alvarez y fiore (1993). arqueología como ciencia social

10
INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA AUTORIDADES 1994-1997 Presídeme Vicepresidente lo. Vicepresidente 2o. Secretario General Dr. Jorge Salvador Lara (Ecuador) Dr. James G. Tanner ' (.Canadá) Dr. Noé Pineda Portillo (Honduras) Dr. Chester J. Zelaya-Goodman (Costa Rica) COMISIÓN DE CARTOGRAFÍA Presidente: ' Sr. Ful L. Peeier, Jr. ' Vicepresidente: Sr. Ja-ties R. Plasker (EUA) COMISIÓN DE HISTORIA Presidente: Cite. \R) Laurio Heáeivio Desiéfani Vicepresidente: Dr. Hernán Asdrúbal Suva (Argentina) COMISIÓN DE GEOGRAFÍA Presidente: Prof. Speridiao Faissol Vicepresidente: Prof. Mariiourdcs López . rerreira (Brasil) COMISIÓN DE GEOFÍSICA Presidente: Dr. David A. Novelo Figueroa Vicepresidente: Dra. Elsa Leticia Flores (México) COMITÉ DE ANTROPOLOGÍA Presidente: Prof. Georsc Cerqueira Leite Zarur (Brasil) MIEMBROS ACTIVOS Y CORRESPONDIENTES Argentina Solivia Brasil Canadá Colombia Cosía Rica Chile Ecuaoor El Salvador Estados Unidos Guatemala Haití Honduras México Nicaragua Pana na Paraguay Perú Rcp. Dominicana Uruguay Venezuela Dra. Amelia Sanguinetti de B. Arql. Maihias Strecker „•>• Antrop. María Victoria Uribe Dra. María E. Bozzoli de \V. Dra. Victoria Castro Rojas Dr. Segundo Moreno Yañez Dr. José Humbeno Velázquez Dr. Tilomas Abcrcrombic Lie. Rober.o Rubio Cifuentes Lie. Femando Cruz Sandoval Mira. Adriana López Monjardin Lie. Jorge Espinoza Dr. Juan Ossio Dr. Femando Morbán Laucer Prof. José J. Fisueira Dr. Juan Alfredo Tomasini Dr. Marco Guevara Berger Sr. Jorge Hidalgo L. R.P. Juan Bonazo Lie. Manuel Chivez Borjas Mtro. Luis Revgadas Robles Gil" Dr. Francisco Irriane Brener Dr. Carlos Esteban Deive .HMIILMI ni U I ,|UM I IL V, Alvarez, M. y D. Fiore. 1993. La Arqueología como Ciencia Social: apuntes para un enfoque teórico-epistemológico. Boletín de Antropología Americana. n c 27, pp:21-38. México. mynan r. alvarez dánae fiore" la arqueología como ciencia social: apuntes para un enfoque teórico- epistemológico "La ciencia sólo debe aceptar ti pensamiento critico". Nicos Híájini Introducción En ¡os últimos tiempos ¡a arqueología j; ha vtsto sacudida por un debate teórico acerca ce los diversos enfoques utilizados en 5u seno. .Muchos son ios arqueólogos que han puesto Je manifiesto la necesidad de dicho cébate (Bate 1981.19S9;3inford 1986. DunneU !5S9. Gándara 19SO. 198!; Gilman 19S9, Hodier 198S, Lumbreras 1984. Shanks y Tiilcy, ;9S7; Shitier 19SS. Trigger. 1982, 1989: Vargas- Arenas 19S6: por sólo citar algunos cases). El mismo implicó un replanteo sobre ios ¡imites y alcances de la explicación, en arqueología, incluyendo sntre otros, el tema ce la valida- ción, la i-ponar.r.ia de! contexto en el surgi- miento üe una teoría y en definitiva los objetivos últimos que cada teoria le atribuye a la arqueología como ciencia. ¿Es historia? ¿Es bioloaia? 0 Es antropología? ¿Es literatu- ra?... . En nuestro país, este debate se planteó con variadas intensidades a partir de los trabajos ' Mu«o Etnográfico. "3.3. Ambroseitr. Faculad de Fi- lotofu y Ls'.ras. Universidad de Buenos Aires. Moreno 3 50 (1091) Capulí Federal. Argemín». de distintos investigadores de larga trayectoria (entreoíros. Arenas ¡988. Borrero 1989.1993: Boschin 1992. González 19S5. Laguens 1994. Llamazares y Slavutzky !991:Núñez Reguei- ro 1974, Pérez Gollán y Heredia. 19S7; Politis 1988. 1994; Tarrago 1991. 1992; Tertusiy Nú- ñez Regueiro, 1993). Nuestro objetivo consiste entonces en el-' planteo de ciertas perspectivas de análisis desde un enfoo.jje^socia.l de la arqueología, profundizando algunos elementos de r.iv-1 teórico-epistemológico planteados por varios de aquellos investigadores. _¿¿OS orientamos hacia la dcfin¡c_i¿n_del proceso de '-abajo —su estructura y caracte- rísticas— como vía de acercamiento a ios ma- teriales arqueológicos concebidos como ^productos sociales generados en el seno át distintas esferas de producción. En concordan- cia con este eje, postularemos la aplicación de distintos niveles de análisis que posibilitan la investigación de diversos aspectos de dichos productos, enfatizando la importancia de la distinción entre éstos como entidades reales y aquellos como instancias de conocimiento. Sin embargo, la utilización de postulados fi- losóficos y conceptos previamente elaborados

Upload: catedraehta

Post on 19-Jun-2015

330 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA

AUTORIDADES 1994-1997

PresídemeVicepresidente lo.Vicepresidente 2o.Secretario General

Dr. Jorge Salvador Lara (Ecuador)Dr. James G. Tanner ' (.Canadá)Dr. Noé Pineda Portillo (Honduras)Dr. Chester J. Zelaya-Goodman (Costa Rica)

COMISIÓN DE CARTOGRAFÍAPresidente: ' Sr. Ful L. Peeier, Jr.

' Vicepresidente: Sr. Ja-ties R. Plasker(EUA)

COMISIÓN DE HISTORIAPresidente: Cite. \R) Laurio Heáeivio

DesiéfaniVicepresidente: Dr. Hernán Asdrúbal Suva

(Argentina)

COMISIÓN DE GEOGRAFÍAPresidente: Prof. Speridiao FaissolVicepresidente: Prof. Mariiourdcs López .

rerreira(Brasil)

COMISIÓN DE GEOFÍSICAPresidente: Dr. David A. Novelo

FigueroaVicepresidente: Dra. Elsa Leticia Flores

(México)

COMITÉ DE ANTROPOLOGÍAPresidente: Prof. Georsc Cerqueira Leite Zarur (Brasil)

MIEMBROS ACTIVOS Y CORRESPONDIENTES

ArgentinaSoliviaBrasilCanadáColombiaCosía RicaChileEcuaoorEl SalvadorEstados UnidosGuatemalaHaitíHondurasMéxicoNicaraguaPana naParaguayPerúRcp. DominicanaUruguayVenezuela

Dra. Amelia Sanguinetti de B.Arql. Maihias Strecker „•>•

Antrop. María Victoria UribeDra. María E. Bozzoli de \V.Dra. Victoria Castro RojasDr. Segundo Moreno YañezDr. José Humbeno VelázquezDr. Tilomas AbcrcrombicLie. Rober.o Rubio Cifuentes

Lie. Femando Cruz SandovalMira. Adriana López MonjardinLie. Jorge Espinoza

Dr. Juan OssioDr. Femando Morbán LaucerProf. José J. Fisueira

Dr. Juan Alfredo Tomasini

Dr. Marco Guevara BergerSr. Jorge Hidalgo L.R.P. Juan Bonazo

Lie. Manuel Chivez BorjasMtro. Luis Revgadas Robles Gil"

Dr. Francisco Irriane BrenerDr. Carlos Esteban Deive

. H M I I L M I ni U I ,|UM I IL V,

Alvarez, M. y D. Fiore. 1993. La Arqueología como CienciaSocial: apuntes para un enfoque teórico-epistemológico. Boletín deAntropología Americana. nc 27, pp:21-38. México.

mynan r. alvarezdánae fiore"

la arqueología como ciencia social:apuntes para un enfoque teórico-

epistemológico

"La ciencia sólo debe aceptar ti pensamiento critico".Nicos Híájini

In t roducc ión

En ¡os últimos tiempos ¡a arqueología j; havtsto sacudida por un debate teórico acerca celos diversos enfoques utilizados en 5u seno.

.Muchos son ios arqueólogos que han puestoJe manifiesto la necesidad de dicho cébate(Bate 1981.19S9;3inford 1986. DunneU !5S9.Gándara 19SO. 198!; Gilman 19S9, Hodier198S, Lumbreras 1984. Shanks y Tiilcy, ;9S7;Shitier 19SS. Trigger. 1982, 1989: Vargas-Arenas 19S6: por sólo citar algunos cases). Elmismo implicó un replanteo sobre ios ¡imitesy alcances de la explicación, en arqueología,incluyendo sntre otros, el tema ce la valida-ción, la i-ponar.r.ia de! contexto en el surgi-miento üe una teoría y en definitiva losobjetivos últimos que cada teoria le atribuyea la arqueología como ciencia. ¿Es historia?¿Es bioloaia? 0Es antropología? ¿Es literatu-ra?.... En nuestro país, este debate se planteó convariadas intensidades a partir de los trabajos

' Mu«o Etnográfico. "3.3. Ambroseitr. Faculad de Fi-lotofu y Ls'.ras. Universidad de Buenos Aires. Moreno3 50 (1091) Capulí Federal. Argemín».

de distintos investigadores de larga trayectoria(entreoíros. Arenas ¡988. Borrero 1989.1993:Boschin 1992. González 19S5. Laguens 1994.Llamazares y Slavutzky !991:Núñez Reguei-ro 1974, Pérez Gollán y Heredia. 19S7; Politis1988. 1994; Tarrago 1991. 1992; Tertusiy Nú-ñez Regueiro, 1993).

Nuestro objetivo consiste entonces en el-'planteo de ciertas perspectivas de análisisdesde un enfoo.jje^socia.l de la arqueología,profundizando algunos elementos de r.iv-1teórico-epistemológico planteados por variosde aquellos investigadores.

_¿¿OS orientamos hacia la dcfin¡c_i¿n_delproceso de '-abajo —su estructura y caracte-rísticas— como vía de acercamiento a ios ma-teriales arqueológicos concebidos como

^productos sociales generados en el seno átdistintas esferas de producción. En concordan-cia con este eje, postularemos la aplicación dedistintos niveles de análisis que posibilitan lainvestigación de diversos aspectos de dichosproductos, enfatizando la importancia de ladistinción entre éstos como entidades realesy aquellos como instancias de conocimiento.Sin embargo, la utilización de postulados fi-losóficos y conceptos previamente elaborados

Page 2: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

2: BOLET1XD.E ANTROPOLOGÍA AMERICANA • 27 JULIO 1993 MVRIA.N R. ALVAREZ Y DANAE FIORE LA ARQUEOLOGÍA COMO CIEV

I -

por otros autores ce la arqueología no trans-forma e! objetivo dei presentí trabajo en unahistor ia de la f i losofía ni de la arqueología,sino que consti tuye ti marco contenedor en e!que se sustenta nuestra discusión.

La arqueología y la rea l idad: dospremisas

En tc-Ja perspectiva teórica subyace una ¡deace lo que entendernos por ciencia (Levinas •i990) y por lo c a n t o de su conexión con ¡a

.realidad, lo cual, a su vez, se vincula de ma-nera directa con ¡a líber rup.creu: del cientí-fico, quien "para ser produc:ívo ... debe operarcon una autoconciencia alerta sobre las ideasy supuestos po'r las cuales é: obra" (Binford

• 1977:31: la t raducción es nuestra). Es en estesentido que creernos adecuado retomar dospos tu lados en los cuales se apoya nuestroplanteo.

La primera premisa consiste in concebir ala reauaád «Tomo una entidad objetiva y ma-terial, lo cual implica que es independiente dela conciencia de ios hombres (para un desa-rrollo completo y sistemático de :ste punto verRoíental 1962. 3ate ¡981. Gonari 1991). Estosignif ica que -.odos los procesos que le danorigen a !a realidad existen —ín un princi-pio— con independencia ce !as ideas que .losseres humanos se formen di ellos,' pero noimplica cus ideas y realidad material —comoveremos en e! punto tris y subsiguientes— nose encuentren vinculados entre sí.

Dada esta condición material de la reali-dad, existí una segunda premisa aue la carac-

1 Es:o puede ejemplificarse de :a siéntente forma: tn ti ni-vel físico, il hecho di que :a nerra gire alrededor delsol is real y objetivo, existe ¿esce millones de años an-tes de que aparecieran los serrs humanos, y los proce-sos que !o causan na han desendido de que Copemicoformulara la teoría heliocéntrica. £n ei nivei social. !aexistencia de tos pueblos americanos no ha decido es-perar a la llejzaa je Colón ni a ¡as postenores teoríassobre el poblarciemo del "nuevo mundo" para ser cali-ficada como una realidad. Por io tanto, el descubnmien-

rto de una ley. de un principio, o de un fenómeno que. •.-•.., ... * ' -

teriza: e ̂ movimiento. La propia constituciónatómica de la materia implica un constantedevenir energético. Es éste el principio enun-ciado por Herácli to mediante la conocidametáfora acerca de que: "No se puede... des-cender dos veces en el mismo río ni aferrarsedos veces a una sustancia perecedera en es-tado permanente" (Llanos 1936:33). En sínte-sis, "...la existencia objetiva dei universo semanifiesta como existencia de materia en mo-vimiento (...) más aún, ia materia y ei movi-miento son de tal manera inseparables que noexiste mater ia i n m ó v i l , ni tampoco existe¡nuvimieni.0 ¡rmi.v.erial" (Goriwi 1991:84).

Si bien la transición es un estado perma-nente en cualquier fenómeno, es decir quetoda entidad real, o toda realidad material seencuentra en constante transformación, esto;no invalida la posibilidad de distinguir por-ciones de dicha realidad que'exhibcn cienoséiernentos que las constituyen de manera par-ticular, brindándoles una determinada identi-dad. Ei cambio continuo no siempre transformaa una entidad en otra, sino que en muchasocasiones solamente le agrega a dicha entidadmás cantidad de los elementos que la carac-terizaban desde un principio. Estos cambios sedenominan cambios cuantitativos, en oposi-ción a los cambios cual ilativos, que son aque-llos que transforman a una realidad en ora(Gonari 1991, Llanos 1986, Rosental 1962).

Los cambios cuantitativos se expresan, en-tonces, como cambios a'z magnitud dentro deuna realidad particular. Los cambios cuaiiti-tivos, a su vez, implican el pasaje de una rea-lidad a la existencia de otra distinta, es decir,son cambios de cualidad, ya que transformana las características de una entidad de mane-ra tal que ésta deja de ser reconocible para carorigen a una nueva entidad' (idsm).

Por ejemplo, si sometemos a un objeto de árenla crudaal calor, el crecimiento zradual d: la temperatura en unprincipio, por ejemplo de 0°C a !GO°C y de !00°C a200*C .10 prcvoca importantes transformaciones: se tra-ta de cambios cuantitativos. Pero al llegar a la fronterade los 6QO°C. dicho objeto llegará a adquirir nuevaspropiedades, tales como rigidez, y aun resistencia ¿i ca-

La arqueología como ciencia

Cuando hablamos de ciencia nos referimos, enfc:¿rminoS2ír¡era!es.aunaformadeconocimien-|to representativa del pensamiento del hombre ¿(Levmas 1989:3). Desde es:a perspectiva deabordaje de ia realidad, consideramos que laarqueología se constituye como una cienciaoaüo que se aboca al estudio de arTa"porción"de la realiiiadLr-!os resíps rnateriales dejadospor las sociedades pasadas— mediante la apli-cación de jeorias. m¿todos_v técnicas queposibilitan un desarrollo sistemático del JJTO-ceso de investigación (Vargas Arenas 1986,Bate 1981. Gándara Í987, Schiffer 1988, Binford1986. Suílivan 1978).

Dentro de este conjunto gnoseológico, lateoría es un conjunto de principios que brin-dan e.xpiicaciones sobre una porción de la rea-lidad. Se trata de una serie de general izacionesque resultan válidas para cada perspectiva enparticular: sin que necesariamente aquéllasdeban ser valoradas como relevantes desdeotros enfoques. Por otra pane la teoría cum-ple siempre un rol dialéctico en la dinámicade ¡a ciencia ya que: "La teoría es, en cada

que definen a una nueva entidad real, la cerámica. Se ha

momento y a! mismo tiempo. reruitico _¿e -asinvestigaciones pre-.ider.ies y_ounto de par-

.tida de las nuevas invest igaciones " ( B a t e1989:S). Esto implica entonces, que ;e::ü detoda formulación de un problema q-e 2'.sa iun proceso de investigación, siempre is:a pre-sente un entramado teórico que io sustenta ydefine.

E! método es un referente que nos permitegarantizar e! desarrollo de procedimier.tos vá-lidos desde un punto de vista lógico pira con-trastar nuestras teorías e hipótesis. Añeraftien,tal como lo señala Bate (1989:7)"... r-.o poce-mos plantearnos cómo conocer s: círíc:rr.o¿de toda noción sobre qué buscamos cono-cer...". Esto implica dos cosas: en primer lu-gar que el método uue se deriva dejo conocidopreviamente, es decir que la lógica presupo-ne"primero ei desarrollo de una ontoiogia oteoría sobre la realidad (ibidem) y er. según -do jugar como consecuencia^de ¡o^interiorcmeel método debe_concordarjiecesariamenie conla teoría sustentada.

El rol dei métoao es_entonces. ei de^posi-bjl,itar_el cp.ntactp entre la teoría y ja realidadempírica, entre la explicación y !o ex3ijcaqo,entre lo abstracto ylo concreto, que a nuestrocriterio, debe ser logrado de una manera ob-jetiva , <s~S¿Sir contfasfab'e.)

Page 3: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

PIN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA • 27JULIO 1993 MYRIAN R- ALVAREZ V DAN'AE MOKL

Vor, „..- ¿ icha contrastaron. se logra a

Mr.1: 'deiaap !¡cac,ór.dS:.r.a5eriedeProcedi-

r^ientos sistemáticos o técnicas que posibili-tan ¡a manipulación de determinados objetos,-: re^stro de atributos o propiedades que de-vsi'ñ cieñas características de la evidencia y;a obtención de información acerca de la mis-ma. que en definitiva constituye la base de la

• explicación científica. £l_conjunto_de proce:.dimiemos_v técnicas cíe análisis constituyen la

metodología.. L-npr i taer aspecto ¡".portante de destacar,

-entro de las relaciones entre estas distintasRancias del conocimiento — filosofía, teo-ría. método y metodología— , es que a diferen-cia de la sólida interdependencia entre las tresorirneras, como recién lo subrayáramos, la'me-odologia resulta ser la insianciajnásJnát-«snciente'dado que muchas técnicas pueden'¿-'uTííízadas por varias ciencias y bajo dis-— tos marcos teóricos sin que se transformensu obietivos últimos- Tal « el caso del uso de.— - técnica -neutral", como e! uso del niveló-ico por geólogos y arqueólogos, cuyo em-pieo no transforma la identidad de ninguna de

. estas dos disciplinas.Sin embargo, el postular una neutralidad

metodológica no significa -que el aplicar oignorar una técnica no esté siempre funoamen-;¡ro en una postura teórica y desde una pers--,ec:iva epistemológica ^Gándara 198 0. PorOrnólo, en la utilización de la microestrati-s'ra'la y en el rechazo de aplicación del car-bono 14 hay siempre un entramado teóricosubyacente que sustenta a cada decisión.

de esta cuestión, es el

el ex,stente entre las propias perspectivas deanálisis de una misma ciencia. Tal es el caso,por ejemplo, de la teoria general de los siste-mas (Von Benalanffy 1987:34. 35). que na

sido acucada tanto al campo de la psicología,como al campo de la biología y de la arqueo-

losía."En este sentido. denominamos_teonagerie:

ral al conjunto de postulados que cor.formanlaTasc gnoseológica fundamenta! en la que seenmarca una postura científica, mientras quela teoria especifica se remite a la aplicaciónparÚcular Je dicTa base a un determ.naoo

obieto de estudio." En el Gráfico 1 se representan tndimensio-

nalment=7íoHrellsPectos recién detimoos.Pn el eje vertical se expresan las relacionesentre las instancias de conocimiento (primeraspecto); en el eje.horizontal se granean lasrelaciones entre distintos enfoques teóricos enuna misma ciencia (segundo aspecto); en eleje lateral o je^rofundLdad se ilustran las re-laciones entre ciencias (tercer aspecto).

£1 pensamiento científ.co se dist ingue,entonces, de otras formas de pensam.ento (co-mo el sentido común) dado que necesaria y

.relat ivo a la existencia de diversos mareosteóricos dentro del seno de una misma cien-

-cTqüé se traduce en una amplia variedad deperspectivas de abordaje del objeto de estudio,asi como en distintos recortes de 'i misma.

í>r- último, unjcrceL55£££5° « d ^ue ata"ñe a la vinculacióncntre distintas ciencias. La

teoría general a dis-

tintos objetos de estudio, genera una semejan-za conceptual entre ciencias por sobre ladivergencia entre sus objetos de estud.o. pro-duciendo un acercamiento a veces mayor que

.ficación, buscando la interconexión entre loscocimientos adquiridos (Bunge 19/2, Gor-

tari 1991).Al referirnos a la verificación de los pos-

tulados científicos, entramos en el tema de .aobjetividad en la ciencia. Como ya hemos o.-•cho consideramos que la existencia de la rea-lidad es en sí objetiva, dado que no deper.aede que ningún sujeto la piense, y por lo tantotampoco depende de las explicaciones que so-bre ella se formulen. Pero en lo que concier-ne a la objetividad de las exjjljcacjojics en si,la misma es una con1tru«iór,Jiis^.car^«determinada, lo cual implica que vana deíc^erdo a las posibilidades de elaboración del

pensamiento que tiene una sociedad en el mo-mento en que dicho pensamiento es generado(Fiore 1993a:39); parafraseando a Levu^s(1989-15) cadasociedad recorta "diferentes zo-jñas de objetividad conforme a sus planteos y I

concepciones".

O

Page 4: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

26 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA • 27 JULIO 1993

Es;o no justifica las posturas que relat ivi-z;n tocio conocimiento hasta neut ra l izar supoder expl ica t ivo basándose en el hecho deque nunca puede llegarse a un conocimientotcialrnente objet ivo de ¡a realidad (Bate 1981;cfr. Shanks y T i l l ey , 1987; Hodder 1987,I93S). Si bien, las explicaciones de la realidadSi encuen t ran his tór icamente determinadas,por io cual es posible transformarlas, eso noimplica que no puedan ser objetivas en térmi-r.os de aproximarse a ¡a.. explicación de la di-

'r.irr.ica ce la realidad (Fiore 1993a:39).E". r-;te -'rnti-Jü. «•' métorlo no e-~. en si mi?-

rr.o objetivo. En efecto, los métodos, como lasiícrias. son elaboraciones subjetivas en tantoser, productos generados por el hombre (Ro-ser.tal 1962. AK-arez 1993a).

""Al hablar de_obie:ividad en laciencja. nosestarnos refiriendo entonces a la adecuaciónde las explicaciones científicas a la realidad,y no-a la objetividad de la realidad en si, a lacual se i n t e n t a conocer" (Fiors 1993a:39,jhuster 1981).

En consecuencia, podemos puntual izar tresooservaciones ai respecto. En primer lugar,"í¡ conocimiento de la realidad y la realidadrr .aisrial no son idénticos" (Bate 1981:17). En

lugar, la objetividad no es una con-exión a priori. sino que se logra a partir deldesarrollo completo de un proceso cognosciti-vo. en c! que la oraxis^es indispensable comoforma de poner a prueba la concordancia denuestras explicaciones con el mundo real(Alvarez 1993a:17). En tercer lugar^ la obje-t ividad no es patr imonio de una ciencia enpan ¡cu lar. sino un problema que atañe a todase.-i gí.-.era! (Shuster 1982. Aivarez 1993a).

.Ahora bien, e! movimiento seguido por lacognición implica e! acceso a un fenómenojjsconocido a partir de una serie de datosconocidos, cuyo resultado posteriormente seintegrará al dominio gnoseológico abriendo unnuevo camino al descubrimiento de fenóme-nos. Este proceso se denomina inferencia.

La lógica formal ha distinguido dos formasde razonamiento: la inducción y la deducción(Rosentai 1962). El movimiento opuesto pro-ducido entre ambos tipos de inferencia, ha ge-

nerado, dentro del contexto de la lógica formal,una visión disociada de ambas como for-mas de razonamiento incompatibles postulan-do, muchas veces, lapreeminencia unilateral deuna por sobre la otra. .

Si bien consideramos que constiuwen dosvías jndejjeadic.ntesy necesarias enjodqj)_rOrceso de conocimiento!, las mismas son solida-rias en tanto se vinculan d_e_una_rnanera nolineal sino espiralada, dialéctica. Dicha vincu-lación se da siempre en tres pasos. En prirr.srtérmino, la jnducción es necesariamente pre_-vía al proceso deductivo, yaque posibilita rea-lizar abstracciones a par t i r de la rea l idadmaterial. En segundo término, la deducción es_el proceso que le sigue a la inducción, a partirdel cual se ponen a prueba tas, Conclusiones...acerca de la realidad mediante lacontrastacióncon evidencia empírica relevante. Por último,la inducción,cierra el espiral dialéctico corro-borando las hipótesis favorablemente contras-tada? o corrigiendo las hipótesis refutadas.seguñTsean adecuadas o no para explicar larealidad (Fiore 1993a).

La arqueología como ciencia social

Decíamos que toda ciencia se aboca al estu-dio de una porción de la realidad, que es suobjeto de estudio. Desde nuestra perspectiva,la argueologia.se ocupa de! estudio de las so-

r ciedades del pasado a panir de los restos ma-' teriales que las mismas produjeron durante el

transcurso de su existencia (entre otros. ChildeM955, Leroi Gourhan 1976, Bate 1981, Lum-breras 1984, Vargas Arenas 1986). Es por ello

- que consideramos a esta disciplina como unarirni;jfi sncial en tanto las evidencias con lascuales trata forman parte de distintos momen-tos de la historia de la vida de los hombres.

Sin embargo, lo que lajiiferencia v la par-ticulariza-distinguiéndola de otras cienciassociales, es su forma de aoroximacjón al ob-jeto de estudio, ya que, en primer término, elconocimiento de las sociedades pesadas selogra a partir de una determinada clase deevidencia empírica diferente a la de otras cien-cias: se trata de e]emsniqs_actua[es_g.ue. fue-

MYRIAN R. ALVAREZ Y DANAE FIORE

ron resultado de actividades pasadas_jy_que ala vez han participado en interacciones com-plejas desde el contexto de su producción has-ta el momento de su hallazgo (Bate 1981:22).En este sentido, es importante destacar elaporte de^Bjnjhrd.-quien resaltó e! papel fun-damental de esta cuestión (ibidem).

En segundo término, las_p_ecul¡aridades-dela^evjdencia que manipulan los arqueólogoscondicionan los procesos investigativos espe-cíficos para su procesamiento. Es decir que laidentidad de esta disciplina está también con- rfirmada r>ir mfiodología dV r*:o!ecciór. y ••procesamiento de (a información. No obstan-te, la arqueología sejia vistp_enri.q.uecida_porlos apones delecnicas y procedimientos_sur_-gidos e imp (ementados ert el irnbitp _ de ..airasciencias, sin que esto signifique una alteraciónde los objetivos últimos de la explicación ar-queológica, orientada siempre hacia una in-vestigación del pasado humano.

El _obieto de tsiu.dk1.—de la arqueología—la realidad social del pasado— constituyeentonces un recorte del mundo real, cuyascaracterísticas la definen cuali tat ivamente,proporcionándole una identidad propia y re-conocible. En primer lugar, esta realidad pue-de ser denominada como sociai en la medida

LA ARQUEOLOGÍA,

quedes producto del hombre genera,vinculación con otros hombres, y.en inte.ción_con la naturaleza. En segundo lugar, esen la interacción previamente enunciada don-de se generan elementos previamente inexis-tentes, lo cual le confiere una d imensiónmaterial a la realidad social. Es en este sentí-1do" qué afirmamos qué "la realidad social es 1también una realidad objetiva. En tercer lugar,dentro de la praxis social, y como consecuen-cia de ella, se originan reflejos activos en sipensamiento del hombre, que devienen friel desarrolla, ¿e r.:vc!c: •J;_cj_úc:í.-cjc /_cep_reseniacjón_ae la realidad (García Cancüni1986, Levinas 1989). Es decir que, por unaparte, la realidad social es objeto de pensa-.miento del hombre y, por otra parte, e! pen-samiento de! hombre se revier te sobre larealidad social, reproduciéndola y/o transfor-'mandola.

Dado que. tal como lo sosteníamos en e!punto previo, la ciencia es un producto másde! pensamiento humano, es importante des-tacar que la propia delimitación entie lo S0jcial v lo natural es siempre generada desde !osocial, razón por la cual no es fija ni inmuta-ble: es variable en tiempo y «spacio.JJe hecho,la división entre ciencias sociales y ciencias

'7^ JL r*&£i &-? <t4 £3Au /fü>- -•"""' fk-'SV'':1 -<í^a

*"""' ^-u «**^$yé-M&

Page 5: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

atúrales es mucho más reciente que la exis-tencia de la ciencia como producción social(Levinas 1989).

Como corolario de la exposición de estepunto, vemos que materia e idea son los ele-mentos constitutivos, indisociables y simultá-neos \sensu García Canclini 1986), en todoproceso social, ya que las ideas no existen sinun sustrato material que las genere. En dichosustrato pueden reconocérseles Factores:

a) E! objeto material a conocer, que implicauna realidad social, natural, física o quí-mica.

5) El comento histórico, realidad material dela cua l p rov ienen tanto los problemasplanteados como las soluciones propues-tas para los mismos.

c) E! propio cuerpo del hombre, que consti-tuye en sí mismo una realidad material, apartir de cuyos sentidos se establece unainteracción con el objeto a conocer.

Estas observaciones i n t e n t a n superar laclásica dicotomía platónica (Carpió 1984) en-tre mundo inteligible —reino de las ¡deas,que existen fuera del tiempo y del espacioy que son por lo tanto inmutables— y mundo

. sensible —reino material y falso derivado delanterior— dicotomía en la cual se sostiene laexistencia de una subordinación de la materiaa la idea.

Por el contrario, en la praxis social la con-junción de materia e idea queda expresada enla dinámica propia del proceso de trabajo.

£/ proceso de trabajo: una vía deacercamiento a las sociedades del pasado

En el transcurso de este artículo hemos seña-lado que el objeto de la arqueología, conce-bida como una ciencia social, está constituidopor el estudio de las sociedades pasadas, através de sus restos materiales. Dentro de estaperspectiva consideramos entonces funda-mental establecer ios elementos que caracte-rizan a una sociedad y que resultan relevantespara la investigación arqueológica de la mis-

ma. Concebimos que las sociedades humanasse distinguen cualitativamente de otros com- -ponentes de la realidad ya que las mismas :

generan sus condiciones de vida, por medio delproceso de trabajo. De esta manera, las_actii_vidades dej_hp_rnbre_se_a[ejan dejjnundflJiia^— !lógico para integrar el mundo social, en lamedida'que "_..- el^trabaio' generado por es-pecies animales no humanas es producto de unlargo procesó evolutivo ... está programadogenéticamente, en cambio en el hombre esconsciente, el hombre forma en su mente imá-'genes de los fines para los cuales trabaja"(Carnese et al., 1988).

. Por lo tanto, toda producción humana panede un determinado proceso de trabajo (Sanoja1984:35, 36: Vargas Arenas 1986:18), gene-rando una determinada socialización de lanaturaleza, es decir, una apropiación de ele-mentos presentes en el entorno natural paratransformarlos con el objeto de satisfacer dis-

tintos fines.Ahora bien, en el desenvolvimiento de di-

cho proceso pueden distinguirse euarodimen.-sjones (Alvarez 1993a y b). Una dinámicainterna, que es el producto del movimientouniversal de la materia. Se expresa a través dela puesta en marcha de una serie de activida-des que consisten en la obtención, producción,uso y descarte de artefactos y/o ecofacios.J¿njL_estructura, conformada por elementos cons-titutivos o componentes del proceso de traba-jo, que le confieren la identidad al mismo.Siguiendo a Burkún y Spagnolo (1985:10 y11) éstos son:

- Energía viíc.1: que el hombre tiene paracrear, disefiír y poner en práctica la pro-ducción.

- Materia prima: son bienes que incorpora-mos en su e:;tado natural.

- Objeto de trabajo: es aquello sobre lo cualel hombre despliega su creatividad y capa-

cidad.- Herramientas: son bienes para hacer otros

bienes.- Técnicas: son los modos específicos de ha-

cer las cosas, constituyen el referente con-

ceptual de la aplicación del trabajo sobreel objeto (Vargas Arenas 1986:31).

- Producto nuevo: es el resultado genuinodel proceso.

Una conexión con otros procesos, ya queel proceso3é~trabajo"HespnfpHcTá partir dedistintos materiales tiene como finalidad laproducción de objetos que participarán —lue-go de terminada su manufactura— en otrosprocesos de trabajo, evidenciando la existen-cia de una concatenación entre los mismos.Este punto será retomado en el acápite referi-do a las esferas de producción. Y una paracu-laridad, desarrollada a partir de que cadaproceso asume siempre formas concretas. Estoimplica que en la praxis existe una gran va-riedad de procesos de trabajo dada no sólo porel interjuego de las dimensiones anterioressino también por su despliegue dentro de larealidad.

Por otra pane, el oroceso de trabajo puedede¿airse_.rtLií(iinm».las siguientes característi-cas (Fiore 1993a):

1. Surge a part i r de las respuestas que elhombre le da z sus necesidades (Godelier

1976:293), es decir, permite coniiruir dis-tintas soluciones para distintos flnei.Socializa a la naturaleza generando un en-torno —la cultura— que posibilita la re-producción de la vida humana.1

Está socialmente organizado (Bendei1985:53). Se produce a través de una prác-tica que genera pautas comunes, a partiide las cuales se genera un contexto que leípermite a los hombres abstraer una idea,un proyecto previo al próximo trabajo,Es transformable. Por ser un producto 10-cial, generado a partir del proceso de en-sayo y error, el proceso de trabajo permiteconstruir soluciones nuevas, y, por lo tan-to, posibilita generar cambios en sus re-sultados materiales.Genera productos extemos al propio pro-

ceso de trabajo. El trabajo en sí ¿s ur

proceso, y como ta! es inasible, pero los

resultados materiales del mismo no sola-

para una consideración sobre la labor invenida rn icllvidades productivas y en actividad» "iparcntcmtnliesotéricas o rituales" y para una distinción y vinculiciórentre la 'supuestamente rigurosa" reproducción bioló-gica y las estrategias de reproducción social ver: Bcndo1985.

Page 6: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

30 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA • 27 JULIO 1993

mente son asibles, sino que se vuelven"independientes" de !a existencia del pro-ductor. Este factor permite, por una par-te, el almacenamiento y la posibilidad dela acumulación de excedente, y por otrapane, el e«r¿ñarnjeQío_de! productor conrespecro ai producto resultante, que pasaa formar pane del contexto materia! de lasociedad.

6. Produce elementos bajo una dinámicaespecifica, que le confiere cienos rasgosal producto final, rasgos que permitenadscribir dicho producto a un determina-do cs'.üo. E: ;:t::o de -j.:; p.-o¿t¡c;c conáti-tuye entonces una característica distintivade los productos sociales, y los diferenciacualitativamente de otras entidades rea-les: ningún producto de !a naturaleza exhi-be atributos estilísticos. (Ladiscusión acercade ¡as'concepciones de estilo en arqueo-logía exceden los objetivos de este traba-jo; sin embargo, podemos citar entre otroslos enfoques de Wiessner ¡990—estilo einformación sociai—Shaafsma 1985—es-pacio social y esiilo— Sackert 1990—esti-lo y ctnicidad: estilo e isocrestismo— y

. Conkey I9S4, 1989—estilo y estructura-'•- ción de contenidos—).

7. También los desechos son reconocibles.Sus productos son reconoc¡b';sa/-i?ue<7/o-giccrr.ente. A panir de los rasgos que e!prop.'O trabajo deja en los objetos que pro-duce, sus productos son distinguibles detoco elemento natural.

Dadas estas características, podemos suge-rir que todo artefacto^ ¿cofacto o rasgo (reto-mamos esta distinción del planteo realizadopor Sharer y Ashmore 1979) es el resultado deun deterrrñriá'do procesó de trabajo que se de-senvuelve dentro de una particular esfera deproducción.

Denominamos esfera de producción alr"conjunto de actividades secuenciales, conoci-

mientos y elementos materiales (artefactos,ecofactos, tecnología, fuerza de trabajo, etcé-tera), involucrados al generar determinadosproductos sociales en un tiempo y en un es-

pacio específicos"! Es decir, es el acotamientodel1 proceso de trabajo realizado con un de-terminado fin, en un determinado contextohistórico-social, a través de la articulación desus dimensiones y características, que le pro-veen a cada esfera de producción una identidadpropia, posibilitando su distinción cualitativa.Esta visión nos permite entonces, distinguirdiversas esferas de producción que se integranen el seno de una sociedad determinada y dis-criminar los distintos productos sociales ge-nerados dentro de cada una de las esferas.

En este sentido, podemos hablar, por ejem-plo, de ia existencia de una esfera de produc-ción de la subsistencia en toda sociedad, másallá de los productos sociales que la intesrencomo tal —caza, horticultura, recolección,agricultura, etcétera—. Es decir que, sin intro-ducirnos sr. la gran variedad de productos quese generan en su desarrollo espacio-'.ernporalconcreto, dicha esfera de producción t ieneuna cualidad propia que posibilita su identi-ficación como subsistencia.4

Sin embargo, toda esfera de producción seconecta «n su desarrollo necesariamente confas dcmas¡rrazón por la cual, resulta impor-tante que, en el estudio de una determinadaesfera se tomen en cuenta sus vinculacionescon e! resto de las esferas para intentar unaaprehensión más rica de la totalidad social. Unejemplo de estas relaciones puede observarseen el Gráfico 2.

Para sí desarrollo de este trabajo hemos delimitado lassiguientes esferas de producc¡ón:_ajrts.(i«u« GarcíaOnclini I936)usubsistencia (sensu Vargas Are.ias1936), tecnología (sensu Vareas Arenas 1986), reunión(jrr/uru Godelier 1980) y gobierno (setau Vargas Are-nas I9S7) sin que las mismas agoten la totalidad de es-teras existentes en una sociedad.Tal a el caso de las actividades de caza pertenecientesa la esfera de la subsistencia, que presuponen, por ejem-plo, la manufactura de instrumentos generados a partirde la esfera de producción tecnológica. Oel mismomodo, la estera de producción tecnológica se vinculapor medio de cienos productos sociales —artefactostales como cinceles, morteros, hisopos, etcétera— conla esfera de producción del arte —en nuestro caso,específicamente arte rupestre—, relación en la que es-tamos trabajando actualmente.

AN R. ALVAREZ Y DANAE FIORE LA ARQUEOLOGÍA COMO C.

Cráflco 2.

Las delimitaciones y conexiones entre es-feras de producción podrían parecer, en unprincipio, una cuestión de poca importanciateórica, e incluso hasta de sentido común. Sinembargo adquieren otra relevancia explicati-va cuando a la distinción entre éstas se le in-corpora, tal como veremos en el siguienteapañado, otros criterios de conocimiento: losniveles de análisis.

Realidad social y niveles de análisis

Habiendo planteado la posibilidad de distin-guir diversos productos sociales como entida-des reales generados a partir delfuncionamiento de esferas de producción, es

necesario arribar a la definición de los nive-les de análisis que permiten su abordaje. Con-cebimos a los niveles de análisis como lasinstancias abstractas mediante las cuales pue-de examinarse un producto social para dirimirlos elementos que lo componen y su funcio-namiento entre sí y con otros productos-(Cardoso y Pérez Brignoli. 1979;Duby 1977).-

Los niveles de análisis utilizados en una jn-vestigación científica íependenjei j^argojeá.rico desde el cualjeiojjiiuLe.jausiía- Ahorabieri73adá~lá perspectiva teórica que se plan-tea en este trabajo, consideramos que los ni-veles que nos resultan re!evaniesy_operaiivospara el análisis de los restos materiales de ¡associedades del pasado son:

Page 7: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

rí)E ANTROPOLOGÍA AMERICANA • 27 JULIO 1993

I N'ive! íconómico !I Nivel polí t ico( Nivel ideológico ¡

£! nivel económico está constituido por losobjetos de_trabajo. los medios de produccióny la propia fugaa_dcjcahaifl'3e~lóFnombKS.i n c l u y e n d o además a-las relaciones de loshombres con los objetos, los medios de pro-ducción y los hombres entre si. Esto ha sidodenominado como el dominio estructural deuna sociedad (Bate 1981., Godelier 1976, en-:re otros).

E! nivel £p_[mcp.,es el conjunto de estrate-gias, relaciones, roles e instituciones que re-g u l a n la dir.árr.ica de una sociedad (Bender¡9851. Es necesario destacar que cuando nosreferimos ai n ive l po l í t i co no debe confun-dírselo con ¡a forrea de gobierno de una so-ciedad. En síselo, asi como la política no esredücüble a la forma de gobierno, ya que se•.rata de una instancia que constituye la exis-:enc;a de todo producto social, la forma degobierno no ss una esfera analizable exclusi-vamente desde el nivel político, ya que exis-ten otros órdenes que la constituyen.

E! nivel ideológico incluye el conjunto deconceptos y pautas necesarios para desplegaractividades dentro de una sociedad, es decir,abarca toda_construcción del conocimiento ypensamiento humano. Esto implica ademásque ia ideología puede ser concebida como "laestructura conceptual por medio de la cual unasociedad representa —a través de un proceso•de resignificscioncs— su realidad" (Boschin1991:97). Estos dos últimos niveles constitu-yen el dominio superestructura! de una socie-dad (Bate 1981, Godelier 1976, entre otros).

En este punto surge un interrogante: ¿porqué señalamos a estos tres niveles como aque-llos relevantes y operativos para el abordajede las sociedades pasadas? Tal como lo hemosexpuesto en el apartado "La arqueología cornociencia social", concebímos que mater ia eidea son siempre ¡ndisociables y simultáneasen toda realidad social. Asumido este postu-lado, resulta difícil ignorar la profunda inte-gración entre ios niv.eles que posibi l i tan el

análisis de todo producto social, ya que estosniveles se corresponden con la mencionadadistinción er/.rs materia—nivel económico—e idea—nivei ideológico y político. Sin em-barso, estí distinción planteada, no significaque existan productos únicamente económi-cos, o únicamente ideológicos.' por el contra-'jrio en todo producto social pueden distinguirse j

i n stañ ci ̂ íc^ríó1rñic^7£?!51sl̂ ^ l̂é£lS3y(Garcia~CaHc7ÍñTl981.1986). De hecho, todoproducto social de una sociedad es la expre-sión materia! de una ¡dea y requiere para serplasmada ce la definición y aplicación de es-trategias llevadas a cabo por individuos queocupan roles en grupos o instituciones. Esta es 1la razón por la cual ios contenidos ideológi- 'eos y las es:rategias políticas pueden ser visi-bles arqueológicamente (algunos ejemplos de'análisis de niveles ideológicos y políticos encasos arqueológicos pueden verse en Kush y .Gordillo. :9S7;Gordillo 1990, Tarrago 1991).''

En e! Gráfico 3 ilustramos las vinculacio-nes entr: esferas de producción y niveles deanálisis. En e: mismo se intenta representar lasdelimjtacior.ís entre.Las.qistintas_ejferas queconstituyen una sociedad expresadas a travésde diversos productos materiales y los nive-les de análisis como herramientas heurísticasque el investigador puede utilizar para el es-tudio de c:iz!quierc de esos productos. Estoríos Térrriíe a uña úl t ima cuestión que quere-mos subrayar. En la actualidad, el desarrolloteórico-rní'.odológico de la arqueología, con-jun tamen te con la gran variedad de evidenciarecuperací. provoca la necesidad de un recorte Jde su obie:o de estudio —las sociedades pa-sadas— y genera la focalización sobre unaesfera de producción en particular y/o sobreun nivel de análisis específico. Este recorte—fructífero y a la vez necesario— no impli-ca, sin embargo, el ignorar la imervincuiaciónentre esferas de producción y sus productos

' Es asi que U esfera de producción de la subsistencia,habiiualmenic vinculada de manera exclusiva con elnivel económico de una sociedad (Godelicr 1976), en-irelaza ¿demás paulas ideológicas y estrategias políticasque dan cuenta de su funcionamiento.

MVRl.AN R. ALVAREZ Y DANAE F10RE

'U * : «cM-'••"'LA ARQUEOLOGÍA COMO CIENCIA... 33

Gráfico 3.

resultantes, la simultaneidad e indisociapili-dad de los niveles de análisis (sensu GarcíaCancüni 1986), así como la presencia de unentramado teórico que dé cuenta de todas es-tas relaciones. En síntesis, la necesidad episte-mológica de-recortar el objeto de e_s_tudio denuestra ciencia por niveles de análisis y/o poresferas de producción no se contrapone a lanecesidad de mantener una unidad teórica enbeneficio de la consistencia del método, sino jque, por el contrario, la enfatiza. '

¿Cómo se ve en el registro arqueológico?

Habiendo planteado la perspectiva teórica des-de la que concebimos a la arqueología, quedaentonces por abordar la forma en que este en-cuadre se aproxima al registro arqueológico,discutiendo ahora su aplicabil idad a los res-tos arqueológicos y no las herramientas deanálisis que lo caracterizan.

Coincidimos con Patrick (1985) acerca deque la noción de registro arqueológico resultaser ambigua. Mucho se ha debatido sobre sudefinición y características", discutiendo temastales como la existencia empírica del registroarqueológico, la observación/construcción delmismo por parte del arqueólogo, la influencia

que éste ejerce durante el tratamiento del re-gistro y sus consecuencias: la multiplicacióny la reducción de va r i ab i l i dad (Bate 1989,Binford 1977, 1986; Hodder 1987, 1938;Leone 1986, Schiffer 1987a y b; S u l l i v a n1978, por sólo citar algunos).

Desde el marco en el que se articula nues-tro trabajo, e! registro arqueológico puedeconcebirse como el conjunto de datos que elarqueólogo registra a parar del análisis de llevidencia empírica. Esto implica que el inveí-tigador registra una serie de variables o pro-piedades que resultan relevantes parí llresolución de un determinado problema, pro-duciendo información sobre los material»!con los que trabaja. Ahora bien, es importlfl»te distinguir por un lado al registro trqueold*gico como Ijr^Sonstrucción^Lcipor el otro a la evidencia material,con la que el mismo opera, y que exilll mjÉ"allájeja.labor del arqueólogo, ya que hl t!i5generada a partir de otros comporiimitnilhumanos en el pasado.

En síntesis, la distinción entre re|lllrl |queológico y evidencia se correspondí IIdistinción teórica entre pensamiento y Idad objetiva que hemos planteado ll lleste trabajo; es por ello que conftindlf I

Page 8: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

3-1 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA • 27 JULIO 1993 M Y R I A N R . A L V A R E Z Y D A N A E n O R E LA ARQUEOLOGÍA COMO L.

mero con la segunda puede llevarnos a con-f u n d i r la construcción del conocimiento conla realidad que pretende explicar .

Asumiendo la existencia de esta diferen-c iac ión, e! eje de !a pregunta planteada se des-plaza: en primera instancia, el jsrqueólogQ.rio"ve'J_a| registro sino a la evidencia. El regis-tro que el investigador realice a partir de laevi-derxia depende entonces de! marco_tepricp_en_e: que haya formulado sus problemas (Bate198 I) . Por lo tanto, e! pun:o central de esta

.cuestión consiste en la manera en que adecua-mos los postulados teórico-episternológicos a'os hallazgos arqueológicos, la formulación de

^preguntas que consideremos pertinentes parala interpretación del pasado, asi como las al-ternativas metodológicas que utilicemos para

.registrar la información. Para dar un ejemplo,sóio si se considera al arte rupestre como re-sultado de una secuencia de producción se bus-cará registrar indicadores que den cuenta de lamisma ( ta l es el caso del trabajo de Aschero1988): sólo si se considera la posibilidad de laexistencia de perturbaciones postdeposita-cionaies se diseñarán los mecanismos para re-levarlas (por ejemplo Nash y Pstragüa 1987;Schiffer 1987).

Somos conscientes, tal como lo señala_Bateen 198!, que en muchas ocasiones la arqueo-joeia social no ha enfatizado lajbúsqueda dedefiniciones operacionales que posibilitaranv incu la r consis tentemente la generación yval idación de hipótesis con e! manejo de la .empiria.

Por esta razón, resulta interesante plantearalgunas consideraciones sobre su aplicaciónespecifica para establecer dentro de un mis-mo caso, distintos niveles de análisis que denCuenta de las distintas instancias que marcha-ron simultáneamente en la dinámica de una es-fera de producción. Como ejemplo tomaremose! caso de la esfera de producción tecn.ojógi-ca. dentro de la cual se genera, entre otros pro-ductos sociales, la cerámica. En la trayectoriade la creación, uso y descarte de artefactoscerámicos podemos discriminar: la organiza-ción del trabajo en términos de manufacturay uso de artefactos, selección de fuentes de

aprovisionamiento de materiales, manufacturay uso de herramientas para su producción,etcétera; ^generación de estrategias de regu-lación en los usos de materia prima, organi-zación de la homogeneidad o heterogeneidadde los roles en la producción de los artefac-tos —es decir, especialización artesana!, pro-ducción en serie, etcétera—, decisión acercade~íos diseños de forma y decoración vincu-lados a los distintos usos de las piezas; conoci-mientos sobre las propiedades de las distintasmaterias primas, asi como de las técnicas a serempleadas, pantos sobre organización espa-cial de las actividades, estructuración de dise-ño y contenidos de significación simbólica delas imágenes plasmadas en la decoración delartefacto. Quedan reflejadas entonces en es-te ejernpio algunas de las distintas formas deabordaje de las posibilidades que brindan losniveles de aná l i s i s anteriormente plantea-dos en e! estudio de un producto social.

De esta manera, concluimos este intento dedefinición de vías de acercamiento hacia elconocimiento del pasado desde una perspec-tiva social. Nuestro objetivo ha sido contribuira la discusión de la operatividad del uso deestos elementos teóricos en la arqueología.Creemos que resta aún un importante desarro-llo de este enfoque tanto a nivel teórico comoen su aplicación metodológica. No obstante,consideramos que e! mismo posee un solidoentramado que ya ha posibilitado importanteslogros en nuestra disciplina.'Si el pensamientocritico es el camino de la ciencia, dejemos queéste recorra también espacios alternativos. Eldebate continúa abierto...

Bibliografía

Alvarez. M.R.I993a"E.\plotación de recursos uticos en e!

'Área Pilcaniyeu', sudoeste de Río Ne-gro", Tesis de Licenciatura, Facultad deFilosofía y Letras, Universidad de Bue-nos Aires, Buenos Aires, MS.

1993b"La producción de artefactos uticos enel Paraje Paso de los Molles, áreaPilcaniyeu, sudoeste de Río Negro".

Cuadernos del Instituto de EstudiosHistórico-Sociales. Univers idad delCentro, Tandil, en prensa.

Aivarez, M.R. y D. Flore1994 "Análisis de los procesos de produc-

ción del arte rupestre y de los artefac-tos uticos en e! Paraje Paso de losMolles, área Pilcaniyeu, sudoeste deRio Negro: conclusiones que conver-gen''. XI Congreso Nacional de Ar-queología Argen t ina . Sar. Rafae l .Mendoza.

Arenas P.1988 "Apuntes para una historia critica ¿e is

antropología en la Argentina". Revistads Antropología. II!. 4. Buenos Aires.

Aschero, C. • : .19S3 "Pinturas rupestres, actividades y re-

cursos naturales, un encuadre arqueo-lógico". Arqueología ContemporáneaArgentina. Ed. Búsqueda. Buenos Ai-

res.Bate, L.198! ''Relación genera! entre teoría y méto-

do en arqueología". Sole'.in de Antro-pología Americana No. 4. In s t i t u toPanamericano de Geografía e Historia.México.

1989 "Notas sobre e! materialismo históricoen e! proceso de investigación arqueo-lógica"1. Boletín de Antropología Ame-ricana No. 19. Instituto Panamericanode Geografía e Historia, México.

Bender. B.1985 "Emergen! tribal formatioris in thc

American midcontinenr. AmericanAntiquicy, 50(1).

Binford, L.1981 "Middle range rtsearch and the role of

actualist ic studies". Boms: ancientmen and modern miths. AcademicPress, New York.

1986 "In pursuit of the future". AmericanArckazology. Past and Future.

1987 "Data, relativism and archaeologicalScience". Man 22.

Borrero, L.A.1989 "Replanteo de la arqueología patagóni-

ca"'. Interesencia 14, No. 3.

1993 "Artefactos y evolución". Pci:fr.psis:o3. Buenos Aires.

Boschin, M.T.1992 "Arqueología: catíscrias. ccnctptos y

unidades de aniiisis". Boletín di .-Í.T.TO-poIogiaArr.encsr.c^s. 2-. Ir.sv.tuto Pa-namericano de Geograf ía e His tor ia .

México.Bunge, M.1972 Causalidad. EüDEBA. Buenos Aires.Burkún, M. y A. Spagr.o'.o

. !985 "El hombre y su er/.cmo económico ysociaj". "ocí.T.ír -'í £::jf.r,niÍ3 Políti-ca. Zavalia. Buenos Aires.

Cordoso, C. y K. Pirez Brij-.oli1979 "'La historia social". Los métodos de ;'c

historia. Grijaibo. México.Carnese, R.; R. Gutchón y L. Pincrd!988 "Bases biológicas y sociíies para la

evolución humana". A/c.-:-;: s'í Antro-pología. M. L:sch;r.i :cmp. EUDE3A.Buenos Aires.

Carpió, A.1984 Principios de f:icso/lc. L'na introduc-

ción a su problemática. Glauco. Buer.osAires.

Childe, G.V.1955 Man maks; nirr.se:/. Thi Nev- American

Librar/, New York.Conkey, M.W.1984 "To find O'jrseives: a." and iociai geog-

raphy of prehistoric hunter-gscherss".Past and Presen: in H-jnter Octr.srerStudies. Ed. M. Shire. Acadírnic Press.New York.

1989 "The structural anaiysis of ?¿!eo!ithicart". Archceolcg'.cc! inougnt in Ame-rica. Ed. by Larr.berg Karlovsky, Cam-bridge Universiry Press. Cambridge.

Duby G.1977 ''Las sociedades medievales. Una apro-

ximación ce conjunto". Hombres y Es-tructuras ce !a Edad Media. Siglo XXI.

Madrid.Dunncll, R.1989 "Aspects of the appiication of evolu-

tionary theory in archaeoiogy". ,-lr-chaeologicsl Thought in Amenes.

Page 9: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

N DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA - 27 JULIO 1993

Lamberé ÍCarlovsky ed. CambridgeUniversity Press, Cambridge.

Fiore. D.l99?s"L¿ rroci'jcción de arte rupestre en el

"Are; ?:.:;aniyeu'. provincia ds Río Ne-gro". Tesis ce Licenciatura, Facultad ácFilosofía y Letras, Universidad de Bue-nos Aires. Sueños Aires, MS.

1993b"E! proceso de producción del arte ru-pestre en í: área Pilcaniyeu, prov. de RíoNegro". Cuadernos del Instituto de Es-tudios Hisiór'ico-Sociales. Universidaddel Ciniro. Tandil, en prensa.

1994 E! arte rupestre como producto compie-jo de procesos económicos e ideológi-cos: 'una propuesta de análisis. BuenosAires. MS.

Gándara. V.M.1980 "La vieja 'nueva arqueología' (prime-

ra par;:,i". Boletín de AntropologíaAmericano No. 2. Instituto Panamerica-no de Geografía e Historia, México.

1981 "La vie.ia 'nueva arqueología' (segun-da parteí". Boletín de AntropologíaAmericsfic No. 3. instituto Panamerica-no ce Geografía e Historia, México.

1987 "Hac:a ur.í reoría de la observación enarqueología". Boletín de AntropologíaAmericana N'o. 15. Instituto Panameri-cano de Geografía e Historia, México.

García Canciíni. Nr.1981 Cultura y sociedad: una introducción.

SEP, México...' 1986 La proc'-jcaón simbólica. Siglo XXI.

Buenos Aires./ Gilman, A.

1989 "Marxism in American archaeology".Archceolog'.cal thought in America. Ed.by Lamberg Karlovsky, CambridgeUniversiiy Press, Cambridge.

Godelier, M.1976 "Antropología y Economía. ¿Es posible

una Antropología económica?" Antro-.".:'o¿íay Economía. Anagrama, Barcc-iv.na.

González, A.R.' 1985 ''Cincuenta años de Arqueología del

Noroeste Argentino (1930-1980): apun-

tes de un casi testigo y algo de prota-gonista". American Ahtiquity 50(3).

Gordülo. I.1990 Entre pirámides y jaguares. Revista

Ciencia Hoy. Vol. 2, No. 8, BuenosAires.

Gortari, E. de1991 Lógica general. Grijalbo, México.Hodder, I.1987 "La arqueología en la era posmodema",

S/R. " ,1988 interpretador en Arqueología. Critica,

Barcelona.Kush, M.F. e I. Gordillo1987 "La Aguada: una aproximación icono-

gráfica", Revista de Antropología, AñoII, No. 3. Buenos Aires.

Laguens, A.1994 "Las implicancias de los paradigmas

procesuales y post-procesualesén la ar-queología hoy y ¡a lógica del descubri-miento". Coloquio sobre Filosofía de laCiencia, Escuela ce Arqueología, Uni-versidad Nacional de Catamarca, 6 al

• 10 de mayo.Leone, M. ' •

- I9S6 "Symfaolic. structurál and critical ar-chaeology". American Archaeology.Past and Future.

Leroi Gourhan, A.1976 "Sur les aspeas socio-économíques

de Tart paléolíthique". L'autre ell'ailleurs; Hornmages a Roger Bastide,s. I. Berger-Levrauit.

Levinas, M.L.1 1989 Historia social de la ciencia y de la

técnica: aspectos relevantes para intro-ducir su problemática. OPFYL, Uni-versidad de Buenos Aires.

Llamazares, A.M.19S9 "A semiotic approach ¡n rock-art analy-

sis". The meaning ofthings. lan Hoddered. London.

Llamazares, A.M. y R. Slavutzky1991 "Paradigmas estilísticos en perspectiva

histórica: del normativismo culturalistaa las alternativas postsistémicas". Bo-letín de Antropología Americana No.

MYRUN R. ALVAREZ Y D.A.NAE FIORE

22. Instituto Panamericano de Geogra-fía e Historia, México.

Llanos, A.1986 Introducción a la dialéctica. Ed. Res-

cate, Buenos Aires.Lumbreras, L.G.1984 La arqueología como ciencia social.

Colección Investigaciones Casa de lasAméricas, La Habana.

Nash, D.T. y M.D. Petraglia1987 "Natural formation processes and the

archaeological record: present prob-Itrr.s and fuíurc requisiíes". .Varara/Formation Processes and the Archaeo-logical Record. Ed. by D.T. Nash yM.D. Petraglia, BAR International Se-ries, No. 352, Oxford.

Nüñez Regueiro, V.A.1974 "Conceptos instrumentales y marco

teórico en relación al análisis del desa-rrollo cultural del noroeste argentino".Revista del Instituto de Antropología 5.

Patrick. L.19S5 "Is there an archaeological record?"

Advancss in Archaeological Methodand Theory S, M. Shiffer comp. '

Pérez GoJlán, J.A. y O. Heredía1975 "Investigaciones arqueológicas en el

Departamento de Arnbato, Provincia deCatamarca". Relaciones de la SociedadArgentina de Antropología IX. BuenosAires.

1987 "Hacia un replanteo de la cultura de laAguada". Cucdernos del Instituto Na-cional de Antropología 12. Buenos Ai-res.

Polítis, G.1988 "Paradigmas, modelos y métodos en la

arqueología de la'pampa bonaerense".Arqueolog 'i Contemporánea Argenti-na, tí. Yacobaccio ed. Búsqueda, Bue-nos Aires.

1994 "The socio-politics of the developmentof archaeology in híspame southameríca". World Perspectives on Euro~pean Archaeological Theory. Edited byPeter Ucko, Routledge, London.

LAARQUEOLOGUCOMOCJENCU... :

Rosental, M.M.1962 Principios dt la lógica dialéctica, Ed

ciones Pueblos Unidos, Momevidio,Sackert, J.1990 "Sryle and etniciry in archaeology: »h

case for isochrestism". Th» uiit oftiylin archaeology. Ed. by M. Conkey iniC. Hastorf, Cambridge Univeuli;Press, Cambridge.

Sanoja, M.1984 "La inferencia en la arqueología JO

cial". Boletín de Antropología Amtrica>ns No. 10. Instituto Panamericano d<Geografía e Historia, México.

Shaafsma, P.1985 "Form, content and function: theory

and method ¡n Nonh American rock trtStudícs". Advances in ArchatologicalMethod and Theory. Vol. 8.

Shanks, M. y C. Tilley1987 Social theory andarchceology. Univer-

sity of New México Press.Sharer, RJ. y W. Ashmore1979 Fundamentáis of Archaeology. The

Benjamin/Cummíngs Pub., Menlo,Park, C.A.

Shiffer, M.1988 "The s t ruc ture of Archaeological

Theory". American Antiquiry 53.Shuster. F.G.1982 "Los límites de la objetividad en lis

ciencias sociales". Revista Xexos, AiiO1, N'o. 0. Buenos Aires.

•/ Sullivan, A.P.1978 "Inference and evidence in archaeol*

ogy: a discussion of the concepluilproblems". Advances in Archaeo/ogícelMethod and Theory, 1.

Tarrago, M.1991 "Sociedad y sistema de asentamienio (II

Yocavil". Cuadernos del Instituto Ht*dona! de Antropología \2.

1992 "Continuidad y cambio en Yocivil; Uníaproximación arqueológica". Rfflutt*nes sobre el 5° Centenario. Ficullid diHistoria y Artes, Universidad Nielontlde Rosario, Rosario, Argentina,

Page 10: Alvarez y Fiore (1993). Arqueología como ciencia social

38 BOLETÍN DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA -11 J U L I O 1993

Tanusi, M.A. y V.A, Núñez Regueiro1993 "Los ceñiros ceremoniales del NOA".

P--iblicocior.es 5. Ins t i tu to de Arqueolo-gía. Universidad Nacional de Tucumán.

Trigger. B.G.

1982 "La arqueología como ciencia históri-ca". Boletín de Antropología America-na No. 4. Inst i tuto Panamericano deGeografía e Historia. México.

1989 "History and con.emporary Americanarchaeology; a cri t ica! analysis". Ar-ch¿eolo°icai rhoitghl in America.\. '.T.Ixrj S>:;r.víky -<¡i'f".

Vargas-Arenas. Y.1986 "Arqueología, ciencia y sociedad". 8o-

¡etin de Antropología Americana No.14. Instituto Panamericano de Geogra-fía e Kiüoria. México.

1987 "La formación económico social tri-bal". Boletín di Antropología Arr.encs-na No. 15. Ins t i tu to Panamericano deGeografía e Historia, México.

Vilo, A.; X. Terradas; J. Clemente y E. Mansur1993 "Al César lo que es del César... o la

industria litica como instrumentos detrabajo". Segundas Jornadas de la "Ar-queología de la Pa tagonia . Puer toMacryn.

Von Bertáianfíy, L.; W. Ross Ashby; G.M.Weinberg et al.1987 Tendencias en la teoría general de sts-

<eí7:ai. Aiiix;;z¿ Luiversiaad, iVl-.¿:idWiessner, P.1990 "Is there a ur.iry to style?" The uses of

styíe in arc.haeoíogy. Ed. by M. Cónkeyand C. Hastorf, Cambridge Uni^ersityPress, Cambridge.

E S T A D O S M I E M B R O SDEL

INSTITUTO PANAMERICANO DE GEOGRAFÍA E HISTORIA

Argentina

Bolivi:)

Brasil

Canadá

Chile

Colombia

Costa Rica

Cuba'

Ecuador

El Salvador

Estados Unidosde América

Guatemala

Haití

Honduras

Méjico

Nicaragua

Panamá

Paraguay

Perú

RepúblicaDominicana

Uruguay

Venezuela

EL D?GH. SUS FOKION'ES Y SU ORGANIZADOS

El Instituto Panamericano de Geografía ; Historia fue fundado ;! 7 de febrero c1: :9IS -v r:sc-'.ciónaprobada ;n la Seita Conferencia internacional Americana que se llevó a e:ec:o '.r. '-.± H;bir:í. 'En 1930. el gobierno de ios Estados Unidos Mexicanos consrruyó para :l uso i-\ IPC-H. :i í-de la Calle E.vArzobispado ¿9. Jacubaya. :n U ciudad de México.

En 1949, se firmó un convenio entre :! 'instituto y e! Consejo de la Or;in:z¿::i::i c= ios í¿Americanos y se constituyó en ei primer Organismo Especializado de e:!a.

El Es;a?jto de! E?GH cita en su articulo lo. sus fines:

1) Fomentar, coordinary difundir los cí^cics cartográficos, geofísico!. :?s;rífi::i : -;s:cr.:como los relativos a las ciencias afines ce interés para Amer.ca.

1) Promover y realizar estudios, abajos •• capacitaciones en esas discipiincí.

3) Promover la cooperación entre los Instituios de sus disciplinas er. .AJr.=r.ca y ::n ;as ::zaciones internacionales afines.

Las actividades •/ proyectos que desarrcüa ei Ir.stiruto je conjugan en tres :ro¿n.- as cve :u-T.:.fines ya señalados. '

1) Dirección y Administraciónl\ Publicaciones3) Asistencia Técnica

Solamente ios Estados Americanos poeten ;er miembros del !?GH. Existí :irr::'r- j :;•;.-.Observador Permanente del ÍPGH. Acrjaimente jamaica y España :ienen es:a ::¡icü.

El [PGH s« compone de los si^uiesies ¿ríanos panamericanos:

1) Asamblea General2) Consejo Directivo3) Comisiones de:

Canoeraña (Restan. VA. EUA)Geografía (?.io ce Jr-neiro. 3r^sii>Historia (SstrMS Alrís. Arger.tinaiGcafísica iMcrasu. D.r.) _ *

4) Reunión de Autoridades5) Secretaría General

Además en cada Estado Miembro funciona una Sección Nacional cuyos c:mpcner.tes jen r.cT.pot cada gobierno. Cuentan con su presidente. Vicepresidente. Miembros Nacientes ¿e Ci.".:Geograña. Historia y Geofísica, y mis ¿e sesenta miembros de Comités y Ctupoí ¿e Tsiaio :•:de tal modo que si capital humano cci L-.s;iruto «tá constituido por numerosos -enaficcs. 5C2:¡y ticnicos.

Comisión de Historia Instituto ?ina.T.er.car.oSecretario de la Academia de Gcoitatla ; Hisicr.i

Nacional de ía Hisiona • Secretaria C-eneraiBalcorce 139 Aoanado ?os:i¡ '.JS^í

Buenos .Aires. Argentina 1 IS70 Méxic:. D.r.

:jos;:"c:c

•^doi

-.ss:i

•;i.-.i-

:- '.os

-i ;t

rnco»cit'a.: :3is.r-r.:ccs

Correspondencia científica y técnica Canie. venta y ;:srr.c«:;n

* Desde 1962 el Gobierno de Cuba ha estado e.xciuido del Sisietna tnteramericano. v