ciclo a el evangelio de este día nos trae tres parábolas de jesús para explicarnos algunas...

Post on 02-Apr-2015

194 Views

Category:

Documents

0 Downloads

Preview:

Click to see full reader

TRANSCRIPT

Ciclo A

El evangelio de este día nos trae tres parábolas de Jesús para explicarnos algunas características del Reino de Dios: el trigo y la cizaña, el grano de mostaza y la levadura en la masa.

Nos fijaremos especialmente en la primera porque es la más larga y porque Jesús mismo la explicó.

Automático

Terminada su tarea, no hizo más que descansar.

su enemigo silencioso se acercó.

Los criados sorprendidos preguntaron al señor:

“¿Quién ha sido que en su campo la cizaña le sembró?

Si usted quiere la arrancamos y la historia se acabó.

No os asalte el enemigo, que nos puede engañar.

Hacer click

Es muy difícil tener un sembrado sin ninguna maleza; mucho menos si ha venido un enemigo y ha sembrado allí hierva mala (cizaña).

Para Jesús una clase de cizaña eran algunos grupos de farise-os, que se tenían por justos y procuraban vivir apartados de los que llamaban “injustos”.

En la Iglesia también se dan los buenos cristianos con los menos cristianos, los tibios, indiferentes o pecadores. La mayoría tenemos parte de bueno y parte de malo. Además de que solemos cambiar: hay momentos en que somos mejores y en otros somos peores.

Hay una tendencia en catalogar a la gente y dividir las personas en buenas y malas. La realidad en el mundo no es así.

Lo que nos dice hoy Jesús es que no tenemos derecho a juzgar a las personas, entre otras cosas, porque muchas veces nos equivocamos.En el mundo hay mucho bueno, que Dios ha creado; pero hay mucho malo que el maligno ha ido sembrando. Debemos colaborar con Dios para quitar lo malo y poner lo bueno. Debemos estar muy precavidos ante la cizaña.

Cizaña es el permisivismo que todo lo tolera.

Cizaña es el relativismo, a quien lo mismo le da una cosa que otra, que fomenta la ley del menor esfuerzo y de la comodidad a tope.

Decía san Pablo: Hay muchos que no piensan más que en las cosas de la tierra”. Esos son también cizaña.

En este mundo no se puede separar el trigo de la cizaña, porque no es fácil conocerlo y porque están demasiado unidos dentro de nosotros mismos.

La cizaña puede tener cualidades extrañas o raras. También el trigo bueno o virtudes positivas encontramos donde quizá no pensábamos.

En personas de otras religiones se encuentran “semillas de la fe”.

Jesús hoy nos habla de la misericordia y sobre todo de la paciencia.

No se puede arrancar la cizaña antes de

tiempo, porque se la priva de la oportunidad de convertirse en trigo. Lo que no se puede en lo material, se puede en el plano espiritual.

Cuando Jesús nos estimula a tener paciencia,

no nos habla de pasividad,ni de estar indiferentes ante las cosas, ni de tolerar todo o de dar todo por perdido.

Opuesta a la paciencia es la intolerancia, que encontramos muchas veces en los medios informativos: insultos, descalificaciones. Muchas veces se juzga por situaciones externas, ya pasadas, y no se deja lugar a que la persona pueda cambiar.

Un extremo opuesto a la paciencia cristiana es la venganza.

La paciencia no es una virtud pasiva, como si tuviéramos que quedarnos quietos. La paciencia significa comprensión y sobre todo trabajo para que el mal se vaya convirtiendo en bien. Es el equilibrio entre el celo por la gloria de Dios y la paz. La “paciencia” podíamos decir que es la ciencia de la paz.

Ha habido santos que se han convertido cuando ya eran mayores.

A veces en la Biblia da la impresión de que Dios es impaciente y hasta vengativo; pero en los pasajes más notables de la Escritura no es así. Dios es clemente y misericordioso, lento a la ira y deseoso de perdonar.

La Biblia es el libro de la paciencia de Dios para con su pueblo: llama a todos y a todos acoge y perdona a quien busca la conversión. Así nos lo dice el libro de la Sabiduría (1ª lectura).

Fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia. Tu poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, y reprimes la audacia de los que no lo conocen. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.

La Iglesia tiene como misión encarnar la paciencia de Jesús y revelar el verdadero rostro del amor.

El enemigo malo siembra cosas malas entre nosotros; pero Dios nos deja en libertad. Y algunos se preguntan: ¿Por qué deja Dios que crezca tanto mal? Sabemos que de todo mal podemos sacar el bien; y que de esa lucha proviene nuestro mérito; y que el mal nos puede estimular para el bien. El hecho es que en este mundo crece la hierva buena junto con la hierva mala.

Hay quienes recuerdan lo de Sodoma y quisieran que mandase Dios fuego contra los “malos”.

También algunos discípulos de Jesús le pedían que mandase bajar fuego del cielo contra una ciudad que no les quiso acoger. Jesús les tuvo que decir que ese no era su espíritu ni el mensaje que les había enseñado.

Jesús reprueba el fundamentalismo religioso y nos enseña la santa paciencia.

“Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.”

Con nuestras fuerzas no lo podremos conseguir; pero sí con la ayuda del Espíritu Santo, como nos lo dice san Pablo en la carta a los romanos (2ª lectura):

Jesús hoy nos dice que la verdadera separación de buenos y malos se hará después de la muerte.

Dios es el único juez, que juzgará con justicia y misericor-dia.

Dios quiere que todos se salven. Por eso espera pacientemente, porque todos tienen alguna oportunidad de convertirse.

Por eso nos rodea de su palabra, del ejemplo de los buenos, de la oración de los consagrados.

De nuestra parte debemos tener tolerancia, que proviene del respeto a todos, que no es indiferencia, sino búsqueda del bien en el amor.

El amor y el bien deben desarrollarse con sencillez, pero con grandiosidad, como la semilla pequeña de la mostaza o la levadura en la masa, para ir cambiando las estructuras de la sociedad.

Necesitamos paciencia para que el grano de mostaza se convierta en un árbol o para que la levadura fermente toda la masa.

La parábola de la mostaza nos indica que la grandeza no está en la espectacularidad, sino en los pequeños actos de cada momento hechos con mucho amor. La grandeza de la Iglesia no está en los miles de obispos o en los templos, sino en la grandeza del corazón y el espíritu.

La levadura nos indica que lo importante es la virtualidad, que proviene de la fuerza de Dios.

Un día vendrá Jesús, más que como juez, como Padre amoroso, si nos hemos esforzado por ser trigo del bueno y no cizaña.

Automático

AMÉN

top related