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Fundación Universidad Autónoma de Colombia
Diego Armando Abad Pulido
Historia Contemporánea
La prensa escrita como objeto de revolución
“El hombre no teje la trama de la vida,
No es más que una de sus hebras.
Todo lo que le hace a la trama, se lo hace a sí mismo”.
Jefe Indio de Seattle
Introducción:
El siguiente ensayo pretende acercarse a uno de los cuestionamientos que quizá
generan más interés en las sociedades y es la relación entre los conceptos de la
revolución y revuelta. Usualmente cuando se habla de la idea de una revuelta tiende a
pensarse en el término revolución y en las consecuencias que trae consigo, se llega a
pensar que estos dos conceptos suelen ser lo mismo o que uno arraiga y trae
consecuencias para el otro, la revuelta es parte inherente de nuestra existencia en una
sociedad que se encuentra oprimida y la revolución se refiere a la cuestión de cómo
mantener el impulso de cierta revuelta. Ciertos medios son fundamentales para la
propagación de los ideales de una revuelta o una revolución, aquí es donde la prensa
(o el periódico) escrita y más aun con la invención de la imprenta toma un poco más de
valor simbólico, aunque estos dos conceptos sean un poco similares a la hora de
definirlos, poseen grandes diferencias y cada uno tiene un impacto diferente en los
movimientos sociales y en el desarrollo de la sociedad.
Desarrollo:
Empecemos por dar las definiciones de revuelta y revolución, la revuelta se puede
definir como un movimiento social espontaneo, con un carácter violento y que va en
contraposición a una figura de mayor poder, aunque también puede estar dirigida
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hacía alguna religión, algún grupo social o una etnia. Las revueltas son expresiones de
algún tipo de conflicto y se produce cuando una masa de personas se une para realizar
actos violentos contra alguna injusticia social.
Mientras tanto, la revolución puede definirse como un cambio transcendental con
respecto al pasado inmediato, estos cambios suelen producirse en diferentes ámbitos,
como sociales, políticos, religiosos y culturales. La revolución suele tener
consecuencias fundamentales y suelen ser violentas, ya que buscan romper un orden
establecido, las revoluciones nacen como procesos históricos y construcciones
colectivas, se pueden además establecer tres tipos de revoluciones: política, social y
económica.
“Hay que distinguir entre revolución, revuelta y rebelión” Diría el premio nobel de
literatura, poeta y ensayista mexicano Octavio Paz en su libro “El laberinto de la
soledad”. La revuelta es cuando existe un movimiento social, pero este no cambia a la
sociedad ni las funciones de esta, en la revuelta el sistema permanece estático y se
alzan contra determinados aspectos sociales, por el contrario, la revolución es cuando
el movimiento produce cambios de índole fundamental dentro de la sociedad y sus
estructuras. Aun así hablar de revolución tiene sentido solamente si está basada en la
revuelta; y la revuelta se puede mantener en pie sólo si tiende a la revolución.
La prensa ha sido un factor muy importante en los movimientos sociales que dieron
pie en revueltas o revoluciones importantes a través de la historia, ciertos expertos
señalan 1587 como periodo de nacimiento de los medios de comunicación social
aunque ciertos historiadores apuntan como uno de los primeros diarios de la historia
aquel diario que se difundía en roma en torno al 59 a.C, con la ilustración Europa vivió
un cambio de mentalidad donde se buscaba sacar a la población de las “tinieblas” de la
ignorancia, ante tal desarrollo, la prensa fue protagonista en la opinión publica aunque
estos estuvieran solamente al alcance de las manos públicas. Luego con la llegada del
siglo XVIII un pensamiento revolucionario abundaba en el ambiente europeo, los
periódicos con una ideología liberal luchaban por restaurar el absolutismo, lo que tuvo
mucha influencia en la llamada ‘Primavera de los pueblos’. En este siglo se alcanzó la
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libertad de expresión en la prensa y aparecería la llamada prensa de masas, un arma
que sería capaz de manipular a la mayoría de las masas y también se usaría como arma
política.
Alain Badiou, filósofo, dramaturgo y novelista francés nos brinda en su libro El
despertar de la historia ciertas definiciones con referencia a revuelta y revolución, para
él debe existir un despertar de la historia, el cual solo es posible con la iniciativa
popular, ya que es ahí donde se arraigará la potencia de una idea. Nuestro tiempo está
marcado por las revueltas, pero para Badiou estas revueltas son de un tipo específico,
la revuelta inmediata y la revuelta latente, el escritor francés propone una clara
diferencia entre las dos revueltas donde la inmediata es muy breve y su espacio está
definido en el lugar donde viven los protestantes, mientras que la histórica conlleva
una duración mayor y se realiza en un lugar específico de la ciudad donde ocurre. Alain
define mejor la revuelta inmediata como: “La agitación de una parte de la población,
casi siempre inmediatamente después de un episodio violento de la coerción del
Estado…La revuelta inmediata a menudo es la forma primitiva de una revuelta
histórica” 1
La revuelta latente se caracteriza por tener una idea común, y está conformada
usualmente por los jóvenes, aunque está se localice en un territorio en específico, la
revuelta: “Estancada en su propio espacio social, la revuelta inmediata no constituye
un recorrido subjetivo fuerte….La revuelta inmediata no se propaga por
desplazamientos sino por imitación” 2. La revuelta inmediata puede considerarse
incluso más nihilista que política, esta se consume en una ausencia de rechazos y de
perspectivas fijadas. Al contrario que la latente, la revuelta histórica si tiene fijadas
aquellas perspectivas y sacuden la visión acerca del mundo, es una revuelta prepolítica
la cual no se agota, se localiza en un espacio central de las ciudades, existen objetos y
demandas y reabren el juego de la historia.
1. Badiou, Alain. El despertar de la historia. Edición Nueva Visión. Argentina. 2012. Pp. 28-29
2. Badiou, Alain. El despertar de la historia. Edición Nueva Visión. Argentina. 2012. Pp. 30-31
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Aunque para Alain Badiou las revueltas no son revoluciones, él menciona que: “Hay
una diferencia muy importante entre revuelta histórica y revolución: se supone, por lo
menos desde Lenin, que la segunda dispone en si misma de los recursos necesarios
para una toma inmediata del poder” 3 Para el francés una revuelta no propone
ninguna alternativa al poder que intenta derrocar, mientras que la revolución sí.
En posición a Badiou se encuentra Reinhart Koselleck, el historiador alemán del siglo
XX tiene una concepción un poco diferente al término revolución, para él: “El concepto
de revolución abarca desde 1789 al menos dos campos de experiencia, que no
pertenecen necesariamente a la misma categoría. Por un lado el concepto hace
referencia a los disturbios violentos de una sublevación que puede convertirse en
guerra civil…Por otro lado el concepto indica una transformación estructural a largo
plazo que tiene su origen en el pasado y puede afectar al futuro” 4, una revolución
según Koselleck logra un gran cambio trascendental en la sociedad y en lo que busca
cambiar, como lo explico Badiou, las revoluciones pueden afectar el futuro y
condiciona a la sociedad a producir un cambio en los ideales y en la estructura de esta.
La prensa jugo un papel importante en las revoluciones del siglo XVIII y que marcaron
un punto importante en el desarrollo de la historia: La revolución norteamericana y la
revolución francesa. La prensa forjo un camino hacía estas revoluciones y permitía
entender la coyuntura de las sociedades y las condiciones sociales que se tenían en
cada una de ellas. Hannah Arendt, filósofa política alemana y una de las pensadoras
más influyentes del siglo XX menciona en su libro Sobre la revolución que: “Las
revoluciones constituyen los únicos acontecimientos políticos que nos ponen directa e
inevitablemente en contacto con el problema del origen” 5
Para Hannah Arendt, igual que los autores anteriores, las revoluciones no son simples
cambios en las estructuras de las sociedades y estas vienen desde la antigüedad.
3. Badiou, Alan. El despertar de la historia. Edición Nueva Visión. Argentina. 2012. Pp. 52.
4. Koselleck, Reinhart. Historia de conceptos. Editorial Trotta. Pp. 162
5. Arendt, Hannah. Sobre la revolución. Revista de occidente. Madrid. Pp. 27.
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Arendt usando como ejemplo la revolución francesa y la revolución americana,
además de apoyarse en autores como Robespierre o Adams, intenta explicar que el
único modo de que las revoluciones pueden ser revolucionarias, es cuando estas
tengan como objetivo principal la libertad, la filósofa alemana mencionaría en su
texto que: “Ni la violencia ni el cambio pueden servir para describir el fenómeno de
la revolución; solo cuando el cambio se produce en el sentido de un nuevo origen,
cuando la violencia es utilizada para constituir una forma completamente diferente
de gobierno, para dar luego lugar a la formación de un cuerpo político nuevo,
cuando la liberación de la opresión conduce, al menos, a la constitución de la
libertad, sólo entonces podemos hablar de revolución” 6
A diferencia de los autores antes mencionados, Hannah hace referencia al
concepto de libertad para que pueda hablarse de una revolución y no simplemente
de un cambio en la estructura de la sociedad como llegan a plantearlo Badiou y
Koselleck. Las inconformidades vividas en el siglo XVIII, sumadas a un ambiente
necesario de revolución hicieron que la prensa, no solamente escrita, empezara a
tomar un papel fundamental en las cabezas de los ciudadanos Europeos, la prensa
política, utilizada como medio de transmisión de las ideologías revolucionarias,
sirvió para fomentar el pensamiento de un cambio que era absolutamente
inevitable en las sociedades del siglo XVIII.
Pensadores como Kant, Marx y Engels usarían los medios para propagar sus ideales
por todas las comunidades. Immanuel Kant publicaría un ensayo respondiendo a la
pregunta publicada por un periódico en 1784 ¿Qué es la ilustración?, él la definiría
como la salida del hombre de su minoría de edad causada por él mismo,
planteando el problema que todo humano posee y debería resolver por sí mismo.
Kant plantea una revolución del pensamiento, un movimiento que busca la salida
de la oscuridad de la mente por medio de la razón, un hombre natural que sea
capaz de pensar por sí mismo.
6. Arendt, Hannah. Sobre la revolución. Revista de occidente. Madrid. Pp. 42.
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Así mismo Marx y Engels publicarían su “Manifiesto del partido comunista” en 1848
con el que buscaban, igual que Kant, expandir ideales revolucionarios, estas ideas
se notan en el texto de Marshall Berman, filósofo marxista de origen judío, llamado
“Todo lo solido se desvanece en el aire”, en el que el autor habla sobre la
modernización social y económica y su relación con el modernismo, haciendo
mención, aunque de manera indirecta, al término revolución.
Conclusión:
La prensa en el siglo XVIII fue principal creadora de las opiniones públicas y de
tendencias políticas, aunque gran parte de la población Europea fuera analfabeta la
prensa tanto escrita como oral sirvió como agente generador de conciencia de las
dificultades que se estaban viviendo en la sociedad y que era necesario un cambió
el cual transformara las estructuras de esta y se derrocara al poder que estaba al
mando.
Gracias a Badiou, Marshall, Koselleck y Arendt podemos tener concepciones
(aunque en algunos casos diferentes) de la revolución. Todos los autores se
enfatizan en cómo se genera, las consecuencias que debería tener en la sociedad y
sus trasfondos; aunque no todos tomen los mismos puntos, todos están de
acuerdo en que la revolución es un cambio de orden necesario en la sociedad
cuando las cosas no van bien y necesitan una transformación. Aunque las
revoluciones impliquen cierta parte de violencia, son necesarias para el cambio y
para el paso y el despertar de la historia.
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