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Cuando Ben-Hur, joven judío condenado a galeras, salva la vida deQuintoArrio,unnuevodestinoseabreanteél.Educadocomounpatricioromano, recorreel imperioenbuscadesuenemigoMesala,alqueseenfrentaenunamortalcarreradecuadrigas.
Perotantoenlospenososviajesqueemprende,comoenelfragordelasbatallas, Ben-Hur no olvida su condición de judío. Un día, el magoBaltasarlecomunicaelnacimientodeunniñoquellegaríaaserReydelos Judíos.Apartir deentoncesBen-Hur, con todas sus riquezas y suindomableenergía,seponealserviciodelanuevacausa…
Esta es una adaptación para jóvenes lectores perteneciente a lacolecciónNuevaAuriga.
LewisWallace
Ben-Hur(TraducciónRaimundoGriñó)
ePubr1.03L1M4514517.10.15
Títulooriginal:Ben-Hur.ATaleoftheChristLewisWallace,1880Traducción:RaimundoGriñóDamiansIlustraciones:FranciscoMiñarroDiseñodecubierta:FranciscoMiñarroDigitalización:Kirk
Editordigital:TitivillusePubbaser1.2
AlaESPOSADEMIJUVENTUDquienaúnhabitaconmigo.
PRIMERAPARTE
1
EL JEBEL-EZ-ZUBLCH es una montaña de longitud superior a los ochentakilómetros,estrechayalargada,quepareceenelmapa lasiluetadeungusanoquesedeslizahaciaelNorte.DesdesucimasóloseveeldesiertodeArabia.Enla lengua de los árabes la montaña es conocida como «Padre de MuchosTorrentes».LoscaucesdeestostorrentescortanlacarreteraromanaysehacencadavezmáshondosamedidaqueavanzanendirecciónalríoJordán,adondellevansusaguasenlasépocaslluviosas.ElrioJordántransportaelcaudaldelostorrenteshaciaelmarMuerto.
Por el lecho de uno de estos torrentes avanzaba un viajero. Era hombrevenerable,debarbaentrecanaquelecubríaelpecho.Teníaelbronceadorostrooculto casi por completo por un turbante rojo. De vez en cuando el viajeroalzaba hacia el cielo sus grandes ojos oscuros. Su figura quedaba semiocultaentre los pliegues de una especie de tienda instalada sobre la espalda de uncamello blanco. El camello era un animal magnífico, de fuerte musculatura,andarmajestuosoy pelaje brillante quedenotaba la procedencia antiguade suraza.Llevaba la cabeza sujetaporun cabezal escarlatayde su cuellopendíantintineantes cadenas de las que colgaban campanillas de plata. No llevabariendasnironzal.
Eranlasprimerashorasdeldía.Elsolaparecíaalgoveladoporlaneblinadelamañana.ElviajerosaliódelaúltimaquebradadeuntorrenteycomprobóquesehallabamásalládeloslímitesdeElBelka,elantiguoAmmón.Allínacíauncamino o carretera. El camello avanzaba sumiso, con pasos rítmicos y ligerobalanceo.Las aves del desierto, perdices y golondrinas, levantaban el vuelo yhuían enbandadas a su paso.Conmenos frecuencia una zorra o algunahienasaltabadeentre losmatorralesyhuíahastacolocarseaunadistanciaprudente,
desdedondecontemplabaalviajero.Durante horas interminables el camello avanzó sumiso hacia el Oriente a
trotemonótono e igual.Ni por un instante cambiódepostura el viajero, ni seentretuvoamiraraunladooalotro.Ensimismadoensuspensamientosparecíacaminarimpulsadoporunafuerzairresistible.Transcurrieronlentaslashorasdelamañana.Elsolbrillabaen loaltoyhabíasecadoel rocíoydiluido la ligeranieblade lamañana.Aquel viajerono eraun fugitivo, porque jamásvolvía lamiradahaciaatrásparacomprobarsialguienleperseguía.Tampocoviajabaporplacer;noseentreteníaencontemplarelpaisajequelerodeaba.Nieltemornilacuriosidadleacuciabanylasoledaddeldesiertonoparecíaoprimirle.Sumarchaseguía ininterrumpida. Hacía rato que el sol brillaba en lo alto del cielo,indicandoquehabíapasadoyaelmediodía,cuandoelcamellolanzóungruñidoqueindicabasucansancio.Elviajerosesobresaltó.Observóelsolpasosrítmicosy ligero balanceo.Las aves del desierto, perdices y golondrinas, levantaban elvueloyhuíanenbandadasasupaso.Conmenosfrecuenciaunazorraoalgunahiena saltaba de entre los matorrales y huía hasta colocarse a una distanciaprudente,desdedondecontemplabaalviajero.
Durante horas interminables el camello avanzó sumiso hacia el Oriente atrotemonótono e igual.Ni por un instante cambiódepostura el viajero, ni seentretuvoamiraraunladooalotro.Ensimismadoensuspensamientosparecíacaminarimpulsadoporunafuerzairresistible.Transcurrieronlentaslashorasdelamañana.Elsolbrillabaen loaltoyhabíasecadoel rocíoydiluido la ligeranieblade lamañana.Aquel viajerono eraun fugitivo, porque jamásvolvía lamiradahaciaatrásparacomprobarsialguienleperseguía.Tampocoviajabaporplacer;noseentreteníaencontemplarelpaisajequelerodeaba.Nieltemornilacuriosidadleacuciabanylasoledaddeldesiertonoparecíaoprimirle.Sumarchaseguía ininterrumpida. Hacía rato que el sol brillaba en lo alto del cielo,indicandoquehabíapasadoyaelmediodía,cuandoelcamellolanzóungruñidoqueindicabasucansancio.Elviajerosesobresaltó.Observóelsolyexaminóellugar.Pareciósentirsesatisfechodelresultadodesucomprobación,yaquelanzóunsuspirodealivio.Luegocruzólosbrazossobreelpecho,inclinólacabezayoróen silencio.Después sedispusoadescabalgar.Lanzóungritoguturalyelcamello, al oir la orden, se arrodilló protestando. El viajero posó el pie en eldelgadocuellodelanimalysaltóalaarena.
2
Observado conmás atención, el viajero:mostraba ser hombre admirablementebienproporcionado,fuerteaunquenomuyalto.Apartólosplieguesdelturbanteydejóaldescubiertosurostro,deexpresiónfuerte.Sufrentebajayancha, losojos levantados hacia arriba y el cabello abundante, áspero y de brillo casimetálico le daban un aspecto que recordaba a los faraones o a los últimosPtolomeos:hacíapensarenMizraim,elpadredelarazaegipcia.Elviajero,sinduda,eraegipcio.
Llamaba la atención que no llevaba armas para defenderse contra lasinnumerables fieras del desierto o contra sus crueles moradores. O erasingularmenteaudazalaventurarsetanindefensoporaquellosparajes,ogozabadeunaprotecciónsuperiorextraordinaria.Tenía losmiembrosdoloridosporellargoviaje;sefrotólasmanosycomenzóapasearseentornoalcamello,cuyosojosestabansemicerrados,conlasatisfaccióndeldescansoyporelalimentoquele había dado su dueño.Mientras éste paseaba y desentumecía susmiembros,observaba el desolado paisaje, y a ratos su rostro se nublaba como si hubierasufridoundesengaño.
Pese a esta sensación, parecía confiar en la llegada de alguien.Entretanto,extrajounaesponjayunacalabazadeaguaysedispusoa lavar losojosy losollares del camello. Luego plantó un mástil y dispuso las estaquillas paralevantarallíunatienda.
Dirigiéndoseacontinuaciónalanimalledijo:—Lejosdecasanosencontramos,ohtú,quetedeslizascomolosmásligeros
vientos. Lejos de casa estamos, sí, pero Dios está con nosotros. Tengamospaciencia.
Dioalanimalunospuñadosdehabassecasyagregó:
—Vendrán.Quienme ha conducido les guía ahora a ellos.Lo tendré tododispuesto.
Extrajounacestaqueconteníatodolonecesarioparacelebrarunrefrigerioylodispusosobreunaalfombra,enelinteriordelatienda.
Ya preparadas las agradables provisiones salió al exterior y vio en elhorizonteunpuntitonegro.Aquelpuntocreciópaulatinamentehasta revelar lasilueta de un hombre sobre un dromedario. Cuando estuvo cerca del viajerosolitariosedetuvo,oró,saltódelomosdelanimalysedirigióhaciaelegipcio.Semiraron un instante y luego se abrazaron; cada uno posó el brazo derechosobreelhombrodelotroyelizquierdosobrelacinturayrozaronconelmentónsuspechos,primeroalaizquierdayluegoaladerecha.
—¡Que la paz sea contigo, oh servidor del Dios verdadero!—exclamó elreciénllegado.
—Ycontigo,ohhermanoenlafeverdadera—replicóconfervorelegipcio.El otro era alto, enjuto, de ojos hundidos, cabellos y barba blancos y tez
bronceada. Tampoco llevaba armas. Vestía a la usanza indostánica, y salvo elcalzado,todosuatavíoerablanco.
—¡SóloDiosesgrande!—exclamarondespuésdeabrazarse.—¡Benditosseanquienes lesirven!—replicóelegipcio,sorprendidoaloir
deotroaquellaexclamación—.Peroesperemos,porqueyavieneelotro.MiraronhaciaelNorte,pordondeavanzabahaciaellosuntercerytambién
solitarioviajero,quedijoalllegar:—¡Lapazseaconvosotros,hermanosmíos!El hindú y el egipcio le saludaron a su vez. El tercer viajero era de
constitución débil y tez pálida. Tendría unos cincuenta años de edad y suexpresióneragrave.PorsuaspectoparecíaprovenirdelaestirpedeAtenea.
Trashabersaludadoalosdosviajeros,elegipciomanifestó:—ElEspíritumehaconducidoaquíelprimeroydeberéserviros.Latienda
estápreparadayenellatengodispuestoelpan.Pasarondescalzosalinteriory,despuésdelavarse,elegipcioañadió:—Ahora alimentémonos para dar a nuestro cuerpo las fuerzas necesarias
para que podamos cumplir nuestros deberes de hoy. Mientras comemos,podemospresentarnosafindesaberquiénessomosydedóndevenimos.
Inclinandolacabeza,lostrescruzaronlasmanossobreelpechoyrezaronacoro:
—¡Oh,Dios,Padrenuestro!Loqueaquíhay,Tuyoes.Aceptanuestraacción
degraciasybendícenosparaquepodamosseguircumpliendoTuvoluntad.Al pronunciar la última palabra semiraron asombrados: cada uno de ellos
habíaoradoen supropia lenguanativay sinembargosehabíancomprendido.Lesembargóunaemocióndivina.
3
Aquel encuentro singular ocurría en el año 747 de Roma. Era el mes dediciembre.Losviajerosestabanhambrientosycomieronconvivoapetito.
—Para mí—dijo el egipcio—, viajero en un país extraño, nada hay másagradable que escuchar mi nombre en labios de un amigo. Ante nosotros sepresentanlargosdíasdecamaradería.Contemosporturnolahistoriadenuestrasvidas.Oigamosprimerolatuya,hermano—dijoindicandoalúltimollegado.
Elgriegorepuso:—No sé por dónde empezar.Yomismono alcanzo a comprenderme.Pero
estoy cierto de que cumplo la voluntad del Señor y de que su servicioproporcionalamayorfelicidad.Cuandopiensoenlamisiónparalaquehesidoenviado,meembargaunaalegríadifícildeexplicarycomprendoquesetratadelavoluntaddeDios.
Hizounapausa,mientraslosdemás,comprendiéndole,inclinabanensilenciolacabeza.
—Muylejos,haciaelOeste,seextiendeunpaíscuyaculturaresplandeceráeternamente… El país a que me refiero es Grecia. Yo soy Gaspar, hijo deCleantes,elAteniense.Misconciudadanosamanelestudioyyoheheredadodeellos esta noble pasión. De entre las muchas filosofías que enseñan, yo heelegidolaqueafirmalaexistenciadeunsoloDiosyelalmahumana.Perobuscoalgomás,quenoencuentro,yporesohehuidodeallí.
Una grave sonrisa de aprobación iluminó el rostro del hindú mientras elgriegocontabacómohabíaconocidoaunjudío.ÉstelehabíahabladodesuDiosy el griegohabía comprendidoque aquél era el caminoque le conduciría a laRevelaciónporquetantosoñara.
—Mi fe no había sido inútil. ¡Dios respondía a mis ruegos! —siguió
diciendo el griego—. El judíome aseguró que Él aparecería en personamuypronto. Luego, en sueños, oí una voz queme decía: «¡Oh,Gaspar! ¡Tu fe havencido!¡Benditoseas!Conotrosdosquevendrándemáslejos,verásaAquelqueoshasidoprometidoyseréissus testigos.Levántatedemadrugadayveaencontrarles.PonlafeenelEspírituyÉlteguiará».Entoncesmevestí,toméunnavioy lleguéhastaAntioquía.Allícompréelcamelloquemeha traídohastaaquí. Hermanos, ahora que ya conocéis mi historia, permitidme que oiga lavuestra.
4
Elegipcioyelhindúsemiraron.Esteúltimo,despuésde inclinarse,empezóahablarasí:
—PodéisllamarmeMelchor.Milengua,sinoeslamásantigua,esalmenosuna de las primeras: es el sánscrito de la India. Mis antepasados fueron losprimeros en adentrarse por los caminos del saber. Los Cuatro Vedas son loslibrosmásantiguosdelMundoyenseñanlasverdadesdelareligión.Antesquelossabiosgriegos,loshindúesproclamabanlaexistenciadeunsoloDiosydelalma.Nací brahmán; pero, insatisfecho con la religión demis padres, busquédurantelargosañosylleguéalaluzdeldía.Comprendíelprincipiodevida,lareligiónyellazoqueexisteentreelalmayelDios-Amor.Ladichadelamorsecentraenlasobras,enlossacrificiosporelprójimo.PeroBrahmahabíallenadoelMundodemaldad.Fui consideradohereje pormis compatriotas y tuvequeocultarmeenlaisladeGangaLagor.Luego,sedientodeverdad,huíaremotoslugaresdelaIndia,hastaqueundía,tendidoenelsuelo,oíunavozdeinfinitadulzuraquemedecía:«¡Elamorhatriunfado!¡Benditoseas,hijodelaIndia!LaRedención se acerca. Con otros dos, procedentes de alejados extremos delMundo,verásalRedentoryserástestigodesuAdvenimiento.Levántateyveasu encuentro; y deposita tu confianza en el Espíritu que te guiará». Entoncesadquiríuncamelloy,viajandosiempresoloysintemor,hellegadohastaaquí.¡Quégloriaparanosotros,ohhermanos!¡VamosaveralRedentor,aconocerle,aadorarle!
5
Llegóelturnoalegipcioycomenzósurelatoasí:—Os saludo, hermanos míos. Habéis sufrido mucho y me alegra vuestro
triunfo.Ambososdignáisescucharme,osdiréquiénsoyycómofuillamadoaesta empresa. He comprendido, gracias al Espíritu, vuestras palabras. Yo soyBaltasar,elEgipcio.
Hablaba lentamente y con tanta dignidad que los otros se inclinaroninvoluntariamentealoirle.
—Con mi raza empezó la historia. Fuimos los primeros en perpetuarconocimientos y conservarlos merced a los recuerdos. En vez de poesíaofrecemoscerteza.Nuestrosantepasados llegarondel lejanoEste,y teníanconelloslahistoriadelMundoantesdelDiluvio,queloshijosdeNoécontaronalosArios.PredicabanunDios,CreadoryPrincipiodetodaslascosas,ylaexistenciadeunalmainmortal.Elprimeractodeadoraciónfueunacanción,unaplegarianatural y espontánea del alma llena de gozo y esperanza, enamorada de suHacedor.
Aquíelgriegoalzólasmanosyexclamó:—¡Laluziluminamicorazón!—¡Tambiénenmí!—agregóelhindúconfervor.Elegipcio,mirándolesconafecto,prosiguió:—LareligiónnoesotracosaquelaleyqueunealhombreconsuCreador.
Sóloconstadedoselementos:Dios,elAlmaysumutuoreconocimiento,deloqueemanalaAdoración,elAmorylaRecompensa.EstaLeyfueperfeccionadadesdeelprincipioporsuAutor.Asíeralareligióndelaprimerafamilia.Muchasnaciones han amado las dulces aguas del Nilo y de todas ellas hemos sidomaestros, excepto de los hebreos. La mezcla de pueblos corrompió la fe del
nuestro.ElValledelasPalmerasseconvirtióenelValledelosDioses.Luegoseinvento a Isis y Osiris, y así se multiplicaron los dioses que encarnaban lascualidades humanas. Pero no desprecies demasiado a los egipcios: confiamostodos los secretos de la religión excepto uno, que ahora diré. Antiguamentetuvimosunfaraónqueluchóporexpulsarelviejoespíritudesussúbditos.Loshebreosconvivíanentoncesconnosotros,hastaqueMoiséspidióalfaraónquelosjudíosesclavosfuesenlibertados,aloquesenegóelmonarca.Peroentoncesel agua de ríos y pozos se convirtió en sangre; las ranas se multiplicaron aextremosfabulosos;lapesteazotóEgipto;todoelganado,exceptuandoeldeloshebreos,murió de repente; una plaga de langostas devoró los campos; y otrasmuchas calamidades se asolaron en mi patria. Entonces el faraón accedió aotorgarleslalibertadyaquesalierandelpaís.Peroheaquíquealverlespartirordenó a su ejército que les persiguiera. ¿Qué ocurrió entonces? Ante lamuchedumbre hebrea el mar Bermejo se dividió en dos mitades y pudieroncruzarlo;pero cuando los soldados egipcios se abalanzaron sobre los fugitivoslasaguassecerraronyperecierontodosenellas.
Losojosdelgriegobrillabandeentusiasmo.—Conocíalahistoriaporeljudío,Baltasar.—Sí,masobservaqueyohablopor la interpretacióndelas inscripcionesy
no por boca de Moisés. Los sacerdotes de aquel tiempo escribieron comosupieronestoshechosysurelatohasobrevividohastahoy.
Elhindúseestremeciódegozo,yelgriegodijoelaltavoz:—EldesiertoparececomosialabaraaDios…Elegipciobebióunsorbodeaguadefuesenlibertados,aloquesenegóel
monarca.Peroentonceselaguaderíosypozosseconvirtióensangre;lasranassemultiplicaron a extremos fabulosos; la peste azotó Egipto; todo el ganado,exceptuandoeldeloshebreos,murióderepente;unaplagadelangostasdevorólos campos;yotrasmuchascalamidades se asolaronenmipatria.Entonces elfaraónaccedióaotorgarleslalibertadyaquesalierandelpaís.Peroheaquíquealverlespartirordenóasuejércitoquelespersiguiera.¿Quéocurrióentonces?Ante la muchedumbre hebrea el mar Bermejo se dividió en dos mitades ypudieroncruzarlo; pero cuando los soldados egipcios se abalanzaron sobre losfugitivoslasaguassecerraronyperecierontodosenellas.
Losojosdelgriegobrillabandeentusiasmo.—Conocíalahistoriaporeljudío,Baltasar.—Sí,masobservaqueyohablopor la interpretacióndelas inscripcionesy
no por boca de Moisés. Los sacerdotes de aquel tiempo escribieron comosupieronestoshechosysurelatohasobrevividohastahoy.
Elhindúseestremeciódegozo,yelgriegodijoelaltavoz:—EldesiertoparececomosialabaraaDios…Elegipciobebióunsorbodeaguadeunpequeñomanantialcercanoaellosy
prosiguió:—Yo nací en Alejandría. Príncipe y sacerdote, recibí la educación de mi
clase. Pero pronto surgió en mí el descontento. Hasta que al fin, tras unabúsqueda dolorosa de la verdad, se hizo enmí la luz y la prediqué con granasistenciadeestudiososygentesdiversas.Misoyentes,traslaprimerasorpresa,seburlarondemíunayotravez,hastaquealfintuvequecederanteellos.
Alllegaraquíelhindúexclamóconunsuspiro:—Elenemigodelhombreeselhombre,hermano.—Dediquélargasmeditacionesadescubrir lacausademifracaso.Ascendí
Nilo arriba y me detuve en una población humilde y pobre. Reuní a sushabitantes y les prediqué la verdad con gran éxito; luego ellos mismos secuidaron de esparcir la buena nueva. Desde entonces me dediqué a viajar,practicandoelbienyenseñandolaverdad.Pero,pensabayo,¿quéocurriríaconesta idea de un Dios único, bondadoso y justo que premiara a los buenos ycastigaraalosmalos?Organicéamisseguidores.Lohiceyfracasé.Lasmentesestánenvenenadasporlosritosyhábitosviejos.PararedimirlarazahumanaesmenesterqueÉlsemanifiestedenuevo.ÉlenPersona.Pensarquetodamiobraseperderíamecausabaprofundatristeza.MarchéalinteriordelÁfrica,yestuveentregadoalaoraciónunañoenteroalladodeunapalmeraquemesuministrabalosdátilesnecesariosparasobrevivir.Hastaqueundía,enlasoledad,descendióamíunaestrelladebrillodeslumbrador.Caídebruces,atemorizado,yentoncesoí una voz que no parecía humana decirme: «¡Tus buenas obras han vencido!¡Hijo de Mizraim, bendito seas! La Redención está al llegar. Con otros dos,procedentesdelosmásremotoslugaresdelplaneta,verásalSalvadoryserássutestigo. Levántate por la mañana y ve a su encuentro. Cuando lleguéis a laciudad santa de Jerusalén preguntad a la gente: ¿Dónde está el que ha nacidoRey de los judíos? Porque hemos visto su estrella en Oriente y venimos aadorarle. Deposita toda tu confianza en el Espíritu que te guiará». Y la luzexterior se convirtió en una luz interior que ha guiado mis pasos en todomomento.EllamecondujohastaMenfis.CompréuncamelloyhevenidoporSuezyKulieh,sin tomarelmenordescanso,a travésde las tierrasdeMoaby
Ammón.¡Hermanos,Diosestáconnosotros!Sedetuvounosinstantesycontinuóconrenovadoentusiasmo:»Existeundesigniooculto en la formaenquecadaunode los treshemos
contadonuestravidayladeestuveentregadoalaoraciónunañoenteroalladodeunapalmeraquemesuministrabalosdátilesnecesariosparasobrevivir.Hastaqueundía,enlasoledad,descendióamíunaestrelladebrillodeslumbrador.Caídebruces,atemorizado,yentoncesoíunavozquenoparecíahumanadecirme:“¡Tusbuenasobrashanvencido!¡HijodeMizraim,benditoseas!LaRedenciónestáalllegar.Conotrosdos,procedentesdelosmásremotoslugaresdelplaneta,verás al Salvador y serás su testigo. Levántate por la mañana y ve a suencuentro.CuandolleguéisalaciudadsantadeJerusalénpreguntadalagente:¿DóndeestáelquehanacidoReydelosjudíos?PorquehemosvistosuestrellaenOrienteyvenimosaadorarle.DepositatodatuconfianzaenelEspírituqueteguiará”.Ylaluzexteriorseconvirtióenunaluzinteriorquehaguiadomispasosen todo momento. Ella me condujo hasta Menfis. Compré un camello y hevenidoporSuezyKulieh,sintomarelmenordescanso,atravésdelastierrasdeMoabyAmmón.¡Hermanos,Diosestáconnosotros!
Sedetuvounosinstanteycontinuóconrenovadoentusiasmo:«Existeundesigniooculto en la formaenquecadaunode los treshemos
contadonuestravidayladenuestrospueblosrespectivos.AquelalquevamosabuscareselRedentor,nodeunpueblo,losjudíos,sinodetodoslospueblosdelaTierra.
»¿Sabéis de algo más divinamente ordenado? —prosiguió Baltasar—.CuandohayamosencontradoalSeñor,nosólonosotrosnosarrodillaremosanteÉl, sino todas lasgeneraciones.Luegonosotros tres,y connosotros elMundoentero,habremosaprendidounalección:quealCielopuedevencérsele,nopormediode la espadani la humana ciencia, sinopor la fe, el amory lasbuenasacciones.
Ensilencio,yacausadelgozo,lostresderramaronardienteslágrimas.EralaalegríainexpresabledequieneshanllegadoalRíodelaVida.
Luego salieron de la tienda. El sol declinaba rápidamente. Los camellosdormían.
Poco después levantaron la tienda y montado cada uno en su camellopartieronenfilahaciaelOeste,sumidosenelsenodelafríanoche,sinhablaruna sola palabra. De súbito brilló en el aire ante ellos, sobre la cima de unacolina mediana, una luz resplandeciente. Sus almas se estremecieron y
exclamaron:—¡LaEstrella!¡LaEstrella!¡Diosestáconnosotros!
6
EnlaparteoccidentaldelamuralladeJerusalénseabrenlasPuertasdeEncinaoPortaldeBelén.Los tresviajerosdescritosen loscapítulosanteriores llegaronanteestaspuertaselaño747deRoma,oelcuartoantesdelaEraCristiana.
Enunángulodelcallejónqueseabrealpatiohayvariasmujeressentadas.Van vestidas con un túnica de lienzo que les llega hasta los pies, sujeta a lacintura, y conunveloque les cubre la cabezayhombros.Vendenmercancíasque conservan en tinajas. Junto a ellas juegan grupos de chiquillos mediodesnudos.Suscuerposmorenos,ojososcurosyelpelocresporevelanalinstantesuorigenhebreo.Devezencuando,algunadelasmujeresofreceagritosalostranseúntessusmercancías:mielovino.Susgritossepierdenenelbulliciodelamuchedumbre.
7
Observemosahoralapuertaylasdoscorrienteshumanas,unaqueentrayotraquesale,puesacabandeaparecerdoshombresdeaspectointeresante.
—¡Dioses! ¡Menudo frío hace hoy! —exclama uno de ellos, hombremusculoso,cubiertoconbrillantearmadura—.¿Recuerdas,Cayo, labóvedadeloscomicios,enRoma,quesegúnlosflaminiosconstituíalaentradadelmundoinferior?¡PorPlutón!Desearíaencontrarmeallíahora.
Ambos desaparecieron entre lamultitud. Eran soldados romanos. Entran ysalengentesdetodaclase:nazarenos,samaritanos,gladiadores,buhoneros.
Ungriegodehermosoaspectoseaproximaaunvendedordefrutasconestaspalabras:
—¿Quétienesestamañana,ohhijodeChipre?Estoyhambriento.—FrutasdelPodio,legítimas,talcomolascomenloscantoresdeAntioquía
paraconservarlavoz—replicaelvendedorconvozgangosa.—MeimportanpocoloscantoresdeAntioquía—diceelgriego—.Túeres
un adorador deAfrodita, lomismo que yo. ¿Ves esta corona demirto?Es ungranregalodeSalomé.
—¡Lahermanadelrey!—exclamaelchipriotaconunainclinación.—Tiene un gusto real y un juicio divino.Claro, esmás griega que el rey.
Perodamemidesayunoytomaeldinero.Dameuvasy…—¿Quieresdátiles?—No,quenosoyunárabe.—Entonces¿higos?—Meconvertiríaenhebreo.No:sólouvas.Nuncasehamezcladonadatan
biencomolasangredeungriegoyladeuva.Unpoderosocaballeroseguidodevarioscriadosarmadossepaseayescucha
mientrassugentediscuteconlosvendedores.Alveralchipriotaseleacercaylecompraunoshigos.
De esta forma, hasta el mediodía o más tarde aún, la corriente decompradoresyvendedoresfluyecomounríocaudaloso.Jerusalén,cantadaporprofetas y poetas, la Jerusalén de Salomón en la que corre en abundancia laplata, se había transformado en la imitadora de Roma, centro de costumbresprofanasyejedelpoderpagano.Entiemposlejanosunreyjudíosecolocólasvestiduras sacerdotales y entró en el Santo de los Santos del primer templo ysaliódeélcubiertodelepra.EncambioPompeyohabíaentradoeneltemplodeHerodes, hasta el Santo de los Santos, y salido sin recibir elmenor perjuicio,después de descubrir que no había allí más que una sala vacía, sin nada querevelaralapresenciadeDios.
8
EralahoraterceradeldíaymuchagentesehabíaalejadodelPortaldeBelén,aunque seguían transitando por él numerosos grupos de personas. Entre ellosllamabalaatenciónunhombre,unamujeryunasno.
La mujer iba ataviada con una túnica de lana burda y llevaba cubierta lacabezayelcuelloconunvelo.Devezencuando,atraídasucuriosidadporelruido,vocesoajetreoquereinabaasualrededorlevantabaelveloyobservaba;masesteinstanteeratanfugazqueresultabaimposibledistinguir losrasgosdesurostro.
Unhombreseacercóaellos,preguntando:—¿NoerestúJosédeNazaret?—Asímellaman.—Luegoagregóalreconocerasuinterlocutor—:¡Quela
pazseacontigo!Túeresmiamigo,elrabinoSamuel.—Lomismo tedeseo.—El aludidohizounapausa,mirandoa lamujer, y
agregó—:Lapazseacontigo,ycontucasa,ycontodoslostuyos.Se saludaron, llevándose cada uno una mano al pecho, con una ligera
inclinación.—Lleváis tanpocopolvoencimaquededuzcoquehabréispasarpasado la
nocheenestaciudaddenuestrospadres.—No—contestóJosé—.AlnopoderpasardeBetania,pasamoslanocheen
laposadaquehayallíycontinuamoselviajealamanecer.—Elviajequeosesperaeslargo,puessupongoquenoosquedaréisaquí…—No;vamosaBelén.Elrabinosetornósuspicazaloirle.—Yacomprendo.Naciste enBelényahoravas allí a empadronarte con tu
hija, segúnordenaelCésar.LoshijosdeJacobseencuentrancomoantaño las
tribus en suelo egipcio; sólo que ahora carecemos de unMoisés o un Josué.¡Cómohancaídolospoderosos!
José,sininmutarse,replicó:—Esamujernoesmihija.Peroelrabino,lanzadoaltemapolítico,prosiguió:—¿QuéocurreenGalilea?—Yonosoymásqueuncarpintero,yNazaretesunaaldea.Vivoenunlugar
apartadoynomequedatiempoparaparticiparenluchasdepartidos.—Pero…eresjudío—replicóseveroelrabino—.YdelaestirpedeDavid.
Nocreoquetegustepagarimpuestos,exceptoeldeJehová.Elrabinoprosiguió:»Nomeduele la cuantíadel impuesto,puesundenarioesmuypocacosa,
sino lahumillaciónque representaelpagarlo:equivalea tolerar sinprotesta latiranía.Dime,¿esciertoqueJudasaseguraserelMesías?
—Asíloafirmansusseguidores.Enaquelinstantelamujerapartóelveloquecubríasurostro.Lamiradadel
rabinoseposóenella,sorprendiéndosedesurarabelleza.Maselladejócaerdenuevoelvelo.
—Tuhijaesmuyhermosa—dijoelrabinoolvidándosedelapolítica.—No esmi hija—repitió José—. Es la hija de Joaquín y Ana de Belén,
ambosbienconocidos.—Oh,sí—dijoelrabinocondeferencia—.Lesconozcoyséquedescienden
deDavidporlíneadirecta.—Losdoshan fallecido,perohandejadounacasaparadoshijas, y la ley
exige que María, para asegurar la propiedad, se case con su más cercanopariente.Yo,queeraantessutío,soyahorasuesposo.
—Ycomo ambos nacisteis enBelén, los romanos os obligan a ir allí paraempadronarla.—Ymuy indignado añadió—: ¡El dios de Israel vive aún! ¡Lavenganzaessuya!
DichoestolesvolviólaespaldaysealejóanteelasombrodeJosé.UnahoramástardeelgrupocruzólapuertaytomóelcaminodeBelén.Por
el caminoél cuenta a lamujerhistoriasdeDavid.Yellano siempre leprestaatención,pueselrelatoestedioso,propiodeunhombrerústico.
Lamujernotienemásdequinceaños.Sufiguraygestoscorrespondenalosdeunaadolescente,yacasiunajoven.Susfaccionessonpálidasyperfectas,conunhalodeinocenciayternura.
Asíbordearon lagran llanurahastaalcanzarel lagodeEliasya travésdelvalle divisaronBelén, su antigua ciudad natal.Al acercarse a la población lessorprendió una muchedumbre presurosa y José sintió miedo en su corazón.¿Cómo encontraría una posada con tantos viajeros y mercaderes? Se detuvofrentealportaldeunacasasituadaenlazonaexteriordelaaldea,enunlugardudesecruzabanvarioscaminos.
9
Las posadas orientales, llamadas «khans», son casas sin cobertizo yfrecuentementesinpuertas.Suemplazamientoseescogíateniendoencuentalasombra,laposibilidaddedefensaoelagua.LosedificadosenlascarreterasdeJerusalén o Alejandría eran edificios suntuosos, verdaderas posadas para elviajero,aunqueporlogeneraltambiénestosedificiosservíandemercado.Enlos«khans» no había huéspedes, dueño, criados y cocineros. Los viajeros seacomodabansindarcuentadeellosanadieydebíanprocurarselacomida.
El «khan» de Belén era uno de estos típicos lugares que acabamos dedescribir.Casirozandolapuertadeentradahabíauncamino.
MaríacontemplabaconuninterésdisminuidoporlafatigalamuchedumbrequeacudíaaBelénparaempadronarse.Unhombre seacercóaellosy José lepreguntó:
—¿Puedopreguntartecuáleslacausadeestaaglomeracióndegente?—Losromanoshanordenadoquecadahebreoseempadroneenellugarde
sunacimiento—replicóelextraño.—Tambiényohevenidoporesto.Yoymiesposa.El extranjero miró a María y guardó silencio. La mujer contemplaba la
desnudacumbredelGedor.—Rabí,¿noquerríatuesposareunirseconlamía?Estáallí,conloschicos,y
tedigoqueel«khan»estálleno;esinútilacercarse.—Saludaréatufamiliaeiréluegoaprobarsuerteconelportero.Volveréen
seguida.Yseadentróporentrelamultitudhastael«khan».—La paz de Jehová sea contigo—dijo José saludando al portero—. Soy
betlemita.¿Nohabríahabitaciónpara…?
—Nolahay.—SeguramentehabrásoídohablardemísoyJosédeNazaret.Éstaeslacasa
demispadres.SoydelaestirpedeDavid.SerhijodeJudáerabastante,peroperteneceralaestirpedeDavidconstituía
para un hebreo el máximo galardón. Por eso José dijo estas palabras, quesiempresurtíanunefectomágico.
—Rabí,hacemásdedosmilañosqueseabrióestapuertaparaalojaralosextraños.Sitalsehaceconundesconocido,¿quénohacercontigo?Yotesaludoy te invito a entrarparaqueveaspor timismoquenohayniun solo espaciovacío.
Joséguardósilencioyluegodijo:—Elextranjeroquehayavividocontigoserácomosihubiesenacidoen tu
casayleamaráscomoatimismo.¿NodiceasílaLey,rabí?—Siéstaeslaley,¿cómopuedodecirleaunodelosqueestánaposentados:
Siguetucamino,queotrovaaocupartupuesto?Miracuántosesperanunsitio.Ellos tambiénhanvenidopor lamisma razónque túpor el decretodelCésar.AyerllególacaravanaquevadeDamascoalaArabiayelbajoEgipto.
—Peroelsitioesmuyespacioso—insistióJosé.—Sí,perorepletodepaquetesymercancías.AlllegaraquíelrostrodeJoséperdiósuseriedadydijoconcalor:—Porloqueamíserefiere,nomeimporta;perovieneconmigomiesposa,
yconestasnochestanfrías…Nopuedequedarsealaintemperie.¡Estanjoven!Sisequedaenlacolinaelfríolamatará…Oye,talvezconocisteasuspadres,JoaquínyAna,deBelénambos,ydelaestirpedeDavid.
—Lesconocíyeranbuenagente.Ea,sinopuedodartealojamientotampocopuedocerrartelapuerta.Haréportiloquepueda.¿Cuántossois?
—Miesposayunamigoconsufamilia,deBeth-Dagón;entotal,seis.—Bien.Nodormiréisafueraestanoche.Dateprisay tráelespronto,queel
soldesciendeaprisayprontoserádenoche.—Tedoyahora labendicióndelviajerosinhogar;más tarde tedaré ladel
huéspedagradecido.MuyregocijadosefueJoséalencuentrodeMaríaydeldagonita,ylosllevó
atodosantelapuertadondehablaraconelguardián.—Éstaesmiesposa,yéstossonnuestrosamigos.LlevabaMaríaelvelolevantado.—Ojosazulesycabellodeoro—murmuróelportero—.Asíeraeljovenrey
DavidcuandofueacantaranteSaúl.Lapazseacontigo,ohhijadeDavid.Ymirandoalosotroslesdijo:—Lapazseaconvosotros.Rabí,sígueme—concluyómirandoaJosé.Por un corredor pavimentado fueron conducidos al patio del «khan».
Oscuros y repletos de gente estaban los sótanos. Volvieron a pasar por otrocorredorsemejantealdelaentradaysalieronalvalladoadjuntoalacasa,dondesealbergabanloscaballos,camellosyasnos,apiñadosengrupos.Bajaronpocoapocoaldeclivequeformaelpatio,hastallegarauncaminoquesedirigíahastaunaespeciedeestabloaloestedel«khan».
—Vamosadormirenlacueva—exclamóJosélacónicamente.ElguíaaflojóelpasohastaqueMaríaloalcanzó.—La cueva a que nos dirigimos—aclaró el hombre— fue refugio de tu
antepasadoDavid.Desdeloscampossolíaconducirlosrebañoshastaestacueva.Lospesebresseconservanintactos.
Elpolvoy lapajaalfombrabanel suelo,otorgándoleun tonoamarillo.Deltechocolgabangruesastelarañas,comolargosjironesdetelasucia.Porlodemásla estancia parecía cómoda y limpia como uno cualquiera de los sótanos del«khan».
—Entrad—dijo el guía—. Losmontones de paja son para viajeros comovosotros.Utilizadcuantoqueráisdeloqueencontréisporelsuelo.
Luego,mirandoaMaría,ledijo:—¿Podrásdescansaraquí?—Ellugarestásantificado—replicólamujer.—Enestecasoosdejo.Lapazseaconvosotros.Cuandoelporterosalió,losviajerossededicaronaordenaryhacerhabitable
lacueva.
10
Adeterminadahoradelanochesehizoelsilencioenel«khan».Losisraelitas,levantándoseydirigiendosusmiradasaJerusalén,muysolemnesensuactitud,cruzaronlasmanossobreelpechoycorazón.Eralasagradahoranona,encuyomomento se ofrecen los sacrificios en el templo del Moria, y es también elinstante en que se supone que Dios se halla en él. Cuando la oración cesóvolviósea reanudarelgriteríoenvistasa lacenaya lapreparacióndel lecho.Pocomástardeseapagaronlaslucesyelsilenciosehizogeneral.
Amedianocheunodelosquedormíanenlaazoteadel«khan»exclamó:—¡Despertad,hermanos!¿Quéesesaluzqueseveenelcielo?Medioadormilados,losmoradoresdel«khan»seincorporaronymiraronal
cielomaravillados.Lasvocescorrieronyprontotodoshicieronigualcosa.Se veía un rayo de luz que parecía brotar de las estrellas y descendía,
oblicuamente, hasta la Tierra. En la partemás alta no eramás que un punto,mientras que en el suelo ocupaba una extensión de muchos estadios. Elresplandoreravivísimoydecolorrosado.El«khan»recibíapartedelaluz,deformaquequienesestabaneneltejadoseveíanentresí,estupefactos.
El rayo brilló durante varios minutos, hasta que la sorpresa se trocó enpánico,ylosqueestabanmenosasustadossólohablabanenmurmullos.
—¿Habéisvistojamásnadaparecido?—preguntabauno.—Alomejoresunaestrellaquehacaído,ardiendo,alaTierra.—No:lospastoreshabránvistounleónyhanencendidohogueras…—Sí,esodebedeser.Precisamentelosrebañosestánpastandoporallí.—Imposible—dijootro—.Aunquesejuntaratodalamaderadelosvallesde
Judá sería imposible crear esta luz tan potente y tan alta que llega hasta elfirmamento.
Trasestaspalabrasseprodujounsilencioabsoluto.—¡Hermanos! —exclamó un hebreo venerable—. Lo que vemos es la
escalera que nuestro padre Jacob viera en sueños. ¡Bendito sea el Dios denuestrosprogenitores!
11
Aunamilla ymedia o acaso dos al sudeste deBelén se extiende una llanuraseparadadelaciudadporunaprolongacióndelamontaña.
El día que ocurrieron los hechos narrados anteriormente, cierto número depastores llegó hasta esta llanura. Hablaban de sus rebaños. Aunque rústicos,tenían su sabiduría. Cuando el chazzan exhibía el Torah nadie lo besaba conmayor ternura, y cuando el sheilach leía el texto sagrado nadie escuchaba alintérpreteconunafemásciega.YcomoamabantantoaDios,yobservabantanrectamente sus leyes, así su sabiduría sobrepasaba a la de los monarcas máspoderososdelaTierra.
Mientrascharlabandesusrebaños, fuerondurmiéndosepocoapoco,sobreel campo. La noche era clara y fría, y la calma era algo más que un simplesilencio. Un pastor velaba por los demás, paseándose entre ellos. Llegada lamedianocheseacercóalfuegounmomentoparaacostarsedespués.Deprontosedetuvo;asualrededorrompíalaluz,unaluzsuaveyblancacomolaluna,queaumentaba en intensidad. Un frío mayor que el del aire helado—el frío delterror—leinvadió.Enelcielohabíandesaparecidolosestrellas.Laluzcaíadeloaltocomosaliendodeunaventana.Derepente,aterrorizado,exclamó:
—¡Despertad!¡Despertad!Losperrosempezaronaladrarcomoenloquecidos.Losrebañosseremovieronimpacientes,ylospastoressepusieronenpiey
echaronmanoasusarmas.—¿Quésucede?—preguntaron.Laluzsehizotanbrillantequenopudieronsoportarlaysetaparonlosojos.
Cayeronderodillas,víctimasdelpánico.Almismotiemposeoíaunavozfuerteyalavezsobrehumana,dulceysuave:
—Notemáis…HeaquíqueostraigounabuenanuevaqueseráelregocijodetodalaHumanidad.
Selevantaronsobresusrodillasyvieron,aureolada,lafiguradeunhombrevestido con una túnica blanquísima. Dos alas resplandecientes adornaban susespaldasysobrelafrentebrillabaunaestrelladeslumbrante.Susmanosestabandirigidasaellosenactituddebendecirles.Surostroeraserenoydeunabellezadivina.
Lavoz suavecomoun susurroapaciguó suscorazones.Máscalmados, lospastoressedijeron:
—LagloriadeDiosestáconnosotros,yésteeselqueen laantigüedadseacercóalprofetaenlasorillasdelríoUlay.
Elángelprosiguió:—Porqueparavosotroshanacidohoy,en laciudaddeDavid,unSalvador
queesCristoelSeñor.Yéstaesunaseñalparavosotros.EncontraréisalNiño,envueltoenpañales,acostadoenunpesebre.
Elheraldonovolvióahablar,peropermanecíaallíensilencio.Entonceslaluz que emanaba adquirió un tinte rosado, y en lo alto, hasta donde los ojosalcanzabanaver, surgióun revoloteode alasblancas, un ir yvenir de formasradiantesylasvocesdeunamultitudquecantabaacoro:
GLORIAADIOSENLASALTURAS,YENLATIERRAPAZALOSHOMBRESDEBUENAVOLUNTAD
12
A los once días del nacimiento del Niño llegaron a Jerusalén, hacia lamediatarde, los tresMagos.Lagente lescontemplabacongrancuriosidad.Judeaeraunpuntodetránsitointernacional:allíradicabalarutadetráficoentreelSuryelEste, y los judíos estaban acostumbrados a ver hombres de todas las razasatravesarlaspuertasdeJerusalén.PerolosMagosllamabanlaatenciónatodoscuantossecruzabanconellos.LlegaronantelapuertadeDamasco,guardadaporcentinelasromanos.Alllegarjuntoaelloselegipciosedirigióauncentinelaymanifestó:
—Que la paz sea contigo. Venimos desde muy lejos para ver al que hanacidoReydelosjudíos.¿Dóndeleencontraremos?
Elsoldadodiounavozyaparecióunoficialquepreguntó:—¿Quéquieres?Baltasarrepitiósupregunta.—¿Herodes?—preguntóeloficial,llenodeconfusión.—LarealezadeHerodesprocededelCésar.NomerefieroaHerodes.—Nohayotroreyentrelosjudíos.—PuesnosotroshemosvistolaestrelladeAquelalquevenimosaadorar.—Seguidadelante—replicóextrañado—.Yonosoyjudío.Preguntadalos
sacerdotes,omejoralpropioHerodes.LostresMagoscruzaronlapuerta.Baltasardijoasusamigosaloído:—Ya nos hemos dado a conocer bastante por hoy: a medianoche toda la
ciudadhablarádenosotrosynuestramisión.Ahoravayamosal«khan».
13
Antes del crepúsculo algunasmujeres lavaban ropa en la parte superior de laescaleraquellevaalinteriordelaPiscinadeSiloam.Cadaunaestabaarrodilladaanteunrecipientedearcilla.Unaexclamó:
—¿Nolosabéis?DicenqueelCristohanacido.La reacción de perplejidad fue tan grande que algunas volcaron sus
recipientesdeagua.—¡ElCristo!—exclamaronlaslavanderas.—EstemediodíallegarontreshombresporelríoCedrón.Cadaunomontaba
uncamelloblanco,apoyadosobredoselesdesedayricosameses.Preguntaban:¿Dóndeestá elquehanacidoReyde los judíos?Ahoraestánenel«khan»,ymuchoscientosdepersonashanidoyotrasvan.
—¿Yquiénessonestostreshombres?—Nadie lo sabe. Se dice si serán persas, o profetas, acaso como Elias o
Jeremías.Unadelasmujeressoltólarisa,diciendo:—¿YquéquierendecirconesodelReydelosjudíos?—SerefierenalCristo,yaseguranqueacabadenacer.—Bueno:¡cuandolovea,creeré!—Yyocreerécuandolevealevantaralosmuertos…Luegoelgrupocontinuósutrabajomientrasseguíancomentandoelsuceso.
Bastanteentrada lanochesecelebróenelpalaciodelmonteSionuna reunióncompuesta por cincuenta personas, por orden expresa de Herodes, con lafinalidad de instruir a éste sobre algún hecho o misterio importante. Eran
doctores,filósofos,hombrescuyapalabrapesabaenelpaís,yestabansentadosen divanes en uno de los patios interiores del palacio. Eran los venerablesmiembrosdelSanhedrín.
PresidíaelvenerableHillel,decientoseisaños,rectordelGranColegio,conmuypocoscabellosblancosysemejantesahebrasdeplata.
Habían sostenido una larga discusión, mas al final se pusieron todos deacuerdo.ElvenerableHillel,inmóvil,llamóalpaje:
—Anunciaalreyqueestamosdispuestosparadarleunarespuesta.Elmuchachosalió.Apocoentrarondosoficialesycadaunoseapostóaun
ladodelapuerta.Trasellosentróunpersonajesorprendente,envueltoentúnicapúrpura con bordes escarlata recogida en la cintura por una faja de oro. Lashebillasdesuszapatoscentelleabandepiedraspreciosas.EraHerodeselGrandey tenía sesenta y siete años. De mente poderosísima y genio parecido al delCésar,desplegabaunpodertiránicoyunacrueldadsanguinaria.
Al verle todos se inclinaron en señal de saludo.Herodes se situó frente aHillelygritó:
—¡Larespuesta!¿Cuáleslarespuesta?Losojosdelpatriarcaseanimaroncondulzuraydijocondignidad:—¡Contigo sea, oh rey, la paz deDios, deAbraham, de Isaac y de Jacob!
NoshaspreguntadodóndedebenacerCristo.—Éstafuemipregunta.—Enestecaso,ohrey,ennombredetodosdebodecirtequelarespuestaes
unánime:CristohadenacerenBeléndeJudea.Asíloescribióelprofeta.ElrostrodeHerodesseturbó.Lospresentesapenassiseatrevíanarespirar.
Alfinelreydiomediavueltaysaliódelacámara.—Hermanos—exclamóHillel—,yapodemosirnos.Simeón, el hijo de Hillel, que después sucedería a éste en ciencia, en
sabiduríayenelcargo,ayudóasupadreasubiralalitera.
Los tresMagos estaban despiertos en el «khan», a pesar de que la noche eraavanzada.Unhombreseacercóaellos.
—Ostraigounmensaje—lesanunció.—¿Dequién?—Del rey Herodes. Yo soy su mayordomo, pero aquí fuera está su
mensajero.
Elespíritudelostresseestremeció.—Dilequeespere.Yasalimos.Cuandoelmayordomohubosalido,elgriegoexclamóazorado:—¡Lapreguntaquehemoshechoportodaspartesnoshahechofamosos!Seecharonlosmantosalhombroysalieron.—Ossaludoyospidoperdón—dijoelmensajeroalverles—.Elreydesea
hablarosenprivadoyparaelloosinvitaaverleenpalacio.—Lavoluntaddelreyesnuestravoluntad—dijoBaltasar—.Iremoscontigo
apalacio.Siguiendo al mensajero llegaron hasta el palacio de Herodes. Pasaron al
interior, hasta llegar a una torre de gran altura.De pronto el guía se detuvo yseñalandounapuertalesdijo:
—Ahíestáelrey:entrad.Lahabitaciónperfumada,suntuosaydeungustoafeminadoconteníaunsin
finderiquezasendivanes,jarronesycandelabros.Herodessehallabasentadoenesplendorosotrono.AlllegaralbordedelaalfombralostresMagossehincaronderodillas.Elreytocóunacampanillayacudióuncriadocontressillas.
—Tomadasientoydecidmequiénessoisydedóndevenís.LostresMagoscontaronportumosushistorias.—¿Yquépreguntalehabéishechoaloficialqueestabaenlapuerta?—LehemospreguntadodóndeestabaelquehanacidoReydelosjudíos.—Comprendoporquéhabéisdespertadosemejantecuriosidad:lamíanoes
menor.Pero¿esqueexisteotroreydelosjudíos?—HayUnoqueacabadenacer—replicósininmutarseelegipcio.Lafazdelmonarcaseensombreciódedolor.—¡Nofuiyo,nofuiyo!—exclamó.Esposiblequelasimágenesdesushijosasesinadoscruzaranporsumente.
Luego,dominandosuemoción,prosiguióconvozmásserena:—¿DóndeestáelnuevoRey?—Puesestoes,justamente,loquequeríamossaber.—HabéisdesatadomicuriosidadconesteenigmasuperioralosdeSalomón.
Estoyenlaedadenquelacuriosidadsetornaalgoobsesivo.Relatadmetodoloque sepáis acerca de ese niño y yo me uniré a vuestra búsqueda. Pero antesdecidme: ¿cómo es posible que, viviendo tan separados entre sí, cada uno devosotroshayatenidonoticiasdeÉlsimultáneamente?
—Tedirélaverdad,ohrey.
—Habla—repusoHerodes.—Hay un Dios omnipotente —exclamó Baltasar solemnemente,
levantándose.Herodesseestremeció.—Élnoshizoveniraquí,prometiéndonosqueveríamosalRedentor.Como
señal se nos permitió ver a cada uno una estrella. Su Espíritu estaba connosotros.
—Os burláis de mí—dijo Herodes, entre enojado y suspicaz—. De otromodo,¿quéfinalidadtendríaeladvenimientodelnuevoRey?
—Lasalvacióndeloshombres.—¿Dequé?—Desumaldad.—¿Ycómo?—Mediantetresgraciasdivinas:Lafe,elamorylasbuenasacciones.—¿Yesaestrelladequehabéishabladoaloficialyamímismo?—Eslaestrelladelreciénnacido.—¿Ycuándoaparecióporvezprimera?—Alordenársenosalostresveniraquí.Herodesselevantóindicandoconelloquedabaporconcluidalaaudiencia.
LuegoalentóalosMagosaquesiguieransubúsqueda,asegurándolesquenolespondríadificultades.Y,abrigándoseensumanto,saliódelahabitación.
Pocodespuéssalieronalacalle.AlacercarsealapuertadeJoppavieronenel cielo, a escasa altura, una estrella que brillaba más que ninguna y que semovíalentamenteantelostres.
—¡Diosestáconnosotros!—exclamaronllenosdealegría.EntonceslaestrellaseelevódelvalleEliasysedetuvo,derepente,sobreuna
casaenlacolinapróximaalaciudad.
14
Amanecía. El guarda tiritaba de frío en el tejado del «khan», cuando vio deprontounaluzqueascendíaporlacolinaendireccióna lacasa.Pensósiseríauna antorcha de algún caminante o acaso unmeteoro, pero el punto luminosocrecióhastaconvertirseenunaestrella.Elpánicohizopresaenelguarda,quienrompióagritar,yprontosubióaltejadolagentedelaposada.Conunresplandorquedeslumbrabalaestrellafueacercándose,hastasituarsejustamenteencimadelacuevadondehabíanacidoelNiño.
En elmismomomento llegaron losMagos a la puerta y pidieron permisoparaentrar.Elsobresaltodelguardaaumentóaúnmásalvera losMagosysuexpresiónexaltada.
—¿NohayaquíunNiñoreciénnacido?—Sí,sí—respondieronboquiabiertosalgunos.—¡Enseñádnoslo!¡Enseñádnoslo!Elhindújuntólasmanosenseñaldeadoración.—¡Diosexiste!—exclamó—.¡Apresurémonos!¡Apresurémonos!Losquesehallabaneneltejadodescendierondeinmediatoysiguieronalos
extranjeros.Amedidaqueavanzabanhacialacuevalaestrellaascendíaalcielo,de forma que cuando hubieron llegado a ella la estrella se diluyó en elfirmamento. Esto corroboró la sospecha en las gentes de que existía algunarelaciónentrelaestrellayelreciénnacido.
LahabitaciónestabailuminadaporunalinternaquepermitíaveralaMadreyalNiño,despiertoensuregazo.
—¿EstuyoelNiño?—preguntóBaltasaraMaría.María, que había guardado en su corazón todas las cosas que al Niño se
referían,lolevantóalaluzyrespondió:
—EsmiHijo.LostresMagoscayeronderodillasyleadoraron.¡AquéleraelSalvadorquebuscabandesdetanlejos!
SEGUNDAPARTE
1
Veintiún años después el principio de la administración de Valerio Graco, elcuarto gobernador imperial de Judea, período recordado como elmás agitadopolíticamente de Jerusalén, señala el instante en que se inician las últimasbatallasentrejudíos,yromanos.
Herodes el Grande había muerto el mismo año del Nacimiento del Niño.Dejódivididosuterritorioentresustreshijos:Antipas,FilipoyArquelao.Peroel emperadorAugusto, en vista de la incompetencia deArquelao, le depuso ysometió al pueblo de Israel a un régimen de puro despotismo que suscitó larebeldía y el odio en los corazones judíos. Así la ciudad, en lugar de sergobernada por un rey, cayó en manos de un funcionario de segundo grado,denominadoprocurador.Parahacermásfuerte lahumillaciónelprocuradornoseestablecióenJerusalén,sinoenCesárea.AdemáslesfueanexionadalatierradeSamaría,odiadaporlosjudíos.
Entretantodesastresóloquedabaunconsuelo:elsumosacerdoteocupabalamansióndeHerodesyconservabaenellalaaparienciadeunaCorte.LajusticiaeraadministradaennombreydeacuerdoconlosdecretosdeRoma.
Contodo,elpueblodeIsraelnoperdíalaconfianzaenÉl.Esperaba…Hacíamás de ochenta años que Judea era una provincia romana, lo que habíaproporcionado a Roma experiencia suficiente para saber que los judíos, noobstante ser tan orgullosos y poco manejables, podían ser gobernados acondicióndetoleraryrespetarsureligión.LospredecesoresdeGracoactuaronde acuerdo con ese conocimiento, pero éste inició su mandato expulsando aAnnásdelsumosacerdocioyencumbrando,encambio,aIsmael,hijodeFabio.
Desde aquel momento el malestar fue en aumento. Más de una vez lossagradosclaustrosdelMoriaresonaronconlosgritosdecombatientesenemigos
de Graco, quien pronto se quedó sin partido político. Las llamas que durantequinceañoshabíanpermanecidoocultasporelhumoselevantaronmuyaltasycongranviolencia.
UnmesdespuésdeldíaenqueIsmaelasumieraelcargodelnuevotítulo,elromanohizounavisitaaJerusalén.Silbandoeinsultándoledesdelasmurallas,losjudíosobservaroncómosuguardiaentrabaporlapuertaseptentrionaldelaciudad y se dirigía a la Torre Antonia. Habían comprendido la verdaderafinalidadde lavisita: reforzarmilitarmente laguarniciónde laciudad,yasí…¡aydelprimerrebeldequeseatrevieraaofenderle!
2
UnodelosjardinesdelpalaciodelmonteSionestabalimitadoaambosladosporvariosedificios,yalgunosdeelloserandedospisos.Estamosenjulio,haciaelmediodía,yreinauncalorsofocante.
Dosmuchachosjóvenessostienenunaseriaconversación.Elmayorhablabaalotroconciertaaltivez,loquenodebeextrañar,puesprocedíadeunafamiliamuynoble, inclusoenRoma,yunabuelosuyohabíasidoamigodeBruto.Lasiluetadel joven romano resultaba severa,mientrasque lade su amigo, judío,resultabavoluptuosa.
—¿Hasdichoqueelnuevoprocuradorllegarámañana?—preguntóeljudío.—Sí,mañana—replicóMessala,elromano—.Oícómoelnuevogobernador
selodecíaamipadre.Yahoratodoelmundoenlaguarniciónestápreparándosepararecibirle.
La actitud de Messala era ligeramente irónica, lo que entonces eraconsideradosignodesupremaelegancia.MessalahabíasidoeducadoenRomayseconducíacomoloshijosdeestaselectayprivilegiadaciudad.
—Nosdespedimosenestemismolugar.Túmedijiste:«LapazdelSeñorseacontigo»,mientrasyoterespondía:«Losdiosesteguarden».¿Cuántosañoshantranscurrido?
—Cinco—respondióeljudíomirandolasaguasdelestanque.—Conrazónestarásagradecidoalosdioses…,puestehasconvertidoenun
apuestojoven:losgriegosteconsideraríanbello.Perodime:¿porquéteinteresatantosillegaelprocurador?
LamiradadeJudáeragraveymeditabunda.—Cincoaños—dijo—,yaúnrecuerdoeldíadetumarcha.TeibasaRomay
yollorédedolorporquetequeríamucho.Ahoraeresdistinto…
Lasfinasaletasdelanarizdelirónicoromanoseestremecieron.—Túeresunoráculo,Judá.Conunascuantasleccionesderetórica,Delfoste
recibiríacomoelpropioApolo.Ahoraenserio:¿enquéhecambiado?Elmásgrande lógicodelMundodice:«Procura comprender a tu antagonista antesdecontestarle».Intentaré,pues,comprenderte.
Eljudíosesonrojóantelamiradacínicadelromanoyrepuso:—Hasadquiridomuchosconocimientosyhablasconladesenvolturadeun
maestro…,peroentusexpresioneshaycomounaguijón.ElMessaladeantañonoeravenenosoynuncahabríaheridolossentimientosdeunamigo.
—Judá,noestamosanteunoráculoparautilizar ese tono…Abandonaeseestiloydimeenquéteheofendido.
—También yo he aprendido algo en estos cinco años, aunque Hillel noresistaunacomparaciónconellógicoquemencionabas.Perolosquesesientana los pies de nuestro sabio se levantan simplemente enriquecidos con elconocimientodeDios,delaLeyydeIsrael: laconsecuenciadeesaenseñanzasonelamorylareverenciaparatodocuantolesatañe.Sé,contodo,queJudeanoesloquefue.Su…
Messalaleinterrumpióconunarisaamarga.—Tecomprendo.Todos loshombresy lascosasdelMundocambian,pero
nuncaunjudío.Aquítedibujoenlaarenauncírculo.Dimeahorasilavidadeunjudíoesalgomásqueestovueltasymásvueltas.¡Porelseñordetodoslostruenos!¿Esquenohaynadamásquevalgalapena?¿Ylasartes?Herodesfueungranconstructoryporesomaldecísdeél.Todolosubordináisalareligión.¿Qué son Hillel, Simeón, Shamai, Abtalión, comparados con los sabios queenseñanquecuantoesdignodeserconocidodebeserenseñado?
Eljudíohizounmovimientoparalevantarse,peroMessalaleretuvo.—Escúchameunpocomás.Apreciomuchotubondad,quetehaimpulsadoa
salirdelacasadetuspadresparadarmelabienvenidayproseguirlaamistaddenuestrainfancia.Mimaestromedijo«Ve,yparahacergrandetuvida,recuerdaqueMarte imperayqueEroshaencontradosusojos».Loquesignificaqueelamornoesnadaylaguerraloestodo.Lavirtudsecompraysevende.Almorir,Cleopatralegósusartimañasyconellassehavengado:tieneunsucesorencadahogar romano.El futuroeséste:«AbajoEros,arribaMarte».Yoseré soldado,perotú…¿Quéserástú?Tecompadezco.
Judácontemplabacómoelorgullodominabaasuamigo.—Yo,encambio…¡ElMundonohasidoaúnconquistadodel todo!Enel
mar hay muchas islas, y luego… Oriente. ¡Continuar la marcha iniciada porAlejandro!LuegoRoma:susinfinitosplaceres…
Judánosabíacómo interpretarasuamigo:unasveces le irritaba,mientrasqueotrasleatormentabaconunamezcladeasombro.Aélselehabíavedadoensueducaciónusardelaburlaolaagresividad.
Elromanolecontemplócondetenimientoyañadió:—¿Porquénopuedeencontrarselaverdadenunachanza,igualqueenuna
parábola?¡PorJúpiter!Veoquenoteheofrecidoaúnbastante.Bien,cuandoseaprefectoyJudeamehagarico,tenombrarésumosacerdote.
Judá,irritado,hizoungestoparamarcharse.—Notevayas—exclamóMessala.Elotrosedetuvoirresoluto.—¡Cómocalientaelsol!—añadióel jovenromanoobservandoelasombro
deljudío—.Busquemosunsitioconsombra.—Haríamos mejor en separarnos —replicó Judá con frialdad—. Hubiera
preferidonohabervenido.Creíaencontraraunamigo,ymeveoanteun…—¡Unromano!—replicóMesala.Lasmanosdeljudíosecrisparon,perosedominó.Messalalepusosumano
sobreloshombrosysiguiócaminandotraseljudío.—Asísolíamoscaminarcuandoéramosniños.Sigamosasíhastalapuerta.—Túeresunniño—dijoJudá—;yosoyunhombre.Mepermitirásque te
hablecomotal.—¿CreesenlasParcas?—preguntóelromano—.Perdona,nomeacordaba
dequeeressaduceo.¿Porquétemolestatantoquepienseenriquecermeacostade vuestra Judea? Pero si los otros lo hacen, ¿por qué no podré yo hacer lomismo?
Eljudíosuavizóelpaso.—Antes de vosotros, otros extranjeros han dominado a Judea—dijo—.Y
¿dóndeestánahora,Messala?Judeaselibródeellos.Yloqueselogróunavez,volveráaconseguirse.
—Eresdemasiadoapasionado,Judá.¡Cómosehabríaenorgullecidodetimimaestrodepoderhabertecontadoentresusdiscípulos!Peroescúchameahoraenserio:teapreciomuydeverasyquisieraayudarte.Yovoyasersoldado.¿Porquénotehacestútambién?¿Porquénosaltasesecírculoestrechodevuestrasleyesycostumbres?Dime:¿quiénessonhoyloshombresmásjuiciosos?Nolosquederrochaneltiempohablandodecosaspasadasymuertas:Baals,Júpitersy
Jehovás,filosofíasyreligiones.¿QuémedicesdeHerodes,delosMacabeos?LoquedebeshacerestratardeimitaralprimeroysegundoCésar.Yahoramismo,Romaestádispuestaaprestartesuapoyo.
Judáacelerólospasoshastaeljardínparadeshacersedelromano.—Séjuicioso;abandonaestaslocurasdeMoisésymiralascosascaraacara.
PregúntalesalasParcasquéesJudeaytediránqueessóloloqueRomaquiere.RomaeselMundo.
Habíanllegadoalapuerta.Judásequitódeencimaconsuavidadlamanodelamigoyledijoconlosojosllenosdelágrimas:
—Yo te comprendo, ya que eres un romano; pero tú no me comprendesporquesoyunisraelita.Meheconvencidodequenuncamásvolveremosaseramigos. ¡Nunca!Ahoramismonos separaremos. ¡Que la paz delDios demispadresseacontigosiempre!
Messala le ofreció lamano, que no aceptó Judá, cruzando la puerta. Y elromano, silencioso un momento, se marchó después sacudiendo la cabeza yexclamó:
—Asísea.¡EroshamuertoyMarteimpera!
3
De la entrada de laCiudad Santa parte una calle hacia elOeste, paralela a lafachadadelaTorreAntonia.SiguehastalalegendariaPuertadelJuicio.PorallípasóJudáaldespedirsedeMessalay llegóhasta laplazadelMercado.Luegoenfilósuspasoshacialacasadesuspadres.
La casa era un edificio cuadrangular, de dos pisos, de aspecto tosco einacabadoenelexterior,peroqueproducíasensacióndepoderyestabilidad.Laspuertaseransimplesaberturaspracticadasen laplantabaja,cerradasporhojasdereciamadera,reforzadasconbarrotesdehierrodemodoquepudieranresistircualquierataque.
Judá se detuvo ante la puerta occidental del edificio y llamó. Abrióse elpostigoyeljovenentrósinapenasresponderalrespetuososaludodelportero.
La puerta daba a un pasillo de paredes de madera, que parecía un túnelestrecho.Aambosladosdelmismopodíanversebancosdepiedrapulimentadaporelusoprolongadodevariasgeneraciones.Elpasillo terminabaenunpatiointerior porticado, y sus paredes estaban rematadas por una gran terrazaprotegidapor fuerte balaustrada.Lapresencia en el patio de criados afanosos,ropas puestas a secar, gallinas, cabras, vacas y otros animales domésticosindicaba que estaba destinado a corral. Una puerta abierta en el interior dabaentradaaotropatio,espaciosoycuadrado,enelquecrecíanarbustosyparrasydondesealzabaunaelegantefuentedemármol.Tambiénestepatiodisponíadepórticos,másaltosquelosdelanteriorysombreadosportoldosdelistasblancasy rojas.Una escalinata conducía a las terrazas, protegidas del sol por grandestoldos.Otraescalinataterminabaenlaazotea,cuyabalaustradaestabarematadaporunpetreldeladrillosrojos.Lacasaespirabaordenylimpiezaentodossusrincones.
EljovenJudáascendióhastaelsegundopiso,ytrasdaralgunospasosentróenunahabitaciónysetendióenundiván.
Alanochecerunamujerseaproximóalapuertadesuhabitaciónyledijo:—Yahallegadoelmomentodelacena.¿Notienesapetito,hijo?—No—fuelarespuesta.—¿Estásenfermo?—Tengosueño.—Tumadrehapreguntadoporti.—¿Dóndeestá?—Enlashabitacionesdeverano,enlaazotea.Eljovenseincorporó.—Bien.Tráemealgodecomer.Noestoyenfermo,perosímelancólico.Tú
quemeconocestanbien,Amrah,tráemealgoapropósito.LaspreguntasdeAmrah,con suvozdulceyafectuosa, revelaban la tierna
relaciónquelesunía.—Veremos—dijoAmrah.Regresó a poco con una bandeja demadera, en la que había un tazón de
leche,variasrebanadasdepanblanco,unpasteldeharinadetrigo,unaveasada,mielyunpocodesal.Enunextremodelabandejahabíaunvasodeplatallenodevinoyenelotroextremounapequeñalámparadebronceencendida.
A las luz de la lámpara apareció la habitación, iluminada en todos susdetalles: las paredes estucadas, en el techo robustas vigas de encina, el sueloembaldosadoconpequeñaslosetasblancasyazules,unaspocassillasconpatasque imitaban las de los leones, un divánmuy bajo cubierto con tela azul. Ensuma, un dormitorio típicamente hebreo. La luz también permitió ver conclaridad las facciones de la mujer, de tez oscura y ojos negros, de miradamaternal y dulce. Era una esclava de origen egipcio, a quien ni siquiera lallegadadelañosagrado,elquincuagésimo,lehabíadevueltolalibertad.YesqueJudáeratodasuvida.Lehabíacuidadosiemprecomoaunverdaderohijo.
—Amrah, ¿te acuerdas delMessala de años atrás? Fue a Roma y hoy hevueltoaverle.
Unaexpresióndedisgustosedibujóenelrostrodelaesclava.—NuncamegustóeseMessala.—Hacambiadomucho,yenlosucesivonadatendréqueverconél.CuandolamujerseretiróJudáseencaminódesdelaterrazaalaazotea,lugar
en que los judíos suelen reunirse para pasar la noche en verano, o para tocar
música, reunirsecon losamigos, rezar,bailar, contemplar las estrellaso soñar.Peroantesdesubiralaazoteasumadrelevio.
—Judá,hijomío.—Yosoy,madre—contestóél,apresurandoelpaso.Searrodillóanteella,quelepusolosbrazosentomoalcuelloybesándololo
estrechócontrasupecho.
4
—Amrahmehacontadoalgodeloquetehaocurrido.Cuandoerasniñopodíapermitirtequealgunascosasteturbaran.Peroahoraeresunhombre.Ynodebesolvidar—dijosumadredulcificandosuvoz—quealgúndíaserásmiadalid.
Lamujer hablaba en una lengua casi perdida; la lengua en que Rebeca yRaquelcantabanaBenjamín.
—Hoy, ohmadre,me han obligado a pensar en cosas que nunca imaginé.Perodime:¿quévoyaseryo?
—Pero¡siyatelohedicho!Túvasasermiadalid.—Ylamadre,viendoelpreocupado silencio de Judá, añadió—: ¿Qué ha podido decirteMessala paraturbartedeesemodo?¿Haregresadohechounauténticoromano?
—Hacambiadomuchoencincoaños.—Losairesde laVíaSacraseadaptanbastantea lascallesdeEgiptoyde
Babilonia.MasenJerusalén—nuestraJerusalén—habitaJehová.—Madre, laspalabrasdeMessala fueronduras;pero la formayel tonoen
quelashapronunciadofueroninsoportables.—Creo comprenderte. En Roma todos andan locos tras el ejercicio de la
sátira.—Todoslosgrandespueblossonorgullosos.Peroelorgullodelosromanos
—replicó Judá— no tiene comparación. De niño Messala se burlaba de lospersonajes que Herodes respetaba, pero ahora se ha burlado de nuestrascostumbresjudíasydenuestroDios.¿Esqueexistealgúnmotivoparajustificaresaburla?¿Esinferiornuestropuebloalsuyo?¿Porquénopuedoafanarmeenalcanzar los honores que ellos logran? ¿Por qué me está vedada la profesiónmilitaroelejerciciodelasartes…?
LamujerdejócaerblandamenteunamanosobrelasiendeJudá.
—Yosoyunamujerynopuedo respondertea todas tuspreguntas,ohhijomío.PensaréenelloymañanaconsultaréalsabioSimeón.
—Yodeseoalgomásqueserinformado.Tú,madre,puedesdarmealgomásimportantealotorgarmevalor,queeselalmadelalmadelhombre.
—Tenánimo, hijomío.La familia deMessalaha sido ilustrey figuran enellavarioshombrescélebres.Perolosromanos,tanorgullososdesupresenteypasado, no podrían determinar el principio de Roma. Nosotros sí podemoshacerlo.
Unaexpresióndetriunfosedibujóensurostro.»Supongamosqueunromanonosponeaprueba.Entoncesyolecontestaría
sinningunadudayalavezsinvanagloria.ExisteunLibrodelasGeneracionesenelquefiguranapuntadostodoslosnombresdepadresahijosatravésdetresperíodos:desdelasPromesasalaaperturadelTemplo;deaquíalaCautividad;ydeéstaalostiempospresentes.ElángelledijoaAbraham:“Entusemillaseránbendecidas todas las naciones de la Tierra”. Unicamente una vez seinterrumpieronlosregistros,loqueocurrióalfinaldelsegundoperíodo;masalregresardel exilioZorobabel restauró losLibros, loquepermitióunavezmásreconstruirlasestirpeshastaunaantigüedaddedosmilaños.Yahoradime:¿quéquedadelridículoorgullodelosromanosencuantoasangreenriquecidaporlosaños?LoshijosdeIsraelqueguardanrebañosenRephaimsonmásnoblesquelosmásencumbradosMarcios.
—Yyo,madre,¿quiénsoy,segúnlosLibros?—Aesovoy.TúprocedesenlínearectadeHur,elcompañerodeJosué.¿No
crees,ahora,quepuedesenorgullecerteportuhonor?Siasíes,tomaelTorahybuscaelLibrodelosNúmeros,yentrelassetentaydosgeneracionesquesiguenaAdánhallarásalprogenitordetuestirpe.
Trasunemocionadosilencio,Judácogiólasmanosdesumadreydijo:—Gracias.Tedoylasgraciasdetodocorazón.Peroparaqueunafamiliasea
noble¿bastasuantigüedad?—Olvidasloprincipal.Nuestrohonornoreposasolamenteenel tiempo:la
preferenciadeDiosesnuestragloriaparticular.—Sinembargo,veoquemientrastúterefieresanuestrarazayomeintereso
pornuestrafamilia.¿Quéhahecholanuestra?¿Cuálessonsushazañas?Lamujervacilóypensóconangustiaqueacasotodossusesfuerzoshabían
resultado estériles. Diose cuenta que Judá se había hecho un hombre y queconvenía responder con cuidado a todas sus preguntas, pues de allí arrancaría
nuevadirecciónensuvida.—Observo—dijolamujerdandoasuhijounsuavegolpecitoenlamejilla
— que cuanto he dicho ha entrado en lucha con un enemigo imaginario queguardasdentrode ti.SiesteadversarioesMessala,nomeobliguesaasestarlegolpesaciegas.Cuéntametodoloquetehaexplicado.
5
El joven israelita explicó a su madre la conversación sostenida conMessala,deteniéndose muy particularmente en las palabras y el tono de desprecio delromanoparaconlosjudíosyelestrechocírculoenelque,segúnél,semovían.
La madre escuchó en silencio largo rato sin interrumpirle, procurandocomprenderleafondo,conscientedelatrascendenciadelasdudasyangustiasdesuhijo,lascuales,malresueltas,podríanarrojarleenbrazosdeafanesajenosalafequelehabíaenseñado.Elímpetudesurazalediotalfervorytalpasiónquesutonoadquiriólaelocuenciadeuntribuno.
—Nuncapuebloalgunohadejadodejuzgarseigualosuperioralosdemás.Elmenosprecio de los romanos hacia nosotros es lamisma locura enquehanincurrido otras razas con otros pueblos. Pero no hay regla que permitadeterminarlasuperioridaddediversasnaciones.Lospueblossonhoypoderososy mañana dejan de serlo. Lo importante no es la expansión imperial de lospueblos, sino lo cerca deDios que puedan estar. En este punto, hijo, hay queconvenir que si Israel ha olvidado a veces al Señor, Roma no le ha conocidonunca.Tuamigosubrayóelhechodequenosotroscarecemosdepoetas,artistasyguerreros, loquepretendedemostrarquenohemos tenidograndeshombres.PeroungranhombreesaquelcuyavidahasidoreconocidaporDiososuscitadaporÉl.Porotroladoexistelaequivocadacreenciadequelaocupaciónnosólomás importante y noble la otorga el servicio de las armas, sino que es la demayor grandeza. Pero el respeto y el temor por la fuerza revela un almamezquinaybárbara.EnAtenaseloradoryelfilósofofuerontenidosenmayordistinciónqueelguerrero.Ellugardenacimientodeunpoetahasidodisputadoporsieteciudades.ContralabrutalidadnuestrospadreserigieronaDios.JudíosygriegoshabríanllevadoalaHumanidadhaciaelprogresoylaelevaciónmoral.
Mas he aquí que el gobierno del Mundo exige la guerra: justamente por esarazón los romanos han colocado por encima de la inteligencia y deDios a suCésar.Losromanoshancopiadoentodo,menosenlaguerra,alosgriegos;desuerte que en nada poseen el don de la originalidad. ¡Tan sólo Israel podríadiscutirlasuperioridaddelgriegoyllevarlelapalmadelgeniocreador!
»Ellos ocupan los más altos lugares en nuestra patria, y podrán aplastarfácilmente a Israel, y nadie sabe cuándo concluirá tal oprobio. ¡Ladronesimplacables!¡Ay,hijomío,quédolorosomeesdecirtetodoesto!Sinembargo,lagloriadeloshombresdeJudeaestarásiempreenloaltodelfirmamento,ysusmanos impuras no podrán arrebatárnosla, porque su historia es la historia deDios.Esciertoquenohemostenidoartistassielarteselimitaalapinturayalaescultura. Pero la habilidad de nuestrasmanos fue constreñida a lomínimo acausadelaprohibición:“Noharásdentrodetiningunaimagengrabadanicopiaalguna de nada”, prohibición que el Sopherim, con gran perversión, extendióexcesivamenteymásalládelodebido.Pero¿quiénhizolasdosesculturasdelArcadeNoé,lasprimerasdemanohumana?
—¡Oh, qué bien comprendo ahora por qué nos adelantóGrecia! ¡MalditosseanlosbabiloniosquedestruyeronelArca!
—Oh, no, Judá. Has de tener fe. No ha sido destruida para siempre, sinoguardadaenalgunacuevadelasmontañas.
—¡Québuenaeres,madre!—exclamóeljovenagradecido—.NiSammainiHillelhubiesenhabladomejorquetú.SoydenuevounfielhijodeIsrael.
—¡Quéaduladoreres,hijo!Pero¡sisonlasmismaspalabrasqueundíaleoíaHillelenpresenciadeunsofistadeRoma!
—Loadmito,perolascálidaspalabrasquehasempleadosontuyas.—¿Dóndeestaba?Lahabilidadenarteno loes todo.Siempreme figuroa
losgrandeshombresavanzandoenpequeñasindividualidadesperoconarmoníaplenadeconjunto:aquíelhindú,alláelegipcio,másalláelasirio.Porencima,elecodelamúsicayelesplendordelasbanderas;yaamboslados,enrespetuososilencio, todas las generaciones desde los comienzos del Mundo. Mientras,siguen adelante me imagino a Grecia diciendo: «La Hélade abre la marcha».Luego viene el romano: «¡Silencio! Ahora nosotros ocupamos su puesto». Ydurante todo el tiempo fluye una luz, ¡la Luz de la Revelación! ¿Quiénes lallevanensusmanos?¡Laantiguaestirpejudía!Lavanguardiatepertenece,ynolaperderásjamásaunqueencadaromanohabitaseunCésar.
EstabaJudáprofundamenteagitado.
—Notedetengas,teloruego—exclamó.—Veoveniraunancianoysusojosfulguran.¡ÉlvioalSeñorcaraacara!
Guerrero, poeta, legislador, orador, profeta, su grandeza es como el sol de lamañana;lesiguenlosjuecesylosreyes;elhijodeJesé,unhéroeenlaguerrayuncantordecancioneseternas…
Lavozdelamujersedetuvo.—Estásfatigado—dijo.—No,madre;escuchabaelnuevocantodeIsrael.—Pasemos revista a lo mejor de Roma. Contra Moisés pon a César, y a
Tarquino contra David; a Sila contra los macabeos; al mejor de sus cónsulescontra los jueces;aAugustocontraSalomón.Ybasta,porqueaquíconcluyelacomparación. Mas piensa ahora en los profetas, los más grandes entre losmayores.Finalmente,¿cómopodríamosjuzgaraJehováyaJúpiteranoserporloquesusrespectivossiervoshanrealizado?Yahorasobreloquetúserás…
Pronuncióconciertotemblorestasúltimaspalabras.»Encuantoaloqueharás,hijo,sirvealSeñorDiosdeIsraelynoaRoma.
ParaunhijodeAbrahamnohayotragloriaqueloscaminosdelSeñor.—Entonces¿puedosersoldado?¿Porquéno?¿AcasoMoisésnolepidióal
Señorunhombredeguerra?—Te concedomi permiso—dijo la mujer tras un largo silencio— con la
condicióndequesirvasalSeñorenvezdealCésar.Judá aceptó gozoso la condición y poco a poco se durmió. Su madre se
levantó,pusounaalmohadabajosucabezay trasbesarlecon ternurasaliódeldormitorio.
6
Elhombrebueno—lomismoqueelmalo—debemorir.Perodeacuerdoconnuestra fe decimos: «No importa, pues abrirá los ojos en el cielo». Lo mássemejanteaelloqueexisteennuestravidaeseldespertardeunsueñoreposadoalarápidaconscienciadeunavidarebosantedeluzydegratossonidos.
CuandoJudádespertóelsol lucíayasobre losmontes.Albordedeldiván,muy próximo a él, estaba sentada una muchacha de unos quince años queacompañándoseconunnebelcantabacondulzuraunabellacanción.
Losrasgosdelaniñaeranregularescomolosdelmuchachoyrespondíanaltipojudío.Hallábaseensuexpresiónelencantodelainocenciainfantil.Todoenellaeragracia,finuraybelleza.
—Muybonita,Tirzah,muybonita—dijoeljoven.—¿Lacanción?—preguntólahermanadeJudá.—Sí. Y también la que canta. Tiene cierto sabor griego. Dime dónde la
aprendiste.—¿Recuerdasalgriegoquecantóenelteatrohaceunmes?Solíacantarpara
HerodesySalomé.—Peroélcantabaengriego.—Bien.Yyoenhebreo.—Estoyorgullosodemihermanita.¿Sabesalgunacancióntanbonitacomo
ésta?—Muchas.Peroescúchameahora:Amrahmeenvíaadecirtequetetraeráel
desayuno,pues suponequeestásenfermoacausadealgúnaccidentequeayerdebistedesufrir.¿Quéfue,Judá?Amrahconocelascurasdelosegipcios,queamijuiciosontontos.Peroyosérecetasdelosárabes…Además,aquí tengoelmejorymásseguroamuleto:esteanillodenuestrafamilia.
—Pero los árabes son todavíamás tontos que los egipcios—replicó Judámoviendolacabeza—.Nocreoenlosamuletos.
—¿QuédiríaAmrah?—SuspadrescuidabanunhuertoenlasorillasdelNilo.—¿Yquéhagoconelanillo?—Puedes llevarlo, hermanita: te favorece, realzando tu belleza, aunque en
realidadnolonecesitas.En aquelmomento entrabaAmrah con una bandeja en la que llevaba una
jofainaparalavarselasmanos,aguaytoallas.Despuésdelavadoledijoasuhermana:—Tirzah,voyamarcharme.—¿Vasamarcharte?Pero¿cuándo,adondeyparaqué?Judáseechóareir.—¡Cuántaspreguntas!YasabesquelaLeyexigequeunoseocupeenalgo.
Nuestropadremepidióbuenejemplo.VoyairaRoma.—¡Oh,yoquieroircontigo!—Oh,no.Túdebespermanecerencasa.Sidejásemossolaanuestramadre
semoriríadepena.Elentusiasmosediluyóensurostro.—Bien, bien. Pero ¿es que debes ir por fuerza? ¿Es que en Jerusalén no
puedesaprendertodolonecesarioparaconvertirteenbuencomerciante?—LaLeynoexigequenosealomismoquesupadre.—¿Yquéotracosapodrásser?—¡Soldado!LaslágrimasseasomaronalosojosdeTirzah.—Perotematarán.—Sí,siDiosloquiere.Masnotodoslossoldadosmueren.Lamuchacha,asustada,learrojólosbrazosalcuello.—¡Somostanfelices!Quédateencasa,hermano…—Elhogarnopuedeser siempre loqueahoraes.También tú te irás,yno
transcurrirámuchotiempo.—¿Yo?¡Jamás!Judásonrió.—UnpríncipedeJudeaodealgunaotrapartevendráapedirnosanuestra
Tirzah,yse la llevaráensucaballoalobjetodeque teconviertasen la luzdeotrohogar.Yentonces,cuandotútevayas,¿quéserádemí?
Trasunbrevesilencioprosiguióél:»La guerra es un negocio; y como para aprenderlo es menester ir a la
escuela,iréauncampamentoromano.—PeronolucharásafavordeRoma,¿verdad?—¡Laodias tú también!Todos laodian…Romameenseñarácómodeberé
lucharundíacontraella.—¿Cuándotemarcharás?—preguntóTirzah,sollozando.EnaquelinstanteseoyeronpasosyentróAmrahenlaestancia.—¡Chist!—dijoeljoven—.Ellanodebesabernada.Laesclavaentróconeldesayunoycolocólabandejasobreunasilla.Losdos
jóvenesselavaronlosdedos.Entoncesseoyóunamarchamilitar.—¡Son los soldados delPretorio!Voy a verlos—exclamó Judá echando a
correr.Seasomóporencimadelparapetodeladrillos;ytanensimismadoestabaen
lacontemplaciónquenoadvirtiólapresenciadeTirzah,asulado,apoyándoseen él. Desde allí se ofrecía una panorámica: toda ciudad se dominaba,destacandolaTorreAntonia.ProntoeldestacamentollegóalaalturadelosdosjóvenesdelacasadeHur.
La marcha marcial de los soldados, la cadencia de sus movimientos, elcentellearde lasmallas, corazasyyelmosbruñidos, lasplumasbalanceándosesobre los altos crestones, la unanimidad delmovimiento, todo ejercía en Judáunaparticularfascinación.Eloficialquecabalgabaalfrenteeraobjetodetodaclasedevituperiosdelamuchedumbre.
—¡Tirano!¡Ladrón!—legritaban,ynofaltóquienlearrojaralassandalias.El oficial era Valerio Graco y llevaba un laurel en la cabeza. Judá sintió
cierta simpatía por Graco al verle objeto de tantos denuestos no provocados.Hizoungestoparaasomarsemásalexterior,perocontanmalafortunaqueunateja que parecía sujeta se desprendió. Judá gritó con todas sus fuerzas. Lossoldadosde laescolta levantaron lavistaal tejado.Eloficial fuederribadodelcaballoycayóalsuelocomomuerto.Elpueblo,creyendoquelatejahabíasidoarrojadaapropósito,vitoreóaljoven,mientraslacohortesedetuvoyrodeabaaloficial, protegiéndole con sus escudos. Las gentes apoyadas en otros tejadoslanzaronunalluviadeobjetossobrelosromanos,congritoseinsultos.Peroalfinimperóladisciplinamilitar.
—¡Oh,Tirzah,Tirzah!¿Quéseráahoradenosotros?Aunque la jovennohabíapodidopresenciar laescenaocurridaen lacalle,
oíalosgritosyruidos.Presentíaalgohorrible.—Hematadoalgobernadorromanoconlatejaquesedesprendió.Lamuchachapalidecióalinstante.Seabrazóalhermanoatemorizada.—Nolohiceapropósito,Tirzah.Hasidounaccidente.—¿Quéharánahora?Seasomódenuevosobreelparapetoyvioqueeloficialseincorporaba.—¡Vive!¡BenditoseaelSeñor,Diosdenuestrospadres!—exclamó—.No
temas,Tirzah.Lescontaréloocurrido.AcompañóaTirzaha sudormitorio.Entoncesoyó ruidodepasos sobre el
tejado.—Judá,¿quéeseseruido?Estaban asesinando a los criados.Pero ¿y sumadre?Quiso acudir él solo;
perocomooyeronungritodeaquélla,losjóvenesdecidieronsalirenseguidalosdos a su encuentro. La galería situada al pie de la escalera estaba llena desoldados, con un tumulto gigantesco. Judá oyógritos demujeres y entre ellosdistinguió los de su madre. Muy veloz se lanzó hacia ella, pero unas manosfuertesderetuvieron.
—¡Madre,madre!AlguiengritóquelatejahabíasidoarrojadaporJudá.Éstevolviólacabezay
vioquelohabíadichoMessala.—¿Éseelasesino?¡Perosiesunniño!—dijounlegionario.—¡Por los dioses! ¿Qué diría Séneca —exclamó Messala con su acento
irónico—alaproposicióndequeunhombredebellegaraviejoantesdepoderodiar losuficienteparamatar?Ahí les tenéis:aquéllaessumadreyéstaessuhermana.
—¡Messala!Ayúdanos,acuérdatedenuestrainfancia;yoteloimploro.—¡Yanopuedohacermásporti!¡AbajoEros,arribaMarte!—dijoMessala
alejándose.—En la hora de la venganza, oh Señor, ¡sea lamía lamano que sobre él
caiga!Conungranesfuerzologróaproximarsealoficialyledijo:—Oh,señor,lamujeraquienestáisoyendoesmimadre.Dejadaellayami
hermana,puesDiosqueesjustoosdevolveráestefavor.Algoconmovidoelhombrereplicó:—LlevadalasmujeresalaTorre.¡Perosinhacerlesdaño!Yaésteatadloy
sacadloafuera,queelcastigoyalevendrádespués.
Lasdosmujeres,madreehija,fueronllevadasalexterioryJudá,despuésdemirarlas un instante, se cubrió la cara con las manos. En aquellos momentosocurrió lo que podríamos llamar un milagro. Hasta entonces se habíacomportado como un niño, cual corresponde a quien, en su edad, ama y esamado.Noseadvirtióseñalalguna,nadaquerevelaraquehabíasufrido,salvoquecuandoirguiólacabezayextendiólosbrazosparadisponerseaseratadoelarcosuavedeCupidoqueformaransuslabioshabíayadesaparecido.Enaquelinstantesehabíadespojadodelaniñezyseconvertíaenunhombre.
Sumadreysuhermanafueronconducidas,enunióndetodalaservidumbre,por la puerta del Norte. Por el suelo quedaban multitud de objetos de valor,medio destruidos por la soldadesca, que no pudiendo llevárselos los arrojaba.Judácomprendiólaintencióndevenganzadelprocurador:todoloquealcanzabaalafamiliaHurseríaobjetodesuiraimplacableconseveroscastigosparadarejemplo al pueblo de Israel. Si aplastaba de tal forma a una de las másaristocráticasfamiliasdeJudea,¿quénoharíanconlosdemásaristócratasqueosaranatacaraljerarcaromano?
Entoncesunamujerqueyacíaenelsuelo,alparecermuerta,selevantóy,apesardelaobstruccióndelossoldados,seaproximóyleabrazóenlasrodillas.
—¡Oh, Amrah, mi buena Amrah! ¡Vive, por mi madre y por Tirzah!Volverán,y…
Un soldado alejó brutalmente a la esclava, quien consiguió desasirse yatravesandoelumbralcorrióalinteriordelpatioabandonado.
—Dejadla—gritóeloficial—.Sellaremoslacasa,ysiquierepuedemorirsedehambre…
Los soldados cerraron el palacio de los Hur y la cohorte emprendió elcaminoderegresohacialaTorre.Elprocuradorsedispusoacurarselasheridasyapensarenlasuertedelosprisioneros.
7
Aldíasiguienteundestacamentodelegionariossellólacasaconcerayclavóunletreroenlatínquedecía:«EspropiedaddelEmperador».
HaciaelmediodíaundecurióncondiezsoldadossedirigíaaNazaret.Asupaso las gentes de la población les observaban boquiabiertos. Prontocomprendieronelmotivodesuvisitayunaoleadadeodioinvadióloscorazonesde los judíos.Arrastrabanunprisionerovigiladopor los jinetes.Tenía lospiesllagadosyseadvertíaalaleguanosólosudebilidadfísica,sinoqueeraapenasunmuchacho.
Alllegaralpozoeldecurióndioelalto.Elprisionerosedejócaer,exhausto,sobreelpolvodelsuelo.Losvecinos,acercándose,sedieroncuentadequeeramuyjovenydebuengradolehubieransocorrido.
—¡Mirad!Ahívieneelcarpintero.Lagenteseagrupóentomoaltoscocarpintero,quiensedetuvo.—¡Oh, rabí, buen rabí, José! Ven, pregunta a los soldados quién es ese
prisioneroyquéquierenhacerconél.—¡La paz del Señor sea contigo! ¿Puedo preguntar qué ha hecho vuestro
prisionero?Esmuyjoven—preguntóJoséaldecurión.—Esunasesino.Supadrevivió en tiemposdeHerodesy se llamabaHur.
Ésteessuhijo.IntentómataralnobleGraco.Unaexclamacióndehorrorseescapódelagente.—No logró su propósito y ahora ha sido condenado a galeras para toda la
vida.—¡ElSeñorleayude!—dijoJosé.Enaquelmomentounjoven,quehabíallegadojuntamenteconJoséyquese
había quedado detrás de éste sin llamar la atención, dejó caer un hacha que
llevaba y dirigiéndose al pozo cogió un cántaro y lo llenó de agua. Susmovimientos eran tan suaves que antes de que nadie le detuviera se habíaacercadoaBen-Huryledabaabeberelcontenido,apoyandounamanosobresuhombro.Lacaradeljovenreflejabasumismaedad,yfuemaravillosoeincreíblequenadieseatrevieraadecirlenada.Luegole tocólacabezaypronuncióunabendición.Lasmiradasdetodosestabanfijas,absortas,enel joven.ElespíritudeJudá,endurecidoporlosdíasynochesdesufrimientoyenvenenadoporsusafanesdevenganza,sesuavizóbajolamiradadeljoven.DespuésésteseapartóparadepositarelcántaroenlafuenteyreunirseconJosé.
Cuando los soldados hubieron calmado la sed volvieron a sus caballos yreanudaronlamarcha.Peroyalacomposturadeldecuriónnoeraladeantes,yélmismoayudóalprisioneroaincorporarse.Losnazarenosvolvieronasuscasas.
AsíseprodujoelprimerencuentroentreJudáyelHijodeMaría.
TERCERAPARTE
1
Un grupo de veinte o treinta personas—lamayoría esclavos— avanzaba unanocheconantorchasencendidashacialamuralladelaciudaddeMiseno,cimasituadaacortadistanciadeNápoles.
Lossoldadosconversabandeluchasnavales,delaconquistademercadosydeascensos.
—¡DichosoQuinto!Nuestraenhorauena…—Estenombramientopresagiatufuturoascenso.Entonces Quinto Arrio extrajo de los pliegues de su túnica un rollo de
pergamino, indicandoquelohabíarecibidoaquellanoche,mientrascenaba,deSejanio.
—¡De Sejano! —exclamaron sus amigos, que se afanaron por leerlo enseguida.
Roma,XIXdelasKalendasdeseptiembreSejanoa.C.CecilioRufo,duunviro.
César tiene excelentes informes de Quinto Arrio, el tribuno, yespecialmente ha oído hablar de su valor, por lo que su voluntad estrasladarle de inmediato a Oriente. También es voluntad de nuestroCésarquepreparescientrirremesdeprimeraclaseconsustripulacionespara enviarlos contra los piratas del Egeo, y que sea enviado Quintoparaejercerelmando.
Los detalles son cosa tuya. La necesidad es urgente, como habráspodidoverporlosinformesadjuntos.
SEJANO
Arrioprestópocaatenciónalalecturaylosvítoresdesusamigos,mientrasdescendíanporelmontehastaelmar,endondelesaguardabaunnavio.
—¡Por lasNinfas!—exclamó uno de los amigos—.Ya no podemos decirquenuestroamigoseráunhombreimportante,porque…yaloes.
—LoqueacabáisdesaberesbienconocidoenRoma.VoyasubirabordoembarcándomeparaSicilia.Rogadalosdiosespormí.Ahorairéaconoceralospatronosdelbarco.
Lagaleraeradelaclasellamadanaveslibúrnicas.Eralarga,estrecha,bajaymuyrápidaenlamarchaylamaniobra.Losmarineroshabíanrecogidoenpartelavela.Teníacientoveinte remos,blancosypulidospor lapiedrapómez,queimpulsabanlagaleraconrapidez.
Sonóuntoquedecometaydelasescotassalieronlosmarinerosdeguerra,magníficamenteequipados,quesealinearonencubierta.Eltribuno,volviéndoseasusamigos,lesdijo:
—Amigosmíos,ahoraamideber.Luegoestrechóatodossusamigosensusbrazosenseñaldedespedida.—Losdiosesteacompañen,Quinto—decíantodos.—¡Adiós,amigos!—contestóéste.Hizounademándedespedida,alosquelehabíanacompañadoysubióala
embarcación.
2
Eltribunosedirigió,conlaordendelduunviroenlamano,alhortator jefedelosremeros,preguntándoleconquéfuerzacontaba.
—Doscientoscincuentaydosremeros,másdiezsupernumerarios.Hacemosturnosdeochentaycuatro.
—¿Cómosuelesordenarlostumos?—Hastaahoralohacíacadadoshoras.—Elsistemaesduro,pueslosremerosnopuedendescansarnidedíanide
noche,yportantoloreformaré.—Ydirigiéndosealmaestredelasvelasledijo—:Elvientoesfavorable;deja,pues,quelasvelasayudenalosremeros.
Luegoconversóconelpilotoyalfinalledijo:—Eres el hombre que yo habría escogido. Después de pasar el cabo de
Camponellano iremosaMessina; luegohasta lacostadeCalabria…¿ConoceslasestrellasquenosguiaránporelmarJónico?
—Perfectamente.—Entonces,desdeMelitapondrásproaaCiterea.Noecharemoselancla,si
lo permiten los dioses, hasta la bahía deAntemona. Es un servicio urgente yconfíoenti.
Arrioeraunhombreprudenteycreíaqueelfavordelosdiosesestabamásenrelaciónconlaprudenciaybuentinoqueconlosvotos.Nosetomódescanso,comobuenmeninoqueera,hastaconocerelnavioentodossusdetalles.
HaciaelmediodíalagaleraseadentrabaporelmardePaestum.Enelaltardel puente, erigido a Júpiter, Neptuno y a todas las Oceánicas, Arrio ofreciósolemnesplegarias.
Arrio vigilaba a todos, pero de modo especial a los remeros. Había unasucesión de bancos escalonados. Para acomodar a los remeros a un lado, el
espacioque lescorrespondíapermitíasituardiecinuevebancospocoseparadosentre sí, conun vigésimobancodividido en formaque lo que hubiese sido elasiento superior se encontraba bajo el asiento inferior del primer banco. Losremerosnopodíanhablarentresímientrasremaban:eltiempoparadescansarloempleabanendormir.Nuncareían.Suvidaenlacautividaderatanterriblequeno lograban soportarla muchos años. Entre ellos se hallaban de todas lasnacionalidades. Al cabo de algún tiempo de este ejercicio, que desarrollabarudamentesusmiembros,lasmentesseembrutecíanhastadescenderaunestadode semiinconsciencia que permitía a sus organismos soportar las mayoresvejaciones.
Pocoaficionadoalosdados,Arriocontemplabahoratrashoraalosremeros,conocidosporunnúmeroynopornombrealguno,ylosestudiabaunoporuno.Se fijó sobre todo en un remero muy joven, de miembros singularmenteperfectos.Surostrodelatabalaprocedenciadenobleestirpeoriental.
—¡Por los dioses! —exclamó en su interior—. ¡Este hombre esimpresionanteyprometemucho!
Enaquelmomentosevolvióylemiró.—¡Esunjudío,unmuchacho!Elremeroseestremecióbajolamiradadelromano,vacilándolealinstanteel
remo.Bajólamirada;peroallevantarlaobservó,sorprendido,queelromanolesonreía.
La galera se adentraba por los estrechos de Messina, y después torció elrumbohaciaelEstedejandoatrás,humeante,lacimadelEtna.
Cada vez que el romano volvía a su camarote se dedicaba a pensar en elremero, y se decía: «El mozo tiene alma. Un judío no es, desde luego, unbárbaro».
3
ElcuartodíadeviajelagaleraavanzabaporelmarJónico.Arriotomabanotadecuanto se refería al navio, pero cuando quedaba solo volvía a pensar en elremerojudío.
—¿Conocesalnúmerosesenta?—preguntóalhortator—.Esun judío,porsupuesto,ymuyjoven.¿Quécaráctertiene?
—Pococonozcoalagente,porqueelbarcoesnuevo.Sóloséqueeseremeroes obediente. Una vez solicitó un favor. Pidió que se le cambiasealternativamentedelladoderechoalizquierdo.
—¿Dioalgunarazón?—Habíaobservadoquequienesestánsiempredelmismoladosedeforman.—¡PorPólux!Laideaesoriginal.¿Quémássabes?—Esmuylimpio,elmásaseadodetodossuscompañeros.—En eso se parece a los romanos—dijoArrio en tono aprobatorio—. Si
estoyencubierta,cuandoacabeelrelevo,mándamelo.Yquevengasolo.Unpardehorasmástardeelremerosepresentóaél.—EljefedicequeelnobleArriodeseaverme.Arrio le examinó: era alto, elegante y reluciente bajo el sol.Le contempló
con admiración y pensó en el circo. Tenía unos ojos más curiosos quedesconfiados.
—Elhortatormehadichoqueereselmejorremero.¿Llevasmuchotiempodeservicio?
—Elhortatoresmuyamable.Llevounostresañosdeserviciosindescansarunsolodía.
—Eltrabajoesduro—replicóelromano—ypocoshombresresistenunsoloañosinenfermar.
—El noble romano olvida que es el espíritu lo que sostiene al hombre.Graciasaélsobreviveeldébil,entantopereceelfuerte.
—PortuformadeexpresarteseconocequeeresdeIsrael.—Antesdequeexistieranlosromanos,misantepasadoseranyahebreos.—Elfuerteorgullodeturazanosehaextinguidoenti.—Nuncapesatantoelorgullo—dijoeljudío,yunaoleadadesangreinundó
sufaz—comocuandounoestáencadenado.—¿Dedóndeprocedetuorgullo?—Deserjudío.Arriosesonrió.—NuncaheestadoenJerusalén,peroheoídohablardesuspríncipes.¿De
quécondiciónerestú?—MipadrefueunpríncipedeJerusalén.Eraconocidoyhonradoenlasala
deloshuéspedesdelgranAugusto.—¿Sunombre?—Ithamar,delacasadeHur.—¿TúeresunhijodeHur?—exclamóasombradoeltribuno,levantandouna
mano—.¿Quéfueloquetetrajoaquí?—Meacusaronde intento de asesinato deValerioGraco, el procurador—
replicóeljudíoinclinandolacabeza.—¿Tú? —exclamó Arrio más asombrado aún—. ¡Tú el asesino! Roma
enteraseestremecióalconocertuhistoria.—¡Oh tribuno! ¡Han transcurrido tres años y nada sé de mi madre y mi
hermana!Sialgosabesdeellas,dímelo;yoteloimploro.TantosearrimóaArrioquerozabalosplieguesdesutúnica.—He pasado tres duros años de cautiverio, sin descanso, sin hablar con
nadie.Heestadoenlaguerra,hevistomoriramuchoshombres.¡Sialmenos,olvidadodetodos,tambiényopudieraolvidar!Perotengofijaenlamemorialamiradademimadreymihermana.Dime,telosuplico,sivivenosihanmuerto.Yolasarrastréaestaruina…
—Así¿admitestucrimen?Unbruscocambioseoperóenlafazdeljudío.—PorlaverdaddelDiosdemispadres,yotejuroquesoyinocente.Eltribunoparecióimpresionado.—¡Oh,nobleromano,creeenmíyarrojaenmistinieblasunpocodeluz!—Supongoquefuistejuzgadoconjuicioytestigos.
—Nada de eso. Me ataron y me encarcelaron en la Torre. Nadie hablóconmigo.Desdeentonceshesidouncondenadoagaleras.
—Y¿cómotehubiesesdefendido?—Puesmostrandofielmenteloshechos.Yoeraunniño,ydehaberdeseado
matarlenoeraaquélelmomentoadecuado.MiestirpeeramuyamigadeRoma.—¿Quiénestabacontigocuandoocurrióelsuceso?—Estabaenlaazoteaconmihermana,cuandodeprontosedesprendióuna
tejaquecayósobreGraco.¡Quéhorror!Creíentonceshaberlematado.—¿Ytumadre?—Estabaensucuarto,másabajo.—¿Quéfuedeella?—No lo sé —dijo Ben-Hur, retorciéndose las manos con frenesí—. La
sacaronde la casa, juntamenteconelganadoy todo loque teníamos.Todo loperdonaríasiamimadre…Perono.Unesclavonopuedehablardeperdónnidevenganza.
Arriolecontemplabaestremecido.Pordoquierlellamaban«elbuentribuno»porsubuencorazónysuafándejusticiayodioalacrueldad.
—Yaesbastante—dijo—.Vuelveatulugar.Judá se apartó, pero al instante volvió la cabeza y pidió al tribuno una
palabra sobre su familia. Pero éste, sin responderle, le admiró una vez más,pensandoqueseríaunexcelentehombreparaelcirco.
—¡Espera!—gritó—.Siconsiguieseslalibertad,¿quétegustaríaser?—Si el nobleArrio no se burla demí, responderé queme ocuparía demi
principaldeber:saberquéhasidodemimadreydemihermanaylucharíapordevolverlasanuestracasa.Muchohanperdidopormicausa.
—Lo que deseo saber es qué harías si tu madre y tu hermana hubiesenfallecido,osinolasencontraras.
—Quisierasersoldado.El romano reflexionó y poco después despidió a Judá, que volvió a los
remos.PeroyaunrayodeesperanzahabíapenetradoenelcorazóndeBen-Hur.—¡OhDios!¡SoyunhijofieldeJudea,alaquetantohasamado!¡Ayúdame,
teloruego!
4
LasciengalerassereunieronjustamenteenlabahíadeAntemona,alestedelaisladeCeterca.Eltribunoempleóundíaenteroenobservarlas.
Después la flota, enperfectoorden, avanzóhacia las costasde la isla.Lospiratasprocedíande lasapartadascostasdelEuxinoyelpánicoreinabaen losmares y en las ciudades costeras, pues aquéllos eran cada vez más fuertes ynumerosos.DespuésdesaquearHefrestia,enLemmos,eladversariopasabaporentrelasislasdelarchipiélagoThesaliano,desapareciendoenlosgolfossituadosentreEubeaylaHélade.
Éstaseranlasnoticiasquecirculaban.El tribuno estaba contento, pues veía que los piratas se refugiaban, según
noticiasrecientes,enaguasdondesuaplastamientoeraindudable.Consultandocuidadosamente losmapas,Arrio llegóa laconclusióndeque
lospiratasseencontrabanunpocomásabajode lasTermopilas.Así,pues, losrodeó por elNorte y por el Sur. ElmonteOchoa se dibujó bajo el cielo y elpilotoanunciólacostadeEubea.
LasfuerzasdeArrioeraninferioresalasdelospiratas,peroteníanlaventajadeestardispuestasnosóloconsabiaestrategia,sinoconmayordisciplina.
EldescansoenlabahíadeAntemonahabíadevueltolasfuerzasaBen-Hur,deformaqueelremonopesabaenabsolutoensusmanos.
«Eltribunoestáenelaltar—pensó—.Estosignificaquevamosaentrarenbatalla».Ysutensiónnerviosaaumentó.Habíaasistidoamuchasbatallas,masnuncapudopresenciarnadadeellas.
Siempreremabaensilencioyenlasemioscuridad.Paraélysuscompañeroslas batallas tenían un significadomuy especial, pues si eran derrotados acasopodríacambiarlasuerte,ocuandomenospodríaproducirseuncambiodedueño.
Aunavozdemandodeltribunolossoldadossearmaron,yapartirdeaquelmomento todofueronpreparativosparaentablar la luchacon lospiratas.En lamentedeJudáasomóunrayodeesperanzaalpensarenel tribunoArrio,puesacasoésteseacordaradeélenelfragordelabatallayalomejor…
El tribunoArriosedetuvoacontemplara los remeros.ElcorazóndeJudápalpitabaansiadoyesperanzado.Elromanodijoalgoaloídodelhortator.
—¡Quéfuerzatiene!—dijoéste.—¡Yquéespíritu!—agregóeltribuno—.¡PorPólux!Trabajamejorsinlos
hierros.Novuelvasaponérselos.¡Un rayo de luz después de tres años de oscuridad y de dolor! ¡Vio a su
madreya suhermanaensusbrazos! Judánosentía temorpor labatalla, sinosóloalegríayesperanza.
Reinabalamásprofundaoscuridadsobrelasaguas.—Lospiratasestánmuypróximos—exclamóArrio,poniéndoseelyelmo,la
espadayelescudo—.¡Vamos,preparaos!
5
Todos los hombres despertaron. Los oficiales acudieron a sus puestos y lossoldados tomaronsusarmas.Seencendieron linternasy se llenódeaguabuennúmerodecubos.Ben-Hurnoestabaentoncesdeservicioyoíaenrumordelospreparativos:losmarinerosrecogíanlasvelasycolocabanalosladossalvavidas,pez,venablosyflechas.
Luego se produjo un silencio expectante, un silencio que significaba:«Preparados».
Aunaseñalprocedentedecubierta,ycomunicadaalhortatorporunoficialcolocadoenlaescalera,losremerossedetuvieron.
¿Quésignificaríatodoaquello?Detodos losesclavosencadenadosningunosehizoestapregunta:nada les
interesaba. Ni patriotismo ni deber. Sólo el estremecimiento del peligroinminente. Atados con cadenas al banco, en caso de derrota no quedaba,probablemente,otraalternativaqueseguiralbarcoensuhundimiento.
Imposiblepreguntarquiéneraelenemigo.¿Seríancompatriotas,hermanosoenemigos comunes? Por esas razones los romanos ataban fuertemente a losremerosalasgaleras:paraevitarqueseidentificaranconelenemigoylucharancontraellos.Peropoco tiempo lesquedóparapensarenestascosas.Unsordorumor de remos absorbió la atención de Judá, a la par que la galera sebalanceaba.De repente seprodujounviolentochoque.Los remeroscolocadosfrente al jefe vacilaron en sus asientos y no pocos cayeron de sus sitios. Lagalera dio un salto hacia atrás y luego avanzó con nuevos bríos. Se oyeronestridentesgritosdeterror.Ben-Hurnotóquebajosuspiesalgosequebraba,serompía y se hundía. Un clamor de triunfo llegó desde cubierta. El espolónromano había vencido. La lucha continuaba sin ninguna pausa, pasando a un
gradomásdespiadado.Losmarinerosdescendíanparaagarrargrandestrozosdeestopaquelanzabanencendidoscontralasembarcacionesenemigas.
Otravezlagalerasetambaleósobreunladocontantafuriaquelosremerosdeaquellaparteapenassipodíanmantenerseensusasientos.Seoíanlosruidospropios de un barco al deshacerse en astillas y los gritos de marinerosmoribundos.Amenudotraíanelcuerpodealgúnromanoagonizante,cubiertodesangre. También penetraban abajo nubes de humo espeso con olor de carnehumana.
De pronto la galera se detuvo. Se oyeron pasos apresurados, gritos y elcrujido de dos barcos dispuestos al abordaje. Con seguridad el barco romanohabía sido abordado.Llegóhasta Judá el cuerpodestrozadodeunhombredelNorte, un bárbaro. Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Ben-Hur. ¿Y simatabanaltribunoArrio?¡Adióslasesperanzasdevolveraveralossuyos!Eltumultotronabasobresucabeza.Losremeros,aterrorizados,seecharonalsuelo,afanosos de ocultarse en algún sitio. Sólo el hortator seguía impasible en supuesto, marcando a golpes de martillo el compás de los remeros, con lo queofrecíaalMundounejemplodeinigualabledisciplina.
Este ejemplo dio a Ben-Hur serenidad para pensar. La lucha seguía encubierta.Ben-Hurdirigióunamiradaalhortatoryselanzóafuera,noparahuir,sinoparasalvarlavidadeltribuno.
Antesdepodersalirdel todoafueraviocubiertoelcielodehumoyfuego.Lapopadelnavioseabrióyelmarsaltóalinterior,haciéndoseplenaoscuridadparaBen-Hur.
Comenzóalucharcontralasaguas,perounafuerteoleadalearrojódenuevoal interiorde labodega;yallíhabríaexpirado, lomismoqueelhortatory lospobresremeros,anoserquelamismafuerzadelmar,formandounremolino,leextrajo y le lanzó al exterior junto con infinidad de fragmentos demaderas yotros restos. Judá se agarró a un madero, sosteniendo el aliento, y ya en lasuperficie delmar semantuvo firmemente sujeto a él. Pero lamuerte, que lehabía respetado en el seno de las aguas, le amenazaba ahora en la superficie,puessehallabarodeadodebarcosincendiadosyhombresdelosdosbandosenlucha,agarradoscomoélamaderos.Puestoqueunosyotroseransusenemigos,Judátratódeapartarsedeaquelinfernalescenario.
El rumordeunos remos fueelprimeranunciodeunapoderosagaleraqueavanzaba hacia él. Su grandiosa proa surgía amenazadora, y alumbrada por elreflejodelosincendiossemejabalacabezadeunmonstruomarino.
Intentó esquivarle frenéticamente empujando el tablón hacia adelante. Susalvacióndependíadeunsegundo.Hizootroesfuerzoyenaquelmomentovioapareceralalcancedesumanouncascodorado.Unosfuertesdedosintentabanasirsealbordedela tabla.Elcascodesaparecióbajo lasaguasyreapareciódenuevo unos segundos después; los brazos del romano se movieron condesesperación; apareció la cabeza, iluminada por los reflejos rojizos de losincendios, crispado su rostro por el terror y la agonía. El judío lanzó unaexclamacióndesorpresaalreconoceraquelrostro.Asiólacabezaeimpidióquedesaparecieradenuevobajo lasaguas.Luegosubióelcuerpodel romanoasuimprovisadabalsa.
AquelhombreeraQuintoArrio,eltribuno.Elremolinodeagua,levantadoporlosremosylaesteladelanave,estuvoa
puntodehundiraBen-Huryalromanoenlasprofundidadesdelmar.El judíoconsiguiómanteneraflotesuinestabletabladesalvación.
La batalla naval concluía en medio de esfuerzos desesperados por ambaspartescontendientes.¿Quiénsaldríavencedor?Lavidadeltribunodependíadelresultadofinaldelalucha.Ben-Hurlosabíayesperabaconansiedadeltérminodelacontienda.
Cuando la luz volvió a iluminar la escena del combate, el hebreo divisó agrandistancialalíneagrisdeunacosta.Eraimposiblellegaraellaanado.Otrosnáufragos pugnaban por mantenerse a flote asidos a maderos; restos deembarcacioneshumeabanaúnenalgunoslugaresdelmar;unagaleraescorada,conremosyvelasdestrozados,permanecíacercanaalacosta.Enelhorizontesedivisaban varias embarcaciones, perseguidas o perseguidoras, lo que indicabaquelabatallaaúnnohabíaconcluido.
Transcurrióalgún tiempoyBen-Hursintiómásansiedadporel romano.SinollegabaayudalamuertedeArrioparecíasegura.
Lequitóelcascoylacoraza.Sintiónuevasesperanzasalcomprobarqueelcorazóndeltribunolatíaaún.Peronopodíahacernadamásqueesperar.Yestoesloquehizomientraselevabaalcielounafervorosaplegaria.
6
Todos los que se salvan de morir ahogados sufren luego dolores mucho másintensos que los experimentados en elmomento de la asfixia.Arrio los sufrióauxiliadoporBen-Hur,yalfin,conenormecontentodeéste,abriólosojos.
Primero el romano hablaba de modo incoherente, mas pronto recobró susfacultadesypudodeciraBen-Hur:
—Nuestrasvidasdependendelresultadodeestabatallanaval,puesaúnnohaconcluido…Detodosmodos,medoycuentadelomuchoquehashechopormí:hassalvadomividaarriesgandolatuya.Perotenlaseguridaddequesabrérecompensarte.Quedaporver,contodo,sillegadoelcasopodríashacermeaúnunfavormayorqueelqueyamehasprestado.
—Sinoesalgoprohibido,loharécongusto—replicóBen-Hur.Elromanoreposóunosinstantes.—¿EresrealmentehijodeHur,eljudío?—Losoy,comoyatedije.—Conocíatupadre.Judáseacercómásaél,porquesuvozeramuydébil.—Leconocíyleapreciémucho.Esimposiblequetúnohayasoídohablarde
Catóny deBruto, dos hombres tan grandes en la vida comoen lamuerte.Almorir dejaron una ley: «Un romano no debe sobrevivir a su derrota». Escostumbreentrecaballerosromanosllevarunanillo.Tomaelmío.
Tendióunamanoaljudío,yéstelocogióyselopuso.—Esteanillotienesuimportancia.Soyricoytengomuchaspropiedades.Si
mueroveaRomaypideamimayordomoloquequieras.Perosilogrosalvarmeserámayormirecompensa:conseguirétulibertadytedevolveréatucasayalostuyos.¿Meescuchas?
—Nopuedohacerotracosa.—Entonceshazmeunapromesa.Porlosdioses…—No…buentribuno:recuerdaquesoyjudío.—Portudios,enesecaso:júramequeharásloquevoyadecirte.—NobleArrio,porlaformadedecírmelosospechodequesetratadealgo
muygrave.Dimeantesdequésetrata.—¿Yluegomedarástupromesa?—Decirtequesíseríatantocomoprometérteloahoray…Pero¡mira!Porel
Nortevieneunbarco:—¿Enquédirección?—Haciaaquí.—¿Sabesdistinguirdequénacionalidad?—No,puessólohetrabajadoenlosremos.—¿Llevaalgunabandera?—Nopuedodivisarla.Ambospermanecieroninquietos,sumidosensuscavilaciones.—¿Conservasurumboelnavio?—Sigueacercándosey…noveoningunabandera.—Entonces no hay duda: se trata de una galera enemiga, pues de ser un
buque romano llevaría muy altas las banderas. En este caso habrás deescucharme.Soymuyviejopara soportar el deshonor.Deseoque enRoma sediga que Quinto Arrio se hundió con su barco, y nunca—¡nunca!— que caíprisionerode lospiratas.Por tanto, siesdeveraspirataesebarco, júramequearrojarásmicuerpoalmar.¿Meoyes?
—¡No lo quiero jurar! La ley me haría responsable de tu muerte. Lasentencia romana hizo de mí un esclavo condenándome a perpetuidad a lasgaleras,peroyonosoyunesclavo.VuelvoaserunhijodeIsraelydueñodemímismo.Tomatuanillo.
Arriopermanecióinmutable.»¿No lo quieres? Entonces, no con irritación ni desprecio, sino para
liberarme de algo odioso, de una obligación que me anularía para siempre,entregaréturegaloalmar.
Yloarrojóalmar,talcomodecía.—Hascometidounaverdaderalocura—prosiguióArrio—.Loshombresque
sedecidenamorirnonecesitandenadie,ysiyosolicitabatuayudaesporqueelalmaquenosatribuyePlatónserebelaantelaideadelapropiadestrucción.Por
eso quería darte la oportunidad de hacerme un favor. Pero tú has rehusado, yahorapermítemequetecompadezca.
—Entresañosdeesclavitudtúhassidoelprimeroendirigirmeunamiradaamable. Es decir, no, hubo otro… —y guardó silencio con gran reverenciaacordándosedeljovendelafuente.
—Quizásnecesitenremeros—observóArrio.Ben-Hurseguíaconatenciónlosmovimientosdelanave.—Ahorasealeja.—¿Haciadónde?—Hacia la galera escorada cerca de la orilla. Se aproxima a ella…Ahora
envíahombresabordo…Arrio pareció despertar de su indiferencia con un estremecimiento. Luego
exclamó:—¡Da las gracias aDios! ¡Estamos salvados! ¡Son romanos!Unpirata no
obraría de esemodo. Hazles señales y vendrá a recogernos. ¡Pronto! Yo seréduunviroytú…Conocíatupadreyleapreciémucho.Túserásparamícomounhijo.¡Aúnperseguiremosaloscorsariospiratas!
Judáobedecióypocodespuéslagaleraenfilóhaciaellos.Arriofuerecibidocontodosloshonores.IzaronlainsigniadealmiranteymandódirigirsehaciaelNorteparareunirseconelrestodelaflota.Asutiempoloscincuentanaviosquebajabanporelcanalseenfrentaronconlospiratasfugitivosylesderrotaronporcompleto.PararedondearlagloriadeArriosecapturaronveintegaleras.
Al regreso de aquella expedición Arrio fue recibido con indescriptibleentusiasmoenelpuertodeMiseno.AsuladoibasiempreBen-Hur,loqueatrajomucholaatención.PoniéndoleunamanoenelhombroArriodijo:
—Amigos,ésteesmihijoymiheredero.Osruegoqueleaméiscomoamímismo.
Arrio formalizó laadopción,ydeesta formael romanocumplió lapalabradada al judío. Al mes siguiente se celebró el armilustrium con la mayorsuntuosidadenelteatroScauro.Aunladodelaenormesaladestacabanveinteproasdegaleras,entreotrostrofeosmilitares,yunainscripciónquedecía:
ARREBATADASALOSPIRATASENELESTRECHODEEURIPO
PORQUINTOARRIO
DUUNVIRO
CUARTAPARTE
1
Juliodelaño29deJesucristo.NoshallamosenAntioquía,reinadeOrienteylaciudadmáspoderosa,pobladayricadespuésdeRoma.
Una galera mercante, procedente de alta mar, penetraba por ladesembocadura del río Orontes. Era cerca del mediodía y reinaba un calorintenso, que obligó a los viajeros de la galera a subir a cubierta. Entre ellosestaba Ben-Hur. Los cinco años transcurridos habían producido notablestransformacionesenel jovenisraelita.Habíaalcanzadolamadurezvaronil;eraunhombrecortés,reservado,quevestíaunatúnicaeleganteycuyosmodalesyaspectodespertabanlacuriosidaddesuscompañerosdeviaje.
Al llegar lagaleraaunode lospuertosdeChiprehabíasubidoabordounvenerableisraelitaquemuyprontoentablóamistosaconversaciónconBen-Hur.Alreemprenderlamarchalagalerasecruzóconotrasdos,quedesplegaronensusmástilesgallardetesamarillos.Lospasajerosqueviajabanenlamismagaleraque Ben-Hur se preguntaban a qué nacionalidad corresponderían aquellosgallardetes.Unodeellosinterrogóalancianoisraelitayésterespondió:
—Sí, sé el significado de esas banderas. No son de una nación, sino laenseñadeunarmadorparticular,propietariodelasnaves.
—¿Tienemuchosbuquesesehombre?—Muchos.—¿Leconoces?—Naveguéconél.Los pasajeros miraban con atención al que así hablaba. Ben-Hur le
escuchaba.—EsehombreviveenAntioquía.Susriquezaslehanhechocélebre,perolos
comentariosrelacionadosconsunombrenosonmuygratos.Añosatrásvivíaen
JerusalénunafamiliamuyantiguaquellevabaelnombredeHur.Ben-Hursecontuvocongrandesesfuerzosyprocurómantenersesereno.»El príncipe era un mercader genial —continuó diciendo el anciano—.
FundóvariasempresasquellegabanalOrienteyalOccidente.Elpropietarioseahogóenelmar,peroelnegociosiguióvientoenpopa.Despuéscayósobrelafamiliaunatremendadesgracia:elúnicohijovaróndelpríncipeintentóasesinaralprocuradorGracoenunadelascallesdeJerusalén.Fallóensuintentoylairadel romano se cebó en toda su familia, de forma que hoy no queda en vidaningunodesuselementos.
Lospasajerosrieron.—Oseaquesequedócontodo—dijouno.—Eso se dice. Simónides, que había sido el agente del príncipe en
Antioquía, se estableció por su cuenta al cabo de poco tiempo, y las cosas lefuerontanbienquehoyposeelaflotamáspoderosaquepuedaconocerse.Estolohalogradoendiezaños.
—¿Empezaríaconmuchocapital?—Sí,pueselprocuradorsólosequedó,delasriquezasdelpríncipe,conlo
quepudoecharlemano:camellos,caballos,casas,ganado,mercancíasynavios.Pero no encontró dinero, que había en abundancia pero repartido en diversoslugares.Loquesehizodeldineroesunmisterio.
—Noparamí—exclamóunpasajeroconsocarronería.—Ya sé a lo que te refieres—contestó el hebreo—.Otros lo han pensado
también.TodoscreenqueaqueldinerofueparaSimónideselcapitalinicial;yasílo cree también el procurador, pues dos veces en cinco años le ha sometido atortura para arrancarle el secreto de dónde guarda el capital. Al pobre no lequedaniunhuesosano:sesientasobrealmohadasyestáconvertidoenunserdeforme.
Judáseagarróconfuerzaalacuerdaenqueseapoyaba.—Nada pudieron los sufrimientos. Claro, como trabajaba legalmente no
puedennadacontraél…HacemuypocohaconseguidounalicenciafirmadaporelpropioTiberio.
Asíqueeltransportellegóalcanaldelrío,Judádijoalhebreo:—¿Cómosellamabaeldueñodelmercader?—Ithamar de Hur. Su hijo, Ben-Hur, era un muchacho que los romanos
enviaronagalerasyquesindudahabrámuerto.Engalerassóloseresisteunañocomomáximo.De sumadre y hermananada se sabe, y lomás seguro es que
hayanmuertoenunadelasfortalezas.Judá fue al departamento del piloto, y tan sumido estaba en sus
preocupacionesquenoadvirtiólasorillasdelríonilasbellezasdelpaisajeydeltiempo.
2
Cuandoyaestuvieroncercadelaciudad,lospasajerosseagolparonencubiertaansiososdeverlaorilla.
El anciano hebreo a quien antes hemos conocido no dejaba de comentarcuanto se les ofrecía a la vista, subrayando sus encantos o las incidenciashistóricasdeloslugares.
—¡ElbosquecillodeDafne!—dijo—.Es algo admirable…Fue empezadoporApolo y élmismo lo concluyó: lo prefiere al Olimpo. Y ahí tenemos lasmurallas de la ciudad. ¡Ésta es la obra maestra de Jerjes! Esta parte fueconstruida por el primer seléucida y ahora, al cabo de trescientos años, formapartedelamismarocasobrelacualdescansa.
En aquel instante losmarinos comenzaron a recoger las velas y el hebreoexclamógozoso:
—Losqueodianalmaryhanhechovotosparallegarsanosysalvospuedencesar en susmaldicionesyplegarias.Esepuentequeveis indica el final de lanavegación.
La galera se acercó entonces al muelle y todos pudieron ver de cerca laanimacióndelaorilla.Ben-Hurseaproximódenuevoalhebreoyledijo:
—Me interesa lo que has contado del mercader. ¿Has dicho que se llamaSimónides?¿Dóndeselepuedehallar?
—Voyaahorrarteundisgusto:noprestadinero.—Nilotomoyoapréstamojamás—replicóBen-Hursonriendo.—Lehallarásconfacilidad.Viveal finaldeesepuente,enunedificioque
parece una de las torres de la muralla. Ante su puerta hay un descargaderoenorme.Todalaflotaallíancladaessuya.
—Muchasgraciasporlainformación.
—Quelapazdenuestrospadresseacontigo.—Ytambiéncontigo.DosmozosdecargasehicieroncargodelequipajedeJudáylellevaronala
ciudadela. Dos anchas calles, cortadas una por la otra perpendicularmente,dividíanlaciudadencuatrobarrios.Ben-Hurcomprobólamagnificenciadelaavenida,puesauncomparadoconlosdeRomaaquelpaseoresultababellísimo,conárbolesfrondososymultituddefuentesdeaguaquemanabansincesar.PeroelestadodeánimodeJudánolepermitíagozardeaquelespectáculo.ElrelatosobreSimónideslehabíatrastornado.
—Noiréestanochealaciudadela—dijoalosmozos—.Vamosal«khan»máscercanoalpuentedelcaminodeSeleucia.
Ben-Hurpasólanocheenlaazoteadel«khan»,yunavozinteriorledecíaacadamomento:
«Ahoramismovoyasaberalgodelosmíos:demimadreydeTirzah.Siaúnviven,lasencontraré».
3
AldíasiguienteseencaminósinpérdidadetiempoalencuentrodeSimónides.Noestabaensuafánpedirle todosudineroypropiedades,yaque todoello lepertenecía; su único deseo era saber de su madre y hermana. Siguió lasindicacionesdelhebreoyseencaminóalacasa.Entrótemblorosoensuinterior.UnhombrelecondujoatravésdelargoscorredoreshastaelpropioSimónidesenpersona, que se hallaba apoyado enblandos cojines.A su lado, apoyada en elrespaldodelsillón,seencontrabaunamuchacha.AlverlesBen-Hursintióquelasangreafluíaasusmejillas.
—Si eres Simónides, el mercader judío, la paz de Dios sea contigo y lostuyos.
—SoySimónidesysoyjudío,ytedevuelvotusaludoinvitándoteaquemedigasquiéneres.Esthernostraerávino.
—YosoyJudá,hijodeIthamar,últimojefedelacasadeHurypríncipedeJerusalén.
—SoyEsther,lahijadeSimónides—dijolajoven.—Entonces,hermosaEsther, tupadreno tomaráamalque rehúseelvino,
cuandohayaoídoloquevoyadecir.Ydirigiéndosealpadreledijo:—Simónides,mipadreteníaalmorirunfielservidorymehandichoqueése
erestú.ElancianoseestremecióyllamóasuladoaEsther.Éstadejólascopasde
vinosobrelamesayseacercóasupadre.—Envejecí comerciando con los hombres y te digo que, a pesar de los
doloresquesufreestecuerpomaltrecho,mequedandosmotivosdegozo:unoesta niña hija mía, sin la cual no podría vivir… El otro no es más que un
recuerdo…eldeunafamiliabienamada…ElrostrodeBen-Hurseencendió.—¡Hablasdemimadreydemihermana!—Escúchame antes: ¿qué pruebas tienes para demostrarme que eres la
personaquepretendes?Ben-Hur se sintió desconcertado: comprendió que en aquellos años su
aspectohabíacambiadoporcompletoyquenadiequedabaenelpresentequeleconociese.Leinvadióunaangustiadesoladora.
—Simónides—dijo—:sólopuedocontartemihistoria.—Habla—respondióSimónides—.Hablayteescucharédebuengrado.Ben-Hur relató toda su vida de forma rápida, con gran sentimiento.Al fin
concluyódiciendo:—Quinto Arrio fue para mí como un padre y quiso darme las mejores
enseñanzasdeloscélebresfilósofosyoradoresromanos.Peroyosoyjudíoynopuedo olvidarmi religión.Acepté la generosidad del romano porque esperabaquesusinfluyentesamistadesmesirvieranalgúndíaparaaveriguarlasituaciónrealdemimadreyhermana.Ademáshabíaotrarazón:yoqueríadedicarmealasarmasyasípudeejercitarmeentodaslasfacetasdelentedelaguerra.Encuantoademostrartequesoyquienrealmentesoy,notengootrosmediosyveoqueminarraciónno tehaconvencido.Porotro ladodebodecirtequealveniraquínohabía enmi ánimo el deseo de recuperar tus riquezas, sino exclusivamente elsaberdóndeestánmimadreymihermana;lodemásnomeimportaenabsoluto.
MientrasEstherllorabaensilencio,conmovidaporelrelatodeBen-Hur,elancianodeformeyposeedordeunavoluntaddehierroescuchabaimpasible.
—Terepitoquenadasédeestafamilia,apesardemispesquisas.Ben-Hur,desfallecido,soltóunsordogemido.—Entonces…¡entoncesnohaymásremedioqueperderestaesperanza!—
exclamó luchando con sus emociones—. Y sólo me queda vivir para lavenganza.Perdónameyadiós.
Cuandollegóa lacortinaque tapaba lapuertade lasalasevolvióhaciaelancianoylamuchachaydijo:
—Osdoylasgraciasalosdos.—Lapazseacontigo—replicóelmercader.Esthernopudodecirnada,puesseguíasollozando.YasísedespidiódeellosBen-Hur.
4
EncuantoBen-Hurdesapareció,Simónides sufrió una extraña transformación.Comosi salieradeunsueño, su rostrocobróanimación, losojosempezaronabrillarledeplaceryexclamóconemociónqueapenaspodíacontener:
—¡Esther,llamainmediatamenteaMalluch!A los pocos instantes apareció el criado, que hizo un reverencia ante su
señor.—Malluch, tengo que encomendarte una importante misión. Has de
cumplirla cueste loque cueste.Escúchameatento:un jovenalto, apuestoydeaspectohebreobajaahoraa losalmacenescaminodelacalle.Síguelecomosifueras su sombradíaynoche.Averiguaquéhacey cómovive, qué amistadestiene y todo lo que se relacione con su vida. Procura entablar amistad con él.Acompáñaleen laciudadyvencadanochea informarme.Sobre todo,quenollegueasospecharquetrabajasparamí.Sitepregunta,dileloquequieras,peroenningunacircunstanciahadesaberqueestásamiservicio.
Malluchhizootrareverenciaydesapareció.Luego Simónides se volvió hacia su hija, que observaba con asombro la
transformaciónoperadaensupadre.—¡Quédíamásseñalado,hijamía!¡BenditoseaelSeñor!Luego,yamáscalmado,dijoaEsther:—Voyacontarte,hijamía,algoqueyaestásenedaddeconocer…Yonací
enunatumbadelvalledeHinnón,enlallanuraalsurdeSion.Fuivendidoencalidadde esclavo a la familia deBen-Hur, a la sazón el hombremás rico deJerusalényamigodelreyHerodes.Leservíseisañosyalséptimofuideclaradolibre. Después fui una vez huésped de mi señor, quien tenía una criada tanhermosaquemeenamoréperdidamentedeella.Selapedíalseñoryéstemela
cedió.Peroheaquíqueellanoqueríacasarseconmigomásqueacondicióndehacerme yo esclavo otra vez y vivir así a su lado en aquella casa. Yo dudémucho,comopuedescomprender…Alfin—¡tantolaquería!—accedí.Elseñorme nombró entonces administrador general de todos sus bienes. Los negociosprosperaronrápidamente.Luegonacistetúymástardeocurrieronlasdesgraciasquehasoídocontaraldesconocido.Asíesqueignorosihanmuertoosivivenlaesposaylahijademidifuntoseñor.
LosojosdeEsthersehumedecieronporlaslágrimas.»Tu corazón es bueno, hija mía, tanto como el de tu madre. Pero sigue
escuchándome.CorríaJerusalénconla intencióndesocorreramibienhechor,perofuiencarceladoporGraco,quienmeexigióquefirmaraunaletraasufavor,ymeneguéalasdemandasdeltirano.Mesometióatorturaunayotravez,perosiempresalítriunfanteaunquemicuerpoacusaratantatorturaytantainfamia;lociertoesqueyonuncamedobleguéyasíhepodidoconservarymultiplicarlosmillonesqueenprincipioposeíalafamiliadelacasaHur.Conelcuerpohechopedazos regresé a casa y me encontré a mi Raquel muerta de terror y desufrimiento por mí. Así lo quiso Dios. Después conseguí del emperador elpermisoparacomerciarcontodoelMundoylafortunahaalcanzadoextremosinverosímiles.Peroahoraqueestoycercadelfinaldemivida,¿quévoyahacerconestostesoros?
—Padremío—contestólajovenbajandolavoz—:¿esquenoacabadevenirsupropietarioareclamarlos?
—Y tú, hija mía…, ¿te convertirás en una pordiosera? El Señor haderrochadoenmísusbondades,perotúhassidoeldonmássoberano.
Yabrazóasuhijacontrasupecho,besándolavariasveces.—Ahora,Esther,quieroquesepaslosiguiente:cuandohavenidoesejoven
mehaparecidoverlavivaestampadesupadrecuandoerajoven,ytodoenmíseconfabulabaparaentregarlesuinmensafortuna.Peroalfinmeharetenidoelafán de saber si es realmenteBen-Hur y si, caso de serlo, qué tal hombre haresultado ser ahora, pues las riquezas pueden empeorar a un hombre oextraviarlo. Esther, por otro lado, ¡han sufrido tanto la madre y hermana deBen-Hur, lo mismo que yo y mi pobre Raquel, ya difunta!Muchas veces hepensadoenlavenganza,yesomismohaseñalado,veladamente,eljovenquehavenidoavernos.
—¿Volverá?—preguntólahijaacariciandolasmanosdesupadre.—Malluch, el criado, va con él, y nos lo traerá cuando yo lo disponga.
EntoncesleenfrentaréconuntestigoysabremossiesrealmenteBen-Hur.Peroahoraestoyfatigado.LlamaaAbimelech.
Suhijaleobedecióylosdosentraronenlacasa.
5
Ben-Hur salió de la casa de Simónides. En su ánimo flotaba la sensación dehaberfracasadootravezensuspropósitos,loquehacíamásdolorosoelamoryrecuerdodesumadreydesuhermana.
Porlaorilladelmuelleregresóal«khan».UnavezallípreguntóalporteroporelcaminodeDafneyéstelerespondió
sorprendido:—¿Preguntas por el camino que va aDafne? Si no has estado nunca allí,
sabequehoyseráeldíamásgozosodetuvida.Luego le explicó cómo podía llegar hasta allí. Era la hora cuarta cuando
entróenlosjardinesytropezóconunaprocesiónlarguísimaquesedirigíahaciaelfamosobosquecillo.Elambientefestivo,labellezadelcaminoylamúsicaycantosdelamuchedumbrehacíandellugaralgomaravilloso.
EnaquelmomentoBen-Hurcontemplabaaunaextrañapareja.—¡Quéhermosoestodoesto!Pero¿adóndevamos?—preguntabaellaasu
acompañante.—Sigue adelante, linda bárbara. Tu pregunta encierra un miedo terrenal.
¿Acasonoacordamosendejartodoesodetrásdenosotros,alsalirdeAntioquía?—¿Ysinosperdiéramos?—volvióapreguntarlahermosamujer.—Notemas…NadiesehaperdidoenDafne…Enaquelinstanteungrupodebellasmuchachasseprecipitóalrededordela
parejaycomenzóacantaralsondelaspanderetasagitadasporellasmismas.Lamujer se estrechó contra el hombre, asustada; él la rodeó con un brazo por eltalleyconelotrobrazohizogestossiguiendoelcompásdelamúsica,sonrienteydivertido.Loscabellosdelasdanzarinasflotabansueltos,yseadivinabansusmiembros exuberantes bajo las transparentes túnicas que apenas lograban
ocultarlos.Sedesprendíadeladanzaunavoluptuosidadcontagiosa.Alpocoratolasmuchachasseapartaron.
—Yahora¿quédices?—preguntóél.—¿Quiéneseran?—dijoella.—Son devadasas, sacerdotisas consagradas al templo de Apolo. Hay un
verdaderoenjambredeellas,yformanelconjuntodeloscoros.Vivenaquí,peroalgunasvecesvanaotraspoblacionesy traenaeste lugar todo loquerecogenparaenriquecerlacasadeldivinoApolo.¿Vamos?
Ben-Hur se internó también en el bosquecillo de Dafne. Por el camino,realmente encantador, se tropezó con diversas esculturas griegas dedicadas adeidadeshelénicas.Un centauro llevaba en lamanoun rollo escrito engriegoquedecía:
¡OHVIAJERO!¿ERESEXTRANJERO?
1. Oyeelcantodelasfuentesynotengasmiedodelrocíoquecausan;deestamaneralasnáyadesaprenderánaamarte.
2. LasbrisasquesirvenaDafnesonCéfiroyAustro,suavesministrosdevida,quetetraerándulzuras.CuandoelEurosopla,estáDianacazando. Cuando el Bóreas ruge, escóndete: Apolo está irritado.Lassombrasdelbosquecillosontuyasduranteeldía.PorlanochepertenecenaPanyasusdríadas.Portanto,nolasmolestes.
3. Nocomasloslotosquecrecencercadelosarroyuelos,anoserquequierasvertedespojadodelamemoria,encuyomomentoteveríasconvertidoenunhijodeDafne.
4. Cruza junto a la araña que teje y no la toques. Es Ariadna, quelaboraparaMinerva.
5. SideseascontemplarlaslágrimasdeDafne,arrancaunaramadelaurel…ymuere.
¡TENCUIDADO!¡ENTRAYSÉDICHOSO!
Ben-Hur contemplaba con sorpresa y tolerancia respetuosa aquellas fiestas
paganas.Enelfondosesentíairritadoporquesusesperanzashabíanmuertoysualmadesoladaestabaembargadaporlatristeza.
6
Cuando Ben-Hur oyó en el bosquecillo un coro de cantores —una músicalánguidaysoñadora—recordólafrasedelancianohebreoquehabíaembarcadoenChipre:«PreferibleessergusanoynutrirseconlasmorerasdeDafne,queserhuéspeddeunmonarca».Perosieratandulcelavidaenelbosquecillo,¿dónderesidíasuencanto:ensufilosofía,oeraalgorealyalalcancedelossentidos?Cadaañomillaresdesereshumanosabandonabanelmundoyseinternabanenelbosqueafindeservirenél.¿Encontrabanloquebuscabanyerantanfelicesque desaparecían los motivos de regresar a su vida anterior? Y si aquellafelicidad o bien estar estaba a merced de todos aquellos desconocidos, ¿noestaríatambiénasualcance?
Se dejó caer sobre la blanda y fresca hierba del bosque y dejó que sussentidosserecrearanenlos infinitosmotivosdegoce.Todoensuderredoreraalegría,amor,encanto…
Algo, sin embargo, le distinguía de los que vivían dichosos allí. Elloscarecíandedeberesquecumplir,mientrasqueél…
—¡Dios de Israel! —exclamó en voz alta, levantándose enrojecido—.¡Madre!¡Tirzah!¡Maldigoestemomentoyestelugarporhabermeolvidadodevuestradesdicha!
Seapartóconprestezadelaespesurayllegóaunacorrientequesedeslizabaentredosriberasdepiedra.Alfinaldeaquelcaminohabíaunpuente.Cruzóporésteyfuealvallemáscercano.
Aproximóse a un rebaño de ovejas. La pastora, unamuchacha, le hizo unademándiciéndole:
—Venconmigo.PeroBen-Hursiguióadelante.
Másalláelcaminoquedabacortadoendos,yalfinaldeunodeellos,juntoaunaltar,unamujeragitóunaramadearceyledijo:
—Quédateconmigo.Latentación,ensudulcesonrisa,eraladelajuventudapasionada.Másallá
se tropezó con una de las procesiones encabezada por un grupo de niñascubiertastansóloporguirnaldasdeflores,quecantabanconvocesagudas.Trasellasveníaungruesodemuchachos,bronceadosporel sol,bailandoal sondelos cantos de las muchachas. Seguidamente venía un grupo de mujeres concestasdeespeciesydedulcesparalosaltares,vestidascontúnicas.Alverleseacercaron,tendiéndolesusmanosydiciendo:
—Detente,yvenconnosotras.Unadelasmujeres,griega,cantóunapoesíadeAnacreonte:
Parahoyaceptoregalosylosdoy,parahoybebovinoyvivo,parahoypidooaceptoenpréstamo.¿Quiénpuedesaberalgodelsilenciosomañana?
Mas Ben-Hur prosiguió indiferente su camino, hasta llegar a un bosqueexuberante,situadoenelcorazóndelvalle,yenelsitiodondeésteparecíamásgratoalosojosdelcontemplador.DespuésviounaestatuadeDafne,ycercadeellaunjovenyunamuchachatendidosenelsuelo,dormidos.
Aquelespectáculo leestremeció,haciéndolecomprenderqueelhechizodeaquella vida en el Bosque residía en la paz libre de temores, y casi se sintiótentadodepermanecerallíparasiempre,alospiesdeDafne.Laleydeaquellosparajeseraelamor,maselamorfueradelaley.
YaquélyaquéllaeraladulcepazdeDafne.¡Ése era el único objetivo y el fin de sus ministros! ¡Para sostener aquel
estadohacíansusdoneslosmonarcasylospríncipes!EntantoBen-Hurseguíasupasoyobservaba,susreflexionesahondabanen
laraízdeaquelloshechos.Elmisterioseledesvelaba.Enaquellostiempossólohabíadospuebloscapacesdeexperimentarlossentimientosreferidos:elpuebloquesesujetabaalaleydeMoisésyelquevivíabajolasleyesdeBrahma.Sóloelloshubieranpodidodecir:
«Esmejorunaleysinamorqueunamorsinley».
7
AnteBen-Hurselevantabaunbosquequedealtoscipreses.Adentrándoseenlasombraqueproyectaban,viosobrelahierbaaunhombrequeparecíahebreo.Elhombreselevantóyacercándoseledijo:
—Lapazseacontigo.—Gracias.—Voyal estadio, si es allí adonde túvas.La trompetaquehasoído esun
llamamientodirigidoaloscompetidores.—Buen amigo —dijo Ben-Hur—, reconozco mi ignorancia de las
costumbres del bosquecillo; y si quieres aceptarme como compañero te loagradeceré.
—Me encantará. ¡Escucha! Ya se oyen las ruedas de los carros; estánensayandolapista.
Ben-Hurescuchóuninstanteyluegodijo:—YosoyhijodeArrio,elduunviro.¿Ytú?—YosoyMalluch,mercaderdeAntioquía.—Bien, buenMalluch.Creo que nos gustará el espectáculo.Tengo alguna
habilidadenesosejercicios.EnRomanosoyundesconocido…Vamos,pues,alascarreras.
Malluchlepreguntóentonces:—El duunviro era romano, y no obstante veo que su descendiente viste
segúnlacostumbrejudía.—ElnobleArriofuesolamentemipadreadoptivo—replicóBen-Hur.—Ah,yacomprendo.Perdóname.Avanzaron a través del bosque hasta llegar a una gran pista cuyas
dimensiones eran las habituales en los estadios. La tierra, apisonada, estaba
limitadaporambosladosmediantecuerdastendidasentreunaseriedejabalinasclavadasenelsuelo.Parasituaralosespectadoreshabíavarioscobertizos.Losdosreciénllegadosseacomodaronenunadeaquellasgraderías.
Ben-Hurcontóloscarrosquepasabandelantedeellos:nueveentotal.—Meparecemuybien—dijocomplacido—.YosuponíaqueenOrientese
contentabanconcarrosdedoscaballos,peroveoque sonmodernosyutilizanverdaderascuádrigas.Veremoscómoseportan.
Cuandopasólanovenacuádrigaanteellos,Ben-Hurexclamó:—Yo he visto los establos del emperador,Malluch, pero ¡por la memoria
bendita de nuestro padreAbraham, jamás he visto una cuádriga comparable aésa!
Entre los espectadores había un anciano que contemplaba con extremapasión el paso de las cuádrigas. Su expresión suscitaba comentarios jocososentreelgentío.
—¿Quiénes?—preguntóBen-Hur.—Un poderoso jeque del desierto, procedente de más allá de Moab y
propietario de numerosos rebaños de caballos. Según dicen, sus corcelesdesciendendelosquetuvoelprimerfaraón,EseljequeIlderim.
Mientrastantoelconductordelanovenacuádrigaintentabasinéxitodetenera los caballos pegándoles con el látigo, lo que excitaba al patriarca porquecomprobabasuinutilidad.
—¡Maldito romano! —exclamó el jeque, amenazando con el puño alconductor—. Me juró que sabría conducirlos… ¡Estos animales no tienenprecio!¡Quélocohesidoalconfiarenunromano!
Ben-Hur se identificó con los sentimientos del jeque y experimentó gransimpatía por él. Los cuatro caballos eran bayos, sin manchas, absolutamentesemejantesentresí,y tanproporcionadosqueeradifícilnotardiferenciasentreellos.Laagilidadybellezadesuscuerposeraasombrosa.
Antesdequeelpatriarcaseexcitaraaúnmás,unadocenademanossujetaronyagarraronlosbocadosdesuscaballos,interrumpiendoasísuabsurdacarrera.Yenaquelmomentoapareciósobrelapistaotrocarroyadiferenciadelosdemáslohizocomosisehallaraenelcirco.Teníaformaextranjera;ycuandollegóalavista de la granmuchedumbre estalló el entusiasmo general. El carro era unamaravilladeconstrucción,yloscaballosmuyhermososenverdad,loquedesatóuna nube de aplausos. ¿Quién sería su auriga?, pensóBen-Hur.Algo en él leresultaba familiar, pero no llegaba a identificarle. Por el entusiasmo que
despertaba debía de tratarse de un oficial muy conocido, o acaso un príncipefamoso.Ben-Hur se levantó y abriéndose paso por entre el numeroso públicollegó hasta la grada inferior, junto a la pista. Por fin toda la figura del aurigaquedóalalcancedesuvista, lomismoqueelcompañerodeaquél,unmirtilo,comoeranllamadoslosayudantesdeauriga.
PeroBen-Hursóloveíaalauriga.Sufiguraeraelegante;ibaapenascubiertoporunatúnicadefinateladecolorrojo.Enlamanoderechallevabaunlátigoyenlaotralascuatroriendas.Suactitudestaballenadegraciaydemovimiento.Recibía las aclamaciones y los estruendosos aplausos con estatuaria frialdad.Ben-Hur se quedó boquiabierto; su instinto y su memoria le sirvieron aconciencia.¡ElaurigaeraMessala!
Porlaseleccióndesuscaballosyelcarroyporsuactitud,desdeñosa,altivay fría, Ben-Hur comprendió que Messala seguía siendo el mismo de otrostiempos.
8
CuandoBen-Hurdescendía losescalonesdelgraderío se levantóunárabequedijoenvozalta:
—¡HombresdeOrienteydeOccidente!ElbuenjequeIlderimossaluda.Havenido con cuatro hermosos caballos, favoritos descendientes de los que teníaSalomón.Tienenecesidaddeunhombrefuerteparaconducirlos.Propagadestaoferta:cuandoaparezcaesehombreafortunadomiseñorleharáricosiconducesucuádriga.
Elanuncioprovocóunagitadomurmulloentreelgentío.—BuenMalluch,¿adóndeiremosahora?—Puedeshacercomotodoslosquevienenalbosquecillo:queterevelenel
porvenir;oacudira la famosa fuentequeprediceel futuroenversosgrabadossobreunahojaverde;opuedesiralostemplosgriegos.
—Los griegos han sido los maestros de la belleza artística. Pero enarquitectura sacrificaron a veces la variedad a la belleza. ¿Cómo se llama esafuentealaqueantestereferías?
—Castallia.—EsfamosaentodoelMundo;vayamos,pues,allá.Malluchobservóquepocoapocohabíadesaparecidoelbuenhumordesu
amigo.YesquelavistadeMessalahabíasumergidoaBen-Hurenelrencoryelafándevengarse.Recordabalasdesgraciasdesufamiliaporculpadelromanoysuiracrecíapormomentos.
Al llegar a la famosa fuente Castallia vieron acercarse hacia donde ellosestaban un camello blanco, de altas proporciones, que llamaba la atención atodosloscircunstantesporsubellaestampa.
—¡Qué camello!—decían las gentes—. ¡Será de un príncipe extranjero o
acasodeunrey!Mas¿quiénesseríanelhombreylamujersentadosalasombradelatienda?
En él había la dignidad de un rey y un filósofo a la vez, ymostraba, bajo unturbante, una faz arrugada. Lamujer sentada a su lado, entre velos y encajes,sugeríaunasiluetabellísimayjoven.Ellaordenóalconductordelcamelloquelollevaraalafuente.Enaquelmomentoveníahaciaellos,atodavelocidad,lacuádriga de Messala, a cuya vista la gente huía despavorida, entre gritos yprotestas.
—Eseromanovaaatropellamos—dijoMalluch,echandoacorreraunlado.Ben-HursevolvióyreconocióaMessala.Erademasiadotardeparaque la
mujeryelcamelloseapartaran.Ben-HurseacercóalcamelloygritóaMessala:—¡Alto!¡Mirapordóndevas!¡Atrás,atrás!El jovenpatricio reía a carcajadas, sinhacer casode los ruegos.Entonces,
dando un rápido salto, Ben-Hur agarró los bocados de los dos caballos de laizquierda y, tirando con energía de ellos, los obligó a detenerse. Al mismotiempo,gritóalconductor:
—¡Perroromano!¿Tanpocoteimportalavidadelosdemás?Debidoalasacudida,elromanoestuvoapuntodecaerse;sumirtilonosupo
conservarelequilibrioyrodóporlossuelos.Viendoqueelpeligrohabíapasadoya,lagentecomenzóareiramandíbulabatienteporlacaídadelmirtilo.Allísemostró, sin embargo, la audacia deMessala. Saltando del carro se acercó a lamujeryledijo:
—Ospidoperdónalosdos.YosoyMessala.Yencuantoaestagentequecontempla el incidente, ya les he proporcionado ocasión de reir. ¡Que lesaproveche!
YMessala siguió hablando, deseoso de obtener alguna palabra o una solamirada.Alfindijo:
—¡PorPalas,queeresmuyhermosa!Dimealmenossimehasperdonado.PerolajovendijoaBen-Hur,mirándole:—¿Quieresacercarte?Tomalacopayllénamela,teloruego.Mipadreestá
sediento.Alvolversehaciaellaparacomplacerle, lamiradadeBen-Hurseencontró
conladeMessala,quiennolereconoció.Elromanodijo:—¡Oh extranjera, tan hermosa como cruel! Si no se queda contigoApolo,
volveréaverte.—Yviendoqueelmirtilohabíapreparadodenuevoelcarro,sealejóhaciaél.
Ben-Hurofrecióelaguaalanciano.Cuandoésteconcluyódebeber,lajovenmujerlediolacopaaBen-Hur,diciéndole:
—Guárdala,telorogamos.Estárepletadebendicionesparati.—Noshasprestadounexcelenteservicio—dijoelancianovenerable—.Yo
soyBaltasar el egipcio. Tras la aldea deDafne habita en sus tiendas el jequeIlderim el Generoso. Ven a vemos. Soy su huésped y tú serás recibido connuestroagradecimiento.
Ben-Hurquedóperplejoanteladignidadydistincióndelanciano.Mientrascontemplaba cómo se alejaba vio también a Messala, que reía satisfecho eindiferente.
9
MalluchobservabaentretantoaBen-Hur,ynoacertabaacomprenderlarelaciónquepudieseexistir entreélyArrio.FueelmismoJudáquien le sacódeestasdudas.Llevándoleaunladolehablódesurecientepasado.
—MiprimeralecciónenlasinagogafuelaShemaylasegundafuelafrasedel hijo de Sirach: «Honra a tu padre con todas tus fuerzas y no olvides losdoloresdetumadre».—Ytrasestaspalabrasselocontótodo.
—Me admira —dijo Malluch al final, después de escuchar la dolorosahistoriadesuamigo—quenolehayasatacado.
—Entonces me habría privado de la posibilidad de que me sea útil. Lamuerte guarda mejor los secretos que el romano más reservado. No deseoquitarlelavida,sinotansólocastigarle,ycontuayudalolograré.
MalluchcomenzabaasentirhondaadmiraciónyafectoporBen-Hur.—Él es romano —replicó sin vacilar—. Yo soy de la tribu de Judá. Te
ayudaré.Siloprefieresexígemeunjuramento,elmássolemne…—Dame la mano y esto bastará. Escúchame ahora: ¿sabes dónde está el
huertodelasPalmeras?Omejor:¿aquédistanciaseencuentradeDafne?Malluchsepreguntósielquellevabaundolortanhondoensualmaporel
recuerdodesumadreysuhermanapodríaolvidarlasenbrazosdelamor.—ElhuertodelasPalmerassehallaaunasdoshorasacaballo.—Gracias.Losjuegos¿sonmuypopularesenelpaís?Malluch no veía que tan sugestivas preguntas pudieran relacionarse con el
motivodesuspreocupaciones.Noobstante,contestó:—¡Yalocreo!Elprefectoesricoyseinteresaporellos;peroaúnmás,pues
quierellamarlaatencióndelcónsulMagencio,quehaacudidoparaultimarlospreparativos de la campaña contra los Partos. Los ciudadanos de Antioquía
sabenquegraciasa talespreparativospuedenganarmuchodinero.Haceyaunmesquelosheraldosrecorrieronloscuatrobarriosdelapoblaciónproclamandola apertura del circo para la celebración de un festival: Los premios que seofrecensonregios.
—Heoídodecirqueelcircoesel segundodespuésdelMáximodeRoma.Sólootrapregunta:¿esseguroqueMessalaparticiparáenlosjuegos?
Al oir esta última pregunta se hizo la luz en la mente de Malluch ycomprendióporquédeseabaparticiparBen-Hur.Pero,comobuendescendientedeJacob,seaventuróapreguntar:
—¿Tieneshabilidadenlascarreras?—Notemas.LosvencedoresdelcircoMáximohanlogradosuscoronasde
triunfocuandoyoheconsentidoqueganaran.YhastaelpropioemperadormeofreciósupatronazgosiaceptabacorrerenelcampeonatodelMundo.
—¿Ynoaccediste?—preguntóMalluchconinterés.—Soyjudíoynomeatreveríaahaceralgoqueempañaríaelnombredemi
padre.Enlaspalestraspuedohacerloqueenelcircoresultaríainadmisible.Ysivoy a participar en las carreras deAntioquía es seguro que no lo hago por elpremio,auncuandolarecompensaseadediezmilsestercios,fortunaparatodauna vida. No. Yo correré para humillar a mi enemigo. La ley permite lavenganza.
Malluchsonrióaldecirle:—Deacuerdo.Soyjudíoytecomprendoalaperfección.»Messala participará en los juegos—dijo luego—. Se ha comprometido a
ellodetodaslasmanerasimaginables;demodoquenopuederetirarse.Ademássunombreapareceentodaslastablillasdelasapuestas.Ycadadíaacude,comohasvisto,apracticarse.
—¡Gracias,gracias,Malluch;mehassidomuyútil!Estoysatisfecho.AhoraacompáñamealhuertodelasPalmerasparapresentarmealjequeIlderim,porquesifuésemosmañanapodríahabersecomprometidoyaparaquecondujeraotrosucuádriga.
Malluchreflexionóuninstante.—Lomejorquepodemoshaceresdirigirnosalaaldeayallíencontraremos
rápidoscamellos.—Vamosallá,pues.Nolescostómuchotrabajoencontrardoscamellos,yalomodelosmismos
seencaminaronhaciaelfamosohuertodelasPalmeras.
10
Más allá de la aldea la tierra aparecía ondulada y bien cultivada. Por laextraordinariabellezayriquezadelahuertasediríaqueestabanenelreinodelaAbundancia. Los labradores pasaban por entre melonares, melocotoneros,higueras,naranjos,ypordoquierasomabalasonrisadelapaz,quepormediodemilseñalesalegrabaalviajero.
CruzaronunríoypocodespuésMalluchpalmoteoalegremente:—¡Mira!¡Mira!¡ElhuertodelasPalmeras!Unaescenasemejantesólopodíasercontempladaenlosmásbellosoasisde
ArabiaoenlasgranjassituadasalolargodelNilo.Nosepuedecontemplarunapalmera cuando se halla en pleno desarrollo sin que se sienta poeta quien lamira.
—CuandovialjequeIlderimmepareciómásbienunhombrevulgar.¿Cómollegaríaaserpropietariodelhuerto?
—Silanoblezaprocededelosaños,hijodeArrio,entoncesIlderimestodounhombre,aunqueseaunedomitaincircunciso.Además,lesobranmotivosparanosentirningunasimpatíahacialosromanos.
Así que se aproximaron al huerto unas niñas salieron a su encuentroofreciéndolescestasdedátiles.Alapearsepararecogerlos,Ben-Huroyóelgritodeunhombreencaramadoenunárbol:
—Lapazseacontigoybienvenidoseas.Dieronlasgraciasalasniñasysiguieronadelante.—Sémuchascosasdel jequeporque lasoigocontarencasadeSimónides,
quienmehonraconsuconfianza.Porun instante la imaginacióndeBen-HurvolóhaciaEsther, lamuchacha
dulceyhermosaquehabíamostradoporélvivasimpatía.
—Hacepocassemanas—dijoMalluch—eljequefueavisitaraSimónidesyoílahistoriamásextrañademivida.
YMalluchrelatólahistoriadelgriego,elhindúyelegipcioquesereunierondesdedistintoslugaresdelMundo,guiadosporunaestrella,lacuallescondujoasuvezhastaBelén,historiayaconocidadellector.
—Esunahistoriamaravillosa—repusoBen-Hur—.Esunmilagro.Peroalguien lesseguía.Losdosamigossevolvieronyanteellospudieron
contemplar la figura del propio jeque Ilderim,montado a caballo, seguidoporuna comitiva en la que participaban los cuatro caballos árabes que tirabandelcarro.Elmentóndeljequedescansabasobreunablancaymullidabarba.
—¡Lapazseaconvosotros!¡Ah,Malluch,amigomío!¡Bienvenido!Vasdepaso y no me traes ningún recado de Simónides, ¿verdad? Seguidme; tengoselectascomidasqueofreceros.
Lesiguieronyal llegaraunatiendael jequelesofrecióentrescopaslicorservidodeunrecipientedecuero.
—Bebed—lesdijocordialmente—.Ésteeselespantapenasdeloshombresdelastiendas.
Asíquebebieroneljequelesinvitóaentrar.EntoncesMalluchllevóapartealárabeylehablóenvozbaja.
LuegovolvióareunirseconBen-Hurymanifestó:—Hehabladodetialjequeyhehechoporticuantohepodido.Ahoradebo
irmedenuevoaAntioquía.Mañanavolveremosavemosyteacompañaréhastaeldíadelosjuegos.Eljequetedejaráprobarmañanasuscaballos.Dehecho,esyatuamigo.
Trasdaryrecibirlabendición,Malluchpartió.
11
Cuandoelcuernoinferiordelalunanuevaparecíatocarlasalmenadastorresdelmonte Sulpio —hallándose entonces en la azotea casi toda la población deAntioquía—, Simónides se hallaba acomodado en la silla que parecía formarparte de símismo. Esther sostenía en una bandeja la frugal cena del anciano:panecillos,mielyleche.
—Malluchllegatardeestanoche—dijoelanciano.—¿Vendrá?—Sí, a no ser que el joven partiera al mar o al desierto. Tú deseas que
vuelva…¿verdad,Esther?—Sí…—Porquesuponesqueeljovenquenosvisitóera…nuestroamo.¿Eséstala
palabra?—Sí.—Ytú¿siguescreyendoqueyodebieradárselotodo:lasinfinitasriquezas,
el crédito todopoderoso que he sabido conquistar con mi nombre, y hastanuestras propias personas? Todo. ¡Cuán afortunado es nuestro dueño, hija!Obtiene inmensas cantidades de dinero cuando aún esmuy joven y sin haberhechonadaparaobtenerlas.Peroaúnleadmiromásporquehaobtenidoalgodemuchomás valor: te obtiene a ti, hija querida, a ti, que eres cual un capullomecidoporlabrisaenlatumbademiperdidaRaquel.
Elancianoatrajoasuhijaylabesódosveces.—No hables así —dijo la muchacha cuando sus manos se separaron del
cuellodesupadre—.Pensemosmejorenél,quesabeporpropiaexperienciaelsabordelaesclavitud,ynosconcederádeinmediatolalibertad.
—En ti confío,Esther; en tu instinto para adivinar el bien y elmal en los
corazones.Micuerpoestarádeforme,peroaunasíleofrezcoenmipersonaunespíritucapazdevereloroaunadistanciamuchomayordelaquerecorríanlosbarcosdeSalomón,yquetienesuficientepoderparatraerloasusmanos.Peromira,Esther:¿notelodije?AhíestáMalluch…
—La paz sea contigo, bondadoso señor —dijo con una inclinación—. Ycontigo,Esther,lamejordelashijas.
—BuenMalluch,¿quépuedesdecirmedeljoven?Malluch hizo un relato completo de lo acaecido aquel día, sin omitir el
menordetalle.Mientrashablabaparecíaunaestatua:nadaenélseagitaba,salvoquealgunavezsoltabaunsuspiro.
—Asíesque—concluyóMalluch—todasuaspiraciónconsisteenhallarasumadreyasuhermana.LuegotieneensupechounagraviocontraRomaenlapersonadeMessala,esejovendelquetehehabladoantes.Desechóelencuentroen la fuente por considerarlo poco espectacular. El verdadero choque entreambostendrálugarenelcirco.Creoquenuestrojoven,elhijodeArrio,venceráaMessala.Loséporloqueéldiceyporlafuerzadevoluntadquedejatraslucir.
—Ya es suficiente,Malluch—dijo Simónides—. Come ahora y vuelve alhuertodelasPalmerasmañanaporlamañana,peroantesdeirvenaverme;ledaré por tu conducto una carta a Ilderim.Y luego… tal vez vaya al circo yomismo.
Cuando Malluch, después de dar y recibir la bendición, hubo salido,Simónidesbebióunsorbodelechequerestaurósusfuerzasyaclarósucerebro.
—Apartalacomida,Esther,yluegoacércate.Lahijaobedeció,sentándoseenelbrazodelsillónqueocupabasupadre.—Dios esmuy bueno paramí. Diosme envía ahora a ese joven con una
promesaymesientoyavivificado.Mepareceentreverlasalvaciónenunhechotan grande que podrá servir para que el Mundo entero renazca. Y veo lajustificación para entregar todasmis grandes riquezas. Hijamía, en verdad tedigoquemesientorevivirdenuevo.
Estherseapretócontrasupadre.»ElReynacióydebedeencontrarseyamuypróximoalamitaddelavidade
unhombrenormal.BaltasardicequecuandolevionoeramásqueunniñoenelregazodesuMadre.Suapariciónyanopuede tardar…YameparecequeveoabrirselatierraparaengulliraRomaensusenomientrasloshombrescantanyríenmirandoalcieloporquelaciudadaltivahadejadodeexistir.Esther,sientoenmítodoelfuegodeuncantor…Enmispensamientosresuenaelestruendode
loscímbalosydelasarpasyelgriteríodeunamuchedumbrequerodeaelnuevotrono.CuandovengaelReynecesitaráhombresydinero…Y¿novesyaenellouncaminotrazadoparamíyotroparanuestroamo?
Estherpermanecíacallada,ysupadresepreguntabasisuhijatendríaenelcorazónigualessentimientosydeseosqueél.
—¿Enquépiensas,hija?Estherrespondióconsencillezinfantil:—Padre,envíaabuscarleestamismanocheynoledejesiralcirco.—¡Vaya! —exclamó el padre sorprendido. El zarpazo de los celos había
hechopresaenelviejoSimónides.Sóloteníadieciséisañoslamuchacha,perono era imposible que se hubiera enamorado del joven. El demonio, que secomplaceentorturamoscontemoressiniestroseingratospensamientos,lehabíaarrastrado, en su vejez, a una dolorosa sorpresa. El espléndido panorama queacababa de trazarse se diluyó y hasta olvidó al Rey, centro y eje de suspensamientos.Disimuló,noobstante,ypreguntóasuhija.
—¿Porquénodebodejarleir,Esther?—NoesunlugarapropiadoparaunhijodeJudea.—Turespuestaestaríamejorenlabiosdeunrabí,hija.Pero…¿lodicessólo
poreso?Unaconfusiónnueva,extrañayagradablealavez,invadióalajoven.»El desconocido tendrá una fortuna: barcos, dinero, todo. Pero yo no me
sentía pobre, perdiéndolo todo, porque sabía que me quedaba tu amor. Pero¿tambiénésteiráapararamanosdeljoven?
Tardóenresponderlahija.—Tranquilízate,padre—ledijo,al fin—.Nunca teabandonaré;apesarde
quetengamiamor,siempreseréyotuapoyo.Ytrasunapausalebesó.—Tedirémás—prosiguióella—.Leencuentrobelloymeesgratoelsonido
de suvoz, y sufro al pensar que está enpeligro.Perohe aquí que el amornocorrespondidonoesperfecto.Por tantoaguardaréuncierto tiemposinolvidarquesoytuhija.
—¡Esther,eresunaauténticabendicióndelSeñor!
12
El palacio que se hallaba sobre el río, enfrente de la casa de Simónides, fueacabadodeedificar, segúnsedecía,porel famosoEpifanes.Fueunarquitectoqueseaproximabamásalograndiosoquealoclásico.
Enunasala interiorcuelgandel techocincocandelabros.Enlasparedesseven ilustracioneshelénicas. Juntoa lasmeses,enplenoajetreoodescansando,haycasiuncentenardepersonas.Sonmuy jóvenes,hablan latínpuroyvistencomo en la gran ciudad del Tíber. Sobre el diván se ven togas y lacernasabandonadascondescuido.
—Buen Flavio —exclamó uno de los presentes—: ¿ves aquella lacerna?Acaba de salir de la tienda y tiene sobre el hombro una hebilla de oro anchacomolapalmadelamano.
—Sí—replicóFlavio,sólopreocupadoporeljuego—.¿Quéocurre?—Nada,peroladaríaporencontraraalguienquelosupieratodo.—¡Ja, ja, ja!Pormenosqueesavaliosa lacerna soycapazdehallarte aquí
mismoamuchosqueaceptaríantuoferta.Perojuega…—¡Portodoslosdioses,mehasdistraídoyheperdido…!¿Otrapartida?—Deacuerdo.—Pero¿ylaapuesta?—Unsestercio.Siguieron jugando.Eranmilitares que esperaban la llegadadeMagencioy
entretantosedivertíantantocomopodían.—¿Unhombrequelosupiesetodo,dices?Entonceslosoráculossemorirían
dehambre.Pero¿quéharíastúconunmonstruosemejante?—Hacerleunapreguntayluegolecortaríalacabeza…—¿Quélepreguntarías?
—QuemedijeralahorayelminutoenqueMagenciollegarámañana.—Buenajugada,loadmito.Tehecogido.¿Yporquéelminuto?—¿TúnohasestadonuncaconlacabezadescubiertabajoelsoldeOriente?
PueslosfuegosdeVestanoquemantantoy,¡porVenus!,quedesearíaexpirar,sies que debomorir, enRoma.Esto es el averno.Allí, en la plaza del Foro, sepuedeestar,ylevantandounpocolamanosepuedetocarelsuelodelosdioses.¡PorVenus!Flavio,meestásengañando…Heperdido…
—¿Quieresqueiniciemosotrapartida?—Deseorecuperarmisestercio.—Comencemos.Asíjugabanunayotravez,ylaluzdelamanecerlesencontróaúnalosdos.
Comolamayoríadelospresentes,eranoficialesmilitaresdelestadomayordelcónsul,queaguardabansullegadaytratabandeamenizarlaespera.
Durantelaconversaciónentróungrupoquellegóhastalamesacentral.Porsuaspectoerafácilcomprobarqueveníandeunaorgía.Apenassisemanteníanen pie. El jefe del grupo parecía bastante sereno; llevaba una toga blanca,demasiado imperial para un hombre tan joven y que no fuese césar. Se abriópaso con escasas ceremonias. Cuando se detuvo ante los jugadores todosvolvieron la vista hacia él con unánimes exclamaciones semejantes a unaaclamación:
—¡Messala!¡Messala!Losquesehallabanapartadostambiénrepitieronestegritoaloirlo.Messala
aceptólademostracióndeafectoydepopularidadconabsolutaindiferencia.—Druso, amigo mío, ¡salud! —dijo Messala al jugador que tenía a su
derecha—.Déjamevertustablasuninstante.Messalaobservólastablillasenceradasyluegolasarrojódespectivamente.—Sólo denarios, moneda de carreteros y carniceros —exclamó con una
risotada—.¡PorSemele!¿AdóndellegóRoma,cuandouncésarinviertetodalanocheaguardandoque la fortuna leconceda lagraciadeobtenerunmezquinodenario?
EldescendientedelosDrusossesonrojó,peroloscircunstantesahogaronsurespuestaconlosgritosde:
—¡Messala!¡Messala!—Hombres delTíber: ¿quién es el predilecto de los dioses inmortales?El
romano.¿Quiénadministrajusticiaentodaslasnaciones?Elromano.¿QuiéneselamodelMundo,porelderechodelafuerza?
—¡Elromano!¡Elromano!—dijerontodosacoro.—Sinembargo,existealguienmejorqueelromano.—Hércules—dijouno.—¡Júpiter,Júpiter!—Esaquelquea laperfección romanahaañadido laperfecciónorientaly
sabedisfrutardelpoder,rasgotípicamenteoriental.—¡PorPólux!Perolomejorquehayaenéstees…romano.—EnOriente—siguiódiciendo—no tenemosdioses; sólodisponemosdel
vino,demujeresydelafortuna,yelmásgrandedeelloseslafortuna.Jugaron a los dados entre bromas y apuestas cada vez más atrevidas. De
repenteDrusopreguntóaMessala:—¿HasvistoalgunavezauntalQuintoArrio?—¿Elduunviro?—Elhijodeéste.—Ignorabaquetuvieseunhijo.—Noimporta—agregóDruso—.SólodeseodecirtequePóluxnoeramás
parecidoaCástorqueArrioati.Veintevoceslorepitieron.—¡Exacto!¡Susojos,sucara!—vociferaron.—ElhijodeArrioesvaliente,diestro,atractivo.Elemperadorleofreciósus
favores,peroéllosrehusó.Enlapalestranotienerival.Almorirelduunviroledejóunafortunainmensa.Sientepasiónporlasarmas.
Messalaescuchabacadavezconmayorinterés,hastaquedejóelcubilete.—¿Recuerdasalhombrequetehahechocaerhoy?—¿Cómovoyaolvidarlo,sitengoelhombroaúnmagullado?—PueséseeselhijodeArrio.Unamezcladeromanoyjudío.—¿Oyes esto, Cayo? —dijo Messala—. El muchacho es joven, tiene las
facciones de un romano, prefiere las vestiduras de un judío y habla variosidiomas…
—Y su historia es como un cuento de niños —replicó Druso—. CuandoArrio el padre embarcó en persecución de los piratas, carecía de familia. Alregresarvolvióconunjoven,alqueadoptó.
—¿Loadoptó,dices?—gritóMessala—.¡Por todos losdiosesdelOlimpo,hasconseguidointeresarme!¿Dóndeleencontróy…quiénera?
—En la batalla el duunviro perdió su buque, y entonces en plena mar ymedioahogadolesalvóunjudíoquesesosteníasobreunmadero.
—Judíoyesclavoremero—dijootro—.Remerodeunagaleraromana.Messalaseseparódelamesa,perplejo.—Unagalera…—repitiómirandoasualrededor.Enaquelmomentounosesclavosenhileraentraronenlaestanciaprovistos
depasteles,frutasyvinos.—¡Hombres del Tíber! Vamos a convertir la espera del jefe en un festín
báquico.¿Quiénvaasereldirectordelfestín?—¿Quiénsinoelquehatenidolagenialidea?—repusoDruso.Todos le aclamaron con unanimidady el festín se desató con furia.Luego
coronaronconlaurelalmásembriagado.
13
EljequeIlderimeratanimportantecomounmonarcaimperial.Sinembargo,suvida en el huerto constituía, por su sencillez, una continuación de la de losantiguospatriarcas,esdecir,laverdaderavidapastorildelantiguoIsrael.
—Entra,enelnombredeDios,ydescansa—dijoIlderimaBen-Hur—.Yomesentaréaquí,enestediván,yallíelextranjero.
Loscriadostrajeronaguadellagoyleslavaronlospies.—Segúnun refrándeldesierto,un fuerte apetito es lamejorpromesapara
unalargavida.¿Tienesganasdecomer?—Sielrefránesciertoyovivirécienaños,puesmiapetitoescomparableal
deunlobohambriento.—Y yo no te apartaré como un lobo, sino que te daré lo mejor de mis
rebaños.Yahasprobadomivinoyanotardarmisal.Perodime:¿quiéneres?—¿No se te ha ocurrido nunca que responder a esa pregunta significaba
traicionarseunomismo?—¡Yalocreo,porelesplendordeSalomón!Nomerespondas,entonces.—Gracias, buen jeque—repuso Ben-Hur—. Jamás una respuesta tuya te
honrómás.Has de saber que tengo una garantía que darte, la cual tiene vivointerésparati:nosoyromano,sinojudío,delatribudeJudá,ytengounadeudacontra Romamayor que la tuya cuando los romanos, a través de Herodes, teusurparoninmensasriquezas.
Losojosdelancianobrillaroniracundosanteelrecuerdodeaquellaafrenta.—Esmás: te juro, jequeIlderim,por lospactosqueelSeñorsellóconmis
antepasados, que sime ofreces losmedios para vengarme, tuyos van a ser eldineroylagloriaquepuedaobteneralganarlacarrera.
—Ya basta —dijo Ilderim—. Si en la base de tu lengua se ocultara la
mentira,nielpropioSalomónsehabríaescapadodetusartificios.Tecreo.Peroahoradime:¿cuálestuexperienciaenlaconduccióndecarros?¿Sabessujetar,dominar los caballos? Conocí a un rey que gobernaba a millones de sereshumanos, pero era incapaz de dominar a su caballo. Y no me refiero a loscaballosmediobrutos,sinoalosmíosdepuraraza,todosensibilidadynervio.¡Eh,venid!
Entróuncriado.—¡Traedmiscaballos!Elcriadoapartólacortinadelatiendaydejóalavistaungrupodehermosos
caballos.—¡Entrad!—dijo Ilderima loscaballos—.¿Porquépermanecéisparados?
¿Quéhayenmicasaquenoseavuestro?¡Venid!Loscaballosentraronconmanifiesta timidez. Ilderim losacariciócongran
ternura.—Diosotorgóalprimerárabeunagranextensióndearenayledijo:«Éstaes
tu tierra». El desgraciado se lamentó de este trozo de tierra, tan grande comoimproductivo,yentonceselSeñorledijo:«Tranquilízate.Tedaréalgodosvecesmejorquelabendiciónconcedidaalosdemáshombres».Elhombre,llenodefeyagradecido,echóaandarporeldesiertoynadaencontró.Volvióaavanzarenotra dirección y al fin halló, en un oasis, un rebaño de camellos y otro decaballos. Eran dones de Dios. Se apoderó de ellos. Y de aquella isla devegetaciónprocedenestoscaballosmaravillosos.
Luego, para demostrar la veracidad de sus afirmaciones, mandó traer losregistrosdeloscaballos.Loscriadosllevaronuncofrecito.
—EnlaCiudadSanta,hijomío,losescribasdelTemploapuntanlosnombresde todas las personas que nacen. Mis antepasados hicieron lo mismo,extendiéndolotambiénaloscaballos.¡Todosellossonpurasangre!Enestecofreseconservatodalahistoriademiscaballos,a losqueamocomosifueranmishijos.Nuncasobrelaarenahanperdidounapresaenlapersecucióndealguien;ysihansidoperseguidosnuncamisjinetessehandejadoatrapar,graciasaestoscaballos.¡OhhijodeIsrael!Túseráselhombre.
—Comprendo ahora —dijo Ben-Hur— la causa del gran amor queexperimentanlosárabesporsuscaballos.Peronoaspiroaquemejuzguespormispalabras,sinopormishechos.Permítemehacerunademostración.
ElrostrodeIlderimseiluminó.—¡Unmomento,buenjeque!AprendímuchodemismaestrosenRoma.Así
puedo asegurarte que tus preciosos caballos fracasarán en el circo, aunquetuvieranlafuerzadelleónylarapidezdeláguila,sinosesometenaunentreno.
»Entodacuádrigahaysiempreuncaballomáslentoqueotro,ysetratadeacomodar el trote de unos al de los otros. Yo entrenaré tus caballos y losdispondré de forma que puedan ganar en la carrera. Y te juro que si correnunidosybajomivoluntad,correráncomosisetrataradeunsolocaballo.Paratiquedará la fortunay loshonores,yyomehabrévengadoentretanto. ¿Quémerespondes?
Ilderim le escuchaba sindejardeacariciarse labarba,hastaqueal findijoriendo:
—Acabodeformarmemejorconceptodeti,hijodeIsrael.Loshabitantesdeldesierto decimos: «A quien quiera guisar la comida con palabras leprometeremos un océano de manteca». Mañana estarán los caballos a tudisposición.
Entoncesseoyóruidoenlapuertadelatienda.—Aquíestálacena,ytambiénmiamigoBaltasar,alquevoyapresentarte.
Él tiene una historia que contar que ningún israelita se cansaría nunca deescuchar.
Yaloscriadosqueentraronlesdijo:—Llevaosahoraelregistroydevolvedmisjoyasasuestuche.Asílohicieron.
14
Asícomolacomidadelostresmagos—comosehavistoalprincipiodellibro—fuemuysencilla,laqueofrecióeljequeIlderimteníalamismacaracterística,sóloqueenmayorcantidadyelservicioeramásrico.
CuandoBaltasaraparecióconsuampliatúnicanegra,IlderimyBen-Hur lerecibieron de pie. Andaba despacio y todos sus movimientos eran lentos ypesados.Seapoyabaenunbastónyenelhombrodeuncriado.
—Que la paz sea contigo, amigomío.Bienvenido seas—dijo Ilderim conrespeto.
—Sea contigo también la paz y la bendición del único Dios, el Diosverdaderoyamoroso.
EltonodignoynobledelancianoimpresionóaBen-Hur,queseestremeciócomo bajo el impulso de una luz nueva ymisteriosa; tanto que varias veces,durante la cena, observó ensimismado el rostro del anciano, deseoso dedesentrañarelenigmaqueencerraba.
—Éstees,ohBaltasar—exclamóeljequeapoyandounamanoenelbrazodeBen-Hur—, quien compartirá con nosotros el pan de esta noche. Le heprometidoqueprobaríamañanamiscaballos,ysi lapruebaessatisfactoria losllevaráalcirco.
SeguíamirándoleBaltasar.Alfindiounaexplicación.—Hoymismomividahaestadoenpeligro,ylahubieraperdidoanoserque
un joven valeroso muy parecido a éste, si no ha sido éste, se interpuso parasalvarmecuandotodoshuían.—YmirandoaBen-Hurdijo—:¿Fuistetú?
—No es posible contestar de esta forma a tu pregunta —contestó conmodestiaBen-Hur—.Loquehice fuesólodetenera loscaballosdel insolenteromanocuandoseprecipitabansobretucamelloblancoenlafuenteCastallia.Tu
hijameregalóunacopa.—ElSeñorteenvióalafuenteparasalvarmeyahoravuelvoaverte.Tedoy
lasgraciasdetodocorazón.Guárdateestacopa.Estuya.—¡Cómo!—exclamóeljeque—.¿HassalvadoaBaltasarynomehasdicho
nada,cuandoéstaeratumejorrecomendación?¿Nosabesquecuantohagasdebuenoodemaloaunodemishuéspedesmelohacesamí?¿Dequiénhabíasdeesperaryrecibirlarecompensasinodemí?
Suvozteníaalgodepenetranteycasidereconvención.—Perdóname, buen jeque —dijo Ben-Hur—. No he venido a buscar
recompensaalguna,yelservicioprestadoatanexcelenteancianoiguallohabríaotorgadoalmáshumildedetussiervos.
Estas palabras, que nacían de un desinteresado amor a todos, sonaron degratomodoenlosoídosdeBaltasar,queaproximándoseaBen-Hurlepreguntó:
—¿Cuálestunombrejudíoyquiénestufamilia?Ben-HurpudoeludirlapreguntaporqueeljequeIlderimdijooportunamente:—Venid;lacenaestápreparada.BaltasarseacercóapoyadoenelbrazodeBen-Hur,queselohabíaofrecido.
Selavaronlasmanosenunasjofainasconagua,ypocodespuésseaprestaronacomer.
—¡Oh,Dios padre de todos!Cuanto tenemos te pertenece.Acepta nuestraaccióndegraciasybendícenosparaquenosseaposibleseguircumpliendoTuvoluntad.
La mesa aparecía cubierta de delicados platos orientales: pastelillos,verduras,carnes,mezclasdecarnesyverduras,leche,mielymantequilla,Todoello sin la ayuda de tenedores ni cuchillos, copas ni plato. Siendo éstos loscomensales—un árabe, un judío y un egipcio—, ¿de qué hablarían, y quiénhablaría sino Baltasar, a quien la deidad se había manifestado directamente,aquel que viera al Señor en una estrella, había oído su voz y sido conducidodesdelejanastierrasporsuEspíritu?
15
Baltasar refirió otra vez su relato sobre el encuentro de los tresMagos en eldesierto, veintinueve años antes, relato que produjo en Ben-Hur una granemoción. Desde la infancia había oído hablar del Mesías y estaba por tantofamiliarizadocontodolorelativoaesteSer.SepredecíaSullegada,yéstaeratemadefrecuentesdisputasentrelosrabís,enlassinagogas,enlostemplosyentodaspartes.Perosólollegabanhastaunpunto:¿cuándovendríaelMesías?
Ben-HurhabíasufridolainfluenciadeRomaduranteloscincoañosvividosen la imperial ciudad, que a la sazón era la capital del Mundo en todos losaspectos, y en la que se rendía culto exasperado al placer. Los diosesconsagrados en Roma eran incontables, procedían de todas las razas y seadaptaban a todos los gustos. Más de una vez pensó Ben-Hur, mientrascontemplabaenelcircoMáximolosgrandesespectáculosdelcésar,quealgunosde aquellos incircuncisos eran honorables personas, con lo que llegaba a unaconclusión: el estado deplorable, moralmente, de aquellas masas no tenía suorigen en sus religiones, sino en los sucesivos malos gobiernos, tiránicos ycorrompidos. La causa primera de gran parte de sus desgracias, así como elextravío de sus actos, era de tipo esencialmente político. Asimismo los cincoañosenRomalesirvieronparaconsiderarycomprenderlasituacióndelMundo,subyugado al dictamen romanoy sumido a la condición de seres sin voluntadpropia. Por todo esto deseaba Ben-Hur ser soldado: para luchar un día por laliberaciónmundialdelyugocorruptoytiránicodeRomaypoderestablecerunordenmásjusto,mássanoymásacordeconlosprincipiosdesufeenAquelqueestodoamor.
ConociendoestoesmásfácilcomprenderelestadodeánimodeBen-Huraloir las palabras de Baltasar. Se maravilló de que Israel permaneciese tan
indiferente a la Revelación y se hizo estas dos preguntas: ¿Dónde estaría elNiño?Y¿enquéconsistíaSumisión?
Disculpándose cada vez que le interrumpía, trató de saber el criterio deBaltasarsobrelosdospuntosseñalados,yéstenosehizoderogar.
16
—¡Ojalápudiesecontestaratuspreguntas!¡CómocorreríaaÉlsisupiesedóndeestá!—dijoBaltasar—. Intentévolver aBelén, claro,peroHerodes seguía tansanguinariocomosiempreycontuvemisdeseos.Luegoelguardiándel«khan»había desaparecido por orden real. Cuando Herodes tuvo noticia de nuestramarchamandóasesinaratodoslosniñosdeBelén.
—¡MuertoelNiño!—exclamóBen-Hur.—Nolocreo.Escúchame:laVozqueeraSuyaymehablójuntoallagodijo:
«¡Benditoseas,hijodeMizraim!LaRedenciónllega.JuntamenteconotrosdostúverásalSalvador».¿Locomprendesahora?HemosvistoalSalvador,peronohemospresenciadolaRedención.Porlotanto,nopuedehabermuertoelNiño,porquelaRedencióneslaobraparalacualelNiñonacióhaceveintinueveaños.
Elancianohizounapausa.—¿Noquieresprobarelvino?Estáalalcancedetumano—dijoIlderim.—Pensemosahora—prosiguióBaltasar—enlospeligrosanejosalavidade
un hombre, en el largo intervalo de la niñez a lamadurez. El poder reinante,Herodes yRoma, son sus enemigos.En cuanto a Israel cabe la posibilidaddeque su propio país no reconociera al Señor. Por tanto, ¿quémediomás eficazpara preservar Su vida de todomal que permanecer en la oscuridad? Por esarazónesmenestertenerfeenquecumplirátodoloanunciado.
—¿Ydóndecrees túquepodráestar ahora?—preguntóconvozvacilanteBen-Hur.
—Hacealgunassemanaspensabaqueelmomentodeaccióndeunhombrellega a partir de los treinta años: es el momento en que sus fuerzas hanmadurado.¿YdóndedebeaparecernuestroSeñorySalvadorsinoenlamismaJudea?¿EnquéciudadsinoenJerusalén?
—Veobienclaro—dijoBen-Hur—queDiostehafavorecidoconlargueza.Eresenverdadunhombresabioynopodríaexpresarte,aunquelointentara,lomuy agradecido que te estoy por haberme contado todo esto. Sé ahora que seacercangrandesacontecimientos.Cuéntamemáscosas,teloruego.DijistequeseráelSalvador;pero¿serátambiénelReydelosjudíos?
—SumisiónsóloDioslaconoce.Enmisreflexionesloquemayormentemeha entristecido es la condición miserable, en lo material y espiritual, de lasgentes. La Redención no puede, pues, tener un objetivo político: arrancar delmandoaunosyponeraotros.YotedigoqueSumisiónesmásampliaymásprofunda:elqueSeacercavieneconlaintencióndesalvarlasalmas.
—Cuando relatas hechos, ¡oh padre mío!—dijo Ben-Hur—, no hay mássolución que aceptar cuanto dices; pero enmateria de opiniones no acabo decomprenderlaclasedereyquesegúntúdebieraserelNiño,puestoquealllegaraBelénpreguntasteispor«elquehanacidoReydelosjudíos».
—Hijomío—replicóBaltasar—,loshumanossufrimosgranmiopíaysóloalcanzamos a distinguir lo que nos queda cerca, mas lo que está distante lodesechamos.Ahora tú sólo pones atención al título «Reyde los judíos».Miramás lejosyeseobstáculodesaparece. IsraelconociódíasmejoresyenaquellaépocaseprometióaloshijosdeIsraelunSalvador;forzosamentedebíahacersebajo la forma de Rey de los judíos. Por eso ahora, para conservar la palabradada,sehapresentadoconesaexpresión.
Baltasarelevólosojoscondevoción.—Buenjeque—dijoluegoconserenidad—:mañanaopasadopiensoirala
ciudad, puesmi hija quiere ver los preparativos para los juegos.Ya volveré ahablarte,yati,hijomío,tambiénvolveréaverte.Lapazseaconvosotros.
Los tres se levantaronviendo conveneración cómo se alejabaBaltasar.YBen-Hurpidiópermisoaljequeparapasearunpocoporlaorilladellago:habíaoídocosasextraordinariasyextrañasydeseabameditarasolasyensilencio.
17
Lanocheeraapacible.Niunaolarompíaenlasorillas,ylasestrellasbrillabancontodosuesplendor.LavoluntaddeBen-Hurestabatrastornadayensupecholossentimientossosteníanunaluchaincomprensible.
Al fin se calmó la fiebre de su interior y pudo reflexionar. ¿En qué seemplearía cuando alcanzase la graduación de capitán? Pensaba organizar unarevolución. Pero para arrastrar a los hombres a la revuelta era menester unacausa,unlemayunobjetivoprácticoporelcualcombatir.Lacausadelalucha—liberarsedelosromanosquesojuzgabanalpueblodeIsrael—erajusta;peroelobjetivo,elfin,¿cuálhabríadeser?
Muchísimas horas se había dedicado a reflexionar este punto y siemprellegabaalomismo:unainciertaideadelibertadnacional.¿Eraestosuficiente?¿Podía estar segurode queunido a él todo el pueblode Israel triunfase en sulucha contra Roma? Conocía el poder indescriptible de su adversario, y encuantoaélmismo…¿podríaserelnuevoAlejandro,conquistadorparaJudea?Bajo los rabinos era posible que surgiera el valor y le intrepidez, pero ¿y ladisciplina?Ben-HurnoolvidaríajamáslafrasedespectivadeMessala:«Todoloqueconquistáisenseisdías,loperdéisalséptimo».
Tantasvecescomopensóenestepuntotuvoquedarseporvencidoyresolviódejar todo en manos de la suerte. Sólo Dios conocía el futuro. Pero ahoraBen-Hurvislumbrabaunaesperanza.¡Seadivinabaelhéroe,quedebíaserReydelosjudíosparamayorgloria!Detrásdelcampeónsoñado¡elMundoenteroselevantaríaenarmas!
ElReysuponíaunreino:seríaungloriosoguerrerocomoDavid,legisladorysabiocomoSalomón,ycontrasufuerzaseestrellaríaRoma,deshaciéndoseenmilpedazos.
El corazón de Ben-Hur palpitó agitado como si ya viera a JerusalénconvertidaenlacapitaldelMundo.Comenzóapensarquesielacontecimientode la liberacióny la luchaestabacercanodeberíayaabandonar lacampañadeMagencio y dedicarse a organizar y armar a las tribus, a fin de que el pueblojudíoestuviesepreparadocuandollegaselaauroradelgrandía.
Pero…¿estabasatisfechoBen-Hur,ahoraqueconocíalahistoriamaravillosadelabiosdelpropioBaltasar?
Noloestaba.Pesabasobreélunanegrasombra,másrelativaalReinoquealRey.¿QuépodíaseresteReino?HeaquílaspalabrasdeBaltasar:
«EnlaTierra,peronodelaTierra…Ynoparaloshumanos,sinoparasusalmas:unpoderinextinguible,degloriainimaginable».
Peroestarespuestanoeraunaaclaración,sinoelprincipiodeunenigmaaúnmayor.Loquenocomprendíadeningúnmodoeraesepoderquelosmortalesnohabían descubierto todavía: el poder del amor. ¿Cómo concebir que para elgobiernodeunanación,parasuordenypaz,tuvieramásimportanciaypoderelamorquelamismafuerza?
Mientrassehallabasumidoensusreflexiones,Ilderimlepusolamanoenelhombroyledijo:
—Sólounpardepalabrasytedejarétranquilo…PuedescreertodoloquetehacontadoelancianoBaltasar.Todomenosunacosa:laclasedereinoquehabráde instaurar el Niño cuando venga. En este punto harás bien en reservar tucriterio hasta que hayas oído a Simónides, el comerciante, un buen amigo deAntioquíaaquien tepresentaré.Élpodrácitarte losescritosde losprofetas.Ynadamás.Lapazseacontigo.
¡OtravezoíaelnombredeSimónides!Todoelmundo lo teníaen laboca.Pero ¿cómo creer a un hombre que no quería devolverle lo que era suyo?Entoncesoyóunacanción,cantadapor…¿unamujerounángel?
Suspiro y canto por mi patria legendaria al otro lado del mar deSiria.
LasperfumadasbrisasquesoplandeldesiertoEranparamíalientosdevida
Cuandoconcluyólacanciónsucantantefemeninasehabíadeslizadoyamásalládelgrupodepalmeras.Laúltimapalabra lasentíaBen-Huren sucorazón
repleta de dulzura. El paso de la barca en la que iba la mujer resultaba unasombramásoscuraquelamismanoche.
—Lahereconocido:eslahijadeBaltasar.¡Quéhermosoessucantoycuánhermosaesella!—pensóBen-Hur,suspirandoalaparqueevocabasusgrandesojos,susmejillasredondeadasyligeramentesonrosadas.Todoenellaeragraciaydulzura,ysusiluetaeraesbeltayelegante.
Perocasialmismotiempootrorostroacudióasuimaginación:unrostromásaniñadoeigualmentebelloyarmonioso,aunquemenosapasionado.
—¡Esther!—dijoBen-Hur sonriendo—. Tal como yo ansiaba,me ha sidoenviadaunaestrella.
Emprendióelregresoalatienda.Hastaentoncessuexistenciasehabíavistoaprisionada solamente por un afán de venganza y por el dolor, mas ahora seinsinuaba el amor…¿Significaba aquello que esperaba el preludio de un felizcambiodevida?
Si tan grato recuerdo le había perseguido hasta el mismo interior de latienda…¿cuáldelasdosimágenestriunfaráenmicorazón?
Estherlehabíaofrecidounacopa.Ylomismohizolaegipcia.Elrecuerdodelas dos se adentró en su corazón al mismo tiempo bajo la sombra de laspalmeras.
¿Cuáldelasdossería?
QUINTAPARTE
1
Lamañanadespuésdelbanqueteenelpalacio,losdivanessehallabanllenosdejóvenespatriciosdormidos.LaciudadenteraesperabaaMagencioagolpadaenlascallespararecibirle.Pero los jóvenespatriciosromanosseguíandurmiendoenlosdivanes,sobrelosquesehabíandesplomadoosobrelosquelosesclavos,indiferentes,loshabíanarrojadocomomasasinertes.
Alasomareldíaporlasventanasdelsalón,Messalaseincorporóydespojósu cabeza de la guirnalda que le adornaba. Arregló el desorden de su traje,dirigióunamiradaasualrededorysinningúncomentariosaliódepalacio.
TreshorasdespuésdoscorreosrecibíandesumanoundespacholacradoconunacartadirigidaaValerioGraco,elprocurador,queresidíaenCesárea.Teníagrandísimo interés en que aquella carta llegara a manos de su destinatario loantesposibleyadoptóparaello lasmayoresprecauciones.Unode loscorreosiríaportierra,elotropormaryambosdebíanhacerloconlamáximaceleridadquesusmediospermitieran.
Elmensaje,enviadoporduplicado,decíaasí:
Antioquía,XIIKalendasdejulio.MessalaaGraco:¡OhMidas!Teruegoenprimerísimolugarquenoteofendasporel
apelativo que uso al dirigirme a ti, ya que está inspirado en cariño ygratitud y en el convencimiento de que eres el más afortunado de loshombres.
Teescriboconelpropósitodereferirteunacontecimiento inusitadoque,aunqueaparezcaenvueltoenlosvelosdelmisterio,atraerásinduda
algunayconjustomotivotodatuatención.Deja primero que refresque tu memoria. Estoy seguro que
recordarás,pesealosañostranscurridos,alafamiliadeunpríncipedeJerusalén, antigua pero inmensamente rica, que se llamaba Ben-Hur.Aun cuando tu memoria flaqueara, la cicatriz en tu cabeza, si no meequivoco,contribuiráarecordarteaestafamiliaydespertarátuinterés.
Se tratade la familiaque fuecastigadaporatentarcontra tuvida,juzgadasumariamenteydespojadadesuspropiedades.
El hecho recibió la sanción del César, justo y sabio, y no hayinconveniente ni debe avergonzamos en recordar las cantidades querespectivamentenoscorrespondieron.
Recuerdo que dispusiste de la familia Ben-Hur, por convenienciamutuaentretúyyo,demodoquelacosaquedaraocultayquelamuertecortaraderaíztodacomplicaciónfutura.Túrecordarásloquehicistedelamadreydelahermanadelmalhechor.Unodelospropósitosdeestacarta es pedirte me informes si viven o han muerto, y seguro de tuamabilidad,ohGracoquerido,estoyconvencidodequecorresponderásaestacuriosidad.
Deseo recordarte que el criminal fue enviado para toda su vida agaleras.Asílodispusoelmandatoqueyomismoviyleí,confirmadoporel recibo firmado por el tribuno que mandaba la galera, que hacíaconstar la llegada y recepción del reo. Por eso mi asombro no tienelímitesanteelhechoquevoyarelatarte.
Si calculamos el límite que puede alcanzar la vida de un galeoteantesdequelosgeniosdelmarloarrebatenasuseno,nuestrohombrehace por lomenos cinco años que debiera dormir el sueño eterno.Envirtud del amor que le tuve en nuestra juventud, mi ruego era quehubiesecaídoenlosbrazosdelasdiosasmásamablesdelabismo.
Creía que había muerto y he vivido durante estos cinco años contranquila confianza, gozando de la fortuna, que en parte deboagradecerte,sinlamenorpreocupación.
Sinembargo,anoche,enunbanqueteorganizadoenhonordeunosamigos recién llegados de Roma, me contaron una historia singular.Magencio llegará hoy para hacerse cargo de la campaña contra lospartos,entrelosqueleacompañanensuexpediciónhayunoquesediceserhijodeldifuntoduunviroQuintoArrio.Meheinformadosobreeste
hombreyheaquíloquehedescubierto[1]:Durante la campaña de Arrio contra los piratas, cuya derrota le
reportógrandeshonoresyelduunvirato,elmismoBen-Hur,elhombreaquientúenviasteagaleras,lesalvólavida;yArrioenagradecimientolehizo su heredero, porque como sabes carecía de familia. Reapareceahoraconunagranfortuna,rangoelevadoyposeedordelaciudadaníaromana,loquelecolocafueradenuestrosataques.
Yo no dudo que esemismoBen-Hur, ese hombre que ha alcanzadotansingularfortuna,estarápensandoenestosmomentosenlavenganza.Unavenganzaquesatisfagalosagraviosqueharecibidoylapérdidadesumadrey suhermana.Unavenganzaque ledé seguridad futuray legaranticelatranquilidaddeverselibredeenemigos.
Querido bienhechor y amigo: si tienes en cuenta el peligro quecorrentussestercios,cuyapérdidaseríaunacalamidadterribleparaunhombredetantaalcurniacomotú,esperoqueestarásdispuestoapensarenloqueteexpongoenestacartayaindicarmeloquehayquehacerenestascircunstancias.
LaestanciadeBen-Huraquídurará tanto como ladel cónsul, quepormás que active los preparativos no podrá terminarlos antes de unmes.Sabeselenormetrabajoqueexigereuniryaprovisionarunejército,sobre todo cuando tiene que enfrentarse con una campaña en un paísdesoladoydespoblado.
AyerviaBen-HurenelbosquedeDafne;ysinoseencuentraallínoandará muy lejos, lo que me permite vigilarle con facilidad. Si mepreguntasdóndehabita,creoquepuedoasegurartequeenelhuertodelas Palmeras, bajo el cobijo de la tienda del jeque Ilderim, traidorredomado que no podrá escapar por mucho tiempo a nuestra manovengadora.
Te doy todos estos detalles porque creo que es asunto importanteparatiyexigequetomemosunaresoluciónsobreloquehayquehacercon el judío. Como sé que en todo proyecto que implique una acciónhumanahayqueconsiderartreselemen
tos,esdecir:tiempo,lugaryagente,confíoenquesiopinasqueesésteellugardelaacciónnovacilarásenencargarelasuntoatuamigomásafectuoso,quees,alavez,tumásaprovechadodiscípulo
MESSALA
2
CasialamismahoraenqueloscorreospartieronconlosmensajesdeMessala,Ben-HurentrabaenlatiendadeIlderim.Acababadebañarseenellago.Habíaalmorzado con frugalidad y vestía una túnica ligera sinmangas que apenas lellegabaalasrodillas.Eljequeárabelesaludódesdeeldivánenquesehallabareclinado:
—Lapazseacontigo,¡ohhijodeArrio!—dijomientrassurostroexpresabalaadmiraciónquesentíaanteeltipodebellezavaroniltanperfecta,lafuerzaylaconfianza que reflejaba en todos sus movimientos Ben-Hur—. Tengo loscaballosdispuestosyyoestoylisto.¿Loestástútambién?
—Quelapazquemedeseas,jequeamigo,seacontigoigualmente.Tambiényoestoydispuesto.
Ilderimdiounabrevepalmada.—Ahoratraeránloscaballos.Acomódate.—¿Estánuncidos?—No.—Déjamequeyomismolosprepare—dijoBen-Hur—.Esnecesarioqueme
déaconoceraellos,lesllameporsusnombresylestrateconintimidadafindesometersu temperamento.Loscaballos,comoloshombres,convienequeseantratadosconseveridadsisepropasanyconcariñosicumplensudeber.Pideatuscriadosquetraiganlosarneses.
—¿Quierestambiénelcarro?—Hoynousaremoselcarro.Disponotrocaballoparaqueyolomontesin
silla.Procuraqueseatanrápidocomolosdeltronco.Ilderim,congestodeasombro,llamódenuevoasuscriados.—Quetraiganlosarnesesparaloscuatroanimales—dijocuandounsiervo
hizosuaparición—ylabridaparaSirio.IlderimselevantóymanifestóaBen-Hur:—Sirioesmiamoryyoelsuyo.Hemossidocamaradasinseparablesdurante
veinteaños,enlastiendas,enelcampodebatalla,enjornadasinterminableseneldesierto.Venqueteloenseñe.
Levantó la cortina que dividía la tienda en dos e invitó a Ben-Hur a quepasaraalotrodepartamento.Loscaballosvivíanallíyseacercaronasuamoengrupo. Uno, de cabeza pequeña y ojos luminosos, pecho robusto y cuellogracioso, cubierto de largas crines suaves y finas como la cabellera de unadoncella,empezóarelincharalegremente.
—Caballomío—dijoeljequeacariciandolacabezadesufavorito—,buenosdías.—VolvióseaBen-Huryañadió—:ÉsteesSirio,padredelosotroscuatro.Miraeslamadre,queestáeneldesiertoesperandonuestroregreso.Suposesiónes demasiado preciosa para arriesgarme a traerla aquí, lugar donde dominanmanosmáspoderosasquelamía.Ademásdudomucho—dijoechándoseareir—quemitribumedejaratraerla.Miraeslagloriademigente,sudiosa,hastaelextremoquesigaloparaporencimadesuscuerpos,missúbditossemostraríansatisfechos. Más de diez mil jinetes hijos del desierto preguntan cada día:«¿CómoestáMira?».Ycuando les contestoque estábien exclaman:«¡Alá esbueno,benditoseasunombre!».
—MiraySiriosonnombresdeestrellas,¿noescierto?—preguntóBen-Hurmientras acariciaba al padre de los animales y contemplaba el grupo queformaban.
—¿Nohaspasadonuncaunanocheeneldesierto?—replicóIlderimcomorespuesta.
—No.—Entoncesmeexplicoporquénocomprendeslaconfianzaquelosárabes
tenemosenlasestrellas.Damossusnombresanuestrosbienhechoresenpruebadegratitud.Todosmis antepasados tuvieron favoritos, comoyoposeo aMira.Cada uno de sus hijos lleva el nombre de una estrella. Ese el Rigel, aquélAntarés,eseotroAltair,yeseaquientedirigesesAldebarán,elmásjovendelayeguada.Pormifequetellevaríasobresulomomásrápidoqueelviento,hastaquesintieraselairerugirentusoídoscomounhuracán.
LlevaronlosarnesesyBen-Huruncióloscaballos,lossacódelatiendaylespuso las bridas. Luego pidió que le trajeran a Sirio. Ni un árabe hubieramejoradoelsaltodeBen-Huralmontarsobreelcorcel.
—Ahora las riendas—dijo tomándolas con cuidado y por separado en lasmanos—.Estoylisto,jequeamigo.Hazqueunguíameconduzcahastaelcampoyenvíadespuésalgunosdetushombresconaguaparadarlesdebeber.
Empezó las pruebas sin dificultad. Los caballos se mostraron tranquilos.Entre ellos y su conductor pareció establecerse un acuerdo completo yarmonioso.Ben-Hurleshacíairdeunladoaotroconlatranquilaseguridadqueinspira confianza a los animales.Losdispuso en elmismoordenque tendríandurante lacarrera.Ilderimsintióquesuconfianzaenel triunfoseencandilaba.Seacariciabalabarbaysonreíaconhondasatisfacción.Murmurabaparasí:«Noesromano,no.¡PorlagloriadeDios!».
Había seguido a Ben-Hur hasta el campo de entrenamiento con todos loshombresdesuaduar,lasmujeresylosniños.Enelcampo,Ben-Hurempezóahacercorreraloscuatrocaballosenlínearecta,atrotecorto.Despuésleshizodescribirgrandescírculosypocoapocofueacelerandosupasohastaconvertirloen galope. Luego les obligó a moverse en una y otra dirección sin perder eldominiodelosanimales.
—Estánperfectamentedomados—dijoalfindirigiéndoseaIlderim—.Nadamás les falta un poco de entrenamiento en el tiro de la cuádriga. Te doy laenhorabuenaporposeercaballoscomoéstos.Contemplalatersuradesupiel—dijo descabalgando—. No se ha empañado de sudor. Respiran con el mismososiegoquealempezar.Maltendránqueirlascosasparaquelavictorianoseanuestra…
De pronto se detuvo y enrojeció. Junto al jeque había visto a Baltasarapoyado en el báculo y acompañado de dos mujeres envueltas en velos.Reconocióaunadeellasmientrassucorazónlatíamásdeprisa.Pensóparasí:«Eslaegipcia».
IlderimconcluyólafrasequeBen-Hurhabíadejadoincompleta.—¡La victoria será nuestra y también nuestra venganza! Tengo confianza,
hijodeArrio.Ereselhombrequenecesitaba.—Gracias, jeque amigo—replicóBen-Hur—.Haz que tus gentes abreven
loscaballos.Ben-Hurayudóconsuspropiasmanosadarelaguaalosanimalesylesdejó
reposaralgunosminutos.Luego,denuevosobreSirio, reanudóel entrenamiento.Obligabaal tronco
deanimalesaquepasarandel trotealgalope, luego lesponíaotravezalpasoparavolveraempezar.Porúltimopusoalosanimalesatodogalopeylesobligó
a alcanzar su máxima velocidad. La habilidad del conductor despertó elentusiasmodetodoslosárabesquecontemplabanelejercicio,asombradosantela docilidad con que los animales obedecían al conductor. Semovían como sifueranunosólo,enungrupocompactollenodepotenciaydegracia.
PocodespuésllegóMalluch,sinapenasserpercibidoporquelaatencióndetodosestabafijaenBen-Hur.
—Traigounmensajepara ti, jeque—dijoenunmomentofavorable—.UnmensajedeSimónideselcomerciante.
—Simónides—murmuróelárabe—.Bien,queAbadónlelibredetodossusenemigos.
—Meencargóquetedesearatodalapazdelcielo—siguióMalluch—yteentregaraestemensajecon la súplicadeque lo leas tanprontoestuvieraen tupoder.
Ilderim abrió los sellos de las cartas sin pérdida de tiempo y las leyó. Laprimeradecíaasí:
SimónidesaljequeIlderim:Quelapazseacontigo,amigomíoqueocupasunlugarpredilectoen
micorazón.HayentuaduarunjovenquesellamahijodeArrio,peseasersólo
poradopción.Meesmuyquerido.Suvidaesunahistoriamaravillosa.Eldíaquevengasporaquítela
contaréypedirédepasotuconsejo.Entretanto, teruegoatiendassuspeticiones,queestoyseguroserán
razonables.Yotesalgofiadordeél.Teruegoguardessecretoelinterésquemanifiestoporél.Saludade
miparteatuotrohuéspedyasuhija.Todosellosytú,juntoconlosqueelijas para formar tu séquito, deberéis estar dispuesto paraacompañarmealcircoeldíadelosjuegos.Hereservadolosasientos.
Quelapazseacontigoylostuyos.SIMÓNIDES
Lasegundacartadecíalosiguiente:
SimónidesaljequeIlderim:
Que lapazseacontigo,amigomío.Permitequemiexperienciamedictehoyunasbrevespalabras.Paraaquellosquenosomosromanosyposeemosbienesodineroqueperder,lallegadadealgúnaltodignatariodeRomaes siemprepeligrosa.Hoy llegael cónsulMagencio.Estemosprevenidos.
Permítemeademásotraadvertencia:Se conspira contra ti y entre los que traman tumal estáHerodes.
Tienesmuchaspropiedadesqueperderensusdominios.Procuraestarenguardia.
Envíaa tus fielesservidoreshaciaelsurdeAntioquíayencárgalesquedetengantodocorreoquetransiteporeselado.Siencuentranalgúnmensajequeserefieraatioatusnegocios,esnecesarioquetúloveas.
Esta carta debieras haberla recibido ayer, aunque creo que no esdemasiadotarde,sinopierdesningúntiempo.
Aunque los correos salieron esta mañana, tus servidores puedenadelantarseaellosporqueconocenloscaminosmejorquenadie.
Quemaestacarta,amigomío.Tesaluda,SIMÓNIDES
Ilderimreleyólasdoscartas.Luegolasdoblóyenvolviéndolasenunlienzolasintrodujoensucinturón.
El entrenamiento de sus caballos siguió durante algún tiempo. En totalestuvieronenelcampodecarrerasdurantedoshoras.Alconcluir,Ben-HurpusoloscaballosalpasoysedirigióaIlderim:
—Contupermiso,quierovolverloscaballosalatiendaysacarlosdenuevoestatarde.
—Losdejoentusmanos,hijodeArrio,paraquehagasloquegusteshastadespuésdelosjuegos.Hasobtenidodeellosendoshorasmásdeloquenadiehubieraconseguidoenmuchassemanas.¡Ganaremoslacarrera!¡PorlagloriadeDiosqueganaremos!
Ben-Hurpermaneciójuntoaloscaballosmientrasloscriadoslossecabanylimpiabanenlatienda.Luegovolvióallagoytomóotrobaño.Despuéssevistióel traje de judío. El jeque manifestaba una alegría incontenible. Ben-Hur yMalluch fueron juntos a dar unpaseopor el huerto.Teníanmuchas cosasquedecirse.
—Quiero hacerte un encargo —dijo Ben-Hur—. Mi equipaje está en el«khan» que hay junto al puente de Seleucis, al lado de acá del río. Tráelomañanasiteesposible,buenMalluch.
Malluchrespondióconprotestascordiales,ofreciendosusserviciosdeformaincondicional.
—Gracias,Malluch,muchasgracias.Acepto tuoferta.Somoshermanosdela misma tribu y nuestro enemigo común es un romano. Eres sobre todo unhombredenegocios,cosaquedudoseaIlderim…
—Losárabessonmaloscomerciantes—dijoMalluchcongravedad.—Nopuedoacusarlesdenegligencia,perocreoqueseráunabuenamedida
noperderles devista ni unmomento.Quisiera quemehicieras ungrandísimoservicioparaevitar todamaquinaciónodificultadquepudierasurgircontramíen las carreras.Entérate en el circode simi adversario ha cumplido todas lasformalidades.Procuraobtenermeunreglamento.Infórmatesobreloscoloresquehedellevarydimeelnúmerodecriptaqueocuparéenlasalida.LomejorseríaestarcercadeMessala,asuderechaoizquierda.Sinoesasí,procuraarreglarlodemodo quemi carro se halle junto al del romano. ¿Tienes buenamemoria,Malluch?
—Nuncamehafallado,hijodeArrio.—Entoncesvoyaencargarteotroservicio.AyercomprobéqueMessalaestá
orgullosodesucarro.Hablabadeélcomosisólounemperadorfueradignodeconducirlo. ¿Ypodrías averiguar susmedidas exactasy supeso?Encualquiercaso,hayundatoquemees imprescindible: laalturaexactadesuejesobreelsuelo.Teencarezcoquehagastodoloposibleporobtenerlo.
—Comprendo—dijoMalluch—. Lo que quieres es la medida en verticaldesdeelcentrodelcuboalsuelo.
—Exactamente. Alégrate, Malluch, no voy a hacerte más encargos.Volvamosaladuar.
PocodespuésMalluchregresóalaciudad.Durantesucortopaseounmensajerobienmontadohabíasalidohaciaelsur
deAntioquía.Eraárabeynollevabaningúnmensajeescrito.
3
UnsiervoacudióalatiendadondedescansabaBen-Hurymanifestó:—Iras,lahijadeBaltasar,meenvíaaticonunsaludoyunruego.—¿Dequésetrata?—Preguntasitecomplaceríaacompañarlaadarunpaseoporellago.—Dilequeyomismolellevarélacontestación.Secalzóalpuntoyenpocosminutosestuvodispuestoparasaliralencuentro
de la bella egipcia.Las tinieblas avanzabandesde lasmontañas anunciando lanoche. Se oía el lejano tintineo de las esquilas, el mugido de las vacas y lasvocesdelospastores.
Ilderimhabíapartidoalaciudad,despuésdelosejerciciosdelatarde,paraentrevistarseconSimónidesynovolveríahastalanoche.
Ben-Hur se había entretenido largamente junto a los caballos. Se habíarefrescadodespuésenellagoysevistióacontinuaciónconeltrajehabitual,untúnicablanca,comoconveníaaunsaduceodepurasangre.
LabellezaatraíaaBen-Hur,yenaquellosmomentoslaexóticabellezadelaegipcialeinteresabaconpoder.
La egipcia era una mujer de extraordinaria hermosura. Aparecía en laimaginación de Ben-Hur tal como la había visto por primera vez junto a lafuente.Recordabael tonodesuvoz,acentuadoydulceporqueestaba llenadegratitudhaciaél.Recordaba susojosnegros,dulcesy rasgados, característicosde lasmujeres de su raza.Alta, esbelta, bella y elegantemente vestida con sumantoflotante,parecíalasulamitadelCantardelosCantares.
Seducidoporaquellaimagenyconlaesperanzadeconocerlamejor,ibadenuevoasuencuentro.
Llegó al embarcadero, constituido por unas sencillas gradas y una
plataforma. Al llegar a la escalera Ben-Hur se detuvo para contemplar elespectáculoqueseextendíaantesuvista.
Sobre el agua del lago, transparente como el cristal, se mecía unabarquichuelaligeracomolacáscaradeunhuevo.Unetíopemanejabalosremos.El bote estaba alfombrado en la popa, cubierta de almohadones y telas debrillantes colores.Al timónestaba sentada la egipcia, envuelta en chalesde laIndiasemejantesaunavaporosanubedeencajes.Teníalosbrazosdesnudos,quemovíacongestosatractivos.Llevabaloshombrosyelcuelloprotegidosdelairedelanocheconunampliochalquelacubríaamedias.
Ben-Hurapreciótodoslosdetallesdeunaprimeraojeada.RecordódenuevolaspalabrasdealabanzadelCantardelosCantares.
—Ven—dijoellaalobservarqueBen-Hursedetenía—opensaréquetienesmiedoalagua.
Ben-Hursesonrojó.¿Sabríaellaalgodesuvidadegaleote?Descendióalabarquichuela.
—Temíaecharapiqueestecascarón—dijosentándosefrenteaella.—Por lomenos, espera a que nos adentremos en aguasmás profundas—
contestólaegipciahaciendounaseñalaletíope,queempezóaremaralejándosedelaorilla.
—Dameeltimón—dijoBen-Hur.—No —replicó ella—. Fui yo quien te invité a pasear conmigo. Soy tu
deudora y quiero pagarte. Habla y te escucharé; o déjame hablar a mí y túescucha,comomejorteparezca;peroyoelegiréelcaminoquehemosdeseguir.
—¿Dóndepiensasllevarme?—¿Vuelvesaalarmartedenuevo?—Tehagolapreguntaquesiemprehaceelesclavo.—Llámame«Egipto».—TellamaréIras.—Piensaenmíconesenombre,perollámameEgipto.—Egiptoesunpaísymerecuerdaagrandesmultitudes.—Sí,sí.Unhermosopaís.—¿AcasovamosaEgipto?—Ojalápudieradisfrutardesemejanteplacer.Laegipciasuspiróalpronunciaraquellaspalabras.—Sifuéramosallí,veoqueteolvidaríasdemí—dijoBen-Hur.—VeoquenohasestadonuncaenEgipto.
—No,jamás.—Eselpaísenelquenohayningúndesgraciado.Elpaísenvidiadoportodo
el resto de laTierra. La patria de todos los dioses, bendecido por todos ellos.Allí,hijodeArrio,lafelicidadesdoblequeenningúnotrolugardelaTierra,yeldesgraciadoquebebeporprimeravezlasaguasdelríosagradoríeysetornacomounniño.Eselmejorpaísqueexiste.
—¿Nohaypobres,comoentodosloslugares?—LospobresdeEgiptotienenpocasnecesidades.Notienenmásdeseosque
satisfacer lasmásapremiantes.Secontentanconmuypoco,conmuchomenosdeloqueungriegoounlatinopudierasospechar.
—Peroyonosoynigriegonilatino.Ellaseechóareir.—Tengoun jardín llenode rosalesdondeexisteunomás frondosoque los
otros,cuajadosiemprederosas.¿Dedóndecreesquefuetraído?—DePersia,lapatriadelrosal.—No.—¿DelaIndia?—Tampoco.—Entonces,dealgunaislagriega.—Telodiré—dijo laegipciapor fin—.Loencontróunviajero juntoaun
camino,enlallanuradeRefain.Estabamarchitoylorecogió.—¡EnJudea!—Sí. Lo planté en tierra del Nilo. Allí creció y floreció. Ahorame da su
sombraymedemuestrasugratitudconunperfumeexquisito.LoquesucedeconmirosalocurreconloshijosdeIsrael.EnEgiptoalcanzaronlaperfección.
—PodemoscitaraMoiséscomoejemplo.—Sinduda.—Losfaraonesbuenoshanmuertoya.—Sí.El ríoacuyasorillasduermen losarrullaconsusmurmullos.Peroel
mismosoltemplalatierraquerespiraronycaldeaalmismopueblo.—Sí.PeroAlejandríaeshoyunaciudadromana.—No,nolocreas.Hacambiadodecetro.Césarlequitóelpoderpormedio
de la espada, pero no pudo arrebatarle el cetro del saber. Ven conmigo alBruchcio.Temostrarélaescueladelasnaciones.EnelSrapeoveráslafunciónsupremade laarquitectura.En labiblioteca leerás los librosde los inmortales.En el teatro oirás las hazañas heroicas de los griegos y de los indios. En el
muelle encontrarás naves de todos los países y el triunfo del comercio. Sivinierasconmigoporsuscalles,despuésquelosfilósofoshubierandesaparecidocon sus discípulos y los devotos se hubieran cobijado en los templos, oiríashistorias que han alegrado el corazón de los hombres desde los orígenes delMundoycantosquejamásmorirán,jamás.
Ben-Hur recordó en aquellos momentos que por la noche, en su casa deveranodeJerusalén,sumadrelecantabaconelmismoentusiasmoypoesíalasgloriasdelviejoIsrael.
—AhoracomprendoporquédeseasquetellameEgipto.Sitellamoconesenombre¿mecantarásunacanción?Anocheteoícantar.
—Era el himno del Nilo—respondió la muchacha—. Es un lamento quesurge de mi alma cuando respiro los aires del desierto y me parece oír elmurmullo de las olas de mi amado río. Te cantaré mejor un himno hindú…SeguramentesabesqueKapilafueunodelossabiosmásveneradosdelaIndia.
Después, como si para ella fuera la forma más natural de expresarse,comenzóacantarcasisintransición.
¡Oh,Kapila,tanjovenysincero,yoaspiroaunagloriasemejantealatuya!Alvolverdelcombatetepreguntodenuevo:«¿Cómopodréemularconmivaloreltuyo?».Kapilacabalgabaensupardocorcel;suporteeratangravecomomajestuoso.
«Quienloamatodo—dijo—nadaleinfundemiedo:eselamorquienarmamibravura.
Unamujermedioundíasualmaenteraydesdeentoncesfuecomoelalmademialma.Elvalorquemeanimaaellolodebo.¡Hazlaprueba,hazlaprueba,yyaverás!».
¡OhKapila,Kapila,tanviejoytancanoso,lareinapreguntapormí;pero antes de partir deseo que me digas por qué medios lograste
llegarasertansabio!
Kapilapermanecealapuertadeltemploconeltoscosayaldeunsencilloeremita.«Nomevinoelsabercomoalosdemáshombres:delafemeproviene.Unamujermediotodosucorazónydesdeentoncesfuecorazóndelmío.Deestemodoaprendílacienciadelavida.¡Hazlaprueba,hazlaprueba,yyaverás!».
LaquilladelboterozóelfondoarenosodelaorillasinqueapenasBen-Hursehubieradadocuenta.
—Hasidounviajecorto—exclamóeljoven.—Laparadaloserámásaún—replicóellaaltiempoqueeletíoperemabade
nuevoyseadentrabanenellago.—Déjameeltimón.—Deningunamanera—replicólaegipciariendo—.Paratilacuádriga,para
mí el bote. Puesto que hemos estado en Egipto, vayamos ahora al bosque deDafne.
—¿Sinotracanciónporelcamino?—preguntóélsuplicante.—Cuéntame tú algo sobre el romano de quien nos hablaste hoy—replicó
Iras.ABen-Hurledesagradóaquellapetición.—QuisieraqueéstefueraelNilo—dijoevadiendolapregunta—.Losreyes
ylasreinassurgiríandelastumbasparaayudarnosabogar.—Erancolososyharíanzozobrarnuestranavecilla.Háblamedelromano.Es
muymalo,¿verdad?—Noquierodecirtenada.—¿Esdefamilianobleyrica?—Noquierohablartedesusriquezas.—¡Quécaballosmáshermososlossuyos!Sucarroeradeoroylasruedasde
marfil.¡Quéatrevido!Todosreíancuandosemarchó.Hastalosqueestuvieronapuntodeseraplastadosbajosusruedas.
Laegipciarompióareiralrecordarlaescena.—Eralaplebe—dijoBen-Hurconamargura.—Debe de ser uno de esos monstruos que produce Roma —dijo la
muchacha, y esperó una respuesta—. Apolos voraces y codiciosos comocancerberos.¿ViveenAntioquía?
—Tienesangreorientalensusvenas.—EgiptolegustaríamásqueSiria.—Nolocreo—replicóBen-Hur—.Cleopatrahamuerto.Divisaronenaquellosinstantesunaslámparasqueardíanantelaspuertasde
lastiendas.—Eladuar—exclamóIras.—EntoncesnohemosestadoenEgipto.NohemosvistoKarnak,niFile,ni
Abidos.EstonoeselNilo.Sóloheoídouncantode la Indiayhebogadoensueños.
—File, Karnak…, lamenta no haber visto el templo de Ramsés en AbuSimbel. Esmuy fácil al contemplarlo sentir la presencia deDios, que hizo elCielo y la Tierra. ¿Por qué te quejas?Acerquémonos a la orilla; y aunque nopuedo cantar, porque he dicho que no quiero, podré contarte más cosas deEgipto.
—Empiezaysiguehastaquelleguelamañanaylanochedeldíasiguiente—exclamóconpasiónBen-Hur.
—¿Dequéquieresquetehable?¿Dematemáticas?—Oh,no.—¿Defilosofía?—No,no.—¿Demagosygenios?—Siquieres…—¿Sobrelaguerra?—Bueno.—¿Deamor?—Sí.—Voyacontarteunahistoriaquehabladelremedioquecuraelamor.Esla
historiadeunareina.FueescritaenunpapiroporlapropiaheroínayguardadoporlossacerdotesdeFile.
NE-NE-HOFRAI
Ne-Ne-HoframorabaunacasapróximaaAsuán,cercadelaprimeracatarata,cuyoruidollegabahastasumorada.Eratanbelladejovenquedeelladecían,como de las amapolas del jardín de su padre: ¿qué será cuando florezca porentero?
Cada año parecía el comienzo de una nueva canción, más bella que laanterior.
NacidaentreelNortelimitadoporelmaryelSurdetenidoporeldesierto,quesedilatabamásalládelosmontesdelaLuna,recibiódeunosupasiónydeotrosugenio.
Todos los dones de la naturaleza habían contribuido a su perfección. Alpasear por el jardín, los pájaros parecían saludarla moviendo las alas. Losvientos la envolvían con sus brisas frescas y acariciadoras. Los blancos lotossurgían de las profundidades del agua para contemplarla. El río, solemne,retardaba su paso para que ella pudiera contemplarse en sus cristales. Laspalmerasagitabansuspenachosyseinclinabanprestándolehomenaje.
Elagua,lasflores,lasavesytodoslosseresdelacreaciónparecíandecir:«Yo le di mi gracia, yo le di mi pureza». Y así en ella se reunían todas lasvirtudes.
A los doce años, Ne-Ne-Hofra era la delicia de Asuán. A los dieciséis sufama y belleza habían alcanzado resonancia universal. A los veinte apenas sitranscurría un solo día sin que a su casa llegaran príncipes del desiertocabalgando sobre rápidos camellos, o señores de Egipto navegando sobredoradasbarcas.Todospartíandesconsoladosydecían:«Lahevisto.Noesunamujer,eslamismadiosaAthor».
II
ElreyMenestuvotrescientossucesores,dieciochodeloscualesfuerosetíopes.Uno de ellos,Oretes, tenía entonces ciento diez años de edad.Había reinadosetenta y seis años y su pueblo prosperó bajo su gobierno y los campos seencorvaronbajo lacargade lacosecha.Erasabioporquehabíavistomuchascosasyconocíalossecretosdeloscorazones.MorabaenMenfis,enunpalaciollenodearsenalesytesoros,perohacíafrecuentesviajesaButosparaconversar
conLatona.ElnombredeOretessiempreeraalabadoporsussúbditos.LaesposadeOretesmurió.Eramuyviejaparapoderrealizarconellaun
embalsamamiento perfecto. La quería mucho y se vistió de luto y quedódesconsolado. Ante su desconsuelo, un habitante de Cólquida se atrevió ahablarleundía:
—¡Oh, Oretes! Nos asombra que un rey tan sabio y poderoso no sepacurarsedesupena.
—Explícamecómoloharíastú—respondióelrey.Elcolquideñobesó tresvecesel sueloantesderespondery luegodijocon
temordequelamuertaleoyera:—En Asuán mora Ne-Ne-Hofra, bella como la misma diosa Athor. Ve a
buscarla. Ha rechazado a príncipes, señores y a muchos reyes. Pero ¿quiénpuededecirquerechacetambiénaOretes?
III
PorelNilodescendíaNe-Ne-Hofra,enunanavemagnífica,comonuncaseviootrajamás.Unaflotadenaveslaseguíacomoescolta.LaNubiayEgiptoymásdediezmilalmasdeLibia,juntoaunahuestedetrogloditasymacrobiosdemásallá de losmontes de la Luna, se agolpaban en las orillas, llenas de tiendas,paraverelcortejoquedescendíaimpulsadoporperfumadosvientosydoradosremos.
AlfinaldeunalargaavenidadeesfingessehallabaOretes,antequienfuellevada labellaNe-Ne-Hofra, frenteaun trono esculpidoque sealzaba en elpórticodelpalacio.Oreteslacogióensusbrazosylasentóasulado.Abrochóelbrazaleterealensubrazo,labesóyNe-Ne-Hofrafuelareinadelasreinas.
PeroelancianoreyOretesnoteníabastanteconaquello:necesitabaamor.Trató a su consorte con ternura, le mostró sus posesiones, sus ciudades, suspalacios,suspueblos.Hizogalasy fiestasanteellosconsusejércitosy flotas.Lacondujodelamanoalascuevasdondeguardabasustesorosmientrasdecía:«¡OhNe-Ne-Hofra!Dameunbesodeamorytodoserátuyo».
Yellalobesóuna,dos,tresveces…,creyendoquepodíaserfeliz.Fuefelizlosdosprimerosaños,peropasaronmuypronto.Eltercerañofue
desgraciadaytranscurriómuylargo.SupoentoncesqueelamorporOretesno
eramásqueadmiraciónantesupoderío.Suespírituquedóabatidoytuvolargosdíasde lágrimas.Sus esclavasolvidaron su sonrisa.Las rosasde susmejillasquedarontransformadasencenizas.Seagostabayperecíadedíaendía.
MalaslenguasdijeronquelaperseguíanlasEriniasporsufrialdadhaciaelesposo.AsegurabanqueundiosenvidiosodeOretes lahabíaherido.Denadasirvieron losencantamientosde losmagosy lasprescripcionesde losmédicosparacurarladesulanguidez.Ne-Ne-Hofraestabacondenadaamorir.
OreteserigióunacriptaparaellayllamóalosmaestrosescultoresyalosmejorespintoresdeMenfis.Leshizoponersealaobra,guiadosporlosdiseñosylascreacionesmásadmirables.
—Bellareina,hermosacomo lamismaAthor, ¡ohreinamía!—clamabaelreydesconsolado—.Dime,explícate,teloruego:¿quéenfermedadsufresquetehacelanguidecerdeesaformatanlentacomoirresistible?
—Sitelodijeranomeamarías—contestabalabellaNe-Ne-Hofrapresadeltemorylaincertidumbre.
—Teamarémásaún.LojuroporlosgeniosdeAmentor,porelojosagradodeOsiris.Lojuro.¡Habla!—exclamóelancianoreyconelardordeunamanteylaautoridaddeunrey.
—Óyeme,pues—replicóNe-Ne-Hofra—.Existeunanacoreta,elmássantoyviejodetodos,quehabitaenunacavernacercadeAsuán.SellamaMenofa.Fuemiguardiánymaestro.Mandaquevayanabuscarloyéltediráloquequieressaber;teayudaráabuscarelremedioamiaflicción.
Oretessintióquesuespíritusellenabaderegocijo.Quedeprontosesentíajoven.
IV
—Habla,dimeloqueaquejaamireina—dijoOretesaMenofaensupalaciodeMenfis.
YMenofarespondió:—Poderoso señor, si fueras joven no me atrevería a responder, porque
todavíadeseo seguir viviendo.Tu experienciamepermitedecirte que la reinapagalapenadesucrimen.
—¿Uncrimen?—exclamóOretesenfurecido.Menofaseinclinóprofundamenteantelairadelpoderosorey.
—Sí,uncrimencontrasímisma.—Noestoyparasoportarenigmas—replicóelreyenfurecido.—Dejarádeserenigmacuandoteloexplique.Ne-Ne-Hofracrecióbajomi
tutelaymeconfiabahastalosmásnimiosdetallesdesuvida.Poresolleguéaconocerqueamabaalhijodeunjardinerodesupadre,cuyonombreesBarbec.
Oretesempezóacalmarseysuceñodesaparecióanteaquellaspalabras.—Coneseamorensucorazón—siguióMenofa—vinoellamismahastati.
Ahoramuereacausadeeseamor.—¿Dóndeestáelhijodeljardinero?—preguntóOretes.—EnAsuán.Elreysalióprecipitadamenteydijoaunodesussiervos:—Marcha a Asuán y trae aquí a un joven jardinero llamado Barbec. Lo
encontraráseneljardíndelpadredelareina.Aotrosiervoordenó:—Reúne trabajadores, animales,máquinas.Construye enel lagoChemmis
unaislasobre laqueedificarásun templo,unpalacioyun jardínconárbolesfrutalesyfloresyabiertoalcaprichodelosvientos.Quelaislaquededispuestadeltodocuandolalunainiciesumengua.
Luegoacudiójuntoalareinayanunció:—Alégrate.LosétodoyheenviadoabuscaraBarbec.Ne-Ne-Hofralebesólasmanos.—Serátuyoytúserásdeélynadieturbarávuestroamorduranteunaño.Ne-Ne-Hofralebesóentonceslospies.Oreteslalevantóylabesóasuvez.
Las rosasvolvierona lasmejillasdeNe-Ne-Hofra.Laescarlatade sus labiosrenacióylarisaafloróotravezasuslabios.
V
Un año completo vivieronNe-Ne-Hofra y Barbee, el jardinero, en la isla queflotabasobre lasuperficiedelaguaal impulsode losvientos.Aquella isla fueuna de las maravillas del Mundo, el retiro de amor más delicioso jamásimaginado.Asítranscurrióunaño,duranteelcualnovieronanadieyexistieronelunoparaelotro.Alexpirarelaño,Ne-Ne-HofravolviócomoreinaalpalaciodeMenfis.
—¿Aquiénamasmásahora?—preguntóelrey.
Ne-Ne-Hofralebesóyledijo:—Vuelvootravezcontigo,ohbuenrey,porqueestoycurada.Oretesseechóareir.—¿EsciertoloquediceMenofa?¿Esciertoentoncesqueelremediocontra
elamoreselamor?—preguntóentrecarcajadas.—Escierto—replicólareina.Mas de pronto las facciones del rey se alteraron. Adquirió un aspecto
terrible.—Noestoydeacuerdoconello—exclamó.Ne-Ne-Hofraretrocedióasustada.—ElhombreperdonatuofensacriminalcontraOretes—manifestóelrey—,
perolaofensacontraelreyhadesercastigada.Ne-Ne-Hofrasepostrósuplicanteasusplantas.—Silencio—gritóelrey—.Hasmuertoya.Diounapalmadayenlaestanciaentróunaprocesióndeembalsamadores,
cadaunoconuninstrumentoterribleyuningredientedesuarterepugnante.ElreyseñalóaNe-Ne-Hofra:
—Heaquílamuerta.Cumplidvuestrodeber.La bella Ne-Ne-Hofra fue conducida sesenta días después a la cripta
escogida para ella el año anterior y depositada junto a sus antecesoras. Nohubofuneralesensuhonorenellagosagrado.
Ben-Hurpermanecíaa lospiesde labellaegipciaal terminarestahistoria.Sumanodescansabasobreladelajovenquegobernabaeltimón.
—¿PorquéestabaequivocadoMenofa?—dijoeljoven.—Elamorvivecuandoseama.—Entoncesnoexisteremediocontraél.—Sí.Oretesdescubrióelremedio.—¿Quéremedio?—Lamuerte.Escuchasbien,¡ohhijodeArrio!Pasaron lashoras insensiblemente entrehistoriasy conversaciones.Por fin
atracaronenlaorillayelladijo:—Mañanavolvemosalaciudad.—¿Asistirásalosjuegos?—preguntóBen-Hur.—Sí.
—Teenviarémiscolores.
4
Aldíasiguiente,cercanalahoratercia,Ilderimvolvióasuaduar.Aldesmontarunhombredesupropiatribuseacercóaélyledijo:
—¡Ohjeque!Mehanordenadoqueteentregueestepergaminoconlasúplicadequeloleasalinstante.Sihaycontestaciónesperaréeltiempoqueteplazca.
El sello del mensaje estaba roto. Ilderim comenzó a leer al instante. Elmensajecomenzabaasí:«AValerioGraco,enCesárea».
—¡QueAbadóncargueconél!—exclamóeljequealverquelacartaestabaescritaenlatín.
En griego o en árabe hubiera podido leerla. No leía latín y sólo pudodescifrarlafirma:«Messala»,antelacualsusojoschispearonvivaces.
—¿Dóndeestáeljovenjudío?—preguntó.—Enelcampodeentrenoconloscaballos—respondióunsiervo.Eljequeguardólacartaensucinturónyvolvióamontaracaballo.Enaquel
momentoaparecióunextranjeroconaspectodellegardelaciudad.—BuscoaljequeIlderim,llamadoElGeneroso—manifestó.Suacentoyvestiduraproclamabanqueeraromano.AunqueIlderimnoleía
latín,lohablaba,yrespondiócondignidad:—YosoyeljequeIlderim.Elromanobajólamiradahaciaelsueloyreplicóconfingidagravedad:—He oído decir que necesitas un auriga para tus caballos en los juegos
próximos.—Siguetucamino—replicóIlderim—.Yatengoauriga.Elromanoibaapartir,perosedetuvounmomentoyhablódenuevo:—Jeque, me han dicho en la ciudad que tus caballos son los mejores del
mundo.
El anciano árabe se sintió ablandado; retuvo su montura halagado por lalisonjayreplicó:
—Hoynopuedoenseñártelos.Encualquierotromomentoloharía,perohoyestoymuyatareado.
Sedirigióalcampodeentrenomientraselextranjerosedirigíaa laciudadconlasonrisaenloslabios.Habíacumplidosumisión.
Desdeaqueldíahastaelseñaladoparalosjuegostodaslasmañanasllegabaun hombre, a veces dos o tres, al huerto de las Palmeras, preguntaban porIlderimysolicitabanaljequequelesadmitieracomoaurigasdesucuádriga.
MessalavigilabaaBen-Hur.
5
El jeque esperó a que Ben-Hur regresara con los caballos del campo deentrenamientoparaunirse a él en la tienda.Estabamuy satisfecho,porque lospocosdíasdeentrenohabíandemostradoqueloscuatrocaballoscorríancomosifueranunosolo,alamismavelocidad.
—EstatardepodrédevolverteaSirio.Ben-Hurdijoestaspalabrasaltiempoqueacariciabaelcuellodelanimal.—Telodevolveréyengancharéelcarro.—¿Tanpronto?—preguntóIlderim.—Concaballoscomoéstosbastaríaundía.Noseasustan, tienenunagran
presenciaylesgustaelejercicio.Éste—yseñalóellomodelmásjovendeloscuatro—,estequesellamaAldebaráneselmásligero.Enunasolavueltapodríasacaracualquierotrocaballoporlomenostrescuerposdeventaja.
Ilderimsemesólabarbaycontestóconlosojosbrillantesdeexcitación:—Sí;Aldebarán es elmás nervioso de los cuatro. Pero ¿quéme dices del
máslento?—Es éste —dijo Ben-Hur señalando a Antarés—. Sin embargo, con él
ganaremos,porquepuedeestartodoeldíacorriendo,hastaqueelsolsepusiera,yalcanzaríaacualquierotrocaballomásligero.
—Denuevotienesrazón—replicóIlderim.—Sólotemounacosa.Ilderimsepusoserio.»Ensusdeseosportriunfar,losromanossoncapacesdeviolartodaslasleyes
delhonor.Enlosjuegosusaninfinitosardides;enlascarrerasdecuádrigassustrampas no perdonan ni se detienen ante nada ni nadie, ni a caballos ni aconductores. Te ruego, por lo tanto, jeque amigo, que vigiles con cuidado tus
caballos.Desdehoyhastadespuésdelagrancarreranodejesqueseacerqueaellos ningún extraño. Si quieres estar seguro coloca junto a ellos guardasarmados.Sihacesestetegarantizolavictoria.
—Todoloquemedicesseráhechosegúntusdeseos—respondióaltiempoquedesmontabafrenteasutienda—.¡PorlagloriadeAlá!Ningunamanoquenosealadeunfielloshadetocar.Pondréguardasporlanoche.Ahora,hijodeArrio,miraestoyayúdameaentendersucontenido,porqueestáescritoenlatín.Leeenvozaltaytradúceloalalenguadetuspadres.
Ben-Hurempezóaleerconairedescuidado:«MessalaaGraco».Sedetuvobruscamente.Unpresentimientoparecióacelerarelritmodesucorazón.Ilderim,quelemirabaconatención,observósuturbación.
—Estoyesperando.Ben-Hurseexcusóycomenzódenuevolalecturadelpergamino,unodelos
duplicadosdelmensajeenviadoporMessalaaGracoaldíasiguientedelafiestaenelpalacio.
Leyó los primeros párrafos con voz temblorosa, sin poder contener laemoción que le embargaba al leer la injusticia sufrida por su familia. En unmomento de la lectura fue incapaz de proseguir y el pergamino cayó de susmanos.Secubrióelrostroconellasyexclamó:
—¡Hanmuerto,muerto…!¡Sóloyoquedoconvida!Ilderimlehabíaobservadosilencioso,respetandoeldolordeljoven,desdeel
comienzodelalectura.—Hijo de Arrio —dijo levantándose con solemnidad—: quiero pedirte
perdón.Leeesemensajeparatiycuandovuelvasaserdueñodetusemocionesdimeloquerestaporleer.Avísamecuandoestéslistoyvolveré.
ConestaspalabrassaliódelatiendayBen-Hurquedósolodandosueltaasudolor.
Luego, recobrandoeldominio sobre símismo, reanudó la lecturade aqueltrágicodocumento.Llegóalpárrafoquedecía:
«Recuerdaloquehicistedelamadreyhermanadelreoeinfórmamesivivenoestánmuertas».
Ben-Hursufrióotrosobresalto.Leyóelpárrafoenmediodeexclamacionescontenidas.
—¡No sabe si han muerto! ¡Bendito sea el nombre del Todopoderoso!¡Todavíahayesperanza!
Concluyólacartayvolvióareleerlaconmásserenidad,loqueconfirmósu
opinióndequeacasosumadreyhermanaaúnvivieran.Luegollamóaljeque.—No tenía intención de hablarte demi vida al acudir a cobijarme bajo tu
hospitalidad,sinoquesólopretendíademostrartemihabilidadconloscaballosparaquepudierasconfiármelosenlacarrera.Puestoqueestacartahallegadoamismanos,mesientoobligadoaconfiártelotodo.Además,porloqueSededucedeesteescrito, losdosestamosamenazadosporelmismoenemigo,porloquecreoquetendremosquehacercausacomún.Voyaleertelacartayaexplicarteporquéhedadosignosdedebilidad.
El jeque escuchó en silencio la lectura del documento hasta que llegó alpárrafoenquelenombrabaaél.Aloir loqueMessaladecíanopudodejardeexclamarenuntonodecóleracontenida:
—¡Ah, conque bajo la tienda del traidor jeque Ilderim…! ¿Yo traidor?—siguió el anciano jequemientras sus labios y barba temblaban de cólera y lasvenasdesucuellosehinchabanylatíancomosifueranaestallar.
Ben-Hurledetuvoconungestodesúplica.—Unmomento,jeque;oyelasamenazasdenuestroenemigo:»“…bajolatiendadeltraidorjequeIlderim,quenopodráescaparpormucho
tiempoanuestramanopoderosa.No tesorprendasmuchosiunodeestosdíasoyes decir que Magencio, como medida provisional, embarca al árabe y lomandaaRoma”.
—¡ARoma!¡Amí,aIlderim,jefedediezmiljinetesarmadosconlanzas!¡Amí,enviarmeaRoma!
Sepusoenpieconungestoviolentomientrassusojosdestellabandeira.—¡OhDios…!¡Unhombrelibrecomoyo,librecomomipueblo!¿Cuándo
terminaránestasinsolencias,cuándodejarándetratarnoscomoesclavos,cuándopondremosfinaestavidadeperrosqueparecenarrastrarsealospiesdelamo?¡Sóloquisieraquitarmedeencimacincoaños,nadamáscincoaños!
Lairasehabíaadueñadoporcompletodeélyrechinabalosdientessinpodercontenerla. Algún pensamiento cruzó por su mente, porque se detuvo ydirigiéndose aBen-Hur le asió por un brazo con gesto enérgico y le dijo conpasión:
—Siyofueracomotú,hijodeArrio,joven,fuerte,diestroconlasarmas,ytuvieralosmotivosquemeimpulsaranalavenganza…Tedigo…¡Apartatododisimulo,hijodeHur!¡HijodeHur,escucha…!
Aloir aquelnombre la sangredeBen-Hurpareciódetenerse en susvenas.Susojosllamearonentoncescomolosdelárabe.
—¡HijodeHur!¡Tedigoquesiyoestuvieraentuscircunstanciasnopodríaniquerríaestarmequieto!
Empezóluegoahablaratropelladamente,sindetenerse,comolasaguasqueescapandeunapresacontenida.
—A mis ofensas personales uniría las que ha hecho al Mundo entero yconsagraríamividaalavenganza.Recorreríapaístraspaísyencenderíaelodiodel género humano contra el romano. Participaría en todas las guerras quehubierapor la libertadyparticiparía en todas las batallas que sedieran contraRoma.Simefaltaranloshombresharíacausacomúnconlobos,leonesytigres,conlaesperanzadealzarloscontraRoma.Usaríatodaclasedearmas,todaclasedeintrigas,ymeregocijaríaentodamatanzaderomanos.Nodaríacuartelnilopediría. De noche imploraría a los dioses, buenos ymalos por igual, quemeprestaransuayudaparaabatiraRoma:lastempestades,losdiluvios,elcalor,elfrío,lasmilepidemiasquenostraeelaireydelasquemuerenloshombresenelMundo.
Eljequesedetuvofaltodealiento,sindejardemoversenerviosamente,llenodeapasionadaindignación.
Ben-Hur siguió embargado por la emoción que le había producido oirsellamarporsupropionombre.Porlomenosunhombrelereconocíayaceptabasindespreciarelnombredesuspadres.Yelhombreeraaquelárabeprimitivosalidodeldesierto,aquiennoconocíapocosdíasantes.
¿Cómohabríasabidosusecreto?¿Por lacarta?No, lacartahablabade lasinjusticiassufridasporsufamilia.Peronodecíaqueélfueralavíctimaescapadamilagrosamentedeunasuerteterrible.
—Jequeamigo,dime:¿cómohallegadoestacartaatusmanos?—Mis hombres vigilan los caminos que unen las ciudades importantes—
respondióIlderim—.Selahanquitadoauncorreo.—¿Sesabequeesoshombresobedecentusórdenes?—No.Todoelmundocreequesonladronesaquienesyotengolaobligación
decazarycastigar.—Túmehas llamadohijodeHur;mehasdesignadoconelnombredemi
padre.CreíaquenadieenlaTierrameconocía.¿Cómolohassabidotú?Ilderimparecióturbarse,masrespondiótrasunmomento:—Yoteconozco,peronopuedodecirtemás.—¿Esquealguienteobligaacallar?El jeque se dispuso amarchar sin responder a aquella pregunta.Luego, al
observareldisgustodeljoven,sevolvióhaciaélydijo:—Teruegoquenohablemosahoradeesteasunto.Vuelvealaciudad,yami
regresoquizáspuedahablarteabiertamente.Damelacarta.Ilderim enrolló el pergamino y volvió a cubrirlo con su envoltura. Luego,
connuevaenergía,manifestó:—¿Quécontestasamispalabras?Teheexplicadoloqueyoharíaen lugar
tuyo,peronomehasrespondido.—Piensocontestarte,jeque,yloharé.El rostro,el tonodevozyhastaelgestodeBen-Hurcambiaron, llenosde
unapasiónmásintensaydeunodiomásimplacablequeelqueel jequehabíademostradomomentosantes.
»Harétodoloquehasdicho,harétodoloqueunhombrepuedasercapazdehacer. Hace muchos años consagré mi vida a la venganza. Los cinco añospasados en Roma estuvieron presididos por este pensamiento. Quise que meeducaranpara la venganza.Acudí a las clases de losmás famososmaestros yprofesoresenelartedelaguerra.Tratéagladiadoresytriunfadoresdecircosyde ellos aprendí. En los campamentos militares aprendí táctica y disciplina.Todosmisinstructoressesintieronorgullososdemí.Soysoldado,peroaspiroaquemehagancapitánparaalcanzarmisfines.EstaideameimpulsóaenrolarmeenlacampañacontralosPartos.Cuandotermine,sielSeñormeconservalaviday la fortaleza…,entonces…¡seréelenemigodeRomamás implacable!Romapagará con la sangre de sus hijos todas sus maldades. He aquí mi respuesta,jeque.
Ilderimpusounamanosobreelhombrodeljovenydándoleunbesodepazrespondió:
—Tudiosteapoyará,hijodeHur.Tomademítodocuantoquieras;hombres,caballos,camellos.Venconmigoaldesiertoeinstalaremosallínuestrocampodepreparación.Juroquemipromesaesfielyfirme.Yahora,basta.Antesdequelanochecaigaoiráshablardemíotravez.
Dijoaquelloydandomediavueltabruscaseencaminóhacialaciudad.
6
La carta interceptada era una completa revelación. Descubría los propósitoshomicidas y la intriga tramada para aniquilar a la familia deHur.Al joven lesirviócomounavisodeloqueleamenazaba.CuandoIlderimsaliódelatienda,Ben-Hurcomprendióquenecesitabaprocederaunaaccióninmediatayenérgica.
Se enfrentaba con los enemigos más poderosos que existían en Oriente.Teníamucharazonesparatemerlos.Nopodíapermitirquelaemociónvelarasuspensamientos. Le embargaba un sentimiento de satisfacción al pensar en laposibilidaddequesumadreysuhermanavivieranaún.
Sólo una persona podía decirle dónde estaban. Después de tanto tiempo,aquella revelación que ponía punto final a sus investigaciones le parecía undescubrimiento.
Por otra parte, le asombraba que Ilderim conociera su origen: ¿Quién lehabríainformado?¿Malluch?No,sindudaqueno.¿Simónides?Menos,porquetenía gran interés en mantener su secreto oculto. ¿Messala? No; hubiera sidopeligrosoparaél.
Salió a pasear por el huerto de las Palmeras. Se detuvo junto al lago sinpoder retraerse al recuerdo de los ojos centelleantes de la egipcia y de sumaravillosabelleza.Nopodíaolvidarelpaseodelanocheanterior, loscantos,lashistoriasdeliciosaseinolvidablesquelehabíacontado.SuspensamientosseencaminaronhaciaBaltasar,yBen-HurdescubrióqueestoleconducíaapensarenaquelReydelosjudíosqueBaltasaresperabacondevociónypaciencia.UnReydeJudea.Suorgullo ledecíaqueaquelloeranormal, la llegadadeunreymás sabio y poderoso que Salomón, y que junto a él acaso encontrara laocupaciónquesatisficierasuvenganza.
Después de la comida del mediodía Ben-Hur se entregó al examen
minuciosodesucuádriga, loque leentretuvodurante largorato.Viocongranplacer que era de modelo griego. Era preferible aquel tipo a las cuádrigasromanas.Erauncarrodeejeancho,bajoyfuerte,aunquealgomáspesadoqueel romano, inconveniente que compensaba la potencia de los cuatro corcelesárabes.
Despuésdelexamensacóloscaballos,losenganchóalcarroyloscondujoalcampodeejercicios,dondeloshizocorrerdurantemásdeunahoraarrastrandolacuádriga.
Porlanochesehallaballenodeconfianza,embargadoporelpensamientodeaplazar el asunto pendiente de Messala hasta después de la carrera. Tanto siganaba como si perdía, alcanzaría su venganza. Le complacía la idea deenfrentarseasuadversarioante losojosdetodoOriente.Nosepreocupabadelos demás competidores. Tenía plena confianza en el triunfo. Confiaba en suhabilidad y en los cuatro caballos, que como fieles compañeros le darían lavictoria.
Alacaídadelatarde,Ben-HuresperóalapuertadelatiendalallegadadeIlderim.Queríaoir loqueel jequelediría.Sintióunagransatisfaccióntrasunbañofrescoenellagoydespuésdelejerciciofísico.DeprontooyóelgalopedeuncaballoytrasunosinstantesaparecióMalluch.
—Hijo de Arrio—le gritó sin desmontar aún—: te saludo en nombre deIlderim,quetesuplicamontesacaballoymeacompañesalaciudad.Teespera.
Ben-Hur no se entretuvo a preguntar. Entró en el departamento de loscaballosyAldebaránseadelantócomosiquisieraofrecerlesusservicios.Ben-Hurleacaricióconcariño,peroeligióotramonturadistintadelasdestinadasalacarrera.Pocodespuéslosdosamigospartíanhacialaciudad.
Cruzaron el río en barcaza a poca distancia del puente de Seleucis, y trascabalgarungrantrechoporlaorillavolvieronacruzarelríodelamismaformay entraron en la ciudadpor elOeste. Por fin llegaron a la casa deSimónides.Malluchsedetuvo.
—Hemosllegado—dijo.Ben-Hurreconocióellugar.—¿Dóndeestáeljeque?—preguntó.—Teguiaré.Venconmigo.Un servidor se hizo cargo de los caballos, y antes de cruzar la puerta
Ben-Huroyóquedecía:—Entra,enélnombredelSeñor.
7
Entraronen la estanciaen laqueBen-HurhabíaconferenciadoconSimónidesalgúntiempoatrás.Ben-Hurdioalgunospasoshaciaelinteriorysedetuvo.Enla habitación se hallaban tres personas que le miraron con atención. EranSimónides,IlderimyEsther.
El joven los contempló y por fin sumirada se posó en Esther. Al ver denuevoalamuchachasintióqueenelfondodesusrecuerdossurgíalaimagendelaegipciaynopudoevitarlacomparaciónentreunayotra,aunquesóloporuninstante.Luegolaimagensedesvaneció.
—¡HijodeHur!Eljovenmiróhaciaquienledirigíalapalabra.—Hijo de Hur —repitió Simónides con lentitud, para imprimir toda la
importancia que el nombre tenía—: que la paz del Señor, Dios de nuestrospadres,seacontigo…
Hizounapausayañadió:—Ésteesmideseoyeldelosmíos.Simónidesestabasentado,conaireseñeroydominador,yalzabasucabeza
digna de un emperador. Al contemplarle era fácil olvidar los miembrosquebrantadosyelcuerpomaltrechodelancianoisraelita.Cruzólasmanossobreel pecho. Aquella acción y el saludo tenían un significado que Ben-Hurcomprendióalinstante.
—Simónides —respondió conmovido—: acepto la paz que me ofreces.Comosifueratuhijo,teladeseoamivez.Sólopidoqueentrenosotrosreineelacuerdoylaigualdad.
Quisoapartarconaquellaspalabraslasumisióndelcomerciante,larelaciónque mantenía de amo a criado, y establecer otra de igualdad más noble y
elevada.SimónidessevolvióhaciaEstherydijo:—Traeunasientoparaelamo,hijamía.LamuchachaseapresuróaponerunescañoadisposicióndeBen-Huryse
mantuvoenpie,conel rostroarrebolado,contemplandoa supadreyal joven.Trasunapausaembarazosa,Ben-Huravanzóunospasos,tomóconsuavidadelescabeldemanosdeEstherylocolocóalospiesdelcomerciantediciendo:
—Quierosentarmeaquí.SumiradasecruzóconladeEsther,yaunquesólofueporuninstanteambos
parecieron comprenderse. Ella supo por aquella mirada la gratitud ymagnanimidaddeBen-Hur.
Simónideslanzóunleveyquedosuspiro.—Esther,hijamía,traelosdocumentos.La muchacha se dirigió a una alacena y extrajo un rollo de papiros que
entregóasupadre.—Comencemosporaclararlasituación—dijoésteaBen-Hur—.Aquítengo
elestadodecuentasquepuededarteideadelasituacióndetufortuna.Simónidesdesenrollóelprimerpapiroycomenzó:»Ésteindicalasriquezasquepertenecíanatupadreyquepudesalvardela
codicia romana. Sólo era dinero; y no lo confiscaron porque, siguiendo unacostumbre judía, estaba empleado en letras de cambio sobre los mercados deRoma,Alejandría,Damasco,Cartagonova,Valenciayotrasciudades.Talsumaascendíaacientoveintetalentosenmonedahebrea.
EntregóelpapiroaEstherytomóelsegundo.»Yome hice cargo de esos ciento veinte talentos, y ahora verás a cuánto
asciendenlasgananciasqueobtuveconesacantidad.Lasumaqueleyóenvariospapirospodíaresumirseasí:
Ennaves…60talentosMercancíasalmacenadas…110».Cargasentránsito…75».Camellos,caballos,etc…20».Almacenes…10».Letrasdecambio………54».Metálico…224».TOTAL……………553talentos
—Añade a estos quinientos cincuenta y tres talentos los ciento veinte delcapitaloriginalytendrásseiscientossetentaytrestalentos,locual,hijodeHur,significaqueereselhombremásricodelMundo.
Volvió a tomar los papiros de manos de Esther y los entregó a Ben-Hur,reservándoseuno.Elorgulloquereflejabasurostroproveníadelasatisfaccióndehabercumplidoconsudeber.
—Yanohaynada—añadióbajandolavoz,peronolamirada—,yanohaynadaquenopuedashacer…
El momento era solemne. El mercader cruzó los brazos. Esther estabaansiosa.El árabe acariciabanerviosamente sus largasbarbas.Recibir unagranfortunaeslapruebamásdecisivaparaelcarácterdeunhombre.
Ben-Hur tomó los documentos y, luchando con su emoción, dijo con vozronca:
—Estoescomouna luzdelcieloenviadaparaalumbrarmicaminoenunanoche oscura y tan larga que yame figuraba que sería eterna.Doy gracias alSeñor, que no me ha abandonado, y después a ti, Simónides. Tu fidelidadcompensalacrueldaddelosdemásyredimelanaturalezahumana.«Nadahayquenopuedashacer»,hasdicho.Tienesrazón.Noquieroquenadiemevenzaengenerosidad en este momento. Serás mi testigo, jeque Ilderim. Escúchame,también,Esther…
OfreciólospapirosaSimónides.»Te devuelvo la fortuna registrada en estos documentos, Simónides.Hazla
tuyayséllalacomodonaciónmíaatiyatusdescendientes.Esther sonreía con los ojos llenos de lágrimas; Ilderim, cuyas pupilas
refulgían como brasas, se mesaba la barba nerviosamente. El único quepermanecíatranquiloeraSimónides.
—Perohadeserconunacondición—añadióeljoven.Susinterlocutoresestabanpendientesdesuspalabras.»Quemedevuelvasloscientoveintetalentosquepertenecieronamipadre.ElrostrodeIlderimseiluminó.Ben-Hurprosiguió:»Yquemeayudes,contuinteligenciaytusbienes,enlabuscademimadre
ydemihermana.Simónides,emocionado,seapoderódesumanoydijo:—¡BendigaelSeñortubuenavoluntad!Jamástefaltaré,comonuncafaltéa
tupadreniasumemoria;peromeesimposibleaceptartugenerosidad.Desplegóelpapiroquehabíaempuñadodurantelaanteriorconversación:
—Aúnfaltaalgomás.Leeesterolloenvozalta.Ben-Hurloleyó:
«Lista de los esclavos de Ben-Hur, bajo la custodia de Simónides,administradordesusbienes:
»1.Amrah,egipcia,guardianadelpalaciodeJerusalén.»2.Simónides,administradordelacasa,enAntioquía.»3.Esther,hijadelanterior».
Ben-HurnohabíapensadoquelahijadeSimónidesheredabalegalmentelacondicióndesupadre,puessólohabíapensadoenellacomounarivalenbellezadelaegipcia,delaqueposiblementeseenamoraría.Nopodíaenmodoalgunoadmitir la esclavitud de Esther. Miró a la joven, que se había ruborizado, ydevolvióelpapiroexclamando:
—Consetecientostalentos,unhombreesinfinitamentericoypuedehacerloque se antoje. Pero más precioso que este dinero es la inteligencia que locosechó y el corazón que supo soportar tanta riqueza sin corromperse.Esther,Simónides, no temáis. El jeque Ilderim es testigo de que os declaro libres,libertadquepretendolegalizarporescrito.¿Puedohaceralgomás?¡Decídmelo!
—HijodeHur—lecontestóelanciano—,contigolaesclavitudesagradable.Perotenencuentaqueunadelascosasquenopuedeshaceresdarnoslalibertadlegalmente. Soy tu esclavo perpetuo. Un día tu padre horadó mi oreja en lapuertadetucasaconsulezna.
—¿Mipadrehizoeso?—No pienses mal de él —explicó apresuradamente Simónides—. Yo le
roguéquemehicieraesclavosuyodeporvida,ynuncamehearrepentido,FueloquepaguéaRaquelporcasarmeconella.Eraesclavaperpetua.
Ben-Hur paseabapor el aposento, irritadopor su impotencia.De súbito sedetuvoyexclamó:
—YaeraricoporloqueheredédeArrio,yahoraobtengounafortunamayorylainteligenciaquelohalogrado.Enestohayundesigniodivino.Aconséjame,Simónides, lo que debo hacer. Quiero ser digno de mi apellido; y si tú meperteneceslegalmente,yoserétuyodehechohastaquemuera.
Losojosdelancianoseiluminaron:—Hijo de mi querido amo: seré tu consejero y te serviré con todas mis
facultades.Nopuedoofrecerteestecuerpoinútil,peromiinteligenciaymiamorson tuyos. Sólo te ruego que me confirmes en el sitio que hasta ahora heocupado.
—¿Cuáles?—EldeAdministradordetusbienes.—Loeresdesdeestemomento.¿Quiereselnombramientoporescrito?—Erescomotupadre,ymebastatupalabra.Ysinosentendemos…—Pormipartenohayduda—anuncióBen-Hur.—Habla,hijadeRaquel—ordenóentoncesSimónidesapartandolamanode
lajovendesuhombro.Esther se turbó, cambió de color y al fin, con encantadora dulzura, dijo a
Ben-Hur:—Mi condición es la demimadre. Te suplico, amomío, que, puesto que
ellahamuerto,medejesatenderamipadre.Ben-HurseapoderódesumanoylacondujojuntoalasientodeSimónides.—Eresunabuenahija.Hazloquequieras—exclamó.La muchacha abrazó de nuevo a su padre y el silencio reinó en la sala
duranteunossegundos.
8
Con un gesto que no había perdido nada de su imperio, Simónides levantó lacabeza.
—Dado que la noche está muy avanzada—dijo con calma a Esther—, ypuestoque todavíanosquedamuchotrabajoporhacer,ordenaquenos traiganunrefrigerio.
A la llamada de Esther acudió un criado, al que ordenó ofreciese a lospresentespanyvino.
Despuésquetodossehubieronservido,Simónidescontinuó:—Noesaúnperfectoelacuerdo,amomío.Apartirdeahoranuestrasvidas
irán unidas, como van las aguas de los ríos que se entremezclan al unirse.Correríanmejor,buenamo,sisepudieranalejarlasnubesquepuedanimpedirelcursodesucorriente.Elotrodíasalistedeestacasacreyendoqueyonodeseabareconocerlosderechosqueahoraacabodeatribuirte.Noesasí,ciertamente.DequetereconocíestestigoEsther,ydeellopuededartefeMalluch.
—¡Malluch!—exclamóBen-Hur.—Cuandounhombre, comoenel casomío, seve sujeto aun sillón,debe
procurarcontarconmanosquelleguenadondeélnopuedellegar.Ciertamente,Malluch es uno de mis servidores más fieles.—Mirando agradecidamente aljequeprosiguió—:Enocasionesacudoahombresdecorazónbueno, talcomoIlderim el Generoso, de probada lealtad y esforzado valor. Él puede decir sialgunavezteheolvidadoonegado.
—Lapersonadequienmehablabas¿eséste,buenIlderim?—dijoBen-Hurmirandoalárabe.
Eljequeafirmóconunmovimientodecabeza.—Difícilesdecirloqueunhombreessinsometerlepreviamenteaprueba,
¡oh, buen amomío!—dijo Simónides—.Yo te vi y creí reconocer en ti a tupadre.Hayaquienlafortunaresultaunamaldicióndisfrazada.¿Erastúunodeésos?PorelloenviéaMalluch,afindequeenesteasuntofueramisojosymisoídos. Sus informes dieron fe de que tú eras bueno; por tanto no debescensurarle.
—En tu gran bondad hay mucha sabiduría —contestó Ben-Hur de modocordial.
—Tales palabras son para mí como melodiosa música, que me deleita yalegra grandemente—replicó a su vez el comerciante—.Comonube pasajeraque oculta el sol ha desaparecido para mí la incertidumbre de no poderentendermecontigo.Dejemos,pues,ahoraquenuestrasvidastranscurrancomolosríosalfundirseyformarunosólo,yqueseaDiosquienlasdéladirecciónprecisa.
Despuésdeguardarsilenciodurantebrevesmomentos,siguiódiciendo:»Aimpulsosdelaverdad,quierohablarteahoraennombredeDios.Aligual
queeltejedorpiensaensusproyectosmientraslalanzaderavadeunladoaotroyteje,asífuecómocrecióenmismanoslafortuna;muchasvecespiensoenlacausadetalaumentoyquedoasombrado.Enverdadquealguienmásdotadoqueyohaestadocuidandopormí,llevandoafeliztérminotodocuantoemprendía.El feroz simún, que aniquilaba caravanas enteras, respetaba las mías sinocasionarelmenordaño.Sienelmaralgunaborrascaencontrabanmisbarcos,únicamenteservíaparahacerlosarribarmásprontoalpuerto.Ytodoellosinyopodermovermedeestesillón.Demisdependientesnuncapudedecirquenomesirvieranymefueranfieles.
—Esparaasombrarse,ciertamente—dijoBen-Hur.—Tal cosa he pensado yo siempre, y lo seguiré pensando. Ahora, ¡ohmi
buenamo!,porfinteheencontrado,talcomoyodeseaba.NohaydudadequeDios ha querido que así sucediera, y al igual que tú no dejo de preguntarme:¿cuálessupropósito?Diosnohacelascosassinalgúnmotivo,yporelloesperolarespuestaamispreguntas.
Con extraordinaria atención Ben-Hur escuchaba las palabras del buencomerciante.
»Hacemuchos años, cuando toda la familia permanecía aún reunida, y tumadre,¡ohEsther!,estabatodavíaconmigo,bellaentrelasbellas,meencontrabaciertodíaenelcaminoqueconducea lapuertaNortedeJerusalén, reposandojunto a las tumbas de los reyes, cuando tres hombres sobre sendos camellos
pasaroncercademí.Eranextranjerosyveníandelejanastierras.SuscamelloserangrandesyblancoscomonuncasehabíanvistoenlaSantaCiudad.Elqueibaenprimerlugarmepreguntó:“¿SabestúdóndeestáelquehanacidoReydelosJudíos?Venimosaadorarle”.Yo,sincomprender,lesseguíhastalapuertadeDamasco, y pude oir cómo lamismapregunta queme hicieran se la hacían acuantas personas encontrábamos, incluso al guardián mismo de la puerta.Igualmente,talcomoyo,todosseextrañaban.Pocodespuésolvidéloocurrido,apesar de que durante algún tiempo se habló de ello como de un presagio delMesías. ¡Aún los sabios nos comportamos a veces como niños! ¿Has visto aBaltasar?
—Leheoídocontarsuhistoria—contestóBen-Hur.—¡Unmilagro,unverdaderomilagro!—exclamóSimónides—.Cuandome
locontabaparecíaestaroyendo la respuesta tan largamenteesperadadelcielo,¡ohamomío!ElpropósitodeDioserabienpatenteamisojos.ElReyquiereaparecerpobre,sinamigos,sinséquitoniejército,sinciudadesysinciudadelas.SóloquierefundarsuReinoydestruireldeRoma.¡Consideraporunmomento,ohmibuenamo,quégranoportunidadseteofrece!¡Túcontufuerza,diestroenelmanejodelasarmas,llenodevigor!¿Pudoalgúnhombreaspiraraunagloriamayor?
—¡Pero el Reino, el Reino! —decía Ben-Hur con ansiedad—. ¡El buenBaltasardicequeseráunReinodealmas!
—Baltasarhasidotestigodecosasadmirables,¡ohamomío!,yyocreoencuantodiceporquelohavisto.PeroeshijodeMizraim,ynisiquieraprosélito.NopodemossuponerniporunmomentoquetengaunespecialconocimientoporelquedebamosinclinarnosanteélenunasuntoexclusivoentreDioseIsrael.Élrecibiódirectamente,aligualquelosprofetas,laluzdelcielo.Entodocaso,sonmuchoscontrauno,peroelSeñoressiempreelmismo.Miobligaciónescreerenlosprofetas.Esther,tráemeelTorah.
Sinaguardarelregresodesuhija,prosiguió:»¿Noesde tenerencuentael testimoniodeunpuebloentero,ohmiamo?
DesdeTiro,enlaorilladelmarporelNorte,hastalacapitaldeEdón,alSur,noencontrarásniunlectordelSema,niunlimosnerodelTemplo,niunoquehayacomidodelcorderopascual,quepuedadecirtequeelreinoquehadefundarparanosotros, los hijos de laSanta alianza, elReyque ha de venir, no sea de estemundoysemejantealdenuestropadreDavid.Mepreguntarásdedóndehemossacadoestafe.Ahoralovamosaver.
En aquel momento apareció Esther cargada con numerosos pergaminoscuidadosamenteenvueltosenlienzooscuroyadornadosconprimorososrótulosdorados.
—Sostenlosydámelossegún te lospida,hijamía—dijoSimónidesconelacentotiernoqueusabasiemprequesedirigíaaEsther—.Seríamuylargoparamícitaratodoslossantosquehansucedidoalosprofetas,¡ohamomío!,losdelosvidentes,losdelospredicadoresqueenseñarondesdelacautividad,odelosmismossabiosquerecibieronlaslucesdelaantorchadeMalaquías,elúltimodesulinaje.¿QuiéneselSeñordelrebañoenellibrodeEnoch?¿QuiénsinoelReydequien estamoshablando?UnnuevoReino se alzaparaÉl, conmoviendo laTierrayhaciendocaeralosdemásreyesdesustronos.IgualdiceelcantardelosSalmosdeSalomón:«Mira,¡ohSeñor!yhazsurgirunReyenelmomentoquecreasoportuno.¡OhDios!,unhijodeDavidquegobierneaIsrael,atushijos.Yuncirábajosuyugoparaquelosirvanalospueblosdelospaganos.Yserájusto,criadoeneltemordelSeñor…porquegobernaráparasiempretodalaTierraconlas palabras de su boca». Pregúntale aEsdras, el segundoMoisés, quién es elLeón que con voz de hombre dice al Águila (que es Roma): «Amaste a losembusteros y has derribado las ciudades de los trabajadores y arrasado susmurallas, aunque daño no te hicieron. Por lo tanto, huye lejos, que la Tierrapuedaregocijarsey reponerse,yesperaren la justiciayen lapiedaddeAquelquelacreó.YdesdeentoncesnosevolvióaverelÁguila».Seguramenteseríabastanteel testimoniodeéstos,¡ohmibuenamo!—Luegoañadió—:Sírvenosunpocodevino,mibuenaEsther.DespuésmedaráselTorah.
Estherleacercóunjarrodevino.Despuésdehaberbebido,preguntóaBen-Hur:—¿Túcreesen losprofetas,miamo?Porserésta lafede tusprogenitores
creesenellos.Dame,hijamía,ellibroquecontienelasvisionesdeIsaías.DesenrollandoamediaselrolloentregadoporEsther,leyó:—«El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los quemoraban en la
sombríatierradelamuerte,luzresplandenciósobreellos.Porqueunniñonosesnacido,hijonosesdado,yelgobiernopesarásobresushombros.LodilatadodesuimperioylapaznotendrátérminosobreeltronodeDavid,ysobresureino,disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y parasiempre».—LuegovolvióapreguntaraBen-Hur—:¿Túcreesenlosprofetas?EntrégameellibroenelqueestánlaspalabrasdelSeñoraMiqueas,hijamía.—Tomándoloensusmanosvolvióaleer:
—«Perotú,BelénEfreta,pequeñaentrelasmilesdeJudá,detimesaldráelque será el señor de Israel».Éste es, sin duda, elNiño que vioBaltasar en lacueva,yalqueadoró.Dameahora,Esther,el librodeJeremías.—Tomándololeyódeestaforma:
—«Considera losdíasquehandevenir, dijo elSeñor.SaldrádeDavid enesos días una rama justa y de ella surgirá un Rey que reinará y prosperará yejecutará la justicia en la Tierra. Judá se salvará en sus días e Israel habitaráseguro;comoun rey reinará».Lomismoqueun rey, ¡amomío!¿Creesen losprofetas? Dame el rollo de los dichos de Judá, en quien jamás hubomanchaalguna.
Después de recibir de manos de Esther el libro de Daniel, Simónidesprosiguióleyendo:
—«Oid,maestros.Yovienlanochevisiones,yviaunosemejantealHijodelHombrequevenía sobre lasnubesdel cielo…Yse ledioeldominioy lagloria y el Reino para que todo pueblo y nación y lenguaje le sirviera. Sudominioseráundominioeternoquenoacabaránunca,ysuReinonoperecerájamás».—Despuésdeleídasestaspalabrasvolvióapreguntar—:¿Creestú,amomío,enlosprofetas?
—Esbastante.Creo—respondióBen-Hur.—YsielReyvienepobre,¿ledarás,¡ohamomío!,detusriquezas?—Ledaréhastaelúltimosiclo.Perodime:¿porquéhadevenirpobre?Antesdecontestar,SimónidespidióaEstherellibrodeZacarías;luegoleyó:—«¡Alégratemucho,hijadeSion! ¡Davocesde júbilo,hijade Jerusalén!!
HeaquíquetuReyvendráati,justoysalvador,humildeycabalgandosobreunasno,sobreunpollinohijodeasna».AsíentraráelReyenJerusalén.¿Quéves,amomío?
—VeoaRomayasuslegiones—replicóBen-Hur.—SeráselamodelaslegionesdelRey.Podrásescoger,puestoquetendrás
millones.—¡Millones!—Nodebe turbarte elpoder, ¡ohmiamo!Nosabescuán fuerte esnuestro
Israel. Lo crees como un anciano afligido; pero ve a Jerusalén en la Pascuapróximayverásloquees.ParamedirelpoderdeIsraeldebesmedirconlaregladelafe,noconladelcrecimientonatural.
—¡Oh,siyotuvieratujuventud!—intervinoeljequeIlderim.Ben-Hurquedópensandoenlaspalabrasdesuamigo,lasqueleinvitabana
consagrarsuvidaalmisteriosoSer.LaexaltacióndeSimónidesprodujoenJudálasensacióndequeunapuertasehubieseabiertoensuinterior,ofreciéndoleloquesiemprehabíasoñado.Alfinhabló:
—AdmitamosqueelReinodelReyquehadevenirseaigualaldeSalomón.Estoy dispuesto a sacrificar cuanto tengo y valgo por esta causa.Mas ¿he deesperaraqueÉlvenga?Túquetienesedadysabiduría,contesta.
—LacartadeMessalaaGracoeslaseñalparaempezarlashostilidades.Nosomoslosuficientementefuertesparacontrarrestarsualianza.Sipermanecemosconlosbrazoscruzadosnosmatarán;desupoderguardoyopruebasenmipobrecuerpo.Deseo,sinembargo,sabersi tuánimoesfuerte,¡ohamo!RecuerdoloagradablequeeraparamíelMundocuandoteníatuedad.
—Peroapesardeellofuistecapazdelsacrificio—dijoBen-Hur.—Fueporamor.—¿Yacasoexistealgomásfuerte?—Sí.Laambición—fuelarespuestadelcomerciante.—CosaprohibidaparaunbuenhijodeIsrael.—Sinolaambición,puedeserlavenganza.—¡Lavenganzaeslaleydeljudío!—Hasta los perros y los camellos recuerdan las injusticias —intervino
nuevamenteIlderim.—AlgopuedehacerseentantollegaelRey.Déjameamíquesigacuidando
dequelafuentedetufortunanoseseque.Dirígetetú,¡ohamomío!,aJerusalény desde allí al desierto, a fin de organizar a los hombres de armas de Israel.Llámales por centurias, escoge capitanes, ejercítales en las armas y procuraalmacenarlasensitiossegurosysecretos.EmpiezaporPerea;veluegoaGalileaydeallíestarásaunpasodeJerusalén.DesdePereatendrásaIlderimalalcancedelamano.Élesdueñodeloscaminosyte informarádetodoloqueenellosocurraypase.¿Quécontestas,miamo?
—Pienso que las puertas por donde entré a mi hogar se cerrarán parasiempre. Roma no me perdonará, y sus secuaces me perseguirán; las tumbascercadelasciudadesylascuevasdelosmontesseránmiúnicamorada.
UnsollozodeEsthercortólaspalabrasdeljovenBen-Hur.Todosvolvieronel rostro hacia ella, quien ocultó el suyo en el pecho de su padre. Simónides,conmovido,abrazóasuhijadiciendo:
—Perdona,notuveencuentatupresencia.—Dejadla.Unhombrepuedesoportarmejorsusuertesihayalguienquese
compadezcadeél.Dejadqueconcluya.Todoslospresentesvolvieronaprestaratencióna laspalabrasdeBen-Hur,
queprosiguió:—Puestoquenohayopciónparamí,mepondréinmediatamenteacumplir
lo que habéis asignado, ya que el permanecer aquí es esperar una muerteinnoble.
—¿Esprecisoqueelcompromisoqueahoracontraemossehagaconstarporescrito?
—Convuestrapalabrabasta.—Asíopinoyotambién—dijoIlderim.—Lodicho,dichoestá—añadióBen-Hur,cerrandodeestasencillaformael
convenioqueibaacambiarporcompletoeldestinodesuvida.—¡QuenuestroDiosnosayude!—dijoSimónides.—Sólounacosamás,queridosamigos.Esmideseopermanecerlibrehasta
pasados los juegos. Antes de siete días Messala no recibirá contestación deGraco,yparamíseráunplacerencontrarleenelcirco,apesardequeenelloarriesguelavida.
—Estos siete días me servirán para arreglar los bienes que segúnme hasdichotehalegadoArrio.¿Sonbienesinmuebles?
—UnacasadecampocercadeMisenoyvariasmásenRoma.—Miproposiciónesquelasvendas.Yocolocaréelproductoensitioseguro.
Entrégameunarelacióndetodoparaqueyopuedadisponerlodelaformamásconveniente.
—Mañanamismoteentregarélarelaciónquemepides.—Bien.Creoquenohaymásque tratar, por loquepor estanochehemos
concluido. Ofrécenos más pan y vino, hija mía. Ilderim nos proporcionará elhonordetenerlecomohuéspedhastamañanaohastaquelodesee.Encuantoati,amomío…
—HedevolveralhuertodelasPalmeras.Tengoquesacarmiscaballosyaestahoradifícilmentemedescubriráelenemigo.
Apenas había amanecido cuando Ben-Hur y Malluch descabalgaban a laentradadelatienda.
9
Al anochecer del día siguiente Ben-Hur contemplaba desde la azotea delalmacénunnavioque levabaanclas,enelque ibaunpasajeroautorizadoparadisponer y ordenar libremente los bienes heredados deArrio.Al lado de Judápermanecía Esther, los dos en silencio, admirados por el espectáculo ofrecidopor la luz de las antorchas que alumbraban a los cargadores y les daban enocasionesaspectosdegeniosdealgúncuento.
Ben-Hurparecíaensimismado,pensandoquizásentodoloqueibaaperder,él que disponía de riquezas, juventud, salud. Una voz interior le inducía arechazarlaspropuestasdeSimónides,diciéndolequesuporvenirestabajuntoaladulceEsther.
—¿HasestadoenalgunaocasiónenRoma?—preguntóaEsther.—No.Creoademásquenohabríadegustarme.—¿Quémotivostienesparaello?—Nosé.Romameinfundepánico—fuelacontestacióntenuedeella.AlmirarlarecordóelfatalaccidenteocurridoconGraco.Tirzah,suhermana,
permanecíaenaquellaocasión tambiénasu lado.Talpensamiento le inclinóasermásafectuosoconEsther.
—Cuando pienso en Roma, me imagino a un monstruo devorador dehermosos paisajes, que atrae a los hombres para conducirlos a la ruina y a lamuerte.
—Sigue—solicitóBen-Hurcuandolajovenhuboenmudecido.—Habiendo sobrevivido a tanto infortunio, ¿por qué has de enfrentarte a
ella? ¿No sería mejor que vivieras tranquilo, disfrutando de lo mucho queposees?
—¿Quédeseasquehaga?
—¿EsmuyhermosalapropiedadqueArriotelegóenRoma?—Muy hermosa en verdad—contestóBen-Hur—. Está rodeada de bellos
jardinesy frondosasalamedas.Niaun lavilladelcésarpuedecompararsea lamía.
—¿Esapaciblelavidaallí?—HabiendomuertoArrioyestandoyoaquí,nohaynadacomparableconla
quietudqueenestosmomentosdebederodearlavilla.¿Porquétalespreguntas,mibuenaEsther?
—¡Mibuenamo!—Llámamehermano,Esther,oamigo;peronoamo,cosaquenodeseoser.Por causa de la oscuridadBen-Hur no pudo darse cuenta del rubor de su
compañera,nitampocodelbrillodesusojos.—Nocomprendocómo,pudiendovivirtranquilo,prefieres…—La sangre y el exterminio—dijo él terminando la frase inconcluida de
Esther—.CorreríalosmismospeligrosenRoma,yquizásmás,todavezquenosabría de dónde podría venir lamuerte ni en qué forma.Dudo que la paz delMundo se haya hecho paramí. No puedo disfrutar de ellamientras ignore lasuertedemifamilia.Porotrolado,¿nohedecastigaratodosloscausantesdelmalquesobremíymifamiliahacaído?Imposibleseríavivirtalcomotúdicessinquelaconcienciamereprochasemifaltadevalor.
—¿Nohaynadaquenosotrospodamoshacerparamitigar tudesdicha?—dijoEsther.
—¿Tantapreocupaciónsientespormí?—contestóBen-Hurmientrasoprimíaentresusmanosunadeella.
—Sí—fuelarespuestadelajoven.AlsentirqueEsthertemblaba,Ben-Hurrecordóa laegipcia, tanseductora,
bella,insinuante.Besólamanoqueoprimíaydijo:—Túserásparamícomounasegundahermana;igualqueTirzah.—¿Quiénesella?—La hermana que los romanos me robaron, y a quien debo encontrar si
deseoalcanzarladichacompleta.La conversación fue interrumpida por la llegada deSimónides, a quien un
criadollevabaempujandosusillón.Los tres contemplaron la partida del barco, mientras en el corazón de
Ben-Hursehacíaporcompletolaluz:sededicaríaporenteroalacausadelReydelquetantolehabíahabladosufielamigoSimónideselcomerciante.
10
Ilderimhabíaencerradosuscaballosenun«khan»cercanoalcirco.Conélhabíallevadoasuscriados,hombresdearmas,camellos;todoloqueposeía.Cuandollegaraelnuevodíaestaríacercadesuverdaderapatria,eldesierto.
Judá y él no dabanmás valor aMessala del que tenía. Creían que no lesperseguiría hasta después de la carrera en el circo. Si Ben-Hur le vencía, elvengativo romano no esperaría a la contestación de Graco. Por ello decidióponerselejosdelalcancedesuenemigo.
Malluchlesesperabaenelcamino,ynodabamuestrasdeestarenelsecretodeJudáhabladonochesantesenlacasadeSimónides.Cuandollegaronjuntoaélelfieldependienteentregóunpergaminoaljeque,mientrasdecía:
—Porestaproclamaqueteentregoverásquetuscaballoshansidoadmitidosenlacarrera,asícomoelordenqueseguiránlosespectáculos.
MientrasIlderimleíalaproclama,MalluchsedirigióaBen-Hurdiciendo:—NadaseopondráatuluchaconMessala,hijodeArrio.Igualquetú,élha
llenadotodaslascondicionesnecesarias.Todo,pues,estáenregla.TucoloreselblancoyeldeMessalaoroyescarlata.Hepuestomilsidosadisposicióndeunamigoqueestarácercadelcónsul,conelfindequeadmitalasapuestasdetresporuno,ocincoadiez.
—Bien,fielMalluch.Hayunromanoquesóloapostaráenmonedaromana.Procuraverleestanocheyponasudisposición lossesterciosque teparezcaafindequebusqueapuestasconMessala.Quieroqueestécentradoennosotrostodoelinterésdelalucha.Sideseascomplacerme,Malluch,debeshacertodoloposibleparaque el público advierta conclaridad laoposición entreMessalayyo.
—Cosafáciles,ciertamente.
—Puesnodejesdeponerloenpráctica.—Sitodaslasapuestassonaceptadas,tantomejor.—Con todo, no ascenderán a todo lo que me ha robado. Debo además
doblegar suorgullo, quebrantarlo, herirlo.Nocreoquenuestropadre Jacob seofendiera por ello. Si el caso llega, haz las apuestas hasta con talentos.Diez,veinte,cincuenta…
—Sumasenormes;debotenergarantías.—Tendrástodaslasqueprecises.VeaveraSimónidesydilequeasíesmi
deseo.Dilequenoquierodejarperderestaoportunidad.Además,anuestroladoestáelDiosdenuestrospadres.Nopierdastiempo,buenMalluch.
—Antes de partir —dijo Malluch— quiero hacerte saber que alguien hatomadolasmedidasdelcarroqueutilizaráMessalayhacomprobadoqueelejeesunpalmomásaltoqueelquetúutilizarás.
—¿Un palmo?—dijoBen-Hur, en una explosión de alegría—. No quierodecirtenadaahora,Malluch;sóloqueconsigasunasientoenlagaleríasobrelapuertadelTriunfo, cercanoalbalcónquehay frentea lospilares,ymiresconmuchaatención.
EnaquelinstanteseacercóeljequeIlderim,conlaproclamaenlamano,yseñalólasúltimaslíneas.
—¿Quéesesto?Léelo,Ben-Hur.AsílohizoJudá.Enelpergaminopudoleertodoelprogramadelafunción:
unaprocesióndeinusitadoesplendor;loshonoresaldiosConso;carreras;saltos;pugilatos.Encadaespecialidadsedabacuentadelosnombresyciudadesdelosparticipantes. Se indicaban también los premios en litigio. ¡Cuán lejos seencontrabanya aquellos tiempos enque los romanos se conformaban conunacoronadelaurel!
LaatencióndeBen-Hursecentróenlascarrerasdecuádrigas.EldirectordelosjuegosprometíaalgonuncavistoenAntioquía.Lospremiosascendíanacienmilsesterciosyunacoronadelaurel,yeranseislosparticipantes.
Sólosepermitíalaparticipacióndecarrosdecuatrocaballos,yparamayoralicientedebíancorrertodosalavez.Ladescripcióndelascuádrigaseraasí:
La deLisipo, deCorinto.Corrió el año pasado enAlejandría y luego enCorinto,endondefuevencedor.Estabacompuestadedostordos,unbayoyunnegro.Auriga:Lisipo.Color:amarillo.CuádrigadeMessala,deRoma;dosblancosydosnegros.Vencedorenlos
juegos circenses celebrados en el circo Máximo el año pasado. Auriga:Messala.Color:escarlatayoro.CuádrigadeCleanto,elateniense;trestordillosyunbayo.Vencedorenlosjuegosístmicosdelañoúltimo.Auriga:Cleanto.Color:verde.CuádrigadeDiceo,elbizantino;dosnegros,untordoyunbayo.GanóesteañoenBizancio.Auriga:Diceo.Color:negro.CuádrigadeAdmeto,deSidonio;tordosloscuatro.HacorridodurantetresañosenCesárea,ganandosiempreelpremio.Auriga:Admeto.Color:azul.Cuádrigade Ilderim, jequedeldesierto.Todosbayos.Correnporprimeravez.Auriga:Ben-Hur,judío.Color:blanco.
¿QuésignificabaelnombredeBen-Hur,judío,enlugardeArrio?EnelloseveíalamanodeMessala,conclusiónalaquellegaronBen-Huryeljeque.
11
Cuando apenas había caído la noche sobre Antioquía, grandes multitudes degentes seentregabanalcultodeBacoyApolo.Senotabaciertaparticularidadentre las diferentes razas que discurrían por las grandes vías cubiertas. Todosusaban los colores de las cuádrigas que al día siguiente tomarían parte en lascarreras. Entre todos ellos predominaban tres colores: el verde, el blanco y elescarlata-oro.
En el interior del palacio de la isla podía verse el espectáculo habitual: lajuventudpatricia y oficial romana; los jugadores de azar; los perezosos en losdivanes.Enresumen:tedioyaburrimientopordoquier.Sustablillasestánllenasdeapuestassobretodaslascompeticionesmenoslacarreradecuádrigas,yaqueningunosequierearriesgarenapostarencontradeMessala.Enelsalónsóloseve el color escarlata-oro. Y nadie duda de la victoria del romano, que seencuentraenundivánrodeadodesusadmiradoresysecuaces,queleagobianapreguntas:
EntranenaquelmomentoDrusoyCecilio.EljovenpríncipeseechaalospiesdeMessaladiciendo:—¡PorBaco,quemeencuentrocansado!—¿Dedóndevienes?—preguntaMessala.—Delascalles;deOnfaloydemásallá.Nuncahevistotantagente.Dicen
quemañanaveremosalMundoenteroreunidoenelcirco.—¿Yquéhasencontradoenellas,Druso?—Nada.—PorlovistoDrusonotieneganasdedivertirse—intervinoCecilio—.Pero
yosí.Hemosencontradoaunhombreconmenoscarneensucaraqueunapica,que…¡Ja,ja,ja,ja!,quehaapostadoporBen-Hureljudío.Yolepregunté…¡ja,
ja,ja!Perdona,Messala,quelarisameimpidacontinuar.—Terminadehablar.—Apostóunsiclo.—¿Un siclo? —dijo alguien mientras todos los reunidos alrededor de
Messalaprorrumpíanencarcajadas.—¿YquéhizoDruso?—quisosaberMessala.—Puesguardarsustabletasyperderunsiclo.Enaquelmomentoalguiengritó:—¡Unrepresentantedelcolorblanco!¡Unblancoaquí!—¡Queentre!¡Quevenga!¡Poraquí!¡Dejadlepasar!Exclamaciones análogas podían oirse por toda la asamblea, mientras los
jugadores abandonaban los juegos, los dormilones despertaban y todos selanzaban hacia donde el recién llegado se encontraba, con las tablillas de lasapuestasenlamano.
—Yoteofrezco…—Yyo…—Yyo…—Yyo…El llamado blanco era el judío que había acompañado a Ben-Hur desde
Chipre.Habíaentradoenelsalónconmuchatranquilidad,dirigiéndosealamesacentral;ydespuésderecogersumantoconsolemnidadgritó:
—¡Yoossaludo,misnoblesromanos!—¿Quiéneselquecontantodesparpajohabla?—quisosaberDruso.—Un perro de Israel llamado Sanbalat; vive en Roma y posee inmensas
riquezas.Elpersonajeasítratadohablaba:—Estoy aquí dispuesto a sacrificarme a apostar. Vamos al grano: ¿qué
apuestas queréis hacer? Os ruego prisa, ya que tengo un compromiso con elcónsul.
—Tresauno.—¿Solamentetres?—Cuatro,pues—dijoalguienheridoporlainsolenciadeSanbalat.—Cinco,dadmecinco;cincoauno.Unprofundosilencioseadueñódelamultitud,rotodenuevoporlavozdel
judío,quedecía:—Elcónsulmeespera…Despachadaprisa.
—Yoteofrezcocinco.EraMessalaquienhablaba.—¿Tú,poseedordelespírituprecisoparasustituiralcésarsimuriese?Túme
ofrecerásseisanodudar.—Seanseis,siasíloqueréis—respondióMessalallenodeorgullo.Concertadalaapuesta,Sanbalatextendióunescritoquedecía:
Memorándum.Carreradecuádrigas.Messala,deRoma,enapuestaconSanbalat,tambiéndeRoma,afirmaquevenceráaBen-Hur,eljudío.Importedelaapuesta:veintetalentos.VentajasparaSanbalat:seisporuno.
TestigosSANBALAT
UnavezqueSanbalatleyóelmemorándumseadueñódelasalaelsilencio,rotoal finporMessala,queobligadopor lasmiradasde lospresentesa tomarunadeterminaciónyfirmardijo:
—¿Cómoséquetúeresdueñodeveintetalentos?Damepruebadeello.Sanbalat extrajo un pergamino y se lo ofreció aMessala al tiempo que le
decía:—Túmismopuedesleerlo.—«Elportador,Sanbalat,deRoma—leyóMessala—,tieneenmipoderya
suordenlacantidaddecincuentatalentos,monedadelcésar.Simónides».Llenadeasombro,laconcurrenciaexclamabaunayotravez:—¡Cincuentatalentos,cincuentatalentos!Drusoquisocontrarrestarelgolpedeefectodadoporeljudíodiciendo:—¡Únicamenteelcésarpuededisponerdecincuentatalentos!¡Estejudíoes
unembustero!¡Fueraconél!—Tú, perro circunciso: te apostaba veinte talentos, pero ahora te ofrezco
cinco,enlamismaproporcióndeseisauno.Escríbeloasí.Despuésderectificadoelmemorándum,Sanbalatretó:—Apuesto cinco talentos contra cinco talentos a que el blanco vence. ¡Os
desafíocolectivamente!—¡Acaba ya, insolente!—gritó Druso—. Deja ya escrita la apuesta; y si
mañanaconfirmoquedisponesdetantodinero,tedoymipalabradeadmitirla.
AquellamismanochecorrióportodalaciudadlahistoriadelasprodigiosasapuestasydelarivalidadentreMessalayBen-Hur,quiendurmiótodalanocheconunsueñoprofundo.
12
El circo de Antioquía se hallaba en la orillameridional del río, precisamenteenfrentedelaisla,ypresentabaladisposiciónqueporlogeneralofreceelplanodeestosedificios.
Según la costumbre imperial romana, los juegos eran una concesión alpueblo,yporconsiguientetodospodíanasistir.Poreso,apesardesertangrandelacapacidaddesemejantesedificios,muchoantesdelanochecerdeldíaanterioralosjuegoslamultitudocupabalosalrededorescomounejércitoacampado.
Amedianoche seabrían todas laspuertasy lasgentespasabanaocupar lapartequelesestabaasignada,paradesalojarlasdelacualhubierasidoprecisounterremotoounejércitoarmadodelanzas.Echabanunsueño,sipodían,sobrelosbancos, hasta que llegaba el día, y almorzaban allí. Cuando el espectáculoempezaba,selesencontrabatanávidosdeveryoircomosiestuvieranfrescosybienreposados.
Losdeclaseacomodadateníansusasientosfijosreservadosysolíandirigirsealcircoaprimerahoradelamañana:losmásricosprocurabandistinguirseporlariquezadesusliterasoporelséquitodecriadosysiervosquelesseguían.
En el preciso instante en que el gnomon del reloj del sol de la ciudadelamarcabalasdosymedia,unalegión,conarmaduracompletaydesplegandosuságuilas y estandartes, bajaba del monte Sulpio; y cuando la última cohortedesaparecía en el puente podría decirse que Antioquía quedaba literalmenteabandonada;noporqueelcircocontuvieseatodalapoblación,sinoporqueéstalahabíaabandonadopara,porlomenos,presenciarelespectáculoqueofrecíanlosalrededores.
Enlamargendelríounagranmuchedumbrepresenciabaelmomentoenqueel cónsul abandonaba la isla, en una barca del Estado, y era recibido por la
legión,espectáculoqueporalgúntiempoatraíatodaslasmiradas.Alahoraterceraestabaelcircollenoyuntoquedeclarinesimponíasilencio
anunciandoelprincipiodelespectáculo.Lasmiradasdemásdedoscientosmilespectadores se dirigían hacia un cuerpo del edificio que formaba el costadooriental.
Allí un basamento se abría en ancha puerta de arco; era la PuertaMagna,sobre la cual seencontrababastantealtauna tribunamagníficamentedecoradaconlasinsigniasyestandartesdelalegión,latribunadehonor,dondeenlugarpreferentesesentabaelcónsul.AambosladosdelaPuertaestabanlascuadrasllamadascárceles,protegidaspormacizasverjasdehierrosoldadasalospilares.Sobre estas cárceles corría una comisa coronada por una fuerte balaustrada,detrás de la cual empezaba una gradería que se elevaba en anfiteatro, lugardestinadoalosdignatarios,ataviadosconesplendidez.Aquelcuerpodeedificioocupabatodalaanchuradelcircoyestabaflanqueadodetorresque,ademásdedarlegracia,servíanparamantenerlosvelaría;esdecir,losdoselesotoldosdepúrpuraqueprocurabanfrescuraaaquellaparteenlomáscalurosodeldía.
A derecha e izquierda de la tribuna del cónsul se hallaban las entradasprincipales,muyamplias,protegidasporpuertasdehierroqueseabríanen lastorresdelosladosdelatribuna.
La palestra era una superficie llana, de extensión considerable, cubierta defina y blanca arena, donde se verificaban todos los juegos, excepto el de lascarreraspedestres.
Nomuylejosdela tribunaselevantabaenlaarenaunpedestaldemármolquesoportabatrespilaresbajosycónicos,depiedragris,ricamenteesculpidos.Todas las miradas se dirigían en los momentos decisivos hacia ellos, porquemarcabanlaprimerameta,elprincipioyfindelacarrera.Detrásdeestepedestalseveíanunaltaryunpequeñopasaje.
Lasparedesquelimitabanlaarenaformabanunmurolisodequinceoveintepies de alto, con una balaustrada encima semejante a la que coronaba lascárceles,Aquelbalcón,quedabalavueltacompletaalcirco,sóloestabacortadoen tres puntos, para permitir la entrada o salida: dos alNorte y uno alOeste,llamadoPuertadelTriunfo,porque,terminadoelespectáculo,salíanporellalosvencedores,coronadosyacompañadosdeunaescoltatriunfal.
Al extremo opuesto de la tribuna consular el balcón, como la muralla,tomaba la forma de un semicírculo, sobre el cual se levantaban dos grandesgalerías.
Detrás de la balaustrada, a un lado del circo, se hallaba la primera fila deasientos; desde ella se levantaban los siguientes en forma de anfiteatro. LasgaleríasdelOesteestabanocupadasporelvulgo.
Suenan las trompetas y la multitud, inmóvil, guarda un profundo silenciopresadeintensointerés.
Entrecantosymúsicaaparecepor laPuertaMagnaelcorodelaprocesiónconque se abren los juegos.El directory las autoridades cívicasde la ciudadabren lamarcha, vestidos con largas túnicas y guirnaldas en la cabeza.Luegosiguen los dioses, algunos en andas, otros en grandes carros de cuatro ruedasricamente decorados; detrás van los campeones, en las ropas con que han detomarparteenelespectáculo.
Lasaclamacionesylosaplausosdelamuchedumbreagitadasedejanoirenelámbitodelcirco,yeldirectorysusadjuntossaludanalpúblicoentusiasmado.
Larecepcióndelosatletasesaúnmásapasionada,porqueapenassecuentaenelconcursoquiennohayaapostadoporsufavorito.
Alesplendordeloscarrosyalabellezadeloscaballosydesusarnesesseune la apostura y elegancia de los aurigas, vestidos con túnicas cortas sinmangas, de lana fina, con los colores señalados en el programa.Cada cual vaacompañado de un jinete, excepto Ben-Hur, que, por desconfianza sin duda,prefiereirsolo;además,todosllevanyelmoexceptoél.
Cuandopasanantelasgraderíaslosespectadoresselevantanensusbancosyseelevaun inmensoclamor,enelquesedistingue laagudaentonaciónde lasmujeresydelosniños;almismotiempounaverdaderalluviaderosascaesobreloscampeones,amenazandollenarlascuádrigas.Hastaloscaballosparticipandelaovación,ysepuedeasegurarquenotienenmenorconscienciaquesusamosdeloshonoresquereciben.
Pronto se hizo patente el favor que gozaban del público algunos de losaurigas. Veíase en las graderías que casi todos los espectadores —hombres,mujeresyniños—llevabanuncolor,porlogeneralunacinta,queclavabanenelpechooseponíanenlacabeza.Habíamuchasverdes,amarillasyazules,peropredominabanloscoloresblancoyelescarlataconoro.
Sielbizantinoyelsidonioteníanpocosseguidores,eraporquesusciudadesrespectivasteníanescasarepresentaciónenlosbancos.Porsupartelosgriegos,aunquemuynumerosos,estabandivididosentreelcorintioyelateniense,yporestacausaabundabanpocoelverdeyelamarillo.
ElescarlatayorodeMessalanohabríapredominadotantosiloshabitantes
de Antioquía, proverbialmente serviles y cortesanos, no hubieran adoptado elcolordesusamos,Loscampesinos, lossirios, los judíosy losárabes,enparteporlafequelesinspirabanloscaballosdeljeque,ysobretodoporsuodioalosromanos, a quienes deseaban con ardor ver vencidos y humillados, eran delpartidoblanco,quizáselmásnumerosoy,deseguro,elmásruidoso.
El interés y el entusiasmo llegó almás alto grado en la segundameta, endonde, especialmente en las graderías, el color blanco dominaba; el puebloarrojótodassusfloresyatronóelaireconsusgritos:
—¡Messala!¡Messala!—¡Ben-Hur!¡Ben-Hur!Cuando el desfile hubo terminado los partidarios volvieron a sentarse y
continuaronsusconversaciones.—¡Ah, por Baco! ¡Qué hombre tan hermoso!—exclamó unamujer, cuyo
romanticismoserevelabaporloscoloresqueflotabandesuscabellos.—¡Yquécaballos!—añadióunvecinoquellevabaunainsigniadelmismo
color.—Tododeoroymarfil.¡Júpiterpermitaquegane!Lanotadominanteenelbandodeatráseramuydiferente.—¡Ciensidosporeljudío!—gritóunavozaguda.—Noseas tan impresionable—ledijounamigoquepretendíacalmarle—.
Los hijos de Jacob no sonmuypartidarios de los espectáculos gentiles, que amenudosonmalditosalosojosdelSeñor.
—Esverdad.Pero¿hasvistonuncaunhombremásserenoymásfrío?—¡Yquébrazo!—¡Yquécaballos!—añadióuntercero.—Yasegurantambién—dijouncuarto—queconocealdedillolasargucias
yestratagemasdelosromanos.Unamujercompletóelelogio.—Sí;yesmásguapoqueelromano.Asíapoyado,eljudíogritódenuevo:—¡Ciensidosporelhebreo!—¡Cállate,imbécil!—leincrepóunodeAntioquía,desdeunbancoalgomás
separadoydelantero—.¿Nosabesquehanapostadocincuentatalentoscontraél,aseisporuno,enfavordeMessala?
—¡Guárdatetussidos,noseaquevengaAbrahamycargueconellos!—Oye, tú, ¡asno de Antíoco! Cesa ya de rebuznar. ¿No sabes que es el
mismoMessalaquienlosjuega?Asíseelevabandisputasportodaspartesyseentablabancontroversiasque
nosiempreacababanbien.Cuando terminó,al fin, lamarchay laprocesióndesapareciópor laPuerta
Magna,Ben-Hurcomprendióquehabíalogradosudeseoferviente.TodoelOrienteteníafijossusojosensurivalidadconMessala.
13
Acosade las tres de la tarde, hablando según el estilo de nuestra época, sóloquedabadelprogramalacarreradecuádrigas.
Hubo un descanso entre la primera y segunda parte del espectáculo. Depronto,aunaseñaldeldirectordelosjuegos,seabrieronlaspuertasycuantospudieron se apresuraron a salir de los pórticos, donde se habían establecidovendedores de comestibles de toda clase. Los que permanecían sentadosbostezaban,charlaban,consultabansus tabletasy,olvidadasya lasdiscusiones,no quedaban más que dos clases: la de los que ganaban, que se mostrabancontentosysatisfechos,yladelosqueperdían,quefruncíanelceño.
Sin embargo, quedaba una tercera clase: espectadores que sólo deseabanpresenciar la carreradecuádrigasy seaprovechabandel intervaloparaocuparsus asientos sin incomodar a nadie. Entre ellos estaban Simónides y susacompañantes,cuyosasientossehallabancercadelaentradaprincipaldelladoNorte,enfrentedelcónsul.
Cuando cuatro robustos criados atravesaron la gradería llevando alcomerciante en su sillón se produjo un movimiento general de curiosidad.Quienesleconocíanpronunciabansunombre,Losqueseencontrabancercalooyeronylotransmitieronalolargodelosasientos,haciaelOeste,yprontoelpúblicoempezóaponersedepie en losbancosparaver alhombredelque secontabaenAntioquíaunahistoriafabulosa.
Ilderimfueigualmentereconocidoyaclamado;peronadiesupoquiéneseranBaltasarylasdosmujerescubiertasdevelos.
Elpueblolesabríapasoconrespetoylosacomodadoreslescolocaronenlaprimera fila, detrás de la balaustrada que daba a la arena, donde se sentaronsobrealmohadonesyapoyaronlospiesentaburetes.
LasdosmujereseranIrasyEsther.Despuésdeacomodadas,lasegundadirigióunamedrosamiradaalapistay
alasgaleríasycerrómásaúnelveloquecubríasurostro,mientraslaegipcia,dejandocaersobreloshombroselveloquelacubría,sedejócontemplarymirólaescenaconlaaparenteindiferenciaconquelasmujeresacostumbradasaltratosocialacogen,comosinoloadvirtieran,lasmiradasquesedirigenhaciaellas.
Entretantounoscriadosdelcircocomenzarona tenderunacuerdablancaatravés de la arena, de balcón a balcón, enfrente de los pilares de la meta departida;yotrosseis,quesalierondelaPuertaMagna,secolocaronantecadaunade las células o cárceles ocupadas por las cuádrigas. Por todas las galerías selevantabagranvocerío:
—¡Mirad,mirad!¡Elverdeocupaelnúmerocuatrodeladerecha!¡Alláestáelateniense!
—YMessala,sí,elnúmerodos.—Elcorintio…—¡Mirad el blanco! Ahora cruza por delante de todos, se detiene; es el
númerouno,elúltimodelaizquierda.—Noeselnegroelquesedetieneallí;elblancoeselnúmerodos.—Sí,esverdad.Los seis porteros vestían el color correspondiente al auriga a quien les
correspondíaabrirlapuerta;yasí,cuandocadacualsesituóensupuestovieronenquécélulaestabaencerradocadaunodelosseiscompetidores.
—¿NohasvistonuncaaMessala?—preguntólaegipciaaEsther.La judía se estremecióal responder conunanegativa.Si el romanonoera
enemigodesupadre,loeradeBen-Hur.—¡Es un hermosoApolo!—exclamó Iras, y sus grandes ojos brillaron al
moversuabanicoincrustadoenpedrería.Estherlamiró,pensando:«¿EsacasotanbellocomoBen-Hur?».EnaquelmomentooyóqueIlderimdecíaasupadre:—Sí,sucéluladebedeserelnúmerodos.YsuponiendoquehablabandeBen-Hur,susojossevolvieronhaciaellos.Allanzarunarápidamiradasobrelaenrejadapuertasecerrómásaúnelvelo
ymusitóunacortaoración.EnaquelmomentoSanbalatseacercabaalgrupo.—Vengo precisamente de las cárceles, ¡oh jeque! —dijo, saludando con
gravedadaIlderim,queempezabaamesarselabarbamientrassusojosbrillaban
conávidacuriosidad—.Loscaballosestánenperfectoestado.Ilderimreplicó:—Si son derrotados, ruego a Dios que no seaMessala, por lo menos, su
vencedor.VolviéndoseluegoaSimónides,Sanbalatsacóunatabletaydijo:—Te traigo algo interesante. Ya recordarás, supongo, la apuesta cruzada
anocheconMessalaylaqueteanunciéquequedabapendiente;lacual,sialfineraaceptada,meseríaentregada,firmadaya,antesdelacarrera.Aquíestá.
Simónidestomólatablillayleyócuidadosamenteelmemorándum:—Sí—dijo—:suemisariovinoapreguntarmesiteníatantodinerotuyoen
micasa.Conservabienestatableta.Sipierdes,yasabesloquehasdehacer.Siganas—surostroexpresóunagrandureza—,siganas, ¡ohamigo!, tenmuchocuidado. ¡El firmante querrá escapar! ¡No lo abandones hasta que suelte elúltimosiclo!¡Estoesloqueellosharíanconnosotros!
—Tenconfianzaenmí—replicóSanbalat.—¿Noquieressentarteconnosotros?—lepreguntóSimónides.—Eresmuyamable—replicó—;perosiabandonoalcónsul,lajovenRoma
queleacompañalotomaráamal.Lapazseaconvosotros.Terminóelintermedio.Losclarinesdieronuntoque,yaloirloacudieronlos
quehabíanabandonadosusasientosconelfindeocuparlosdenuevo.Algunoscriados del circo treparon al muro divisorio y se dirigieron a la extremidadoccidental,cercadelasegundameta:colocaronsietebolasdemaderasobreuntablado,mientrasotroscriadosponíanenotrotabladoanálogo,alotroextremo—es decir, cerca de la meta primera—, otras siete piezas de madera querepresentabandelfines.
—¿Qué piensan hacer de esas bolas y de esos peces, jeque? —preguntóBaltasar.
—¿Nohaspresenciadonuncaunacarrera?—Nuncahastaahora;yaúnnoséporquéestoyaquí.—Sonparallevarbienlacuenta.Alfinaldecadavuelta,veráscómoechan
abajounabolayundelfín.Lospreparativosestabanyahechos;a indicacióndeldirector,un trompeta,
en traje de gran gala, dio la señal del comienzo. El movimiento y lasconversacionescesaronalinstante.TodaslasmiradassedirigieronhaciaelEsteyseclavaronenlasseispuertasquecerrabanlasseiscélulasdeloscampeones.
Un leve carmín, que coloreó lasmejillas deSimónides, dio prueba de que
tambiénélsedejaballevardelaexcitacióngeneral.Ilderimseacariciabarápidaynerviosamentelabarba.
—Miraahoracuandosalgaelromano—dijolabellaegipciaaEsther,quiennisiquieralaoyóporque,consuveloapretadoalacarayconlasmanossobreélcorazón,quelatíaapresuradamente,sóloesperabalaaparicióndeBen-Hur.
Eltoquedelclarínfuecortoypenetrante.Aloirlolosencargadosdedarlasalida,unoporcadacarro,seretirarondedetrásdelpilardepartida,dispuestosaprestarauxilioaalgunadelascuádrigassiparecíamaldirigida.
Sonódenuevoelclaríny,aunmismotiempo,losporterosabrieronlasseisverjas.
Aparecieronprimeroloscincoayudantesdelosconductores,montados.Ben-Hurhabía rechazado aquel servicio.La cuerdablanca fue echada a tierra paraque pasaran, pero fue izada de nuevo a la altura de un hombre. Los porterosaguardaban la señal del palco consular para transmitirla a los conductoresrespectivos.Deprontolosacomodadoresdelagaleríahicieronunaseñalconlamanoylosporterosgritaroncontodassusfuerzas:
—¡Fuera!¡Fuera!Como un huracán, o más bien como proyectiles lanzados de otras tantas
ballestas,salieronlascuádrigas.Enunmomentoelcircoenterosepusoenpie,comoelectrizado,ylosespectadoresllenaronelespaciodeunclamorinmenso.
Aquél era elmomento que tanto y tan pacientemente habían estado todosesperandoydelquetantoseveníahablando.
—¡Ahoraestáallí,allí;mira!—exclamóIras,señalandoaMessala.—Yaloveo—respondióEsther,quenomirabamásqueaBen-Hur.El velo se le había caído sobre los hombros.Por un instante la hebrea fue
valerosa.Acudióasumentelaideadelgozoqueseexperimentaalejecutarunhechoheroicoenpresenciadetantosespectadores;yentoncescomprendiócómoentalesocasionesesposiblequeelalmadelhombre,enelfrenesíporconseguirlavictoria,seburledelamuerte.
Losseiscontrincantesestabanalavistadecasitodoslosespectadores;perolacarrerapropiaaúnnohabíaempezado,pueshabíandetocarlacuerdatendidaenprimerlugar,conelpropósitodeigualareltiempodepartida.Sihubiesesidoarrojada sobre los caballos, habría podido producir una confusión entre loshombresy los animales; porotra parte, si las cuádrigas se aproximaban a ellacontimidez,corríanelalburdequedarseatrásdesdeelprincipiodelacarrera;yademásperdíanlaventaja,siempredisputada,decorrerjuntoalmuró,esdecir,
enlalíneainteriordelapista.Estaprueba,con todossuspeligrosyconsecuencias,erabienconocidadel
público. La opinión del viejo Néstor, manifestada en el momento en queentregabaasuhijo las riendasde lacuádriga,eraverdadera:«Noes la fuerza,sinoelarte,quienganaelpremio:yel ser ligerovalemenosquesercuerdo».Todos esperaban con ansia el resultadode la prueba, que era comoun indiciosobrequiénseríaelvencedor.
Alsalircadaconductormiróalprincipio lacuerday,después, lacodiciadaposiciónjuntoalmuro;así,comosedirigíanlosseisalmismopuntoconfuriosavelocidad,parecíainevitableunacolisión.Peronoeraestotodo.¿Quéocurriríasi, en el último instante, el director de los juegos nodaba la señal de bajar lacuerda?
Lapista teníaunosdoscientoscincuentapiesde longitud.Serequeríavistarápida,manofirmeyjuiciopronto.¡Ah,sisedistraíaunoechandounamirada!¡Sisuentendimientovagabaporotraparte!¡Siseescapabaunarienda!
Lascuádrigasseadelantabanjuntashacialacuerda.Enunmomentodadoeltrompetaqueseencontrabaalladodeldirectordiounvigorosotoque;yaunquelosjuecesnopudieronoirlo,porel inmensoclamoreodelamultitud,vieronlaacciónyaflojaronlacuerdaenelmomentoprecisoenqueelcascodeunodeloscaballosdeMessalalapisóelprimero.
El romano, adelantado, sacudió su largo látigo, aflojó las riendasy conungritotriunfantetomóelpuestocontiguoalamuralla.
—¡Júpiterestáconnosotros!—gritaronlosdelpartidoromanoenelfrenesídelprimertriunfo.
Alpropiotiempolacabezadelleóndebronceconqueterminabaelejedelcarrodelromanoalcanzóunremodelanterodeunodeloscaballosdelatenienseyloarrojósobreloscaballosdelanza.Éstosvacilaron,tropezaronyperdieronlaventajaque llevaban.Millaresdeespectadores,horrorizados,quedaronmudos;sólolosquesesentabanalrededordelcónsulaplaudieron.
—¡Júpiterestáconnosotros!—decíansusamigosalveraMessaladueñodelaposiciónpreferente.
—¡Ganará!¡Júpiterestáconnosotros!—gritóconfrenesíDruso.Consustabletasenlamano,Sanbalatsevolvióhaciaellos;masuncrujido
queprocedíadelapistalecortólapalabraynopudomenosdevolverseamirar.Después de haberse adelantado Mes sala, el corintio era el único que
disputabaalatenienseelderechodepasarprimero,yésteprocurabaconservaral
galope su quebrantada cuádriga. Era fatal que la desgracia lo eliminase de lacarrera.Laruedadelbizantino,queestabamuycercaalaizquierda,chocóconlapiezaposteriordesucarro,ladestrozóymagullólospiesdelateniense.Algocrujió,resonóungritodedoloryderabiayeldesgraciadoCleantecayóbajolospiesdesuspropioscaballos.AnteaquelespectáculoterriblesecubrióEstherlosojos. El corintio, el bizancio y el sidonio pasaron sobre él; Sanbalat miró aBen-HuryvolviódenuevoaDrusoyasufacción.
—¡Ciensesterciosporeljudío!—gritó.—¡Aceptados!—contestóDruso.—¡Otrosciensesterciosporeljudío!—gritóSanbalatdenuevo.Nadie parecióoirle.Gritó denuevo, pero la situación era absorbente en la
pistaynadiepensabamásqueengritar.—¡Messala!¡Messala!¡Júpiterestáconnosotros!Cuandolahebreaseaventuróamirardenuevo,algunoscriadosseocupaban
enarrastrarapresuradamenteloscaballosyeldestrozadocarro;otrosllevabanaCleante, privado de sentido. De todas las gradas donde se hallase un griegobrotaban gritos de execración y de venganza. De pronto vio aBen-Hur, cuyacuádriga corría al ladode la del romano; detrás de ellos, engrupo, seguían elsidonio,elcorintioyelbizantino.
Lacarrerafuedisputadaconardordesdeelprincipio.Loscorredoresponíanen ella toda su alma; millares y millares de personas estaban pendientes delmenordesusmovimientos.
14
Ben-Hur,comohemosvisto,estabaenelextremoizquierdodelosseisalocurrirelaccidenteenlaluchaporelpuestoprivilegiado.Porunmomentoquedó,comolos otros, cegado por la reverberación de la arena; sin embargo, procuró noperderdevistaasusantagonistasyadivinarsuspropósitos.LanzóunamiradaescrutadorasobreMessala,queeraalgomásqueuncompetidorparaél,ylovioimpasible; laaltaneríacaracterísticadelnoblepatricioaparecía,comosiempre,ensurostro,másbelloquizásentoncesacausadelyelmoquerealzabasuvaronilhermosura.Ben-Hur,guiadoporunaimaginacióncelosa,obienporefectodelasombraquesobreelrostrodelromanoextendíasucasco,creyóverreflejadaensusfacciones,comoenunespejo,elalmaenteradesurival;negra,cruel,falaz.Unclimaresueltaatodocontaldeconseguirsuspropósitos.
Ben-Hur sintió afirmarse su resolución de aniquilar a toda costa a suenemigo. Aun a riesgo de su vida, le humillaría. Premio, apuestas, amigos,honores,todoaquelloqueexcitabaalosdemásnoteníaparaélningúninterés;todoseborrabaante su implacablevenganza.Y, sinembargo,nohabíapasiónporsuparte;porlomenosesapasiónqueciega,haceperderlacabeza,aceleralos latidosdelcorazónynubla lavista.No;enélnohabíaningún impulsodeluchacontralafortuna;nocreíaenlasuerte.Habíaformadosuplanfríamentey,confiadoen sus fuerzas, sehabíapuestoa laobracon lamayorminuciosidad;nunca sintiósemás dueño de símismo, jamás se encontrómenos alterado porpasiónalguna.
Al ver en la salida que Messala ocupaba el puesto privilegiado, por unaespeciederápidaeinfalibleintuición,comprendióqueaquélsabíaquecaeríalacuerdaconelfindedarlelapreferencia.¿Quécosamásacordeconelcarácterromano sino que sus compatriotas y amigos procurasen ayudar a Messala,
primeroporelhonornacionalydespuésporqueestabanenjuegosusfortunas?Prudentemente,Ben-Hurnoseobstinóenlucharentalescondicionesycedió
alpuntoelpuestoasurival.Lacuerdacayó,comoyahemosdicho;yalpuntotodas las cuádrigas, excepto la suya, saltaron a la carrera, impulsa dos loscaballos por el látigo. Se inclinó a la derecha y, con toda la velocidad que leofrecían sus corceles árabes, se lanzó tras las huellas de su contrincante,formandounángulosabiamentecalculadoparaperderelmenortiempoposibleyganar el mayor espacio. Así, mientras los espectadores se lamentaban de ladesgraciadelatenienseyelsidonio,elbizantinoyelcorintioseesforzabancontoda su destreza en evitar un choque, Ben-Hur los alcanzó, torció después enotro ángulo igualmentehábil y se situó al fin junto aMessala.Lamaravillosadestreza que demostraba aquella maniobra no escapó a los ojos de losespectadores experimentados. Esther misma, imitando a los demás, palmoteoconalegresorpresa.Sanbalat,sonriente,ofrecíasusciensesterciosporsegundavez, sin encontrar quien aceptase el envite. Y en aquel punto los romanosempezaronasospecharqueMessalahabíaencontradouncompetidortanexpertocomoél,sinomejor.¡Yésteeraunjudío!
Corrieron juntos, con un pequeño espacio entre los dos carros, y seaproximaronalasegundameta.
El pedestal de los tres pilares, visto desde Poniente, aparecía como unamurallaenformadesemicírculo,enexactoparalelismoconlasparedesdelcircoy de la pista.Dar la vuelta era considerado, bajo todos los aspectos, como lapruebamásevidentedelahabilidaddeunconductordecuádriga;enunavueltasemejante cayó Orestes. El interés subió de punto y se produjo un silenciogeneral. Por primera vez pudo oirse el rodar de las cuádrigas, vigorosamentearrastradasporloscaballos,queapenastocabanlaarena.
EnaquelmomentoMessalapareciópercatarsedelapresenciadeBen-Hurysuaudaciasemanifestódeunmodoimprevisto.
—¡Muera Eros y viva Marte!—gritó, y restallando su fusta la dejó caersobreloscuatrocaballosdeBen-Hur,envolviéndolesenunlatigazocomojamáshabían sufrido losgenerosos animales—. ¡MueraErosyvivaMarte!—repitiótriunfante.
Ellatigazofuevistoporlamayoríadelosespectadores,yelasombrosehizogeneral.Siguióel silencio.Detrásdel cónsul losmásatrevidos, temiendoalgoinusitado,contuvieronelaliento.Elresultadonosehizoesperarmuchotiempo.Como una explosión repentina, la indignación popular estalló en un clamoreo
inmenso y prolongado. Lo realizado por Messala era una infamia y unadeslealtadnuncavistaenlosfastosdelcirco.
Loscuatrocorcelesárabes saltaronespantados.Hastaentoncesnadiehabíapuestolasmanossobreellossinoparacolmarlosdecaricias;fueroncriadosporel cariño de su amo, y su confianza en la bondad del hombre era absoluta,ofreciendo a éste la más admirable lección. ¿Qué habían de hacer seres tanmimadosbajountratotanindignosinosaltarcomosisevieranacosadosporlamuerte?
En un solo impulso se precipitaron, arrastrando consigo el carro como sifuera una pluma. Llegada la ocasión, toda experiencia es útil. ¿Dónde pudoadquirirBen-Hur aquellamano, aquellapoderosa fuerza, aquel puñodehierroque ahora lehabía servidodemodo tan cumplido? ¿Dónde sinomanejandoelremoenluchaconstanteconelmar?¿Yquéfueparaélaquelbruscosaltodesucuádriga, salto quehubiera derribado a otro cualquiera quenohubiera sufridoloscontinuosvaivenesdeunagalerajuguetedelasolas?
No perdió su puesto; dio libre rienda a la cuádriga y, con voz llena decaricias,procurócalmaraloscorceles,tratandosólodeguiarlosenlapeligrosavuelta;yantesdeque la fiebrepopularempezaraadecrecerhabíaconseguidohacersedenuevodueñodeellos.Ynosóloesto, sinoquealaproximarsea lameta de partida Ben-Hur había recobrado su posición al lado de Messala yatraídolasimpatíayadmiracióndetodoelquenoeraromano.
Messala, a pesar de su osadía, no creyó oportuno ni seguro burlarse porsegunda vez del público, que con tanta claridad había demostrado su simpatíaporeljudío.
EstherpudoverlafrentedeBen-Hurcuandoloscaballosdabanlavueltaalameta.Viodellenosurostro,unpocopálido,noblementeerguido,peroserenoyhastaplácido.Sediocuentadequesólopensabaenlalucha.
Terminada la primera vuelta, un criado bajó una de las bolas de madera,mientrasenelotroextremobajabanunodelosdelfines.
De igual forma, en la segunda vuelta, dejaron caer la segunda bola y elsegundodelfín,ylomismolatercerabolayeltercerdelfíndelaterceravuelta.
Enlacuarta,Messalaconservabaaúnel ladointerioryBen-Hur todavíasemanteníajuntoaél,mientraslosotrostrescompetidoreslesseguíancomoantes.La lucha tenía el aspecto de una de aquellas dobles carreras tan populares enRomaduranteelmandatodelúltimocésar.
El sidonio consiguió ponerse al lado deBen-Hur en la quinta vuelta, pero
prontoperdióaquel lugar.Lasextacomenzósinuncambiodeposiciónen loscontendientes.
Sin embargo, había ido aumentando de modo gradual la velocidad de loscaballos y se había calentado y exaltado la sangre de sus conductores, quesentían acercarse el momento decisivo. Hombres y bestias conocían que eranecesariodesplegarenlaetapafinalelesfuerzosupremo.
Elinterésquecasidesdeelprincipiosehabíaconcentradoenelromanoyeljudío, con profunda y general simpatía por este último, parecía trocarse enansiedadydesaliento.Losespectadoresseinclinabanhaciaadelante,inmóviles,siguiendoansiosa,penosamente,alosaurigas.IlderimseolvidabademesarselabarbayEstherdesustemores.
—¡Cien sestercios por el judío! —gritó Sanbalat a los romanos que secobijabanbajoeldoseldelcónsul.
Nadierespondió.—Untalento…Cincotalentos…Diez…Loquequeráis…Ysacudíasustabletashaciaellosensondedesafío.—Acepto tus sestercios —contestó un joven romano, preparándose a
escribir.—Nohagastalcosa—leaconsejóunamigo.—¿Porqué?—Mira,Messalahallegadoalmáximodevelocidad.¿Novescómoseapoya
enelbordedesucarroyaflojalasriendas?Miraahoraaljudío.Elprimeroobservó,enefecto,aéste.—¡PorHércules!—replicó,presadedesaliento—.Eseperroparecequetira
contodassusfuerzasdelasbridas.¡Loveo!¡Loveo!Silosdiosesnoprotegenanuestroamigo,eljudíovaaadelantarsecuandoseleantoje…Pero¡no!…Aúnno…¡Mira!Júpiterestáconnosotros.¡Júpiternosprotege!
Aquelgritobrotóespontáneamentedetodoslospechoslatinos.Enverdad,siMessalahabíaalcanzadoelmáximodevelocidad,suesfuerzo
no le había dado ventaja alguna; lenta, pero seguramente, empezaba a aflojar.Sus caballos empezaban a agachar las cabezas. Desde lo alto parecía que suscuerpos, tendidos en la carrera, rozaban la pista; las ventanas de la nariz,abiertas,mostrabansusmembranasinyectadasdesangre;losojosparecíanrodarenlasórbitas.LosnoblesbrutoshacíantodoJoquepodían;pero¿cuántotiemposostendríanaquelpaso?¡Sóloestabanalprincipiodelasextavuelta!
Peroheaquíque,alaproximarsealasegundameta,Ben-Hurquedó trasel
carrodeMessala.Estofueloquelevantóelánimodelosromanos.La alegría de Messala y su facción llegó al colmo; gritaban, aullaban y
agitabanal aire sus colores, ySanbalat llenó sus tabletas con las apuestasquehacíayqueeranaceptadas.
A Malluch, que se encontraba en la galería inferior, sobre la Puerta delTriunfo, se lehacíaduroconservar la serenidad.Recordaba lavaga indicaciónquelehicieraBen-Hurdequealgosucederíaalbordearlametaoccidental;perohabíantranscurridocincovueltassinqueocurriesenada.Habíacreídoqueenlasexta vería la señal del éxito; pero he aquí que Ben-Hur perdía su puesto yapenasconseguíamantenersealazagadesuadversario.
Simónides y sus amigos esperaban serenos y silenciosos. El comerciante,inclinadosobrelabalaustrada,seguíatodoslosincidentes.Ilderimestirabaconansiedadsubarbayfruncíalascejasdetalmodoqueapenasdejabaperceptibleun punto brillante de sus ojos, como una chispa de fuego. Esther apenasrespiraba.SóloIrasestabaalegre.
Yasísediofinalasextavuelta:MessaladelanteeinmediatamentedetrásBen-Hur, tancercaque recordaba laantiguaepopeya:«VolabadelanteEumelosobresuscaballosfereceos;conlosdeTroyavienedetráselatrevidoDiomedes;juntoa la espaldadeEumelodejanoir su resoplido, comosi fueranmontadostrasélensupropiocarro.Enlaluchasintióelardientehálitoyviosobreéllasflotantessombrasdeloscaballos».
Así llegaron a lametadepartidaydieron la vuelta.TemerosoMessaladeperder su puesto, se acercaba cuando podía rasando casi el muro con graveriesgo; un piemás hacia la izquierda y su cuádriga se hubiera hecho astillas.Cuandoacabólasextavueltanadie,almirarlashuellasdeamboscarros,hubierapodidodecir:«ÉstaesladeMessalayéstaladeljudío».Seconfundíanenunasola.
Esther vio de nuevo el rostro deBen-Hur, al doblar la primerameta,máspálidoquealprincipio.Simónides,másperspicazquesuhija,dijoaIlderim,enelmomentoquepasabapordelantedeellos:
—Yonosoybuenjuez,jeque,perojuraríaqueBen-Hurintentadarungolpedecisivo.Bastaconversurostro.
AlocualcontestóIlderim:—¡Qué frescos y qué vigorosos están sus caballos! ¡Por el esplendor de
Dios,amigo,parecequenohanempezadoaúnacorrer!¡Mira,miraahora!Enlosdostabladossóloquedabanunabolayundelfín.Detodaslasgalerías
surgióunrugidoyelpuebloaspiróampliamenteelaire,porqueyaseacercabaelprincipiodelfin.Elsidoniofustigófuriosamentesuscaballos,que,precipitadospor el dolor y el miedo, se lanzaron desesperados, prometiendo por unosinstantescolocarsealfrente,masesteesfuerzosólosequedóenpromesa.Luegoelbizantinoyelcorintiohicieronunsupremoesfuerzo,conelmismoresultadonegativo.Enrealidadyahabíanperdidolacarrera.Asílocomprendierontodoslosespectadoresy,conunacuerdomaravillosoyperfectamenteexplicable,todaslas facciones,excepto la romana,pusieronsusesperanzasenBen-Hur,aquiendemostrabansussimpatías.
—¡Ben-Hur! ¡Ben-Hur!—gritaban; y el poderoso clamoreo dominaba lasvoces que se alzaban en favor de Messala en la tribuna consular. De lasgraderías,bajolascualespasabaensucarrera,descendiósobreéllasimpatíaenformadeimperativosyfierosvotos.
—¡Aviva,judío!¡Vuela!—¡Sueltaloscaballos!¡Dalesmásrienda!¡Pégales!—¡Noconsientasqueseadelantealavuelta!¡Ahoraonunca!Sobrelabalaustrada,ariesgodecaeralaarena,seinclinaban,extendiendo
haciaéllosbrazos,suplicando,amenazando,implorandoeltriunfo.El judío nada oyó; nada pudo hacer mejor en todo el trayecto hasta la
segundameta.Continuabadetrássincambioalguno.Messala empezóa tirarde sus caballosde la izquierda, aldar lavuelta, lo
queleshizomenguarvelocidad.Estabamuyanimado;ensuimaginación,másdeunaltaribaaenriquecerseconsusvotosyofrendas.Elgenioromanodebíaquedar satisfecho. Desde los tres pilares sólo faltaban seiscientos pasos paraalcanzar la fama y acrecentar su fortuna, sus honores y obtener un triunfoinefablesobreelobjetodesuodio.
DesdelagaleríaMalluchvioaBen-Hurinclinarsehaciasuscuatrocorcelesysoltartodalarienda.Sumanovigorosaagitólalargafusta,quesilbócomounaserpiente sobre las cabezas de sus caballos, y silbó de nuevo y se agitóamenazadora,aunquesintocarlos;perosinocayósobresuslomos,sintieronlaamenazayelaguijónyselanzaroncomoelhuracán.Elrostroencendidoylosojos llameantes de Ben-Hur parecían querer infundir en los caballos unairresistiblevoluntad;yloscuatro,comounosolo,respondieronsaltandotraselcarroromano.
EntoncesMessala,cercadelametayatiempodedarlapeligrosavuelta,oyóperonoseatrevióamirar.Dominandolosruidosdelapistasobresalíaunavoz,
la deBen-Hur.En el antiguodialecto arameoexcitaba a sus caballos como lohubierahechoelpropiojeque.
—¡Oh Altair! ¡Oh Rigel! ¿Qué te pasa, Antarés? ¿Vas ahora a flaquear?¡Buenoscaballos…!¡Animo,Aldebarán…!Oigocantarenlastiendas.Yaoigoalas mujeres y a los niños que cantan a las estrellas. Altair, Antarés, Rigel,Aldebarán, ¡victoria…! ¡Bien hecho…!Mañana a casa, a vuestra tienda…, acasa… ¡Oh,Antarés! ¡La tribu os está aguardando y el amo os desea…! ¡Yaestá! ¡Yaestá! ¡Esoes…! ¡Hip! ¡Hip! ¡Hip…! ¡Hemosderribadoalorgulloso!¡Enelpolvoyacelamanoquenoshirió!¡Lagloriaesnuestra…!¡Ánimo…!Laobraestácumplida…Soo…¡Basta!¡Quietos!
Loocurridonopudosermássencillo,perotampocomásbreve.EraelmomentoelegidoporMessalaparagirarydarlavueltahacialameta.
Paraadelantarle,Ben-Hurhabíadeinclinarsealaizquierdaylabuenaestrategiarequería que aquel movimiento fuese lo estrictamente preciso para no quedarretrasado.Todosentreelpúblicolocomprendieronasí,yvieronlaseñaldadaaloscaballosylasoberbiasalidadeéstos.VierongiraralacuádrigadeBen-Hur,casirozandolaruedaexteriordeladeMessala,entantoquelaruedainternadeBen-Hur tocaba casi la parte posterior del carro del romano. Esto lo vierontodos; pero, de pronto, oyóse un gran estallido y, más rápidamente que elpensamiento,volaronsobrelapistacienastillasbrillantesblancasydoradas,ysevio inclinarse sobre el costado derecho al carro del romano. Arrastrado en lacarrera saltó una vez, y otra, y luego otra, y al fin se le vio caer destrozado.Messala,trabadoporlacintura,cayódecabezahaciaadelante.
Como para aumentar el horror de la escena y hacer cierta su muerte, elsidonio, que rasaba el muro detrás de él, no pudo detenerse ni desviarse. Sucuádriga cayó a toda velocidad sobre los restos de la deMessala y sobre sumismocuerpo.
Como movido por un resorte, el pueblo entero saltó sobre los bancos yaplaudióygritófrenéticamente.
AlgunosecharonunaojeadaaMessala.Estabainmóvilylecreyeronmuerto.LamayoríasiguiólatriunfalcarreradeBen-Hur.Nopudieronadvertireldiestrotirónderiendasporelcual,haciendoinclinarsucarrohacialaizquierda,habíaalcanzado la rueda deMessala con la extremidad ferrada del eje de su carro,haciéndolaastillas.
Sólo vieron la súbita transformación del judío y sintieron el ardor que loenardecía, como una llamarada de su espíritu, en la heroica resolución y la
frenéticaenergíaqueconlosojos,conlapalabrayconlosademanesinfundíaasuscorcelesárabes invencible furia. ¡Yquécarrera! ¡Parecíanmásbien leonessaltando sobre su presa! De no haber sido por el carro, hubiérase dicho quevolaban.Cuando el bizantinoy el corintio aún estaban a lamitadde la pista,Ben-Hurdabalavueltaalametadepartida.
¡Ylacarreraestabaganada!El cónsul se levantó.Elpúblicogritóhasta enronquecer; el directorde los
juegosdescendiódesuasientoycoronóalosvencedores.Entrelospugilistas,elafortunadovencedoreraunsajóndecabellosycejas
color lino y rostro tan brutal que atrajo una segundamirada deBen-Hur, quereconocióenélaunmaestrodelquefuefavoritoenRoma.DespuésechóunaojeadayvioaSimónidesyasuscompañeros,quelemirabanylesaludaronconlamano.Esthernodejósuasiento,peroIrasselevantóyledirigióunasonrisayunsaludoconsuabanico.
Organizóse el cortejo y, enmedio de las aclamaciones de lamultitud, quehabíaconseguidosusdeseos,atravesaronlaPuertadelTriunfo:
Ylafiestaterminó.
15
Ben-Hur paseaba a orillas del río con Ilderim, esperando que llegase lamedianoche;habíandeterminadoconanticipaciónqueatalhorasepondríanencaminoenseguimientodelacaravana,quelesllevabatreintahorasdeventaja.
Eljequesentíasefeliz.QuisohacerregiospresentesaBen-Hur,peroéstelohabíarehusadotodo,insistiendoenqueestabasatisfechoconlahumillacióndesuenemigo.Lagenerosadisputacontinuabatodavía.
—Piensa —le decía el jeque— en todo lo que has hecho por mí. En losucesivo, en toda negra tienda, desde El Akaba hasta el océano, a través delEufratesymásalládelmardelosEscitas,elrenombredeMiraydesushijosaumentará;ylosqueahoraloscantanmeensalzarányolvidaránquizásqueyameencuentroeneldeclivedemivida.Laslanzasdeldesiertoquehoynotienenamovendránamíymishombresdeespadasemultiplicarán.Nosabesloqueestenerelimperiodeldesierto,comoahoralotendréyo.Metraeréconsiderablestributosdelcomercioyampliasinmunidadesdelosreyes.¡Ah,porlaespadadeSalomón!Simismensajerosbuscanparamíelfavordelcésar,estoseráloquelotraiga…Pero¿noaceptarásnada?
Ben-Hurrepuso:—Nada, buen jeque. ¿No tengo ya tu mano y tu corazón? Deja que el
acrecentamientodetupodereinfluenciapuedaserviralReyqueviene.¿QuiénpodrádecirquenotelohapermitidoDiosparaqueloempleesensufavor?Enla obra a emprender puedo tener algún día necesidad de ti; negándome ahora,quedoenlibertadparapedirtealgomañana.
Eneltranscursodeestaconversaciónllegarondosmensajeros:Malluchyundesconocido.Elprimerofuerecibidoenseguida.
Elbuenhombrenopodíaocultarsualegríaporeltriunfodeldíaanterior.
—Perovayamosa loque importa—dijo—.ElamoSimónidesmeenvíaadeciros que, en la reunión de los jugadores en palacio, algunos de la facciónromanaseapresuraronaprotestarcontraelpagodelasapuestas.
Ilderimdiounbrincoygritóconsuvozpenetrante.—¡Por el esplendor deDios! ¡Oriente decidirá si la carrera fue ganada en
buenaley!—Ciertamente, buen jeque —dijo Malluch—; el director ha pagado el
dinero.—Estábien.—CuandoledijeronqueBen-HurchocóconlaruedadeMessalaeldirector
serioylesrecordóellatigazoqueasestóaquélaloscaballosaldarlavueltaalameta.
—¿Ycómosigueelateniense?—¡Hamuerto!—¡Muerto!—gritóBen-Hur.—¡Muerto! —le hizo eco Ilderim—. ¡Qué suerte tienen todos esos
monstruosderomanos!¿Messalaescapóconvida?—Sí,hasalvadolavida,jeque;peroéstasiempreseráunacargaparaél.Los
médicosdicenquevivirá,peroquenopodrávolveracaminar.Ben-Hur elevó los ojos al cielo. Tuvo comouna visión de lo que sería de
Messala,amarradocomoSimónidesaunsillónycomoélllevadoenhombrosdesuscriadoscuandodesearasalir.Elmercaderhabíaresistidobienlaprueba;pero¿quéseríadelromano,contodosuorgulloyambición?
—Simónidesmeencargó,además,queosdijeraqueSanbalatha tropezadoconalgunasdificultades.Drusoylosqueconélsecomprometieronalpagodelos cinco talentos han puesto el caso en conocimiento del cónsul Magencio,quienhaenviadoelasuntoalCesar.Messalatambiénrehúsapagar,ySanbalat,siguiendoenejemplodeDruso,fueaveralcónsul,yelasuntoestápendientederesolución.Losromanosdicenquea losqueprotestandelpagonose lesdebedispensar,ytodoslospartidariosdetodaslasfaccionessondeigualopinión.Laciudadandarevueltayescandalizada.
—¿QuédiceSimónides?—preguntóBen-Hur.—Elamoríeysemuestrasatisfecho.Dice:«Siel romanopagasearruina,
perosiseniegaalpagoquedadeshonrado.Lapolítica imperialdecidirá.MalatácticaseríacomenzarlaguerraconlosPartosinfiriendounaofensaaOriente.Si disgustan al jeque Ilderim, se atraerán la enemistad del desierto, en el cual
tiene el cónsul Magencio que establecer su línea de operaciones». Por tantoSimónidesmeencargaqueosdigaquenopaséiscuidado.Messalapagará.
Ilderimrecobrósubuenhumor:—Vámonos ya—dijo, frotándose lasmanos—. El negocio andará bien si
quedaacargodeSimónides.Lagloriaesnuestra.Voyadarordendequenospreparenloscaballos.
—Aguarda—dijoMalluch—.Teesperaunmensajero.¿Noquieresverlo?—¡PorelesplendordeDios!Semehabíaolvidado.Malluch se retiró y acto seguido entró un apuesto mancebo de maneras
delicadasygentilapariencia.—Iras,hijadeBaltasar,quetambiénconocealbuenjeque,meencomienda
quefeliciteaIlderimporeltriunfodesuscaballos.—Lahijademiamigoesmuyamable—dijoIlderimconojoscentelleantes
dealegría—.Entrégaleesteanillo,enpruebadelplacerquemeproporcionasumensaje.
Ysacándosedeldedounvaliosoanillo,lopusoenmanosdelmensajero.—Loharécomodices,¡ohjeque!—replicóeladolescente,ycontinuó—.La
hijadelegipciomehaencargadoademás,quehagaslamerceddeavisaraljovenBen-HurquesupadrehaidoaresidirporalgúntiempoenelpalaciodeIderneo,dondeellarecibiráal jovenjudíodespuésdelahoracuartademañana.YsieljequeIlderimlehaceestefavor,ellalequedarámuyagradecida.¿Quérespuestadebodarle?
EljequemiróaBen-Hur,cuyasfaccionesestabanrojasdeplacer.—¿Quépiensashacer?—lepreguntó.—Contupermiso,¡ohjeque!,veréalaegipcia.Ilderimrio.Luegodijo:—¿Noeslícitoqueunhombregocedesujuventud?Ben-Hurcontestóalmensajero:—Dileaquien teenvíaqueyo,Ben-Hur, iréaverlaalpalaciode Iderneo,
mañanaalmediodía.Eladolescenteselevantó,hizounareverenciaypartió.A medianoche Ilderim emprendió la marcha, tras haber convenido con
Ben-Hurendejarleuncaballoyunguíaqueleindicaraelcaminoparareunirseconéldespuésdelacitadelsiguientedía.
16
AldíasiguienteBen-HursedirigiódesdeelOnfalo,queeracomoelcorazónde laciudad,alpuntoenqueIraslehabíacitado.Por lacolumnatadeHerodesllegóprontoalpalaciodeIderneo.
Primeroentróenunvestíbulodeescalinataslaterales,cubiertoyflanqueadodealadosleones,quelecondujeronaunpórtico.Laarquitectura,losleones,losmuros, el pavimento y el ibis, que en el centro de la escalinata esparcía unamenudalluviadeagua,recordabanelarteegipcio.
En el pórtico, de graciosas y ligeras columnas de blanco mármol, seadivinaba,encambio,laconcepcióngriega.
Ben-Hur se detuvo a la sombra del pórtico para admirar su delicadaejecución,yluegopasóalinteriordelpalacio.Anteélseabrióunagranpuertade dos hojas y se encontró en un pasaje alto de techo, pero angosto. Elpavimento y las paredes, de un color rojizo, eran, no obstante, en su propiasencillez,comounavisodelasbellezasqueleesperaban.
Avanzaba despacio, saboreando por anticipado el encuentro con la bellaegipcia.Comosiempre,leencantaríaconsushistorias,concantos,consutonofestivo,consutalentobrillante,caprichosoyllenodefantasía,consussonrisasysusmiradas, que sugerían todas las voluptuosidadesdeOriente.Era feliz y sualmasecerníaenlaregióndelossueños.
Aquel pasaje le condujo a una puerta cerrada, que se abrió por sí mismaapenasllegóaellasinruidodecerrojos,enunsilenciomaravilloso.Laextrañezaque le produjo este hechodesapareció en seguida frente al espectáculo que seofrecióasusojos.
Desde la sombra del silencioso pasaje, y bajo el dintel de la puerta,contemplabaelatriodeunacasaromana,amplioysuntuosoengradosumo.No
podríadecirseconcertezalamagnituddelaestancia,puesseprolongabahastadar la ilusión de una perspectiva infinita, como en un escenario maravilloso.Jamáshabíavistouninteriorsemejante.
Ben-Hurvagóensilencioporlaestancia,perdidoensussueñosyesperando,comoencantadoporloqueveía,algosupremamentedelicioso.Nosesorprendió,alprincipio,delasoledaddelaestancia.Entodacasaromanadeimportancia,elatrioeralasaladerecepcióndelosvisitantes.PensóquecuandoIrasestuviesearregladaacudiríaenpersonaoleharíaavisarporunaesclava.Dosytresvecesdiolavueltaalaestancia.
Sentóseyseentretuvoenexaminaruncandelabrodebroncedelicadamenteafiligranado.Enlabase,sobreunplinto,unasacerdotisacelebrabaenunaltar.Nada.Elsilencioquereinabaleinquietaba;escuchaba,sindejardecontemplarelcandelabro,peronopercibíaelmásligeroruido.Elpalacioestabasilenciosocomounatumba.
¿Habríaalgúnerrordesuparte?Imposible.ElmensajerohabíasidoenviadoporlaegipciayaquéleraelpalaciodeIderneo.
Entonces recordó la formaenque,misteriosamente, fueabierta lapuertaycuánsilenciosamentevolvióacerrarseporsímisma.
—¡Voyaver!—murmuró.Observópuertas, aderechae izquierdadel atrio,que sindudaconducíana
los dormitorios, y quiso abrir alguna, pero todas estaban cerradas. Pensó enllamar, enhacer ruidopara atraer a alguien;pero avergonzósede sus temores.Dirigiéndose,pues,aunlecho,serecostóytratódereflexionar.
Según todas las apariencias, era un prisionero. Pero ¿con qué fin? ¿Y dequién? ¡Si fueseMessala!Miró a su alrededor, sonriendo con aire de desafío.Cadamesa podría ser un arma terrible en sumano. Peromuchos pájaros hanmuertodehambreendoradajaula…
Ben-Hur se levantó, y de nuevo trató de abrir las puertas.Después gritó yllamóunavez, y el ecoquedevolvió el salón le hizo estremecer.Con toda lacalmadeque fue capaz sepropusoesperar todavía, antesde forzarunade laspuertas.
Mediahorahabríapasado,cuandolapuertaporlaquehabíaentradoseabrióyvolvióacerrarsetansilenciosamentecomoantesysinatraersuatención.Enaquelmomentoestabasentadoenelextremoopuestodelahabitación.
Elruidodeunospasoslehizoestremecer.«¡Alfinviene!»,pensóconciertoestremecimiento,ysepusoenpie.
Elpasoerapesado,comodeunospiescalzadoscongroserassandalias.Lasdoradascolumnasqueestabanentreély lapuerta le impedíanver;seadelantósinruidoyseapoyóenunadeellas.
Ahora oía voces masculinas, una de ellas bronca y gutural. No podíaentender loquehablaban,porquesulenguajenoeraningunodeOrientenidelsurdeEuropa.
LosextranjerossedesviaronhacialaizquierdayseofrecieronalavistadeBen-Hur.Erandos,unosumamenterobusto,ambosaltosyvestidoscontúnicascortas. No tenían aspecto de amos de casa ni de criados. Todo lo que veíanparecía maravillarles; se paraban delante de cada objeto para examinarlo ytocarlo. Eran dos seres groseros y vulgares. El atrio parecía profanado con supresencia. La tranquilidad y seguridad con que se adelantaban declaraban queestabanallíporalgunadeterminadafinalidad.¿Cuálera?
AcadamomentoseacercabanmásalacolumnaenqueBen-Hurseapoyaba.Unaestatuaqueresplandecía,bañadaenlaaureoladeunrayodesol,atrajosuatención.Seacercaronaellaysepusieronaplenaluz.
Y he aquí queBen-Hur sintió correr por su espalda un escalofrío al darsecuentadelpeligroenqueestaba,pueselhombremásaltoyrobustodelosdosquehabíanentrado,deabultadafazymiembrosdesnudos,cubiertodecicatricesy de anchos hombros hercúleos, era el normando a quien el día anteriorcoronaroncomovencedorenelpugilato.
El instinto le advirtió que la oportunidad de cometer un asesinato erademasiadobuenaparaserconsideradacomounameracasualidad.Allíestabanlos sicarios, y la víctima no podía ser nadie más que él. Dirigió una miradaansiosaalcompañerodelnormando,unjovendeojosycabellosnegros,judíoenapariencia,yobservóque,comoelcoloso,llevabaeltrajequesuelenponerselospúgiles para los combates en la arena. Reuniendo, pues, todas las conjeturas,Ben-Hur no pudo abrigar ya duda alguna; sin que nadie pudiera socorrerle,estabacondenadoamorirenaquelespléndidolugar.
Mirabaaunoyaotro,yensuinteriorseverificabaesefenómenomentalenquelavidaenterapasaantelosojosdenuestraconscienciaylacontemplamoscomo si fuera la vida de un ser extraño. Desde el fondo de esa ignotaprofundidad, y como sacadapormano invisible, se le ofrecía la visióndeunavida nueva en que acababa de entrar, que difería de la antigua en que si enaquéllahabíasidoéllavíctima,enadelanteseríanotrossusvíctimas.¿Nohabíainmolado la primera el día anterior? Este recuerdo habría producido
remordimientos aun almapuramente cristiana.Pero el espíritudeBen-Hur sehabíaamamantadoenlasenseñanzasdelprimerlegisladorjudío,yéstenoeraelúltimo ni el más grande. Había infligido un duro castigo aMessala, pero nocometióconélningunainjusticia.HabíatriunfadoporpermisodelSeñoryteníauna gran fe, esa fe que esmanantial de fuerza, especialmente ante un peligroinminente.
LavidanuevaenqueahoraentrabaseleaparecíacomounamisióntansantacomosantoeraelReyquehabíadevenir;unamisiónenquelafuerzaaparecíacomo legal, aunque no fuera sino por ser absolutamente inevitable. ¿Por quéamedrentarseenelumbraldesucarrera?Adelante,pues.
En un instante desabrochó la faja de su cintura, destocó su cabeza y sedespojó de todos sus distintivos judíos, quedando vestido únicamente con unatúnica semejante a la de sus enemigos.Estabayadispuesto en cuerpoy alma.Cruzándosedebrazos,apoyólaespaldacontraelpilaryesperóeldesarrollodelosacontecimientos.
El examen de la estatua fue breve. El normando se volvió y dijo unaspalabras en aquel desconocido lenguaje; los dos miraron a Ben-Hur,pronunciaronunascuantaspalabrasmásyseadelantaronhaciaél.
—¿Quiénessois?—preguntóBen-Hurenlatín.Elnormandosonrióconunasonrisaquenohizoperderasurostronadade
subrutalgrosería.—Dosbárbaros—respondió.—ÉsteeselpalaciodeIderneo.¿Aquiénbuscáis?Deteneosycontestad.Losextranjerossedetuvierony,asuvez,elnormandopreguntó:—¿Ytúquiéneres?—Unromano.Elcolosoechóatráslacabeza.—¡Ja!¡Ja!¡Ja!HeoídodecircómovinoDiosalmundo,enciertaocasión,
porhaberlamidounavacaunapiedradesal;peroniDiospuedehacerromanoaunjudío.
Cuando cesó de reir dirigió de nuevo la palabra a su compañero y ambosavanzaron.
—¡Quietos!—dijoBen-Hur, abandonando su columna—.Escuchadmeunapalabra.
Losdossedetuvieron.—¡Unapalabra!—replicóelsajón,cruzándosedebrazos,mientrasunanube
amenazadoraempezabaaennegrecersurostro—.¡Unapalabra!¡Habla!—TúeresThordelnormando.Elgiganteabriósusojosazules.—EraslanistaenRoma.Thordhizounaseñalafirmativa.—Yofuidiscípulotuyo.—No—dijoThord,negandoconlacabeza—.¡PorlasbarbasdeHerminio,
nuncahetenidoningúnjudíoparaconvertirloengladiador!—Peroyoprobaréloquetedigo.—¿Cómo?—Vosotrosvenísamatarme.—Verdades.—Entoncesdejaquetucompañerocombataconmigoytedemostraréquees
ciertoloquetehedicho.Unallamaradadebuenhumorbrillóenlaanchafazdelnormando.Sedirigió
asucompañeroylehabló;éstecontestóenlamismalenguaextrañayluego,conlaingenuaalegríadeunniñoquequieredivertirse,elcolosoexclamó:
—Esperadhastaqueyodélaseñaldeempezar.Acercó un lecho de reposo hasta el punto que le pareció oportuno, se
acomodó sobre él extendiendo su enorme cuerpo y, cuando estuvo con todacomodidad,dijosencillamente:
—¡Vamos,empezad!Ben-Huravanzóhastasuantagonistayledijo:—Defiéndete.Elhombre,sinhacérselorepetir,pusoenguardiasusbrazos.Asíplantadosunofrentealotro,enlaposturaacadémicadelpugilistaantesu
adversario, no parecía existir gran desigualdad entre ambos; por lo contrario,parecían hermanos gemelos. A la confiada sonrisa del extranjero oponíaBen-Hur una seriedad que era anuncio de una destreza que el otro no podíaprever.Ambossabíanqueelcombateseríamortal.
Ben-Huramagóconsuderechaungolpequeelextranjeroparó;seguardócon la izquierda, avanzando ligeramente el brazo. Pero ocurrió algosorprendente. Antes de que pudiera retirarlo a su posición, Ben-Hur, con larapidezdelrayo,leagarróporlamuñecaconaquelterriblepuñoquetresañosde remo habían hecho irresistible y experto. La sorpresa fue tan grande ycompleta como fulminante la acción. Lanzarse hacia adelante, impulsar aquel
brazohacialagargantayhombroderechodelextranjero,haciéndoleasíejecutarmediavueltaquedejóaldescubiertosucostadoizquierdo,golpearconsupuñoderecho,hiriéndoleenlanuca,detrásdelaoreja,fueronlosrápidosydiversosmovimientosdeunasolaacciónirresistibleyterrible.Nohubonecesidaddeunsegundo golpe. El púgil cayó pesadamente sin lanzar un grito y con lainmovilidaddeuncadáver.
Ben-HursevolvióentoncesaThord.—¡Ah! ¿Qué? ¡Por las barbas de Herminio! —gritó éste, asombrado,
incorporándoseenel lechoyechándoseareiracarcajadas—.Yomismono lohubierahechomejor.
Contempló a Ben-Hur con frialdad de pies a cabeza y, levantándose, seacercóconunaadmiraciónquenopretendíadisimular.
—Es mi treta, la que he practicado durante diez años en las escuelas deRoma.Túnoeresjudío.¿Quiéneres?
—¿ConocisteaArrio,elduunviro?—¡QuintoArrio!Sí;eramipatrono.—Teníaunhijo.—Sí—dijoThord, y sus abotagadas facciones se animaron conuna ligera
expresióndeinteligencia—.Conocíalhijo;hubierasidounmagníficogladiador.Elmismocésarleofreciósupatrocinio.Yoleenseñéelgolpequetúhasdadoaése;unatretaimposibledeejecutaranotenerunbrazocomoelmío,yquemehahechoganarmásdeunacorona.
—YosoyelhijodeArrio.Thordseleacercómásyleexaminóconatención.Susojosbrillaronalfin
conunplaceringenuoy,riendo,leofreciólamano.—¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Y élme había dicho que encontraría aquí a un judío, un
perrojudíocuyamuerteseríaelmayorserviciohechoalosdioses!—¿Quiéntedijoeso?—preguntóBen-Hur,estrechandosumano.—Él.Messala.¡Ja!¡Ja!—¿Cuándo,Thord?—Anoche.—Yocreíqueestabaherido.—Nunca volverá a caminar. En la cama estaba cuando me lo dijo entre
lamentos.Unavividaimagendelodiohabíasidoexpresadaenpocaspalabras.Ben-Hur
comprendió que el romano, mientras viviera, sería siempre peligroso y le
perseguiríasindescanso.AMessalanolequedabanadamásqueleendulzaralavida sino lavenganza; él lehabíaarrebatado lagloriay la saludySanbalat lehabíadespojadodetodasufortuna.Ben-Hurpasorevistaensuimaginación,congranclarividencia,alosdistintosmodosenquesuenemigopodíaserunestorbopeligrosoenlaobraaemprenderporelReyqueibaallegar.¿Porquénoacudiralosmediosqueelromanoempleaba?Elhombrealquiladoparamatarlopodíaasu vez ser alquilado para deshacerse de aquella bestia feroz: sólo tenía queofrecermayorsalario.Latentaciónerafuerteycasicedióaella.Peroalmirarasuenemigo,tendidodeespaldas,formóenseguidaunplanypreguntóalcoloso:
—Thord,¿cuántotehadadoMessalaparamatarme?—Milsestercios.—Todavíapodráscobrarlos,sihacesloquevoyadecirte;yañadiré,pormi
parte,tresmilmás.Elgigantereflexionóenvozalta:—Ayerganécincomil;losmildelromanohacenseismil.Damecuatromil,
buenArrio,sólocuatromil,ymetendrásatuservicio,aunqueelviejoThord,mitocayo,memate con sumartillo.Dame los cuatromil ymato al patricio si teparecebien.Sólotendríaquetaparlelabocaconlamano…Así…
Ilustrandolaacciónconelejemplo,pusosumanosobresupropiaboca.—Comprendo—contestóBen-Hur—: diezmil sestercios son una fortuna.
PodrásvolveraRomayabrirunatabernacercadelcircoMáximoyvivircomoconvienealprimerodeloslanistas.
Hastalascicatricesdelacaradelnormandoenrojecierondeplaceraloirlapinturadelporvenirsoñado.
—Tedaréloscuatromil—continuóBen-Hur—,yporesedineronotendrásquemanchardesangretusmanos.Escúchame,Thord:¿noesciertoquesemeparecetucompañero?
—Hubieradichoqueeraunamanzanadelmismoárbol.—Bien;simepongosutúnica,ylevistoconmitraje,ytúyyonosvamos
juntos,dejándoleaquí,¿nocobrarástussesterciosdeMessalaigualmente?Pocotrabajotecostarádecirlequeyaestoymuerto.
Thordreíahastasaltárselelaslágrimas.—¡Ja, ja, ja! ¡Diezmilsestercios!Jamásgané talsumacon tanta facilidad.
¡Y una taberna junto al Máximo! ¡Todo por una mentira y sin una gota desangre! ¡Ja, ja, ja!Dame tumano, hijo deArrio.Vete descuidado ahora…Sialguna vez vas a Roma, no dejes de preguntar por la taberna de Thord el
normando.¡PorlasbarbasdeHerminio!¡Tendráselmejorvino,aunquehayadequitárseloalcésar!
Se estrecharon la mano de nuevo y procedieron al cambio de vestidos.Acordaronque, por lanoche, unmensajero iría a lamoradadeThord con loscuatro mil sestercios. Cuando concluyeron, el coloso llamó a la puerta deentrada,queabrieronenseguida.Salieronambosdelatrioysedirigieronaunahabitación adyacente, donde Ben-Hur completó su atavío con los groserosvestidosdelpugilistamuerto.EnelOnfalosesepararon.
—Nofaltes,¡ohhijodeArrio!¡NofaltesamitabernadelcircoMáximo!¡Ja,ja,ja!PorlasbarbasdeHerminio,¡enmividapenséganarunafortunacontantafacilidad!¡Quelosdiosesteguarden!
Antesdeabandonarelatrio,Ben-Hurhabíaechadounaojeadasobreelpúgiltendidoenelpavimento,yquedósatisfechoalverloen trajede judío,puessusemejanzaconéleranotabilísima.SiThordcumplíaconlapalabraquelehabíadado,elengañoquedaríasiempreensecreto.
Porlanoche,encasadeSimónides,Ben-Hurcontóloquelehabíaocurridoenelpalaciode Iderneo.Ambosconvinieronenque,pasadosalgunosdías, seharíaunadeposiciónantelaautoridadparaqueseprocediesealabuscadelhijodeArrio.EncasoprecisoacudiríanalpropioMagencio,ysinosedescubríaelmisteriodejaríanenpazaMessalayaGraco,queseconsideraríanlibresdesuenemigoyfelices.Ben-HurpodríacontodalibertaddirigirseaJesuralényhacerinvestigacionessobrelasuerteyparaderodesufamilia.
Aldespedirse losdos,Simónidesestaba sentadoen su sillón, en la azotea,mirando al río, y le deseó buen viaje y la paz del Señor con la ternura de unpadre.Estherfueadespedirlehastalaescalera.
—Si encuentro amimadre, Esther, vendrás con ella a Jerusalén para queseaslahermanadeTirzah.
Yalpronunciarestaspalabras,labesó.¿Fuesólodepazaquelbeso?Cruzó el río cerca del último campamento de Ilderim, donde encontró al
árabequehabíadeservirledeguía.Sacaronloscaballos.—Ésteeseltuyo—dijoelárabe.Ben-Hur le reconoció. ¡Era Aldebarán! El más ligero y magnífico de los
hijosdeMira,elmásqueridodel jequedespuésdeSirio.Comprendióque trasaqueldonhabíaquedadosangrandoelcorazóndelbuenjeque.
El cadáver encontrado en el atrio del palacio de Iderneo fue enterrado denoche; y como parte del plan de Messala se envió a Graco un correoanunciándolelamuertedeBen-Hurparasusatisfacción.
Nomucho tiempo después, cerca del circoMáximodeRoma, se veía unatabernaconlasiguienteinscripciónsobrelapuerta:
THORD,ELNORMANDO
SEXTAPARTE
1
Treinta días después de queBen-Hur saliera de Antioquía, Valerio Graco fuesustituido por Poncio Pilatos. El cambio costó a Simónides cinco talentos enmonedaromana,entregadosaSayano,entoncesenelapogeodesupoder,conelfindeayudaraBen-HurensusriesgosparalocalizarasufamiliaenJerusalén.
ElfielservidordedicóaestolasgananciasobtenidasdeDrusoysusamigos,convertidosenenemigosacérrimosdeMessala,queenRomahabíacaídoenundescréditocompleto.
A la mañana siguiente de aquella en que la cohorte enviada a relevar laguarniciónde laTorreAntoniacolocara las insigniasmilitaresen lasmurallas,unamultitudmarchóaCesárea,dondeseencontrabaPilatos,parasuplicarlequeretiraraaquellossímbolosdelpoderromano.
Durantecincodíasconsuscinconochesasediaronlaspuertasdelpalaciosinconseguirserrecibidosporelgobernador.Alfinaléstelesrodeódesoldados,ylamultitud, en lugar de resistir, se humilló ofreciéndole sus vidas. Por últimoPilatoshizollevarlasinsigniasaCesárea.Gracohabíaprocuradonoexponerlasalavistadelpueblojudíodurantelosonceañosdesugobierno.
Pilatos,paraocultarsumaldadbajobuenasacciones,ordenóunainspecciónenlasprisionesdeJudea.Pidióunalistadetodoslospresosydelosdelitosdecadauno.Estolediocréditoduranteciertotiempo.
El resultado fue la liberación de centenares de personas contra quienes nohabía acusación alguna.Algunashabían sidoolvidadas inclusopor laspropiasautoridades.UnodeestoscasosdiosesenlaTorreAntonia,fortalezaconstruidaporlosmacedonios,queocupabalasdosterceraspartesdelmonteMoriayquemás tarde Juan Hircanio convirtió en fortaleza para la defensa del Templo.Herodes había prolongado sus murallas con el fin de fortalecerla más. Los
romanosnotardaronencomprenderlaimportanciadeestatorre.Durante la administración de Graco fue utilizada como prisión para los
acusadosderevolucionarios,y¡pobredeéstossihabíansidoapresadosendíaderevuelta!Nuncamásvolvíanaverlaluzdelsol.
LaordendePilatos se recibió en laTorre; fue cumplida conprestezay sepreparóuninformeparaelgobernador,quelaesperabaensupalaciodelmonteSion.
CuandoaparecióelalcaidedelaTorre,eltribunoenpersonalerecibióconestaspalabras.
—Entra,Gesio.Algo en el rostro del recién llegado hizo que los presentes quedaran en
silencio.—¡Ohtribuno!—dijo,inclinándose—.Miedomedadecirteloquemetrae
antetupresencia.—Otroerror,¿noeseso,Gesio?—Sifuerasólounerror,notemeríatanto.—Cualquiera puede burlarse del césar. Sigue, Gesio. Un crimen, alguna
infidelidad,todomenosofenderalaságuilas,puesenestecaso…Habla,Gesio,habla.
—Hace ocho años me nombró carcelero Valerio Graco—dijo Gesio conlentitud—. La víspera de tal día había corrido la sangre por las calles comoconsecuenciadeunmotín.Dimosmuerteavariosjudíos,mientrasquenosotrostuvimosalgúnherido.SecomentóquehabíanqueridomataraValerio,aquienderribaron de su caballo de una pedrada. Con la cabeza vendada, y sentadodondetúteencuentras,¡ohtribuno!,menotificóelnombramiento.«Aquítienesel plano de los calabozos del piso bajo»,me dijo tendiéndome un pergamino.«Tambiénlosdelprimeroydelsegundo.Telosentregoparaquelosguardes.Veen seguida y entérate de la disposición de los departamentos. Observa lascondicionesdecadacelda.Anadiemásqueamí tienesquedarcuentade tusacciones».Alsalir,medijo:«Dameelplanodelpisobajo.Miraestecalabozo,elque estámarcado con el númeroV. En él están confinados tres hombresmuypeligrosos,puesnosédequémediossehanvalidoparaobtenerunsecretodeEstado. Están encerrados allí para toda su vida. Ahora sólo tengo que decirtealgo más, lo que no deberás olvidar si no quieres lamentarlo: La puerta delcalabozo númeroV no debe ser abierta en ningún caso. Si alguno de los tres
prisionerosmuere,lamismaceldaserásutumba».Dichoesto,medespidió.AlterminardehablarGesioextendióelplano,queextrajodesutúnica,sobre
lamesaanteeltribunoyprosiguiódiciendo:—Ésteeselpisobajo.Todoslospresentesmiraronelsiguienteplano:
—Deseoyoahora,¡oh,tribuno!,hacerteunapregunta—continuóconhumildadelcarcelero,aloqueaccedióeltribunoconungesto—.¿Noeramiobligaciónjuzgarexactoelplanoqueves?
—Nopodíashacerotracosa.—Bien.Puesnoesexacto.Noesexacto—continuóelcarcelero—porqueen
élfiguransólocincocalabozos,cuandoenrealidadhayseis.—¿Seisdices?—Voyademostrartecómoesenrealidadelpiso.Gesiotrazóenunadesustabletaselsiguientediagrama:
El tribuno, creyendo que con esta explicación quedaba terminada la historia,dijo:
—Haremos un nuevo plano corregido, y te lo daré. Ven mañana yrecuérdámelo.
—Escúchameaún,¡ohtribuno!—Mañana,Gesio,mañana.—Loquetengoquedecirteesdetalimportanciaquenodebedemorarse.Antelainsistenciadelcarcelero,eltribunosesentódenuevopacientemente.—No distraeré por mucho tiempo tu atención —dijo el carcelero con
humildad—.¿NoteníayoquedarcréditoaGracoen loquemedijosobre lostresprisioneros?
—Desde luego.Tu deber era dar crédito a lo que se te indicó sobre ellos.TreshombresencarceladosporcuestióndeEstado.
—Bien;puestampocoescierto—continuóGesio.—¿No?—exclamóeltribunoconevidenteinterés.—Escúchamey juzga túmismo.Tal comoseme indicó, registré todos los
calabozos,conlaúnicaexcepcióndelnúmeroV.Duranteochoañoshepasadoalimento por el ventanillo de su puerta, diariamente, y en cantidad suficientepara trespersonas.Ayermeacerquéporcuriosidada lapuertay, tras forzarla,entré en el calabozo, donde encontré a un solo hombre, ciego, sin lengua ydesnudo. Sus cabellos caían por su espalda, sucios y largos. Las uñas de susdedoshabíancrecidodeformatalquemásparecíangarrasdeunavederapiña.
Lepreguntéporsuscompañerosymoviólacabezanegativamente.Contempléelsuelo y las paredes. Aparecían lisas y limpias. Si allí habían muerto doshombres,¿dóndeestabansushuesos?
—Portanto,túcrees…—CreoqueenlaceldanúmeroVsolamentehahabidounprisionero.—Tencuidadoconloquedices,puessiesasíGracomintióasabiendas.—Esposiblequeélfueraengañado.—Teníarazón—dijoconcaloreltribuno—.Porlomismoquetúhasdicho,
tenía razón. ¿No has pasado durante ocho años alimento para tres personas atravésdelventanillo?
—Únicamentetehecontadolamitaddelahistoria,¡ohtribuno!Cuandolahayas oído completa me darás la razón. No ignoras lo que hice con aquelhombre: mandé que le bañaran, le cortaran el cabello y uñas, y después devestirleledejéenlibertad.Puesbien;havuelto,yconlágrimasenlosojosmehasuplicadoletornaraasucelda.Mehedejadoconduciryhavueltoalcalabozo,en donde el infeliz me ha señalado un agujero similar a aquel por dondeintroducíamos los alimentos.Al llegar a él, el prisionero lanzóuna especie deaullido, comoeldeuna fiera,yoí como respuestadesdeelotro ladoundébilgemido. Le aparté y llamé yo ami vez.Me respondieron con estas palabras:«¡Alabadoseas,Señor!».Congranasombro,¡ohtribuno!,reconocílavozdeunamujer. «¿Quién eres?». Y de nuevo la voz contestó: «Una mujer de Israel,enterrada aquí con su hija, Socórrenos pronto o moriremos». Las animédiciéndolasqueprontovolveríayporesoacudoati.
—Tienes razón, Gesio. El plano es falso, así como la historia de los tresprisioneros.ConseguridadquehayromanosmejoresqueValerioGraco.
—Enefecto—admitióelcarcelero.—Hay que hacer constar esto.—Mirando luego a los que le rodeaban, el
tribunoañadió—:Vamosaveraesasmujeres.Venidtodos.—Tendremosqueabrirunabrechaenelmuro—dijoGesiosatisfecho.Ordenóentoncesel tribunoaunescribaquehicieravenirhombrescon los
instrumentosnecesarios.—Comotendremosquerectificarelinformeparaelgobernador,suspendedlo
porahora.AlpocotodosestabanantelaceldanúmeroV.
2
AlentrarenlaceldanúmeroVeltribunoysusacompañantespudieronverquese tratabadeunaespaciosahabitación, conparedesde rocaviva, sin labrar, aligual que el pavimento. Era tal como la había trazado Gesio en una de sustabletas.
Gesioelcarcelerogritóantelaaberturadelacelda.—¿Quiénhayadentro?—¡Somosnosotras!—replicólamujerlevantándose.Después las prisioneras oyerongolpes contra la rocay comprendieronque
estabanabriendoelcaminohacia la libertad.Acadagolpedelpicodemoledorlossonidoseranmásperceptibles.Yapodíanoirlasvocesdesuslibertadores,yalpoco,¡ohdicha!,porentreunahendidurabrillólaluzdeunaantorcha.
—¡Esél,madre,esJudá!¡Alfinnoshaencontrado!—gritóTirzah.—¡Diosesbueno!—replicólamadrecondulzura.Prontolapuertaquedóderribada,yunhombre,blancodepolvo,entróenla
celdaseguidodeotros,portadoresdeantorchas.Todossehicieronaunladoparadarpasoaltribuno,quienviocómolasmujereshuíandeélmientrasdecían:
—¡Noosacerquéis!¡Somosimpuras!¡Impuras!Tales voces procedían de la oscuridad del rincón en donde se habían
refugiado.Lasantorchastemblaronenlasmanosdeloshombres.—¡Impuras!¡Impuras!—continuabalavoz,lentaytrémulacomoungemido
deagonía.EllayTirzahestaban leprosas,yconaquellosgritos, enelmomentode su
libertad,cumplíanconsudeber.Ser leproso equivalía a estar excluido de la sociedad; a ir cubierto con
andrajos,conlabocatapada,anoserquetengaquegritar:«¡Impuro!¡Impuro!».Aquienespadecenestemalselesniegalaentradaenlostemplosysinagogas;handevivireneldesiertooen tumbasabandonadas,convertidosenespectrosquevaganporelHinnónyelGehena.
Eltribunooyóconterrorelgrito,peronoretrocedió.—¿Quiénessois?—Dosmujeres quemueren de hambre y de sed.No os acerquéis. ¡Somos
impuras!—¿Quién te hizo encerrar y por quémotivo? ¿Desde cuándo estáis aquí?
Cuéntametuhistoria—preguntóeltribuno.—YosoylaviudadeciertopríncipedeJerusalén,llamadoBen-Hur,amigo
delosromanos,yéstaesmihija.Mas¿cómopuedodecirteelporquédeestarencerradas aquí? Valerio Graco puede decir quién era nuestro enemigo. ¡Oh,miraytenpiedaddenosotras!¡Miraaquéestadonoshanreducido!
Alaluzdeunaantorchaelromanoescribiólarespuesta.—Tendrásconsueloyjusticia,mujer—dijo—.Ahorateenviaréalimentoy
bebida…—Yropasyaguaparalavarnos,telosuplico,¡ohgenerosoromano!—Cuantoquieras.—¡Quelapazseasiemprecontigo!—exclamólaviudasollozando—.¡Dios
esbueno!—Prepárate, porque esta noche te dejaré libre a la puerta de la Torre. Ya
conoceslaley.Ahora,adiós;yanovolveréaverte.Dichoesto,conunaseñalaloshombresquelerodeaban,salierontodosdela
celda,alaquellegaronpocodespuésesclavosconagua,unajofainaypaños,asícomoalimentosydosvestidosdemujer.
Alamitaddelaprimeravigilia,ambasmujeresfueronpuestasenlibertad.—¿Adondedirigirnos?¿Quéserádenosotras?
3
PorlavertienteorientaldelmonteOlivete,yalamismahoraenqueGesioelcarcelero ponía al tribuno en antecedentes de lo ocurrido en laTorreAntonia,subíaunjovenrobusto,cubiertoúnicamenteconunflotantetrajedelienzo,queavanzaba con paso lentomirando a derecha e izquierda, como comparando elcambiohabidoenelpaisajedesdequelovieraporúltimavez.
Cercanayalacumbreapresuróelpaso;yaenellasedetuvocomocontenidoporunafuerzainsuperable,ycontemplóelpaisajequeseleofrecíadesdeallí.
ElpaisajeeraJerusalén.NolaCiudadSantadenuestrosdías,sinolaCiudadSantadeCristotalcomoladejóHerodes;yelviajeronoeraotrosinoBen-Hur,quienquitándoseelturbantecontemplólaciudaddesuspadres.
Trascontemplarlaciudad,elpensamientodeBen-Hurvolóhaciasuhogar.Para entonces ya el disco del sol parecía apoyarse en las lejanas cimas de losmontesdelOeste.La suavemelancolíadelmomentohizoque supensamientorecapacitaselosdeberesquelehabíanllevadodenuevoaJerusalén.
Recordóeldíaenque,mientrasbuscabaconIlderimloslugaresestratégicoseneldesierto, llegóunmensajeroconlanoticiadelasustitucióndeGracoporPoncioPilatos.
Decidióregresar,yaqueGracohabíapartidoyMessalacontinuabainválido,enbuscadelparaderodesumadreyhermana,puesnohabíaobstáculoquenopudieravencereldinero.Cuandolasencontraselasllevaríaaunlugarseguroy,tranquilizadoya,podríadedicarseporenteroalReyprometido.Aquellamismanoche consultó con Ilderim, y obtuvo su consentimiento. Tres árabes leacompañaronhastaJericó,endondelosdejóconloscaballos,yseadelantósolohaciaJerusalén,adondeMalluchiríaabuscarle.
ÉsteeraenlíneasgeneraleselproyectodeBen-Hur.
Le pareció prudente permanecer en la sombra y no darse a conocer a lasautoridades romanas para evitar cualquier peligro.Malluch era hombre fiel ycapaz en tales investigaciones. Pensó en el lugar ideal para empezar suspesquisas,ydecidióqueseríalaTorreAntonia,lugarpresentadoporlatradiciónpopularcomounlaberintodelóbregoscalabozos,quecontribuíanamantenerelterrorentrelapoblaciónjudía.Empezarporallíleparecíalomáslógico,yaquetardeotempranoleconduciríaadondeestuvieran.
SabíaporSimónidesqueAmrah,lanodrizaegipcia,vivíaaún.Ben-Hur pensó que si lograse encontrarla daría un gran paso en sus
investigaciones.IríaprimeroalaviejacasaybuscaríaaAmrah.Asíque,despuésdelapuesta
delsol,descendióporlaveredaqueconducíaallechodelCedrón.EncontróaunpastorenelpuntodeintersecciónentrelavilladeSiloánylospozosdelmismonombreyconélentróenlaciudadporlapuertadelPescado.
4
ErayanochecerradacuandoBen-Hurseseparódelpastor.Áspero era el empedradode las calles, y lóbregas las casas alineadas a un
ladoyaotrodeella.Contemplando el lado Norte de la Torre Antonia, Ben-Hur se detuvo
admitiendoqueerainexpugnable,asentadaentaninconmoviblescimientos…Sisumadreysuhermanaestabanencerradasallí,¿quépodríahacerparaconseguirsulibertad?Niaunconunejércitoenteropodríalograrlo.
Desesperado, se internó por la calle que conducía frente a la Torre. Másarriba deBezeta encontraría un «khan» donde pensaba alojarse, pero no pudoresistirlatentacióndeirprimeroasucasa,haciadondeelcorazónleempujaba.
¡Cuán agradables le parecieron los saludos de las personas con que secruzaba,aunsinllegaraconocerle!
Alfinalllegóasucasa,alacasadesuspadres.¡Asumenteacudierontantosrecuerdos!Separóante lapuertadelcostado
septentrional, donde aún se veía el pergamino con la inscripción:Esta casa espropiedad del emperador, lo que daba a entender que nadie había entrado nisalidoporaquellapuertadesdelaseparacióndelafamilia.
Golpeó tresveces conunapiedra, peronoobtuvootra contestaciónque elsonoro ecoque se propagó en el interior.Examinópuertas y ventanas sin queapareciese ningún signo de vida. Lo mismo ocurrió con las de la fachadaoccidental.Amrahnodabaseñalesdehaberleoído.
Recorrió la fachada sur con igual resultado. Arrancó el pergamino de laspuertas,lotiroaunazanjaysesentóenlaescalinata,rogandoporelnuevoRey,hastaquedardormido.
Pocosmomentosdespuéslassiluetasdedosmujeresaparecieronporellado
delaTorreAntoniayseacercaronalpalacio.—¡Éstaeslacasa,Tirzah!Lamuchachasollozó,calladamente,sobreelhombrodesumadre.—Vámonos,hijamía,porque…cuandoamanezcanosecharándelaciudad
paranoregresarjamás.—Porunmomentocreíquepodríamosestarennuestracasa;peroestamos
leprosasypertenecemossóloalamuerte.Comodosespectrossedeslizaronhastalapuerta,dondevieronlaconsabida
inscripción:«Estacasaespropiedaddelemperador».Lamadregimióconangustia.—¿Quétepasa,madremía?Measustas.—¡Elpobrehamuerto,hijamía!¡OhTirzah!¡Élhamuerto!—¿Quién,madre?—¡Tuhermano!Selohanquitadotodo…¡Hastalacasa!—¿Quéharemos,madre?—¡Yanuncapodrásocorremosniampararnos!—¡Pobre!—dijoTirzah.—Ya no podemos hacer otra cosa que buscar un agujero donde reposar, y
pedirlimosnaalbordedeloscaminos.Mendigar…,odelocontrario…—Morir,madremía.¿Quénosquedasinomorir?—¡No!—dijo lamadrecon firmeza—.Diosnoshaseñaladonuestrahora.
ConfiemosenÉl.¡Vamos!Sedirigieronhacialaesquinadeloeste.Alecharunaojeadaalasventanas,
tirandodeTirzah,pudovertodoelhorrordesumiseria:loslabioscarcomidos;los ojos empañados por humor purulento; los brazos apergaminados yescamosos.Nadiehabríadistinguidoquiéneralamadreyquiénlahija,pueslasdosaparecíanigualmenteenvejecidasaconsecuenciadelaenfermedad.
—Hay un hombre en la escalinata. Evitemos su encuentro. Parece dormir,Tirzah.Estateaquíquieta;voyaexaminarlapuerta.
Trasatravesarlacalle,lamadretocóelpostigo.Elhombresuspiróenaquelinstante,yalvolversesucabezaquedóexpuestaalaluzdelaluna.Lamujerlemiró,seestremeciódepiesacabeza,corrióluegohaciaTirzahyledijo:
—¡Estuhermano,mihijo,tanciertocomoqueDiosexiste!—¡Mihermano!¡Judá!—Ven—dijo la madre—. Vamos a mirarle las dos juntas, pero una sola
vez…,unasola…Despuéstú,Señor,ampararásatussiervas.
Las dos, cual fantasmas, se detuvieron ante el joven. Una de sus manospendíafueradelescalón,yTirzahintentóbesarla,máslamadrelacontuvo:
—¡No,portuvida!¡No,portuvida!¡Impura!¡Impura!Lajovenseapartócomosielleprosofueraelhermano.Conteniendosusansiasporabrazarasuhijo,lapobremujercontemplabala
faz del dormido, de varonil hermosura, y recordaba cuántas veces lo hicieracuando era pequeño.Contempló la fina barba, los labios rojos y los brillantesdientes.¡Cuánhermosoaparecíaalosojosdesumadre!
Nitodosuamorpodíafrenarelimpulsodeabrazaralhijoamado.Sentíaunanecesidad imperiosa de hacerlo. Justamente en el momento en que le habíanencontrado, tenían que renunciar a él. Se arrodilló, y sus descamados labiosrozaron la suelade sus sandalias, cubiertas aúnporelpolvodel camino,y lasbesóunayotravez,poniendotodasualmaenestosbesos.
Ben-Hurserevolvióensusueño,ylasdosmujeresleoyerondecir:—¡Madre!¡Tirzah!¿Endóndeestáis?Lucharonporcontener sus sollozos,mas lesconsolóel saberqueélno las
habíaolvidado.Contemplaron aBen-Hur por última vez, para grabar en susmentes aquel
rostroquerido,yluegodesaparecieronenlassombras.Después de algunosminutos, y cuando el joven aún dormía, apareció otra
figurademujer, que se detuvo al ver al hombre reclinado en la escalinata.Seacercódespacio,abrióelpostigoyvolvióamiraraldurmienteantesdeentrareneledificio.
Desdelaoscuridad,Tirzahysumadreoyeronlaahogadaexclamacióndelamujer,queconairerecelosotomólamanodeJudáylabesóconternura.
DespertóseBen-Hurysusojosseposaronenlosdelamujer.—¡Amrah!¿Erestú?—exclamó.Sinpodercontestar, lapobremujercayósollozandoa lospiesdeBen-Hur,
quiensiguiópreguntandoalaesclava:—¡Habla,hablapronto,Amrah,telosuplico!Dime,¿dóndeestánmimadre
ymihermana?Lamujersollozóconmásfuerza.Desdelaoscuridad,Tirzahquisodarunpaso,peronuevamentelamadrela
contuvo.—¡Notemuevas!¡Impura!¡Impura!Entrelaimposicióntiránicadesucorazónyelamordemadre,triunfoéste.
—¡Ibas a entrar!—dijoBen-Hur, viendo el postigo abierto—.Ven, quieroentrarcontigo.Estacasaesmía.¡CaigalamaldicióndeDiossobrelosromanosquemintieron!
Ambosentraronenlamansión,mientrasqueTirzahysumadresetendíanenelpolvoparacontemplaraquellaspuertasquenuncamáshabríandetraspasar.
Cuandoeldía llegó lasgentesdelpueblo, apedradas, lashicierondejar laciudad.
—¡Soisdelamuerte!¡Id,pues,conlosmuertos!Yaloirestaspalabrasescaparoncorriendo.
5
AlcontemplarlaspiedrasqueformanelbrocaldelpozodeEn-Rogel,ydespuésdehaberbebidodesuscristalinasaguas,losviajerosquelleganaTierraSantasedetienen allí, sonriendo ante la forma primitiva con que se sacaba el agua enlejanos tiempos, y se extasían ante la vista de losmontesMorí ySion.AquélterminaenOfelyéstedondeseacostumbrasituarlaciudaddeDavid.
Despuésdecontemplar las ruinasde los sagradosedificiosdirigensuvistahaciaelmontedelaOfensa;alaizquierda,elcerrodelMalConsejo.
Habían transcurrido dos días desde el encuentro de Amrah y Ben-HurcuandoaquéllasedirigiótempranoalpozodeEn-Rogel,dondetomóasientoenunapiedra.Alpocollegóunhombreconunacuerdayuncubo,cuyamisiónerasacaraguaparalosdemás,quepreguntóalamujersideseaballenarelcántaroquellevabaenunióndeunacesta.Amrahrepusoconunaseñadenegación.
Nosedebíaalacasualidadelqueseencontraraallí.Talcomoteníaporcostumbre,desdeque ladesgraciaentraraen lacasade
susamos,habíaacudidolanocheanterioralmercadoafindeadquirircarneylegumbres. En él había escuchado la historia de la liberación de dos infelicesmujeresde laceldaVI de laTorreAntoniaydelmodocómohabíandadoconellas.
HabíaconvenidoconBen-Hurenque,paraevitarserdescubierto,lavisitaríatodas lasnoches.Laalegríadepoderdarlenoticiasdesumadreysuhermanaquedó empañada al pensar en el disgusto que le produciría saber que ambasestabanleprosas.Lasbuscaríaporentrelastumbasdondevivíanlosleprosos,sinpreocuparle que él mismo pudiera verse atacado por la misma enfermedad.«¿Quéhacer?»sedecíaunayotravezlapobremujer.
Alfinal,inspiradaporelgranafectoquesentíaporsusdueños,decidióiralpozodeEn-Rogel,dondesabíaquelosleprososacudíanenbuscadeaguayeramuyprobable queTirzah y sumadre acudieran también.No contó aBen-Hurnada de lo oído en el mercado, y esperó que, si no las reconocía, ellas si lareconoceríanaella.
LanocheanteriorBen-Hurhabíaidoaverla,ylosdoshabíanhabladolargorato.Lamujerhubodeesforzarsepornocontaraljovenloqueocurría.
AldíasiguientellegaríaMalluchyempezaríanlaspesquisas.Poco antes de la salida del sol, y cuandoBen-Hur sehabía ido,Amrah se
preparó y salió de casa en dirección al pozo de En-Rogel, donde ahora seencontrabaenesperadelosacontecimientos.
Empezaronaacudirniños,mujeres,ancianosrenqueantesconunbastónenunamanoyuncántaroenlaotra,todosacercándosepocoapoco.
Amrah,vigilante,permanecíaquieta,creyendoavecesreconoceraTirzahyasumadreentreaquellaespeciedeespectros.Suvistasehabíaposadoenmásde una ocasión en la ancha boca de entrada a una tumba, cerca de la cual sehallaba una piedra de grandes dimensiones, en donde al parecer no morabanadie.Conasombrovioquedeaquellatumbasalierondosmujeres,unaapoyadaenlaotra,ynotóquesucorazónpalpitabaconrapidez.Amrahlascontemplóycreyóverqueseestremecían.Elhombredelpozorecogióalgunosguijarrosparatirárselos,mientraslasmujeresprorrumpíanenmaldiciones.Todosgritaron:
—¡Impuras!¡Impuras!«Estasdosdebendesernuevasydesconocedorasde lascostumbresde los
leprosos»,pensóAmrahalverlasaproximarsealpozo.Selevantóysalióasuencuentroconlacestayelcántaro,mientrasoíaasu
alrededor:—Estamujer debe de estar loca para ofrecer comida a estosmuertos que
andan.—Yquizásvienedemuylejos—decíaotra.Sin hacer caso,Amrah proseguía.Cuantomás cerca se encontraba,mayor
desosiego e inseguridad le embargaban. ¿Serían ellas? A unos cuatro o cincopasos se detuvo. ¿Era aquélla la señora a quien tanto amaba? ¿Era aquélla laTirzahqueellahabíaamamantado?¿Laquealegrabalacasaconsuscanciones,labendicióndeDiosqueleprometíaconsuelodesuvejez?Elalmadelabuenamujerestabaabrumadaporlapena.
«Estasdossonmuyviejasparaserellas—dijoparasí—.Meretiraré».
—¡Amrah!—dijounadelasleprosascuandoyaellasevolvía.Dejandocaerelcántarolaasustadamujerpreguntó:—¿Quiénmellama?—¡Somosnosotraslasquebuscas!—¿Esmiama?—gritólaegipcia—.¡Oh,amamía!¡Amamía!¡Benditosea
elSeñor, quemehapermitido encontraros!—siguiómientras se arrastraba endirecciónaTirzahyasumadre.
—¡Detente,Amrah!¡Noteacerquesanosotras!¡Somosimpuras!Lasirvientacayósobreelpolvo,gimiendodetalformaquesussollozoseran
oídosporlagentedelpozo.Luegopreguntó:—¿YTirzah,amamía?¿Dóndeestá?—Estoyaquí,Amrah.¿Noquieresdarmeunpocodeagua?Aparecióenlaegipciaelespíritudeservidumbre,ylevantándosedijo:—Hetraídopanycarne.Intentóextenderlaservilletaenelsuelo,perosuamanoladejó.—No hagas esto, Amrah. Esa gente no te lo perdonaría, y a nosotras nos
negaríaelagua.Déjanoslacestaaquí,llenaelcántarodeaguaydánoslo;noslosllevaremosanuestracaverna.
La gente dejó paso a la sirvienta, y hasta le ayudaron a llenar de agua elcántaro,taleralacompasiónqueinspiraba.
Unavezllenóelcántaro,yentregadoalasdosleprosas,laviudadijo:—¡Gracias,Amrah!—¿Nohaynadaquepuedahacerporti,miama?—Sí;séqueJudáhavuelto,pues levihacedosnochesen laescalinatade
nuestra casa. Una cosa puedes hacer aún por nosotras: no debes decirle queestamosaquí,niquenoshasvisto.
—¡Perosiélosestábuscando! ¡Havenidodemuy lejossólopor saberdevosotras!
—Nadadebesdecirle,Amrah.Enadelantenosservirás,comolohashechohoy,trayendolomásprecisoparasustentarnos.Vendrásporlamañanayporlanochey…y…noshablarásdeél—terminóconvoztemblorosa.
—¡Meproducirátantodolorsaberqueseafanaporencontrarosynopoderdecirledóndeestáis!
—Puedes decirle que estamos bien. Pero no, Amrah. Deberás callar porcompleto.Ahoravete,yregresacuandoseadenoche.
—¡Nopodrésoportarelsilencio,ohmiama!¡Serátanduroparamí!
—Másduroseríaparanosotrasquenosvieratalcomoestamos.Veteahora—terminó la infelizmujer, tomando el cántaro ymarchando en dirección a latumba.
Amrahpartiótristeysilenciosa.Por lanochevolvió;yasí,por lamañanaypor lanoche, les sirviócuanto
podíandesear,quenoeramuchosisepiensaquenoestabantanmalcomoenlaTorre durante los ocho últimos años, ya que almenos, en la tumba en dondeahoravivían,elsolentrabayasípodíanaguardaralamuertemásapaciblemente.
6
El quinto día del mes séptimo, por la mañana, Ben-Hur se levantó triste ydescontento.
ParaentoncesMalluchyaestaba recogiendo informesen laTorreAntonia.Sedirigióal jefede la fortaleza, leexplicó loocurridocon la familiaHury ledijoquedeseabasabersivivíaalgunodesusmiembros,parasolicitardelcesarlarestitucióndetodossusbienes.El tribunolerelató loocurridoy lepermitiócopiarelinformerelativoalasdosmujeres.
CorrióluegoMalluchareferiraBen-Hurcuantosabía.Eldolordeéstenopuedeserdescrito.Surostrodemostróeltormentoqueconsumíasucorazón.
—¡Mi madre y mi hermana leprosas, leprosas! —gemía una y otra vezdesgarrado por el dolor y la cólera, y al mismo tiempo proyectaba planes devenganza—. ¡Voy a buscarlas! ¡Quién sabe lo que estarán sufriendo en estosmomentos!¡Quizásesténmuriendo!
—¿Adondevas?—lepreguntóMalluch.—¡Sólohayunsitiodondepuedanestar!IntentóMalluch persuadirle de que delegara en él para buscarlas, pero no
consiguió que dejara de acompañarle hasta el lugar en donde los leprosos sereunían,oseaelcerrodelMalConsejo.
Durante todo aquel mes, y al siguiente, continuaron haciendo pesquisas yofrecieron recompensasquenodieron resultado,pues lasdosmujeres siempreconseguíandesviarlassospechas.
Todo lo que pudieron saber, al tercermes de indagar, fue que, dosmesesantes,dosleprosashabíansidoapedreadasenlapuertadelPescadoporordendelasautoridades,ysupusieronquesetratabadeellas.
Unapreguntasehacían:¿dóndeestaban?
¡Noseconformabanconquelasdospobresmujeresfueranleprosas:teníanqueapedrearlas,yelloensumismaciudadnatal!¡Quizásesténmuertas!
Lleno de cólera volvió al «khan». En el patio se encontraba un numerosogrupodepersonas,ensumayoríajóvenes,queporsuairedemostrabanprocederde otra provincia. No tardó en saber que eran galileos, llegados por diversosfines,perosobretodoparatomarparteenlafiestadelasTrompetas,lacualsecelebraba aquel mismo día. Pensó que era en ellos donde podía encontrar elapoyonecesarioparalaobraqueseproponíaemprender.
Lesimaginócubiertosdearmadurasysometidosaladisciplinaromana.¡Élharíadetodosellosformidableslegiones!
Unhombreaparecióenaquellosmomentosypreguntó:—¿Quéhacéisaquí?LosrabinosylosancianoshanidoalTemploahablar
conPilatos.¡Daosprisa;vamosconellos!—¿ParahablarconPilatos?¿Dequé?—preguntaron.—AseguranqueelnuevoacueductohadeserpagadocondinerodelTemplo.—¿Coneltesorosanto?—preguntaronconindignación.—Debemosseguiralacomitiva.¡Hemosdeiraprotestar!—¡Estamoslistos!—exclamarondesprendiéndosedelasvestidurasinútiles.IntervinoBen-Hur:—SoydeJudá.HombresdeGalilea,¿queréisquevayaconvosotros?—¡Vamosaluchar!—Noseréyoelprimeroenhuir.—Parecesfuerte.Ven,siasíestudeseo.—Creéisquehabrálucha.¿Conquién?—Conlaguardia.—¿Legionarios?—¿Enquiénhandeconfiarlosromanossinoenellos?—¿Yconquéarmas?Todoslecontemplaronensilencio.Luegocontinuó:»Saldremos del paso como podamos, pero hemos de elegir un jefe. Los
legionariossiempretienenalguienquelesdirige.Para dirigirse al Pretorio, nombre que pomposamente daban al palacio de
HerodesenelmonteSion,habíandecruzarselastierrasbajasalnorteyaloestedelTemplo.DenorteasurpasaronporelAkra,distritodelaTorreMariana.Algrupo se unieron otros, que comentaban con exasperación la noticia del día.CuandollegaronalapuertadelPretoriolosrabinosyancianoshabíanentradoen
él,yunaenfurecidamultitudquedóafuera.Undestacamentoarmado,almandodeuncenturión,guardabalapuerta,por
dondesalíayentrabaunagranmuchedumbre.Ungalileopreguntóaunodelosquesalían:
—¿Quépasaahíadentro?—Los rabinos están esperando audiencia. Pilatos les ha visto y por el
momentoselahanegado.Elloslehanenviadounemisarioparaquesepaquenosemarcharánsiantesnosonrecibidos.
—¡Entremos!—dijoBen-Hur.Elgrupoentróyllegóaungranespaciocuadradoencuyoladooccidentalse
alzaba la residencia del gobernador.Una granmultitud llenaba este espacio ymirabahaciaunpórticoguardadoporotracompañíadelegionarios.
Cerca de este pórtico podían verse, a través de la apretada multitud, losturbantes de los rabinos, cuya impaciencia se comunicaba a lamasa agolpadadetrásdeellos.
—Sieresgobernador,¿porquénosales?Pilatos,¡salafuera!—¡Para nada se cuenta aquí con Israel!—gritó un hombre—. ¡No somos
másqueunosperrosdelosromanos!—¿Creesquesaldrá?—Yasehanegadotresveces.—¿Quéharánlosrabinos?—LomismoqueenCesarea:acamparhastaquelesdéaudiencia.—¿Seatreveráatocareltesoro?—¡Quiénsabe!¿NofueunromanoelqueprofanóelTabernáculo?¿Esque
paralosromanoshayalgosagrado?Así transcurrió el día, que trajo consigo un aguacero que no consiguió
disminuirlamultitud.Éstaibaenaumentoygritaba:—¡Quesalga!¡Quesalga!Mientras tanto Ben-Hur procuraba mantener a los galileos en un grupo
compacto.PensabaquePilatosdeseabaqueelpueblo leproporcionaraocasióndeemplearlafuerza.Seprodujoungriteríoinmenso.Ben-Huralzóaunodelosgalileossobrelamultitud,yporélsupoqueungrupodehombresarmadosconpalos,yvestidoscomolosjudíos,pegabaalagentedelpueblo.
—¿Quiénesson?—PorDiosquesonromanosdisfrazados.Suspaloscaensinpiedadsobrela
gente.Hevistocaeraunrabinoalsuelodeungolpedadoenlacabeza.
DejandoalhombreenelsueloBen-Hurgritó:—¡Vamos a entendernos con los vapuleadores, hombres de Galilea!
¡Corramoshacialosárbolesyarmémonosdegruesasestacas!Armadosya,acometieronagolpesalosromanos,quetitubearon.LosgolpesserepetíansincesaryeraBen-Hurelquemásymejorgolpeaba.
Su habilidad en elmanejo de las armas se hacía notar.Allí donde llegaba losgrupossedeshacíancomounmontóndehojassecasbarridasporelviento.Sugritodeguerraanimabaasusamigoseinfundíapánicoasusenemigos,queporfin corrieron a refugiarse en el pórtico, seguidos por los galileos, a los cualesdetuvoBen-Hur.
—¡Quietos,quietos,compañeros!Ahoravieneelcenturiónconlaguardia,ynopodemoslucharconestasarmas.¡Quecadacualvayapordondepueda!
—¡Nohuyáis,perrosdeIsrael!—gritóelcenturión.—Si nosotros somos perros, vosotros sois chacales de Roma—replicó el
joven—.Noospreocupéis,queyavolveremos.Una granmuchedumbre se agolpaba en las afueras, en las azoteas, en las
calles,gritandoyrezando.CuandoBen-Hursalió,elcenturióndelaotraguardialegritó:—Tú,insolente,¿eresromanoojudío?—Henacidoaquí.¿Quéesloquequieresdemí?—Espera,ynosveremoslascaras.Esoesloquequierodeti.—¿Tú solo? —se burló el joven—. He aquí un bravo romano, hijo del
bastardoJúpiterromano.¿Novesqueestoydesarmado?—Tomamisarmas.Yobuscaréotras.El pueblo calló al darse cuenta del reto del centurión.Ben-Hur pensó que
aquéllaeraunabuenaocasiónparalucharporlacausadelnuevoRey.—Estoydispuesto.Dametusarmas.Nonecesitoelyelmonilacoraza.Mientraslossoldadostambiénpermanecíansilenciosos,lamuchedumbrese
preguntaba quién sería aquel apuesto mancebo que desafiaba al centuriónromano.
Durante breves instantes ambos contendientes se atacaron.Al finBen-Hurhizopenetrarsuespadaporelcostadodesuenemigo,quecayópesadamentealsuelo.
Ben-Hur,conunpiesobreelcuerpodelcenturión,cualungladiador,levantóelescudosobresucabezaparasaludaralossoldadosinmóvilesantelapuerta.
Elpueblodemostróconfuertegriteríosualegríaporlavictoriadeljudío.
Dirigiéndoseaunodelossoldados,Ben-Hurdijo:—Tucompañerohamuertocomounsoldado.Nodeseosusdespojos,perosí
laespadayelescudo.Dicho esto se alejó con los galileos, que no cesaban de aclamarle. Pero
Ben-Hurlesdijo:—Debemos separarnos a fin de que no nos persigan. Esta noche nos
reuniremos en el «khan» de Betania. Tengo que deciros algo de interés paraIsrael.
—¿Quiéneres?—preguntaron.—UnhijodeJudá—respondió.—NosveremosenBetania—replicaron.—Llevad con vosotros, para que pueda reconoceros, esta espada y este
escudo.Ytrasdecirestodesaparecióconpresteza.Elpueblorecogióasusmuertosyheridos,contentoenparteporlavictoria
alcanzadaporaqueljovenaquiennocesabandeensalzar.DeestaformasedioaconocerBen-Huryganóautoridadsobrelosgalileos,
conloquepreparóelcaminoparalacausadelReyanunciado.
SÉPTIMAPARTE
1
Despuésdecelebrada lareuniónenel«khan»deBetania,Ben-HurpartióparaGalilea.SuhazañaenlaviejaplazadelMercadolehabíaproporcionadofamaygraninfluencia.
Al finalizar el invierno disponía de tres legiones, copia exacta de lasromanas.Aunpudiendoprepararmás,nolohizoconelfindenodespertarlosrecelosdelosromanosydeHerodesAntipas.
Seesforzóenadiestraralastreslegionesafindequeestuvierandispuestaspara la acción. Enseñó a los oficiales el manejo de las armas. Una vezentrenados, les mandó a sus respectivas aldeas para que ellos a su vezinstruyeranaotroshombres,yasíformóelnúcleodenuevosejércitos.
Talobraseconsiguiógraciasalahabilidad,celo,fe,abnegaciónypacienciade Ben-Hur. Para ello contó también con el apoyo de Simónides, sin el cualquizásnolohubieselogrado.
Las tribus deAser, Zabulón, Isacar y Neftalí constituíanGalilea. El judíonacidocercadel templodespreciabaasushermanosdelNorte,peroelTalmudhadicho:«Elgalileoamaelhonoryeljudíoeldinero».
AborrecíanaRomaconlamismaintensidadconqueamabanasupaís.Ensuúltimaguerracontralosromanosperdieronlavidamásdecientocincuentamilgalileos.
Vivían en paz con todo el Mundo, ya que consideraban a todos comocompatriotassuyos.
Enunpueblodetalcarácter,lanoticiadelallegadadelnuevoReyhabíadeproducirhondaimpresión.
Ben-Hur les hablaba de los profetas y de Baltasar, quien le esperaba enAntioquía.
Unatarde,cuandodescansabasentadoalapuertadelacavernaquelesservíadecuartelgeneral,Ben-Hurrecibió,pormediacióndeunárabe,unacarta.
Abriólossellosyleyó:
Jerusalén,NisánIV.Se encuentra entrenosotrosunprofeta, que segúnmuchosdicen es
Elias,quehapermanecidomuchosañoseneldesierto.Yomismolehevisto y oído, y me he convencido de que espera al mismo Rey queesperamosnosotros.
Jerusalén entera ha salido para ver a este profeta, y en el monteOlívete,dondepredica,parececomosifueraelúltimodíadePascua.
Sipuedesvenir,hazlo,yasípodrásjuzgarportimismo.MALLUCH
—Segúnestacarta,amigosmíos,nuestrosdeseosseveránprontocumplidos.HaaparecidoenJerusalénelheraldodelReyquetodosesperamosyanunciasullegada—dijoBen-Hurasusamigosconelrostroresplandeciente.
DespuésdedirigirunacartaaIlderimyotraaSimónidesparadarlescuentadelasnoticiasrecibidas,Ben-Huresperóaquellegaralanoche.
Luego, acompañado de un guía, em prendió el camino hacia el Jordán,siguiendolashuellasdelascaravanasquevandeRabat-AmónaDamasco.
2
Aun cuando la intención de Ben-Hur era buscar un lugar al amanecer paradescansarhastalanochesiguiente,amaneciómientrasaúnestabaeneldesierto,porloquecontinuaronelviajehaciaunvalleconocidoporelguíayalquenotardaríanenllegar.
Leapartódesuspensamientoslavozdelguía,quellamósuatenciónsobreungrupodejinetesquelesseguía.
—Esuncamello,yademásunhombreacaballo.Ben-Hur pensó enBaltasar y en Iras y se sorprendió al comprobar que se
tratabadeellos.¿Se daría a conocer? Le extrañaba encontrarlos solos en el desierto. El
camellosehabíaacercadoalcaballodeBen-Hur,ycuandoéstemiróhaciaarribaIraslevantólascortinasylecontemplóconsusgrandesojos.
—¡Labendicióndelcieloseaconvosotros!—dijoBaltasarconemocionadavoz.
—¡YconvosotroslapazdelSeñor!—contestóBen-Hur.—Aunque mi vista se encuentra cansada por los muchos años, no creo
equivocarmealdecirquetúereselhijodeHur,aquienconocíenlatiendadeIlderimelGeneroso.
—YtúeresBaltasar,culpableenpartedequeyomeencuentreahoraaquí.¿Adondevassolo?
—ElqueestáconDiosnuncaestásolo.Noobstante,puedodecirtequepartíconunacaravanaquesedirigeaAlejandríapasandoporJerusalén.Estamañana,impacienteporirtandespacio,noshemosadelantado.
—Te ruego, Ben-Hur, que nos indiques alguna fuente a fin de poderdesayunar—intervinoIras.
—Pronto llegaremos a esa fuente, bella egipcia, y comprobarás que susaguassontandulcescomolasdeCastallia.Pongámonos,pues,enmarcha.
Alpocoratollegaronalcaucedeunhondotorrente.Teníanqueavanzarconprecaución,puesacausadelasúltimaslluviasestabareblandecidoelterreno.Alfinaldeaquelestrechopasoaparecióantesuvistaunmaravillosovalleenelquecrecíanvides,palmerasyolivossilvestres.Alaentradadeunbosquecillocorríanlasaguas transparentesdeunarroyo, lascualesbrotabanalpiedeunarocaendondeseleíaelnombredeDios,sindudaescritoporalgúnviajerosedientoenseñaldegratitud.
Echando pie a tierra, y mientras Baltasar oraba con devoción, Ben-Hurcomprobóquenoexistíanhuellashumanas,loqueporelmomentolesconvertíaendueñosdeaqueledén.Iraspidióaletiope,suservidor,queledieraunacopaconelfindesaciarsusedenlascristalinasaguasdelarroyo.
Iras y Ben-Hur se dirigieron al arroyo, donde Iras llenó la copa y se laofrecióaBen-Hur,quiendijo:
—Porfavor,teloruego,bebetúprimero.—En mi país hay un proverbio que dice: «Mejor es ser copero de un
afortunado,queministrodelrey».—¿Afortunado?—Sí.Alconcedernoséxitoslosdioses,lohacenparademostrarqueestánde
nuestrolado.¿Notriunfasteenelcirco?¿Nodistemuerteauncenturión?Elcombatesostenidoconaquelcenturiónromanodebíadeserconocidopor
todo el Oriente. Ben-Hur sintió que se ruborizaba, no sólo por la fama queadquiría, sino por sentirse admirado por aquella bella joven. Nadie sabía, noobstante,elnombredeltriunfador,conocidosolamenteporMalluch,SimónideseIlderim.Viéndoleuntantoconfuso,Iraslevantósucopadiciendo:
—Gracias,diosesdeEgipto,porhabermepermitidodescubrirunhéroe.Porvuestro honor, bebo yo ahora. ¡Y tú, hijo de Hur! ¿Es que es común que unvalienteseveaderrotadoporunamujer?Bebeahora,yvesiencuentraspalabrasdulcesparamí.
Tomando la copa, y procurando disimular su turbación, el joven Hurcontestó:
—LoshijosdeIsraelnotienendiosesaquienesbrindar.¿Sabría la egipcia todo lo relativo a él? ¿Conocería el trato concluido con
Ilderim y sus relaciones con Simónides? ¿Sería ella enemiga suya? Aquellospensamientoscruzaronsumentemientraslevantabalacopaydecía:
—Hermosaydulcedoncella:deseryoegipcio,griegooromano,diría:¡Doygracias a los dioses por permitir que yo permanezca en el Mundo y puedacontemplar los encantos y bellezas representados en la dulce Iras, la másencantadoradelashijasdelNilo!
—Has pecado contra los dioses —dijo la egipcia poniendo la manosuavemente sobreelhombrodeBen-Hur—.Losdiosespor losquehas libadosonfalsos.Debieradenunciartealosrabinos.
—Taldenuncia careceríade importancia, si se tiene encuenta tantas cosascomosabesdemí.
—Irémáslejos.AcusaréalajudíaquecuidadelasrosasenlacasadelgrancomerciantedeAntioquía.Teacusaráatideimpiedad,yaella…
—¿Dequélaacusarás?—Ladiréloquemehasdichoconlacopalevantada,ypondréalosdioses
portestigos.AntesdequepudieracontestaralabellaIras,Baltasarseacercóalafuentey
dijo:—No es bastante con que te dé las gracias por habernos proporcionado la
visión de este magnífico valle. Ven, aposéntate a nuestro lado y participa denuestropan.
Después de lavarse las manos, y mientras el criado preparaba toallas, sesentarona lausanzaorientalycomieron losexcelentesmanjaresqueel etíopelesservía.
3
Cuandodieronfinalacomida,BaltasarpreguntóaBen-Hur:—Cuando te alcanzamosmepareció que tus pasos se dirigían a Jerusalén.
¿Puedopreguntartesivasallí?—Sí;voyalaCiudadSanta.—Sientoprisaporllegar.¿Podríasdecirnossiexisteotrocaminomáscorto
queeldeRabat-Amón?—Sí,hayunoqueyomepropongoseguir;peroesmásdifícilypeligroso.—Noimporta.Estoyimpacienteyansiosoporllegar.Muchasnochesoigoen
sueñosunavozquemedice:«¡Levántate,Baltasar!¡Aquelqueportantotiempohasesperadovaallegar!».
—¿Te refieres al Rey de los judíos? —preguntó Ben-Hur conteniendo larespiración.
—Sí,deÉlhablo—respondióelanciano.—¿Esquesabesnoticiassuyas?—Sólolaspalabrasqueoigoenmissueños.—Puesyotengonoticiasmásconcretas,queestoysegurotealegrarán—dijo
Ben-HurmostrandolacartaquehabíarecibidodeMalluchydándoselaaleeralanciano.
CuandoBaltasarconcluyólalecturaexclamóelevandolavistahaciaelcielo:—¡Gracias,Diosmío!Ahora sólo te suplicoquemeconcedas lagraciade
volveraveralSalvador.Luegomorirétranquilo.Ben-Hurpreguntóalanciano.—¿TodavíacreesqueseráunSalvadorynounRey?—No sé qué contestarte, aunque nada he sabido desde la última vez que
hablamoseneladuardeljequeIlderimquehayamodificadomiconvicción.
—Tú dijiste —observó Ben-Hur respetuoso— que el Enviado sería Rey,aunque no a la manera del césar, puesto que su reino sería espiritual y nomaterial.
—Sigo opinando lo mismo. La diferencia entre tu fe y la mía es que yoesperounReyparalasalmasytúloesperasparaloshombres.
Hizounapausa,comosibuscara laspalabrasapropiadasparaexpresar sussentimientos,yluegoprosiguió:
«Escucha,hijodeHur,yquizásconsigaconvencertede lasuperioridaddelReino que yo espero sobre el que tú deseas.Nadie puede decir desde cuándocreen los hombres en la existencia del alma. Seguramente esta fe viene desdenuestros primeros padres.A lo largo de los siglos hamantenido su vigor conmayoromenorfortuna.Algunospuebloshancreídoenellaconfirmeza;otroshandudado;otros,enfin,lahanrechazado.PeroalolargodeltiempoDioshaidoenviandorelámpagosdelucidezquehandepuradoyaclaradoaloshombreslacertezadeestafeenlainmortalidaddenuestrasalmas.
»Si ahora nos preguntamosqué tienemás valor: esta vida corta y llenadesinsaboresolaotradestinadaalasalmas,lacontestaciónnoesdudosa,hijodeHur:lavidaterrenaescomounminutocuandolacomparamosconlaeternidadjuntoaDios.Ahorabien,siconsideraslaperfectaexistenciaquenosesperatrasla muerte y cómo las pasiones y la ignorancia han ofuscado en nosotros lacomprensión de esa otra vida, entenderás cuán necesario es que venga unSalvador,muchomásnecesarioyapremiantequeeladvenimientodeunnuevoReyyunnuevoImperio.
Baltasar enmudeció y un profundo silencio se adueñó del improvisadocampamento.Luegoelancianovolvióatomarlapalabra:
—Prosigamosnuestrocamino.LoquetehedichoaumentaenmílosdeseosdeveralEnviado.
Diounapalmadayeletíopelessirvióvino.Apuradaslascopas,elesclavorecogió losutensiliosysepusieronenmarcha,conelpropósitodealcanzar lacaravanadeBaltasar,queleshabíaadelantadoduranteaqueldescanso.
4
Dadalalentituddelamarchadelacaravana,yantelaimpacienciadeBaltasar,prosiguieronelviajesolos.
Ben-HursentíaqueelcorazónlelatíaconmásrapidezcuandolabellaIrasposaba sus ojos en él. Cualquier objeto, por simple que fuese, que atrajera laatencióndelaegipciacobrabagraninterésparaél.Cuandolacortinadel«khan»secorriólepareciómenosesplendorosalaluzdeldía.
Lamujer, con femenina coquetería, procuraba atraer sobre ella la atencióndeljovenengalanándoseconsusmáspreciososadornos.
Al llegar lanocheplantaron la tiendaaorillasdeunestanqueformadoporaguasdelluviaysedispusieronapernoctar.
Durante la segunda guardia, que había correspondido al joven Hur, seencontraba éste ante la tienda, con el pensamiento perdido en la bella Iras,cuando notó que una mano, a cuyo contacto se estremeció, se posabasuavementesobresuhombro.Alvolversevioqueeralabellaegipcia,quienlesonreía.
—Creíaquedormías—dijoBen-Hur.—Hesalidoacontemplar lasestrellas,misviejasamigas.Elsueñoespara
losviejosylosniños.Tomandolamanodelajoven,Ben-Hurdijo:—¿Hesido,acaso,sorprendidoporunenemigo?—Losenemigosodian.HasdesaberquecuandoeraniñaIsismebesóenel
corazón,ynopermitiráquelaenfermedaddelodiomeacometa.—Veoportulenguajequenoparticipasenlospensamientosdetupadre.—De haber presenciado lo que él, quizás sí participaría, y tal vez lo haga
cuando sea vieja. La religión no debiera existir para los jóvenes. Sólo poesía,
alegría,amor.ElDiosdemipadreesdemasiadoserioparamí.Tengoundeseo,¡ohhijodeHur!
—¿Existequizásalguienqueseatrevaanegártelo?—Mideseoesmuysencillo.Deseoprotegerte.—Noseasenigmáticacomolaesfingedetupatria.Damesiquieraelextremo
delhilo, comoAriadna, conel findequepuedapenetrar enel laberintode tualma.¿Porquéprecisoprotección?¿Porquéhasdeserprecisamentetúquienmeproteja?
Dirigiéndoseasucamello,labellaIraslehabló:—¿Cómoadivinas?,¡ohtú,velozejemplardelosrebañosdeJacob!¿Verdad
que alguna vez tropiezas y entonces no desprecias que te ayuden, aunque laayudaprocedadeunamujer?Porellomerecesunbeso—ylaegipciarozóconsus labios la frentedelbruto—,porqueen tualmanoblenoexisten recelosnisospechas.
—¿No comprendes, ¡oh Egipto!, que conmi silencio garantizo la vida deotros?
—Puedeser—dijoconvivezalaegipcia—.Omuchomejor,asíes.Ben-Hurretrocedióunpasoypreguntóconvozalterada:—¿Cómosabestúqueasies?¿Quéesloquesabes?—¿Cuándo comprenderán los hombres que nuestros sentidos son más
penetrantes?Durantetodoeldíaheestadoobservándoteyhecomprendidoquesobre ti pesa una gran responsabilidad.He escuchado tu conversación conmipadre.AquelaquienvaisabuscaresunRey,elReydelosjudíos,máspoderosoqueHerodes,¿noesasí?Desde lamañanaheestadosoñando.Si te refieromisueño,¿harástúlomismoconeltuyo?
AlverqueBen-Hurpermanecíacallado,laegipciaintentórechazarsumanoyapartarsedeél.
—¡Quédate,telosuplico!Quédateyhabla.—He tenido una visión—dijo Iras— en la que una gran guerra estallaba.
AlgocomosiCésaryPompeyohubieranvuelto.Unagrannubedepolvocubrióel Mundo entero, y cuando volvió la claridad el poder de Roma habíadesaparecido.Salióalaluzunanuevarazadehéroes,yyomedije:elquesirvaalnuevoRey,conseguirádeéltodoloquedesee.
Estremecióseeljoven,puesaquelsueñohabíasidoelsuyo,ylapreguntalamismaqueélsehabíahecho.
—¡Yaloveo,yaloveo!—dijoBen-Hur—.Muéstrameelcaminoaseguiry
loemprenderé,aunquenadamásseaportuamor.—Tiéndetealladodelcamello,encimadetucapa,ytecontaréunahistoria
quellegóaAlejandríaporelcursodelNilo.Setendiótalcomolaegipcialehabíadicho,mientrasellaseaposentabaen
unasientoquesehabíaprocuradocercadelcamello.—Estoy dispuesto. Habla —dijo BenHur, alrededor de cuyo cuello había
pasadoIrasunodesusbrazos.
Enlamontañamáselevadaseencuentraelpalaciodelamásbelladelasdiosas:Isis.Suesposo,elpoderosoysabioOsiris,sentíaavecescelos,puessóloenestolosdiosesseparecenalosmortales.
Retozandoenciertaocasión (noexistendíaspara losdioses) en laazoteadesupalaciodeplata,miróalolejosyvioaIndra,quepasabaporelconfíndelUniversoconunejércitodemonossobresuságuilas.
Regresaba de su victorioso combate contra Raksakas, llevando aRama,elhéroehumano,yalamásbelladelasdiosasdespuésdeIsis,Sita,suesposa.
DesdelaazoteaIsissaludóaSita.Fíjatebien,sóloaSita.Entrelosquemarchabanylaparejadelaazoteaseinterpusounvelodetinieblas:Osiris había fruncido el ceño, y enfadado ordenó a su esposa que sefueraacasa.
—Para hacer un ser perfectamente feliz, no necesito tu ayuda—ledijo—.¡Márchate!
—Mevoy,midulceseñor.Peroséqueno tardarásen llamarme,yaque sin mí no solamente serás incapaz de hacer un ser perfectamentefeliz,sinoquetúmismonoseríasfelizsinmí.
TomóIsissusillaysusagujas,ymarchóahacercalcetayavigilarasuesposo.
Ymientras la fuerza creadora deOsiris se dejaba sentir, sumujerseguíahaciendocalcetasinperderunsolopunto.
Cercadelsol,comounamanchaenelespacio,aparecióunjiróndeniebla. Al verla Isis pensó que su esposo deseaba crear un mundo,mientrasseguíaconvencidadequeprontoseríallamadaporOsiris.
DeestaformafuecreadalaTierra.Fuealprincipiounamasafríayabandonadaenelvacíoinfinito.Después,pocoapoco,aparecióprimero
unvalle,luegounamontaña,luegounmar,perosinquebrotaraningúnsignodevida.Porfin,alaorilladeunrío,aparecióalgo.Estealgoselevantó; y cesando de hacer calceta Isis contempló el nacimiento delprimerhombre,cosabuenadever.Acontinuaciónviocómobrotabanlosdemásseres,plantas,animales,insectos,reptiles.
Durante algún tiempo el hombre fue feliz, lo que hizo exclamar aOsiris:
—Heconseguidounacriaturafeliz.¿Paraquétenecesitoati?—dijodirigiéndose a su esposa. Ésta permanecía en silencio, esperando,demostrandotantapacienciacomopoderOsiris.Ellasabíaquelavidanoessuficienteparadarfelicidadalhombre.
Pronto pudo observar que el hombre pasaba mucho tiempoensimismado,conrostroenelqueseveíaelenfado.
Nuevos síntomas de la voluntad creadora se dejaron sentir, y losvalles y montañas se cubrieron de verdor. Aparecieron flores cualestrellas y el mar tomó el color azul del cielo, lo que dio al hombrenuevasseñalesdefelicidad.
Sonrió Isis y reanudó su calceta, pensando que tales cosasproducirían al hombre una felicidad poco duradera. Nuevamenteabandonó Isis su calceta para, asombrada, ver cómo todo lo creado,inmóvil hasta el momento, recibía el don del movimiento. Los pájarosempezarona volar, los cuadrúpedosa correr, losárbolesmovieron sushojasy ramasy los ríoscorrieronhaciaelmar,quea suvezbatía lasolassobrelascostas.
Antetalmaravillaelhombrefuefelizcomounniño,loquesatisfizoaOsiris,quenohabíaprecisadoayudadesuesposa,aquienselodijo.
—Todoestámuybien,dulceseñor,yserviráparaalgúntiempomás.Yasísucedió.Alacostumbrarseelhombreatantamaravilladejóde
alegrarseytornóasutristeza.Tronó de nuevo la voluntad creadora deOsiris, y todas las cosas,
mudas hasta aquel momento, empezaron a emitir sonidos, producidosparacomplaceralhombre.
Admirada de tanta belleza, también Isis quedó suspensa. Luegopensó: «Bien, ya está todo: color, movimiento, sonido. La obra de miseñorestácompleta».
Durantemucho tiempo,más del que había transcurrido, el hombre
fuedenuevo feliz;pero Isis estaba seguradequeel serparaquien suesposo había creado tantamaravilla tornaría a su tristeza, y al fin talcosallegó.
Acostumbrado el hombre, languidecía en su tristeza, lo que hizoexclamaraIsis:
—Señor,tucriaturasemueredetristeza.¿Quieresqueyoteayudeaconseguirsuenterafelicidad?
En su orgullo, Osiris ni contestó. Fue entonces cuando Isis,terminando el último punto de su calceta, hizo un ovillo y lo lanzó alespacio.Cayóalladodelhombre,quienaloirelruidolevantólacabezay vio cómo la primeramujer aparecía ante él y le tendía sumano.Laabrazóél,yambosvivierondeestaformafelizdurantetodalaeternidad.
—AsícuentanaorillasdelNilo,¡ohBen-Hur!,cómofueelprincipiodelobello.
—¿QuéfuedeOsiris?—preguntóeljoven.—Dejóaunladosuorgulloyllamóapalacioasuesposa,yjuntosvivieron
felices,ayudándosesiempreelunoalotro.—¿Nodebohaceryolomismoqueelprimerhombre?—¡Ayamor!—suspirólaegipciaapoyándosesobreelpechodeBen-Hur—.
EncontrarásalReyyleservirás,conquistandosusmásricosdones,ysumejorsoldadoserámihéroe.
—¡SielReymeconcedeunacorona,lapondréatuspies!¡Serásmireina,lamásbelladelasreinas,ymifelicidadseráeterna!
—¿Permitirásqueteayude,ymecontarástodaslascosas?—¿Notienesbastanteconmiamor?—preguntóBen-Hurquesintióenfriar
suentusiasmoanteaquellapregunta.—Sólolacompletaconfianzaesindicadoradelamorperfecto.—Erescruel,adoradaIras.Dirigiéndosedenuevoalcamello,ydepositandounbesoensufrente,lahija
deBaltasarrespondió:—Toma ese beso, noble animal, ya que en tu amor no existió la
desconfianza.Ytrasestaspalabras,desapareció.
5
TresdíasdespuésllegaronalasorillasdelJabbek,endondesehallabanmásdeun centenar de hombres. Uno de ellos se acercó y les ofreció de beber.Contemplóconcuriosidadelcamelloydijo:
—Hermosoanimal.VengodelJordán,dondesehacongregadogrannúmerodegentes,llegadasalgunassobremagníficoscamellos.Nohevisto,noobstante,ningúnejemplarcomoéste.¿Dequérazaes?
—¿Dóndesehareunidolagentequedices?,¡ohilustreamigo!—EnBetabara.—Escapa ami sentido cómo en un lugar como Betabara, que siempre ha
aparecidodesierto,secongregatantagente.—Sevequesoisforasteroyquedeconocéis,portanto,lasbuenasnuevas.—¿Aquébuenasnuevasterefieres?—Ha aparecido un hombre que dice llamarse Juan el Nazarita, hijo de
Zacarías.Predicacosasextrañas,ydiceserelenviadoporelMesías.Havivido,segúncuentan,todasuvidaenunacaverna,másalládeEn-Gedi.
—¿Quécosaspredica?—Algo de lo que nunca en Israel se dijo. Él mismo lo llama
«arrepentimientoybautismo».Nadiesabequéhacerconél.UnoslepreguntansieselCristo,otrosquesiesElias.Peroatalespreguntasélsólodice:«Yosoylavozdelqueclamaeneldesierto.EnderezadelcaminodelSeñor».
Elhombre,llamadoporsuscompañeros,intentómarcharse,peroBaltasarleretuvoconotrapregunta.
—¿Encontraremosaesepredicadorenellugardondevosotroslevisteis?—Sí,enBetabara.—NocabedudadequesetratadelheraldodenuestroRey—dijoBen-Hur
dirigiéndoseaIras.—Partamos—hablóBaltasar—.Meencuentroconfuerzasparacontinuarel
viaje.Acamparon en las cercanías de Ramet-Gilead, donde se dispusieron a
descansar.—Partiremosalamanecer—dijoBen-Hur.—ElReynodebedeandarmuylejosdesuheraldo—dijoIras,queseretiró
seguidamente.Alamañanasiguiente,cuandoyallevabanalgúntiempodemarcha,Ben-Hur
dijoaBaltasar:—Faltapocoparallegar.Avivaron el paso de sus cabalgaduras y pronto divisaron gran cantidad de
tiendasyanimalesconlaspatastrabadas.Lamultitudempezabaadispersarse.Nadie prestaba atención a los recién llegados; tal era la impresión de las
palabrasquehabíanoído,acercadelascualesdiscutíanconardor.Creían que habían llegado demasiado tarde; y entonces vieron que se
acercabaaellosunpersonajesingular.Parecíaserunsalvaje.Lapieldesurostroeraresecacomounpergamino,y
unadescuidadacabellera,suciayenmarañada,lecaíaporlaespalda.Secubríaconunaespeciedecamisadepieldecamelloeibadescalzo.
Se movía, no obstante, de forma viva y a cada momento apartaba con lamanosusindomablescabellos.
LavisióndeaquelpersonajehizoexclamaraIras:—¿EséseelheraldodelRey?—Eselnazarita—contestóBen-Hursinmirarla.Tambiénélsentíaextrañezaanteaquelasceta,apesardeestaracostumbrado
a ver a otros en el desierto, cubiertos de harapos y sufriendo toda clase demartirios.SuentusiasmoporlallegadadelReysufrióunbruscodesencanto.Lerecordabaaloscriadosdelosbañosromanos,repugnantesensupobreza,enlasTermaspúblicas.Poresosolamenteacertóadecir:
—Esunnazarita.Noprodujosorpresa,encambio,alosojosdeBaltasar,quiensabíaquelos
caminos de Dios eran muy diferentes a como la mayoría de los hombres losimaginaban.Élnopensabaigual,porloqueesperópacientemente.
Encadaunodelospresentesfuerondistintoslossentimientossuscitadosporaquelhombre.
Enaquelmomentootropersonaje,quehabíaestadosentadosobreunapiedraa la orilla del río, se levantó y marchó en dirección al camino que seguía elnazarita, hasta que ambos llegaron a juntarse. El predicador, como herido porunavisión,contemplóalhombreylevantólasmanosenademándedeteneralamultitud. Todos permanecieron quietos, escuchando, mirando al que Juanseñalaba. La estatura de éste era mediana, y sus ademanes tranquilos yreposados.Secubríaconunatúnicaynollevabaalforjas,cinturónnibáculo.
Tales pormenores no pasaron inadvertidos a la multitud, pero quedaronpaliadosporlaatracciónqueejercíanlafazylacabezadelhombre.
Bajolasbienarqueadascejaspudieronverunrostroconunosojosrasgados,decolorazuloscuro;narizpropiaderostrohebreo;uncutisfinoyuncabelloybarbaonduladosybrillantesa losqueel solarrancaba reflejosdeoro.Ningúnbravoguerrerohabríale consideradoenemigopeligroso,ni lasmujereshabríantenidodesconfianzadeél.
Todosuserreflejabainteligencia,amor,piedadymelancolía,aunquequizásfuera unamezcla de todo ello.Adivinábase un alma noble, condenada a vivirentremiserablespecadores.Nadiepodríadecirqueentanbellorostroasomasesignodedebilidadalguna,sinomásbienenérgicavoluntad.
Despacio,majestuosamente,seacercóa los tresyclavósusojosenlosdeBen-Hur,queacaballo,consulanza,eradignodeatraerlaatencióndeunrey.LuegolosposóenBaltasar,peronosobreIras,apesardequesubellezaatraíasiemprelaatención.
—¡ContempladalCorderodeDiosquequitaelpecadodelMundo!—gritóde repente el nazarita rompiendo el silencio de la multitud. Luego volvió aclamarconvozestentórea:
»¡Contemplad,contempladosdigo,alCorderodeDiosquequitaelpecadodelMundo!
Baltasarnoprecisabamayorexplicación,porloquecayóderodillas.JuanelBautistavolvióaclamar:—¡ÉsteesAqueldequienyohedicho:«Despuésdemívieneunvarónque
esmayorqueyo,porqueestáporencimademí».YohevistocómoelEspíritudescendíadelcieloenformadepalomayseposabaenÉl.Noleconocía,masElquemeenviómedijo:«¡SobreelqueseposaseelEspíritu,éseeselquebautizacon el Espíritu Santo!».—Hizo una pausa y concluyó—: ¡Éste es el Hijo deDios!
Conlosojosarrasadosenlágrimas,Baltasarexclamó:
—¡Éles,Éles!EntretantoBen-Hurhabíacontempladoelrostrodeldesconocido,ganadopor
la pureza de sus facciones, su ternura, su humildad y su santidad. Su alma,empero,dudaba,ynodejabadepreguntarse:«¿Quiénseráestevarón?¿SeráelMesías?¿SeráelRey?¿TendrárazónBaltasarynoSimónides,ynovendráestehombreareconstruirelreinodeSalomón,yaquecarecedelgenioycarácterdeHerodes?PodráserRey,peronodelaclasedelosdeRoma».
Seveíaincapazdellegaraningunaconclusión.Sumemoriaparecíatraerleelrecuerdodehabervistoaaquelhombre,peronoleeratanfielcomoparasaberdóndeycuándolehabíavisto.
Al final, débil al principio, pero con claridad diáfana después, recordó laescena junto al pozo de Nazaret. Eran lasmanos de aquel hombre las que lehabíanacariciadocuandoperecíadesed.Leparecióvolveraoirlasmaravillosaspalabras:
—¡ÉsteeselHijodeDios!En el momento en que descendía del caballo para rendir homenaje a su
bienhechor,Irasgritó:—¡Mipadresemuere,Ben-Hur!¡Socórrelo!SedirigióconprestezahaciaelcaídoBaltasar,quehabíaperdidoelsentido.
Corrióenbuscadeaguayasuregresovioqueelextranjerohabíadesaparecido.Baltasarrecobrósussentidosysusprimeraspalabrasfueron:—¿DóndeestáÉl?—¿Porquiénpreguntas,padreamado?—dijoIras.—¡Por el Redentor, el Hijo de Dios, quien en su divina providencia ha
permitidoquevolvieraaverle!—¿Piensasigualtú?,¡ohhijodeHur!—Debemosesperar,yaquelostiemposestánllenosdeprodigios—contestó
eljoven.Al día siguiente, cuando los tres escuchaban de nuevo la voz de Juan el
Nazarita,ésteexclamó:—¡MiradelCorderodeDios!Miraronhaciadondeelpredicador señalabayvieron ladelicada figuradel
desconocido.EnlamentedeBen-Hurbrillóunanuevaidea.—¿EsqueacasonopuedeserRedentoryReyalmismotiempo?¿Tendrán
razónlosdos,BaltasarySimónides?Preguntó luego a uno de los que se encontraban cerca de ellos quién era
aquelhombre,yobtuvolasiguienterespuesta:—NoesotroqueelhijodeuncarpinterodeNazaret.
OCTAVAPARTE
1
—Esther,diquemetraiganunacopadeagua.—¿Noquieresvino,padre?—Quetraiganaguayvino.EstabanenJerusalén,enelcenadordelantiguopalaciodelosHur.Desdela
barandilla que daba al patio,Esther llamó a un criado, en elmomento en queotrolepresentabaunrollosellado.
—Paraelseñor—dijoalentregarlo.Estosucedíael21demarzo,tresañosdespuésdelaanunciacióndeCristoen
Betabara.Duranteaquel tiempoBen-Hur,quenopodía sufrir el estado ruinosode la
casadesuspadres,habíacompradoelpalacioaPoncioPilatospormediacióndeMalluch, quien procedió a repararlo y le devolvió y aun superó su antiguoesplendor. No quiso, sin embargo, figurar todavía como su propietario nirecobrarenpúblicosuverdaderonombre.Devezencuandoacudíaasuciudadnatalypasabaunosdíasen lacasapaterna,perosiemprede incógnitoycomohuésped.NodescuidabasusasuntosdeGalilea,niolvidabaalRey;perosóloeldescansoeraelmóvilque le llevabaasucasa.EnellaestabanBaltasareIras.Éstalefascinabaconsuhermosura;elpadrelecausabaadmiraciónconsuvigorintelectual,realmenteprodigiosoencuerpotandébilyagotado.
SimónidesyEsther habían llegadopocosdías antesdeAntioquía.El viajefueenextremopenosoparaelanciano,queseinstalóenunpalanquínentredoscamellosquenosiempremarchabanalmismopaso.Perounavezenlaciudadnatalnosecansabadecontemplarla;pasabaeldíaenlaazoteayenlatérraza,enunasillasemejantea laqueteníaenAntioquía,ypaseabasuávidamiradaporloscontornos.A lasombradelcenadorpresenciaba lasalidadelsol, seguíasu
cursohastaelocasoyrecordabaasuesposa,másamadacadadía.Sinembargo,no desatendía sus negocios.Al frente de su casa enAntioquía había dejado aSanbalat, de quien recibía a diario una larga carta; él, también diariamente,enviabaaSanbalatunmensajeroconinstruccionestanprecisasyminuciosasqueexcluían toda iniciativa por parte del empleado y toda eventualidad, salvo lasqueelTodopoderosonopermitepreveralosmortales.
CuandoEsthervolvióalcenadorelsol,quebañabalaterraza,laenvolvióenunnimbodeluzqueresaltabasubelleza.
Miróelrollo,sedetuvo,loobservóconmásatenciónquelaprimeravezyseruborizó:elselloeradeBen-Hur.Entoncesapresuróelpaso.
Simónidesexaminóelenvoltoriounmomentoytambiénreconocióelsello.Lorompióyentregóelpapiroasuhija.
—Toma,lee—dijo.Miró escrutador a la joven y vio que una expresión de tristeza cubría su
rostro.—Sabesdequiénes,¿verdad,Esther?—Sí…,es…es…de…nuestroseñor.Aunquehabíatartamudeado,novacilóalmirarasupadre,queasegurócon
calma:—Túleamas,Esther.—Sí—respondiólajoven.—¿Haspensadobienenello?—Heprocuradonopensarenél,padre.Esdecir,enpesarsólocomoenun
amoaquiendebomucho.Perohasidoenvano.—¡Eresdignahijadetumadre!—murmurópensativoelanciano,quecalló
un momento y luego añadió—: Dios me perdone; pero si yo me hubieraapoderadodesufortuna,comoestabaenmimanohacer,tuamornohabríasidodespreciado.Eldinerolopuedetodo.
—Esohubiera sidopeorparamí,padre,porqueentoncesnohabríapodidoestarorgullosadetiniaspiraraél.¿Quieresquelolea?
—Esperaunpoco.Portubien,hijamía,hededecirteunacosa.Élnoteama.—Yalosé—contestóresignada.—Laegipcialehahechizadoconsusastuciasysubelleza—prosiguióél—.
Pero,comotodaslasdesuraza,carecedecorazón.Unahijaquedespreciaasupadrenopuedeserbuenaesposa.
—¿Despreciaasupadre?
Élafirmó.Luegoañadió:—Baltasaresunsabiogentil;apesardeello,Dioslehafavorecido,peroella
seburladeél.Ayer,hablandodesupadre,confesó:«Lalocuraesperdonableenlosjóvenes;sólolasabiduríaexcusaalosancianos».Frasedignadeunromanoporsucrueldad.Comonoestoylejosdeladebilidadintelectualqueachacaasupadre,me apliqué sus palabras; pero yo sé, no en balde tumadre era hija deJudá,quejamáspensarásesodemí…
—Soyhijademimadre,comodices—murmuróEstherbesándoleyconlosojosllenosdelágrimas.
—Sí,eresunabuenahija.Después de una pausa el anciano, poniendo la mano en el hombro de la
joven,continuó:—Cuandosehayacasadocon laegipcia searrepentiráyse fijaráen ti.Se
lamentará cuando se dé cuenta de que ha sido víctima de la ambición de esamujer, que tiene los ojos puestos en Roma. Para ella es el hijo de Arrio elduunviro,nodeHur,príncipedeJerusalén.
Ellanopudodisimularelefectoqueleprodujeronestaspalabras.—¡Sálvale,padre,antesdequeseatarde!—suplicó.Elancianonegóconlacabeza.—Sepuedesalvaralhombrequeseahoga;noalqueseenamora.—Perotútienesmuchainfluenciasobreél.EstásoloenelMundo.Hazlever
elpeligroquecorre;explícalecómoesesamujer.—Conesolesalvaríamosdeella,peronoconseguiríamosquesefijaseenti
—dijoSimónidesfrunciendoelentrecejo—.Comomispadres,soyunesclavoynopuedodecirle:«Señor,mihijaesmáshermosaque laegipciay teamaconsinceridad». He vivido tantos años libre que estas palabras me quemarían lalengua.
—Nomecomprendiste,padre.Únicamentepensabaensufelicidad,noenlamía.Yaqueleamo,quieroserdignadesurespeto:sóloasípuedoexcusarantemímipropialocura.Dejaqueteleaahoralacarta.
—Bien,hazlo.Ellaleyó:
Nisám,8.DesdeelcaminodeGalileaaJerusalén.
ElNazareno tambiénestá encamino.Sinque lo sepa leacompañocon una demis legiones. Le segunda nos sigue.Podremos justificar elquetantosvayamosjuntosconlacelebracióndePascua.Alponernosenmarchanosdije:«IremosaJerusalén,ytodaslascosasquehandichodeMílosprofetastendráncumplimiento».
Pocotenemosqueesperarya.Apresúrate.Lapazseacontigo,Simónides.
BEN-HUR
Esther devolvió a su padre la carta con un sollozo reprimido. La carta nocontenía lamásmínimaalusiónaella.Nosiquierahabía incluidoen laúltimalíneauncortés«yconlostuyos».Porprimeravezensuvidasintiólamordeduradeloscelos.
—Ocho,ocho—murmuróSimónides—,yestamosa…—Nueve.—EntoncesdebendeestarenBetania.—Quizáloveamosestanoche—exclamólajovenconalegría,olvidandosu
anteriordesengaño.—Esposible.Mañanaeslafiestadelospanesázimosyquerráasistiraella.
QuizásveamostambiénalNazareno;quizásaambos.Aparecióelesclavoconelaguayelvino.Esthersirvióasupadre.Enaquel
momentoIrasentróenelcenador.Jamáshabíaestadotanhermosa.Parecíamuyalegre;sedesenvolvíaseguradesubelleza,perosinafectación.Estherseacercóasupadreconelcorazónoprimido.
Iraslessaludócongrancordialidadydijo:—Me recuerdas,Simónides, a los sacerdotespersas, que suben a la azotea
del templo para rezar al sol poniente.No sé nadamás de su culto, pero se lopuedespreguntaramipadre,queesdelacastadelosMagos.
Elmercaderhizounacortésreverenciayreplicó:—Hermosaegipcia,creoquetupadrenoseofenderíasiyodijeraqueloque
sabedePersiaesunafracciónínfimadesusabiduría.Irassonrióconironía.—Hablandocomotú,alofilósofo,unaparteínfimaimplicaotramásgrande.
¿Noseráatrevimientopreguntarcuáleslapartemásgrandedeesacualidadque
leatribuyes?Simónidesclavóenellasusgravesojos.—LaverdaderasabiduríatienecomometaaDios.Lamásgranderesideen
elconocimientodeDios,yBaltasareselhombre,entretodoslosqueconozco,queloposeeenmayorgrado.
Tras estas palabras bebió un trago de la copa. La egipcia, irritada por lacontestación,sevolvióaEsther.
—Un hombremillonario, conmercancías en elmar, no puede entender loquegustaalasmujeres.Dejémoslesolo.Vamosalaazoteaahablar.
Se encaminaron a ella y se acodaron en elmismo lugar donde años atrásBen-Hurarrancósinquererelladrilloquedioprincipioasusdesgracias.
—¿Has estado alguna vez en Roma?—preguntó Iras jugueteando con unbrazaletequesehabíaquitado.
—No—contestóEsthercontimidez.—¿Ynohasdeseadoir?—No.—¡Quémiserablehasidotuexistencia!Despuésdeestaexclamaciónlaegipcialanzóunsuspiro.Luegoañadió:»¡Pobrecita!LospajarillosdeMemfisquenohanabandonadosunidosaben
tantocomotú.Ante el rubor y la consternación de Esther, agregó en tono encantador y
confidencial:»Notemolestes.Tansóloqueríabromear.Encompensación, tediréloque
nodiríaanadie,nialapropiaSimbelsimequisierasonsacarofreciéndomeunramilletedelotoshúmedosaúnporlasaguasdelNilo.
Susojoscentellearon,yparadisimularsufulgorlanzóunacarcajada.»VieneelRey—exclamó.Estherlamirósorprendida.»ElNazareno—aclaró Iras—.Aquel de quien tanto han hablado nuestros
padres y a quien sirve Ben-Hur. —Y agregó, bajando aún más la voz—: ElNazarenollegarámañana,yBen-Hurestanoche.
Esther intentó disimular su turbación; bajó los párpados, se sonrojó y nopudoverlasonrisatriunfaldelaegipcia.
—Mira; aquí está su promesa—dijo Iras sacando un papiro, y agregó—:Regocíjate conmigo, amigamía; estanoche le tendremosaquí.Ben-HurposeeunpalaciojuntoalTíberyhaprometidoregalármelo;naturalmente,sersudueña
significaserla…Callóaloirunrumordepasosapresuradosenlacalle;seasomóuninstantea
labarandillayexclamó:—¡Benditaseas,Isis!Esél,elmismoBen-Hur.Aparecemientrasestábamos
hablandodeél.¡Siestonoesdebuenagüero,losdiosesnoexisten!Lahebrealamiróconelrostroencendidoyconunaexpresión,porprimera
vezensuvida,nomuylejosdelacólera.Nobastabaquesehubieraprohibidopensar,exceptoenfugitivossueños,enelhombreaquienamaba;habíadeoirdelabiosdelaafortunadarivalproyectosyesperanzasdeaquellafelicidadqueleestabavedada.Ben-Hurnisiquieraaludíaaella,laesclava,enlamisivadirigidaa su padre; en cambio, enviaba a la egipcia una carta entera, cuyo contenidoadivinaba.Poresoexclamó:
—¿Tantoleamas,oesRomaloqueamas?La egipcia avanzó un paso; inclinó su altanera cabezamuy cerca de la de
Estherydijo:—¿Quéteimporta?¿Esporventuraalgotuyo,hijadeSimónides?Esther,temblorosaempezóadecir:—Es…Un pensamiento que relampagueó en su cerebro le impidió continuar.
Palideció,seagitóy,cuandoserecobró,terminólafrase:—Esamigodemipadre.Por nada delMundo hubiera confesado su condición de esclava en aquel
momento.Irassonriódemodomásirónicoqueantes.—¿Nada más que eso? —Volvióse y, mirándola por encima del hombro,
añadió—:Voyarecibirle.Lapazseacontigo.Esthercontemplócómodesaparecíapor lasescalerasy,ocultandoel rostro
entrelasmanos,lloróconamargurasuvergüenzaysudolor,mientrasresonabanen sus oídos las palabras de su padre: «Si yo me hubiera apoderado de sufortuna,comoestabaenmimanohacerlo,tuamornohabríasidodespreciado».
2
Una hora más tarde, mientras Baltasar, Simónides y Esther se hallaban en elsalónprincipal,entraronjuntosIrasyBen-Hur.
El joven hebreo saludó a Baltasar y se volvió para hacer lo mismo anteSimónides,peroalveraEsthersedetuvoabsorto.
Veíaenellaunamujerdistinta,hermosaydulce.Ymientraslamiraba,unavozmisteriosa le amonestó por haber olvidado ciertas promesas y deberes. Seturbóporunmomento.Luego,recobrandolaserenidad,seacercóalahebreaylasaludó:
—Sea contigo la paz, Esther. —Y luego a Simónides—: Y contigo,Simónides.Diostebendiga,aunquesóloseaporhabersidotanbuenpadreparaestajoven.
Estheroyólabendiciónconlosojosbajos.Simónidesrespondió:—RepitolaBendicióndeBaltasar,hijodeHur.Sébienvenidoalamansión
de tus padres. Siéntate y habíame de tus viajes y, sobre todo, delmaravillosoNazareno.¿Cómoes?¿Quéhace?TúereselúnicoquepuedesaberloTeruegoquetomesasientoentrenosotrosdos,paraquenoperdamosniunasoladetuspalabras.
Estherleacercóunescañoconsolicitudyéllediogracias.Cuando se hubieron sentado, y después de cambiar algunas palabras,
Ben-Hurexclamó:—YahoraoshablarédelNazareno.Losdosancianossedispusieronaescuchar.—HeidomuchosdíastrasÉl,estudiándoleyprocurandodescubriralgoque
me indicara quién es y cuáles son sus designios. Le he observado encircunstanciasmás que suficientes para formar criterio sobre un hombre; y al
mismotiempoquemeconvencíadequeesunhombrecomoyo,medabacuentadequeesunhombresuperioratodoslosdemás.
—¿Enquéaspectoessuperior?—inquirióelmercader.—Ahoralosabréis.La entrada de alguien en el salón le cortó la palabra. Se levantó con los
brazosabiertosyexclamóconalegría:—¡Amrah,queridaAmrah!Laviejecita, con el rostro iluminadopor el gozo, sin reparar en losque la
rodeaban, se arrodilló a los pies de su señor, abrazó sus rodillas y besó susmanossumisamente.Ben-Hurledevolvióconcariñoelabrazoypreguntó:
—Amrah,¿todavíanosabesnadadeellas…?Laancianaestallóensollozosmáselocuentesquelaspalabras.—¡HágaselavoluntaddeDios!—exclamóJudátrasunsilencio.En los ojos del joven brillaron unas lágrimas que procuró ocultar.Cuando
logródominarsedeltodosesentóydijo:—Amrah, siéntate ami lado. ¿No quieres?Entonces siéntate amis pies y
escuchaloquetengoquecontaraestosamigosdeunHombremaravillosoquehaaparecidoenlaTierra.
Laancianahizo loquesudueño leordenabayquedóextasiadamirándole,demostrando que su único placer en el Mundo era contemplarle. Ben-Hur,inclinándoseantelosancianos,comenzódenuevo:
—NoquisieracontestaravuestrapreguntadequiéneselNazarenosinantescontarosalgunasde lasmuchascosasque lehevistohacer.YmásaúnsiendoquemañanallegaráaestaciudadparavisitarelTemplo,alcualllaman«lacasadesuPadre»,dondesenosdaráaconocer.Mañana,pues,sabremoslosisraelitasquiéndevosotrosdos,BaltasaroSimónides,tienerazón.
Baltasarsefrotólastemblorosasmanosypreguntó:—¿Dóndepodréverle?—Eltumultoenlascallesseráextraordinario.Así,pues,dondemejorestarás
seráenelterradodelasgalerías,sobreelpórticodeSalomón.—¿Nosacompañarás?—No;puedennecesitarmemisamigosenlacomitiva.—¿Comitiva?¿Viajaconcortejo?—preguntóSimónides.Ben-Hurleyóenelpensamientodelmercaderyseapresuróacontestar:—Viaja con doce hombres, pescadores y labradores; uno de ellos es
publicano; todos de la más humilde condición, y hacen sus viajes a pie, sin
preocuparsedel viento, del frío, de la lluvia ni del sol,Al verlos detenerse enmediodelcaminoalllegarlanoche,comerunpocodepanyecharseadormirenel suelo, más me acordaba de los pastores que vuelven del mercado con susrebañosquedelosnoblesylosreyes.SólocuandoelNazarenosequitaellienzodelacabezaparamiraraalguienosacudirseelpolvohepodidoapreciarqueeselMaestro.
Trasunapausaprosiguió:»Vosotrossoishombresdeexperiencia;sabéistanbiencomoyoquesomosa
vecesesclavosdenuestraspasiones;queespocomenosqueunaleydenuestranaturaleza consagrar la vida a la persecución de ciertos ideales. Recordando,pues,estaley,¿quédiríaisdeunhombrequepuedeconvertirenorolaspiedrasquepisayprefierevivirenlaindigencia?
—Losgriegoslellamaríanfilósofo—observóIras.—No, hija —rectificó Baltasar—. Los filósofos jamás poseyeron una
facultadtanextraordinaria.—¿Ycómoestástansegurodequelaposeeesehombre?Ben-Hurrespondióprestamente:—Lehevistotransformarelaguaenvino.—¡Esasombroso!—murmuróSimónides—.Perolomásraroesque,sitiene
tantopoder,quieravivirenlapobreza.—Notienenadasuyoynocodicialosbienesdelosdemás.Secompadecede
los ricos en vez de ansiar sus bienes. Pero hablemos de otra cosa. ¿Quépensaríaisdeunhombrecapazdemultiplicarsietepanesydospeces,queteníaparaélysuscompañeros,enunacantidadsuficienteparaalimentaracincomilpersonasydejartodavíaloscestosllenos?YohevistohacerestoalNazareno.
—¿Loviste?—dijoSimónides.—Sí;yhastacomípanypescado.Perohevistomástodavía.¿Quéopinaríais
de un hombre que sanase a los enfermos con sólo dejarles rozar su túnica ohablarles a distancia? Yo he sido testigo de ello muchas veces. Dos ciegosllamaronalNazarenocuandoabandonábamosJérico.TocóÉlsusojosyvieron.Lepresentaronunparalíticoenunasangarillas,yÉldijosencillamente:«Veteatucasa».Yeltullidofueandandoconlacamillaacuestas.¿Quédecísaeso?
Elmercadernoatinabaconunarespuesta.«¿Supondréis,comoyoheoídodecir,queelNazarenoesuntaumaturgo,un
charlatán?Puespermitidmequeoscuentecosasaúnmásextraordinariasqueyohe presenciado. Todos sabéis que hay unamaldición de la que uno no puede
librarsemásqueporlamuerte:lalepra.Al oir estas palabras Amrah apoyó las manos en el suelo como para
incorporarse;perosecontuvoatiempoyescuchóconávidointerés.»Pues bien—prosiguióBen-Hur con vehemencia—, he aquí lo que yo he
presenciado.CuandoestábamosenGalilea,unleprososeacercóalNazarenoyledijo:“Señor,siTúquieres,puedescurarme”.OyóÉlelruego,letocóconlamano y respondió: “Quiero. ¡Sé curado!”. Inmediatamente, el leproso se violibredesumalyquedósanocomo losmilesdepersonasquepresenciamoselhecho.
Amrahsepusoenpieconagitaciónfebril.Noqueríaperderniunasoladelaspalabrasquepronunciaba su señor; pero el nerviosismo le impedía fijar suatenciónenellas.
»Otro día se presentaron a Él diez leprosos —agregó Ben-Hur— y searrodillarondiciendo:“Maestro,Maestro,tenpiedaddenosotros”.
—¿Ysanaron?—Sí;apenashabíanrecorridounospasos,laenfermedadhabíadesaparecido
sindejarmáshuellasquelasespantosasvestidurasquellevabanpuestasaquelloshombres.
—JamássehabíanoídosemejantescosasenIsrael—murmuróSimónidesentonorespetuoso.
Amrahabandonólaestanciasinquenadiesepercataradeello.Ben-Hurprosiguió:—Simónides: lo que enloquece a los demás hombres, riquezas, honores,
reinos,aÉlnoleatrae…¿Quéopináisdeesto?Elmercadermeditabaconlabarbahundidaenelpecho;deprontolevantóla
cabezaycontestóresueltamente:—El Señor existe y todavía resuenan las palabras de los profetas: «No ha
llegado todavía el tiempo de la siega». Esperad a mañana; tendremos larespuesta.
—Sea—dijoBaltasarsonriendo.YBen-Hurasintió:—Sea. —Y agregó—: Pero todavía no he terminado. Yo he presenciado
todosesosprodigios;peroharealizadootrossuperiores,algoquenadiehahechodesde lacreacióndelMundo,porser imposiblepara loshombres.Hastaahoranohahabidoningúnsercapazdearrebataralamuertesuspresas;vosotrosnosabéis de nadie que haya devuelto la vida a un cuerpo que la haya perdido.
¿Quiénpuedehacertalcosa?—Dios—contestóBaltasarenuntonodeconvicción.Ben-Hurinclinólacabezaconreverencia.—Sabio egipcio, no quise pronunciar esa palabra hasta que brotase de tus
labios. Yo comparto tu afirmación, porque nada es imposible para elOmnipotente. Simónides, Baltasar, decidme: ¿qué hubierais pensado al verleinutilizar la labor de lamuerte con sólo unas palabras, sin ceremonias, comoquiendespiertaaundormido?
—SóloDiosestangrande—dijoBaltasaraSimónides.—Y notad que sólo os refiero lo que he visto almismo tiempo que otros
muchos.Yporelcaminopresenciéunhechomásmilagrosotodavía.EnBetaniamurióy fue sepultadounhombre llamadoLázaro; y cuandoya llevaba cuatrodíasenlatumba,queestabatapadaconunagranpiedra,elNazarenollegóallí.«Quitad la piedra», ordenó. «Señor, mira que hiede», le advirtió una mujerllorosa.Cuandoquitaronlapiedravimoselcadáveramortajado.Muchoséramoslospresentes,ytodosoímoslaspalabrasqueelNazarenopronuncióenvozalta;«¡Lázaro, sal afuera!». Y no es posible describir nuestra admiración cuandovimosalamortajadovenirhacianosotros.Yahoraqueno tengonadamásqueañadir, sólo os pregunto, respondiendo a la pregunta de hace unmomento deSimónides:¿Noesunsersuperior,noesalgomásqueunhombreeseNazareno?
La pregunta hizo enmudecer a todos los presentes durante irnos segundos;pero a continuación se produjo una controversia que duró hasta medianoche.Simónidesnolograbainterpretardeotramaneralaspalabrasdelosprofetas,yBen-HuradquiríaelconvencimientodequeBaltasarteníarazónalasegurarqueelNazarenoera elRedentorque tantodeseaba,ydeque tambiénestabaen lociertoSimónidesalcreerqueeraelReytanansiadoporlosisraelitas.
—Mañanaseaclararátodo.Seaconvosotroslapaz.YsedespidióparavolveraBetania.
3
Amrah fue la primera persona que aquel día salió de Jerusalén. Partió alamanecer. Iba en busca de sus señoras más temprano que de costumbre. Losguardianes, acostumbrados a verla todos los días, la dejaron pasar sininterrogarla.
CruzólavertienteorientaldelmonteOlívete,deteniéndosedevezencuandoadescansar,yllegóalJardíndelRey,ciudaddelosleprosos.Divisóasuseñoraa lapuertade la tumba.Tirzah aúndormía.La enfermedadde lamadrehabíaalcanzado un punto tan avanzado, que la infeliz no se quitaba el velo enpresenciadesuhija,paranoafligirla.
La pobremujer estaba sumida en sus reflexiones. Pensaba enAmrah, queaparecería con losmanjares y el agua, portadora de noticias, en cuanto el soltraspusieralacimadelmonteOlívete.
Aquéllaerasuúnicasatisfacción.LasnoticiasquepormediacióndeAmrahrecibíadesuhijolaconsolaban.Almenos,Judáestababienyerarico.Cuandosabía que él se hallaba en el palacio que tan dulces recuerdos tenía para ella,permanecíainmóviltodoeldíaconlosojosfijosenlaciudad.
Mientraspensabaentodoestoydeseabalamuerte,prohibidaporsuley,unamujerapareciójadeanteenlacimadelacolina.Laviudasetapólacabezaconelveloygritóconvozbroncayextraña:
—¡Inmunda!¡Inmunda!¡Noteacerquesamí!Masantesdequepudieraadvertirlo,Amrahestabaasuspies.Apesardelas
protestas de su ama, el amor de la esclava, tanto tiempo reprimido, se habíadesbordado, y besaba y tornaba a besar el vestido de la leprosa. La viuda, envistadequenolograbazafarsedeella,intentócalmarla.
—Pero ¿qué haces, Amrah? ¿Quieres demostrarme tu amor
desobedeciéndome?Infeliz…¡Hasperdidoatuamoytehasperdidoatimisma!¡Jamáspodrásregresarasulado!
Amrahseguíabesándolaysollozando.»Laleytambiéntealcanzaati.YanopodrásvolveraJerusalén.¿Quéserá
denosotrassincomidaysinnoticiasdeJudá?¡Desgraciada,desgraciada!¡Noshasperdido!
—Tenpiedaddemí—gimióAmrah,queseguíaechadaenelsuelo.—Túdebiste tenerladenosotras.¿Quéharemos?Yanonosquedaninguna
esperanza. ¡Ingrata! ¿Creías que era poca la cólera celestial que pesaba sobrenosotras?
LosgritosdespertaronaTirzah,queaparecióenelumbraldelatumba.Eranextraordinarios losprogresosque en ellahabíahecho la enfermedad.Preguntóqué ocurría y la esclava intentó correr hacia ella, pero la madre gritó conseveridad:
—¡Detente!Noquieroquelatoques.Aléjatedeaquíantesdequealguientevea… En fin, haz lo que quieras: me olvidaba de que ya estás condenada acompartirnuestrasuerte…
Laviejecita,pugnandoconlaemociónquelaenloquecía,logróbalbucir:—¡Oh señora! No soy infiel, y menos ingrata… Es que te traigo buenas
noticias.—¿DeJudá?—preguntólaviudaconavidezycasidescubriendosurostro.—Vive un Hombre maravilloso que puede curaros—prosiguió Amrah—.
Conunapalabralograhacerdesaparecerenfermedadesyresucitarmuertos.Hevenidoparaacompañarosaverle.
—¡PobreAmrah!—exclamóTirzahconacentocompasivo.Amrahnotóelmatizdedudaqueocultabanaquellaspalabrasygritó:—¡No, no; es tan cierto como que existe Dios de Israel! No miento. No
perdamostiempo;seguidme.Estamañanapasaráporelcaminoqueconducealaciudad.Dentrodeunmomentosaldráelsol.Desayunaosymarchemos.
Lamadre,quehabíaescuchadoconcuriosidad,preguntó:—¿Quiénes?—Unnazareno.—¿Quiéntehablódeél?—Judá.—¿Judá…?¿Estáencasa?—Llegóayerporlanoche.
Laviudacallóparanodescubrirsuemoción.—¿YJudátehaenviadoanosotrasconlanoticia?—inquirió.—No;suponequehabéismuerto.—Unavez,unprofetacuróaunleproso;perohabíarecibidopoderdeDios
—murmuró la madre a Tirzah con semblante pensativo, y agregó—: Amrah,¿cómoestáenteradomihijodequeesehombreposeesemejantepoder?
—Judálehaseguido.Lehavistosanaraunleproso;luegoadiez;despuésatodoslosqueacudían.
Lamanodelaviudatemblaba.Deseabacreerelrelato.Desdeelmomentoenquesuhijo loafirmaba,elhechonopodíaserunapatraña;perodeseabasaberporquéaquelHombreteníalafacultadderealizarmilagros.Laviudareflexionólargamente.Depronto,ensumentepenetróunrayodeluzyexclamó:
—¡DebedeserelMesías!Y lo dijo con toda naturalidad, comoquien confía en las promesas hechas
porDiosasupueblo.—Undía, todoIsraelseenteróde lanoticiadesunacimiento.Meacuerdo
muy bien de ello. Hoy ya debe de ser un hombre… Será Él. —Y agregódirigiéndose a Amrah—: Sí, sí, iremos contigo. Trae el agua que está en elánforadelatumbaycomeconnosotras.Luegonosmarcharemos.
Elalmuerzofuebreve,porquelaexcitaciónleshabíaquitadoelapetito.Alponerse en marcha les asaltó una duda. Había tres caminos de Betania aJerusalén; y aunque no distaban mucho uno de otro, estaban lo bastanteseparadoscomoparaimpedirlasveralNazarenosiseequivocabandederrotero.
UnbrevediálogoconAmrahfuesuficienteparaquelaviudacomprendieraque la esclava no conocía nada del país allende el Cedrón, y menos aún lasintenciones del Hombre que iban a ver, si podían. Se hizo cargo de ambas:Amrah y su hija, por distintas razones, la consideraban como su guía, y ellaaceptóelcargo.
—Iremosprimero aBetfage—les dijo—.Y allí, si el Señor nos favorece,sabremosloquehemosdehacer.
DescendieronporlacolinahastaTophetyelJardíndelReyysedetuvieronen el sendero que, a través de los siglos, habían trazado con sus pasos loscaminantes.
—¡Temo que no nos permitan ir por el camino! —dijo la madre—. Espreferiblequevayamosporelcampo,entrelasrocasylosárboles.Hoyesdíadefiesta, y en aquel lado veo indicios demuchedumbre que espera. Si cruzamos
por aquí el monte de la Ofensa podremos apartarnos del camino de aquellagente.
Tirzah,quehabíallegadoallícongrandificultad,perdiólosánimosaloirlo.—Elmonteesmuyescarpado,madre,yyonopuedosubir.—Tenencuentaquevamosenbuscadelasaludydelavida.Mira,hijamía,
cómo brilla el sol. Y allí vienen algunas mujeres que nos apedrearán si nosdetenemosaquí.Vamos,hazunesfuerzo.
Así la madre, aunque padecía torturas no inferiores a las de su hija,procuraba animarla. Amrah acudió en su ayuda; y si hasta entonces no habíatocado el cuerpo de las leprosas, en aquelmomento, a despecho de todas lasconsecuencias y contra la voluntad y las órdenes de su ama, la fiel servidorapasóelbrazodeTirzahporsushombrosyledijo:
—Soyfuerteapesardemiedad.Apóyateenmí.Elcaminonoeslargo.Conmiayudapodrássubir.
Lacolinaquequerían remontarestaba llenadezanjasyde ruinas.Cuandollegaron a la cumbre descansaron unmomento, y lamadre sintió que la vidavolvíaaellaalcontemplarelbellísimopaisaje.
Entrelosolivosymirtosquellenabanlacolinavieronaparecencolumnitasdehumoqueindicabanlaproximidaddelosperegrinos,porloqueellasdebíanapresurarse.
Tirzah, a pesar de la buena voluntad de la esclava, gemía de dolor a cadapaso; finalmente, cuando estaban entre elmonte de laOfensa y elOlívete, sedesplomó.
—Continúaadelanteconmimadre.Déjameaquí.—No,no,Tirzah—replicó laviuda—.Lasaludsin ticarecedevalorpara
mí.Además,nopodríadeciraJudáqueteabandoné.La madre, que se había inclinado sobre su hija, miró en torno con
desesperación.NopodíapensarencurarsesinTirzah.IbaadarseporvencidayaponerseenmanosdeDios,cuandovioaunhombrequeavanzabaconprisaporelcaminooriental.
—¡Anímate,Tirzah!VieneunhombrequenosdaránoticiasdelNazareno.Amrah ayudó a sentarse a la muchacha y la sostuvo mientras llegaba el
caminante.—Madre,¿noteacuerdasdenuestroestado?Esehombrehuirádenosotras
despuésdemaldecirnosodeapedrearnos.—Yaveremos.
Era lo único que podía decir, dado el comportamiento de los hebreos paraconlosleprosos.
Cuandoelhombreestuvocercadeellaslamadredescubriósurostroylanzóelgritodeaviso:
—¡Inmundas!¡Inmundas!Peroelhombre,congranasombrodelaviuda,nosedetuvo.—¿Quédeseáis?—preguntócuandoestuvoaunoscuantospasosdeellas.—¡Cuidado!¿Notehasdadocuentadelmalquepadecemos?—Mujer,soyunmensajerodelquedevuelvelavidaylasaludconunasola
palabra.Notengomiedo.—¿TerefieresalNazareno?—AlMesías—corrigióelapóstol.—¿Esverdadqueentraráhoyenlaciudad?—AhoraestáenBetfage.—¿Yporquécaminoirá,maestro?—interrogólamadre.—Poréste.Laviudauniólasmanosyalzólosojosalcielo.—¿Quiéncreesquees?—preguntóélcompasivo.—ElHijodeDios—contestóellaconsencillez.—Espérale aquí entonces; pero sube a esa peña, porque le escolta ungran
gentío,yllámalecuandopase.Situfeigualaatuconocimientodelaverdad,teoiráaunqueestalleelcielo.YomedirijoaJerusalénparaanunciarSullegadayparaquelepreparenunrecibimientodignodeÉl.Seacontigoylostuyoslapaz,mujer.
Eldesconocidoreanudólamarcha.—¿Has oído, Tirzah?ElNazareno ha de pasar por este camino.Te ruego,
querida,queandesunpocomás.Esarocaestásóloaunpaso.Tirzahsepusoenpiecongranesfuerzo,ayudadaporAmrah;pero,apoco,
éstasedetuvoydijo:—Esperad;elhombreregresa.Esperaron.—Tesuplicoquemeperdones,mujer—dijoelcaminanteacercándose—.De
pronto me he acordado de que el sol estará muy alto antes de que llegue elNazareno.Laciudadestámuycercaynonecesitaréelagua;aceptalamía,porfavor.Ynoloolvides:llámalecuandopase.
Diciendoesto,leentregóunacalabazallenadeagua,yselapusoenlamano
envezdedejarlaenelsuelo.—¿Ereshebreo?—preguntóasombrada.—Sí.YtambiénsoyundiscípulodeCristo,quenosenseñaaobrarcomolo
hehecho.Nos indicacuál es elverdadero significadode lapalabra«caridad».Nuevamenteosdeseolapaz.
Asíquehubodesaparecido,seencaminaronalaroca,altacomounapersona,queestabaaunostreintapasosdelcamino.Subieronyseampararonalasombradeunárbolqueextendíasusramassobrelapiedra;luegobebieronelaguadelacalabaza.Tirzahseadormecióylamadreylasiervaguardaronsilencioparanodespertarla.
4
Pocoantesde terminar lahora terciaaparecióenelcaminounamuchedumbreque se dirigía haciaBetfage yBetania.Al empezar la hora cuarta la cima delOlivete fue ocupada por un gran gentío que enarbolaba palmas. Entonces laviudadespertóasuhija.
—¿Quéeseso?—preguntólajoven.—Queya llega—contestó lamadre—.Estas gentes vienende la ciudad a
esperarle.Yeserumorqueseoyeloproducensindudalosqueleacompañan.Quizástodosseencuentrenaquí.
—Entoncesesmuyposiblequenonosoiga.Laviudatemíalomismo,asíquepreguntó:—Amrah,¿cuálfueelnombreque,segúnJudá,dieronalNazarenocuando
curóalosdiez?—Dijeron: «Señor, apiádate de nosotros», o «Maestro, ten piedad de
nosotros».—¿Nadamás?—Esofueloqueoí.—Esbastante—murmuróparasílaviuda.—Judádijotambiénquesalieronasupasoenelcamino.Entretanto lasdosmultitudesavanzaban.En laque ibahacia laciudad, las
leprosas distinguieron a un hombremontado en un asno, ante el cual la gentecantabaybailaba.Elhombre llevabadescubierta lacabezayvestíadeblanco.Poco después, ya cerca de ellas, vieron su rostro aceitunado bajo sus cabelloscastaños, en los que incidían los rayos solares. No miraba ni a derecha ni aizquierda;susemblanteexpresabaunadulcísimaternuraanteelespectáculoquesedesarrollabaanteél.Lasleprosasnonecesitaronquenadielesindicasequién
eraelNazareno.—Ahíestá,Tirzah—exclamólamadre—.Vamos,hijamía.Seadelantóhastaelbordedelarocayallísepostródehinojos.Lahijayla
esclava hicieron lomismo.Lamuchedumbre que había salido de la ciudad sedetuvo casi ante ellas, como esperando la llegada de la otra multitud. Losmillaresdepersonasquelacomponíangritabanacoro,blandiendolaspalmas:
—¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito sea el que viene en nombre delSeñor!
Estas voces arrancaban ecos al valle y a losmontes. Por fuerza tenía quequedarahogadalavozdelasleprosasporaquellaalgazara;sóloporunmilagroselograríaquelasoyera.
—Adelantémonosunpocomás,hijamía;delocontrariononosoirá.Avanzaron irnos pasos tambaleándose y lanzaron el grito de aviso,
levantandolosbrazos.Alversufazespantosalagenteenmudecióaterrorizada.Tirzah,amedrentada,cayódebruces.Seoyerongritosderabiaytemor:
—¡Sonleprosas,sonleprosas!—¡Apedreadlas!—¡Dioslasmaldijo!¡Matadlas!Estosgritosseconfundíancon loscantosdealabanzade losque,porestar
máslejos,nosehabíanpercatadodeloocurrido.Perohubopersonas,enlasquelosdonesmaravillososdelNazarenohabíandespertadounachispadivina,quesevolvieronhaciaelHombre.Éstesedetuvoantelastresmujeres.Laviudasintióuna profunda emoción al contemplar aquellos grandes y dulces ojos, quebrillabanenunrostrobelloytriste.
—¡Maestro,Maestro!¡Tenecesitamos!¡Túpuedescuramos!¡Tenpiedaddenosotras,tenpiedad!
—Mujer,¿creesqueYopuedohacerlo?—interrogó.—Sí;Túereselquenosprometieronlosprofetas:elMesías.LosojosdelHombrerefulgieron,yexclamóconcalor:—Mujer,muchaestufe.Hágaseloquepides.Por un momento, como olvidándose de los que le rodeaban, permaneció
inmóvil;luegoreemprendiósucamino.—¡GloriaaDiosenlasalturas!¡Bendito,tresvecesbenditoseaelHijoque
Élnoshaenviado!Pocodespuéslasdoscomitivas,ladeBetfageyladelaciudad,rodearonal
Nazarenoconruidosasexclamacionesdejúbiloysealejarondedondeestaban
las leprosas. La viuda se cubrió el rostro y estrechó aTirzah entre sus brazosgritando:
—Hija mía, no cabe duda de que es el Mesías y me ha dicho que noscuraremos.¡Estamossalvadas…!¡Salvadas!
Ylasdossiguieronpostradasdehinojosmientraslamultituddesaparecíatrasel monte. El milagro empezó cuando ya eran rumor lejano los cánticos y lasexclamaciones.
Elprimersíntomaquenotaronlasleprosasfueeldequesuscorazoneslatíancon más fuerza; la circulación de la sangre se aceleró en sus cuerposproduciendouninefablebienestar.Lasdossintieronquesusfuerzasresurgíanyqueungranfervoryunadulzurainfinita,quelashacíadichosasyparalizabasupensamiento,lesllenabaelalma.Laconscienciadelcambioqueseoperabaenellasengendróunsublimegozoensusalmas,cuyashuellasconservaríantodasuvida,ynoacertabanapensarenotracosaqueensuagradecimiento.
Estatransformación,puestalfuemásquecuración,tuvootrotestigoademásde Amrah: Ben-Hur, que seguía constantemente al Nazareno, había oído lainvocacióndelamujer,vistosurepugnanterostroyescuchadolacontestación.Su interés por el Maestro era más vivo cada día, así como su deseo dedesvanecersusdudasacercadesumisión.Yestedeseoeraaúnmásintensoporsu convicción de que aquelmismo día, antes de ponerse el sol, elHombre sedaría a conocer a todos. En consecuencia, Ben-Hur se apartó del cortejo ysentóseenunapiedraesperandoquepasaralamultitud.
Desde su asiento había cambiado saludos con varios hombres del séquito.Eran galileos de las legiones por él organizadas e iban armados con espadascortasqueocultabanbajosusmantos.Pocodespuéspasóunárabequeconducíadoscaballos,queaunaseñadeBen-Hursedetuvo.
—Espera aquí—le dijo cuando todos, hasta los más rezagados, hubierondesaparecido—.DeseollegarprontoalaciudadyAldebaránmeharáfalta.
Y después de haber acariciado al animal se dirigió hacia lasmujeres, quesólo le interesaban como sujetos de experiencia, para ver si hallaba laexplicacióndeaquelmisterio,quetantolepreocupaba.
Mientrasavanzabase fijóen lamásbajade las tresy se restregó losojos,creyendoservíctimadeunaalucinación.
«TanciertocomohayDiosqueesAmrah»—exclamóparasí.Apretóelpasoy,pasandoentrelamadreylahermanasinfijarseenellas,se
detuvosorprendidaantelasierva.
—¡Amrah!¿Quéhacesaquí?Ellafuehaciaélycayóderodillasasuspies,cegadaporelllantoysinpoder
proferirunapalabraensuluchaentrelaalegríayeltemor.—¡Oh,Señor,Señor!¡CuánbuenoesnuestroDios!Desúbito,laexpresióndeAmrahalmiraralasleprosashizoqueBen-Hurse
volviera hacia ellas cuando se ponían en pie. Su corazón dejó de latir; quedópetrificado,mudo,sobrecogido.
LamujerquehabíainvocadoantesalNazareno,conlosdescarnadosbrazosen alto, miraba al cielo con los ojos llenos de lágrimas. Pero ¿era sueño orealidad? En su vida había visto Judá a una mujer tan extraordinariamenteparecida a su madre; su madre que, salvó algunos cabellos blancos, se leaparecíatalcomoeracuandoselaarrebatóelromano.Ylajovenqueestabaasulado sólo podía ser Tirzah; una Tirzah convertida en una mujer hermosa,espléndida, pero, sin embargo, igual al recuerdo que de ella conservaba. Sinpoderdarcréditoasusojos,dijoconvoztrémula:
—¡Amrah,Amrah…!¿Mimadre,Tirzah?¡Dimequeesverdad,quenomeengañanmisojos!
—¡Háblalestú,amomío!—contestólaanciana.Sinesperarmáscorrióhaciaellasconlosbrazosabiertos,gritando:—¡Madre!¡Tirzah!La madre y Tirzah confundieron sus exclamaciones con las de Judá y
tambiéncorrieronhaciaél;perolamadre,depronto,sedetuvoconexpresióndeindecibleespanto.
—¡Noteacerques,Judá!¡Inmundas,inmundas…!¡Detente!Judánoobedecióanteaquelgrito,indiciodelainstintivareaccióndelamor
materno,ylasestrechóentresusbrazos,riendoyllorandoconellas.Lamadrefuelaprimeraenrecobrarse.—Noseamosingratosalserfelices—dijo—.Empecemosnuestraexistencia
juntosyagradezcamosladichaaAquelaquienseladebemos.Los cuatro se arrodillaron y la viuda rezó un salmo en voz alta. Tirzah y
Ben-Hurrepetíanlaspalabrasmaternasconlamismafequeella.Unavezhuboterminadolaplegaria,Judáseapresuróapreguntar:
—¿QuiénseráelNazareno,elhijodeuncarpintero…?Ellalemiróconsuantiguaternuraylecontestó,comohabíarespondidoal
Nazareno:—ElMesías.
—¿YaquiéndebeSupoder?—Sólolosabremosporelusoquehacedeél.¿Hahechodañoalgunaveza
alguien?—No.—EntoncespuedoafirmarquesupoderprocededeDios.Noera tareafácilborrarde lamentedeBen-Hur losprejuiciosqueenella
habíanarraigado.Élsóloconcebíalosatractivosmateriales:elhonor, lagloria,lacoronaimperial.MedíaaCristoconsumismamedida,envezdemedirseasímismoporladeCristo.
Lamadrefuelaprimeraenaludiraloqueteníanquehacer:—¿Adondeiremosahora,hijomío?Ben-Hur observó la piel de su madre, por si quedaban en ella señales de
lepra,yvioquenoeraasí.Luegosequitóelmantoyloentregóasuhermanapara que cubriese su desnudez, que hasta entonces había pasado inadvertida acausadelarepulsivaenfermedad.Aldesprendersedelmantodescubriólacortaespadarelucientequellevabaalcinto.
—¿Estamosenguerra?—preguntó,alarmada,lamadre.—No.—Pues¿porquévasarmado?—PorsifueranecesariodefenderalNazareno.AldecirestoBen-Hurnoconfesabatodalaverdad.—¿Acasosonenemigossuyoslosromanos?—Pordesgracia,madre,notodossusenemigossonromanos.—¿Noeshebreoyhombrepacífico?—Eselhombremáspacíficoquehaexistido;perolosdoctoresylosrabinos
aseguranqueesreodeungrancrimen.—¿Decuál?—ElNazarenodicequeungentilmerecetantagraciaanteelSeñorcomoel
judíoobedienteyaustero.Predicaunanuevaley.Lamadre guardó silencio y todos se apiñaron a la sombra del árbol. Judá
indicólaconvenienciadequeacataranlasdisposicionesdelaleyentalescasos.Luego ordenó al árabe que se adelantase y le esperase con los caballos en lapuertadelaciudad,ydespuésacompañóalasamadasmujereshaciaelmontedelaOfensa.Conpasoligeroyalegrenotardaronenllegaraunsepulcrocercanoal de Absalón, en el valle del Cedrón. Después de asegurarse de que nadiehabitaba en él, las tres mujeres entraron, mientras Ben-Hur se apresuraba a
prepararcuantoexigíasunuevasituación.
5
En lapartealtadelCedrón,Ben-Hurhabía levantadodos tiendas,paraque sumadreyhermanamoraranenellashastaqueunsacerdotecertificaselegalmentesucuración.Estoleimpidióasistiralagranfiestadeltemplo.Encambiopudooirellargoypenosorelatodelasdosmujeres,quecontribuyóaencendermássuiracontralosromanos.
Sumentebullíaconlocospensamientos.DeseabasublevarGalilea,levantaratodoelpueblojudíocontraelpoderdeRoma.LuegorecordóalNazarenoysumensajedepazydejusticia.
Ansiosodedarprincipioasuempresa,olvidabaconfrecuencialanaturalezadeaquélHombreyelmotivodesuMisión.EnelmilagrooperadoenTirzahysumadreveíaunanuevaconfirmacióndesupoderinmenso.
Mientras tanto los alrededores del Cedrón y el camino que conducía a lapuerta de Damasco se llenaban de tiendas, pequeños aduares y cabañasimprovisadasparaalbergaralamultituddeperegrinosqueacudíanaJerusalénacelebrarlaPascua.
De vez en cuandoBen-Hur recibía en su tienda amisteriososmensajeros,hombresdeaspectobelicosoconquienesmanteníalargasconversacionesenvozbaja. Así se mantenía al corriente de los acontecimientos, y supo que enJerusalén se tramaba un atentado contra la vida del Nazareno. Sin embargo,estabaconvencidodequenadielointentaríaenunmomentoenqueÉlgozabademáximapopularidadentreelpueblo.
Alatardecerdel25demarzo,Ben-HurdispusosucaballoyseaprestóparadirigirseaJerusalénaquellamismanoche.
Elcampoestabadesierto,yaquelosperegrinoshabíanacudidoalaCiudadSanta a inmolar corderos en los atrios del Templo, pues era la víspera de la
Pascua.Ben-Hur entró en la ciudad por la puerta Norte. Jerusalén, con todas sus
lucesencendidas,brillabaparagloriayhonordesuSeñor,elDiosdeIsrael.
6
Seapeóalapuertadel«khan»desdeelquehacíamásdetreintaañospartieranhaciaBelénlostresmagos,sedirigióalacasadesuspadresyentróenlagransala.
Con hábil rodeo, como todos los jóvenes cuando pretenden ocultar losimpulsos de su corazón,Ben-Hur preguntó por Baltasar, aunque su verdaderointeréseraveralaegipcia.
Cuando terminó de hablar apareció Iras envuelta en una blanca nube develos.Pronto sediocuentadel cambio sufridoen lamujer.Convoz fríay lasfaccionesduras,laegipciahablóysuspalabrasfueroninesperadas:
—Atiempollegas,hijodeHur.Mañanaseríatardeparadartelasgraciasportuhospitalidad,yaqueparaentoncesesperonopermaneceraquí.Dime,príncipedeJerusalén,¿quéesdelhijodelcarpinterodeNazaret,hijodeDiosalavez,ydelqueseesperantantascosas?
—Nosoyyoquiendebeguardarle—replicóeljoven.—¿Acaso ha destruido el poderío romano? ¿Dónde está la capital de su
Reino?Laspalabrasde laegipcianodemostrabanquehablaraenbroma.Másque
enojosas,talespreguntaseraninsoportables.—Tenpaciencia,¡ohegipcia!—Creíqueparaahoratúseríasgobernadorovirrey.Lamentaríaqueaúnno
dispusierasdeesereinoqueyohabríadecompartircontigo.—EstásdandomuestrasdequeIsispuedebesarelcorazóndeunafavoritay
noporellohacerlamejor.—EnlugardellegartuReymontadoenunbriosocorcel,cubiertoconregia
armadura y seguido de centurias galileas, entra en la ciudad a lomos de un
pollinoyconlosojosllenosdelágrimas.¡ElRey!¡ElRedentordeloshombresllorandocomounniño!¡Ja,ja,ja!
Ben-Hursentíaquelacóleraseapoderabadeél.—Quise tenerpaciencia—continuó lamujer—;esperéaver si al findaba
muestrasde supoder.Vicómoentrabapor lapuertadeSusayelPatiode lasMujeres. Cuantos presenciaron su entrada esperaban, tan ansiosos como yomisma, la ceremonia de su proclamación. ¡Ja, ja, ja!Ni tan siquiera dijo estabocaesmía.Igualqueunamujer,recogiósutúnicaysiguióadelante.¡TodavíasigueenpieelviejoImperioromano!
Con la esperanza de un Rey guerrero perdida, junto con su venganzapersonal,Ben-Hurdijoconhumildad:
—Quisiera conocer eldesignioque tú alimentas.Noobstante, sólo tepidoquenohablemosmásdeesteasunto.Cuéntameloquepretendes;ysiesprecisoolvidarte,loharéasíyseguirémicaminosolo.
—Puedeshacerloquegustes.Tieneselpermisoparadejarme,yaquenadatengoqueexplicarte.
—Quelapazteacompañe,pues—dijoéldirigiéndosealasalida.—Sólounapalabra,jovenHur.¿Piensasenloquesédeti?—¿Quéesello,bellaegipcia?—Lahistoriadeunjudíoqueescapódelasgaleras;delquediomuerteaun
hombre en el palacio de Iderneo y que lomismo hizo con un centurión en laplaza delMercado. Ese mismo judío ha preparado tres legiones galileas paracombatiralgobernadorromanoy,portanto,alImperio.EljequeIlderimesunodesusaliados.¿Quésucederíasialguiencontaratodoestoenlosoídosdequientúsabes?Veoquepalideces,jovenHur.TúhasvividoenRomaysabesbienloque podría suceder si alguien relatase todo esto y añadiera que se trata delhombremásricodelOriente.Lasrepresentacionesdelcircocobraríanesplendor,ylospecesdelTíbersesentiríanagradecidos.
Sinimpresionarse,eljovenhebreorespondió:—Sémuybienqueestoyentusmanos.Tambiénséquepodríadartemuerte,
peroeresmujer.Eneldesiertonodaránconmigolascenturiasromanas;ysilointentasen,bosquesdelanzasseelevaríanparaheriralaaborrecidaRoma.Sólounacosatesuplico:¿Quiéntehacontadotodasesascosasdemí?
—Lasherecogidodeunsitioydeotro.Lalonadelatiendademipadrenoesobstáculograndeparaevitarenterarsede lasconversacionesquehan tenidoIlderimyél.Tambiéndeti,hijodeHur,heobtenidotalesconocimientos.
—¿Sóloesasícomohas llegadoasaber todasestascosas?¿Nadiemáshacontribuidoaello?
—No.—Gracias.Que lapazseacontigo—saludóBen-Hurdespuésde lanzarun
suspirodesatisfacción.—Espera—dijoella—.Teruegoquenomeguardesrencor,¡ohhijodeHur!,
porquetedigaqueconozcolosmotivosporlosqueArriotenombrósuheredero.Juroportodoslosdiosesegipciosquetemo,consólopensarlo,quepuedascaerenmanos de Roma.—Hizo una pausa y prosiguió—:No existe la verdaderafelicidadenunamujersisuvidanolallenaelamor.Cuandotúerasadolescenteteníasunamigoqueseportócontigotanmalqueosconvertisteisenenemigos.Despuésdeestarmuchotiemposeparados,volvisteisaencontrarosenelcircodeAntioquía.
—¡Messala!—Elmismo. Tú, noble príncipe, sálvalo. Por causa de las apuestas que le
obligaste a hacer quedó en la miseria. A consecuencia de las heridas que leinfligiste arrastrará, durante el resto de sus días, un cuerpo inválido. Sólo túpuedes salvarle. Seis talentos no representannadapara tu cuantiosa fortuna, yparaél…
—¿TehaencargadoMessalaquemedigasesto,bellaegipcia?—Nopuedocontestara tupregunta.Opinacomogustes.Hasdesaberque
Messalaesunespíritunobleyque…—¿Acasoharíaélpormí loquemepidesqueyohagaporél? ¡Responde,
por tus dioses! Calmami ira, o no respetaré tu condición demujer—clamóBen-Hurasiendoalamujerporbrazo.
—¡Suéltame,vil judío!¿Creistequemiamorpor ti eraverdadero?Hasdesaber que todo fue por él. Ahora han de ser veinte talentos más. Con ellospagaráslarepugnanciaquehesoportadoalmantenermeatulado.Ordenaaesemercader que administra tu fortuna que entregue a la orden de Messala losveintiséistalentos.
—¡Escucha,egipcia!PuedesdeciraMessalaqueherecobradolafortunaqueélmearrebató;queheregresadode lasgalerasadondeélmecondenó;quemihermana y mi madre, encarceladas por su denuncia y encerradas en la TorreAntonia,estánlibresyllenasdesalud,yqueRomanoconseguirádespojarmedela herencia de Arrio, ya que ha sido vendida y su importe administrado porSimónidesygarantizadoconunasalvaguardiaimperial.Añadequejuntoconmi
desprecionoleenvíomimaldición,perosíaalguienqueeslasíntesisdetodaslasmaldiciones.
Condujoluegoalamujerhastalapuertayladespidió.
7
Dejando a Iras, Ben-Hur salió del salón, pensando con horror que durantemuchosañosélysusamigoshabíanestadoamerceddelabellaegipcia.SintióheridasuvanidadpornohaberdescubiertolaconexiónentreellayMessala.
—¡GraciasaDios,estamujernohaejercidomásinfluenciasobremí!—dijoenvozalta,yañadió—:Meparecequenuncalaheamadodeveras.
PensandosiBaltasarseríacómplicedesuhija,llegóalaazotea.DetrásdelsillóndelbuenSimónides,desdedondesecontemplabagranparte
de la ciudad, encontró Ben-Hur dormida a la joven Esther. La contempló sinquererdespertarla,ycomparósubelleza,bondadydulzuraconlaperversidaddeIras.
8
Ben-Hurcruzóporentrelamultitudqueasabalacarneparasusofrendasyvioseinvitado pormuchos para que se quedara entre ellos;mas él les dio gracias ycontinuó hacia el «khan», donde había dejado el caballo, para volver a lastiendas. A poco distinguió antorchas, a cuya luz brillaban las picas de lossoldadosdeRoma.
¿Adonde irían a aquellas horas, rodeando a varios personajes de la clasesacerdotal,delpartidodeCaifásydeAnás?
El hebreo puso su atención en tres personajes, quienes parecían los másimportantesporlasatencionesquelesdispensabanlosesclavos.ReconocióeneldelaizquierdaaunodelosjefesdeservicioenelTemplo,asícomoeneldeladerecha a uno de los sacerdotes. El del centro no le era conocido; quizás porllevar la cabeza baja parecía más bien un preso a quien condujeran a algúnsuplicio.Aquelhombrelevantólacabezaporunmomento,ycongranasombroreconoció en él a Iscariote, uno de los discípulos del Nazareno. Ben-Hur viocómoel cortejo sedirigíahacia lagargantadelCedróny sepreguntóconquéobjeto irían hacia el fondo del torrente aquellos hombres escoltados por talnúmerodesoldadosromanos.
Lessiguiódelejos;yllegaronalhuertodelosOlivos.AtravésdeunportillodistinguiólafigurainconfundibledelNazareno,ycercadeélasusdiscípulos.
Entoncescomprendió todo. Judas IscariotehabíavendidoalMaestro.Ben-HuresperóconansiedadparaverlareaccióndelNazareno,paravercómoÉlsedefendía,perosóloescuchóestaspalabras:
—¿Aquiénbuscáis?—AJesúsdeNazaret—contestóunodelossacerdotes.—Yosoyelquebuscáis.
Ante la sencillez con que fueron dichas aquellas palabras muchos de lospresentessedejaroncaeralsuelotemblando.Talveznadahubiesenhecho;peroentoncesseadelantóJudasydijoconunavozdulceyfalsa:
—¡Salve,Maestro!—ydespuéslebesó.—¿ConestebesoentregasalHijodelHombre,Judas?—replicóelNazareno
sin obtener contestación. Y dirigiéndose de nuevo a los soldados, volvió apreguntar—:¿Aquiénbuscáis?
—AJesúsdeNazaret.—Yosoy.EntoncesseadelantaronlossoldadosparaprenderalMesías.Losdiscípulos
intentarondefenderle,yunodeellosarrancódeun tajo laorejadeunode losquepretendíanataralMaestro.
ElMaestro, en uno de sus actos milagrosos, restauró la oreja cortada delsicariodiciendoalherido:
—Nosufrasmás.Soldadosydiscípulosquedaronsumidosen lamayorperplejidad.Luegoel
Maestrosedirigióaldiscípuloquehabíaempuñadolaespadayledijo:—Guarda tu espada en la vaina. El cáliz que mi Padre me envía, he de
apurarlohastalasheces.Los soldados sedispusierona llevárselo.Ben-Hurpensódesesperado:«He
dehaceralgoparaimpedirlo».LaturbahabíavueltoaenvalentonarseyrodeóalMaestro.Lossoldadosse
pusieronasusladosylacomitivaemprendióelregresoalaciudad.Ben-Hursedesprendió de su túnica y de su turbante y se abrió paso hasta el hombre quellevabalacuerdaqueatabaalNazareno.LatomóentresusmanosysecolocóalladodeJesús.
—¡Maestro,Maestro!—murmuró apresuradamente—. ¡Dime que sigues aestoshombresporTuvoluntad!Soytuamigo:¿quieresquehagaalgo?
Lamultitudqueseguíaalcortejocrecíapormomentos.AlgunosempezaronadarsecuentadelapresenciadeBen-Hurydequealgoraroocurría.RodearonaBen-Huryempezaronagritarconlospuñoslevantados:
¡Cogedle,matadle;esunodeellos!Ben-Hur, cuyas fuerzas centuplicó la ira, se abrió paso a puñetazos y
empellones. Volvió sudoroso y ensangrentado al lugar donde había dejado sumanto. Se lo puso, volvió al «khan» en busca de su caballo y regresó a sustiendasenCedrón.
Aquellanocheapenaspudoconciliarel sueño.Su feen la restauracióndelreino de Israel empezaba a vacilar… pero soportaría con paciencia aqueldesengañoysecasaríaconEsther.
9
Ya había amanecido, cuando llegaron dos jinetes a la puerta de la tienda deBen-Hur. Al ser invitados por el joven a tomar asiento, ambos hombres senegaronconestaspalabras.
—No es posible, hijo de Judá. El Nazareno ha sido juzgado y condenadoante Pilatos, quien por dos veces quiso declararlo inocente, pero ante lainsistencia de los sacerdotes terminó por decir: «Sobre vosotros caiga esecrimen». A lo que éstos y el pueblo entero respondió: «Que su sangre caigasobrenosotrosysobrenuestroshijos».Pronunciadalasentencia,elárboldelaCruzvaaserlevantadoenelGólgota.
Ben-Hur llamó al criado árabe y le ordenó que preparase los caballos.Después de tomar algunos alimentos vistióse y, enfundando su espada, sepreparóparapartir.
—¿Adondevas?—preguntóunodelosreciénllegados.—Areuniralaslegionesgalileas—replicó.—Todos están de parte de los sacerdotes. Sólo nosotros permanecemos
fieles.Empuñandolasriendas,eljovenhebreoexclamó:—Pero¿quéseproponen?—Matarle.—Entonces¡corramosalGólgota!Duranteelcaminotropezaronconmuchosgruposexcitadoscompuestospor
hebreos de Libia, Egipto, Antioquía, en suma de todas las tribus y castas deJerusalén, de Judea, de Israel, que acudían atropelladamente a vermorir en lacruzaJesús.
Ben-Hur distinguió a Simónides, llevado por sus criados en un sillón, y a
Esther,queleacompañaba.Seacercóylesdijo:—Que lapaz sea convosotros.Siosdirigís alGólgota, esperadhastaque
termineeldesfile,yluegoosacompañaré.—LavoluntaddeBaltasarserálamía,hijodeHur.Díseloaél;vieneenesa
otralitera.Ben-HurlevantólascortinasydistinguióelpálidorostrodeBaltasar,queal
reconocerlepreguntó:—¿PodremosveralNazareno?—Leveremos,buenanciano.Hadepasarcercadeaquí.Furiosos, crueles, escarnecedores, los gritos de la multitud anunciaron la
llegadadelMesías,queavanzabapenosamentetrasunaescoltadelegionariosdebrillantes armaduras.Estaba exhausto; avanzaba con pasos vacilantes, cargadocon la cruz que habría de llevar hasta el lugar del suplicio; en sus sienesdescansaba una corona de espinas, y pendía de su cuello una tablilla con unainscripción.Suspiesdejabanhuellasdesangreenelsuelo.Supielestabalívida,sus sienes desgarradas por la corona de espinas. Un campesino trataba deayudarlea soportarelpesode lacruz.Cuatro legionarios romanos tratabandedefenderle, con poco éxito, de los golpes, salivazos, insultos y pedradas de lamuchedumbre. Cuando llegó a la altura deBen-Hur y sus amigos elMaestrolevantó losojoshacia ellos.Esther se abrazó a supadre.Simónides empezó atemblar.BaltasarenmudecióyBen-Hurexclamó:
—¡Diosmío,Diosmío!Comosihubieraadivinadosussentimientos,elNazarenovolviólacabezay
sumiradaparecióbendeciraaquelgrupo.Simónidesgimiódesesperado:—¿Ytuslegiones,hijodeHur?—Sóloestosdoshombreshanpermanecidofieles.El comerciante inclinó la cabeza, experimentando la angustia de ver sus
esperanzasmuertasparasiempre.Seguían al Nazareno dos hombres cargados con sendas cruces. Eran dos
ladrones,quehabíandemorirunoacadaladodelMaestro.Detrásdetodosellos,conpasoarrogante,ibaunmitrado,alqueseguíanlos
guardianesdelTemplo,elSanedrínyunalargafiladesacerdotes.—He visto a Caifás —dijo Simónides después de haber contemplado al
altivo pontífice—. Todo prueba que el Nazareno es el verdadero Rey de losjudíos,comolatablillaquelehancolgadodelcuellodice.
—Mirad allí.Hay unasmujeres que lloran. ¿Quiénes serán?—dijo Estherseñalandoaungrupodecuatromujeresyunhombre.
—EsJuan,eldiscípulomásqueridodelMaestro;laqueseapoyaensubrazoesMaría,lamadredelRedentor—repusoBen-Hur.
Entrelosgritosdelamultitudsobresalíanlaspalabrasde:—¡Crucificadle, crucificadle! Es el Rey de los judíos, el destructor del
Templo.—Partamosdeaquí—dijoSimónides.Absorto en sus pensamientos, Ben-Hur no oyó el llamamiento. Vio a un
grupodegalileosydirigiéndoseaelloslesdijo:—Eselmomentodelucharporlacausaporlaqueosarmé.Reunidatodos
losdemásyesperadalpiede lacruz,dispuestosa libertaralNazareno.Yoosdarélaseñal.
—ÉlnoeselRey.LevimosentrarenelTemplo,despuésdeabandonarnosenlapuertaHermosa,yrehusóeltronodeDavid.ElpueblodeGalileanoestáconÉl.Ya que así lo ha querido, quemuera. Si deseas luchar por la libertad,cuentaconnosotros.
Ben-Hur, indeciso, se cubrió la cara con las manos, estremeciéndose aimpulsosdelaluchaentresuvoluntadyunavozinteriorquelehacíadesistir.
LavozdeSimónidestornóaoirse:—Estamosesperándote,Ben-Hur.Vamos.Sindarsecuentadeloquehacía,Ben-HurmarchótraslaliteradeBaltasar.
Esther ibaa su lado.Unamanoyundesignioocultosconducían lospasosdeBen-Hur.
10
Sin saber cómo, Ben-Hur se encontró junto a sus amigos cerca del lugar delsuplicio.
Sobre la cumbre del Gólgota se encontraba el sumo sacerdote, que sedistinguíaporsusvestidurasdelosotrossacerdotesquelerodeaban.
Ben-Hur vio que algo nuevo aparecía en la pálida faz del Maestro. A sumentellegaronlaspalabrasdelNazareno:
—Yosoylaresurrecciónylavida.Sus reflexiones fueron interrumpidas por los secos golpes de un martillo.
Ben-Hur distinguió cómo soldados y obreros preparaban las cruces para elmartirio.
—Que tushombresseapresuren—dijoelsumosacerdotealcenturiónquemandabalatropa.
—Lascrucesestánlistas.—PrimeroelNazareno,aversiesverdadquepuedesalvarseÉlsolo.Cuando los romanos tomaron a Jesús, un estremecimiento sacudió a la
multitud.—SielSeñornonosayuda,Israelestáperdido.—Oremos,buenSimónides—dijoBen-Hur—.LavoluntaddelSeñorhade
versecumplida.Miróhacialacruz,enlacumbredelGólgota,yvolvióasentirensuespíritu
laspalabras:—Yosoylaresurrecciónylavida.Mientras elNazareno era clavado en la cruz, los soldados se repartían sus
vestiduras.—PonedleJecaraalTemplo—sonólavozdelpontífice.
Lo alzaron, colocaron la cruz dentro del hoyo, y el cuerpo del Hijo delHombrependiódesusensangrentadasmanosydesusescarnecidospies.Niaunasílanzóunaexclamacióndedolor;suslabiossemovieronparadecir:
—Padre,perdónales,porquenosabenloquehacen.Laaparicióndelacruzsobreelfondoazuldelcielohizoquedelasgargantas
de lamultitudsurgieraungritodesalvajealegría.Desde lacruz lamiradadelCorderodeDiossedirigióasupueblo,quecontantaignominiahabíarenegadodeÉl.
UnsúbitoveloseextendiósobrelasuperficiedelaTierraylaenvolvióenunprematurocrepúsculo.Losgritoscesaron,lasbocasenmudecieron,lasmontañasfueron cubiertas por las sombras como para ocultarse de aquel sangrientoespectáculo.
SimónidesintentótranquilizaraEsther,que,pálida,contemplabatodo.—Noteasustes,mibuenaEsther.Prontopasaráestanube.—Sonlosespíritusdelaire,quetratandeocultarestehorrendosacrilegioa
losojosdelUniverso.—¿Por qué no habré muerto yo cuando mis compañeros? ¡Oh, Melchor!
¡FelizGaspar!—clamabaBaltasardesesperado.Laoscuridadsehizomásintensa.Losdosladronesfueronlevantadosensus
cruces.Lamuchedumbre,cadavezmásasustada,permanecíamuda.Lavozdeunsoldadogritó:—SiesverdadqueereselHijodeDios,¿porquénotesalvasaTimismo?Cuandolaoscuridadfuetotallosánimosdelsumosacerdoteydesuséquito
vacilaron. Los entendidos en astronomía discutían sobre el fenómeno quepresenciaban.
—Puedeseruneclipse—dijouno.Otros,ensuinterior,pensabanqueelfenómenoteníarelaciónconelsuplicio
del Nazareno. Los soldados romanos, espiando cada gesto del crucificado,comentaban:
—PuedequeseaenrealidadelMesías,yentonces…EntretantoBen-Hurysusamigos,quesehabíanacercadoalpiedelacruz,
rezabanparaqueelSeñoraceleraseelfin.UnodelosladronessedirigióaJesús:—Si en verdad eres el Hijo de Dios, ¡sálvate a Ti mismo y sálvanos a
nosotros!Aloiraquelruegorespondióelotroladrón:
—Nosotroshemos recibidoelcastigopornuestroscrímenes.PeroÉl,¿quémal ha hecho? —Dirigiéndose luego al Nazareno continuó—: ¡Oh, Señor,acuérdatedemícuandoentresentuReino!
—En verdad te digo—respondió Jesús con voz firme y clara— que hoyentrarásconmigoenelParaíso.
—¡Esto es lo que yo he oído en mis sueños! —exclamó Ben-HurdirigiéndoseaBaltasar—.SuReinonoesdeestemundo.Igualquetú,mibuenanciano,veoyoahoraconlosojosdelafe.
LanoticiadequeelNazarenohabíaofrecidoelParaísoal ladróncorriódeboca en boca. Todos se preguntaban si en verdad aquel a quien habíancrucificadoseríaelMesías.Cuandollevabayatreshorasclavadoseoyóclamaralmoribundo:
—¡Diosmío,Diosmío!¿Porquémehasabandonado?EntoncesrecordóBen-HurqueÉllehabíadadodebeber;tomóunaesponja
delasempleadaspararefrescarloslabiosdeloscondenadosycorrióhaciaJesúsantelosgritosdelagente:
—¡Déjalo,déjalo!EnelmomentodellegaralpiedelacruzJudáviocómoelrostrodeAquél,
que él había visto magullado ymanchado por la sangre, resplandecía con unbrillosobrenaturalyalmismotiempodecía:
—Padremío,entusmanosencomiendomiespíritu.Después, con un estremecimiento y un grito de agonía, el Hijo de Dios
expiró.—Hamuerto—dijoBen-Hur a sus amigos cuando volvió junto a ellos—.
¡Todohaconcluido!Lanoticiadesumuertecorrióconrapidezincreíble.Alfinelpueblohabía
conseguido sus propósitos. Las asustadas gentes se preguntaban si su sangrecaeríasobreellos.
Un fuerte temblor sacudió la tierra. Las gentes, despavoridas, pretendíanhuir,sinsaberadondeacudirnidóndeocultarse.Latierraseresquebrajabaasuspiesytodosseatropellabanenconfusomontón.Ensulocahuidaderribaronalsumosacerdotesinrespetarle,desgarraronsusvestidurasylecubrierondebarroydepolvo.
CuandobrillódenuevolaluzdelsolúnicamenteseencontrabanalpiedelacruzlamadredelNazareno,lasfielesmujeresdeGalilea,eldiscípulopreferidodelSeñor,Ben-Hurysufamilia.ElbuenBaltasarhabíamuertoaconsecuencia
delterremoto.SusrestosfueronllevadosalaciudadydepositadosenelsalóndeloshuéspedesdelacasadelosHur.QuisoBen-HuravisaraIrasylabuscóenlacasa,masnopudohallarla.Preguntóaloscriados;ningunosupodarlerazóndelparaderodelaegipcia.
Habían transcurridonuevedías desde la curacióndeTirzahyde sumadrecuandoambasfueronllevadasacasa,enlaqueapartirdeentonceslaspalabrasmássolemnesquesepronunciabaneransiempre:
DIOSPADREYCRISTOHIJO
CincoañoshabíantranscurridodesdeeldíadelacrucifixióndelMesías.Uncalurosodíadeprimavera,Esther,esposadeBen-Hur,sehallabaenlabellísimavilla de Miseno. Todo a su alrededor respiraba el más puro estilo romano,exceptoeltrajedecortejudíodeEsther.
Tirzahydoshermososniñosjugabansobreunapieldeleón.EranloshijosdeEstheryBen-Hur.Deprontounsiervoaparecióenelsalón:
—Señora —dijo dirigiéndose a Esther—: en el atrio está una mujer quedeseaserrecibidaporti.
—Condúcelaaquí.Alospocosminutosentróenelsalónunamujerdeaspectoextraño.Esther
selevantóypalidecióintensamente.—Pero…,erestú…,eres…—Sí;soyIras,lahijadeBaltasar.Esther trató de dominar su sorpresa y ordenó al criado que dispusiera un
asientoparasuvisitante.—No—dijoIrasconsequedad—:mevoyenseguida.Las dosmujeres semiraron en silencio. Apenas si quedaban rastros de la
antiguabellezade laegipcia.Teníaaspectodescuidadoy sucioen faccionesyvestidos, que revelaban a las claras que su vida no había discurrido por loscaucesdelafelicidadyelbienestar.
Irasrompióelsilencioypreguntóconamargura:—¿Sontuyosesosniños?Estherrespondióconunasonrisa:—Sí.¿Quieresbesarlos?—Lesasustaría—respondióIras.LuegoseacercóaEsther,queretrocedióunpasosinquerer.—No temas —dijo la egipcia—. Traigo un mensaje para tu esposo. Su
enemigohamuerto.Yomismalohematadoparavengarmedelasinfamiasquemehahechosufrirdurantetodosestosaños.
—¿Suenemigo?—Sí;Messala,elromano.Dileademásqueelmalquelehedeseadohacaído
sobremicabeza.EsthernopudocontenerlaslágrimasaloireltonodesgarradordeIras.Quiso
acercarsealaegipcia,peroéstalacontuvoconungestoydijo:—No,nolohagas.DileaBen-Hurquealfinhedescubiertoqueromanoy
malvadosonpalabrassinónimas.Quisoentoncesmarcharse,peroEstherlacontuvo.—Espera, Iras.Hablaconmiesposo.Noteguardarencor.Nosotrossomos
cristianos.—No; no he conseguido lo que quería. Pero dentro de poco todo habrá
concluidoparamí.Esther,vacilanteeindecisa,preguntó:—¿Nopodemoshaceralgoporti…?¿Nodesearíasque…?—Sí;unasolacosadeseo—respondióIrascortandolasvacilantespalabras
deEsther.LahebreadirigiósuvistaenladireccióndelamiradadeIrasycomprendió
loqueéstadeseaba.—Sí,puedeshacerlo.Iras se acercó a los niños. Se arrodilló a su lado y acarició y besó sus
cabecitas.Luego,conlentitud,sepusoenpieysinañadirunasolapalabrasalióprecipitadamentedelacasa.
AunqueBen-Hur hizo después cuanto pudo por averiguar su paradero, nopudo hallarla. Sospechó un trágico fin de la existencia de aquella mujer,arrastradaporlaambición.
ElancianomercaderSimónidesvivióhastaunaedadmuyavanzada.EnelañodécimodelreinadodeNerónsedecidióporfinaabandonarladireccióndelosnegocios. Vendió las galeras de su flota. Una noche, reclinado en su habitualsillóndeinválidoenlaazoteadesucasadeAntioquía,encompañíadeEsther,Ben-Hurysustresnietos,contemplabacómolaúltimadesusgaleras,llegadadeRomalavíspera,sebalanceabaenlasaguasdelrío.
Desdeeldíadelacrucifixiónhastaaquél,sólounasombrahabíaturbadola
felicidaddelafamilia:lamuertedelamadredeBen-Hur.Sufecristianahabíamitigadoeldolordelaseparación.
Lanave leshabía traídonoticiasdel comienzode laspersecuciones contralos cristianos iniciadasporNerón.Cuandodiscutían aquellasnoticias aparecióMalluchconunmensajeparaBen-Hur.
—Unárabelohaentregadoyhavueltoapartirsinesperarrespuesta.Ben-HurleyóconrapidezelmensajeyluegodijoaSimónides:—Escuchaloqueestepergaminodice:
Yo,Ilderim,primogénitodeIlderimelGenerosoyjequedelatribudeIlderim,aJudá,hijodeHur.
Tú sabes lo mucho que mi padre te amaba. Lee el escrito que teincluyoyconocerássuvoluntadylamía.
Lapazseacontigoylostuyos.ILDERIM,JEQUE
Ben-Hurdesenrollóacontinuaciónunpapiroamarillentoporlosañosyleyósucontenido:
Ilderim, llamado el Generoso, jeque de la tribu de Ilderim, a miprimogénitoysucesor:
Todocuantoposeo,hijomío,serátuyoeldíademimuerte,exceptolapropiedadjuntoaAntioquíaconocidaporelnombredehuertodelasPalmeras, que deseo legar al hijo de Hur, que tanta gloria nosproporcionóenlaarenadelcirco.Aélyalossuyosparasiempre.
ILDERIMELGENEROSO,JEQUE
—¿Quéopinasdeesto?—preguntóBen-HuraSimónidestraslalecturadelosdosdocumentos.
Simónides permaneció silencioso, con lamiradaperdida en el río, y luegorespondióconacentosolemne:
—Hijo deHur, el Señor nuestroDios ha sidomuy generoso para contigo.¿No crees que ha llegado elmomento de decidir lo que quieres hacer con tuinmensafortuna?
—Lohedecididohacemucho tiempo.Estáadisposicióndenuestracausa.
Pero¿cómoemplearlamejorenella?Aconséjame,teloruego.Simónidesguardóunlargosilencioyluegorespondió:—Sé que has entregado grandes cantidades a la iglesia de Antioquía. Sin
embargo,laluzdelafeestáamenazadaenlacapitaldelImperio.¡EnRomanopuedeafirmarselaluzdelafe!
—Dime,¿quépuedohaceryo?—¡Creoquepuedodarrespuestaaestapregunta!Losromanosyelmismo
Nerón sólo respetan dos cosas, para ellos sagradas por encima de todas lasdemás:lascenizasdelosmuertosylossepulcros.HasoídoelpeligroquecorrennuestroshermanosenRoma.Nopodemosconstruirtemplosenlasuperficiedela capital; pero tú puedes hacerlo bajo tierra, y para evitar su profanación,entierraenellosloscadáveresdequienesmueranporlafe.
Ben-Hursepusoenpie,excitadoyconmovidoporaquelproyecto.—¡Esunaideagrandiosa!—exclamó—.Notardarédeponerlaenpráctica.
LamismanavequenostrajolanoticiadelaspersecucionesmellevaráaRoma.Zarparemosmañana.
Luego,dirigiéndoseaMalluch,añadió:—Disponlotodoparamañana.Túmeacompañarás.DurantetodalaconversaciónEstherhabíaguardadosilencio.Alverquesu
esposolamiraba,comosiesperasedeellaalgunapalabra,lahijadeSimónidesexclamó:
—¡Ohesposomío!NoquieroserunobstáculoentusesfuerzosporserviralacausadeCristo.Sóloteruegoquemellevescontigoparaquepuedaayudarte.
Si alguno de los lectores de este libro visita enRoma las catacumbas de SanCalixtopodrácomprobarenquéfueempleadalafortunadeBen-Hur.Deaquellavasta tumba surgió el Cristianismo que terminó por vencer a los Césaresromanos.
NacióenBrookville,enelEstadonorteamericanodeIndiana,el10deabrilde1827ymurióenCrawfordsville,poblacióndelmismoEstado,el15defebrerode1905.FueelsegundodeloscuatrohijosdelGobernadordesuEstadonatal,quien para contrarrestar su indisciplina y su espíritu rebelde, le obligó ainterrumpir sus estudios a los 16 años. El joven Wallace se vio obligado atrabajarendiversosempleosmodestos,incluyendoeldecopistaenlasoficinasdelcondado.AlmismotiempoleíatodoloquepodíayacudíaconfrecuenciaalabibliotecaestataldeIndianápolis,capitaldesuEstado.Estudióleyes,participóenlaGuerradeMéxico,yen1846y47fuedirectordeunperiódicodesdecuyaspáginasdefendía la ideologíadelpartido«FreeSoil».FueayudantegeneraldeIndiana.Enmayode1855secasóconSusanArnold.En1856llegóasenadoryorganizóenCrawfordunacompañíadesoldadosquetomóparteenlaGuerradeSecesiónentreelNorteyelSur.Alcanzóelgradodemayorgeneralycolaboróen la conquista de Fort Danielson. En 1864 rechazó al general J. A.Early,salvandoasílaciudaddeWashington.PertenecióaltribunalmilitarquejuzgóalosasesinosdelpresidenteLincoln.
En1873,cuandotenía46años,publicósuprimeranovela,ElDiosJusto,sobrelaleyendadelosaztecas,basadaenLaconquistadeMéxico,deW.H.Prescott.La novela tuvo muy poca aceptación entre el público. De 1878 a 1881 fue
gobernadordel territoriodeNuevoMéxico,yentre1881y1885embajadorenTurquía.En1880compusoBen-Hur,lamáscélebredesusnovelasrealmentelaúnica que alcanzó la celebridad, que surgió como un desafío con el librepensadorRobertG.Ingersoll,cuyobelicosoateísmoinclinóaWallaceadefiniry expresar sus convicciones religiosas.Ben-Hur fueunode losbest-sellers defines del siglo pasado y conservó su popularidad durante aproximadamentecuarenta años, hasta el punto que llegaron a venderse 2.500.000 ejemplares.También tuvo un enorme éxito en sus versiones teatrales y cinematográficas.Otras obras suyas son: The Boyhood of Christ (1888), The Prince of India(1893), novela sobre el judío errante, y The wooing of Makkatoon (1897),coleccióndepoesía.
Notas
[1] Una parte de este párrafo tuvo que ser cambiada debido a un error deimprenta, que había copiado una parte del párrafo siguiente (Nota del Editordigital)<<
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