af rolando echeverría pensamiento social cristiano
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O INTRODUCCION
LA ANTROPOLOGA FILOSFICA
Hoy en da se estudia al hombre desde mltiples perspectivas. La especializacin a
que ha llegado el mundo de la ciencia y de la investigacin han tenido en el hombre uno de
los lugares privilegiados de estudio, sobre todo en el siglo XX. As, al hombre lo estudian
ciencias como la biologa, la sociologa, la psicologa, la antropologa cultural, la pedagoga,
la etnologa, la medicina, la economa, etc. Objeto de investigacin de la antropologa
filosfica es tambin el hombre, pero su perspectiva es diversa. Tarea fundamental de esta
ciencia ser plantearse filosficamente el problema del hombre. En otras palabras, la
antropologa filosfica se propone propiciar la reflexin acerca de lo que es el hombre
globalmente considerado, no solamente por inters intelectual o con fines puramente
prcticos, sino como bsqueda de una respuesta existencial acerca del significado de la vida
humana. Se puede decir que esta disciplina pretende colocarse dentro del ideal filosfico
contenido en la expresin de Scrates: "concete a ti mismo".
En s, esta materia es algo que concierne a todo hombre y, por tanto, es capaz de
suscitar el inters de todo ser humano. No se necesita ser un cientfico o una persona
especializada en alguna de las ramas de la ciencia para abordar los temas de la antropologa
filosfica, aunque tambin aqu se requiere una cierta instruccin de base. Pero
fundamentalmente la antropologa filosfica busca reflexionar sobre lo que cada ser humano
es, en vista de clarificar mejor el sentido de la vida y poder vivir mejor o con mayor plenitud,
descubriendo aquello que nos hace ser plenamente humanos. De hecho, todo ser humano
tiene ya una cierta visin del hombre: quin es el hombre, qu es lo que lo caracteriza, por
qu o para qu vive, cmo debe comportarse, qu hacer para conseguir la felicidad o
realizacin personal, etc. Slo que la mayora de las personas no ha reflexionado
suficientemente tales ideas o convicciones, ni las ha organizado convenientemente de forma
sistemtica, ni todos tienen la oportunidad de confrontar sus convicciones con otros modos
de entender al hombre que se han dado en la historia o que se manifiestan en la sociedad.
Toda persona medianamente instruida cree saber quin es el hombre, pero, interrogada, por
lo general encuentra dificultad de poder expresarlo de manera satisfactoria.
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Habra que admitir, pues, que son relativamente pocos los que llegan a una
determinacin explcita de la naturaleza humana, de manera que puedan dar razn de sus
ideas y exponerlas de modo sistemtico. Con ello se cae en el peligro de vivir por vivir, de
gastar esfuerzos y energas en lo que quizs no vale la pena porque no nos va a llevar a la
plenitud humana. En ese sentido, hay que decir que la antropologa filosfica es de
importancia capital si queremos conducir nuestra vida con verdadera conciencia. En efecto,
hay una visin del hombre, generalmente implcita, detrs de todo proyecto que tenga que
ver con la vida humana. Todo programa poltico de gobierno est inspirado en una
determinada visin de lo que el hombre es o debe ser. Asimismo, detrs de todo proyecto
pedaggico, econmico, social, hay tambin de fondo una visin del hombre. La misma
religin, al presentarse como una propuesta de salvacin, traza igualmente una concepcin
de la vida humana. La antropologa filosfica busca entonces provocar la reflexin acerca de
la naturaleza del ser humano, con el fin de llegar a determinar una visin del hombre de
manera sistemtica, orgnica, racionalmente fundamentada. Al mismo tiempo, intenta darnos
los criterios para poder distinguir entre una u otra orientacin filosfica que sirve de base o
inspiracin a los distintos proyectos polticos, econmicos, sociales, educativos, etc. En
realidad, todo hombre tiene el deber moral de plantearse seriamente el sentido de su
existencia. De lo contrario, estara renunciando a vivir autnticamente como ser humano y se
expondra a ser manipulado por las distintas instancias, grupos e ideologas que buscan
imponer sus intereses en la sociedad. El ser humano no puede eximirse de poner en juego su
reflexin y el don precioso de su racionalidad para lo que debe considerarse como lo ms
importante: su propio ser. Renunciar a ello significa sumergirse en el trajn de una vida vaca
y superficial, sin llegar a individuar las verdaderas razones para vivir que hacen de la
existencia una vida autnticamente humana.
Hoy en da existe el gran riesgo de refugiarse en la masa, en lo que "todo el mundo"
piensa, dice, hace. Mxime en la actualidad, con el gran poder de los medios masivos de
comunicacin, con los que la opinin pblica es fcilmente influenciable, gracias a la
sugestividad de la publicidad, se corre el peligro de vivir de las modas, de caer en una
mentalidad de masa que nos despersonaliza y nos hace conducir la propia vida sin verdadera
conciencia, sin haber reflexionado en el sentido de la misma. El filsofo alemn
contemporneo Martn Heidegger denuncia cabalmente ese carcter impersonal de la
sociedad actual y que resulta una amenaza para la autenticidad del ser humano: la tendencia
a la masificacin. Todo el mundo tiende a identificarse, en sus gustos, ideas, criterios, etc.
con lo que se dice, se juzga, se piensa, etc. Es el reino de la indeterminacin, de la mayora,
del "trmino medio".
Disfrutamos y gozamos como se goza; leemos, vemos y juzgamos de literatura y arte como se ve
y juzga; incluso nos apartamos del "montn" como se apartan de l; encontramos "sublevante" lo
que se encuentra sublevante. El "uno", que no es nadie determinado y que son todos, si bien no
como suma, prescribe la forma de ser de la vida cotidiana1.
1HEIDEGGER Martn, El ser y el tiempo, FCE, Mxico-Madrid 19932, p. 143.
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Es el peligro de vivir en una sociedad del "aplanamiento", donde las diferencias y la
originalidad tienden a ser eliminadas en funcin del "trmino medio" o de la "mayora". El
curso de antropologa filosfica busca cuestionar nuestra vida tambin en este sentido, y nos
exigir plantearnos seriamente el problema del sentido de la existencia.
1. Origen de la antropologa filosfica
El origen de la antropologa filosfica lo podemos enfocar desde un doble aspecto:
cronolgico y existencial.
1.1. Origen cronolgico
Histricamente la pregunta acerca de lo que es el hombre no ha escapado a la
reflexin humana. Se puede constatar que ha estado presente casi desde los inicios de la
filosofa. Es cierto que los primeros filsofos griegos dirigieron su mirada hacia el mundo
exterior, hacia la naturaleza2, y su primera preocupacin intelectual fue tratar de encontrar el
arj, el principio del cual estn constituidas todas las cosas. Sin embargo, muy pronto la
problemtica en torno al origen de las cosas de la naturaleza se cambi en la pregunta en
torno al sujeto que las piensa, es decir, al hombre. La misma pluralidad de respuestas de los
fisilogos y el hecho de no encontrar un consenso en cuanto al elemento constitutivo del
cosmos, fue motivo para cuestionar la capacidad del hombre de llegar a la verdad y a la
posibilidad de transmitir adecuadamente sus opiniones. As, surge en Grecia esa serie de
pensadores que la posteridad ha agrupado bajo el denominativo de sofistas3, los cuales
llegan a la conclusin de que las facultades humanas de conocimiento son insuficientes para
conocer las cosas como son, por lo que lo nico que cabe es formarse cada uno su propia
opinin y tratar de defenderla lo mejor posible. En otras palabras, caen en el relativismo. Sin
embargo, el mrito de los sofistas est en haber sido los primeros que centraron la reflexin
filosfica en los problemas humanos, particularmente en la problemtica del conocimiento y
de la moral. Es conocida la frase de uno de ellos, Protgoras de Abdera (s. V a.C.): "el
hombre es la medida de todas las cosas", con lo cual entenda que el ser humano se erige l
mismo en criterio de juicio en lo que se refiere a la verdad y a los valores morales.
Los sofistas se vieron superados por tres grandes pensadores que fueron lumbreras
en el campo de la filosofa en el famoso "siglo de oro" de Atenas (entre los siglos V y IV
2La naturaleza, el conjunto de las cosas que constituyen el cosmos, recibe en griego el nombre de physis,
por lo que a los primeros pensadores (ubicados entre los siglos VI-V a.C.) se les llam fisilogos.
3El trmino, que de por s quiere decir "sabio", adquiri en la filosofa un sentido peyorativo, sobre todo
debido a Platn (s. V-IV a.C.), quien es contemporneo de algunos de ellos y los combati duramente, por
cuanto los consideraba poco rigurosos en la bsqueda de la verdad y oportunistas, al constituirse en maestros
pagados, que enseaban llevados ms por el inters econmico que por la transmisin de la verdad. El sabio
ateniense les llama mercaderes ambulantes de golosinas del alma. De ah el trmino sofisma, que se suele
aplicar a un tipo de razonamiento falso o engaoso.
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a.C.) y que han dejado su huella en la historia de la filosofa hasta nuestros das: Scrates,
Platn, Aristteles.
Scrates comparta con los sofistas la opinin de que no importaba tanto conocer el
mundo exterior, el principio constitutivo del cosmos, cuanto comprender lo que es el
hombre. De qu sirve pensaba Scrates conocer los misterios de la naturaleza si uno no
se conoce a s mismo, por qu vive, o cmo alcanzar la felicidad? Por eso su lema, del cual
haba hecho un programa de vida, era una frase que sola repetir a sus discpulos: "concete
a ti mismo". Y aunque el filsofo ateniense no lleg a desarrollar una antropologa, s
contribuy a profundizar el estudio sobre el ser humano. Slo que, al contrario de los
sofistas, crea en la capacidad del hombre de alcanzar la verdad y de fundamentar los valores
morales, de tal manera que verdad y valores morales eran para l universales, objetivos,
inmutables. Quiz su mayor mrito haya sido el haber abierto una va que siguieron dos
grandes discpulos, Platn y Aristteles4.
Platn es un filsofo muy universal, en el sentido de que aborda una gran cantidad
de problemas desde el punto de vista filosfico, entre los cuales no faltan los problemas
humanos: el tema del conocimiento y la verdad, los valores morales, la vida poltica y social,
etc. Sin embargo, sus escritos no fueron desarrollados de manera sistemtica. Siguiendo a su
maestro Scrates, a quien profes siempre profunda admiracin, escribi sus obras en forma
de dilogos, muchos de los cuales se conservan hasta hoy.
Fue Aristteles el primer pensador que comenz a tratar los distintos problemas
filosficos en forma sistemtica, y a l le debemos la primera clasificacin de la filosofa en
distintos libros o tratados: Lgica, Fsica (estudio de la naturaleza), Metafsica, Etica,
Poltica, Retrica, Potica. Entre sus libros destaca un estudio sobre el alma humana,
conocido con el ttulo de Psicologa (estudio del alma o "psique"), que es lo ms parecido en
la antigedad a lo que hoy se conoce como antropologa filosfica. La clasificacin de
Aristteles permaneci vigente muchos siglos, hasta que la escolstica medieval, en la poca
del nacimiento de las universidades en la Europa cristiana (hacia el s. XII), organizara la
enseanza en base a las famosas "artes liberales"5. Sin embargo, en filosofa permanecieron
fundamentalmente los tratados segn la clasificacin aristotlica.
Tampoco en la poca moderna encontramos algn tratado que se llame propiamente
"antropologa filosfica". Es cierto tambin que no resulta difcil reconstruir una
4De hecho, Scrates no dej nada escrito. Parece que su enseanza era solamente oral y desarrollada en
forma de dilogo con sus interlocutores, pues l defenda que la verdad se encuentra en el dilogo, en un
intercambio de opiniones pero con la firme voluntad de someterlas al rigor de la crtica, hasta llegar al
consenso, a una solucin firme y clara, que deja finalmente satisfecho al espritu porque descansa en la
verdad. Las opiniones de Scrates y su doctrina slo se conoce hoy aproximativamente, por los testimonios
que nos transmiten sus discpulos, en particular Platn.
5Las "artes liberales" eran una especie de lo que hoy se conoce como "estudios generales", exigidos para
acceder a las carreras posteriores. Constaban de dos partes o grados: trivium: gramtica, retrica, lgica; y
quadrivium: aritmtica, geometra, astronoma, msica, a las que se sumaban los tratados filosficos de Etica,
Fsica y Metafsica. Posteriormente se poda acceder a las carreras de Derecho, Medicina y Teologa.
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"antropologa" en autores de la antigedad como Platn, Aristteles, Agustn, Toms de
Aquino, Descartes, Locke, Hegel, etc., puesto que en ellos encontramos, dispersos en su
obra, los elementos esenciales para captar su visin del hombre. Sin embargo, ninguno de
ellos desarroll especficamente un tratado sobre el hombre, tal como lo entiende hoy la
antropologa filosfica, como disciplina autnoma dentro del mbito de la filosofa.
Es precisamente el siglo XX el que ha visto nacer la Antropologa Filosfica como
una rama nueva y autnoma de la filosofa. Se considera que la primera obra que trata
especficamente y de manera filosfica el tema del hombre es El puesto del hombre en el
cosmos, del pensador alemn Max Scheler, publicada en 1928, mismo ao de su muerte.
Son muchos los que consideran que dicha obra seala el punto de arranque de una nueva
disciplina dentro del rbol de las materias filosficas. A dicha obra han seguido hoy muchas
otras, de diversos autores, que toman al ser humano como centro de sus reflexiones, para
tratar de aclarar su naturaleza, el sentido de su existencia, su destino final. Ms an, se puede
decir que gran parte de la filosofa contempornea es eminentemente antropolgica o
antropocntrica. Hoy en da esta materia es plenamente reconocida y enseada en el mbito
de las disciplinas filosficas.
El filsofo judo-alemn Martn Buber es de la opinin de que algunas pocas de la
historia humana manifiestan una sensibilidad especial hacia los problemas humanos y en
ellas se ha profundizado ms acerca de lo que es el hombre. Son precisamente aquellas
pocas de cambios y transformaciones profundas, que provocan en el ser humano
desconcierto, inseguridad, desorientacin y, en consecuencia, la bsqueda de nuevos puntos
de apoyo y la construccin de nuevos sistemas de ideas y valores, que le ayuden a encontrar
la seguridad perdida. Este siglo, con sus constantes y profundos cambios, sera un siglo
antropolgico por excelencia6. De manera semejante se expresa el citado Max Scheler, quien
afirma que "en ninguna poca de la historia ha resultado el hombre tan problemtico para s
mismo como en la actualidad"7.
Entre los factores que han contribuido a centrar la reflexin en el ser humano en la
actualidad, se pueden enumerar los siguientes:
El "giro copernicano" de la poca moderna.
Como se sabe, la filosofa moderna cambi radicalmente la orientacin de la
filosofa. De estar centrada en el mundo, en las cosas de la naturaleza, en el hombre, si
se quiere, pero en cuanto ste era comprendido como parte de un mundo creado por
Dios, la filosofa, a partir de Descartes, se vuelve hacia el sujeto. El hombre es
entendido como "sustancia pensante" y vuelve la mirada hacia s mismo. La filosofa se
vuelve sobre todo reflexin, cuestin acerca de lo que el hombre puede conocer. Ms
que dirigirse hacia la realidad exterior, la investigacin filosfica se vuelve hacia el
interior del hombre, a su conciencia, se cuestiona acerca de las propias facultades y de
las condiciones que le permiten al hombre conocer la realidad. Esta centralidad del
6cfr. BUBER Martn, Qu es el hombre?, FCE, Mxico 19737.
7SCHELER Max, El puesto del hombre en el cosmos, Losada, Buenos Aires 19708, p. 24.
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sujeto y las soluciones insuficientes que fue dando la filosofa moderna a la
problemtica suscitada, origin, como reaccin, en la poca actual, el planteamiento de
nuevos modos de abordar la cuestin humana, que ha dado origen a nuevas corrientes
filosficas contemporneas: personalismo, estructuralismo, existencialismo, marxismo,
materialismo, etc.
Crisis de la visin antropolgica tradicional.
Con el desarrollo del mtodo cientfico y el afianzamiento de las ciencias positivas
en la edad moderna, la antigua visin del hombre propia de la tradicin clsico-cristiana
llega a ser puesta en cuestin. El subjetivismo de la modernidad, junto con nuevas
teoras como la de la evolucin, la importancia dada a la ciencia como nico intrprete
confiable de la realidad (mentalidad positivista) hacen que la manera hasta entonces
vigente de entender al hombre entre en crisis y se haga necesario buscar nuevos
modelos.
La multiplicacin de las ciencias humanas.
A fines de la poca moderna, conforme se fue afianzando y desarrollando el
mtodo cientfico, se fue dando una diversificacin de las ciencias humanas, que fueron
definiendo y delimitando su propio campo de investigacin: pedagoga, psicologa,
sociologa, antropologa cultural, etc. Estas nuevas ciencias, nacidas entre el siglo XVIII
y el XX, presentan distintas maneras de estudiar al hombre y no dejan de poner
cuestiones acerca del significado del ser humano, sobre todo por la exigencia de
referirlo todo a un centro, que es el hombre mismo. Se hace necesaria y urgente
entonces la tarea estudiar al hombre en su totalidad, para evitar el peligro de verlo
segmentado en mltiples sectores carentes de unidad.
La desilusin ante el ideal del progreso tcnico-cientfico.
La Edad Moderna, especialmente el movimiento cultural de la Ilustracin, haba
preconizado orgullosamente el ideal del progreso ilimitado del hombre, gracias al
desarrollo de la ciencia y de la tcnica, por las cuales le era posible a la humanidad
liberarse de todas sus limitaciones y establecer el reino de la abundancia y la felicidad
para todos los habitantes del planeta, venciendo todas las limitaciones: la ignorancia, el
hambre, las enfermedades y epidemias, la falta de medios de vida, etc. Sin embargo, con
el paso del tiempo se ha visto que el desarrollo industrial no slo no ha resuelto esos
graves males, sino que ha introducido nuevos y hasta ms graves: la creacin de
armamentos de una potencia letal ilimitada; la generacin de desechos txicos que
amenazan la conservacin del medio ambiente; la contaminacin de ros, bosques,
mares, atmsfera; la creciente desigualdad de unos pases ms desarrollados y otros que
no logran gozar de las ventajas adquiridas por una parte de la humanidad, etc.
La modernidad fue la era de las grandes utopas cientficas, tecnolgicas y sociales. Todos soaron con
cambiar el mundo y la sociedad. Tanto las derechas como las izquierdas soaron con la libertad, la
igualdad, la fraternidad. Sin embargo, la realidad fue otra. La modernidad cre unos sistemas
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realmente deshumanizante con esclavitudes, discriminaciones y genocidios an peores que en los
tiempos anteriores8.
Todo eso ha hecho nacer, por un lado, una creciente desilusin ante el ideal del
progreso y, por otro, hace que el hombre se cuestione sobre el sentido de su actividad,
sobre los fines y valores que se deben perseguir para dar sentido a los proyectos
humanos, y evitar as que los inventos y el progreso se vuelvan contra el mismo hombre.
Los avances en las ciencias mdicas y genticas.
Con los avances en la medicina y en la gentica se plantean una serie de cuestiones
acerca de la oportunidad o menos de intervenir en el ser humano. Problemas como el de
la eutanasia, la fecundacin artificial, la manipulacin de embriones humanos, la
clonacin, la posibilidad de experimentar en los genes humanos, etc. plantean graves
interrogantes de tipo tico, que exigen clarificar lo que es el hombre. Hay o no vida
humana en el embrin que es fruto de un espermatozoide y un vulo humanos? Se
puede quitar la vida a quien sufre una enfermedad que seguramente lo llevar a la
muerte o a quien, por enfermedad o accidente, ha quedado en estado de coma
irreversible? Es moralmente lcito crear bancos de esperma, de vulos, de embriones,
en vista de la fecundacin artificial? Es legtimo destruir los embriones no
implantados, fruto de fecundacin artificial? Se puede experimentar en laboratorio con
los genes humanos? Es lcita la clonacin de seres humanos? Todas estas preguntas y
muchas ms que se podran formular con relacin a estos temas encierran graves
problemas de tipo tico, jurdico, social. Pero no se puede dar respuesta a ellas ms que
desde una determinada concepcin del hombre. La posicin que uno tome al respecto
deber estar amparada y depender necesariamente de la visin de lo que es en s la
naturaleza del ser humano. El debate, pues, en torno a estos temas exige una
clarificacin de la antropologa.
Se podran enumerar seguramente otros elementos como factores que han motivado
la actualidad de la antropologa filosfica o que han hecho de la nuestra una poca centrada
en la reflexin sobre el hombre. Los aqu mencionados pueden considerarse quizs los ms
relevantes. Hoy se tiene conciencia de que estamos en un cambio "epocal" y se habla
justamente de postmodernidad, entendida sta como superacin de la Edad Moderna9.
Cabalmente una caracterstica de la poca actual es el pluralismo de modelos que pretenden
explicar lo que es el hombre, como producto de esa necesidad que ste siente de
8 BEENS Francisco (dir.), El educador cristiano ante los desafos de la Postmodernidad, COPECA, Panam
1996, p. 41. 9 Segn los entendidos, la postmodernidad no es una ideologa ni una filosofa en particular, sino ms bien un
clima, una mentalidad difusa que caracteriza al mundo actual y que se manifiesta en actitudes como la
aceptacin del pluralismo social, la tolerancia ante la diversidad de criterios y valores; el sentido de la
provisionalidad, que huye de los proyectos a largo plazo; una exaltacin del individualismo y del narcisismo,
manifestados como aprecio por la libertad individual, por el respeto a la esfera de la privacidad, entre otros
rasgos. Filosficamente se da lo que Vattimo llama el pensamiento dbil: la reflexin humana se concentra
en los problemas ordinarios de la poltica, de la educacin, de la cultura, del lenguaje, de la economa, de la
convivencia humana... renunciando de propsito a toda trascendencia metafsica y a toda visin sistemtica o
global. Se da una fuerte crtica a la racionalidad instrumental de la modernidad y un rechazo de los as
llamados grandes relatos, es decir, aquellos intentos de construir metafsicamente grandes cosmovisiones.
(Cfr. VATTIMO Gianni, La fine della modernit, Garzanti, Miln 1991).
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comprenderse a s mismo, sometido como se ha visto, por las circunstancias mencionadas, a
tantos y tan diversos cuestionamientos.
1.2. Origen existencial
No se puede buscar el origen de la antropologa filosfica solamente en las
circunstancias histricas. Esta disciplina tiene tambin motivaciones de tipo existencial. En
efecto, el origen de esta ciencia hay que verlo en el propio ser humano, que es capaz de
ponerse a s mismo a la vez como sujeto y objeto de reflexin. Es fruto de la actitud
filosfica de "bsqueda de la verdad", que caracteriza a la filosofa, como el mismo nombre
lo indica. En esa perspectiva, resulta natural que el hombre se cuestione no solamente sobre
las cosas del mundo exterior, los fenmenos de la naturaleza que lo intrigan y despiertan en
l su admiracin, sino tambin sobre su propio mundo interior y su existir en el mundo
material y social. Ms an, el enfrentar actitudes y sentimientos tan profundos y diversos
como la admiracin y maravilla ante el cosmos, la grandeza y miseria humanas, el dolor, el
fracaso, la muerte... todo ello contribuye a que el hombre se enfrente consigo mismo y
reflexione sobre su ser y su obrar. El gran pensador francs Blas Pascal (+ 1662) es portavoz
de algunos de estos sentimientos que cuestionan al hombre:
El hombre es una caa, la ms dbil de la naturaleza; pero es una caa pensante. No es menester
que el universo entero se arme para aplastarla: un vapor, una gota de agua, es suficiente para
matarlo. Pero aun cuando el universo lo aplastase, el hombre sera todava ms noble que el que
mata, porque sabe que muere, y sabe de la ventaja que el universo tiene sobre l; el universo no
sabe nada10.
Estos sentimientos contradictorios de grandeza y fragilidad del hombre son motivo
de cuestionamiento. Pero adems podramos mencionar la experiencia del dolor. El verse
sometido a una enfermedad, sufrir o ser testigo de una catstrofe que se abate sobre otros
seres humanos, el perder a un ser querido, el darse cuenta de situaciones de miseria, de
injusticia, de carencia que viven otros seres humanos... son experiencias duras que muchas
veces ponen en cuestin la posibilidad de realizarse o ser feliz. Y es natural que ante tales
circunstancias surja la pregunta por el sentido de la existencia.
Otra experiencia muy fuerte que motiva que la reflexin filosfica se vuelva sobre el
hombre mismo es la conciencia de la muerte. Es algo que nos acompaa desde que
cobramos uso de razn. El animal puede, en determinadas circunstancias, sentirse en peligro
de muerte, sus instintos de supervivencia le advierten cuando su vida est amenazada, pero
en realidad no tiene conciencia de la muerte. El hombre, en cambio, sabe que algn da va a
morir. Ms an, tiene la conviccin de que cada da que pasa es un da menos de vida. El
sabio latino Sneca (+ 65 d.C.) escriba as a su amigo Lucilio:
Cada da morimos, cada da perdemos una porcin de nuestra vida, y hasta cuando crecemos,
nuestra vida decrece. Perdimos la infancia, despus la mocedad, despus la juventud. Hasta el da
10PASCAL Blas, Pensamientos (I), Ed. Aguilar, Buenos Aires 19663, p. 166.
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de ayer, todo el tiempo pasado est muerto, y aun el propio da de hoy nos lo partimos con la
muerte. Tal como no es la postrera gota la que interrumpe el chorro de la clepsidra, sino todas las
que haban manado anteriormente, as aquella postrera hora en que dejamos de ser no es la nica
en producir la muerte, sino en consumarla; entonces, llegamos a la muerte, pero ya hace tiempo
que hemos ido caminando hacia ella11.
La muerte ha sido no solamente uno de los grandes enigmas para los hombres de
todos los tiempos, sino tambin uno de los principales problemas de la antropologa
filosfica. En efecto, la conciencia de la muerte nos obliga a plantearnos el sentido de la
existencia y a cuestionarnos sobre el destino final de la misma. Es un problema tan agudo
que muchas personas prefieren no considerarlo y se refugian en el activismo, en el trajn del
diario vivir, removindolo de la conciencia. Pero de repente la prdida de un ser querido
hace irrumpir de nuevo el problema, en ocasiones de manera desgarradora. Justamente en las
clebres Confesiones del telogo y pensador cristiano Agustn de Hipona (+ 431), con
motivo de la muerte de un amigo entraable, a quien lo una en sus aos juveniles una
amistad muy estrecha, "inspirada como estaba en el fervor de idnticos ideales", el autor
irrumpe en un lamento:
El dolor ensombreci mi corazn y cuanto vean mis ojos tena el sabor de la muerte. Mi patria
era mi suplicio y la casa paterna era una inmensa desolacin, y todo cuanto haba tenido en
comunin con l era para m un tormento inenarrable. Por todas partes lo buscaban mis ojos, pero
no podan verlo; todo me pareca aborrecible porque en nada estaba l. Nadie poda decirme "va a
volver", como cuando estaba vivo pero exista. Me convert en un oscuro enigma para m
mismo12.
Estas ltimas lneas hacen ver cmo la muerte nos cuestiona profundamente y nos
obliga a plantearnos el sentido de la propia vida. sta tiene un plazo y, por consiguiente,
nuestros proyectos tienen que considerar ese plazo definitivo.
La admiracin ante lo que el hombre es, conoce o hace; la conciencia de su
fragilidad; las experiencias dolorosas ante el fracaso, la enfermedad, la muerte; las vivencias
profundas como el amor, la amistad, el goce ante una obra de arte, la experiencia de la
paternidad o la maternidad; la preocupacin por el destino individual o de la sociedad en
general; la lucha o el compromiso solidario por la justicia, por crear un mundo mejor; la
discusin o confrontacin entre diferentes ideales o proyectos de tipo social, poltico,
educativo... Todo ello puede ser motivo que haga surgir la pregunta filosfica sobre el
hombre, sobre el sujeto que experimenta y vive estos sentimientos o situaciones y que lo
hacen interiorizar en busca del por qu de todo ello, interrogndose a s mismo.
11SENECA Lucio Anneo, Cartas morales a Lucilio, Ed. Planeta, Barcelona 1985, p. 61.
12SAN AGUSTIN, Confesiones, Ed. Paulinas, Bogot 1991, p. 95.
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La antropologa filosfica no crea ni inventa los problemas del hombre. Se los encuentra, los
reconoce, los asume, los examina crticamente. E intenta, fatigosamente, dar una respuesta que
pueda iluminar la problemtica concreta y existencial13.
2. Estatuto epistemolgico de la Antropologa Filosfica
No slo la antropologa filosfica se ocupa del hombre y de iluminar los problemas
humanos. Hay otras formas de saber que tambin enfocan diversos aspectos de la vida
humana. Una de estas formas de saber es el mbito de la ciencia, que tiene su mtodo
especfico de investigacin, adaptado en cierta medida a cada una de las ciencias segn su
particularidad, pero basado fundamentalmente en la observacin y la experiencia. Es lo que
ha dado lugar a las llamadas ciencias positivas y tambin a las diversas ciencias humanas.
Por otro lado, histricamente el hombre ha recibido una respuesta a sus problemas ms
acuciantes a travs de las creencias religiosas, en un tipo de saber basado en la fe. Es, pues,
necesario definir bien el campo de la antropologa filosfica dentro de estas formas de saber,
para sealar su especificidad.
2.1. Antropologa filosfica y ciencias humanas
El hombre, precisamente porque es un ser muy complejo, puede ser abordado desde
una multiplicidad de perspectivas. Ello ha dado origen a las llamadas ciencias humanas:
psicologa, sociologa, pedagoga, etnologa, antropologa cultural, historia, biologa humana,
etc. Sin embargo, la antropologa filosfica no se presenta como una ms de estas ciencias,
sino que ocupa un lugar diferente y, en cierto sentido, preponderante, justamente por su
estatuto epistemolgico.
Ciertamente las ciencias humanas, al igual que la antropologa filosfica, tienen
como objeto de estudio al hombre, y en eso se asemejan. Sin embargo, el mbito de la
antropologa filosfica es diverso, confrontado con el de las otras ciencias humanas. Las
diferencias son bien marcadas, y podemos determinarlas de la siguiente manera:
* En cuanto a su mbito u objeto
Las diversas ciencias humanas estudian al hombre sectorialmente, es decir, abordan
algn aspecto del ser humano, y lo hacen desde una perspectiva particular: la sociologa
lo ve en cuanto parte de un conglomerado o grupo social; la psicologa examina el
mundo interior del ser humano, las motivaciones internas inconscientes o
subconscientes de su conducta, sus reacciones emocionales; la historia lo considera en
relacin con sus races, con la tradicin de un grupo humano, con el proceso evolutivo
de la sociedad; la antropologa cultural constata los datos que tienen relacin con los
usos, costumbres, tradiciones, instituciones, etc. que lo ligan a una determinada cultura;
13GEVAERT Joseph, El problema del hombre. Introduccin a la antropologa filosfica, Ed. Sgueme,
Salamanca 1976, p. 14
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la pedagoga lo estudia en cuando capaz de ser educado; y, en fin, de manera semejante
las dems ciencias del hombre. La antropologa filosfica, en cambio, estudia al hombre
de una manera global: trata de encontrar una explicacin total o integral de lo que es el
hombre; no en cuanto ser social, cultural, histrico, psquico, sujeto de educacin, etc.
sino en cuanto hombre. Es decir, lo ve, a diferencia de estas ciencias, que estudian un
aspecto o sector, en un plano de mayor amplitud y profundidad.
* En cuanto al mtodo
Las dems ciencias humanas se mantienen en el campo de lo observable y emprico, y
tratan de determinar ciertas constantes o leyes que expliquen su comportamiento, segn
el mbito de su estudio (biolgico, psicolgico, social, cultural, etc.). Por cuestin
metodolgica, el hombre es considerado como objeto de investigacin y sus
explicaciones son "penltimas", por as decirlo. La antropologa filosfica, por el
contrario, aunque parte de lo observable, de lo fenomnico, e inclusive de los datos
proporcionados por las mismas ciencias humanas, no se queda en el plano de lo
observable. Como rama de la filosofa, la antropologa filosfica busca el fundamento
meta-emprico del ser humano. Va ms all de una mera constatacin o interpretacin
prxima de los fenmenos y se proyecta hacia las causas o explicaciones ltimas del
dato humano. No intenta decir simplemente cmo es o cmo reacciona el hombre, sino
que lo considera como sujeto: intenta decir quin es el hombre, ms an, quin soy yo.
* En cuanto a su finalidad o propsito
Las mencionadas ciencias se proponen, en general, un fin prctico, tienden a ser
aplicadas lo ms posible con las limitaciones del caso, segn ese afn baconiano de
"saber para dominar", es decir, para obtener una utilidad prctica o para resolver
determinados problemas humanos. Por ejemplo, la psicologa es aplicada como terapia
individual o grupal, o en la educacin, o en las relaciones familiares, en la industria,
etc.; la sociologa tiene su aplicacin en el estudio de la dinmica de grupos, en los
sondeos de opinin para el comercio o la publicidad, en el anlisis de una determinada
sociedad, con fines polticos, educativos o econmicos. La finalidad de la antropologa
filosfica va ms all: se trata del proyecto total de la existencia humana, de la
realizacin global de la vida como tal. Mira, sobre todo, al mundo de los valores que
realizan a la persona. En otras palabras, no nos ensea cmo resolver ste o aquel
problema concreto de la vida, sino que trata de darnos una luz para resolver el problema
de la vida misma.
En conclusin, hay que decir que la antropologa filosfica no es una ms de las
ciencias humanas, sino que, por poseer un estatuto epistemolgico propio, ocupa un lugar
particular en el mbito del saber acerca del hombre. Si se le llama ciencia, lo es en sentido
amplio, en cuanto se trata de un saber sistematizado y racionalmente fundamentado. Pero, en
cuanto rama de la filosofa que es, pertenece a una esfera distinta de la de las llamadas
ciencias humanas.
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2.2. Antropologa filosfica y Teologa o Antropologa teolgica
No se puede negar que existe una forma de saber que no es de tipo cientfico, sino
religioso. La religin ha sido en la historia de la humanidad, en todos los tiempos, una gua
para la vida de las personas y de los pueblos. En realidad, toda religin tiende a presentar,
adems de ritos (culto) y normas morales (prescripciones amparadas en las creencias), una
doctrina constituida en cosmovisin, es decir, una determinada concepcin del hombre, del
mundo, de Dios (o de la divinidad), en donde el ser humano puede encontrar una respuesta a
los interrogantes ms profundos y acuciantes de su vida, especialmente en lo que se refiere al
origen y destino de la humanidad y del cosmos. sa es una de las razones por las que muchas
personas no se cuestionan filosficamente, por cuanto sus creencias religiosas les
proporcionan ya una respuesta coherente y satisfactoria a la pregunta sobre el sentido de la
vida.
Al respecto de ello, conviene delimitar tambin el campo de la antropologa
filosfica en relacin con el saber de tipo religioso o teolgico. Es cierto que entre ambas
esferas de saber, filosfica y religiosa, hay una significativa semejanza, en cuanto que ambas
tratan de responder a los interrogantes ms fundamentales del hombre y buscan ofrecerle una
orientacin en referencia al sentido global de su vida. Sin embargo, entre ellas hay tambin
importantes diferencias que es preciso sealar:
* En cuanto a su origen o fundamento.
El saber religioso es dado al hombre, es una respuesta que le sale al paso en su vida, y
que l atribuye justamente a un don o gracia de la divinidad. Particularmente en varias
de las grandes religiones judasmo, cristianismo, islamismo, llamadas tambin
"religiones del libro", por conservar y transmitir sus tradiciones y creencias a travs de
escritos sagrados, sus miembros creen haber recibido esa doctrina por una particular
inspiracin de Dios sobre determinados hombres reconocidos por su santidad (santos,
patriarcas, profetas, evangelistas, etc.). Las verdades religiosas o "dogmas" se
fundamentan, pues, en Dios mismo, que se ha dignado "revelarse" o manifestarse al
hombre, y en la fe del creyente que as lo reconoce. La antropologa filosfica, en
cambio, por seguir el mtodo de la filosofa, que es racional, excluye por principio
ampararse en dogmas o creencias religiosas. Ella parte de lo observable en el ser
humano mismo, y se vale de la reflexin, para tratar de construir una visin coherente
acerca del significado de la existencia humana. Pero todo lo que pretenda presentar
como verdad deber demostrarlo con la razn, sin recurrir a creencias o dogmas.
* En cuanto a su propuesta o propsito
La antropologa religiosa se propone como una doctrina de salvacin, es decir, es un
camino que Dios o la divinidad ofrece al hombre en vista de su felicidad, la cual
comienza a cobrar realidad en esta vida, pero mira ms a una plenitud que slo se
alcanza despus de la muerte. La antropologa filosfica se propone tambin como un
proyecto que busca dar sentido a la existencia, trata de iluminar el quehacer del ser
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humano en este mundo y lo enfrenta a su destino ltimo, pero su propuesta es ms bien
fruto del esfuerzo humano, del afn por encontrar su propia orientacin en el mundo, en
base a los datos que su misma experiencia le depara y a la reflexin sobre sus propias
vivencias.
* En cuanto a la naturaleza de la verdad
La religin ofrece un cuerpo doctrinal bien definido, cuyo fundamento son las verdades
reveladas, como estn contenidas en los libros sagrados. Por tanto, no caben en l
modificaciones. Al mximo, se pueden profundizar, comentar, presentar de una manera
ms asequible a los hombres, por parte de los encargados de ello (sus jerarcas, pastores
o lderes). Es se precisamente el propsito y la razn de ser de la teologa, que no
constituye en s una nueva doctrina, sino que trata de sistematizar, ahondar, comentar o
presentar mejor las verdades que hay que creer, pero sin modificar el dato revelado, lo
cual sera calificado como hereja. De ah que el argumento de autoridad sea
fundamental en la reflexin teolgica. La antropologa filosfica, por su parte, considera
la tradicin filosfica como una fuente de inspiracin, pero no debe de por s rendir
cuentas a nadie de lo que propone, ms que a la razn, a la verdad tal como es posible
captarla con las facultades humanas. De ah que, como filosofa que es, considera el
argumento de autoridad como un argumento dbil, sin mucho peso. Eso hace de la
antropologa filosfica una ciencia en continua revisin y evolucin, en continuo
examen, puesto que el gusanillo de la duda acompaa siempre al filsofo y, por opcin
metodolgica, todo est sometido a discusin. De ah tambin la actitud de
responsabilidad personal y de honestidad intelectual que se pide al filsofo, para no caer
en el conformismo, en ideologas que miran ms a velados intereses que a la verdad, o
mucho menos en actitudes fanticas y acrticas.
Por todo lo anterior, hay que concluir que la antropologa filosfica es distinta de la
religin; ms en concreto, distinta de la antropologa teolgica. Mientras que sta se basa en
la fe, aqulla es un saber humano, fruto de la reflexin racional y, por tanto, sometida a
discusin, sin otra autoridad que la fuerza de los argumentos en que pretende basarse. Es
cierto que para el creyente que filosofa, la religin es de hecho un condicionamiento. Pero la
verdad religiosa no debe tomarse como fundamento del quehacer filosfico. Puede, en
cambio, ser fuente de inspiracin para profundizar racionalmente en alguna dimensin del
ser humano como lo pueden ser tambin las ciencias humanas, con tal de que se conserven
bien distintos los dos mbitos, religioso y filosfico.
Las distinciones entre los distintos tipos de saber, con sus caractersticas
particulares, nos lleva a la cuestin del mtodo de la antropologa filosfica.
3. Mtodo de la Antropologa Filosfica
Con lo dicho hasta ahora se ha adelantado algo sobre la cuestin acerca del mtodo de la
antropologa filosfica. Es evidente que no puede ser el mismo mtodo que usan las ciencias
humanas, por ms que en cierto sentido se le asemeje. Como filosofa que es, la antropologa
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filosfica busca reflexionar crticamente sobre los fundamentos ltimos de la realidad, en
este caso de la realidad humana. En ese sentido, puede servirse de los datos que le ofrecen
las otras ciencias, pero slo como punto de partida para una reflexin ulterior. Sin embargo,
hay que aclarar que la antropologa filosfica no es pura abstraccin o mera especulacin,
como a veces se piensa, puesto que la actitud filosfica correcta parte de la realidad
observable, de lo que puede ser constatado y en cierta manera vivenciado por todos, ya que
as se lo exige su pretensin de universalidad. No es, pues, una pura reflexin sobre estados
subjetivos de conciencia, sino que pretende presentarse como un tipo de saber universal,
objetivo, sistemtico, por lo que, en ese sentido amplio, puede ser llamada tambin ciencia.
El mtodo propuesto en estas lecciones comprende fundamentalmente tres
momentos:
* Momento fenomenolgico:
Se trata, en este primer paso, de individuar y precisar aquellos fenmenos humanos
que, por su hondura y significatividad, implican una experiencia digna de ser tomada
en cuenta para la reflexin filosfica. Este primer momento es ms que todo
descriptivo, y busca asegurar a la antropologa filosfica concretez y realismo. Es
decir, no se parte de una serie de principios o verdades de los cuales "deducir" lo que
el hombre es o debe ser, sino que se parte de lo que el hombre vive, siente,
experimenta, para hacer de ello objeto de reflexin y llegar a sus dimensiones ms
profundas. En ese sentido, se puede decir que el mtodo es inductivo, pues parte de la
observacin e identificacin de los fenmenos humanos.
* Momento hermenutico:
Es el momento de la explicacin, en el cual se trata de dar una interpretacin o
emprender una reflexin crtica acerca de las diversas expresiones o dimensiones del
ser humano, para descubrir y establecer su significado, su naturaleza, sus rasgos
esenciales. En este momento cabe tambin confrontarse con las distintas
interpretaciones que de esos fenmenos humanos han dado otros filsofos, quienes,
por la hondura de su pensamiento y por la huella que han marcado, pueden dar una
luz y una orientacin a la reflexin.
* Momento trascendental:
La explicacin de los fenmenos humanos pone con frecuencia al hombre ante lo
que Jaspers llama situaciones-lmite. Se intenta penetrar aquella esfera en que el ser
humano es confrontado con las races ms profundas de su existencia, con el mbito
que permite encontrarle un significado global a su existencia. En este sentido, la
antropologa se descubrir como lindando con la metafsica. Se trata, pues, de ir a las
razones ltimas que explican y dan sentido pleno a la vida humana.
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Con lo dicho hasta ahora, ya se puede ensayar una definicin de la antropologa
filosfica. Se puede catalogar como aquella disciplina filosfica que intenta comprender y
expresar lo que es el hombre, considerado en un sentido global, comprendiendo en ello la
bsqueda racional del sentido de la vida humana. Dicho con las palabras del ya citado
Gevaert:
[...] la antropologa filosfica es la disciplina que toma al hombre como objeto de su
investigacin, en el intento de aclarar y de establecer en cierto modo su ser, esto es, los aspectos
fundamentales de su esencia o naturaleza14.
4. Visin personalista
La antropologa filosfica que aqu se pretende presentar se inspira en un determinado
concepto de hombre: el hombre como persona. Este trmino, aunque en el lenguaje ordinario
se usa muchas veces corno sinnimo de "ser humano", "hombre", "individuo" de la especie
humana, etc., tiene sin embargo una significacin filosfica muy particular. El trmino
persona, en efecto, designa filosficamente un modo determinado de ver al hombre, una
direccin especfica en la bsqueda de respuesta a la pregunta genrica de la antropologa:
qu es el hombre? A esta pregunta tiende a responder el trmino persona, presentndolo
con una serie de connotaciones originales. Tanto es as que dicha reflexin sobre el trmino
y la realidad de la persona ha dado origen a un movimiento de ideas llamado personalismo.
ste recoge una tradicin secular, a la cual aade sus propias reflexiones, en la lnea de una
filosofa siempre cuestionante y renovadora.
El situarnos dentro de la visin personalista para desarrollar la antropologa filosfica
obedece a que la consideramos como una visin integral del hombre. Como veremos
posteriormente, muchas filosofas sobre el hombre pecan de parciales y reduccionistas, al
desarrollar algn aspecto del ser humano en detrimento de otros. Nos parece que el
personalismo, adems de valorar al hombre conforme a su altsima dignidad, procura
considerarlo de un modo armonioso en todas sus dimensiones. Es por eso que la estimamos
como una visin vlida y capaz de justificarse filosficamente.
Con lo anterior no se pretende cerrarse ante otras visiones del hombre. Por el contrario,
el personalismo es un movimiento de ideas abierto y en dilogo con otras visiones. De tal
manera que se tendrn en cuenta y se juzgarn crticamente otras formas de concebir al
hombre que se han dado en la historia del pensamiento occidental.
4.1. El hombre como persona: dignidad y valor absolutos
El personalismo es un amplio movimiento de ideas que se desarrolla en direcciones
diferentes e incluso, en parte, contrastantes. Sin embargo, se ve aunado por una fuente de
inspiracin comn: su concepto de persona como valor absoluto y la conviccin de su
altsima dignidad, que hay que defender y promover.
El concepto de "persona", y la rica carga de contenidos filosficos que encierra, se fue
gestando y desarrollando a lo largo de muchos siglos de historia. Los diversos autores estn
14GEVAERT Joseph, El problema del hombre... p. 21.
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de acuerdo en admitir que ste tuvo su origen en el desarrollo del pensamiento teolgico y
filosfico de inspiracin cristiana, que se sirvi, a su vez, de trminos tomados de la filosofa
griega.
La historia del concepto de persona es la historia de un rodeo, cuya exposicin nos introduce
momentneamente en el ncleo de la teologa cristiana. La que hoy denominamos persona, sin
la teologa cristiana, hubiera quedado sin nombrar, y no hubiera estado presente en el mundo (las
personas no son simplemente acontecimientos naturales) 15.
5.1.1 Origen histrico del trmino y sus aplicaciones
En la Grecia antigua
En Grecia, cuna de la filosofa occidental, el trmino prsopon, que despus se tradujo
al latn como persona, careci propiamente de significacin filosfica. Dicho vocablo
designaba la mscara que usaban los actores en las obras de teatro, a travs de la cual
resonaba la voz de quien actuaba en escena. Se refera, pues, al personaje representado: el
que comparece en el escenario y encarna o interpreta un papel ante el pblico.
En la antigua Roma
En un primer momento, el trmino persona continu designando la mscara y el
personaje del actor de teatro, como en el mundo griego. Sin embargo, algunos estoicos
latinos comenzaron a darle un sentido ms filosfico: concibieron el modo correcto de vivir
como la representacin fiel de un papel teatral, identificndose ste con la persona.
Posteriormente, en la poca imperial, comenz a usarse como un trmino de valor jurdico,
designando al sujeto de derechos y deberes ante la ley, con lo cual el vocablo comenz a
tomar un sentido ms profundo y de mayor contenido antropolgico. Con el trmino
persona, en efecto, se haca referencia al hombre libre, en contraposicin al esclavo, al que
se designaba simplemente como hombre (homo), es decir, miembro de la especie humana,
en un sentido meramente biolgico y social. Pero en ocasiones se haca tambin diferencia
entre personas y cosas, y en ese sentido todos los seres humanos, tambin los esclavos,
eran llamados personas. Aunque, en este ltimo caso, slo los libres eran considerados
personas con pleno derecho; los esclavos eran personas con derechos limitados16.
En la poca cristiana
Fue en poca cristiana que el trmino persona comenz a tener propiamente un sentido
filosfico. El motivo fue la discusin teolgica que se suscit alrededor de los dogmas de la
Trinidad y de la figura de Jesucristo. Con respecto a la cuestin cristolgica, en particular,
casi desde los inicios del cristianismo se comenz a plantear la cuestin acerca de la
naturaleza de Jess. De acuerdo a los evangelios, Jesucristo se presentaba como hombre
verdadero, pero tambin afirmaba ser Hijo de Dios e igual a Dios. El problema era, pues, a la
15 SPAEMANN Robert, Personas. Acerca de la distincin entre algo y alguien, EUNSA, Pamplona 2000,
p. 38. Cfr. Tambin al respecto la obra de JERPHAGNON Lucien, Qu es la Persona humana?, Ed. Nova
Terra, Barcelona 1969.
16 Los hombres libres son personas sui iuris, esto es, cuyos derechos residen en s mismas; en contraposicin a
los esclavos, que son personas alieno iuri subiectae, es decir, cuyos derechos dependen de otros o estn
sujetos a otros. (cfr. SPAEMANN Robert, Personas... p. 42).
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17
hora de definir la doctrina, cmo concebir a Jesucristo: si era Dios y hombre a la vez, cmo
poda darse tal unin? Se trataba de dos sujetos o de un solo sujeto? Cmo se conjugaban
en l ambas dimensiones, la humana y la divina? Es correcto atribuir al Hijo de Dios el
haber nacido de Mara, el haber sido nio, el cansancio, el hambre, la sed, la muerte, etc.? O
estas vicisitudes se deben atribuir slo a Jess en cuanto hombre, pero no a la segunda
persona de la Trinidad?
La respuesta oficial a estas cuestiones filosficoteolgicas fue: en Cristo se dan
verdadera y conjuntamente dos dimensiones o naturalezas, divina y humana (Dios y
hombre verdadero); pero en una sola persona17. O sea, el trmino persona se tom ya, en
sentido filosfico, como el sujeto ltimo de pertenencia, aqul a quien le pertenecen sus
actos, el centro o punto de referencia de pensamientos, deseos, emociones, acciones; el
ncleo que unifica todo el ser. En Jesucristo se dan las dos naturalezas, divina y humana, no
confundidas, pero s unidas en la nica persona del Verbo de Dios. Dicho de otra manera,
segn el dogma catlico, el Verbo asume, conservndola, sin absorberla o disolverla, la
naturaleza humana18. En Jesucristo no pueden haber dos personas, pues seran dos sujetos
que actuaran separadamente: unas veces como Hijo de Dios y otras veces como ser humano,
lo cual comprometera el valor de su papel mediador en cuanto Dios y hombre a la vez, y no
respondera a lo que presentan los evangelios. De ah que la discusin se zanja definiendo en
l la unin de las dos naturalezas, divina y humana, en una sola persona.
Hay que sealar, a este propsito, la introduccin de un nuevo trmino en el vocabulario
de la persona, como expresin de la hondura filosfica que va adquiriendo el concepto: las
definiciones dogmticas ya no utilizan el trmino prsopon para designar la persona, sino el
trmino griego hypstasis, que designaba la substancia individual, la cosa misma completa,
en contraposicin a naturaleza, que traduce el trmino griego ousa, utilizado antes por
Aristteles para denominar la substancia19. El trmino ousa, en sentido aristotlico, se sola
emplear para designar la especie o el gnero y, en general, la esencia o predicado comn a
varias substancias individuales concretas. De ah que se prefiriera recurrir a otro trmino,
hypstasis, para subrayar la individualidad20.
Dejando de lado el dogma, lo que interesa aqu, en sede filosfica, es el concepto de
persona que se va perfilando.
En la poca medieval
17 En referencia a la naturaleza de Jesucristo se introdujo la expresin unin hiposttica, para designar la unin
de dos naturalezas en una sola hipstasis o persona. Especficamente, se llama unin hiposttica a la unin,
en la sola persona del Hijo de Dios, de las dos naturalezas de Cristo, divina y humana. (cfr. FERRATER
MORA Jos, Hipstasis, en Diccionario de Filosofa, tomo II, Alianza Editorial, Madrid 1979, p. 1514)
18 La diferencia de naturalezas de ningn modo queda suprimida por su unin, sino que quedan a salvo las
propiedades de cada una de las naturalezas y confluyen en un solo sujeto y en una sola persona (cfr.
Catecismo de la Iglesia Catlica, 467).
19 Por sustancia entenda Aristteles aquello que es siempre sujeto y nunca predicado, lo que es en s mismo y no en otro, contrapuesto a los accidentes, que slo existen en cuanto unidos o referidos a la sustancia.
20 cfr. FERRATER MORA Jos, Hipstasis, en Diccionario de Filosofa... p. 1513.
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18
El trmino adquiere mayor consistencia durante la Escolstica. La poca medieval
estuvo fuertemente influida por el aristotelismo. De Aristteles se va a tomar el trmino
sustancia para aplicarlo al de persona, pero subrayando precisamente su carcter individual.
As, por ejemplo, Severino Boecio define a la persona como "sustancia individual de
naturaleza racional21. Con ello quiere subrayar el valor y el carcter singular de la persona,
que no se reduce a ser un simple ejemplar de una especie.
Tal definicin de Boecio sirvi de base a la reflexin que sobre el ser humano como
persona fue haciendo la Escolstica. En particular, Ricardo de San Vctor22 completa,
corrigindola, la definicin de Boecio. Persona no puede ser substancia, sino titular de una
substancia. sta designa siempre algo, un ser con una esencia determinada, que puede ser
compartida, en principio, por varios entes determinados, encontrar mltiples realizaciones
concretas. Persona, en cambio, es una propiedad que no conviene sino a uno solo, algo que
slo puede corresponder, en cada caso, a un nico individuo. De ah que Ricardo de San
Vctor define a la persona como existente que existe por s mismo, en la forma singular de
existencia racional23. Por eso, en el caso de los seres humanos es preciso subrayar su
carcter de persona por encima de su constitucin como substancia, ya que los hombres
no son simplemente lo que determine su naturaleza: su naturaleza es algo que ellos poseen, y
que se da en ellos de una manera nica e irrepetible, en cuanto existen como naturalezas
racionales.
Ms tarde, Santo Toms de Aquino llama a la persona un subsistente distinto en una
naturaleza intelectual", frmula en que resuenan los aportes tanto de Boecio como de
Ricardo de San Vctor24. Y aade que la persona es lo ms perfecto en toda la naturaleza",
poniendo de relieve su altsima dignidad. Por eso subraya que, mientras la palabra hombre
designa una especie, el trmino persona no alude a una clase, sino a un elemento de una
clase, en cuanto individuo. De manera semejante a Ricardo de San Vctor, afirma que
persona no es propiamente un concepto, sino un nombre que hace referencia a un
individuo que es nico. Se trata de un nombre propio general. Con l se quiere subrayar el
carcter de singular e irrepetible que tiene todo ser humano. Es por eso que las personas
actan por s mismas, es decir, sus acciones les corresponden como propias. En otras
palabras, son libres.
21 Severino Boecio (480-526), fue traductor e intrprete de las obras lgicas de Aristteles (el Organon); ha
sido considerado el ltimo de los romanos y el primero de los escolsticos".
22 Escocs de nacimiento, fue prior de la abada de San Vctor, en Pars, del 1162 al 1173, ao de su muerte.
Escribi varias obras, entre ellas: De Trinitate libri IV, Beniamin minor, Beniamin maior.
23 Existens per se solum juxta singularem quandam rationalis existentiae modum (Que existe por s mismo,
segn un modo particular de existencia racional). cfr. Ricardo de San Victor, De Trinitate 4,6; citado en:
SPAEMANN Robert, Personas... p. 48.
24 Toms de Aquino (1221-1274), es considerado el ms grande filsofo de la Escolstica medieval. Agudo
telogo y filsofo dominico, escribi varias y voluminosas obras entre las que destacan, por su contenido
filosfico y teolgico, la Suma contra los gentiles y la Suma teolgica.
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19
De la conjuncin del concepto teolgico de persona con el aristotlico de sustancia, tal
como se da en la Escolstica, resultan una serie de convicciones que se van abriendo paso y
que reflejan el altsimo concepto del hombre en la mentalidad cristiana. He aqu algunas
consecuencias de dicha reflexin:
- La persona, en cuanto sustancia, tiene autonoma, existe en s misma, como un ente a se, no como integrante de una especie o de una sociedad, miembro de una
institucin o agregado a una entidad; no puede ser considerada como parte de un
todo (llmese Dios, Estado, sociedad, iglesia, clase social...). En consecuencia,
nadie tiene derecho a disponer de la persona. Al contrario, su autonoma debe ser
respetada.
- La persona, por estar dotada de razn y libertad, no es una sustancia cualquiera entre las otras de la naturaleza, sino que posee una dignidad que la sita en la cima
de los entes naturales. stos siguen puramente las leyes y mecanismos impuestos
por la misma naturaleza. La persona, en cambio, por su razn y libertad, es capaz
de superar el "dato" meramente natural y de trascenderse a s misma, construyendo
su existencia mediante el ejercicio de su libertad. Esto incluye dominar y poner a
su servicio el mundo natural.
- La persona representa un valor en s, tiene algo de nico, inconfundible, irrepetible. Si bien las cosas materiales pueden ser utilizadas indiferentemente por
el hombre para su servicio, con las personas no ocurre lo mismo. Hay una neta
diferencia entre el mundo personal y el mundo infrapersonal (animales, cosas,
entes materiales... ).
- Otro aspecto importante de la reflexin cristiana sobre la persona es considerarla como imagen de Dios creador, a quien se considera como una Persona
trascendente, con la cual el hombre puede entrar en una relacin de dilogo
amoroso y salvfico. Ms an, se considera a Dios como fundamento, el origen y
la fuente, protector y defensor, en cuanto creador, de la persona humana y sus
atributos, y, en consecuencia, de su altsima dignidad y de su valor absoluto ante
otras realidades.
En la poca del Renacimiento
Siendo una poca eminentemente humanista, tambin en este perodo se exalta la
dignidad y libertad del hombre. Un ejemplo de ello es el famoso Discurso sobre la dignidad
del hombre, del renacentista italiano Juan Pico de la Mirndola (siglo XV): "No te di, oh
Adn, ni un lugar determinado, ni un aspecto propio, ni prerrogativa alguna, para que t
mismo alcances y conserves el lugar, el aspecto y las prerrogativas que desees, segn tu
propia decisin y eleccin. La naturaleza limitada de los astros est contenida dentro de las
leyes prescritas por m. T, en cambio, te las determinars, no obligado por ninguna barrera,
sino segn tu arbitrio, a cuya potestad te he consignado. Te puse en medio del mundo para
que desde all t mismo descubrieses mejor todo lo que esta en el mundo. No te hice ni
celestial ni terreno, ni mortal ni inmortal, para que t mismo, como libre y soberano artfice,
te plasmes y te construyas en la forma que desees. T podrs degenerar en las inferiores, que
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20
son los brutos; t podrs, segn tu voluntad, regenerarte en las cosas superiores, que son
divinas"25.
Tales son las palabras que pone Juan Pico en boca de Dios creador, quien aparece aqu
como el primer interesado en defender la libertad y autonoma del ser humano. Es interesante
notar cmo subraya fuertemente esa dimensin de la vida humana como proyecto, como algo
no acabado o ya hecho, sino que est en manos del hombre, en vista de su propia realizacin.
En la poca Moderna
Destaca, sobre todo, el alto concepto del alemn Emanuel Kant, quien expresa as el
mximo imperativo tico: "Acta de tal manera que consideres a la humanidad, sea en tu
persona, sea en la persona de cada uno de los dems, siempre como fin, y nunca como
simple medio"26. En pocas palabras plasma Kant el ideal tico del personalismo, que deriva
de la consideracin del altsimo valor y la dignidad absoluta de la persona. Este ser tambin
un aspecto profundizado ulteriormente por el personalismo actual.
En la poca contempornea
La corriente personalista contempornea, sin negar los valores antes mencionados, aunque a
veces en postura crtica con respecto a algunas de sus formulaciones, tiende a resaltar ms
bien algunas dimensiones de la persona en especial: corprea, histrica, comunitaria, tica.
5.1.2 Dimensiones de la persona
- Dimensin corprea y mundana:
Se subraya el carcter encarnado de la persona. sta no es un espritu o un alma que se
ve encerrada o aprisionada en un cuerpo, como resulta, por ejemplo, de la antropologa
platnica. El cuerpo es su modo de existir natural. El mundo material es su ambiente propio.
En otras palabras, el personalismo no ve tanto el cuerpo como un lmite u obstculo para la
persona, sino una fuente de posibilidades. El cuerpo es la expresin de la persona, la forma
natural en que sta se presenta, no es un "agregado", sino parte esencial de su ser personal.
La persona no puede desarrollarse a s misma prescindiendo de su cuerpo: todas sus
cualidades, incluso espirituales, no se cultivan sino en dependencia del cuerpo. La imagen
del hombre como puro ser pensante o pura alma queda superada por esta visin del
personalismo actual. El hombre, para desarrollarse, necesita plasmar sus obras en la materia.
La cultura, fruto de su trabajo, que es accin sobre la materia, se va plasmando en obras
materiales, tangibles. Inclusive los ms altos valores humanos (el amor, el arte, la ciencia, la
religin, etc.) reciben expresiones corporales, concretas, culturalmente comunicables (sin
que se reduzcan a esa mera expresin). El cuerpo, que liga la persona al mundo, se ve as
ms como un valor que como un lmite.
25 cit. en: ANTISERI-REALE, Il pensiero occidentale dagli inizi ad oggi, Ed. La Scuola, Brescia 1983, p. 56. 26 Emmanuel Kant (1724-1804), uno de los ms grandes pensadores de la Edad Moderna. Escribi clebres
obras sobre el conocimiento: Crtica de la Razn Pura y Crtica del Juicio; y tambin la Crtica de la Razn
prctica, en el campo de la tica. Con ellas dio un rumbo nuevo a la filosofa e influy grandemente en la
filosofa actual.
-
21
- Dimensin histrica
La persona no puede ser definida de una vez por todas. No es posible enmarcarla en
una definicin, pues la persona es libertad y, como tal, est siempre en proceso, no es nunca
algo ya acabado, terminado. No es, sino que se est haciendo. Su carcter de ser libre le
permite trascenderse a cada instante. No es un hecho, un dato simplemente, sino un proyecto
en construccin. Tal es el fundamento de la dimensin histrica de la persona, que se
manifiesta a un doble nivel: individual y comunitario.
A nivel individual, toda persona es una vocacin (del latn, vocare = llamar), es
decir, cada persona esta llamada a ser s misma, a desarrollarse a s misma, como persona, en
libertad. El fin de la persona es la bsqueda ininterrumpida de su propia vocacin. Es un
itinerario que slo cada individuo puede realizar, nadie lo puede realizar en lugar de uno
mismo. Renunciar a ser lo que uno est llamado a ser como persona es perderse, es renunciar
a lo ms digno, noble y grande de su ser. Y ese itinerario lo va descubriendo cada persona
paso a paso, con las propias decisiones y en la medida en que va tomando conciencia de su
propio valor personal y de sus posibilidades.
A nivel comunitario, la persona descubre que su historia personal, su vocacin, la va
desarrollando junto con los dems. Se da cuenta de que no vive aislada, sino que va
desarrollando su propio proyecto personal en unin con las dems personas. Su historia
forma parte de la historia de los dems, ms an, de toda la humanidad. Su destino se ve
condicionado fuertemente y est estrechamente ligado al destino de toda la humanidad. Por
tanto, ser persona equivale a asumir una responsabilidad ante la historia y comprometerse a
construir un mundo en el que la persona sea el centro, en el que las instituciones estn al
servicio de todas las personas
- Dimensin comunitaria
La persona, aun siendo un valor individual, nico e insustittiible, es un ser
esencialmente abierto a los dems, es eminentemente comunitario. La persona no se realiza
sino en comunin con los dems. Su conciencia, su libertad, su inteligencia, sus valores, en
una palabra, no se desarrollan ms que en una relacin dialgica y constructiva con los otros.
Yo no puedo buscar mi propia felicidad al margen de los dems, desentendindome de los
otros; menos an, sirvindome de los dems como medio. Toda persona debe ser siempre
tomada como fin, nunca como medio, como deca Kant.
- Dimensin tica
De todo lo anterior se desprende la dimensin tica de la persona: la existencia de
otros seres humanos a mi alrededor implica que yo voy desarrollando mi vocacin personal
en unin con ellos, al lado de mis semejantes. Su presencia no me puede ser indiferente. Al
contrario, comprendo que mi propia realizacin como persona se dar en la medida en que
ayude y me comprometa a colaborar para que todos puedan realizar su vocacin a ser
personas, es decir, a que su dignidad, su valor de persona sean reconocidos, respetados,
promovidos. Uno que quiera vivir como persona comprende que no vivir feliz mientras
sepa que un solo ser humano no es tratado como persona, es explotado, marginado, excluido,
maltratado, herido en su dignidad. Vivir como persona significa asumir el compromiso tico
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de luchar para que la persona sea el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones
sociales"27.
Ser persona implica tambin oponerse a cualquier obstculo que impida el desarrollo
y promocin de las diversas dimensiones de la persona: corporal, espiritual, comunitaria,
histrica, tica, religiosa, etc.
5.2 La persona como valor en s, de la cual derivan derechos y deberes
inviolables e inalienables
Al decir que la persona debe ser considerada como un valor absoluto, se afirma
que toda realidad no personal debe estar a su servicio, y no al revs: cosas materiales, seres
de la naturaleza, instituciones sociales, polticas, religiosas, etc. estn para el beneficio y
desarrollo de la persona. Ello exige la creacin de un espacio o ambiente propicio para que la
persona, cada persona, pueda desarrollarse y vivir de acuerdo a su propio valor y dignidad.
Dicho espacio consiste en el respeto a los derechos y el cumplimiento de los deberes que
conciernen a toda persona, por el simple hecho de ser persona.
El reconocimiento del valor y la dignidad de la persona se ha de dar tambin a
nivel social, poltico, jurdico, tico. La humanidad ha ido dando pasos positivos en favor de
tal reconocimiento. Un ejemplo de ello es la Declaracin Universal de los Derechos
Humanos, sancionada por los pases miembros de la O.N.U., la cual est en sintona con los
postulados del personalismo. Sintticamente presentados, tales derechos son:
- el reconocimiento de la igualdad fundamental de toda persona, por encima de cualquier diferencia de raza, color, sexo, idioma, religin, opcin poltica, etc.;
- el derecho a la vida, la libertad, la seguridad;
- el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religin;
- el derecho a la libertad de opinin y expresin;
- el derecho a la vida privada, a circular libremente, a elegir su lugar de residencia, a la propiedad;
- el derecho al reconocimiento de su personalidad jurdica y la igualdad ante la ley;
- el derecho a la libertad de reunin y asociacin;
- el derecho a casarse y formar libremente una familia;
- los derechos a la educacin, al ejercicio de la poltica, a la seguridad social, al trabajo digno y justamente remunerado, al descanso y al tiempo libre, a un nivel
de vida adecuado, al disfrute de los bienes de la cultura, etc.28
Hay que tener claro que los mencionados derechos no son concesiones de los Estados o
de cualquier otra institucin. Por el contrario, son exigencias que brotan de la naturaleza
misma de la persona, del reconocimiento de su valor absoluto y de su dignidad altsima.
Tambin es preciso tener en cuenta que dichos derechos son inviolables: no pueden ser
transgredidos o ignorados; e inalienables: no pueden ser cedidos a individuo o institucin
27 cfr. CONCILIO VATICANO II, Documento Gaudium et Spes, No. 25 28 cfr. Declaracin Universal de los Derechos del Hombre, Asamblea General. de la O.N.U., 10/12/1948.
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alguna. Si esto llegase a ocurrir, el hombre se estara despersonalizando y faltando a su
vocacin fundamental.
Por otra parte, tales derechos no pueden subsistir sin el correspondiente cumplimiento
de los correlativos deberes. Es contra el espritu mismo de la Declaracin exigir los derechos
propios y no cumplir con los deberes correspondientes. No se puede crear ese mbito de
respeto y promocin de los derechos de la persona, ms que tratando a los dems como
personas. Ms an, de acuerdo a lo expresado anteriormente acerca de la persona como
proyecto y vocacin, yo no puedo desarrollarme plenamente como persona si no tomo el
compromiso de contribuir para crear ese espacio de respeto a los derechos humanos, en el
cual todas las personas puedan realizar sin obstculo su propia vocacin como seres
humanos.
La persona sobre las instituciones
"La afirmacin central del personalismo es la del valor incomparable de la persona
humana, que no debe ser tratada jams como una cosa, es decir, como un medio, sino
siempre como un fin"29. Dicha afirmacin, inspirada en la ya citada de Kant, implica que la
persona posee en s un valor tal que no puede ser reducida a parte o medio de cualquier otra
realidad o institucin. No es la persona la que debe estar sometida y al servicio de las
instituciones, sino stas al servicio de la persona. A propsito dice el personalista francs
Emmanuel Mounier:
Queremos decir que, tal como la designamos, la persona es un absoluto respecto de cualquier
otra realidad material o social y de cualquier otra persona humana. Jams puede ser considerada
como parte de un todo: familia, clase, Estado, nacin, humanidad. Ninguna otra persona, y con
mayor razn ninguna colectividad, ningn organismo puede utilizarla legtimamente como un
medio30.
La historia humana muestra un lento reconocimiento de tal prerrogativa de la persona.
La Declaracin de los Derechos Humanos es su expresin madurada, a la que se ha llegado,
sin embargo, mucho despus de una amarga y trgica historia de atropellos, abusos, ultrajes,
humillaciones, intolerancias, atrocidades, variadas formas de explotacin y de violencia,
esclavitudes de los ms diversos tipos, etc. Incluso hoy en da es patente el desnivel entre la
teora y la prctica, entre lo que est escrito en el papel de la Declaracin y lo que
individuos, instituciones o Estados escriben de hecho para la historia.
El personalismo, ante esa situacin, se pronuncia decididamente en pro de la persona
sobre las instituciones. Considera que el orden personal supera al orden de las instituciones y
al orden de los entes no personales, por lo cual stos deben subordinarse a aqul. La persona
humana debe ser siempre el principio, sujeto y fin de todas las instituciones sociales, como
se ha afirmado previamente. Por lo tanto, el criterio para juzgar la validez de cualquier
gobierno, sociedad, organismo, institucin, etc., ser la medida en que stos reconozcan,
respeten y promuevan el valor y la dignidad de la persona, de cada persona, y sus derechos.
La realizacin de la persona y el reconocimiento de sus derechos no es algo que pertenece a
29MARADIAGA Edwin, El Personalismo en Emanuel Mounier, USAC, Guatemala 1975, p. 19. 30 MOUNIER Emanuel, Manifiesto al servicio del personalismo,Taurus, Madrid 1972, p. 60.
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la esfera de lo privado". No es personalizante refugiarse en el individualismo y que cada
uno defienda sus derechos como pueda. La dimensin social y comunitaria, como se ha
visto, es esencial a la realizacin de la persona. Por tanto, el personalismo es consciente de
que las mediaciones polticas, econmicas, culturales, sociales, etc. deben ser consideradas
seriamente por la persona. No se personaliza quien huye del compromiso y se refugia en lo
privado, negndose a construir estructuras ms justas, que estn al servicio de las personas.
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PRIMERA PARTE
EL PROBLEMA PSICOFISICO
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CAPITULO PRIMERO
EL HOMBRE COMO SER PSICO-FISICO
Uno de los elementos que destaca de inmediato cuando el hombre se contempla a s
mismo es su carcter corpreo. En ese sentido, el hombre es un ser del mundo fsico,
material, situado en el tiempo y en el espacio, sujeto a las leyes a que est sometido todo
cuerpo. Pero adems es un organismo biolgico y, en cuanto tal, nace de otros seres vivos;
cumple las funciones orgnicas de nutrirse, crecer, alcanzar un determinado desarrollo; est
llamado a reproducirse en otros seres semejantes; est sujeto al desgaste, a las condiciones
del medio, a las variaciones del clima, y, finalmente, a la muerte y desintegracin.
Tradicionalmente se le ha clasificado como perteneciente al reino animal, precisamente
porque comparte muchas caractersticas con los animales: comer, beber, dormir, crecer,
nacer, morir, sentir, moverse, actuar por instintos o impulsos, etc.
Sin embargo, el hombre posee tambin caractersticas que parecen distanciarlo del
mundo puramente fsico y biolgico: el pensar, el razonar con conceptos abstractos, el poder
transformar la naturaleza mediante la ciencia y la tcnica, el crear obras de arte admirables
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por su sublimidad, el tener conciencia de s, el actuar con libertad y poder decidir sus
acciones racionalmente, el guiarse en su actuar por determinados valores, el tener conciencia
moral y juzgar sus acciones en funcin del bien o el mal... Todo esto no se da en otros seres
de la naturaleza, por lo cual el hombre se ha considerado siempre superior a ellos, dotado de
una dignidad y un valor de los cuales carecen los dems seres. Eso es lo que ha llevado a
muchos pensadores a concebir al hombre como dotado de dos principios constitutivos: uno,
el cuerpo, lo liga justamente al mundo material y biolgico, y lo hace ser miembro del reino
animal; otro, el alma, adems de dar vida al cuerpo, sera un principio de naturaleza
espiritual, al cual se atribuyen las funciones superiores que no tienen los otros seres, ni
siquiera los animales superiores: la inteligencia racional y la voluntad libre.
El pensador alemn Emanuel Kant (+1804) afirm que el hombre es "ciudadano de
dos mundos". Esta expresin corresponde a otra de la antigedad clsica, a la que adhirieron
varios pensadores del Renacimiento, que consideraron al hombre como un microcosmos, es
decir, un ser en el cual se unen lo temporal con lo eterno, lo material con lo espiritual, en
otras palabras, el mundo inferior, terrestre, y el mundo superior, divino. De fondo, en esta
visin est la concepcin cristiana del hombre, creado por Dios "a su imagen y semejanza" y,
por tanto, llamado a participar de la vida divina. Por otra parte, algunos filsofos han
insistido tanto en la originalidad del hombre con respecto al mundo material y animal, que
han identificado al ser humano con el alma y, en consecuencia, han llegado a desvalorizar el
cuerpo, considerndolo como un agregado accidental o como una prisin para el alma, que
sera el verdadero ser del hombre. Otros pensadores, en cambio, especialmente en los
ltimos tres siglos, fuertemente influidos por las investigaciones cientficas y por la teora de
la evolucin, han visto al hombre ms integrado al mundo material y biolgico, y han
llegado a negar toda diferencia esencial entre el hombre y los dems seres de la naturaleza;
la diferencia sera solamente gradual, es decir, el hombre sera simplemente un animal un
poco ms evolucionado, pero nada ms. Por tanto, para estos pensadores no tiene objeto
hablar de un alma espiritual, pues todo se explicara como resultado de la evolucin
biolgica.
Al plantearnos este problema, entramos al mbito de las explicaciones, al momento
hermenutico. O sea, tratamos de encontrar el significado de esa aparente dualidad en el
hombre: por un lado un ser del mundo material y animal; por otro, un ser que cumple
acciones que tradicionalmente se han denominado espirituales. En este punto es conveniente
dirigir la mirada a lo que han pensado otros filsofos a lo largo de la historia.
Fundamentalmente las respuestas de los distintos pensadores a la problemtica expuesta se
pueden reducir a tres:
Continuidad: es la posicin de los que defienden que el hombre ha surgido por
evolucin de la materia, y que, en consecuencia, todas las funciones psquicas (el
pensamiento, la voluntad, y todas sus dems manifestaciones) se reducen, en
ltimo trmino, a causas de tipo material. El hombre no sera ms que un animal
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ms evolucionado y, consiguientemente, la diferencia entre el hombre y los dems
seres de la naturaleza slo sera gradual.
Discontinuidad: es la posicin de los que opinan que el verdadero ser del hombre
es su alma, de naturaleza espiritual, y el cuerpo es algo meramente accesorio, de
lo cual el hombre podra prescindir. En el hombre hay una originalidad tal, en
comparacin con los otros seres de la naturaleza, que la materia no puede dar
razn de l. De ah que defienden que entre el hombre y los dems seres del
mundo hay una diferencia no slo gradual, sino esencial. Es una posicin
dualista, puesto que consideran el cuerpo y el alma como dos entidades o
sustancias opuestas, con caractersticas contrarias y hasta en discordia el uno con
la otra.
Continuidad-discontinuidad: hay filsofos que han adoptado una posicin que busca distanciarse de los dos extremos mencionados, para tratar de explicar ms
bien la tensin que vive el hombre, ese "ser de dos mundos", insistiendo, por un
lado, en la continuidad entre el hombre y el mundo material; subrayando, por otro
lado, su originalidad, al reconocer que, a pesar de estar estrechamente ligado al
mundo material, el ser humano es esencialmente diverso de los dems seres.
Estas tres posiciones dan lugar a distintas maneras de entender al ser humano, que se
pueden agrupar en tres grandes ncleos, de acuerdo a sus rasgos comunes: concepcin
materialista, espiritualista, unitaria o integrada.
1. Interpretacin materialista del hombre
Con el avance del mtodo cientfico y el dominio tecnolgico, ha sido posible
estudiar al hombre desde nuevas perspectivas. La biologa, las ciencias mdicas han ido
logrando descubrimientos y avances cada vez ms admirables; baste pensar en el alcance de
lo que se ha obtenido hoy en da en el campo de la gentica, de la embriologa, etc. Por su
parte, los descubrimientos de la psicologa han puesto de relieve la unidad psico-biolgica
del ser humano: hoy es pacficamente admitida la relacin que tienen las condiciones
fisiolgicas sobre los estados psquicos y viceversa: un dolor de cabeza puede ser producto
de una fuerte emocin; una lcera gstrica, fruto de tensiones; mientras que, por otro lado,
ciertos frmacos influyen en los estados de nimo, etc. Las diversas teoras sobre la
evolucin humana, que se basan en los datos de la paleontologa, parecen ligar el origen del
hombre con especies animales inferiores. La mayor conciencia de la necesidad de los medios
materiales de subsistencia humana, y la importancia que tienen los mecanismos econmicos
de la produccin en el comportamiento del hombre y de la sociedad tienden a corroborar
tambin el ligamen del hombre con el mundo material. Todo ello ha dado pie a una
interpretacin materialista del hombre. Como dice el ya citado Gevaert:
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USERResaltadoaspecto positivo
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La hiptesis de que el hombre no sea quizs, en definitiva, nada ms que una expresin o
manifestacin de las virtualidades de la materia evolutiva no tiene por qu parecernos a primera
vista una hiptesis absurda. Si la inteligencia ms brillante, debido a la ruptura de una pequea
arteria del cerebro, puede hundirse en la obscuridad de la noche, el problema del materialismo no
es puramente gratuito. Por lo menos se apoya en una dimensin real. Por tanto, no hemos de
maravillarnos de que en todas las pocas haya habido defensores de una interpretacin
radicalmente materialista del hombre. El materialismo es adems en la actualidad uno de los
grandes problemas de la antropologa31.
La antropologa inspirada en el materialismo ofrece una variedad de versiones.
Aunque, en justicia, hay que reconocer que algunas formas de materialismo son ms
elaboradas y slidas filosficamente, se puede decir que tienen algo en comn, y es el hecho
de que tratan de explicar al hombre nicamente a partir de la materia: en ltimo trmino, el
hombre proviene de la materia y se reduce a ella. A continuacin, algunas de sus formas en
lo referente a
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