cuento para jardín de infantes

La Casa Mágica

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www.santafe.gob.arMinisterio de Educación

Valeria y Nicanor eran dos niños muy curiosos. Un día encontraron una casa misteriosa que los

invitaba a entrar. Era una casa grande, llena de puertas coloreadas. La casa parecía tener vida propia.

Valeria entreabrió la puerta azul. Con asombro vio que unas pequeñas tacitas chusmeaban en voz bajita. ¿Quiénes son? Se preguntaban.‘’Entren, entren”, a coro los pinceles, las témperas y plastilinas los invitaron a pasar.Nicanor y Valeria enseguida comenzaron a jugar con todos ellos. De a poco los niños iban creando cosas increíbles. ¡Nunca lo habían imaginado!

Cuando los chicos se preparaban para seguir investigando el lugar, los lápices y los papeles se acercaron con un regalo:

“Estas son las capas de la imaginación y la creatividad. Nunca dejen de llevarlas con ustedes, les serán útiles a menudo”.

Vale y Nicanor se despidieron de sus nuevos amigos con mucho cariño. No habían terminado de salir al pasillo cuándo otra puerta les llamó poderosamente la atención.

De allí salían ruidos y voces: era la puerta amarilla.

Entraron sin tocar y vieron muchos niños compartiendo masitas y chocolatada. Uno de los chicos los llamó:

“¡Vengan! ¡Vengan! ¿Quieren?”, y mientras intercambiaron delicias también intercambiaron risas.

Después salieron al patio. “Juguemos juntos”, invitaron otros niños que corrían por allí. Vale y Nicanor jugaron con ellos, riendo mucho. ¡Estaban felices! ¡Qué divertida

era esa casa! Querían conocer más...

Al salir, los chicos les ofrecieron otra capa: “Ésta tiene el poder de la solidaridad, de la amistad, de las emociones y del respeto por los demás. Siempre

deben llevarla con ustedes”.

Nicanor y Valeria veían que el día había avanzado bastante. Ya les estaba empezando a dar ganas de almorzar. ¡Qué dilema, aún faltaban

habitaciones por recorrer! Los dos juntos decidieron que era

tenían que volver…momento de marcharse, pero que definitamente

Estaban saliendo ya, y para sorpresa de ellos, la casa sonriente abrió todas sus puertas y les dijo con una suave voz: “Vuelvan mañana, hay muchos más poderes maravillosos para

ustedes”, mientras les mostraba todo lo que guardaba en su interior: el poder de las ideas, de la autonomía, de la identidad, de los valores, del conocimiento sobre sí mismo, del

juego, del respeto y la valoración de las diferencias y muchos tesoros más...

Con una amplia sonrisa, Vale y Nicanor, se fueron prometiendo regresar al día siguiente.

Fin