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Se atribuye al estadista inglés Winston Chur- chill la célebre frase "los pueblos se acuerdan del agua sólo cuando les falta". Ello es parcialmente cierto, pues dependiendo de épocas y regiones es posible constatar la validez del concepto inverso, es decir que "las autoridades se acuerdan del agua cuando los pueblos ya se inundaron". Es particularmente importante señalar que cuando la inundación ya se ha producido, cuando nada es evitable, en el momento más crítico y do- loroso del evento, la población casi exclusiva- mente requiere soluciones de carácter asistiencia- lista. En esos momentos la ingeniería ayuda rela- tivamente poco y la planificación o la realización de obras específicas normalmente llega tarde. Es evidente que la planificación, a través del desarrollo de un plan maestro a nivel de cuenca para defensa de inundaciones, que vincule y aso- cie estructuras y obras de protección con solucio- nes no estructurales para el control y mitigación de emergencias, es una tarea tan importante como impostergable en gran parte de América Latina. Esa tarea debe desarrollarse en tiempos de calma, en momentos en los que aunque los pueblos "se olviden del agua" por ausencia de crecidas depre- dadoras, las autoridades tengan presente las nece- sidades básicas y aseguren los criterios de previ- sión indispensables, como política de estado. Los desastres debidos a crecidas alcanzan aproximadamente a un tercio de entre todas las ca- tástrofes naturales alrededor del mundo, al menos en cuanto a valores de pérdidas económicas y son responsables de más de la mitad del número de víctimas fatales. Los daños por crecidas han sido extremadamente severos en recientes décadas y es evidente que tanto la intensidad como la frecuen- cia de las inundaciones es creciente. En los diez últimos años, las pérdidas suman más de 250 bi- llones de dólares. 11 INGENIERÍA DEL AGUA · VOL. 7 · Nº 1 MARZO 2000 Introducción Resumen: El presente trabajo pretende brindar un panorama global sobre distintos temas asociados con la ocurrencia de desastres debidos a crecidas e inundaciones y analizar las implicancias desde los puntos de vista hidrológicos, hidráulicos, de ingeniería y de planificación, que deben ser considerados de forma integrada y transdisciplina- ria a efectos de reducir las pérdidas en vidas humanas y los crecientes efectos negativos económicos. Se dis- cute la importancia relativa de las consecuencias de desastres por crecidas en sociedades de diferentes ni- veles de desarrollo, comparándose además brevemente sus efectos con otros fenómenos naturales de es- cala relevante. Se hace especial mención al sistema de alerta de la cuenca del Plata, de 3.150.000 km2, en territorios de Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina, afectada por las crecidas de los ríos Paraná, Pa- raguay, Uruguay, Iguazú, Pilcomayo y Bermejo. En tal sentido, se comentan las crecidas del río Paraná y la evolución del sistema de alerta, describiendo los modelos utilizados para la predicción de caudales. Se concluye con una opinión técnica acerca de los temas de investigación y desarrollo que deberían ser con- siderados prioritariamente por parte de los investigadores, en virtud de su particular importancia para el control de crecidas. Palabras clave: crecidas, inundaciones, planificación, América Latina, riesgo, sistema de alerta temprana, cuenca del Plata, zonificación. Raúl A. Lopardo y Rafael Seoane. * ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE CRECIDAS E INUNDACIONES * Instituto Nacional del Agua y del Ambiente. República Argentina

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Page 1: ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE CRECIDAS E INUNDACIONES · control de crecidas. Palabras clave:crecidas, inundaciones, planificación, América Latina, riesgo, sistema de alerta temprana,

Se atribuye al estadista inglés Winston Chur-chill la célebre frase "los pueblos se acuerdan delagua sólo cuando les falta". Ello es parcialmentecierto, pues dependiendo de épocas y regiones esposible constatar la validez del concepto inverso, esdecir que "las autoridades se acuerdan del aguacuando los pueblos ya se inundaron".

Es particularmente importante señalar quecuando la inundación ya se ha producido, cuandonada es evitable, en el momento más crítico y do-loroso del evento, la población casi exclusiva-mente requiere soluciones de carácter asistiencia-lista. En esos momentos la ingeniería ayuda rela-tivamente poco y la planificación o la realizaciónde obras específicas normalmente llega tarde.

Es evidente que la planificación, a través deldesarrollo de un plan maestro a nivel de cuencapara defensa de inundaciones, que vincule y aso-cie estructuras y obras de protección con solucio-

nes no estructurales para el control y mitigaciónde emergencias, es una tarea tan importante comoimpostergable en gran parte de América Latina.Esa tarea debe desarrollarse en tiempos de calma,en momentos en los que aunque los pueblos "seolviden del agua" por ausencia de crecidas depre-dadoras, las autoridades tengan presente las nece-sidades básicas y aseguren los criterios de previ-sión indispensables, como política de estado.

Los desastres debidos a crecidas alcanzanaproximadamente a un tercio de entre todas las ca-tástrofes naturales alrededor del mundo, al menosen cuanto a valores de pérdidas económicas y sonresponsables de más de la mitad del número devíctimas fatales. Los daños por crecidas han sidoextremadamente severos en recientes décadas y esevidente que tanto la intensidad como la frecuen-cia de las inundaciones es creciente. En los diezúltimos años, las pérdidas suman más de 250 bi-llones de dólares.

11INGENIERÍA DEL AGUA · VOL. 7 · Nº 1 MARZO 2000

Introducción

Resumen:El presente trabajo pretende brindar un panorama global sobre distintos temas asociados con la ocurrencia dedesastres debidos a crecidas e inundaciones y analizar las implicancias desde los puntos de vista hidrológicos,hidráulicos, de ingeniería y de planificación, que deben ser considerados de forma integrada y transdisciplina-ria a efectos de reducir las pérdidas en vidas humanas y los crecientes efectos negativos económicos. Se dis-cute la importancia relativa de las consecuencias de desastres por crecidas en sociedades de diferentes ni-veles de desarrollo, comparándose además brevemente sus efectos con otros fenómenos naturales de es-cala relevante. Se hace especial mención al sistema de alerta de la cuenca del Plata, de 3.150.000 km2, enterritorios de Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina, afectada por las crecidas de los ríos Paraná, Pa-raguay, Uruguay, Iguazú, Pilcomayo y Bermejo. En tal sentido, se comentan las crecidas del río Paraná y laevolución del sistema de alerta, describiendo los modelos utilizados para la predicción de caudales. Seconcluye con una opinión técnica acerca de los temas de investigación y desarrollo que deberían ser con-siderados prioritariamente por parte de los investigadores, en virtud de su particular importancia para elcontrol de crecidas.

Palabras clave: crecidas, inundaciones, planificación, América Latina, riesgo, sistema de alerta temprana,cuenca del Plata, zonificación.

Raúl A. Lopardo y Rafael Seoane.*

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE CRECIDAS E INUNDACIONES

* Instituto Nacional del Agua y del Ambiente. República Argentina

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Algunas sociedades, co-munidades o regiones hanaprendido a convivir con lascrecidas, y en consecuenciase encuentran preparadas pa-ra hacerles frente. Otras a ve-ces son tomadas por sorpresacuando las aguas fluviales omarítimas ascienden a nive-les jamás registrados duranteel tiempo de vida de sus habi-tantes. En este contexto, tresaspectos resultan de particu-lar importancia: a) el conti-nuo crecimiento de la pobla-ción mundial y de algunas re-giones en particular, que hacen necesario asentarseen zonas peligrosas; b) la migración de trabajadoresy refugiados a ambientes que no les son familiares;c) el crecimiento de la movilidad y el deseo de lapoblación de vivir en áreas que presentan un am-biente de bellezas naturales y agradable clima. Pe-ro aunque las poblaciones tengan experiencia sobresituaciones de desastre, bien es cierto que ellas tien-den a olvidar las lecciones del pasado en períodossensiblemente cortos, simplemente de pocos años.

Las crecidas han sido responsables de nume-rosas víctimas fatales. Un listado de víctimas poreventos naturales durante los últimos treinta añoscontiene sólo dos grandes desastres por crecidas,ambas producidas en Bangladesh (1970 y 1991)que están ubicadas en primero y tercer lugar en lanegra lista de muertes. Como la mayor parte de loseventos hidrológicos excepcionales tienen desa-rrollo lento y se han implementado técnicas depronóstico y alerta temprana en muchas áreasdensamente pobladas, el número de víctimas fata-les tiende a disminuir con el tiempo.

Para el caso de las pérdidas económicas, la si-tuación se presenta aún agravada, pues no sólo losgrandes desastres han aumentado su número, sinoque también cuentan las pérdidas anuales produci-das por eventos menores, que producen inundacio-nes localizadas. Un análisis de tendencia revela quelos desastres debidos a crecidas y las pérdidas gene-radas por ellas se han incrementado drásticamenteen los años recientes. Adicionalmente, deben com-putarse los costos de las medidas estructurales con-tra inundaciones y su mantenimiento.

El análisis precedente (Berz, 1999) es posi-ble de ilustrar mediante la figura Nº 1, que permi-te observar de modo comparativo la relevancia de

los desastres por inundaciones en relación conotros fenómenos naturales, como los terremotos ylos huracanes.

Evaluación de las crecidas

Una crecida es cualquier caudal relativamen-te alto que sobrepasa la margen natural o artificalen cualquier tramo de una corriente de agua.Cuando las márgenes son sobrepasadas, el agua seextiende sobre la planicie de inundación y, gene-ralmente, entra en conflicto con el hombre (VenTe Chow, 1964). Las crecidas tienen dos caracte-rísticas esenciales: la inundación es transitoria y lazona inundada es adyacente al cuerpo de agua quela inunda. Para caracterizar una crecida es necesa-rio conocer en una dada sección del río los si-guientes parámetros: caudal máximo instantáneo,volumen total escurrido y duración de la crecida.El primero y el tercero dan una idea rápida de lamagnitud de la misma. Las relaciones entre estosparámetros y su probabilidad de ocurrencia sonnecesarias para estimar la severidad de los dañosasociados con inundaciones.

Kundzewicz y Takeuchi (1999) presentancaracterísticas hidrológicas y socioeconómicasque son utilizadas para describir las crecidas. Lasprimeras describen los aspectos hidrológicos delfenómeno y las segundas hacen referencia a losimpactos económicos de la ocurrencia de las inun-daciones. Las características hidrológicas utiliza-das tienen como objetivo describir el fenómeno deforma directa (caudal máximo, altura máxima, vo-lumen de la onda de crecida o área inundada). Lascaracterísticas hidrológicas indirectas incluyen alperíodo de retorno o la probabilidad de exceden-cia. Las características socioeconómicas incluyen:número de víctimas y de evacuados, áreas inunda-

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Figura Nº 1: Víctimas fatales y pérdidas económicas por desastres naturales.

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das, puentes destruidos, áreas de cultivo afectadasy pérdidas económicas.

La definición de las características hidroló-gicas indirectas, como el período de retorno o laprobabilidad de excedencia, implica la aplicaciónde un enfoque estadístico con modelos de valoresextremos y la teoría de estimación de parámetros.

La necesidad de definir estas medidas se funda-menta en el requerimiento de identificar objetiva-mente para qué crecida se toma la decisión de enfren-tar la lucha contra inundaciones, pues los costos deprotección aumentarán considerablemente a medidaque se adopta el criterio de minimizar los riesgos.

Bedient y Huber (1992) señalan que la medi-da más común utilizada en hidrología para indicarla probabilidad de un evento consiste en asignarleun período de retorno o intervalo de recurrencia.Se indica que un evento anual máximo tiene un pe-ríodo de retorno de T años si esa magnitud es igua-lada o excedida, en promedio, una vez cada T años.El reciproco de T es la probabilidad de excedenciade un evento y es la probabilidad de que un eventosea igualado o excedido en un año cualquiera.

El intervalo de recurrencia, que naturalmen-te tiene unidades temporales, es ampliamente co-nocido por todos los profesionales de las cienciasdel agua. Sin embargo, es importante que el inge-niero sepa transmitir claramente a la poblaciónque cuando se menciona que una obra ha sido di-señada, por ejemplo, para una crecida de diez añosde recurrencia ello no implica necesariamente quese aseguren diez años de protección.

Con este ejemplo tal vez exageradamentesimplista, se pretende destacar la necesidad de quequien elabore o participe en la planificación y pro-yecto de las obras necesarias debe asegurar unacorrecta difusión de las propuestas con conceptosmuy claros a nivel de la comprensión popular. Lasociedad tiene siempre cierta dificultad para inter-pretar el enfoque estadístico. La información debepues presentarse de modo de superar esa incerti-dumbre acerca de la estadística, pues es funda-mental que cualquier planificación de actividadescuente con el apoyo de la población involucrada.

Lucha contra las inundaciones

Ante una necesidad de definición de metodo-logía de acción contra las inundaciones, debeaclararse que no existe una respuesta única válida

para todas las circunstancias y todas las regionesni que asegure una protección completa. Comoejemplo de los conceptos anteriores se puede se-ñalar la ocurrencia de dos crecidas muy importan-tes que produjeron severos daños en sociedadesque han desarrollado tecnologías avanzadas. Losejemplos seleccionados son la crecida del río Mis-sissippi ocurrida en los Estados Unidos en el año1993 y la del río Oder en Alemania en 1997 quemuestran que los daños son severos y de difícil re-ducción para este tipo de fenómenos aún en paísesavanzados y que el manejo de las crecidas es unproblema actual y de discusión de la comunidadcientífica y tecnológica.

En realidad pueden sumarse las obras de pro-tección (medidas estructurales) con medidas noestructurales tendientes a disminuir los costos yriesgos de las inundaciones. Tal como lo expresaWhite (1999) la mitigación de los desastres por in-undación no dependen sólo de acciones que pue-den desarrollarse durante las crecidas sino que de-ben ser producto de una combinación de accionesprevias de prevención, manejo operacional de cre-cidas y reconstrucciones y revisiones posterioresal pasaje de las aguas.

Las actividades de prevención incluyen: a)manejo de riesgos de crecidas, b) planificación decontingencias de desastres, para establecer rutas deevacuación, umbrales críticos de decisión, requeri-miento de servicios públicos e infraestructura paraoperaciones de emergencia, etc. c) construcción dela infraestructura de defensa contra inundaciones,tanto estructurales como no estructurales (obras fí-sicas y sistema de alerta), d) mantenimiento de lainfraestructura de defensa contra inundaciones, e)planificación y manejo del territorio en toda lacuenca de aporte, f) acciones para desalentar eldesarrollo inapropiado en las planicies de inunda-ción, y g) comunicación y educación a los poblado-res del riesgo de crecidas y de las acciones que ten-drán lugar durante la emergencia.

Las actividades de manejo operacional decrecidas puede considerarse como una secuenciade cuatro actividades: a) detección hidrometeoro-lógica de la probabilidad de formación de creci-das, b) pronóstico de las condiciones de escurri-miento, c) alerta de la severidad y tiempo en quellegará la crecida, d) respuesta a la emergencia porparte de autoridades y pobladores.

Las actividades posteriores al paso de la cre-cida, dependiendo de la severidad de la misma,

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pueden incluir: a) ayuda para necesidades inme-diatas a los afectados por el desastre, b) recons-trucción de los edificios, obras de infraestructuray de defensa afectados, c) recuperación y regene-ración del ambiente y de las actividades económi-cas en el área inundada, d) revisión de las activi-dades de manejo y planificación, a tener en cuen-ta para futuros eventos.

Además de lo expuesto, es obvio que todaslas acciones señaladas requieren un adecuado en-foque institucional, acorde con la legislación vi-gente en cada país o región.

Las estrategias de protección de crecidas sepueden clasificar de acuerdo con el objetivo a de-fender en: para valles de grandes ríos, para princi-pales ciudades, para pequeñas cuencas y estrate-gias ambientales.

Las protecciones para grandes ríos puedenincluir obras y medidas de gran envergadura:construcción de presas, mejora de la conducciónde canales y medidas no estructurales (pronósti-cos de crecidas y avisos anticipados). También sedeben desarrollar protecciones para ciudades im-portantes que incluyen la reubicación de pobla-ción, construcción de protecciones y la utilizaciónde áreas inundables a propósitos recreativos.

En pequeñas cuencas y dado que los tiemposde respuesta son menores es necesario contar consistemas telemétricos de observación de variableshidrometeorológicas y modelos matemáticos quepermitan el pronóstico en tiempo real para las ta-reas de defensa civil.

En realidad los problemas generalmente apa-recen combinados. Por ejemplo, grandes ciudadesubicadas en una planicie de inundación y con laposibilidad clara de que ocurran precipitacionesintensas con muy escaso tiempo de pronóstico.

A modo de ejemplo práctico, cuando los cos-tos de proteger un asentamiento urbano para unevento supera el valor intrínseco del mismo, po-dría ser la solución mudarlo y trasladar a los habi-tantes y sus bienes a regiones más seguras. Sinembargo, cuando se trata de una ciudad importan-te ubicada dentro de un valle de inundación (comoel caso de Resistencia, capital de la provincia delChaco, dentro del valle de inundación del río Pa-raná) es obvio que no se puede efectuar el trasla-do. En otros casos menos críticos, no cabe dudaque una adecuada zonificación puede impedir las

construcciones permanentes en ciertos barriosmuy seriamente expuestos a las inundaciones. Enalgunos barrios o asentamientos menores la reubi-cación puede ser una solución aceptable.

Los costos de protección de las ciudades de-bieran ser muy bien estudiados en relación conadecuados análisis de riesgos. No es posible pre-tender que una ciudad a orillas de un curso fluvialesté absolutamente exenta de inundaciones. Elcosto de tal protección (para eventos que puedenocurrir cada más de mil años) sería exagerado pa-ra cualquier sociedad. Es necesario fijar una deter-minada condición de riesgo.

Ciertos barrios de la ciudad de Buenos Airesse pueden inundar con cierta frecuencia. Otro tan-to inexorablemente ocurre y ocurrirá para otrasciudades de la cuenca del Plata. Pero no resultaadmisible que el riesgo sea tan elevado que laspérdidas superen a las inversiones necesarias parauna protección razonable.

Medidas para mitigar los riesgos naturales

Las medidas estructurales y no estructuralesde defensa contra las inundaciones componen encierta medida concepciones básicas diferentes,pero que resultan de uso complementario para mi-tigar los efectos de las crecidas. En el pasado, ca-si con exclusividad se asociaba la lucha contra lasinundaciones con obras de infraestructura (diquesde protección, canales de desagüe o embalses deretención) que "aseguraban" mantener sin agualas planicies de inundación. Sin embargo, en la ac-tualidad, una visión ambiental del problema plan-tea posibles soluciones no estructurales, como elordenamiento territorial de la planicie inundable,un adecuado control del desarrollo y las activida-des en zonas afectables, los sistemas de alertatemprana y la planificación de defensa civil.

Medidas estructurales contra lasinundaciones

Se denominan medidas estructurales a lasobras físicas de protección de las zonas inunda-bles (Maza Alvarez y Franco, 1997). Cada vallefluvial y cada emplazamiento dentro de ese vallerequiere de una solución particular, muchas vecesdiferente de las otras vecinas. Pueden tratarse deobras lineales, como diques laterales de protec-ción de márgenes, que pueden ser materializadascon materiales muy diversos: enfajinados, enroca-

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dos, tierra, losetas de hormigón, gaviones, tables-tacas metálicas, bolsas rellenas de arena o tierra.

En ciertas oportunidades, cuando las corrientespueden ser importantes y las alturas de agua no exa-geradas, debe sumarse a las obras longitudinales lapresencia de espigones frontales para aliviar los pro-cesos erosivos de las márgenes. Esos espigones tam-bién pueden ser construidos en diversos materiales,siendo los más comunes de enrocado o gaviones.

Otras importantes obras físicas contra lasinundaciones son las centrales de bombeo. Estesistema es indispensable para extraer las aguas delluvia que se acumulan dentro de los recintos ce-rrados (polders) de protección de las ciudades ydrenarlas hacia el curso fluvial donde el nivel deagua es superior al nivel del interior del recinto.

Dentro de ese tipo de protección se tiene elcaso de la mencionada ciudad de Resistencia,donde se han levantado estructuras fijas de protec-ción del casco urbano (diques de contención) paraevitar la inundación por las crecidas del río Para-ná. Esas estructuras rodean la ciudad y permiten elpaso del río Negro (que atraviesa la ciudad reco-giendo sus aguas pluviales) mediante obras decompuertas que, ante la eventual presencia deaguas altas en el Paraná deben cerrarse. En esemedio el sistema de bombeo debe evacuar esasaguas más las de las lluvias locales.

La decisión de importantes medidas estructu-rales en algunas ciudades del valle de inundacióntambién aparecieron a partir de catástrofes. En rea-lidad, hay que reiterar que la población sólo tomaconciencia de la importancia de la inundacióncuando ésta la afecta directamente. En la Cuencadel Plata, luego de la crecida de 1982-1983, que tu-vo efectos muy notables y sirvió fundamentalmen-te para tomar conciencia del problema, se progra-maron algunas obras y medidas no estructurales.

Es interesante comentar que los políticos ylos periodistas suelen preguntar acerca de la posi-bilidad de que con los actuales avances de la tec-nología los daños y riesgos de inundación sean to-talmente erradicados. En realidad, es una difícilpero necesaria tarea convencerlos de que salvoexcepciones, no es posible eliminar los daños deinundaciones en un cien por ciento. Por una parte,en cuencas del tamaño de la del Plata no es admi-sible pensar en trasvasar flujos de elevado caudalhacia otras tierras como medio de paliar las gran-des inundaciones, pues aunque se contara con los

excepcionales fondos necesarios para tales obras,no se tendría respuesta favorable respecto de unaelemental evaluación de impacto ambiental.

Otro tipo de medios estructurales de luchacontra las inundaciones son las presas de retención,que se llenan cuando se producen las crecidas en laalta cuenca y regulan apropiadamente la descargahacia aguas abajo, de modo de evitar caudales queproduzcan la inundación de los terrenos adyacentesal cauce. Este medio es muy utilizado en control decrecidas aluvionales en la región andina, pero cadavez más objetado por su elevado costo y razonesambientales. El efecto de laminación de crecidasproducido por presas de retención puede ser impor-tante en ríos menores o en grandes embalses demontaña, pero en extendidas cuencas de llanura esfrancamente irrelevante. Resulta difícil pensar enretener las crecidas de los grandes ríos de baja pen-diente operando presas de regulación escasa paravolúmenes inconmensurables. Crecidas de 30.000m3/s durante más de quince días, que en el río Para-ná no son demasiado extraordinarias, resultan demuy difícil manejo en los embalses aún más gran-des, dificultando cualquier regulación.

Como la mayor parte de la población no inter-preta el análisis anterior, en general hay una granconfusión popular por causa de errores en cálculosmuy sencillos. Uno de los principales esfuerzos delos especialistas en las ciencias del agua debe cen-trarse en la adecuada difusión de conceptos hidro-lógicos e hidráulicos indiscutibles. Para ello, aun-que no resulte grato a los científicos, deben partici-par activamente en la mayor parte de las informa-ciones a la población a través de los medios masi-vos de comunicación, pero mediante adecuado len-guaje y razonamientos sencillos.

Las inundaciones y las rutas

El caso de las rutas y caminos que corren para-lelamente a los cursos de agua dentro del valle alu-vional plantea en general problemas de muy difícilsolución. Debe tenerse presente la habitual minimi-zación de las tareas hidráulicas por parte de los res-ponsables de la ingeniería vial, al menos en nuestraregión. En general, las autoridades viales nacionalesy provinciales siempre han menospreciado los as-pectos hidráulicos, por lo que puede ser interesantehacer notar la importancia de los problemas quecausa el agua sobre las estructuras viales. Por ejem-plo, más del 50% de los puentes que se han caído enlos Estados Unidos de Norteamérica han fallado porproblemas hidráulicos; es decir que la suma de caí-

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das de puentes por errores estructurales, falla defundaciones, choque de embarcaciones, terremotosy hasta actos de terrorismo no alcanza a equilibrar lacantidad de puentes que se han destruido por su maldiseño hidráulico (Murillo, 1987).

Cuando las rutas se desarrollan en zonas demuy baja pendiente, como la provincia de BuenosAires, en la Pampa Húmeda de la Argentina, losterraplenes pueden alterar el flujo del agua, cam-biando su dirección y provocando verdaderostrasvases de cuenca. Esos trasvases son responsa-bles de inundar terrenos que, con anterioridad a laconstrucción del camino, no experimentaban esosfenómenos, salvando a otros campos de inunda-ciones que sufrían periódicamente. En esos casos,se plantea un verdadero problema a los contribu-yentes, pues se deben pagar cifras a veces millo-narias a los damnificados por la construcción decaminos o canales que por mal diseño hidráulico,no tuvieron en cuenta estos impactos, mientrasque obviamente los supuestos beneficiados no de-ben efectuar ningún aporte adicional.

Así como existen rutas paralelas a los grandescursos fluviales que se han transformado en verda-deros diques laterales otras intersectan el valle,componiendo a su vez una suerte de diques fronta-les. Estas últimas tienen en cuenta las posibles cre-cidas con la presencia de puentes "aliviadores", quemuchas veces resultan insuficientes, por lo que seproducen erosiones intensas en el lecho que provo-can la destrucción de las estructuras, debiendo serreconstruidas luego de las inundaciones.

Medidas no estructurales

Si bien las medidas no estructurales cubren unamplio campo de especialidades, pues van desde laeducación ambiental de la población hasta el mejo-ramiento de las comunicaciones, es importante ci-tar como ejemplo fundamental a los sistemas dealerta temprana, que se basan en un pronóstico amediano plazo de las posibilidades de inundación.

En cuencas de respuesta rápida, si se tiene elaviso certero con suficiente anticipación los siste-mas de alerta pueden evitar muertes, ya que nadieestaría sorprendido por el evento. Desde que haceveinte años se instaló el sistema de alerta con redtelemétrica en la cuenca del río San Antonio, en lassierras cordobesas de la región semiárida argentina,no se han producido más muertes por las crecidasaluvionales que afectan la región turística de VillaCarlos Paz, en época de vacaciones de verano.

En cuencas de llanura, donde es posible esta-blecer el alerta con mucho mayor anticipación, ade-más hay tiempo de retirar de los inmuebles que vana ser afectados casi todas las cosas de valor. Los sis-temas de alerta en este tipo de cuencas deben infor-mar no sólo la fecha del evento y la altura esperablecon cierta precisión sino también el período de per-manencia de los niveles de inundación. En casos decarácter puntual, como las inundaciones urbanas, unaviso temprano permite retirar a lugares adecuadostodos los bienes que pueden ser deteriorados por elagua y evitar que los pobladores transiten por zonasafectadas. Es interesante notar que los costos de unainundación son distintos si la misma no alcanza osupera una cierta altura denominada "cota de mesa",de alrededor de los noventa centímetros. A esa altu-ra se pueden subir los bienes que se desean preser-var sin necesidad de transporte, por lo que los veci-nos disponen de todo en sus propios hogares, subenlas cosas de valor sobre mesas, mesadas y repisas,cierran con llave, pueden evacuar la casa y regresancuando la inundación ha cesado. Si el agua supera elcitado "nivel de mesa" los costos de inundación seincrementan sustancialmente.

En ambientes urbanos, suburbanos y rurales,un adecuado sistema de alerta hidrológico permi-te evitar riesgos a los pobladores, salvar hacienday transportar bienes, pero no puede impedir la in-undación de las tierras y los elementos adheridosa ella. Por ello, es inadmisible la inundación de unhospital, de una central de energía o de una escue-la, que jamás se debieran haber construido en zo-nas afectadas por inundaciones periódicas, dondeno es posible evacuar los bienes fundamentales.Este aspecto tiene que ser particularmente tenidoen cuenta en la zonificación de los terrenos.

Además de los sistema de alerta, otras medi-das no estructurales que pueden señalarse son: es-tablecimiento de una política de planificación deactividades económicas en la planicie de inunda-ción, normas de construcción en la cuenca paraevitar un aumento en la vulnerabilidad ante creci-das, establecimiento de seguros contra pérdidaspor inundaciones y educación de la población quepuede ser afectada.

El uso de la tierra debe ser racionalmente es-tablecido teniendo en cuenta los riesgos de inunda-ción. No es comparable la inundación de un parquedeportivo que la de un barrio de viviendas o la deuna industria con residuos tóxicos. Se recuerda quedurante la crecida del río Paraná en el verano de1992, la inundación afectó seriamente una escuela

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técnica que perdió parte de su equipamiento, com-puesto por maquinaria adherida al piso y se encon-tró con alturas de agua que superaban el metro.También quedó bajo agua todo un barrio de vivien-das que había sido construido a través de créditosoficiales. De llevarse a la práctica los conceptosfundamentales de ordenamiento del territorio lo ex-puesto difícilmente podría ocurrir.

Luego, a partir del relevamiento de los terre-nos afectados o afectables por inundaciones es po-sible proponer "zonificaciones", para definir elgrado de ocupación de la tierra en función delriesgo y fijar así restricciones al dominio en lasáreas periódicamente inundables. En tal sentido,la definición de una "línea de ribera" es un temafundamental, sobre el que se han hecho importan-tes aportes técnicos.

El límite del valle aluvional debe estar legal-mente establecido con criterios técnicos apropia-dos. De ese modo, se podría impedir la construc-ción de edificios permanentes en terrenos que cla-ramente pertenecen al cauce mayor de un curso deagua, aunque permitiendo en ciertas zonas que seinstalen estructuras menores, galpones o construc-ciones transitorias.

Sistema de Alerta Hidrológico de la Cuenca del Plata

La cuenca del Plata posee una extensión de3.150.000 kilómetros cuadrados, abarcando terri-torios de Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Ar-gentina. Está conformada fundamentalmente porlos cursos de los ríos Paraná, Paraguay, Uruguay,Iguazú, Pilcomayo y Bermejo (figura Nº 2).

La población que se distribuye a lo largo desu recorrido supera los 80.000.000 de habitantes,que con su actividad económica contribuyen conel 70% del producto bruto global de esos cinco pa-íses. Sobre los ríos que la integran se han cons-truido más de cuarenta centrales hidroeléctricas(entre ellas la imponente obra de Itaipú), que sa-tisfacen el 60% de la energía eléctrica de la re-gión. Varios de sus cursos son navegables, estan-do en proyecto una “hidrovía” Paraguay-Paraná.A su vez, la cuenca del río Paraná está ubicada en-tre las latitudes 16º y 34º de latitud sur y abarcagran parte de Brasil y la Argentina, la totalidad delParaguay y una parte de Bolivia. El área de lacuenca, tomada hasta su desembocadura en el del-ta es de 2.600.000 kilómetros cuadrados.

Dentro del sistema, es posible diferenciarcuatro zonas con diferentes características hidro-gráficas: el río Paraguay, el río Iguazú, el Alto Pa-

raná y el tramo Medio e Inferior,simplemente denominado como ríoParaná. Este último es el que efecti-vamente interesa al presente análisis.La confluencia de los ríos Alto Para-ná y Paraguay tiene lugar frente a lalocalidad correntina de Paso de laPatria, 687 Km aguas abajo del pun-to donde recibe por margen izquier-da al caudaloso río Iguazú. La sec-ción del río Paraná en esa confluen-cia presenta un cauce de 3.500 m deancho, sembrado de islas y bancosde arena de diversas dimensiones.Esa sección se encuentra a 1.240 Kmdel puerto de Buenos Aires, desdedonde arranca el kilometraje con-vencional del río (Soldano, 1947).

Desde la sección antes mencio-nada, donde recibe las aguas del Para-guay, el río tiende hacia aguas abajo aidentificarse completamente con uncurso de agua típico, denominado enhidráulica fluvial como "río de llanu-

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Figura Nº 2: Areas de aporte de la cuenca del río de la Plata

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ra con lecho de fondo móvil", lo que implica uncauce menor con grandes caudales y bajas pendien-tes, con dunas que se trasladan en el lecho de arenafina y un cauce mayor que se cubre durante los pro-cesos de inundaciones, pudiendo excluirse algunasislas de mayor cota. Desde Corrientes la pendientedel río desciende paulatinamente hacia aguas aba-jo, hasta llegar a 0,01 m/Km en el tramo final.

Las crecidas del río Paraná

Para períodos anteriores a fines del sigloXIX existen referencias de viejas marcas y trans-misión oral de pobladores que permiten "inferir"crecidas históricas. Los niveles del río Paraná secomenzaron a medir en el año 1901. Los diariosLa Nación, La Prensa y La Tribuna publicaronelementos que permiten analizar la crecida ex-traordinario de 1878, estimándose que alcanzó lacota 8,65 m en la escala de Corrientes. Del mismomodo, se tiene referencia de una crecida de 1858,que superó en un orden de 30 cm a la anterior-mente descrita. Por otra parte, en 1812 hubo otracrecida que alcanzó niveles extraordinarios, supe-rando incluso a la registrada en 1905, con un nivelmáximo fijado en 9,53 m en la escala de Corrien-tes. Se pueden mencionar también dos crecidasque se suponen superiores a todas las registradas,producidas en 1612 y 1748, que habrían superadoel nivel de 10,50 m en la escala de Corrientes.

Según Aisiks (1984) una crecida del río Pa-raná en Corrientes que alcanza una cota de 5,5 men la escala local (del orden de 25.000 m3/s) noproduce daños por inundación aguas arriba niaguas abajo de esa sección. Si se analizan los da-tos históricos del Paraná, se observa que en pro-medio dos de cada tres años se producen crecidas.Esas crecidas pueden ocurrir en cualquier épocadel año, pero prevalece la tendencia en los mesesde febrero y marzo, con un repunte en junio. Delas crecidas medidas más importantes hasta la fe-cha se deben considerar la de 1905, la de 1966, ladel período 1982-1983 y la de 1992. El caudal má-ximo en Corrientes durante el mes de junio de1905 fue de 43.000 m3/s, mientras que en marzode 1966 se alcanzó en esa misma sección un cau-dal de 41.000 m3/s. La crecida de 1983 tuvo ca-racterísticas muy especiales, que comenzaron atener vigencia durante el año anterior, con precipi-taciones muy importantes, que prácticamente sa-turaron los suelos de la cuenca. Tomando la sec-ción de Corrientes, el 30 de mayo de 1983 se mi-dieron 51.300 m3/s, con un segundo pico el 12 dejulio de 45.000 m3/s y el máximo registrado el 18

de julio con 61.000 m3/s. En el año 1992 se pro-dujo otra crecida catastrófica del río Paraná queculminó en la ciudad de Santa Fe, con un caudalmáximo de 54.000 m3/s y un nivel de agua aúnsuperior al máximo registrado en la crecida de1982-1983, ante un mayor grado de ocupación delvalle de inundación (Paoli, 1997).

El incremento notable de los valores mediosde alturas y caudales a partir de 1970 indican un au-mento del volumen de agua escurrido en estos últi-mos treinta años respecto de iguales lapsos en tiem-pos anteriores. Si bien este aumento puede ser tran-sitorio, se estima prudente considerar que puede te-ner cierta permanencia, en virtud de aspectos pro-bablemente asociados con un cambio climático, loque es motivo de estudios en la actualidad.

Si se representa la estadística de niveles men-suales medios mínimos (mes de setiembre) y la queusualmente contiene los medios máximos (mes deabril), dentro del período moderno de registros1970-1992, se observa que la amplitud de la varia-ción estacional del nivel es significativamente me-nor en la actualidad, lo que indudablemente estáasociado a la regulación impuesta por la operaciónde las numerosos presas brasileñas de la alta cuen-ca. Es de destacar que la citada reducción de ampli-tud es principalmente importante para las bajantes,teniendo mucho menos significación en las creci-das. En las crecidas máximas la capacidad de regu-lación es prácticamente despreciable.

Es interesante destacar que si se considera lasestadísticas de varios importantes ríos de la regiónnororiental de la República Argentina, es posibleconstatar que el caudal promedio calculado con re-gistros que van desde fines del siglo pasado hasta1970 resulta bastante menor que si se toman los úl-timos treinta años del siglo. Es tarea de los espe-cialistas explicar a las autoridades políticas y a lapoblación que esas "recurrencias" de inundacionesdeben ser permanentemente revisadas. En la cuen-ca del Plata, se ha pasado progresivamente a lo lar-go del presente siglo a una época más húmeda, loque modifica la probabilidad de ocurrencia deinundaciones respecto de una estadística conven-cional que no tenga en cuenta este fenómeno.

Para los grandes ríos que escurren por caucesde llanura en bajas pendientes, las crecidas impor-tantes pueden ser consideradas previsibles e inclu-sive pueden ser muy razonablemente anticipadas,en virtud de datos pluviométricos de las partes al-ta y media de la cuenca. Es importante destacar

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que además de las condiciones específicas de latormenta o grupo de tormentas que generan el ex-ceso de agua, la magnitud del fenómeno de inun-daciones estará fuertemente ligado a las condicio-nes previas de humedad en la cuenca. El problemase agrava considerablemente cuando un fenómenode elevada pluviosidad se produce sobre unacuenca que se encuentra totalmente saturada, conlos embalses que controlan sus ríos totalmentecolmados y los suelos húmedos.

El sistema de alerta temprana

Un sistema hidrológico de alerta tempranatransmite a los medios de defensa civil y controlde desastres la información anticipada de eventoshidrológicos extraordinarios. El pronóstico debeser preciso, pues un error por defecto en las altu-ras de crecidas pronosticadas puede llevar a inun-daciones imprevistas y un error por exceso puedellevar a gastos innecesarios y a la pérdida de cre-dibilidad en el sistema ante futuros eventos. Laprecisión y la regularidad de la información ase-guran la preservación de vidas y minimizan lasposibles pérdidas de bienes materiales de quieneshabitan la zona afectada o de quienes desarrollanactividades económicas en ella.

A raíz de las inundaciones producidas duran-te el período 1982-83 la Secretaría de RecursosHídricos de la República Argentina puso en fun-cionamiento un Centro Operativode Alerta Hidrológico (COAH)cuya operación fue confiada alINCYTH, hoy Instituto Nacionaldel Agua y del Ambiente (INA),Goniadzki (1997). La crecida de1992 provocó otra de las mayoresinundaciones y como consecuen-cia de ello, se produjeron gravesdaños en varias provincias del li-toral argentino. Ante esa situa-ción, el Banco Interamericano deReconstrucción y Fomento(BIRF) otorgó un préstamo parael "programa de rehabilitación pa-ra las inundaciones" dentro delámbito de la Subsecretaría deAsistencia a las Provincias delMinisterio del Interior. Ese orga-nismo y el Instituto Nacional delAgua y del Ambiente suscribieronun convenio para mejorar la capacidad tecnológi-ca de este último para formular pronósticos y emi-tir los avisos de inundación.

Es importante señalar que el sistema de aler-ta debe funcionar en forma continua dado que sepronostican tanto crecidas como bajantes queafectan la navegación. Para las ciudades de Rosa-rio y de Santa Fe se estiman las altura hidrométri-cas diarias con más de veinte días de anticipación,dando luego correcciones a partir de la influenciade lluvias locales. En cada ciudad como las nom-bradas, Formosa, Corrientes, Goya, etc. se pro-nostican con diferente anticipación esas alturas,señalando oportunamente cuando se alcanzan losniveles de alerta y los de evacuación en cada caso.

El sistema de alerta hidrológico de la cuencadel Plata está configurado por un conjunto de mo-delos para simulación y pronóstico de distintasvariables hidrológicas en tiempo real, calibrados yoperativos. Entre los que presentan un enfoqueprobabilístico se dispone de modelos de regresiónlineal múltiple con un algoritmo de estimación re-cursiva de los parámetros con el filtro de Kalman.Entre los modelos determinísticos se aplica el mo-delo de Sacramento del National Weather Service,calibrado para el tercio inferior de la cuenca bajadel río Iguazú (24000 km2). En la figura Nº 3a sepresentan los resultados de una asociación entreun modelo determinístico y uno estocástico parala predicción de caudales diarios. En la figura Nº3b se observa la simulación del caudal a la salidade la cuenca usando el modelo determinístico(Chavasse y Seoane,1997).

También se aplican el modelo de transforma-ción precipitación-caudal HEC-1, del U.S. Corpsof Engineers calibrado para la cuenca baja del Igua-

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Figura Nº 3a Hidrogramas simulados y observado

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zú y para la cuenca media del Uruguay y un mode-lo hidrodinámico (Ezeiza V) de traslado de ondas alo largo del río Paraná, desde la presa de Yacyretá(aguas arriba del encuentro con el río Paraguay)hasta su desembocadura (Menéndez, 1998).

Fenómenos de crecidas en ríos serranos

Los casos anteriormente descriptos son biendiferentes de las crecidas repentinas que se produ-cen en las regiones serranas. En Villa Carlos Paz,el INA posee un sistema de alerta telemétrico parael río San Antonio, que funciona sólo entre los me-ses de diciembre y marzo, pero que debe dar lasseñales de alerta y evacuación con sólo horas detiempo, para que Defensa Civil pueda actuar enconsecuencia. Ello es motivado porque las lluviasintensas sólo se producen en esa época del año ytambién porque es en épocas de turismo cuando seutilizan los "campings" ubicados en zonas de ries-go. Es responsabilidad de Defensa Civil evacuaren escaso tiempo a todos los pobladores que pue-den ser afectados en esos sitios.

Como ejemplo de la aplicación de la estrate-gia de “zonificación” se puede señalar el caso dela localidad de Mina Clavero, en la provincia deCórdoba (Argentina). Esta villa se encuentra ubi-cada en la ribera del río Panaholma, cuya cuencatiene 415 kilómetros cuadrados. La villa está em-plazada a cierta distancia de las nacientes de lacuenca, lo que favorece el desarrollo de medidasde alerta y delimitación de zonas de riesgo Barbei-to y Ambrosino (1999).

Para el fin propuesto la zonificación conside-ra tres zonas fundamentales: a) de baja amenaza,

b) de uso restringido y c) de altaamenaza. La primera incluye áre-as inundables por avance y creci-miento lateral de las aguas de cre-cida y anegamiento. Como medi-das de protección se consideranapropiadas obras de defensa yconstrucción de estructuras ade-cuadas para las viviendas (aisla-das o sobreelevadas). Las zonasrestringidas se conforman por áre-as inundables debidas al avancefrontal de las aguas de crecidas.La lucha contra las inundacionesen este sector se centra en la aná-lisis del emplazamiento de in-fraestructura y la aplicación desistemas de alerta. La última zona

considerada, de alta amenaza, incluye áreas del le-cho ordinario, el canal de estiaje y áreas que seinundan anualmente. En esta zona no se considerarecomendable el emplazamiento de edificios o deresidencia permanente ni la construcción de puen-tes que puedan interferir con sus pilares o terraple-nes el libre paso de las aguas. La zona está inclui-da en el plan de alerta de crecidas.

Conclusiones

Ante el estado de situación que se plantea en elpresente texto, es posible preguntarse sobre cuálesserían las líneas de investigación y desarrollo quedeberían proponerse para un futuro cercano, siem-pre con el objetivo de disminuir riesgos y pérdidaseconómicas ante eventos de particular envergadura.

En ese sentido, las cuatro vertientes que po-drían concentrar los esfuerzos de investigadores yprofesionales de la especialidad son:

a) las investigaciones tendientes a mejorar lamodelación hidrológica, en especial aquellas des-tinadas a un mejor conocimiento de los criteriosde selección de funciones estadísticas para esti-mar la relación caudal-período de retorno. Elavance en esta línea también se debe completarcon un incremento en el conocimiento de la trans-formación lluvia-caudal, a efectos de predecir conmenor riesgo los posibles caudales de diseño deobras de protección.

b) las investigaciones destinadas a mejorar lamodelación hidrodinámica, que si bien pueden te-ner por objeto una mejor representación física delfenómeno, en realidad hoy están más limitadas por

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Figura Nº 3b Hidrogramas simulado y observado

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la carencia de información de base. En particular,debe profundizarse el conocimiento preciso de latopografía del valle de inundación en zonas de ba-ja pendiente, para lo que sería conveniente estu-diar metodologías económicas que permitieranobtener la información indispensable para daradecuadas condiciones de borde a los modelos hi-drodinámicos de traslación de crecidas.

c) las investigaciones tendientes a lograr latransferencia al aspecto local y de detalle (a esca-la de cuenca) del uso de los modelos de predicciónclimática (del tipo de los utilizados para el fenó-meno El Niño-Oscilación del Sur, por ejemplo).Este aspecto es infinitamente más relevante res-pecto de los resultados prácticos posibles de obte-ner con relación a los dos anteriores, especialmen-te porque estos dos dependen inexorablemente dela bondad de la metodología predictiva de losefectos climáticos en la cuenca. Es, por otra parte,el tema de mayor dificultad en el presente, pero sise pretende un gran salto cualitativo, él debe con-centrar los mayores esfuerzos científicos.

d) las actividades tendientes a conformarequipos sólidos de manejo de crecidas y control deinundaciones en todas las cuencas de importancia,para lo que en principio es fundamental educar alos "especialistas" en una visión del tema con enfo-que sistémico y análisis transdisciplinario.

Sobre el particular, es importante destacar queel estudio de riesgos de inundación y la elaboraciónde planes para enfrentar la emergencia es una tareaque involucra varias disciplinas, en la que los profe-sionales de las ciencias del agua deben participar ensus distintos campos de especialidad, pero mante-niendo una visión holística del problema.

Cada cuenca tiene un comportamiento físicoy social diferente y requiere casi seguramente unasolución diferente. En virtud de lo expuesto, nose recomienda elaborar recetas (modelos rígidos)aplicables a casos tipificados, que difícilmentesean clasificables.

Los problemas ambientales y sociales de al-gunas soluciones estructurales, como la polderiza-ción de ciudades y la experiencia de los sistemas dealerta hidrológico en casos tan disímiles como pe-queñas cuencas de montaña con pocas horas detiempo de respuesta y de la inmensa cuenca del Pla-ta, con toda su importancia geopolítica y económi-ca, y varios días de aviso previo, permite intuir que,dentro del marco casi inexcusable del desarrollo

sustentable que ya nos exige la ingeniería del agua,el futuro de la lucha contra las inundaciones estarámucho más fuertemente ligado a originales y siste-máticas medidas no estructurales.

Reconocimiento

Los autores agradecen la colaboración mate-rial prestada por la Coordinación de Sistemas deInformación y Alerta Hidrológico y el Centro dela Región Semiárida del Instituto Nacional delAgua y del Ambiente.

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