amin samir_los desafios de la mundializacion_cap 3 y 4

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  • 7/28/2019 Amin Samir_Los Desafios de La Mundializacion_cap 3 y 4

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    traduccin deMARCOS CUEVA PERUS LOS DESAFOS DE LA

    MUNDIALIZACIN

    porSAMIRAMIN

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    .: \(,.\ J. ;, ,.))1siglo veintiuno editores, s.a, de c.v.CERRO DEL AGUA 248, DELEGACiN COVOAcAN, 04310, MEXICO, D.F.siglo veintiuno de espaa editores, s.a.PRINCIPE DE VERGARA 78 2' DCHA. MADRID. ESPAA

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    593CAPITALISMO Y SISTEMA-MUNDO

    LA ESPECIFICIDAD DEL MUNDO CAPITALISTA MODERNOSobre este tema hice tres propuestas que se complementan entre s:En primer lugar, el modo de produccin capitalista representa un aruptura cualitativa con los sistemas anteriores, porque la ley del valorrige no slo la vida econmica, sino todo e! sistema social del mundomoderno (capitalista). As, dicha ley rige e! contenido ideolgicoespecfico de este nuevo sistema ("el economicismo" o la "enajenacineconomicista"), as como rige las relaciones novedosas y especficasque se establecen entre la base econmica y la superestructura polticae ideolgica ("la dominacin de lo econmico", "la poltica es elcondensado de la economa", o incluso "la riqueza rige el poder",mientras que antes "el poder rega la riqueza"). Este sistema essuperior porque permite un desarrollo prodigioso de las fuerzasproductivas, pero tambin po r otros motivos, que ataen a la polticay la ideologa (e! concepto moderno de democracia). En forma simultnea, el crecimiento exponencial que lo caracteriza es el productonecesario y fatal de la dominacin en todo el sistema social, la leyimplacable de la acumulacin. Como seala Immanuel Wallerstein,este crecimiento expone ncial es el de! cncer: conduce po r fuerza a lamuerte. La intuicin genial de Marx consiste en haber comprendidoque, po r esta razn, el capitalismo debe tener un final, para serremplazado po r un sistema cualitativamente nuevo, que someta lasfuerzas productivas a una lgica social controlada y ya no a la solamecnica de lo econmico enajenado.

    Una segunda propuesta se refiere a que el sistema moderno -capitalista- es mundial, y es adems e! primero en serlo. Todas las partesse integran en este sistema al participar en un a divisin mundial deltrabajo que abarca los productos esenciales para e! consumo de masaso para su propia produccin, y supone al mismo tiempo un grado decomercializacin (mercantilizacin) de la produccin sin precedentes.

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    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOEn este plano, se presenta como un sistema de economa mundial qu ese rige po r lo que llamo la ley del valor mundializada .La tercera tiene relacin con el hecho de que la ley del valormundializada engendra po r fuerza la polarizacin, y expresa la pauperizacin que supone la acumulacin a escala mundial. Se trata deun fenmeno nuevo, sin precedentes en la historia anterior. Rigetodos los grandes conflictos que ocupan el centro del escenario: losque se originan en la rebelin de los pueblos de la periferia y los queoponen a los centros, que rivalizan entre s po r la dominacin de estesistema mundial. Rige tambin la eficacia de las estrategias que llegana proponer que el sistema sea superado.La crtica socialista del capitalismo se construy en lo esencial comocrtica al modo en que el capital explota al trabajo, y como crtica a losefectos sociales de la acumulacin del capital (la enajenacin mercantilconvertida en valor supremo, etc.). Esta crtica pas poco a poco delplano de! rechazo moral a la utilizacin de un mtodo cientfico paracomprender los mecanismos y las leyes del sistema, sus contradicciones y, a partir de aqu, los medios para superarlas, con lo que laexpresin marxista de la crtica socialista alcanz un punto culminante. Aqu se trata, a mi juicio, de una crtica esencial, fundamental,insoslayable. Sin embargo, la crtica socialista -incluido el marxismohistrico- elabor poco la otra dimensin de! capitalismo: el despliegue del sistema mundial que se basa en la polarizacin.Los anlisis del capitalismo que se propusieron en esta perspectivamundialista contribuyeron a corregir las insuficiencias del socialismohistrico, al poner nfasis en el carcter mundial del sistema y suefecto de polarizacin en esta escala. En este sentido, dichos anlisisson insustituibles.En su expresin inmediata, e! sistema capitalista opera como una"economa-mundo", en el marco de un sistema poltico organizado enestados soberanos. Sin embargo, cabe sealar que la oposicin entre"economa-mundo" e "imperio-mundo" remite po r fuerza a la oposicin cualitativa entre el modo de produccin capitalista (en el cual laeconoma no slo rige en ltima instancia las relaciones sociales, sinoque opera como instancia dominante, y las evoluciones de la polticay la ideologa tienen que ajustarse a las exigencias autnomas de laacumulacin del capital) y los modos de produccin anteriores (en loscuales las leyes de la economa no se afirman como manifestacionesautnomas de la necesidad, sino como expresiones del orden poltico

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    60 61APITALISMO Y SISTEMAI\mNDOe ideolgico; todas las formas de organizacin social anteriores comparten esta caracterstica, po r lo que me parece til darles una calificacin comn - la de tributaria-s, que subraye la oposicin al modocapitalista). Los centros capitalistas dominantes no buscan ampliar supoder poltico mediante la conquista imperial, porque en la prcticapueden ejercer su dominacin po r medios econmicos. En cambio, losestados de pocas anteriores no tenan asegurados los beneficios de ladependencia econmica de sus periferias, si stas permanecan fueradel campo de la dominacin poltica. Insisto en este anlisis delcontraste cualitativo, sin el cual la percepcin del capitalismo comosistema mundial sigue siendo descriptiva y fenomnica.

    Las elaboraciones tericas e ideolgicas que se construyeron comorespuestas al reto de la crtica socialista del sistema, y en particularcomo "respuestas a Marx", silenciaron el contraste cualitativo sealado, y buscaron po r lo mismo las caractersticas especficas de lamodernidad en las posibilidades abiertas po r los numerosos mbitosde la comprensin inmediata. Max Weber constituye un buen ejemplode este intento. Opone el mundo antiguo, "patrimonial", al sistemade la modernidad, "objetivo, legalista y burocrtico". Este supuestocontraste carece de fundamento cientfico: el modo tributario, bajosus formas ms desarrolladas, es precisamente "legalista y burocrtico", como lo muestra la "burocracia celeste", y slo tiene un a apariencia patrimonial en sus formas marginales y perifricas (como la Europade la Alta Edad Media); el modo capitalista es burgus y democrticopo r su contenido, y burocrtico slo po r su forma, po r ms que stallegue a imponerse al contenido en las versiones pobres del desarrollocapitalista (en la Alemania bismarckiana, po r contraste con las evoluciones radicales de Inglaterra y Francia). Por lo tanto, la teoraweberiana es, a mi juicio, tan slo una extrapolacin abusiva de laespecificidad germana. Las propuestas que contrastan "tradicin" y"modernidad" son igualmente superficiales. Poner el acento en elcontraste entre "lo privado y lo pblico" equivale a proyectar lapercepcin ideolgica que el capitalismo tiene de s mismo (el triunfode lo "privado" sobre el "Estado"). El nfasis en la democracia comoconcepto moderno tambin mezcla lo verdadero y lo falso. De acuerdoco n mi construccin terica, el concepto moderno de democraciaconstituye el resultado obligado de la transformacin del predominiode lo ideolgico-poltico en beneficio de lo econmico, pero es falsopo r partida doble inferir de lo anterior la siguiente ecuacin, reversi-

    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOble: capitalismo igual a democracia. Por una parte, esta democraciaqueda separada de la gestin de lo econmico, que se rige po r leyesaparentemente "naturales"; po r otra parte, se reduce geogrficamentea los centros del sistema mundial, po r la polarizacin. Podran multiplicarse los ejemplos: cada vez que una forma fenomnica es cortadade sus races, qu e se encuentran en la lgica del modo capitalista, sevuelve -parece inevitable- objeto de malos entendidos (por unaparte, es difcil generalizar en el capitalismo realmente existente, y po rla otra, resulta fcil extrapolar hacia atrs). El anlisis fenomnicosimplifica la historia, lleva el debate a un nivel de abstraccin demasiado elevado, y trivializa las propuestas que podran inferirse delanlisis. Estas propuestas siempre terminan por ser a la vez falsas yverdaderas.

    Dentro de la tradicin marxista, yo sostengo que el capitalismo sedefine primero como modo de produccin especfico, y po r ello habrque esperar la "revolucin industrial" y el predominio de la "granindustria", basada en el salario obrero, para poder hablar del modocapitalista como forma acabada. Los tres siglos de "mercantilismo"europeo (del Renacimiento hasta el 1800) slo constituyen la transicin al capitalismo, que aparece como tal a posteriori. En efecto, sloex post pueden reconocerse las rupturas que permiten ubicar el periodo de transicin efectiva, y que consisten en lo siguiente: el trastocamiento de la preocupacin metafsica propia de la ideologa tributaria,el reforzamiento de la monarqua absoluta, que se basa en el equilibrioentre las fuerzas sociales feudales antiguas y la burguesa, y la expresin democrtica de las revoluciones inglesa y francesa, entre otrasrupturas.

    As las cosas, las "regiones" (trtese de grandes imperios o demodestos seoros) que integraron el modo tributario en los periodosanteriores no estn necesariamente aisladas; po r el contrario, toda lainvestigacin histrica demuestra la intensidad -con frecuencia insospechada- de las relaciones que mantuvieron entre s. Sin embargo, lanaturaleza de estas relaciones era diferente de la qu e caracteriza lasconexiones en el sistema capitalista mundial. Es cierto que en todoslos casos se trataba de relaciones mercantiles, de "intercambios". Perola crtica marxista, qu e pone de relieve la diferencia entre el "mercado"y el "mercado capitalista" (que implica que el intercambio se base enla produccin capitalista), conserva toda su validez. La importanciadel mercado y la intensidad de los intercambios, que pueden detec

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    62 63APITALISMO Y SISTEMA-MUNDOtarse a travs del tiempo y del espacio, no son sinnimos de capitalismo. Slo muestran que estaba abierta en varias partes, desde hacetiempo, la posibilidad de superar el sistema tributado -es decir, depasar al capitalismo- y que, po r lo mismo, la transicin mercantilistaeuropea no es el producto de la evolucin especfica de Europa, sinola expresin de una ley general, qu e rige la evolucin de todas lassociedades humanas.

    As, carece de fundamento oponer el anlisis en trminos de modosde produccin y el anlisis en trminos de sistema mundial; po r elcontrario, estas dos orientaciones se complementan. Sin embargo, po rno haber formulado con toda claridad lo anterior, el anlisis entrminos de sistema mundial deriv en extrapolar hacia atrs lasconclusiones del anlisis sobre el capitalismo mundial.El malentendido domina en los debates sobre la naturaleza y ladefinicin conceptual del sistema mundial moderno (capitalista) y -s itiene algn sentido- del sistema mundial en pocas anteriores. Larazn ltima de este malentendido radica en que el capitalismo nopuede definirse po r la simple asociacin de tres fenmenos; la propieda d privada, el trabajo asalariado y la ampliacin de los intercambiosmercantiles. Este mtodo empirista oculta lo esencial, a saber, que elcapitalismo slo existe cuando el nivel de desarrollo de las fuerzasproductivas conlleva la fbrica moderna, que utiliza equipo mecnicopesado y ya no equipo artesanal. En efecto, la combinacin propiedadprivada-trabajo asalariado-produccin mercantil antecede al capitalismo, no slo en la Europa mercantilista e incluso feudal, sino en elmundo entero, durante siglos, a veces incluso durante milenios. Estacombinacin constituye la larga prehistoria del capitalismo.

    Slo con la forma acabada del capitalismo aparecen las dos caractersticas fundamentales del mundo moderno. La primera consiste enla urbanizacin masiva, que condujo a un cambio cualitativo, ya queimplic un a revolucin agrcola (maquinaria y qumica), qu e es condicin para una productividad qu e habra de convertirse en mltiplode lo que fue durante milenios, y qu e resulta inconcebible sin unaindustria capaz de suministrar insumas. La segunda es el crecimientoexponencial de la produccin que implica no solamente qu e la bsqueda de la ganancia se haya convertido en el motor de la decisineconmica, sino tambin que esta bsqueda oper sobre la base demedios materiales que haban superado los instrumentos del artesanado.

    CAPITALISMO Y SISTEMA-MUNDOEl sistema mundial moderno es un sistema mundial capitalista en

    la medida en que se basa en el capitalismo tal como lo hemos definido.A partir de aqu, pueden retomarse un a po r una las caractersticasfenomnicas de la modernidad, para que sta adquiera un sentidointeligible y preciso. Sin esta referencia, los fenmenos en cuestinsiguen siendo objeto de malentendidos reiterados. La acumulacin"sin tregua" y el crecimiento exponencial a los que se refiere Immanuel Wallerstein po r ejemplo, siguen siendo incomprensibles de nomediar referencia a la ley del valor (no se trata de la ampliacin de lasrelaciones mercantiles -terminologa demasiado vaga- sino de laampliacin de stas sobre la base de una produccin capitalista, en elsentido sealado ms arriba). Dicha ley capitalista no slo rige la vidaeconmica sino que somete a todas las dems dimensiones de la vidasocial a la ley implacable de la acumulacin de capital. Asimismo, laampliacin y la generalizacin del mercado, que engloba en adelantela produccin esencial de bienes y servicios, el trabajo y la tierra, noadquieren su sentido moderno -es decir, no estn al servicio delcapital- si no se capta su funcionamiento en el marco de la produccincapitalista. El mercado de productos, del trabajo y de la tierra existiero n antes que el capitalismo, en China po r ejemplo, pero no funcionaron como medios para la acumulacin de capital. En la tradicinmarxista, perfectamente justificada, la riqueza slo es capital si sereinvierte para una produccin ampliada. Acumulacin de riquezas yacumulacin de capital no son sinnimos.

    El capitalismo es un sistema mundial porque la economa mundialqu e le subyace se rige, en su globalidad, po r este sistema de produccin capitalista. Junto con Wallerstein y Chase-Dunn, considero quela economa del capitalismo es mundial porque la divisin del trabajosobre cuya base se organizan las producciones esenciales es un adivisin mundial del trabajo. En pocas anteriores, el intercambio"lejano" sola hacerse con bienes de prestigio, que constituyen elementos importantes para comprender la reproduccin de las sociedadesen cuestin, pero que no tienen la misma funcin en sociedades cuyareproduccin se rige po r lgicas diferentes. En ciertas circunstancias,estos intercambios previos al capitalismo moderno pueden haberincluido bienes "esenciales" (materiales de construccin, metales,textiles de gran consumo), pero no involucraban productos de laindustria capitalista, en el sentido preciso del trmino, lo cual constituye una enorme diferencia.

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    65APITALISMO Y SISTEMA-MUNDOLa extrapolacin hacia atrs -antes de 1800- del concepto decapitalista mundial siempre neva a desconocer la importanciasalto cualitativo que representa el advenimiento de la industria

    moderna. Este desconocimiento, que simplifica po r demshistoria real, se explica po r la reaccin de los anlisis en trminossistema mundial contra los bloqueos de otro tipo de anlisis quehaban ruado de manera exclusiva en la teora de las lgicaslos diferentes modos de produccin. En la interpreta

    del marxismo que he llamado libresca, surgi un dogmatismoe sostuvo durante mucho tiempo que la especificidad de los modos

    constitua toda la realidad. En este dogmatismo, cadaociedad se estudiaba po r separado, y se rechazaba que pudiera existir

    un sistema ms amplio. El capitalismo moderno se reduca a lasdimensiones de una yuxtaposicin de sociedades capitalistas localesnacionales) que se definan de manera exclusiva po r su estructuracinocial interna. El concepto mismo de polarizacin en el seno delistema mundial quedaba entonces eliminado de antemano del campode estudio. Por su parte, el anlisis en trminos de sistema mundialarta precisamente de un intento po r responder a otro interrogante:a qu se debe la polarizacin mundial?

    Pero no era necesario tirar al nio con el agua de la baera, es decir,el concepto de modo de produccin (el capitalista entreya no ver ms que el sistema mundial (en este casooderno y capitalista). Por el contrario, er a necesario reforzar elnlisis en trminos de especificidad del modo de produccin capitalista, para completarlo con el de su dimensin sistmica mundial. Las

    definiciones propuestas a veces para el sistema de la economa-mundocapitalista adolecen de este prejuicio, hostil al concepto de modo deproduccin. Dichas definiciones son entonces, po r fuerza, demasiadovagas; es lo que ocurre cuando se define la economa-mundo como laasociacin de un sistema poltico interestatal y una economa querebasa a los estados (pero entonces de qu "economa" se trata?). Elpndulo llega demasiado lejos, y queda abierta la posibilidad deextrapolar hacia atrs la teora del sistema mundial, lo que efectivamente suele ocurrir.

    CAPITALISMO Y SISTEMA-MUNDOLA POLARIZACIN EN EL SISTEMA CAPITALISTA MUNDIALSobre el tema de la polarizacin en el sistema mundial moderno, hepropuesto las siguientes tesis:En primer lugar, la polarizacin es un a ley inmanente de la expansin mundial del capitalismo. El capitalismo realmente existente,como fenmeno mundial, no puede reducirse al modo de produccincapitalista y ni siquiera puede asimilrsele. Esto, porque el modo deproduccin capitalista supone un mercado integrado tridimensional(de mercancas, capital y trabajo) que define la base a partir de la cualfunciona. Ahora bien, esta integracin, qu e se construy en efecto enel marco de la historia de la formacin de los estados nacionalesburgueses centrales (Europa occidental y central, Estados Unidos yCanad, Japn, Australia), jams se hizo extensiva al capitalismomundial. En su expansin, el mercado mundial es nada ms bidimensional e integra poco a poco los intercambios de productos y lacirculacin del capital, en tanto que el mercado de trabajo quedacompartimentado.

    He sugerido que este hecho basta po r s solo para engendrar unainevitable polarizacin, cuyo mecanismo acumulativo puede demostrarse sin dificultad, tanto con el instrumental marxista (se hablarentonces de la ley del valor capitalista mundializada, como complemento del anlisis fundamental de la ley del valor capitalista) comocon el instrumental de la economa neoclsica convencional. Estapropuesta se ubica en un nivel de abstraccin elevado: ni ms nimenos que el que caracteriza las propuestas sobre la ley del valor engeneral, el mercado en cada un a de sus dimensiones, las clasessociales fundamentales que corresponden a la lgica del modo deproduccin, etc. Mi propuesta define en abstracto al capitalismomundial, como las propuestas sobre la ley del valor definen el modode produccin capitalista. Desde luego que la abstraccin no niegaen ningn momento lo concreto, sino que expresa po r el contrariosu diversidad. Las condiciones histricas que explican la formacindel Estado nacional burgus en un polo y su ausencia en el otro seexplican po r la diversidad concreta caracterstica de lo que he llamado las periferias -siempre en plural. Estas contrastan con el centro,del que se puede hablar en plural cuando se trata de reconstituir suhistoria, o en singular cuando se pone el nfasis en la tendencia a lahomogeneizacin de las sociedades nacionales que 10 integran, o en

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    66 67APITALISM O Y SISTEMA-MUNDOlas caractersticas de sus relaciones con las periferias.

    En segundo lugar, la definicin del contenido esencial de losconceptos de centro y periferia es de naturaleza econmica. No setrata de un a opcin arbitraria, sino de la expresin de l predominio delo econmico en el modo capitalista, y del sometimiento directo de lopoltico y lo ideolgico a las necesidades de la acumulacin de capital.Por este hecho, las relaciones entre el centro y la periferia son antetodo econmicas. En cambio, los fenmenos de polarizacin (en elsentido comn y corriente del trmino) que se pueden ubicar enpocas anteriores tienen una naturaleza y una dinmica diferentes,porque operan en el marco de sociedades no capitalistas.

    En tercer lugar, la polarizacin aparece en su forma moderna conla divisin de l mundo entre pases industrializados y pases no industrializados. Se trata po r ende de un fenmeno relativamente reciente,que surge en el siglo XIX. Por lo mismo, el contraste entre industrializacin y no industrializacin no constituye un a forma eterna nidefinitiva de la polarizacin capitalista. Aunque es dominante de 1800a 1945, se desdibuja poco a poco despus de la segunda guerramundial, con la industrializacin de las periferias, mientras el criteriode polarizacin se desplaza hacia otros terrenos.

    El surgimiento de l concepto de polarizacin capitalista mundialtiene su propia historia. El debate se abri a partir de consideracionesconcretas y especficas, algunas de las cuales destacaron el contrasteentre la presencia y la ausencia de industria, puesto que la polariza-cin se expresaba prcticamente a travs suyo. La industrializacinse converta entonces en un medio de "desarrollo", cuyo objetivohistrico deba ser la abolicin de la polarizacin ("el subdesarrollo").En relacin directa con este contraste, el anlisis abarc el campo delos intercambios internacionales y de la divisin internacional deltrabajo. Las propuestas que se elaboraron en el debate sobre elintercambio desigual deben leerse teniendo en mente esta relacinestrecha con la realidad concreta de la forma histrica de la polari-zacin.

    Las ambigedades del debate provenan de lo qu e unos y otros nodecan, o de lo que no se expresaba en trminos conceptuales abstractos. En realidad, detrs de las propuestas se esconda un corte tericoque no encontraba cmo expresarse, o que se expresaba mal. Paraunos, el capitalismo era en s mismo polarizan te, pero para corrobo-rarlo haba que elevarse al nivel de abstraccin definido ms arriba, y

    CAPITALISMO Y SISTEMA-MUNDOtomar en cuenta el carcter trunco de l mercado mundial en relacincon la integracin tridimensional propia de l concepto de modo deproduccin capitalista. Para otros, la argumentacin en trminoshistricos concretos no llevaba a la proposicin general de qu e elcapitalismo es necesariamente polarizante. Esta polarizacin se veacomo algo fenomnico y no esencial, como resultado de la historiaconcreta y no de las leyes de la acumulacin de capital. En estascondiciones, e ra imposible que se integraran los anlisis econmicosespecficos, las consideraciones sobre la formacin de la burguesa olas dificultades que encontraba, y las consideraciones culturales (lasdisponibilidades ideolgicas potenciales que encerraban las diferentes"culturas").

    En su colaboracin a un obra colectiva (Le grand iumulte, Pars, LaDcouverte, 1991), Giovanni Arrighi present una tesis terica impor-tante, en la cual recuerda que, segn Marx, la acumulacin de capitalentraaba dos efectos, a la vez complementarios y contradictorios: po run lado reforzaba el poder social del ejrcito activo (la clase obreraindustrial organizada), y po r el otro empobreca al ejrcito de reservapasivo (desempleados, marginados, trabajadores de los sectores deproduccin de corte precapitalista, de baja productividad, etc.), Estaobservacin no slo me parece correcta, en el sentido de que es sinduda lo que dijo Marx, sino que est confirmada po r la historia, comolo constat tambin Arrighi. El marxismo histrico, en tanto no habavisto la importancia de la polarizacin mundial (es decir, la localizacin del ejrcito activo y del ejrcito pasivo en lugares geogrficospolticamente separados: el centro y laperiferia), supona que el vaivncontinuo de los mismos individuos proletarizados entre los dos ejrcitos asegurara la unidad del frente anticaptalistay, a partir de aqu,el rpido xito de su accin global. La polarizacin explica en cambioque, un a vez rota esta unidad, hayan aparecido dos estrategias anticapitalistas cada vez ms contrastadas: la estrategia socialdemcrata enlas clases obreras del centro, y la de la revolucin leninista (luegomaosta) en los pueblos de la periferia (es decir el ejrcito pasivo aescala mundial).

    La reciente industrializacin de las periferias, aunque sea desdeluego desigual, obliga a repensar la polarizacin, para despojarla deun a expresin histrica ya superada. Es indudable que la no integra-cin tridimensional del mercado capitalista seguir generando lapolarizacin. Pero el propio mercado capitalista no puede analizarse

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    8 69APITALISMO Y SISTEMA-MUNDOn los trminos convencionales de la competencia. A mi juicio, Baran,weezy y Magdoff demostraron que, en el capitalismo de los mono

    polios, las leyes del mercado (dira ms exactamente de los dosmercados, los nacionales integrados tridimensionalmente por unlado, y el mundial, trunco, po r el otro) son cualitativamente distintasde las que regan a los mercados capitalistas del siglo XIX. Este anlisis,que rechazan muchos tericos que tambin reinvindican el marxismo,me parece esencial, porque define una dinmica del excedente distinta a la de las ganancias. Pienso que debe irse ahora ms lejos en laspropuestas sobre la acumulacin a escala mundial, que opera en unmundo que tiende a volverse globalmente industrializado.

    Al respecto, Arrighi ha sealado que el intercambio desigual esapenas la punta del iceberg, como lo muestra el intercambio deproductos en los cuales cristalizan trabajos cuya remuneracin es msdesigual que las productividades. Arrighi seala tres mecanismos dela polarizacin que operan fuera de todo intercambio: a] la fuga delos capitales de las periferia s hacia los centros; b] la migracin selectivade los trabajadores en el mismo sentido (por ms que esta migracin,que se define po r su mismo carcter selectivo, excluya la formacinde un mercado mundial del trabajo), yc] las posiciones de monopolioqu e las sociedades centrales ocupan en la divisin mundial del trabajo.Y, agregara, el control del acceso a los recursos naturales de toda latierra desde los centros.No veo inconveniente en integrar los dos primeros mecanismos(incisos a y b) en la conceptualizacin abstracta y general de lapolarizacin pues constituyen expresiones evidentes de la misma; lomismo ocurre con el cuarto elemento que he agregado. En cambio,el concepto de monopolio al que se hace referencia aqu sigue siendoa mi juicio ambiguo, y est mal definido. Arrighi retoma al respectola proposicin que hiciera alguna vez Harrod, al distinguir entre la"riqueza oligrquica", basada en la exclusin, y la "riqueza democrtica", cuya conquista est abierta en principio "a todos". Estoy deacuerdo, pero cules son los mecanismos exactos de la exclusin? Elanlisis concreto de las situaciones modernas indica dos direccionesen las cuales se puede buscar aqulla: el monopolio de las tecnologasy el de las finanzas mundializadas. En este marco, la industrializacinperifrica puede volverse una especie de sistema moderno de puttingou t (de encargos), controlado po r los centros financieros y tecnolgicos. Con todo, mientras estos elementos de la construccin de con-

    CAPITALISMO y SISTEMAMUNDO

    junto no estn articulados entre s, el concepto mismo de monopolioseguir siendo intuitivo y la dinmica del sistema difcil de entender.

    El concepto de polarizacin es esencial en un sentido preciso:impide concebir la ventaja de los centros sin referirse a su situacinen el sistema mundial. De ello se desprenden po r lo menos lasproposiciones siguientes: a] en general, la explotacin del trabajo enlas periferias es mucho ms intensa que en los centros (el diferencialde las remuneraciones del trabajo -e l asalariado y otros- est msabierto qu e el diferencial de las productividades). El producto de estasobreexplotacin, que beneficia al capital, que domina el conjunto delsistema, se transfiere en parte a los centros, po r el intercambio, y serefuerza con las migraciones de capitales y de trabajo. El discursodominante, que busca negar o minimizar los efectos de esta transferencia, no es ms que una legitimacin ideolgica, que pretendeocultar los vnculos intrnsecos entre el capitalismo y la polarizacin;b] po r s sola, la transferencia de valor en detrimento de las periferiasconstituye un a fuerza capaz de reproducir y profundizar la polarizacin, po r el peso negativo gigantesco que representa para las periferias, po r ms que, en las estadsticas, podra parecer a veces menor,en comparacin con el excedente generado po r los centros; e] lasventajas que benefician al centro no se producen exclusivamente, nisiquiera principalmente, po r la organizacin ms eficaz de su trabajo(productividades del trabajo mucho ms elevadas); tambin se producen po r el poder monoplico que los centros ejercen en la divisinmundial del trabajo.

    Las evoluciones recientes deben analizarse en el marco propuestoms arriba. As po r ejemplo, la "desindustrlalizacn" (relativa) de loscentros, a la pa r con la industrializaci n de las periferias, cobra sentidosi se toma en cuenta que el monopolio de los centros de la actividadindustrial se transfiere hacia el control de las tecnologas, las finanzasy el acceso a los recursos naturales.

    Si las periferias siempre se conjugan en plural es porque -como yalo adelant- admiten slo una definicin negativa, como regiones delsistema mundial que no estn constituidas como centros. La diversidad de las funciones que renen en el sistema mundial es entonces laregla.

    Po r la misma diversidad, siempre existi la tentacin de clasificara las periferias. As, la expresin "Cuarto Mundo" se emplea recientemente para establecer una diferencia con el Tercer Mundo, en vas de

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    70 71CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOindustrializacin. Este uso no es inofensivo en el espritu de quienes10 proponen: supone que el Tercer Mundo de los NIC (Newly Industria-lized Countries, Pases de Reciente Industrializacin) est "cubriendola brecha" (o puede hacerlo), mientras que el Cuarto Mundo "sehunde". Olvida que la industrializacin ya no es el fundamento de lapolarizacin. Prefiero decir por ende que el corazn de la periferia demaana -e n formacin- est constituido po r los pases que tendrncomo funcin esencial suministrar los productos industriales; y que el"Cuarto Mundo" ilustra el carcter destructivo de la expansin capi-talista, lo que no es nuevo, sino que siempre acompa la historia realdel capitalismo. En cuanto a la clasificacin puramente cuantitativa(la de la pirmide de los PIB pe r cpita del Banco Mundial), es la mssuperficial de todas. Al sugerir que un emirato petrolero puedecolocarse po r delante de Suecia, busca legitimar la divisin internacional del trabajo y las supuestas ventajas comparativas.

    En este mbito, Arrighi analiza el sistema mundial como unacombinacin estable de tres conjuntos (centros, semiperiferias y peri-ferias), y hace aparecer su existencia al sacar una mediana de cadagrupo respectivo, constituido po r los pases cuyo PIE po r habitante sesita en los tramos elevados, medio y bajo de la clasificacin piramidal.Observo de inmediato que la construccin es artificial, en el siguientesentido: al definir a priori solamente dos grupos (centros y periferias)o cuatro, po r ejemplo, se habran obtenido dos o cuatro medianascuya evolucin comparada habra dado resultados anlogos. Esteartificio no elude po r lo tanto la dificultad de una definicin cualitativade cada uno de estos grupos, ya que la "sernperifera" sigue siendo 10que su nombre indica, sin ms, y se encuentra a medio camino entreel primero y el tercer grupo, sea en trminos de PIEpe r cpita, de nivelde industrializacino de casi cualquier otro criterio cuantificable. Porlo dems, las periferias (segn la definicin de Arrighi) se presentanpo r s mismas de un a manera anloga en el plano descriptivo, es decir,como un a mezcla de caracteres tpicos del centro y de "otros" caracte-res: la presencia de los primeros, incluso dbil en trminos cualitativos,da simplemente cuenta de que todas las sociedades consideradas estnsin duda bien integradas en el sistema mundial, y no excluidas. Estascaractersticas -l a presencia de empresas modernas, de asalariados yde empresarios capitalistas, de relaciones mercantiles extendidas, deinstituciones financieras (bancos) que funcionan como en todas par-tes, de un Estado de apariencia moderna que administra, po r medio

    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOdel presupuesto, un cierto nmero de servicios, como en otras partes,etc.- siempre estn presentes, desde los centros ms desarrolladoshasta las periferias ms arcaicas.El inters del ejercicio radica en otra parte, en el hecho de que ponede relieve la sorprendente estabilidad de largo plazo de cada uno delos grupos y la distancia relativa que los separa. Pero la clasificacinen dos o cuatro grupos habra revelado de nuevo la misma estabilidad,que significa entonces que la polarizacin jams puede superarseporque forma parte del sistema, en 10 que ste tiene de ms esencial.Al escoger distinguir las semiperiferias de las periferias, Arrighiintroduce una dosis intil de arbitrariedad, inevitable po r la clasifica-cin en trminos de PIB pe r cpita, que constituye su fundamento.Para m, no tiene sentido considerar que Chana habra sido parte dela semiperiferia, como Italia yJapn, salvo que su posicin se deterior, mientras Italia y Japn ascendieron al rango de socios centrales.Al adoptar el criterio sociopoltico qu e propongo -l a cristalizacin deun Estado nacional burgus o su ausencia- se comprende que, aunquemejorara o se deteriorara en funcin de factores externos, Chanasiempre habra de pertenecer a la periferia, mientras que en Italia yJapn exista un espacio que habra de permitir la mejora de suposicin en la jerarqua internacional. Este espacio. en el cual operaro n los factores internos -junto con los factores externos-, slo existesi la formacin local es burguesa nacional.

    Po r lo dems, el propio Arrighi resiente el malestar creado po r laclasificacin tripartita, y se ve entonces obligado a introducir maticesadicionales, para dar cuenta de las situaciones particulares de 10 quelIama "los permetros del centro" y "los permetros de la periferia".Un o se encuentra aqu cerca de la estructura piramidal continua. Noveo ventajas particulares en el reparto tripartito que propone Arrighi.Prefiero analizar el sistema mundial con el trmino unvoco depolarizacin, que significa que los centros producen este sistema ensu conjunto y moldean la modernidad subalterna de las periferias, enel entendido de que esta expansin mundial no slo es sinnimo dedesarrollo jerarquizado de la modernidad, sino tambin proceso dedestruccin de aquellas partes que se vuelven disfuncionales o que notienen cabida en la lgica global. Periferizacin y devastacin vanentonces de la mano, y dan cuenta de la diferenciacin permanentede las periferias, que se reproduce en formas de evolucin continua.En asociacin con esta teorizacin global del capitalismo mundial, los

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    72 73APITALISMO Y SISTEMAMUNDOanlisis concretos de cada caso, y no de grupos artificiales, suministranla base a partir de la cual se construye la teora abstracta y general.El anlisis propuesto po r Arrighi revela la extraordinaria estab ili-dad de las jerarquas, que significa que el objetivo de "dar alcance" esilusorio. Arrighi mostr incluso que esta ley se aplicaba po r igual a lospases llamados socialistas y a los de la periferia capitalista. Estoy deacuerdo. Slo hago una observacin: los pases llamados socialistas seproponan, con mucha confusin, a la vez "dar alcance" y hacer otracosa ("construir el socialismo"), y se haban desconectado -e n elsentido que he dado a este concepto, es decir, haban sometido susrelaciones exteriores a la lgica de su desarrollo interno. Los aspectospositivos de sus realizaciones (un estatismo paternalista sin duda, perocon todo social, que garantizab a la seguridad del empleo y un mnimode servicios sociales, po r contraste con el capitalismo salvaje de lasperiferias capitalistas) provienen de su origen (una revolucin popularanticapitalista) y de su desconexin; mientras que sus callejones sinsalida traducen en cambio la ilusin del "alcance", que implica laamplia adopcin de los criterios del capitalismo. Este contraste remitea lo que he dicho ms arriba sobre los lmites del marxismo histrico,que tiene sus orgenes en la subestimacin del carcter polarizan te delcapitalismo mundial. El resultado es que si los pases del Este vuelvena conectarse y regresan al capitalismo, no progresarn ms rpido enel esfuerzo de dar alcance, sino que sufrirn por el contrario los efectosregresivos del capitalismo salvaje, como todas las periferias. Es eviden-te que la otra conclusin de Arrighi -ninguna periferia logr "daralcance" en el marco del capitalismo- concuerda con la ma.

    EL PROBLEMA DE LOS CICLOS LARGOS EN LA EXPANSIN CAPITALISTANingn fenmeno social, y quizs ni siquiera cultural, se desarrolla demanera regular, continua e indefinida. Ocurre lo mismo con laexpansin capitalista, cuyas fases de crecimiento rpido alternan conmomentos de reajuste difciles, que dejan en el lector de serieshistricas la impresin de una evolucin por ondas largas. Admitireste hecho implica acto seguido dos series de problemas:1] Las fases sucesivas estn ligadas entre s y se explican una po r laotra: las contradicciones acumuladas en la fase de impulso explotan

    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOen una crisis que obliga a reajustes que permiten un nuevo auge.2] La expansin capitalista no debe reducirse a la dimensindescrita de manera convencional mediante magnitudes econmicas(producciones, precios, ingresos, beneficios, comercio exterior, ete.).Los conflictos sociales, la guerra, las oleadas de innovacin tambinconstituyen dimensiones internas del sistema. Las dificultades realesque surgen cuando se tiene el objetivo ambicioso de integrar elconjunto de estas dimensiones en una sola teora no deben llevar arenunciar a sta, ni a reducir el materialismo histrico a una economapoltica.Dicho esto, reconocer la sucesin de tales fases, tal y como acabode definirlas, no implica necesariamente admitir una teora del ciclo.Si las palabras tienen sentido, slo puede hablarse de ciclo cuando losmecanismos definidos reproducen el movimiento con monotona.Adems, se supone que la articulacin de las diferentes dimensionesde la realidad (los flujos econmicos, las innovaciones tecnolgicas,los conflictos sociales y polticos, etc ...) opera de la misma manera deun ciclo a otro. La adhesin al principio segn el cual el capitalismodebe analizarse como sistema mundial no implica para nada el prin-cipio de que la expansin capitalista est sometida a una ley dedesarrollo cclico.En el capitalismo, el anlisis de la dimensin econmica de laevolucin social general encuentra una justificacin especfica, justa.mente por el hecho de que este sistema se rige en conjunto po r lasleyes del desarrollo econmico, por lo que importa definir con preci-sin cules son su naturaleza, sus mecanismos, y el tiempo (largo ocorto) durante el cual se despliegan: se puede entender entoncesmejor la autonoma relativa de lo econmico, es decir, los lmites queimpone la interaccin entre el despliegue de sus leyes, por un lado, ylas reacciones que suscitan en el medio social en el cual operan, po rel otro.En este marco he propuesto las dos tesis siguientes:1] Se puede construir sin mayor dificultad un modelo econmicoautogenerador de un ciclo montono, que incluya los dos mecanismosconocidos del multiplicador (un ingreso adicional distribuido generaun serie de ingresos inducidos) y el acelerador (la demanda ocasio-nada po r un ingreso distribuido genem una inversin ms que pro-porcional).Se puede mejorar el modelo aadindole un ciclo de respuestas del

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    74 75APITALISMO Y SISTEMA-MUNDOcrdito y de variaciones relativas del salario real y la ganancia. Se puedeexplicar este modelo en el marco de una economa nacional cerradao abierta, o en el marco de un a economa mundial. Se puede formulareste modelo en los trminos puramente empricos de la economaconvencional, o en los trminos de la ley del valor, en el sentidomarxista del concepto. Todos estos ejercicios de lo econmico, o deeconoma poltica, estn concebidos en el marco abstracto y rigurosodel modo de produccin capitalista, que es condicin necesaria ysuficiente para que sea vlido. Es interesante anotar que los resultadosobtenidos po r este medio logran describir el esqueleto real del ciclocorto (de 7 aos en promedio) que sin duda el largo siglo de 18151945. Despus de la segunda guerra mundial parece haberse impuestoun mayor grado de control sobre la coyuntura, po r una intervencinms activa del Estado, el control del crdito, la distribucin delingreso, el gasto pblico, etc. Se pueden construir en forma paralelay sin mayor dificultad modelos de fluctuacin ms cortos, a partir delos movimientos de stocks, que corresponden tambin a los desenvolvimientos reales de la vida econmica del capitalismo industrialmoderno.

    2] La reflexin sobre las tendencias ms profundas del sistemaeconmico del capitalismo suscita mayores controversias. En esteplano se ubican las teoras sobre los "ciclos largos" (llamados deKondratieff). Ahora bien, aqu comparto con otros (Baran, Sweezy,Magdoff) un a tesis que se encuentra en franca minora (estoy consciente de ello), y que es rechazada (o ignorada) po r toda la economaconvencional, los anlisis del sistema-mundo (que admiten todos,segn parece, el "ciclo largo") y las corrientes dominantes del marxismo. La tesis que defiendo parte de la idea de que el modo deproduccin capitalista se expresa en un a contradiccin social inmanente, que conlleva a su vez un a tendencia permanente del sistemaa "producir ms de lo que puede consumir": la presin sobre elsalario tiende a generar un volumen de beneficios -dedicados por lacompetencia a la inversin- que siempre es demasiado grande, entrminos relativos, si se compara con las inversiones necesarias pararesponder a la demanda tinal. Desde este punto de vista, la amenazade estancamiento relativo es un a enfermedad crnica del capitalismo. No es la "crisis" la que debe explicarse po r razones particulares,es po r el contrario la expansin la que resulta de las circunstanciasespecficas de cada fase.

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    77APITALISMO Y SISTEMA,MUNDOagot en unos quince aos, y dej entonces qu e la larga tendencia

    la baja retomara su lugar dominante.El examen de los ciclos largos qu e afectan las tasas de crecimientoproduccin, a la que est asociado por fuerza estrechamente el

    de las inversiones, tampoco obliga a adherirse a teoradel "ciclo". Aqu se ubican, de acuerdo con las sntesis de los

    propuestos po r Joshua Goldstein, cuatro ondas, de mediocada una, que son las siguientes:

    1. 1790-1814 Auge 1814-1848 Crisis2.1848-1872 Auge 1872-1893 Crisis3.1893-1914 Auge 1914-1945 Crisis4.1945-1968 Auge 1968... CrisisEs imposible que no se note de inmediato que cada un a de las fases

    sucesivas de auge corresponde con exactitud a la vez al surgimientode un sistema de innovaciones mayores y a evoluciones polticas detal naturaleza qu e amplan los mercados. Se trata sucesivamente de:a] la primera revolucin industrial, las guerras de la Revolucin y delImperio; b] el ferrocarril, las unificaciones alemana e italiana; e] laelectricidad, el imperialismo colonial; d] la reconstruccin y modernizacin de Europa yJapn, la civilizacin del automvil.

    Dicho esto, no me alineo con Trotski en su polmica contraKondratieff. Trotski, al considerar que las innovaciones, la explotacin de nuevos recursos, las guerras, la expansin exterior, e inclusolos resultados de las luchas de clases salan del mbito de causalidadde un a teora del ciclo econmico, separaba de manera artificial laeconoma poltica del campo ms amplio del materialismo histrico.A mi juicio, Kondratieff tena la intuicin de que, en el espritu delmaterialismo histrico, deban vincularse de manera ms estrecha losfenmenos econmicos, en el sentido estricto del trmino, y lasevoluciones que se expresaban en otros mbitos de la realidad social.Sostengo co n Kondratieff que estos aspectos de la realidad tambinconstituyen expresiones de la acumulacin de capital. Sin embargo,su relacin no inspira teora alguna del ciclo.La prueba est en que, segn las sntesis propuestas po r Goldstein,mientras qu e la correspondencia de las evoluciones de las magnitudeseconmicas estrictas est bien establecida, los otros aspectos de larealidad social no estn sometidos a las mismas rigideces aparentes:

    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOel agrupamiento de las innovaciones en las fases A o B del ciclo resultadudoso, y lo mismo ocurre con las tendencias de los salarios reales,ete. Tampoco sigue reglas rgidas la dinmica del comercio mundial,po r la que se expresa entre otras cosas la expansin de centros rivaleshacia el exterior.Es cieno qu e la innovacin no es socialmente neutra, puesto quese somete a la lgica de la ganancia. Su persistencia no es menos real,puesto que constituye el resultado de la competencia de capitales(atomizados), qu e es a su vez la ley del sistema capitalista. La penetracin de innovaciones mayores puede desencadenar un largo procesode auge; pero no "por fuerza". Por ejemplo, mientras qu e el ferrocarrilo la urbanizacin organizada alrededor del automvil implicabaninversiones pesadas masivas, que transformaban la geografa industrial, no est dicho qu e la oleada actual de innovaciones, centrada enla informtica, vaya a tener un efecto anlogo. Aqu tambin comparto, co n Sweezy y Magdoff, una opinin que no suele admitirse: larevolucin tecnolgica contempornea no aporta solucin al sobrantede excedente, cuya fuga hacia la especulacin financiera se explicaentonces de esta manera. En los periodos de crisis, la innovacinprosigue, por la competencia aguda que impone la reduccin decostos. Es por ello po r lo que las fases B del ciclo aparente secaracterizan tambin po r un a tasa de crecimiento positivo, incluso sies inferior al realizado durante las fases A.La incertidumbre en los resultados de las luchas sociales, comorespuesta no slo a las coyunturas de las fases de l ciclo, sino tambina sus determinaciones ms importantes (luchas permanentes de losasalariados po r un a mejor distribucin del producto social, alianzashistricas diversas del capital dominante, por ejemplo con el campesinado, en respuesta al reto socialista, etc.), vuelve ilusoria un ateorizacin del ciclo, qu e reduce, con un mecanismo inevitable, elmaterialismo histrico a las dimensiones de un economicismo elemental. Tampoco pueden reducirse a un a mecnica los efectos de larivalidad de los centros ni sus xitos y fracasos en su expansin haciael exterior.

    Agregara para concluir qu e la proyeccin hacia atrs -antes de1800, a fortiori antes de 1500- de un a teora del ciclo implica amalgamas todava ms desastrosas y un reduccionismo vulgar en la concepcin de las relaciones entre la base econmica y la superestructurapoltica e ideolgica.

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    7978 CAPITALIS MO Y SISTEMAMUNDOLA RIVALIDAD DE LAS POTENCIAS EN LA EXPANSIN CAPITALISTA Y LACUESTIN DE U\ S HEGEMONAS MUNDIALESLo menos que puede decirse es que la rivalidad de las formacionespolticas (estatistas, de contenido nacional o imperial, tnicas o tribales,etc.) constituye en la historia un a realidad tan permanente como losconflictos sociales dentro de estas formaciones, a tal punto que, porcontraste co n la afirmacin de Marx, segn la cual la historia er a antetodo la de la lucha de clases, algunos proclamaron que la historia eraprimero qu e nada la de la lucha de los pueblos y las naciones. Puedeestablecerse un puente entre estas dos afirmaciones, que parecenexcluirse mutuamente?

    Segn diferentes autores de la escuela del sistema mundial, lahistoria del capitalismo -a partir de 1500 para algunos, quizs de 1350para otros- debera releerse como historia de una sucesin de hegemonas ejercidas po r potencias particulares sobre la economa-mundocapitalista.

    Aqu tambin, al hacer la sntesis de los trabajos propuestos dentrode este enfoque, Goldstein concluye que el "ciclo poltico de lashegemonas" podra ser de 150 aos (contra 50 aos para el cicloeconmico largo de Kondratieff). En su forma acabada, el capitalismo(industrial) tendra una edad no mayor de un siglo y medio. Ladiscusin sobre los problemas que plantea la rivalidad entre laspotencias nos lleva de manera fatal al terreno del periodo largo, po rlo menos al de los cinco siglos de capitalismo histrico (a partir de1500).Los cuatro ciclos de hegemona que propone este marco tericoso n los siguientes:1] De 1350 a 1648, hegemona veneciana: impugnada po r losHabsburgo, culmina con la guerra de los Treinta Aos (1618-1648),qu e concluye con el Tratado de Westfalia (1648), y consagra laconsolidacin de los principales centros europeos y su expansin enAmrica.2] De 1648 a 1815, hegemona holandesa: impugnada po r Francia,culmina con las guerras de la Revolucin y del Imperio (1793-1815),qu e concluyen co n el Congreso de Viena (1815), y consagran elequilibrio europeo y el dominio britnico de los mares.3] De 1815 a 1945, hegemona britnica: impugnada po r Alemania,culmina con las dos guerras mundiales (1914-1945), que concluyen

    CAPITALISMO Y SISTEMA-MUNDOcon los Acuerdos de Yalta y consagran la bipolaridad Estados UnidosUnin Sovitica.4] A partir de 1945, hegemona estadunidense.El anlisis de los ciclos econmicos aparentes, qu e Braudel poneen evidencia, conduce a una periodizacin sin relacin co n la anterior.Estos ciclos, en efecto, son mucho ms cortos, siempre del orden de50 aos, y se distribuyen de la siguiente manera:

    Decadencia1529-15391. 1509-1529 Auge Decadencia1559-15752. 1539-1559 Auge Decadencia1595-16213. 1575-1595 Auge 1650-1689 Decadencia4.1621-1650 Auge 1720-1747 Decadencia5.1689-1720 Auge Decadencia1762-17906.1747-1762 AugeEs evidente que slo se trata, segn Braudel, de un a periodizacin

    que parte de las tasas de crecimiento de la produccin (principalmenteagrcola en la poca, cabe recordarlo). Qu significacin puede tenereventualmente esta periodizacin? Confieso que no me convence, sise toman en cuenta las condiciones de la poca: azares climticos,luchas sociales locales, guerras, etc. Todo esto no tiene nada que vercon los mecanismos de acumulacin de capital.Algunas teoras que se aferran a estas periodizaciones ejercen un aatraccin evidente. Cito entre ellas la que propone Albert Bergesen,quien asocia los periodos de hegemonas a la descolonizacin (18201870; a partir de 1945), y las rivalidades a la expansin colonial(1500-1815; 1870-1945).Debo decir que ninguna de estas propuestas de filosofa de lahistoria resulta convincente, ni siquiera cuando se limitan al periodomoderno, y menos todava cuando se proyectan hacia atrs. Noagregan nada a 10que nos aporta el anlisis concreto, qu e se basa enlos conceptos del materialismo histrico. As, las obras destacadas deBraudel y Wallerstein da n cuenta, a la perfeccin a mijuicio, de varioshechos esenciales: el desplazamiento del centro de gravedad delcapitalismo naciente del Mediterrneo hacia el Atlntico, el conflictocontinental europeo (Francia-Habsburgo), el conflicto martimo franco-ingls, el auge de nuevos centros (Prusia, Rusia) y la decadencia deotros (Austria, Espaa...).De un a manera general, la tesis del sistema mundial inclin derna

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    80 81APITALISMO Y SISTEMA-MUNDOsiado la balanza hacia su opcin de principio: a saber, la determinacinde las partes (estados) po r el todo (economa-mundo). Prefiero -conSzentes- poner el nfasis en la dialctica de la contradiccin entre lointerno (nacional) y lo externo (sistema mundial).Esta actitud lleva de inmediato a matizar las respuestas qu e suelenproponerse a propsito del problema de las hegemonas, que sesuceden pero no se parecen. En primer lugar, la supuesta hegemonaen la economa-mundo del capitalismo no es una hegemona mundial.Entre el siglo XVI y el XIX el mundo no se reduce a Europa y su apndiceamericano. Decir que Venecia u Holanda son "hegemnicas" no tienemucho sentido en la escala real de la poca. Decirlo con premura invitaal desliz, que podra I1evar a quien lo desee a sostener qu e Damasco,Bagdad, El Cairo u otras capitales del mundo mercantil del Orienteindio o chino (o incluso Egipto, Mesopotamia, Fenicia y Grecia enperiodos anteriores), fueron en su tiempo "hegemnicos". El trminocarece entonces de sentido preciso.

    No veo, ni siquiera a escala de la economa-mundo capitalistaeuropea (he subrayado que se encuentra en formacin durante lostres siglos de la transicin mercantilista), cmo podra calificarse aVenecia o los Pases Bajos de "hegemnicos". Se trata sin duda decentros comerciales y financieros destacados, pero se vieron obligadosa contar co n el mundo rural feudal, que los limitaba po r todos lados,y co n los equilibrios polticos que implicaba, por el conflicto entre lasgrandes monarquas. El Tratado de Westfalia, en 1648, no consagrun a hegemona holandesa, sino un equilibrio europeo que la anulaba.

    Dudo incluso que pueda hablarse de un a hegemona britnica enel siglo XVIII. Inglaterra conquista para aquel entonces posicionesventajosas en los mares, en detrimento de su competidor francs, perotodava no tiene la capacidad para afirmar un a potencia particular enlos asuntos del con tinente europeo, ni siquiera para dominar de verdadlas periferias potenciales de ultramar. Adquirir su hegemona muytardamente, cuando China y el Imperio otomano hayan sido "abiertos"(a partir de 1840), y cuando la revuelta hind de los cipayos haya sidosuperada (1857). El adelanto industrial y el monopolio financiero deGran Bretaa, aunque reales en aquella poca, no conllevan unaverdadera hegemona. Esta hegemona supuestamente mundial tienequ e vrselas con el equilibrio europeo, que Inglaterra no controla.Tanto es as que apenas la hegemona de Gran Bretaa se habaconstituido (a partir de 1850-1860), habra de ser cuestionada po r el

    CAPITALISMO Y SISTEMA-MUNDOascenso de sus competidores, Alemania y Estados Unidos, a partir de1880, en los planos industrial y militar, po r ms que Londres conservara po r mucho ms tiempo una posicin financiera privilegiada.

    Concluyo de lo anterior que la hegemona, lejos de constituir laregla en la historia de la expansin capitalista mundial, es ms bien laexcepcin, frgil y de corta duracin. La ley del sistema es ms bienla rivalidad duradera.

    Han cambiado de verdad las cosas desde entonces? O estn apunto de cambiar? En algunos aspectos, la hegemona de EstadosUnidos despus de 1945 tiene sin duda un carcter nuevo. Por primeravez en la historia de la humanidad, Estados Unidos cuenta con mediosmilitares de intervencin (as sea para la destruccin y el genocidio)de dimensin planetaria. Despus de haber estado limitados de 1945a 1990 po r la bipolaridad militar compartida con la Unin Sovitica,los Estados Unidos quizs se hayan convertido, o estn po r convertirse, en lo que nadie haba sido antes, salvo Hitler en imaginacin: losamos (militares) del mundo. Pero po r cunto tiempo?

    Como era de esperarse, el discurso sobre las hegemonas se pusode moda. Segn el liberal estadunidense Robert Keohane, la hegemona procura la estabilidad po r el respeto de las "reglas del juego" qu eimpone. Analizo de otra manera el proyecto de "nuevo orden mundial" que podra anunciar la guerra del Golfo, que lleg de inmecliatocuando se perfil la desintegracin sovitica -y no por casualidad. Loanalizo en trminos de un nuevo Imperio del caos, de una inestabilida d mxima, que se ver atravesado po r violentas contradicciones: serenuevan las rivalidades entre los centros y las explosiones en lasperiferias del Sur, y maana del Este.

    POLARIZACIN, CICLOS Y HEGEMONAS EN LOS SISTEMAS ANTERIORESAL CAPITALISMOAbordar las problemticas enum eradas en el ttulo de esta seccinlimitndome a los sistemas previos al ao 1500. Reservo la discusinsobre las especificidades de la transicin del capitalismo mercantilista(1500-1800) para la siguiente seccin.

    Ciertas ambigedades expresadas en la lnea de pensamiento de laeconoma-mundo, que conciernen a la definicin precisa del capita

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    82 83CAPITALISMO y SISTEMA-MUNDOlismo, deban llevar, po r la fuerza de las cosas, a la deriva en direccinde un a proyeccin hacia atrs de las caractersticas del mundo moderno. Los ms extremistas (Andr Gunder Frank, po r ejemplo) llegan asostener que la idea misma de especificidades propias en los diferentesmodos de produccin carece de fundamento, que no existe diferenciaalguna entre el capitalismo y los supuestos sistemas anteriores (entodos los otros sistemas se mezclaran de la misma manera elementoscapitalistas y otros), y que las sociedades del planeta siempre estuvieron integradas en un solo sistema mundial, que se remonta hastadonde puede encontrarse su huella. Entroncan as con la larga tradicin de las filosofas burguesas de la historia, qu e se esfuerzan po rprobar la eternidad del sistema y la futilidad de los intentos po rcambiarlo.En un nivel de abstraccin muy elevado, siempre se podrn encontrar analogas ms o menos llamativas a travs de los aos: despus detodo, se trata de la historia de la humanidad, que sigue siendo, po rciertos aspectos antropolgicos fundamentales, igual a s misma atravs de los tiempos histricos. El uso de palabras del lenguajecomn, en el pensamiento social, tiende a reforzar la ilusin de estasanalogas. Yo mismo he utilizado los trminos de centros y periferiasen los anlisis que he propuesto para pocas anteriores al capitalismo.Sin embargo, consider necesario precisar el contenido diferente deestos conceptos aplicados a sistemas sociales de lo ms variados.Sostengo que la amalgama de pocas procede del empobrecimientode los conceptos: el capitalismo se confunde con las relaciones mercantiles a las cuales se reduce, las relaciones entre la base econmicay la superestructura poltica e ideolgica se interpretan en trminoseconomicistas unilaterales inamovibles, etc. Todas estas teoras sonfundamentalmente mecanicistas y economicistas, a diferencia delmaterialismo histrico, acusado de serlo, sin razn.A mi juicio, la querella entre los partidarios de una teora basadaen la originalidad de los diferentes modos de produccin y quienesadelantan un a teora basada en la combinacin permanente de estructuras mercantiles y estructuras de poderes sociales que trascienden losmodos de produccin procede de una pregunta mal planteada, porque sus trminos estn mal definidos.El materialismo histrico, tal y como lo entiendo, respondi demanera correcta -incluso definitiva- a una de las preguntas, y dejotras tres en suspenso. Marx, creo yo, arroj luz sobre la especificidad

    CAPITALISMO Y SISTEMA-MUNDOdel modo de produccin capitalista, que ya no puede reducirse a un acombinacin de propiedad privada, salario y relaciones mercantiles.Ahora bien, el materialismo histrico dej abiertas tres series depreguntas no menos importantes. La primera se refiere a los "modosde produccin anteriores". He criticado la interpretacin dominantequ e multiplica la serie de modos anteriores, y propongo en cambioun solo modo, llamado tributario, porque pone el nfasis en laidentidad de la relacin entre el poder y la extraccin de excedenteen todas las formas anteriores, po r oposicin al contraste que en elcapitalismo separa formalmente el poder de la extraccin del excedente, que se somete a la ley del valor. La segunda concierne alcapitalismo como sistema mundial: ya he dicho que no fue realmentetratada po r el marxismo histrico. La tercera cuestin abierta concierne al grado y las formas de la interdependencia regional -inclusomundial- en pocas anteriores.

    En la oposicin entre "sustantivistas" (para quienes las relacionesmercantiles se insertan en estructuras sociales) y "forma listas" (paraquienes el mercado expresa la lgica inmutable del hamo economicusv,las observaciones anteriores estn borradas. Es cierto qu e Karl Polanyino es el responsable, porque se refera a las relaciones mercantiles dcpocas antiguas (que no confunda con la ley del valor capitalista), quese someten sin duda a lgicas de poder extraeconmicas. Los antroplogos "prirnitivistas" y "modernistas", que animaron la querella encuestin, no siempre tenan un conocimiento tan profundo de lacultura marxista como Polanyi.A mi juicio, la confusin entre relaciones capitalistas y relacionesmercantiles, e incluso la reduccin de aqullas a stas, es responsablede la desorientacin, y de que se proyecten hacia atrs las observaciones sobre del mundo moderno.

    No volver sobre el anlisis que propuse respecto a los sistemasanteriores, que llam tributarios desde las revoluciones que los fundaron (500 a 300 a.Ci), puesto que se definen por grandes reas deideologas tributarias: la helenstica, la hinduista y la confuciana, ydestacan el dominio ideolgico en los sistemas antecapitalistas. Po resta misma razn habl de tres regiones y no de cuatro, contra lo qu esugieren quienes distinguen Oriente Medio (que se volvi rabe) delAsia central iran (hasta las invasiones turcas). La historia se leeremontando el tiempo: en vsperas de la aparicin del capitalismoexiste una sola regin islmica, que engloba los mundos rabe, iran

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    85APITALISMO Y SISTEMAMUNDOturco. Este mundo se constituye po r oleadas sucesivas a partir de l

    elenismo, y sostengo que el Islam se haba constituido en esta regincomo forma evolucionada de la ideologa tributaria. Es tambin po reso que considero a Europa -cristiana- como un a periferia de estamisma regin, y que la misma ideologa tributaria (aqu el cristianismo) opera como sustrato de la atomizacin ("feudal") del poder.Desde luego que antes de Alejandro no existe una regin "OrienteMedio-Asia central", sino polos tributarios diferenciados (Egipto,Mesopotamia y el Irn aquemnida). Alejandro intent la unificacinde la regin, pero en realidad no lo logr, Roma retrocedi a n ms,y el Irn sasnida (y su prolongacin en Asia central) qued fuera desu espacio de conquista. En la prctica, el Islam constituye la terceraoleada que unific a la regin. De una manera general, a medida quese remonta el tiempo, el nmero de polos de origen tributario semultiplica.Esta tesis podra emparentarse en ciertos aspectos con la de DavidWilkinson, que pone de relieve la obra conquistadora y unificadorade las "civilizaciones centrales", que proceden po r fusin (Egipto-Mesopotamia, luego Oriente Medio-Grecia, luego los herederos delImperio alejandrino-Roma-Europa, etctera). Esto, a reserva de que laconquista cultural del conjunto del planeta slo poda ser obra delcapitalismo moderno, que esta conquista siempre est inacabada, yq.ue suscita sin cesar el renacimiento de las diferencias (porque elcapitalismo se topa con la resistencia -aunque sea cultural- de lasvctimas de su expansin polarizante). La tesis tiene con todo la ventajade poner el nfasis en esta orientacin especfica que representa eluniversalismo trunco del capitalismo, que es al mismo tiempo europeo(intent analizar esta contradiccin en El eurocentrismo..., op. cit.)

    La constitucin de grandes regiones tributarias no implica quehayan estado unificadas en un sistema estatista nico. Por el contrario,como lo sugiere Michael Mann, po r lo general no corresponden lasreas definidas po r las redes de organizacin de los poderes polticosy militares, las redes de intercambios econmicos y las redes dedifusin ideolgica y religiosa. Su combinacin, ms o menos feliz,define sociedades diferentes: unas son capaces de perdurar y florecer,incluso de abrirse y de conquistar, mientras que otras se encierran encallejones sin salida mortales. En este marco, los conceptos de "centros" y "periferias" y el de hegemona pueden mostrar su fecundidad,siempre y cuando no sean definidos -por asimilacin con el contraste

    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOmoderno- en trminos de explotacin econmica. En este marco, elhecho de tomar en consideracin las redes de intercambio e interaccin -mucho ms amplias de lo que suele imaginarse- permite hablarde "sistemas regionales", siempre y cuando no se confundan losefectos muy selectivos de estos intercambios con aquellos que contribuyen mucho ms a estructurar el sistema mundial moderno, que espo r lo mismo el nico que amerita este calificativo. Contra las afirmaciones de los extremistas del "sistema mundial", la lectura de lahistoria muestra la extraordinaria duracin del equilibrio entre losgrandes polos de los mundos antiguos.La duracin no equivale a un estado esttico. Por el contrario, todoslos sistemas antiguos estn en constante movimiento, bajo el impulsode un a contradiccin fundamental idntica, que los caracteriza. Estacontradiccin opone la lgica dominante del poder tributario a lasexigencias de desarrollo de las fuerzas productivas, que se expresa enla tendencia a la autonomizacin de las relaciones mercantiles.

    Los destacados trabajos de Janet Abu Lughod, K. N. Chaudhuri,John Fitzpatrick y G. Coedes, entre otros, ponen de manifiesto estacontradiccin en el Oriente islmico, la India y China, ye n todos estospuntos resulta anloga a la que operaba en el medievo europeo ydurante los siglos del mercantilismo en la transicin capitalista. Elpapel de las ciudades mercantiles martimas y continentales de las"rutas de la seda", de Francia, Alemania, Italia, el Oriente islmico,Asia central, de Malaca, del Sahara, de la costa africana oriental, losmares de China y Japn, es anlogo en todas partes: producenmasivamente, para la exportacin (sea en un marco manufacturero,sea en uno de putting out [sistema de encargos]), productos que nosiempre son de "prestigio", sino qu e tambin pueden ser de usocorriente, incluso cuando est reservado para las clases acomodadas.Aqu se puede hablar po r lo tanto de capitalismo mercantil, cosa quepo r lo dems hace Marx. El conflicto entre dicho capitalismo, queaspira a autonomizarse respecto del poder tributario y la expansinmartima a que da lugar, no es especfico de la historia europea.Tambin puede encontrarse en China, donde la transferencia delcentro de gravedad de la economa del pas desde el Norte "feudal"hacia el Sur "martimo" estuvo a punto de provocar que el Imperioconfuciano estallara en un mirada de estados, algunos de los cuales,con una estructura tpicamente mercantil, habran podido construiren el mar de China y en el Pacfico lo que el mercantilismo realiz ms

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    8786 CAPITALISMO YSISTEMA.MUNDOtarde en el Mediterrneo y en el Atlntico. El hasta aqu decidido porlos Ming, al igual que las invasiones turco-mongolas en Oriente Medio,pueden aparecer po r lo mismo como accidentes de la historia queabrieron oportunidades para Europa. El capitalismo habra podidonacer all: no es el producto de una excepcin europea a la regla sino,COntra lo que sugiere la ideologa eurocentrista, del curso normal dela contradiccin qu e subyace en todos los sistemas tributarios.

    Reconocer lo anterior no significa empero que el capitalismo yaestaba presente, ni que la razn por la cual habr de aparecer precisamente en esta regin perifrica del mundo tributario que es Europano obligue a un anlisis particular, ni que, po r ende, el periodomercantilista europeo no aporte nada que no haya existido antes y enotras partes. Lo mismo puede decirse de la intensidad de las relacionesentre las ciudades mercantiles de la red mundial de las pocas tributarias: no permite hablar de un sistema mundial integrado, a diferenciadel que habr de construir el capitalismo moderno. Olvidar que estasciudades son manufactureras ymercantiles y no industriales, y que seinsertan en un mundo predominantemente rural, al grado de ser presafcil de los poderes tributarios, equivale a banalzar la historia.

    Podemos retomar ahora, en el marco de los principios que hemosprecisado, las cuestiones relativas a las desigualdades del desarrollo,las polarizaciones y las hegemonas que conllevan, y los eventualesciclos de los periodos antiguos.

    En un anlisis en muchos aspectos destacado, Kajsa Ekholm adelanta las siguientes conclusiones: a] incluso en la ms alta antigedad(la de Mesopotamia, po r ejemplo) pueden distinguirse los estadosbasados en el control de la produccin agrcola de aquellos que seconstruyen a partir del dominio de redes de mercado ms amplias; b]el excedente agrcola (en cereales) no puede transformarse en bronce,textiles, palacios, joyas y armas si el poder local no tiene acceso a lasmaterias primas necesarias para estas producciones, y puede tener quebuscarlas po r lo mismo ms all de sus fronteras polticas; e] en estecaso, los intercambios no pueden considerarse "bienes de prestigio",sino bienes fundamentales. A partir de aqu, Kajsa Ekholm distinguelas clases dirigentes de los centros, que estallan en facciones enconflicto (aristocracias terratenientes, burcratas, comerciantes) y sededican de distintas maneras a la explotacin de las clases populares(tributo, esclavitud, trabajo asalariado), de aquellas de las periferias,qu e se reducen a una lite de jefaturas "feudales" que median en la

    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOexportacin de sus materias primas y controlan las importaciones. Notengo nada que reprochar a estas proposiciones, salvo que no se tratade capitalismo en el seno de sociedades precapitalistas. Po r lo dems,Kajsa Ekholm reconoce la vulnerabilidad de estas relaciones entrecentros y periferias, siempre sometidas a los azares de la evolucin delos poderes polticos y militares.La antologa de estudios publicada po r Michael Rowlands se pro-pone abrir el debate sobre los conceptos de centro y periferia en elmundo antiguo (Centre and Periphery in the Ancient World, Cambridge,Cambridge University Press, 1987). Anoto aqu las observacionesabsolutamente fundamentales hechas po r Phil Kohl, en su colabora-cin en dicha obra: a] con frecuencia, las zonas ms adelantadas (lasciudades comerciantes de Asia central, po r ejemplo) no controlan lastcnicas fundamentales (el trabajo de los metales, la cra de caballos),po r lo que en la relacin entre centro y periferia no existe explotacineconmica; b] po r lo general, estas tcnicas son todava demasiadosimples como para poder ser monopolizadas po r centros hegemni-cos, como ocurre con la tecnologa moderna. Recojo tambin, dedicha antologa, la observacin de Liverani, quien insiste sobre losaspectos comunes del sistema ideolgico que vinculan los centros ylas periferias de una misma regin, lo que concuerda con mi obser-vacin sobre el dominio ideolgico en los sistemas tributarios. Hagonotar po r ltimo que los ciclos de expansin y de crisis poltica queMarfoe, Moorey y Larsen observan en Egipto, en Mesopotamia y entodo Oriente Medio se producen po r el conflicto entre la lgicatributaria y los intentos de autonomizacin de los elementos mercan-tiles de la sociedad, es decir, precisamente po r la contradiccinfundamental del modo tributario. A decir verdad, slo existe unejemplo de explotacin econmica "exterior" masiva en el mundoantiguo que estudia esta antologa: el de Roma (tratado por DaphneNash), donde la oligarqua senatorial y el orden ecuestre de lospublicanos saquean las provincias mediante el tributo y las relacionesmercantiles monopolizadas. Pero el Imperio romano fue, como elotomano, un Estado depredador, cuyo apogeo result por lo mismomuy breve, seguido po r una larga decadencia. Considero que po r estarazn, aqu se invierte la relacin entre centro y periferia: las provincias saqueadas econmicamente son los centros de la cultura domi-nante (helenstica en Roma, rabe y persa en el Imperio turco).

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    88 89APITALISMO Y SISTEH.1,MUNDOLA fORMACIN HISTRICA DEL CAPITALISMOEn vsperas de qu e Europa conquistara Amrica, todos los sistemastributarios avanzados (el Oriente islmico, la India, China) se agitabana causa de la misma contradiccin fundamental, qu e slo podasuperarse con la invencin del capitalismo. Co n todo, el surgimientode esta respuesta en Europa debe explicarse a su vez en concreto,como deben explicarse tambin las razones po r las cuales el desarrollodel capitalismo en Europa detuvo la posible evolucin en la mismadireccin en las otras regiones del mundo, o las encamin inclusohacia involuciones regresivas.Para m, no se trata aqu de cuestiones nuevas, puesto qu e desde1957 constituyen lo esencial de mis preocupaciones y de mis escritos.Po r lo dems, mis respuestas se ubicaban desde entonces en el mismoterreno que habra de ser el de! enfoque de la escuela del capitalismosistema mundial. Me contentar entonces con recordar de manerabreve mis conclusiones.1] Por contraste con las situaciones encontradas previamente enotras partes, la transicin mercantilista europea es singular. Esta singularidad radica en e! hecho de que el Estado absolutista de la pocamercantilista europea no constituye una prolongacin del poder tributario feudal atomizado de la poca anterior (que es po r lo mismo un aforma perifrica de l Estado tributario), sino su negacin, mientras qu een otras partes (Oriente islmico, India, China) el Estado tributariohaba revestido en pocas anteriores un a forma acabada (que calificoentonces de central), que habra de conservar.2] Durante la fase 1150-1300, la expansin del feudalismo europeose somete a su propia lgica de poder, al incorporar tierras nuevas.Esta expansin se agota en el curso de la fase siguiente (1300-1450),marcada po r rendimientos decrecientes; co n todo, e! sistema de poderpermanece inalterado (feudal). Estas dos fases son po r lo tanto de unanaturaleza completamente distinta de las fases posteriores de expansin y crisis capitalistas. Aqu no puede encontrarse el mecanismo deestas ltimas, considerado ms arriba. El carcter perifrico de laformacin tributaria europea muestra as una flexibilidad qu e sepuede oponer a la rigidez relativa de las formas tributarias centralesavanzadas. La crisis del sistema feudal se supera co n el surgimientodel Estado absolutista qu e crea, po r medio de la conquista de Amrica,un a economa-mundo mercantilista a cuyo servicio se coloca.

    CAPITALISMO Y I S T H I A ~ I U N D O 3] La idea de qu e el Estado absolutista sera feudal po r naturaleza,porque el Estado capitalista debera ser liberal por esencia, constituyeun a deformacin de la ideologa burguesa. sta ha producido po r lodems otras deformaciones, no menos engaosas, al atribuir, po rejemplo, la ventaja de Inglaterra sobre su competidor principal francs al sistema poltico (el esbozo del liberalismo en e! siglo XVIII), o asu ideologa (el protestantismo), o a la superioridad tecnolgica. Enrealidad, esta ventaja provena de la posicin privilegiadade Inglaterraen el sistema de explotacin de las periferias americanas.4] El sistema nuevo de relaciones centros-periferias entre la EuropaAtlntica y Amrica no constituye una repeticin de las relaciones-desiguales o no- que en pocas anteriores se basan en la ampliacin

    geogrfica de los intercambios mercantiles. Amrica no "comercia"con Europa; se moldea al integral-se como periferia econmicamenteexplotada po r la Europa mercantilista. Entre los autores de la escueladel sistema-mundo, J. M. Blaut puso co n justa razn el nfasis en laextraordinaria importancia de esta explotacin, qu e se tradujo, entreotras cosas: a] por un flujo de oro y plata considerable, que reforz laposicin social de los nuevos capitalistas comerciantes en la sociedadeuropea y les dio una ventaja decisiva sobre Lodos los dems competidores (son capaces de ofrecer mejores precios en cualquier lugar delmundo); b] po r un volumen gigantesco de beneficios extrados de lasplantaciones americanas: en 1600 las exportaciones de azcar deBrasil representaban el doble de las exportaciones totales de Inglaterra, etcetra.5] Los dos ciclos de expansin (1450-1600) Yde reajuste (1600-1750)de la economa-mundo mercantilista tambin tienen su propia naturaleza, qu e difiere en lo esencial de la de los ciclos posteriores delcapitalismo en su forma acabada.6] En el nacimiento del capitalismo europeo, los dos factores (laflexibilidad del modo tributario perifrico feudal; la construccin deun a economa-mundo mercantilista y el remodelamiento de la periferia americana) estn entonces indisolublemente ligados, so n inseparables. He opuesto este anlisis, qu e he calificado de desarrollodesigual (el salto cualitativo hacia adelante se produce a partir de lasperiferias del sistema anterior) a los argumentos culturalistas del"milagro europeo", que prevalecen po r la deformacin eurocntricade la ideologa occidental, que ya he criticado: el recurso al antepasadogriego mtico, la cristianofilia, el racismo.

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    90 91APITALISMO y SISTEMA-MUNDO7) El carcter capitalista de la transicin mercantilista se expresa

    po r la ruptura ideolgica que acompaa la formacin del Estadoabsolutista: el abandono de la hegemona metafsica.

    EL PORVENIR DEL CAPITALISMOLa polarizacin inmanente al capitalismo mundial, que la ideologal1amada liberal ignora de manera deliberada, despoja a dicha ideologade cualquier sentido. En efecto, la integracin al sistema mundial creauna contradiccin insuperable en el marco de la lgica de expansindel capital, puesto qu e vuelve ilusorio cualquier intento de las periferias-cuyos pueblos representan po r lo menos las tres cuartas partes de lahumanidad- por "dar alcance", es decir, po r asegurar a estos pueblosniveles de vida comparables a los de la minora privilegiada de loscentros.La ideologa liberal slo tendra sentido si se atreviera a proclamarla abolicin total de las fronteras, es decir, si las abriera a las migraciones de trabajadores, como llama a abrirlas para los intercambios ylos flujos de capitales. Entonces, en efecto, sera congruente consigomisma, al proponer que po r la va capitalista se hagan homogneaslas condiciones sociales a escala mundial. Esta apertura no est a laorden del da, simplemente porque el hecho nacional lo prohbe. Elasunto no es que las razones invocadas en los planos poltico, ideolgico o cultural sean O no aceptables. El hecho existe. Los defensoresde la ideologa liberal dirn entonces que la apertura a los flujos deintercambio y de ca pitales es un second best [la segunda mejor opcin).Esto no tiene mayor sentido, puesto que, en estas condiciones, laapertura provoca la polarizacin, qu e es inaceptable. Igual podradecirse que la muerte es un a second bestdespus de la vida! La ideologaliberal es po r lo tanto pUl-a y simple superchera. Un verdadero secondbest debera definirse po r su capacidad para reducir la polarizacin.En este espritu, la lgica dice que si los flujos migratorios deben estarcontrolados, la apertura a los intercambios y los flujos de capitalestambin debe estarlo. Es po r eso po r lo que la "desconexin" esinsoslayable, y define un a de las condiciones esenciales para lograr ala vez superar el capitalismo y reducir poco a poco la polarizacin.La tesis qu e sostiene que ninguna sociedad puede escapar al desafo

    CAPITALISMO Y SISTEMAMUNDOpermanente de la mundializacin (capitalista), que el "desarrollo" noes ms qu e el desarrol1o en el marco de este sistema, y que no hay"desarrollo autnomo" posible fuera de l, se apega al nico hechoreal, es decir, qu e el desarrol1o capitalista es tal, pero renuncia deentrada a la posibilidad de "cambiar el mundo".

    Como es necesario diferenciar estos dos planos, propuse que no seconfundan los conceptos de expansin capitalista y de desarrollo, po rms que en el lenguaje comn la confusin sea frecuente. La expansin capitalista es polarizante po r naturaleza. El desarrollo debe ser,po r definicin, de otra naturaleza, para poder remontar la polarizacin. A mi juicio, el concepto de desarrollo es po r esencia un conceptocrtico del capitalismo.

    La ideologa del desarrollo que domin la escena posterior a lasegunda guerra mundial no hizo esta distincin ca n claridad. Paraunos (las burguesas nacionales del Tercer Mundo en la era deBandung, de 1955 a 1975), el "desarrollo" tena po r objetivo "cubrirla brecha" sin dejar el sistema mundial, po r medio de polticas deEstado adecuadas (nacionalizaciones, industrializacin, etc.), Paraotros (los estados llamados socialistas), este mismo objetivo ("cubrirla brecha", qu e implicaba similitudes evidentes) se mezclaba co nesbozos del objetivo contradictorio de construir "otra sociedad".

    Po r lo dems, el crecimiento exponencial incontrolable que produce la lgica del modo de produccin capitalista es suicida, como loha n redescubierto los ecologistas. El capitalismo, a la vez como modode produccin y sistema mundial, es po r lo tanto y de manerasimultnea suicida y criminal, lo que quizs implique genocidiosmasivos en las periferias, que estn llamadas a rebelarse.

    NOTA BIBLIOGRFICAa) Obras y artculos de referencia en el captulo:Abu-Lughod, Janet , Before European Hegemony. The World S)'stem A.D. 1250-

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    4EL FUTURO DE LA POLARIZACIN MUNDIAL

    l. La desigualdad en el desarrollo de las sociedades humanas es un aconstante histrica, desde la ms alta antigedad, pero slo en lapoca moderna la polarizacin se convierte en el producto inmanentede la expansin mundial de un sistema que, po r primera vez en lahistoria, integra en un a misma lgica econmica - la capitalista- alconjunto de los pueblos del planeta.La polarizacin moderna (capitalista) ha aparecido bajo formassucesivas durante la evolucin del modo capitalista de produccin:a] La forma mercantilista (1500-1800), anterior a la revolucinindustrial, se rega por la hegemona del capital mercantil de loscentros dominantes del Atlntico, y moldeaba las periferias de lapoca (Amrica) para someterlas por completo a la lgica de laacumulacin de dicho capital.b] La modalidad que podra llamarse "clsica" se organiz