la compañía española. En efecto, en 1999
Repsol se convirtió en la empresa privada más importante del sector energético de España y
América Latina. Antes de la compra de YPF, Repsol era una empresa mediana del sector sin
experiencia en exploración y desarrollo. Así gracias a la incorporación de YPF, el grupo
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español pasaba a controlar los activos que YPF había adquirido a lo largo de su historia entre
otros Maxus Energy Corporation. De este modo, Repsol se posicionaba como un actor
internacional de importancia en el mercado de combustibles y energía.
De un año al siguiente, de 1998 a 1999, el grupo español aumentó su patrimonio un 242%.
Durante los 12 años que siguen, los activos aumentaron 169% y el patrimonio neto 216%. En
1998, la exploración y la producción de hidrocarburos representaba el 6% de las ganancias
netas de Repsol, unos USD 119 millones. Un monto inferior a los USD 1.541 millones
obtenidos en 1999, año de la incorporación de YPF al patrimonio del grupo. Teniendo en
cuenta la segunda mitad de 1999 YPF aportaba USD 1.125 millones a Repsol a través de las
actividades de explotación y exploración. En 2007, la estructura de Repsol ya había sido
modificada de forma total: la exploración y la producción representaban más del 50% de la
rentabilidad de la compañía.
La privatización de la compañía a comienzos de los años 90 se presentaba como la prensa
modernista del progreso y del dinamismo de una empresa altamente burocratizada y en
términos corrientes “pesada”. Sin embargo, con el ingreso de Repsol y fundamentalmente
desde el año 2000, el accionista español comenzó un proceso de transferencia de activos,
tanto internacionales como locales. En este período que se abra hacia el comienzo del milenio,
Repsol comenzó un proceso de transferencia de activos de YPF a sus empresas afiliadas. Los
activos que no pasaron fueron vendidos a terceras compañías. La transferencia de activos
representó un monto de USD 3 mil millones. Aunque esos dólares hayan entrado a YPF fueron
inmediatamente enviados a Repsol España como ganancias extraordinarias. Dicho de otro
modo, Repsol aprovechó su posición como accionista mayoritario de YPF para transferir los
activos y las ganancias de las ventas a España. Al mismo tiempo, la acción de Repsol a través
de la transferencia de reservas de hidrocarburos hacia las compañías afiliadas y por la
ausencia de inversiones en Argentina, conllevó una baja de las reservas totales de la empresa.
Según el informe del ministerio de economía se puede constatar una pérdida del 70% de las
reservas de petróleo y de gas de YPF entre 1999 y 2011.
3.4.2. Argumento 2. La estrategia de Repsol, la tragedia de YPF.
La inflación representa un problema estructural de la economía argentina. Así, representaba
un problema fundamental para el gobierno desde 2003. En efecto, los hidrocarburos
representan recursos difundidos a lo largo de la cadena productiva, es decir que participan
como costo directo en una gran parte de los procesos de producción de bienes y servicios. Por
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ejemplo, los hidrocarburos son un recurso central para el transporte y la distribución. Esto
significa que su precio tiene una influencia directa sobre la estructura de precios de todo el
resto de los bienes y servicios. De este hecho se desprende que la competitividad de una
economía depende en una gran medida del costo de la energía y los precios locales del
petróleo. Todo gobierno, entonces, debe asumir un compromiso en la oferta y el precio de los
hidrocarburos, hecho que representa un eje fundamental del posicionamiento del conjunto de
la economía de un país. Sin embargo, Repsol consideró que las medidas del gobierno
orientadas al control de precios internos de los recursos energéticos con el objetivo de hacer
de la Argentina un mercado autosuficiente, constituían una amenaza a la rentabilidad que ella
pretendía obtener gracias a YPF. Desde su ingreso a YPF, Repsol desarrolló una estrategia de
explotación de recursos existentes sin inversión en exploración. Así, durante la
administración de Repsol, la producción de petróleo se contrajo 39% y la de gas 31%. Repsol
perseguía el objetivo de nivelar los precios internos y los precios externos, y ante una política
de control de precios, de forma paradójica, la desinversión podía conducir a ese fin. La falta de
inversión y el abandono de las actividades de exploración produjeron el agotamiento de las
reservas y una dependencia de combustibles de importación a fin de satisfacer la demanda. La
introducción de los recursos de importación, a precio internacional evidentemente, permitió a
Repsol igualar sus precios con los del mercado externo.
Paralelamente, a medida que el pasivo de la compañía aumentaba de USD 7 mil millones a
USD 8,8 mil millones de 2008 a 2011, también lo hacia la distribución de ganancias. Durante el
año 2011 las utilidades de la compañía eran de USD 1,2 mil millones, pero la distribución de
ganancias pasaba a USD 1,4 mil millones. La distribución de ganancias al corto plazo
perjudicaba sin duda a YPF haciendo que la deuda de la compañía se multiplicara por tres
desde 2008 hasta 2011.
La empresa nacional que a con su privatización debía servir efectivamente al
aprovisionamiento de energía y combustibles necesarios para el desarrollo productivo del
país, con la administración de Repsol se focalizaría sin embargo en el refinado de
combustibles del segmento Premium. Esta política contra el desarrollo estratégico del país
debía modificarse. Repsol ha ganado dinero más bien gracias a su capacidad de especulación
que gracias a buenas prácticas empresariales. Dicho de otro modo Repsol ha compensado la
demanda que no podía satisfacer gracias a la importación de combustibles de parte del
Estado. En efecto la importación permitía derrumbar los resultados operativos de la compañía
cuyas ganancias aumentaron gracias a los precios de venta del combustible.
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3.4.3. Argumento 3. La caducidad de los contraltos de explotación de parte de las provincias
petroleras organizadas en la OFEPHI.
Para completar los argumentos técnicos de la toma de decisión y en busca de los motivos-
porque ligados a la racionalidad cognitiva de la acción, es preciso tener en cuenta las
caducidades puestas a disposición por los diferentes gobiernos provinciales durante el año
2012 respecto a las concesiones correspondientes a Repsol-YPF en función de la ausencia de
inversión. Estos datos corresponden al mensaje 529/12 de Cristina Fernández que anuncia el
envío del proyecto de la futura ley 26.741 de soberanía en materia de hidrocarburos. A
continuación detallamos dichas caducidades.
El 14 de marzo la Provincia del Chubut, por el Decreto N° 324/12 declaró la caducidad de los
contratos de operación de YPF en las áreas: "El trébol-Escalante” y “Cañadon Perdido-
Campamento Central-Bella vista Este”.
El 19 de dicho la Provincia del Neuquén revocó las concesiones en: "Chihuido de la Salina" y
"Portezuela Minas",
El 22 de Marzo la Provincia de Mendoza, a través del Decreto N° 502/12 dispuso la caducidad
de las concesiones: “Ceferino” y “Cerro Mollar Norte”.
El 26 de Marzo, Salta invocando incumplimientos de la concesionaria, declaró la nulidad de los
contratos en: Tartagal Oeste.
El 27 de Marzo la Provincia de Río Negro retiró a YPF la concesión de: “Los Caldenes”. El 4 de
Abril lo hizo con el área de Ñirihuau.
El 11 de Abril la Provincia de Santa Cruz dispuso la caducidad por incumplimiento contrato
del área: “Los Perales-Las mesetas”, “Cañadón Vasco” y “Pico Truncado-El Cordón”. A su vez a
mediados del mes de marzo esta provincia ya había revocado mediante el decreto 393/12 la
concesión de las áreas: “Los Monos” y “Cerro Piedra-Cerro Guadal Norte”.
El sistema de argumentos que explica la toma de decisión del gobierno de la Argentina se
constituye de la siguiente forma:
1. Argumento 1. A partir del ingreso de Repsol, YPF renuncia a los intereses nacionales y
soberanos para servir a la internacionalización de un grupo económico extranjero. Al
mismo tiempo, antes de la compra de YPF, Repsol no contaba con experiencia en
exploración, desarrollo y extracción de recursos energéticos complejos. Así, la compra de
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YPF posicionaba a Repsol como actor internacional centra en el sector de hidrocarburos.
Además Repsol inició un proceso de transferencia de activos de YPF hacia empresas
afiliadas al grupo y en lugar de realizar nuevas inversiones, prefirió redistribuir casi el
total de ganancias de cada año.
2. Argumento 2. La estrategia de Repsol de recuperación en el corto término de la inversión
por la compra de YPF puso en peligro la compañía nacional y el mercado interno de
combustibles. La búsqueda de la rentabilidad y el objetivo de ganancias de corto término
condujeron a la descapitalización de la compañía y a la segmentación del mercado de
combustibles. La compañía entonces se focalizó sobre el segmento de combustibles
Premium y desabasteció el mercado industrial interno de recursos energéticos.
3. Argumento 3. Las provincias petroleras reunidas en la OFEPHI revocaron las concesiones
de explotación de los yacimientos por incumplimiento de contrato.
Podemos decir que se trata de un sistema de argumentos que tiene como subsuelo ideológico
los valores nacionales y populares de herencia peronista de desarrollo económico y de
inclusión social. De aquí estamos en condiciones de afirmar la inscripción de los argumentos
organizados “sistemáticamente” –según la definición de Boudon- en un sistema de valores –
redundancia aparte- que el gobierno afirma como ideología política y como argumentos de
orden normativo; de forma complementaria podemos postular la continuidad de los valores
presentados en el sistema de argumentos que, para un sujeto determinado, sirven de
fundamento y adquieren la forma de racionalidad cognitiva conducente a un objetivo puntual.
Al mismo tiempo, el sistema de argumentos en tanto que conduce a la decisión de recuperar la
compañía se encuentra asociada a la dimensión temporal pasada del proyecto y responde a la
estructura motivacional porque de la acción.
A través de los argumentos presentados a lo largo del apartado, pudimos intentar proseguir
nuestra exploración de la idea weberiana según la cual en el mundo de la experiencia, no
encontramos formas puras de la acción racional, sino formas híbridas que se manifiestan por
perfiles axiológicos, cognitivos e instrumentales según la tipificación de Boudon. Los
argumentos técnicos de la toma de decisión de nuestro interés, se ubican al nivel de la
racionalidad cognitiva, siguiendo la idea de ausencia de fenómenos puros en el mundo-de-la-
vida. Estos argumentos se ubican también en la dimensión pasada del proyecto vigente y
responden a la cuestión sobre la estructura motivacional de carácter porque, como lo hemos
remarcado anteriormente. El subsuelo motivacional de los argumentos económicos
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presentados responden a la idea siguiente: nosotros –los representantes de la Nación
argentina- actuamos de “este” modo, dado que la compañía asumió “esta” administración de la
empresa nacional, y su actuar puso en peligro el aprovisionamiento energético de la Nación
argentina.
Así hemos intentado completar nuestra interpretación del fenómeno elegido a fin de
identificar las posibilidades explicativas del modelo integrado de racionalidad de Boudon y
Schütz. De forma general estamos en condiciones de presentar nuestra reflexión final.
4. Reflexión final.
Este trabajo tuvo su origen de forma doble. En principio por la necesidad de explorar o
revisitar una problemática central del conocimiento sociológico como es el problema de la
racionalidad. Por otro lado el interés de abordar la construcción del discurso que conduce a la
recuperación de la compañía más importante de la República Argentina.
Una de las reflexiones que se desprenden del análisis es la construcción de una causa
alrededor de una decisión estratégica de un gobierno. El kircherismo tuvo la capacidad de
desarrollar una causa nacional desde el punto de vista discursivo y movilizar una sociedad
repolitizada detrás de esa causa, sea para manifestarse contra o a favor. Sin duda, pudo
orientar las fuerzas que componen el “movimiento” al mismo fin común de lograr la sanción
de la ley 26.741, aunque con el antecedente de la intervención de la misma por el decreto
530/12. El kirchnerismo supo movilizarse, hacer de una medida una causa y conducir sus
fuerzas al logro de la ley que permitía el control de YPF. El kirchnerismo construyó un
discurso que pretendía la recuperación material de la compañía a través de la recuperación
simbólica de la misma. Esto quiere decir que el gobierno operó sobre el imaginario social de la
“gran empresa nacional” que creada en 1922 cristalizaba el proyecto modernista de los
liberales nacionales de comienzo del siglo XX. Los valores federales, de una empresa
argentina, administrada por la Argentina, para la producción y el consumo interno. Pero una
compañía que podía federalizar, descentralizar, generar pertenencia a través de la producción
local. El gobierno supo operar al nivel de la memoria del sentido común, bajo la promesa de la
recuperación de esa compañía federal al servicio del conjunto de la sociedad argentina. En
esto también jugó un papel central, en el plano discursivo, la recuperación de la figura de
Enrique Mosconi, primer presidente de la compañía. El compromiso de Mosconi con el
desarrollo lo llevó a administrar y fundar el “mito” de YPF desde la producción, pero él mismo
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se mitificó mostrando su compromiso con los valores democráticos al renunciar a la
presidencia de la compañía al momento del golpe de estado de Uriburu. Por eso, más allá de
los análisis que hemos introducido desde el concepto de racionalidad, recuperado desde las
perspectivas de Boudon y Schütz, consideramos que la racionalidad de la toma de decisión es
tan oportuna como razonable dado que gobernar, también se trata de conducir el sentido
común de la nación que se toma a cargo.
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Sturzenneger, F. (2013) Cap. 10 “La saga de YPF” Yo no me quiero ir, Buenos Aires, Planeta.
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