caigo para adorarte, para amarte, · caigo para adorarte, para amarte, solo de rodillas sé decirte...
Post on 22-May-2020
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caigo para adorarte, para amarte,
Caigo a tus pies, mi Señor,
solo de rodillas sé decirte cuánto te amo,
en la tierra de la humildad te venero
como mi único Señor,
y te doy gracias por ser siervo inútil tuyo,
ensalzado por tu corazón enamorado
de todo ser humano que quiere ser divino.
En la Santa Eucaristía eres elevado
para ser adorado y alabado
por todos los pobres de la tierra,
porque solo de los pobres es tu Reino
y solo un corazón pobre puede reconocerte
como el Dios humanado, cercano,
que quiere habitarnos.
Eres Pan para ser comido,
Pan para llenar todo nuestro ser de vida,
vida plena y vida eterna,
vida transformante que transfigura el corazón
y nos hace más humanos y más fraternos,
amigos más que siervos,
amigos de los pobres y marginados,
amigos de los desheredados
que tu acoges en tu Casa, en tu Hogar,
en la Santa Iglesia en la que nos enseñas
a amar, orar y santificar.
Sí, mi Señor, ante ti caigo de rodillas, ahora y siempre,
en el silencio de la noche y a pleno día,
en la soledad y en comunidad,
caigo para adorarte porque qué sería de mí sin ti,
qué sería de mí si no supiera servirte,
agradarte y amarte.
Sí, mi Señor, caigo ante ti.
CAIGO ANTE TI, PARA ADORARTE
Caigo a tus pies, mi Señor, caigo para adorarte, para amarte, solo de rodillas sé decirte cuánto te amo, en la tierra de la humildad te venero como mi único Señor, y te doy gracias por ser siervo inútil tuyo, ensalzado por tu corazón enamorado de todo ser humano que quiere ser divino.
En la Santa Eucaristía eres elevado para ser adorado y alabado por todos los pobres de la tierra, porque solo de los pobres es tu Reino y solo un corazón pobre puede reconocerte como el Dios humanado, cercano, que quiere habitarnos.
Eres Pan para ser comido, Pan para llenar todo nuestro ser de vida, vida plena y vida eterna, vida transformante que transfigura el corazón y nos hace más humanos y más fraternos, amigos más que siervos, amigos de los pobres y marginados, amigos de los desheredados que tu acoges en tu Casa, en tu Hogar, en la Santa Iglesia en la que nos enseñas a amar, orar y santificar.
Sí, mi Señor, ante ti caigo de rodillas, ahora y siempre, en el silencio de la noche y a pleno día, en la soledad y en comunidad, caigo para adorarte porque qué sería de mí sin ti, qué sería de mí si no supiera servirte, agradarte y amarte.
Sí, mi Señor, caigo ante ti.
Texto: Lázaro Albar Marín Música: Ave Verum corpus Montaje: Eloísa DJ
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