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Ciclo B

La liturgia de este día tiene dos partes. Primero actualizamos la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén.

Pero en el trasfondo, como en este cuadro, está la pasión y muerte de Jesús, que se leerá en el evangelio de la misa.

nuestra fe y nuestro amor a Jesucristo

Comienza la liturgia con la bendición de los ramos.Con ellos testimoniamos

Antes de la procesión se lee el evangelio sobre la entrada de Jesús en Jerusalén. Este año, al ser ciclo B, es del evangelista san Marcos.

Mc 11, 1-10Dice así:

Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los olivos.

y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles:

“Id a la aldea de enfrente y, en cuanto entréis, encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo.

Y si alguien os pregunta por qué lo hacéis, contestadle: “El Señor lo necesita y lo devolverá pronto”.

Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron.

Algunos de los presentes les preguntaron: “¿Por qué tenéis que desatar el borrico?”

Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron.

Llevaron el borrico,

le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó.

otros con ramas cortadas en el campo.

Los que iban delante y detrás gritaban:

“Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David.

Palabra del Señor

Jesús entra con gloria, pero con humildad. Por eso quiere cabalgar, pero sobre un borrico.

Jesús nunca había querido alabanzas. Y ahora no sólo lo permite, sino que parece que Él mismo las ha suscitado. Era un signo profético antes de padecer.

Jesús se regocija con las alabanzas de los niños. Hoy también le siguen agradando las alabanzas de los que se hacen como niños.

aclamando al Señor, dándole los vivas al mismo tiempo que le damos el corazón.

En este día sintámo-nos como niños

Hosanna al hijo de David.

Automático

Bendito el que viene en nombre del Señor, el rey de Israel.

Hacer CLICK

Negros nubarrones venían sobre el alma de Jesús, quien iba a Jerusalén a morir por nosotros.

En el evangelio de este día se lee la Pasión según san Marcos.

Comienza el relato con la reunión de los princi-pales judíos. Querían dar muerte a Jesús cuanto antes, pero no querían que coincidiera con la pascua “para que no se alborote el pueblo”.

Una mujer unge a Jesús con perfume de gran valor. Con ello demuestra mucho amor y agradecimiento.

Algunos protestan pensando en la pérdida material de dinero. Jesús la defiende, pues hay valores superiores. Además ya sirve como unción para su sepultura.

Judas, que era quien más sentía lo del dinero “perdido”, fue a ver a los principales sacerdotes para traicionar a Jesús.

Jesús envía a dos discípulos para preparar la sala para la cena de pascua. Para ello deben seguir a un hombre con un cántaro de agua.

Esto no era normal, pues los cántaros de agua solían ser llevados por mujeres.

En la cena Jesús anuncia que uno de los doce le va a entregar.

Y pronuncia la frase terrible: “Mejor le fuera a ese hombre no haber nacido.”

Al no nombrar al traidor, deja entrever que cualquiera de nosotros podemos ser el traidor.

Jesús sale con los apóstoles hacia el monte de los olivos y predice a Pedro que le negará tres veces.

Todos somos débiles. No prometamos por encima de nuestras fuerzas. Estemos siempre apoyados en Dios.

Jesús siente tanta tristeza que le ocasionaría la muerte, pero se entrega en las manos de Dios, su Padre.

Llegan los sicarios, enviados por los jefes de los sacerdotes.

Al frente viene Judas que rubrica con un beso su traición.

Jesús es llevado ante el sumo sacerdote.

Ante las acusaciones falsas que le hacen, Jesús calla.

Caifás condenando a Jesús, rasga hipócrita-mente sus vestiduras y da pie para que comiencen los escarnios.

A Caifás, que le pregunta si es el Mesías, hijo del Bendito, Jesús responde: “Yo soy”.

Entonces Pedro reniega de Jesús. Muchas veces san Marcos se lo oiría contar para humillarse y llorar por el pecado.

Jesús es entregado a los romanos, ya que Pilato es quien tiene poder de dictar sentencia de muerte, especialmente de cruz.

A Pilato le interesa el lado político: si pretende hacerse rey. Jesús responde sencillamente, pero no se defiende.

Jesús entregará su vida libremente por nosotros.

Pilato busca la manera de no condenar a Jesús; pero ante la insistencia de los judíos, cobardemente dicta la sentencia de cruz para Jesús.

Antes de aplicar la sentencia, los soldados se burlan de Jesús de una manera macabra: es azotado y coronado de espinas.

En el camino hacia el Calvario, obligan al Cirineo a llevar la cruz de Jesús.

Debió ser luego buen cristiano, pues san Marcos nombra aquí a sus dos hijos.

Los soldados echan suertes para repartirse los vestidos de Jesús.

La gente que pasaba le insultaba. Y los príncipes de los sacerdotes se reían porque “no podía bajar de la cruz”.

En medio de una oscuridad, Jesús gritó: “Dios mío, Dios mío ¿Por qué me has abandonado”. Algunos creían que llamaba a Elías.

Dando un grito, Jesús murió, ante el asombro del centurión y la mirada de unas mujeres que le habían seguido.

José de Arimatea es principalmente quien se encarga de la sepultura de Jesús:

Siempre hay y habrá personas buenas que acompañan a la Virgen María en su dolor.

San Pablo nos dice en la 2ª lectura que Cristo, “siendo de condición divina”, se rebajó por nosotros hasta morir en la cruz.

Pero luego fue exaltado hasta constituirse Señor de cielo y tierra.

se rebajóAutomático

se rebajó

a pesar de su condición divina

se despejó de su rango

pasando por uno de tantos

pasando por uno de tantos.

Y así actuando como un hombre cualquiera

se

re- ba- jó

incluso a la muerte

y a

una muer-

te

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-

nombre";

de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,

y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Que con la Virgen María aclamemos a Jesús como Señor, para que Él lo sea para nosotros eternamente en el cielo.

AMÉN

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