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ALMOGAREN dEVISTA DEL CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALML - JUNIO 1988 - NP 1 n; L-. m I I Hacer Teologia idesde dónde? y ¿para quién? I Contexto general de la Historia de la Iglesia Católica en el sido XX I La Iglesia en Canarias durante la 2a Rep$biica i El Magisterio social del episcopado de Mons. Pildain y Zapiain I Los once años de episcopado de D. José A. Infantes Florido. 11967-1978

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Revista del Instituto Superiro de Teología de las Islas Canarias Gran Canaria Almogaren 1, Junio 1988

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ALMOGAREN dEVISTA DEL CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALML - JUNIO 1988 - NP 1

n ; L-. m I

I Hacer Teologia idesde dónde? y ¿para quién?

I Contexto general de la Historia de la Iglesia Católica en el sido XX

I La Iglesia en Canarias durante la 2a Rep$biica

i El Magisterio social del episcopado de Mons. Pildain y Zapiain

I Los once años de episcopado de D. José A. Infantes Florido. 11967-1978

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ALMOGAREN Revista del Centro Teológico de Las Palmas

N? 1

JUNIO 1988

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Edita: Centro Teológico de Las Palmas

Director: Felipe Bermúdez Suárez

Secretaria: M! Teresa E Figares de Damas

Consejo de Redacción: José Domínguez Pérez

Policarpo Delgado Perdomo José Lavandera López José A. Rodríguez Roca Andrés Macias Garcia José Alonso Morales

Administración: Publicaciones del CET López Botas, 8 35001 - Las Palmas de Gran Canaria Teléfono: (928) 31 99 24

Diseño cubierta: Elías Zait León

Imprime: Imprenta Pérez Galdós Urb. El Cebadal Las Palmas

Dep. Legal G.C. 451-1988

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S U M A R I O

"Crónica" por JOSE LAVANDERA LOPEZ ............................ 27

"1 Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias. Introducción general" por JOSE LAVANDERA LOPEZ ............................... 31

PONENCIAS

"Contexto general de la historia de la Iglesia católica ei2 el siglo XX" por RAUL NOGUEIRA PASCUAL ................................. 35

"La Iglesia en Canarias duranle /a 2" República" por .TOSE LA- VANDERA LOPEZ ............................................................ 45

"Aproximación a la dinámica arquitectónica de los templos cató- licos del posconcilio en Gran Canaria" por ANTONIO Mh GON- ZALEZ PADRON ............................................................ 61

"El Magisterio social del episcopado de Monseñor Pildairi y Z2- piain" por SEGUNDO DlAZ SANTANA ................................. 73

"El Vaticano II en la Diócesis de Canarias. Los once años de D. José A. Infantes Florido. 1967-1978" por FELIPE BERMUDEZ SUAREZ ........................................................................ 111

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COMUNICACIONES

"Visitas episcopales al Císter de Teror en el siglo XX" por SOR ESPERANZA VIERA DENIZ ................................................ 135

"Pinturas murales de carácter religioso realizadas en Gran Cana- ria durante el siglo XX" por JOSE MIGUEL ALZOLA GONZALEZ 139

"La creación musical religiosa en Gran Canaria en el siglo XX" por LOTHAR SIEMENS HERNANDEZ ................................... 147

'Xlgunos aspectos de la actuación del obispo Pildain durante la Guerra Civil y el Franquismo" por SERGIO MILLARES CANTERO, LUIS ALBERTO ANAYA HERNANDEZ, JOSE ALCARAZ ABELLAN,

............ ALEXIS ORIHUELA SUAREZ y MIGUEL SUAREZ BOSA 153

"Biobibliografía de sacerdotes canarios" por MATIAS DIAZ MARTIN ........................................................................ 165

"El Colegio de Arciprestes en su primera época posconciliar. Años 1971-74" por JOSE DOMINGUEZ PEREZ ............................... 183

"I Jornadas de Historia de la Iglesia canaria en el siglo XX" por JUAN ARTILES SANCHEZ .................................................. 187

Recensiones .................................................................. 191

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EDITORIAL

':.. Ielde, la más importante entre las ciudades indígenas, donde consiguieron edificar la Casa de Oración para el Dios del Cielo, a la que los aborígenes denominaban en su lengua ALMOGAREN'!

(Antonio Rumeu de Armas, El Obispado de Telde, Madrid-Telde, 1986, p. 66)

ALMOGAREN significa, en el idioma de los aborigenes de Gran Cana- ria, "Casa de Oración". Es el nombre que los naturales de la isla dieron a la "ermita" que los misioneros franciscanos construyeron en Telde, a mediados del siglo XIV, con el consentimiento de los alborozados isleños.

Aquellos intrépidos pregoneros de la fe habían arribado procedentes de Mallorca, imbuidos del espíritu de Raimundo Lulio, en un intento de evangeli- zación pacífica de Canarias -las Islas de la Fortuna, como entonces se Ilama- ban- que, por desgracia, no culminó en el éxito, pero cuya gesta está suficien- temente documentada y cuyos vestigios más significativos pueden ser las imá- genes de Candelaria y del Pino, que encontraron los conquistadores posterio- res en pacifica y misteriosa convivencia con los canarios ...

ALMOGAREN evoca aquel primer "Centro de Evangelización" que se implantó en la isla de Gran Canaria. ALMOGAREN simboliza para nosotros aquella concepción de la MISION que, antes y al margen de toda conquista violenta y guerrera, trajo a nuestra tierra la Buena Noticia de Jesucristo, de la que hoy viven nuestras Iglesias Diocesanas -la Nivariense y la Canariense-Rubi- cense-, herederas de aquel primer Obispado misional de Telde, cuya "catedral" de piedras secas fue conocida como ALMOGAREN por los canarios prehispá- nicos.

En ALMOGAREN se funden, pues, lo canario, lo europeo y lo cristia- no, en una fusión pacifica y fecunda. ALMOGAREN reivindica la memoria

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histórica de un estilo de evangelización que con toda razón se añora hoy, desde múltiples instancias, como lo que debía haber sido el nacimiento a la fe de la América precolombina y de la Canarias prehispánica. ALMOGAREN apuesta por un nuevo talante misionero para los años venideros, en el surco abierto por el Espíritu del Señor a través del Concilio Vaticano 11.

ALMOGAREN, Casa de Oración, Tienda del Encuentro (Ex. 33,7), Cen- tro de Evangelización, expresa, en definitiva, lo que desearia ser nuestro Cen- tro Teológico en el interior de nuestra Iglesia local, en diálogo ineludible y ne- cesario con el conjunto de instituciones culturales y universitarias del Archipié- lago, al servicio del Reino de Dios que se abre paso en el momento histórico de nuestro pueblo canario.

Lejos de toda actitud dominadora o estrechamente particularista, cons- cientes de nuestras limitaciones, en la corriente viva de la tradición cristiana y eclesial, continuadores del añejo Seminario Conciliar y la aún reciente Uni- versidad Pontificia de Canarias, bajo la guía de nuestro Obispo y Pastor, ALMO- GAREN quiere ofrecer una modesta y cordial aportación al futuro de todo el pueblo que peregrina en esta tierra canaria, escenario de tantos avatares histó- ricos, víctima antaño de tantos intereses bastardos, atravesada hoy por tantos conflictos y tensiones ... Pero una tierra preñada también de esperanza, una tierra que hoy como nunca es lugar de encuentro de pueblos y de culturas, una tierra con vocación ecuménica, universal y planetaria.

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ALM. 1. (88) PAgs. 9 - 26. @ CENTRO TEOLOOICO DE LAS PALMAS

PRESENTACION

RAM6N ECHARREN YSTURIZ OBISPO DE CANARIAS

Presentar el primer número de la Revista de nuestro Centro Teológico es, al mismo tiempo, un honor y una alegría: una Revista, y más si es de Teolo- gía, es una expresión privilegiada de una comunicación que siempre entraña un acto de solidaridad. Por eso presentar esta Revista es un honor, en cuanto que representa el comienzo de una etapa en la que, si no se inicia el diálogo de nuestro Centro con nuestra Comunidad Diocesana y con toda la sociedad canaria, al menos se intenta potenciarlo en una sincera búsqueda de un com- partir que fomente actitudes de comprensión, de mutuo respeto, de apertura "al otro". Y es también una alegría porque se trata de un claro signo de que en nuestro Centro Teológico se trabaja cada día con mayor seriedad, con ma- yor rigor científico, con una clara intención de fidelidad a unas tareas -la en- señanza y la investigación- que son soportes fundamentales de su cometido en el interior de la Misión de nuestra Iglesia Diocesana de Canarias.

Si una revista es un instrumento de comunicación, de diálogo, de soli- daridad en consecuencia, y especialmente, si excluido todo afán de lucro o de proselitismo, se trata de una Revista de Teología, no puede menos que plan- tearse una serie de interrogantes cuyas respuestas darán sentido a su quehacer, en cuanto que son las que también darán sentido al quehacer teológico que realiza el propio Centro Teológico.

Rehuir la reflexión sobre esos interrogantes; rehuir las respuestas a di- chos interrogantes; responder a los mismos a un nivel de puro 'super-ego' de

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profesionales del saber teológico, o a través de tópicos leídos o escuchados Dios sabe de qué autor o publicación de moda ..., puede ser una clara manifestación de irresponsabilidad, tanto eclesial como -lo que es más grave- cristiana; puede tratarse, también, de una clara manifestación de miedo a enfrentarse con la pro- pia conciencia eclesial-cristiana o eclesial-evangélica, debido a que, en la más vital escala axiológica, la propia ideología o los personales intereses, no siem- pre explicitados, han ocupado el lugar que corresponde a Dios y al prójimo, a! Señor y a su Reino, a la comunidad de Jesús y a los destinatarios prioritarios de su Buena Noticia.

Las preguntas son fáciles de formular. Pero no son tan fáciles de res- ponder. Podríamos expresarlas así (') :

- ¿Quién debería ser el interlocutor de la teología actual que se elabora en nuestra Diócesis de Canarias? ¿Quién debería ser el interlocutor de nuestra Revista?

- ¿Desde qué lugar social y eclesial se debe hacer la Teología actual y se debe escribir sobre ella en Canarias, de modo que pueda ser significativa para ese interlocutor?

- ¿Cuáles son los instrumentos que deben utilizarse en el quehacer teo- lógico (en el CET y en esta Revista) para que se haga inteligible? ¿Y para que se haga inteligible a los menos dotados, a los más pobres?

- ¿Cuáles serían los objetivos prioritarios que deben tener nuestra re- flexión teológica y nuestra Revista en el momento actual de Canarias y en el momento actual de nuestra Iglesia Diocesana?

- ¿Cuáles deberían ser los temas o cuestiones prioritarias que nuestra teologia y también nuestra Revista tendrían que abordar desde nuestra situa- ción eclesial concreta y específica, y desde la situación social concreta y especí- fica de Canarias?

- ¿Cómo realizar nuestro quehacer teológico, y cómo expresarlo así en nuestra Revista, para que, dejando a un lado toda tentación de protagonismo, desde una actitud de servicio, la teología en Canarias se convierta en un instru- mento de comunión eclesial en orden "a que el mundo crea"; los creyentes en Jesús más pobres crezcan en una experiencia de fe, de esperanza y de amor; nuestra Iglesia se perfeccione como instrumento de anuncio gozoso del Evan- - (1) Se sigue, en parte, el esquema propuesto por IGLESIA VIVA: "Hacer Teología hoy en Espa-

ña", no 132, Nov.-Dic./1987.

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gelio y de denuncia llena de amor de todo lo que en Canarias deshumaniza y es, por tanto, pecado?

No se trata, por supuesto, de caer en unos planteamientos programáti- cos o funcionales: sería romper la lógica de un saber que, teniendo pleno valor científico, por eso mismo debe ser apreciado como verdad que refleja la Ver- dad, esa Verdad con capacidad por sí misma de liberar al hombre en general y, en nuestro caso, al hombre canario en particular. Tampoco se trata de des- vincular ese saber de la vida que el Espíritu anima en el Cuerpo de Cristo, con- cretado y concentrado en esta Iglesia particular de Canarias, en esta concreta porción del Pueblo de Dios que peregrina en Canarias. Y al igual que la actual cultura canaria, con todos sus valores y contravalores, se sitúa en el contexto de una cultura crecientemente planetaria, con el subsiguiente juego de influen- cias, todo saber teológico (más allá de los fenómenos meramente socio-culturales; por razones profundamente enraizadas en el Misterio de la Salvación), se sitúa y se ha de situar en el contexto de una comunión eclesial universal, católica, que entraña una misteriosa pero real solidaridad con los discípulos de Jesús de todo tiempo (los de ayer, hoy y mañana ...) y de todo lugar, en sintonía con el Colegio episcopal, que sucede al Colegio apostólico, presidido por el sucesor de Pedro.

Sc trata, por tanto, de realiza- una reflexióii sobre el 'sldlus' y el 'rale' del teólogo y de la misma teología en la Iglesia Diocesana de Canarias; de ese teólogo y de esa teología que 'viven' en el interior de una cultura canaria, en cuyo seno una porción del Pueblo de Dios cree, espera, ama y, en consecuen- cia, ha inculturizado su fe. A la luz de esa reflexión, será posible definir la fun- ción social y eclesial de la Revista que ahora presentamos.

Porque hemos de ser conscientes de que también la teología puede ser manipulada o convertida en instrumento de manipulación. En eso no se dife- rencia de otros saberes o de otros quehaceres científicos que existen en nuestra sociedad. A ese peligro hay que añadir además un matiz que hace doblemente complejo el tema: es el del poder "sacralmente legitimador" que puede asumir la teología o el quehacer teológico, del cual carecen los otros saberes. Usar abu- sivamente de Dios y de su Nombre para legitimar sacralmente una ideología, una opción, una simple teoría, una determinada 'filosofía' o una cosmovisión concreta, no es una tentación del pasado que se pueda archivar como simple recuerdo histórico. También hoy, al igual que ayer, hay "miedos a la libertad" que sirven de soporte a toda oferta que se haga "desde Dios", por falsa que sea, o a una aceptación 'religiosa' de cualquier proposición que sirva a una có-

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moda instalación (política, ideológica, moral, religiosa ...) que evite "el riesgo de creer", "la aventura" de hacer un seguimiento serio de Jesucristo. También hoy, al igual que ayer, hay "nacional-catolicismos" o añoranzas de los mismos, aunque ese 'nacional' pueda ser una ideología, una ética cualquiera, un pensa- miento, una nación propiamente dicha, una etnia, un interés de clase, ...

De ahí que la teologia, o el saber teológico, se pueda convertir en una forma de 'colonización' que por revestirse de ropajes religiosos sea tal vez la más peligrosa: ello ocurre cuando, en contra del Mensaje de Jesús, el saber teo- lógico se convierte en un instrumento de poder en lugar de ser un medio de servicio humilde. Ocurre cuando un centro que enseña teologia degrada su mi- sión y se deja llevar de la tentación de ser un "centro de poder", un "mercado de influencias", un lugar de distribución de "patentes de sabiduría" en fun- ción de amistades o de coincidencias ideológicas, en vez de ser una escuela de servicio humilde y lleno de amor a una Iglesia local, a la sociedad en la que tal centro se sitúa, a los más pobres y humildes de los creyentes y de los que se debaten en el vacío de la fe. Ocurre cuando se hace una teologia que pierde sus referencias fundamentales a la Persona de Jesús, a su Mensaje y a su Co- munidad, la Iglesia, a una ORTODOXIA y a una ORTOPRAXIS que, lejos de limitar nuestra libertad, conducen a la teologia a esa verdad que nos hace libres (cf. Jn 8, 31) y nos permite ofrecer esa liberación que está plenamente contenida en la Buena Noticia del Señor.

Responder, desde la verdad objetiva y desde la verdad del propio cora- zón, a las cuestiones planteadas anteriormente representa, pues, un alto grado de responsabilidad cristiana, teológica y pastoral. Supone también un ejercicio necesario de 'purificación' para el teólogo, desde su ser previo de creyente de Jesús. Supone, por último, algo que también el teólogo tiene que plantearse de forma permanente: mantener vivo un proceso de conversión en cuanto teó- logo y, en consecuencia, en cuanto cristiano que ha recibido un determinado carisma "para la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos sin excep- ción alcancemos la unidad que es fruto de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, la edad adulta, el desarrollo que corresponde al complemento del Me- sías" (Ef 4, 12-13).

Análogamente podríamos hablar de los que ofrecen su saber en otras esferas no propiamente teológicas, como son la Historia, el Derecho Canónico, las distintas disciplinas filosóficas, la Sociología y la Antropología, la Psicolo- gía y la Pedagogía, ... etc. Y, con más propiedad, de las ciencias que concretan la Teología Pastoral.

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Nuestra Revista tendrá que cuidar con especial esmero todo lo dicho: la comunicación que entraña una publicación en una etapa de nuestra historia en la que la letra impresa, a pesar de La creciente influencia de la imagen, tiende a convertirse en portadora de una 'magia' especial de veracidad, exige un 'plus' de responsabilidad al teólogo-escritor respecto a Dios y a su Verdad y respecto al hombre y su verdad.

Siguiendo el esquema de las preguntas antes formuladas, tendremos que decir que no se puede escribir teología sin plantearse quiénes son los destinata- rios de la misma. El destinatario no se impone, es libre, y el teólogo se dirige a k1 con la misma libertad. Pero cuando se escribe hay que escoger de algún modo el interlocutor o el destinatario, o hay que pensar en "interlocutores o destinatarios" preferentes. Ello encierra ya una cierta concepción del quehacer teológico y una responsabilidad muy seria en el orden de la evangelización. Hay que responder a las preguntas "¿para quién se escribe?" y, pensando en el des- tinatario, "¿para qué le escribo?". Ello supone tomar postura y establecer una relación dinámica entre el teólogo y el destinatario, sin descartar que el teólogo se sitúe primero ante su propia conciencia para definir sus propias solidarida- des, sus 'intereses', para examinar aquéllas y éstas a la luz del Evangelio, por- que tada ello va a influir imprescindiblemente en su quehacer teológico.

Esta tarea revelará el "lugar social" desde el cual el teólogo percibe sus destinatarios con los que desea relacionarse inieiitras descarla oiros. Desde ese "lugar social", el teólogo percibirá unas tareas, unos objetivos, unos temas de- finidos de su quehacer dentro de la historia de sus contemporáneos. Así nues- tros teólogos se situarán en la Diócesis de Canarias y en Canarias, en el mo- mento actual (aunque sea para contemplar y asumir el pasado); pero lo harán concretando aún más, porque Canarias y la Diócesis de Canarias representan mundos complejos y plurales. En todo caso, deberán evitar toda tentación de mero mimetismo, como sería transferir a nuestra realidad teologías ajenas co- mo si fuesen propias, sin el imprescindible paso de criticarlas, rezarlas, con- templarlas desde la necesaria vivencia de la catolicidad de la Iglesia, analizar- las desde la idiosincrasia cultural de nuestro pueblo con sus luces y sus som- bras, examinarlas en sus consecuencias evangelizadoras, ... etc.: lo contrario se- ría convertirse en "agentes de colonización" al servicio, no del Evangelio del Señor y de la Comunidad Eclesial, sino de un juego de influencias al servicio de Dios sabe qué intereses, latentes o manifiestos.

Desde el momento en que el teólogo aborda su quehacer teológico o ini- cia un escrito para una Revista o), piensa sin duda en unos destinatarios, unas - (2) Sigo las grandes líneas del articulo de Antonio Sanchiz, "¿Hacia dondeva la Teología en Espa-

ña?", en IGLESIA VIVA, no 132, 1987.

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veces con rostro identificado y otros difuminado. Pero siempre piensa en al- guien. A veces escoge unos interlocutores preferentes. Otras veces, no. En todo caso, ello condiciona ya su quehacer y, en cierto modo, define al propio teólogo.

Pero además, y como antes decíamos, el teólogo se 'sitúa', toma postu- ra. En nuestro caso podrá -y deberá, tal vez- situarse en Canarias. Pero aún dentro de Canarias y de nuestra Iglesia Diocesana, puede hacerlo en Fuerte- ventura, en La Graciosa, en Lanzarote, en Gran Canaria, en las cumbres, en Maspalomas, en la Aldea, en las Medianias, en Las Palmas y en sus suburbios (El Polvorín, los poligonos, La Isleta, Pedro Hidalgo, Cruz de Piedra,...), en Arucas o en Artenara, en Gáldar o en Santa Lucia de Tirajana, ... Y aún hay más: se puede situar ante las docenas de miles de pobres que viven en nuestras islas o ante la Diócesis que, como comunidad de creyentes en Jesús, tiene algo que decir y algo que hacer por ellos; se puede situar ante el mundo que engloba a los alejados y marginados, mundos nuevos donde la religión es irrelevante dentro de Canarias y que invitan a salir, en nombre del Señor, del cerco clerical y de un cierto secuestro meramente intelectual de la Teología, yendo hacia los espiritualmente interesados en el destino del hombre y en contacto con el mun- do de la marginalidad; se puede situar en todo el sistema social donde emanan sufrimientos e interrogantes, pero no en el poder, ni siquiera en el intelectual teológico, porque la teologia hecha desde él sería irrelevante; se puede situar en la Iglesia Diocesana y con los cristianos que se enfrentan cada día en Cana- rias con graves problemas que no acaban de comprender en clave de fe, de es- peranza y de amor, procurando que la teologia les ayude a descubrir su nueva forma de presencia en la sociedad canaria conforme a las nuevas circunstancias históricas de acuerdo con la nueva conciencia emanada del Concilio Vaticano 11.

Pero, en definitiva, ¿no 'habría que situarse delante de sí mismo, antes de situarse delante de los otros? Ello exige una actitud de discernimiento im- prescindible para el creyente que hace teologia. El teólogo tendría que definir primeramente cuáles son sus solidaridades reales. Y tendría que hacerlo con una gran sinceridad critica. Después deberá percibir, también criticamente, los frentes que se plantean a la teologia en Canarias, es decir, percibir las posibles ambigüedades de su quehacer teológico, desde dónde nace, cuánto puede tener de instalación, de neoconservadurismo, de pseudo-progresismo o de compla- cencia vanidosa respecto a una autodefinición de andadura postconciliar, de "teologia de sotana" o de "teologia de corbata", de teologia de élite intelec- tual solidaria de sus doctos colegas que forman la 'casta' de los productores teológicos, ... o cuánto tiene de respuesta humilde al clamor de los creyentes dé- biles y mal preparados, al clamor de los hombres, especialmente de los oprimi-

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dos, al clamor de los que tienen el corazón desgarrado por mil dramas de ori- gen personal o social y necesitan una palabra teológica que proporcione senti- do cristiano a su dolor y fundamente una esperanza que el mundo les niega sistemáticamente ...

Cuando el teólogo, para hacer la teología o para transmitirla en nuestra Revista, se ha situado ante unos determinados destinatarios, desvela inevitable- mente el lugar social desde el cual establece sus propias relaciones y solidarida- des. Además las 'califica', es decir, descubre de quk tipo son: cristianas, o poli- ticas, o ideológicas, u ocasionales, o funcionales, o instrumentales (para logrzi otros fines que pueden ir desde el ejercicio del poder hasta el servicio desintere- sado; desde la búsqueda del prestigio hasta la realización de un amor humil- de...), o familiares, o de clase, ... Resultará entonces que unos destinatarios sa- len a su encuentro mientras que otros se descartan.

El quehacer teológico canario puede partir de hecho de lugares sociales plurales y divergentes. Es preciso, por ello, que el teólogo sea muy consciente del 'status' que asume o en el que se sitúa: ¿totalmente liberado para la teolo- gía, de modo que se convierta en un profesional de la misma, con visitas oca- sionales a diversos espacios donde los hombres ríen y lloran, esperan y se de- sesperan?; ¿compartiendo su docencia, estudio e investigación con un servicio pastoral que le mantenga en medio de los hombres, creyentes y no creyentes, que ansían La salvación de Dios?; ¿compartiendo su quehacer teológico con un servicio evangelizador a los pobres, formando parte de su mundo oscuro y pe- queño?

Los "lugares" pueden ser -como indicaba- plurales y divergentes. Pue- de tratarse de un lugar social definido y con un rostro identificado: el de los pobres, los sencillos, incluso los marginados. En este caso, el lugar supone la inmersión en el mundo de la pobreza y lleva consigo encarnarse e identificarse con ella. Es el lugar donde se palpan las contradicciones de la "periferia so- cial" y de ahí brotará una teología significativa que arraiga en la vivencia cáli- da de la fe en la comunidad cristiana; una teología pensada como ruptura del poder social y cultural; una teología llena de amor, de caridad, de solidaridad; una teología profética, crítica y liberadora, que se plantea el pecado y sus es- tructuras y la liberación respecto a ambos (cf. Juan Pablo 11: "Sollicitudo Rei Socialis") ...

Puede tratarse de un lugar social amplio y "desclericalizado", desde el cual sea posible dirigirse a todos los canarios y, en especial, a los que necesitan luz, no sólo a los sacerdotes, religiosos y religiosas ...

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Tal vez sea preciso plantearse cómo es, de hecho, la teologia que hace- mos en Canarias. A nuestros teólogos, como a los de cualquier rincón del mundo, les acechan amenazas y tentaciones: las de servir a una "Iglesia conservadora" e instalada y que elige a sus interlocutores; las de servir a una "Iglesia progre- sista'' e instalada, que elige igualmente a sus interlocutores; las de servir a una "Iglesia" según los modos en que se expresó hace años o siglos pero que ya no son inteligibles (aunque la Iglesia sea siempre la misma, por supuesto...); la tentación de adoptar como lugar social ''la academia" y la intelectualidad de los propios colegas o de las élites culturales de nuestra sociedad; la de un quehacer teológico anclado en sus formulaciones académicas y en su corres- pondiente lenguaje; la de un quehacer teológico al margen de la comunión y de la comunidad eclesial, en diálogo con 'las modas' del mundo en lo que tie- nen más de servidumbre a un proyecto rentable diseñado con técnicas de "mar- keting" y que convierten la teologia en un buen negocio editorial que propor- ciona, al mismo tiempo, prestigio y dinero; la de sustituir la teologia por una vigilancia a la misma teologia, para juzgar y condenar al supuesto conservador en nombre del progresismo o al supuesto progresista en nombre del conserva- durismo ...

Tal vez sea importante plantearse que la teologia, hoy, aquí en Canarias, debe estar simultáneamente presente en los ambientes más cultos y universita- rios, y en los ambientes más sencillos de manera que se les pueda ofrecer una teologia de tipo popular, asequible para los pobres, realizada con rigor y flexi- bilidad para hacerse inteligible a los cristianos que tengan o no formación es- pecial.

En todo caso, lo dicho hasta aquí ha de ser compatible con ese lugar donde siempre se ha comunicado Dios por revelación dándonos su Palabra de salvación; es el lugar hermenkutico donde se dan las mejores condiciones para comprender la Palabra de Dios, y el lugar donde existen las mejores condicio- nes para realizar las exigencias de la fe, la esperanza y la caridad. No todos los lugares ofrecen las condiciones que abren la inteligencia y el corazón a la revelación, ni nos provocan a la acción de la caridad y de la esperanza que el Evangelio está llamado a cumplir. ¿No serán "el templo", "la academia" y "la plaza", los tres lugares por excelencia para ello?

Existen también lugares defensivos, como pueden ser los que correspon- den a unas posturas criticas frente a los poderes de diferentes signos. Hay teó- logos a los que se acusa de ser altavoces dóciles e ilustrados de las instrucciones y consignas del magisterio eclesiástico. Pero, por otra parte, se observa en algu-

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nos teólogos una excesiva docilidad a las consignas sociopoliticas y una dedi- cación servil a intereses políticos o ideológicos de distinto signo, en cuanto se niegan a colaborar con los responsables de la Iglesia local ...

No cabe duda que la teologia tiene como quehacer en Canarias que la fe sea verdaderamente Buena Noticia para los pobres y marginados, y que ten- ga arraigo en la realidad. Pero también es tarea de la teología hecha en Cana- rias, tanto la comunidad cristiana como el mundo de la increencia y de los ale- jados. El reto es: jcómo vivir significativamente la fe en Canarias, hoy? iCó- mo mostrar su validez y su coherencia existencia1 en diálogo constructivo y no siempre condenatorio? Nuestra Diócesis de Canarias necesita una teologia que permita el diálogo de nuestra Iglesia local con esas culturas modernas y post- modernas que se entrecruzan en nuestras Islas con las culturas propias o rasgos culturales más autóctonos; y habrá que hacerlo recuperando la praxis de la so- lidaridad, del respeto y también de la justicia con las víctimas de toda índole; una solidaridad creíble y significativa, que se viva en el interior de la comuni- dad cristiana y, desde ella, aparezca como fermento, liberadora, denuncia del consumismo y del pragmatismo, cercana para los menos formados; solidaria de la religiosidad popular que nace en la periferia de los núcleos urbanos y en el mundo rural, que acierte a tematizar sus deseos y expectativas.

No menos importante será la tarea del diálogo solidario y reconciliador entre los mismos teólogos; la confrontación leal de las diversas tendencias doc- trinales; la superación, de-e una intensa vivencia de pertenencia a la Iglesia local y a la Iglesia universal, de las divisiones que, con frecuencia, tienen su origen en lejanos planteamientos teológicos que nada tienen que ver con Cana- rias; la superación también de viejas divisiones que nacieron de pasadas incom- prensiones y ausencia de diálogo (¿falta de verdadera caridad y de una auténti- ca comunión eclesial?) con ocasión del Estudio Socio Pastoral y de la Asam- blea Conjunta. Sin vencedores ni vencidos: una tarea teológica tan puntual en una Iglesia humanamente envejecida y tentada de clericalismos de diferentes signos y de neoconfesionalismos ajenos al Vaticano 11.

La tarea desde la twlogia, hoy más que nunca, consiste en presentar y actualizar las verdades fundamentales de la salvación que articulan la manifes- tación de Dios y que ofrecen sentido y verdad a la existencia humana: la verdad de Dios, la del hombre, el misterio de la Iglesia; que la comunidad de creyentes recobre plenamente la confianza en la virtualidad del Evangelio y mostrarles el rostro genuino del mismo; ofrecer caminos para una oración profunda y pa- ra una celebración auténtica de la fe; ofrecer también los caminos de una moral

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propiamente evangélica para ser vivida en Canarias en plena comunión con la Iglesia Católica y con pleno enraizamiento en el Evangelio, leído con y desde la Iglesia; una moral que no será ni latinoamericana, ni europea, ni africana, es decir, una moral desintoxicada de subjetivismos humanos, de ideologías im- portadas, de relativismos 'de moda', de positivismos fáciles que nada tienen que ver con el Sermón del Monte.

No he intentado responder a las cuestiones que planteaba al inicio de esta Presentación. Sólo he intentado aclararlas. Son nuestros teólogos, en su trabajo de cada día en el Centro y en las páginas de esta Revista, quienes debe- rán responder a ese cuestionario.

Quedan muchas más preguntas. El teólogo en Canarias no puede ser un 'profesional' que sentado ante una mesa se dedica a responder preguntas que nadie le hace ...

¿Qué dice hoy y aquí la teología a los que no tienen la palabra, los que no tienen capacidad de expresarse y carecen del "libro", de cualquier instru- mento del saber, o quizá no saben ni interpretar lo que leen o tal vez ni siquiera saben leer? ¿A aquellos que viven cargados de preguntas, que buscan sentido a su existencia en una sociedad consumista al máximo que ha secuestrado ese sentido de la vida? ¿Qué significa ser salvados en Cristo para nuestros contem- poráneos, en nuestras Canarias de hoy, estas nuestras Islas que parecen satisfe- chas por convertirse en "la ciudad alegre y confiada" alejada de toda respon- sabilidad y soñando con instalarse en una despreocupada insolidaridad perso- nal, familiar y social?

Se trata, pues, de hacer una teología que reflexione sobre la Revelación allí donde Dios ha dirigido su Palabra de salvación: a estos contemporáneos que aquí, en Canarias, muestran en sus rostros sus múltiples demandas explíci- tas o calladas. Una reflexión desde ese lugar social y, jcómo no!, con todo el rigor científico y desde una existencia plena de fe, de esperanza y de caridad.

Queda un tema por tratar a la hora de reflexionar sobre el quehacer del teólogo y sobre la función de esta Revista. Sería un tema largo que no se trata de desarrollar ahora, sino de apuntar simplemente, con el fin de que sirva de fondo a la hora de responder a las preguntas que hemos planteado. Se trata del tema, siempre importante, de la relación entre la teología y el Magisterio.

No es preciso insistir en que la comunión es clave en la vida cristiana. Pero tal vez convenga indicar que no es lo mismo "comunión" que "sumisión", o que no es lo mismo "comunión" que "obediencia servil", por muy virtuosa

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que ésta pueda parecer. Sin embargo, tal vez sea importante afirmar hoy que no es lo mismo "investigación teológica", que puede ser o es una obligación del teólogo, y "experimentación teológica", que puede ser expresión de una grave irresponsabilidad respecto a los fieles, respecto a la comunidad eclesial. No se puede experimentar en lo relacionado con los contenidos de la fe: supondría una grave actitud de desprecio en relación con el Pueblo de Dios; no se puede experimentar en lo relacionado con lo que define "el seguimiento de Jesús": supondría una grave actitud de desprecio en relación con el Pueblo de Dios. Un centro teológico no se puede confundir con un laboratorio en el que se ex- perimenta con "conejillos de indias". El problema es especialmente grave cuando la distancia cultural, teológica o no, entre los "profesionales de la teología" y "los oyentes" es tan grande, que estos últimos no tienen "mecanismos de defensa" que les permitan someter a critica seria lo que reciben, entre otras razones (además de la indicada superioridad intelectual de los teólogos sobre los oyentes) porque en el centro teológico haya tal coherencia entre los enseñan- tes que no deje posibilidad a que unas posturas se contrapongan a otras í 3 ) , o porque no tengan medios (económicos o del tipo que sea) para poder acceder a un pluralismo teológico legitimo expresado en publicaciones, desde el cual poder asumir el necesario talante crítico y buscar así una aproximación de la verdad con la ayuda del Magisterio. Es un problema que hay que contemplar a la luz de la evangélica e imprescindible defensa de los pohres qiir la Iglesia tiene siempre la obligación de realizar.

Sobre el tema se ha escrito mucho. Se ha defendido -y no sin razón- la necesidad del carisma del profesor de teología junto con la necesidad del carisma propio del Magisterio. Es interesante al respecto releer el gran discurso de Juan Pablo 11 a los teólogos en la Universidad Pontificia de Salamanca, con ocasión de su visita a España, o el número 62 de la Gaudium et Spes (cf. cita de Haring en el "Diccionario de Moral", Ediciones Paulinas).

Pero puede ser más enriquecedor recordar unas palabras del Padre M.D. Chenu, adecuándolas a nuestra realidad, en su artículo "Ortodoxia-Ortopraxia", en el libro "Al Servicio Teológico de la Iglesia", escrito en homenaje al P. Yves Ma Congar con motivo de cumplir sus 70 años (4).

La verdad evangélica y el conocimiento de la fe son de una contextura psicológica y epistemológica distinta que la verdad común y el conocimiento racional: aquellos llevan consigo un "hacer" y exigen la unidad de la "theo- - (3) Como fue el caso, P.e., entre los Padres Tromp y Zapelena sobre temas eclesiológicos, en la

Universidad Gregoriana de Roma, con la autorización del Papa Pía XII, en los años 1950/1956. (4) Ed. Sal Terrae, Santander 1975.

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ria" y de la "praxis". El "dabar" bíblico es de otro temple que el "logos" griego. La verdad, cuando se trata del misterio del amor de Dios comunicado en Cristo, no puede ser otra cosa que la verdad objetiva de una proposición, una información exacta sobre doctrinas, una ortodoxia. La verdad de Dios se expresa, no en un libro con enunciados, sino en una Persona; se encarna en una Palabra. Cristo es la verdad (cf. Jn 1,14; 14,16) que encarna al Padre. Su Evangelio no es una verdad abdracta que se exprese, por decirlo así, accesoria- mente en la palabra o en el signo, sino una verdad que se ha cumplido y que se cumple en la palabra que se muestra eficaz (cf. Heb), produciendo lo que ella declara. Sólo después llegó el Evangelio a ser un libro. El elemento cognos- citivo y el elemento práctico son inseparables. No hay un despliegue puramente intelectual de la verdad de Cristo en un sistema filosófico-teológico, sino que "el que practica la verdad, se acerca a la luz" (Jn 3,21). No se trata sólo de un juicio o un raciocinio verdadero, sino de un acontecimiento liberador. Será, por tanto, preciso cuidar que el teólogo, con sus juicios, no obscurezca el acon- tecimiento. Habrá que vigilar para que ello no ocurra, defendiendo así el Pue- blo de Dios, a los más sencillos de ese Pueblo. Todo ello es la razón por la cual la consustancial articulación del "decir" y del "hacer" legitima en parte la crí- tica y hasta el enojo de los cristianos que hoy denuncian la insignificancia (la falta de significación ...) de una ortodoxia puramente conceptual y también la heterodoxia que nace de un juego de meros conceptos o de raciocinios mera- mente teóricos. La ortodoxia así entendida, como la heterodoxia, no tiene va- lor. El Mensaje, para que se comprenda, para que sea "verdadero" y "real", ha de vivirse, ha de llevarse a la vida, ha de incidir en la vida. Es lo que signifi- ca "obrar la verdad". En este ámbito tiene todo su sentido la afirmación del Señor, "por sus frutos los conocerán Vds!'. Cuando el fruto de una couceptua- lización teológica es el vacío, la inacción, la división, la ruptura de la comu- nión, la insolidaridad, la ira, el odio, el rencor, la soberbia o la vanidad, el odio contra la Iglesia o contra la Comunidad de Jesús (que son la misma cosa: cf. L.G., 8 y Evangelio de San Juan), la manipulación del sencillo, ... etc., entonces ha hecho su aparición una ortodoxia puramente conceptual o una heterodoxia. Aquí cabe recordar la palabra de Jesús: "El que no está conmigo está contra mi; ... El que no recoge conmigo, desparrama".

¿Qué significa "verdad", cuando se trata de un dogma? ¿En qué senti- do, partiendo del Evangelio, puede una proposición teológica ser "verdadera"? La respuesta es que sólo en la medida en que se inscriba dentro de una proposi- ción de fe, es decir, en el interior del acto de fe vivida, de manera que la verdad del Evangelio no se reabsorbe en esa formulación. El artículo de fe (como se

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decía en la Edad Media), una proposición teológica, se sitúa en el interior de una percepción global de la verdad mantenida en la comunión en el misterio, conservando esa verdad abierta siempre al misterio de Dios. "El acto de fe no se realiza en una ciencia, sino en la realidad divina", dice Santo Tomás (Sum- ma Tbeologica, IIa, IIae, q.1, art. 2). La ortodoxia, con sus proposiciones, en- cuentra su fidelidad, su objetividad, su seguridad, no en unos apoyos raciona- listas, sino en el terreno de la ortopraxis.

Así se puede entender la función del teólogo: no es el fiel en acto vivo y reflexivo de su fe, sino el creyente que, con todas las "técnicas del oficio", se aplica como "profesional" (si es que se le puede llamar así ...) a elaborar su contenido, desde la hermenéutica de los textos hasta un "saber" orgánico, cons- truido sobre "razones": "Intellectus fidei" en el que están empeñados todos los niveles epistemológicos, todas las disciplinas y todos los métodos, todas las "gramáticas", todas las cargas imaginativas y poéticas, todas las complacen- cias del espíritu.

Tal vez habría que decir "las funciones" en lugar de "la función". Pues ese "intellectus fidei" debe desempeñar varios papeles en la comunidad de fe. No es un mero experto al servicio del obispo; ni un guardián a la puerta de la Palabra de Dios abierta al mundo; ni un director de programas; ni un evalua- dor dc pastoralcs ... El teólogo no se sitúa frente a la autoridad sino en el inte- rior del Pueblo de Dios. Su carisma lo coloca al servicio del Pueblo de Dios, donde encuentra la medida de su intervención, con el concurso de los carismas jerárquicos: ministerio pacífico, con sus propias leyes, tanto para el análisis y el discernimiento como para la búsqueda permanente, en diálogo siempre con los demás ministerios.

Tal es la situación del discurso teológico: discurso critico de la fe par- tiendo de la vida de la Iglesia actual que, inserta en el mundo actual, pretende transmitir al hombre de hoy, en la Tradición, el mensaje liberador de Cristo. El "oficio" de este teólogo lleva consigo, en primer lugar, la "lectura" rigurosa y sabrosa de la Escritura, lugar permanente de la Palabra de Dios; pero esta misma lectura sólo puede hacerla si se encuentra "situado", es decir, en "situa- ción'' aceptada y ratificada. El dinamismo incoercible de su inteligencia cierta- mente le conducirá a buscar por todas partes razones, con las especulaciones que las mismas exigen y con la contemplación que se sacia en ellas ("theoria", en los dos sentidos de la palabra). Pero esta elevada operación, un tanto "aris- tocrática" (propia de minorías selectas), sólo tendrá su equilibrio inmersa en el sentido intimo del pueblo de Dios actualmente viviente en el mundo, un mundo

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lleno de provocaciones y de culturas plurales, aún en el interior de lo que pode- mos llamar cultura canaria, y en su historicidad pasada, presente y futura. Así volvemos a la coherencia entre la teoría y la práctica (buscar la verdad o con- templarla, sin amor a los amigos y a los enemigos, es un contrasentido en el cristiano teólogo...). La "praxis" actual de la Iglesia es el lugar, "biológica- mente fecundo", de su inteligencia crítica, constructiva, contemplativa.

El teólogo analiza los modelos con cuya ayuda se forma esa praxis y la mentalidad a través de la cual pasa, confrontándolos con la interpretación que ella misma recibe del Evangelio, en correlación con la "teoría" crítica de la sociedad. Al mismo tiempo, abre el camino a otras posibilidades positivas que, a su vez, deben hacerse realidad en la praxis eclesial y en el acontecimiento de fe vivido en comunidad, en Iglesia. Si la teología es "teoria" crítico-teológica de la praxis regida por la fe, despertará a la conversión y, por tanto, a la trans- formación efectiva, las estructuras sociales y, al mismo tiempo, el corazón del hombre (cfr. 'pecado' y 'estructura de pecado', en la "Sollicitudo Rei Socialis" y en la "Reconciliación y Penitencia", de Juan Pablo 11). De este modo, la teo- logía es una crítica redactada sobre el hombre, la sociedad y la Iglesia, pero, al mismo tiempo, aporta o debe aportar necesariamente la promesa de la salva- ción de Dios en Cristo, la promesa que no sólo exige sino que también hace posible todo progreso en la marcha de la historia a la liiz del Reino de Dios (*). La acción del teólogo se inscribe, por tanto, en la realidad efectiva de la salva- ción, comprendida la santidad. "La práctica es la realidad de la teoría; la teo- ría es la naturaleza intima y misteriosa de la práctica" (San Máximo).

Hemos hablado antes del "lugar social" desde el que se hace la teolo- gía. Hay algo que añadir: sea cual fuere ese lugar social, es claro que el teólogo tiene que estar y "sentirse estando" en la Iglesia, en la Comunidad de Jesús. Situado en el mundo; situado aquí (en Canarias, en nuestro caso), amando a la humanidad, amando al hombre canario o que está en Canarias, nunca pue- de perder su solidaridad radical con la Iglesia de Jesucristo, con la Iglesia Dio- cesana de Canarias y con la Iglesia universal servida por el Sucesor de Pedro.

En la Iglesia existe una necesaria función de vigilancia. La función de vigilancia puede entrañar abusos como, por ejemplo, el que supone que la ideo- logia del "vigilante" se convierta en norma que sustituya al depósito de fe o a la misma Palabra de Dios. Puede convertirse también en un doloroso servicio cuando el "vigilante" se ve obligado a corregir proféticamente, por amor a la - (5) Cf. "Le statut critique de la Théologie': E. Schillebeeckx. Bruselas 1970.

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verdad revelada, por amor a los fieles más débiles y por amor a su comunidad entera, y no encuentra en aquél o aquéllos a quienes corrige la humilde actitud del que se siente ejerciendo un carisma que no tiene un valor absoluto sino que es complementario de otros carismas en el interior del Cuerpo de Cristo. Puede ser, por último, una gozosa experiencia de fraternidad cuando, en referencia a la Verdad, es posible realizar esa corrección en un diálogo en el que ambas conciencias, la del "vigilante" y la del teólogo, vuelven sus ojos al único Maes- tro, al que es "camino, verdad y vida", de forma que ambos se encuentren en la Verdad-Amor (cf. Evangelio de San Juan) y vivan así la comunión obede- ciendo al único Señor, edificando unidos el Reino de Cristo y el Reino de Dios y su justicia, ejerciendo cada uno su propio carisma con mutuo respeto pero evitando cuidadosamente que lo dudoso para la fe de los débiles se imponga de manera que la Palabra de Dios sea sustituida por una palabra humana (cf. Rovira Belloso: "Lo institucional de la Iglesia", en IGLESIA VIVA).

Queda un tema que no se puede soslayar. Entre los alumnos del Centro Teológico y entre los lectores de esta Revista, se encuentran unos cristianos que orientan su vida, en una opción libre, al ministerio sacerdotal o al sacerdocio ministerial: ocupan un lugar importante en nuestra Iglesia Diocesana y han de ocupar un lugar también importante en la preocupación de los profesores del Centro Teológico. Tal vez el más importante...

Hoy nos planteamos, cada día con más seriedad, la continuidad de la vida cristiana de los que, dentro de un proceso catequético, reciben los sacra- mentos de iniciación cristiana. Nos planteamos, incluso, la metodología y los contenidos de las catequesis en orden a la perseverancia cristiana o a la conti- nuidad cristiana o a la continuidad militante, de nuestros niños, adolescentes y jóvenes.

En esta época de crisis cultural, ¿no debemos plantearnos también con toda seriedad, con mayor seriedad si cabe, la formación de nuestros aspirantes al sacerdocio en orden a su perseverancia? Es una cuestión que el Centro Teoló- gico no puede soslayar y sobre la que debe reflexionar con detenimiento. No pocas crisis sacerdotales se resuelven o desembocan en subsiguientes abando- nos del ministerio (algunos incluso con rupturas respecto a la comunión ecle- sial), en función de una buena o mala o insuficiente formación teológica. 0, lo que es lo mismo, no pocas crisis sacerdotales, con todo el dramático sufri- miento que entraña para los protagonistas de las mismas y para la Iglesia, tie- nen sus raíces en deficiencias o insuficiencias teológicas correspondientes a la etapa de formación.

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Una teología 'sesgada' o inconsciente o mal fundamentada pueden de- jar larvada en el aspirante al sacerdocio una crisis que en alguna efapa aparece con todo su dolor.

Es necesario que los teólogos se planteen cómo transmitir una teología que conforme en el seminarista un cristiano-sacerdote en el que el "saber", el "rezar y contemplar", el "reflexionar", el leer la Palabra, el evangelizar, el rea- lizar el carisma especifico del sacerdocio, ... configuren un todo armónico e in- tegrado hasta constituir una existencia cristiana sacerdotal para toda la vida.

No es lo mismo formar un militante cristiano que un sacerdote, aunque tengan puntos de coincidencia. No es lo mismo formar un catequista que un sacerdote, aunque también tengan puntos de coincidencia. En cuanto sacerdo- tes, acompañar a los militantes, compadecerse de los pobres y de los que su- fren, animar la misión de cada creyente y de la comunidad, celebrar "in perso- na Christi" la Eucaristía y los Sacramentos, rezar por la Comunidad y con la Comunidad, ... etc, etc, necesitan una fundamentación teológica completa, bien arraigada, que no se puede olvidar o desconocer, en la que sean marginales y secundarias las cuestiones puntuales, las polémicas del momento y las discu- siones de escuela.

Termino este tema recordando lo que al respecto dice el Documento de la Conferencia Episcopal Española, aprobado por la Santa Sede:

"Los estudios eclesiásticos, sin perder su carácter rigurosamente cien- tífico, tienden por la finalidad propia del Seminario a que la fe de los futuros presbíteros se desarrolle en dos vertientes: de vivencia intima (contemplación y progresiva incorporación al misterio de Cristo) y de proyección apostólica (testimonio, acción intraeclesial, misión evan- gelizadora entre los alejados y los no creyentes y presencia sacramen- tal en medio del mundo).

"La índole pastoral que han de tener los estudios del futuro sacerdote exige que éstos, y particularmente la Teología, se orienten a preparar pastores para nuestro tiempo, capacitándolos para el ministerio pres- biteral. Su formación intelectual atenderá por tanto a la vivencia per- sonal del Misterio de la Salvación y, simultáneamente, a la capacita- ción doctrinal indispensable para afrontar hoy la función de ministro de la Palabra en la Iglesia y al servicio de la evangelización en el mundo.

"El estudio de la Teología pide que se desarrollen todos los temas esen- ciales del contenido de la Revelación para que el seminarista pueda

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llegar a obtener una visión completa y sistemática de la misma. La atención a las dimensiones de totalidad y síntesis del estudio de la Pa- labra revelada, tal y como es presentada por el Magisterio de la Igle- sia, debe prevalecer sobre la dedicación a temas monográficos o ensa- yos teológicos.

"La formación teológica al sacerdocio ministerial exigen fidelidad al hombre histórico y concreto a quien se ofrece el Evangelio como Pa- labra de Salvación. Para ello, los seminaristas deberán familiarizarse con el lenguaje, la cultura, los problemas y planteamientos de la so- ciedad en la que viven.

"El estudio de la Filosofía y de las Ciencias Humanas y la formación de un pensamiento crítico son condiciones indispensables en la for- mación intelectual de los futuros sacerdotes que han de estar capaci- tados para dar razón de la fe de la Iglesia en el contexto contemporá- neo y para responder dialogalmente a las cuestiones que se presentan a la fe cristiana desde la crítica contemporánea o desde la increencia.

"Esto supone una sólida formación en los métodos propios de cada disciplina y una continua atención a los interrogantes y modos de pen- samiento del mundo contemporáneo" (@.

¿Por qué esta larga introducción o presentación de nuestra Revista?

La respuesta es sencilla: ni el Centro Teológico, ni la teología en sí, ni su docencia, ni esta Revista en cuanto instrumento de difusión teológica, son propiedad privada de nadie. Son un bien común de toda la Comunidad Cris- tiana Diocesana de Canarias en comunión con la Iglesia universal. Nadie tiene derecho a apropiarse de ese bien o a manejarlo como si fuera personal y propio ("el fin nunca justifica los medios..."). Toda esa Comunidad, todos sus miem- bros, tienen derecho a conocer sus "reglas de juego". Existe una peculiar "co- legiación" del teólogo, como la de todos los que detentan algún carisma: la que supone pertenecer a la Iglesia local y también a la Iglesia universal; la "co- legialidad" que corresponde a esa vivencia de comunión que supone "tener un solo corazón y una sola alma" con otros creyentes de Jesús, el Señor, "para - (6) C.E.E.: "La Formación para el Ministerio Sacerdotal", núrns. 91-94.

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que el mundo crea" (cf. Evangelio de San Juan): ello es un tesoro que, como todos los que hemos recibido del Padre por Jesús en el Espíritu, llevamos en "vasijas de barro" (cf. San Pablo), pero un tesoro que -insisto- no es un bien particular sino que pertenece simultáneamente a todos los que hemos te- nido y tenemos la dicha de conocer y amar al Señor-Jesús, "vencedor del peca- do y de la muerte", el mismo que nos ha revelado la Buena Noticia de Dios y la cercanía de su Reino.

Tal vez nos convenga a todos recordar también, con alegría y agradeci- miento a Dios, que si no hubiera existido esa institución que llamamos Iglesia, santa y necesitada de purificación (cf. L.G., 8), ninguno de nosotros, teólogos o no, hubiéramos recibido la Palabra, ni la Eucaristía y los Sacramentos, ni bu- biéramos sabido que el Señor está con nosotros, ni que el Espíritu Santo es el "alma" de esa Comunidad a la que pertenecemos, ni que Dios es Amor, ni que seguir al Señor entraña amar a Dios y amar al prójimo hasta tal punto que, liberados del pecado, podamos ser contemplativos comprometidos en "la causa del hombre", que es también "la causa de Dios", porque, gracias a Je- sús, el Señor, hemos conocido al Padre.

La teología tiene su apoyo fundamental en la Palabra de Dios, conteni- da en la Escritura y leída por la Iglesia a lo largo de los siglos: la Palabra escrita lo ha sido "para que crean Vds. que Jesús es el Mesías, e1 Hijo de Dios, y con esta fe tengan vida gracias a El" (Jn 20,31).

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JosE LAVANDERA LOPEZ LCDO. EN HISTORIA

COORDINADOR DEL DPTO. DE HISTORIA DEL CET

En la Sala Capitular de la Santa Iglesia Catedral, y durante los días 4 al 9 de mayo, se celebraron las "1 Jornadas de Historia de la Iglesia en Cana- rias'', organizadas por el departamento de Historia del Centro Eológico de Las Palmas.

Se inauguraron las mismas el lunes día 4 a las ocho de la tarde. El acto de apertura estuvo a cargo de D. José Lavandera López, quien destacó que la finalidad de estas jornadas era crear cauces de comunicación y estudio en tor- no a la historia de la Iglesia en Canarias en orden al cumplimiento de uno de los objetivos del Centro Teológico: " ... fomentar la investigación y reflexión teo- lógica, prestando especial atención al estudio de la historia de la Iglesia en Ca- narias" (Estatutos del Centro Teológico). Acto seguido, por D. Raúl Nogueira Pascua1 se desarrolló la ponencia: "Contexto General de Historia de la Iglesia Católica en el siglo XX". Acertada y apretada síntesis de los acontecimientos que desde el punto de vista histórico definen a la Iglesia en nuestros días.

El martes día 5 se abrió la sesión con la ponencia: "La Iglesia en Cana- rias durante la 2" República" aclarando previamente su autor, D. José Lavan- dera López, que el trabajo se había hecho utilizando como fuente exclusiva la prensa local y teniendo como marco cronológico el año 1931. La exposición se centró en las resonancias que tuvieron en la Prensa no sólo los hechos ocu- rridos en territorio insular sino también en el peninsular, completándose esta visión con reflexiones de destacados especialistas en el tema y del mismo po-

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nente. Se leyó una comunicación de Sor Esperanza Viera Déniz, sobre "Los Obispos canarios del siglo XX en sus visitas al Monasterio del Cister en Te- ror". Relato que en su brevedad y sencillez recogía con extraordinario colorido y fidelidad las ininterrumpidas visitas de los prelados al por muchos años úni- co centro de vida contemplativa de la Diócesis.

El miércoles día 6 de mayo se abrió la sesión con la ponencia de D. An- tonio González titulada "Aproximación a la dinámica arquitectónica de los tem- plos católicos del postconcilio en Canarias". La disertación se vio acompaña- da de una exposición de diapositivas sobre tres templos que el autor consideró típicos y ejemplares: La Iglesia de la parroquia del Espíritu Santo en Las Pal- mas, la de San Antonio María Claret, en la misma ciudad y la del Santo Cura de Ars, en Melenara (Telde). La segunda ponencia a cargo de D. Rafael Rodri- guez y Rodríguez sobre "Arte en los templos de las Ordenes Religiosas mascu- linas de Las Palmas", centró su atención en el rico depósito artístico que de estas comunidades nos ha llegado hasta el siglo XX.

Acto seguido se leyeron dos interesantes comunicaciones. La primera de ellas a cargo de D. José Miguel Alzola González,versó sobre "Pinturas mura- les religiosas realizadas en Gran Canaria durante el siglo XX". Revelador fue la notable cantidad de pinturas de este género documentadas por el autor. Es de destacar que algunos pintores estudiados en la comunicación estuvieron pre- sentes ese día o los familiares más directos de los mismos. Aportó D. Lothar Siemens en su lección "La creación musical religiosa en Gran Canaria en el siglo XX", noticias de gran valor. Arrancando del Motu Proprio de San Pío X en 1903 rememoró a importantes figuras musicales de Gran Canaria como el Mtro. Bernardino Valle Chiniestra y D. Santiago Tejera Ossabarry. De los últi- mos años citó al Mtro. D. Luis Prieto y al Canónigo y Mtro. de Capilla de la Catedral D. Heraclio Quintana Sáncbez.

El jueves, 7 de mayo adquirieron las Jornadas un relieve particular. Se cumplía el mismo día el 14 aniversario de la muerte de Monseñor Pildain, obis- po de esta Diócesis durante casi treinta años. Deliberadamente los trabajos a él asignados se fijaron para esta jornada. La ponencia titulada: "El Magisterio social del episcopado de Monseñor Pildain", fue dictada por D. Segundo Diaz Santana. Dividió el autor su trabajo en cuatro grandes apartados. 1. Primer periodo: 1937-1943. El talante social del Obispo. Se abordaron en este punto aspectos como el de la mentalidad, estilo y manera de actuar del Obispo, la necesidad de conocer a los pobres, el Bapco de los Pobres, etc. 11. Segundo pe- riodo: 1943-1950. Las pastorales sociales. Se estudió la metodologia utilizada

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por Pildain para construir sus pastorales, problemática que afrontan y otros puntos. 111. Tercer periodo: 1950-1966. Cambio de tono en el magisterio epis- copal. Dos excepciones. Otras referencias. Se destacaron aquí sus actuaciones en el Concilio Vaticano 11, sus conferencias en el homenaje a Juan XXIII, la Cruzada del rosario en familia, etc.

A continuación se leyó la comunicación: "Algunos aspectos de la ac- tuación de Monseñor Pildáin durante la guerra civil y el franquismo" firmada por un grupo de estudio sobre la guerra civil española. Después de examinar la actitud de la Iglesia durante la 2a República, centraron su atención en la pos- tura tomada por la misma en Canarias durante los primeros meses de la suble- vación. Se aportaron además diversos aspectos inéditos sobre actuaciones de Monseñor Pildáin.

El viernes 8 de mayo, comenzó el trabajo del día con la ponencia de D. Felipe Bermúdez: "El Vaticano 11 en la Diócesis de Canarias. El episcopado de Monseñor Infantes Florido". Después de una breve introducción se analizó la situación de la diócesis en el verano de 1967, haciéndose un detenido repaso de los principales acontecimientos durante los primeros once años posconcilia- res, finalizando con impresiones críticas sobre el periodo y conclusiones.

Dos fueron las comunicaciones leidas este dia. La primera de ellas versó sobre: "Biobibliografia de sacerdotes canarios del siglo XX" de D. Matias Diaz Martín. Destacó la importante producción literaria, histórica y teológica de los sacerdotes canarios de la presente centuria. La segunda comunicación que tu- vo como autor a D. José Dominguez Pérez y fue leida por D. Pedro Suárez Me- dina trató sobre "Remodelación de arciprestazgos en el episcopado de Monse- ñor Infantes Florido". El análisis de diversos documentos episcopales jalona- ron las fases de creación de este organismo diocesano, que tuvo como marco referencia1 el planteamiento eclesial del Vaticano 11.

Acto seguido clausuró las Jornadas el Iltmo. Sr. Vicario General D. Juan Artiles Sáncbez, quien entre otros aspectos destacó: "No tenemos que tener miedo de que se exponga también lo negativo de la historia de la Iglesia. Inclu- so tenemos que convertir la misma Iglesia en un espacio de diálogo, incluso con los que no piensan como nosotros. Incluso de los que incluso desconfían de nosotros. En un clima de diálogo pero sin extrañarnos. Pensar que en la Iglesia todo ha sido bueno, es caer en la ingenuidad. Como pensar que todo en la Igle- sia ha sido malo es caer en el sectarismo. Y los dos extremos hay que evitarlos. Los dos extremos". Terminando más adelante, "para de alguna manera ir en- carnando en nuestra Iglesia como pueblo de Dios, la buena noticia, el Evange- lio de Jesús. Por eso yo quiero sinceramente felicitarles, y darle gracias a Dios".

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El sábado a las 10 de la mañana se formó una mesa redonda, a la que asistieron once personas, para evaluar, comentar y discutir la realización de las Jornadas. Se sometió a examen cada uno de los días. Unánimemente se pidió que las Jornadas se publicaran, dado el interés que habían suscitado y que se continuara con la celebración de las mismas. También entre otras ideas se acep- tó la de dedicar una sala del Museo a pintura religiosa de nuestros días, para lo cual habrían de solicitarse cuadros en depósito o donación, a los distintos pintores canarios del momento. La media de asistencia diaria fue de cuarenta personas. Muy importante fue también la participación del que fue secretario particular de Monseñor Pildáin, D. Rafael Vera Quevedo, que aportó noticias inéditas respecto al mismo. La Presidencia de honor de la mesa estuvo a cargo de los siguientes señores. Martes, D. José Miguel Alzola González, Presidente de la Sociedad Científica El Museo Canario. Miércoles, D. Rafael Martín y Mar- tín, en representación de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas. Jueves, M. Iltre. D. Rafael Vera Quevedo, exsecretario particular de Monseñor Pildáin. Viernes, el Iltmo. Sr. Vicario General de la Diócesis D. Juan Artiles Sánchez.

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ALM. 1. (88) Pags. 31 32. O CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

I JORNADAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA EN CANARIAS. INTRODUCCIÓN GENERAL

LCDO. EN HISTORIA COORDINADOR DEL DPTO. DE HISTORIA DEL CET

1. Saludo a los participantes: Distinguidas señoras y señores. Al abrir estas las. Jornadas de Historia de la Iglesia en Canarias sean mis primeras pa- labras para saludar respetuosa y cordialmente a todas aquellas personas que nos honran con su presencia y que a la vez manifiestan el interés que en ellos han suscitado los temas a exponer durante esta semana. Extensiva cordialidad y agradecimiento quiero hacer constar expresamente para las personas que pre- sentan ponencias y comunicaciones. Ellos son los verdaderos artífices de estas Jornadas.

11. El Departamento de Historia de la Iglesia en Canarias, del Centro Teológico de Las Palmas pretende con estas Jornadas crear cauces de comuni- cación y estudio en torno a la historia de la Iglesia en nuestra región. El ámbito por esta vez se ha reducido al territorio abarcado por la Diócesis Canariense, sin que se descarte en el futuro extenderlo a todo el archipiélago en colabora- ción fructuosa con la Diócesis Nivariense.

111. Después de un examen atento de los diversos marcos en los que pu- dieran discurrir las distintas ponencias y comunicaciones, hemos preferido ate- nernos al cauce cronológico, dadas las circunstancias concretas de tiempo y per- sonas a intervenir en las Jornadas. Teniendo en cuenta las variantes menciona- das nos inclinamos por la vigésima centuria.

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IV. Somos conscientes de que sólo podemos ofrecer en muchos casos materiales y elementos para una futura sintesis histórica de la Iglesia en Cana- rias. Modestamente pensamos que los primeros pasos no son los menos impor- tantes y que tanto unos como otros, vertidos en el análisis minucioso de cada texto, de cada imagen, de cada rastro del pasado, de cada retazo de memoria colectiva, nos permitirá recomponer un pasado comprensible. "La síntesis ex- plicativa, verdadero fin de la extensión del conocimiento histórico (que es muy distinta de la simple yuxtaposición) vendrá por tanto como de la mano al arti- cular en torno a un eje de investigación los análisis realizados".

V. La Historia de la Iglesia en Canarias ha sido abordada con fortuna varia, desde los inicios de nuestra historiografia. Baste recordar entre los pri- meros a Alonso de Espinosa, Ahreu Galindo, Torriani, Pedro del Castillo, y especialmente a José de Viera y Clavijo. Como obra de conjunto, el único in- tento hasta ahora llevado a cabo es la "Historia de la religión católica en Cana- rias" de D. Vicente Darias Padrón. Excelentes monografias se han escrito últi- mamente sobre el tema y seria prolijo citarlas. La tarea que se propone este Departamento es, por una parte, como ya se ha dicho, lograr el necesario apor- te de materiales y por otra y definitiva hacer discurrir la historia eclesiástica por los cauces de la nueva ciencia histórica, es decir como ciencia interpretati- va. Todo historiador reconoce que, en último término, hacer historia es poner en relación interpretativa el resultado del estudio de las fuentes. Y la persona del historiador no puede esconderse aquí como tras un computador, sino que debe tener el valor de ofrecer a sus colegas y al mundo cultural consciente de su tiempo, su comprensión de la historia, su interpretación como una conexión de hechos plena de sentido, producida por su fuerza espiritual creadora. Mien- tras estemos nosotros con cuestiones abiertas frente a la historia seremos hom- bres vivientes que no se dejan dominar ni por una ni por otra ideología. El historiador eclesiástico mantendrá su corazón sinceramente abierto para lo que pueda ser la comunidad de Jesucristo. Pero solamente cuando en su investiga- ción histórica no se deje ligar de antemano por ninguna ideologia podrá, quizá -en su investigación sincera de las diversas realizaciones-, presentársele en el horizonte de su trabajo científico alguna luz sobre lo que ha sido y lo que puede ser eso que se llama "Iglesia" de Jesucristo.

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ALM. 1. (88) Pags. 31 44. CENTRO TEOLOCICO DE LAS PAI.MAS

CONTEXTO GENERAL DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL SIGLO XX

RAÚL NOGUEIRA PASCUAL LCDO. E N HISTORIA PROFESOR DEL CET

INTRODUCCION

Difícil tarea es hacer una panorámica de los hechos más sobresalientes de la Historia de la Iglesia Católica en lo que va de siglo sin caer en el peligro de simplificar demasiado. Pero ese es el título de la ponencia y a ello hay que atenerse, que de puntualizar y dar detalles se encargarán los ponentes sucesivos.

Si destacada ha sido la presencia de la Iglesia en la historia en siglos pasados,'en el presente siglo XX tampoco pasa desapercibida. Ante el creciente empuje del mundo secular la Iglesia ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos con el fin de seguir presentando a lo? hombres el mensaje de salvación que es el evangelio. El presente siglo ha conocido dos conflagraciones mundiales y la amenaza de un holocausto nuclear, oleadas sucesivas de crisis económicas con las consiguientes repercusiones en la población, la mayoría de los países africa- nos y asiáticos han alcanzado la independencia de sus tutores europeos, las co- rrientes de pensamiento han primado los valores materialistas por encima de los espirituales.

Ante todo ello la Iglesia ha tenido que dar respuesta y se ha ingeniado para hacer presente el estilo de vida de Jesús en el mundo, para dar esperanza a la humanidad. Durante este tiempo la Iglesia ha estado gobernada por ocho pontífices, ha celebrado un concilio ecuménico, ha estructurado y reelaborado su derecho interno, ha velado, ante las desviaciones, por la pureza del patrimo-

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nio doctrinal, ha dado a luz, tanto desde la jerarquía como desde la base, dife- rentes grupos de espiritualidad y vida en común, se ha autodefinido a si misma como Pueblo de Dios en marcha, se ha decantado en favor de los pobres y ha sabido sentirse reconciliada con Dios y con el mundo.

El siglo XX continúa, ya en su recta final, ofreciendo a la Iglesia la po- sibilidad de ser protagonista humilde de la historia. Los que formamos parte de esta comunidad de fe tenemos que recoger la antorcha de la historia y pasar- la a las generaciones venideras con el fruto del esfuerzo en pro de un mundo más acorde con la voluntad salvífica de Dios con el género humano.

CONTEXTO GENERAL DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA CATOLICA EN EL SIGLO XX

En 1903 es elegido Papa con el nombre de Pio X, el Patriarca de Vene- cia, Giuseppe Sarto. Le preocupaba dar un rostro nuevo a la Iglesia. Reorgani- zó la curia romana en congregaciones, tribunales y oficios. Reformó los semi- narios y preparó un famoso catecismo que él mismo gustaba de explicar los domingos.

Durante el pontificado de Pío X surgió un complejo movimiento Ilama- do modernismo que pretendía adecuar la doctrina cristiana a los nuevos tiem- pos. El intento era bueno, pero algunos modernistas, como el francés Alfred Loisy, llegaron a negar verdades cristianas.

En Inglaterra e Italia el modernismo tuvo un carácter pastoral, pero tam- bién hubo exageraciones. En 1907 el Papa Pío X publicó una encíclica en la que condenó severamente a los modernistas. Sólo más tarde se llegará a distin- guir entre los diversos tipos de modernismos.

La crisis modernista ayudó a comprender la necesidad de un despertar de la creatividad de la Iglesia. Así volvieron a la fe cristiana científicos y escri- tores que llegaron a ver que la ciencia no podia resolver los problemas funda- mentales del hombre. Basta citar algunos nombres como el poeta y dramaturgo Paul Claudel, el escritor Charles Peguy autor del libro titulado "Juana de Ar- co'', y la pareja británica como el economista Hilaire Belloc y el conocido es- critor y ensayista Gilbert Chesterton que hizo populares las "Historias del Pa- dre Brown".

Entre las realizaciones destacadas del pontificado de Pío X recordemos la decisión de catalogar y reordenar las leyes emanadas de Papas y Obispos a

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lo largo de los siglos para regular la vida de la comunidad cristiana. Una comi- sión trabajó en estrecho contacto con todas las diócesis del mundo y así nació el moderno Código de Derecho Canónico.

Asimismo, y gracias a los Congresos Eucaristicos celebrados con solem- nidad, creció en los fieles la devoción a la Eucaristía y la participación en la liturgia. Se instauró la práctica de la comunión frecuente y se rebajó a los siete años la edad para recibir la comunión. Además los liturgistas empezaron a es- tudiar la manera de mejorar la participación de los fieles en la misa y en otras celebraciones.

El comienzo del estudio sistemático de la Biblia en la Iglesia Católica está ligado al nombre del sacerdote francés Albert Lagrange. El fundó la famo- sa Escuela Bíblica de Jerusalem, en la que hacían investigaciones arqueológi- cas estudiosos de todo el mundo para profundizar en el conocimiento de la Bi- blia. En este momento los problemas derivados del estudio de la Biblia se con- fundieron con el modernismo, por lo que también se sospechó del Padre La- grange como un posible heterodoxo.

Desde comienzos de siglo las crisis se hacen cada vez más frecuentes en la vida política europea. Se acelera la carrera de armamentos entre los estados. La chispa salta en 1914 cuando cae asesinado en Sarajevo el heredero de la co- rona de Austria. Los nacionalismos llevan a la división y al enfrentamiento de los pueblos entre si en defensa de sus propias naciones. En esta guerra de posi- ción, donde el tiempo pasado en el frente y en primera línea es muy largo, sur- ge una figura como la del capellán militar como auxilio espiritual.

En 1917, al tiempo que los Estados Unidos de América entran en la gue- rra, tiene lugar otro acontecimiento que tendría consecuencias decisivas en la marcha del conflicto y en el futuro de Europa y del mundo: la revolución rusa.

Es una experiencia totalmente nueva para Europa y para el mundo. Más allá del entusiasmo popular de la primera hora, se estaban echando las bases para intentar una total sustitución del centro sagrado de la vida, por parte de un grupo de funcionarios que pretenden encarnar la salvación del mundo y de los hombres.

Algunos meses después del comienzo de la guerra, Benedicto XV suce- de a Pío X en la sede apostólica. En seguida, declara la neutralidad de la Santa Sede respecto a las partes en guerra y trata de encontrar por todos los medios una solución pacifica al conflicto. Fracasados todos los intentos se dedica a aliviar los sufrimientos de todos. Otro campo en el que destaca la obra del Papa

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Benedicto XV es el de las misiones, poniendo al día la actividad misionera de la Iglesia.

Por este tiempo crece la devoción popular hacia la Virgen María. Las apariciones son signos de que Dios interviene en la Historia, de la que los hom- bres querrían expulsarlo. Tres pastorcillos portugueses son testigos de esto en Fátima en 1917, es el 13 de mayo. Recobran vigor las peregrinaciones a nuevos y antiguos lugares como el santuario de Czestocliowa, en Polonia.

La posguerra trae la difusión del sufragio universal, con lo que los cató- licos consiguen nuevas posibilidades de expresión pública. Surgen así, los par- tidos políticos de inspiración cristiana al amparo del catolicismo social, en los países europeos donde había tenido una presencia importante. En 1919 nace el Partido Popular en Italia, en 1922 el Partido Democrático Popular en Fran- cia, el Partido Social Cristiano en Austria, y partidos semejantes surgen en otros paises europeos, lo que hace que los católicos adquieran un peso político deter- minante. Todo ello indica que la Iglesia está madurando una nueva actitud de participación y acción desde el interior de la sociedad en el mundo moderno.

El movimiento litúrgico progresa gracias al sacerdote italiano Romano Guardini, que quiere unir la participación en la liturgia a la concepción de la Iglesia como comunidad. Las iglesias se llenan de jóvenes que quieren escu- charle.

En 1922 es elegido Papa Pío XI. Este pontífice se esfuerza por abrir la Iglesia al progreso científico y hacerla presente en todos los aspectos de la vida. Así lo recomienda en el Año Santo de 1925 y lo subraya en la proclamación de la fiesta de Cristo Rey.

Pío XI inculcó la convicción de que la misión es obra de la Iglesia ente- ra, y apoyó la adaptación de la Iglesia en los diferentes paises de misión. En este tiempo, en Africa, nacen movimientos mesiánicos que unían el anuncio cristiano a la lucha por la independencia de sus países. Es de notar la persona del congoleño Simón Kimbangu, predicador baptista, cuyo movimiento sub- siste hoy día estructurado en Iglesia, en la que se mezcla el culto a los antepasa- dos, el cristianismo y las revueltas sociales.

Al otro lado del Atlántico, en México, la Iglesia sufre persecución en la revolución azteca. El gobierno revolucionario, enemigo de la Iglesia, expulsa al Nuncio Apostólico y prohibe los actos religiosos.

En Europa, en la Unión Soviética, se quiere construir, en los primeros años después de la revolución bolchevique, un tipo de hombre nuevo socialista

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en una sociedad sin Dios. Las iglesias son saqueadas y cerradas, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa es detenido, y en las escuelas se enseña el ateismo y se hace burla de la religión.

La otra cara de la moneda está en Norteamérica y su sociedad de consu- mo. El sistema económico liberal va a tener que afrontar la prueba de la gran depresión de 1929 y la confianza en el sistema del bienestar americano se res- quebraja. Nace en esta época el movimiento del Trabajador Católico, que trata de crear una red de asistencia social y socorro a los más indefensos y marginados.

En los años veinte y treinta, el fascismo en Italia y el nazismo en Alema- nia llegan al poder. En España se desata una desgraciada y cruenta guerra civil en la que la Iglesia sufre una encarnizada persecución.

Asimismo en China se produce otra guerra civil en la que los misioneros están cerca del pueblo que sufre. Los comunistas de Mao Tse Tung logran sal- varse con una marcha de 10.000 kilómetros en el interior del continente.

El Japón quiere conquistar Asia continental y es hostil a los occidenta- les. Los obispos católicos extranjeros tienen que dimitir para facilitar la vida de la Iglesia japonesa.

En esta época el Papa Pío XI intentó afirmar la presencia de la Iglesia en la sociedad. Para ello crea la Acción Católica que abría nuevas posibilidades a los seglares en su participación eclesial y social. Asimismo, estableció Pío XI numerosos concordatos con los estados modernos. El más famoso fue el fir- mado con el Estado Italiano que supuso el nacimiento del Estado Vaticano en 1922.

El nazismo en Europa fue una prueba dolorosa para los cristianos. En 1937 el Papa Pío XII condenaba el nazismo a petición de los obispos alemanes. Las escuelas católicas habían sido clausuradas y numerosos fieles encarcelados.

En 1939 estalla la segunda guerra mundial. El Papa Pío XII tuvo que afrontar decididamente el problema de la guerra. Pronunció discursos y realizó intensas gestiones diplomáticas en favor de la paz. Organizó la ayuda a los per- seguidos y visitó los barrios romanos dañados por los bombardeos. Además, escribió en 1943 dos encíclicas, la Mistici Corporis, en la que inculcaba a los fieles la concepción de la Iglesia como Cuerpo de Cristo, y la Divino Afflante Spiritu, en la que exhortaba al estudio de la Sagrada Escritura.

El nazismo se ensañó con la población de origen judío, pero hizo victi- mas también a los cristianos. Es de destacar entre ellos al evangélico alemán

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Dietrich Bonhoeffer, y al franciscano polaco Maximiliano Kolbe, éste último recientemente canonizado por el Papa Juan Pablo 11.

En la posguerra de este segundo conflicto mundial surge un tipo de hom- bre que parece querer olvidar las atrocidades de la guerra y vivir su propia vida centrándose en sí mismo y en los intereses puramente materiales. El existencia- lismo sacude muchas conciencias y plantea el problema del sentido último de la vida.

Por esta época de posguerra, el mundo, y más concretamente Europa, está dividido en dos bloques, el comunista y el capitalista en un clima de ten- sión y guerra fría.

En 1948, se reúnen en Amsterdam representantes de 147 Iglesias de 47 países. Hay una gran necesidad de volver a unir a los cristianos, y la misma Iglesia Católica comenzará a trabajar activamente en pro del ecumenismo. En la misma línea ecuménica, y esta vez en el mediodía francés surge una nueva señal. En Taize nace un centro ecuménico que convoca a los jóvenes de todo el mundo. También en Francia, algunos teólogos manifiestan en sus obras un cristianismo sensible al mundo moderno. Personajes como Danielou, Chenu, Congar, y sobre todo, De Lubac, se harán famosos y conocidos durante los años cincuenta y serán determinantes para el desarrollo posterior de la teología.

La Iglesia cobra conciencia en esta época de haberse separado del mun- do obrero. Algunos sacerdotes quieren hacerse obreros para acercar a Cristo al mundo del trabajo. Entre ellos encontramos al dominico Padre Loew. Este religioso, con el permiso de sus superiores, trabajará en el puerto de Marsella y de él nacerán un conjunto de misiones obreras.

Al terminar la segunda guerra mundial, el Papa Pío XII pudo dedicar toda su atención a la vida interna de la Iglesia. Son importantes, todavía hoy, sus enseñanzas y sus reformas. Recomendó, por ejemplo, la participación acti- va en la misa y la comunión frecuente, proclamó el dogma de la Asunción de la Virgen María y reconoció una nueva forma de vida religiosa: los institutos seculares. Pío XII aprobaría también el Opus Dei, extendido hoy en muchos países.

En las repúblicas socialistas de Europa central y oriental, los cristianos son perseguidos. Hay detenciones, procesamientos y campos de concentración. Pero muchos no renuncian a su fe. Nace así la Iglesia del silencio, que es como se conoce a la Iglesia que sobrevive en los regímenes comunistas.

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En medio del despertar teológico un hombre científico y sacerdote traza un puente entre la ciencia, la fe y la necesidad humana del sentido de la vida. Su nombre es Teilhard de Chardin que murió en Nueva York en 1955. Sus escri- tos, publicados después de su muerte, levantaron una encendida polémica.

Los cristianos participan en la reconstrucción democrática de Europa. Políticos como Adenauer en Alemania, De Gasperi en Italia, y Schuman en Bélgica son un botón de muestra de la actividad de los católicos en el mundo socio-político del momento. En la España sin libertades, la labor de la H.O.A.C. también destaca en su lucha por un sistema más participativo en pro de la jus- ticia social.

En Europa y América el desarrollo económico del Norte atrae a millo- nes de emigrantes del Sur, los cuales van a vivir, en difíciles condiciones, en un mundo hostil para ellos. La Iglesia se plantea y desarrolla eficazmente una pastoral de la emigración.

Hacia la década de los años sesenta los pueblos africanos, en su inmen- sa mayoría, luchan por liberarse del colonialismo de sus tutores europeos. Por otro lado, la sequía, el hambre y la miseria son un problema mundial. Las Na- ciones Unidas constituyen organismos que traten, en alguna medida, de paliar y solucionar estas situaciones de deficiencia. Así, aparecen la EA.0. para lo relacionado con los problemas de la agricultura y la alimentación en el mundo, la U.N.1.C.E.E para el desarrollo y la protección de la infancia, y la U.N.E.S.C.O. para la promoción y desarrollo de la cultura. Por su parte, la Iglesia también procura instituir organismos de ayuda estable y eficaz. Destaca, de manera es- pecial, la labor de Cáritas Internacional. La Iglesia, pues, va madurando la con- vicción de que se debe contribuir al desarrollo del Tercer Mundo como una exi- gencia sacada del Evangelio.

Corre el año 1958 y el Papa Juan XXIII sucede al fallecido Pío XII al frente de la nave de San Pedro. El Papa Juan, hijo de campesinos, se hizo sacer- dote y había trabajado en la Curia Romana antes de ser enviado como diplo- mático a Bulgaria, nirquía y Francia. Luego fue nombrado Patriarca de Vene- cia y posteriormente elegido Papa. Su sencillez y su bondad suscitaron la admi- ración en todo el mundo.

Juan XXIII, en enero de 1959, anunciaba la convocatoria del Concilio Vaticano 11. El 11 de octubre de 1962, tras muchos preparativos, se celebra la solemne apertum de la Asamblea Conciliar. Participan en ella 2.540 padres con- ciliares de los cinco continentes de la tierra. Todo el mundo está atento. El ob-

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jetivo es acercar al mundo moderno el patrimonio de la tradición cristiana, re- novando así la Iglesia.

Tras corto pontificado, y en pleno Concilio, muere Juan XXIII siendo sustituido en el gobierno de la Iglesia por el cardenal Montini que adopta el nombre de Pablo VI. El nuevo pontífice, que remedia algunas disfunciones del concilio, nombra a cuatro moderadores para dirigirlo y acoge la petición de los periodistas de una mejor información del desarrollo del concilio. Esta asam- blea conciliar se ha convertido en un acontecimiento seguido con pasión en to- do el mundo.

Entre los documentos más importantes que produce el Concilio Vatica- no 11 está la constitución Lumen Gentium, en la que la Iglesia se autodefine como Pueblo de Dios que tiene como misión anunciar el Evangelio, santificar a todos los hombres y llevarlos a Cristo.

Por otro lado, la constituciOn sobre la liturgia recomienda una partici- pación más activa de los fieles en la Eucaristía. Se permite para ello el uso en las celebraciones de las lenguas vernáculas, y el altar es puesto de cara al pueblo.

Pablo VI es el primer Papa que inicia la costumbre de los largos viajes. La iglesia es universal y el sucesor de Pedro quiere confirmar en la fe a los fie- les de todo el mundo. Así, tanto visita la India, como aboga por la paz en las Naciones Unidas. La Iglesia sufre por todos los hombres y por ello pide paz y colaboración entre los pueblos.

En Africa la independencia de muchos países facilita el nacimiento de la Iglesia en el continente negro. El cristianismo puede ser un camino para la recuperación de la cultura específica de cada pueblo, precisamente cuando afron- ta el problema de su modernización social.

Durante la década de los sesenta un deseo de cambio recorre el mundo. América Latina, China, la Primavera de Praga atraen la atención mundial. Son signos de una exigencia de liberación del hombre.

En Japón la Iglesia católica está basada en el ambiente familiar y goza de gran prestigio. En Vietnam muchos cristianos se unen a los budistas para buscar una vía de paz en medio de la sangrienta guerra que azota el sudeste asiático.

En América Latina la riqueza está en manos de pocos y el pueblo aspira a liberarse de la miseria y el hambre. En Medellíu (Colombia) tiene lugar, con la asistencia del Papa Pablo VI a la sesión de clausura, un encuentro histórico.

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Los obispos latinoamericanos declaran que la Iglesia está con los pobres, pero que no se debe responder con violencia a la violencia de los poderosos. Surgen comunidades de base que tratan de vigorizar la vida y la presencia de la Iglesia.

El desarrollo y puesta en práctica del contenido del Concilio Vaticano 11 pone en crisis formas demasiado parciales de entender la vida cristiana. La renovación de la Iglesia significa presentarse con una identidad más auténtica y abierta al mundo. Pero no faltarán excesos. La Iglesia católica holandesa, por ejemplo, ansia renovarse pero entra en una grave crisis de la que sale con una visión más madura y fortalecida.

En el campo teológico, por esta época posconciliar, destacan dos teólo- gos de lengua alemana. Karl Rahner acepta el reto antropológico de hacer acep- table la fe al hombre contemporáneo. También Hans Urs von Balthasar subra- ya la belleza y gloria de Dios. Sólo quien es capaz de captar su belleza está en condiciones de responder al amor gratuito de Dios.

En el campo ecuménico, la Iglesia Católica y la Ortodoxa se acercan ca- da dia más. La salida de exiliados rusos hacia occidente da a conocer la exis- tencia clandestina de la Iglesia en ese país, y en los restantes paises del este europeo. Por esta época se produce el encuentro entre Pablo VI y el Patriarca Ortodoxo Atenágoras. Ambos obispos se levantan la excomunión recíproca que sus antecesores en los cargos se habían lanzado. Se abre así una nueva época en las relaciones mutuas.

A finales de los cincuenta se produce una época de deshielo en las rela- ciones entre los bloques del Este y Oeste de Europa. Aprovechando esa coyun- tura crece en la Unión Soviética un movimiento de disidencia del régimen ruso en el que participan los cristianos. Llegan incluso a publicar clandestinamente folletos y órganos de opinión en los que se comunican sus experiencias más auténticas los creyentes rusos. También en las Iglesias del este centroeuropeo brota una nueva vitalidad cristiana a partir de los aíios sesenta sobre todo en Yugoslavia, Checoslovaquia y Polonia.

La acción misionera, por su parte, ha cambiado de rostro. Hoy se puede decir que toda la Iglesia es misionera. Tanto en Europa como en Africa, los obispos, sacerdotes y laicos de diversos países pueden y deben colaborar entre sí, con la riqueza de su propia cultura.

Se asiste en estos últimos tiempos a una eclosión de nuevos movimien- tos de religiosidad. Los Focolares, los Cursillos de Cristiandad, los Grupos Neo- catecumenales. Aunque de caracteristicas distintas, todos ellos manifiestan una fuerte experiencia cristiana.

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En diferentes lugares de la tierra brotan nuevos movimientos que captan ei cristianismo como propuesta de nueva humanidad, que debe ofrecerse a to- dos, en cualquier ambiente o situación, valorando las especificas tradiciones culturales de cada pueblo. Así, por ejemplo, es el caso de Comunión y Libera- ción en Italia, y el movimiento Luz y Vida en Polonia.

La pobreza, asimismo, en el mundo interpela la conciencia cristiana. Des- taca, como ejemplo, entre otros, el testimonio de la Madre Teresa de Calcuta entre los más pobres de entre los pobres, por lo que incluso asociaciones y or- ganismos no cristianos reconocen su labor y le otorgan el Premio Nobel de la Paz en 1980.

Tras la muerte de Pablo VI en agosto de 1978 le sucede Juan Pablo 1 que tuvo un pontificado brevísimo. Tan solo un mes escaso. En octubre de 1978 un polaco sube al pontificado. El cardenal Wojtyla se convierte en Juan Pablo 11. Este Papa tiene una nueva manera de entender la responsabilidad del ponti- ficado. Juan Pablo 11 se dirige a todos los hombres y afirma que el cristianismo es el camino para encontrar de nuevo la dignidad y la grandeza humana que el mundo está perdiendo.

Ante los problemas que hoy más preocupan como la paz, el desarme, la ingeniería genética, la polución y el temor al holocausto nuclear, el hombre busca una respuesta. El hombre puede destruir la vida sobre la tierra. Solo re- descubriendo el significado de la persona humana puede evitarse la tragedia. ¿Qué es el hombre? Los cristianos tenemos la responsabilidad de mostrar el pleno sentido de nuestra respuesta.

La Historia ha visto acontecer en los lugares más apartados de la tierra y en los momentos más imprevisibles, los hechos que han traído la salvación a los hombres. Todo ello nos habla de Jesús de Nazaret y su mensaje de salva- ción. Corresponde a los que formamos parte de la Iglesia de Cristo seguir di- fundiendo ese mensaje con nuestro testimonio y actuación en la Historia.

BIBLIOGRAFIA

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Atenas. 1985. HUOHES, Philip. Sintesis de Historia de la Iglesia. Herder 1981. JEDIN, Hubert. Manual de Historia de la Iglesia. Tomos VI11 y IX. Herder. LORTZ, Joseph. Historia de la Iglesia. Tamo 11. Cristiandad. 1982. MARTÍN HERNÁNDEZ, Francisco. La Iglesia en la Historia. Tomo 11. Atenas. AUBERT, Rogers y otros. Nueva Historia de la Iplesia. Tomo V. Cristiandad. 1977.

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ALM. 1. 1881. P b g s 45 - 60. @ CENTRO TEOLOuICO DE LAS PALMAS

LA IGLESIA EN CANARIAS DURANTE LA 2a REPUBLICA. Documentos de prensa. 1931

Hacer historia implica colocar en relación interpretativa los resultados del estudio de las fuentes. A ninguno de nosotros se oculta la enorme impor- tancia que tiene, entre las fuentes escritas contemporáneas, la prensa.

Debido por un lado a este factor, y por otro, al interés que siempre ha- bía despertado en mi el mundo de relaciones Iglesia-2= República, opté por rea- lizar estudios sobre este tema. El intento se presentó lleno de dificultades dehi- do a la notable cantidad de periódicos de la época y a la necesaria recogida de datos en todos ellos. La selección se impuso, afrontando evidentemente el riesgo de error que esto supone, y nos decidimos por tres periódicos locales que parecían representar el amplio abanico que va desde la derecha hasta la izquierda, excluyendo los extremismos. Me refiero al "Defensor de Canarias", al "Tribuno" y a la "Voz Obrera". Como marco: sólo el año 1931.

El trabajo se presenta dividido en los siguientes capítulos: 1.- Preliminares. 2.- Quema de conventos. 3.- Las Órdenes religiosas: jesuitas

y hermanas de la Caridad. 4.- Actitud propugnada ante la política. 5.- Discur- sos o pensamiento político. 6.- La enseñanza. 7.- Jerarquía, vida y pensa- miento.

Cada capítulo aparece precedido de un comentario introductorio y le sigue la lectura de textos periodísticos en su totalidad, en resumen o reseña. Unas consideraciones finales cierran la ponencia.

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Por razones de tipo práctico nos servirá de guía el periódico "Defensor de Canarias", incluyendo las editoriales de "El Debate", periódico de recono- cida influencia nacional en los de derecha.

1.- Preliminares: Durante el quinquenio republicano hay que recono- cer que la conflictividad social es muy débil. Las más de las veces se reducen a pequeños atentados contra la propiedad privada o ataques ciertamente agre- sivos contra los medios representativos de las instituciones de derecha, en su amplia gama de matices. Objeto de estas incidencias fueron las sedes de algu- nos periódicos, como la que ahora ofrecemos del "Defensor de Canarias".

"No podemos menos que consignar en las columnas de este diario nuestra decidida protesta ante el incalificable atropello de que fuimos víctima, y que juntamente con nosotros han sido también los prime- ros en lamentar los prohombres del movimiento revolucionario en es- ta capital y cuantos comprenden lo que desdice de la cultura de un pueblo tal modo de proceder.

Asimismo queremos hacer constar nuestro vivo agradecimiento al Excmo. Sr. Gobernador Civil D. Bernardino del Vaüe y Gracia, Te- niente Coronel de la Guardia Civil de esta ciudad, Sr. Guerra del Río y el Presidente del Cabildo Insular D. Francisco García y üarcia, por su acertada intervención en el asunto que nos ocupa, evitando que el asunto adquiriese mayores proporciones. No menos gratitud debemos a varios, entre ellos D. Fernando González Morales, que supieron per- suadir a los asaltantes de nuestro periódico para que desistiesen de su actitud.

Igualmente nuestro sincero reconocimiento a los estimados colegas locales porque nos han dado una vez más, muestra de su compañeris- mo.

Los que cometieron el atropello que lamentamos no se dieron cuen- ta de que EL DEFENSOR DE CANARIAS ha inspirado siempre su campaña en los altos intereses de la ciudad y provincia y particular- mente del obrero al que ha defendido siempre que las circunstancias lo han exigido así.

Nuestras campañas contra el monopolio del transporte, en pro del abaratamiento del fluido eléctrico y en defensa de las señoritas telefo- nistas de esta central, lo demuestran claramente.

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No tuvieron en cuenta los asaltantes, que en este periódico se ganan la vida unos veinte obreros, los que han estado expuestos a perder el pan y el de sus hijos por una acción que no queremos calificar.

Para cuantos la realizaron, gente joven, casi chiquillos inconscien- tes de sus actos, nuestro perdón más comprensivo" (E1 Defensor de Canarias. 24-4-1931).

2.- La quema de conventos.

La autoridad y el prestigio de Manuel de Tuñón de Lara, nos introduce acertadamente el tema:

''¿Quién los incendió? -la investigación histórica no ha sabido aún ha- llar una respuesta completa a esa pregunta. Otra pregunta viene irremediable- mente a las mentes: ¿a quién benefició la quema de conventos? Bien pudo ser una provocación de alto estilo, aunque tampoco hay pruebas de ello. Y en las provocaciones hay hombres destinados a ser víctimas de ellas y que, sin embar- go, hacen el juego de los provocadores; en este caso bien pudo ser el papel de Azaña y Domingo.

El once de mayo se produjeron los incendios en Madrid. Veinticuatro horas después en Andalucía, Valencia y Murcia. Nada ocurrió en Cataluña, y no debió ser extraña a ese hecho la reunión que celebraron en Barcelona el pre- sidente Maciá y el arzobispo Vidal y Barraquer.

¿Cuál fue la actitud del gobierno el 11 de mayo? La discusión parece que giró principalmente (Alcalá Zamora ha aclarado este punto en sus memo- rias) en torno a la utilización de la Guardia Civil. A ella se opuso Azaña con. torpeza en la expresión (porque salvado este incidente, y Alcalá Zamora lo con- firma), Azaña no se opuso por la tarde a la adopción de medidas de seguridad. En cambio Prieto reaccionó muy bien, y también Largo Caballero; Domingo había perdido todo equilibrio. ¡Ese recibimiento con los brazos abiertos a Pa- blo Rada! Carlos Blanco, director general de seguridad, estaba desbordado y la verdad es que Maura también lo estaba. Por la tarde del día 11 se declaró el estado de guerra, aunque Maura guardó todas las atribuciones generales pa- ra intervenir, su impotencia fue sin embargo evidente durante la jornada del día 12.

Nadie aparece ante la historia como organizador de aquellos motines. Tal vez no lo hubiese, pero si hubo instigadores que actuaron sobre un reflejo anticlerical de las masas menos educadas políticamente, reflejo que tenia rai-

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gambre secular. Pero cabe preguntarse, ¿qué pasó el día antes en el Ateneo? ¿Cuáles fueron los manejos de Pablo Rada y Ramón Franco?" (Tuñón de La- ra, Manuel: Iglesia y Estado durantela 2" República en Estudios históricos so- bre la Iglesia española contemporánea, pág. 331 y SS. El Escorial, 1979).

El "Defensor de Canarias" inserta un articulo del diario "El Siglo fu- turo" sobre el incendio de la calle de la Flor:

"Los diez que quedábamos, juzgamos que ya había llegado nuestra hora. Los padres dimos la absolución a los hermanos, hicimos noso- tros nuestro acto de contrición y nos pusimos de rodillas, formando un pequeño circulo, en espera de la llegada de los que reputábamos nuestros asesinos.

En esta actitud llegó la turba con sendos palos en las manos y pro- firiendo gritos. Al vernos, el que hacía de jefe se santiguó con una emoción que no podía disimular, cayósele al suelo el grueso garrote que llevaba en la mano, o él mismo lo arrojó al suelo, y dirigiéndose a las turbas sobre las cuales parecía ejercer un gran ascendiente, dijo: "Atrás todo el mundo. A estos hombres no se les toca". Los grupos iniciaron alguna resistencia al mandato. Pero el que hacia de jefe rei- teró la orden y todos obedecieron.

Nos quedamos otra vez solos, esto es en la misma postura, de rodi- llas, esperando la llegada probable de otro grupo menos respetuoso. La muerte la veíamos todos cernerse por allí, si Dios no seguía prote- giéndonos como hasta entonces tan milagrosamente. A los pocos mi- nutos por la entrada de la calle de San Bernardo entraron unos núme- ros de la Guardia Civil y otros tantos de la guardia cívica ... la guardia nos manifestaba el asombro que les producía nuestra serenidad, pero preguntándonos adónde iríamos a dormir y cómo viviríamos después unos hombres inocentes a quienes les habían destruido la casa y deja- do en la calle" (El Defensor de Canarias; 26-5-1931).

Significativa fue la protesta de los arquitectos catalanes por la violación del derecho de propiedad y destrucción de edificios valiosos. En un escrito cur- sado al Jefe del Gobierno decían:

"La asociación de arquitectos de Cataluña, dolorosamente impre- sionados por los lamentables sucesos en distintas ciudades de España, con excepción honrosa de las de Cataluña, que han constituido un es- carnio al derecho de propiedad y representan la pérdida de tesoros ar-

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tísticos y bellezas arquitectónicas por las cuales viene esta asociación obligada a velar, se cree con el deber de unirse a la protesta de la opi- nión pública y hacer votos por la reconstrucción y rehabilitación de los edificios destruidos. Esta asociación confía que el Gobierno Pro- visional de la República, impuesta de la gravedad de la hora presente, sabrá hacer respetar los derechos de los ciudadanos y de las asociacio- nes cualesquiera que sean sus opiniones y creencias, así como las tra- diciones que nos legaron nuestros antepasados y el patrimonio artisti- coy monumental que es el concurso arquitectónico de gloriosos tiem- pos" (El Defensor de Canarias; 16-6-1931).

Del alcance de este episodio destructor nos puede dar una idea lo suce- dido en Málaga:

"Málaga contaba con once parroquias para el servicio religioso del pueblo. Hoy sólo cuenta con una. La del Sagrario, aneja a la Cate- dral. Todas las demás han perecido o han quedado destrozadas por el saqueo. En casi todas se han perdido ricas obras de arte, ornamen- tos valiosos, joyas consagradas al culto. Ardió la parroquia del Per- chel en cuya Capilla Mayor se admiraba el grandioso altar de ágata. Las llamas no respelaroii los dos iiiagiiíficos retablos de fray Alonso Enriquez, debidos al pincel de Alonso Cano. ¿Pero qué iban a respe- tar allí donde se atrevieron con el crucifijo de Mena? Nada valieron ante los incendiarios las súplicas de algunas personas amantes del ar- te. Parece que antes de incendiar el retablo desmembraron el crucifijo a golpes de hacha. Igualmente pereció en esta Iglesia la célebre talla de Mena: La Virgen de Belén, una de las obras más sobresalientes del genial escultor.

Cuando ya era un volcán la iglesia de Santo Domingo, los incendia- rios sentenciaron a la misma pena la otra parroquia de los percheles, la del Carmen. Nuevas devastaciones amenazaban el arte de Mena en esta iglesia. Aquí se encontraba una de las tres imágenes de San José talladas por el insigne escultor, con la particularidad, la de esta igle- sia, que el niño Jesús era atribuido a Alonso Cano. Era obra de los últimos tiempos de Mena. Los muros del templo cubríanlos varios óleos de bastante mérito, sobre los que discutían los críticos a falta de docu- mentos. Todo su afán era descabezar las imágenes y buscar el oro co- diciado que debía estar dentro.

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En el barrio de la Trinidad se alzaba la parroquia de San Pedro, uno de los edificios más bellos de Málaga por la pureza del gótico de sus portadas. Servía de relicario esta iglesia a una insigne joya de Mena, la Dolorosa hincada de rodillas al pie de la Cruz, llena de noble pate- tismo. Antes de prender fuego al templo los malhechores se entrega- ron no sólo al saqueo de imágenes y objetos del culto sino a la profa- nación de sepulturas.

La parroquia de la Merced fue otra de las que sufrieron incendio. Las injurias artísticas de este monumento fueron varias. En el altar mayor había un valioso cuadro de Manriqne de Lara que representaba la Virgen de las Mercedes, un precioso óleo de San Bruno y la muy popular imagen del Señor atado a la columna, llamado de los gitanos.

La última de las parroquias incendiadas fue la de San Felipe, que databa del año 1785. Adornaban este templo grandiosos lienzos del santo titular atribuidos a Ticiano. Había además en la iglesia cuatro esculturas de Mena. La de mayor fama era la de Nuestra Señora de los servitas, una dolorosa de medio cuerpo sobre peana de ángeles. Luego seguían tres espléndidas tallas de gran tamaño: San José, San Joaquín y Santa Ana. Las depredaciones sacrilegas no cedieron aquí a las cometidas en los templos anteriores. Persistían los desvalijadores en creer que los santos eran escondrijos de caudales y los buscaban descabezando las imágenes. Muchas cabezas las !levaban consigo co- mo trofeos de guerra" (El Defensor de Canarias; 26-5-1931).

"El Debate" al respecto se hacía eco de una firme protesta en un am- plio sector social que no se definía solamente por su adscripción política o so- cial, sino por su rango cultural:

"Pmce innecesaria nuestra protesta contra los hechos ocurridos en Madrid y en algunas ciudades de España el lunes y martes de la últi- ma semana. Con todo haríamos traición a nuestro deber y a nuestra conciencia si esa protesta no constase aquí levantada y firme. Ciertos estamos de que ella interpretará el pensamiento de muchos. Y al ha- blar así no establecemos ninguna separación de campos políticos. Es cuestión de sensibilidad y de cultura. Los hombres cultos, sean repu- blicanos o monárquicos, estarán con nosotros. El incendiario es un tipo repugnante para toda mentalidad civilizada. En cuanto a los be- chos en sí ahorraremos toda calificación. No existen las palabras pro- pias para condenar un hecho tan repulsivo y tan triste" (El Debate; 20-5-1931).

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"El Señor Maura con explicación tantas veces anunciada cuanto re- tardada, no ha logrado justificar su inhibición en la bochornosa jor- nada del 11 de mayo. Aquel día echó el señor Maura sobre sí y no ya sobre el católico, sino sobre el político y el gobernante, una mancha indeleble ... aquel día si no le fue posible cumplir con su deber y con su conciencia, el señor Maura debió dimitir. ¡Dimitir de verdad y mar- charse! Y a nadie convencerá de lo contrario" (El Debate; 12-1-1932).

"El Tribuno", representante de otro sector social, se debate entre atri- buir el hecho a los monárquicos o al pueblo justamente incitado:

"No hay duda alguna. La quema de conventos fue obra de los ene- migos capitales del régimen. Y éstos no pueden ser otros que los mo- nárquicos exaltados. Los partidarios del poder personal del rey des- tronado. Pero todo esto nos lo pondrá en claro el Juzgado que entien- de en el asunto" (El Tribuno; 23-5-1931).

. Otro artículo del mismo periódico lo firma "un atropellado que pide justicia". Reconoce que el pueblo fue el incendiario. Pero al fin y al cabo ma- yores males hizo la monarquía, bendecida por el clero. Cita la enormidad de vidas humanas destrozadas en Africa. En los incendios no se perdió ninguna vida humana al fin y al cabo (El Tribuno; 27-5-1931).

3.- Las Ordenes religiosas

3.1. Los Jesuitas:

La llamada cuestión religiosa, estaba ampliamente coloreada del famo- so antijesuitismo. Así leemos en El Debate:

"Para algún periódico es punto esencial, "exigencia mínima", que en la nueva constitución de España figure la expulsión de la Compa- ñía de Jesús. No creemos que nadie pensando serenamente, pueda ver en esta actitud otra cosa que un estallido de la pasión. ~ ' i en el perió- dico aludido, ni en otro ninguno, hemos visto un razonamiento, una exposición de motivos, algo concreto en que apoyar una medida ex- cepcional y tiránica. Hemos visto que si se repetía el nombre de Car- los 111, que sí se acudía al precedente de un acto de desenfrenado ab- solutismo que, por razones que el monarca siempre guardó en su real pecho, arrojó de España a la Compañia ... Bien es verdad que ahora

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también se guardan en los democráticos pechos las razones en que se apoya la campaña contra los jesuitas" (El Debate; 13-10-1931).

En Las Palmas de Gran Canaria hubo algún incidente, como una mani- festación ante el colegio de la Compañía. Sin embargo también se pronuncia- ron voces a su favor, encomiando la labor educativa y social de los jesuitas:

"Según manifestación hecha en la última sesión del Ayuntamiento por el alcalde accidental se ha telegrafiado al gobierno, pidiendo en nombre de la ciudad (suponemos), la expulsión de los Rvdos. PP. de la Compañía de Jesús de Las Palmas.

Por todo comentario preguntamos: ¿Qué crímenes han cometido esos ciudadanos? ¿Puede un Ayuntamiento provisional hacer tal cosa en contra del sentir general de la ciudad y de la provincia? ¿Dónde está la libertad que tanto se predica? El hecho no merece comentario. Por eso no lo hacemos" (El Defensor de Canarias; 6-5-1931).

El mismo periódico en un largo diálogo entre el periodista y el director del centro va enumerando las diferentes realizaciones:

"Hemos procurado levantar un centro, donde la juventud canaria pueda recibir una enseñanza lo más perfecta posible, espiritual, inte- lectual y física. -Lo veo, qué patios tan anchurosos, qué galerías tan espaciosas y con esas columnas tan lindas, qué salones de estudios tan ventilados y qué clases tan alegres.

-Mire acaba de terminarse la instalación del Laboratorio de Quí- mica y del Gabinete de Física; entre ambos, la clase con gradería a fin de que los alumnos desde sus puestos puedan ver las experiencias que el profesor realiza en su mesa, expresamente acondicionada para tales usos. -Esto es verdaderamente un colegio. Uds. los jesuitas, yo no sé cómo se las arreglan para tener en todas partes edificios tan her- mosos.

-Le diré a Ud. Ahí cerca está la residencia que nada tiene de her- mosa ni de cómoda. Pero eso nos interesa menos ..., y no nos urge tan- to la reforma ..., porque al fin la residencia es para nosotros, el Cole- gio es para los niños y si viera Ud. lo satisfechos que suelen estar ellos de su colegio. Se dan cuenta de que un colegio así no se encuentra tan fácilmente y saben que hasta hay quien envidia a Las Palmas la pose- sión de un establecimiento de esta clase.

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-Lo creo, por eso les habrán ayudado mucho aquí para levantarlo.

-Muchisimo. Abrióse una suscripción entre personas caritativas que se comprometieron a cooperar con una cantidad mensual, trimestral, anual; se recogieron limosnas sueltas, ofrecidas no solamente por per- sonas ricas y pudientes, sino aún por criadas. Una de éstas entregó las primeras cinco pesetas con que se contó para la obra.

Los jesuitas dirigen, sostienen, alientan las Conferencias de San Vi- cente de Paúl, tanto de caballeros como de señoras, los cuales visitan a domicilio semanalmente 120 familias y les dejan bonos para comes- tibles y medicinas.

Hay además en la residencia de los jesuitas un patronato de artesa- nos, respecto del cual nos han facilitado los siguientes datos del curso 1929-1930. Matriculados 607, asistencia media 230. Profesores 28, de los cuales son maestros nacionales 10, estudiantes de carrera 12 y va- rios de diversas profesiones ... éstas y otras muchas más de las que ha- blamos en otras ocasiones son las obras que llevan a cabo los jesuitas en Las Palmas, por eso no es extraño que soliciten la expulsión de es- tos religiosos, porque odian a la Iglesia Católica, su doctrina y su mo- ral" (El Defensor de Canarias; 6-5-1931 y 17-7-1931).

La "Voz Obrera" de significación izquierdista adopta otra postura que va desde la congratulación a la petición de expulsión. Asi en las siguientes edi- toriales;

9-5-1931, Congratulación de la "Voz Obrera" con el telegrama del Ayuntamiento solicitando la expulsión de la Compañia de Jesús.

23-5-1931. Gran editorial firmado por Salvador Trujillo Pérez pidien- do la expulsión de los salesianos.

7-10-1931. Las páginas 2 y 3 están dedicadas a escritos anticlerica- les, especialmente contra religiosos y jesuitas.

4-11-1931. Largo escrito de Suárez Cabral exigiendo la verdadera Re- pública. Piensa que no se ha cumplido el programa socialista en cuan- to a suprimir la dotación del clero, confiscación de bienes y disolu- ción de todas las comunidades religiosas.

"El Tribuno", el 13 de mayo de 1931, aludiendo al "Defensor de Cana- rias", intenta aducir razones de por qué se pide la expulsión de la Compañía

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de Jesús. Parte de que fueron expulsados de los Paises Bajos, de Francia, de Venecia, e incluso suprimidos por el Papa durante cuarenta años. Todo el argu- mento se basa en que cuando el rio suena agua trae. Y el 14 de mayo de 1931, en otra editorial, habla contra las ovejas descarriadas del clero. Cita a los curas de Telde, Teror y Capellán del cementerio de Las Palmas. Pide que ponga or- den el Sr. Sucarrat. En cuanto a los jesuitas "que se vayan, lo desean sus leales amigos".

3.2. Las Hijas de la Caridad.

Entre las congregaciones femeninas religiosas la persecución fue más des- piadada con las monjas de los conventos de clausura. La labor de las Hijas de la Caridad siempre obtuvo más respeto y consideración. Así destacando su tra- bajo en el hospital, leemos:

"En la planta principal 2' y 3e' piso están los enfermos, que se dis- tribuyen en 22 espaciosas salas limpias, ventiladas, y una crujía largui- sima con mucha luz y esmerado aseo. La primera pregunta la hacemos a una hermana de la Caridad, que encontramos en una de las salas:

¿Cuántos enfermos hay aquí? -Unos doscientos de ambos sexos. ¿Clases de enfermedades? -De todo: enfermedades generales, infec- ciosas, venéreas, de cirugía, etc Todos ellos, como Ud. puede ver, se- parados por sexos, enfermedades, edades. Los niños están en la sala de arriba, recientemente construida y bien acondicionada.

En la misma planta y en la parte posterior se encuentra el Asilo del Socorro, para recogimiento de pobres mujeres sin familia y jóvenes abandonadas y en peligro de perversión. Las contamos. Son en la ac- tualidad unas veinte.

Sobre estas dependencias, visitamos las destinadas a Casa de Ma- ternidad, para el servicio de obstetricia. Hay unas seis camas para ca- sos urgentes, entre otras que vimos ocupadas. Contigua a ésta se en- cuentra la sala llamada de la Cuna, donde hay unas veinte cunitas, limpias y provistas de sus correspondientes mosquiteros. Son para los niños expósitos" (El Defensor de Canarias; 6-7-1931).

4.- Actitud propugnada por parte eclesiástica ante la política.

Nota sobresaliente es la llamada unánime al acatamiento ante los pode- res constituidos. Asi,el "Defensor de Canarias", el 25 de mayo de 1931, inserta

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una circular del prelado, recomendando respeto y obediencia a los poderes cons- tituidos, de la cual entresacamos:

"Las actuales circunstancias determinadas por el cambio del régi- men en la gobernación del estado y el cumplimiento del deber pasto- ral en relación con ellas, procediendo de manera expresa a las instruc- ciones recibidas de la Santa Sede por medio de Nunciatura Apostóli- ca, nos obligan a recomendar para su más fácil cumplimiento a nues- tros amados sacerdotes, a los religiosos y fieles católicos en general, el respeto que se debe a los poderes constituidos y la obediencia a sus disposiciones mientras no estuvieren en oposición manifiesta con la Ley de Dios Nuestro Señor, pues así lo exige el mantenimiento del or- den y la razón del bien común.

Digna de toda alabanza la docilidad comprensiva e ilustrada de nues- tro venerado clero secular y regular, abrigamos la firme esperanza de que ésta se acentúe, estrechándose todavía si cabe los lazos de la disci- plina, de la unión y caridad, ante los acontecimientos ocurridos en nuestra patria, sintiendo como por instinto de saludable conservación, la alta conveniencia o más bien la necesidad ineludible de la sumisión completa y fiel observancia de las normas, consejos y orientaciones emanadas de sus pastores. Y en primer término las de su pastor Su- premo, Jerarca de la Iglesia Universal'!

Y en "El Debate" de 15 de abril de 1931:

"Desde ayer existe la 2= república española. La República es la for- ma de gobierno establecida de hecho en nuestro país. En consecuen- cia nuestro deber es acatarla. Hace algunos meses publicábamos un artículo en el cual razonábamos el deber de sumisión a los Poderes de hecho, y apoyábamos nuestras tesis en textos inequívocos del in- mortal León XIII. Aquellos textos merecen ser reproducidos hoy por- que es claro que la doctrina lo mismo vale para la Monarquía que pa- ra la República.

Los cambios políticos suceden muchas veces a crisis violentas, muy frecuentemente sangrientas, en medio de las cuales los gobiernos an- teriores desaparecen de hecho. Sobreviene un período anárquico y muy pronto el orden público es trastornado desde sus cimientos. Entonces "una necesidad social" se impone a la nación, la cual debe remediar- la sin dilaciones. Esta necesidad social justifica la creación y la exis-

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tencia de nuevos gobiernos, sea cualquiera la forma que ellos adop- ten, puesto que la hipótesis en que discurrimos, estos nuevos gobier- nos son necesariamente requeridos por el orden público porque es im- posible que haya orden público sin un gobierno que lo establezca".

Se establece como criterio incuestionable para un católico la fidelidad al magisterio apostólico. Así leemos:

"Normas por las que debe votar un católico. EL VOTO. He aquí las normas dadas en 1911 por la Santa Sede a los católicos españoles. En la norma Za se obliga a los buenos católicos a apoyar a los candi- datos católicos, y si no hub'iere candidato católico, debe apoyarse a cualquier otro que ofrezca garantías para el bien de la Religión y de la Patria. Así lo enseña y escribe Pío X, entre otros documentos en su carta al Cardenal Aguirre, y así lo enseña en múltiples documentos y ocasiones el Pontífice reinante.

Esta misma es la voz del episcopado. Monseñor Freppel en sus céle- bres pastorales, el Emmo. Cardenal Reig en su famosa pastoral de 1919, y el actual Primado Emmo. Cardenal Segura en su áureo documento de 1930, insisten con toda clase de argumentos y preceptos para que los católicos acudan a las elecciones y voten a aquellos candidatos que se presenten con el carácter de católicos, y si no los hay, a los que ofrez- can garantías de defender los sagrados intereses de la Religión y de la Patria.

Voten en presencia de Dios y según su conciencia al candidato más idóneo; y absténganse de vender el voto, porque es una inmoralidad. Los que compran el voto hacen un acto ilícito y los que lo venden co- meten una indignidad" (El Debate; 15 de abril de 1931).

Y en editorial titulada "Por lo que valga" el "Defensor de Canarias" anima a la participación política del clero:

"En las próximas elecciones para Cortes constituyentes se presen- tará como candidato el párroco D. Leandro del Río.

Este es un hermoso ejemplo que imitar, ante el cual no cabe duda de que otros sacerdotes que se consideren en posesión de las necesa- rias facultades económicas desde luego pues las intelectuales y mora- les son indiscutibles en el clero español, acudirán a engrosar las filas del ejército que se organice, ya que la lucha ha de ser enconada, o de

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no serles posible, coadyuven a que lo hagan otros que carezcan de medios.

Y bien, ¿no acudirá a esta cruzada ningún sacerdote canario? No lo creo. Contamos en nuestro clero con más de uno y más de dos po- seedores no sólo de preclaro talento y profunda sabiduría, sino de arre- batadora elocuencia con que, lo mismo consiguen adentrándose en nuestra alma gustar las mieles del amor divino, que mostrarnos con su inflexible dialéctica el camino de la verdad; y con las nobles galas del lenguaje despertar en nuestros corazones el más vivo entusiasmo generador de altas empresas" ("El Defensor de Canarias"; 6-7-1931).

5. Pensamiento politico.

"El Defensor de Canarias" en editorial sobre el Estado Laico, nos pare- ce definir acertadamente lo que en sectores de derecha se sentía:

"Los católicos que el 21 de junio próximo van a tener en la mano el arma electoral para designar los representantes que en la asamblea constituyente han de decidir del porvenir de España en lo religioso y en lo social, deben meditar la enorme responsabilidad de conciencia que van a contraer en el momento de acercarse a las urnas o en el caso que dejen incumplido el deber de votar en defensa de su fe y convic- ción. No creemos que nadie sea tan insensato que alegue ignorancia o indiferencia y menos optimismo, por la labor legislativa que la asam- blea constituyente ha de realizar. El programa revolucionario es bien claro. Es el programa de todos los revolucionarios liberales, en cuyos labios los conceptos de tolerancia y libertad tienen este significado: persecución.

Ya se apunta lo que el futuro régimen será en orden a la libertad de la Iglesia; la repercusión inmediata que tendrán en la ley el sectaris- mo anticatólico y la clerofobia. En el Estado Laico esas son las carac- terísticas. Y su síntesis se halla en la impía frase de Viviani: "apague- mos las luminarias del cielo".

Ordenes religiosas, manifestaciones externas del culto y de la fe, en- señanza y cuanto importa a la formación católica de la juventud y del pueblo, quedará sometido a los preceptos que imponga el voto de la mayoría en las Cortes constituyentes. Y tal será la ley que a todos ha de imponer y todos nos veremos obligados a cumplir como ley de la

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República, que no reconoce a Dios en el Estado, que le arroja de él y que se declara independiente de todo poder espiritual y ajeno a la autoridad de la Iglesia, con cuyos jerarcas y ministros ya se ha decla- rado que los representantes del poder civil no tendrán otra relación que la que imponga la más elemental cortesía.

Corre aprisa el sectarismo anticatólico y clerófobo en hacer notar su fuerza y su desdén a la Iglesia. Le parece que se demora el momen- to de hacer sentir su odio. Y así "El socialista" de Madrid reclama ya que se quiten de las escuelas públicas los cmcifijos y las imágenes para no despertar en la infancia el más leve sentimiento religioso, en cuanto de la acción docente oficial dependa. Sirviendo así el cruel axio- ma de Lenín: "la religión es el opio del pueblo".

La nacionalidad española es un producto de la fe católica; toda la historia de la patria está cimentada en el sentimiento católico; todas las grandes empresas colectivas han tenido por móvil y han sido im- pulsadas por la fe. Renegar de ellas es renegar de las más puras glorias nacionales; truncar la historia y hundir al pueblo en las tinieblas de la incredulidad rompiendo todo nexo con el pasado, gracias al cual el nombre de España tiene lugar preeminente en el concierto de las naciones que han colaborado a la civilización universal. En las Cortes constituycntcs se va a votar todo esto; sí, el estado católico lo va a de- jar de ser con todas las consecuencias dolorosas de que en nuestro tiem- po son ejemplo las naciones cuyos poderes públicos han declarado la guerra a la Iglesia de Cristo.

En el programa constituyente de la República el primer punto es és- te: ruptura con la Iglesia; laicismo oficial; separación de la Iglesia del Estado; sumisión de la Iglesia a la soberanía del poder civil. Negación de la autoridad espiritual sobre los poderes temporales" ("El Defen- sor de Canarias"; 6 de mayo de 1931).

6.- La Enseñanza.

Los primeros atisbos de esta problemática los encontramos reflejados en "El Defensor de Canarias" de 8 de junio de 1931, protestando enérgicamente por la retirada del crucifijo de la escuela de Arrecife. El mismo periódico a 18 de mayo de 1931 inserta un modelo de solicitud a fin de que los padres exijan ensefianza religiosa para sus hijos. Es sin embargo en "El Debate" del 11 de septiembre de 1931 donde encontramos claramente definida la postura de un gran sector eclesiástico sobre este tema:

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"Las tres gracias. Esas tres gracias de laicismo, obligatoriedad y gra- tuidad no hay que buscarlas reunidas, simultáneas, en ninguna cons- titución verdaderamente moderna, sino en la doctrina de los laicizan- tes franceses de 1880 a 1900. Cuando una Constitución admite la en- señanza oficial laica, admite también al mismo tiempo la enseñanza religiosa en establecimientos privados. Esto podemos llamar la teoría constitucional del siglo XIX, y a este espíritu responden las leyes fun- damentales de Honduras, Brasil, Guatemala. Contra esta constitucio- nalidad del siglo XIX existe la reacción del repartimiento proporcio- nal; es decir el Estado reparte su presupuesto de instrucción entre to- dos los ciudadanos de edad escolar, y entrega la parte proporcional a cada escuela, a razón de los alumnos que educa, sin distinción de escuelas laicas o religiosas. La distincion toda hacerla a los padres, en uso a su perfecto derecho a educar a sus hijos según su leal saber y entender. Este principio rige en el citado artículo de la constitución alemana, rige en Holanda, en Bélgica, en Inglaterra, en Chile, y hasta en la Argentina hay presentada al Parlamento una ley de reparto pro- porcional".

7.- Jerarquía. Vida. Pensamiento.

No se puede hablar de la Iglesia sin distinguir oportunamente entre el pueblo creyente y el clero. Incluso este segundo hay que dividirlo entre clero alto (Cardenales, Arzobispos y Obispos) y clero bajo (sacerdotes seculares y religiosos).

"De momento interesa destacar la actitud del clero alto porque fue el primer responsable de la postura que la Iglesia española adoptó ante la Repú- blica. Conviene separar del resto de los obispos al grupo de los metropolitanos formado por tres cardenales, Segura (Toledo), Ilundáin (Sevilla), Vidal (Tarra- gona), cinco arzobispos: Zacarías Martínez (Santiago), Remigio Gandásegui (Valladolid), Manuel de Castro (Burgos), Prudencio Melo (Valencia), Rigober- to Doménech (Zaragoza) y el obispo de Jaén Basulto, que tras la muerte del Cardenal Casanova, Arzobispo de Granada, represhntaba en la conferencia de metropolitanos a los obispos de dicha provincia. Más tarde al ser expulsado el Cardenal Segura, la provincia eclesiástica de Toledo estuvo representada por el obispo de Sigüenza, Eustaquio Nieto Martín.

Puede decirse que este reducido grupo de prelados se dio cuenta inme- diatamente del cambio radical que se había efectuado en el país. Expulsado

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Segura quedan Ilundáin, hombre de gran preocupación social, y Vidal y Barra- quer, quizá el obispo más dispuesto a dialogar con el nuevo sistema, porque su formación menos eclesiástica y clerical que la de los restantes prelados le permitía reconocer sin dificultades que la soberanía del Estado radicaba en las Cortes Constituyentes" (CARCEL ORTI V., en Historia de la Iglesia en Espa- ña. Tomo V. Editorial Católica. Madrid 1980, p. 346).

Consideraciones finales.

La proclamación de la 2" República, en abril de 1931, inició la fase más dramática de la historia contemporánea de España y de su Iglesia. Como pais europeo occidental, cuyos intelectuales e instituciones jurídicas estaban a tono con las normas más avanzadas del liberalismo europeo, España había pasado por los más refinados sistemas representativos durante más de cien años. Era habitual que las innovaciones políticas precedieran al desarrollo económico y social o a la transformación cultural general. Ningún otro pais del mundo con tan limitado nivel de desarrollo general, trató con tanta persistencia de mante- ner formas políticas tan avanzadas.

En contra de lo que han afirmado a menudo los comentaristas hostiles, la respuesta de la Iglesia católica distó mucho de ser de una animosidad inque- brantable. Dado que otros gobiernos marchaban firmemente hacia formas más avanzadas de política liberal y radical, una república democrática con razona- bles garantías de libertad para la Iglesia no habría sido precisamente el peor contexto para las instituciones religiosas. Experiencias recientes con países tan distintos como la Unión Soviética, Italia y México, agregadas al lamentable de- rrumbamiento de la monarquía española, no hacían sentir a los dirigentes de la Iglesia ninguna avidez por entrar en combate con el nuevo sistema español.

Que la República decidiera lanzarse a un ataque frontal contra la Iglesia se debió al predominio temporal de la izquierda, en conjunción con las frustra- ciones y abusos de la generación precedente. El feroz anticlericalismo de la dé- cada republicana se basaba desde luego en las doctrinas anticlericales básicas del siglo anterior y en la frustrada ofensiva anticlerical de los años 1901-1912 (STANLEY G. PAYNE. E1 Catolicismo Español. Editorial Planeta. Barcelona 1984. Pág. 194).

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ALM. 1. (88). Pdgr 61 72. CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

APROXIMACION A LA DINAMICA ARQUITECTONICA DE LOS TEMPLOS CATOLICOS DEL POSCONCILIO

EN GRAN CANARIA

ANTONIO Ma GONZALEZ PADRÓN LCDO. EN HISTORIA DEL ARTE

PALABRAS PREVIAS

Permitidme dar públicamente las gracias a todas aquellas personas que han colaborado con nosotros a la hora de confeccionar la presente ponencia. En particular quiero resaltar la entrega inestimable de los diferentes Sres. Cu- ras Párrocos de cuyas iglesias hablaremos más tarde. Así como a Don Justinia- no Rodriguez Guerra y a Don Angel Gómez Pinchetti. Gracias al denodado interés de los primeros, se lograron los datos históricos, y por los ímprobos es- fuerzos de los segundos se adquirieron las ilustraciones gráficas que amenizan el presente estudio.

Es además de justicia mostrar mi reconocimiento personal más distin- guido al Sr. Don Eduardo Garcia Berenguer; arquitecto, el cual me confirmó algunos planteamientos sobre las obras arquitectónicas reseñadas.

Sin más preámbulos pasemos a desarrollar esta nuestra pequeña apor- tación a la Historia de la Iglesia Católica en Canarias.

1.- INTRODUCCION GENERAL

Desde que el 25 de enero de 1959 Su Santidad el Papa Juan XXIII anun- ciara al Colegio Cardenalicio, reunido en la Basílica de San Pablo de Extramuros

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de Roma, su firme y decidido propósito de convocar un Concilio todos los ob- servadores coincidieron en afirmar "que una nueva etapa se abría en la ya lar- ga vida de la Iglesia Católica".

Como siempre que vivimos o mejor dicho que vamos a vivir un hito his- tórico de cuya importancia se es consciente, no faltaron declaraciones de prin- cipios, juicios de valor, a favor o en contra, toma de posiciones ... Unos vatici- naban una verdadera "revolución" otros, en cambio, manifestaban la convic- ción de que los Padres Conciliares no realizarían más que "tímidas" y "pru- dentes" reformas.

Para unos el espíritu renovador y autentizador debía imperar en la Mag- na Reunión; para otros sólo se debían acometer ligeras "puestas al día", como si de una operación estética de cara a la galería se tratara.

El Sumo Pontífice en su encíclica "Ad Petri cathedram", del 29 de junio de 1959, formula de manera magistral las "primeras indicaciones" sobre los fines del Concilio.

Debemos afirmar aquí, como recientemente lo hemos hecho en otro me- dio, que a dos lustros del Concilio Vaticano 11 los juicios de unos y otros fue- ron cuando menos temerarios y que los propósitos de S.S. Juan XXIII llegaron a plasmarse en algo más, es decir, cn los Documentos fiiialrs del Concilio.

El trabajo, el esfuerzo y los sacrificios de todo tipo dieron o, mejor di- cho, están dando sus frutos; los Padres Conciliares no laboraron en balde.

¿Quiénes ganaron? ¿los detractores o los defensores? Creo que esa no fue la dialéctica en que se movieron; a todos les interesó desde el principio que la única y gran vencedora fuera sola y únicamente la Iglesia de Cristo.

Después de estudiar con detenimiento los ya anteriormente mentados "Documentos Vaticano 11" debemos manifestar con convicción que todos ellos surgen al amparo del equilibrio, ese don que sólo las cosas de Dios mantienen.

La Magna Reunión supuso una renovación desde la Fe en algunos as- pectos de nuestra vida de creyentes, con carácter de verdadera transformación, que, por perderse en campos teológicos y jurídicos, no alcanzamos a compren- der en toda su extensión. Por ello, el cristiano "de a pie", no la puede evaluar debidamente. Tal afirmación no podemos mantenerla con respecto al mundo de la estética en general y a las artes plásticas en particular.

Es conocida por todos la Teoría que tradicionalmente ve al Arte "como la expresión más patente del espíritu individual y wlectivo del Ser humano".

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No vamos a entrar en el campo de "lo estético" y "lo antiestético"; co- mo tampoco sobre "lo bello" y "lo feo"; investigadores de diversas escuelas filosóficas han tratado de estos temas con gran profundidad.

Lo que si no estaría de más es leer cuidadosamente lo que el Concilio dijo sobre el tema. Dos capítulos se dedican al Arte; uno, el VI, a su expresión musical; y el VI1 "al arte y los objetos sagrados". Pensamos entresacar algunos datos; pero, temeroso de ser juzgado de parcial, transcribo el capítulo VI1 en su totalidad pues creo arrojar la luz necesaria para comprender el presente tra- bajo. Sirva por tanto el mismo como documento base para los juicios que emi- timos en el presente estudio.

"CAPITULO VIL- EL ARTE Y LQS OBJETOS SAGRADOS

Constitución "SACROSANCTUM CONCILIUM"

122. Entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuentan, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro. Estas, por su naturaleza, están relacionadas con la infinita belleza de Dios, que intentan expresar de alguna manera por medio de obras humanas. Y tanto más pueden dedicarse a Dios y contribuir a su alabanza y a su gloria cuando más lejos están de todo propósito que no sea colaborar lo más posible con sus obras para orientar santamerile los lioiiibres hacia Dios.

Por esta razón, la Santa Madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, bus- có constantemente su noble servicio e instruyó a los artistas, principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales. Más aún, la Iglesia se consideró siempre, con razón, como árbitro de las mismas, discerniendo entre las obras de los artistas aquellas que estaban de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales y que eran consideradas aptas para el uso sagrado.

La Iglesia procuró con especial interés que los objetos sagrados sirvieran al es- plendor del culto con dignidad y belleza, aceptando los cambios de materia, forma y ornato, que el progreso de la técnica introdujo con el correr del tiempo.

En consecuencia, los Padres decidieron determinar acerca de este punto lo siguiente:

(Libertad de estilos artísticos en la Iglesia)

123. La Iglesia nunca consideró como propio ningún estilo artistico, sino que acomo- dándose al carácter y las condiciones de los pueblos y a las necesidades de los diversos ritos, aceptó las formas de cada tiempo, creando en el curso de los siglos un tesoro artís- tico digno de ser conservado cuidadosamente. También el arte de nuestro tiempo y el de todos los pueblos y regiones ha de ejercerse libremente en la Iglesia, con tal que sirva

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a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia; para que pueda juntar su voz a aquel admirable concierto que los grandes hombres entonaron a la fe católica en los siglos pasados.

(Pero libertad controlada por los fines de la Iglesia)

124. Los Ordinarios, al promover y favorecer un arte auténticamente sacro, busquen más una noble belleza que la mera suntuosidad. Esto se ha de aplicar también a las ves- tiduras y ornamentación sagrada.

Procuren cuidadosamente los Obispos que sean excluidas de los templos y de- más lugares sagrados aquellas obras artísticas que repugnan a la fe, a las costumbres y a la piedad cristiana y ofenden el sentido auténticamente religioso, ya sea por la de- pravación de las formas, y sea por la insuficiencia, la mediocridad o la falsedad del arte.

Al edificar los templos, procúrese con diligencia, que sean aptos para la celebra- ción de las acciones litúrgicas y para conseguir la participación activa de los fieles.

(Las imágenes sagradas en las iglesias)

125. Manténgase firmemente la practica de exponer en las iglesias imágenes sagradas a la veneración delos fieles; hágase, sin embargo, con moderación en el número y guar- dando entre ellas el debido orden, a fin de que no causen extrañeza al pueblo cristiano ni favorezcan una devoción menos ortodoxa.

(Vigilancia de los Ordinarios de lugar)

126. Al juzgar las obras de arte, los Ordinarios de lugar oigan a la Comisión Diocesa- na de Arte sagrado y, si el caso lo requiere, a otras personas muy entendidas, como tam- bién a las Comisiones de que se habla en los arts. 44, 45 y 46.

Vigilen con cuidado los Ordinarios para que los objetos sagrados y obras precio- sas, dado que son ornato de la casa de Dios, no se vendan ni se dispersen.

(Formación integral de los artistas)

127. Los Obispos, sea por si mismos, sea por medio de sacerdotes competentes dota- dos de conocimientos artísticos y aprecio por el arte, interésense por los artistas, a fin de imbuirlos del espíritu del Arte sacro y de la Sagrada Liturgia.

Se recomienda, además, que, en aquellas regiones donde parezca oportuno, se establezcan escuelas o academias de Arte sagrado para la formación de artistas.

Los artistas que, llevados por su ingenio, desean glorificar a Dios en la Santa Iglesia, recuerden siempre que su trabajo es una cierta imitación sagrada de Dios Crea- dor, y que sus obras están destinadas al culto católico, a la edificación de los fieles y a su instrucción religiosa.

(Revisión de la legislación del arte sagrado)

128. Revisense cuanto antes, junto con los libros litúrgicos, de acuerdo con el art. 25, los canónes y prescripciones eclesiásticas que se refieren a la disposición de las cosas externas del culto sagrado, sobre todo en lo referente a la apta y digna edificación de 10s templos, a la forma y construcción de los altares, a la nobleza, colocación y seguri-

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dad del sagrario, así como también a la funcionalidad y dignidad del baptisterio, al or- den conveniente de las imágenes sagradas, de la decoración y del ornato. Corríjase o suprimase lo que parezca ser menos conforme con la Liturgia reformada y consérvese o introdúzcase lo que la favorezca.

En este punto, sobre todo en cuanto a la materia y a la forma de los objetos y vestiduras sagradas, se da facultad a las asambleas territoriales de Obispos para adap- tarlos a las costumbres y necesidades locales, de acuerdo con el art. 22 de esta Constitu- ción.

(Formación artística del clero)

129. Los clérigos, mientras estudian filosofia y teología, deben ser instruidos también sobre la historia y evolución del Arte sacro y sobre los sanos principios en que deben fundarse sus obras, de modo que sepan apreciar y conservar los venerables monumen- tos de la Iglesia y puedan orientar a los artistas en la ejecución de sus obras.

(Insignias pontificias)

130. Conviene que el uso de insignias pontificias se reserve a aquellas personas ecle- siásticas que tienen o bien el carácter episcopal o bien alguna jurisdicción particular". (Documentos completos del Vaticano 11. 4' Edición. Mensajero/Sal Terrae 1966).

Después de la lectura pormenorizada de los documentos Vaticano 11, en especial el capítulo que acabamos de transcribir, no estaría de más que re- saltáramos a manera de síntesis los aspectos, a nuestro juicio más destacables.

Todo lo anteriormente manifestado nos sirvió de base "ideológica" pa- ra confeccionar nuestro trabajo de investigación.

Conclusiones:

1) La renovación estilística fue un hecho constatable en la mayor parte de nuestras edificaciones religiosas desde las postrimerías del ConEiiio Vatica- no 11.

2) Nuestros arquitectos, no solamente asimilaron de manera ejemplar las nuevas directrices emanadas de los cambios litúrgicos, sino que se coloca- ron en la vanguardia del Arte Sacro Internacional.

3) No es cierto, que el nuevo arte o, mejor dicho, las nuevas formas ar- tísticas no aporten nada al mundo de la estética en general y al arte sacro o religioso en particular. Creo que la sensibilidad extrema, el buen gusto, las pro- fundas bases ideológicas están presentes en casi todas las edificaciones post- conciliares.

Echamos en falta la constancia documental en los libros parroquiales.

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Así, es más fácil llegar a saber todo lo concerniente a una construcción de siglos pretéritos, que de una de reciente fábrica. Somos de la opinión de que los curas párrocos dejen escrito todas aquellas reformas, construcciones, ad- quisiciones, que durante su mandato se realicen.

4) No menos cierto es que el factor económico, puede ser y de hecho así ha sido, elemento limitativo al genio del artista a la hora de concebir su obra.

5) Las fuentes estilisticas no fueron otras que las llamadas "Tradiciona- les'', pero las soluciones arquitectónicas, con alarde de técnica vanguardista, y los nuevos materiales, dieron un "aire innovador" a las edificaciones.

6) La proliferación de edificaciones religiosas es concordante con el cre- cimiento desmesurado de la población, factor a tener en cuenta sobre todo en Gran Canaria. Asimismo el desarrollismo espectacular de fines de los 60 fue un estímulo muy notable.

7) Hay que lamentar transformaciones posteriores, ocasionadas por pro- blemas coyunturales, no sólo en templos de nueva fábrica, sino, lo que es más grave, en edificios históricos (supresión de púlpitos, retranqueamientos de alta- res, etc.).

8) Creo es nuestro deber incitar a los rectores de Centros Teológicos y Seminarios Diocesanos para que fomenten y materialicen el estudio del Arte como disciplina académica, con peso especifico, dentro de la formación del fu- turo sacerdote. No se puede ver en la música, la literatura y las artes plásticas meras disciplinas complementarias.

9) Reclamamos la importancia y funcionalidad del Secretariado y Co- misión del Patrimonio Histórico-Artístico y Documental de nuestra Diócesis de Canarias, que debe velar por el patrimonio histórico y reciente de la Iglesia Católica.

10) Y para finalizar, debemos concienciar a nuestro clero regular y secu- lar del valor artístico del que son guardas y conservadores. Es necesario que nadie se crea dueño o rey de Taifa y, ante la duda, exijan siempre asesoramiento a los entes propios en cada caso. El arte es un vehiculo de transmisión de nues- tra Fe y no se puede abandonar ni mermar, y menos destruir, por falta de sensi- bilidad.

A todos los católicos, clero y seglares, nos debe comprometer la conser- vación, guarda o custodia, asi como el aumento de ese caudal que por su pro- pio carácter no es para, ni de nadie en particular, sino del que es todo el honor y gloria por siempre.

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Al elegir algunos edificios que nos sirvieran como base de nuestro estu- dio, escogimos aquellos que creíamos manifestaban o mejor dicho comporta- ban un lenguaje arquitectónico "diferente". Todos ellos se aúnan en la función: Templos Católicos; pero divergen en cuanto a Tipologia. Así, fueron motivos de investigaciones:

a) templo de planta circular: Iglesia del Padre Claret en las Rehoyas (Las Palmas de Gran Canaria)

b) Templo subterráneo: Iglesia del Espíritu Santo en las Escaleritas (Las Palmas de Gran Canaria).

c) Templo tipo salón o nueva versión del "Hallenkirche": Iglesia del Santo Cura de Ars (Melenara) - Telde.

d) Templo de función innovadora y nueva planta: Templo Ecuménico de Playa del Inglés (San Bartolomé de Tirajana).

e) Templo dispuesto en edificios comunales de varias plantas: San Fran- cisco Javier en La Hoya de La Plata (Las Palmas de Gran Canaria).

11.- ESTUDIO PORMENORIZADO DE A X U N O S TEMPLOS

1. iemplo Ecuménico "El Salvador". Esta original edificación, cuya erección se llevó a cabo a finales de la década de los sesenta, se encuentra en- clavada en medio de la zona turística conocida como Playa del Inglés; colin- dante a él se levantó con posterioridad un centro comercial-recreativo bajo el nombre de la Khasba. El templo en sí está compuesto por una Capilla Mayor y otra colateral izquierda, diferenciadas ambas por sus cubiertas y alturas así como por su organización interna. Junto a la capilla auxiliar se adosan las Ca- sas Regentales y un amplio salón para actividades sociales.

Siguiendo el diseño de los planos confeccionados por el arquitecto Don Manuel Peña Suárez, la obra pudo concluirse en el año 1970, fecha en la que fue consagrada y comenzaron a realizarse los cultos.

Hemos indagado sobre el monto general de la obra, pero, al ser sufraga- da en gran parte por el Condado de la Vega Grande y realizarse en calidad de donación, no nos fue posible averiguar la suma total; aunque sospechamos por la calidad de los elementos estructurales y decorativos que ésta tuvo que ser muy elevada.

La traza arquitectónica del templo tiene una clara influencia del estilo gótico, eso sí, evolucionado hasta sus últimas consecuencias. Concebida la cu-

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bierta principal a base de cinco estructuras semejantes a otros tantos arcos oji- vales, se complementa esta deuda goticista con la fachada, en donde la gran portada se enmarca también en forma de ojiva, así como la cabecera del tem- plo a la que se le da solución mediante un arco de idéntica estructura, cegado por una gran vidriera policromada.

El edificio tiene cierta semejanza con la Catedral de Brasilia, capital fe- deral de los Estados Unidos del Brasil.

El límpido blanco de sus paramentos se aúna con las bellas vidrieras, emanando una sinfonía de luz y color. Debemos destacar el acierto de la deco- ración a base de enormes y compactas vidrieras de hormigón y vidrio; elemen- tos magníficamente tratados por el artista Giraldo.

En la fachada principal una reja de complicados trazados, no carente de barroquismo, saluda al espectador, el cual seguirá la lectura de la edifica- ción por medio de un lenguaje simbólico, presente en la forma de barca con la quilla boca arriba de la cubierta, vidrieras que representan la "luz del mun- do'', el altar de piedra sin esculpir o tallar ... Creemos es importante poder cons- tatar la supervivencia del gótico como estilo netamente "cristiano"; todo hace suponer que sus trazas se adaptan de forma perfecta al espíritu de la Iglesia. Este estilo cuyas construcciones más antiguas pueden ser datadas en el siglo XII, sigue causando furor allí donde se levanta un templo con sus líneas pun- zantes.

2. Iglesia Parroquia1 ''Padre Claret":

Situada en el barrio capitalino de Las Rehoyas. Este templo es también deudor del estilo gótico evolucionado. La edificación se levanta sobre el mode- lo llamado "plan central", desarrollándose éste en base a un cuerpo poligonal triangular de paramentos convexos. En su vértice norte se encuentra la portada principal conformada con traza ojival, disposición que se mantiene en la lin- terna de la heterodoxa cúpula que sirve de cierre a la parte central de la cubier- ta. El hormigón visto es elevado a nivel de material noble, ya que todo el edifi- cio es muestra clara de ello.

En la parte sur-este se levanta la torre campanario de forma cuadrangu- lar, con base muy estrecha para tan pronunciada altura.

Si hacemos un estudio histórico sobre su base tipológica, estas construc- ciones de "plan central" están presentes en todo el medievo y unidas a la me- moria de la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén; se extienden por toda la

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Europa Occidental, bien por influencia Bizantina, o por la acción de los Tem- plarios y Cruzados. En España tiene un ejemplo fidedigno en la de Eunape, situada en la provincia de Navarra.

El edificio aquí estudiado tiene como característica sobresaliente el apro- vechamiento del poco espacio existente, problema resuelto con verdadera maes- tría por el arquitecto autor de la obra Don José Llagostera.

Consta el templo de unas pequeñas dependencias anejas que se utilizan como: a) Capilla Baptisterio, b) Capilla del Santisimo y c) Sacristía.

La obra se realizó, desde sus cimientos hasta su conclusión, gracias al esfuerzo y espíritu de la feligresía dirigidos de forma encomiable por el cura párroco Don Jesús González Hernández.

Comenzaron las obras el 18 de julio de 1966, día en que se coloca la primera piedra; siendo consagrado en 1968 por Monseñor Don Antonio Infan- tes Florido.

Ultimamente ha sido transformada en su interior en cuanto a la disposi- ción de un mayor número de imágenes y el diseno de un nuevo altar. El original se trasladó a la Capilla del Santisimo.

Todo el recinto sagrado tiene una gran acústica y luminosidad

Para cumplir la función de Pila Bautismal se vienen utilizando conchas marinas de enormes crustáceos, traídas de Miami, estado norteamericano de La Florida y donadas a este templo por Don Juan Rodríguez Doreste.

Elementos decorativos que imprimen gran belleza son las vidrieras de varios colores las cuales dan al conjunto un juego armonizador de luces que evitan la monotonía visual de las superficies austeras de sus paramentos.

Debemos destacar las columnas centrales que, de forma pareada, dibu- jan una bella corona en torno al altar mayor.

3. Iglesia del Santo Cura de Ars.

Se encuentra enclavada en el lugar conocido como Las Clavellinas, per- teneciente a la Playa de Melenara, zona costera del Municipio de la ciudad de Telde. Está levantada sobre una superficie de 750 metros aproximadamente. Consta de Capilla principal y otra colateral reservada al Santisimo. Su planta responde a una evolución del "Hallenkircbe" o iglesia de planta basilical, tam- bién llamada de "Salón". Carece de columnas y esto le da una gran amplitud;

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decoran sus paramentos oeste y sur vidrieras policromadas. En la fachada prin- cipal, que se levanta al oeste, y a ambos lados de la portada principal, los vanos de las ventanas se cubren con dos vidrieras que representan al Santo Patrono el Cura de Ars y a la copatrona Ntra. Señora del Carmen.

En todo el paramento colateral derecho, levantado en su parte sur, se le abrieron angostos vanos con vidrieras policromadas decoradas con motivos marinos (fauna, flora y utillajes de la mar).

Ultimamente se modificó el trazado de su campanario en forma de es- padaña; pero es de justicia decir que con ello la edificación ha ganado en gra- cia y prestancia. Segun el plano original debía desarrollarse en altura, superan- do notablemente las edificaciones circundantes. A la iglesia en sí se le adosan por la parte norte el Archivo, la Sacristía y la Casa Regental y por el este un salón social que no es otra cosa que la antigua iglesia transformada ligeramente.

El proyecto y trazas primeras fue obra del arquitecto Don Enrique Sán- chez, pero algo más tarde fue modificado por el también arquitecto Don Anto- nio Valera Valero.

Su costo es imposible de calcular, pues la dilatación en el tiempo de su construcción y los continuos traslados de sus párrocos han permitido la falta de asientos de las partidas presupuestarias de la nueva iglesia.

Comenzó a erigirse siendo cura párroco el Sr. Cura Don Andrés Viera en el año de 1979 y se concluye en 1984 el 3 de octubre, siendo consagrada el 30 de diciembre de 1984 por Monseñor Echarren, actual Obispo de la Diócesis.

La capilla del Espíritu Santo, así como la cabecera del templo, fueron decorados por iniciativa del actual cura párroco Rvdo. José Manuel Gutiérrez Ruiz, de la Orden del Carmelo, quien contrató al pintor grancanario Manuel Ruiz para que realizara unos paneles de gran formato que fueran motivo de devoción.

Después de largos meses de estudios y de gestación se inauguraron los primeros el 18 de diciembre de 1982. En aquel momento veían la luz solamente los situados en la cabecera del templo. Se distribuyen de la siguiente manera:

Detrás del altar mayor y en la parte central, panel de novopán policro- mado con óleo y acrilicos titulado "Cristo de la Esperanza o del Mar".

En el lado izquierdo, panel de iguales características pero menor dimen- sión llamado "El Misterio del Apocalipsis".

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Hacia el lado derecho, semejante en dimensión al anterior y con idénti- ca técnica, "El Bautismo".

En la Capilla del Santísimo o del Espíritu Santo, panel central llamado "Cristo en la Última Cena". Hay que decir que este panel se complementa con un sagrario incrustado en su centro.

En la misma capilla, a la derecha, gran panel a manera de tríptico con dos cuerpos de labor, el bajo sobre lienzo de grueso lino y el superior sobre plancha de novopán, acrílicos y óleos conforman una verdadera sinfonía cro- mática llena de simbolismo, recibiendo el título de "Muerte y Resurrección". Ha sido donado por el propio pintor Manuel Ruiz, y realizado en honor a su padre ya fallecido.

Estéticamente estos lienzos avanzan en el cromatismo multicolor embo- rrachando la atmósfera de un lirismo poético a base de transparencias. En el verano de 1986 se desplomó el 30% de la superficie de la cubierta. Ha sido de- bidamente reparada y hoy luce un nuevo diseño que ha permitido ganar acústi- ca para el edificio.

4. La iglesia del Espiritu Santo,

Está enclavada en Ciudad Alta y posee, ademjs de un amplio espacio dedicado al culto, otras dependencias, destacando un muy espacioso local so- cial. Su arquitecto fue Don Sergio Jiménez Castellano quien aplica un lenguaje casi revolucionario a la hora de diseñar tal iglesia. Esto ha sido la causa princi- pal del gran impacto que causó este templo entre la opinión pública que, aun- que acostumbrada ya a las nuevas corrientes estilisticas del período pos-conciliar, no asimiló bien este peculiar diseño, pues se encuentra bajo la superficie de una plaza; es decir, su principal característica es el ser subterránea. Esto la hizo ser muy diferente e innovadora.

Las fuentes históricas nos señalan que estos templos bajo tierra los en- contramos ya en los "cubículos" que se abrían en la intersección de galerías de las catacumbas a fin de celebrar oficios fúnebres. Recordemos que la muer- te, y si es por martirio mejor, es el elemento básico de la iglesia de los primeros tiempos. En el exterior es muy simple y extremadamente sencilla; contraponién- dose con el interior compuesto por gran número de elementos simbólicos y jue- gos continuos de luz. Hay que destacar la paloma utilizada que preside la asam- blea de los fieles. Esa dualidad de lectura, sencillez exterior y riqueza interior, ¿refleja el propio espíritu del autor de sus planos?

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5. Iglesia de San Francisco Javier.

Para concluir el presente estudio pormenorizado de estas iglesias, sola- mente comentar que la Iglesia de San Francisco Javier de Hoya de la Plata, barrio sur de la capital grancanaria, es también un ejemplo claro de innovación funcional, pues su autor Don Eduardo Gonzalez Llamas, padre también de los diseños de la parroquia de Pedro Hidalgo, concibe a la iglesia parroquia1 como centro o punto de atracción de los fieles y así, en varios pisos superpuestos, la cubre de salones y dependencias sociales de gran atractivo; este tipo de edifi- cación es cada vez más aceptada por rentabilizar al máximo la vida comunitaria.

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Eiirr ior de 1.1 lichada prinr~ipal I . \ i~rrr ) del Erri~il<i di. ' 'El Salvador': También llamado "Ecum6nico': Pla?a del Ins l~s . S. I~arrolomi dr Tirajana.

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ALM. l . ,881 P h r 71 110 - CENTRO TEOLOCICO DE LAS PALMAS

EL MAGISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSEÑOR PlLDAlN Y ZAPlAlN

SEGUNDO DIAZ SANTANA LCDO. TEOLOGIA

PROFESOR DEL CET

INTRODUCCION

El episcopado de monseñor Pildain, obispo por la gracia de Dios y de la Sede Apostólica, abarca un periodo de treinta años de la Iglesia en Canarias (1937-1966), y ofrece un gran interés para los estudios sobre esta época. Este interés viene dado, por una parte, por el conjunto de acontecimientos de tipo político, social y económico que tienen lugar en este tiempo; por otra, por los cambios que se producen en la mentalidad y la vida de la Iglesia en estas tres décadas, y además, por la propia personalidad de monseñor Pildain que impri- me un sello peculiar, y cuyo perfil el tiempo nos va ayudando a definir con más nitidez y con mayor objetividad.

Esta ponencia centra su atención en una faceta del episcopado de Pil- dáin que, sin lugar a dudas, viene a resultar fundamental a la hora de interpre- tar y comprender su tarea pastoral en nuestra Diócesis.

Se trata del Magistero Social. La Doctrina Social que él enseñó durante sus años de Obispo y el talante social que imprimió a su quehacer episcopal.

El trabajo que presento aquí hace referencia a una investigación más am- plia y pormenorizada que con motivo del examen de licenciatura presenté co-

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mo tesina en el año 1977, en la Facultad de Teología de Cartuja (Granada) so- bre "La Doctrina Social de la Iglesia en la Diócesis de Canarias desde la guerra espariola al Vaticano 11".

Desde aquellos años experimentamos la dificultad de que la documen- tación del episcopado de Pildain no estaba completa, al no existir una colec- ción de los boletines oficiales del Obispado. Esto ha supuesto un trabajo de recopilación de material por muchos archivos y bibliotecas. Ultimamente se es- tán realizando trabajos sobre el Obispo, uno de los cuales está en estos momen- tos en imprenta y se debe al empeño investigador de D. Agustin Chil Estévez, en una obra paciente y curiosa que nos ofrecerá un catálogo completo de toda la obra que produjo Pildain.

En el acopio de material que he ido haciendo durante mi investigación he llegado a un conjunto formado por diversos tipos de documentos que cons- tituyen las fuentes en las que hemos de analizar el magisterio social.

Indole y número de los documentos episcopales clasificados:

1.- 24 Cartas Pastorales. De éstas:

8 Cartas Pastorales Sociales. 8 Cartas sobre otros temas pero en las que también plantca

la cuestión social. 8 Cartas sobre otras cuestiones.

2.- 14 Exhortaciones Pastorales. 3.- 3 Exhortaciones Episcopales. 4.- 3 Instrucciones Pastorales. Una de ellas es de doctrina social so-

bre los Derechos de la Iglesia. 5.- 47 Cartas de distintas cuestiones pastorales, de muy diversa índole

y extensión, una de las cuales trata un tema de doctrina social sobre el derecho de la Iglesia a sus emisoras de radio.

6.- En sexto lugar encontramos otra cuarentena de Circulares que el Obispo dirige por múltiples motivos y en ocasión de circunstancias y acontecimientos concretos.

Además de esta documentación existe otro apartado que lo forman un conjunto de escritos salidos de su pluma, y que se encuadran bajo los siguien- tes tipos: Bulas, edictos, mandatos, advertencias, decretos, notas, disposicio- nes, ruegos, normas, alocuciones, comunicados, documentos episcopales, avi- sos, oficios. El total de documentos de este apartado puede llegar al centenar.

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Finalmente hemos de mencionar cl Sínodo Diocesano de 1947, y las in- tervenciones que el Obispo tuvo durante la celebración del Concilio Vaticano 11.

La ponencia se divide en tres partes, cada una de las cuales comprende una serie de años en los que se da una característica especial por lo que se refie- re a la Doctrina Social, y al final unas conclusiones.

La periodización se hace en razón del contenido doctrinal de esos años. Así el primer período abarca de 1937 a 1943, sin documentación social propia- mente, pero con un quehacer pastoral que muestra una linea social muy clara- mente delimitada.

El segundo período va de 1944 a 1950 en los que se encuentra la mayor densidad de su magisterio social: 6 cartas pastorales sociales y el Sínodo Dioce- sano.

El tercer período lo constituyen los años de 1950 a 1966, en los que cam- bia de tono el magisterio episcopal con la excepción de dos cartas pastorales sociales: la de Sindicatos (1954) y la de la Ley de Prensa (1964), pero en los que están presentes una serie de elementos y detalles en línea social.

Finalmente llegamos a unas conclusiones en torno al alcance, modo, oportunidad, sentido, etc. que tiene este magisterio social en la 1)iócesis.

1.- PRIMER PERIODO: 1937-1943. EL TALANTE SOCIAL DEL OBISPO

Este primer período del trabajo se caracteriza porque es un momento de arranque que da el tono a una personalidad preocupada por lo social. En estos primeros años es más un talante, una preocupación social que se mani- fiesta en una serie de acciones, antes que un cuerpo de doctrina enseñada.

Estas acciones son:

A) Su estilo episcopal, su mentalidad, su manera de actuar, su interés y preocupación por los pobres.

B) La necesidad de conocer a los pobres. Soluciones que aporta ante las situaciones.

C) Las primeras dificultades: el Banco de los Pobres.

D) Las Conferencias Sacerdotales.

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A) E1 Obispo: su mentalidad, s u estilo y su manera de actuar.

Con la llegada del nuevo Obispo, el día de San José de 1937 (había sido consagrado en Roma el 14 de febrero de ese mismo año), vamos a asistir desde las primeras intervenciones a algo que es lo característico de este primer perío- do. Se trata de lo que podemos denominar el quehacer de pastoral social. Al Obispo se le ve actuar. Tiene un estilo de ser pastor. Encontramos en su proce- der unas actitudes, unas constantes en su tarea pastoral que se manifiestan por donde va pasando. Actitudes e inquietudes que van quedando plasmadas tam- bién en documentos de otra índole sobre cuestiones no estrictamente sociales.

Se trata de un talante episcopal que se expresa reiteradamente y confi- gura una preocupación social y una opción por los más pobres que estará pre- sente en toda esta época de la Iglesia en Canarias, sin que entremos todavía a evaluar la cualificación y el alcance de esta opción social.

El quehacer pastoral de monseñor Pildáin comenzó en línea social. Ape- nas llegado comienza una labor misional por todos los barrios de Las Palmas en los meses de mayo y junio. Siete días de conferencias a los obreros en las Damas Catequistas, Conferencias en la Catedral, en los barrios de S. José y S. Cristóbal. En el puerto de La Luz se le despedía con "vivas muy sentidos al Padre de los Pobres" ('1 después de un ciclo de conferencias.

Ya en la primera carta pastoral, que se titula: "La ignorancia religiosa en el mundo moderno" (=), al hablar de la sublime misión de la Diócesis de Ca- narias, hace el Obispo una alusión a lo que va a ser su insistente preocupación pastoral: la justicia social. El párrafo dice asi:

"Misión que, o mucho nos equivocamos, o, colocada como te hallas, cual refulgente jalón, en la maravillosa ruta azul que une entrambos mundos, es, por de pronto, la de que seas tal por tu fe, y por el empuje gigante que sepas infundir a todo lo que sea cultura, y moralización, y caridad cristiana, y avances de justicia social en todos los órdenes de la vida" ('1.

Al Obispo le preocupaba enormemente el que la gente no conociera la doctrina de la Iglesia, pero había otra ignorancia que no le inquietaba menos: la que los obispos y sacerdotes tenían de todo lo referente a losproblemas de

(1) BOOC, junio-julio 1937, 183s. (2) BOOC, junio-julio 1937, 149-178. (3) Ibidem, 151.

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las gentes. A ello dedica su segunda carta que lleva como título: "El primer deber pastoral" ".

"Yo me pregunto, dice en un párrafo, si a la ignorancia de las verda- des de la religión por parte del pueblo, no correspondía la ignorancia de las realidades del pueblo por parte de los ministros de la reli- gión" "1.

De la preocupación de Pildáin por los pobres hay un testimonio que se sitúa en los primeros momentos en los que el Obispo pone sus pies en tierra canaria. A las seis de la mañana del viernes 19 de marzo de 1937, llega al Puel-- to de La Luz el "Highland Brigade" que trae a bordo al nuevo Obispo. Es reci- bido por una Comisión del Cabildo Catedral presidida por el vicario capitular D. Pedro López Cabeza, acompañado del secretario del obispado doctor Pon- ce Arias.

El Obispo desciende del buque y se dirigen todos hacia el convento de los Padres Franciscanos. En el trayecto -se dice en la crónica que recoge el Boletín Oficial-, advierte el movimiento obrero que había por aquellos con- tornos. El prelado se da cuenta de que pasaba por una barriada obrera y excla- ma: "Esto es lo que siempre a mí me ha atraído"

B) La necesidad de conocer a los pobres. Soluciones que aporta ante las situaciones.

En septiembre de 1938 escribe el Obispo una carta donde expone el pro- grama de la visita pastoral en la que, cuando habla de la visita al archivo, el Obispo fija su atención en el tema del libro de "Statu Animarum" y en el "Pa- drón o Censo Especial de Pobres" como dos medios imprescindibles y por lo tanto obligatorios para conocer la realidad de los pobres de las parroquias 1').

Empieza diciendo que los pobres ocupan el centro de sus preocupacio- nes pastorales, porque Cristo, que fue salvador de todos, lo fue ante todo de los pobres. Y la Iglesia fiel al Señor debe ser más generosa y abnegada con sus pobres. Estas son sus palabras:

"iOh los pobres!, jnuestros pobres queridos! Llevemos, oh amadísi- mos colaboradores míos, llevamos grabada con caracteres de fuego,

- (4) BOOC, marzo 1938, 37-81. (5) Ibidem, 38. (6) BOOC, abril 1937, 75s. (7) BOOC, septiembre 1938, 194ss.

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en nuestros corazones de sacerdotes, la convicción hondisima de que Cristo, ese Cristo de quien somos sacerdotes y ministros, fue salvador de todos, pero lo fue, ante y sobre todo, de los pobres" ... "que como enviado a los pobres se definió a Si propio cuando, caracterizando su misión sobre la tierra, aseveró: 'evangelizare pauperibus misit me'; que los pobres fueron siempre sus feligreses preferidos, y que esta herencia de predilección fue la que legó a su Iglesia, que nunca, a través de los siglos, ha aparecido más divina y conquistadora que cuando se ha mos- trado más generosa y abnegada y espléndida con sus pobres, hasta Ile- gar a vender para ellos los cálices de sus altares y los tesoros de sus templos"

En el mes de enero de 1939, en una carta pastoral sobre "La Nueva Or- ganización Parroquia1 de Las Palmas", establece que cada parroquia haga el censo de los pobres que hay en la misma. Al final de la carta determina un modelo que unifica el sistema para elaborar dicho censo. En este modelo, ade- más de los datos normales de nombre, apellidos, domicilio, edad, etc., se pre- gunta por:

"Familiares con quienes vive". "Necesidad extrema. Necesidad grave". "Sin trabajo. Pocos días por semana. icuántos?". "Jornal insuficiente. Indiquese cuál". "niberculosis. Otras enfermedades. Indiquese cuál". "Vivienda antihigiénica y moralmente inconveniente" "Situación irregular. Ocasión próxima". "Observaciones" (9).

Unos años después, en mayo de 1943, al final de este primer periodo, envía una "Circular reservada a los sacerdotes" que revela la misma preocupa- ción pastoral ('O). En ella el Obispo hace una súplica encarecida solicitando los datos sobre la realidad para su propio censo de pobres que más tarde, en el se- gundo periodo, utilizará en la elaboración de sus pastorales sociales.

"Un último encargo por fin -dice la circular-. Nos tiene hondamente preocupados la espantosa situación económica, la negra miseria de que son víctimas tantisimos de nuestros diocesanos. Tener datos concretos y exactos de la misma, para recabar su remedio donde sea, es lo me-

(8) Ibidem. 194 <9j BOOC; enero 1939, 3-37 (vid. 36).

(10) BOOC, mayo 1943, 1-7.

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nos que podemos hacer. A ese fin os rogamos encarecidamente, Vene- rables Hermanos, os sirváis remitirnos, antes de fin de mes, una lista con los nombres y apellidos de los que, en cada una de nuestras parro- quias, se encuentran bien sea en paro forzoso total, bien sea en paro forzoso parcial, consignándonos al propio tiempo cuál es el jornal me- dio que perciben los que trabajan" (").

La recogida de datos ofrece una realidad dramática. No podemos olvi- dar que estamos al comienzo de un gran retraso económico que se produce co- mo consecuencia del gran bloqueo internacional que siguió a la guerra. Nece- sariamente surge la pregunta: ¿qué hacer?, ¿cómo actuar frente a la dura reali- dad, por otro lado ineludible?, ¿cuál ha de ser la postura de la Iglesia ante esta situación? Se van a aportar dos soluciones, o mejor, una solución que compor- ta dos momentos:

a) conocer bien esa realidad en toda su amplitud.

b) apelar a la caridad privada y pública y a la justicia social (12),

Sobre el primer momento ya hemos visto lo que el Prelado tiene como preocupación y cómo lo insta a los sacerdotes. En cuanto al segundo, es impor- tante que nos fijemos en el alcance que le da al tema de la caridad.

Para el curso de 1942, y dada la situación de necesidad y pobreza galo- pante en la que entraba la sociedad española, se organiza a nivel nacional, des- de la Dirección Central de Acción Católica, una intensa campaña Pro-Cari- dad (13).

A esta iniciativa el obispo Pildain invita con entusiasmo a todos los miem- bros de la A.C. Diocesana, a fin de que aúnen sus esfuerzos para responder al máximo en los fines que persigue dicha campaña. Esta acción diocesana se inicia con una Circular Episcopal en la que, entre otras cosas, se expresa y pre- cisa con claridad lo que es y debe entenderse sobre este tema de la caridad (14).

Empieza diciendo que ni la devoción a la Eucaristía, ni tampoco la de- voción al Sagrado Corazón son posibles, sin que vayan acompañadas de un amor efectivo a los pobres. Es más, llega a llamar "sacri7ega" a la devoción a la Euca- ristía que no hiciese caso de los pobres hambrientos, y "farisáica" a la devo-

(11) Ibidem, 7. (12) BOOC, enero 1938, 27. (13) BOOC, septiembre 1942, 43. (14) BOOC, septiembre 1942, 43-51.

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80 SECUNDO DlAZ SANTANA

ción al Sagrado Corazón de Jesús que no se preocupase por los pobres enfer- mos (15).

Tan es así, que él mismo propone a sus diocesanos una sugerencia. Está próxima la fiesta del Corpus. Con tal motivo y debido a las circunstancias, ha- brá que reducir los adornos de las calles por las que ba de pasar el Señor proce- sionalmente, y que ese dinero se vea recompensado mediante el ingreso de ma- yores donativos en el Banco de los Pobres. Como la sugerencia podía parecer un poco extraña a alguna persona, el Obispo argumenta con unas palabras de S. Juan Crisóstomo, en las que el obispo de Constantinopla exclama: "¿A qué conduce el adornar de oro la mesa de Cristo, si éste se muere de hambre?, dale de comer primero y después vienes a adornar su mesa..!', "No es mi ánimo condenar esa munificencia. Cumplid con ambas obligaciones, pero lo primero sean los pobres" (16).

"Porque -como dirá un año después con motivo de una exhortación pastoral sobre la santificación de las fiestas- no perdamos nunca de vista que es mil veces más agradable a los ojos de Dios una Iglesia pobre y desnuda, pero rebosante de fieles, muchos de los cuales han sido vestidos por los que podían hacerlo, a un templo ricamente ador- nado, pero semivacío, por no haber podido acudir a él, por desnudos, los pobres, cuyos cuerpos son, no de piedra sino templos vivos de Dios" (17).

Indica claramente en la Circular episcopal a la que estamos haciendo referencia que la caridad ha de ser: "Efectiva, verdadera, sincera, organizada y parroquial" (la). Y cuando desarrolla la nota de verdadera, nos ofrece el sen- tido profundo y auténtico de lo que entiende por caridad. Se trata de un es- fuerzo de clarificación, de poner las cosas en su sitio. De llamar a cada cosa por su nombre. Evitar las pseudocaridades que sólo pretenden encubrir iniqui- dades y tapar injusticias.

"Como si la caridad debiera encubrir la violación de la justicia. Dice el Obispo citando al Papa Pío XI. Ni el trabajador necesita recibir co- mo limosna lo que le corresponde en justicia, ni es lícito eximirse de los grandes deberes impuestos por la justicia con pequeños donativos de misericordia" (19).

- (15) Ibidem, 44. (16) Ibidem, 45s. 49. (17) BOOC, febrero 1943, 52. (18) BOOC, septiembre 1942, 44-46. (19) Ibidem, 45.

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Este pensamiento queda fuertemente grabado, y volverá a salir varias veces en la elaboración de las pastorales sociales del segundo período.

C) Las primeras dificultades: el Banco de los Pobres.

El Banco de los Pobres servía como cauce para hacer llegar dehidamen- te a los más necesitados los donativos que se iban depositando en las colectas y suscripciones que para tal fin se organizaban. Empezaron a surgir problemas y tensiones. Muchas personas estaban atemorizadas y desorientadas, y no que- rían que sus nombres figurasen en los recibos y listas de dichas suscripciones.

El Obispo sale al paso de la situación con una instrucción pastoral que lleva por título "Los derechos de la Iglesia" (2". En ella, partiendo del con- cepto de sociedad perfecta, presenta a la Iglesia en plenitud de sus derechos y con potestad para organizar cuantas campañas considere oportunas para cum- plir con sus fines. Habla de la enormidad jurídica que supondría la detención de personas que se dedicasen al cobro de las suscripciones autorizadas por la autoridad eclesiástica.

"Nosotros tenemos la certeza, sobre todo -termina diciendo- de que no es capaz de incurrir en semejante enormidad, negadora total de los derechos de La Iglesia en el orden benéfico, un Estado que, como el Estado Espaiiol, y con la firma de su Generalisimo, ha hecho la con- fesión y el reconocimiento más categóricos de los derechos, en toda su plenitud, de la Iglesia de Jesucristo" 12".

De la importancia que le daba al Banco de los Pobres, quedará constan- cia unos años después, cuando desde Roma, donde se hallaba para la visita "ad limina", dirige a todos los fieles una exhortación pastoral, para hacer una co- lecta en el día de S. José, a fin de recabar fondos para la construcción del nue- vo Seminario. El se había propuesto una gran obra con la construcción del nuevo Seminario. En estas circunstancias, al animar a sus diocesanos para una ayuda generosa y espléndida, termina la exhortación indicando que del resultado eco- nómico de la campaña se aplique una parte para la obra del Banco de los Po- bres (22).

D) Las Conferencias sacerdotales.

Al analizar las Conferencias Sacerdotales, que eran una institución es- tablecida por el CIC, cn. 129, a fin de que los clérigos después de ordenados -

(20) BOOC, enero 1939 (N" atraordinario, Cuatro páginas sin numerar) (21) Ibidem, última pagina. (22) BOOC, febrero 1951, 5s.

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no interrumpieran los estudios, sino que continuaran lo que hoy denominamos la Formación Permanente, también nos encontramos con que en su programa- ción se refleja la preocupación social que hemos visto está presente en la figura pastoral del obispo Pildain.

Con motivo de la reorganización de estas Conferencias, el mes de octu- bre de 1942 publica una extensa Exhortación Pastoral para presentar el nuevo reglamento de las mismas cZ3).

En el desarrollo del documento episcopal después de exponer las razo- nes e importancia de cada uno de los temas de moral, liturgia, ascética, pasto- ral y catequética, se dice que la doctrina social de la Iglesia es "materia impres- cindible" hoy dia en las Conferencias Sacerdotales. Por lo tanto es necesario que en las Conferencias se aborde el tema.

"No ha de extrañaros -concluye el Obispo- el que incluyamos estos temas como objeto de vuestro estudio para las mismas"(24).

No obstante esta importancia que el Obispo concede a este tema, al ana- lizar los Boletines de los años de 1942 a 1959, cuando se dan los temas que han de tratarse en las reuniones de cada mes, no encontramos que la Doctrina Social se presente a estudio.

11, SEGUNDO PERIODO: 1943-1950. LAS PASTORALES SOCIALES.

A diferencia de los años estudiados en el periodo anterior, los de este segundo periodo se caracterizan porque en ellos se concentra la mayor parte de los documentos del magisterio social del episcopado de Monseñor Pildain. Precisamente por eso lo titulamos: Las Pastorales Sociales.

Dividimos este periodo en las siguientes partes:

A) La situación real que se da en estos años en canarias.

B) Las Pastorales Sociales: problemática que afrontan, cómo lo hacen, qué resonancia tuvieron en la Iglesia Diocesana.

C) El Sinodo Diocesano. Dimensión Social. -

(23) BOOC, octubre 1942, 65-96. (24) Ibidem, 84.

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A) La situación real que se da en estos años en Canarias.

Para situar bien el magisterio de Pildáin hemos de hacer obligadamente una referencia a la situación social de estos años difíciles. Cuando comienza este periodo todavía no ha terminado la segunda guerra mundial. En estos años nos encontramos metidos en el corsé impuesto por el bloque internacional. El retraso económico es general en todo el país, se lucha ahora por la superviven- cia. Tan es así que el comercio exterior español se reduce en este tiempo a los limites de la subsistencia. Por lo que respecta a Canarias, la balanza comercial se cerraba en 1945 con un déficit que alcanzaba los 50 millones de pesetas oro (unos 17 millones de dólares)

Son años de pobreza, si no de miseria, donde junto a la enfermedad, especialmente la tuberculosis aquí en Canarias, la carestía de vida, con "carti- llas de racionamiento", y la falta de vivienda, muchos hombres ni siquiera dis- ponen de un trabajo con el que sacar a su familia adelante. El paro laboral. Son los años del mando económico. Años en los que hace su aparición el mer- cado negro, el estraperlo, que propicia un enriquecimiento individual en una época de estancamiento económico y escaso progreso.

Las Palmas en la década 1940-50 arroja un saldo migratorio provincial de 16.818 emigrantes (26).

Nos encontramos con los problemas del agua, la escasez y la especula- ción. La aparcería como sistema de regulación de las relaciones de producción del tomate. Sistema que, como afirman algunos economistas, "no tiene paran- gón a nivel nacional y explica que Canarias sea la región española que pague a los trabajadores agrícolas los salarios más bajos" ("l.

El tema del analfabetismo. Las cifras oficiales señalaban' para 1950 los siguientes índices:

Las Palmas 21,1% de analfabetos. Media Nacional 14,2% de analfabetos

A nivel absoluto la población de analfabetos superaba la cifra de 79.000. Entre las diversas causas que generan esta situación hay que tener muy en cuenta -

(25) 0 . BERGASA y A. GONZALEZ VIEITEZ, Desarrollo y subdesarrollo en la economía ca- naria. Guadiana. Madrid 1964, 34.

(26) Cfr. DIS, Análisis demográfico y sacioeconómico de Canarias, V-1, Madrid 1974, Cuadro L6, 50.

(27) 0. BERGASA y ..., or. 95. (28) Fuente: Anexo, Canarias 1 Plan de Desarrollo, citado por 0. Bergasa, o.=. 71.

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la cantidad de niños que a temprana edad se les quitaba de las escuelas para ir a "apañar" tomates.

Desde el punto de vista de la situación eclesial hemos de decir que la Iglesia en Canarias se alista en el común denominador de lo que supone una Iglesia de Cristiandad como es la de todo el país por entonces.

Sus formas responden a lo que se denominan "formas religiosas domi- nantes". Al igual que en la mayoría de las ciudadcs españolas también Las Pal- mas tiene sus misiones populares. Se celebran éstas en el año 1944 y las cróni- cas recogidas en el Boletín Oficial se expresan con el mismo entusiasmo y triun- falismo con que en "Ecclesia" se reseñan las de otras diócesis españolas.

Desde septiembre del 45 se comienza a trabajar en la preparación del Sínodo Diocesano (Z9).

En 1946 la Iglesia es subvencionada económicamente, y en ese año el Obispo publica una carta pastoral sobre "La situación económica del Cle- ro" ('O). En julio de 1948 se inician las obras del nuevo Seminario; y también comienzan a aparecer los primeros conflictos por los bailes y las fiestas patro- nales en el 49.

Todo esto con la figura señera del obispo Pildain y Zapiain que cscribi- rá sus famosas pastorales, y con su carácter fuerte y decidido en el cumplimiento de su misión episcopal, que le llevará a tener roces con las autoridades; mere- ciendo para unos la fama de libre, enérgico y consecuente; y para otros el califi- cativo de intransigente.

Su persona es la que ocupa el centro de la escena en la Diócesis. La figu- ra del Obispo y su magisterio, escrito y hablado, están rodeados de un aura especial. Y serán la visita pastoral, las conferencias y sus pastorales las que ocu- pen el mayor espacio del Boletín.

Es importante observar que la pastoral social de Pildain está muy cen- trada en su persona y en su hacer. Se trata de una serie de documentos pastora- les que abordan temas candentes desde la Doctrina Social de la Iglesia, pero que son actos del Obispo que "con la mitra y el báculo" está dispuesto a ir a donde sea, pero a los que no sigue una acción de su Presbiterio, o de grupos apostólicos ..., a no ser la lectura de tal o cual pastoral en las misas de los do- mingos. -

(29) BOOC, septiembre 1945, 137. (30) BOOC, mayo 1946, 53-80.

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En este periodo publica seis pastorales sociales. Una en el año 1944, tres en 1945, una en 1946, y la sexta en 1947 después de celebrado el Sínodo Dioce- sano.

Estos son los títulos de cada una de ellas y sus fechas:

- Dos graves y urgentes problemas de justicia: los obreros sin trabajo y los jornales insuficientes" (1943) ("1

- "¿Adversarios o Fautores?" (Fautores del Comunismo), (Marzo

1945) C3').

- "Lo que la Iglesia Católica y la justicia social exigen para la fami- lia obrera". (Junio 1945) ("1.

- "Dos Hechos vitandos: El Paro y la Guerra" (Julio 1945) (34).

- 'Xnte el gravisimo problema de la carestía de la vida. Tres deberes fundamentales" (Septiembre 1946) (35).

- "Punto fundamental de la cuestión social" (Septiembre 1947)(36).

B) Las Pastorales sociales: problemática que afrontan, cómo lo hacen, qué resonancia tuvieron en la Iglesia Diocesana "'1.

14- ¿Quién es el Obispo para meterse en estas cosas?

Desde las primeras páginas de sus pastorales el Obispo se encara con esta objeción que, según él, pudiera formulársele:

"Los problemas apuntados lo son de índole económico social que ata- ñen al Estado -dice el prelado-. ¿A título de qué van a inmiscuirse en ellos la Iglesia o el Obispo? Que ¿a titulo de qué? Pues a titulo precisamente de Iglesia y de Obis- po>> (38).

En primer lugar porque es un derecho que tiene la Iglesia. Y hace un recorrido por los textos fundamentales de León XIII, Pío X1 y Pío XII donde queda palmariamente expuesto ("1. Aprovechamos esta mención de los Papas para decir que gran parte del texto de las cartas pastorales de Pildain son citas

BOOC, n" extraordinario 1944, 1-99. BOOC, marzo 1945, 25-58. BOOC, junio 1945, 63.107. BOOC, julio 1945, 1-26. BOOC, septiembre 1946, 83-106. BOOC, octubre 1947, 75-130. A. de PILDAIN Y ZAPIAIN, "Pastorales PS., 17. PS., 20.

Sociales" (2" ed.) Las Palmas, s.f.

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textuales del Magisterio de aquellos. Notemos también que cuando el Obispo emplea las citas no especifica el lugar de las mismas. El Obispo es así en su magisterio social un gran divulgador de la Doctrina Social de los Papas.

En segundo lugar por derecho y por deber de humanidad

"Y si todavía -dice el Obispo- quedase alguien qu e,... se empeñase en continuar preguntando que con qué título intervienen Iglesia y Obis- pos en cuestiones como la del paro obrero, habríamos de responderle, que a titulo de humanidad, aún en el supuesto de que no tuviesen otro alguno" "1.

Porque,

"La Iglesia -afirma el Obispo un poco más adelante- no puede en manera alguna, desentenderse del hecho de que en una parroquia ha- ya docenas y docenas, y en una diócesis centenares y centenares de hombres que carecen de todo, hasta la posibilidad de ganarse honra- damente, con el sudor de su frente, el pan de cada día. Y este es preci- samente el caso de nuestra Diócesis" "'1.

A través de las distintas cartas irá dando razones de por qué tiene que hablar e intervenir en estos temas. En la carta de 1944 dirá:

"Por el afán de ver realizado en nosotros lo que para sí anhelaba el gran Apóstol cuando exclamaba: "Que los hombres nos consideren como ministros de Cristo" y "porque son de justicia los problemas planteados; es de justicia lo que pedimos para resolverlos", y 'usqne ad mortem certa pro justicia' por la justicia lucha hasta la muerte, nos dice nuestro Dios y Señor en su libro del Eclesiástico" "'1.

Al leer estas dos razones aducidas por el Obispo nos encontramos con dos de las escasas citas bíblicas que hay en sus documentos sociales.

Los problemas hay que afrontarlos y frente a los miedos que se presen- tan algunas veces, de que todo esto puede tener en el pueblo repercusiones de- magógicas o revolucionarias, el Obispo tiene claro, y así lo manifiesta al final de su primera carta, que la verdad es todo lo contrario: -

(40) PS., 21s. (41) PS., 23. (42) PS., 97s.

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"dejar inatendidos e irresueltos los problemas sociales es lo que preci- sa e indefectiblemente suele acarrear las revoluciones demagógicas, de- rrumbadoras de las instituciones estatales, económicas y sociales" (43).

Por eso considera importante su misión esclarecedora e iluminadora desde la Doctrina Social, porque la ignorancia de muchos en este campo es tanta que, en unas páginas antes de esa misma carta pastoral, dirá:

"no suele tener nada de extraño que haya quienes califiquen de socia- listas a los presbíteros y hasta a los mismos obispos cuando les oyen disertar sobre estas cuestiones, y precisamente en el momento en que las están enfocando a la luz de la más pura y autorizada doctrina pon- tificia" (44).

Hasta aquí las razones que el Obispo aduce en sus pastorales para tratar las cuestiones sociales.

2O.- La metodología utilizada por Pildáin en sus pastorales.

Los límites de una ponencia no nos lo permiten pero es muy interesante detenerse a ver la peculiaridad del método que utiliza al exponer la doctrina en sus pastorales. Digamos siquiera una palabra del mismo.

Pildáin emplea el método activo del ver, juzgar y actuar al concebir sus documentos sociales. Se pregunta en primer lugar ¿qué es lo que ocurre?, ¿por qué ocurre esto? El mismo Obispo tiene un fichero de familias, pobres, para- dos, enfermos; y, por ejemplo, en la pastoral de 1943, "Dos graves y urgentes problemas de justicia: los obreros sin trabajo y los jornales insuficientes", aporta 13 casos copiados de sus ficheros, en un estilo muy directo y en ocasiones muy crudo.

Luego se pregunta ¿quiere Dios esto? ¿cuáles son los principios por los que hemos de revisar esta situación? Y finalmente: ¿qué hacer ante esta situa- ción? (45).

Utiliza un lenguaje expresivo y directo. Se ayuda de modos y expresio- nes propios de los canarios, como por ejemplo: habla del gofio canario, del potaje canario, de Padre Dios "como le llamáis tan hermosamente los cana- rios'', de la guagua (46). Emplea técnicas de diálogo y ejemplos muy al alcance

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de todos. Con cierta propensión a hablar al corazón y a argumentar desde los sentimientos, intercalando con frecuencia la figura de la madre @').

Otras veces utiliza el método de lanzar unas preguntas que impacten y hagan pensar

Esta metodología suele ser empleada por el prelado de Canarias en sus Pastorales, partiendo siempre de datos y hechos concretos, para ir luego a los principios de la Doctrina Social y descender posteriormente a las aplicaciones y soluciones que va estimando oportunas en cada caso.

3".- Los problemas que estudian las Pastorales Sociales.

En su tercera pastoral social: "Lo que la Iglesia Católica y la justicia social exigen para la familia obrera", el Obispo afronta los principales proble- mas. Estos son: los salarios, los precios, la vivienda, la instrucción y educa- ción, los seguros de enfermedad y vejez que junto con el del paro (en la prime- ra carta) y el comunismo (segunda carta), y el problema del estraperlo, al que dedicará una pastoral en septiembre del 46, constituyen el núcleo de problemas que Pildáin estudia en su magisterio social.

Esta tercera carta pastoral la considera muy importante, y asi la manda- rá leer todos los años en las Iglesias, como consta en la constitución 181 del Sínodo Diocesano.

En ella desarrolla, con amplitud los cinco puntos que en la carta ante- rior estableció como el mínimo que se requiere para vivir el catolicismo pleno. Los títulos y los temas son los siguientes:

-"Un salario que asegure la existencia de la familia y sea tal que haga posible a los padres el cumplimiento de su deber natural de criar una prole sa- namente alimentada y vestida".

>'Que los artículos de primera necesidad puedan comprarse a precios no exagerados".

-"Una vivienda digna de personas humanas". >'La posibilidad de procurar a los hijos una suficiente instrucción y

una educación convenientes". >'La posibilidad de adoptar providencias para los tiempos de estrechez,

enfermedad y vejez" (49). -

(47) Vid.: entre otros PS., 23. 30-32. 34. 116. 160s. 256. 273s. (48) Vid.: PS., 91s. (49) Cfr. PS., 169. 177. 181. 189. 201.

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EL PARO LABORAL. El ~bispol lama a la solución de ese problema sangrante, basándose en que el paro es diametralmente opuesto al punto fun- damental de la cuestión social que dice asi:

"Principio fundamental de la cuestión social es que los bienes, crea- dos por Dios para todos los hombres, deben llegar equitativamente a todos, según las normas de justicia y caridad"

Segun esto, y para que nadie se atemorice de las consecuencias del prin- cipio fundamental, cita el célebre articulo de Santo Tomás (2" 2ae q66) en que se afirma: "las cosas que algunos tienen sobreabundantemente, se deben, por derecho natural, al sustento de los pobres" Doctrina que se expresa en la máxima: "En caso de extrema necesidad todos los bienes son comunes". Y que no constituye subversivas novedades doctrinales, dirá el Obispo, ya que "los principios de la Iglesia, aún los de la cuestión obrera no son de hoy. Los ha formulado y enseñado hace mucho tiempo, con toda precisión y sin equivoca- ción posible" (52).

Y frente al problema, el Obispo indica que la solución le corresponde a los pudientes y al Estado. En la carta de 1947 será con una frase del propio Jefe del Estado con la que argumente. Hablando del contenido de la Patria, de la defensa y bienestar de la misma y de que hay que hacer lo que sea necesa- rio cuando lo que está en peligro es la vida o el bienestar de nuestros semejan- tes, Franco dijo: "El Estado tiene el deber de emplear todos los medios para la solución del paro obrero" (53).

En julio del 45 publica otra pastoral con el titulo "El Paro y la Guerra. Dos problemas vitandos". En ella conecta los dos fenómenos, y hace una ex- posición a base de datos y detalles de los gastos bélicos. Destaca lo vergonzoso de los paises, que son tan avaros y mezquinos para procurar trabajo, y tan pró- digos a la hora de invertir en la guerra.

Defiende el "desarme" en consonancia con la Santa Sede, y apela para que se creen en el pueblo garantías. Expresa que la mente de la Iglesia es, me- nos guerras y más bienestar. Restringir los excesivos gastos y hacer, en definiti- va: "guerra a la guerra" (j4).

(SO) Pío XII, "Sertum Laetitiae': 2, citado en PS., 247. (51) PS., 259. (52) PS., 259s. (53) PS., 275s. (54) Separata BOOC, julio 1945, 1-26 (4s. 14. 20. 22s.).

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90 SEGUNDO DIAZ S * N T ~ A

Hay que destacar que ni esta pastoral ni las otras que han tratado el te- ma se publican o son reseñadas en la prensa local.

LOS SALARIOS. El tema de los salarios ha ido evolucionando, como es lógico, dentro del proceso de la propia Doctrina Social de la Iglesia.

En sus pastorales, monseñor Pildáin repite la doctrina de los Pontífices en el alcance que la misma tiene hasta Pío XII, puesto que cuando el Obispo escribe sus enseñanzas aún no se ha publicado la "Mater et Magistra"

Apunta y denuncia las "conductas lamentables": salarios de hambre, emplear mujeres sin otra mira que el lucro al asignarles jornales más bajos, explotación de los obreros, etc

Indicará lo que entiende por salario justo, y su diferenciación con el de- nominado salario legal. Sus palabras son:

"La fijación legal por el Estado de un tipo de salario mínimo, en el caso de que éste resulte insuficiente, no excusa a nadie -que pueda hacerlo- de la obligación de ley divina de abonar el salario justo, a saber, el suficiente para cubrir las necesidades del obrero"

En la tercera pastoral de junio del 45, el Obispo habla del salario vital, citando la definición que del mismo da el Código Social de Malinas:

"el que comprende la subsistencia del trabajador y su familia, y el se- guro contra los riesgos de accidente y enfermedad, vejez y paro, es el salario mínimo debido en justicia por el patrono"

Como conclusión afirmará que:

"en la fijación de aquél (el salario), el patrono no debe atender tan sólo a la justicia conmutativa" ... "existe la justicia social, que impone también deberes a los que ni patronos ni obreros se pueden sus- traer'* ('*).

LOS PRECIOS Y EL ESTRAPERLO. Como ya vimos anteriormente, en estos años difíciles, una de las lacras que hizo su aparición fue el mercado negro o estraperlo. Ante esta situación el Obispo en su pastoral arremete con- tra los explotadores de la miseria de sus hermanos con "tremendas y flagela- doras frases del Papa". Estas son algunas de sus palabras: -

(55) PS., 81-89. 179-176. (56) PS., 283s. (57) PS., 170. (58) PS., 175.

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EL MAOISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSENOR PILDAIN Y ZAPIAIN 91

"No se cuente ninguno de vosotros entre el número de aquellos que, en la inmensa calamidad en que hoy ha caído la familia humana, no ven más que una ocasión propicia para enriquecerse deshonestamen- te, explotando la necesidad y miseria de sus hermanos, alzando inde- finidamente los precios para procurarse ganancias escandalosas". "Mirad sus manos: están manchadas con sangre, con la sangre de las viudas y de los huérfanos; con la sangre de los niños y de los adoles- centes':.. "Esta sangre como la de Abel, clama al cielo contra los nue- vos caínes. Sobre sus manos queda la mancha indeleble, como en el fondo de sus conciencias queda imperdonable el delito, hasta que lo hayan reconocido, llorado, expiado y resarcido en la medida en que se puede reparar un mal tan grande" (59).

A este tema concreto dedicará en septiembre del 46 una pastoral: '%te el gravísimo problema de la carestía de la vida. Tres deberes fundamentales". Será la única carta pastoral de este período que encuentra eco en la prensa ca- naria (6Q.

En este documento el Obispo, después de constatar el problema y desta- car su gravedad, recuerda tres deberes fundamentales:

a) "El deber de condenar a los nuevos Caines", los estraperlistas @').

b) "El deber de atajar el funcionarismo y la inflacción" ('j2).

c) "El deber de extirpar los lujos y el despilfarro" ('j3).

VIVIENDA. Desde La doctrina pontificia de la "Casti Connubii", ve cómo la falta de vivienda digna es un foco de corrupción, al carecer de las ele- mentales condiciones materiales que exige la guarda de la moralidad.

No aporta cifras concretas sobre la realidad de esa carencia en Las Pal- mas, pero sí se refiere a casos concretos y conocidos. Al hacerlo señala cómo no considera tan sólo a las cuevas "del ~rovecho", del "Barranquillo de Don Zoilo", o las de "Escaleritas", sino también a las "casas de buen aspecto exte- rior en que viven muchedumbres de obreros, así como modestos empleados de las grandes poblaciones, como ésta de Las Palmas, con viviendas que no cons- tan sino de cocina y otra única habitación en que duerme toda la familia". -

(59) PS., 179s. (60) "FALANGE", viernes 11 de octubre de 1946, 1. (61) PS.. 221s. (6zj PS.; 227.229. (63) PS., 229-233.

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92 SECUNDO DIAZ SANTANA

La Iglesia exige que se provea a cada familia de una vivienda digna de personas humanas. Finalmente estudia las consecuencias desde el punto de vis- ta higiénico y desde el punto de vista moral ("1.

INSTRUCCION Y EDUCACION. Ya se dejó dicho en el apunte de la situación, que los índices de analfabetismo en Canarias eran muy elevados.

El afirma cómo los problemas influyen unos en otros. Precisamente por la penuria y necesidad tan grande que tienen las familias, muchas de las cuales no pueden vestir ni calzar a sus niños, éstos se ven impedidos para asistir a las escuelas. De este modo cunde el analfabetismo y la falta de instrucción. Esto por lo que se refiere a la educación primaria. Luego indica el Prelado que el abandono de los chicos en la época post-escolar es causa de muchos males. El llega a ver en eso una de las causas de los incendios de los templos y los asesinatos de sacerdotes durante la "última satánica revolución española".

Por último h?bla de que los hijos de obreros particularmente dotados han de poder llegar a carreras universitarias. Afirma que esto lo exigen el bien familiar y el bien de la sociedad. Termina declarando lo que llama "la gran ignominia de los Estados modernos", que, mientras sus colegios, institutos y universidades están poblados de alumnos de las clases más o menos acomoda- das, los hijos de los pobres sean la excepción. Y muchos centros repletos de medianias, entreveradas de incapacidades, mientras en los hogares obreros se desperdician no pocos talentos, porque no se procuran los medios para hacer posible la entrada de sus hijos en la universidad (65).

SEGUROS DE ENFERMEDAD Y VEJEZ. En la pastoral queda pa- tente que el problema más pavoroso no es el trabajo. Es después, el mañana, la inseguridad. El horizonte aparece oscuro y sin saber por dónde podrán ir las cosas. La enfermedad está acechando y el despido y la vejez están ahí.

Para hacer frente a esto, la doctrina episcopal, sobre la del patrón de un discurso de Pío XII que alimenta toda su exposición, aboga por el paso de los seguros sociales individuales a los seguros totales y familiares. Las palabras del Obispo son éstas:

"Lo que la Iglesia propone es que el trabajador y su familia queden cubiertos de todos esos riesgos y durante todo el curso de la vida hu- mana en condiciones dignas de seres humanos".

(64) PS., 181-187. (65) PS., 189-199.

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EL MAGISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSENOR PlLDAlN Y ZAPIAIN 93

Es decir, que los subsidios

"equivalgan al salario suficiente que hubiere ganado el padre de fa- milia si hubiese continuado trabajando. De lo cual se deduce que la Iglesia exige unos seguros sociales mucho más amplios y cumplidos que los actuales" (66).

4".- Tres advertencias al final de las pastorales de este período.

Todo el proceso de iluminación doctrinal llevado a cabo por el Doctor Pildáin en sus pastorales sociales de los años 40 culmina con tres consejos o advertencias finales, que formula en la última de aquéllas.

a) La primera advertencia la formula de este modo: "Guardáos de esti- mar y distinguir, como si fueran católicos beneméritos, a aquellos que no prac- tican la Doctrina Social Católica" (67J. Estos son los que hacen que las masas obreras se aparten de la Iglesia.

b) No calificar de ejemplares realizaciones de la Doctrina Social Católi- ca a aquellas en que no se llega a practicar el punto fundamental de la cuestión social (68).

C) La tercera advertencia la formula textualmente asi: "Guardáos de con- siderar como auténticos representantes de la moral católica a aquellos moralis- tas que silencien casi todos los deberes de justicia social promulgados por los Papas" (69J. Citando palabras de Pío XI, advierte que es deplorable el desdo- blamiento de conciencia que supone el modo de proceder de los católicos cum- plidores de deberes religiosos, pero nulos en el sentido social. Y muchas veces debido a la ignorancia de la Doctrina Social de la Iglesia, que hasta los mismos sacerdotes, tan inconscientemente como sistemáticamente, silencian (70).

C ) E1 Sínodo Diocesano. Su dimensión social (7LJ

El Sínodo Diocesano convocado en septiembre de 1945, se celebró des- pués de varios aplazamientos, en los días del 25 al 28 de febrero de 1947.

Fue el sexto Sínodo que se celebra en la Diócesis (72).

(66) PS., 201-206. (67) PS., 289-292. (68) PS., 293s. (69) PS., 295-297. (70) Cfr. PS., 296. (71) SINODO DIOCESANO DEL OBISPADO DE CANARIAS, Imprenta del Obispado, Las

Palmas de Gran Canaria, 1947. (72) Ibidem XL.

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94 SECUNDO DIAZ SANTANA

Las Constituciones fueron redactadas íntegramente por el propio Obis- po, recogiendo las distintas observaciones de las Comisiones y Centros de Con- ferencias y de algunos sacerdotes en particular (13).

De las 610 Constituciones recogidas en sus 11 libros nosotros nos fijare- mos sólo en las que hacen referencia a la Doctrina Social.

En la sesión del 26 de febrero, a propósito de la intervención de un se- ñor sinodal que planteó una cuestión de moral, el Obispo toma la palabra y tiene una amplia disertación en la que expone y denuncia la actitud de los sa- cerdotes que sistemáticamente silencian la Doctrina Social y hacen el vacío a las cartas pastorales de los Obispos.

La razón de esta actitud la encuentra el Prelado en los autores de moral que se manejan. Estos, en sus manuales, analizan con precisión cada uno de los deberes y obligaciones de cada estado, "por ejemplo si el de quien se muer- de y traga un fragmentito de uña, o, por aspiración involuntaria, ingurgita un mosquito, infringe o no el ayuno eucarístico" y al propio tiempo apenas se le dedica en sus mismos manuales dos líneas a los deberes de justicia social, que los Papas y Obispos no cesan de inculcar (74). Tema de la tercera advertencia que hace al final de la pastoral de ese mismo año, como ya vimos más arriba.

A la cuestión de la Doctrina Social el Sínodo dedica el Tercer libro, que comprende las constituciones que van desde la 178 a la 203. Hay que observar, que aún cuando el título del libro es "De la Caridad", comienza tratando de la Doctrina Social de la Iglesia y de los deberes de justicia ("l.

En el capitulo V, constitución 186, queda justificada esta forma de pro- ceder en el siguiente texto:

"Hemos empezado por consignar los deberes de justicia en este Ter- cer libro de las Constituciones Sinodales que trata de la Caridad, por- que la Caridad, constituye la plenitud de la Ley, pero la Caridad nun- ca será verdadera Caridad si no tiene siempre en cuenta la justi- cia" (76).

Prácticamente en todo el libro se hace un resumen de la doctrina ex- puesta en las cartas pastorales. Plantea todos los temas fundamentales que ha tratado en aquellas, transcribiendo literalmente los textos oportunos en cada -

(73) Ibidem lX. (74) Ibidnn XXVs. (75) Ibidem, Libro 111, Cap. 1. Conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia", 57 (76) Ibidem, Const. 186, 62.

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EL MAGISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSENOR PlLDAlN Y ZAPlAlN 95

caso. Sólo en el capítulo IV aparece una constitución que podemos decir es doctrina nueva. Se trata de la constitución 185.

El tema de este capitulo 1V formado por la constitución 185 es, según indica su titulo: "Deberes de los obreros". En el desarrollo del texto se habla del deber de los obreros de "poner de su parte integra y fielmente el trabajo que libre y equitativamente se ha contratado" para no defraudar a los patro- nos. De la falta contra la virtud de la piedad de los obreros que malgastan en bebidas y vicios el jornal que necesitan los suyos para comer y vestirse. Y tam- bién se hace una llamada para que los ohreros católicos trabajen y se esfuercen en una labor de apostolado por hacer que sus compañeros del trabajo alejados de Dios retornen a la Iglesia. El párrafo cuarto es una transcripción de la pas- toral sobre el Comunismo al hablar de los obreros ("1.

En este sentido, cuando el Sínodo dedica el libro IX a la Acción Católi- ca, después de analizar los diferentes tipos de apostolado, consagra su atención en el capitulo VI al "Apostolado Obrero". Se aboga por la atención espiritual de la clase trabajadora mediante instrucciones religiosas y retiros obreros, y se hace una recomendación en la constitución 548, que era algo muy interesante en aquellos momentos de la Acción Católica especializada. Se trata del aposto- lado del obrero por el obrero. "Que sean los mismos obreros -dice la constitu- ción- los que ejerciten el apostolado de la A.C. en los medios obreros, de tal manera que se consiga la salvación del obrero por medio del obrero" (78).

En la constitución 181 se ordena la lectura anual de la carta pastoral: "Lo que la Iglesia Católica y la justicia social exigen para la familia obrera".

En la 182 se insta a los agentes de la pastoral a exponer en la predica- ción la Doctrina Social de la Iglesia, y esto realizarlo "tras concienzuda prepa- ración y con justa precisión de ideas y frases" (79).

Por último destaquemos, fuera del libro 111, la llamada que se hace a los seglares de Acción Católica, en el libro IX, para que actúen decididamente de modo que la legislación estatal, en lo que concierne a la moralidad, la santi- ficación de las fiestas y la justicia social, se ponga en práctica Con esto queda cubierto el segundo periodo de esta época del obispado de Monseñor Pildáin en cuanto a doctrina social se refiere. -

(77) Ibidem, C o n s t . 185, 61s. (78) Ibidem, C o n s t . 548, 180, (79) Ibidem, C o n s t . 182, 58. (80) Ibidem, C o n s t . 571, 187.

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96 SEGUNDO DIAZ SANTANA

IIL- TERCER PERIODO: 1950-1966. CAMBIO DE TONO EN EL MAGIS- TERIO EPISCOPAL. DOS EXCEPCIONES.

El tercer periodo de esta época de la historia de la Iglesia en Canarias lo ocupan los años que van de 1950 a 1966.

Lo vamos a dividir en los siguientes apartados:

A) El entorno socioeconómico. La situación de la Iglesia. B) El tono de los documentos y el contraste con el periodo anterior. C) Dos excepciones: la Pastoral sobre Sindicatos (1954) y la Pastoral so-

bre la Ley de Prensa (1964). D) Otras referencias en linea social. E) Las intervenciones de Pildáin en el Concilio Vaticano 11. ,

A) El entorno socioeconómico. La situación de la Iglesia.

A partir de la crítica situación con que comienza la década de los cin- cuenta, y que provoca en 1951 un cambio de gobierno de tendencia más liberal, se van a ir dando pasos por el camino de la estabilización. En este sentido he- mos de valorar lo que supuso el cambio de actitud de los EE.UU. hacia Espa- fia, materializado en los acuerdos de 1953. Por otro lado hay que reseñar la beneficiosa ayuda que llevó aparejado el concordato con la Santa Sede de ese mismo año. Tras el despegue inicial (1951-54), y después de Los primeros efectos del apoyo americano, sigue en alza el proceso inflacionista que alcanza su cota más alta en 1956.

La situación de la Balanza se hace insostenible. En particular por lo que se refiere a Canarias, la balanza comercial tiene un déficit constante a partir de 1957

Por lo que se refiere al tema de la emigración hemos de decir que en Canarias es fuerte hasta finales de los cincuenta. El destino normal era Vene- zuela. Para el período 50-56, la emigración estimada era de 46.000 personas, según datos de Perspectiva de la Economía Canaria del Consejo Económico de la Organización Sindical (1957) ("l.

En los años sesenta España entra en la "etapa del desarrollo". En Ca- narias será el turismo el que suponga el empujón fuerte en el crecimiento eco- -

(81) Cfr. O. BERGASA y A. GONZALEZ VIEITEZ, "Desarrollo y subdesarrollo en la econo- mía canaria", Guadiana. Madrid, 1969, 36.

(82) Citado por 0. BERGASA ..., O.C. 64.

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EL MAOISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSENOR PlLDAlN Y ZAPIALN 97

nómico. Como indicativo podemos ver el aumento que experimenta el turismo entre los años 1958 y 1966:

Esto lleva consigo, como es lógico, un aumento en la población activa laboral, en el campo de la construcción y el de los servicios. Se produce una transformación social de la población, con un gran movimiento migratorio que prácticamente va dejando deshabitados los pueblos y surgen nuevos núcleos de población junto a las zonas turísticas. La sociedad canaria va cambiando, adoptando nuevas pautas de comportamiento y transformando su jerarquía de valores tradicionales.

La situación de la Iglesia. En este periodo la Iglesia en Canarias se man- tiene en situación de cristiandad. Como dice A.L. Orensanz en su libro "Reli- giosidad popular española" (1940-1965):

"al comienzo de los años cincuenta se produce un viraje en amplios estratos de la vida española ..., el catolicismo popular va a adquirir una nueva modulación, al menos en grandes capas. De la religiosidad 'total' se pasará a la 'personal', merced al desarrollo de movimientos de re- novación''

El cambio eclesial va a ser un cambio pausado y lento. Sólo después del concilio se apreciará una transformación de cambio de mentalidad, o, como dice Alvarez Bolado, la Iglesia comenzará a aceptar los valores de la moderni- dad (84). Durante este periodo aún perduran los elementos que caracterizan a una Iglesia en estado de cristiandad.

B) El tono de los documentos y e1 contraste con el período anterior.

Los documentos episcopales de este período se sitúan en la misma lon- gitud de onda en que se han movido los demás obispos españoles desde los años anteriores. Es decir se suceden en estos años los escritos sobre: Fiestas cristianas y bailes modernos, deshonestidad en las playas y en las modas, el carnaval, las inmoralidades, etc. -

(83) A.L. ORENSANZ, "Religiosidad popular espanola 1940-1965': M. 1974, 23. (84) A. ALVAREZ BOLADO, "El experimento del nacional-catolicismo 1939-1975': Madrid

1976. 218.

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98 SEGUNDO DlAL SANTANA

Es más, se observa que ahora, cuando parece que frente al mutismo ge- neral de los años 40, donde Pildáin fue una excepción (85), la sensibilidad so- cial del episcopado se despierta y comienza a dirigirse hacia esas cuestiones, en el Obispo de Canarias se amortigua el impulso de entonces. Si exceptuamos la pastoral de Sindicatos, verdadera singularidad en este período, y las cartas sobre las emisoras de la Iglesia y la Ley de Prensa, no hay documento de esta índole en estos 15 años de la Iglesia en Canarias.

Pero además tenemos que constatar que tampoco aparecen publicadas en el Boletín oficial del Obispado las Pastorales colectivas que, sobre cuestión social publican en estos años los Metropolitanos. Son cuatro y de ninguna de ellas se tiene noticia en el Boletin oficial cE6). Cuando se cita un documento de los Arzobispos será sobre el tema de la inmoralidad. Así en julio de 1957: "La inmoralidad pública en nuestra Patria. Lo más importante del Documento de los 12 Arzobispos Españoles" ("1.

De este modo podemos decir que hay un contraste con el periodo ante- rior. Unos años antes, frente a la dura realidad social de su Diócesis, el Obispo salía al paso con su valiente magisterio social. Ahora, cuando la situación socio- económica se hace insostenible, no hay ningún documento. O mejor, es otro tipo de documento el que centra la atención episcopal. En este mismo año de 1956 se publica una carta "Contra las indecencias veraniegas" (88).

Igualmente podemos decir en relación con los problemas de la emigra- ción y del turismo. Por lo que se refiere a &te último, si aborda el tema, pero fundamentalmente desde la perspectiva de la moralidad. Así en 1960, con mo- tivo de haber tenido que ir a la Audiencia como testigo de la defensa, por un caso de inmoralidad, hace pública una Pastoral donde habla del turismo en un apartado. Pero el enfoque que da al tema en este documento, se centra en la inmoralidad que se da en las playas por mor del turismo "bajo, grosero, inele- gante y procaz", y asi titula la pastoral: "La pública inmoralidad en Las Pal- mas>' (89).

En 1964, pronunciará tres conferencias, a través de los micrófonos de Radio Catedral, cuyos títulos son: la. El turismo y las playas, 2=. El turismo

Cfr. E. MARTINEZ LOZANO, "La Iglesia ante la revolución socioeconómica': en AAVV. "Iglesia y sociedad en España 1939-1975': M . 1976, 184. Vid.: DOCUMENTOS COLECTIVOS DEL EPISCOPADO ESPAÑOL, 1870-1974, M. 1974, 275ss, 291ss, 330ss, 349s. BOOC, julio 1957. BOOC, junio 1956. BOOC, julio 1960.

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EL MAGISTERIO SOCIAL DEL EPlSCOPADG DE MONSEÑOR PILDAIN Y ZAPlAlN 99

y las divisas, 3a. El turismo y los escándalos. Sus textos constituyen el de una pastoral del 18 de febrero de ese mismo año, y que publica en el Boletín ecle- siástico en el mes de marzo: "El Turismo y lasplayas, las divisas y los escánda- los" (90).

En este documento contempla el turismo y lo analiza bajo el signo de la inmoralidad y de los "espectáculos denigrantes y escandalosos".

Bien es verdad que en el capitulo segundo, que dedica al turismo y las divisas, lanza la pregunta de a quiénes llegan las divisas del turismo, para ob- servar que no precisamente a los obreros. Sus palabras son éstas:

"Porque yo quisiera irles preguntando, uno por uno a todos los veci- nos, desde San Cristóbal hasta la Isleta, y desde San José hasta Gua- narteme, cuántos y cuáles han sido los beneficios contantes y sonan- tes, que a cada uno de ellos les ha reportado la tan cacareada afluen- cia del turismo a nuestra capital, sobre todo a los que viven exclusiva- mente de un sueldo o de un salario, esto es, a los empleados y a los obreros, que son los que constituyen la inmensa mayoría de los veci- nos de la misma".

"Yo quisiera preguntarles si el turismo les ha reportado beneficios en cantidad suficiente para compensar, al menos, la enorme carestía de las subsistencias, que el turismo de divisas fuertes produce siempre en los pueblos de moneda débil, y de más bajo nivel de vida".

"No tenéis sino que ver los precios que han alcanzado los elemen- tos indispensables para confeccionar, no un plato excepcional, sino el simple, básico y austerísimo potaje canario" (91).

En seguida pasa al enfoque de la moralidad y la decencia. El deja bien claro que no es contrario al turismo, pero al turismo decente. En este sentido da una consigna que, según él, habría que colocar en las fronteras:

"No hay divisas en el mundo suficientes para comprar la altivez, la moralidad y el decoro de España" (92).

Por último, indiquemos que sobre el tema de las huelgas, que comien- zan a ser más frecuentes a mediados de los 50, tampoco encontramos magiste- rio episcopal. En los documentos sociales de Pildáin la huelga sólo aparece dos veces: en la pastoral de septiembre de 1947 (período anterior), y como parte

(90) BOOC, marro 1964. (91) BOOC, marzo 1964, 17s. (92) Ibidern, 23.

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del título de una conferencia que pronuncia en 1965, ya en la última etapa con- ciliar (y3).

C) Dos ewcepciones: la pastoral sobre Sindicatos y la pastoral sobre la Ley de Prensa.

En España se había institucionalizado el sindicalismo vertical mediante la Ley de Bases de la Organización Sindical de seis de diciembre de 1940. Los apologistas del régimen presentaban el sindicalismo vertical, como la realiza- ción más perfecta de la doctrina corporativa.

En 1945, el Gobierno pide a la Iglesia asesores religiosos para la Organi- zación Sindical. Se consulta a la Santa Sede y después de una respuesta afirma- tiva, nacen la Asesoría Eclesiástica Nacional de Sindicatos y las Asesorías Pro- vinciales (94).

El Episcopado, a través de algunas de sus más destacadas personalida- des, proclama la inspiración cristiana del sindicalismo vertical, contrapesando así, las posturas criticas que aparecían por entonces en la acción católica obrera.

Aparece la figura del P. Brugarola S.J. que desde la Asesoría Nacional, será el que amplíe y sistematice la justificación teológica del sindicalismo verti- cal. En la apertura del año académico 1954-55 del Instituto Social León XIII, el P. Brugarola tuvo un discurso titulado: "El sindicalismo actual y la Doctri- na Social dela Iglesia". A propósito de esta intervención se habló en las Dióce- sis españolas de la catolicidad de los sindicatos españoles. Es entonces cuando Monseñor Pildáin se siente obligado a intervenir haciendo un análisis en pro- fundidad que toca el fondo de la cuestión, poniendo en tela de juicio el mismo ser de la Organización Sindical Española. Así surge la carta pastoral: "El siste- ma Sindical vigente en España ¿está, o no, conforme con la Doctrina Social de la Iglesia?" (95) .

El Obispo se siente obligado a intervenir, porque incluso ya se argumen- taba en pro de la mencionada tesis por "el silencio de la jerarquía eclesiástica" y, además, "dada la innegable aversión que, en no pequeños sectores laborales, existe hacia los actuales sindicatos españoles" (96'.

El P. Brugarola en su trabajo, sin negar el carácter vertical del sindica- lismo español, declara una serie de defectos que él ve en el Sistema, realizando -

(93) "Los obreros, los sindicatos y las huelgas': BOOC, febrero 1965. (94) Cfr. R. BELDA, "La Iglesia y el sindicaljsmo vertical" en "Iglesia y sociedad en Espa-

ña':.., 219. (95) BOOC, noviembre 1954, 65-76. (96) Ibidem, 65.

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lo que podríamos denominar una critica desde dentro. Pildain tomando literal- mente los defectos y razones aducidas por aquél, termina preguntándose:

"¿Puede con verdad hablarse de la catolicidad de un sistema sindical que no se conforma con la Doctrina Social de la Iglesia; que adolece de una impregnación de tendencia marxista; que trunca la tendencia de una recta evolución de las funciones sindicales; que no reconoce sus derechos legítimos a los sindicados ni su función específica a los sindicatos, y que es incapaz de conducir a una paz auténtica, a una efectiva concordia y colaboración a las diversas clases de la socie- dad?" (...) "¿Puede, por consiguiente, adjudicarse a unos organismos privados de este su fin eiencial, de esta su función propia, no ya el calificativo de católicos, sino la denominación misma de sindica- tos?" (97).

Ante esta pregunta-acusación, tan radical, hecha desde una instancia epis- copal, lógicamente los medios oficiales acusaron el impacto de la pastoral del obispo de Las Palmas. El Gobierno protesta ante el Vaticano. El Vaticano indi- ca a Monseñor Pildáin, a través del Nuncio, que en adelante, al publicar pasto- rales que afectan directamente a la situación religiosa y social de toda la na- ción, consulte previamente con el Cardenal Primado (98).

La prensa de Las Palmas silencia también la carta pastoral y sin embar- go se publica integra la conferencia que pronunció en Segovia el P. Brugarola, el 12 de febrero de 1955. El titular de los tres periódicos se destaca de forma considerable: "Sobre la Catolicidad del Sindicalismo Español" (99).

El Obispo con su intervención habia puesto en evidencia el Sistema que, por otro lado, se habia pretendido justificar teológicamente.

La Pastoral sobre la Ley de Prensa.

La Ley de Prensa llegará en 1966 con Manuel Fraga de Ministro. Pero, propósito de unos rumores de que su aprobación iba a se: inmediata, el Obis-

po dirige una carta pastoral para "recordar sencillamente la doctrina católica sobre esta materia" ('O0). La carta se titula: "Los derechos de la Iglesia y de to- do hombre ante la Ley de Prensa"; su fecha: mayo de 1964. -

(97) Ibidmi, 73s. (98) R. BELDA. or. 225. i99j "FALANGÉ': 24 de marzo de 1955; "LA PROVINCIA", 25.26.27.29 de marzo de 1955;

"DIARIO DE LAS PALMAS', 24. 25. 26 28 de marzo de 1955. (100) BOOC, mayo 1964, 1-28.

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102 SEGUNDO DlAZ SANTANA

El documento consta de cuatro capítulos. En el primero habla de "Los derechos de la Iglesia en materia de Prensa". El segundo lo dedica a "Los dere- chos de todo hombre en la Ley de Prensa" y los enuncia asi: "Derecho a una infirmación objetiva"; "Derecho a no ser infamado"; "Derecho a defender los propios derechos. Incluso los derechos políticos y sociales" l1O').

En el capítulo tercero presta particular atención a los derechos "relativos a dos categorías de seres humanos, de los más injustamente tratados, en casi todas las partes del mundo, en los tiempos modernos. Nos referimos a las muche- dumbres inmensas de indigentes y a las minorías étnicas", dice el Obispo ('OZ).

En cuanto a la primera categoría hace suyas unas palabras de Pío XII, que describen la tragedia que supone la falta de vivienda y el hambre en el mun- do, y pasa a preguntarse:

''¿Qué ha hecho la Iglesia ante tamañas tragedias?". Frente al proble- ma "¿Cómo ha reaccionado la Prensa ante el mismo?. En verdad que las generaciones futuras -contesta el Obispo- tendrán que hacer un esfuerzo, realmente violento, para poder creer que, en general, la Prensa, ;la Prensa muy siglo XX!, no les prestaba a esos problemas, ni la mi- lésima parte de la atención que le dedicaba a las 'Cotizaciones de la Bolsa', que no les concedía ni la diezmillonésima parte siquiera del es- pacio que tan generosamente cedía a los deportes" (lo').

La segunda categoría la ocupan las minorías étnicas. Recuerda la doc- trina de la "Pacem in Terris" de Juan XXIII, que afirma que "todo cuanto se haga para reprimir la vitalidad y el desarrollo de tales minorías étnicas viola gravemente los derechos de la justicia", y el Obispo aboga y tiene la esperanza de que en la nueva Ley de Prensa quede consignado "el derecho que a estas minorías asiste de servirse de la Prensa, en todas sus formas, de revistas, dia- rios, etc., en su propia lengua, lengua materna, no menos digna de amor, vene- ración y cultivo que las demás" ('O4). Leyendo el énfasis de estas palabras no podemos olvidar que el Obispo de Canarias nace en Lezo, Guipúzcoa.

Termina su carta pastoral con el capítulo que titula de esta manera: "De- rechos que no son derechos sino libertinajes de los criminales de la pluma", y comienza asi:

(101) Ibidem, 9-llss. (102) Ibidem, 13. (103) Ibidem, 15s. (104) Ibidem, 17s.

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EL MAGISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSENOR PlLDAlN Y ZAPlAlN 103

"Criminales de la pluma hemos dicho, porque así como hay crimina- les del puñal, del revólver y de la bomba, así, los hay también de la pluma, que son los más hondamente perniciosos" ('O5).

D) Otras referencias en línea social.

Aunque hemos afirmado que en este tercer período del episcopado de Pildáin se produce menos magisterio social, y se amortigua un tanto en rela- ción con el período anterior, sin embargo no desaparece su preocupación e im- pulso social. Lo que ocurre es que otras cuestiones ocupan el primer lugar.

Aparte de las dos cartas que hemos visto en el apartado anterior, hay que señalar, durante esta Última etapa de la Doctrina Social de la Iglesia en Canarias, una serie de referencias que nos muestran claramente el talante y la honda preocupación del Obispo de las Pastorales Sociales.

la.- Una carta sobre "El divino e intangible derecho de la Iglesia a sus emisoras de radio" (Io6).

El Obispo partiendo de los derechos iualienables de la Iglesia en cuanto sociedad perfecta, que había enseñado ya desde la Instrucción pastoral de 1939 sobre los "Derechos de la Iglesia", aplica esa doctrina al derecho a tener emi- soras propias. De su carta entresacamos una afirmación y la advertencia final:

"El derecho de la Iglesia a tener emisoras propias e independientes es tan fundamental, tan pleno, tan insuhordinable y soberano que, aún en la hipótesis de que, por lo que fuere, no hubiese ni pudiese haber en una nación sino una única Emisora, tendría la Iglesia a ella un de- recho preferente y prevalente al del Estado".

La advertencia:

"Y advertimos solemnemente, desde ahora, que si -lo que no cree- mos- se llegase a cortar el fluido eléctrico a nuestra emisora diocesa- na, haríamos caer públicamente las correspondientes penas canóni- cas, a que alcanza nuestro poder episcopal, no sobre los directores, ni obreros de la central eléctrica, que lo ejecutasen, sino sobre aque- llos que se lo ordenasen" ('O7).

- (105) Ibidem, 19s. (106) BOOC, noviembre 1954, 41. 44. (107) BOOC, noviembre 1954, 43s.

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104 SECUNDO D ~ A L SANTANA

2a.- Conferencias en el homenaje a S.S. Juan XXIII.

Cuando en el año 1961 el Papa Juan XXIII cumplió los 80 años se le tributó un homenaje. El Obispo con este motivo pronuncia una serie de seis conferencias a través de Radio Catedral, del 20 al 25 de noviembre y se retrans- miten a las 8 y a las 10 de la noche. Solamente conocemos los títulos de las mismas que resultan suficientemente indicativos:

Día 20: "Enormes e injustas desigualdades sociales". Día 21: "Solución comunista: No más propietarios, sino todos proletarios". Día 22: "Solución católica: No más proletarios, sino todos propietarios". Día 23: "Salarios dignos y participación en las empresas". Día 24: "Jornaleros, aparceros y sus viviendas". Día 25: "La santificación de las fiestas" (lo*).

3a.- Nota con motivo de la convocación del Concilio.

El concilio ha sido convocado y el Obispo envía a sus diocesanos una nota en la que transcribe párrafos de la Constitución Apostólica de Juan XXIII convocando el Vaticano 11. Entre otros escoge Monseñor Pildain el siguiente párrafo:

"Aún no persiguiendo finalidades directamente terrenas, la Iglesia, sin embargo, no puede desinteresarse, en su caminar, de los problemas y de los trabajos de aquí abajo. Sabe cuánto contribuyen al bien del al- ma aquellos medios aptos para hacer más humana la vida de los hom- bres que deben salvarse; sabe que vivificando el orden temporal con la luz de Cristo hace que los hombres reconozcan en sí mismos la ra- zón de su propio ser, su propia dignidad, su propio fin" ('O9).

Esta cita con motivo de la convocatoria del Concilio es un detalle que manifiesta la inquietud social de nuestro Obispo.

4".- Conferencias en la Catedral sobre temas del Vaticano 11.

Durante el año 1965 el Obispo pronuncia una serie de conferencias so- bre temas del Vaticano 11. Tienen lugar los sábados en la Catedral y son radia- das excepto los meses de marzo, abril y mayo.

En el Boletín Oficial se conserva solamente el programa con los títulos de la primera serie. Del contenido de las mismas no tenemos noticias.

(108) BOOC, noviembre 1961, hoja suelta. (109) BOOC, marzo 1962, 9.

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EL MAGISTER~O SOCIAL DEL EP~SCOPADO DE ~IONSENOR P~LDAIN Y LAPIAIN 105

He aqui los títulos:

"Riqueza, miseria y hambre.- La vivienda.- El mayor mal del hom- bre.- La ciencia moderna y Dios.- Grandes convertidos modernos.- cuestiones fundamentales que se plantean a todo hombre.- El miste- rio de la Iglesia.- La santidad.- La libertad religiosa.- La libertad plena de la Iglesia en la elección de sus obispos.- Matrimonio y amor conyugal.- El ateísmo moderno.- Los obreros, los sindicatos y las huelgas.- Derechos y deberes políticos de gobernantes y gobernados.- La cultura, El Cine y la Prensa.- El derecho de todo hombre a ser propietario, No guerra sino paz" ("".

5=.- La Cruzada del Rosario en Familia

Un último detalle en línea social lo encontramos con motivo de la Cru- zada del Rosario en Familia. Esta campaña la lleva a cabo en Las Palmas el P. Peyton en el último trimestre de 1965. El Obispo conectará esta cruzada de oración con un problema social: la vivienda.

Desde Roma, donde estaba para la terminación del Concilio, envía una Exhortación Pastoral: "La gran Cruzada del Rosario en Familia" fechada el 24 de octubre ("l). En ella, después de exponer el fin al que aspira la Cruzada de la Oración en Familia, y valorar la devoción que el pueblo canario profesa al Santo Rosario, recueiila uri pensamiento de la "Mater et Magistra", para conectar con su intención hacia la Cruzada. He aqui el texto:

"La Santa Iglesia, aunque tiene como fin principal santificar las al- mas y hacerlas partícipes de los bienes sobrenaturales, se preocupa sin embargo, de las necesidades que la vida diaria plantea a los hombres, no sólo de las que afectan a su decoroso sustento, sino de las relativas a su interés y prosperidad, sin exceptuar bien alguno". Y continúa el Obispo: "Entre los bienes que el hombre más anhela y más indispen- sables cree para su bienestar está, como sabéis, el de la vivienda, una vivienda holgada, decorosa y digna para cada familia" ('IZ).

Por eso constatando la realidad de la Diócesis y conocedor de la caren- cia de viviendas en la misma, ya que "según estadísticas rigurosamente Ileva- das a cabo, es ésta de Las Palmas una de las provincias españolas en las que más angustioso es el problema de la vivienda" dice el Obispo, propone para la Cruzada del Rosario en Familia, una consigna bajo el lema: - (110) BOOC, febrero 1965, hoja suelta. (111) BOOC, octubre 1965, 1-6. (112) Ibidem, 2s.

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"Familia que vive en una habitación digna, y reza unida, vive unida y santamente feliz" (ll').

La Campaña seguirá su esquema preestablecido. El temario de las Ho- milias que se hace para los domingos que dura la Cruzada, no toca ni una sola vez, el lema que el Obispo había establecido como consigna ('14).

Asistimos una vez más a una acción del Obispo en solitario.

E) Las intervenciones de Pildain en el Concilio Vaticano 11.

Las intervenciones del Obispo de Canarias en el Concilio nos ofrecen también un testimonio de la visión, la inquietud y la preocupación social que siempre tuvo.

Podemos distinguir varios tipos de aportaciones de Pildain al Concilio:

1.- La comunicación que en la fase antepreparatona envió, respondiendo a la consulta hecha a todos los obispos del mundo, sobre las cuestiones a tratar en el futuro concilio ecuménico

2.- Una "animadversio ante Concilium", que versa sobre las clases y diferencias en las funciones sagradas y la administración de los sacra- mentos ("@.

3.- Las intervenciones orales en el aula conciliar en las congregaciones generales. En total fueron ocho:

2 en la primera etapa 3 en la segunda. 2 en la tercera. 1 en la cuarta.

4.- 15 "animadversiones scriptae": 1 sobre los medios de Comunicación Social. 1 sobre el capitulo 1 del esquema de Obispos. 2 sobre la Libertad Religiosa. 2 sobre Ecumenismo. 6 sobre la Iglesia en el mundo de hoy.

(113) Ibidem, 4s. (114) Vid.: Separata de "Homilias para la Cruzada del Rosario en Familia': BOOC, s.f. (115) Acta et documenta Concilio Oecumenico Vaticano 11 apparando, Serie prima, V.11, Pars

11: Europa, 191-192. (116) Act. Conc Vaticano 11, Apendin, no 130, p. 278.

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EL MAGISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSElVOR PlLDAlN Y ZAPIAIN

1 sobre la actividad misional de la Iglesia. 2 sobre Ministerio y vida de los Presbíteros.

5.- 8 Firmas de intervenciones de otros Padres o Colectivas. 6 intervenciones orales de otros Padres. 2 "animadversiones scriptae".

Todo este material es muy interesante y ofrece muchas posibilidades pa- ra un estudio monográfico, que sin duda arrojaría luz sobre la personalidad de Monseñor Pildáin. Hemos de tener en cuenta que son sus últimos años de actividad episcopal, y que él tomó muy en serio su trabajo de Padre Conciliar preparando concienzudamente cada etapa con el estudio escrupuloso de los es- quemas a discutir en la Asamblea.

De las treinta y una intervenciones, veintidós pertenecen a las dos últi- mas etapas que tienen lugar en los años 1964 y 1965. Digamos de paso que 1964 es el año en que más pastorales escribe. Publica cinco. Además de que está en plena tarea conciliar, es cuando sufre un infarto, y el año en que lleva adelante la campaña contra el homenaje a Pérez Galdós. Del mes de agosto es su carta: "La Casa Museo de Pérez Galdós" (IL7).

Vamos a fijarnos solamente en las intervenciones en las que afronta el tema social.

En cuanto a las intervenciones orales en el aula conciliar, en cada etapa tuvo alguna de tema social. De las 8 dedicó 5 al tema.

En la primera etapa:

En la VI11 congregación general de 27 de octubre del 62 sobre la snpre- sión de las clases en la Liturgia. Pidió que no hubiese acepción de personas en la liturgia por razón del dinero, pues eso humilla a los pobres y es causa de escándalo e indignación de fieles e infieles ('IR).

En la XIII CG. del 6 de noviembre del 62 habla sobre la petición por los pobres en la oración de los fieles ("9).

En la segunda etapa:

En la C.G. LXXVIII del 28 de noviembre del 63, al hablar sobre el capí- tulo 11 del Ecumenismo, relaciona la tarea ecuménica con el amor cristiano y - (117) BOOC, agosto 1964, 1-34. (118) ACTA SYNODALIA SACROSANCTI CONCILII OECUMENICI VATICANI 11, V.1, P.I.

527-533. (119) Id. V.I. P.ll 156-158.

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108 SEGUNDO DIAZ SANTANA

la justicia social. Acusó la debilidad de la atención prestada por el concilio al mundo de los pobres (recojamos el texto):

" ... todavía esperan de nosotros que nos ocupemos de ellos y de su liberación, liberación de la vejación de la escasez, liberación de la hu- millación de la miseria, liberación de la ofensa que infiere el hambre.

Esto es lo que esperan urgentemente de nosotros. Nadie ignora lo amarga que será su decepción si, después de ochenta congregaciones generales, nos van a ver volver del Concilio sin que les hayamos dedi- cado ni una sola congregación íntegramente a ellos" 'Izo).

En la tercera etapa:

Se discutía el capítulo IV de la Iglesia en el mundo de hoy, en la C.G. CXV, el 5 de noviembre del 64, y el Obispo hablando del hambre en el mundo expone el principio tomista: In necesitate omnia sunt communia, en la línea en que lo había ensefiado en sus pastorales sociales (LZ1).

En la cuarta etapa:

El 27 de septiembre del 65 se celebró la C.G. CXXXVI, y tuvo lugar su renombrada intervención sobre el ateísmo. Al hablar de los tres medios por los que se propaga ese terrible mal, indica tres:

- la pseudociencia.

- la miseria de los pueblos.

- la lujuria.

Cuando explica el segundo arremete contra el capitalismo liberal, pidien- do su condenación a la Asamblea Conciliar (lZZ).

En las "animadversiones scriptae" encontramos tres que firmó en la úl- tima etapa conciliar:

- Una colectiva sobre el respeto a las minorías nacionales (lZ3).

- Otra personal sobre el no 75 de La Iglesia en el mundo de hoy, en la que plantea el tema de la vivienda y la pobreza (L24). - (120) Id. V.11. PYI. 208-210. (121) Id., V.ll. PYI. 310-312. (122) Id., V.IV. P.11. 487-495 (123) Id., YIV. P.111. 354. (124) Ibidem, 461-462.

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EL MAGISTERIO SOCIAL DEL EPISCOPADO DE MONSEÑOR PlLDAlN Y LAPIAIN 109

- Otra personal al no 100 del mismo esquema en la que al hablar de la lucha para conseguir la paz en el mundo expone como remedio eficaz la su- presión del servicio militar obligatorio

Como podemos constatar el Obispo Pildáin cierra el ciclo de su vida activa como Pastor, haciendo resonar su voz de testigo bajo las bóvedas vatica- nas, en el ámbito de la expresión máxima de la colegialidad que es el Concilio Ecuménico. Y lo hace expresarido sus convicciones más profundas de amor a la Iglesia, libertad para su misión y atención y preferencia por los más pobres y necesitados, insistiendo en los aspectos sociales que caracterizaron su episco- pado entre nosotros.

CONCLUSIONES

Una vez finalizado el recorrido por el magisterio social de Monseñor Pildáin en estos tres periodos en que hemos dividido esta época de la Iglesia en Canarias, estamos en condiciones de hacer unas afirmaciones a manera de conclusiones de la ponencia.

la.- Lo primero que hemos de destacar es la personalidad de Monseñor Pildáin como un obispo particularmente sensible a lo social que ejerce un ma- gisterio valiente y enérgico iluminando la realidad desde la Doctrina de la Iglesia.

2*.- Durante todo este periodo de 30 años de la Iglesia en Canarias, de unos 90 documentos, entre Cartas Pastorales, Exhortaciones, Instrucciones Pastorales y Cartas de menos entidad, en 18 de ellos se aborda la cuestión so- cial. En ocho de ellos se trata expresamente y en los otros diez a propósito de diversas cuestiones.

3a.- De estos 18 documentos, 12 están escritos antes del año 1950, y seis en los tres lustros siguientes.

4*.- Hasta el año 1943, esto es, durante el primer periodo no hay pas- torales de Doctrina Social. Sólo el quehacer pastoral del Obispo en línea so- cial, y referencias a lo social en documentos sobre otros temas.

5a.- El cuerpo doctrinal se concentra entre los años 1944 y 1947, con seis pastorales, más el Sínodo Diocesano.

(125) Ibidem, 840-842

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110 SECUNDO DIAZ SANTANA

6".- En el último período, 1950-1966, sólo hay dos pastorales de Doc- trina Social, y un conjunto de detalles y referencias de significado social, más las intervenciones del prelado en el Concilio Vaticano 11.

7".- En la exposición doctrinal el Obispo es un divulgador de la doctri- na de los Papas. Así lo afirma él expresamente.

En este sentido la doctrina episcopal, no supone nuevos planteamientos de esquemas sociológicos diferentes, sino, desde el magisterio pontificio, llevar a sus consecuencias tajantes las exigencias de la justicia.

Sa.- Las Pastorales Sociales no son directamente una reflexión para po- ner en crisis el sistema social vigente. De esta afirmación hay que excluir la de los Sindicatos.

9".- El Obispo en su magisterio social aborda una serie de problemas candentes de la realidad social. En concreto en su tercera Pastoral habla de cin- co problemas importantes. Algunas otras cuestiones de interés social no son tratadas.

loa.- Ante campañas o consignas, como la de la A.C. Nacional o la de la Cruzada del Rosario en Familia, que podían prestarse a enfoques más intimistas y espiritualistas, el Obispo las orienta bajo el aspecto social.

lla.- En sus escritos, eil~plea una iiietodología que, pariierido de la rea- lidad a base de hechos y situaciones concretas, las juzga a la luz de los princi- pios y propone unos compromisos de acción. Su lenguaje es asequible, cercano en el decir y en las comparaciones. Utiliza la construcción literaria a base de diálogos.

Iza.- A su orientación doctrinal no responde una acción eclesial de ba- se. A lo sumo la lectura pública de ciertos documentos. Sobresale una pastoral episcopal en solitario; que no ocurre igual cuando se trata de secundar accio- nes misionales o sacramentales, así como, sobre todo, campañas de moralidad, bailes, modas, etc.

13".- A través de la pastoral social de esta época, se detecta la concep- ción eclesiológica que subyace y que se caracteriza por las notas de autoritaria, jerárquica y vertical, en consonancia con el momento eclesial que se vivía, y en contraposición con el nuevo giro de la Eclesiología conciliar.

14".- En las intervenciones de Monseñor Pildáin en el aula conciliar, también queda patente la inquietud y preocupaciones sociales que tuvo en toda su vida episcopal. De las ocho intervenciones orales que tuvo en las congrega- ciones generales, en cinco de ellas abordó la problemática social.

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ALM. l. ( 8 8 ) Piel. 111 131 i CENTRO TEOLOGiCO DE LAS PALMAS

EL VATICANO II EN LA DIOCESIS DE CANARIAS. LOS ONCE ANOS DE D. JOSE A. INFANTES FLORIDO

1967-1978

FELIPE BERMUDEZ SUAREZ LCDO. TEOLOGIA

DIRECTOR DEL CET

O.- INTRODUCCION

Cuando el 25 de enero de 1959, el Papa Juan XXIII anuncia la celebra- ción del Concilio Vaticano 11, pocos podían sospechar la trascendencia y gran- diosidad que tal acontecimiento iba a suponer para la vida de la Iglesia y para la historia reciente de la humanidad.

El Concilio ha sido, según la expresión autorizada del Sínodo extraordi- nario de Obispos celebrado 20 años después, "una gracia de Dios y un don del Espíritu Santo, del cual han dimanado inmensidad de fmtos espirituales para la Iglesia universal, para las Iglesias particulares y para los hombres de nuestro tiempo", de forma que "ha sido recibido por toda la Iglesia como Car- ta Magna y permanece para los tiempos futuros" (cfr. 1, 2 y conclusión).

La terminación del Concilio (8 de diciembre de 1965) coincide práctica- mente con el comienzo, en nuestra diócesis de Canarias, de una nueva etapa, después del largo pontificado de Monseñor Pildain, el cual cesa en diciembre de 1966.

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112 FELIPE BERMUDEZ SUAREL

Resulta así apasionante verificar históricamente la andadura del Conci- lio Vaticano en nuestra diócesis durante aquellos once primeros años. Ese es el objetivo de esta ponencia, cuyas características y, sobre todo, limitaciones trato de explicitar enseguida.

0.1.- Es un trabajo colectivo. Es decir, lo que aqui voy a aportar es fru- to del trabajo de muchas personas, en su mayoría sacerdotes. En su origen, la base de datos e interpretaciones contenidas en la po- nencia fueron parte de un documento que elaboramos, por inicia- tiva del Colegio de Arciprestes, justo en el verano de 1978, en sede vacante. Quisimos revisar los once años transcurridos y ofrecer a la Nunciatura una serie de sugerencias y "desiderata" en rela- ción con el obispo que necesitábamos.

Posteriormente, con la distancia de nueve años, de nuevo el tex- to ha sido reelaborado y transformado por otro colectivo -los profesores del Departamento de Teología del CET-, en un estu- dio, que está todavía sin concluir, sobre la aplicación del Concilio Vaticano 11 en la Diócesis. Este seminario lo hacemos bajo la di- rección del compañero profesor y director del CET, Segundo Diaz.

Por tanto, aunque naturalmente yo me hago responsable de to- do lo que aqui se afirma, era de justicia reconocer el carácter co- lectivo del esfuerzo realizado. Creo, por otra parte, que cada vez más tenemos que aprender a realizar así, de manera conjunta y multidisciplinar, este tipo de investigaciones.

0.2.- Se intenta traer a la memoria y comentar los hechos de un tiempo determinado. Exactamente, de 1967 a 1978, los once años en que estuvo al frente de la diócesis D. José Antonio Infantes Florido.

Ahora bien, con los hechos narrados y su valoración se quiere evitar -no sé si se logra cumplidamente- hablar sólo del obis- po. Aunque las referencias a su actuación serán frecuentes y obli- gadas, la visión quiere ser más amplia. Se pretende evocar el acon- tecer eclesial de ese espacio de tiempo, situándolo en el contexto social canario y español.

0.3.- Se hace un esfuerzo de historiar lo sucedido de manera objetiva. Eso es lo que todos decimos siempre. Pero bien sabemos que es imposible ser totalmente objetivos, pues siempre, inevitablemen- te, con la simple narración solemos verter nuestras interpretacio-

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EL VATICANO 11 EN LA DIOCESIS DE CANARIAS 113

nes. Es bueno, por consiguiente, tomar conciencia de ello desde el principio.

En este caso, soy consciente de tres limitaciones: 1) es difícil ha- blar de cosas que han sucedido hace pocos años. No tenemos aún suficiente distancia para contemplar algunos acontecimientos con mayor perspectiva. 2) el que comenta los hechos los ha vivido in- tensamente, a veces apasionadamente. Creo que no se puede evi- tar cierta parcialidad. Seguro que otros, desde otra perspectiva y desde su propia experiencia, darían otro enfoque a muchas cues- tiones que aqui se tratan. Si se lograra que esto ocurriera -es de- cir, que otras personas se decidieran a dar otra versión de los hechos- me sentiria realmente satisfecho de haber contribuido a este diálogo necesario. 3) yo no me presento aqui como histo- riador, pues no lo soy. Hablo más bien como testigo del acontecer eclesial de este periodo. Entré al Seminario cuando Juan XXIII anunció el Concilio y me ordené sacerdote al comienzo del epis- copado de Monseñor Infantes. Y como "ex-ponente", en el senti- do más técnico de la palabra, del parecer de muchas otras perso- nas que han colaborado en esta ponencia.

0.4- Por todo ello, el trabajo que aqni ofrezco está abierto. Y tómenlo más bien como un punto de partida para el debate. Es una invita- ción a repensar juntos la historia reciente de la diócesis, por si aprendemos algunas lecciones para el presente y el futuro de nues- tra Iglesia local. Y como una aportación más a este diálogo fe- cultura, que ha sido uno de los objetivos de esta'semana de His- toria de la Iglesia en Canarias.

1, SITUACION DE LA DIOCESIS EN EL VERANO DE 1967

Cuando se celebra el Concilio Vaticano 11, la Iglesia española vive una coyuntura muy delicada. Por su toma de postura en la contienda civil y su ali- neamiento con el bando nacional, la Iglesia asume el papel de legitimación del régimen de Franco, en lo que ha sido denominada situación de nacional-cato- licismo. Este modelo socio-religioso recibe su ratificación jurídico-institucional con el Concordato de 1953, que consagra la armonía y mutua implicación de Estado e Iglesia.

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114 FELIPE BERMUDEZ SUAREZ

El Concilio, con sus aires de apertura y de afirmación de los derechos humanos, es un elemento de confrontación con el régimen de Franco. El no 20 del decreto Christus Dominus, p. ej., al afirmar que el derecho de nombrar e instituir a los obispos es propio, peculiar y de suyo exclusivo de la competente autoridad eclesiástica, contradecía abiertamente el "privilegio de presentación" de que gozaba Franco en virtud del citado Concordato. De hecho, Pablo VI en 1968 escribe al General Franco pidiéndole la renuncia a este privilegio. La respuesta del dictador es negativa.

En base al Concilio comienzan las fricciones con el régimen, protagoni- zadas, de manera ascendente a partir de 1960, por los movimientos de Acción Católica (Hoac, Joc, ... ), por intelectuales católicos, sacerdotes vascos y catala- nes, llegando en la década de los 70 a verdaderos movimientos de oposición alentados o apoyados por sacerdotes y obispos. La Asamblea conjunta Obispos- Sacerdotes (1970-71), el incidente de Añoveros (1974), la prohibición de las Asam- bleas de Vallecas y de Las Palmas (1975) son hechos que se inscriben en este proceso: la Iglesia se desengancha del régimen, que ya anuncia su próximo fin ...

El clima internacional favorece estos aires de apertura democrática: el mayo francés y la primavera de Praga (1968), Medellín (Conferencia del Epis- copado Latinoamericano, en el mismo año), caída del gobierno de Salazar en Portugal (revolución de abril de 1974), etc ...

En Canarias, con los años 60, acaba la emigración masiva y clandestina a Venezuela, se relanza la economía con el nuevo modelo turístico. Comienza el éxodo masivo de trabajadores a la construcción y al sector "servicios", con el consiguiente abandono del campo.

Comienza a rebrotar la conciencia de canariedad (en 1960 surge el Mo- vimiento "Canarias Libre") y despierta la inquietud social: en el puerto de Las Palmas, en el mundo de la aparcería del Sur ...

A nivel eclesial, es importante señalar la creación de la Conferencia epis- copal española, en febrero de 1966, expresión de colegialidad nacida del Conci- lio. La Conferencia asume tareas de iluminación de la problemática social y las fricciones crecen.

La situación preconciliar de la Diócesis podría resumirse así:

- Impresionaba el testimonio de un Obispo defensor de los pobres, pre- dicador incansable de los aspectos sociales del Evangelio; preocupa- do por la ignorancia religiosa del pueblo, y hasta "obsesionado" por

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EL VATICANO 11 EN LA DIOCESIS DE CANARIAS 115

las conductas morales en un ambiente que comenzaba a ser cosmo- polita por la creciente influencia del turismo; celoso de su clero y de su Seminario, que contempló un florecimiento de vocaciones en el nuevo edificio de Tafira.

- La ciudad de Las Palmas, atendida por sacerdotes jóvenes, por un planteamiento expreso del Obispo.

- Como contrapartida, una Diócesis a la que mantuvo en su largo pon- tificado de 30 años muy cerrada en su mentalidad teológica y mono- lítica por su autoritarismo e integrismo doctrinal; necesitado el clero de una renovación teológico-pastoral; muy poca experiencia de corres- ponsabilidad.

- La Diócesis estaba ciertamente necesitada de una profunda renova- ción a nivel de personas y de estructuras.

Es decisivo entender bien la postura de Pildain ante el Concilio. Nuestra impresión es la siguiente:

- Pildain aceptó el Concilio con un corazón creyente. Se puso a estu- diar, se preparaba con toda solicitud.

- Difícilmente pudo aceptar el Concilio intelectualmente. El decreto de "Libertad religiosa", p. ej., contradecía lo que él predicó y defendió siempre. No estaba convencido de la colegialidad, tenia serios repa- ros a la Conferencia episcopal, etc.

- Una vez terminado el Concilio, se conoció expresamente su decisión de "congelar" la presentación y aplicación de sus documentos. "Que lo haga el próximo obispo", decía.

En el año de "sede vacante" se cumplió a rajatabla aquello de "in sede vacante, nibil innovetur".

Cuando comienza,pues, el periodo que vamos a estudiar,. el Concilio, dos años después de su terminación, está por estrenar.

2.- TRAYECTORIA DE LOS ONCE ANOS POSCONCILIARES

De manera descriptiva, se trata de evocar los principales acontecimien- tos eclesiales, procurando situarlos en el marco social en que se producen.

Primera etapa: El primer año.

El recibimiento del nuevo Obispo, el 21 de octubre de 1967, tiene lugar en un clima de apoteosis y entusiasmo popular, a la antigua usanza (niños con

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banderitas, saludos por las calles, discursos en el Ayuntamiento, Te Deum en la Catedral...). Lo mismo, cuatro meses después, en Lanzarote y Fuerteventura.

Es significativo lo que dice el Obispo en su primer discurso en la Cate- dral: hay que poner en práctica el Concilio Vaticano 11 y lo hemos de hacer entre todos: "Corresponsabilidad".

Los hechos de este primer año:

Se adelanta al sábado el precepto dominical, después de consultar al clero y realizar una catequesis al pueblo. Se celebra la Semana de la Unidad, produciéndose mucho impacto, por su gran aparato externo y por la poca costumbre que existía en la diócesis respecto a actos ecuménicos. Inauguración -contestada por algunos sectores eclesiales- de la Ca- sa de Nazaret, cedida por los Condes de la Vega Grande. Este Centro más adelante jugará un papel importante en la diócesis, como sede de muchos movimientos y organizaciones diocesanas. Se crea la Delegación de Urbanismo y Construcciones parroquiales. También, el Patronato de S. José Artesano, para la construcción de viviendas sociales benéficas. De ahí nació el barrio de Lomo Blanco. En junio de 1968 se nombra al Responsable Diocesano del Clero, que empieza a participar en reuniones nacionales sobre la problemática del clero. Ese mismo mes se crea la "Comisión preparatoria para el estudio pas- toral de la diócesis en orden a la formación del Consejo del presbite- rio''. Fue lo que en el argot clerical, con mezcla de socarronería cana- ria, se dio en llamar la "ante-pre-pro". Comienzan los destinos de los curas. Enseguida se percibe la tenden- cia a "redimir" a los que llevan muchos años en sitios "duros", man- dándolos a Las Palmas, enviando a esos sitios a los nuevos. En verano empieza a sentirse preocupación por el Seminario, cuya crisis se está gestando. El mes de julio se organiza un curso de "Actualización Teológica pos- conciliar". Asisten unos 70 sacerdotes. Teología, Moral y Sagrada Es- critura. Se hace intentos de integrar a las religiosas en la pastoral de la diócesis. En Navidad de 1968 un grupo de sacerdotes celebra la primera convi- vencia sacerdotal en Agaete. Estas convivencias, celebradas ininterrum- pidamente desde entonces, han aglutinado al clero renovador de las

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dos diócesis, con notable influencia en cuanto a las líneas de actua- ción pastoral de este sector del clero. Como hecho también destacable hay que reseñar la reaparición del "Boletín eclesiástico de Canarias", en enero de 1968.

Los Cursillos de Cristiandad, que habían comenzado en 1958, siguen realizando una labor floreciente. De ellos y de "Fe Católica" surgió también, hacia 1965, el Movimiento Familiar Cristiano, que estos años primeros de Infantes tiene mucho auge.

Segunda etapa: La "ante-pre-pro"

Lo abigarrado del título indica lo que fue la realidad: unos intentos, unos tanteos para hacer algo, pero sin saber cómo ni con qué finalidad precisa. Tal vez, el tributo pagado al desconocimiento de la realidad, a la inexperiencia del Pastor. ...

Año 1969

Semana de la Unidad, con el Hermano Robert, de Taizé. Se crean las "Comisiones para el estudio pastoral de la Diócesis". Se celebra la 1 Asamblea del clero, el 13 de febrero. Se divide la diócesis en "zonas pastorales" y se eligen "representantes de zona". Constitución de la Comisión diocesana de religiosas (febrero). Toma de contacto del Obispo con los aparceros del Sur, sector con- flictivo en estos momentos. Los años 68 y 69 fueron densos en cuanto a la problemática de los aparceros y sus reivindicaciones frente a los empresarios. El Obispo escribe cartas afrontando la problemática socio-laboral: "Hi- jo de Artesano" (en la fiesta del lo de Mayo); "El cristiano ante la vida pública" (sobre el compromiso temporal de los seglares); "Ante el proyecto de ley sindical". 2" curso de "Actualización teológica" del clero. Crisis en el Seminario: al comienzo del curso, un grupo se declara en rebeldía y se marcha a Granada; en noviembre, el teologado se trasla- da a Granada y son cambiados los formadores. En noviembre, creación de la Comisión de pastoral del turismo. Comienza la práctica del "sello diocesano", una forma de recaudar dinero para las construcciones parroquiales.

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Año 1970

Primera visita pastoral a la diócesis. Se insiste en la catequesis sobre la figura del obispo. 15 de enero: 111 Asamblea del Clero: llamada a la corresponsabilidad. Se presenta la encuesta al clero, que será la base para la Asamblea con- junta obispos-sacerdotes. Preparación de la Cuaresma, por zonas, con un equipo orientador, en orden a llevar una acción de conjunto en toda la diócesis. Se prepara a algunos seglares y religiosas para que sean "ministros extraordinarios" de la Eucaristía. En mayo viene el Nuncio. Su presencia es polémica, pues se debió a la bendición de la iglesia de Tkra, propiedad de Matias Vega (amigo personal del Nuncio y personaje poderoso, política y económicamente). Pastorales del obispo: "La vivienda" (marzo); "La iglesia pobre" (ju- nio, después de la visita pastoral). Ese año la Convivencia de curas de Pascua, tuvo mucha importancia, por la trascendencia de los temas tratados.

Tercera etapa: Asamblea conjunta obispos-sacerdotes.

31 de agosto de 1970: IV Asamblea del Clero. El obispo presenta los resultados de la encuesta nacional realizada a los sacerdotes unos me- ses antes. El estudio de estos resultados sería la base del trabajo para la Asamblea Conjunta. El curso de verano del clero se orienta cara al trabajo de los Docu- mentos preparatorios de la Asamblea. Nombramiento de los dos Vicarios Generales: D. Juan Artiles y D. Vi- cente Rivero. En octubre, "Persiste un problema social", pastoral sobre el trabajo en la aparcería. El Sur de Gran Canaria vive momentos dificiles y el obispo toma postura en favor de la justicia. El Delegado de Catequesis realiza una fuerte actividad, en la prepara- ción de personas (cursillos, centros de colaboración...), centrándose en la catequesis en el ámbito escolar. La Casa de Nazaret era un Cen- tro vivo de actividades pastorales relacionadas con la catequesis. En diciembre de 1970 se inician los Grupos de Formación Doctrinal. Tratan de llenar el vacío creado en la diócesis con la marcha del Semi- nario a Granada. Se experimentaba mucha necesidad de formación cristiana por parte de maestros, catequistas y religiosas.

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EL VATICANO I I EN LA DIOCESIS DE CANARIAS 119

El proyecto era más ambicioso, y luego se haria realidad, al volver el Seminario de Granada: la creación de un Centro de estudios de Teolo- gía.

Año 1971

Semana de la Unidad. Viene el Cardenal Willebrands. Se inaugura el Templo Ecuménico de la Playa del Inglés, construido por el Conde de la Vega Grande. Se exponen 87 valiosas piezas de arte sacro restauradas, procedentes de distintos lugares de la diócesis. Hubo reticencias por parte de mu- chas personas. Se proyectaba el Museo de Arte Sacro, de carácter dio- cesano. Se vuelve a intentar una Cuaresma conjunta: un equipo elabora homi- lias, esquemas de charlas ... Hecho importante: la Asamblea Conjunta Obispos-Sacerdotes, en su triple fase, diocesana, regional y nacional: - se separa claramente el clero en dos bloques, con predominio ma-

yoritario del bloque de los mayores. - significado de nuestra Asamblea diocesana, al cotejarla con las

otras: reaccionaria. Agosto: el largo conflicto de Aicasa. Hubo una reflexión en Asam- blea de muchos cristianos. El Obispo se pronunció de forma clara y valiente. Septiembre: se crea Radio Popular de Las Palmas.

* Diciembre: paso importante, por la trascendencia posterior: creación del Colegio de Arciprestes. Antes, con la consulta previa, se hizo la división arciprestal. Este año llegan a la diócesis las comunidades neocatecumenales, de Kiko Argüello, que se desarrollaron posteriormente de forma sorpren- dente. Comenzaron por Lomo Blanco. Luego, S. Agustin, S. José, etc ...

Durante esta época, en lo politico se percibe un crecimiento de la con- flictividad en todo el Estado español, con violencias y muertes frecuentes en atentados, ejecuciones o en manifestaciones populares. Es un régimen que toca a su fin, pero que no se prevé cuál va a ser la salida.

En lo socio-económico, el turismo en Canarias sigue su ritmo ascenden- te. Ahora es en el Sur de Gran Canaria, Lanzarote y, con más retraso, Fuerte- ventura, donde se construye. Hay dinero en las clases trabajadoras. Son "las vacas gordas del turismo".

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Cuarta etapa: El Estudio Socio Pastoral: 1972-1975.

Año 1972

7 de enero: "Entre los pasos que, siguiendo las Conclusiones de la Asamblea Conjunta, se van dando, nos disponemos ahora a dar uno básico y de suma importancia en orden a una adecuada planificación pastoral. Nos referimos al Estudio Socio-religioso de la Diócesis". Así lo anunció el Obispo. Desde el primer momento se creó confusionismo y oposición al ESP. Provenía de los recelos de algunos sacerdotes. El asunto trascendió a la opinión pública: el famoso "Pájaro canario", "Cripta", etc ... (pu- blicaciones anónimas que continuaban la polémica suscitada con oca- sión de la Asamblea Conjunta). Marzo: realización de la encuesta del ESP, a cargo del DIS (Depart. de Investigaciones Sociales). Mayo: presencia en la Diócesis de todos los Obispos de la provincia eclesiástica de Sevilla. Verano: Cursillos de moderadores del ESP.

Asamblea eclesial de debate acerca del ESP en el Colegio de las Teresianas. El tema era explosivo. La diócesis en ascuas.

9 de octubre: Asamblea del Clero, para informarles e invitarles a par- ticipar en el ESP. 22 De octubre: Asamblea inaugural del ESP. Colegio Sagrado Cora- zón. 1.200 personas. Experiencia esperanzadora de corresponsabilidad. El Obispo invita a descubrir las líneas de actuación pastoral a seguir. Confía en que la Iglesia canaria sea capaz de hacer brotar de su seno a sus propios pastores. Noviembre: primera visita "Ad limina". Se gestionó la creación del CEST (Centro de Estudios Superiores de Teología). Con la aprobación del Directorio, el Colegio de Arciprestes se conso- lida en este año 72. La Coordinadora Diocesana del ESP y la Secretaría funcionan con intensidad, animando muchos grupos en todas las zonas. Se insiste en el ESP como la tarea prioritaria. La Vicaría de Pastoral anima toda la labor. 1972 es el año de la Ley de Régimen Económico Fiscal. Grupos pro- gresistas hablaban ya de un Estatuto de Autonomía.

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Año 1973

Se hace una consulta al Clero y se rechaza la idea de organizar la Dió- cesis en Vicarías Territoriales. Lo que hace falta, se dice, es potenciar los Arciprestazgos. Marzo: visita de los Príncipes de España a las Islas. 7 de mayo: muerte de Pildain. 23, 24, 25 de mayo: 1 Asamblea Diocesana de Apostolado Seglar. El Obispo escribe una pastoral sobre "Cristianismo y marxismo", co- mentando los documentos del movimiento "Cristianos por el socia- lismo". 8 de septiembre: Constitución del Consejo del presbiterio. 11 Asamblea del ESP: "La fe y el culto". Seminario de Tafira. Fue una experiencia de interés, para preparar la Asamblea final. 15 de octubre: Inauguración del CEST, al volver el Seminario Mayor de Granada. Diciembre: asesinato del Presidente del Gobierno, Carrero Blanco. Su- pone un duro golpe al régimen de Franco.

Año 1974

El año se abre con la crisis internacional dcl pctrólco, con sus rcpcrcu- siones de crisis turística y financiera, paro en la construcción, ahorro de energía ... Entre nosotros hubo otro dato negativo aún: la sequía. 8 de enero: Constitución de la Comisión Diocesana de Apostolado Se- glar. Semana de la Unidad. En abril se aprueban las pías uniones de los "Hermanos de la Resu- rrección" y de "Obreros de la Cruz Blanca". En las 111 Jornadas de Arciprestes se fijó como tema preferente para el curso siguiente: la juventud no escolarizada. 29 de junio: "Inquietud social". El Obispo se pronuncia en lo del pa- ro y el agua, después de que el Consejo del Presbiterio no se pusiera de acuerdo en una declaración sobre el tema. 13 de julio: decreta que la imagen de la Virgen del Pino sea retirada del culto para su restauración. 8 de septiembre: "Las alhajas de la Virgen del Pino". El Obispo pro- pone "la liberación de los contrasignos". Su pastoral resulta muy polémica y controvertida.

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El Sínodo de Obispos trata sobre "La evangelización del mundo con- temporáneo". Esta temática incide en la Diócesis, que está descubriendo la necesidad urgente de la evangelización a partir del ESP.

Año 1975

Quizá fue el año más conflictivo de todos los de Monseñor Infantes. Una conflictividad que ya se venía haciendo sentir en los años anteriores, y que ahora cristaliza en manifestaciones muy concretas:

Enero: robo de las joyas de la Virgen del Pino. Se resucita la polémica del verano anterior. Febrero: multas a tres sacerdotes y una religiosa. Supuso la crisis del Consejo del Presbiterio, con su disolución. El Obispo y el Colegio de Arciprestes se pronuncian. La presencia de Diez-Alegría en Las Palmas suscitó posturas encon- tradas en el tema "marxismo-cristianismo". La homilía del Corpus: fue sonada. Mayo-septiembre: La Asamblea Final del ESP o "Asamblea Diocesa- na": - prohibición gubernativa, pero se realizó por zonas. - Misa del sábado (17/V) en la Catedral. - guerra de "notas" en la prensa.

Todo el verano fue tenso, terminándose con la promulgación de las conclusiones de la Asamblea en septiembre. Noviembre: la homilía del Obispo en el funeral de Franco, con reac- ciones en medios oficiales contra el Obispo y de adhesión o crítica en grupos eclesiales.

También 1975 fue un año de mucha vitalidad en la Iglesia diocesana:

El Colegio de Arciprestes con incidencia en la diócesis y en la realidad canaria. La Coordinadora del ESP y la Secretaría de la Vicaría de Pastoral, motores de la Diócesis. El CEST despliega una gran actividad, con la creatividad de su Direc- tor, Salvador Alemán: - 11 Jornadas de Mariología, con los Cardenales Tarancón y Bue-

no Monreal. - Cursos de Formación Permanente del Clero: julio. - Enero-febrero: curso de invierno de F.P. Clero, con 30 sacerdotes.

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- 1 Semana de Orientación Teológica. - Instituto de Derecho Matrimonial.

Ese año empieza a estar presente el Opus Dei, que ha seguido reali- zando su labor con seglares y sacerdotes.

Hechos políticos que marcan este año:

la muerte de Franco: noviembre 1975. la descolonización del Sáhara, con sus repercusiones para Canarias: diciembre 1975. la Voz de Canarias Libre, de Cubillo, que tiene mucha audiencia en las capas populares. la Legión en Fuerteventura y las reacciones de grupos políticos.

Quinta etapa: Después de la Asamblea Diocesana.

Año 1976

Año de visita pastoral y confirmaciones. Se hicieron dos cursillos de teología y pastoral de la Confirmación. También cursillos de pastoral misionera. Se trata de aplicar las Conclusiones de la Asamblea Diocesana, asu- miendo el Colegio de Arciprestes el protagonismo principal. No hubo continuidad al ESP, a nivel de grupos, en algunas zonas. El Obispo toma postura ante los encierros en templos de.obreros pa- rados e invita a participar responsablemente en el Referendum, siendo este último el acontecimiento importante de este año en lo politico (diciembre-1976). Noviembre: 11 visita "Ad limina". El Obispo se "retira" de la actividad pastoral y pasa largas jornadas investigando la figura de su antecesor, el obispo Tavira.

Año 1977

Se estudia el Catecismo de Preadolescentes. El Obispo y el Colegio de Arciprestes ayudan a tomar postura ante las Elecciones Generales del 15 de junio de 1977. Triunfo rotundo de la UCD. Presidente: Adolfo Suárez. Visita del Rey a las Islas. Normas sobre la administración de los Sacramentos, insistiendo en las catequesis pre-sacramentales.

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7 de diciembre: el CET es afiliado a la Facultad de Teología de la Uni- versidad Pontificia Comillas, pudiendo conceder el grado de Bachi- ller en Teología. Director: D. Segundo Díaz.

Año 1978

El Obispo crea su Consejo Episcopal, órgano consultivo privado que venía, tal vez, a llenar el vacío del disuelto Consejo del Presbiterio. Existencia controvertida. Febrero-marzo: Ratificación del Acuerdo Pesquero hispano-marroquí. Este hecho y la declaración de la OUA de "Canarias, colonia africa- na'', han puesto a Canarias en el primer plano de la atención nacional e internacional. Visita del presidente Suárez y constitución polémica de la primera Junta pre-autonómica de Canarias. Creación del Departamento ''Teología de las realidades canarias" del CET y publicación del folleto "Canarias, tarea histórica". Nuevas po- lémicas en la prensa. El 4 de junio, D. José Antonio Infantes es nombrado obispo de Cór- doba. El 25 de junio, ya en sede vacante, celebración del primer Achaman, encuentro de grupos, comunidades y movimientos cristianos de las di- ferentes islas. El Colegio de Arciprestes y grupos cristianos se movilizan cara al nom- bramiento del nuevo obispo.

3.- IMPRESIONES CRITICAS

Fijándonos ahora en diversos aspectos de la vida de la Iglesia, podemos aproximarnos a una valoración crítica de todo lo ocurrido en estos once años posconciliares.

3.1.- Una Iglesia en línea de evangelización.

Poco a poco se fue descubriendo la necesidad de la evangelización y ca- tequesis a todos los niveles. La "ignorancia religiosa del pueblo", que tanto preo- cupaba a Pildain, se percibe como uno de los problemas más graves, sobre todo en el ESP. Se toma conciencia de la nueva situación socio-religiosa en que vive la población: se pasa paulatinamente de la situación de cristiandad de la post- guerra a una situación de insistencia en la misión.

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Es de destacar la inmensa labor de la Delegación de Catequesis, prepa- rando profesores, catequistas, religiosos, sacerdotes. En una primera etapa el esfuerzo se centró en la catequesis en el ámbito escolar; y luego, en una segun- da etapa, en la catequesis de la comunidad. Se elaboraron fichas de trabajo de gran valor técnico. Se animaron escuelas de catequistas y asambleas por zo- nas. Se celebró una Asamblea Diocesana de catequesis. La preparación para la Confirmación empezó a ser, aunque no en todas las zonas, un intento de catecumenado juvenil. Se hicieron esfuerzos, con resultados muy desiguales, en las catequesis pre-sacramentales.

La presencia de sacerdotes, religiosos y religiosas y de seglares compro- metidos en barrios populares, en pueblos apartados y marginados, en zonas deprimidas de las islas, etc ... hasta ahora menos atendidos, introduce una serie de intentos de "pastoral misionera", cuyas consecuencias se palpan a largo plazo.

Fue decisiva la insistencia en la preparación de los agentes de pastoral. En este tiempo, la salida de sacerdotes a realizar estudios de teología y pastoral (unos 45 sacerdotes se ausentan, a lo largo de los 11 años, permeneciendo fuera uno o varios años, en cursos de reciclaje intelectual o adquiriendo titulaciones universitarias) constituye un factor de renovación muy importante. Asimismo, los cursos de verano de F.P. del Clero. Y los cursos de formación para catequis- Las y religiosos.

Los Movimientos especializados de A.C., que habían quedado desconec- tados del resto del Estado español después de la crisis de los años 1966-68, re- cuperan poco a poco la conexión. A partir de 1972-74 se realiza el proceso de relanzamiento de dichos movimientos: Junior, Jec, Hoac, ... Por otra parte, Ad- sis, movimiento comunitario que aparece en Canarias en 1969 está presente en barrios y espacios populares. Crece también el Movimiento Focolari. De esta forma, la presencia evangelizadora en los ambientes va siendo significativa, aun- que siempre discreta, numéricamente hablando.

3.2.- Renovación litúrgica

Esta etapa, típicamente posconciliar, fue de renovación litúrgica. Se hi- zo un esfuerzo por acompañar la puesta en vigor de los nuevos rituales con jornadas de reflexión y estudios teológico-pastorales. Se preparaba así al clero a ir asumiendo la reforma litúrgica del Vaticano 11 y a estar capacitado para la consiguiente catequesis al pueblo.

La siguiente relación nos da idea de la intensa actividad desarrollada al respecto:

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Enero 68: anticipación del precepto dominical al sábado. Mayo 68: se experimenta la "Misa canaria". Diciembre 68: las nuevas plegarias eucarísticas. Junio 70: nuevo ritual del Bautismo. Noviembre 71: nuevo ritual de Exequias. Noviembre 71: nuevo ritual del Matrimonio. Noviembre 74: documento "Evangelización y Sacramentos". Febrero 75 y enero-marzo 76: nuevo ritual de la Penitencia. Enero 77: Catecismo de preadolescentes.

Asimismo, el Colegio de Arciprestes trabajó mucho para que las cate- quesis pre-sacramentales contribuyeran a una celebración más auténtica, lle- gando a elaborar una normativa que se fue urgiendo cada vez más.

Al valorar toda esta renovación litúrgica, es necesario reconocer otra rea- lidad que, en una doble vertiente, ha acompañado todo este proceso: por un lado, algunos excesos y abusos, en lo litúrgico, por parte de sacerdotes más jó- venes y grupos, quq con una cierta actitud iconoclasta, no respetaron suficien- temente el ritmo lento del pueblo a asimilar los cambios (se suprimieron cos- tumbres antiguas de piedad popular y no se sustituyeron por otras, dejando un vacío espiritual en mucha gente sencilla); por otro lado, la actitud más pasi- va de otro sector del clero y de otros grupos eclesiales, que se limitaron a asu- mir los cambios externos, sin entrar en una renovación profunda respecto a la dimensión celebrativa de la fe.

3.3.- Al servicio de la liberación integral

Ya con Monseñor Pildain, la voz de la Iglesia resonaba a menudo en defensa del pobre, para hablar de justicia y hacer denuncias proféticas de los males estructurales de la sociedad canaria.

En la etapa de los once años posconciliares esto deja de ser patrimonio exclusivo del obispo. Grupos de seglares, religiosas y sacerdotes, en distintos lugares y de diversas formas, asumen un mayor compromiso con la realidad temporal desde el Evangelio.

En este tiempo se promueven movimientos de renovación pastoral en zo- nas como Temisas, Telde, Castillo del Romeral-Juan Grande, Noroeste, La Isle- ta y otros lugares de Gran Canaria; en Lanzarate y Fuerteventura. Protagoni- zados por jóvenes sacerdotes, estos movimientos tienen inspiración común: una evangelización que tiene en cuenta al hombre, su realidad concreta socio-cultural

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y laboral. Se tiene la convicción de que el desarrollo comunitario de barrios y pueblos, la potenciación de lo asociativo y la reivindicación de los derechos fundamentales de la persona (derechos de reunión, de libre expresión y de aso- ciación) ... forman parte integrante del proceso evangelizador.

Todos esos lugares, evidentemente, se convierten enseguida en focos de conflicto con la autoridad civil y, de rechazo, en fuentes de tensión con la auto- ridad eclesiástica y otros sectores eclesiales.

Otra característica de estos esfuerzos pastorales es la participación de religiosas y de seglares. Se perfila así un estilo de Iglesia más cercana y com- prometida, más de todos.

Por este camino muchos llegamos a ver la relación estrecha que tiene la evangelización y la política, el anuncio del Evangelio y la preocupación por la problemática canaria, por la conciencia de identidad que surgía en sectores populares y en grupos más politizados del momento.

Por parte del Obispo, su aportación fue importante en orden a crear es- te rostro de la Iglesia al servicio de la liberación del hombre canario. Sus pasto- rales siempre abordan la problemática socio-política y laboral (destacan la de Aicasa, cuando la multa a tres sacerdotes y una religiosa, aparceros, la del paro y el agua, la de los cncicrros dc parados...). Visitaba sicmprc a los encerrados en las iglesias y acogía a las comisiones que le pedían ayuda. Sus homilías eran valientes (fue famosa, por el contraste con el tono de las pronunciadas en el resto del Estado Español, la del funeral de Franco). Dio muestras de solidari- dad con los huelguistas de Aicasa y el pueblo saharaui, promoviendo colectas para ellos, etc ...

Muchos grupos, sin embargo, pedían al Obispo una mayor coherencia con los planteamientos sociales que hacía en sus escritos pastorales, a la hora de apoyar efectivamente la causa de los débiles. El C. de A. fue afrontando también la problemática de todo tipo que iba presentando la historia. Aunque, dada quizás su pluralidad de mentalidades, siempre con dificultades para decir una palabra "con garra profética".

Cáritas, mientras tanto, vivió todo este período de manera peculiar. Des- conectada de la línea estatal, que poco a poco marcaba pautas de liberación integral, de promoción, de concientización, de desarrollo comunitario, etc ..., Cáritas diocesana permanecía en línea puramente asistencial.

El momento en que la Diócesis de Canarias estuvo tomando el pulso a la realidad canaria, vibrando con los "gozos y las esperanzas, las tristezas

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y las angustias" (CS. no 1) del pueblo canario fue concretamente durante la etapa del ESP, experimentando incluso el privilegio de la persecución por parte de los poderes de este mundo, que llegaron a temer a unas comunidades y gru- pos cristianos que abrían los ojos a la realidad y querían dar respuesta a ella desde el Evangelio.

3.4.- Hacia la corresponsabilidad

Ciertamente, el estilo de "Iglesia de todos" fue naciendo por todas par- tes. El clero asume un gran protagonismo en todo este periodo. El sector reno- vador se aglntina en torno a las Convivencias de Navidad y Pascua y en un primer momento hace frente al obispo, sobre todo en mantener a toda costa la tradición anterior de vida en común, que Infantes no acepta a su llegada. Este grupo es el que animará más decididamente el ESP y los movimientos de renovación pastoral.

La experiencia de corresponsabilidad es vivida, pues, más fuertemente por el sector renovador del clero, que es el que sufre también en carne propia las quemaduras de este trabajo innovador. Las 20 secularizaciones de este pe- riodo afectan sobre todo al grupo renovador.

Donde se logra una vivencia más intensa de trabajo común coordinado es en Lanzarote y Fuerteventura. En estas islas la renovación pastoral se reali- zó, aunque a costa de muchas cosas: por un lado se potenció la mentalidad del "escalafón"; en segundo lugar, se ejerció una cierta violencia a la gente de las islas, acostumbradas a una pastoral más tradicional, acorde con la mentali- dad rural y la edad más avanzada de la población; y, en tercer lugar, los barrios periféricos de la ciudad de Las Palmas quedan maltrechos, pues el sacerdote mayor que se pone al frente de la parroquia no está capacitado para los desa- fíos de las nuevas poblaciones, urbanas y juveniles.

En suma, se respondia a las necesidades de "promoción" del sacerdote, pero no se respondia a las necesidades de esas poblaciones jóvenes y marcadas por el impacto de la secularización. De rechazo, sin embargo, se posibilitó la corresponsabilidad y la renovación en las islas menores.

Los órganos de corresponsabilidad que surgen en este tiempo tienen una diferente importancia e incidencia. Destaca el Colegio de Arciprestes, que fue el órgano supremo de corresponsabilidad y de gobierno de la diócesis. Nacido en 1971, protagonizó todos los esfuerzos de animación pastoral. Su peor mo- mento, tal vez, fue cuando no acertó a continuar con efectividad el gran derro-

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che de energías desplegado con el ESP. En los momentos de conflicto estuvo unido y apiñado en torno al obispo.

El Consejo del Presbiterio tuvo una existencia efímera (duró menos de dos años: 8 septiembre 73 a febrero 75). Apenas se reunió cuatro veces y se di- solvió al poco tiempo, desde que afrontó temas conflictivos. El fallo pudo es- tar en que se le pedía algo que no correspondía a su razón de ser.

La Asamblea Diocesana, como experiencia de auténtica participación eclesial, tuvo varias realizaciones muy valiosas, coincidiendo con la etapa del ESP. Lástima que no se continuó aquel estilo asambleario y participativo. En muchas zonas las coordinadoras del ESP pudieron convertirse en verdaderos "Consejos pastorales" ... Pero no sucedió. Habría que esperar más adelante, con la organización pastoral que se logra con el nuevo obispo, Ramón Echa- rren, para que se empiece a ver Consejos pastorales parroquiales, de arcipres- tazgos y diócesis.

Finalmente, la creciente importancia que se fue dando a los movimien- tos apostólicos y a las comunidades y grupos de carácter catecumenal, colabo- ró al surgimiento, lento y no todo lo amplio que se deseara, de seglares cons- cientes y comprometidos en las tareas eclesiales. Los primeros años era frecuente hablar de "los grupos de Pepe Alonso" o "los grupos de Salvador Alemán" ... Mas adelante, van apareciendo grupos con siglas o adscritos a alguna coordi- nadora ... sin que ningún "padre" les diera nombre.

3.5.- Una figura de Obispo concilia1

Dicho con el mayor respeto a su persona y a la de su antecesor y suce- sor, D. José Antonio Infantes, con sus aciertos y desaciertos, realizó la figura de un obispo del Vaticano 11.

Pastor cercano, quiso ser obispo de todos, cosa dificil en aquella situa- ción en la que, como en toda época de cambios y turbulencias, las posiciones estaban fuertemente radicalizadas. Hizo intentos serios por hacer posible el diá- logo intraeclesial, en medio de acusaciones que le venían de los diferentes sec- tores. Unos le hubieran querido más firme, menos tolerante. Los otros le veían manejado por los grupos renovadores.

En el diálogo Iglesia-mundo fue valiente, pronunció su palabra abun- dantemente sobre los diferentes conflictos que desgarraban la sociedad canaria y española. Apoyó la causa de los débiles en momentos en que hacerlo era cos- toso. De hecho, las quemaduras de tantos acontecimientos conflictivos de su

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última etapa pueden explicarnos su "retirada" a la investigación solitaria so- bre Tavira.

En estos años, finalmente, ha sido una aportación valiosa y personal del obispo su inquietud por el diálogo ecuménico, con una serie de realizaciones concretas. Sobre todo, las Semanas de la Unidad. Se ha observado, sin embar- go, en amplios sectores del clero y del pueblo un cierto escepticismo ante el tema y una pasividad a la hora de participar.

¿Por qué ha sucedido así?

Muchos no veían la coherencia con otros aspectos de la pastoral (pas- toral misionera, opciones políticas...). Otros veian todo ello un tanto "folklórico", con un tono triunfalista excesivo. Otros quizás estaban muy condicionados por la etapa anterior de Pil- dain, de forma que era muy dificil que el clero y el pueblo vibraran con el ecumenismo.

4.- CONCLUSIONES

La primera constatación que salta a la vista en este recorrido histórico de once aiios posconciliares, acompañado de algunas impresiones críticas, es que la diócesis de Canarias en junio de 1978 estaba en una situación cualitati- vamente diferente a la de octubre de 1967.

Se puede afirmar, en efecto, que a lo largo de este período se puso en marcha la corresponsabilidad a casi todos los niveles. Y que esto se fue expre- sando en una serie de lineas de trabajo que se establecieron y en unas institu- ciones y organismos que fueron haciendo posible la realización de esas líneas de trabajo.

Fue un tiempo de apertura y de renovación. Y por ello mismo, de con- flictos y desasosiegos, de quemaduras y desaciertos.

Contemplada en su conjunto, la época estudiada nos aparece como un proceso ascendente en el que las nuevas inquietudes y las reacciones opuestas van acumulándose y condensándose hasta un punto culminante, que podría si- tuarse en la Asamblea final del ESP, en mayo de 1975. En ese momento pun- tual el conflicto Iglesia-poder civil adquiere las mayores dimensiones y el con- flicto intraeclesial alcanza también sus cotas más altas.

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EL VATICANO 11 EN LA DIOCES~S DE CANARCAS 131

A partir de ahí sigue el impulso, que llega hasta hoy, en grupos, movi- mientos, zonas concretas de la diócesis ... aunque, a nivel organizativo diocesa- no no se acertó en la aplicación de las conclusiones de la Asamblea, lo cual supuso una cierta frustración para muchos. Resulta así el clima de cansancio y atonía eclesial que caracterizaron los últimos años del episcopado de Infan- tes, cuando ya se vislumbraba en el horizonte su traslado a Córdoba.

La Iglesia diocesana, con todo, presentaba un nuevo rostro. Una Iglesia más conciliar, con un nuevo estilo de actuación, con una nueva impronta en el contexto socio-cultural de Canarias.

Teniendo en cuenta las matizaciones que se han hecho, al entrar en de- talles, el período puede considerarse globalmente como positivo, de avance. El proyecto de Iglesia trazado por el Concilio Vaticano 11, de manera lenta y con muchas dificultades, fue realizándose y tomando cuerpo en la diócesis cana- riense.

Una vez más, la reflexión creyente nos lleva a percibir que "el Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece sin que él sepa cómo" (Mc 4, 26-27) ... ; y, sobre todo, que, como dice Pablo, aunque "yo planté, Apolo regó, fue Dios quien dio el crecimiento, de modo que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer" (1 Cor. 3, 6-7).

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ALIiI. l. ,881 P ~ s > 135 13R '< CENTRO TEOLCIGICO DE LAS PALMAS

VISITAS EPISCOPALES AL CISTER DE TEROR EN EL SIGLO XX

Al comenzar el siglo XX la Comunidad Cisterciense del Monasterio de San Ildefonso de la Villa mariana de Teror, Gran Canaria, era la única comuni- dad contemplativa de la Diócesis de Canarias. El Obispo Fr. José Cueto Diez de la Maza, O.P., mostró gran preocupación y desvelo por el vigor espiritual del monasterio.

Dada la escasez de clero que encontró, el Prelado realizó las gestiones necesarias para que desde la Abadía Cisterciense de San Isidro de Dueñas (Pa- lencia) vinieran Padres como capellanes y confesores de la comunidad. En efecto, monjes cistercienses atendieron la capellania hasta el año 1912. Se hospedaban en la casa de la capellania, junto al monasterio, ayudando al mismo tiempo en las tareas de la parroquia. El P. Raimundo Gorilla fue incluso confesor del Padre Cueto hasta la muerte de éste.

En el Archivo del monasterio se conservan cinco cartas de visitas de este obispo dominico, en las que realzó el mandamiento del amor, el esfuerzo dia- rio para enriquecer la liturgia, la clausura y la vida de oración. Bendijo con toda solemnidad el cementerio comunitario. Revisó y aprobó unas Constitu- ciones, cuyo valor actual es notorio, aún después del Concilio Vaticano 11.

Don Adolfo Pérez Muñoz hizo visita oficial al convento en 1910 y dejó consignado en el libro de visitas una carta sobre "las excelencias y obligaciones del estado religioso". Ese mismo año presidió la elección de la Madre Abadesa.

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136 SOR ELVEKANLA VIERA DENIZ, R.C.

Respecto a Don Angel Marquina se conservan sólo varios oficios de auto- rización con dos cartas de visita del Vicario General, Don Anastasio de Simón.

Don Miguel Serra Sucarrats hizo visita canónica en 1927, acompañado de su hermano Don Carlos, dejando una exhortación pastoral sobre la virtud de la obediencia.

En julio de 1930 tiene lugar la visita de un ilustre prelado, el Nuncio de su Santidad Pío XI, Monseñor Tedeschini. La noticia fue anunciada a la comunidad unos dias antes y fue recibida con general alegría. Las hermanas se esmeraron en adornar al convento para tal acontecimiento, con pancartas de aclamaciones y vivas al Papa y a la Iglesia. La entrada principal del monas- terio estaba alfombrada artísticamente, con flores naturales.

El miércoles, dos de julio, a las once de la mañana, una gran caravana de automóviles subía a Teror, acompañando al Nuncio. Después de visitar la Basílica y orar ante la imagen de Nuestra Señora del Pino, se detuvo en el Pala- cio episcopal y en el colegio de las Madres dominicas. Por último, subió al Cís- ter, donde fue recibido a la puerta del convento por el capellán del monasterio, Don Joaquín Artiles, y gran multitud de fieles, que esperaban con ilusión su llegada.

Accedió al templo mientras la comunidad entonaba el Magnificat. Oró largo rato ante el Sagrario y dio luego la bendición al pueblo. Pasó después a clausura, acompañado por los señores Obispos de Tenerife y Canarias y más de treinta sacerdotes. Recorrió todas las dependencias del monasterio y parte de la nueva finca que había sido amurallada hacia apenas un año.

En la sala capitular habló a la comunidad. Las crónicas de ese tiempo nos han transmitido algunas de sus palabras. Encomió la vida contemplativa, diciendo, entre otras cosas, lo siguiente:

"La Providencia os puso a vosotras en este hermoso pueblo, Teror, para que seáis como custodias de la Virgen del Pino, vuestra y nuestra querida Ma- dre, que es el tesoro más rico que tiene Gran Canaria. En ninguna parte se en- cuentra la paz y la felicidad que se disfruta en el claustro. Si la Virgen María, que vino en carne mortal a Zaragoza, hoy volviera a vivir en la tierra, estoy seguro que elegiría para ello el claustro, pues Ella, desde que Jesús subió al cielo, se retiró a la vida contemplativa y de oración. Dichosas vosotras que os halláis cobijadas por tan excelsa Madre y Señora".

Terminó la visita con el canto del Te Deum y la bendición del Nuncio, que se dirigió a la ciudad de Arucas.

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VISITAS EPISCOPALES AL CISTER DE TEROR EN EL SICLC xx 137

El Obispo Don Antonio Pildain tuvo siempre muy buenas relaciones con la comunidad del Cister. Sus visitas fueron siempre privadas, realizando sólo una oficial. En los meses de verano, que pasaba en Teror, con frecuencia, a lo largo de su extenso pontificado, subía al monasterio a la hora de Vísperas, y al terminar éstas, daba una charla a la comunidad en la reja del coro. Repetía con insistencia, según su estilo: "Tengo una presa en Teror, para el cultivo espi- ritual de mi Diócesis, que sois vosotras, mis hijas cistercienses". Hasta enton- ces seguíamos siendo nosotras las únicas de clausura de la Diócesis. Nos incul- caba el vivir con intensidad la vida del Espíritu.

El año 1963 la comunidad celebró con toda solemnidad las Bodas de Diamante de la inauguración del monasterio. Vino desde la Abadía de San Isi- dro de Dueñas el Padre Abad, Don Buenaventura Ramos, con varios padres de distintas casas del Cister. Cerca de cincuenta sacerdotes diocesanos estuvie- ron presentes en el acto. Monseñor Pildain no pudo asistir por encontrarse par- ticipando en el Concilio Vaticano 11 y estuvo representado por el Vicario Gene- ral, Don Juan Marrero. A través del Procurador General de la Orden se recibió un telegrama de la Santa Sede.

Durante los once años del episcopado de Don José Antonio Infantes Florido, tal vez el evento más importante a reseñar en esta breve comunicación sea la "jornada de puertas abiertas" que tuvimos el 18 de septiembre de 1968. A las tres de la tarde se abrieron las puertas de clausura y entraron en el monas- terio unas 300 religiosas de vida activa, de todas las Congregaciones femeninas de la isla, para una reunión eclesial presidida por el Obispo.

Fueron momentos de verdadera emoción los que se vivieron. Todas las religiosas unidas por el mismo entusiasmo se confundían las unas con las otras para formar una sola y única familia. En la sala capitular el Obispo dirigió la palabra a todas las hermanas reunidas, exaltando la vida religiosa en térmi- nos llenos de aliento y esperanza. "Los monasterios no tienen muros", dijo, queriendo así expresar el poder de la oración, alma de nuestra vida.

A continuación habló una religiosa dominica sobre el tema "Vocación a la santidad" y una teresiana evocó el tema "En la Iglesia no hay comparti- mento~". Por último, el P. Miguel Angel Diez de Palencia expuso unas ideas en torno a la Epístola de San Pablo a los Efesios 4.14 SS. Después siguió una Eucaristía presidida por el Sr. Obispo y varios sacerdotes. Todo terminó con un ágape fraternal en el refectorio de la comunidad.

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138 SOR ESPERANZA VIERA DENIL. R.C

Finalmente, durante estos últimos años en que tenemos como Obispo a Don Ramón Echarren Ystúriz, ha tenido lugar lo que podemos calificar co- mo "acontecimiento del siglo" para nuestro monasterio: la visita de la imagen de la Virgen del Pino. Tuvo lugar en la noche del 11 al 12 de septiembre de 1983, en cuya ocasión las religiosas y un número bastante crecido de fieles celebra- mos una Vigilia Mariana en la iglesia cenobial.

Nuestro actual Obispo en más de una ocasión nos ha dirigido un día de retiro, dejándonos impregnadas de la Palabra de Dios. Pena que, por su mu- cho trabajo pastoral, que nosotras acompañamos con nuestra plegaria perseve- rante y apostólica, no podamos tenerle más a menudo entre nosotras.

Glorificado sea el Señor.

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ALM i . 188) Pa85 I39 146 r CENTRO TEO100iCO DE C.AS PALMAS

PINTURAS MURALES DE CARACTER RELIGIOSO REALIZADAS EN GRAN CANARIA DURANTE EL

SIGLO XX

JOSÉ MIGUEL ALZOLA LCOO. EN DERECHO E HISTORIADOR

INTRODUCCION

Bajo la denominación de "Pinturas murales", entendida en sentido lato me propongo agrupar todas aquellas pinturas, ejecutadas con diferentes técni- cas, que fueron concebidas para cubrir un paramento, y que han enriquecido el patrimonio artístico de los templos de Gran Canaria en el presente siglo.

Pintura mural, en rigor, es sólo aquella que se lleva a cabo directamente sobre el muro, ya utilizando el encalado fresco o sobre superficies perfectamente secas, empleando, en este último caso, el temple, la encáustica, la caseína, el óleo o cualquiera otro procedimiento.

Por similitud se denominan también pinturas murales las ejecutadas so- bre lienzo, previamente pegado a la pared, o pintado con anterioridad y fijado más tarde al paramento. Ultimamente se está utilizando como soporte de la composición pictórica los tableros de conglomerado o contrachapado, muy acon- sejables por su duración e incorruptibilidad.

Con estas precisiones previas me propongo inventariar a continuación, muy someramente, las obras que los artistas del siglo XX han ido dejando in- corporadas a los muros de los templos de nuestra isla.

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140 JOSE MIGUEL ALLOLA

Un fenómeno digno de tenerse en cuenta es el auge de la pintura mural religiosa en Gran Canaria en lo que va de siglo. Responde, a mi entender, a varias causas, muy relacionadas entre sí, como son:

a) La sobriedad que hoy priva en el decorado de las iglesias. b) La escasez de buenos imagineros y el rechazo justificado a la estatua-

ria religiosa fabricada en serie por los talleres de Olot. c) La inexistencia de maestros retablistas, capaces de cubrir con acierto

todo un presbiterio.

Por una u otra de estas causas se han ido generalizando los encargos de pinturas parietales como fórmula decorativa sencilla, que elimina la escul- tura no la imagen; y que prescinde de las grandes arquitecturas de madera, ca- rentes hoy de vigencia.

Al finalizar el siglo XIX sólo había en Gran Canaria cuatro murales: uno realizado en el siglo XVII, otro en el siglo XVIII y los dos últimos en la decimonónica centuria. Quizá valga la pena hacer un inciso para recordar estas creaciones pictóricas de pasadas épocas:

EL MURAL DE SAN CRISTOBAL (CATEDRAL)

La pintura más antigua de la que tengo noticias es la que existió en la capilla de la Inmaculada de la catedral de Las Palmas, en el paramento fronte- ro al retablo. Esta capilla comunica la iglesia con el Patio de los Naranjos.

El tema del mural era una gigantesca figura de San Cristóbal, en actitud de atravesar un riachuelo, cargando a Jesús sobre su hombro y utilizando co- mo cayado una palmera.

Se trataba de una pintura realizada al fresco, al parecer en el siglo XVII, que más tarde fue cubierta con sucesivas capas de albeo.

En los años sesenta, cuando se restauraron por Julio Moisés algunos de los cuadros de la catedral, pudo observarse que en la pared de referencia, al desprenderse trozos de cal, se apreciaban unas zonas pintadas. Entonces se pro- cedió a levantar, con mucho cuidado, las capas de albeo y apareció debajo el maltrecho fresco. Estuvo descubierto casi un año, pero como su estado de con- servación era pésimo decidió el Cabildo Catedral volverlo a tapar.

Allí está, por tanto, a la espera de que algún día se acometa su restaura- ción a fondo, ya que se trata, como decía antes, del mural más antiguo de Gran Canaria que hasta ahora se conoce.

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PINTURAS MURALES DE CARACTER RELIGIOSO 141

LA CUPULA DE LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO DE BORJA

Les siguen cronológicamente las pinturas de la cúpula de la iglesia de la Compafiía, obra del artista grancanario Francisco de Rojas y Paz, realizadas en 1775.

En la cúpula está representada la Asunción y en derredor de ella varios santos de la Compafiía, como San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola, San Francisco de Borja, San Estanislao de Kostka y otros. En las pechinas apare- cen los cuatro evangelistas.

Se suele dar por incuestionable que se trata de pinturas al fresco, pero pudieran serlo también al temple, técnica más aconsejable si se tiene en cuenta la altura y las dificultades derivadas de su emplazamiento. Desde abajo no es posible distinguir cuál fue el procedimiento empleado por Rojas y Paz.

EL CAMARIN DE LA VIRGEN DEL PINO (TEROR)

La tercera decoración mural que existió en la isla fue la que cubría el techo y las paredes del camarín de la Virgen del Pino. Las pinturas desaparecie- ron cuando se remodeló esta dependencia, en 1937.

El artista que realizó tal trabajo, antepasado mío, se llamaba don Fran- cisco de Quintana y Cardoso. Había nacido en Las Palmas en 1815 y falleció en 1861.

Quintana desarrolló en los faldones de la artesa del techo, recubiertas de cielo raso, los Frutos del Espíritu Santo, enmarcándolos en doce medallones de gusto neoclásico; en las paredes se imitaban consolas, rematadas de grandes jarrones; bornacinas, estatuas, mucho mármol y mucho jaspe de pincel, todo en el mismo estilo.

EL RESUCITADO DE LA CATEDRAL

El último mural, pintado cuando el siglo XIX finalizaba, es el Resucita- do que corona la pared del fondo de la capilla mayor de la catedral. Tal obra se le debe al artista sevillano José María de Losada, el mismo que pintó el via- crucis, de grandes proporciones, de dicho templo.

La técnica empleada fue la de óleo sobre lienzo y debió terminarse so- bre 1890.

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142 l o S E MIGUEL ALZOLA

Pero regresemos al siglo XX. La centuria en la que nos ha tocado vivir ha sido mucho más fecunda en esta faceta artística, ya que son veintiocho las decoraciones parietales llevadas a cabo hasta el día de hoy en trece de nuestros templos grancanarios. La relación de pintores muralistas y el inventario de sus obras es el siguiente:

JOSE MARIA BOSCH

Nacido en Barcelona, vino a Las Palmas cuando finalizaba el siglo XIX, incorporándose al séquito del obispo fray José Cueto y Diez de la Maza en ca- lidad de "familiar". Aquí prosiguió los estudios eclesiásticos, siendo ordenado presbítero por el mencionado prelado. Mas tarde, quizá a la muerte del Padre Cueto, regresó a Cataluña obteniendo una plaza de beneficiado en la catedral de Tarragona.

Cuando Bosch llegó a Las Palmas ya era pintor formado. Prueba de ello son los buenos retratos que de él se conservan. En el palacio episcopal hay uno de San Pío X; en el Museo Diocesano, otro del Padre Cueto; y las MM. Domi- nicas poseen dos más con la efigie de este insigne prelado. Pero lo que hoy nos interesa es el José María Bosch muralista, ya que fue él quien realizó aquí, en nuestra isla, la primera pintura parietal, de tema religioso del presente siglo. El P. Cueto, fundador y mecenas de la Congregación de Religiosas ~ominicas, dispuso que la nueva capilla del colegio de esta Orden, inaugurada en 1901, la decorara su protegido, el artista catalán.

El mural ocupa toda la parte alta del presbiterio. Está pintado al óleo y tiene el lienzo como soporte. En la composición aparece una veintena de fi- guras presididas por la Virgen del Rosario, entronizada, con Santo Domingo de Guzmán y Santa Catalina de Siena postrados a ambos lados. El nutrido cor- tejo dominicano se recorta sobre un fondo áureo, minuciosamente decorado, que recuerda las pinturas bizantinas. La Virgen del Rosario es copia fiel de la que se venera en el santuario de Pompeya, y a la que profesa gran devoción el pueblo de Nápoles.

JESUS GONZALEZ ARENCIBIA

Nacido en Tamaraceite en 1911 es, sin duda, el muralista más fecundo de todos los que han enriquecido el patrimonio artístico de Gran Canaria. Ini- ció los estudios en la Escuela Luján Pérez, impregnándose del indigenismo que tanto privaba entonces. Más tarde pasó a la Escuela de Bellas Artes de San Fer- nando, en Madrid, en la que su formación se completó y decantó junto a maes-

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PINTURAS MURALES DE CARACTER RELIGIOSO 143

tros como Vázquez Diaz. Para el profesor Hernández Perera, Arencibia es la síntesis del postmodernismo y del Goya de los murales de San Antonio de la Florida. Las obras de este pintor, siguiendo el orden cronológico que él mismo me ha indicado, son las siguientes:

a) Baptisterio de San Juan de Telde (1948).

Se trata del único mural realizado al fresco en Gran Canaria en lo que va de siglo. En tres paños de pared recoge el artista temas relacionados con el pecado original, tales como la expulsión de Adán y Eva del paraíso, los padece- res de la humanidad y el bautismo de Cristo. Toda la composición está resuelta con una sobriedad cromática extraordinaria, que prueba la maestría de Arencibia para conseguir sorprendentes efectos sin salirse de la gama austera de los sienas.

b) Parroquia de Santa Isabel de Hungría (1948).

La técnica seguida en esta obra es la del óleo sobre lienzo. En un fondo de cantería azul, que cubre todo el presbiterio, se abren tres cajeados rectangu- lares destinados a recibir la trilogía pictórica con escenas de la vida de Santa Isabel de Hungría. Además de las figuras de la Patrona, de santa Clara y del Hermano León aparecen otros personajes secundarios de fuerte traza goyesca.

c) Ermita de Santa Catalina (1957)

El procedimiento utilizado en estos murales es la encáustica sobre lien- zo. Está pintada la totalidad de la iglesia, hoy convertida en tienda de anticua- rio. La pared del presbiterio la ocupa el traslado del cuerpo de Santa Catalina; a los lados, el martirio de la santa y la disputa de ésta con los gentiles; al fondo, ha materializado el pintor las frases siguientes: "Dios todo lo ve", "Dios todo lo sabe", "Dios todo lo oye".

d) Capilla del Niño Jesús Enfermero (Parroquia de S. Francisco, 1958).

Este mural es como una gran orla que rodea la hornacina en la que se expone el cuadro del Niño Jesús Enfermero. Un conjunto de ángeles instru- mentistas y cantores cubren el paramento. Arencibia empleó en esta ocasión la encáustica sobre lienzo, añadiendo el oro bruñido en las aureolas de los ángeles.

e) Parroquia de los Dolores de Schamann (1959).

El presbiterio lo cubre un mural pintado directamente sobre el paramen- to a la caseína. Una inmensa figura de María, con los brazos extendidos, dis- pensa protección al Colegio Apostólico. Todos, la Madre y los discípulos, reci-

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ben al Espíritu Santo que se hace presente en múltiples palomas insertas en lenguas de luz.

f) Capilla de la Casa del Marino (1964).

Tres paneles cubren su presbiterio. Los de la derecha e izquierda están pintados a la caseína, directamente sobre la pared; el del fondo, en cambio, es un hermoso mosaico, diseñado también por Arencibia, que representa la Sa- grada Cena. La Virgen recibiendo el homenaje de los hombres del mar, y Jesús sacando de las aguas al apóstol que dudaba de su poder son los temas de las decoraciones colaterales.

g) Parroquia de San Antonio Abad (1971).

Es ésta la última de las decoraciones parietales realizadas, hasta ahora, por Jesús Arencibia. Ocupa unos setenta metros cuadrados y está pintada a la encáustica, directamente sobre el muro. Lo más llamativo de la composición es, sin duda, el gran palio rojo que se adelanta hacia el espectador. Debajo, la figura estilizada de Cristo instituyendo la Eucaristía. En la "gloria" de la composición un Calvario convencional, singularisimo, reiterativo, poblado de múltiples cruces. A un lado, la figura enlutada de una mujer que, en su peque- ñez y humildad contrasta con la grandiosidad del resto de la pintura. Es la ma- dre del artista que ofrenda incienso al Santísimo Sacramento en un sahumador de barro.

JOSE ARENCIBIA GIL

Nació en Rlde en 1914, falleciendo en la misma ciudad en 1968. Su pri- mer profesor de dibujo fue don Eladio Moreno Durán, pasando luego a Ma- drid, a la escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde terminaría los estu- dios en 1936. La preparación que llevaba de Las Palmas era tan completa que pudo hacer el preparatorio y primer año de carrera en una sola convocatoria, siendo felicitado por el tribunal examinador. De vuelta a la isla simultaneó el quehacer artístico con la docencia, y hoy lleva su nombre el Instituto del que fue catedrático.

De él se conservan varios bocetos para decorar las parroquias de Haría, de S. Agustin de Las Palmas y de Ntra. Señora del Carmen, en el Puerto de La Luz. Proyectó el templo de Sta. Teresita e hizo trabajos para las iglesias del Sto. Cristo, basilica de Teror, el Calero y El Egido. Sus murales son los siguien- tes:

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PINTURAS MURALES DE CARKTER RELIGIOSO 145

a) Presbiterio de San Francisco de Asís (1961)

Se trata de una pintura realizada al óleo sobre lienzo que llena el fondo del presbiterio. La composición gira en torno al tema del Calvario, quedando integrada en ella la escultura del Crucificado que preside la capilla. Este mural, por su traza académica y por la sobriedad de los colores empleados, se conjun- ta acertadamente con los artesonados mudéjares y los retablos barrocos del templo.

b) Arco de la capilla mayor de San Francisco (1963),

Este mural, que corona el arco de la capilla mayor, representa la impre- sión de las llagas de Cristo a San Francisco, con otras escenas de su vida. En él se reproduce las fachadas del templo y de la portería conventual, tal como eran en el siglo XVIII.

c) Capilla de la Clínica del Pino.

El conjunto pictórico está formado por dos paneles de idénticas pro- porciones trabajados al óleo sobre lienzo. En uno se contempla a la Virgen so- bre el árbol santo; en el otro, un cerco o corona de zarzas entrelazadas centra la figura de un anciano de expresión doliente que representa los muchos pade- ceres de la humanidad.

d) Parroquia de Artenara (1965-1967).

Fue éste un proyecto ambicioso, del que sólo pudo realizar los murales de la capilla mayor y los de las colaterales. En el presbiterio interpretó José Arencibia, con gran aliento compositivo, la Ascensión del Señor a los cielos en medio de una gloria angélica. En la nave de la izquierda se recoge la escena del profeta Elias, cuando es arrebatado al cielo en un carro de.fuego; en la de la derecha, La Asunción, que tiene como fondo una vista de Artenara. El con- junto de estas pinturas responde a patrones clásicos, a los que era tan dado José Arencibia por su dominio del dibujo y del color.

e) Parroquia de Santa Lucía (1967).

La muerte del pintor dejó inconcluso este mural, realizado al óleo sobre lienzo. En su centro sobresale una ménsula en la que descansa la imagen de la Patrona, que tiene como fondo un pabellón rojo galonado de oro. En lo alto un coro de ángeles rodea el anagrama del nombre de Jesús. Casi la, tercera par- te de la pintura aparece cubierta con una cortina: es la zona inacabada. En ella hay figuras dibujadas al carboncillo y algunas son auténticos retratos de perso- najes populares de la localidad.

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146 105E MIGUEL ALZOLA

Cuando José Arencibia se enfrentaba en sus murales con una figura a la que deseaba magnificar, no la pintaba sino que la modelaba, como si de barro se tratara, dando prueba de sus excepcionales dotes de dibujante.

MANUEL RUIZ RODRIGUEZ

Para la parroquia del Santo Cura de Ars, en Melenara, fueron pintados en los años 1980-1983 los cuatro murales que decoran el ámbito sagrado. Son todos ellos obra de Manuel Ruiz Rodriguez, nacido en Las Palmas en 1944. Inició sus estudios en la Escuela Luján Pérez, ampliándolos más tarde en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Las pinturas están trabajadas al óleo sobre tableros de conglomerado. En todas ellas se observa una singular lumi- nosidad tomada, sin duda, de la playa inmediata. En la composición tampoco está ajeno el mar, que unas veces se ve y otras se adivina.

El panel central representa al Cristo del Mar, clavado en la cruz; el mu- ral del lado de la epístola, el Bautismo de Cristo; y el correspondiente al del evangelio, a la Comunión delos Santos. La cuarta y última pintura, que se ha- lla en la capilla del sagrario, se centra en la figura de Cristo que, con los brazos abiertos, invita a todos a participar en la Eucaristía. El sagrario se incrusta, acertadamente, en el propio mural.

DIEGO HIGUERAS MOLINA

Este pintor cordobés, nacido en 1958, es el autor del mural que se halla en la ermita de San Telmo de Sardina del Norte (Gáldar). Lo realizó el pasado año; ocupa una superficie de trece metros cuadrados y representa La pesca mi- lagrosa, tema muy en consonancia con la advocación del templo y con el en- torno marinero en que se alza. Como soporte del mural ha utilizado Higueras el tablero contrachapado, sobre el que ha trabajado con temple, dándole el aca- bado con óleo.

PERSPECTIVAS PARA EL FUTURO

Parece que esta tendencia a utilizar las pinturas murales en nuestras igle- sias no ha sido una moda pasajera. Todos los indicios apuntan a que va a con- tinuar. En estos momentos, Manuel Ruiz está trabajando en un quinto mural para la parroquia de Melenara; Diego Higueras ya tiene el encargo de pintar la iglesia de San Andrés, en Bañaderos; y Jesús Arencibia prepara bocetos para la decoración de la ermita de San Antonio Abad, obra que desea inaugurar en 1992, con motivo del 5O aniversario del descubrimiento de América.

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LA CREACION MUSICAL RELIGIOSA EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XX

Un hecho de gran trascendencia para el devenir de la música religiosa en el orbe católico se produce en el mismo arranque del siglo XX: S.S. el Papa Pío X promulgó en 1903 su Motu proprio "lnter Pastoralis officii'; con el que se pretendía dar cauce a la música religiosa. Hasta entonces, y concretamente en España en el siglo XIX (en el que Canarias no fue una excepción), la calidad de la música eclesiástica había venido muy a menos debido a la general deca- dencia de las capillas musicales catedralicias y monásticas y a la mediocridad de las producciones musicales para la liturgia, afectadas de vulgaridad y fre- cuentemente de un mal asimilado italianismo operistico. El Motu proprio de Pío X tuvo dos efectos de signos encontrados: por una parte, el intentar poner puertas al campo siempre abierto del arte provocó la desvinculación definitiva de la creación musical eclesiástica de las corrientes más actuales; por otra, se logró crear un clima de reforma y altura intelectual para el marco musical de la liturgia que dio lugar a la creación de un repertorio español bastante digno durante un período que alcanza hasta el Concilio Vaticano 11.

El Motu propno de Pío X provocó tres congresos nacionales de música sagrada que se celebraron en Valladolid (1907), Barcelona (1912) y Vitoria (1928). en los cuales se establecieron las bases del pretendido encauzamiento de la mú- sica eclesiástica. La diócesis de Canarias, que fue convocada a todos ellos, prestó un simbólico apoyo moral a estos congresos, nombrando como comisionado,

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sólo para el último, al chantre don Juan Espino, quien de todas formas sólo se inscribió a nivel testimonial. Si algo se aprovechó entonces aqui, sólo fue en cuanto a los nuevos aspectos normativos referentes a la cotidiana práctica del canto gregoriano en el oficio de las horas.

La creación musical religiosa en la diócesis de Canarias no se vio afecta- da por estos acontecimientos. En primer lugar, porque ya no habia capilla de música en nuestra catedral. Desde la primera mitad del siglo anterior, en que los músicos se desvincularon de nuestra catedral y fundaron la Sociedad Filar- mónica de Las Palmas, se mantuvo un acuerdo entre ambas instituciones me- diante el cual la Filarmónica cubría con su participación musical ciertas solem- nidades de la catedral, lo cual perduró hasta épocas muy recientes. De esta ma- nera, la composición religiosa estuvo aqui en manos, no de un maestro de capi- lla catedralicio, sino del director de la Filarmónica, que al entrar el siglo XX era Bernardino Valle Chiniestra (Villamayor, Zaragoza, 1850 - Las Palmas de Gran Canaria, 1928).

El maestro Valle habia sido seise del Pilar de Zaragoza, donde fue discí- pulo del maestro de capilla y notable compositor, el Reverendo don Domingo Olleta. Allí se familiarizó con todos los aspectos litúrgicos de la música e inclu- so adquirió un notable conocimiento de algunos maestros españoles de la poli- fonía clásica del siglo XVI. Nada de extraño tiene, por lo tanto, que el catálogo de obras religiosas suyas compuestas para nuestra diócesis canariense ronde los 65 títulos, cuyas partituras se conservan todas en el archivo de música del Mu- seo Canario, depositadas allí por sus descendientes: hay 4 misas, entre las que figura la "Pastorella" compuesta para el oficio de navidad de nuestra catedral y que se cantó todos los años casi ininterrumpidamente hasta hace unos 30 años, habiéndose repuesto con posterioridad sólo ocasionalmente; numerosas antí- fonas, responsorios, motetes, letanías, gozos, salmos, secuencias, himnos, vi- llancico~ y ofrendas con letra en castellano. La producción de todo este patri- monio, que marca muy bien una época musical de nuestra historia y cuyo valor estético es ciertamente estimable, no se vio afectada por el Motu proprio de Pío X, de manera que siendo un legado que abarca tan dilatado tiempo repre- senta, con mucha dignidad, la manera de hacer y de sentir propia de los maes- tros de finales del siglo XIX, y en tal estética permanece anclada hasta sobre- pasado el primer cuarto del siglo en que vivimos.

Lo mismo ocurre con el interesante legado religioso del maestro Santia- go Tejera Ossabarry (Las Palmas, 1852-1936), músico que se ha beneficiado con una magnífica biografía publicada recientemente por don José Miguel Alzola.

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LA CREACION MUSICAL RELIOIOSA EN ORAN CANARIA EN EL SIGLO xx 149

Alumno del seminario diocesano de Las Palmas y discípulo del organista cate- dralicio oriundo de Gerona mosén Luis Rocafort e Illás, fue maestro de la ban- da militar de Las Palmas y el más exitoso cultivador de la lírica teatral regiona- lista. Al llegarle la edad del retiro en el Ejército en la segunda década de nues- tro siglo, asumió las funciones de organista de la catedral de Las Palmas, que desempeñó durante unos veinte años, hasta su muerte. Al igual que ocurrió con Valle, su familia ha depositado parte de su música en el Museo Canario: preci- samente la religiosa, la compuesta para la catedral. Se trata de alrededor de cincuenta títulos, y al contrario que en Valle, donde la tendencia es hacia la ampulosidad de obras escritas para coros, solistas y orquesta, en Tejera predo- mina la obra de carácter más camerístico, a una o pocas voces con acompaña- miento del órgano. Pero, igual que en Valle, el legado de Tejera sigue permane- ciendo fiel a los postulados musicales decimonónicos, cultivados aquí con ex- quisita finura y sin grandes pretensiones.

Tejera fallece en el año en que se produce la guerra civil española. Para entonces, y tras la muerte de Valle ocho años antes, la Sociedad Filarmónica languidecía en sus actividades, nuevos vientos estéticos soplaban tímidamente desde la Sociedad de Amigos del Arte "Néstor de la Torre" y, paralelamente a esta nueva institución vanguardista y burguesa, los músicos filarmónicos ha- bían propiciado una asociación bien diferente: la "Academia de Música y De- clamación y Masa Coral de Gran Canaria", que operó con éxito creciente a partir de 1932 y hasta el final de la contienda civil. Elementos destacados de esta sociedad fueron los músicos que seguían protagonizando el cumplimiento del antiguo compromiso catedralicio con la Filarmónica, especialmente los ins- trumentistas y compositores Luis Prieto y Agustin Conchs, así como José Gar- cia Romero, quienes por esos años, y desde la Masa Coral y los conciertos de la Academia, continúan nutriendo nuestro repertorio religioso con obritas de propia producción que orbitan en torno al motete, tanto a voz sola y a dúo con acompañamiento, como a coro, las cuales dan a conocer junto con obras de maestros religiosos españoles y extranjeros cultivadores de una música ema- nada de la reforma estética y funcional que supuso el Motu pmprio de Pío X. Este intento de "vanguardia" musical religiosa en Las Palmas, sin duda reno- vador en sus afanes, se frustró tanto por la insuficiente capacidad creativa de sus cultivadores, como por la penuria y poco estímulo que recibió aquella ten- tativa después de la guerra civil. Opino que el obispado de Pildain, personali- dad cuyas hondas preocupaciones sociales fueron determinantes, no favoreció que aquel intento renovador cuajara o tuviera una continuidad fértil. Por otra parte, el legado religioso de aquellos músicos se ha dispersado y no se ha podi- do localizar hasta el momento.

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150 L ~ H A R SIEMENS HERNANDEZ

De todas formas, al llegar los afios sesenta, corren otros vientos en la Iglesia Católica, en la que el Concilio Vaticano 11, mediante la interpretación que de las normas del mismo se hace en España, va a descolgar definitivamen- te a los músicos catedralicios de su papel, mientras la producción de música religiosa, puesta al día, acabará por encontrar su marco antes en la sala de con- ciertos que en la propia Iglesia.

Se inicia este último periodo con un entusiasmo por la incorporación musical de lo folklórico y lo popular a la función litúrgica, y en principio es don Luis Prieto quien, buen conocedor de las cosas de la música y de la iglesia, se adelanta aquí con su "Misa canaria" (estrenada precisamente en la catedral) y su colección de nuevos cantos religiosos sobre motivos populares canarios. Esta música está tratada con tal deseo de dignidad, que en modo alguno puede calificársela de frívola. No obstante, representa sólo un camino posible.

El contrapunto del mismo lo pone después del concilio don Heraclio Quintana, que asumió por entonces en nuestra catedral la nueva canonjía de maestro de capilla y organista. Como director del coro del seminario habia da- do a conocer algunas obras de mérito, entre las que destacamos su antifona pascual a capella "Regina coeli laetare". Después del concilio cultiva la com- posición de misas con texto en castellano, estrenadas con la inestimable cola- boración de la coral "Regina coeli" que dirige Sebastián Ramirez y que tantas contribuciones fundamentales ha prestado a la música en esta nueva etapa. Las misas 2" y 3= de Heraclio Quintana (de los años 1969 y 1970, respectivamente) son a cuatro voces con órgano; mientras que la 4= (1977) es a tres voces a cape- Ila. Destacan también su canto nupcial "Ya ha pasado el invierno", sobre un texto del Cantar de los Cantares de Salomón y el tema musical de la antifona gregoriana "Iam hiemes transiit", para coro a cuatro voces mixtas y órgano (1969), y la antifona mariana ''¿Quién es esa?" (también de 1969) para coro, órgano y conjunto ritmico. Toda la música de Heraclio Quintana representa un intento de servir a la liturgia con digna sobriedad, modernidad en la comu- nicación y moderación en el empleo de recursos acústicos de choque; es una obra seria, desde dentro de la Iglesia, que tiene como tal pocos paralelos en nuestro país.

Porque lo que se ha acentuado en España después del concilio ha sido, en general, un diletantismo muy vulgar en la música de los cultos por una par- te, y por otra el acrecentamiento de un patrimonio de obras religiosas no litúr- gicas fuera de la iglesia, en las salas de conciertos, propiciadas sobre todo por las Semanas de Música Religiosa de Cuenca, movimiento en el que han partici- pado los mejores músicos de la nación, tanto viejos como jóvenes.

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LA CREAClON MUSICAL RELIGIOSA EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XX 151

Este fenómeno también se ha dado en Gran Canaria, donde, por ejem- plo, nuestro compositor residente más representativo, Juan José Falcón, ha en- riquecido su catálogo de producciones con obras de encargo de carácter reli- gioso demandadas por Radio Nacional de España o por el certamen nacional de coros juveniles. Tales son "Cum palmis et ramis", sobre texto latino escrito por nuestro llorado humanista y melómano don Juan Marqués, o el "Psalmus laudis", para coro y orquesta, ambas en la estética musical que gira en torno a 1980.

Esto es todo cuanto, en líneas generales, se puede decir de la creación musical religiosa en Gran Canaria en el siglo XX, aún no fenecido. Nada pare- ce predecir un cambio para los trece años que faltan para acabar nuestro siglo. Si podemos, en cambio, plasmar aquí una observación y un deseo. Observa- mos que la Iglesia, fuente inspiradora de las artes y su evolución desde hace 20 siglos, ha perdido la iniciativa en las últimas centurias en aceleración cre- ciente. Nuestro deseo, dado que la creación musical religiosa sigue existiendo, es que se llegue a una época de síntesis en la que los disfrutes estéticos, que son un bien de Dios, vuelvan a florecer con toda naturalidad en el marco de su culto.

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ALM. 1. (88) PB%s. 153 6 4 @ CENTRO TEOLUOICO DE LAS PALMAS

ALGUNOS ASPECTOS DE LA ACTUACION DEL OBISPO PlLDAlN DURANTE LA GUERRA ClVlL Y

EL FRANQUISMO

SERGIO MILLARES CANTERO LUIS ALBERTO ANAYA HERNÁNDEZ

JOSÉ ALCARAZ ABELLAN ALEXIS ORIHUELA SUÁREZ

MIGUEL SUÁREZ BOCA MIEMBROS DEL GRUPO PARA EL ESTUDIO DE LA G U E R R A ClVlL EN CANARIAS

LA IGLESIA DURANTE LA SEGUNDA REPUBLICA

La Iglesia habia sido en España un poder importante que se habia opuesto con contundencia desde la etapa decimonónica al Estado liberal por cuestiones como la libertad de cultos, la desamortización, el matrimonio civil ... En defini- tiva, la Iglesia para muchos liberales republicanos y para la izquierda española habia estado en el lado opuesto de la libertad. Por ello cuando muchos de estos hombres, que encarnaban posturas liberal-republicanas, llegan al poder tras la proclamación de la Segunda República, van a propiciar una serie de medidas de carácter anticlerical como el articulo 26 de la Constitución, expresión de un fuerte sentimiento de un amplio sector de las masas populares; anticlericalis- mo que va a tener su punto álgido en la quema de iglesias en mayo de 1931 o en el asesinato de sacerdotes durante la Revolución de octubre de 1934 en Asturias ...

Desde el mismo momento de la proclamación de la República hay cho- ques con ciertos sectores intransigentes de la Iglesia encabezados por el carde-

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154 GRUPO PARA EL ESTUDIO DE LA GUERRA C I Y ~ L EN CANARTAS

nal Segura, y con el heraldo del clericalismo y del "orden": el periódico "El Debate" de Madrid. Todo ello a pesar de que la consigna dada por el nuncio monseñor Tedeschini fue acatar el nuevo régimen. En este sentido, en el Bole- tin Oficial Eclesiástico de la Diócesis de Canarias, con fecha de 29 de abril de 1931, se publica una circular, que entre otras cosas dice:

"( ... ) recomendar (...) a nuestros amados sacerdotes, a los religiosos y fieles católicos en general el respeto que se debe a los poderes consti- tuidos y la obediencia a sus disposiciones mientras no estuvieran en oposición manifiesta con la ley de Dios Nuestro Señor (...)".

No obstante, lo que va a despertar más recelos y roces con la Iglesia va a ser la Constitución, y más concretamente el artículo 26, que, de haberse lle- gado a aplicar, hubiera supuesto que el clero sólo hubiera podido trabajar, ade- más de en sus tareas religiosas, en la agricultura y la medicina.

Este sentimiento anticlerical de los hombres republicanos iba acompa- ñado por una clara intransigencia por parte de la Iglesia, sobre todo a raíz de la discusión y aprobación de la Constitución, intransigencia que se va a explici- tar en el apoyo a los partidos de la derecha y a sus postulados: religión, familia, orden, propiedad y, por supuesto, en el rechazo a todas las leyes que ataquen estos principios básicos como la ley de divorcio, la ley de Congregaciones ... El rechazo a los "sin Dios", como así denominaban a los partidos de izquierda, y el apoyo a los partidos de derecha se concretará fundamentalmente en los períodos preelectorales: los periódicos de la Iglesia fustigaban la actuación de la República en muchos campos de la vida pública, entre estos el ya citado "El Debate" de Madrid o "El Defensor de Canarias" para el caso de Las Palmas; y, por el contrario, mostraba un decidido apoyo a los partidos de "orden". Así, por ejemplo, en la campaña electoral para las elecciones de noviembre de 1933 se decía en las páginas de "El Defensor de Canarias" lo siguiente:

"Ten presente que tu voto (refiriéndose a la mujer) es un pedazo de tu conciencia. Cumple pues con tus dictados, contribuyendo a la de- fensa de tu Religión y de tu Patria", y más adelante, "No pidas al cie- lo clemencia, si con tus actos públicos no procuras reparar tus ofen- sas. Tu Dios y tu Patria están hoy pendientes de tus actos. Vota, pues, a los paladines de su causa" ('1.

- (1) El Defensor de Canarias, 30 de oclubrc de 1933: "Mujer española".

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ALGUNOS ASPECTOS DE LA ACTUAClON ULL OBlSPO PlLDAlN 155

No es de extrañar, por tanto, que la Iglesia tomara partido por el bando rebelde cuando comience la guerra civil, excepción hecha de la Iglesia del País Vasco.

LA ACTITUD DE LA IGLESIA ANTE LA GUERRA CIVIL ESPANOLA

La sublevación militar no tuvo en cuenta, en sus inicios, el problema re- ligioso, ya que estaba planteada para derrocar rápidamente al régimen republi- cano e instaurar un nuevo orden. Pero la resistencia republicana y la larga du- ración de la guerra vinieron a dar una importancia capital a esta cuestión. Los militares se plantearon toda una estrategia en el campo religioso para ampliar sus apoyos sociales y exteriores e incrementar así su potencialidad militar, lo que fue posible gracias al apoyo de la jerarquía católica española, e indirecta- mente del Vaticano.

Como señala Tuñón de Lara, en los primeros momentos del golpe no hubo pronunciamientos externos de la jerarquia eclesiástica, aunque sí algunos gestos significativos de algunos obispos alentando a los sublevados. En Nava- rra muchos clérigos participaron en la rebelión, y el cardenal Gomá, prelado de Toledo, se encontraba en Pamplona, quizá por los rumores insistentes de sublevación (2). Mientras ésta se consolidaba y extendía su área de influencia, el Vaticano permanecía callado aunque, obviamente, sus simpatías al igual que las de la mayor parte de la iglesia española, estaban con los sublevados. Este silencio fue parcialmente roto por algunos obispos españoles entre julio y sep- tiembre de 1936; en concreto, desde 11 diócesis, principalmente de Castilla la Vieja, Navarra y Galicia, se levantaron las máximas autoridades religiosas para emplazar a los católicos a la lucha contra la descristianización, acusada de ser la causa originaria de la guerra. En ninguno de estos textos se barajaba la posi- bilidad de una mediación para lograr la paz, mientras aparecía el término "cru- zada" para definir la guerra en boca del obispo de Santiago de Compostela, Tomás Muñir.

En el bando republicano, estos posicionamientos religiosos al lado de los facciosos generaban actitudes anticlericales, o para ser más correctos, agu- dizaban el tradicional anticlericalismo de las capas trabajadoras. De ahí que la represión sobre el clero en la zona que permaneció fiel a la República fuera particularmente sangrienta, especialmente en los lugares dominados por los anar- - (2) La España del siglo X X , Tomo 3. p.

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156 GRUPO PARA E L ESTUDIO uc LA IULKK,, CIVIL EN CANARCAS

quistas, como Aragón o Cataluña. La cifra de religiosos muertos en estas cir- cunstancias asciende a cerca de 7.000, casi un 9% del total del clero.

Es indudable que estos hechos propiciaron en el ámbito católico actitu- des tendentes a justificar moralmente la sublevación y apoyar sin ambages al general Franco. El 14 de septiembre de 1936 el Papa Pío XI habló ante 500 es- pañoles denunciando la persecución religiosa y los asesinatos de clérigos en la zona republicana. Era el primer posicionamiento del máximo representante de la iglesia católica, aunque en sus palabras no encontramos la expresión "cruza- da", lo que indicaba una petición de apoyo matizada hacia el bando rebelde. La iglesia española, mientras tanto, no desaprovechaba la oportunidad de in- crementar su influencia entre los sublevados, conscientes del papel que se les asignaba como legitimadores ideológicos del nuevo orden.

El problema vasco fue un elemento distorsionador en el esquema que se quería implantar de "religión contra comunismo". El gobierno vasco, cons- tituido por nacionalistas católicos, apoyaba la República como garante de sus derechos históricos como pueblo, luchando contra las tropas rebeldes. El car- denal Gomá desde agosto del 36, presionó para que los católicos vascos no apo- yaran la República y no hicieran causa común con los "enemigos de la reli- gión"; pero los nacionalistas vascos mantuvieron sus posiciones en favor de la legalidad republicana. El problema se complicó cuando el País Vasco se con- virtió en el frente fundamental y cuando los franquistas ejecutaron a más de una quincena de sacerdotes vascos, hecho que justificó Gomá como "un abu- so de un subalterno" 0). Como es sabido, también en otros lugares fueron eje- cutados algunos sacerdotes por los franquistas: 3 en Asturias; 1 en La Rioja, otro en Navarra, etc ..., así como miles de católicos, fundamentalmente vascos, pero también de otras provincias.

La caída del País Vasco en mayo de 1937, alertó a la opinión católica mundial, para quienes el gobierno vasco en el exilio era un contrapeso que fre- naba un apoyo más claro hacia Franco. En este contexto aparece el 1 de junio del mismo año una carta colectiva del episcopado español dirigida a los católi- cos del mundo entero. Este documento trata de justificar el alzamiento por el peligro de revolución comunista, y afirma que el Movimiento era la única espe- ranza para reconquistar en España la justicia y la paz, a la par que se condena- ba la conducta de los sacerdotes vascos. Tal como señala Tuñón de Lara, el ge- neral Franco fue el instigador de esta carta pastoral firmada por todos los pre- - (3) La Guerra Civil de Historia 16, Toniu 13, p. 17.

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ALGUNOS ASPECTOS DE LA ,\i I UAC ION DEI O ~ ~ S P O PILDAIN 157

lados a excepción del cardenal Vidal y Barraquer y el obispo Mújica, que dis- crepaban de la misma.

En el verano de 1937 el Vaticano estableció relaciones con el gobierno de Franco y envió a monseñor Antoniutti en calidad de legado apostólico, Ile- gándose a un pleno entendimiento con la Santa Sede a medida que Franco iba mejorando sus posiciones militares y políticas,

La victoria de los rebeldes coincidió con la elección de un nuevo Papa, Pío XII. El 16 de abril de 1939 en un mensaje radiado afirmaba: "el sano pue- blo español salió en defensa de los ideales de la fe y de la civilización cristiana y supo resistir el empuje de los que, engañados por los que les envenenaron hablándole de un ideal de exaltación de los humildes, luchaban en provecho del ateísmo".

EL LEVANTAMIENTO MILITAR: RESISTENCIA Y REPRESION EN LAS PALMAS

El día 18 de julio de 1936, una compañía de soldados al mando del ca- pitán Díaz Trayter proclama por las calles de Las Palmas el estado de guerra; las autoridades leales al gobierno junto con elementos republicanos y sindica- listas, así como la mayor parte de las fuerzas de seguridad, se recluían en el gobierno civil. Simultáneamente la Federación Obrera convocaba la huelga ge- neral que fue secundada masivamente, a la vez que se producen algunos tiro- teos como el del día 19 en la Isleta, entre una patrulla militar y trabajadores armados, en el que mueren dos soldados. Aquel mismo día y ante el ultimatum del general Orgaz, que había ordenado instalar dos piezas de artillería ante el gobierno civil, éste se rinde bajo la garantía del citado general de que no habría represalias, lo que posteriormente sería incumplido.

A partir del 19, tomada ya la ciudad de Telde, la resistencia republicana se centra en la zona norte, donde los trabajadores y las autoridades locales cons- tituyeron comités y grupos de resistencia dirigidos por el diputado comunista Eduardo Suárez Morales y el delegado gubernativo, el socialista y farmacéuti- co de Agaete, Fernando Egea Ramírez. Tras el bombardeo del guardacosta "Ar- cila" y la intimidación a la rendición arrojada desde una avioneta y ante la ma- nifiesta superioridad rebelde, los leales al gobierno se rinden el día 21.

Hasta aquí una apretada síntesis del desarrollo de los acontecimientos que siguieron al golpe militar en Gran Canaria. Desde el primer día del mismo

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158 GRUPO PZRA EL ESTUDIO UE LA G U E R R A ClVlL EN C4NARIAS

se desató sobre las islas una oleada represiva que no puede entenderse en fun- ción del desarrollo de la guerra, pues Canarias era un escenario alejado de la misma, ni tampoco por un posible clima de violencia anterior. Durante la Re- pública, en nuestra provincia sólo hubo una víctima de la violencia política, el militante socialista José Morales Ojeda, muerto por disparos de la guardia de asalto cuando festejaba el triunfo electoral del Frente Popular. Sentado esto, cabe definir las caracteristicas de la represión política desarrollada por los su- blevados en las islas. Lo primero que sorprende es su brutalidad y extensión temporal, pues en 1939, pocos dias después de acabada la guerra, se fusila al maestro de Moya, Luzgérico Martin Valverde. Sobre las cifras, tanto de ejecu- tados por consejos de guerra como los asesinados sin juicio, existe una contro- versia. Nosotros pensamos que más que el número exacto de las víctimas, im- porta el desentrañamiento de las características y objetivos de la represión. En este sentido y, coincidiendo con muchos de los historiadores que han investiga- do el tema, creemos en el carácter planificado de la represión política en nues- tras islas, a tenor de las pruebas que poseemos. Respecto a las cifras de muer- tos, la falta de una investigación científica hasta la fecha, ha posibilitado eva- luaciones incorrectas de uno u otro signo. Así, la revista "Interviú" da la cifra de 5.000 asesinados, atribuida a Pildain, mientras que el profesor Oswaldo Bri- to cita la de 2.500. En el otro extremo, el general Salas Larrazábal menciona la de 213, que no es admisible, pues su método de investigación se revela insufi- ciente e inadecuado (4). En efecto, resulta insostenible pretender averiguar el nú- mero de víctimas únicamente a partir de las cifras de los boletines anuales del INE, que se formalizaba con los datos aportados por los registros judiciales, cuando nosotros hemos descubierto una cantidad importante de "desapareci- dos': no inscritos o inscritos recientemente. Aunque todavía no hemos concluido la cuantificación de estas muertes, pensamos que su número oscila en una cifra inferior al millar.

Por último debemos señalar que aunque el dolor y la pérdida de vidas humanas es difícilmente cuantificable, es preciso entrar en su análisis, con el objetivo de aclarar los hechos históricos y además conseguir una visión más justa y exacta que la oficialmente impuesta durante la dictadura.

PILDAIN EN LAS PALMAS

Como ya hemos visto, la iglesia tomaría desde muy pronto partido por el bando rebelde, brindándole no sólo su ayuda moral y espiritual sino como - (4) Pérdidas en la guerra civil, Ramón Sala, Larraribal. Ed Planeta, 1977

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ALGUNOS ASPECTOS DE I A ALTV,\IION DEL OBISPO PlLDAlN 159

afirma el historiador Javier Tusell, cumpliendo papeles paraestatales en mu- chos casos, incluyendo los represivos En efecto, tanto éste como otros auto- res recalcan en este sentido el papel de los párrocos en la concesión de certifica- dos de buena conducta, cuya denegación podía significar para el afectado du- ras sanciones, incluyendo la pena de muerte. Es sabido la rigurosidad con que se expidieron en muchos lugares, como en Galicia, donde los obispos instaron a los sacerdotes a que no los extendieron a los "afiliados a las sociedades mar- xistas" (@.

En Canarias hubo también participación eclesiástica en esta tarea, espe- cialmente en Tenerife, donde el obispo fray Albino no sólo pecó por omisión al no impedir las matanzas nocturnas entre los presos de Fyffe valiéndose de su amistad con el general Dolla Lahoz, sino que, como señala Juan Rodríguez Doreste en su trabajo sobre Pildáin, dio orden de que se denegaran estos certi- ficados a los presos gubernativos y además publicó un encendido artículo en un periódico de Santa Cruz reiterando la prohibición, y añadiendo que cual- quier colaboración con los detenidos se consideraba complicidad ('1. En Las Palmas, aunque menos, hubo también actitudes similares en miembros de la iglesia, asi la comisión depuradora de Enseñanza que cesó a cerca de la mitad de los enseñantes de la isla, estaba presidida por un sacerdote, y formaba parte de la misma un canónigo ("'. Sin embargo, al lado de éstas y otras actitudes de miembros de la iglesia, que en nuestra provincia, tras la llegada del nuevo obispo son individuales, es de justicia consignar las de signo contrario. Tal es la de los párrocos de San José y Cardones negándose a dar nombres de "ro- jos" e intentando evitar la saca de sus feligreses, respectivamente; aunque la figura que sobresaldrá en esta labor es sin duda la de monseñor Pildáin.

Los autores que tratan el tema de la represión franquista, citan como único caso de protesta a la misma entre el episcopado de esta zona, al obispo de Navarra monseñor Olaechea, quien en noviembre de 1936 declaró ante un grupo de mujeres de Acción Católica: "no más sangre, que la decretada por los tribunales de justicia, serena, largamente pensada, escrupulosamente dis- cutida, clara, sin duda ... y no otra sangre" C9'. Omiten por lo general, a excep- ción de los autores locales y de Onaindía, la labor de don Antonio en este cam- po, que seguidamente pasamos a explicar. -

(5) La Guerra Civil de Historia 16 ..., p. 14. (6) Ibidem. (7) Rodriguer Doreite, J., Doctor Pildain, 1890-1973, Col. Guagua, Las Palmas 1985, p. 28. (8) Alcaraz Abellán y otros, La represión franquista en la enseñanza en la provincia de Las Pal-

mas, 1936-1939, Rcvista Guiniguada, no 2. (9) Arbeloa, V.M., Historia 16, La Guerra CiiD. Toiiio 13, p . 88.

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160 GRUPO PAR4 EL ESIUL>IO 111 I \ <,I i K K \ < l V l L EN CANARIAS

Elegido diputado por la minoría vasco-navarra, coalición del PNV y los carlistas, tuvo una destacada actuación en las Cortes Constituyentes republica- nas defendiendo los intereses eclesiásticos frente al proyecto laico de la mayo- ría. Tras el fin de su mandato no se presenta a la reelección, aunque siguió liga- do al menos coyunturalmente, a la política, pues poco antes de las elecciones de febrero de 1936, intentó mediar infructuosamente ante los monárquicos vas- cos para que fueran coaligados con el PNV(IO). El 18 de mayo de 1936 seria nombrado obispo de Canarias, aunque la llegada a su diócesis se dilataría casi un año por la guerra, y sobre todo por la hostilidad de Franco, quien llegó a recriminar al Papa por boca de su embajador en el Vaticano, el almirante Ma- gaz, su nombramiento, por considerarlo nacionalista vasco ("1. Sobre su estan- cia en Roma tenemos el testimonio del sacerdote Alberto de Onaindia, comi- sionado por el gobierno vasco para llevar al Papa el famoso informe que lleva su nombre, explicativo de la toma de postura progubernativa del PNV '12'. En sus memorias, Onaindia explica que, a instancias del obispo de Oviedo, Dr. Eche- guren (posteriormente muerto en un discutido accidente en su diócesis) '13', qui- so comentar con don Antonio P., que habia sido profesor suyo, el mencionado informe. Este se negó alegando que todos, "incluso los vascos", estaban man- chados y que se abstuviera de tratarlo en público para no comprometerle. A pesar de esta actitud, Onaindia valora positivamente la figura de Pildáin, y desde su puesto de locutor de Radio París tras la guerra, siguió en contacto con su labor, de la que cita su defensa de los trabajadores, sus críticas a los sindicatos franquistas, su ayuda a los presos de la guerra; incluso explica que le escribió en alguna ocasión para que se interesase por condenados a muerte (14).

El 19 de marzo de 1937 llega a Las Palmas en unos momentos trágicos para la isla. En efecto, al contrario que en la Península, la represión se intensi- fica en nuestra provincia a partir de diciembre del 36 por diversos motivos. Tras las sacas de la capital, el 18 de marzo dan comienzo las del Norte de la isla, precisamente el día anterior a su llegada, con la detención y asesinato en Aru- cas de cerca de medio centenar de vecinos. El 1 de abril se repite en Gáldar con otras trece victimas, y el 4 en Agaete con veintiocho. El Obispo debió de tener pronto noticia de estos hechos, y poco después se presentó en este último pueblo, exhortando en la Vecindad de Enfrente, el barrio más castigado, a que cesaran las matanzas, segun nos refieren autores que lo oyeron directamente - (10) De Meer Lecha-Marro, F.. El PNV ante la guerra civil, en Historia 16, n" 132, p. 106. (11) Tusell, J., opus cit., p. 15. (12) Onaindia, A,, Hombre de par en la guerra. Buenos Aires, 1973, p. 65. (13) Asociación de viudas republicanas de guerra en Asturiar, La fosa común del cementerio de

Oviedo, 1986, Oviedo. (14) Onaindia, A,, opus cit., p. 67

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ALGUNOS ASPEC~OS DE I \ . A < II \< I K ) ~ 111 1 011151>0 P I I OAIN 161

de sus labios (15). Según otros testimonios que hemos recogido personalmente, su presencia evitó una segunda saca.

El mismo año, un grupo de 21 presos que en su mayoría o totalidad es- taban encartados en el consejo de guerra de Arucas, fueron llevados con el evi- dente propósito de asesinarlos, hacia la Sima de Jinámar; a la altura de San José la camioneta fue parada por don Aritoiiio P., que obligó al vehiculo a dar la vuelta y llevar los detenidos a la cárcel. Este hecho que ha sido ya citado en otro lugar '16), nos ha sido narrado por uno de los presos salvados por esta intervención, don Jorge Pulido. Asimismo nuestras fuentes corroboran testi- monios escritos, sobre su participación junto con el cónsul de Portugal don Luis de Saa, en conseguir la conmutación de la pena de muerte de los 27 con- denados en el citado consejo de guerra, siendo él en persona quien acudió a comunicarlo ("). En la entrevista ya mencionada, don Rafael Vera señala su in- fructuosa gestión en intentar evitar el fusilamiento de unos desertores '18). Por último cabe señalar que, a diferencia del Obispo de Tenerife ya citado, ordenó a los clérigos de su provincia que expidieran sin excepción, el certificado de buena conducta, necesario para que los detenidos gubernativos pudieran salir en li- bertad '19'. Que la figura de Monseñor Pildáin resultaba "incómoda" para las autoridades del "Nuevo Estado", ya se ha documentado al referir su actuación durante los tres años que duró la contienda. Posteriormente este desacuerdo no hizo sino aumentar, en la línea de ese distanciamienteo del Obispo ante la evolución y la práctica de las autoridades instituidas tras el levantamiento mili- tar. En este apartado vamos a aportar una serie de datos, algunos inéditos, que tienden a confirmar lo anteriormente expresado y que, dada la falta de espacio, sólo tienen la intención de aproximarse a la acción pública del Obispo Pildáin, sobre todo en su vertiente de relación con el Régimen Franquista.

El ocho de enero de 1939, aún sin concluir la Guerra Civil, el'diario "Hoy" publica un Decreto del por entonces Gobernador Civil, Antonio Gar- cia López, prohibiendo las rifas y actos benéficos y, atribuyendo su realización en exclusiva a FET y de las JONS y Auxilio Social. Este decreto iba manifiesta- mente dirigido contra la actividad del obispado que recogía fondos para fami- lias necesitadas; así lo demuestra la airada réplica del Obispo en su discurso - (15) Millares Cantero, A , La politicaen Canarias.siglo XX, Edirca, Las Palmas 1983, p. 55; tam-

bién Crur Dominguer, A , Proceso de beatificación de Monseñor Pildain, "La Provincia", 5 de mayo de 1985.

(16) Ibidem. (17) Rodriguez Doreste, opus cit., p. 26. Sabrc la visita tenemos el testimonio de dan Manuel Hen-

riquer Ruiz. (18) Crur Dominguer, opus cil. (19) Rodriguez Dorerte, J., opus cit., p. 1S

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162 GRUPO PARA EL ESTU~>X> ~ > i I \ L , I L X X \ < 1\11 i Y CANARIAS

de apertura de la sede de Acción Católica en Las Palmas, el 17 de enero de 1939, en el que denuncia la notable carestía alimenticia que se sufría por entonces y reivindica el derecho de la Iglesia a ejercer la caridad y organizar colectas.

Esta primera confrontación pública se saldó con una retractación del Gobernador que tuvo que transigir.

Merece especial mención como punto de conflicto abierto con el Régi- men la pastoral del Obispo, de diciembre de 1954, sobre los sindicatos y la si- tuación de los trabajadores. Fue apenas mencionada en la prensa nacional; sin embargo tuvo especial repercusión en medios católicos franceses e italianos, mo- tivando una protesta oficial del Ministro de Asuntos Exteriores de Franco, por entonces Martín Artajo, a través de su embajador ante la Santa Sede, Fernando María Castiella, ambos pertenecientes, curiosamente, a la Acción Católica Na- cional de Propagandistas C2O). En la citada pastoral se afirmaba que los sindi- catos oficiales no se ajustaban a las enseñanzas papales y se reivindicaba de alguna forma la libertad sindical, estableciendo además un paralelismo entre los sindicatos oficiales del Franquismo y los de los regímenes socialistas. Prue- ba de la importancia que Franco le dio a la misma, es la carta que su primo, el Teniente General Francisco Franco Salgado Araujo, hace en sus memorias:

" ... el último martes, almorzando con S.E., salió en la conversación la pastoral del Obispo de Las Palmas, Monseñor Pildáin, en la que dice que los sindicatos no están de acuerdo con las enseñanzas socia- les de la Iglesia (...) cuando estos sindicatos tienen un sacerdote y se rigen por la más estricta moralidad. Por lo visto lo que el Obispo cen- sura es que los trabajadores no tienen libertad para asociarse como les parezca, en forma autónoma e independiente. Según dice en la pas- toral nos compara con Rusia y demás paises del Telón de Acero, con Argentina, Paraguay, etc. No cabe olvidarse que el Obispo Pildáin es enemigo acérrimo del Generalísimo" i2').

Esta última cita hace referencia a los incidentes ocurridos durante la vi- sita de Franco a Las Palmas que han sido referidos por diversos autores.

Mencionar también la intervención del prelado para intentar conseguir el indulto de Juan Garcia Suárez, "El Corredera", condenado a muerte y eje- cutado en octubre de 1959. Numerosos testimonios -el abogado del "Corre- dera'', Germán Pirez y un largo etc.- corroboran sus infatigables esfuerzos hasta - (20) Tusell, J., Franco y los católicos, Alianza, 1986. (2.1) Salgado Araujo, FI;, Mis conversacio,ic.$ 11iivadd.5 L.",, 1i;iiico. Planeta, 1986, p. 79.

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ALGUNOS i\SPECTOS DF 1 4 \< I I V I<>\i l > l 1 I>Hl\ i2<> PILDAIN 163

el último momento, actitud nada sorprendente si recordamos su comportamiento con las víctimas de la represión.

Reseñar, por último, dos informes oficiales -uno policial y otro de Falan- ge- de los años sesenta. Ambos, extraídas de los legajos de Orden Público del Gobierno Civil, depositados en el Archivo Histórico Provincial, en los que se menciona al Obispo. El primero de la Dirección General de Seguridad, de mayo de 1962, en el que se informa sobre la visita del Obispo a Fuerteventura:

" ... últimamente se informó a esa central del contacto que mantuvie- ron (se refiere a "los residenciados forzosos" en Fuerteventura: Ba- rros de Lis, Alvarez de Miranda, Satrústegui y Miralles, que se encon- traban desterrados en la citada isla por su asistencia el Coiigreso de Munich), con el Obispo de la diócesis en esta isla de visita pastoral, con quien estuvieron hablando e incluso con preferencia por parte de éste en relación a las autoridades que fueron a cumplimentarle a su llegada al aeropuerto".

El otro comunicado, procedente del Servicio de Información de FET y, firmado por el subjefe provincial de la organización, Antonio Suárez Cárde- nes, fechado en 1962, manifiesta:

"demagógicas conferencias del Obispo, nada favorables al Gobierno han sido radiadas por la Emisora Diocesana".

Son éstas dos pequeñas muestras del enorme foso existente entre las auto- ridades y el Obispo Pildain.

Hoy en día para intentar hacer una valoración de la ideología y actua- ción del Obispo, resulta imprescindible reconocer la profunda influencia de su lugar de origen; ya que el temprano desarrollo industrial y las características especificas del Pais Vasco, condujeron a un desarrollo de las relaciones sociales que diferían en diversos aspectos del resto del Estado. El movimiento naciona- lista fue canalizado por el PNV, con el cual colaboró intensamente un sector de la Iglesia local, aportando el carácter confesional del Partido. Pero también la Iglesia resultó influida por los contactos con los sectores obreros de este par- tido y de su sindicato -el Sindicato de Trabajadores Vascos-, dotándola de una conciencia social poco común en el país (a excepción quizás de un sector del clero catalán), y que junto con su nacionalismo constituyen las caracteristi- cas definitorias de parte del clero vasco.

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164 GRUPO PARA EL ESTUI>IC OL L A GUERRA CIVIL E N CANARIAS

Pildain que trabajó política y sindicalmente en este campo, resultó sin duda influido por el mismo, como es evidente en su labor en Canarias. Estas circunstancias no deben hacernos confundir al PNV con un partido de izquier- das; ahora bien, en el panorama político español de la época con una derecha marcadamente reaccionaria, su postura centrista era poco usual. Igual cabe de- cir de Pildain; baste recordar su presencia como diputado en coalición con los carlistas, a quienes tachar de reaccionarios resultaria suave, o su intento ya ci- tado de conciliar electoralmente a la derecha monárquica con el nacionalismo vasco en febrero de 1936, lo que sin duda hace más valorable su encomiable labor de salvar vidas de opositores ideológicos, especialmente en el contexto en el que se produjo.

Otros aspectos de su pensamiento no tienen esta característica; nos refe- rimos a su conocido integrismo en materia moral e intelectual que le llevó a adoptar actitudes que, en varias ocasiones, sobrepasaron al Régimen Franquis- ta en este campo. Baste recordar su rotunda condena de Galdós y Unarnuno, su oposición a la compra del Archivo de la Inquisición, a los bailes, a los baños mixtos en las playas, a determinadas peliculas, etc ...

Hoy, a los catorce años de su muerte, pensamos de todos modos que los aspectos que prevalecen de su personalidad son: el ser consecuente con sus ideas, recto en su proceder, avanzado en lo social y su trasfondo humanista.

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ALM. 1. (88) Pigs. 165 - 182. O CENTRO TEOWOlCO DE LAS PALMAS

BIO-BIBLIOGRAFIA DE SACERDOTES CANARIOS

MATiAS DlAZ MARTiN LCDO. EN HISTORIA

Quiere ser el presente trabajo una primera aproximación a la bibliogra- fía del clero secular canario en el presente siglo.

Desgraciadamente los libros publicados yacen, como en otras muchas materias, en su inmensa mayoría en el olvido dentro de los depósitos de nues- tras principales bibliotecas o perdidos en librerías y colecciones particulares de los lugares más remotos de la geografía canana, en espera de la mano amiga que los desempolve y los dé a conocer nuevamente. Encierran y atesoran entre sus páginas abundantes datos, olvidados muchos de ellos o referentes a cos- tumbres desaparecidas en nuestros días. La cultura, considerada como un pro- ceso encadenado de objetivos humanísticos, científicos y técnicos, requiere la divulgación de este tesoro bibliográfico para que podamos conocer una parte muy importante de su legado.

Un libro si nos atenemos a las normas internacionales de catalogación de libros es una publicación no periódica de 51 páginas o más.

Si aplicamos, en sentido estricto, la mencionada definición poco de lo publicado en el presente siglo se glosaría en la presente comunicación.

Debido a la parquedad de material bibliográfico encontrado he aplica- do el término en sentido más extenso y cito trabajos que forman parte de lo que en biblioteconomía se denomina con el genérico nombre de "folletos".

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Igualmente al citar algunos autores hago referencia a sus trabajos de ca- rácter científico publicados en revistas o anuarios especializados y que han circu- lado luego en forma de "Separata".

Los artículos en la prensa, donde han destacado sobresalientes sacerdo- tes, no entran dentro del marco de la presente comunicación y sólo hago refe- rencia hacia ellos si han sido recogidos en forma libresca.

He de destacar que al no haber ningún trabajo anterior sobre esta mate- ria y no tener, como ayuda, un listado cronológico de sacerdotes ordenados en el presente siglo, ha sido, por mi parte, un trabajo de paciencia en muchos casos y de intuición en otros al pie de ficheros en las bibliotecas públicas o pri- vadas de nuestra ciudad. Por tanto, mis disculpas anticipadas si omito a algún autor.

Otro factor a destacar es que renombrados sacerdotes, apenas o nada publicaron y, podemos mentar a:

D. José López Martín D. Pablo Rodriguez Bolaños D. José Marrero y Marrero D. Deogracias Rodríguez Pérez D. Jesús Cruz Santana D. Tomás Ventura Santana D. Juan Alonso Vega

También hay que tener presente que gran parte de la producción litera- ria de muchos sacerdotes permanece, desgraciadamente, inédita. En el presente trabajo al mencionar a los que han publicado hacemos referencia a su obra no impresa.

Las materias que han servido de inspiración a los distintos autores ver- san sobre tema: religioso, social, histórico o literario preferentemente.

Por último nos podemos preguntar: ¿Por qué han escrito nuestros sacerdotes?

Don Francisco Vega y Lorenzo, nos dice: "Por higiene mental" ('1; don Manuel Socorro Pérez, en Mis Recuerdos dice: "Porque me sale de dentro" (2) .

- (1) Vega y Lorenzo, Francisco: "El Despertador de Don Tito': Las Palmas; Diario, 1913, p. VI. (2) Socorro Pérez, Manuel: "Mis Recuerdos': Las Palmas; iezcano, 1972, p. 25.

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BIO~BIBLIOGRAFIA DE SACERDOTES CANARCOS 167

ALEMAN ALAMO, Manuel

Natural de Agaete y nacido en 1931. Ordenado en 1954. Canónigo de la S.I.C.B., ha sido Rector del Seminario Diocesano y es en la actualidad Profe- sor de Psicología en la E.U. del Profesorado de E.G.B. y Director de la Escuela de Asistentes Sociales. Dr. en y Lcdo. en F'ilosofía y Psicología.

Obras: "Para vivir el misterio de Cristo". Salamanca; Sígueme, 1965, 366 p. "Psicología del hombre canario"(4). Las Palmas; C.C.P.C., 1980.

ALEMAN MENDEZ, Salvador

Nacido en Las Palmas en 1940. Ordenado en 1965. Canónigo de la S.I.C.B. y Rector del Seminario Diocesano. icdo. en Teología.

Obra: "Las Misas en casa. Celebraciones domésticas de la Eucaristia". Madrid; Princesa, 1972, 143 p.

ARTILES RODRIGUEZ, Antonio

Nació en Las Palmas en 1860 y falleció en la misma ciudad el 15 de ma- yo de 1936. Ordenado de Presbítero en 1884. icdo. en Teología. El Ayuntamiento de la ciudad dio su nombre a una de nuestras calles.

Obras: "Sermón pronunciado en la S.I.C.B. de Canarias por D. Anto- nio Artiles" Las Palmas; Diario, 1911, 52 p.

"Discursos pronunciados por el párroco de la Iglesia de San Francisco ..." Las Palmas; La Verdad, 1912, 54 p. "Sermón en honor de la Santísima Virgen predicado en la So- lemne Función del Viernes de Dolores". 3 a ed. Las Palmas; Dia- rio, 1922.

(3) Su tesis doctoral sobre: "La Espiritualidad Canaria en el siglo XIX", está inédita. (4) La segunda edición se publicó en noviembre de 1985 por el C.C.P.C.

Nota: "Apuntes socio-históricos sobre Canarias. Ciclostil. Las Palmas, 1971. Tiene en prensa: 'La relación no directiva" y ha sido ponente en el Congreso de la Cultura Canaria, 1987.

(5) Precede al titula: Vigilia Extraordinaria del Congreso Eucaristico. Nota: Publica bajo seudónimo, "Con la sinceridad de un canario y la lealtad de un espanol.

Saluda al nuevo ré~imen': Un católico de la Diócesis de Canarias. Las Palmas; Dia- rio, 1931.

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"La División de la Provincia. Documento de actualidad". Las Palmas; Diario, 1927, 24 p.

"En legítima defensa. Satisfacción y explicación que da a sus feligreses D. Antonio Artiles Rodrígnez, párroco". Las Palmas, 1930, 43 p.

ARTILES RODRIGUEZ, Pablo

Nació en Guía (Gran Canaria), en 1906. Ordenado en 1929. Falleció en Las Palmas en 1983. Estudió en la Universidad Gregoriana de Roma y se doc- toró en Filosofía y Teología. Licenciado en Filosofía y Letras por la Universi- dad Central. Se dedicó a la docencia C 6 ) .

Obras: "De Gran Canaria a Roma". Las Palmas; Escuela Tipográfica Salesiana, 1935, 186 p.

"Isla Azul. Estampas de los pueblos de Gran Canaria". Las Pal- mas; Escuela Tipográfica Salesiana, 1937, 201 p. "Espigas. Ensayos sobre motivos de Gran Canaria" ('1. Las Pal- mas; Escuela Tipográfica Salesiana, 1946, 143 p.

"Luz y Leyenda". Las Palmas; Tip. La Luz, 1948, 162 p.

"Cumbres Arriba". Las Palmas, 1951 (Colección Literaria, 3).

"Las Campanas son de Bronce" (*l. Madrid; Diana, 1967, 464 p.

"Doce campanadas. Anécdotas sangrantes del mundo de los in- ternados". Madrid; Diana, 1972, 276 p.

"¿Foto-Profecía del Dogma de la Asunción?". Las Palmas; Li- tografía Saavedra, 1982.

- (6) Artiles, Joaquín e Ignacio Quintana: "Historia de la Literatura Canaria': Las Palmas; Man-

comunidad, 1978, p. 321-322. (7) Hay una referencia a Azul y el prólogo es de Ioaquin de Entrambasaguas. (8) Segunda Edición en 1972.

Nota: "Como abra inédita, Pablo Artiles tiene una colección de cuadernos donde se contie- nen diarios, relaciones de viajes, descripciones de paisajes canarios, novelas históricas, cuen- tos deambiente canario en general, asi como escritos poéticos en prosa y variedad de compo- siciones en verso con una colección de romances sobre hechos históricos de Canarias y epi- sodios nacionales. También ha recopilado gran cantidad de palabras del lenguaje popular ca- nario y letras de cantares del pueblo, romances y cantas infantiles (...)". Joaquin Artiles e Ignacio Quintana: "Historia de la Literatura Canaria': p. 322. Después de su óbito sus documentos fueron donados al Museo Canario.

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BIO-BIBLIOGRAFIA DE SACERDOTES CANARIOS 169

ARTlLES SANTANA, Joaquín

Nació en Agüimes (Gran Canaria) en 1904. Ordenado en 1927. Cate- drático de Lengua y LiteraturaEspañola. Dr. en Filología Románica e Inspec- tor de Enseñanza Media.

Obras: "Tres lecciones de Literatura Canaria"(9). Las Palmas, 1942.

"Más sobre Tomás Morales". Las Palmas, 1959.

"Paisaje y Poesía en la Edad Media". La Laguna de Tenerife; Juan Régulo, 1960, 159 p.

"Los Recursos Literarios de Berceo" ('". Madrid: Gredos, 1964, 269 p.

"Poesías escogidas de Fernando Gonzáiez (Selección y estudio)". 1966.

'Xntes, con y después de Rubén Darío". 1968.

"Ensayos y Estudios Literarios. Del siglo XII al X X . Las Pal- mas; Cabildo, 1975, 289 p.

"El Libro de Apolonio, poema español del siglo XIII". Madrid; Gredos, 1976,220 p. (Biblioteca Hispánica Románica. Estudios y Ensayos, 239).

"Saulo Torón, poeta lírico". Las Palmas, 1975.

"Historia de la Literatura Canaria" ("). Las Palmas; Mancomu- nidad, 1978, 389 p.

"Agüimes artístico". Las Palmas; Mancomunidad, 1982, 46 p. (Colección Guagua, 48).

"La Literatura Canaria". Las Palmas; Mancomunidad, 1979, 55 p. (Colección Guagua, 10). "Un legado de cinco siglos. La Villa de Agüimes". Las Palmas de Gran Canaria; Imprenta Pérez Galdós, 1985, 139 p.

(9) Reimpresa en "Ensayos y Estudios Literarios'! (10) La 2' ed. es de 1968. La misma ciudad y editorial, 271 p. (11) En colaboración con Ignacio Quintana Marrera.

Nota: Autor de prólogos, "Breviario Lirico': 1949 de Ignacio Quintana. "Homenaje a Manuel Socorro Pérez", 1965. "La Virgni del Pino en la historia de Gran Canaria': 1971 de lgnacio Quintana y San- tiago Cazorla. "Gáldar': 1980 de Francisco Rodriguez Batlloii. Asiduo colaborador del Anuario de Estudios Atlánticos.

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AYALA BENITEZ, Juan

Las Palmas, 1929-1985. Ordenado en 1956. Párroco de San Agustin (Las Palmas), San Ginés (Arrecife de Lanzarote), y San Juan Bautista en Arucas.

Obra: "Noticias sobre el Templo de San Juan Bautista de Arucas" (''l. Madrid; Fundación Mutua Guanarteme, 1985, 117 p.

AZOFRA DEL CAMPO, José

Canónigo Magistral y después dignidad de Maestrescuela. Ordenado en 1901. Elocuente orador. Falleció en 1951. Promotor de Centros de Enseñanza de la ciudad. Dr. en Derecho Canónico.

Obras: '!4notaciones sobre el Programa de Vida sobrenatural y Apolo- gética". Las Palmas; Ed. Canaria, 58 p. "Oración fúnebre que en memoria de la Rvda. Sor Petra Aulés y Chinarro, Superiora de las Hijas de la Caridad adscriptas al Hospital de San Martín y Comisaría General de los estableci- mientos benéficos de San VicentePadl en la provincia de Cana- rias, fallecida el 2 de noviembre de 1905, pronunció en la parro- quia matriz de San Agustín de Las Palmas de Gran Canaria el Dr. D. José Azofra del Campo, Profesor del Seminario Univer- sidad Pontificia de Canarias" (13). Las Palmas; Imp. y Litogra- fía de Martínez y Franchy, 1906, 21 p. "Memoria sobre la instalación, funcionamiento y servicios pres- tadospor la cocina económica del Inmaculado Corazón de Ma- ría, desde noviembre de 1914, en que se fundó en esta ciudad para remediar la aflictiva situación creada a la clase obrera des- de la iniciación de la Guerra Europea, a marzo de 1919 en que terminó por haber cesado las causas que aconsejaron su instala- ción" (14). Valencia; Renovación Tipográfica, 1921, 28 p.

CABALLERO MUJICA, Francisco

Nació en Arucas en 1921. Ha sido Ecónomo del Santísimo Cristo en Gua- narteme. En la actualidad es Canónigo Doctoral de la S.I.C.B. de Canarias. Or- denado en 1952. Dr. en Derecho Canónico. - (12) Prólogo y notas de José Miguel Alrola. (13) La Función el 8-XI-1905. (14) Presentación de José Azofra del Campo, Magistral de Canarias y Director de la obra

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810-BIBLIOCRAFIA DE SACERDOTES CANARIOS 171

Obras: "Pedro Cerón y el Mayorazgo deArucasn. Las Palmas; Ed. de la Casa de la Cultura de Arucas, 1974, 376 p.

"El Manuscrito De República Christiana, del Bachiller Juan Ma- teo de Castro. Obra de divulgación canónica" ('*l. Las Palmas; Mancomunidad, 1979, 355 p.

CABRERA VELEZ, José

Nació en Arucas en 1929. Ordenado en 1953. Ha sido Beneficiado de la S.I.C.B. y en la actualidad es Arcipreste.

Obras: "Ese dolor tan vivo". Palencia; Rocamada, 1971, 74 p.

"Canciones de Amanecer". Barcelona; Rodas, 1978, 71 p.

"El Templo Parroquial de Moya" (16). Las Palmas, 246 p.

CAZORLA LEON, Santiago

Nació en San Bartolomé de Tirajana en 1907. Ordenado en Roma en 1933. Ha sido Capellán del internado de San Antonio. Es Penitenciario de la S.I.C.B. y Dr. en Filosofía y Teología. Se ha dedicado a la docencia e investigación.

Obras: "La Virgen del Pino en la Historia de Gran Canaria" ("). Las Palmas; Lit. Saavedra, 1971, 413 p.

"Historia de las tradiciones de1 Pino". Las Palmas de Gran Ca- naria; Mancomunidad, 1980. 51 p. (Colección Guagua, 13).

'Xgüimes: Real Señorio de los Obispos de Canarias (1486-1837)" Las Palmas de Gran Canaria; Sociedad Económica de Amigos del País, 1984, 146 p.

- (15) Colaborador del Anuario de Estudios Atlinticos, Revista del Museo Canario y Ponente en

los Coloquios de Historia Canario-Americana. Sobresale su estudio: 'Xspectos de la vida religiosa en Fontanales (Gran Canaria)': Las Palmas; Patronato de la Casa de Colón, 1980, pp. 399-443. Separata.

(16) Mecanografiado. Tiene inédita una biografía del presbítero D. Nicolás Rodriguer Quintana.. (17) En colaboración con Ignacio Quintana Marrero. Tiene inédita una Historia de la Catedral

de Canarias. Asiduo colaborador en el B.O.E. Ponente en los Coloquios de Historia Canario-Americana.

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CHIL ESTEVEZ, Agustín

Nació en Arucas en 1924. Ordenado en 1950. Ha sido Párroco en San Roque (Las Palmas) y en Gáldar. Actualmente es Archivero del Obispado y Be- neficiado de la S.I.C.B. de Canarias.

Obra: "Pildain, un Obispo para una época". Las Palmas de Gran Ca- naria; Caja Insular de Ahorros de Gran Canaria, 1987, 478 p. (''1.

DIAZ QUEVEDO, Juan

Nació el 30 de enero de 1884. Fue Regente en San Lorenzo, Ecónomo en Fontanales y Coadjutor en San Francisco, San Bernardo y San Agnstin. Fa- lleció el 20 de agosto de 1951. Lcdo. en Teología.

Obras: "E1 Libro delos Poetas. Antología Universal del Arte de la Lec- tura". Madrid; Fernando Fé, 1925, 400 p. "Prosas de un ensayista. Estampas de Teruel y Segorbe, un Obis- po Canario". Las Palmas; Falange, 1940.

DOMINGUEZ PEREZ, José

Nació en Ingenio en 1936. Ordenado en 1960. Ha sido párroco de San Bernardo, Nuestra Señora de La Luz y San José (Las Palmas). Actualmente es Vicario Episcopal, Profesor del C.E.T. y Párroco de San Agustin. Dr. en Teología.

Obra: "La Iglesia y el cambio sociopolítico. Perspectivas para una pra- xis de la realidad canaria". Las Palmas; C.E.S.T., 1979, 215 p. Tesis doctoral.

GONZALEZ, Juan Francisco

Nació en Arucas en 1862. Ordenado en 1887. Destinado a la Parroquia de Arucas como Asistente. Falleció en 1937.

(18) Tiene escritas varias obras: "Historia del Templo de Santiago de los Caballeros de Gáldar". "Versos de Vísperas': "Ermitas del Real de Las Palmas': "Breviario de Sermones y Homilias':

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BIO~BIBLIOGRAFIA DE SACERDOTES CANARIOS

Obras: "Extracto de Historia de Canarias". 1911. "Ecos de mi tierra". Madrid, 1920.

GONZALEZ MARRERO, Celestino

Párroco de Santo Domingo y Canónigo Penitenciario. Falleció el 5 de diciembre de 1937. Profesor del Seminario-Universidad Pontificia. Dr. en Teología.

Obra: "Memorias de un viaje a Tierra Santa". Las Palmas; Funda- ción de Alejandro Hidalgo y Romero, 1925, 2 T.

HERNANDEZ BENITEZ, Pedro

Ordenado en 1917. Fue Coadjutor en Santa Brigida. Capellán de Tama- raceite, Cura de San Lorenzo. En 1934 fue nombrado Párroco de San Juan de Telde. Falleció el 30 de mayo de 1968. El Ayuntamiento de Telde dio su nombre a una de las calles de la ciudad. Dr. en Teología.

Obras: "Impresiones de un viaje por Oriente, Grecia, mrquia, Siria, Pa- lestina, Egipto". Las Palmas de Gran Canaria; Escuela Tipo- gráfica Salesiana, 1931, 263 p. "E1 Santo Cristo del Altar Mayor". Telde de Gran Canaria; Tel- de, 1955, 52 p. "Telde". Sus valores arqueológicos, históricos, artísticos y reli- giosos. Telde; Telde, 1958, 346 p. "Historia de la Parroquia de San Lorenzo" "Retablo del Altar Mayor de Telde" "E1 Dr. Marín y Cubas hijo ilustre de Telde" "Inscripciones y grabados rupestres del Barranco de Balos" "Vindicación de nuestras pintaderas" "Signos lapidarios medievales" "Vestigios de los aborígenes canarios en Telde" "Alcaldes Reales de Telde" "Telde artistico e histórico" "El Telde de Leonardo Torriani" "Tres botilos y un Ara" "Culturas del Noroeste" "Petroglifos Canarios"

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"Cuándo, por qué y por quiénes fueron pintados los sillares y teas de nuestros templos" "Estudio crítico de las dos redacciones de la historia de la con- quista de Canarias del Dr. Marin y Cubas" "Neolitismo de los aborígenes canarios". (Cf. Telde, prólogo de D. Sebastián Jiménez Sánchez, p. VI).

HERNANDEZ ROMERO, Mariano

Nació en Las Palmas en 1900. Ordenado en 1924. Lcdo. en Teología. Ha sido Profesor en el Seminario, Párroco de Santo Domingo de Guzmán y San Antonio y San Lázaro. Poeta(").

Obras: "Cristo Juan". Mérida-Venezuela; Fénix, 1963. "El Otro Cristo. Don Antonio Vicente González (Poema)". Las Palmas de Gran Canaria, 1968, 188 p. "Cristo Franco". 1970. "Cancionero Hermano". Las Palmas de Gran Canaria, 1969, 145 p. "El Paraíso Ganado".

MACIAS GARCIA, Andrés

Nació en Arucas en 1932. Ordenado en 1958. Profesor en el Seminario y en el C.E.T., párroco de Santa Isabel de Hungría, Tafira y Nuestra Seiiora de La Luz. Dr. en Teología.

Obra: "Matrimonio cristiano en un mundo en cambio". Las Palmas; C.S.E.T., 1980, 226 p. Tesis doctoral.

MARRERO MARRERO, José

Párroco de Moya y en Santo Domingo en Las Palmas. Canónigo Ma- gistral. Profesor en el Seminario-Universidad Pontificia. Falleció el 30 de abril de 1942 (20). - (19) Tiene inédito: Los Evangelios en Sonetos. En 1982 publicó en la prensa una poesia triptico

a la venida de Juan Pablo 11, a España. (20) Inédito, Suplementa al programa de Historia de la Literatura del Seminario-Universidad Pon-

tificia de Las Palmas, 1933. Biografía del P. Juanito. Cura de Moya en 1851. Historia de la Parroquia de Moya, en el Defensor de Canarias. Hornilias.

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BIO~BIBLIOGRAFIA DE SACERDOTES CANARIOS 175

Obras: "La Obra de D. Bosco en Las Palmas". Las Palmas; Fundación Alejandro Hidalgo y Romero, 1925, 19 p. "Panegírico del Beato Juan Bosco". Las Palmas; Escuela Ti- pográfica Salesiana, 1929, 16 p.

PONCE ARIAS, Alejandro

Profesor en el Seminario-Universidad Pontificia. Desde 1917 Canónigo de la S.I.C.B. de Canarias. Dr. en Filosofía y Teología. Falleció el 4 de noviem- bre de 1965.

Obras: "Santa Teresa del Niño Jesús. Bodas de Plata. 1927-1952 (Selec- ción, traducción y complemento por...)". Barcelona; Atlés, 1955, 252 p. "Pregón de la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Agüi- mes, del año de 1959". Las Palmas de Gran Canaria, 1960.

QUEVEDO SUAREZ, José

Nació en Las Palmas en 1937. Ordenado en 1972. Adscrito a San Fran- cisco de Asís. Abogado de la Diócesis. Ldo. en Teología y Derecho. Colabora- dor de Ecclesia y Signo.

Obras: "Ensayo Sociológico de la Ciudad de Las Palmas". Las Palmas; C.I.E.S., 1970, n. 7 "¿Hacia una democracia?: La Prensa de Las Palmas en los años 19 y 20". Las Palmas; C.I.E.S., 1971, n. 12

QUINTANA MIRANDA, Pedro Marcelino

Nació en Arucas en 1886. Ordenado en 1910. Ldo. en Filosofía. En 1944 fue nombrado Cronista Oficial de Arucas. Fue Profesor del Colegio La Salle de Arucas. Falleció el 23 de julio de 1952(2').

(21) Inéditas, "Historia del Seminario Conciliar de Canarias': "Historia de la Compañia de Jesús en Las Palmas': "Historia de San Cristóbal': "Notas al Diccionario de la Historia Natural, de Viera y Clavija': 'Xves peregrinas" (Novela). 'Xventuras del clérigo D. Sebaldo y Fiorina".

Colaborador en la prensa y poeta.

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Obra: "Historia de h c a s " . Las Palmas de Gran Canaria; Casa de la Cultura de Arucas, 1979, 223 p.

QUINTANA SANCHEZ, José Cástor

Natural de Juncalillo, nació en 1927. Ordenado en 1952. Párroco de San Cristóbal, San Francisco Javier (Hoya de La Plata), San Bernardo, San Matías (Artenara). Profesor. Falleció en 1975.

Obra: "Flores y Llamas. Versos de Juventud (1941-1951)" (22). Las Pal- mas de Gran Canaria; Arpa, 1963, 158 p.

RIVERO DIAZ, Vicente

Valleseco 1924. Ordenado en 1951. Párroco de San Pablo, Santo Domingo y Teror. Canónigo y Canónigo-Lectoral de la S.LC.B. de Canarias. Lcdo. en Teo- logia. Ha sido Vicario de Pastoral.

Obra: "Estudio sobre los papiros de Qum~an"(~".

ROCA PONSA, José

Magistral de Sevilla. Elocuente orador sagrado. Su obra está dividida entre finales del siglo pasado y primer tercio del presente.

Obras: "Cuatro palabras sobre un reciente folleto del Lcdo. J. Rafael Lorenzo y García titulado Estudios filosóficos sobre la especifi- cación (sic) de los seres por la redención de El Gólgota". Las Palmas; Victor Doreste y Navarro, 1877, 157 p. "El Señor Licenciado Lorenzo y García ante la Fe y la Razón". Las Palmas; Víctor Doreste, 1878, 54 p. "El hijo pródigo". Las Palmas; Católica, 1890, 65 p. "Oración fúnebre delDr. D. José Hernández". Las Palmas; La Atlántida, 1890, 35 p. cuál es el mal mayor y cuál el mal menor?". Bilbao; Vizcai- na, 1912, 325 p.

(22) Prólogo del P. Angel Martin Sarmiento C.M.F., e ilustraciones de lesus Arencibia. (23) Trabajo en multicopia. Es un estudio que D. Vicente Rivera presentó en las oposiciones a

Canónigo-Lectoral de la S.I.C.B. de Canarias en 1977.

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BIO BlBLlOGRAFlA DE SACtRDUTLS CANARIOS 177

"Vivamos alegres" '24). Las Palmas; Canaria, 933, 137 p.

"Cristo víctima". Sevilla; Librería Religiosa, 1930-1936. T. VI- VI1 (590 p.; 394 p.).

RODRIGUEZ ARTILES, Florencio

Nació en Guía en 1915. Ordenado en 1939. Párroco de Tenoya. Estuvo 20 años en Teror. Coadjutor de Santa María del Pino (25) .

Obra: "Florilegio de los pregones de Nuestra Señora del Pino". Las Palmas; Mancomunidad, 1983, 69 p. (Colección Guagua, 53).

RODRIGUEZ Y RODRIGUEZ, José

Nació en Juncalillo en 1912. Ordenado en 1938. Licenciado en Derecho Canónico. Ha sido Profesor de Religión, Párroco de Santa Isabel de Hungría y es Delegado Episcopal de Cáritas.

Obras: "Breve aplicación evangélica, doctrinal, histórica, litúrgica y pia- dosa de la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo. Según se con- tiene en el catecismo diocesano de Canarias". Las Palmas; Dia- rio, 1949, 234 p.

"Cinco años de Cáritas en Las Palmas: Memoria de Cáritas dio- cesana". Las Palmas, 1960, 60 p.

RODRIGUEZ VEGA, José

Nació en Juncalillo el 17 de febrero de 1881. Fue Capellán de Juncalillo y Ecónomo, Párroco de Tejeda, Arcipreste del Centro. Canónigo Honorario. Falleció el 6 de mayo de 1963.

Obra: "Devocionario y novena de Nuestra Señora del Socorro de Te- jeda". Las Palmas; San Nicolás, 1954, 71 p.

- (24) Biblioteca Moral y Religiosa. P.P. del Oratoria de San Felipe Neri. V. IX. (25) Tiene en imprenta, "Bibliogcifia y otros datos sobre la Virgen y la Villa de Teror".

Inédito, "Historia de la Virgen delPino", que fue Premio Viera y Clavijo del Cabildo Insular "Obispos de Canarias, m d siglo XIX':

Una colección de articulas publicados en la prensa local.

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SOCORRO PEREZ, Manuel

Nacido en San Mateo de Gran Canaria en 1894. Dr. en Filosofía Esco- lástica, Licenciado en Teología y en Filosofía y Letras. Catedrático de Latin. Fue Capellán de Tamaraceite y Beneficiado de la Catedral. Fue Director del Instituto Nacional de Bachillerato "~erez Galdós", durante 28 años. Falleció en 1979.

Obras: "Horacio. El hombre, el arti.qta, el filósofo, el ciudadano". Las Palmas; Escuelas Profesionales Salesianas, 1936, 231 p. 'X vuela pluma"(26). Las Palmas; Diario, 1937, 277 p. 'Xlegoría del yelmo de Mambrino". Las Palmas, 1938. "Virgilio y el mar". Las Palmas; Diario, 1947, 54 p. "Poesía del mar. Aspectos" ("1. Las Palmas; Alzola, 1947, 301 p. "La Insula de Sancho en el Reino de D. Quijote" (28). Las Pal- mas; España, 1947, 230 p. "Ortodoxia de Cervantes" '29). Las Palmas, 1948. "La Cueva de Montesinos" aO). Las Palmas, 1948. "Ratos perdidos". Las Palmas; Alzola, 1949, 85 p. "Farología". Santa Cruz de Tenerife; Goya, 1952, 150 p. "El mar en la vida y las obras de Cervantes". Santa Cruz de Tenerife; Goya, 1952, 251 p. "Menéndez Pelayo y Cervantes". Las Palmas de Gran Canaria; Alzola, 1957, 265 p. "Sobre las cumbres y sobre el asfalto"'"). Las Palmas; Lezca- no, 1961, 135 p. "Marianela" (32). Las Palmas; Lezcano, 1962, 195 p. "¿Oro en la cumbre?". Las Palmas; Lezcano, 1962, 171 p. "La Isla de los canes". Las Palmas; Lezcano, 1964, 257 p. "Como una novela". Las Palmas; Lezcano, 1965, 225 p. "Homenaje"(33). Las Palmas; Lezcano, 1965, 286 p. "Silda" (34). Las Palmas; Lezcano, 1965, 152 p.

- (26) Selección periodística. Prólogo de Mariano Hernánder Romero. (27) Premio Nacional de Literatura. (28) llustraciones de Jesús Arencibia. (29) Conferencia. (30) Conferencia. (31) Ilustraciones de Antonio Padrón. (32) llustraciones de Felo Monrón. (33) Patrocinado por el Colegio de Doctores y Licenciados de Las Palmas. Prólogo de Joaquin

Artiles Santana. (34) Portada de Jesús Arencibia.

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BlO~BlBLlOCRAFlA DE SACERUOIES CANARIOS 179

"E1 Recluta". Las Palmas; Lezcano, 1966, 160 p. 'Xtamaraseid" 0*). Las Palmas: Las Palmas; Lezcano, 1966, 152 p. "Luis Ordóñez y el monstruo". Las Palmas; Lezcano, 1967, 216 p. "La Insula de Sancho en el reino de D. Quijote" (36). Las Pal- mas; Lezcano, 1968, 317 p. "Las Camelias". Las Palmas; Lezcano, 1969, 146 p. 'Xmapola". Las Palmas; Lezcano, 1969, 153 p. "Marcela" Las Palmas; Lezcano, 1970, 129 p. "Desnivel". Las Palmas; Lezcano, 1971, 106 p. "Mis Recuerdos"(38). Las Palmas; Lezcano, 1972, 88 p.

Sobre la docencia del Latín, su producción es: "La Enseñanza del Latín. Ensayo de Metodología". Las Pal- mas; Diario, 1925, 117 p. "La Lengua Latina". Las Palmas; La Provincia, 1932, 5 v.

1. Fonética y Morfología. 11. Ejercicios y Crestomatías.

111. Sintaxis y métrica. IV. Ejercicios y Crestomatías. V. Traducción, composición, léxico.

"La Nomenclatura Gramatical". Las Palmas; Escuela Tipográ- fica Salesiana, 1936. "Manual de Lengua Latina". Las Palmas; Diario, 1940, 3 v.

Primer Curso 238 p. Segundo Curso 365 p. Tercer Curso 399 p.

"Manual de Lengua Latina...". Las Palmas; Alzola, 175 p. "Gramática Latina". Santa Cruz de Tenerife; Goya, 1959, 164 p. "Manual de la Lengua Latina. Primer y Segundo Curso". 3a ed. Las Palmas; Alzola, 1954, 2 v. "Textos Latinos". Tercer Curso. Las Palmas; Alzola, 1954, 55 p. "Belli Gallici. Liber quartus. Texto anotado por M.S.F?' Las Pal- mas; La Provincia, 57 p. (Biblioteca Clásica).

- (35) Ilustraciones de Jesús Arencibia. (36) Ilustraciones de Jesús Arencibia. (37) Estampas de Santa Brigida. (38) Menciona: "El Mar en la vida ylas obras de Tomás Morales". Santa Cruz de Tenerife; Goya,

1952.

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"Odas y Epodos. Sátiras y epístolas. Selección. Texto anotado por M.S.F?' Las Palmas; La Provincia, 139 p. "De Conjuratione Catilinae". Las Palmas; La Provincia, 58 p. (Biblioteca Clásica).

SUAREZ MIRANDA, Miguel

Nació en Teror en 1874. Dr. en Filosofía Escolástica y Lcdo. en Teolo- gía. Profesor del Seminario-Universidad Pontificia y Canónigo de la S.I.C.B. de Canarias. Hijo Predilecto de Teror. Falleció en 1947.

Obra: "E1 Arbol de la Virgen" (39). Las Palmas; Alzola, 1948, 77 p.

VEGA GARCIA, Francisco

Natural de Tejeda. Falleció en diciembre de 1959.

Obra: "Romance del Padre Claret. Sobre su apostolado en Cana- rias" ""). Las Palmas; Minerva, 1950, 164 p.

VEGA LORENZO, Francisco

Canónigo Penitenciario de la S.I.C.B. de Canarias.

Obras: "Homenaje a la Santa Memoria del inolvidable Padre Cueto, Obispo dominico de Canarias". Las Palmas; El Santísimo Ro- sario, 1908, 38 p. "E1 Despertador de D. Tito (Diálogo)" (4'). Las Palmas; Dia- rio, 1913, 310 p.

CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS

Para mayor eficacia cronológica sitúo correlativamente las lecciones inau- gurales del Centro Teológico de Las Palmas. -

(39) Pinus Canariensis. Prólogo de Ignacio Quintana. (40) Ganadora del Certamen Literario Claretiano (...). "Romance de más de 3.000 versos, en don^

de se narra con fidelidad y unción todo lo referente a la estancia del P. Claret en Canarias, no solo mereció la adjudicación del premio, sino que el tribunal lo juzga digno de ser impre- sa para su divulgación por toda la provincia" (cf. p. 5 de la citada obra).

(41) Prólogo de D. Pablo Rodriguez Bolaños.

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BIO~BIBLIOGRAFlA DE SACERDOTES CANARIOS 181

El Seminario Diocesano de Canarias fue fundado por el Obispo Fray Juan Bautista Cervera, el 21 de mayo de 1777, con el título de la Purísima Con- cepción y según la mente del Concilio de Trento. El 17 de junio de 1777 se inaugura.

El Seminario se instaló en el edificio de los regulares expulsos de la Com- pañía, hoy calle del Dr. Chil. La parte que da a la calle López Botas se adquirió siendo ya este edificio propiedad del Seminario. Dicho edificio fue entregado a la Diócesis de Canarias por Carlos 111, por Real Cédula del 12 de febrero de 1773.

El 27 de noviembre de 1780, el Rey aprobó las Constituciones promul- gadas por el doctor Cervera.

En 1972 el Obispo Infantes Florido, decreta la erección del Centro de Estudios Superiores de Teología de la Inmaculada Concepción (Cf. "Centro de Estudios Superiores de Teología de Las Palmas. Diócesis de Canarias". 1975, 143 p.)

LECCIONES INAUGURALES

Curso 1977-78. José-Luis LARRABE "Renovación conciliar y estado actual de los estudios eclesiásti- cos". 24 p.

Curso 1978-79. Juan ALQNSO VEGA "Teología y Existencia cristiana en la conciencia histórica del hombre contemporáneo". Las Palmas; C.E.S.T., 1979, 34 p. (42).

Curso 1979-80. Ramón ECHARREN(43). "Perspectivas de la Iglesia, hoy". Las Palmas; C.E.S.T., 1979, 48 p.

Curso 1980-81. Felipe BERMUDEZ SUAREZ '44) "Hacia una Teología Canaria. Reflexiones metodológicas para hacer Teología desde Canarias". Las Palmas; C.T.L., 1980, 65 p.

(42) "Oracidn Fúnebre de S.S. Pío XI, por el Lcdo. D. Juan Alonso Vega. Vicerrector y Catedráti- co del Seminario Pontificio de Las Palmas". Las Palmas, 1939.

(43) Obispo de la Diócesis. (44) Tiene publicado: Os cristiaos canarios e o nacionalismo, en Encrucillada. Revista Galega de

oensamiento cristián. n" 2 (marro abril. 1977) oo. 70-72. ¿as Fiestas ~ a r i a n a s d e Fuerteventura. Én ~ornadas Mariolóeicas. Candelaria-Tenerife: San- tuario de Candelaria, 1978, 149 p., pp. 103-121. Canarias, tarea histórica. Las Palmas; C.E.S.T., 1978, 52 p.

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Curso 1981-82. Juan BARREW BETANCOR (45). "E1 Dios de los pobres. Algunas reflexiones bíblicas sobre el Dios liberador". Las Palmas; C.T.L., 1981, 70 p.

Curso 1982-83. Dr. P. Julián ESCRIBANO GARRIDO, S.I. (46) "Los Jesuitas en el desarrollo pastoral de la Diócesis de Cana- rias entre 1566-1767". Las Palmas; C.T.L., 1982, 39 p.

Curso 1983-84. Armando QUINTANA NAVARRO "La educación en el Movimiento Junior (1929-1980)". Las Pal- mas; C.T.L., 1983, 78 p.

Curso 1984-85. Dr. Carmelo RODRIGUEZ VENTURA "E1 Derecho en la Historia de la Iglesia". Las Palmas; C.T.L., 1984, 34 p.

Curso 1985-86. José ALONSO MORALES "La irrupción de1 otro. Introducción al pensamiento de Lévi- nas". Las Palmas; C.T.L., 1985, 24 p.

Curso 1986-87. Fermín ROMERO NAVARRO "La conflictividad conyugal y familiar en la Provincia de Las Palmas (1901-1985). Aproximación Sociológica". Las Palmas; C.T.L., 1986, 102 p.

Curso 1987-88. Segundo DIAZ SANTANA "'1 "La Teología de las aportaciones de Mons. Pildain al Concilio Vaticano 11". Las Palmas; C.T.L., 1987, 61 p.

(45) Tiene publicado: El evangelio de Juan. Análisis lingüistico y comenfario exegético. MATEOS, J./BARRETO, J., Ed. Cristiandad, Madrid, 1979, 1.094 p. Vocabulario teológico del evangelio de Juan. MATEOS, J./BARRETO, J., Ed. Cristiandad, Madrid 1980, 308 p. (En colaboración con E. Hurtado, A. Urbán y J. Rius-Camps). Nuevo Testamento. Traducción de J. Mateas/L. Alonso Schokel. Introducciones, notas y vo- cabulario biblico de J. Mateos con la colaboración de E Camacho, A. Urbán, J. Rius-Camps y Juan Barreto. Ed. Cristiandad, Madrid 1987, 2' edición (la 1' en 1974), 1.358 p. Dios en las comunidades joaneas. Revista de Estudios Trinitarios 1987. Vol. XXI, no 3. Salamanca. En prensa: El Prólogo de Juan. Tesis doctoral. Análisis semántica del Prólogo de Juan.

(46) De su inédita tesis doctoral: Los Jesuitas y Canarias 1566-1767 (...) presentada y defendida en la Universidad de La Laguna el 12 de julio de 1982 (Cfr. "El Beato Padre José de Anchie- ta", Santa Cruz de Tenerife, Editora Católica, 1983, 40 p. Prólogo del P. Luis M' de Egui- V.,," .2 T I u...p

(47) "Las Bajadas de la Virgen del Pino a la capital de Las Palmas': pp. 122-132, en "Semana Mariológica". Candelaria-Tenerife; Santuario de Candelaria, 1978, 149 p.

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ALM. L. (88) P a p . 183 - 189. O CENTRO TEOLMilCO DE LAS PALMAS

EL COLEGIO DE ARCIPRESTES EN S U PRIMERA EPOCA POSCONCILIAR. ANOS 1971-74

JOSÉ DOMiNGUEZ PÉREZ DOCTOR EN TEOLOGIA Y LCDO. EN DERECHO

PROFESOR DEL CET

En la Historia reciente de nuestra Diócesis, el renovado concepto de Ar- ciprestazgo, la figura actualizada del Arcipreste y la plataforma del Colegio de Arciprestres han sido determinantes a la hora de poner en marcha los plantea- mientos eclesiales del Concilio Vaticano 11. Asumir como unidad pastoral el arciprestazgo, al arcipreste como animador de la vida sacerdotal, coordinador e integrador de todos los agentes de pastoral, y al Colegio de Arciprestes como equipo de Gobierno pastoral presidido por el Obispo y sus Vicarios ha sido generador de la vertebración de una Iglesia co-responsable en la diversidad de carismas y ministerios.

Desde el nombramiento de arciprestes por el Sr. Obispo D. José Anto- nio Infantes Florido el 26 de noviembre de 1971, podemos destacar los siguien- tes momentos en los que se refleja el planteamiento eclesial del Vaticano 11:

1) En los "Criterios elementales" para revisar o crear el arciprestazgo, ofrecidos por el Vicario General de Pastoral, D. Vicente Rivero Diaz el 30 de septiembre de 1971 (B.O. de la Diócesis de Canarias, octubre 1971, no 10, p. 357). Criterios que tienen en cuenta las condiciones socio-religiosas de la zona, número de parroquias, continuidad geo- gráfica y facilidad de comunicaciones en orden a una pastoral de conjunto.

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2) En las palabras del Sr. Obispo a los nuevos arciprestes en la reunión del 21 de diciembre de 1971. Él considera al nuevo Colegio de Arci- prestes como el "Estado Mayor Pastoral" para la estrategia pastoral de la Diócesis, con poder consultivo y ejecutivo, promotor de la Pas- toral de conjunto. Les llama "obispos para los diversos sectores y Ar- ciprestazgos" (B.O. Diócesis, enero-mayo, 1972, no 15, p. 42).

3) En las 1 Jornadas de Arciprestes celebradas en el Seminario de Tafira los días del 24 al 28 dc abril de 1972. En un ambiente de oración y búsqueda, en el marco gozoso de la Pascua; estos fueron los conteni- dos:

a) Actualización Teológica, por el profesor de la Universidad Pontifi- cia Comillas, D. José Luis Larrabe.

b) Asimilación del Decreto Presbiterornm Ordinis del Vaticano 11.

c) Examen de la realidad diocesana, la pastoral de conjunto y la inte- gración del Pueblo de Dios en la respuesta a la problemática plan- teada.

Merece la pena destacar por lo significativo las conclusiones-compro- misos:

- En verano, curso de síntesis teológica para los arciprestes.

-Cursillo de dinámica de grupos.

-Organización de los retiros mensuales.

-Conocimiento de la realidad, intensificando el trabajo del estudio sociopastoral.

-Revisión y potenciación de las Delegaciones diocesanas.

-El arciprestazgo: equipo de vida y de trabajo (B.O. Diocesano, ju- nio 1972, no 6, p. 31).

4) Aprobación y promulgación del directorio de arciprestes, elaborado con la aportación de todos los arciprestazgos, el 26 de septiembre de 1972 (B.O. Diocesano, 1972, p. 19).

En la Introducción se pronuncia por una Iglesia evangelizadora y mi- sionera, generadora de comunidades, consciente de la situación del pueblo, activa en todos sus miembros, organizada en arciprestazgos, como estructura pastoral, que dinamiza y coordina toda la pastoral (no 1-4).

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EL COLEGIO DE ARCIPRESTES EN SU PRIMERA EPOCA POSCONCILIAR. AROS 1971-74 185

5) Las 11 Jornadas de Arciprestes de comienzo del curso 1973-74 (20 de octubre). Estas Jornadas marcan la consolidación del trabajo pasto- ral de conjunto promovido por el Colegio de Arciprestes.

Cuatro grandes cuestiones sintetizan lo tratado: a) Educación en la Fe.

b) Formación Permanente del Clero.

c) Estudio Socio-Pastoral.

d) Año Santo.

En estos apartados se recogen diecisiete acuerdos que el Sr. Obispo hace entrar en vigor el día de la fecha. Acuerdos, que basculan, sin determinar, entre objetivos, medios, acciones y responsables, pero que expresan la voluntad decidida de marcar la pastoral a nivel diocesano desde la estructura arciprestal (B.O. Diócesis, noviembre-diciembre 1973, no 10, p. 563-564).

Podemos concluir que en todo el proceso de trabajo pastoral que ani- ma el Colegio de Arciprestes junto a la problemática minúscula de revisar horarios de misas, mejorar los limites parroquiales, corregir arbitrariedades litúrgicas, etc ... sobresalen algunas constantes mayo- res, como son: -Caminar hacia la corresponsabilidad plena en estructuras de parti-

cipación y coordinación.

-Conocer y analizar la realidad. -Optar por la evangelización misionera.

-Programar y garantizar la Formación, vida interior y fraternidad del Clero.

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ALM. 1. (881 P e a . 187 - 189 0 CENTRO TFDLaClCO DE LAS PALMAS

"1 JORNADAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA CANARIA EN EL SIGLO XX"

JUAN ARTILES SANCHEZ VICARIO GENERAL DE LA DlOCESlS DE CANARIAS

Bien; voy brevemente, y porque ya es la hora para terminar, a concluir esta Semana de Historia de la Iglesia en Canarias, Siglo XX.

Simplemente, primero, dar gracias a Dios, de donde procede todo bien. Yo pienso que esta semana ha sido un don de Dios; se lo tenemos que agrade- cer a Él. Y felicitar también al Centro Teológico de Las Palmas de Gran Cana- ria, que ha sido quien ha organizado esto; y sobre todo a don José Lavandera, que ha sido el promotor principal.

Pienso que los historiadores son los psicoanalistas de los pueblos, como hay psicoanalistas para las personas físicas. Ya ustedes saben en qué consiste el psicoanálisis: en transportar al consciente de la persona todo el mundo que se esconde en el subconsciente o en el inconsciente del individuo.

Yo pienso que los pueblos son como las personas físicas: tienen un pre- térito, tienen un presente, y tienen un futuro. Y el presente de los pueblos está muy condicionado sin duda por el pretérito de ese mismo pueblo. Incluso, creo que, cuando los historiadores llegan a hacer aflorar, a situar en el presente -que es como el "consciente'' todo lo que se esconde en el "preconsciente", en el "subconsciente" y en el "inconsciente" -que es la vertiente pretérita de los pueblos- se está, muchas veces, saneando así, madurando, perfeccionando, enriqueciendo a ese pueblo.

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188 JUAN ARTILES SANCHEZ

Tenemos que convencernos de que nosotros estamos ahora, en parte, vin- culados necesariamente a los que fueron nuestros antepasados. Esto es ciertísimo.

Y entonces, lo que hacen los historiadores es traer, poner sobre la mesa del consciente e intentar analizar, desapasionadamente, objetivamente, todo nues- tro pretérito, nuestra herencia.

Muchas veces, cuando nosotros nos preocupamos por acontecimientos presentes y actuales, creemos que tal vez ése sea el problema; pero es como el epicentro de un movimiento sísmico, porque muchas veces, no está ahí el pro- blema ... el hipocentro está en otro problema distinto.

Eso que siempre se ha dicho: "cuestiones bizantinas" ... "Cuestiones bi- zantinas" es trasladar a cuestiones no importantes nuestros problemas reales, los problemas que son auténticos problemas; digo esto porque cuando noso- tros nos preocupamos por problemas actuales, tal vez no sea ése el verdadero problema sino que sea otro. El hipocentro está en otro sitio distinto. Está como larvado, está subyacente en el inconsciente de ese pueblo.

Y el historiador es quien tiene que ir indicándonos cuáles son los condi- cionamientos que están, de alguna manera, bloqueando el desarrollo normal de un pueblo hacia una maduración y hacia un enriquecimiento de los valores personales. Los problemas que tenemos actualmente están condicionados, po- sitiva y negativamente, por nuestro pasado. iY no podemos negar el pasado! También se dice en psiquiatría que el que niega su pasado suele caer casi siem- pre en la neurosis de manías persecutorias, porque está huyendo de un pasado que no quiere recordar, que no quiere ver, que no quiere aceptar. Lo mismo pasa también con los pueblos cuando están rehuyendo su pasado y de alguna manera están intentando hacer desaparecer su pasado; queramos o no quera- mos, se despierta en esos mismos pueblos una actitud de manías persecutorias que llevan a los enfrentamientos entre los que formamos y componemos ese presente. De aquí que los historiadores -pienso- son los que están encarga- dos de ir sometiendo a los pueblos a un psicoanálisis sociológico, pero no sólo del presente, sino también del pretérito, de cara a que podamos avanzar y cami- nar hacia adelante, hacia cotas de convivencia y entendimiento.

Por eso digo que debemos dar gracias a Dios por este don de la celebra- ción de esta Semana y no tenemos que preocuparnos, porque creo que el que se quiere curar de bloqueos psicológicos tiene que ser objetivo y tiene que reco- nocer lo positivo y lo negativo de su vida. Y lo mismo pasa con los pueblos: los pueblos tienen que reconocer en su pasado lo positivo y lo negativo, y cuan-

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I JORNADAS DE HISTORIA DE LA IGLESIA CANARIA EN EL SIGLO XX 189

do se trata de la Historia de la Iglesia, no tenemos que tener miedo de que se exponga también lo negativo de la Iglesia. Hemos de convertir a la misma Igle- sia en un espacio de diálogo, aún con los que no piensan como nosotros, e in- cluso desconfían de nosotros. Crear un clima de diálogo. Pero sin extrañarnos. Pensar que en la Iglesia todo ha sido bueno, es caer en la ingenuidad; como pensar que todo en la Iglesia ha sido malo, es caer en el sectarismo. Y los dos extremos hay que evitarlos.

Por esto, el historiador tiene que trabajar muchísimo por ir despoján- dose de todo lo que puede ser imaginación, de todo lo que puede ser visión parcial, subjetiva, interesada ... Porque si no, se puede manipular también a los pueblos con la historia.

Yo creo que esta semana ha sido como el inicio de un psicoanálisis al que estamos sometiendo a nuestra Iglesia en Canarias, y creo sinceramente que esto puede contribuir a llevarnos a una Iglesia más realizada, más madura, me- nos bloqueada ... e incluso, más objetiva; y pienso que nos llevará a encontrar, no el epicentro -que es lo menos importante en movimientos sísmicos- sino a encontrar el hipocentro de nuestros problemas actuales, a fin de ir haciéndo- los desaparecer y así ir encarnando en nuestra Iglesia, como pueblo de Dios, la Buena Noticia, el Evangelio de Jesús.

Por todo ello quiero, sinceramente, felicitarles, felicitarnos y darle gra- cias a Dios. Nada más. Gracias.

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AGUSTIN CHIL ESTEVEZ, Pildain. Un obispo para una epoca, Edi. La Caja de Canarias, Las Palmas de Gran Canaria 1987, 480 p., ISBN 84-7580-495-0, 24 x 17 cm.

Magníficamente editado por La Caja de Canarias, aparece el libro de D. Agustín Chil Estévez, archivero del Obispado de Las Palmas.

El libro, que se presenta como biografía, es el resultado de una larga labor de acopio de los materiales del periodo del episcopado de Monseñor Pil- dain. La documentación estaba dispersa, y en toda la diócesis no se contaba con una colección completa de los Boletines oficiales de esa época.

El autor, con todo su trabajo de recopilación, nos ofrece esta obra den- tro del año en que se cumple el cincuentenario de la entrada oficial del Obispo Pildain en su diócesis.

Su empeño ha consistido en poner al lector en contacto con la vida del obispo a través de sus propios textos. Del conjunto total dela obra, dos terceras partes están integradas por textos del propio Pildain o de otros autores.

Se ofrece así la ocasión de encontrar reunidos en su volumen, la parte más sustancial y de interés de los documentos pildanianos, que, por otro lado, resultaría muy difícil para la generalidad de los lectores. .

Mención especial merece la edición de las intervenciones conciliares de Pildain, traducidas de las Actas del Vaticano.

El autor, desde la introducción, hace confesión de sus intenciones y da la mano "por anticipado, al contraste de pareceres que pudiera suscitar" (p. 22).

Indudablemente la obra de D. Agustín Chil viene a ser una entrega inte- resante, que ha encontrado gran acogida entre el público, ya que sobre el obis- po Pildain no teníamos una obra de este volumen, y que aportara tal cantidad de datos. Piénsese lo rápidamente que se han vendido las dos ediciones hechas hasta el momento.

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La figura del obispo Pildain es susceptible de ser estudiada y presentada desde muy diversas ópticas. Con toda seguridad que, en el futuro, a esta obra de Chil habrán de seguir otras más especializadas.

Pasando a un análisis más pormenorizado de la obra, y en línea con lo que el propio autor manifiesta, que por lo demás le honra en cuanto actitud positiva y de búsqueda, cuando dice: "nuestro trabajo es revisable. Aceptamos el contraste de pareceres que pudiera suscitar. Esta actitud nos parece la más honesta" (p. 196), señalaríamos algunas cuestiones:

Cuando se establece el catálogo de los distintos documentos pertene- cientes a Pildain, no aparece un criterio exacto a la hora de determinar de qué tipo de documento se trata. Es preciso hacer un tratamiento más cuidado para distinguir suficientemente dentro del elenco, lo que son Cartas Pastorales, Ex- hortaciones Episcopales o Pastorales, simples Cartas o Circulares.

Echamos en falta una ambientación y una situación de los textos más ajustadas. De hecho los análisis que se presentan aparecen excesivamente de- pendientes de un aparato crítico poco contrastado.

Como ejemplo podemos ver cómo la introducción del cap. XV, sobre las Pastorales Sociales (pp. 251-256), y que el autor califica de "larga introduc- ción" (p. 256), es genérica y no propia, y no logra una contextualización de las pastorales sociales de Pildain, para enmarcarlas adecuadamente en la reali- dad histórica en las que brotan. Lo mismo se puede decir en lo referente al ca- pítulo 11 en el que se pretende estudiar y situar la figura de Pildain en los tiem- pos de la segunda República.

Por último nos atrevemos a sugerir que algún capítulo podría ser replan- teado, como por ejemplo el XXII, sobre los acontecimientos Marianos, dándo- le mayor unidad y evitando repeticiones. Dada la desigual extensión que pre- sentan algunos capítulos en relación con otros, y en el total de la obra, tal vez unidos en un mismo epígrafe, den mayor armonía al conjunto. Esto podría ha- cerse, por ejemplo, con los capítulos del IX al XIII, bajo el título de Momentos conflictivos.

Queremos felicitar sinceramente al autor por su obra, por el empeño y el tesón que ha tenido para recopilar todo el material, a pesar de las dificulta- des, que nos consta que ha debido superar.

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No cabe duda que este trabajo de D. Agustin Chil que, repetimos, tan buena acogida ha encontrado entre el público, es un excelente homenaje a la memoria de un Obispo que ocupó una época muy interesante de nuestra Igle- sia en Canarias. Esperemos que el acceso a la documentación restante y al ar- chivo particular de Monseñor Pildain, posibilite la realización de otros estu- dios que cooperen, como ya lo ha hecho éste que comentamos, a un conoci- miento mejor de esa figura episcopal que fue D. Antonio Pildain y Zapiain.

SEGUNDO DIAZ SANTANA

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JOSE ANTONIO YOUNIS, El niño: pasado, presente y futuro. Ensayo psico- sociológico sobre infmcia, educación y cultura. Publicaciones del Centro Teológico. Las Palmas, 1988.

José Antonio Younis es un comunicólogo, investigador de esa área apa- sionante y frágil de la actividad humana que es la comunicación. Es, además, un incansable estudioso de la problemática infantil, preocupado por el futuro de esa gran parcela de humanidad que son los niños, tantas veces objeto de estudio, en trabajos que parten a menudo "de un niño-abstracción", sin histo- ria y sin clase social".

Younis, también, es un canario que lleva en su entraña la misma inquie- tud que a tantos canarios nos atormenta en la actualidad: qué tipo de persona está produciendo esta cultura importada y agresiva de los medios audiovisua- les, cultura generada lejos de nuestra tierra y difundida y adorada en el santua- rio local del Corte Inglés.

José Antonio Younis es, sobre todo, un creyente que sueña con la posi- bilidad de que de las ruinas del homo faber de nuestra civilización miope y con- sumista brote un día no lejano el bomo ludens, el Hombre Nuevo de otra civilización.

Este libro, junto a los y publicados por Younis y a otros de próxima aparición, está llamado a convertirse tal vez en un grito profético en favor de los niños de esta "generación urbanita-electrónica" que el modelo turistico- terciario está implantando en nuestras islas.

Este ensayo psicosociológico, aparte su intrínseco valor técnico y huma- nista, es susceptible, también, de una lectura "teológica", algunos de cuyos trazos apenas insinúo.

En efecto, cuando Younis detecta y denuncia el abuso "que hacen las industrias que comercian con la fantasía del niño", está denunciando implici- tamente aquellas "estructuras de pecado" que Juan Pablo 11 señala en su enci-

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clica Sollicitudo Rei Socialis como mecanismos perversos de falso desarrollo humano. Nuestro autor llama "Procusto" -personaje mitológico- a esos di- namismo~ de muerte: "Procusto persigue educar los impulsos y las necesida- des infantiles para transformarlos en energías productivas. Para ello reprime el goce y transforma y desplaza las energías lúdicas de las relaciones afectivas entre personas, a las relaciones de personas con las cosas... Es la razón de la maquinaria social que necesita la economía política capitalista para reproducirse".

Leído desde Canarias, este clamor profético y utópico -que apuesta por "subvertir los significados habituales de la cultura audiovisual para re-utilizarlos en nuevos circuitos de contestación social" -nos aparece como una excelente y oportuna aportación a la toma de conciencia colectiva que todos necesita- mos con urgencia.

En una ciudad como Las Palmas, donde "el caos urbanístico, la falta de espacios y la plaga de automóviles" ha recluido al niño en "hogares-húnker" en los que el juguete electrónico y el video-juego separan al niño de ambientes abiertos y comunitarios. Hogareslbúnker, donde el niño se relaciona con com- paneros funcionales (cosas), no con personas; donde se le inicia al "pensamiento computacional" y no al pensamiento complejo e integral. En una ciudad así, este "niño-electrónico" difícilmente será el retoño en nuestra tierra canaria del hombre y la mujer de un futuro que queremos sea nuestro y que sea cualitati- vamente diferente. Tampoco por este camino se alumbra el nacimiento de una mujer y de un hombre nuevos en nuestro planeta. Porque "en un búnker no puede florecer una educación para la solidaridad, siempre previa a una educa- ción cabal para la paz".

El lector se encuentra aquí otra clave teológica de lectura: "la solidari- dad es el nuevo nombre de la paz" (Sollicitudo Rei Socialis). La solidaridad es expresión del amor y el Amor, para los cristianos, es el Dios de Jesucristo.

Frente al modelo impuesto por el "imperialismo cultural norteamerica- no'', que "fomenta un estilo consumidor de vivir" -modelo que el autor des- cubre pormenorizadamente en los Pitufos, la violencia televisiva, los álbumes de colorear, los juguetes electrónicos, etc el libro propone abiertamente una educación para la ecología, las relaciones interpersonales, la solidaridad ...

Nada de ingenuidad, por otra parte, en el planteamiento, avalado por las últimas investigaciones de los mejores especialistas de la actualidad (ver Bi- bliografía): "El proceso de hacer humanos a los seres humanos necesita de una

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triple metodología: nivel psicológico-individual (cambio de las conciencias); nivel socio-grupa1 (cambio de las relaciones entre los grupos sociales); nivel político- institucional (cambio de la política oficial)".

Otra vez, coincidencia con la mencionada Encíclica: las decisiones y las actuaciones hay que plantearlas, de manera realista, al triple nivel de las perso- nas (conversión), de las culturas y pueblos, de las grandes organizaciones internacionales.

La pretensión explícita de este joven investigador, profesor de nuestro Centro: entender la relación e interacción dialécticas entre el mundo social (real) del niño y el mundo convencional (imaginario) de los relatos y medios audiovisuales.

Los creyentes en Jesús de Nazaret, el Cristo, que como nadie percibió en el niño la sonrisa del Padre y el proyecto de una mujer y hombre nuevos conducidos por el Espíritu, saludamos con gozo una contribución de este ta- lante en estos momentos cruciales para el futuro de nuestras Islas Canarias.

FELIPE BERMUDEZ

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ALBERTO GALVAN TUDELA. Las Fiestas Populares Canarias. Ed. Cana- rias S.A. S/C de Tenerife, 1978.

La obra es calificada por el prologuista como "la primera síntesis de las fiestas populares canarias". Con ella, el autor intenta llenar un vacío en la temática de la Antropología canaria en la actualidad. Las fiestas han sido, has- ta el momento, poco estudiadas y es pretensión del autor abrir caminos, ofre- ciendo claves interpretativas al respecto.

El contexto cultural y la búsqueda de los distintos significados de lo fes- tivo, pilares del punto de vista antropológico, son las bases para organizar la gran cantidad de datos manejados y estudiados en las tres partes en que queda dividida la obra:

1.- Sentido y alcance de la fiesta.

2.- Significados y funciones.

3.- Visión condensada y comparativa de su expresión cíclica.

Asimismo son tres los aspectos alrededor de los cuales se conduce la in- terpretación de su contenido:

A. Estructura económico-social de las islas.

B. Simbologia.

C. Creencias canarias.

Entrando ya en el entramado de la obra, nos encontramos con la tesis mantenida por Alberto Galván en la forma de una definición de fiesta. La Fiesta es un complejo cultural donde tiene lugar la interacción social y la comunica- ción; a través de la fiesta se conoce el modo de ser y de vivir de los canarios. Se concretiza y vivifica la identidad canaria a través de cómo es vivida, percibi- da e idealizada la fiesta.

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202 M! SOLEDAD COLLADO MIRABAL

Esto sería a grandes rasgos el contenido de la obra, todo ello aderezado y fundamentado por un cúmulo de datos que hacen al autor un "erudito de las fiestas canarias".

El objetivo de Galván es importante por varios motivos. Porque supone un paso más en el desarrollo de la Antropología canaria; porque es el estudio de algo tan enraizado en el pueblo como son sus fiestas; porque buscar la iden- tidad de un pueblo, aún más, hallarla viva en sus fiestas resulta profundo y hermoso.

Desde luego lo que resulta también esta obra es "sugerente", son mu- chísimos los aspectos por los que el lector preguntaría, pediría explicación y/o profundización. La impresión resultante de la lectura de la obra es la de "que- rer más". Como si "supiera a poco", como si se quedara corta, como si privara más el aspecto divulgativo que el investigador (quizá fuese esa su pretensión primera). En cualquier caso, se podrían plantear esas preguntas que nos hace- mos aquí, ahora.

A pesar del intento de hallar todos los significados de la fiesta ¿no pare- ce quedar ésta reducida a contradicción social?, ¿no parece una incongruencia hablar de que la fiesta refuerza la solidaridad y, a la vez, escapa del control social? ¿En qué consiste esa "liberación catártica" de que habla el autor? ¿Có- mo, y tras hablar de solidaridad y huida del control social, se revive la transfor- mación? ¿Ocurre en todas las fiestas?

Otro aspecto llamativo en la obra incide en las creencias religiosas. Da la sensación de que las fiestas religiosas o no existen, o son simplemente pretex- tos para otras cuestiones "más profundas": Esconden el pleito insular, la nece- sidad de trascender para solucionar la sequía, o condiciones ideológicas de re- producción social (cfr. Virgen de los Reyes, El Hierro).

Resumiendo, consideramos una obra interesante, merecedora de análi- sis y proundización; pero, sin lugar a dudas, abierta a nuevas interpretaciones que debieran ser consideradas.

M? SOLEDAD COLLADO MIRABAL K D A . EN FIWSOFIA

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ALM. 1. 188) PAg 203. @ CENTRO TEOLOOlCO DE LAS PALMAS

JESUS PELAEZ, La otra lectura de los evangelios 1. Ediciones el Almendro, Córdoba. Páginas 141.

Este libro de J. Peláez, autor además de una excelente monografía sobre los milagros (Los milagros de Jesús en los evangelios sinópticos. Morfologia e interpretación. Institución S. Jerónimo. Valencia, 1984), es un primer volu- men al que seguirá un segundo todavía en preparación. Contiene una serie de comentarios a distintos pasajes evangélicos al filo de la lectura propuesta en el calendario litúrgico. El libro consta de 141 páginas y recoge al final diversos índices (de temas, de citas bíblicas y de domingos y fiestas a los que los comen- tarios se refieren) que hacen su uso más útil.

La obra constituye una recopilación de una serie de artículos dominica- les aparecidos en un periódico de Córdoba bajo el epígrafe "La otra lectura". Se trata, por consiguiente, de la obra de un escriturista que se dirige, no desde la cátedra ni desde el púlpito a fieles devotos, sino desde la tribuna de opinión de un periódico a un público heterogéneo.

El autor manifiesta su intención de presentar el evangelio sin quitarle el "aguijón". Con la indicación del título, "La otra lectura" quiere señalar la aceptación del carácter provocativo del evangelio, no sólo con respecto al mun- do sino también a la iglesia. Hace explícito, por otra parte, que el horizonte de la lectura del evangelio, como su clave hermenéutica, es el compromiso con los que no cuentan en este mundo. Esto se hace patente también en la adopción de un lenguaje directo y sencillo. La lectura va desde el texto a la actualidad y desde la actualidad al texto y, en el tratamiento de los demás, se pone de ma- nifiesto, al mismo tiempo, un rigor exquisito en el manejo de los datos filológi- c o ~ , históricos, exegéticos y una aguda sensibilidad ante los problemas de la sociedad contemporánea. Es una lectura desenfadada, crítica, con un tanto de saludable acidez, pero nunca una lectura amarga. Su lectura deja un paso de esperanza. Es el testimonio del que cree en la fuerza de la palabra evangélica, buena noticia, cuando se la deja libre y se la siembra en los temores y esperan- zas de los hombres.

JUAN BARRETO

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CENTRO TEOLOGICO DE LAS PALMAS AFILIADO A LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA COMILLAS

LOPEZ BOTAS, 8 LAS PALMAS DE GRAN CANARIA