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Gral. Bgda. (S.R.) Ramón César
Bejarano
SÍNTESIS DE LA GUERRA DEL CHACO
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27. BATALLA DE PICUIBA - YRENDAGUE
Esta situación hizo que ESTIGARRIBIA conciba la idea de destruir las fuerzas de TORO Y
AÑEZ, que se mostraban tan osadas, aisladas del resto. (Croquis Nº. 11 y Mapa).
El 5 de diciembre la 8ª. División al mando del Cnel. EUGENIO A. GARAY inició la marcha
hacia el Norte, con misión de llegar a Yrendague y capturar sus pozos, mientras el R.I. 14
“Cerro Corá” reforzado atacaba en dirección Ingavi – 27 de Noviembre (hoy Lagerenza y
Gabino Mendoza).
La marcha de la 8ª. División paraguaya era realmente penosa, pues avanzaban por la
maraña sin utilizar ninguna herramienta, para no hacer ruido, pues se encontraban ya en plena
zona enemiga. Además, la sed los acosaba, y sólo recurren a la providencial raíz del yvy´a
Gral. Bgda. (S.R.) Ramón César
Bejarano
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Volver al ÍNDICE (que produce un líquido viscoso y desagradable), pero en cantidad totalmente insuficiente para
tanta gente.
El día 7, mientras la 8ª. proseguía su marcha de infiltración entabla combate con algunas
fracciones enemigas, la 6ª. Div. ataca frontalmente y la 9ª. inicia un movimiento de flanco por el
Este, insinuando un envolvimiento por ese lado.
Ese mismo día, parte de la C.1 “Valois Rivarola” encontró un claro en su frente, por donde
se infiltró decididamente hacia Picuiba.
A las 2 de la mañana del 8 de diciembre, el Cnel. GARAY, junto con el “Batallón 40” (Tte.
1º. CEFERINO VEGA) y otras pequeñas fracciones, tomó contacto con los defensores de
Yrendagué, a retaguardia de las dos Div. de caballería y de una Div. de infantería bolivianas.
“TORO no creyó que grandes fuerzas pudieran haber avanzado 50 km en un solo día, a
través de aquellos parajes enmarañados y hostiles, eludiendo las patrullas y puestos
bolivianos” (ZOOK, p. 324).
A las 6 de la mañana del 8 de diciembre, las dos divisiones de caballería de TORO
iniciaron una desordenada retirada hacia el Norte, presionados por los regimientos paraguayos
de la 6ª. División.
A las 12 horas del mismo día, los defensores de Yrendagué incendiaron el fortín y
huyeron también hacia el Norte, mientras el “Batallón 40” y otras fracciones rechazaban varios
ataques procedentes del Oeste, Este y Sur.
A las 15 hs., el grueso del Cuerpo de Caballería se reunió en El Cruce (Loma Vistosa, Mr.
Long), mientras fracciones de retaguardia incendiaban Picuiba y luego se dispersaban por los
bosques. (Croquis Nº. 11).
A media noche del 8 / 9 de diciembre, las dos Divisiones de Caballería, totalmente
desorganizadas y desmoralizadas, iniciaron la marcha desde El Cruce hacia 27 de
Noviembre, al Norte, sin sus oficiales, los cuales ya habían huido en camiones llevando
consigo la artillería.
El cansancio, el hambre, la sed y la profunda desmoralización hacen estragos en estas
tropas. Los hombres se desparraman por los yuyales y mastican cactus y raíces intentando
calmar la sed, cada vez más intensa.
Gral. Bgda. (S.R.) Ramón César
Bejarano
SÍNTESIS DE LA GUERRA DEL CHACO
Volver al ÍNDICE El suplicio se agrava con los 45º. o más de temperatura, el sol que derrite los sesos, y la
fina arena que produce sucias y sangrantes llagas en los pies. Las armas, municiones,
frazadas y demás impedimentas llenan el camino.
Sólo la 7ª. Div. (R.1 y R.18) de infantería logra retirarse casi completa y ordenadamente
hacia el Oeste.
El 10 de diciembre a las 5 de la mañana partió de Picuiba un batallón del B.Z.2 en 36
camiones sacados de todas las unidades, con misión de perseguir al enemigo que huía hacia
27 de Noviembre, a 60 kms. adelante. (Ver Mapa).
Dos horas después, a las 7, los paraguayos encuentran a los primeros grupos del Cuerpo
de Caballería, los cuales no ofrecen ninguna resistencia.
El B.Z.2 llegó al km. 31, luego de sobrepasar a muchos centenares de bolivianos que
“imploraban de rodillas un poco de agua, orín de los soldados o nafta de los camiones para
aplacar la sed espantosa que los devoraba”.
“Fue aquello un cuadro dantesco, imposible de olvidar; en medio de su locura y
desesperación, muchos de ellos escarbaban la arena caldeada buscando un lugar más fresco
donde enterrarse hasta el cuello y descansar hasta el fin, solicitaban como una gracia de otro
compañero, también desesperado por el implacable tormento, le disparara un proyectil a la
cabeza para poner fin a sus desgracias…” (CABALLERO IRALA).
El Comandante del Bat. de Zapadores, Cap VIRGILIO LARROSA, impresionado por
tamaña tragedia, dispuso que los camiones regresaran a retaguardia, conduciendo a unos
1.000 bolivianos que de esta manera salvaron sus vidas, mientras ellos proseguían su marcha
a pie.
El 11 de diciembre a las 4 de la mañana llovió torrencialmente en la zona, reanimando a
los bolivianos. De esta manera, muchos millares de ellos se salvaron de morir de sed y, junto
con tropas de refuerzo, comenzaron a ofrecer resistencia.
Al día siguiente, 12 de diciembre, el Bat. de Zap. capturó 27 de Noviembre, y ya unido
con el R.I. 14 “Cerro Corá” que venía de Ingavi, iniciaron la persecución de los bolivianos que
se retiraban hacia el Oeste en 30 camiones.
Las pérdidas del Cpo. Cab. del Cnel. TORO fueron enormes. Aparte de los muertos en
combate, perdieron unos 2.500 prisioneros, y quizá la misma cantidad de muertos de sed,
especialmente entre Loma Vistoxa y 27 de Noviembre llamado desde entonces “Camino de la
Desesperación”.
Gral. Bgda. (S.R.) Ramón César
Bejarano
SÍNTESIS DE LA GUERRA DEL CHACO
Volver al ÍNDICE El material capturado también fue enorme: 60 morteros, 79 ametralladoras pesadas, 500
fusiles ametralladoras, 590 pistolas ametralladoras (piripipí), 11.000 fusiles, millones de
proyectiles de infantería, 10.000 granadas de mortero, 37 camiones destruidos, víveres,
combustible, material sanitario, teléfonos, etc.
Con el botín recogido en las batallas de El Carmen y Picuiba-Yrendagué, reorganizamos
nuestro ejército, y pudimos seguir adelante, a pesar del embargo de armas impuesto a nuestro
país por la Liga de las Naciones.
Y nuevamente, las largas y agotadoras marchas a pie en pos del huidizo enemigo hacia el
Oeste, pues él disponía de camiones en suficiente cantidad.
“Nuevamente tropezábamos con la imposibilidad material de cosechar los frutos de
nuestros éxitos, por la eterna cuestión de la escasez de medios de transporte… Santa Cruz y
Tarija habrían quedado completamente a merced de nuestras armas”, se queja amargamente
ESTIGARRIBIA en sus “Memorias”. (p. 337-338).
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