cautivo trinidad | acto de imposición de medallas a los enfermos del hospital civil de málaga
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VISITA DE NUESTROS SAGRADOS TITULARES AL HOSPITAL CIVIL, EL SÁBADO DE
PASIÓN 28 DE MARZO DE 2.015
ACTO DE IMPOSICIÓN DE LAS MEDALLAS
Al comienzo del acto, el Rvdo. Don Manuel Arteaga Serrano, Director
Espiritual de la Cofradía, leyó un texto del Evangelio haciendo un breve
comentario del mismo y se rezó el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria.. A
continuación bendijo las medallas y se procedió a la imposición de de las
mismas a los enfermos, por parte del mismo Don Manuel, el Rvdo. Don Juan
Chinchilla, vicario parroquial de San Pablo y capellán del Hospital, y Don
Carlos Ismael Álvarez, comisario episcopal de la Cofradía.
COMENTARIOS: 1.- Hoy, el Cautivo y su madre Santísima de la Trinidad, vienen
al Hospital a traer el consuelo, la paz y la esperanza a los enfermos. Así es
Jesús. Está a punto de ser ejecutado en la Cruz y olvidándose de sí, viene a
traer la esperanza a los que la han perdido. Así es su Madre. Está viendo como
llevan a su Hijo a la muerte y sale a nuestro encuentro para traernos la paz y
el consuelo. Él ha sufrido la traición de Judas, uno de sus doce más íntimos.
Ha sufrido las negaciones de Pedro, otro de los doce. Ha sido azotado,
injuriado, despreciado, coronado de espinas… Sin embargo, como a las
mujeres que le salieron al encuentro por las calles de Jerusalén aquel primer
Viernes Santo, nos dice hoy a todos nosotros: “No lloréis por mí…” y nos
muestra su mirada santa, para que aprendamos a mirar a los demás cuando
nos insulten o desprecien; su semblante lleno de Paz, para que seamos
pacificadores en medio de este mundo a veces tan violento; su aceptación de
la pasión y muerte en cruz para la remisión de los pecados, para que nosotros
aprendamos a aceptar nuestras cruces y las unamos a la suya para darles un
valor de purificación. Él, nos dice hoy a todos nosotros: “Ánimo, yo he vencido
a la muerte”. Por eso, con su visita al hospital, trae el consuelo, la paz y la
esperanza a todos los que sufren.
TEXTOS BÍBLICOS: 2.- Podemos leer en el capítulo 4 del Evangelio de San
Lucas, (Lc. 4, 42): "Cuando se hizo de día, salió hacia un lugar solitario y la
multitud le buscaba". Han pasado 2.000 años, y la persona de Jesús sigue
teniendo el mismo poder de atracción hacia la gente. Cuando acudimos a Él,
nunca defrauda. Las personas le buscamos, porque tenemos, a veces sin
saberlo, necesidad de Dios. Y esa necesidad se ve satisfecha si contemplamos
su rostro doliente, sereno y afable; su mirada de perdón; su boca
entreabierta, como iniciando una conversación con un amigo; su porte
majestuoso pero no altanero; su caminar lento saliendo al encuentro de quien
le necesita...
3.-Esta necesidad de Dios, es inherente al ser humano y en el salmo 62, vemos
como esta búsqueda de Dios es de hoy y es de siempre: Oh Dios, tú eres mi
Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. ¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis
labios. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote. Me saciaré
de todos tus bienes, y mis labios te alabarán jubilosos. En el lecho me acuerdo
de ti y velando medito en ti, porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus
alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene.
4.- Este acto en el Hospital, tiene como fin llevar a los enfermos que lo han
pedido, el consuelo de Dios que les visita y la mirada amorosa de una Madre
que quiere acompañarlos en su enfermedad.
5.- Oración a Jesús Cautivo: Tú, Señor sales a mi encuentro, para levantarme
de nuevo y que recupere las ganas de vivir y de creer en Ti. Sales a mi paso, y
mirándome a los ojos, quieres que descubra que merece la pena seguirte.
Caminas hacia el Calvario, para hacerme entender que la vida es grande
cuando, al igual que la tuya, se ofrece por los demás. ¡Ayúdame, Señor, en mi
enfermedad! Que recupere la salud si esa es tu voluntad y que comprenda el
por qué Tú me invitas a reencontrarme contigo, de quien me olvido con tanta
facilidad. Y si en algún momento me separo de ti, Señor, que no olvide jamás
todos tus dolores y sufrimientos, ofrecidos para mi salvación y la de toda la
humanidad. Amén.
6.- Oración a María Santísima de la Trinidad: ¡Oh María, sin pecado concebida,
por tu inmensa bondad y misericordia, te pedimos por estos enfermos que te
invocan con confianza! ¡Oh Madre piadosa, a quien los malagueños veneramos
bajo la advocación de Virgen de la Trinidad! A ti acudimos implorando tu
poderosa intercesión. Lo que tantos afligidos obtenían por la palabra y los
signos de tu Hijo Jesucristo, lo reciban estos enfermos, a quienes te
encomendamos, mediante la imposición de esta bendita Medalla. Que su
eficacia, tantas veces probada y reconocida, se manifieste una vez más para
que cuantos seamos testigos de estos nuevos favores tuyos, podamos dar
testimonio agradecido y exclamar: ¡El Señor por la imposición de esta medalla
los ha curado! Amén.
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