REFLEXIONES SOBRE LA INCORPORACIÓN DE ECOINNOVACIONES EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO ECONÓMICO LOCAL

Francisco Alburquerque4º Taller Agenda Desarrollo Económico Local

Brasilia, 7 y 8 de marzo de 2012

1. Una nueva revolución industrial

Desde hace algunos años las discusiones acerca del Cambio Climático se han instalado en la agenda de las políticas globales, extendiéndose igualmente a todos los ámbitos de las políticas públicas en los diferentes países y territorios. En realidad, es preciso cobrar conciencia de que nos encontramos ante una nueva revolución industrial impulsada por las eco-innovaciones o como algunos autores llaman, una nueva economía verde (Gráfico 1).

Existe, desde luego, en los países más desarrollados, un interés creciente por la innovación como medio para enfrentar la insostenibilidad de los actuales procesos de producción y consumo, los cuales deben mejorar la eficiencia en el uso de recursos, materiales y energía, y reducir (o eliminar) progresivamente los impactos medioambientales provocados por dichos procesos, esto es, el envío de residuos, desechos y contaminación a la naturaleza. La eco-innovación constituye así un medio fundamental para el desarrollo económico y un horizonte de salida en la actual crisis financiera internacional, algo que los “países emergentes” deberían tener en cuenta ya que resulta bastante obvio que están obligados a hacer algo más que imitar el modelo insostenible actual de producción y consumo ilimitado.

La actual crisis financiera internacional desencadenada en EEUU en 2008 y extendida inmediatamente a la zona del euro coincide con la crisis del modelo industrial de producción en masa intensivo en recursos, materiales y energía. Este modelo, que tuvo su fase de auge durante el siglo XX, ha llegado a su fin en esta última década. Esta situación ya había sido anunciada a inicios de la década de los setenta por el equipo de Donella H. Meadows (1972) que dirigió el Primer Informe para el Club de Roma sobre “Los límites del crecimiento” basado en el uso intensivo de recursos.

Para hacer frente a este modelo de crecimiento insostenible se plantearon desde hace tiempo algunas soluciones. En 1974 el Ministerio de Comercio e Industria de Japón propuso un modelo de producción industrial ecológico, intensivo en conocimiento y con un uso eficiente de recursos. Por su parte, en 1978 el Consejo Asesor sobre Medio Ambiente del gobierno alemán comenzó a plantear la necesidad de una “modernización ecológica”, subrayando las ventajas económicas de una política medioambiental basada en el ahorro de recursos y materiales (Jänicke, 2010). La introducción de innovaciones inducidas por la política medioambiental fue vista como una oportunidad para obtener procesos de producción más eficientes, así como mejores productos.

Como vemos, el avance en esta línea de acción ha tardado bastante en concretarse. En la actualidad la ecoinnovación o innovación sostenible es un concepto clave que expresa la vieja idea de la producción y consumo ecológicos y eficientes en el uso de los recursos. La modernización ecológica consiste en la innovación y difusión de tecnologías comercializables que proporcionan beneficios medioambientales y económicos mediante el uso más eficiente de los recursos. El proceso de modernización ecológica incluye servicios y políticas de apoyo. De este modo, la modernización ecológica es diferente de las tecnologías de “final de tubería” (o gestión de la contaminación), que no tienen efectos positivos en el uso de recursos.

La ecoinnovación o innovación sostenible son conceptos sinónimos al de modernización ecológica. Consisten en la creación y difusión de productos, procesos y servicios competitivos novedosos y diseñados para conservar o mejorar el medio ambiente mediante el uso mínimo de recursos naturales a lo largo del ciclo de vida de la producción.

Este nuevo interés por la ecoinnovación en el momento actual supone un cambio radical respecto al pasado reciente en el cual el interés por las políticas medioambientales por parte de las empresas era bastante marginal, tal como sigue siéndolo aún en la mayoría del mundo empresarial en América Latina y El Caribe. En general, la mayoría de las empresas en esta región suelen visualizar los temas relativos a la sostenibilidad medioambiental de los procesos productivos como un coste adicional a la producción, y no como una oportunidad para tratar de incorporar innovaciones ecológicas (ecoinnovaciones) que den a dichas empresas un horizonte nuevo de competitividad sostenible.

2. Impactos medioambientales de los flujos de materiales en las cadenas productivas

El análisis y la gestión de los flujos de materiales en los procesos de producción y consumo son un aspecto fundamental para la sostenibilidad ambiental. El análisis de los flujos de materiales permite visualizar el grado de eficiencia en la utilización de los recursos.

Este análisis de los impactos medio ambientales debe realizarse a lo largo de los diferentes eslabones de la cadena de producción. Los flujos de materiales en una cadena productiva van desde la extracción de recursos (minería) hasta la gestión de los residuos. Asimismo, estos flujos de materiales están asociados a otros flujos afines como son los de la energía, el agua, el carbono, el uso del suelo, el transporte, etc.). Los impactos medioambientales incluyen emisiones y contaminación del aire, degradación del suelo, contaminación del agua, agotamiento de recursos, pérdida de especies o de biodiversidad, y alteración de las funciones (servicios) que presta la biosfera. Sólo parte de dichos impactos es contemplado por las políticas medioambientales de “final de tubería”.

La gestión ecoeficiente de los flujos de materiales es una política importante, no sólo de carácter preventivo, ya que es parte fundamental de una nueva industria de bienes y servicios medioambientales, y tiene, además, un elevado potencial de generación de Empleos Verdes en la gestión ecoeficiente de los recursos (PNUMA, 2008).

Dentro de la esta nueva industria de bienes y servicios medioambientales podemos distinguir:

La producción de tecnologías (y servicios) para el control de la contaminación. (Son las tecnologías de “final de tubería” citadas). No sustituyen la actividad contaminante. Sólo disminuyen la contaminación de dicha actividad.

La producción de ecotecnologías para una mejor gestión de los flujos de recursos o materiales. En este caso se buscan opciones de producción que reduzcan el uso de recursos.

Como he señalado, la actual crisis del modelo de crecimiento basado en el uso intensivo de recursos y materiales, y la amenaza del cambio climático han acentuado la necesidad de innovaciones para la sostenibilidad (ecoinnovaciones). Este proceso implica algo más que innovaciones de carácter incremental. Además, el ritmo de los procesos de innovación y aprendizaje debe ser iniciado cuanto antes, ya que los cambios son urgentes.

Para todo ello es fundamental incorporar un enfoque de desarrollo territorial, ya que el despliegue de acuerdos territoriales verdes entre los diferentes actores resulta fundamental. Destaca, asimismo, la importancia de la gobernanza y la articulación público-privada de estos procesos de ecoinnovación en los diferentes ámbitos territoriales y sistemas productivos locales, con el fin de asegurar el compromiso y la participación en el diseño de políticas.

3. Aprendizaje de las experiencias pioneras

Sabemos bastante poco acerca de cómo incorporar la ecologización industrial en las diferentes cadenas productivas o sistemas de valor. Pero sí existe evidencia empírica suficiente acerca de la importancia de las normativas ambientales para inducir la incorporación de innovaciones sostenibles o eco-innovaciones (“Hipótesis de Porter”). Por ello, se requiere un enfoque amplio de desarrollo económico territorial y no únicamente un enfoque centrado en las cadenas productivas en sentido estricto, esto es, en sentido exclusivamente empresarial.

Por tanto, lo señalado acerca de la importancia de la gobernanza territorial y la articulación público-privada es especialmente pertinente, aunque no hay que olvidar la necesidad de lograr también una eficiente coordinación institucional pública-pública, es decir, entre los diferentes niveles de las administraciones territoriales (municipal, estadual y federal), un objetivo no monetario pero que no siempre se aborda.

Otra de las enseñanzas de las experiencias pioneras es la importancia de las mesopolíticas territoriales (estaduales y municipales) para alcanzar los objetivos. En este sentido, es fundamental el papel de los gobiernos territoriales en el fomento y estímulo de un contexto favorable a la incorporación de ecoinnovaciones. Se trata, como vemos, de una influencia de carácter indirecto, facilitando la creación de dicho contexto. Sin embargo, esto no es suficiente. Se requiere que el sector privado empresarial se involucre directamente en el proceso.

Hay varios puntos posibles de intervención a lo largo de las cadenas productivas (ver el ejemplo de la cadena productiva de la construcción en el gráfico 2), es decir, las ecoinnovaciones pueden tener lugar en todas las fases del proceso de producción y en el de gestión de los residuos. Además, la gestión ecoeficiente de recursos está, a su vez, abierta a la utilización de distintos instrumentos posibles. El proceso de la ecoinnovación no puede hacerse depender de un solo impulso (por ejemplo, de un impuesto disuasorio de los métodos de producción no sostenibles). Hay que tratar de reunir una pluralidad de impulsos o instrumentos a favor de la ecoinnovación.

Fuente: Tellado y otros (2010), Revista Ekonomiaz, 75.

Se requiere utilizar un “mix” de políticas que sea flexible, esto es, que apoye la difusión, la adaptación y la capacidad de invención desde cada ámbito territorial. No existen instrumentos ideales para ello. El “mix” de políticas debe incluir: (i) un régimen de precios, mediante la utilización de impuestos, tarifas, tasas, certificados, incentivos de mercado, entre otros; y (ii) mecanismos de regulación (compras públicas verdes, sistemas de gestión ambiental, auditorías medioambientales, etc.).

El ecodiseño de productos y procesos productivos es una actividad estratégica para la gestión ecoeficiente de los recursos. Ello obliga a los productores a un comportamiento abierto a la participación de los diferentes actores (redes de proveedores, comerciantes, consumidores finales) involucrados en los procesos productivos.

4. A modo de guía para la acción

Necesitamos conocer mejor los cambios en la organización productiva resultantes de la incorporación de ecoinnovaciones en los diferentes puntos de las cadenas productivas. En otras palabras, cómo deben organizarse las empresas y actores o instituciones intervinientes en los procesos de producción y de aprendizaje colectivo, en un contexto de mercados dinámicos.

Para ello resulta necesario conocer la estrategia corporativa de las empresas desde la perspectiva de sus cadenas de valor, a fin de visualizar cómo reaccionan a las nuevas oportunidades de obtener beneficios gracias a la incorporación de ecoinnovaciones en diferentes puntos de la cadena productiva en la que se encuentran.

Hay que tener en cuenta, pues, una definición de la ecoinnovación no únicamente limitada a sus aspectos técnicos, es decir, centrada en el tipo de impactos medioambientales que las ecoinnovaciones logran paliar o evitar. Por el contrario, se requiere una interpretación más amplia de las ecoinnovaciones, que incluya también la capacidad de las mismas para generar “rentas ecológicas” en los mercados. De este modo, las ecoinnovaciones son aquellas que reducen los impactos medioambientales al tiempo que crean valor en los mercados.

De este modo, las ecoinnovaciones pueden ser técnicas, organizativas o de marketing, siempre y cuando mejoren la competitividad ecológica de las empresas. En este sentido hay básicamente dos formas mediante las cuales las empresas pueden atraer rentas ecológicas en los mercados: (i) consiguiendo un precio preferencial por la mayor calidad o reputación de sus productos ecológicos; y (ii) por los mayores niveles de eficiencia de recursos o reducción de los costes de gestión de los residuos.

Es posible, pues, ofrecer una guía para la acción que debería contener, al menos, los siguientes aspectos:

Análisis de las capacidades existentes en las empresas y cadenas productivas en el territorio.

Análisis del marco institucional de apoyo a las ecoinnovaciones. Explicitación de los “costes dinámicos de transacción” (Andersen, 2010),

esto es, los costes de coordinación interempresarial cuando una empresa no dispone de las capacidades necesarias para la incorporación de las ecoinnovaciones. Se trata, pues, de los costes de persuadir o formar actores (proveedores o clientes) en cuestiones relacionadas con la incorporación de las ecoinnovaciones.

Todo esto supone que el abordaje de la ecologización de una cadena productiva debe ser contemplado como un proceso de transición, nunca como una actuación de resultados inmediatos. La intención es la de crear un contexto en el cual los actores integrantes de la cadena productiva comprendan mejor las relaciones entre todas las partes de la misma y la importancia de una acción conjunta para avanzar en el proceso de transición hacia la incorporación

de ecoinnovaciones. De este modo, el proceso de transición puede conducir a una mayor coherencia de las acciones individuales, sentando las bases para el establecimiento de estrategias cooperativas y apoyo político (Weber y otros, 2010).

Además, hay que incrementar los esfuerzos de investigación y desarrollo para la innovación (I+D+i) centrados en la mejora de la sostenibilidad medioambiental de la cadena productiva y en la mejora de las propiedades del producto, es decir, durabilidad, degradabilidad, posibilidad de reutilización y reciclaje, etc.

Finalmente, hay que recordar que junto a las barreras tecnológicas y económicas hay que tener en cuenta, igualmente, las barreras institucionales y estructurales relacionadas con la política y la cultura, lo que obliga a analizar dicho contexto histórico y cultural concreto, incorporando en las estrategias de ecologización de las cadenas productivas locales a los actores relevantes del plano político y social, con el fin de suscitar su apoyo a las mismas.

5. A modo de conclusión

La responsabilidad (y la oportunidad) de los organismos que financian proyectos de cooperación para el desarrollo económico territorial (y asimismo de los asesores que trabajan en los mismos, como el que escribe estas líneas) es elevada, ya que –en mi opinión- resulta urgente incorporar una visión de futuro coherente con la necesaria “ecologización” de dichos proyectos, lo que supone la identificación de componentes que promuevan entre el sector público, el sector privado empresarial y el sector de conocimiento, la elaboración de acuerdos y estrategias basados en la incorporación de eco-innovaciones en los diferentes sistemas productivos locales, lo cual debería venir acompañado del fomento a nivel general (federal y estadual en el caso de Brasil) de este tipo de exigencias y oportunidades abiertas por la incorporación de las ecoinnovaciones, con el fin de facilitar el necesario apoyo institucional y financiero para las iniciativas de desarrollo local sostenible ambientalmente.

BIBLIOGRAFÍA

Andersen, Maj Munch (2010): “Cuando la alta tecnología se encuentra con la baja tecnología: dinámicas de ecoinnovación y estrategia corporativa en el sector de la construcción”, Revista Ekonomiaz, Nº 75, Tercer Cuatrimestre, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria.

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Carrillo, Javier; Del Río, Pablo; Könnölä (2012): Eco-innovación. Claves para la competitividad sostenible y la sostenibilidad competitiva. Editorial Netbiblo.

Del Río, Pablo; Carrillo, Javier; Könnölä, Totti (2010): “Enfoques y políticas de eco-innovación. Una visión crítica”. Revista Ekonomiaz, Nº 75, Tercer Cuatrimestre, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria.

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Jänicke, Martin (2010): “Innovaciones para un uso sostenible de los recursos: reflexiones y propuestas”, Revista Ekonomiaz, Nº 75, Tercer Cuatrimestre, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria.

Centro Internacional de Formación de la OIT (2010): Estrategias territoriales innovadoras para empleos más verdes. Iniciativas latinoamericanas y europeas en busca de una mayor cohesión social. Turín, Italia.

PNUMA, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2008): Empleos Verdes. Hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de carbono. Nairobi.

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TEEB (2010): La economía de los ecosistemas y la diversidad: incorporación de los aspectos económicos de la naturaleza. Una síntesis del enfoque, las conclusiones y las recomendaciones del estudio TEEB

Tellado y otros (2010): “Retos y oportunidades para la transición de la edificación hacia la sostenibilidad en la Comunidad Autónoma del País Vasco”. Revista Ekonomiaz, Nº 75, Tercer Cuatrimestre, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Vitoria.