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Algunas ediciones ilustradas del Quijote La imagen de don Quijote, acompañado por su escudero Sancho Panza, aparece en las ediciones ilustradas que, desde muy tempranamente, se publican en toda Europa. Queda aquí trazada una apasionante línea diacrónica de dichas publicaciones desde el siglo XVII hasta nuestros días. ¿Cómo fueron físicamente Don Quijote y Sancho? Cervantes nos describe repetidas veces al famoso Caballero de la Mancha. Pero nunca lo hace enteramente, de pies a cabeza, con pelos y señales, como si pintara un retrato. Cervantes lo hace más caprichosamente y en diferentes pasajes va dando pinceladas sueltas, como breves esbozos, que dejan entrever la figura física del héroe, mediante un procedimiento, “ondulante y diverso”, según la expresión de Montaigne. Sabemos que frisaba en la cincuentena, alto de cuerpo, seco de rostro, estirado y avellanado de miembros, entrecano, la nariz aguileña y algo corva, de bigotes grandes, negros y caídos”. Contaba con muy pocos dientes, y de ahí lo chupado de su rostro. Era hombre curtido por el aire y el sol y sabemos que usaba barbas, pues en el palacio de los Duques se las enjabonaron y lavaron ceremoniosamente. Otros rasgos nos da Cervantes, definitivos. “Las piernas eran largas y flacas...” y “estaba tan seco y amojamado que no parecía sino hecho de carne momia”.

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Page 1: Algunas ediciones ilustradas del Quijote · mientras se suceden las ediciones ilustradas inglesas, francesas y aparecen las primeras italianas. No podemos detenernos en algunas de

Algunas ediciones ilustradas delQuijote

La imagen de don Quijote, acompañado por su escuderoSancho Panza, aparece en las ediciones ilustradas que, desdemuy tempranamente, se publican en toda Europa. Queda aquítrazada una apasionante línea diacrónica de dichaspublicaciones desde el siglo XVII hasta nuestros días.

¿Cómo fueron físicamente Don Quijote y Sancho?

Cervantes nos describe repetidas veces alfamoso Caballero de la Mancha. Pero nuncalo hace enteramente, de pies a cabeza, conpelos y señales, como si pintara un retrato.Cervantes lo hace más caprichosamente yen diferentes pasajes va dando pinceladassueltas, como breves esbozos, que dejanentrever la figura física del héroe, medianteun procedimiento, “ondulante y diverso”,según la expresión de Montaigne.

Sabemos que frisaba en la cincuentena,“alto de cuerpo, seco de rostro, estirado yavellanado de miembros, entrecano, lanariz aguileña y algo corva, de bigotesgrandes, negros y caídos”.

Contaba con muy pocos dientes, y de ahí lo chupado de su rostro. Erahombre curtido por el aire y el sol y sabemos que usaba barbas, pues en elpalacio de los Duques se las enjabonaron y lavaron ceremoniosamente.

Otros rasgos nos da Cervantes, definitivos. “Las piernas eran largas yflacas...” y “estaba tan seco y amojamado que no parecía sino hecho decarne momia”.

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Las primeras ilustraciones. El siglo XVII

Así las cosas, la primera vez que estos dos personajes imaginarios, ysin embargo tan vivos, aparecieron gráficamente representados, fue enLondres, en la portada de la edición de Blounte, en 1618.

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Muy poco después el Quijote es pintado en tierras francesas. Nada menos que María deMedicis, la reina viudade Enrique IV, ymadre de Luis XIII,encarga al pintor JeanMosnier, treinta ycuatro cuadros sobreel libro de Cervantes,para decorar supalacio campestrecerca de Blois. Es laprimera vez queaparecen escenasquijotescas, como laprimera salida delhidalgo camino de laventa donde seríaarmado caballero, yotras de Sancho consu inseparable rucio.

Durante el siglo XVII la obrade Cervantes va abriéndosecamino a través de Europacon distintas ediciones enPaíses Bajos (cuyasilustraciones servirán demodelo para las realizadasen otros países), Alemania,Francia… todas ellasilustradas con un númerocreciente de láminas. Nobusquemos aquí una lecturafiel de la novela cervantina.Lo que aportan estascuriosas y hasta graciosasestampas es una visión delos Países Bajos. Así, la ventadonde el héroe es armadocaballero, en pleno día —cuando Cervantes nos ladescribe en plena noche—,

es una vasta y buena posada flamenca, con amplias dependencias y árboles frondosos, perosuponen un acercamiento hacia una mayor concreción ilustrada de nuestros personajes.

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La primera ilustración del Quijote en España

Y así llegamos al año 1674. Desde que el Quijote vio la luz en 1605, han transcurridossesenta y nueve años. Inglaterra, Alemania y los Países Bajos, ya han hecho suyos,gráficamente, a los protagonistas de nuestra célebre novela. ¿Y entre nosotros? ¿Es qué enla patria del famoso caballero no hay ilustradores? Se trata de un caso de dejadezverdaderamente intolerable.

Por ello, imaginemos cuáles debieron ser las exclamaciones de los bibliófilos y cervantistasespañoles al conocerse la noticia de que, por fin, va a aparecer en Madrid una edición ilustradadel Quijote. La imprenta de Andrés García de la Iglesia lanzaba la obra en 1674: “Nueva edición—se leía en su portada—, corregida e ilustrada con treinta y cuatro láminas muy donosas yapropiadas a la materia”. ¡Qué alegría! Pero, apenas estuvo el libro en manos de sus lectores,sobrevino la desilusión. Los dibujos de esta tan esperada edición estaban copiados de la hechaen Bruselas y en idioma español en 1662. Diego de Obregón, el dibujante español, se habíalimitado a remedar malamente las estampas de aquellas ediciones flamencas, introduciendoalgunas modificaciones e intercambiándoles algún tema nuevo. No obstante, con todos susdefectos, es el primer ilustrador español que se enfrenta con la más española de todas lasobras literarias. Él no se da cuenta de esta responsabilidad.

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Pero lo cierto es que, a pesar de todo, es un claro antecedente de la posteriorinterpretación del Caballero de la Triste Figura, por el resto de los ilustradores gráficosespañoles. Y además, era tal la apetencia de imágenes quijotescas sentida por el puebloespañol, que éstas tuvieron tal éxito que fueron copiadas incontables veces y muchas deellas se popularizaron y grabaron toscamente al boj y vendidas a bajo precio por calles yplazas hasta bien entrado el siglo XVIII.

Lo cierto es que ya en el mismo siglo de su aparición, se vio cumplida la profecía que hizoCervantes por boca de Sancho:

‘Yo apostaré... que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta nimesón o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestrashazañas’.

Ilustraciones del Quijote en el siglo XVIII

Para don Quijote, siempregráficamente hablando, elsiglo se inicia con lostapices de Carlos AntonioCoypel para el palacio deVersalles y con la primeragran edición ilustrada, ycasi única en su género, delinmortal libro. Fue una vezmás, en Londres. En 1738,Lord Carteret, lanza almundo la mejor ediciónaparecida hasta entonces,ilustrada con sesenta y sieteláminas. Pero lo interesantees que se trata, no de unaedición en inglés, sino deltexto original de Cervantesen castellano: Vida yhechos del IngeniosoHidalgo Don Quixote de laMancha, en cuatro tomos.

Es necesario, ahora,contar una anécdota.Cuando Lord Carteretpreparaba su edición,encargó a varios artistas,los más famosos deInglaterra, que ilustraran elQuijote. El gran Hogarth fueuno de los elegidos, y dibujóvarias estampas. Pero quizásu sabor personal y sobre

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todo la novedad de su estilo le perjudicaron. Al noble británico le pareció poco seria lamanera de ver el Quijote que tenía Hogarth, creador de la moderna caricatura moral. Pagólos dibujos y publicó uno solo, eliminando de su edición los restantes. El artista quedódesairado, como veremos después le pasó a nuestro Goya, cuarenta y tantos años mástarde. Pero fue una lástima. Su ironía hubiera dado unos frutos excepcionales y el grandibujante fue excluido de dar su personal visión sobre tan atractivos personajes.

Entre tanto comienza a desperezarse la imprenta española. En 1780, la Real AcademiaEspañola decide intentar superar la magnífica edición inglesa de la que hemos hablado. Se

encomienda al gran impresorJoaquín Ibarra, que consigue unsoberbio papel, unos tipos deimprenta nobilísimos (conocidosdesde entonces como “tiposIbarra”), delicados frisos ycapitales suntuosos que realzanla composición. La obra, en fin,exige un esfuerzo de varios años,y se estampa con una perfecciónque no pueden superar lasimprentas más acreditadas deEuropa. Hoy en día, losejemplares de esta ediciónmagnífica son codiciados portodos los bibliófilos del mundo.

¿Y las ilustraciones? Adiferencia de la edición hecha enLondres, la de Ibarra cuenta conseis ilustradores; AntonioCarnicero, que interpretadiecinueve pasajes de la novela;José del Castillo, siete; BernardoBarranco, dos, y José Brunete,Jerónimo Gil y Gregorio Ferro,uno cada uno.

En fin, la ediciónmonumental de la AcademiaEspañola, hoy conocidauniversalmente por el “Quijotede Ibarra”, es una obraespléndida. Si España tardó

mucho en honrar editorialmente, como debía, la obra más grande de su literatura, la deudafue saldada con creces. Ya a fines del siglo XVIII el mejor Quijote ilustrado del mundo es unQuijote español.

El siglo XVIII ha sido, como vemos, el gran siglo ilustrador del Quijote. Parece ser que laReal Academia convocó un concurso de ilustradores para su magna edición, a la que,también sabemos, concurrió nada menos que don Francisco de Goya, y fue rechazado.Quizá la originalidad, la gracia, el desparpajo goyesco sorprendió a un jurado pazguato alque debieron de parecerle abominables sus dibujos. De todos modos conservamos unaguafuerte alucinador, de la época en que dibujaba los Caprichos, que nos da una idea de la

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genialidad del pintor y la pérdida del más grande ilustrador que hubiera tenido nuestrohidalgo en todos los tiempos.

En el siglo XIX

Este siglo nos presenta sucesivamente un Quijote romántico, humorista y caricaturesco,mientras se suceden las ediciones ilustradas inglesas, francesas y aparecen las primerasitalianas.

No podemos detenernos en algunas de ellas, verdaderamente memorables, como lafrancesa ilustrada por Tony Johannot y la también francesa de 1845, con doce litografías deLuis Janet Lange, o la norteamericana dibujada por H.Warren. También la madrileña deMellado, de 1855, por primera vez con láminas en colores y la barcelonesa de Tomás Gorchs,verdaderamente monumental.

Y así llegamos a la más alta cumbre de la imaginería quijotesca romántica con GustavoDoré. Su impresionante versión del Quijote se publicó en 1863, cuando Doré contaba treintaaños. Era ya célebre por sus anteriores trabajos y las casas editoriales se lo disputaban. Elpintor hizo un largo viaje por España, lápiz en mano.

El éxito de esta edición fue sonado. “Ellibro marca, en efecto, el puntoculminante de la carrera del granilustrador y de toda la imagineríaquijotesca hasta la fecha. Antes ydespués de Gustavo Doré ha habidomagníficos ilustradores del Quijote.Ninguno, empero, puede compararse niigualarse, en conjunto, con el artistafrancés” (J. Givanel). Muy pronto su obrase divulgó por Europa y América y losdibujos de Doré se reprodujeron infinidadde veces en todos los países, enediciones monumentales y corrientes ysiguen reproduciéndose hoy día por todoslos procedimientos posibles. La granlabor de Doré se componía de 370ilustraciones, de las cuales 120 son depágina entera, en gran tamaño. Podemosdecir que la imaginería quijotesca creadapor Doré es la más extraordinaria que seconoce. Sus tipos de Don Quijote ySancho son inolvidables.

A lo largo y ancho del siglo,maravillosas ediciones se suceden encasi todas las lenguas del mundo yEspaña contribuye con una monumentalde la casa barcelonesa Montaner y

Simón, en 1880, con grabados de Ricardo Balaca y José Luis Pellicer.

Las ediciones del XIX se cierran con la publicación del llamado Quijote del Centenario, en1905, con ilustraciones del malogrado artista sevillano José Jiménez de Aranda.

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Y el siglo XX

Como no podía ser menos, el siglo XX se inicia con magníficas ediciones inglesas y llegaa su cenit con las ilustraciones del dibujante español, Daniel Urrabieta Vierge. Es enLondres y el éxito es resonante. Pero, ¿quién es Urrabieta Vierge? Es un español residentecasi toda su vida fuera de España, gran lector del Quijote, dibujante impresionista y artistadesdichado. En 1887 fue víctima de una apoplejía que le paralizó la mano derecha, con laque tan primorosamente dibujaba. Se trataba de su muerte artística, pero el pintorreaccionó haciendo frente valerosamente a la adversidad y consiguió aprender a dibujar conla mano izquierda Fue capaz de realizar un viaje a la Mancha en 1896 y murió en 1904. Suedición se compone de 270 dibujos.

Uno de ellos representa a DonQuijote en su biblioteca leyendosus libros de caballerías. Es unade las más bellasrepresentaciones que jamás sehayan hecho de esta escena,tratada hasta la saciedad. Elingenuo hidalgo está comoarrobado, realmente fuera delmundo, en medio de sus libros yestos parecen llenos demisteriosa vida. La originalidadde estas láminas consiste en verel Quijote a nueva luz, lejos de laimaginería tradicional española, ycon una moderna sensibilidadtotalmente innovadora. Aunquehechos en el siglo XIX, estossingulares dibujos conectan yacon las nuevas corrientespictóricas que se abrirán paso alo largo del siglo XX.

En 1916, con motivo del tercercentenario de la muerte deCervantes, el Estado español dioa luz una nueva edición con unasdoscientas láminas enheliograbado (gran novedadtécnica entonces) del dibujanteRicardo Marín, con cabeceras yremates de capítulos y letrascapitales. Se trata de un esfuerzoy un logro verdaderamentenotables.

Y terminaremos citando alespañol Ricardo Segrelles, más

conocido fuera que dentro de su patria, que realizó en 1920 en los Estados Unidos variascomposiciones quijotescas publicadas a todo color, mediante los más modernosprocedimientos gráficos, en una lujosa revista. Estas composiciones entran de lleno en el

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reducido grupo de artistas españoles —Urrabieta Vierge, Ricardo Marín— que en el trascursode varios siglos de tradición indígena, han roto con ella para incorporarse a las corrientesextranjeras.

La historia es interminable. A partir de la segunda guerramundial, una vasta epidemia de bibliofilia se desató enEuropa y de nuestro Quijote se hicieron ediciones raras, coninauditos refinamientos de ilustración, tiraje yencuadernación. No hay que decir que el libro por excelenciafue, desde su aparición, el objeto de deseo más apreciadopor coleccionistas y bibliófilos del mundo entero.

José Guadalupe Posada (1852-1913)-'the squeleton of Don Quijote'-metal engraving-ca 1905 AguasCalientes (México)-Museo José Guadalupe Posada

Llegados al siglo XXI, esperamos (estamos seguros) que nuevas y reputadas ediciones sesumen al infinito catálogo ya existente.

(Extraído de un texto del periodista, escritor y editor José Esteban)