blanqui - la eternidad a traves de los astros 2000
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7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
1/56
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7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
2/56
el hom re
y
sus obr s
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
3/56
Fotograffa de Louis-Auguste lanqui. otgrafo: tm ile Appert.
LA
ETERNIDAD
A TRAVS
DE
LOS ASTROS
Hiptesis astronmica
por
LOUIS AUGUSTE BLANQUI
tr duccin
y
not elimin r de
LISA BLOCK
DE
BEH R
.;niverso
-
37
58
)) J
siglo
veintiuno
e itores
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
4/56
siglo veintiuno editores s .a.
e c.v.
CERRO DEL AGUA 248 DELEGACIN
oYOACN
04310
M ~ X I O
D.F.
por tada de pablo thiago rocca
grabado: carceri d invenzione de giova.nni bal tista piranesi
primera edk in 2000
s iglo
x.x
i editores s.a. de
c.v.
isbn 96823-2230-8
derech
os e ~ e r v a co
nf
o
rm
e a
la le
y
imp reso y hecho en m xico printed
and mad
e in mexi
co
NDICE
NOTA PR ELIMI NA R r LlSA LOCK
DE
BEHAR
X
lll
LA
ETE
RN IDAD A TRAVS DE
LOS
ASTROS
l.
El uni verso El infinito
3
11. Lo
ind efinido
S
ll i
.
Prod
igi
osas
di
sta
ncias de las
es
tre
ll
as
7
IV.
Con
st i
tu
ci
n
s
i
ca
de
l
os
astr
os
9
V O
bservaciones
sob re la cosmogona de Laplace.
Los cometas
15
VI. Ori
ge
n d e l
os mundo
s
24
VII.
An lisis y sn tesis del
universo
37
VIIT . Res
um
en
58
[vii]
-
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5/56
A acqueline Chnieux-Gendron
a
la
lucidez
potica
de
su
visin literaria.
A Ar
turo
Rodrguez
Peixoto
a la precisa gracia de
su
sab
idura
s lencio
sa
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
6/56
En
esa ce
lda
circu
l
ar
,
un hombr
e que
se
pa r
ece
a
mJ
es
cri
be en car
actere
s que no compr
en
do un la rgo poema
s
obr
e un hombre que en otra celda circular escribe un
po
ema
sobre
un h
ombr
e
qu
e en otra
ce
lda
circular
.. El
pr oceso no tiene fin y nadie podr l
eer
lo que los pri sio
nero
s escliben
JORGE LUIS BOR GES
Al borde de las cosas que no
co
mprendemos del todo, in
ventamos relatos fants ticos para ave nturar hiptes is o
para
co
mpartir con
otros
los vr tigos de nuestra perple
jid
ad .
ADOLFO BIO Y CASARES
La etern idad
de la
s
penas
del infierno tal vez ha
pri
va
do
a la idea antigua del eterno retorno de su ngulo ms te
rrible. P
one
la
eternidad
de l
os
torment
os
en el lu
gar
que
ocupaba la e ternidad de una revolucin sid
er a
l
WAI TER BENJAMlN
E n la ac tualidad, es responsabilidad legtima de los cien
tficos, como lo fue dos mil
tresc
ientos aos atrs, dar
cuenta de la formacin del s is tema so lar y del conjunto
de estrellas
que
form an la
ga
laxia
co
n el co
ncur
so for tui
to de tomos l pregun trsele a l mayor expositor de es
ta teora,
c
mo pudo
esc
ribi r un
inm
enso
libro
sobre el
sist
ema de
l
mund
o sin
mencionar
a su autor,
respo
ndi ,
m uy l
gicament
e: Je n'avais
pas
besoin de cette hypo
lh
ese-la.
CHARLES SAN
DERS
PEIRCE
-
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7/56
I TEHN1T
P R LES STRES
HYI OTHESE
STTIONOMil}IJE
IA
A \LANQ\Jf
I ARIS
1
n
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n
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1
1
l n
ll l: 1: I : ~ C o l t
r H :
r I N I :
1872
Portada
de
la
1
a.
edicin de Lternit par les astres Hyphotese
astronomique, editada por Librair
ie
Germer
Bailli
re Pars
, 1872.
NOTA PRELIMINAR
En m
s
de
un
sentido,
a
eternidad a travs de los astros
publi
cado
en Pars
a principios de 1872, es un libro extrao. Escrito
por Louis-Auguste
Blanqui
(1805-1881), un revolucionario
que
la
historia registra
por la
audacia
de sus conspiraciones y
la
per
severancia
de su
agitacin poltica, el libro
sorpre
nde
en
virtud
de la lucidez
potica de una
im a
ginacin
que
habilita un itinera
rio inesperado, sideral y familiar
a
la
vez: Me refugio
en
los as
tros donde
uno
puede pasearse
s
in
lmites , le
escribe
a
su
her
mana, en una carta dirigida desde
la prisin,
como haciendo
referencia
a
un acogedor amparo estelar al que recurriera habi
tualmente. Su autor fue reconocido como
el jefe
natural de
la
Comuna
y,
ms
tarde
,
como
el
mayor luchador
del
perodo que
se
extiende entre
1827 y 1881 .
1
Baudelaire,
que admiraba
a
Robespiene, vea en
Blanqui,
en
su temple ardiente
y puro , la
reencarnacin de quien
alent
Terror y Virtud. Mereci el aprecio
de Karl Marx
quien, a
pesar
de las marcadas
discrepancias,
no
dej
de reconocer en
Blanqui
la
cabeza
y el
corazn
del
partido proletario de
Francia .
2
Sus
opositores
vean
en
l al
ms
peligroso de sus enemigos; quienes
formaban con l filas y compartan afinidades ideolgicas
tam
poco disimulaban
las aprens
ion
es que la
resonancia de
su cla
morosa prdica sediciosa les suscitaba. Fue
para Walter
Benja
mn
la
voz
de
bronce [qu
e]
estremeci
el siglo
xrx .
3
En
l
as
anotacion
es que adelantan su libro sobre Baudelaire, Benj&min
se propone
confrontarlos
a ambos, a
fin de despejar de
una
na vez -
son
s
us
palabras-las
brumas
que ocultan
la
s ilJlmina
ciones
de quien suele recordarse seg
n
la
veh
emencia
disconti-
1
Andr
Mitry, Auguste Blanqui. Rvolutionnaire trois fois condamn
a
rt
(panfleto poltico publicado por
la
S
oc
it
Amis de
Blanqui
el 2
de
febrero
en
su asamblea constitutiva), 8, avenue Mathurin Moreau., Pars, 1951. 31 pp.
2 En una carta de Karl Marx dirigida al doctor Watteau el 10 de noviembre
de
1861.
3 Walter Benjamn, Theses d'histoire de la philosophie , en Posie et Rvolu-
tion Paris, De
noel
, 1971, p. 284 .
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
8/56
xiv
NO
TA PRELIMI NAR
GUSTAVE GEFFROY
L ENFERM
ED/7101\ R
EI V/J E7
AUGMENTJU> PMI I.'AU1 /JCII
PORTRA I T D
1
1
UG U
S
TE
BL NQUI
pnr Eu
ul::t
C.unu
ku
TOM
1
RIBLIO Tl l i :Q UB
lll L A C , \ O ~ M GON.;OUCI I
LES ~ D I T I O N S G.
CRES
ET C''
: 1
1
RUR
JI.\UTt:fl t:UlLLF. - r
.\PI
S
Portada del tomo 1de
L enf
erm de
Gus
tave Geffroy, editado por L
es
G. Crs
et
Cie., Pars
1926.
nua de
sus partidruios:
Ba
udelaire
se
encuentra
tan aislado en
el mundo literario de su poca como Bl
anqui
en el mundo de los
conspiradores
4
Interpreta,
adems,
que
la
de n-ota de
Blanqui
sig
nific la
victoria de Baudelaire y de
la pequea bu rguesa. El
abismo
Le
gouff
re),
entre otros po emas
de Baudelair
e, rep
lica
su
visin
vertigin
osa del infinito y d el s ilencio, el si len
ci
o
de
la
prisin
y del
espacio in so n
dable
pero tambin el deseo
y lo
s sue-
4
Walt
cr
Benjamn, Pars, capitule u
x xe
siec/e.
Le
livre des passages, ed i
cin or iginal e intmduccin de Rolf Tiedemann, Pars, Les d itions du Cerf,
1989, p. 384.
NOTA
PRELI
MINAR
XV
os de un terrorisla que en plena accin
no
dejaba
de pensa r.
Blanqui ha sucumbido,
Baudelair
e h a
alcanzado
el xi
to
, y en el
vai
vn
co
mparativo
Be
njamin
encumbra al autor
de
La
eternidad
a tra
vs
de los astros
por
sobre otro
s
personajes de
la
poca.
Cond
enado por sus
insurreccione
s contra la monarqwa, temi
do por sus
violentas acusaciones
contra
el clero, contra
la
bur
guesa
,
co n
tra
la
francmasonera
,
perseguido co
mo
denodado
organizador
de sociedades secretas, vctima de l
as ca
lumni
as
de
quienes
fueron sus
compaeros, Blanqui
fue
encarce
lad
o ms
de
veinte
veces,
deportado
y tres veces se
nt
enciado a
muert
e. Pa
s ms de
treinta
aos de su vida
encerrado en
las prisiones ms
severas:
en
el Monte Saint-Michel,
en
la isla Belle-le-en-Mer, en
el Fuerte de Taureau,
donde
fue sometido, a raz de los aconte
c
im i
entos de la Comuna de Pars, a las condiciones carcelarias
ms terribles s
lo
porque se sospechaba de que hubiera
partici
pado
en
las encarnizadas luchas de
entonces.
Durante circunstancias
de
continua
disensin
poltica y
cons
tante
desasosiego
social,
concib
e
y
escr
ibe
es
te
libro
extrao
a su
fervor poltico,
a sus maniobras
revolucionarias,
donde asombra
que no se insinen ni
lo
s excesos
de
su
nimo
combativo ni la
adversidad de la
condena
ni las
penurias
de
la prisin. Desde
el
interior
ms
reducido
de la
celda,
su escr
itura le habilita la e
n
trada a
otros mundos
a
lo
s
que accede
por
un
a
im a
g
inacin
en
fuga hacia
espacio s in
so
nm-os
y tiempos
repetidos.
Contempor
neo
del fl/.neur
que demora
su ocio
en
las calles de Pars,
Blan
qui se
co
mplace en d ea
mbular por
el espacio infini to
ms
all de
las
in
ce rtidumbres, de las conLingencias que prev a dis tancia ,
co
mprometido co
n su
tiempo pero
escribiendo al margen de la
histori
a
y
de s
us
estrpitos,
de
l
as
acciones
en
so
rd
ecedora
s
que
l mismo provocaba desde la p e
numbra
de calabozos cada vez
ms slidos y srdidos.
La notable
bi o
grafa que le dedica Gus tave Geffroy lo presen
ta como el encerrado
(L enfenn),S un ttulo
que podra haber
sido la inscr ip cin emblemlica de su divi
sa. Los
desvelos del
bigrafo a
barcan
en dos vol menes las vicisitudes de
su
lu cha,
las tribulaciones d e una
poca
en la que
no
escasearon las aflic
ciones de su
sacrificio
br u
lal, el resca le doctrinario y visionario,
5
Gusta
ve Geffroy, L enferm (2 vols .),
Pari
s, Les ditions G. Crs
et
Cie., 21,
H
-
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9/56
xv
i
NOTA PREUMIN R
razonado y potico, de un tiempo por venir,
in t
e
ntando
adelan
tarlo en un siglo
que
trasciende 'el viejo orden
socia
l' con l
as
fan
tasmagoras de su delusin.
6
A pesar de la clausura y el aislamiento, sin claudicar de sus
ideas ni desistir de s
us propsito
s, Bla
nqui
sigui resistiendo:
desde el
int
erior de s u celda,
declar
la guerra callejera,
orga
niz barri
cadas, orden
y
public
l
as
Instrucciones para
un
tom de
armas (
Jnslr
uctions
pour un
e p
ri
se d'armes),
un
texto
que circul discretamente entre 1868 y 1869. Aun en prisin,
no dejaba de actuar ni renegaba de sus convicciones, en el cen
tro de las mayores agitaciones; desde all,
en
1861, fue co
ndu
cido ante los tribunales de donde se doc
um
enta el siguiente
dilogo:
_ A p
esar
de sus ve inticin
co aos
de prisin, ha
co
nserva
do
usted sus
mismas
ideas?
- Exactamente.
- Y
no
s
lo sus ideas,
sino tambin
el deseo de hacerlas triunfar?
- S, h
asta
la muerte.
Pasaran muchos aos
m
s y sucesos cada vez ms
desgra
cia
dos; en la misma medida medraba
su
obstinacin. Si bien Blan
qui no
es
el pro
tagoni
sta de
L'
in
surg
7
-la conocida novela de
Ju
les Valles, de
alguna
manera el encerrado
se
identifica con
el
insurrecto .
En el
curso
de la
narraci
n, su
nombre aparece
mencionado varias veces; el
narrador
reitera y extiende la auste
ridad de su figura
esc
ueta en descripciones fieles; es
tampa
sus
advertencias contra
ri
esgos que conoca, recuerda l
as
instruccio
ne
s
los gestos
tr
anquilos:
[Blanqui] les daba un
curso
de estrategia poltica y militar
dice el narrador.
La
novela de Valles trata de la Comuna; en ese
marco trgico no elude l
as
precisiones de un realis
mo
revolucio
nario donde una y otra vez presenta el protagonismo de
Blanqui
y
corno si necesitara
co
rroborar su identidad, afirma: Es Blan
qui . Dando testimonio de
su
prese
nci
a, la mencin dev
ien
e una
de esas referencias recurrentes que se
al
an la verosimilitud his-
6 R. Ticdcmann, Introduction ,o
p
cit. , p. 22.
7
Jules
Va
ll
es,
L'insurg,
publicacin pstuma de 1896 Pars, Ed. a r n i e l ~
Flammarion, 1970, pp.
160, 184, 185.
-
NOTA PR
I-:
LIM I
N R
xvi i
Fotografla de
Jul
es
Valles
m
iem
bro de la Co
muna
1871 .
trica en la
lkcin, un
personaje
de
verdad
que
,
por rea
l,
no
es
meno
s p i
co
en un a insurreccin que, por histrica, tampoco es
menos legendaria.
Muy cerca,
un
vie
jit
o
co
rretea, solo,
completame
nt
e
so
lo,
pero
veo
que
lo sigue la
mirada
de
una
banda en medio de la
qu
e reconozco a los
am
igos de Bla nqui.
Es l, el ho
mbre
que
re
corre
a lo largo toda la
mur
a
ll
a, de
sp
us de
h
aber
andado el dfa e
ntero
s
obr
e los
fl
ancos del vol
c
n,
miran
do si
no
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
10/56
xviii
NOT
PR
ELIMI
N R
surga, por encima
de la
muchedumbre, una llama que sera
el
primer
resplandor
de la bandera roja.
Ese solitario, ese viejito, es Blanqui
8
Ms recientemente,
indagando
sobre
la
actualidad de
Blanqui,
Alain Decau x extiende, en
un
voluminoso libro, a lo largo
de m
s
de seiscientas pginas,
su ima
gen de revolucionario
consagrado
a
la
insurreccin: Blanqui, l insurg,
9
un
ttulo
que
restituye
en pa r
-
te las contradicciones a las
que quedar
definitivamente asociado:
el encerrado,
an
prisionero, seguir siendo el insu
rrec
to. S
in
apartarse
de esa
condicin a la
que no termina
de someterse,
que
constituye, a su
su segunda
naturaleza,
pe
rsevera en
una
accin co
mbativa que
la pr isin
no
logra
interrumpir
ni detener.
Pretende haber
superado
las contrariedades
de la
reclusin
por
medio
de
una salida cas i retrica,
otro
argumento de
una
huida
que
no sie
mpr
e se verifica,
una
especie
de
salvoconducto que di-
rime las injustic
ias
del mundo por la fantstica f1.mdacin de otros
mundos,
remontando
las presuntivas
aguas
del Tie
mpo"
en
pro-
c
ura de una
eternidad inabarcab
le o
ina
sible.
Si toda fi
ccin
implica
el
apartamiento
v
oluntario de una
s i-
tuacin
real
particular
y
la creencia en
la
s ~ p r s i
del mund
o
de
los
avatares cotidianos para in
gresar a otro,
la aventura
lite-
raria que
es
tremece la deten
cin de Blanqui es
tan desaforada
co
mo su
gesta
poltica
ya
qu
e
no
se
conforma con atravesar
los
muros
de
una
fortaleza
para pasar
al
otro
lado
de la pr i
s
in
si-
no que entreabre una grieta ha
cia la
in mensidad
del espacio in-
finito. Lo s trmites
de
la fi
cc
in requieren una z
ona de
ambiva
le
ncia
s
y
el
claro
scuro de la ce
lda
la favorece; desde all
atisba
el
es
pa
cio, lo
prodiga.
Ni
afuera ni adentro
, e
ntre
la
clau
s
ur
a
y
el
vaco, entre la in
erc
ia y el vuelo, a medias, ni fal
so
ni verdadero,
un
pasaje e
ntre
la tierra y el cielo, s
imila
r a esas
ga
l
eras
me
tro
-
politanas
de
sd e donde se vislumbran, difusos, a travs
de
los
cristales, los intersticios de la gran c
iudad
, los pasajes
qu
e la de-
fin en
como
la
capital
del siglo
XIX,
esa
fbri
ca
de
sofisti
ca
ci
n
qu
e es
Pa r
s en la
cr ti
ca
de
Bl
anqui.
1
o
Las
cav
ilaciones astra
l
es
de
Blanqui
, sus
minu
c
iosa
s
informa-
8 Jbidem
p. 160.
9
Pa rs , Librairie Acadmiquc Pcrrin, 1976.
Carla a Lacambrc, 7
de
octu b
re
de J862, en Mauri ce Domma nget, a vie de
Blar1qui
sous
le Second
Empi
re
NOT PRELIMI NAR
xix
cione
s
y
p
re
s
unciones
so
br
e
un
a
ciencia
a la
orden del
da, mul-
tiplican esas dualidades
vali
ndose
de
un
a
es
trat
eg
ia cientfica
apta para
fundamentar
la
fantasmagora de
s
us
visiones csmi-
cas.
Para compensar la reduccin de
la celda,
no
le
alcanza con
imaginar episodios de libertad
civil a
escala
c
iudadana, y
se
in
-
venta
un
universo
sin
lmites, un infinito
para
s.
Cercado por
muros
ms
altos
y
espesos
que
la
s miles de
barricada
s
que haba
contribuido
a
co
nstruir, alejado de
lo
s h
om b
r
es por
el
rigor
de
la
condena, l
mismo
elige
apartarse toda
v
a
ms, dejar
de
lado su
tiempo y l
tierra,
por otros tiempos
y tierras y
"sentir
el
placer
de
v
iajar
con
la
imaginacin
sobre
el ala de
lo
s
cometas que
via-
jan de sis tema en sistema" .
A
partir de ese
doble alejamiento, las paradojas, o
la
s
contra
dicciones, pareceran inevitables:
en la
prisin,
un hombr
e
que
h
ace de
la
accin su ho rizonte
se ve
reducido
a
la
pasividad
por
la fuerza;
su
entr
ega
a
la
colectividad se convierte en el ms
cruel
de lo
s aislamientos; entraablemente comprometido con
los
acon
te
cimientos
polticos,
no
le
pesa
optar por una
etern
idad
q
ue los anula; lu chando
por
la just
icia
en
el
present
e y
un futu
ro
auspicioso,
c
ifra
su
confianza en el eterno retorno; rebelndo
-
se
contra
el
mundo en
el
mundo
al revs, revel a su m
ane
ra ,
co
n
la
naturalidad que
e
lude el asombro,
la existencia
plural
de
otros
mundo
s
que avalan una eternidad, por repeticin, durante
t
iempo
s
incontables:
Todo ser humano
es
pues
eterno
en
cada uno de
los segundos
de su
exis-
ten cia. Esto que
escribo
en este
mom
en to en una
celda
del
fuert
e de Tau-
rea
u,
lo
he esc1 o y lo escribi r
durant
e
la
e
ternidad, sobr
e una mesa, con
una
pl
um a
,
co
n
vestime
nt
as,
en
c
ir
c
un
sta
ncias
semejant
es. As
cada
uno.
Entre
do
s extremos, que el
di
sc
urso
de la cienc
ia
y el discur-
so
literario oponen,
este libro
de Blanqui
pasa por
alto
la histo-
ria. Su resca
te potico in t
e
nta
reparar,
por
la precisin d e
la
es-
cr itu ra y los
de
s
plazamiento
s de la ficcin,
lo
s
males
temporales
que inflige la autoridad co
ntra la
que l se
deb
ate a muerte,
una
redencin c
ontra las
indifere
nci
as y desigualdades
de una
socie-
dad que
de
plora
y denuesta.
Cam ille Fla
mm ario
n,
cr
ti
ca apa
r
ec
id a en
LOpinion Nationale, Par
s,
25
de
marzo
de 1
872
.
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
11/56
NOTA PRELIMINAR
Las celebraciones patriticas y partidarias, los homenajes de
bulevares y monumentos
provincianos
y
fnebres
que lo recuer
dan, no suelen evocar que
la
rnisma
vehemencia
con que
defen
da
principios revolucionarios, era prodigada a una
incontenible
pasin
por escribir y por lecturas que la persistente
adversidad
no
llegaba
a
interrumpir. Al
mismo tiempo que proclam que "la
idea
no
es
nada
s
in
la
accin",
reclamaba que
se
le
enviara
li
bros: "slo un
servicio[
..]
un
solo
ge
s to de afecto"
12
que le ase
gurara la
provisin
de la
s l
ecturas que tanto an
siaba.
Interroga
do
en
el proceso a la Soc
iedad de
amigos del pueblo , el dilogo
con el
presidente
del
tribunal
se da
en
los siguientes trminos:
-Cu
l es su
profe
s
in?
-
Proletario.
no es una
profe
s
in
,
Blanqui.
-
Cmo que no es
una profesin
Es
la
profe
s
in de tr
e
inta millones de
Eranceses
qu
e viven
de su trabajo y
a quien
es se les pdva
de
de r
e
chos
poltico
s.
-
Y bi
en, sea
Actuario, escdba
que e l
prisionero
es
proletario.
3
Cuando debi comparecer ante el consejo de guerra en
la
sa
la de audiencias del Palacio de Ju sticia de Versalles, otro dilo
go que mantuvo con el magistrado cambia
de
tema aunque no
de tono. Interrogado
esta
vez frente a
un pblico
numeroso y he
terogneo, tampoco duda en definirse:
- Acusado, levnt
es
e. C
mo
se llama usted?
- Louis-Auguste
Blanqui
.
-
Qu
edad
tiene?
S
ese nta
y s
iete a o
s.
-Cul es su
domicilio?
-
La pri
s
in
.
- Su
profesin
?
s
critor.
2
Gu
s
ta
ve Geffroy
in
siste e n su a v
id
ez por
la
lectura y en sus reclamaciones
para que le
fu
eran alcanza
do
s libros, folletos, diarios, revistas, atlas; vol. 1, op.
cit., p. 231 .
13
"Dfense
du
c
ito
y
en
Louis-Augu
ste Blanqui
devant
la
Cour d'A
ss
i
se
s" , Pa
rs, 1832, p. 4.
NOTA
PRELIMINAR xxi
Muy diferente de
la
violenta crtica de sus escritos polticos o
de
la
obstinacin de
su
accin y de sus convicciones,
a
eten-
dad a travs de los astros es
un
pequeo libro que llega a las se
tenta pginas en su edicin
original
de J872.
4
De circulacin
es
casa, permanece an
desconocido
entre los
estudiosos
de
literatura y
ha sido
mencionado slo lateralmente por quienes
de
fendan la
s diferentes
corriente
s socialistas
de
un
siglo
pasado
que
llegaron
a agitar
la
s ideas
del
siglo que
pas. Fue reeditado
por
Miguel
Abensour
y Valentin Pelosse al
cumplirse el
centena
rio de su aparicin
15
junto con otros
te
xtos suyos de
difer
ente
carcter. De la
misma
manera que anunciando el lanzamiento
de
su publicacin
inmediata,
su editor
deca: "nos
pareca
curio
so
mostrar
a
nuestros
lectores
cmo el
clebre
agitador
socialis
ta
trataba
una cuestin cientfica";
una publicacin
muy recien
te,
realizada
a
partir de
la primera edicin, se
interesaba
por
revisar la profundidad filosfica
de esa meditacin
literaria sin
re
nunciar
a formular
una teora
general del universo.
16
.
Aun
quienes siguen atentos
a
la
repercu
s
in
de la
militancia
revolucionaria
de
Blanqui y suelen
aproximarse
a este texto
de
adhesin difcil, quedan desconcertados ante la imposibilidad
de incluirlo
en
las clasificaciones genricas tradicionales. Aca
so constituye un tratado cientfico configurado por
una
imagi
na c
in que
impugna los principios rgidos de un
po
sitivismo de
masiado
doctrinario?
Es una meditacin filosfica que vue lve a
radicar en los astros las alegoras
de la
eternidad?
Es un discur
so que encuentra, en
la
s fracturas de la visin potica, las
ap
er
turas que
la
fatalidad de la his
toria
le negaba? A pesar de que el
tema rec
ur r
ente atie
nde la
obs
erva
cin de los sistemas estelares,
a
pe
s
ar
de la
pr
ec
isin qumic
a c
on
qu
e
de
s
crib
e los anlisis es
pectrales de las sustancias qu e componen los astros y enumera
4
Louis-Augus
te
Blanqui, Lternit par les astres. Hypo
th
ese astronomique,
Pars,
Libr
a irie Germer Bailliere,
Ru
e de I'
cole
de Mde
cin
e,
1872 .
15
Una anticip
ac
in de a lg
uno
s
cap
t ulos fue publicada por la Revue Scie
nt
i-
flque y en e Radical en f e
br
ero de 1872, du ra
nt
e la mis
ma
semana del proceso
a Blanqui. Luego, el
mi
smo ao , apar
ece
en
ve
rsin completa, en la editorial
Ge
rm er
Ba
i H
ere. Una p ublicacin m s
recie
nte fue reali zada por la ditions
de
la Tte de FeuiU es. C
oU. Futur
Antrieur, lns tructions pour w eprise d rmes, L-
tem it par les as res. Hypothese astro omique el autres textes,
pr
ese
ntados por Mi
guel Ab ensour y Valentin Pelosse , Par s ,
19
72
.
6
La ltima edicin de Ltemit p rles as
tre
s fue
publicada
por la e
ditori
al
Sla
tk
ine en su
co
leccin "Fle
uron
", c
on pr
logo a
mi ca
rgo, Pa
r
s-Gine
bra
,
1996.
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
12/56
xx
ii
NOT PRELIM IN R
la cantidad limitada de eleme
nto
s pa ra con
cebir
un espacio sin
lmit
es, la fo
rmulacin
cientfica desa rtku la su
riguro
sa
funda
mentac in
por
el ejercicio d una co
nfianza ir
nica y la filosofa
p
o
tica de come
ntario
s y conclusiones. Sera dem
as
i
ado arduo
ajustarlo a
ta
xonomas
que
di s
tribu
yeran l
as
piezas del discurso
cie
ntfi
co
p
or un
l
ado,
el filo
sfi
co por
o
tro
, dis
tantes de
l poti
co, o lo co
mp
ar
tim
e
ntaran en
las
contrapartida
s
pardicas
qu
e
pudieran controvertir
esos
di scur
sos.
Las inicia tivas
por public
ar
la
s
obras comp
l
etas
de Bl
an qui
,
inclu
so
l
as
ms recientes,
no
la incluyen. Un vol
uminoso primer
tomo
de
CEuvres (Obras. De los orgenes a la Revolucin de 1848.
Textos
reunidos
y
pr
ese
ntado
s por Do
miniqu
e Le Nuz),
7
por
ahora el
ni
co de
la serie
anunciada, replica y extie
nd
e la inicia
tiva
que
tuvo a su
cargo
aos
atrs
Arno Mnster,
8
de
la
que
tampoco se
m
ater
ializ
m
s
qu
e el pr
im
er volu
men. Samue
l
Bernste
in le haba dedica
do un libro
a Bl
anqui
y el blanquism.o
19
donde, s
in
d
esatender
l
as
referencias ideolgicas de su
soc
ialis
mo
, al
que
Bl
anqui
de
nominaba
pr
c t
ico , el a
ut
or
a
nota la
s
m
inucia
s de sus d
es
v
en
turas en la
pr isin
devorado
po
r el a
bu-
rr imiento, la a nsi
eda
d, la
monoton
a, e l desaliento, los
da
s eter
n
ame
nte parecidos, la inmovilidad, el vaco, la nada .
20
Por
eso,
todo re quera ser anotado, incluso
contrastando
los deta lles
mi
nuciosos de una rutina anodina de la que sola evadirse por la
observacin de
la
s es
tr
ellas y l
as
delu
sion
es
del tie
mpo qu
e c
ons
tituan sus dis
tra
cc
iones preferida
s.
Son numerosos
los
libr
os que t
ratan de
Blanqui y de
sus
fervo
rosos aclitos.
Por su
part
e, Maurice
Domm
anget ,
21
en va
rio
s li-
17
Louis luguste 8/anquL
CEuvres
1 . Des origines
la
Rvolution de 1848.
Tex
tos reunidos y
presen
t
ados
por
Dominique
Le Nuz. Prefacio
de
Philippe Vigier,
Nancy Presses Universi
ta
ires de Nancy, 1993.
18
Louis-Auguste 8/anqui. crits sur la Rvolution. CEuvres completes. l . Tex
/es politiques et /el/res de prison.
P
resen
tado y anotado por Arno Mnster, P
atis,
d. Galile, 1977.
9
Samuel Bernstein, edicin original en francs, Pars, r n ~ o Maspem,
J970. Existe lraduccin en espaol editada por Siglo XXI, Blanqui
y
el b/anquis
mo, Mad rid, Biblioteca del Pen
sa
m
iento
Socialista, J975, 390 pp . Ded ica dos p
g
ina
s y media a Lternit par les as/res.
20
fb
id
em, p.
25
1.
21
M.
Dommanget, Bl
a
nqu i, Pars, Lib
rairie
de I'Humanit, 1924.
Blanqui
i
Bel/e- fle, d. de
la Libraie du fravail, ele.
Blanqui.
La
guerre de 1870-1
87
1 el la
Cmnmune,
Pars,
Ed.
Doma . 1947. Blanqui. tudes et documenta/ion internatio
m les,
Pars, 29,
ru
e Descartes,
J
97
0.
NOT PRELJMIN R
xx iii
Defen
sa
del Palacio del Eliseo por los insurrectos durante La Comuna (1871).
Grabado
bro
s que de
dic
a a Blanqui, Alexandre Zvaes,22 en los suyos, aten
diendo la
do
ctrina social del blanquismo, la organizacin de los
co
mit
s, las relaciones
con la
.Internacional,
manif
es
taron la
po r
fiada exasper
acin
revoluci
onaria
y el inco
nf
or m
is
mo ar
dien te de
quien se
yergue en h
roe intr
pido
decidido a
cambi
a r el
mundo
s
in
desa
nim
arse
por
los fracas
os
, l
as
tr
aiciones, los
cas
tigos. En la
Histoire des Partis Socialistes en France, publicada bajo
la
dir
ec
cin
de
Zvaes, es Charles
Da
Costa, quien participaba en sus reu
niones, el
autor
del v
olum
en dedi
ca
do a los b l
anq
uistas.
23
22
Alexandre Zvaes,
Le soc
ia/isme
en
France depuis 1871, Bibliothc
qu
c Char-
pe
nti er,
Par
s,
Eugene Fa
sque
ll
e
d
iteu
r
1908. La
chute de Louis-Philippe (24 fv
rier 1848),
Librairie Hachette.
Notes et souvenirs
d un
militan/,
Pars, Maree) Ri
viere
Co
., 19 J3.
Auguste Blanqui, Patrio/ el socialiste
[ r a n ~ a i s Pars, Librairie
de
Scie
nces Poli tiq ues et
Soc
iales, Maree] Ri viere et Co., 31, rue Ja
co
b, y 1, rue
St. Benoit, 1920.
2
3 Charles Da Costa, Les blanquistes. Histoire des Partis Socialistes en France
Pars,
Libra
irie des
Sc
iences Poli tiques e l Sociales, Maree] Rivicre et Cie., 19 12.
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
13/56
xx iv
NOTA
PRElJMINAR
Aos
despus, c
on
oci
da la
te
na
z
recuperaci
n que
acomete
Wa
lt
er
Benjamin,
alg
un o
s
po
cos en
sayos
m
s
a
ludiero
n a
es
te
li
bro im p
revisibl e.
4
En
una
carta
a Max Horkheimer;
Benjamin
le
co n
taba:
Durante
esta
s
ltim
as
se
manas,
tu
ve la sue
rt
e
de
ha
cer
un
encue
ntro
raro
cuya influ
encia
ser determinante para
mi
tr
ab
ajo
;
di
por
casualidad co
n u
no
de
lo
s
ltimo
s tex
to
s de
Blanqui
escri to en su
ltima pri
s
in
, el
Fuerte
de Taureau.
Se
trata
de
una es
p
eculacin
cosmolgica.
Se denomina La eterni
dad a travs de los astros
y
que
yo
sepa
, h
as
ta
ahora
no
se
le ha
prestado ni n
g
un
a
ate
ncin.
5
Esas
ais
l
adas
iniciativas editorial
es
post
erio res se
propusie
ron revisar los
escr
itos de Blanqui r
escatndolos
de un sil
encio
qu
e pareca pro
lon
gar l
as
prohibiciones de la
pr i
sin, co
nfirmar
la
int
erdiccin de quien
se
debati,
aun
desde el e
nc i
erro,
por
la
emanci
pac in de la
clase
obrera, por la
defensa
de
una
patria
qu
e consid
era
ba en pe
ligro
, por
un
a co muna en
lu
cha, por
as
o
ci
ar
l
os
rigores de
la cien
cia y el c
on
oci mie
nt
o en
un
a
mi
sma
con
cepcin del
un i
verso,
dond
e
lo
s
cometas,
las
nebu
losas, l
as
estrell
as
y las
teor
as que
los desc
riben
y a nalizan
responderan
a l
as
mism
as pasione
s, a los
mi
smos
dramas
que l
os
ho
mbres
y
a la su
erte
de sus d
estino
s,
duros
como las leyes
que
rigen la gra
vedad.
Es
dificil s
up
on
er
qu
e, al
mi
s
mo tiempo que
esta
natura
leza
de ace
ro
den
u
nciaba
y
se
r
ebelaba
cont ra e l
despotismo instm
ye
nd
o
sobre la toma de armas
y
la
s fo
rm a
s posibles
de una
pro
p
aga
nda s
ub ter
rnea, e
laborar
a, a
partir
del es
tudi
o de
la natu
raleza
y
comport
a
mi
e
nto de
los astros,
una hip
tesis
inesperada,
una verdadera abduccin
26
-e
n todos sus se
ntid
os -
una
sup
os
i
ci
n
genial y ta
mbi
n
un
secu
es
tro
".
Adoptando
el
di sc
ur
so
cient fico de la poca,
con
el rigor y vigor del
sa
ber; Blanqui for-
24
M.
Abensour,
"W.
Bcnjamin
en
te mlan
co
lie e l rvo
lution
. Pa
ssages
Blan
quf '; A. Mn
ste
1 Le pa radigme
rvo
l
utionnaire
fran,.ais
da
ns les 'Passages pari
siens' de Waller Benja
min
et dans la pensc d'Ernsl Bloch ,
en
He inz Wismann,
WalterBenjamin et Pm
is.
tudes runies et prsentes, Pa
rs, Les
d
itions
du
Cerf,
1986.
5
Walter Benjamin. Correspondance. 1929-1940
(vo
l.
2), edicin establecida y
a
notada por Gershom Scholem
y
Theodor
Wiesengrund Adorno, Pars, Aubiet-
Monlagne, Carta
nm.
293, 1979, p . 231.
6
Uso el trmino en el
sen ti
do que le
at .-i
buye Charles Sanders
Peirce
, funda
dor
de
una
d
octrina
e J
os
sig
no
s .
NOTA PRELIMINAR
XX
mu
la su h
ip
t
es
is; un a vo
lunt
ad de
fi
ccin,
como
si
se
t
ra
t
ara
de
un
a vol
untad
de
verda
d,
se
con
so
li
da
a me
dida que
la multipli
cac
i
n tecno
l
g
i
ca
de
copia
s y
la pr
oli f
eracin de satli tes
con
firman
la
im ag
inacin
pr
e
monit
oria de su vi
sin po
tica. Simi
l
ar
a
esas an t
ici
paci
on
es fulgurant
es, l
as ab
du
ccion
es
de l
as que
h
ab
l
aba
Cha rl
es Sanders
Peirce, su
rapt
o
es
un
act
of
irzsight ,
un
acto de
penetracin
i
nte
l
ect
ual y
de
in t
er
iori
dad
ins
pi rada,
la
vis in
interior
que
no
s
sacud
e
como un
relmpago ,
por
reto
mar
]
as palabras
del filsofo
norteam
ericano.
Probabl
ement
e,
durante
su
estada
en Pars, el
propio
Peirce
hubiera odo
ha
bl
ar
de
B
lanqui
, de su gesta revolu
cionaria,
de
las activ
id
ades de l
as
soci
eda
des secretas, de la peculiaridad de
su
hiptesis
as
tronm
ica, de esa iluminacin
que
f
ue
su cmza
da
po
tica.
Enviado por la in s
titucin
Coast an d
Geodetic
Survey ,
don
de
trabaja
ba
adems
de
in
vestigar en el Ob
servatorio
de Har
vard, Peirce haba viajado a
Par
s en los
primeros aos
del dece
nio
del
setenta
a fin
de
actual
i
zar
sus estudios cosmogrficos,
avanzar en el
co
nocimiento de los
sistemas
planetarios, de las
teoras
sob
re l
os
cu
erpos ce
l
es
te
s,
sobre
la con
st
itucin
y estruc
tura
del Universo, investigar
dur
ante
un
ao en materias
teri
cas y prc ticas
re
lativas a la geodesia, g
ra
vimtrica , fot
omtr
ica
y ob
servar
las oscilacio
nes
del pndulo.
Entre
l
os
objetivos
de
la
misin
encomendada, era importante para
Estados
U
nido
s
una
puesta
al
da de lo
s l
og
ros
euro
peos en esos
camp o
s. Colega y
am
i
go
de William
Jame
s, fue ste
quien
aconsej
a
Peirce visitar
a su
hermano,
Henry
James.
A p
esa
r de las
asperezas
de carc
te r
.del
semiot
icis ta
ilu
s
tr
e, el noveli
sta
se
es
fo rz
por
in
trodu
c
ir
lo en los cl
ub
es
li ter
arios
donde podra
h
aber
fr
ec
ue
ntado
a
ot
ros
escr
it
ores,
artis
ta
s,
alternando
en
los
crcu
los politi
ces
y
po
ticos de
aq
ue
llos aos
qu
e
se
con
centraban
en
clubes
revolu
cionarios
y s
ociedades sec
retas,
ca
barets y
bo h
emia:
I
did what
1 could to give him society ,27
le
escrib
a
Jame
s a su
hermano
Wi
ll
iam,
refir
i
ndose
a su
pec
uli
ar
co
mp
atrio
ta.
Deslumbrante
y
des
lu
mbrado, Peirce se permiti
en Pars la
vida de un
dandy
arrogant
e, a qu
ien
su
bigrafo
28
insiste en
as
i-
27
Hice lo que pude para u bicarlo en sociedad ,Joseph Brent, Charles S. Peir
ce. Life, Bloomington, Indiana University Press, 1993, p. 103. Transc"ibe una
carta
de
Hen.ry a Willi
am Jame
s
(1
4 de
marzo
de1876).
8
Op
. cit.
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
14/56
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
15/56
xxv iii
NOTA PRELIMINAR
po en
tr
e la
composicin
de este texto enigmtico y los escritos
que acumulaba "
d
a a da", sin reprimir su alarma, frente a
a
patria
en
peligro La patrie
en.
dan.ger 3
3
y que fueron publicados
ps tumamente en un libro
34
presentado
por Casimir Bouis,
quien
tambin
escribi el eplogo, en pleno fragor de l
as
luchas.
Nuevame
nt
e sorp rende que en el prefacio que escribiera, se re
fiera a Bla
nqui en
los sig
uient
es trminos:
Blanquj es un
sa
bio. Matemtico, lingista, gegraf
o
eco nomista, histo
riador, en su cerebro hay toda
una
enciclopedia, ta nto m
s se
ria
cuanto
tuvo la ocutTencia de om
it
ir
toda
s sus futilidades, todos esos orope les
pasa
dos de mo da co n que l
os eru
ditos de ocasin
deslumbran
al audito
rio, y que no sirven
sino para
cargar y abr
um
ar la memoria. [ ..]
Sus enemigos
saben mejor
que nadie que es el estadista
ms
completo
que
posee la Revolucin, y Pr oudhon, que Jo conoca,
acostumbraba
a
decir
que
era
el nico.
Eso en cuanto a l poltico.
El hombre privado es tal vez ms extraor
dina
rio.
Ms all de los elogios que abundan en l
as
pginas del prefa
cio,
in t
eresa subrayar la observacin acerca de la devocin pr es
tada
por
Blanqui a los principios eternos" y la importancia que
le asigna a la variedad y vastedad de sus conocimientos, sin pa-
sar por alto la aguda capacid
ad
que le
at r
ibuye de anticipar los
aco
nt
ecimientos.
En
esa introduccin de a
patria
en
peligro,
Ca
simir Bouis impugna las simplificaciones del es tereotipo que re
dujo a Bl
anqui
a la est
ampa
fij
a
de
un
rebe
ld
e
indoma
bl
e:
"Es
un err
or
.. Antes que nada se t rata
de
un hom bre de estudio, un
pen sa
dor
..,
s
lo que el pensador se desdobla en
un
hroe." Des-
de
los
ar
tculos de
ese
diario, que Blanqui suele culminar
con
una frase sentenciosa y potica, simi
lar
a las t
ajant
es salidas
de
Lautramo
nt
o de Laforgue, Blanqui acu
sa
a "la
pr e
nsa podri
da", inventa el neologismo "literatontos" para
designar
a tan tos
periodistas ineptos,
como
si previera la indiferente a
tencin
que,
3
3
L.
-A. Blanqui, La patrie en danger,
A. C h e v a
e t ~ pre facio de Casimir Bouis,
Pars, 1871 .
34
I
bid
em.
NOTA PRELIMINAR
BL NQUI
L P TRIE
EN
D NGER
P RlS
:\ . l:HEYALIEH, L l D I I A i l t E
O I H ; t : ; l l
Gl
Rl t:
u ~ : nt:.SNES, Ul
18
i
1
Portada de La patrie
en
danger
edicin
de A.
Chevallier
Parfs
, 1871.
xx ix
en
los
di
ario
s la crti
ca
litera
ri
a dispensar a este co
mbati
e
nt
e
' . 1 35
que
no fue el nico "irregular de l socia 1smo . .
En realidad,
no
se conoca el manuscrito de
La eternzdad a t a-
vs
de L
os
stros sino a partir de las lecturas de G e f f r ~ y , q m e ~
empi
eza
lapidariamen
te
un captulo_
so?re
reclusin e
Fuerte de Taureau
en lo
s siguientes termmo
s:
Lo que ocurri a
35
Es
A.
Z v a ~ s
q
ui
en le asig
na
~ t e
ca
lifi
ca t
ivo a
Ju
les ~ s .
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
16/56
XXX
NOTA
PRELIM I
NAR
continu
ac
in dejar est
up
efacto al
porve
nir."36 Ansioso, con la
esperanza de que la
pu
blicacin de su manu sc
ri t
o
pudi
era in
fluir favor
ab
leme
nt
e en la i n del
pro
ceso al qu e
nu
evamen
te
se
le
so
mete
rl
a o del pr onunciamien
to
de la
sent
encia, Blan
qu i urge a Mme. Antaine, una de las ms abnegadas de sus
he
rmana
s,
para
que
no demorara
en llevar sus escritos al editor
Germ
cr Bailliere: "Puede
ser
que diga
qu
e no es su e
sp
ec
ializa
cin. Dile que s, por el aspecto metafsico de la astronoma
Pertenece totalm ente a su especializacin . Se
r
neces
ari
o ad
vertirle que es com pletamente ajeno a lo po ltico y muy modera
do
en todo "3
7
Pero, c
omo
no era seguro que el editor aceptara la pub
li
ca
cin de su Hiptesis astronmica, Blanqui ya habra suge
rido
confiarla a Maurice Lach
at r
e, an tiguo miembro de la Comuna,
editor
de las obras de
Karl Marx
y tambin de las i
nterm
i
na bl
es
nana
ciones
que E ugene Sue exten
da
en vol
umi
n
os
os
li
br
os
.
Cuando se produjo la mue
rt
e de Blanqui,
pr
ecisamente
fu
e La
ch
atre
quien
no
ev
it
c
ru
z
ar
el esp
ac
io liter
ario
con el
es
p
ac
io
histr
ico-poltico en su homenaje, testimonio del
qu
e dej cons
tancia al fi nal de
un
a novela geneal
g
i
ca
de E . Sue, publicad a en
diez vo
lm
enes,
38
menos a ma nera de eplogo qu e de manif
esta
cin inquietan temente acongojada. Agrega all, adem s,
un
a
breve crnica de su entierro:
Qu pena ahora, cua ndo acabam os de publica r la historia de dos fa
milias de transpor tados - 5 de enero de 1881- le re
nd
imos los ltimo s
deberes a
uno
de los m rtires de la democracia, el n tegro y valiente A.
Blanqui, que pas cerca de c uarenta aos en los cala bozos de la monar
q
u
a, bajo Luis Felipe 1
y
bajo
N
apo
len
Il l
.
Cien m il personas, hombres
y
mujeres,
acomp
a aron los despojos
mor tales del gr
an
pa
tr
io ta a su ltima morada. [ ..]
Todos estos ci udada nos ve
nan
de re
nd
ir su homenaje a quien mere
ci que se le nombrara el C
ri
sto del siglo
XIX.
36
G. Geffroy (voL
, op. cit. ,
"No tations sur ces ca hi
er"s dates
le 25 j
uin
1857", p. 232.
37
Se tra ta de un a
ca
rta citada por M. A
be1
1
so
ur y
V.
o s ~ en el prlogo de
lnstructions pour une prise d armes que precede a su rccdic in de L ternil par
les as/res, op. cit.
38
Eug(me Sue, Les mysteres
du
peuple ou l histoire d tme {ami/le de pro/l aires
rave
rs
les tiges,
P
ars,
1879.
NOTA PRI :LI MJNAH
xxxi
Que el nom bre de Blan qui permanezca glori ficado entre las genera
ciones por su coraje indomable, su am or po r el pueblo y sus virtudes c
-
vicas.
P
ero,
en ning n mo mento, Lacha tre mencion a eternidad
a travs de l
os
astros qu e l mismo, como ed ito r, bien
pud
o ha
b
er publi
ca
do. Segn ob
serv
aba
Wa
lt er
Benja
mn
del libro,
a
l
leer las primeras pg in
as[
..] par ece inspido
y
banal"; sin em
b
arg
o, no deja de comentarlo, de citarlo, d e transc
ribi
r largos
pasajes, de cuyas
oc
ur ren tes ficcion
es ya
no
pu d
o apartar
se
y
a par ti r
de
las cuales
se
pr
ec
i
pi
t
an
sus reflexion
es
s
ob r
e la im
posibilidad d el pr
og r
eso,
la
inev
ita
bilidad de las co
pia
s, l
os
so
sias , las
re
pet iciones, las citas, el eterno re to rno. Be
nj
a
min
re
pa
ra
qu
e
es
en
esa
fi ccin do
nd
e ms insi
ste
Blan q
ui so b
re la
multi
plica cin de los dobles, so bre las m onoto
n
as de
un
a his
toria que, irre petible - deb ido a la fu gacidad de l tiempo-
se
re
p i
te,
sin em
ba
rgo, deb ido a la perm anencia del
es
pacio, en tie
rras sos
i
as, pl
a net
as
ig
uales
y p
la
n
os
dis ti
ntos
.
Bl
anqui
anticipa la profusi n de copias dispersas en el esp
ac
io, el desa
liento
de
un has to que, sin desesperacin, se
pro
longa hacia
o tr
os
medios, las a lte rnativas excluye
nte
s an te b
ifur
cacion
es
i
ne
ludibles: " Qu hombre no se encuen tra a veces en presen
cia de dos posibilidades?" se pregunta, convencido, sin amar
g
ur a
, de qu e "Se tom e a l az
ar
o se elija, no impo rta, nadie es
capa a la fa ta l
idad
".
La a nticipacin potica de Blanqui no opone los conflictos de
la mate ria
y del
cosm os a los acon tecimientos del siglo
XIX
ni a
las desventuras en un planeta que no se di ferencia de las varia
cion
es
m
s
o men
os
d
es
dich
ada
s
qu
e
repiten
l
os
mill
ares
de pla
netas
se
mejantes.
Es
e mis
mo
e
statut
o
ra
ro de
La
etemidad
a tra-
vs
de
los astros,
que co ncilia fo
rm
as de
esc
ritura heterogneas,
cient ficas, filos ficas, m
t
icas, p
o
ticas, habilita la vigencia
ac
tual de una im
ag
inacin
re
flexiva
qu
e conforma el
carc
ter
de
la
est
ti
ca
en
un
siglo
xx
que ya
se
prol
onga
en otro.
Blanqui im
ag
ina la multipl icacin al in
fini
to de mundos pa
ralelos, los e
mplazami
entos en el
es
pacio de una e ternidad pu
es
ta a pr ueba po r la
hi
storia y, quiz, gracias a la rep
et
icin me
lanc lica de los acontecimi entos, c ierta esperanza en
un
retom o
fantas mal: "El universo se repi te s in fi n y piafa en el mismo lu
ga
r.
La ete
rnidad
in
terpreta imp
er turba
bl
eme
nt
e, en el infinito ,
...
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
17/56
xxxii
NOTA PREL J'vi NAR
l
as misma
s representaciones. De ah
que
un
instante
se confun
a con la eternidad;
am
bas instancias derogan el tiempo Jo de
Jan
en
suspenso, suspendido, ahora, se
mantiene
n1aintenant
apen
as
un
~
t a n t e
inve
ntand
o, paradjicamente, 'la
actua
lidad
de
una
etermdad presente siempre en fuga.
Mucho ms
parad
jica, la coincidencia
de
que,
en
esos mis
mos.
a ~ s ,
a
mediados de la
dcada
del treinta,
cuando
Walter
~ e _ n J a m ~ n c i n a d o
por l
as audacia
s
de
una escritura
que
con
Clia resignacin y rebelda, dedica su
mayor
tiempo y atencin
~ b r a
de Blanqui,
otr?s
escritores, Jorge Luis Borges y Adol
B 1 0 ~ ~ a s a r e s ms
alla del ocano, en tierras dis tantes y
me
~ I O S
d1stmtos, e? el otro extremo del espec
tro
social y
po
ltico,
f r e c
la lec tu ra experime
ntando
la luci
dez
de una
fascmac1n semeJante.
. a n q u i ~ Borges, Bioy: Las divergencias biogrficas e ideol
gicas podnan p a r ~ c e r en una prim
era
impi-
esin
, aproximacio
nes f o r ~ a ~ a s cas1 desafo
rada
s. Cabe
reunir
a l
os tr
es? Bello
co
mo
..
dira
~ a u t r a m o
seducido
por
la in
esperada
dispari
dad
d.e un conJu nto de
objeto
s de coexis tencia
inu
sual. No
pue
de J a r de.
sorprender esta
alianza imprevisible en tre escritores
de g l o s . ~ J f e r e n t e s
oriund os
de
diversas civilizaciones, escasa
m e n t ~ r n _ i l 1 t a n ~ ~ s u ~ . o s en polticas revolucionatias, responsables
-como si se diJera . u l p ~ b de una imaginacin ldica que
se deleita en los
refinamientos de
su juego intelectual y
sus
ges
de
creacin lib
erta
d,
con
uno
de
los
co
n
sp
irad
ores
m
s
vwlentos de un siglo
que
sup o
prodigar
los. .
. Borges YBioy definen su escritura
in t
el
ec t
ua
l,
potica, n
arra
ttva, el tono y
tr
ama de sus pa
ro
dias,
las
ficciones y especulacio
nes donde.
se
en
e c r u ~ a
turas en
un
vertiginoso espacio
que .se repite
en c s p a ~ 1 0 s
s1milares, en tiempos
cir
c
ular
es y re
gresivos, las especulaciOnes ante la duplicacin o desdoblamien
to de los acontecimientos y sus
im
genes, la bifurcacin de uni
versos paralelos
que
s.e ~ e p r o d u c e n
en
los senderos
de jardines
0
los a naq.u
e
les de b1bhotecas, en
tr
e originales
y
copias
qu
e Jos
~ b r o no
d1stmguen,
dentro
de esa misma estti
ca
fantasmag
nca
d o n ~ e merma
la escasa realidad de
una
realidad
dismin
ui
da e s p ~ c J O s a
n t e por sus s
imul
acros. Los cuentos,
poemas
y
ensayos
m
s conoc1dos de Borges, los extraordin
ar
ios cuentos
l a r ~ o de Bioy Casares, sus nouvelle
s
hacen de la o bra de Blan
qUJ
un
a as iduid
ad
fec
und
a
y
feli z.
NOTA PRELIMINAR
xxxi ii
Como Borges,
co
mo Laforgue,
como
tantos otros poetas,
Blanqui
que
nunca fue sino Blanqui , un hombre de accin y de
cmaje, cita, sin em bargo, el
Fragmento nmero
72 de Pascal al
come
nza r
La
eternidad: El universo es un crculo cuyo
cen
tro
est en
todas parte
s y la circun ferencia en ninguna. Se
podra
suponer
que, en este caso,
como ocurre con
las _citas, se
prueba
la
tendencia
a volve
rla
s a ci
tar
un
a vez mas. Borges Cita
esa afirmacin
de
Pascal
ms de un
a vez,
remi
ti
nd
ola a los an
tecedentes
remotos
do
nd
e su concepcin esf
r
i
ca se
identifica
con la perfeccin divina.
Tal vez ha
br
a
que
hacer el inventario
de
los cue
nto
s y nove
las en los
qu
e es te excntrico libro de Blanqui , la fasc inacin
de
sus fan t
as
mago r
as
espectac
ulares
, el tono escptico de
un
a iro
na ms
difusa
que
brillante,
modul
a l
as oc
ur re
ncia
s fants ticas
de
Borges y Bioy Casares o de los autores
heter
nimo
s
con qu
e
ambos, c
omo un
solo hombre,
cruzan
a
sus
antepasados.
Por
ejemp
lo, el
libro
Seis problemas para do Isidro Parodi
39
de H.
Bustos Domecq
n
arra
la historia
de un
detective
qu
e
res
uelve los
enigmas policiales desde la prisin, quien tuvo el honor de ser
el
primer
detective encarcelado , algunos
afirmaban
que ~ r a
crata, qu
eriendo decir que
era esp iritista . Textos
muy
po
steno
res
de
ambos autores conti
nan
esa misma es
pecie irnica de la
esc
ritura
de Blanqui, d
onde
las
trampas de
la insercin mediti
ca, su intermediacin e
interc
epcin, los pliegues y duplicados
de mundos pa ralelos , ms o menos pequeos, ocultan y revelan
-velan do s
veces-
en lugar
de
desc
ubrir
.
Interesara apreciar
slo algunas
hu
ellas del efecto Blanqui
en cue
nto
s de Borges, sus
poema
s y sus ensayos, esas obras de
la im
agin
acin r
azo
na
da
que
Borg
es
cons
ide
ra rarsimas
en es
paol. E n Tlon, Uqbar, Orbis Tertius (Sa lto
O r i e n t ~ l ,
Ur:uguay,
1940),40
h
ace
de esa
pluralidad
de
mundos
del
de
sh
zam
tento Y
penetracin de uno
en
otro, de l
as
copias ubi cuas, de
tradictoria
combinacin
original,
su
suspen
so
y sustanc1a: Las
cosas
se
dupli
ca
n en Tlon . En
un
a de l
as
magistrales
narr
acio
nes del
propio
Bioy,
La invencin de Morel esa
novela que Bor
ges
no duda
en
ca
lificar
de
perfecta,
c o i ~ c i d ~
el nalTador
en
cer de
la pluralidad
de
mundos, del deshzam1ento y
pe
netracin
39 Ho
norio
Buslos Domccq, Seis problemas para don Isidro Parodi Bue
no
s Ai -
res, Sur, 1942. .
40
Jorge Luis
Bo
rgcs, Tion, Uqbar, Orbis Tertius ,
Ficci011es
Buenos
Awes,
1940.
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
18/56
xxxiv
NOTA PRELIMINAR
de
uno
en otro, de l
as copias ub i
c
ua
s, de l
as contrad
i
ccio
n
es
de
esa combinaci
n
original
,
tamb in su
su
spenso
y su
stancia
: "No
eran dos ejemplares
del
m\smo
libr
o, si
no do
s veces el
mi
s
mo
ejem
plar",
dice
el
narrador de a invencin, como so
lfa decir,
en
trminos aproxi
m
ados,
el
narrador de La eternidad co
n
respecto
a l
os planetas,
a l
os astros
, a los
hombre
s y sus peripecias.
Bor
ges
cita
a Bla
nq u
i
en
el
mu
y
conocido prlogo
de la novela:
Bsteme
d
eclarar
que
Bioy renueva
li
terar
i
am ent
e
un co
n
cep
to
que
San Ag
u
st
n y Orgen
es refutaron
,
que
Louis-Auguste
Blan
q
ui razon
y
que
dijo
con
msica memorable Dante Gabriel
Ros
se
tt i.
41
Abu
nd
a n o tras m
arcas ms
o
menos ntid
as,
desde
la
explci
ta in
vocacin
de
l
nombre
de
Blanqui
y su
pensamiento
,
hasta
el
desconcierto que
su
scit
a
en lo
s lectores
de
Bo rges el dilo
go fi
nal
de
"La
muerte
y la brjula":
-Para
la
otra
vez
que
lo
mate
- repl i
ca Scharlach-le prometo
ese l
aberinto qu
e
co
n
sta
de un a
so
la
ln
ea
recta
y
que
es
in
visible,
ince
sa
nte."
Dada
s l
as ambige
dades propias de la
lit
erat
ura, el
misterio de la promesa de
otra
muerte anunciada debera permanecer
sin explicacin.
Sin em
bargo, a
un
obsenr
ando
ese misterio,
no puede desecha
rse, a
la
luz de los
mundos
a lternativos
que habilita Blanqui, un
a
opc
i
n
que
h
ace de
la
libertad
un destino.
En E
l
milagro secre
to",
en
"La Bibliot
eca de Babe
l", "La
otra muert
e", "Los
te
logos", "Tres
versi
ones
de
Judas ,
en
tantos otros
textos, se
pro
yec tan
sobre
la
obra de Borges la sombra de Blanqui y de s
us mundos paralelo
s.
En otro de sus
cuentos
, en
E
l
ja rd
n de se
nderos que se
bihJr
ca
n", di
ce
el
narra
dor:
Crea en infinitas seJ;es
de
tiempos, en una r
ed crecien
te y vertigin
osa
de
ti e
mpos
divergentes,
co
nvergen tes y
paralelo
s. Esa trama de
tiempo
s
que
se
ap roximan,
se bifurca
n, se
co
r
tan
o que so
lamente se igno
r
an,
abarca todas
las
posi
bilidades.
No
exi
stimos
en la mayoda
de
esos
ti
em
pos;
en
algu
no
s existe u
sted
y
no
yo; en otros, yo,
no
usted; en otros, los
dos. En ste,
que un
favorable azar
me depara, usted
ha lle
gado
a
mi ca
sa; en otro, usted, al
atravesar
el
jardn
, me
ha encontrado
muerto; en
otro,
yo digo
estas misma
s
pa
l
abras,
p
ero
soy un r 1 ~
un
fantasma.42
4
JL
Borge
s,
Prlo
go,
en
Adolfo B
ioy
Casares,
La inve ci6 de More/,
Bue
nos Aires , 1940 .
42
J .L. Bo rges, "El jardn de senderos que se bifurcan", Buenos
Ai1
cs, 194 1.
NOTA PRELIMINAR
XXX
El narrad
or
replica , en sus propios t
rm
inos, las reflexiones
que elabora Blanqui en La eternidad a travs de los astros:
Tales
como
los
ejemplares de mundos
pasados, tales los
de
los
mundos
f
ut
uros. Slo el
captulo
de las bifurcaciones
queda abierto
a
la espe
an
za. No nos o lvidem
os
que
todo lo que se habra podido ser quf abajo, se
es en alguna otra parte.
43
El
imaginario
de
Bla
nqui es constante tam bi
n
en la obra de
Bioy Casares: La invencin de More[ (1940), El perjurio de la
nieve" (1945), Plan de evasin (1945), La t
ra
ma cel
es
te" (]948),
"El lado de
la
so mb r
a" (1962).
La
pre
sencia de
Bl
an q
ui, de
La
eternidad a travs de l
os
astros, es ms
que
explcita, sospechosa
men te precisa y hasta obsesivamente re
dundante
en "La trama
celeste" de Bioy Casares donde es '1a
razn
de ser del cuento":
El "m i
ste rio
"
de
la
ca r
ta
me in
cit a leer l
as obras de
Blanqui.
Por de
pronto comprob que
figuraba
en
la enciclopedia
y que haba
escrito
sobre temas
po fticos .
Esto me comp
laci,
en mi
plan,
inmediata
s a
la
s
ciencias ocu ltas, vienen
la
poltica y
la
sociologa.
Una
madr
u
gada, en la ca ll
e
Con
ientes, en
una librera
ate
ndida
por
un viejo borroso, encontr un polvoriento atado de li
bros encuaderna
dos en c
uero pardo
,
con
ttulos y filetes dorados; l
as
obras comp
l
etas de
Bl
anq
ui.
Las co
m
pr
por
quince
pesos.
En la p
g
i
na
281 de m i ed ic
in
no hay nin guna poesa. Aunque no
he ledo ntegramente la
obra,
c
reo
que el escrito in
dicado
es L'ternit
par les astres, un poema en prosa. En
mi
edicin comienza en la
pgina
307, del
seg
undo tomo
.
En
ese
poema
o ensayo, en
co
nt r
la
explicacin
de
la
aventura de Monis.
Y
sig
ue
men
cionando, comentando
su texto,
trans
cribindo
lo, co
mo pro
cu
rando asir si no compr
ender,
por repet
icin,
un
ms
all
que
identifica con la
muerte, el
prodigio,
la
disposicin
o
aproximacin
a lo fantstico: "Me
pregunto
si yo
compr la
s
obras
de
Blanqui porque estaban citadas
en la
carta
que
mostr
Morris
o
porque
las historias de
es
tos
dos mundos son paral
e
las"; m
s ade
lante dice "le recome
nd
la l
ec t
ura
de
L'eternit par
les astres ;
pro
sigue: "Alegar a B
lanqui
,
para
enca
r
ecer
la
teo
ra
43 L.-A. Blanqu i,
a
eternid d a travs .. op. cit .
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
19/56
xxxvi
NOTA
PRELIMINAR
de la pluralidad de los mundos, fue un m
rito
de [ ..]"
donde
el
narrador
tran
scribe,
co
n algunas
var
iaciones, el mismo texto al
que
alude Borges y que tambin transcribe Walter Benjamn:
Tom el libro
de
Blanqui, me lo puse debajo del brazo y sa l a la
ca
lle.
Me sent en un banco del parque Pereyra. Una vez ms lef este
p n
afo:
"Habr infinitos
mundos
idnticos, infinitos
mundo
s
li
geramente
va
ria
dos, infinitos mundos diferentes. Lo que ah
ora
escribo en este fuerte
del Toro, lo he escri to y lo escribir duran te L eternidad, en una mesa,
en
un
papel, en un ca labozo eternamente parecidos. En in finitos mun
dos mi situacin ser la misma pero tal vez haya variaciones en la cau
sa
de
mi enc ierro o en la elocuencia o el tono de m is pginas."
C ~ n t r a la i n g u l ~ r i d a d perdida de la obra original, derogada por
los ejemplares en trradas, la pluralidad de copias y s u disemina
cin, la estratificacin de lecturas comunes, las ambi valencias de
la palabra, la mecnica de la multiplicacin habilita los
enc
ue
ntr
os
y las numerosas interpretaciones. Esas coincidencias enfrentan
u_niversos
~ u e presume? de su estatuto de realidad o
de
imagina
cin,
r e a r u m a ~
el c t o
de
la verdad y la versin, de la fu gaci
dad conocida, .meVJtab le, expuesta a la eternidad desconocida de
seada, dicha: "La Poesa es lo ms real que existe, es aquello que
slo es completamente verdadero en otro mundo ,44 desplazando
la historia hacia '1a verdadera vida, [ ..] la nica vida realmente
vi-
vida, [es] la liter
atur
a; esa vida que, en un sentido, habita cada ins
tante en todos los hombres tanto como en el ar tista .45
Apostando a o
tr
os
mundos,
Blanqui juega
en s
te menos ldi
co,
m
s r
efTac
tario, do
nd
e observa
qu
e las e
nd
ebleces
de
l partido
revolucionario
s
lo susci
tan
el desa
li
ento, la indiferencia la ab
dicacin".
En La
eternidad a travs de los astros no da
e ~
a s u
impaciencia y
decr
eta: O la resur reccin de l
as
es
tr
ellas la
mu
erte universaL . Es la
tercera vez que lo repito.
Impresiona ese
tono de info
rm
ali
dad
trascendente, de irnica trivialidad "a la La
forgue",
de
fata
li
d
ad burlona
, el
tono
que
marc
definitivamente
la escritwa de Bioy Casares. Como Blanqui, Bioy se aproxima al
44
Charl es
Baudela
ire, Euvres Completes, vol. 2. Texto establecid
o
presenta
do
y
anotado
por Cl
aude
Pic hois,
Pari
s, La Pliade, 1976. "Puisque
ralisme i
y
a",
en
Critique lillraire,
p.
59.
45
Mar
ee Proust,
A
la recherche du temps perdu, Pars, Ga llimard Bibliothe
que
de la Pliade, vol. 3, 1980, p. 895.
NOTA
PRELIMINAR
x.xxvii
isterio del espacio infinito con la misma naturalidad con que re
:rrera
a diario la calle Posadas, como si le diera igual el cosmos
sus secretos que las distracciones domsticas y mundanas. El
~ a n - a d o r se desespera o se consuela
ante
la c e r t e ~ a de la u g ~ i -
dad de tiempos que
term
inan por volver o
no
termmar. En s ~ s
fic-
ciones, en "La
trama
celeste" sobre todo, Bioy cita e x t ~ n s a
mente, a Blanqui; uno
de
sus personajes
se
denomma Morns
,
como en otras narraciones suyas
se
denominan Moreau o Morel,
more and more.
Borges
in
voca a Blanqui con frecuencia y enco
mio. En tre otras numerosas menciones:
Un principio algebra ico lo ju
st
ifica: la
ob
servacin
de que un
nme.ro
n
de
objetos -tomos
en
la h iptesis
de
Le B
on
fuerzas en la de Nietz
sche,
cuerpos
simples en la del com
un i
sta Blanqw- es in
capa
z de un
nmero
infinito
de
variaciones. De l
as
tres doctrinas que he enumera
do, la mejor razonada y Ja ms compleja, es la
de
Blanqui. ste, como
Demcrito (Cicern,
Cuestiones acadmicas
libro
segund
o, p.
40),
aba
rrota
de mundos
facsimilares y de
mundos
dismiles no
s
lo el tiempo
sino el interminable espacio tambin. Su li
bro
hermosamente se titula
L'ternit
par
les
astres
;
es
de
1872.
46
A propsito de lo que Borges denomina "cierta fantasa La
place", vuelve a mencionarlo, aunque tratndose de BlanqUI, las
repetici
ones
no
deberan
sorprender:
En aquel captulo de su Lgica que tra ta de la ley de causalidad, Jolm
Stuart Mill razona que el estado del universo en cualquier instante es
una
co
ns
ecuenc
ia
de
su
estado
en el
instante
previo y
que
a una inteli
gencia infinita le bastara el conocimiento perfecto de un
so lo instante
para saber la historia del universo, pasada y ven idera. (Tambin a z o n ~
-oh Lou is-Auguste Blan qui , oh Nietzsche, oh Pitgorasl- que la repen
cin de cualquier estado comportaria la repeticin de todos los otros Y
hara
de
la historia uni versal
una
serie cclica.)
47
Convencidos de l acierto
de
bsquedas tan enigmticas como
metdicas, Blanqui aparece
una
y
otra
vez,
entre
libros y estre
llas,
alternando co
n la
multitud in
grvida
de sus sos
ias, esos se-
46
J.L.
Borges, "El
tiempo
circular",
Historia de la eternidad,
Bueno
s Aires,
1
n6.
47 J.L. Bo r
ges, "La cre
acin y
P.H.Gossc", 01ras inquisiciones,
Buenos
Aires,
1952.
-
7/24/2019 Blanqui - La Eternidad a Traves de Los Astros 2000
20/56
xxxviii
NOTA PRELI MI NAR
me
ja
nt
es que exis ten en infinito n mero de ejemplares, con y sin
ca
mb ios, opt
imi
st
as
me
lan
clicos, cr
een
en sus
astros qu
e se
multip
li
ca
n bifur
c
nd ose en pe
rp
etuidad . A Bi
oy,
a Blanqui , a
Benja
m
n a Bor
ges
o a sus pe rsonajes, l
os se
du
ce
la h
iptes
is de
una
sa
lida plural
po
r
la
proliferacin de ti
em
p
os
q ue c ifran en el
es
pacio
su
espera nza. Del a rtculo que Borges haba d
edicado
en
Sur a Blanqui , tra nsc r
ibo unas
lneas que guardan
co
in ci
de
ncias
co
n l
as
cit
as me
ncio nadas anterio
rm
ente y con ot
ras
ref
erenci
as
a Blanqui
qu
e figuran en
la mi
s
ma
revista:
Blanqui ab
ar
rota de infinitas r epeticiones, no
s
lo el ti e
mp
o, s
ino
tam
bin el espac io infin ito. Imagina que
ha
y e n el universo
un
nme
ro
in
finito de facsm
iles
del planeta y de tod
as
sus
va r
ian
tes
p
os
ibles. C
ada
individuo existe i
gua
lmente en infinito nm
ero
de ejem plar
es
,
co
n y s
in
variacio
nes.
48
Habra q ue reco
rd
ar
uno
de l
os
p
ri
m
eros lib
ros
de Borges, so
metido
por
l
mi
smo a la ms severa
ce
nsura hasta el fin de sus
das, pero
ree
di ta
do p
s
tu m
amente,
El tamaio de mi esperan-
za
49
un libro que replica desde el
ttul
o l tamai1.o
del espacio
(1921
),
el pequeo volumen
qu
e Leopo
ld
o Lugones haba
esc
ri
to unos aos a ntes so bre cuestiones matemti
cas
y que
pocas
ve
ces se
co
ns
ider a
. Borges
encu
ent ra en l
os
escritos de Bla
nqui
el
co
n trafu
er
te de una visin esttica
qu
e va m
s
a ll de las
di
s
qui
siciones matemticas o de las injus ticias
po
lticas o policiales,
co mprometiendo, literariamente
una
especi e de eternidad sub
specie de
espacio: e
l univ
erso
br usca
mente usu
rp
l
as
dimen
s
ion
es
ilimi
ta
d
as
de la
es
pe r
a
nza
, di
ce Bo
rges al
fi
nali
za
r La
bibliot
eca
de
Babe
l.
Tal vez desde el principio, Blanqui haya prev isto es tos desbor
des extraterritoriales y extratemp orales:
El infi
nito s
lo se n
os
p uede
present
ar bajo el
aspecto
de lo indefinido.
Uno
conduce
al
ot
ro p
or
la manifiesta
impos
ibi lidad de en
cont r
ar, o
aun
de conce
bir,
un
a
limit
acin p
ara
el
espac
io .
Es
cierto el
un
iver
so
infini
to es
in
co
m
pre
nsible, p
ero
el
un i
verso
limitado es
ab surdo.
Esta
48
J.L. Borges,
Sur Buenos
Aires,
ao
x, nm.
65
febrero
de
1942,
en Borges
en Su
r.
1931-1980 Buenos A
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