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Presentation Notes
La mayoría de nosotros conoce los muchos beneficios de la actividad física, tales como mejorar el estado de ánimo, la salud física, la calidad del sueño y nos vuelve más alerta. Es posible que no se dé cuenta de que también le brinda la oportunidad de traerlo al momento presente, al prestar atención a su respiración, ritmo cardíaco, sensación de los músculos, al calor del sol, al olor a aire fresco, etc. Desafortunadamente, la actividad física es una de las primeras cosas que dejamos de hacer cuando nos estresamos, porque sentimos que no tenemos el tiempo, estamos demasiado cansados, o la vemos como "otra cosa que debemos hacer" y que no nos da ganas de hacerla al no encontrarla agradable. Si algunas de estas cosas son obstáculos para usted, una forma de abordar la idea de estar activo es intentar cambiar las reglas que pueda tener sobre la actividad física. Por ejemplo, trate de dejar de lado las reglas sobre cuánto tiempo necesita estar físicamente activo para que "cuente". Cualquier cantidad de actividad es mejor que ninguna, aunque solo sea por unos minutos. Asimismo, deje de lado las reglas acerca de qué es una actividad física. Cualquier tipo de movimiento puede contar como actividad y es beneficioso. La actividad física no tiene que ser intensa. Un poco de actividad física vigorosa puede resultar muy productiva. La actividad menos intensa también es beneficiosa, como estirarse o caminar. Otras cosas como nadar, trotar, andar en bicicleta, jugar frisbee, la jardinería, jugar con una mascota, hacer las tareas domésticas o trabajar en el césped son beneficiosas. Dejar de lado estas reglas puede ayudarlo a hacer pequeños cambios para adaptar alguna actividad a su vida. Haga cosas simples que se ajusten a su estilo de vida, su estado de ánimo y su nivel de energía de ese día. Elija también una actividad que se adapte a otras necesidades suyas además del movimiento. Elegir un tipo de actividad física que se adapte a sus necesidades es importante. Pregúntese: ¿Prefiere estar activo físicamente sólo o con un compañero? ¿Prefiere algo más intenso o relajado? Puede ser diferente dependiendo de su estado de ánimo. Piense en los planes de ejercicios del pasado que no le han funcionado. ¿Qué estaba intentando hacer? ¿Se ajustaba el tipo de ejercicio y el entorno a sus necesidades (físicas, sociales, espirituales)? Por ejemplo, (el instructor llena esta parte) ¿Qué ejemplos tiene? Elija un tipo de actividad física: dónde la hace, con quién la hace y la intensidad que se adapte a todas sus necesidades. Esto puede cambiar día a día en función de su estado de ánimo y nivel de energía. Pregúntese: ¿qué necesito? ¿Estar afuera en la naturaleza, pasar tiempo con alguien más, un tiempo a solas o algo más? De nuevo, esto requiere que se sintonice con usted mismo y sea consciente de sus necesidades: cuerpo, mente y espíritu. Lo que sea que elija, intente hacerlo con plena presencia y consciencia. ¿Qué tipo de actividad física disfruta más? ¿Qué tipo de ambiente se adapta a sus necesidades? ¿Necesita hacer actividad física con personas o necesita tiempo a solas? ¿Necesita música o naturaleza? Recuerde, pequeñas cantidades de actividad a lo largo del tiempo pueden marcar una gran diferencia. Esto podría ser tan simple como dar un pequeño paseo durante el día, jugar activamente con sus hijos o mascota, limpiar, sacar la maleza, subir escaleras, aparcar más lejos, levantarse durante los comerciales y hacer algo, incluso si es marchar sobre el mismo lugar en donde está, tomar su bicicleta o caminar a algún lugar en vez de conducir. Más allá de la actividad física, comience con pequeños cambios en otras dimensiones del bienestar: la salud mental, social y espiritual. Por ejemplo: abrace a alguien, tome algunas respiraciones profundas, llame a un amigo una vez a la semana, escuche música, fume un cigarrillo menos, beba una copa menos, coma una fruta más la próxima semana, compre una lata en vez de una botella de gaseosa, vaya a la cama 15 minutos antes, o tómese un minuto al día para apreciar las cosas de su vida.