alternativa Época ii - nº 92

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Alternativa Semanario Montevideo, 24 de junio de 2013 – Época II Nº 92 Libertad, Siempre Libertad Libertad, Siempre Libertad Una realidad fomentada por el gobierno: la pérdida de valores Por diferentes razones en estos días, dos situaciones han muestrado una misma realidad: la pérdida de valores. Sin perjuicio de aclarar que hay diferencias entre una y otra situación, el pensamiento (y actuación en consecuencia) acerca de que “los que trabajan son unos giles y los que estudian son unos giles” arraigado cada vez más en muchas personas que pasan a delinquir, así como la utilización de productos contaminantes en suelos fértiles que terminan llegando a las fuentes de agua (nos referimos al caso más notorio en el Río Santa Lucía), son hechos que demuestran la acelerada caída de los valores más elementales que permiten a una sociedad convivir sanamente. De un modo u otro atentan contra la vida, la integridad física y el trabajo, y se vulneran el principio fundamental de poseer y gozar de un ambiente sano y adecuado. En ambos casos prima el interés por tener cosas materiales, a cualquier costo. Sin embargo, no son casuales esas situaciones, ya que desde el gobierno se han dado y fomentado acciones cuyo mensaje implícito, por extensión, lleva a otras más graves como las relatadas. Basta recordar los planes de dar (dinero u otras prestaciones) sin obligaciones a cambio; el dar dinero a quien no estudia; o los casos de tolerar acciones contaminantes o fomentarlas en aras de recaudar más dinero para sostener las dádivas mencionadas, etc. Por supuesto que no se trata tampoco de excluir a esas personas, al contrario, debe hacerse el esfuerzo por integrarlas, pero de un modo responsable; que comprendan lo dignificante de lograr algo si da o hace algo a cambio; que el mejor camino es a través del estudio y el trabajo, y ni hablar del respeto a los demás y a la sociedad toda. Hace ocho años el gobierno del Frente Amplio (FA) ha tenido la oportunidad de hacer lo adecuado al respecto favorecidos por una coyuntura económica, pero el tiempo ha pasado y la realidad ha empeorado. Bajo la “seudo ala” del FA no hay salida. Imagen: rescatarlosvalores.blogspot.com

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Alternativa Época II - Nº 92

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AlternativaSemanario

Montevideo, 24 de junio de 2013 – Época II Nº 92

Libertad, Siempre LibertadLibertad, Siempre Libertad

Una realidad fomentada por el gobierno: la pérdida de valores

Por diferentes razones en estos días, dos situaciones han muestrado una misma realidad: la pérdida de valores.

Sin perjuicio de aclarar que hay diferencias entre una y otra situación, el pensamiento (y actuación en consecuencia) acerca de que “los que trabajan son unos giles y los que estudian son unos giles” arraigado cada vez más en muchas personas que pasan a delinquir, así como la utilización de productos contaminantes en suelos fértiles que terminan llegando a las fuentes de agua (nos referimos al caso más notorio en el Río Santa Lucía), son hechos que demuestran la acelerada caída de los valores más elementales que permiten a una sociedad convivir sanamente.

De un modo u otro atentan contra la vida, la integridad física y el trabajo, y se vulneran el principio fundamental de poseer y gozar de un ambiente sano y adecuado.

En ambos casos prima el interés por tener cosas materiales, a cualquier costo.

Sin embargo, no son casuales esas situaciones, ya que desde el gobierno se

han dado y fomentado acciones cuyo mensaje implícito, por extensión, lleva a otras más graves como las relatadas. Basta recordar los planes de dar (dinero u otras prestaciones) sin obligaciones a cambio; el dar dinero a quien no estudia; o los casos de tolerar acciones contaminantes o fomentarlas en aras de recaudar más dinero para sostener las

dádivas mencionadas, etc.

Por supuesto que no se trata tampoco de excluir a esas personas, al contrario, debe hacerse el esfuerzo por integrarlas, pero de un modo responsable; que comprendan lo dignificante de lograr algo si da o hace algo a cambio; que el mejor camino es a través del estudio y el trabajo, y ni hablar del respeto a los demás y a la sociedad toda.

Hace ocho años el gobierno del Frente Amplio (FA) ha tenido la oportunidad de hacer lo adecuado al respecto favorecidos por una coyuntura económica, pero el tiempo ha pasado y la realidad ha empeorado. Bajo la “seudo ala” del FA no hay salida. Imagen: rescatarlosvalores.blogspot.com

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A 10 años de la guerra de IrakPalabras pronunciadas en la sesión de la Cámara de Representantes, por Fitzgerald Cantero Piali / Vamos Uruguay

“Antes que nada, quiero agradecer al Diputado Michelini por haber pospuesto esta interven-ción que iba a realizar el mes pasado y, a solicitud nuestra, hacerla en esta sesión. Quiero saludarlo también por haber traído este tema a Sala; parece que es muy importante que, a diez años de este hecho bélico mundial, nos detengamos un instante a analizarlo.

Quizás haya quienes piensen que, debido a la ayuda que la Administración Bush dio en su momento a nuestro país, por ser agradecidos, debemos negar los conflictos internacionales que esa misma Administración

generó. Agradecer sí debemos, pero no mirar para el costado y negar los apartamien-tos al Estado de derecho y al derecho inter-

nacional. Se va por mal camino cuando, en aras de obtener un bien o un servicio a cambio, se mira para el costado o hasta se llega a desconocer y fundamen-tar en contra de la realidad. Eso no es ser agradecido; eso es servilismo.

... Como decía, no se debe desconocer por ser agradecido; de lo contrario, uno se trans-forma en servil. Si hay quienes practican el servilismo, ¡allá ellos! Así que, desde esta banca, no me haré el distraído ni miraré para el costado sino que, por el contrario, marcaré todas aquellas cuestiones aso-

ciadas a la guerra de Irak que me parezcan oportunas.

Sin duda que la mejor vía para la resolución de los conflictos internacio-nales es la jurídica, es el derecho internacional. A fines del siglo XVIII, Immanuel Kant propone en "Sobre La Paz Perpetua" una estructu-ración mundial tal que evite, precisamente, las acciones violentas entre un Estado y otro. En los primeros años del siglo XX, específicamente en 1907, José Batlle y Ordóñez presenta su proyecto para la Sociedad de las Nacio-nes. Pocos años después será Wodrow Wilson, Presidente de Estados Unidos de América, quien tomará como objetivo la creación de ese organis-mo supranacional que verá la luz en 1919, en el propio Tratado de Versalles. Tan ineficaz

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como el Tratado de Versalles, esta Sociedad de las Naciones no cumplió sus objetivos y a mediados de la década del cuarenta desapare-ció. En 1945 se funda la Organización de las Naciones Unidas.

El siglo XXI comenzó históricamente, a mi entender, con la caída de las torres gemelas, el ataque al Pentágono, y el impacto de un avión que tenía como blanco el Capitolio, en los Estados Unidos de América el 11 de setiembre de 2001. Con seguridad, todos los que vimos esas imágenes y comprendimos lo que estaba pasando no olvidaremos nunca el momento en el que nos enteramos de esa trágica noticia.

No adhiero a la teoría de

Samuel Huntington de "choque de civilizacio-nes". La civilización musulmana, a la que se quiso -y se quiere- endilgar la responsabi-lidad de ese acto terrorista, no tiene nada que ver con ello. Los terroristas que cometie-ron esa tragedia son grupos extremistas mi-noritarios dentro de una gran civilización, milena-ria y exquisita cultural-mente para la humani-dad, que no merece ser comparada con esos sujetos. ¿Cómo nos sentiríamos nosotros, todos occidentales, si nos responsabilizaran de los actos bélicos de los decisores estadouni-denses o europeos?

Tampoco los métodos que utilizaron esos terroristas eran del todo novedosos. Muamar el

Gadafi fue acusado de derribar aviones antes de 2001, por ejemplo.

Al analizar estos hechos debemos tener presente cómo fue la elección del año 2000 en Estados Unidos de América. No debemos olvidar que el proceso eleccionario previo a los atentados tuvo como desenlace que la proclamación del Presidente la hiciera la Corte Suprema de Justicia, por las dudas que arrojó el resultado electoral. Así fue elegido Presidente George W. Bush.

El candidato demócrata -por entonces Vicepresi-dente-, Al Gore, escribió un libro que se llama "El ataque contra la razón", que sugiero leer a todos aquellos que quieran acercarse a estos temas, particularmente

Alternativa es una publicación semanal producida con la colaboración de adherentes y de amigos de Alternativa Independiente, así como por el apoyo, con artículos de opinión e información, de otros actores políticos, sociales y técnicos, cuyo objetivo es difundir las actividades de interés social, cultural y político que hacen a nuestro país, al Partido Colorado y a nuestra Agrupación, así como difundir artículos de los diversos medios de comunicación, que pueden resultar de particular interés.Nota: Las opiniones e informaciones vertidas son de exclusiva responsabilidad de quienes suscriben los artículos, no comprometiendo la opinión de la publicación ni de la agrupación política.Contacto: Tel. 099.777.269, E-mail: [email protected]ón: Fitzgerald Cantero Piali. Coordinación Gral.: Leonardo Monzillo CostaColabora en este número: Pedro Bordaberry; Julio María Sanguinetti.

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al estudio de la Administración Bush. Gore demuestra, en forma documentada, el capricho de Bush por relacionar a Saddam Hussein con los atentados del 11 de setiembre y sancionar.

A pesar de que Irak se negaba a las inspeccio-nes de la ONU para saber si tenía armas de destrucción masiva, tampoco había certeza de que las tuviera, tal como se afirmó; y se hizo de ello el principal argumento para la invasión que hoy estamos recordando.

Además, la misma falta del gobierno de Hussein al negar esas inspec-ciones, la cometió el de Bush al desoír la resolución de la ONU e invadir Irak.

Como dije, señora Presidenta, a quienes les interese este tema, les sugiero que lean el

libro de Gore; yo voy a leer solamente una parte, en la que se hace referencia a documentos importantes elaborados luego del atentando del 11 de setiembre. Dice así: "Como resultado del informe de la Comisión del 11-S," -que se creó en Estados Unidos de América para investigar los hechos- "ahora sabemos que, pocas horas después de los atentados del 11 de setiembre de 2001, el Secretario Rumsfeld se afanaba en buscar la manera de relacionar a Sadam Hussein con el atentado. Disponemos del testimonio jurado del director de la unidad antiterrorista de la Casa Blanca, Richard Clarke, que el día después del atentado, el 12 de setiembre, afirmó que el presidente quería rela-cionar los atentados con Sadam. Además, Clarke dijo lo siguiente en el

programa de noticias 60 Minutes: 'El presidente me llevó a toda prisa a un cuarto con un par de personas más, cerró la puerta y me dijo: 'Quiero que descubra si Irak ha hecho esto' [...]. Yo le dije: 'Señor presidente, eso ya lo hemos hecho. Hemos estado trabajan-do en este asunto. Lo hemos observado con una mente abierta. Señor presidente, no hay relación alguna'. Él se volvió hacia mí y me dijo: 'Irak. Sadam. Descubra si existe un vínculo' [...] Nos reuni-mos todos los expertos del FBI y de la CIA. Todos estuvieron de acuerdo con nuestro informe, y lo enviamos al presidente; el asesor o subdirector de seguri-dad nacional lo rechazó. 'Respuesta equivocada. Pruebe de nuevo' [...]. Y no creo que él, el presidente, lea informes cuya respuesta no le guste'".

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Por otra parte, Carlos Fuentes escribió varios artículos en esos momentos, que fueron publicados en diarios de Estados Unidos de América y, posteriormen-te, recopilados en el libro titulado "Contra Bush". Estos artículos también arrojan una serie de hechos bastante clarifica-dores que, mirados diez años después, nos dan un panorama bastante interesante. Este autor hace referencia a lo que ocurrió en Estados Uni-dos de América debido a las medidas adoptadas por el atentado del 11 de setiembre; me refiero, concretamente, a las libertades públicas. Sin duda, no me dará el tiempo para leer acerca de todo lo que ocurrió internamente en Estados Unidos de América, pero quiero citar una de las medidas adoptadas -que figura en este libro-, que me parece sustancial, sobre la abrogación del principio de que todo individuo es inocente hasta que se pruebe que es culpable, a favor del principio de presunción de culpabilidad y, en

consecuencia, la respon-sabilidad de la prueba a cargo del acusado. Sin duda, estamos hablando de la reversión del Estado de derecho.

Por otro lado, a veces se escucha decir, como una justificación política para lo que se hace, que tan mal no estará tal o cual decisión, porque la gente vuelve a elegir a ese candidato o a ese partido. En ese sentido, debo decir que en las elecciones que se llevaron a cabo en 2004, Bush ganó con cuatro millones de votos de diferencia.

Entonces, creo que a la luz de los hechos -como los que fueron mencio-nados por el señor Diputado Michelini-, de-bemos darnos cuenta de que esas justificaciones no son convenientes.

Sin duda, hay muchos aspectos a señalar como, por ejemplo, la invasión a Afganistán; la ignominiosa cárcel de Guantánamo, donde hasta hoy todavía no rige ni se respeta el derecho internacional; o la des-proporción de la reacción

y el apartamiento de las normas internacionales. No debemos desconocer la existencia de la red terrorista Al Qaeda -¡claro que no!-; recordar la guerra de Irak es necesario para reiterar que no se debe aplicar la ley del Talión y que debe primar el derecho. También es rechazar que el fin justifica los medios y que lo político está por encima de lo jurídico.

... Creo que en el futuro, mucho más los países chicos como el nuestro, debemos reivindicar a las Naciones Unidas, lo jurídico y la ley, por encima de la ley del más fuerte.

Por último, quiero recordar algo que dijo nuestro prócer: "Es muy veleidosa la probidad de los hombres; solo el freno de la Constitución puede afirmarla". Solo me resta decir que Estados Unidos de América, que muchas veces fue un ejemplo muy positivo -lo fue para nuestro prócer, quien se inspiró en ese país- también tiene sombras en su historia, como la guerra de Irak.”

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"BUSCAR LO QUE QUERÍAN NUESTROS ANTECESORES"

Discurso del Ministro de Turismo, Pedro Bordaberry, en la ciudad de Sauce en el homenaje a José Gervasio Artigas, el 19 de junio de 2002.

“Señor Presidente de la República, Señor Presidente de la Suprema Corte de Justicia, Señor Vicepresidente de la República, Señores Ministros y Legisladores, Señor Intendente Municipal, Señores Comandantes en Jefes, Autoridades civiles y militares, Señoras y señores; son curiosos los designios del destino.

Que en 1700 los reyes de Austria y Francia decidieran pelear por colocar a un pariente en la corona de España llevó a que un natural de Aragón, como Juan Antonio Artigas se alistara en el ejército.

A esa curiosa variación del interés por la corona ajena, le debemos muchas cosas. Que ese aragonés conociera al noble Bruno Mauricio de Zabala, que

sirviera bajo su mando. Luego que ambos se trasladaran al Río de la Plata y participaran en forma por demás preponderante en la fundación de Montevideo.

También a esa variación del interés le debemos que naciera en esta Banda Oriental José Artigas, que los españoles sufrieran su derrota en las Piedras y tantas otras cosas más. Algunas tan simples como que hoy, como todos los años, este día 19 de junio, los orientales nos reunamos aquí en el Sauce a conmemorar el nacimiento del General.

En este día recordamos una y otra vez al Prócer, destacamos su personalidad, su obra y su pensamiento. Buceamos en los documentos en busca de su

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legado y encontramos en sus palabras, palabras que nos parecen adecuadas a nuestra realidad.

Pero los designios del destino también llevan a que ocurran situaciones similares y muchos traten de imitar lo que hicieran nuestros antepasados.

Hay quien dice, y yo estoy de acuerdo con ello, que no debemos hacer lo mismo que nuestros antepasados sino buscar lo que ellos buscaban.

Es que lo que ellos enfrentaban no es lo mismo que lo que enfrentamos hoy. Aunque si existen cosas en común.

El lugar es el mismo, pero la realidad no.

Lo que no quiere decir que no haya situaciones similares puesto que la región y el País siguen siendo parecidos.

Podemos imaginarnos al joven José Artigas acá en los pagos del Sauce trabajando en las tareas del campo. Desjarretando, arreando ganado, cuereando, tomándose unos mates con los paisanos, preparando sus

pingos, bien que lo podemos imaginar.

Hoy los jóvenes se preparan también en estos pagos pero para otras actividades. Las de este siglo que son mas exigentes, mas demandantes, más de hoy.

Aunque todos seguimos bus-cando las mismas cosas que buscaba don José. Y enfren-tando problemas parecidos.

José Artigas hizo sus primeras armas en la lucha contra el contrabando. Sus misiones como novel integrante del Regimiento de Blandengues fueron precisamente el cuidado de la frontera.

Fue en esas tareas que comenzó a construir su prestigio entre sus compañeros de armas y la gente de la campaña. Su solo nombre era suficiente para imponer respeto.

Pues bien, hoy en día enfrentamos un problema similar. Aunque ya no es cuestión de arrear ganado de un lado al otro de la frontera o llevar carretas con cueros o aguardiente. Ahora se trata de containers, de aviones y camiones. Pero nuestra suerte también esta ligada a la forma en que enfrentamos este actuar deshonesto del contrabando y la evasión.

Y, ¿como olvidar los problemas que tuvo Artigas frente a las intrigas del enviado del Triunvirato? Ese que pretendía socavar su autoridad y predisponer a los orientales en su contra.

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Hoy en este año del 2002 también nos enfrentamos a modernos y modernas sarrateas, que con el mismo objetivo intrigante llegan a nuestra tierra. No lo hacen munidos de armas y sables sino de modernos instrumentos. Pero siguen persiguiendo el mismo fin insidioso de enfrentar a los orientales con los orientales, de causar daño y de enfrentar a nuestro pueblo con pueblos hermanos.

A estos sarrateas los aplauden hoy algunos doctos. Como lo aplaudieran otros togados al intrigante hace casi doscientos años.

Porque doctos y togados como ellos existieron en todas las épocas. Eran los que iban del Triunvirato a las cortes imperiales, velando por sus propios intereses y no por los intereses del pueblo Oriental.

A ellos se les debe responder con las propias palabras de Artigas: “La libertad proporciona a los buenos ciudadanos la utilidad de expresar sus ideas, pero imprime en los malvados el prurito de escribir con brillos aparentes contradicciones perniciosas para la sociedad”.

Hoy en día nos enfrentamos a una gran crisis. Una tan grande como quizás muy pocas veces ha existido. Tan grande, puede ser, como la que tuvo a su frente el General.

Recordemos lo que se le presentó a el: un deterioro de la situación económica como consecuencia de la larga guerra, las penurias del Éxodo, las invasiones de 1811, las exacciones de los ejércitos

porteños, el desorden del medio rural. Hasta el clima. ¡si previo a la Batalla de las Piedras llovió durante varios días! Pero además las intrigas y el acecho de los agentes del centralismo y del imperio que cerraban sus mercados y puertas a los productos de la Provincia Oriental.

En ese rumbo, para enfrentar esos problemas lo primero que aseguró Artigas fue el orden en la campaña. Así se lo ordena al Cabildo. Luego forma su Reglamento de Tierras en el que establece la organización, el plan de distribución, el fomento a la producción y las medidas de policía de campaña.

Pero el era bien consciente, como lo somos hoy en día todos que sin un orden básico es imposible plan, reglamentación o de reactivación de especie alguna.

En estos últimos meses nuestro país vio seriamente atacado la base misma de su sistema financiero. Logro soportar un embate que pocos países habrían podido soportar. Puso el empeño y el empuje durante estos meses en no perder esos preciados cimientos.

¿Qué hizo Artigas en aquel entonces luego de asegurar el orden?

Fomentó el comercio y la producción industrial buscando una unión mercantil y aduanera con las provincias.

Puso especial énfasis en la vinculación a través del puerto.

Defendió especialmente el consumo frente al abuso y la arbitrariedad de los abastecedores.

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Combatió el contrabando y cuando se cerraron los puertos vecinos no dudó ni un instante en abrir los orientales a los ingleses a través de la misión del Comodoro Bowles . Tampoco dudo en comunicarse con el mismísimo James Monroe presidente de los Estados Unidos.

Curiosos designios los del destino que nos coloca en similares situaciones y nos hace reaccionar de manera parecida.

Es que la realidad es distinta pero la situación geopolítica es similar. Todas estas decisiones son valientes. Surgen de pensamientos sólidos pero como son tomadas en épocas críticas a veces cuestan compartirlas.

Pero al tomarlas tenemos que tener en cuenta las mismas palabras de Artigas, el que decía “Si mis pensamientos hubieran sido mas delicados, yo me avergonzaría de haberlos concebido”.

Frente a la adversidad y la crisis no hay que amilanarse. Todo lo contrario, Artigas no se amilanó. Recuerdo que

sucedió hace dos años cuando se realizo esa maravillosa gesta que fue el homenaje de los orientales al General Artigas a los 150 años de su muerte.

Cientos de paisanos terminaron siendo miles en 18 de Julio en Montevideo desfilando frente a él. Pero tuvieron que soportar muchas adversidades. Yo recuerdo que estuve con ellos cuando con venían bajando por Río Negro y enfrentaban una tormenta del sur tremenda. Los veía avanzar, tercos, empecinados, convencidos de lo que estaban haciendo. El viento sur levantaba los ponchos y les metía el agua adentro del cuerpo. Pero ellos avanzaban con los caballos con el pescuezo torcido, las orejas tiradas hacia atrás, los jinetes encogidos sobre los recados. En un alto le pregunte a un paisano, le dije, por qué tanto sufrimiento, por qué explicámelo y me contestó: “Es que el homenaje vale mucho más y seremos mas dignos de desfilar ante él”.

Ese sentir que en todo el País hoy tenemos por José Artigas es único. Todos nos unimos bajo su nombre, en todo momento. En especial en la adversidad.

Y Artigas también vivió en la austeridad más grande. Los que lo visitaban en el cuartel general de Purificación quedaban asombrados, en su cuartel

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general. “Se sentaba sobre una cabeza de vaca” escribe un visitante. Pese a ello despachaba decenas de cartas y ordenes por día.

Esa misma austeridad Artigas se la reclama a su pariente y secretario Barreiro cuando le solicita que ejerza el gobierno “con toda aquella moderación que debe existir en el carácter de funcionario público”.

Hoy el País enfrenta una instancia única como es el desafío de bajar el costo de su Estado. Ello con el fin de aliviar las cargas públicas al sector productivo. ¿Qué mejor forma de reactivar que esa? No solo no aumentar sino reducir el gasto y llegar “a la moderación que debe existir en el funcionario publico”. Teniendo cuidado sí, en no alentar los aumentos bajo el nombre de aperturas o agregados a Rendiciones de Cuentas.

Discusión que también mantuvo don José con su secretario Barreiro cuando este le planteó contratar mas funcionarios para hacer las tareas del Cabildo. El se negaba para ello porque decía: “no hay recursos para ello”.

Hoy en día nos enfrentamos al dilema de seguir teniendo un Estado con el tamaño que posee el nuestro. Que en muchas áreas no compite con nadie y por ende nos obliga a todos a pagar mucho más. El tema hoy, no es la venta de las empresas sino que estas compitan y podamos acceder todos a precios adecuados.

No se puede esperar mas tiempo en esta materia. Ya lo decía don José en

un despacho al Cabildo de fecha 13 de junio de 1815: “un minuto de demora es una desventaja”

Por último. Artigas también vivió la lucha de dos imperios que tomaron esta tierra oriental como escenario para dirimir sus conflictos. Los peleó a los dos. Muchos orientales se sumaron a uno y otro bando. Al final del día españoles y portugueses, imperialistas y porteños se alejaron de nuestras tierras. Pero dejaron en ellas heridas que demoraron muchos años en cicatrizar.

Hace algún tiempo volvimos a ser escenario de confrontación. Otros eligieron este lugar como escenario. De nuevo los uruguayos nos enfrentamos entre nosotros. Paso el tiempo, los muros y las ideologías cayeron, pero quedaron heridas abiertas, de ambos lados.

Hoy cuando las mismas están cicatri-zando definitivamente merced al trabajo callado, serio, silencioso de algunos orientales, es cuando tenemos que recordar las palabras del Jefe y decir nunca más a la confrontación entre los nacidos en esta tierra, nunca más.

Curiosos designios tiene el destino.

A veces parece que repite situaciones, otras que no. Con seguridad nos encontraremos el próximo 19 de junio en este mismo lugar hablando del General, de don José, del invicto, del mejor de todos los Orientales.

En ese momento como dijo Artigas “el tiempo será el mejor testigo de nuestra conducta” como lo fue de la de él. Fuente:archivo.presidencia.gub.uy

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Sitio a la JusticiaPor Julio María Sanguinetti (publicado en El País 16.06.2013)

Nuestro Poder Judicial está cercado. Como en Venezuela o en Argentina, “a la uruguaya”, nuestra justicia sufre hoy el asedio oficialista. Nuestro Presidente luce lejano al tema, a diferencia de sus colegas caribeño y porteño. No resuenan discursos exaltados desde la altura pero, con persistencia, “fuerzas amigas” desatan una campaña nacional e internacional que ha instalado ya una nube de presión sobre nuestra Corte de Justicia.

Un día se declara que las resoluciones de la Corte lnteramericana son obligatorias para nuestra justicia. No importa que ni Brasil, ni Venezuela, ni Ecuador, acaten sus fallos y que nuestro hermano norteño aplique una amnistía a los militares –decretada por la dictadura y nunca refrendada por la democracia- sin que a nadie se le mueva un pelo. Otro día se asalta la sede de la Corte en forma violenta, queriendo impedir el traslado de una Jueza. Se ignoran dos pronunciamientos populares incuestionables que ratificaron la controvertida ley de caducidad y se sigue adelante, como si no pasara nada, sancionando una norma que anula sus efectos, en un acto tan groseramente inconstitucional que así los proclamaron voces tan representativas como la del Ministro de Defensa Fernández Huidobro. Cuando la Corte hace lo obvio, declarando esa inconstitucionalidad, cuatro Fiscales, funcionarios con independencia técnica pero subordinados al Poder Ejecutivo, recusan a los cuatro miembros de la Corte que votaron esa resolución porque uno de ellos hizo una manifestación que consideran “prejuzgamiento” pese a que no pasó de ser una explicación de su propio proceder. Como si todo esto fuera poco, un gropúsculo de militantes radicales, se introduce en una manifestación deportiva y apedrea la sede del Poder Judicial.

Mientras tanto, se procura -en el exterior- que los burócratas de Naciones Unidas o de la Organización de Estados Americanos dedicados al tema Derechos Humanos, reclamen a nuestro gobierno acciones contrarias a nuestro ordenamiento. Y se trae al ex juez Garzón, destituido en España por violar la privacidad de ciudadanos con escuchas telefónicas no autorizadas, contratado ahora por la Argentina para apoyar su absurda reforma del Poder Judicial, para que venga también a presionar con argumentos falaciosos.

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Todos ellos ignoran los plebiscitos uruguayos, que no pueden ser desconocidos ni por la ley, por emanar del órgano máximo del sistema democrático, que es la ciudadanía. Invocan una presunta “teoría moderna de los derechos humanos” en virtud de la cual relegan el Estatuto de la Corte Penal Internacional, que rotundamente dice que no se aplicarán sus disposiciones a hechos anteriores a su vigencia y que ninguna pena puede ser retroactiva (artículos 11 y 24). Lo mismo reza en el Pacto de San José de Costa Rica por expreso, recogiendo un principio viejo como el derecho mismo: no hay crimen sin ley que anticipadamente lo establezca, como ocurre en este caso, en que los homicidios se pretenden transfigurar en delitos de “lesa humanidad” cuando esta categoría no existía en el derecho.

Lo tremendo es que nuestro gobierno se hace presente en la Corte, con varios Ministros y el secretario de la Presidencia, para recordarle esos pronunciamientos internacionales. Y nuestro Canciller no pierde oportunidad de decir que el país corre serios riesgos de sanciones. En una palabra, el principio de separación de poderes es abiertamente violado y –lo que agrava aun más la situación- para defender criterios tan anti-democráticos como los referidos. Se ignora abiertamente que conforme a nuestra Constitución (art. 257) la Corte tiene competencia “originaria y exclusiva” para interpretar sus violaciones y que esa disposición, fundamental en la arquitectura jurídica de nuestra democracia, no se ha delegado en ningún poder internacional o extranjero, porque somos un país soberano.

En todo este asunto lo que menos importa es que se trate de la ley de caducidad. Hoy es ella, mañana podrá ser la peligrosa ley de medios, una abusiva disposición sobre elecciones o cualquier otro debate tocante a las libertades individuales. Esa es la real cuestión. Si los principios más sagrados del derecho no valen, si los pronunciamientos de la ciudadanía se desconocen, ¿de qué democracia uruguaya estamos hablando? Por supuesto, no se intenta quebrarla de un golpe; se la va desgastando todos los días, como una lima sorda. Y el soberano Estado uruguayo es desconocido por cualquier grupo burocrático o aventurero internacional a quien se le da estatus de oráculo.

Nuestro Presidente no grita. Nuestro Vice tampoco. Pero dejan hacer. Y las protestas de la prensa y la oposición corren sin consecuencias, al amparo de la mayoría absoluta con la que el Frente Amplio se cree autorizado a todo. Así ocurrió con la educación, o con la seguridad pública, paso a paso. Anhelamos, confiamos, en que en algún momento una real reacción cívica nos devuelva lo perdido.

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