cendrars larbaud
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MISCELNEA
La importancia de llamarseBlaise Cendrars
obedecan todava, aunque con una maes-
tra y un virtuosismo insuperables. a las re-
glas de la rtmica francesa: frente a Cen-
drars, segua siendo un tradicionalista. Los
testigos cuentan que pidi su manuscrito a
Cendrars para volver a leer el poema neo-yorquino, y unas semanas ms tarde. escri-
ba Zona. Poco despus publicaba Alcoholes.
VCTOR SOSA
tpalabra modernidad -que hoy pareceabandonarnos al ligarse, en sospecho-sas nupcias, con la preposicin post--ha estado siempre relacionada con la pa-
labra transgresin. En efecro, transgresiny modernidad han sido sinnimos o sia-
meses, al menos en el hbrido terrirorio
de las arres y las letras del siglo xx. Ser "ab-
solutamente moderno" -como peda
Rimbaud- quera decir sobre roda ser un
rransgresor de la norma, ser un "negro",
ser, en suma, un otro. A mayor grado deradicalidad de absolutismo en dicha actirudrransgresora, mayor sera el brillo en la
descarga voltaica de la modernidad. Sin
embargo. esa dialctica ya no se sostiene,
no por un cuesrionamiemo de los refe-
remes, sino por un desgaste intrnseco: la
rransgresin se volvi norma y la norma
acab conformando una nueva tradicin.
Ser "absolurameme moderno", en nuesrros
canoros das, significa ser absolutamen-
te tradicional. sa es, creo yo, una impor-
tame diferencia enrre los poetas actuales
-quienes se miran y admiran cual Nar-
ciso en el reflejo emrpico de la posmo-
dernidad- y aquellos abuelos fundadores
-urpicos demiurgos- de la moderni-
dad en los albores del siglo.
Sabemos que Mallarm abri el cami-
no. Lo seguiran en esa senda transgresora
algunos arras, emre los que se cueman el
Marinerri futurista, el Apollinaire cubista
y el inclasificable auror de Prosa del transi-beriano: Blaise Cendrars. En efecto, Cen-drars hoy se perfila como figura clave para
entender y abordar de manera crtica la
modernidad potica. Modernidad como
transgresin y como invencin incesame
de s misma; modernidad como Fnix.
Blaise Cendrars: poesa (1912-1919)contiene los poemas Semana Santa en Nue-va York (1912), Prosa del transiberiano(1913), Panamd y las aventuras de mis sietetos (1918), Diecinueve poemas elsticos(1919) y Poemas negros (1944). La edicin
se presenta bilinge y las traducciones estn
a cargo de Alicia Reyes, Carlos Bonfil y
Marc Cheymol quien tambin es responsa-
ble del bien informado prlogo. Desde ah,
Cheymol enfatiza la imponancia de Cen-
drars en el nacimiento de la poesa moder-
na. Ante la duda que an subsiste y divide a
la crtica entre Apollinaire y Cendrars, en
trminos de innovaciones creativas, e! pro-
loguista se inclina en favor de este ltimo yrefiere, como justificacin a su eleccin, la
siguiente ancdota:
Roben Goffin cuenta, en su bro Entrer en
posie, que en la primavera de! ao 1912,Cendrars ley su manuscrito Semana Santa
ro Nueva York en e! estudio de! pintorRoben De!aunay, en presencia de Apolli-
naire y otros amigos. Apollinaire exclam:
"Es formidable! En comparacin, qu
puede valer el libro que estoy preparando?"Apollinaire estaba escribiendo entonces na-
da menos que Akoholes. pero sus poemas
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Ms all de cualquier roma de parti-
do al respecto queda claro que, como dice
Cheymol ms adelante: "Apollinaire llev
a un punto de perfeccin ms acabado
ideas emitidas con generoso desorden por
Blaise Cendrars." Sin embargo, habr de
disentir cuando dice:
En la historia de las letras francesas. Cen-
drars es e! primer poeta moderno. Antes de
Apollinaire. antes de los surrealistas. l
invent una poesa liberada de los moldes
mtricos tradicionales y de la puntuacin.
Cheymol incurre en e! comn olvido que la
crtica francesa le ha deparado a un poeta
singular y sin duda antecesor de los moder-nos, me refiero a Valery Larbaud, quien crea
enrre 1901 y 1905 los primeros poemas en
verso libre de la literarura francesa y e! pri-
mer heternimo de la literatura moder-
na: A. O. Barnabooth. Tambin habr que
remarcar las bsquedas simultanestas deLarbaud, as como la glorificacin -antes
que Marinetti y Cendrars- de! ferrocarril
como sujero del poema y encarnacin de la
modernidad. Por otra paree, e! anhelo de!
viaje, tan caro a Cendrars, ye! desprecio por
la escritura que "nos aleja de la vida", ya esta-ban presentes en Larbaud y estos versos lo
ejemplifican:
Basta ya de palabras, basta de frases,
y s ma, oh vida real, sin arre ni
[metforas!
Esta acurud coincide perfectamente con el
"Escribir es abdicar" de Cendrars y con su
percepcin de la poesa como "base de un
malentendido espiritual", que lo llevara al
abandono del gnero potico, consagrn-
dose por entero al gnero novelstico ya que
"slo la frmula de la novela permite de-
sarrollar e! carcter activo de los sucesos y de
los personajes contemporneos..." Ciena-
mente, si bien en Larbaud encarna el verso
libre inaugurado anteriormente por Walt
Whitman, ser con Cendrars y Apollinaire
cuando entre de lleno en e! terri torio de la
experimentacin potica --cosa que la van-
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guardia llevar hasta sus ltimas consecuen-cias-. El poema, en ese proceso, no slosacrifica a sus deidades sublimes -herencia,
incluso, romntica- en la hoguera de locotidiano, lo nimio, lo intrascendente, sinoque tambin se objerualiza, deviene auto-
rreferencial dentro de la pgina del mun-do. La leccin de Mallarm es retomada
por estos poetas que asimilaron muy bien la
nueva sintaxis propuesta en Un golpe tk da-tJs, pero esta relecrura vendr desprovistadel aura totalitaria que transpiraba la obra
mallarmeana. El sentido del juego se im-pone sobre la trascendencia metafsica -allestn esas parodias a la mmesis aristotlica
que Apollinaire dibuja en sus Caligramas.Por su parte --como nos informa Chey-mol-, la primera edicin de Prosa tkl tran-siberiano meda dos metros y poda abrirse
en acorden para disfrutar las pinturas de
Delaunay que se articulaban en el poema. Elsentido ldico, propio de la vanguardia, yaestaba presente en Cendrars. Pero el poe-ta no se detiene en el mero juego objetua/,tambin expresa en su obra las perplejidadesdel momento histrico: guerras, mercaderesinescrupulosos, hambrunas interminables,
se conjugan con los chispazos subjetivos del
poeta: recuerdos que llegan de la infancia yque introducen otro tiempo en la narracin.
Porque en la Prosa... se narra, pero se narraa salros; el poema-tren de Cendrars trepiday trastoca la linealidad secuencial:
Voy en caminoSiempre voy en camino
En camino con la pequea Juana de[Francia
El tren salta peligrosamente y recae sobre[todas sus ruedas
El tren recae sobre sus ruedasEl tren siempre recae sobre rodas sus
[ruedas
La reiteracin discursiva no es retrica, ms
bien marca el ritmo interno en el poema
que se parangona --en un sentido mim-tico-- con la reiteracin rtmica del tren
avanzando sobre la blancura nevada delmundo -blancura que tambin se desdo-
bla en esa blanca pgina por donde avanzael poema-o En la Prosa del transiberiano, eldiscurso se cristaliza en ese juego de espe-jos, en ese vaivn de dos realidades para-lelas y refractarias que avanzan a la misma
velocidad. Por otra parte, la reiteracin asu-me el ritmo del pensamiento: monlogo
interior que delata estados de nimo, sen-
saciones, sentimientos: "No me queda msque la Patagonia, la Patagonia le sienta biena mi inmensa tristeza, la Patagonia, y unviaje por los mares del Sur."
La huida fsica, literal--el hablante via-
ja en un tren- no es suficiente para el poe-ta; demasiado grande es la tristeza para con-formarse con una sola fuga. La ubicuidad
electiva -la Patagonia y los mares del sur-
se presenta como nica alternativa posible.
Celebracin y crtica de la moderni-dad confluyen, de manera incipiente, en
buena parte de la obra potica de Cendrars.Estamos muy lejos de las fatuas glorifica-ciones a la mquina de Marinetri, por ejem-
plo. Cendrars -Rousseau mediante- buscael "Fuego primitivo" en su heroica fuga
hacia adelante; ese fuego que, a veces, se
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manifiesta en el amor, en esa pequea y
emblemtica prostituta llamada Juana deFrancia, que le hace decir:
Juana, Juanita niita nin nidiro moMim mi amor mi pollita mi PerA la rorro nia
Almendrita caquita
Colecita corazonciroPalomitaCabrita querida
Pecadillo moCapulliroCuc
Ella duerme
La cita anterior evidencia otra caractersti-
ca propia de la escritura de vanguardia: laexploracin de los atributos homofnicos
del lenguaje, la paranomasia, la aliteracincomo nervio y moror potico que detie-
ne el flujo discursivo y enfatiza la inherentemusicalidad de las palabras. Esos versos de-Cendrars escritos en 1913, nos remiten a
nosotros -lectores hispanohablantes- al
argentino Girondo de En la masmdula(1956), quien sistematiz las peculiari-
dades fnicas y aliterantes del lenguaje ensu poesa. Por ejemplo, el poema "Mi lu-
ma", del libro antes citado:
milumi luarmi mitodemonoave dea rosa
mi pez hadami luvisita nimia
mi lubsneami lu ms larms lampo
Con esto quiero decir una obviedad: habrque reconocer en Cendrars una verdadera
fuente propositiva que aliment innume-rables vertientes poticas --de Apollinaire aGirondo-- no siempre registradas por lacrtica como deudoras de esas aguas. Cierto:Cendrars jams alcanz la talla emblemtica
de un Apollinaire- o de un Huidobro, pero
es menester revalorar su importancia y su
influencia en la poesa moderna, justamenteahora, cuando la modernidad abandona la
escena y se transforma en Historia.
Blaise Cendrars: Poes{a (J912-1919),UNAM, 1994.200 pp.
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