alberto giacometti

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A Giacometti nació en Borgonovo, Val Bregaglia, en Suiza, cerca de la frontera italiana, donde creció en un ambiente de artistas. Su padre, Giovanni Giacometti, había sido pintor impresionista, mientras que su padrino, Cuno Amiet, fue fauvista. Tras terminar la enseñanza secundaria, se trasladó a Ginebra para cursar estudios de pintura, dibujo y escultura en la Escuela de Bellas Artes y a París, en 1922, para estudiar en la Académie de la Grande Chaumière en Montparnasse bajo la tutela de un asociado de Rodin, el escultor Antoine Bourdelle. Recibió clases del maestro escultor Émile-Antoine Bourdelle y se relacionó con otros artistas suizos. La femme cuillère (1932- 33) Las obras que realiza durante esta época son simples y con connotaciones eróticas: La femme cuillère (Mujer cuchara), Le couple (La pareja) o Boule souspendue (Bola suspendida), por ejemplo. Fue allí donde Giacometti experimentó con el cubismo. Sin embargo, le atrajo más el movimiento surrealista y hacia 1927, después de que su hermano Diego se convirtiera en su ayudante, Alberto había empezado a mostrar sus primeras esculturas surrealistas en el Salón de las Tullerías. Poco tiempo después, ya era considerado uno de los escultores surrealistas más importantes de la época. Viviendo en una zona tan creativa como Montparnasse, empezó a asociarse con artistas como Joan Miró, Max Ernst y Pablo Picasso, además de escritores como Samuel Beckett, Jean-Paul Sartre, Paul Éluard y André Breton, para el que escribió y dibujó en su publicación Le surréalisme au Service de la Révolution. Alberto Giacomettise PDF created with pdfFactory trial version www.pdffactory.com

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Page 1: Alberto giacometti

A

Giacometti nació en Borgonovo, Val Bregaglia, en Suiza, cerca de la frontera italiana, donde creció en un ambiente de artistas. Su padre, Giovanni Giacometti, había sido pintor impresionista, mientras que su padrino, Cuno Amiet, fue fauvista. Tras terminar la enseñanza secundaria, se trasladó a Ginebra para cursar estudios de pintura, dibujo y escultura en la Escuela de Bellas Artes y a París, en 1922, para estudiar en la Académie de la Grande Chaumière en Montparnasse bajo la tutela de un asociado

de Rodin, el escultor Antoine Bourdelle. Recibió clases del maestro escultor Émile-Antoine Bourdelle y se relacionó con otros artistas suizos.

La femme cuillère (1932-33)

Las obras que realiza durante esta época son simples y con connotaciones eróticas: La femme cuillère (Mujer cuchara), Le couple (La pareja) o Boule souspendue (Bola suspendida), por ejemplo. Fue allí donde Giacometti experimentó con el cubismo. Sin embargo, le atrajo más el movimiento surrealista y hacia 1927, después de que su hermano Diego se convirtiera en su ayudante, Alberto había empezado a mostrar sus primeras esculturas surrealistas en el Salón de las Tullerías. Poco tiempo después, ya era considerado uno de los escultores surrealistas más importantes de la época. Viviendo en una zona tan creativa como Montparnasse, empezó a asociarse con artistas como Joan Miró, Max Ernst y Pablo Picasso, además de escritores como Samuel Beckett, Jean-Paul Sartre, Paul Éluard y André Breton, para el que escribió y dibujó en su publicación Le surréalisme au Service de la Révolution.

Alberto Giacomettise

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La Bola suspendida (1931) es una escultura construida como una jaula abierta de barras de hierro en cuyo interior se encuentra una esfera con una hendidura y colgada de una cuerda que roza, con un vaivén, la arista afilada de una pieza semirrecostada en forma de media luna o de gajo de naranja. Existen dos versiones, una realizada en madera y otra en escayola Esta obra inaugura la incursión de Alberto Giacometti en el universo del objeto surrealista. Su descubrimiento causa un pequeño cataclismo en el seno de dicha corriente artística. Será André Bretón quien la descubrirá en la galería Pierre Loeb de París, y su posterior compra será la responsable de la amistad entre ambos. La obra llega en un momento de inflexión de la poética surrealista, que evoluciona desde la exploración del universo interior, en los años veinte (los sueños, la locura, las experiencias hipnóticas) hasta el descubrimiento del universo real o inventado de los objetos, hacia 1930.

Boule souspendue, 1931

En uno de los primeros números de la revista El surrealismo al servicio de la Revolución, en 1931, Giacometti daba cuenta del magnetismo inquietante con que le hechizaban los objetos: “Todas las cosas… las que están cerca, y lejos, todas las que han pasado y las futuras, las que se mueven, mi amigas, cambian (se pasa junto a ellas, se apartan), otras se acerca, suben, descienden, patos en el agua, aquí y allá, en el espacio, suben y bajan…” En el curso de los años 30, Giacometti insiste en el hecho de que la escultura que realizaba no tenían las huellas de su manipulación, ni de su impronta física ni de sus cálculos estéticos y formales. “Desde hace años”, escribe en 1933, “realizo solamente aquellas esculturas que se ofrecen a mi espíritu ya perfectamente terminadas”. “La realización es solo un trabajo material que, para mí, en todos los casos, no presenta ninguna dificultad. Es casi aburrido. Se tiene en la cabeza y se necesita verla realizada, pero la realización en sí misma es molesta. ¡Si se pudiera hacer realizar por otros sería todavía más satisfactorio! ”Es por eso que hablaba de sus obras como de “proyecciones” que quería ver realizadas pero que no quería fabricar él mismo. Sin embargo, el aspecto más innovador es la puesta en juego del movimiento real en la obra plástica hasta entonces estática. Esto se debe al hecho de que la bola puede, efectivamente, hacerse oscilar como un péndulo, lo que determina una percepción del trabajo en su forma física concreta y objetiva y no como forma plástica. Según el propio autor: “A pesar de mis esfuerzos, en aquellos tiempos no conseguía realmente tolerar una escultura que se limitase a dar ilusión de movimiento (una pierna que avanza, un brazo levantado, una cabeza que mira de lado). El movimiento podía concebirlo solamente si era real y efectivo, es más, quería dar la sensación de poderlo provocar.” El movimiento es real, y por lo tanto el medio temporal en el que se inscribe es el tiempo real de la experiencia, despojado de todos los límites y, por definición, incompleto. Este recorrido del movimiento real y al mismo tiempo textual es una función del significado del surrealismo en cuanto que se instala simultáneamente en los márgenes del mundo y en su interior, comparte las condiciones temporales, pero se forma bajo la presión de una necesidad interior. Al poner la bola y la medialuna en el volumen cúbico de una jaula, Giacometti puede jugar con sus dos registros espaciales. Produce así una ambivalencia: confina el objeto en el campo escénico restringido a la jaula, imprimiendo al mismo tiempo un movimiento

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real; lo inscribe en el espacio del mundo, separándolo de las cosas que lo circundan. La jaula le permite afirmar la particularidad de esta situación y transformar el conjunto en una especie de esfera de cristal impenetrable, fluctuante en el interior del mundo real. Parte del espacio real y al mismo tiempo se separa de él, la bola suspendida y la medialuna abren una fisura en la superficie continua de la realidad. Esta escultura captura una experiencia que hacemos, a veces, estando despiertos, experiencia de discontinuidad que se insinúa entre las diferentes partes del mundo. Esta obra tiene una poderosa capacidad de evocación erótica que se encierra en esa jaula de hierro, en la que el aliciente táctil y pendular es un elemento central, aunque inconsciente. Recluida en un armazón transparente, que acentúa la impresión de aislamiento, la puesta en marcha del objeto produce una violenta emoción que se asocia inmediatamente con la irritante sensación de un deseo incumplido, representando todas las frustraciones des dispositivo amoroso, aunque los elementos masculino y femenino son intercambiables. La descripción de Dalí era muy elocuente: “Una bola de madera horadada por un hueco femenino y suspendida por una fina cuerda de violín pende sobre una media luna cuya arista roza ligeramente la cavidad. El espectador se encuentra instintivamente empujado a hacer deslizar la bola sobre la arista; deslizamiento que, sin embargo, la largura de la cuerda no permite efectuar más que a medias”. Es inevitable asociar Bola suspendida con un recuerdo infantil del propio Giacometti, a propósito de una gran piedra perforada que se hallaba en los alrededores de su pueblo, un “monolito de color dorado”, que le atraía magnéticamente y cuyo agujero, “hostil y amenazante”, se abría en su base a una húmeda gruta en al que apenas si cabía el pequeño Alberto tumbado. Como él mismo contaba de adulto, la idea de esta abertura se le hacía intolerable y atractiva al tiempo, y ocupó su atención y sus juegos durante varios veranos. Hacia 1935 comienza a experimentar con otros métodos y a separarse del movimiento surrealista, sin cortar completamente sus relaciones con ellos. Vuelve a realizar una escultura más realista, esta vez, sin embargo, experimentando a base de reducir el volumen de las formas. Realizando dibujos de gente que pasea por las calles, Giacometti llegará gradualmente a conseguir esas figuras alargadas con las que alcanzará la madurez de su estilo y caracterizarán su obra escultórica. En 1943 conoce a Annette Arm, con quien se casará en 1950. A partir de entonces Annette se convertirá, junto con Diego, el hermano de Alberto, en modelo de la mayor parte de las esculturas y pinturas que realizará el artista. Durante los años que vivió en París, viajó a menudo a Stampa, su pueblo natal, donde residía la mayor parte de su familia. Durante esas estancias, Alberto realizó bustos de varios miembros de su familia. Sin embargo, será a partir de 1945, tras recuperar la mirada hacia la naturaleza y el entorno que le rodea, cuando realice la mayor parte de sus obras escultóricas y pictóricas.

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En 1948, tras doce años de experimentación en el campo de la escultura y de la pintura, expuso sus obras. Las esculturas y pinturas de ésta época nos muestran figuras frágiles y melancólicas, a través de las cuales el artista pretende reflejar la debilidad de la existencia del ser humano, como si sus personajes estuvieran contínuamente amenazados por el medio que les rodea. Standing woman (Mujer en pie, 1948) y Walking man (Caminante, 1947) reflejan perfectamente ese característico estilo de Giacometti. Poco más tarde se organizó una exposición de su trabajo en la galería Maeght de París y en la galería Pierre Matisse de Nueva York, para cuyo catálogo su amigo Jean-Paul Sartre escribió la introducción. A principios de los años 50, el uso del bronce se había hecho económicamente accesible y Giacometti empezó a realizar sus trabajos en bronce. Perfeccionista, Giacometti estaba obsesionado con crear sus esculturas exactamente como las veía a través de su exclusivo punto de vista de la realidad. En 1954 recibió el encargo de diseñar un medallón con la imagen

de Henri Matisse, por lo que creó numerosos dibujos durante los últimos meses de vida del pintor. En 1962 recibió el gran premio de escultura en la Bienal de Venecia, lo que le llevó a convertirse en una celebridad internacional. ¿Qué expresan las figuras de Giacometti? Las esculturas de Alberto Giacometti son llamativas y curiosas: predominan las figuras delgadas con largos brazos y piernas. Su significado ha sido muy discutido. Algunos han querido ver una expresión del pensamiento existencialista que sucede a los horrores de la II Guerra Mundial. El propio Giacometti lo negaba. A partir de la invitación de incorporarse al movimiento surrealista que le hace el líder de éste, André Breton Giacometti realizó un fecundo trabajo. En ese tiempo hizo grandes aportaciones a la escultura de forma abierta, al arte cinético y a la construcción escultórica. Refleja el interés del surrealismo por el inconsciente y su preocupación por el sexo y la violencia. Cuando en el invierno de 1934-35 se aleja de los surrealistas y comienza a trabajar otra vez con modelos, comienza para él una nueva fase. No quiere representar en sus esculturas únicamente la apariencia de la figura humana sino la percepción completa que tenemos de la persona. Parece que para manifestar esta visión de la realidad necesita adelgazar la imagen de la persona y desnudarla de detalles. Cuando observamos a alguien en la lejanía su aspecto externo se nos desvanece, se nos pierde, pero su esencia perm

Standing woman (Mujer en pie, 1948)

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Self-portrait (1921)

A partir de 1951, el artista suizo experimenta con bustos de Diego, buscando orientar su escultura hacia nuevos caminos y dejando de lado la excesiva delgadez de sus anteriores esculturas. Comienza a pintar paisajes. En 1952, el escritor estadounidense James Lord visitará habitualmente el estudio de Alberto Giacometti y entablará una gran amistad con Alberto y su hermano Diego. Gracias a esa amistad el escritor tendrá la oportunidad de acercarse a ellos y conocer muy de cerca el trabajo y la vida privada del artista. Gracias al material que fue recopilando durante esas visitas, James Lord publicó en 1985 la biografía de Giacometti.

Hacia el final de su carrera, aclamado unánimemente como uno de los escultores más importantes del siglo XX, luchó por que se reconociera su trabajo pictórico. El artista suizo pintó 350 cuadros a lo largo de su vida. A pesar de ello, los cuadros de Giacometti nunca pudieron lograr la importancia y la magnitud de sus esculturas. En 1962 gana el Gran Premio de Escultura en la Bienal de Venecia. Los últimos años de su vida se caracterizan por una actividad frenética y por una sucesión de grandes exposiciones en toda Europa. A pesar de estar gravemente enfermo, en 1965 marcha a Nueva York para su exposición en el Museo de Arte Moderno. Como último trabajo, redacta el texto del libro Paris sans fin, una secuencia de 150 litografías que reflejan los recuerdos de todos los sitios en que ha vivido. El 11 de enero de 1966, gravemente enfermo y sin interés ni fuerzas para seguir trabajando, murió en el hospital de Chur, en Francia.

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