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Páginas de Información Ambiental Diciembre 2009 Nº 32 14 Algo más que voluntad Ilusión, motivación, solidaridad, compromiso, trabajo, compañerismo... cualquiera de estas palabras y todas juntas sirven para definir el trabajo que desempeña un voluntario ambiental, un valioso patrimonio que puede resultar de gran ayuda para la conservación de nuestro entorno. Así lo han demostrado los dos programas de voluntariado ambiental que ha puesto en marcha este año el Gobierno de La Rioja en el Parque Natural de Cebollera y en la Reserva de la Biosfera de los Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama. El Gobierno de La Rioja inicia dos programas de voluntariado ambiental que demuestran el compromiso de la sociedad con la conservación del entorno

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Páginas de Información AmbientalDiciembre 2009Nº 3214

Algo más que voluntad

Ilusión, motivación, solidaridad, compromiso, trabajo, compañerismo... cualquiera de estas palabras y todas juntas sirven para defi nir el trabajo que desempeña un voluntario ambiental, un valioso patrimonio que puede resultar de gran ayuda para la conservación de nuestro entorno. Así lo han demostrado los dos programas de voluntariado ambiental que ha puesto en marcha este año el Gobierno de La Rioja en el Parque Natural de Cebollera y en la Reserva de la Biosfera de los Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama.

El Gobierno de La Rioja inicia dos programasde voluntariado ambiental que demuestran el compromisode la sociedad con la conservación del entorno

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Algo más que voluntad

A menudo, las cosas se ven de forma distinta cuando sentimos

que formamos parte ellas. Es una realidad incontestable que nuestra indiferencia por los problemas au-menta cuanto más lejanos e inabar-cables nos parecen, y que son las cosas que suceden en nuestro en-torno, sobre todo si de una u otra manera nos sentimos protagonistas, las que consiguen despertar todos nuestros sentidos.

En pleno siglo XXI, en el que el tiempo es uno de los bienes más valiosos y efímeros que tiene la so-ciedad, resulta especialmente gratifi-cante comprobar cómo cada vez hay más gente dispuesta a dedicar una parte de sus ratos de ocio a una bue-na causa. La figura del voluntario ha ido tomando peso en el día a día de multitud de escenarios de nuestros pueblos y ciudades. Al principio, los movimientos de voluntariado se centraron sobre todo en cuestiones de índole social, pero desde hace ya unos años la acción altruista de los ciudadanos se ha extendido a nuevos campos, entre ellos el medio ambiente.

En cierto modo, el voluntariado ambiental es una consecuencia ló-gica del deterioro al que hemos so-metido a este planeta en las últimas décadas. A medida que nos hemos vuelto más conscientes de los pro-blemas que nuestro actual estilo de vida ha ido generando en la fauna, la flora y los ecosistemas, han ido apareciendo por todo el mundo ini-ciativas para tratar de aprovechar la voluntad y la ilusión de las personas que quieren poner su granito de are-na para proteger el medio ambiente.

Aquí en España, los proyectos de voluntariado ambiental se han ido extendiendo por todas las regiones del país promovidos por empresas, asociaciones de diverso tipo y, cada vez en mayor medida, por las pro-pias administraciones. Y este año han llegado a La Rioja.

Conscientes de que implicar a la sociedad en la defensa del medio ambiente es la más acertada de las políticas, el Gobierno de La Rioja ha puesto en marcha este año dos inte-resantes iniciativas de voluntariado ambiental: el programa de volunta-

riado en el Parque Natural de Cebo-llera, y el proyecto “Amigos de los ríos” en los pueblos de la Reserva de la Biosfera de los Valles del Leza, Jubera, Cidacos y Alhama. Dos pro-yectos en escenarios diferentes, con destinatarios variados y actividades dispares, pero con un mismo ob-jetivo: canalizar las inquietudes de las personas comprometidas con la conservación del entorno, y demos-trar que uniendo pequeños esfuer-zos se pueden conseguir grandes resultados.

Actúa en verde en Cebollera El voluntariado en espacios natura-les protegidos es, quizás, el más an-tiguo y conocido, a la vez que uno de los que más gente atrae. En el Parque Natural de la Sierra de Ce-bollera, primer espacio protegido de La Rioja, se llevaba ya años dándole vueltas a la idea de implicar de una u otra forma a la población en la gestión del espacio. La creación del movimiento “Amigos del Parque” fue una primera iniciativa en este senti-do. Finalmente, este verano de 2009, impulsado también por la reciente obtención de la “Q de Calidad”, la Dirección General de Medio Natural ha desarrollado un programa de vo-

luntariado en el Parque Natural, con un lema tan sencillo como clarifica-dor, !Actúa en verde!.

El programa ofrece dos alternati-vas diferentes y, si se quiere, com-plementarias de participación para tratar de dar respuesta también a los deseos de colaborar de la gente que no dispone de demasiado tiempo libre. Así, por un lado, a lo largo del año se van a celebrar jornadas puntuales de voluntariado en sába-dos o festivos, más o menos una por estación, en las que se realizarán trabajos propios de la gestión del es-pacio protegido en ese momento del año. Por su parte, quienes buscaban una colaboración más “intensa” han podido participar en los campos de trabajo de verano.

La propuesta: pasar 10 días en el Parque conviviendo con otra gente comprometida y solidaria, conocer a fondo el espacio y a los seres vivos que habitan en él, formarse en di-versas cuestiones medioambientales y colaborar en la gestión y conserva-ción del parque y su entorno.

El programa se ha desarrollado en tres turnos repartidos en los me-ses de julio, agosto y septiembre. En total, 37 voluntarios han respondido a la llamada. En este heterogéneo

Vecinos y veraneantes de los pueblos de los valles del Leza, Jubera y Ocón han limpiado de residuos kilómetros de riberas como parte de las actividades del voluntariado.

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grupo de ciudadanos altruistas ha habido biólogos, ingenieros, geólo-gos, estudiantes... La gran mayoría se movían entre los veinte y los cua-renta años, pero no han faltado los que acababan de rebasar la mayoría de edad, ni tampoco los que han dejado ya atrás el medio siglo. Gente llegada en su mayor parte de diver-sos puntos de La Rioja, pero que ha estado acompañada por voluntarios venidos de Madrid, Valencia, Ara-gón, Castilla León o el País Vasco.

Algunos acudían a Cebollera mo-vidos por las ganas de trabajar en el monte, a otros les atraía el deseo de formarse y ampliar sus conocimien-tos, y unos cuantos simplemente querían disfrutar de una experien-cia diferente y conocer gente con sus mismas inquietudes. Al final, todos consiguieron encontrar lo que buscaban.

En esos diez días hubo tiempo para el trabajo, para la formación,

para la diversión y para la conviven-cia. El mayor esfuerzo físico se con-centró en las tareas de conservación y gestión del espacio natural. Por las manos de los voluntarios han pasa-do azadas, picos, rastrillos, sierras,

podones y otro tipo de “aperos” propios del trabajo forestal y desco-nocidos para muchos de ellos. Tam-bién han aprendido “por inmersión” qué significa desbrozar o cómo y para qué se limpian las riberas o se abren cortafuegos. Guiados por los educadores ambientales y por los agentes forestales de la zona, han recorrido los rincones más bellos y naturales del Parque y se han dado cuenta de que en el monte siempre

es bienvenida una mano solidaria porque, para que los visitantes po-damos disfrutar de un espacio natu-ral en todo su esplendor, hay mucho trabajo por hacer.

De su paso por Cebollera que-dan unas escaleras de acceso a las cascadas de Puente Ra, que cons-truyeron a golpe de azada con tierra y piedras de la zona. Otros días se dedicaron a acondicionar y restaurar los equipamientos recreativos o de uso público de la Venta de Pique-ras, el Achichuelo o Lomos de Orio. También han limpiado y desbrozado varios de los senderos que recorren el Parque Natural, los alrededores del refugio de La Matanza, y un tra-mo de la ribera del río Piqueras. In-cluso, han colaborado con el equipo de gentes forestales en la extracción de semillas de pino silvestre.

Ataviados con su “uniforme” que les identifica como voluntarios am-bientales, hicieron guardia en los

El programa ¡Actúa en verde! de Cebollera incluye campos de trabajo y jornadas puntuales

de voluntariado

En los campos de trabajo los voluntarios han tenido ocasión de participar en diversas actividades formativas dirigidas por expertos en cuestiones ambientales.

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rincones que suelen recibir mayor número de visitantes, repartiendo bolsas de basura y realizando en-cuestas que han ayudado a determi-nar con mayor exactitud el volumen de gente que visita el espacio prote-gido y sus hábitos de uso público.

Cada una de estas tareas ha resul-tado de gran utilidad para los ges-tores del Parque, pero sobre todo ha conseguido crear en los volunta-rios unos vínculos únicos y especia-les con esta sierra. No es lo mismo pasar una jornada de domingo en Cebollera, que conocer estos mon-tes desde dentro durante diez días a jornada completa. En sus propias palabras, “ahora se ve todo de otra manera”. De hecho, el Gobierno de La Rioja ha diseñado estos progra-mas sabiendo que, más allá de las tareas puntuales que realicen estos grupos, el voluntariado es una he-rramienta de educación ambiental de primer orden.

Pero no todo ha sido trabajo para los voluntarios. La formación y el ocio han copado también buena parte de su calendario. La simple convivencia entre ellos y con el equipo de educadores ambientales que les acompañaba a lo largo de la jornada ha sido, de por sí, una experiencia más que enriquecedora. Aunque no la única. Los campos de trabajo han incluido diversos talle-res teórico-prácticos que han hecho las delicias de los voluntarios. Todos tuvieron la posibilidad de observar y analizar el cielo de verano en Ce-bollera, de descubrir las principales especies nocturnas que pueblan el Parque Natural guiados por sus so-nidos y cantos, o de aprender las reglas básicas del anillamiento de aves de la mano de uno de los más prestigiosos anilladores del país.

En el albergue de Lumbreras, cuartel general de estos pequeños “escuadrones verdes”, los volunta-

rios descansaban, comían, recibían las instrucciones de los monitores y la formación previa a las distintas tareas. Las paredes de ese albergue han sido testigos de la complicidad que día a día que se creaba entre ellos. Risas, bromas, fotos, “apodos”, amistades nuevas que, en muchos casos, sobrevivirán a esta experien-cia y se prolongarán en el tiempo. Quienes tuvieron oportunidad de verles practicando piragüismo en el Rasillo, haciendo sus pinitos de es-calada en la Peña San Pelayo, pro-bando nuevas sensaciones en el Par-que Aventura de Lumbreras, o en cualquiera de las actividades depor-tivas y de ocio que se sucedieron en el programa estarán de acuerdo con la reflexión unánime que los pro-pios voluntarios hacían tras su paso por el campo de trabajo: “das mu-cho, pero recibes más”. Casi todos regresaron a sus casas convencidos de que repetirían la experiencia sin

Al permitir el contacto con el medio natural, el voluntariado es una herramienta de educación ambiental de primer orden.

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dudarlo; tal vez por eso, muchos de-jaron en el Parque, en el que ahora es su Parque, un trozo de corazón.

Amigos de los RíosLos montes de Cebollera no son los únicos testigos de la buena voluntad de las personas inquietas por la con-servación de su entorno. De hecho, para la administración ambiental riojana es muy importante ir exten-diendo las actividades de volunta-riado a entornos rurales y urbanos. En este contexto, la Consejería de Turismo, Medio Ambiente y Política Territorial, inmersa en los últimos tiempos en el proceso de implanta-ción de la Directiva Marco del Agua, decidió poner en marcha una inicia-tiva de voluntariado siguiendo las recomendaciones de esta norma co-munitara que pide que los colectivos sociales se impliquen en la gestión y conservación del agua.

Así nació el programa de volun-tariado “Amigos de los ríos”, que co-menzó su andadura el pasado mes de abril. La administración ambien-tal riojana hace ya tiempo que se marcó como uno de sus objetivos mejorar el conocimiento de los re-cursos y los usos relacionados con el agua que da vida a nuestros valles. ¿Y quién mejor que la gente que ha-bita en ellos para saber cómo es ese agua, para recordar cómo eran los ríos en el pasado, o para rescatar del

olvido historias y leyendas trasmiti-das de generación en generación?.

En esta ocasión, los voluntarios no han acudido a un lugar concreto en busca de una experiencia, sino que ha sido la Consejería la que ha ido, casi literalmente, a buscar a la gente a su casa. El escenario elegido para poner a prueba esta novedosa iniciativa ha sido la Reserva de la Biosfera de los Valles del Leza, Jube-ra, Cidacos y Alhama. Por múltiples razones. Por propia definición, es-tos espacios son los lugares idóneos para experimentar actividades y pro-yectos relacionados con el desarrrllo sostenible en sentido amplio. Pero además, en el caso de la Reserva inclinaron la balanza otros factores como la singularidad y variedad de sus cuencas, el carácter rural de su territorio o la especial implicación de la población de sus pequeños pueblos y aldeas en la conservación de su entorno.

El primer paso fue hablar con los alcaldes de 17 municipios de los va-lles del Leza, Jubera y el valle de Ocón, lugares elegidos como zonas piloto para convertirse en “Amigos de los ríos”. Ayuntamiento por ayun-tamiento, la Consejería explicó el proyecto a sus dirigentes, buscó el apoyo necesario de las corporacio-nes e inició una larga lista de re-uniones y tomas de contacto con asociaciones culturales, juveniles, de amas de casa, de jubilados... en de-finitiva, con todos y cada uno de los colectivos que reúnen y representan a las gentes de estos pueblos.

La respuesta de los vecinos no se hizo esperar. El proyecto ha sacado a la calle a vecinos y veraneantes, ha unido a grandes y pequeños, a abuelos y a nietos, a los habituales en la vida social del municipio y también a los más reticentes a salir de sus casas. Todos han acogido con entusiasmo esta iniciativa.

El voluntariado de Amigos de los Ríos contempla distintos tipos de ac-

tuaciones para tratar de dar respues-ta a los grandes retos del programa: trabajar en la conservación y mejora de los ecosistemas fluviales, ampliar el conocimiento del patrimonio vin-culado al agua y conseguir la parti-cipación activa de la población local.

En las tareas de inventario del patrimonio ligado al agua, la apor-tación de la gente mayor está sien-do crucial. “Amigos de los Ríos” ha removido la memoria de las gentes de más edad que han desempolvado viejas fotos y recordado historias que creían olvidadas. Gracias a estos in-formantes, que han vivido toda una vida ligados al agua que baña sus pueblos, hemos sabido cómo sobre-vivían a las crecidas, cómo regaban las huertas y cómo cántaro a cántaro llevaban el agua hasta sus hogares. Se han recopilado también viejas coplas, canciones, mitos y leyendas que históricamente han envuelto de misticismo y un halo de misterio a muchas fuentes y manantiales, como la fuente de Peña Amarilla, en Raba-nera, a donde acudían las gentes de la zona cuando los niños o los en-fermos no querían comer, porque se decía que sus aguas, ricas en hierro, abren en apetito.

Con las entrevistas a la gente de los pueblos, el acceso a todo tipo de fuentes documentales y la informa-ción que ya tenía en su poder la ad-ministración ambiental riojana se ha

Implicar a la sociedad en la defensa del medio ambiente

es la más acertada de las políticas ambientales

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elaborado un completo inventario no sólo de historias y leyendas, sino de fuentes y lavaderos, de molinos y trujales, de puentes, ermitas, pobla-dos, yacimientos, de flora y fauna, en definitiva, de todo elemento real o imaginario vinculado al agua.

Aunque a veces pase desaperci-bido, el éxito de los programas de voluntariado exige un gran trabajo previo. Movilizar a grupos de perso-nas requiere una logística, una pla-nificación, un esfuerzo económico y también de personal. De hecho, si hay tres palabras que definen cualquier proyecto de voluntariado es que es una participación libre, altruista y, lo más importante, or-ganizada. No basta con coger a un grupo de gente y llevarla al monte a recoger residuos, a limpiar un sen-dero o a buscar manantiales con la ayuda de un GPS. Todas las actua-ciones deben tener sus objetivos y sus efectos en el medio bien defi-nidos y, en definitiva, formar parte de un proyecto de conservación y mejora del medio ambiente y de de-sarrollo sostenible.

En los meses de verano, estas la-bores de inventario se han comple-tado con otro tipo de tareas de vo-luntariado más al uso. Como paso previo, en cada pueblo se celebró un taller de sensibilización abierto al público de todas las edades en el que los participantes pudieron

mejorar sus conocimientos sobre los ríos, su fauna, su flora, el ciclo del agua, y también sobre diver-sas cuestiones relacionadas con el voluntariado. De esa puesta en co-mún salió una lista de problemas y necesidades en cada municipio, y un grupo de gente con la forma-ción y la motivación necesaria para solucionarlos. Los voluntarios han limpiado barrancos, arroyos y ribe-ras, han desbrozado caminos que llevaban a fuentes o molinos, han acondicionado manantiales, han realizado rutas interpretativas, han limpiado de residuos kilómetros de riberas y han medido la calidad del agua de sus fuentes, barrancos, arroyos y ríos.

En cada zona se ha tratado de captar, además, un pequeño grupo de personas que mantengan vivo ese nexo de unión entre la gente del pueblo y el Gobierno de La Rioja en todos los asuntos relacionados con el agua que se han visto a lo largo de estos meses. Una especie de vo-luntarios “ a jornada completa” que informen a la administración si se detecta un vertido en el río, o si se

da un acto de vandalismo en alguna fuente, por ejemplo.

También ha sido muy importan-te la difusión de los logros que se iban consiguiendo y de los nuevos “descubrimientos” que se sucedían en cada pueblo. Los tablones de anuncios de los Ayuntamientos han sido un foro en el que los vecinos se enteraban de lo hecho hasta el momento y de las próximas convo-catorias, mientras buscaban sus ca-ras y las de sus vecinos, familiares y amigos en las fotos de las distintas actividades.

En total, más de 400 personas y 40 colectivos de las zonas del Leza, Jubera y Ocón han demostrado que son “Amigos de los Ríos”. Estos re-sultados y la gran implicación de la sociedad han animado a la Direc-ción General de Calidad Ambiental y Agua a extender la iniciativa al Va-lle del Cidacos, donde ya se está tra-bajando, y en un futuro, al resto de las cuencas altas y valles de La Rioja.

Las dos primeras experiencias de voluntariado ambiental del Gobier-no de La Rioja han colmado con cre-ces las expectativas de la adminis-tración y, a la vista de los resultados, también las de la gente que ha toma-do parte en ellas. Todo hace pensar que en los montes, valles y ríos de la región esta nueva “especie”, los voluntarios ambientales, tiene ante sí un futuro prometedor.

Hasta la fecha en “Amigos de los Ríos” han participado más de 400 personas y 40

colectivos

El objetivo de “Amigos de los Ríos” es que la población participe de forma activa en la gestión y conservación de los ríos riojanos.