al norte de los sueños

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Poesía

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Al norte de los sueños… Elvira Sierra

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“Pobre no es el hombre cuyos sueños

no se han realizado, sino aquel que no sueña.”

Marie Von Ebner Eschenbach

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Prólogo

“Al norte de los sueños…” es la continuación de “Soñando

un Sur”; un sur amado, soñado y lejano en la distancia,

pero siempre presente y aún vivo.

Lo que nunca sabrás es, vida mía,

que el silencio ocultaba el desconsuelo;

me rompía el dolor y sonreía.

(fragmento de “Silencioso adiós”)

Cuando el sueño del Sur se termina, solo cabe despertar

y volver a ti. Contemplarte desde la otra parte del espejo

para ver la realidad, agarrarte a ella las veinticuatro

horas del día y mantener el rumbo preestablecido,

ponerte al norte de los sueños para poder vivir…

Gijón. Asturias, junio 2014. Elvira Sierra

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Ayer

Ayer es aquel campo de utopías

sembrado con mil flores de esperanza

regadas con rocío de alegrías,

cuidadas con pasión y con confianza.

El deseo planté en tierra baldía

cosechando vacío y destemplanza.

Es inútil luchar por la quimera;

es flor que no florece en primavera.

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"Pensarte es tenerte". Pedro Salinas

Pensarte

Como cada noche, como cada tarde

vienes a mi lado y me pongo a pensarte.

Dijo el poeta: " pensarte es tenerte".

Lo intento con fuerza, mas no lo consigo;

te pienso, te pienso, pero no te tengo…

Pensar es querer, recordar… es reír.

Pensar es creer, proyectar… es soñar.

Pensar es caminar a tu lado sin ti…

Tener es asir, poseer… es gozar.

Tener es sentir, llorar… es vivir.

Tener... nada quiero tener, sólo a ti.

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La calandria

Una calandria ayer triste cantaba

en mi jardín sus sueños olvidados…

y su trino al sollozo recordaba.

Canora de gorjeos delicados;

tan sutil que al oído enamoraba

escondiendo dolores encelados.

¡Oh! pájaro cantor de suave canto,

tu dulce melodía envuelve el llanto.

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No quiero…

No quisiera explicar lo que no quiero;

no quiero esclarecer las situaciones,

ni airear nuevamente las razones…

ni tampoco decir que nada espero.

Prefiero silenciar y me libero

de escuchar increíbles narraciones

que intenten buscar vagas soluciones

al siniestro desastre, compañero...

No hay cadáver, no hay dolor, ni hay herida.

Los puñales no matan en vacío,

ni mana la mortal sobrecogida.

No hay ni sangre, ni cuerpo; solo hastío.

No hay delito, ni culpa contenida;

de todo lo pasado, hoy yo me expío.

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Otro día

Se han marchado dos lunas de mis ojos

cansadas de esperar por mi alegría.

Con ellas, enfadadas, de su mano

van… mi clave de sol y mi armonía.

No permanece nada, todo escapa

ni me visita ya la fantasía;

nada espera, ni nada persevera.

Sola y sin esas lunas, ¡qué agonía!,

sin ver amanecer, ni el mar azul…

Aún nos queda en el pecho, alma mía,

la rosa que palpita enamorada

y ensalma al corazón con poesía.

Una luz de esperanza se ilumina;

mañana llegará, ¡será otro día…!

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Siempre es hoy

¿Cuándo llega el mañana que yo espero?

Dándole vueltas quedo adormecida.

¿Por qué retrasa el tiempo su venida...?

Siempre es hoy y ese ahora que no quiero.

Duele mucho el presente y desespero

en la espera de un alba redimida

que traiga luz al alma y a mi vida,

que me endulce este acíbar que yo ingiero.

Deseo despertar a un nuevo día,

pasan años anclada en un momento;

debo avanzar, salir de la utopía.

Esta queja no es pena ni es lamento;

añoro aquel fulgor que en mí lucía...

soñando con la aurora me impaciento.

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En la indigencia

Me dejaste, ¡ay amor! en la indigencia

privándome de todo, en abandono...

miro a mi alrededor y me emociono

desahuciada y falta de conciencia.

Desamparada y llena de carencia

vivo sin ilusión. No reacciono

a causa del dolor, que no cuestiono,

solo siento su herida en permanencia,

Se escapó la sonrisa con su amado

y el candor; la caricia fiel que ensalma,

se fue detrás, corriendo apresurado.

Algo quedó, rompiendo así mi calma,

al fondo del armario agazapado,

¡ese maldito amor que “okupa” mi alma!

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Todavía es hoy

Todavía es hoy, nunca habrá mañana

y aquí está ese dolor que es todo mío.

Sin dejarme un momento, fiel, hilvana

sus puntadas agudas al hastío.

Con el hilo sobrante me devana

la ilusión, la razón del desvarío.

Espero en vano y nada ahora espero

en mi nada que llena por entero.

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Adiós al Amor

Se fue el amor buscando otros destinos...

la despedida ni era necesaria;

aunque no comprendía, sonreí

y quedé contemplando en la distancia.

Se alejó de mi vida para siempre,

se ocultó en un desierto de nostalgia.

Compungida, miré sin ver al cielo;

en los ojos brillaban unas lágrimas

luchando entre salir o contenerse,

guardando el sentimiento, temporaria,

y esperando ese llanto solitario;

bebiendo a sorbos pena, dolor, lástima...

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Aunque en la despedida me sonriera,

fue pudor: entereza en la desgracia,

que llegaba de forma sorprendente...

derrumbando esperanzas y quimeras,

rompiendo los esquemas y las ansias.

Camino hacia el olvido hace ya tiempo;

avanzo en dirección imaginaria.

No queda un rastro suyo ya en mi piel…

los años han borrado las fragancias.

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El último pétalo

Con el último pétalo de rosa

se escapaba un recuerdo prisionero

escondido en la flor y, en cada cosa,

me arrullaba con tono lastimero.

Todo me habla de ti; la mariposa

azul que está apoyada en el tintero

ya no canta, ni ríe; no aletea...

sueña con despertar a Dulcinea.

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Papel mojado

Sueños e ilusión se alejan de mi mente

volando en aviones de papel mojado.

Se han perdido entre nubes de sal,

cirros alados y cúmulos coralinos

de azúcar amargo que llueve el cielo

en un gran mar de soledades.

Laberinto interior,

mandala de olvido,

abismo insondable del destierro.

¡Oh! corazón, te busco y no te encuentro

entre tanta encrucijada desleída.

Al buscarme en la sombra de la noche…

ni la luna alumbró mi limonero.

No preguntes quién soy, no lo recuerdo;

enterré la memoria entre azahares,

a su lado quedó mi primavera,

nuestra canción de amor y hasta mi pena.

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Ven conmigo…

Ven conmigo a buscar amaneceres

y despidamos juntos a la luna.

Ven conmigo y amémonos si quieres,

contaremos estrellas de una en una.

Unamos esta noche nuestros seres,

que yo te voy a amar como ninguna.

Ven conmigo, te espero, vida mía.

Deseo comenzar la travesía.

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Jacintos para el alma

Andaba por el filo de un abismo

al borde de abrazar a la locura

contemplando la vida en espejismo

y dudando de todo en desmesura.

Apareciste tú y sin dramatismo

encontraste el cerrojo a mi armadura;

convirtiendo tormenta en mar en calma

regalándole jacintos a mi alma…

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Margaritas en la noche

Recojo margaritas en la noche

en los campos sembrados por la luna

con luceros y estrellas en derroche...

¿Cómo voy a encontrar, si no hay ninguna,

si busco en mal lugar, y no es reproche...?

Asomará entre flores, tal vez una

que hará mi ramillete en primavera

enamorando al sol en la pradera.

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Pintada de olvido

Con piedra me vestí, pinté el olvido

y no fui más que un risco gris y oscuro.

Me eché a rodar sin rumbo conocido

sin controlar los golpes. Fue tan duro

ir perdiendo pedazos... muy herido

estrellé el corazón frente a tu muro...

Hoy la roca es arena de una playa;

no hay dolor, el rumor del mar lo acalla.

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Ramillete de lavandas

Recogí un ramillete de lavandas

en un campo sembrado de tristeza

con su aroma impregnando en revolandas

todo cuanto encontró con sutileza.

Me acompaña a pesar de mis demandas.

Me persigue y me llena de incerteza.

Se pinta la nostalgia con azules;

no consigo encerrarla en los baúles.

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Dime quién…

¿Quién me presta su voz para llamar al olvido?

¿Quién tiene una pala para enterrar al dolor?

¿Quién le cierra la puerta a un recuerdo encendido?

¿Quién a solas no llora su tragedia interior?

Cuando llega el momento nadie queda, se han ido

y me encuentro muy sola frente a mí, sin amor.

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¿Qué me has hecho?

¡Ay! amor, ¿qué me has hecho, que no vivo?

Estoy presa en la rima de un poema,

en un canto obstinado y obsesivo

al amor y su derrota como emblema

sin librar a este verso que cautivo

lucha por alcanzar dicha suprema.

Me perdí, amor, buscándote en la sombra,

desde entonces mi voz solo te nombra.

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Tu voz en el recuerdo

Se me apaga tu voz en el recuerdo.

Cada noche se aleja hacia otras vidas,

se distancia a pesar de mis empeños,

la confundo con ecos que aproximan

palabras que frasean con su acento

y recitan incluso poesía.

Se extinguió el latido entre tus besos

y mis labios sedientos hoy suspiran;

envuelven los anhelos en su aliento,

liberan al deseo de su ruina.

Mas el agua no fluye en el desierto;

la boca se reseca día a día.

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Ausencias permanentes en el tiempo,

fragancias novedosas y distintas

se encuentran cada noche en el espejo.

Extrañas sensaciones enemigas

luchando por vencer al universo,

luchando por ganar esta partida.

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Abismo de silencio

Nos separa un abismo que silencia.

La sima en el adiós se va agrandando.

Prefiero enmudecer a ir execrando.

No hay nada que añadir a la evidencia.

No habrá ni una palabra, solo ausencia...

dos sendas paralelas avanzando

al borde de una grieta y alejando

nuestro paso al andar por la existencia.

A mí no volverás, yo ya no quiero;

olvida ese camino, hasta mi nombre,

con cien lágrimas de hiel borré el sendero.

De nuevo equivocada, no era el hombre...

me voy sin ti, ¡oh amor!, ya no te espero.

Descreída, sin nada que me asombre.

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Brindemos

Brindemos por nosotros esta tarde,

alcemos nuestras copas por la vida.

Bebamos de este vino sin alarde

mirándonos el alma en la partida.

Hay lágrimas en mí, no soy cobarde;

son lágrimas de adiós, de despedida.

Brindemos por nosotros, hoy nos vamos

bebamos esta copa y prosigamos...

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Olvidé

Se me olvidó tu voz, tu dulce acento,

tus palabras tan tiernas, tus poemas.

Olvidé tu olor, también el nuestro,

las caricias amantes de tus manos

y el verde fulgor de esos luceros

que espejaban al alba mi mirada.

Creo que olvidé hasta tu nombre...

Todo lo olvidé gracias al cielo.

Hoy de nuevo abro la ventana

con ganas de leer en otros ojos,

de amanecer junto a otra piel

sonriendo desnuda a la mañana.

Todo lo olvidé salvo una cosa,

el sonido de aquella última risa

que vive alimentando mis sollozos.

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Un día llegará…

Un día llegará y a Dios le pido

en que yo me levante sin nombrarte,

sin recordar tu nombre, sin hablarte;

cuando al abrir mis ojos te hayas ido.

No estarás nunca más junto a mi oído,

no escucharé tu voz. Podré olvidarte.

Quitaré de mi pecho tu estandarte;

el sol vuelve a brillar, ha amanecido.

Espero ese momento sin tristeza

nadando por los mares de la nada...

alienta el corazón a la cabeza.

Convierto a la esperanza en fiel aliada,

me abrazo a su calor en la flaqueza

cuando dudo que llegue mi alborada.

El día llegará… Yo a Dios se lo pido.

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Adioses

Quisimos ignorar la despedida,

rompimos las palabras en pedazos

envolviendo los besos, los abrazos,

en silencios ocultos sin salida.

Pretendimos borrar de nuestra vida

muchos años tejiendo añiles lazos

compartiendo los sueños, los regazos...

y comenzar de cero en la partida.

Levantamos un muro de distancia

con losas de reserva y de secreto

llenando los recuerdos de ignorancia.

Muralla que te aísla por completo

y un foso natural de disonancia

apaga la armonía azul, el dueto.

Hoy, callada, suspiro

contemplando la vida desde lejos...

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Eran míos los besos

Me duelen esos besos que no diste,

aquellos que entregaste regalados

a bocas con sabores trasnochados...

me duelen los mil besos que perdiste.

De mi propiedad eran, tú dijiste;

creados para mí y enamorados.

¿Cuándo fue qué quedaron olvidados?

¿Por qué me los robaste y repartiste?

No los quiero ya, cruel es recordarlos.

Acerbo beso a bocas candorosas

que besa a otros labios sin amarlos.

No sabrás de mis quejas silenciosas,

amarga está mi boca de olvidarlos...

La acarician mis manos temblorosas.

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Mi flor

Liba mi flor;

¡líbame amor, liba mi flor...!

Ardiente, mi pensamiento

te llama, te envía su mensaje

y su reclamo mientras se abre

lentamente la orquídea nacarada

que convertiste en salvaje

y que hoy vespertina te espera

en la tenue luz del recuerdo.

El deseo me invade por momentos

y noto en la cumbre de mi monte

ese leve y dulce cosquilleo

de mil alas danzarinas ascendentes

que alegres flamean

invadiendo el fluir de mi torrente.

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Trémulos tallos son mis piernas

esperando el rocío de la aurora,

mientras las aladas alevillas

se agolpan sin piedad en mi garganta

dudando entre quedar o liberarse

esperando la última nota del crescendo...

El dúo de las flores se termina

se desborda el néctar de su cáliz…

¡líbame amor, liba mi flor!

¡Cómo recuerdo tu boca...

cuánto, cuánto todavía!

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Llama viva

No consigo apartarte de mi mente,

le pongo al corazón cien mil candados

que se abren sin esfuerzos denodados...

¡llenas toda mi vida y mi presente!

Mi cara no se queda indiferente;

son tus ojos que están en mí clavados

como rayos de luz incontrolados;

día y noche me alumbran ciegamente.

En lucha vehemente por tu olvido

me contengo maniatada y cautiva

apagando esa pira sin sentido

que me quema las manos, vengativa,

luchando por salvar a lo querido...

Es mi llama de amor que sigue viva.

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Camina corazón

Camina corazón; no te retrases

que vamos de la mano hacia el olvido.

Camina corazón; hemos perdido...

no podría aceptar que te arrastrases.

Es inútil llorar; si me explicases

esa oculta pasión tan sin sentido

que duda hasta de haberle conocido…

Cógete a mí; no sueñes, no desfases.

Avancemos ahora, no hay espera,

no mires hacia atrás, no retrocedas,

¿no ves que ni te busca tan siquiera?

Te mostraré otras nuevas rosaledas.

Conocerás jardines sin frontera

explorando senderos y veredas...

Camina corazón… ¡dame la mano!

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¿Cómo puede reír?

Le veo cada día así, sonriendo

y me duele pensarle indiferente…

¿cómo puede reír si estoy muriendo?

Le pongo cien candados a mi mente

para olvidar que tuve un día un sueño

despertando angustiada, ¡de repente!

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Silencioso adiós

Quedaron sin decir algunas cosas,

quizás sea mejor no hacer más daño.

Guardarnos el reproche, el desengaño,

evitando palabras insidiosas.

Bien callada analizo duras glosas

que ayuden a entender este maraño

de dudas y recelos... cruel engaño

cargado de razones dolorosas.

La mirada clavé fija en el cielo,

nubes grises lloraban en porfía;

los dedos constreñían mi pañuelo.

Lo que nunca sabrás es, vida mía,

que el silencio ocultaba el desconsuelo;

me rompía el dolor y sonreía.

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Nana

A la nana nanita,

la dulce nana.

El amor ha nacido

tras larga espera

y mis brazos le mecen

por vez primera...

Duérmete cariño mío

que está asomando la clara.

Duérmete amor en mis ramas,

sobre mi savia descansa.

¡Ay, nana, nanita nana!

¡Ay, nana, nanita nana!

Este recién nacido

dormir no quiere;

tiene abiertos los ojos,

fulgen ardientes…

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Duérmete cielito mío

que yo te velo.

A la nana nanita, nanita ¡ea!,

mientras tú duermes

la luna sueña...

mientras tú duermes

la luna canta.

A la nana nanita, nanita nana.

¿Quieres que te traiga flores,

azahar del limonero

y un océano de amores?

¿o mejor robo una estrella,

el lucero que enamora

a la luna azul tan bella?

Duérmete cielito mío

que yo te acuno...

A la nana nanita, nanita ¡ea!

que mi amor se ha dormido,

mi alma le vela...

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Y qué decir…

Y qué decir…

cuando ya no quieres decir nada,

cuando las palabras agonizan,

cuando tienes tan seca la garganta

que la daña el aire de un suspiro

lacerándola con surcos estriados

de hiel añeja envenenada…

Y qué decir... ¿a quién decir nada?

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Sólo un adarme

Con hambre de amor sueño con sus besos

y al contemplar mi cara en el espejo

veo el rostro que muestra en su reflejo;

el dolor de un adiós, hitos confesos...

Creía que avanzaba en los progresos;

no miro atrás, camino y no me quejo.

A mis ojos les pido algún consejo

que otorgue a tantas penas sus decesos.

Sal del duelo y disfruta de la vida,

me digo con enfado al observarme.

¡Eh! voluntad,¡despierta!; ¿estás dormida?

Suplico al corazón tregua, desarme...

que libere mi pecho; estoy vencida,

que se apiade de mí sólo un adarme.

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Zahorí de ternura

Un amor vagabundo anda perdido,

olvidado de todos, nadie es dueño.

Peregrino del cielo en pos de un sueño,

zahorí de ternura vaga herido.

Rabdomante tenaz e incomprendido,

caminante incansable tiene empeño

en hallar su ideal grande o pequeño

y descansar del viaje complacido...

Contemplar en las noches los luceros

con auroras a lunas abrazadas;

soñar con el olor de los romeros...

Volverán las eternas madrugadas,

cantarán ruiseñores y jilgueros

arrullando a las penas desveladas...

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Noches sombrías

Dormida entre las flores tras larga huida,

arropada por sueños de locura,

obviando los intentos de cordura

y en los amaneceres, perseguida.

Dos gotas de quimera en despedida

se diluyen en aguas de amargura

ahogando al deseo que perdura

luchando por salvar la fe perdida.

Negros albores; días aparentes

esconden a esas noches tan sombrías

donde ya no le encuentro en los relentes...

Trasnochadas y sordas sinfonías

se refugian en tálamos lucientes,

vacíos de verdad... ¡alevosías!

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Jugar al escondite

Jugar con el amor al escondite,

ocultar la verdad del sentimiento.

Risas, burlas, falacias en convite;

engaños más enredos, de uno a ciento.

Apostar, falsear, todo permite...

es lance placentero de un momento.

El riesgo de perder es merecido:

condena a olvidar que se ha vivido.

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Tantas cosas…

Fueron tantas acciones silenciadas,

guardadas en el alma por prudencia,

calladas por sabidas, no olvidadas.

Tantas veces presente en apariencia

rodeada de extraños conocidos;

un islote de ausencia en la existencia.

Sentimientos ocultos y dormidos,

marchitos poco a poco como rosas

esperan sin confiar; están heridos.

Hoy… deseo contarte tantas cosas,

que mi jardín añora primaveras;

ya floreció el cerezo y, las mimosas

acrecientan su olor por si volvieras...

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La tumba del amor

(Sextina)

A veces cuando muere nuestro Amor

corremos a abrazarnos al olvido,

guardamos bajo llave la ternura,

nos recubre la piel el abandono

cesando de latir el corazón

que conduce tal vez al extravío...

Son tan largas las noches de extravío

cuestionando la muerte del Amor

que acaba congelado el corazón

tiritando de frío ante el olvido;

él se niega a dejar en abandono

a las frágiles flores de ternura.

Page 84: Al norte de los sueños

Los trémulos botones de ternura

temen el frenesí del extravío;

unidos al dolor del abandono

reproducen la herida del Amor

sin encontrar consuelo en el olvido

ni darle un armisticio al corazón.

Infortunio que llaga el corazón

carente de una gota de ternura

y le aleja obcecado del olvido

presentando batalla al extravío

que rechaza el entierro del amor;

no comprende el porqué del abandono.

Con tiempo se mitiga el abandono,

más trabajo le cuesta al corazón

que sangra por la afrenta del Amor.

Permanece escondida la ternura

que le ruega se calme al extravío;

solloza suplicándole al olvido.

Page 85: Al norte de los sueños

No siempre comparece el cruel olvido,

ni logras superar el abandono;

se convierte en locura el extravío,

se amuralla con piedra el corazón...

enterrando por siempre a la ternura

en la fosa vacía del Amor.

La tumba del Amor es el olvido;

convierte la ternura en abandono,

condena al corazón al extravío.

Page 86: Al norte de los sueños

Elegía al Amor

Aún siguen tañendo las campanas,

aquellas que anunciaban nuestro duelo;

transmiten su mensaje, soberanas.

En dos se nos partió aquel día el cielo;

cada uno con sus lunas y sus soles

separados por ríos de recelo.

Estrellas recogidas en crisoles

no lucen en mi noche sin su estela

ni alteran mi silente, verderoles.

Lacera esa verdad que nos revela

el trance de un amor apasionado;

sin causas aparentes se sepela.

Page 87: Al norte de los sueños

Confieso haber querido demasiado,

por eso fue el final tan doloroso,

por eso su final me ha condenado…

Hoy lloro con un llanto silencioso;

no quiero que me escuchen sollozando,

ni quiero compasión, es bochornoso.

La pena del adiós me está matando

viviendo sin vivir; es mi elegía,

mi canto lastimero recordando

la muerte de un amor. Melancolía

y tristeza perfuman la almohada

donde guardo el recuerdo y la agonía

que acompañan a mi alma enamorada.

Page 88: Al norte de los sueños

Índice Ayer

Pensarte

La calandria

No quiero...

Otro día

Siempre es hoy

En la indigencia

Todavía es hoy

Adiós al amor

El último pétalo

Papel mojado

Ven conmigo...

Jacintos para el alma

Page 89: Al norte de los sueños

Margaritas en la noche

Pintada de olvido

Ramillete de lavandas

Dime quién...

¿Qué me has hecho?

Tu voz en el recuerdo

Abismo de silencio

Brindemos

Olvidé

Un día llegará...

Adioses

Eran míos los besos

Mi flor

Page 90: Al norte de los sueños

Llama viva

Camina corazón

¿Cómo puede reír?

Silencioso adiós

Nana

Y qué decir…

Sólo un adarme

Zahorí de ternura

Noches sombrías

Jugar al escondite

Tantas cosas…

La tumba del amor

Elegía de Amor

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