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COLOQUIAR LA CLÍNICA
TRANSFERENCIA: “La puerta de las cosas”.
Segundo coloquio: Sábado 09 de agosto de 2014
Miriam Fratini:
Buenos días. Hoy es la segunda reunión de este espacio que hemos llamado
“Coloquiar la clínica”, inspirados en el comentario de Lacan en una de sus conferencias
sobre la enseñanza, donde valoriza el término en su significación más literal:
“coloquiar” significa charlar o conversar juntos. Al hacerlo sustituye otro término –
“dialogar”- que tiene demasiadas resonancias filosóficas en Occidente1.
Lo que les proponemos es entonces “coloquiar” sobre la transferencia,
nombrándola como “la puerta de las cosas”2. Ya habíamos dicho que éste nos pareció
un modo metafórico apropiado de definir tal concepto fundamental para la existencia
del Psicoanálisis.
Tuvimos una primera reunión (para quien quiera leerla, se encuentra en nuestra
página de Internet) en la que anunciamos -también metafóricamente-, que nos
acercábamos al umbral de esa “puerta de las cosas” enmarcando el contexto en que
surge la noción de transferencia, a partir del cientificismo de la medicina neuro-
psiquiátrica del siglo XIX.
Sobre el final de ese encuentro hipotetizamos que con el concepto de
transferencia Freud resuelve -fundando el campo del Psicoanálisis- una de las aporías o
1 “Coloquio” es un término sin pretensión, a diferencia del término “diálogo”. Lacan, J. Mi Enseñanza. Buenos Aires, Paidós, 2006. Pág 79. 2 Lacan, J. Id. Pág. 25.
1
2
impasses con que se encontró la ciencia en su abordaje de la histeria sobre finales del
1800.
En esta segunda reunión abordaremos el concepto en la obra de Freud: lo
presentamos como “un nuevo nombre del amor”. Efectivamente Freud incluye, en lo
que puede ser la historia del amor en Occidente, un nuevo nombre: el “amor de
transferencia”, quizás también –parafraseando a Rimbaud- un nuevo amor... 3
Insisto en que lo haremos bajo este espíritu de tratar de conversar juntos -espero
que se sientan de alguna manera implicados en él-, y aclarando que seguramente hay
muchísimas cosas para “corregir” de este espacio. He recibido múltiples comentarios y
opiniones de la reunión anterior -lo que agradezco- ; y repito: es seguro que hay mucho
que revisar, pero: afortunadamente lo hay! Eso quiere decir que estamos haciendo algo.
En esta reunión habrá tres ponencias para adentrarnos en la noción freudiana de
transferencia. Tres miembros de Freudiana van a presentar sus trabajos: primero Raquel
De Maestri, luego Héctor Serrano y finalmente Laura Bosco.
Raquel De Maestri
Buenos días, voy comenzar por tomar “La interpretación de los sueños”4 ”,
donde aparece la palabra transferencia, de una manera en mi entender, interesante. En el
texto Freud la menciona de una manera particular, ya que no hace referencia a ella en
tanto amor de transferencia. Entonces allí dice, que en el contenido manifiesto aparecen
los restos diurnos. Freud indaga, ¿por qué aparecen los restos diurnos en el sueño? ¿Por
qué se produce esto, por qué son un ingrediente necesario para la formación del sueño?
Y va a decir que los restos diurnos son indispensables para la aparición del sueño
porque se anudan; porque hay un anudamiento con las representaciones inconscientes.
O sea, que éstas se van a anudar a los restos diurnos y ellos les van a transferir el afecto.
La palabra “transferencia” aparece refiriéndose al desplazamiento del afecto de una
representación inconsciente a los restos diurnos. ¿Pero qué características tienen estos
3 Rimbaud, A. A una razón. En Obra Poética.. Buenos Aires, Ed. del Siglo,1970. Pág. 172. 4 Freud, S. La interpretación de los sueños (1900-01), AE, 5. Cap. VII (Sobre la psicología de los procesos oníricos), págs. 554-556.
3
restos diurnos para que las representaciones inconscientes que no pueden ingresar en la
consciencia se anuden, se conecten a ellos? ¿Por qué los restos diurnos son sustitutos de
las representaciones inconscientes? Entonces explica que las características que tienen
los restos diurnos es que son indiferentes y recientes. Dice que las representaciones
inconscientes se dejan encubrir por las representaciones inofensivas que son los restos
diurnos. En la traducción de Etcheverry lo vamos a encontrar como “dejándose encubrir
por ellas”5; en la traducción de López-Ballesteros va a decir que “detrás de la cual (la
representación inconsciente) se oculta”6. O sea que habla de una actividad de la
representación inconsciente en tanto se puede ocultar o se deja encubrir. Me parece
interesante la frase “dejarse encubrir” porque el encubrimiento, por lo menos en el
sentido de la palabra, tiene que ver con encubrir algún saber.
Freud aclara a qué se refiere cuando dice que los restos diurnos son
indiferentes. No se trata que carezcan de importancia sino que aparecen como
inofensivos ya que son triviales y aceptables a la consciencia, en tanto que están
alejados de la significación que tienen las representaciones inconscientes, es decir, que
no están cargados de significación. El diccionario en una de sus acepciones dice que
“indiferente” es lo que no beneficia ni perjudica. O sea, que podríamos decir que estos
restos diurnos van a aparecer para el soñante, como algo que no perjudica, que no va a
traerle ningún inconveniente y que por esa característica, por ese vacío de carga que
tienen los restos diurnos, es posible que las representaciones inconscientes se conecten a
ellos y le transfieran el afecto.
La otra característica que poseen los restos diurnos, es la de ser recientes. ¿Por
qué ser recientes es una condición para que también se transfieran las cargas? Porque al
tener poco tiempo de existencia no hubo posibilidad de que se carguen con el afecto de
otras representaciones inconscientes. Es decir, que tanto la indiferencia -en el sentido de
lo no perjudicial, de poca de significación-, como la falta de tiempo, son dos cuestiones
del orden de la carencia, que hacen posible que los restos diurnos sean privilegiados
¿para qué? Para transferir.
Entonces es ahí, en ese contexto donde Freud utiliza la palabra “transferencia”.
5 Cf. Supra, 5,pág. 554 6 Freud, S. La Interpretación de los sueños (1900-01), Biblioteca Nueva. T.1. Cap. VII. (Psicología de los procesos oníricos), pág.687.
4
Más adelante en el texto, refiere que los restos diurnos tienen otra condición,
para que sean los receptores, dice: “Vemos así que los restos diurnos, a los cuales
tenemos el derecho de asimilar ahora las impresiones indiferentes, no sólo toman algo
prestado del Icc cuando logran participar en la formación del sueño -vale decir: la
fuerza pulsionante de que dispone el deseo reprimido-, sino que también ofrecen a lo
inconsciente algo indispensable, el apoyo necesario para adherir la trasferencia.7 ”.
Vemos cómo explica que los restos diurnos ofician como apoyo necesario para recibir
esa carga. Entonces, ¿cómo entender este apoyo necesario? Si recurrimos al diccionario
para explicarnos la cuestión del apoyo, del soporte, encontramos que la palabra en sí
misma, quiere decir que es “algo que recibe el peso de otra cosa”. Es algo receptivo y a
su vez es un medio de difusión, es un medio de difusión capaz de poner en
conocimiento del público un mensaje. Es decir, que “apoyo” significa oficiar por un
lado como receptor de algún peso y por otro lado, la posibilidad de difundir algún
mensaje. Pero este apoyo va a producirse en tanto y en cuanto estén presentes, si no
existieran estos restos diurnos no podrían oficiar de apoyo, es decir, es necesario que
estén presentes para oficiar de apoyo.
Por lo expuesto vemos que los restos diurnos son representaciones inofensivas
que ahora tienen tres condiciones: indiferentes, recientes (la cuestión del tiempo) y dan
apoyo.
Freud además recomienda que en la regla fundamental, se le diga al paciente que
deje de lado las representaciones metas, aquellas ideas que tienen una dirección
concreta y que así se dé lugar a la asociación libre. Pero asimismo va a decir que hay
dos representaciones metas que el paciente no va a poder dejar de lado, una es el
tratamiento y otra dice “mi persona”. Lo expresa de la siguiente manera “… De estos
dos enunciados (que con el abandono de las representaciones-meta conscientes se
entrega a unas representaciones-meta ocultas el gobierno sobre el decurso de las
representaciones, y que las asociaciones superficiales son un sustituto, por
desplazamiento, de otras sofocadas que calan más hondo) hace el psicoanálisis
amplísimo uso en las neurosis; aún más: los eleva a ambos a la condición de pilares de
su técnica. Cuando pido a un paciente que deponga toda reflexión y me cuente todo lo
que se le pase por la cabeza, me atengo a la premisa de que no puede deponer las
7 Cf. Supra, 5,pág. 556
5
representaciones-meta relativas al tratamiento, y me considero con fundamento para
inferir que eso que él me cuenta, en apariencia lo más inofensivo y arbitrario, tiene
relación con su estado patológico. Otra representación-meta de la que el paciente no
tiene sospecha es la de mi persona8. ”
Me parece interesante la manera en que Freud ubica a la persona del analista
como una representación, porque al igual que los restos diurnos que son
representaciones inofensivas, carentes de significación, el analista también es una
representación. En tanto que las asociaciones se van a dirigir a la persona del analista
como representación meta, también los sueños van a estar dirigidos hacia el analista.
Podemos ver así al analista ubicado como receptor del sueño. La presencia del analista
es la que le permite que hacia él se destinen los sueños.
¿Por qué el analista puede ser receptor del sueño? Porque está ubicado en un
determinado lugar que le va a permitir recibir los sueños.
El analista como una representación va a formar parte de la serie de
representaciones del soñante en tanto que ocupa ese lugar, va a poder recibir, va a hacer
de receptor de los sueños. Los sueños llaman a ser interpretados; los sueños se sueñan
esperando que alguien sepa acerca de lo que dicen. No se trataría de ir en el sentido de
un desciframiento, como nos explicaba ayer Maria del Rosario en el grupo de
investigación9, que un sueño significa determinadas cosas generales, igual para todos,
como un enigma que se pudiera descifrar. Sino se trataría de ir en el sentido de una
interpretación singular para cada soñante. La novedad que introduce Freud, es que
realiza una lectura y una interpretación del sueño que se apoya en la enunciación de
aquel que relata el sueño y Freud se ubica en un determinado lugar de soporte que va a
posibilitar que se le dirijan los sueños, es un lugar que oficia de atracción.
Bueno, continuando con otros lugares donde aparece la palabra “transferencia”
en la obra de Freud, que son varios, uno que me interesaba tomar está en “Estudios
sobre la histeria” cuando habla de la “mésalliance” o falso enlace , como lo habían
tomado en la anterior reunión clínica Paola Preve y Ariel Panich, en cuanto la
equivocación de la persona. Allí, Freud refiere que las cargas libidinales se van a dirigir
a una persona, a la persona del analista, en tanto sustituto de otras representaciones. Y
8 Cf. Supra, 5,pág. 525 9 Grupo de investigación “Porqué Freud no es Lacan” a cargo de Maria del Rosario Ramírez, dictado en freudiana, Institución de Psicoanálisis, durante el presente año.
6
ahí utiliza la palabra “mésalliance”, esta palabra según el diccionario Le Petit Robert10
significa “casamiento con una persona considerada como inferior por el nacimiento o
el medio al cual ella pertenece”. Se trataría entonces de un matrimonio dispar, un
matrimonio que tiene que ver con que hay una disparidad económica o cultural entre los
partenaires. Entonces se podría decir la relación entre el paciente y el analista se
caracteriza por esta “mésalliance”, por una disparidad. Dice Freud “… La trasferencia
sobre el médico acontece por enlace falso…Primero había aflorado en la conciencia de
la enferma el contenido del deseo, pero sin los recuerdos de las circunstancias
colaterales que podrían haberlo resituado en el pasado; y en virtud de la compulsión a
asociar, dominante en la consciencia, el deseo ahora presente fue enlazado con mi
persona, de quien era lícito que la enferma se ocupara; a raíz de esta mésalliance -yo
la llamo enlace falso- despierta el mismo afecto que en su momento esforzó a la
enferma a proscribir ese deseo prohibido. Desde que tengo averiguado esto, puedo
presuponer, frente a cualquier parecido requerimiento a mi persona, que se han vuelto
a producir una trasferencia y un enlace falso…11”
Y finalmente, tomaré otro lugar donde aparece el término “transferencia”, en el
caso Dora, donde dice “¿Qué son las trasferencias? Son reediciones, recreaciones de
las mociones y fantasías que a medida que el análisis avanza no pueden menos que
despertarse y hacerse conscientes; pero lo característico de todo el género es la
sustitución de una persona anterior por la persona del médico. Para decirlo de otro
modo: toda una serie de vivencias psíquicas anteriores no es revivida como algo
pasado, sino como vínculo actual con la persona del médico. Hay trasferencias de estas
que no se diferencian de sus modelos en cuanto al contenido, salvo en la aludida
sustitución12”. Aquí habla más específicamente de la cuestión del amor de transferencia
y que el analista es un sustituto de otras personas anteriores en la vida del sujeto. Un
sustituto que va a oficiar como atracción, al cual se van a dirigir las mociones y
fantasías de tiempos anteriores. Así pues, es a partir de este lugar donde está ubicado
que va a poder operar sobre el síntoma.
Guy Le Gaufey lo dice de esta manera, que me parece muy interesante,
“el analista acepta volverse soporte de ese ser de ficción que la palabra y los
10 Diccionario, Le Petit Robert de la langue française. Ed. 2011 11 Freud, S. Estudios sobre la histeria (1893-1895): Sobre Psicoterapia de la Histeria (Freud). AE, 2, pág. 306 12 Freud, S. Fragmento de análisis de un caso de Histeria (1905 [1901]), AE, 7. Epílogo
7
comportamientos del paciente tejen con regularidad13”. Me importa esta idea de “ser de
ficción” en tanto plantea que es de ficción indica que no hay tal ser real. Y pensando en
el concepto de “ficción” de Jeremy Bentham, cuando diferencia los entes reales de los
entes ficcionales dice, en su libro “Teoría de las ficciones14”, que estos últimos son
expresiones gramaticales que deben su existencia al lenguaje mismo, que existen en
tanto y en cuanto el lenguaje los crea, son formaciones del lenguaje. Por otra parte,
Bentham, diferencia las ficciones de las no-entidades. Da un ejemplo en el que explica
que si alguien refiere que existe un Diablo que tiene una cola de mono, el cuerpo de un
hombre etc., entonces trata de generar en las mentes la convicción de una existencia real
de ese objeto. Pero aclara que a diferencia de las no- entidades o fabulaciones, las
ficciones son expresiones gramaticales necesarias que crea el lenguaje y que van a tener
efectos en la realidad. Son objetos que se mencionan a causa del discurso como si
existiesen pero sin el peligro de intentar convencer que poseen una existencia real. Uno
de los ejemplos de entidad ficcional sería: el de persona jurídica. La persona jurídica es
una ficción, donde no se trataría de una persona determinada, pero no por ello deja de
tener una existencia discursiva, que es necesaria y que produce efectos sobre la realidad.
Concretamente si una institución no tiene una personería jurídica no va a poder realizar
determinadas gestiones necesarias para que funcione en la sociedad.
En otras palabras, el analista puede sostener, ser apoyo, de esa ficción que el
amor de transferencia instaura y desde allí operar sobre los síntomas.
En suma, me parece importante destacar la cuestión de cómo Freud toma al
analista: lo toma como una representación de la misma forma en que toma a los restos
diurnos.
Héctor Serrano.
Buenos días, yo elegí un tema dentro de la propuesta de hablar hoy.
No es lo mismo “hablar de”, que “hablar sobre”, es una diferencia interesante
que hace Heidegger respecto de la posición del que habla un tema.
13 Le Gaufey, G. Anatomía de la tercera persona. Edelp. Pág. 16 14 Bentham, J. Teoría de las ficciones. Marcial Pons, Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A. Madrid- Barcelona 2005.
8
“Hablar sobre”, sería una posición de aquel que habla respecto de lo que va a
hablar que implicaría estar por encima de aquello que va a hablar y otra cosa es “hablar
de” - que va más en el sentido del coloquio – dirección que podría propiciar un diálogo
y algo que resuene como respuesta a lo que vaya diciendo.
El tema es la sugestión y planteo como primera cuestión si hay algo exento de
sugestión, dónde localizar en la existencia subjetiva algo que pudiese estar por fuera de
la cuestión sugestiva. De hecho vivimos en un sistema, el sistema capitalista, que se
vale de la sugestión o mejor dicho, se vale de una explotación de la sugestión en aras de
sostener la vía del consumo en la vida que llevamos.
La sugestión es un término que es abordado desde distintos campos, desde el
espiritismo, la psicología, el psicoanálisis. De hecho hay investigaciones desde la
psicología de la incidencia que tiene por ejemplo la diferencia de género respecto de si
los hombres o las mujeres son más o menos sugestionables o si a determinada edad se
es más sugestionable que en otra edad. Hay quienes llaman al ser humano un animal
sugestionable. Freud se vio muy causado por la cuestión de la sugestión en el periodo
situable entre 1880 y 1890, traduce los textos de Bernheim y otros. En el diálogo con
éste está la cuestión de si la sugestión es un hecho irreductible o no, si es un hecho
último que no tiene ningún trasfondo analizable, si es el último punto al que se puede
llegar o si resiste algún tipo de lectura, si se puede captar, aprehender una estructura de
la sugestión.
Este año en Freudiana, trabajamos entre otras cuestiones, el psicoanálisis como
práctica del lenguaje. Respecto de esto me pregunté qué del lenguaje es el asiento de la
sugestión, qué de la materialidad de la palabra se presta al efecto sugestivo. Se pueden
decir varias cosas de esto, por ejemplo del tono que forma parte de la dimensión sonora
de la lengua. Esto me trae un recuerdo, tenía hace mucho tiempo un disco cuyos temas
eran por ejemplo: el relato de los astronautas en el Apolo 13, las cosas que se decían
entre ellos en la nave que viajaba a la luna y el sonido, el tipo de diálogo producía un
efecto particular, después le seguía un discurso de Hitler y su tono en la eficacia que
mantenía sobre una masa. La posibilidad de una eficacia sugestiva de la palabra es
efecto del tono y hace a la dimensión sonora de los seres hablantes.
A partir de ciertas intuiciones empecé a leer los textos de Freud, que son como
cajas de resonancias - siempre da el efecto de que uno lo está leyendo por primera vez -
hay un punto que me resultó enigmático y es el siguiente: él dice que la sugestión es un
9
convencimiento que no se basa en la percepción ni en el trabajo de pensamiento, es una
ligazón erótica.
Imbuido en la cuestión de la sugestión hablo con un amigo, peluquero, que
trabaja en Chascomús y se los recomiendo a las mujeres de la sala. (Risas)
Participante: ¿Cómo se llama?
Héctor Serrano: Se llama Gabriel Fernandez, es buenísimo, hace unos cortes de
pelo fenómenos una vuelta me cuenta que entró una mujer y que cuando salió de la
peluquería parecía el Chewbacca, ¿lo conocen? El personaje de Star Wars. De ahí quedó
el Chewbacca, él me dice el Chewbacca a mí – le yerra bastante, ¡lo que es la sugestión!
– (Risas) y yo le digo Chewbacca a él.
Entonces le digo: “Sabés Chewbacca, estoy leyendo cosas sobre sugestión
porque tengo que presentar un trabajo” y me dice: “La sugestión tiene que ver con el
gobierno”, le digo: “¿por qué?”, un poco sorprendido. Y me responde: “Su-gestión fue
mala”… (Risas)
Mi amigo peluquero tiene una relación al significante, y al corte que…( Risas)
Así que bueno, me quedé con ese chiste resonando, un poco perplejo porque me
descolocó de toda la cuestión teórica a secas.
Con esto del gobierno -la su-gestión-, consideré una vinculación entre sugestión
y poder metida dentro de ese chiste, la relación que vincula la sugestión a un poder. Es
un campo vastísimo, hay múltiples referencias para estudiar el tema y no va separado de
lo que intentaba atar, a saber, qué del lenguaje en la sugestión.
Puse el acento en algo presente en los textos de Freud que tratan el tema de la
hipnosis y en la escena misma de la hipnosis en donde hay dos objetos que podemos
ubicar: uno es la mirada, otro es la voz; está lo oído y lo visto que serían las puertas de
incidencia del hipnotizador. Si tomamos el objeto mirada del hipnotizador tenemos un
punto para extraer de ahí: lo que hace causa al surgimiento del efecto sugestivo y su
poder. Esta también la fascinación, la autoridad… ¿hay algún tipo de autoridad que
escape de la sugestión en el sentido que su incidencia no se valga de ésta para su
ejercicio?
La mirada del hipnotizador está dicha por Lacan en el seminario XI como una
figura donde se revela, se concentra el poder de la mirada. Ésta puede ser cualquier
cosa, la mirada del hipnotizador no es la mirada del hipnotizador mismo, el Sr.
10
hipnotizador, sino cualquier cosa -dice Lacan - por poco que brille. Puede ser un tapón,
un cuadro, un gesto, un auto…
Participante: Una Ferrari... (Risas)
Héctor Serrano: De ahí tenemos el fabuloso trabajo de Freud titulado
“Enamoramiento e Hipnosis” y los puntos de conexión y diferencia entre el enamorado
y el hipnotizado. En el texto de Lacan que mencionaba “La función de la mirada como
objeto a” hay una zona donde el sujeto liga el objeto “a” con el Ideal del yo, un punto
de abrochamiento: el nudo de la hipnosis como punto donde coincide el Ideal del yo con
el objeto “a”, es el punto de mayor consistencia que hace al nudo hipnótico. Se
desprenden de ahí por ejemplo, cuestiones que dice Lacan tales como, si hay alguna
mirada benéfica o si está ligada siempre a algún mal, está el mal de ojo…donde se
revela el poder de la mirada.
Respecto del mal de ojo hay culturas donde se considera que hay determinados
tipos de ojos y color de ojos que son más sugestivos que otros y todo un sistema de
prevenciones en relación a qué talismanes usar para no ser víctima de ese mal. Lacan
toma el tema de la envidia vinculada al poder de la mirada.
La mirada del hipnotizador requiere de mí una posición de objeto para ser
hipnotizado.
Qué se resiste a eso? Según Lacan, un deseo.
Entiendo que una línea de la experiencia analítica sería posible nombrarla como
un viaje través de la sugestión, las distintas formas en que un sujeto queda hipnotizado
por algo bajo cierta modalidad, y la función del analista sería restarlo al sujeto de las
formas hipnóticas que se les puedan ocurrir.
Hay una lógica, cuando digo que la hipnosis es un punto donde Ideal del yo y
objeto “a” convergen, a partir de lo cual se sostiene aquello que se suele decir que el
analista se hace objeto “a”… El tiempo me apremia así que respecto de esto vamos
hasta ahí.
En ese capítulo del seminario XI, Lacan nombra el efecto de fascinación que es
en algún sentido un nombre de la sugestión: quedar fascinado por… el fascinum.
El fascinum es la personificación de un falo divino en la magia, Fascino era una
deidad representada en efigies y amuletos que tenía la función de invocar una
protección.
11
Voy a tomar el relato de una persona que escucho donde esta fascinación se
pone en juego bajo una forma diagnóstica llamada “ludopatía”.
Una vida complicada por los efectos de la llamada ludopatía y el consecuente
problema que deviene para calmar a sus acreedores y pagar las deudas astronómicas que
tiene con la escuela de sus hijos y todo tipo de disoluciones y encrucijadas a partir de
esto.
En un momento dice “palermito”, es el nombre del casino ubicado en la parte
subterránea del hipódromo de Palermo, ese es el “palermito”.
Dice que va a este lugar en la noche cuando tiene un “tiempo libre”.
El casino es en su relato un espacio hipnótico, dice: “Si vos entrás ahí, si a vos
te duele algo cuando estás ahí, estás como suspendido en ese momento, pero sé que es
algo no sano, sé que no está bien…Estar ahí timbeando no es lo más raro del mundo.
Muchos pensamientos de mi vida se me relacionan con el juego, pensaba si seguiría así
yendo en el caso de que no tuviera deudas; estás como medio pelotudo, medio
descontrolado, me gusta ir con alguien que me diga “vamos”…
Si no está este otro que le diga “vamos” trata de no ir, no obstante va.
Su fascinación por ir a este lugar surge en un momento determinado en su vida,
dice que él sufría por amor, era muy enamoradizo, se enamoraba de todas las mujeres
con las que se encontraba, y en un momento determinado esto deja de ser así y empieza
su afán de “ir al palermito”.
Dice: “Dejé de sufrir por amor para sufrir por plata ” … “ Yo he sufrido, me
enamoraba mal, sufría como un hijo de puta...” “Me atrae como si fuese un imán…”
¡Lo que funciona como imán en el efecto sugestivo! “Un momento suspendido, como si
Tusam me dijera: “Bueno, despertá”.
Participante: Puede fallar (Risas).
Héctor Serrano: Ese “Vamos” cifrado en lo que él dice, es en este contexto una
manera de decir la función del analista, como quien le dice: “Vamos, despertate ,
salí…”
En esto que llamo el espacio hipnótico, está lo que él nombra “el tiempo
muerto”.
Le digo que él hace de un tiempo libre un tiempo muerto.
¿Y qué sería un tiempo muerto? En este contexto, un tiempo suspendido del
sujeto en posición de objeto de una fascinación.
12
Cada vez que hay un tiempo para hacer algo, va para ahí.
Me cuenta que hay un relator de fútbol que se lo encontró muchas veces en
“palermito” y que en la radio escuchó que este periodista dice: “ El casino es un mundo
medio oscuro donde se tienen emociones raras”, va hace treinta años y se lo ve
grandote, gordo, demacrado, empobrecido…”
Participante – Macaaaya… ( Risas )
Héctor Serrano : Agrega: “ Pero tiene plata!!..”
Le digo: “A lo mejor es pobre de algo que la plata no cubre”.
“En muchas cosas me siento identificado, él dice que la vida es como una mesa
de teléfono donde la birome no está nunca”.
Una de las cuestiones que me interesa destacar es el “Vamos” respecto de un
movimiento posible en el análisis de restarlo al sujeto de quedar hipnotizado.
El sujeto se pierde en la sugestión.
También hay otro campo, podríamos decir lindante con el de la sugestión, que es
el campo de la ilusión. Acaso no es habitual en la clínica escuchar aquello que ilusiona,
lo que lleva a un sujeto a la ilusión y aquello que ocurre y lo desilusiona.“Una ilusión o
me voy a pique”, decía Cortázar.
Por eso decíamos si hay algo que quede por fuera del efecto sugestivo, en el
sentido que está soldado a la palabra misma o mejor dicho adherida a la imagen mental
que generan las palabras. En la medida que les hablo se hacen algún tipo de idea de lo
que les voy diciendo y tal vez en ese punto algo del orden de la sugestión se pone a
funcionar.
En otro orden de cosas también está la cuestión del “nuevo amor” que veremos
se pueda ir ligando al título , la relación entre el amor y la sugestión, la transferencia
como un nuevo nombre del amor y toda una serie de cuestiones que podemos ir
hablando después si les parece, vamos hasta ahí…
Laura Bosco.
Yo pensaba, para hacer el recorrido, en la siguiente afirmación: hay una idea
particular de transferencia en Freud. Él ha introducido el término como algo que es
fundamental respecto del dispositivo y de la estructura del dispositivo analítico. Esto no
es una novedad, pero el concepto de trasferencia es uno de los más fuertes que va a
13
estructurar el dispositivo analítico. Entonces para no hacer un recorrido histórico, en el
sentido de una cronología del término, podemos plantear cuál es la idea que Freud tiene
acerca de la transferencia. Obviamente es un término que ya existía, es algo que toma
Freud de la lengua en el sentido del desplazamiento, por ejemplo, referido a lo bancario,
hacemos un desplazamiento de una cuenta a otra, hacemos transferencias. Ese es un
sentido más general, pero qué podemos plantear respecto del sentido específico de la
transferencia como la estructura del dispositivo y el surgimiento del fenómeno del amor.
Yo me voy a apoyar básicamente, para los que quieran leerlo, en una conferencia
de Freud sobre la transferencia, que es de 1917 y se llama La transferencia. Y me
interesa articularlo con Análisis terminable e interminable que es un texto de 1937.
En realidad, desde hace unos años estoy trabajando con un grupo acerca de las
de la historia del psicoanálisis, entonces inmediatamente recordé, cuando se me
presentó el tema de estas reuniones acerca de la transferencia, a uno de los principales
discípulos que ha tenido y ha sostenido una discusión muy fuerte con Freud acerca de
este tema, que fue Sandor Ferenczi.
Sandor Ferenczi es un discípulo de Freud que ha armado unos líos bárbaros y
que, en general, en mi opinión, se han desestimado muchas cosas importantes que ha
planteado en su obra por considerarlo loco. Pero en verdad lo que se llamó “su locura”
no se hizo evidente hasta bastante avanzada su obra, con lo cual podemos leer muchas
cosas, y aparte tenemos que establecer que el texto Análisis terminable e interminable,
escrito por Freud, es una respuesta póstuma a la obra de Ferenczi –la principal discusión
se daba respecto del problema del fin del análisis- y a la preocupación que tenía Freud
hacia el final de su vida en lo que hace al destino de su obra.
Este es un texto de 1937, Ferenczi muere en 1933. También hay una nota que
escribe Freud en el momento de la muerte de Sandor Ferenczi. Pero la ruptura entre
ellos comienza en el año 1924; no sé si ustedes conocen la historia del Comité secreto.
Ferenczi es el primero que escribe una Historia del movimiento psicoanalítico a
pedido de Freud en el año 1912 para fundar la IPA (International Psychoanalytical
Association). Hay un contexto histórico que hace que yo por lo menos me haya
interesado este año en el siguiente aspecto, que tanto para Freud como para Lacan la
idea con la que han estructurado el concepto de transferencia ha determinado la forma
en que han pensado la institución psicoanalítica. Evidentemente no sostuvieron la
misma posición, y para Freud se jugaba, en el momento en el que le pide este escrito a
14
Ferenczi, el hecho de cómo hacer para conservar su obra. Imagínense que ya en 1910 en
Argentina se hablaba de Freud, entonces había una preocupación por la cuestión de la
autenticidad, la legitimidad y de cómo conservar su obra o decir simplemente quién
puede ser analista o no.
A los pocos años de la fundación de la IPA ya comenzaron a surgir algunos
problemas, especialmente en lo que hace a la distancia que empieza a tomar Jung de
Freud. En ese momento, parece que Jones propone la formación del Comité secreto,
que ha sido secreto durante muchos años; parece ser que el que primero lo contó fue
Sachs. Hasta ese momento no se conocía nada. De este comité participaban: Ferenczi,
Jones, Freud, Stekel y algunos más. Por ahí se dice que eran un comité de chusmas que
le iban a “botonear” a Freud las cosas que iban pasando, pero de ahí surgieron muchas
de las discusiones que uno puede ir rastreando respecto de escritos muy importantes de
Freud, y cuáles eran los interlocutores.
Yo, la verdad, no había reparado durante todos estos años en que, en realidad,
Freud cita un texto de Ferenczi. Esta vez me tomé el trabajo de leer el trabajo de
Ferenczi al que hace referencia Freud y que se llama Problemas para el fin del
tratamiento analítico. Después me entusiasmé, porque su lectura entusiasma bastante
por algunas características que seguramente vamos a poder mencionar. Él toma bastante
puntualmente la cuestión del final del análisis ahí, pero bastantes cuestiones acerca de la
transferencia.
Yo quería tomar la transferencia en dos sesgos. Tenemos la función del amor de
transferencia en el dispositivo, la función que podemos estructurar a nivel de la
cuestión clínica, en el sentido de lo que decía también Héctor. Si articulamos la
sugestión con el amor, la función del dispositivo en la aparición del amor de
transferencia, lo que va a permitir el dispositivo es tratar eso, tratar ese amor. Podríamos
decir: pasar de la sugestión a otra cosa.
Entonces, hay una condición para el análisis que plantea Freud, que es una de las
fundamentales, y que es ese amor de transferencia. Pero dice que tanto el amor como el
odio pueden ser obstáculos y que, en general, cuando aparece este tipo de amor - lo
llama amor-pasión- puede ser tan resistente como el odio. La cuestión es si eso puede
ser sustituido por la labor analítica. Eso está presente fuertemente: el hecho de que es
por eso que la transferencia es el diagnóstico. Es importante que podamos detenernos en
el hecho de poder al menos percibir, no sólo en esto sino cualquier demanda cuando
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alguien viene a consultarnos, si hay alguna posibilidad de sustitución de una
satisfacción, que digamos debería cambiar en esa sustitución una satisfacción por otra,
que vendría por lo menos del tratamiento o de la cura.
La cuestión de la transferencia donde ahí Freud lo va a denominar como lo decía
Raquel respecto de esa posibilidad de enlace con la persona del analista, dice “el
paciente de pronto empieza a hablar de mí, se fija en mí”, etc., y lo va a llamar
transferencia y dice que es algo que el dispositivo provoca, este fenómeno que aparece,
que no es contingente sino que es necesario, pero la cuestión va a ser qué utilidad le
vamos a dar, qué uso podemos hacer de este fenómeno. Ahí, Freud va a utilizar algo,
que creo que es algo que va para el otro sesgo que yo quería tomar que es: cómo se
instruye en la técnica del análisis.
Freud comienza desde el año 1920 a hablar de la pulsión de muerte y es ahí una
de las primeras rupturas que se producen con Ferenczi, ya que él creía absolutamente en
la disposición del hombre a la armonía; no quería ceder en ese punto y por eso discutían
mucho con Freud y por eso aparece la cuestión del amor, la filía y la discordia, ese
apartado tan importante en Análisis terminable e interminable.
Hay muchos textos bastante divertidos porque Ferenczi tenía una verdadera
pasión por la clínica, más que todo por lograr una técnica, que es eso lo que le reprocha
Freud, bastante exhaustiva y de terminar las cuestiones del análisis. Él decía que había
una segunda regla fundamental después de la asociación libre, que era el análisis del
analista y el análisis “completo” del analista. Entonces se pone a trabajar para ver cómo
completar ese análisis. Pueden leer los textos, él va dando muchos ejemplos. Yo creo
que la dificultad es querer transformar las cuestiones de la práctica, por decirlo así, en
una técnica. Él se va a detener puntualmente en varias cosas, pero lo que yo les decía
del segundo sesgo es que finalmente la transferencia termina siendo un obstáculo para el
fin del análisis.
Tenemos a la transferencia como un obstáculo para la labor, entonces esto lo que
va a hacer es que Freud en determinado momento hable de las resistencias de la
transferencia, en términos generales, más allá de que en su obra la resistencia es más
abarcativa que la cuestión de la transferencia.
Ustedes saben que respecto de la transferencia hay muchas definiciones y con
esta cuestión de la sustitución lo que se presenta en ese momento para Freud es la
cuestión del “actuar”, término tan importante en la discusión con Ferenczi.
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Ferenczi desarrolló del actuar -del agieren al que se refería Freud en la
transferencia-, donde el paciente repite en la transferencia, lo que ha sido el lazo con
otro, eso es lo que repite. Habla de la relación al padre, se habla de la repetición y de la
actuación, que estaría en lugar de la rememoración. Eso es algo que más o menos
sabemos, pero la cuestión es que a ese actuar Ferenczi le va a oponer la terapia activa.
En Análisis terminable e interminable al principio, Freud va a discutir la teoría
de Ferenczi y también lo va a incluir como caso dentro del texto, que es cuando dice
“un analista, que se dedica a la práctica del análisis y que ha tenido a su vez un análisis
del que salió airoso, se casó con la mujer que amaba, dejó de pelearse con todos los
amigos…” Pero dice que pasados los años le empieza a reprochar a su analista, esto va
alrededor del año 1920, que no lo había analizado completamente. Eran dos los
reproches que Ferenczi le hace a Freud y sobre los que estaba bastante basada su teoría.
Le decía a Freud que en un viaje que hicieron a Nápoles alrededor de 1910, donde
parece ser que Ferenczi la había pasado bastante mal, estaba de mal humor, lo trataba
mal a Freud, etc. La cuestión es que Freud le escribe cartas diciéndole “Usted quédese
tranquilo, que con el tiempo uno se acuerda de las cosas lindas que vio, no de todas las
cosas que usted me dijo, no se haga problema…” Y ahí empieza a utilizar algo que
viene a colación de lo que podemos quizás llegar a hablar, que es el hecho de que Freud
le empieza a decir “hijo mío”. En varias ocasiones Freud lo llama “hijo mío”, cosa que a
Ferenczi lo “ponía de la cabeza” (Risas), porque él quería estar más en el lugar de
Fliess. Imagínense que viajó a Nueva York con Jung y Freud; fueron ellos tres. Como
les decía, armaban unos líos bárbaros, pero parece que por su análisis con Freud en
1914 y en 1916 algo acomodó, pero la pregunta que se hace Freud es si no tendrá
razón, porque después de tanto tiempo aparecen estos reproches.
Luego Ferenczi le manda una carta preguntándole por qué en 1915 no había
analizado su transferencia negativa. Ahí Freud se excusa y le contesta que cómo iba a
analizar algo que no había aparecido en ese momento y se pregunta si se puede anticipar
un conflicto. Freud le contesta con la diferencia entre la intelectualización y la sensación
de predicar en el vacío, como diciendo que hasta que no pasan determinadas cosas ¿es
analizable?, ¿se puede inmunizar como con una vacuna?, ¿se llega a determinado
momento en el análisis en que podemos decir que alguien esté curado completamente?
Cuando Ferenczi trabaja las cuestiones del fin del análisis es muy llamativo,
Freud lo va siguiendo muy puntualmente, especialmente en los dos últimos apartados de
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Análisis terminable e interminable. En realidad, hay un trabajo final de Ferenczi (Lacan
ha citado varios de esos trabajos), que es el de La confusión de lenguas entre el adulto y
el niño. El lenguaje de la ternura y la pasión. Este es un trabajo que Freud no lo quería
dejar presentar de ninguna manera en un congreso y que no lo quiso publicar, y ahí dijo
que ya no había nada más que hacer con Ferenczi, y a partir de ahí cortaron relaciones.
Entonces, lo que le reprocha a Freud es tanto no haber analizado su transferencia
negativa como el no haberlo amado lo suficiente. A todo esto, Freud contesta en una
carta que él no es el superhombre psicoanalítico que Ferenczi esperaba, si bien Freud
más tarde se reprocha bastante seriamente no haber -y es algo que incluye en el texto
Análisis terminable e interminable-, considerado que los “restos de transferencia”, que
una transferencia sin analizar podía transformarse en una paranoia; digo, más allá de la
cuestión de la paranoia o no de Ferenczi, que parece que tenía una enfermedad bastante
seria que comprometía lo neurológico y muere a raíz de una anemia perniciosa.
Yo quería llegar a este punto, que es el del fin de análisis. Freud dice en un
momento que encuentra a Ferenczi muy optimista respecto de ese punto, pero cada uno
va dando una visión del fin de análisis que a mí me resultó interesante por el hecho de
pensar la transferencia como obstáculo. Si bien hay una llamada, yo encontré el párrafo
traducido de otra manera y me parece que transmite mejor la posición de Ferenczi. Él
dice tres cosas: primero, habla de la necesidad de histerizar al obsesivo para poder
tratarlo (en un texto que se llama La elasticidad de la terapia analítica). Dice: “Todo
paciente masculino debe llegar al sentimiento de igualdad de derechos respecto al
médico, indicando que ha superado la angustia de castración”.
¿Qué le opone Freud a esto? “El hombre siempre va a tener una
sobrecompensación desafiante, no quiere someterse a un sustituto del padre (que viene a
ser Freud), no quiere estar obligado a agradecerle y por eso no quiere aceptar de un
médico la curación”. Esto es en el caso del hombre.
En el caso de la mujer, para Ferenczi, la mujer debe vencer el complejo de
virilidad y abandonarse sin resentimiento a las potencialidades del papel femenino para
que pueda considerarse que venció su neurosis.
Ferenczi va a concluir en un momento que “el análisis debe morir por
agotamiento, el paciente se ha convencido que el analista es para él un medio de
satisfacción nuevo y ahí debemos tomar en cuenta lo que dice el Maestro y considerar el
período neurótico como duelo patológico”. Sigue: “El paciente intenta estar dentro de la
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situación de la transferencia, pero cuya naturaleza va a quedar desenmascarada, lo que
pone fin a la tendencia de repetición en el futuro”. Entonces, esto que está en Freud
también, la cura como medio de satisfacción sustitutiva, por eso aparece la dificultad de
cómo ponerle fin a eso.
Ustedes saben que Freud va a plantear ahí cuál es el límite en el análisis respecto
de la envidia del pene y la angustia de castración y va a ubicar la cuestión del rechazo
de lo femenino. A mí lo que me interesaba era poder ubicar si no hay una resistencia,
que va a depender de esta identificación de Freud al padre, y si lo mismo que no haría
límite, lo que determina esta cuestión de la resistencia no es esa misma identificación;
es la cuestión de que Freud diga que el varón se tiene que someter. Yo creo que es una
cuestión que tiene que ver con que Freud en su momento, lo que se le critica, más
cuando se toman estas cuestiones de la identificación, es el hecho de haber
“confundido” la figura del fundador con la del patriarca. Es una situación complicada
porque creo que quizás la resistencia más grande de Ferenczi estuvo en considerar algo
que Freud considera fuertemente en el Análisis terminable e interminable cuando dice
“en la relación entre médico y paciente lo que tiene que primar es el amor a la verdad”.
Yo creo que ahí hay algo respecto del deseo de Freud y de la cuestión con el amor que
en Ferenczi eso mismo quizás haya hecho eclosión o síntoma, en el sentido de que eso
determina la resistencia.
Cuando leía todas estas cosas recordé que hay un texto bastante avanzado de
Ferenczi donde él vuelve a la teoría del trauma por toda esta cuestión del lenguaje entre
el adulto y el niño. Él va a volver a la concepción primera del trauma, la que Freud
tenía en los inicios de su práctica. Yo pensaba en general todas estas cuestiones más allá
de la actividad y siempre nos ronda la misma pregunta acerca de la transferencia y es
¿qué hacemos? Hasta Freud mismo en un momento se pregunta ¿qué hacemos con todo
esto? En general, hay una respuesta y hay un trabajo en sí de Freud sobre esto. Ustedes
recuerdan que Freud habla de la “ecuación personal”, que siempre hay un resto que se
escapa, que yo creo que Ferenczi fue detrás de eso queriéndo reducirlo a una técnica,
que además del análisis del analista hay algo que eso puede mover, un resto que quizás
permanezca como un enigma y que es esto de lo que hablaba Héctor hacia el final.
Ferenczi da millones de ejemplos y hasta se pregunta ¿cómo hacemos para
acabar con el descrédito al que nos sume el paciente? Él habla de eliminar la hipocresía
y entonces llega a un verdadero fanatismo (esto es lo que dice Freud, algo así como que
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el furor curandis lo enloqueció). Ferenczi se confesaba con los pacientes y habla, por
ejemplo, de la cuestión del tacto. Se preguntaba, por ejemplo, ¿cuándo le decimos al
paciente la interpretación? Y ahí surgía la cuestión del tacto. Después aparece la
cuestión de cómo considerar el tiempo de la cura y entonces dice que el análisis debe
ser infinito, pero en el sentido que el paciente debe aceptar que el tratamiento va a tomar
“el tiempo que sea necesario”. Esto último tiene relación con Freud (se acuerdan que a
partir del caso de El hombre de los lobos Freud le había puesto un tiempo al
tratamiento, y esto se generalizó, y se tomaba como una técnica: ante determinadas
resistencias se le fijaba un límite al tratamiento).
Hay otras cuestiones que son más cercanas, que las pueden leer, él las va
relatando, que a mí me quedaron sonando hasta que un día me desperté como a las cinco
de la mañana pensando en eso y en especial en la formulación del trauma. Resulta que
no hace tanto tiempo una persona me llama para charlar y viene muy enojada. Podría
acercarse a lo que solemos llamar una transferencia salvaje, porque la verdad es que me
dijo de todo. Me dijo que los psicoanalistas le habían dicho que ella estaba así porque se
había muerto el padre o que la había abandonado, que ese era su trauma y me dice ¿qué
hago con eso?, que es la misma pregunta que nosotros nos podemos hacer. Entonces le
digo “Usted no está obligada” y ella me dice “¡No, no, no, tengo que hacer terapia!”
(muy de la época, cierto imperativo, “Tengo que hacer terapia”, de esa manera). Sigue
diciéndome que va a venir y dice “¿Sino, para qué me sirven todas estas cosas que me
dicen?” Transcurre un tiempo, no muy largo, hasta que un día viene y me dice que en
realidad había pensado que su problema era que “ella siempre había tenido todo
servido”. Entonces yo pensé que sufría de algún exceso, algo que le digo, contrario a
pensar que estaba afectada por una “falta de padre”, una “ausencia”, porque en verdad
es ella quien dice que su problema es que “había tenido todo servido”. Entonces,
mínimamente teníamos que considerar las cosas de “otra manera, diferente a la que ella
decía era su costumbre”. A la semana siguiente me deja un mensaje en el que decía
textualmente: “No voy a poder ir porque quiero conservar mi turno con el
traumatólogo”….
Comentarios y preguntas:
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Miriam Fratini: Vamos a dar lugar a lo que llamábamos “coloquiar” o tratar de
conversar juntos, respecto de lo que escuchamos.
Para empezar simplemente voy a hacer un comentario: debo decirte Héctor, que
tu peluquero tiene razón! (Risas) Porque etimológicamente, “sugestión” tiene una
relación directa a la “gestión”. Significa gestionar o hacer, pero con ese prefijo “su” que
quiere decir “por debajo”. O sea: lo que sin ser declarado, subliminalmente, va
actuando, gestionando algo sobre el otro…
Silvia Fratini: Héctor, decías al final de tu exposición, respecto de este pasaje
al nuevo nombre del amor, que no va sin la sugestión. ¿Podrías ampliar esto? Respecto
de lo que venías hablando de la sugestión, entiendo que se trata de una situación
humana, que pertenece al humus, con lo que todos los humanos contamos: el lenguaje.
Héctor Serrano: Pensaba, en algún sentido estricto, si hay algún amor que no
sea de transferencia; si no hay algo que está soldado al ser hablante, relativo a la
inclinación a transferir; si habría algún amor que estuviese por fuera de la relación entre
la transferencia y la sugestión.
El modo más accesible que encontré, de ubicar la cuestión respecto de la
transferencia analítica, es que la misma propiciaría un segundo movimiento; algo de la
articulación significante, que permita al sujeto retirarlo de ese plano de la demanda.
Después esta cuestión del nuevo amor, tiene una serie de elaboraciones muy
interesantes, como el “Amor Lacan” que escribe Allouch…. Donde también entran las
cuestiones del fin de análisis como la caída; como si se tratara de un envase que se
vaciara, casi como un movimiento de retirarle el alma. Una especie de situación, donde
si se justifica que esté el cuerpo del analista, que esté en calidad de algo que propicie un
movimiento, que no entre ahí para gozar.
Silvia Fratini: Un poco lo que decía Raquel respecto de sostener, que el analista
esté en ese lugar respecto de un apoyo, para alguna ficción…
Raquel De Maestri: Me parece importante destacar que Freud lo toma como
representación a diferencia de Lacan, que lo toma de otra manera. Lo compara con los
restos diurnos, porque al igual que estos, el analista tiene que estar presente.
En relación a la “persona”, ¿a qué se refería? Porque está la cuestión de que el
analista como representación meta, podría llevar al tema de la resistencia en la
transferencia. Pero no se trata de la persona del analista. Por eso me parece interesante
el concepto de ficción: el analista tiene que estar presente, va a producir efectos, hay
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una existencia necesaria, pero no se trata de la persona particular del analista ya que el
analista paga con su persona, es decir, no la pone en juego.
Respecto del peluquero recordaba un chiste: una mujer que le pide a sus amigas
mantener un secreto y les dice: que no salga de esta peluquería! Kierkegaard, en “La
Repetición”, decía que la gente le va a contar cuestiones de índole privada al barbero
que no se las contaría a personas conocidas. Es decir, es necesaria cierta distancia entre
ambos interlocutores para que se despliegue un relato.
Participante: Me resultaron muy interesantes las ponencias. Me quedé
enganchada en que Héctor decía: “¿qué hacer con esto?” Y lo de pensar una posición
del analista con ese “Vamos” dirigido al paciente. En un primer momento me parecía
que era funcional al quedarse, en ese sentido me parecía que no era suficiente, qué
pasito más respecto de eso se podía dar; el “vamos” parecía la contracara del “ir”…
Héctor Serrano: El movimiento de Freud es eso, cuando instala la cuestión del
pasaje de la hipnosis al dispositivo, y la cuestión del empuje a que haya trabajo, gasto
psíquico. El gasto psíquico que es necesario para el trabajo, que implica las resistencias
transferenciales y demás. Es parte de esta otra cosa que no es sólo el “vamos”. El
“vamos” sería solamente el inicio, tal vez.
Participante: Es para seguirlo pensando. Hablabas de cierta hipnosis, de esa
captura fantasmática…y la posición del analista tratando de conmover algo de eso?
Héctor Serrano: Lo pensé en términos de tres: está este sujeto, el que dice
“Vamos”, y el desdoblamiento propio de la transferencia, en el sentido de la tercera
persona, que permite que el sujeto no quede en la relación dual.
Miriam Fratini: Con Raquel, Héctor y Laura compartimos algunas reuniones
donde conversábamos estas cuestiones en el bar, fueron muy interesantes. Como no
podía ser de otra manera, sucedieron olvidos, fallidos varios, etc. Pensaba que habría
que transformar estos encuentros en algo parecido a la reunión en el bar, donde se
empieza a conversar y uno se suelta… En tren de reproducir algo de ese clima, hay un
comentario muy básico, que a mí se me ocurre como punto de partida, en lo que iban
diciendo y es la cuestión de la disparidad, que apareció -aunque nombrada de distintas
maneras- en los trabajos; incluso para plantearla más allá de lo que sabemos que resuena
del título ampliado del Seminario de “La transferencia” de Lacan, donde la incluye en
“su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas”…
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Por ejemplo, creo que en Freud la mésalliance que recordaba Raquel, ese
matrimonio dispar que en la transferencia la pareja del analista y el analizante evocan
es -para tomarlo a la letra- algo por demás interesante. ¡Ese “mal casarse” (mésallier) en
tanto disimétrico es -sin embargo- el que permite que las cosas funcionen en el
dispositivo! También en las formas de la sugestión que lindaban con el amor-pasión, de
las que hablaba Héctor, como en la posición de Ferenczi, se podrían ubicar momentos
de resistencia o de dificultad, respecto de la disparidad.
Quiero decir que hay una necesaria asimetría, que a Freud le aparece en la
consideración misma de transferencia. Así, la sugestión le puede servir durante un
tiempo, pero si eso lo único que conlleva es hacer del lazo analítico un vínculo de poder,
o una hipnosis sostenida… ¡eso no es lo que quiere Freud! Por el contrario, funda ese
modelo experimental que da al amor el análisis, como una contrapartida de lo que en esa
época entendían Bernheim como Charcot (aún con sus diferencias), que podía ser el
fenómeno hipnótico.
Por otra parte en Ferenczi, me parece que es el lugar más claro donde la
disparidad rechazada o incluso malentendida, produce el “síntoma” de la necesidad de
igualdad, de paridad… Y cuando lo digo así, no quiero decir que Freud haya estado por
fuera de ese síntoma. El punto interesante de lo que planteaba Laura, nos permite
interrogar en Freud mismo ese obstáculo al que Ferenczi lo impulsaba, hasta lo
provocaba… En muchas lecturas, no sólo biográficas, se reseña ese lugar de niño
terrible, de hijo rebelde que Ferenczi parecía encarnar. Al mismo tiempo era un gran
provocador, respecto de lo que quería aparentemente obtener de Freud. Y casi les diría,
que cuando plantea el final del análisis para el hombre, como llegar a un sentimiento de
igualdad de derechos con el analista, se ve claramente que hay un problema respecto de
la simetría, al que Freud -no por fuera de ese síntoma- responde con ese: “Tiene que
someterse” que nos recordaba Laura.
Entonces hay un punto -lo hablábamos en el bar- de cierta dimensión aporética
que se plantea en Freud mismo, respecto de los problemas que Ferenczi le propone, que
no parecen menores. Las preguntas respecto del fin del análisis, llevan a Freud a escribir
Análisis terminable e interminable… Es como si -más allá de su posición de niño
terrible, o el fantasma de ser un rebelde perpetuo, o de querer igualar al maestro-, lo
que Ferenczi transmitió o escribió, hubiera tocado una cuerda sensible en Freud, cuerda
que hace vibrar uno de los temas más álgidos de la práctica que Freud fundaba!
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Más allá de las impregnaciones imaginarias (como el hecho de que Ferenczi le
haya propuesto analizarlo a Freud en algún viaje a Italia…!), creo que conviene
desprender que esas son las dificultades con las que nos podemos empezar a adentrar,
respecto de cómo ese planteo inédito de la transferencia, también abre a preguntas sobre
lo que asimetría o la disparidad, en principio, pueden significar.
María Inés Bertua: Me interesó mucho la pregunta que planteaba Héctor
respecto de la relación del lenguaje con la sugestión. Me parecía que en ese punto, hay
una cuestión “dispar” como decía Miriam. En el sentido de que el niño nace al lenguaje
y está capturado por ese mundo, donde en realidad es hablado. Es la primera relación
del lenguaje a la sugestión. Es cierto que en un análisis, está la posibilidad de que el
sujeto se des-sugestione. Lo relacionaba con esos significantes coagulados y que el
sujeto está determinado por algunos significantes formulados, quizás cristalizados,
como evocabas en el Seminario XI, donde Lacan habla de la cristalización de los
significantes.
La sugestionabilidad está en el lenguaje y cómo en el lenguaje también están
estos objetos: la voz, la mirada. El brillo también puede ser el brillo de la palabra. Esa
cuestión que evocabas del capitalismo, respecto a la publicidad, como esa cuestión
subliminal, que sucede en la transmisión del lenguaje, que produce esa captura
fascinante… Es interesante esa definición del análisis como una forma de des-
sugestionar al sujeto de esos significantes que lo capturan.
María del Rosario Ramírez: Me pareció muy buena, quizás no es una novedad
absoluta que hay sugestión… Incluso me parece un problema muy complejo, que está
casi por todos lados. Pero que diariamente, incluso cuando uno ve la televisión, llora o
ríe, en estos últimos días hubo motivos para quedar capturados por algunas noticias... La
posibilidad de sugestión es constante. Por un lado, le podemos echar la culpa al
lenguaje, por esas cuestiones de que en el lenguaje se transmite algo del orden la voz, se
presentifica la función de la mirada. Pero hay un descubrimiento que hace Freud -ya
estaba de antes- que es que la histérica tiene una capacidad muy especial, para quedar
sugestionada.
Me parece que es un gran problema, que se puede pensar no sólo respecto a los
medios de comunicación, la política, sino también en algo que nos tiene que interesar
especialmente, que es el Psicoanálisis y sus instituciones. Por supuesto también en el
análisis mismo.
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Me parece un tema fantástico, para darle unas vueltas más. Incluso cómo salir de
eso. Y cómo atraviesa esto hasta la forma de leer. Sería muy largo…pero a veces en la
forma en que se lee, se queda muy capturado por el texto, hay poca idea, a uno le surgen
pocas cosas, más allá de las cosas que lee, porque queda capturado por las lecturas y no
tanto por la posibilidad de decir cosas, que no están en el texto. Esa capacidad creativa,
que de pronto tienen algunos escritores de inventar cosas en función de lo que leen; o
quizás le dan vuelo a la imaginación o a las fantasías infantiles…
Hay mucho que aprender de eso; es un gran problema en el Psicoanálisis, en los
análisis también. De hecho cada uno lo ha encontrado, después están las cosas que se
pueden hacer, a nivel de cómo se transmiten las cosas. Por lo menos empezar por darse
cuenta que ese problema existe. La “cantinela” de lo que dicen los textos…
Silvana Accoroni: Sí, es una relación al Ideal del yo, que me parece importante.
No es lo mismo el Ideal del yo, que las identificaciones, pero se entretejen, se mezclan,
se desplazan (inaudible)
María del Rosario Ramírez: Después, respecto de la relación Ferenczi-Freud,
no la tengo tan presente. En un libro Soñar con Freud, se habla de ellos como víctimas
de la verdad. La discusión de los problemas que se armaban entre ellos, en algunas
cartas, en torno a algunas cosas que vos decías.; también estaban las cuestiones de las
amantes de Ferenczi… (Risas) Varios problemas muy complejos.
Laura Bosco: Lo que pasa es que cuando uno lee a Jones, en general
últimamente no sé porque se lo critica tanto, uno se da cuenta en qué partes saca algunas
cositas o pone otras... A partir de que se abren los archivos y las cartas, es muy
interesante leer qué pasaba. Por ejemplo, cuando Freud dice de Ferenczi que se había
casado con la mujer que amaba… La cuestión era que Ferenczi era amante de una
señora (el marido sabía del romance), y analizaba a la hija menor de esta señora.
Entonces cuando muere el marido, después de muchos años, se enamora pasionalmente
de la hija, que tenía en análisis. Ante este lío empieza a analizarse con Freud y él lo
convence que ese amor que sentía, era correlativo a la neurosis de transferencia.
Ferenczi se casa con la señora mayor. La madre lo convence de que le conviene
casarse con la hija…Bueno, hay muchos elementos. Lacan dice que lo que lo mató era
la alienación a la IPA. Hay un momento de quiebre en los años ‘20. En verdad tenía
posiciones muy firmes y bastante importantes; también hay una cuestión de tiempo que
nos separa y nos hace difícil entender algunas cuestiones. Ferenczi fue uno de los
25
primeros que defendió, que un no-médico pueda ser analista, cosa que estaba totalmente
prohibida.
Y por otro lado hay un episodio, donde Freud- medio mentiroso- dice que no
sabemos qué circunstancias externas hacen que empiece con los reclamos, y es que fue
uno de los fundadores de la IPA, pero nunca fue presidente; hay un momento en que
podía serlo, hace un viaje Estados Unidos, en realidad defiende a un grupo de analistas
no médicos y a raíz de querer que se les reconozca su filiación a la IPA, pierde la
presidencia…
Hay todo un contexto respecto de eso y de la conservación de la obra. ¿Podía
haber tenido otra posición? Cuando Freud dice “analizar, gobernar, educar son
imposibles” parece provenir de allí. Hay una vertiente muy importante de eso. Porque
hay que pensar cuando Freud dice en Observaciones sobre el amor de transferencia,
qué se hace con este amor. Ni se rechaza, ni se satisface.
Paola Preve: El análisis no crea el amor de transferencia, sino que se sirve de él
–dice Freud.
Laura Bosco: Sí, lo interesante es que hay un punto, donde darle el valor de
auténtico y permitir esa sustitución. No es inauténtico, no se desestima. Hay un punto
donde se autoriza en ese amor, para hacer otra cosa, por ejemplo la sustitución, el amor
por la verdad.
Después está que ir al lugar de la verdad, para Ferenczi se transforma en
empezar a hablar de hipocresía. Se termina con un modelo del amor al estilo “madre e
hijo”: habla que el analista ocupe un lugar de benevolencia materna, una cuestión de
compensar, que era lo que él mismo demandaba.
Esta cuestión, que hace que Lacan entrame la articulación entre la transferencia
y la pulsión, es el hecho que cuando Freud define la sugestionabilidad como universal,
la va a sustentar en el hecho de que la libido de objeto pueda valerse de una persona,
pueda tomarse de una persona. Que el grado de sugestionabilidad está en relación a la
pulsión, la fijación. Por eso habla del análisis como una satisfacción sustitutiva. Eso lo
ayudó a pensar el síntoma, como una satisfacción sustitutiva.
Cuando él dice no responder, no degradar el ideal a la categoría de objeto. Por
qué no pensar en un ribete pedagógico.
Héctor Serrano: Si bien la sugestión es universal, Freud la intenta enmarcar
dice, está tras el poder, la enseñanza y la comunicación.
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Está vista tras el poder, la enseñanza y la comunicación. La cuestión de las
instituciones, de la enseñanza. Después todo el esfuerzo de Lacan, en cuanto a la
tentación a comprender, va en contra de la sugestión. El comprender mismo, ya tiene un
cierto grado de sugestión, respecto de comprar rápidamente la imagen que proviene de
las palabras.
Paola Preve: Quería hacer un comentario, respecto de la reunión anterior,
respecto al falso enlace. Creo que ahí hay una cuestión inaugural. Ahí está el lenguaje.
Y en verdad -como lo recordaba Raquel- la cuestión del falso enlace tiene ese término
(“falso”) que es interesante sustituirlo por “ficción”: un falso enlace verdadero.
Simplemente pensaba que en el enlace está el acto, entonces ahí se puede pensar
el acto de amor o de odio, o ambas cosas. Respecto de lo que decía Miriam, en relación
a la disparidad, a la disimetría, me parece que se podía pensar un modo de tratar de
entender cómo explicar esa disparidad. Y que los ejemplos que dabas me parecía que
había versiones del fantasma. Respecto de lo que se arma en este lazo, que depende
mucho de la posición del que escucha.
Raquel De Maestri: Me parece interesante lo que decías de lo que enlaza, lo
que enlaza son las palabras.
Paola Preve: Está la persona y lo que decías de la representación.
Miriam Fratini: Incluso se revela en esto que vamos hablando, cómo se va
haciendo necesario contar con la lectura de Lacan, para empezar a desimpregnar esas
cuestiones, a veces tan cristalizadas y tan fuertes, hasta formalizar las nociones de
Freud.
Por ejemplo, respecto de Ferenczi, se nos plantea la posibilidad de pensar que
hay una dificultad, un verdadero sin salida cuando a alguien al mismo tiempo que se le
reclama que crezca, se le dice “hijo mío”! (Risas). O que uno pretenda sacar a Ferenczi
de esas contiendas imaginarias, aparentemente familiares, donde se trata de los hijos, los
entenados, los preferidos, etc., y resulta que cuando Ferenczi propone fundar la IPA,
Freud llama “príncipe heredero” … a Jung!
Es muy difícil abordar ese contexto si uno no cuenta con la ayuda de Lacan,
cuando empieza a despejar estas cuestiones y ubicar situaciones mucho más
formalizadas, por ejemplo sobre el fin de análisis. En Análisis terminable o
interminable, como se desprendía de lo que decía Laura, no se terminan de resolver
algunos puntos... Tampoco se termina de resolver, en lo que comentaba Paola, qué
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significa servirse del amor de transferencia, por supuesto reconocerlo como genuino o
como auténtico es importante, pero entonces… ¿cómo avanzan las cosas? Es por
agotamiento o por desgaste que las cosas llegan a su final? O resulta que cuando uno se
va entusiasmando con que Freud tiene una posición, como decir que la roca es la
angustia de castración para el hombre, la envidia del pene para la mujer… resulta que en
ese mismo momento, Freud da un paso más y nos deja en el aire, en el medio de la
nada, diciendo: “Pero bueno, el último punto es finalmente el rechazo de lo femenino
¡para ambos sexos!”.
Es muy interesante -y parte del eje de la investigación que proponemos: “Porqué
Freud no es Lacan”- ir viendo estos bretes de un momento del Psicoanálisis que hace
nada más y nada menos que a su creación, y a las dificultades de lo reducido del grupo
que empezaba a practicarlo.
Creo que en los tres trabajos presentados hoy hay puntos donde ubicar este
camino, que en determinado momento se detiene y produce como una encerrona… Casi
parecida al decir de ese paciente de Héctor: “Pensaba si seguiría yendo al “palermito” si
no tuviera deudas”. Es una encerrona, porque en realidad parece que va al “palermito”
¡para tener deudas! Va a jugar para endeudarse y ha sustituido con las deudas, el plano
del enamoramiento maníaco.
Entonces, en el mismo punto donde creemos encontrar una salida algo se cierra
inesperadamente como en el ejemplo que dábamos de Análisis terminable… con la
noción de roca viva y su más allá en el rechazo de lo femenino…Como si Freud
avanzara en consideraciones aún no muy claramente establecidas… Claro que quizás
sea mucho pedirle a Freud!
Tal vez una de las posibilidades que coloquiar la clínica nos permita, sea
acercarnos a esos impasses, no cubrirlos rápidamente. Por eso introducía lo de la
disparidad… Si la tomamos con Lacan esa disparidad constituirá lo odd o lo singular -
contrario a la intersubjetividad- y hasta lo podemos repetir casi reverencialmente,
pero… ¿cómo la consideramos en estas situaciones en las que Freud empezó a pensar el
dispositivo?
Es para mí sumamente interesante ir ubicando tales puntos y no deshacernos
rápidamente de esas aporías.
Silvia Conía: Me había también interesado situar que la transferencia es el
diagnóstico. Eso también abre, como en principio, a una divisoria de aguas: con Freud
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concluyo armar la diferencia de lo analizable y lo inanalizable; entonces la psicosis no
entra, las neurosis narcisísticas.
Es para destacar eso también, en una época ante el auge de la sugestión y la
cuestión ésta, tan tomada, respecto de los sujetos. Todos vivimos en esta época en un
mundo de la escena, que va en desmedro incluso del amor. Lacan mismo lo dijo, “el
capitalismo forcluye las cosas del amor”. Cómo ingeniarnos en este momento, donde
cada vez más nos encontramos con muchas más dificultades, respecto de que la
transferencia es la entrada de las cosas si el amor está tan problematizado!
Ese es un punto respecto de la diferencia con la clínica lacaniana, nos
encontramos con otras posibilidades…O no, si no hay nada del amor, no hay por dónde
ir.
Héctor Serrano: Por otro lado -como en el título de este coloquio- están “las
cosas”, no sólo “la puerta”. Un plural que no te deja totalizar, armar una consistencia
totalizante. Me suena más a una apertura…
Miriam Fratini: Dada la hora, vamos a finalizar con este comentario de Héctor.
Agradecemos la presencia de ustedes y los esperamos en la próxima reunión.
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