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Al maestro Juan Manuel Gutiérrez-VázquezCon nuestro agradecimiento por compartirnos sus sueños

Dedicamos esta sección a JM Gutiérrez-Vázquez (1928-2008) como un homenaje póstumo a quien

ha dejado marcas imborrables en la cultura y la educación en México.

Reproducimos a continuación la presentación de su libro Con paso lento y agitadamente escrita por Antonia Cande-la, retrato del Juan Manuel vivo y en presente que es como ahora

y siempre lo recordaremos.

uan Manuel es una de esas personas multifacéticas de gran cultura y personalidad que seduce con su siempre entusiasta, cálida y erudita conversación, así como por su capacidad para orga- nizar proyectos y crear instituciones. Contagia su pasión por el trabajo (aunque a veces exagera un poco), azuza la inteligencia y la creatividad de quienes participan con él y comparte con todos el interés por el sentido social de los proyectos que emprende.

Después de 32 años de conocerlo y más de 15 de trabajar codo a codo con él, puedo decir que la verdadera pasión de Juan Manuel es por el arte y por impulsar proyectos sociales que representan algún beneficio para las grandes mayorías, inicialmente de nuestro país y después de otros países del llamado tercer mundo. A nivel personal, Juan Manuel también valora y ha sabido rodearse de amigos, de cariño y de amor como lo muestran, entre otras relaciones, sus tres matrimonios y sus seis hijos. Él ha tenido siempre un gran respeto por las mujeres y en familia colabora siempre con placer y bastante éxito en tareas como la culinaria y la de ir al mercado, que adora.

Juan Manuel es el fundador del Departamento de Investigaciones Educativas (DIE) como proyecto académico, político y personal de muchos de los que todavía trabajan en él. En un am-biente democrático, mostró su capacidad como constructor de grupos en los que su fuerza se basa en que se comparten propósitos y enfoques. En el DIE logró integrar un grupo de especialistas del más alto nivel de diversas disciplinas sociales y naturales para el que mejorar la educación de los sectores mayoritarios de nuestro país es un compromiso de vida y no sólo un proyecto aca-démico. En 1971 la educación no se veía como objeto de estudio y la única institución dedicada a hacer investigación sobre ella era el Centro de Estudios Educativos, de orientación religiosa, donde trabajaban los tres únicos doctores en educación en el país. El DIE fue la primera insti-tución pública dedicada a la investigación educativa y actualmente es la institución más sólida e influyente en este campo a nivel nacional.

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La capacidad de visión a futuro de Juan Manuel lo llevó a plantear, después de la ela-boración de los Libros de Texto de Ciencias Naturales para los niños y de los Auxiliares Didácticos para los docentes de educación primaria, que para sustentar bien una pro-puesta de desarrollo educativo era necesa-rio realizar investigación en educación. Este principio, aún hoy es innovador, pues después de 30 años se siguen desarrollando propues-tas didácticas nacionales que no parten de la investigación educativa ni toman en cuenta las necesidades de los alumnos ni los contex-tos locales de aplicación. Hacer investigación educativa implicaba convertir a la educación en un objeto de investigación, lo cual era una novedad a nivel público en nuestro país.

Por otro lado, y a pesar de venir de una formación en ciencias naturales, tuvo la cla-ra perspectiva de que la investigación educa-tiva requería de un grupo interdisciplinario de especialistas, en particular de las ciencias sociales. Para sopesar la dimensión de esta decisión en los años 70, basta con ver que, incluso actualmente, gran parte de los grupos que hacen investigación educativa a nivel in-ternacional están ubicados en instituciones de psicología, algunos de antropología, varios de lingüística y algunos otros de historia, pero pocos son los que integran grupos interdisci-plinarios. Esto es novedoso, ya que parte im-portante de la agenda futura en investigación educativa es la de lograr una real articulación entre la investigación desarrollada desde las diversas disciplinas y campos que han estu-diado estos procesos.

Otra de las decisiones visionarias de Juan Manuel, que influyó en la orientación del DIE y que se fue desarrollando por las caracterís-ticas de los investigadores contratados, fue la de que siempre se mantuviera una articula-ción entre la investigación básica en educa-

ción y las propuestas de desarrollo educativo. Este planteamiento derivado de las inquietu-des sociales de Juan Manuel, respondía a no perder de vista que los proyectos educativos, si bien tienen que estar sólidamente susten-tados en la comprensión de los complejos fe-nómenos que ocurren en el contexto escolar, son finalmente proyectos sociales y sus prin-cipales preguntas de investigación provienen de las necesidades sociales. Este conjunto de planteamientos concretados en la calidad de los investigadores del DIE (seleccionados en su mayoría por Juan Manuel), han mantenido a esta institución a la vanguardia de la inves-tigación y el desarrollo educativo de nuestro país y le han permitido orientar la formación de sus egresados hacia el compromiso por el mejoramiento de la educación nacional.

La visión y las ideas de Juan Manuel están sustentadas en su formación como hombre universal. Desde los años 50 se reunía con lo mejor de nuestros intelectuales. En casa de Roberto Fernández Balbuena (gran pintor que vino a México con el exilio de la Guerra Civil Española) y de su esposa Elvira Gascón (también refugiada española), eran frecuentes las tertulias con Carlos Fuentes, Juan Rulfo, José Luis Cuevas y otros artistas renombra-dos. Recogió lo mejor de nuestra tradición ar-tística manteniendo un vínculo con el Taller de la Gráfica Popular (Leopoldo Méndez, Pa-blo O’Higgins, entre otros). Posteriormente mantuvo una relación personal con pintores como Rodolfo Morales y otros latinoamerica-nos, así como con fotógrafos tan destacados como Mariana Yampolski y Carlos Blanco. Si bien sus inquietudes políticas orientaron mu-chas de sus acciones, su amor y conocimien-to de la cultura universal y de la diversidad cultural de nuestro país en todas sus formas, alimentaron su preocupación por enriquecer por medio del arte y la ciencia las experiencias

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y conocimientos de los más amplios sectores de nuestra población.

Juan Manuel es también un amante y cono-cedor de la música, tanto de la clásica como la popular, misma que gustaba interpretar con un buen estilo, por cierto. El aprecio por las artes plásticas y por las múltiples manifestaciones de la artesanía y la cultura popular lo han llevado a ser un asiduo visitante de museos por todos los países que ha visitado. Este conocimien-to del arte universal y de su importancia en la formación de los seres humanos se plasmó en los libros de texto de Ciencias Naturales, en los cuales se tuvo un especial cuidado en la icono-grafía, reconociendo su gran valor formativo. En los libros estaban representadas obras de arte universal y nacional. Cada imagen que se incorporaba era cuidadosamente escogida en-tre la producción de fotógrafos como Mariana Yampolski, para que representaran nuestra am-plia variedad biológica, social y cultural. No es casual que uno de los únicos intentos de cen-sura por parte de la SEP sobre los textos que se estaban elaborando fuera el de eliminar una fotografía de unos niños rurales viendo una representación de títeres, en la que una niña descalza y con rebozo aparecía en primer plano con una expresión de absoluto embelesamien-to. Las autoridades consideraban inconveniente que los textos nacionales reflejaran esa parte de nuestra realidad que es la pobreza, en la que se mantienen amplios sectores de la población. El compromiso y autonomía intelectual de Juan Manuel se mostró en ese momento en el que él y todo el equipo de autores planteamos que si se eliminaba la fotografía todos renunciaríamos a continuar elaborando los libros. La fotografía fue incluida. Cada ilustración que se incorpo-raba a los textos era escogida, tanto por su im-portancia didáctica como por su valor artístico, por lo cual se encargaba a artistas nacionales de gran calidad.

Esta concepción de Juan Manuel dio ac-ceso a la mayor parte de la población mexica-na, a través de los libros de texto de ciencias naturales de la reforma de los 70, a impor-tantes manifestaciones de la cultura plástica universal, al mismo tiempo que proyectaban una imagen profundamente mexicana. Estos aspectos, tan importantes en la formación de nuestros niños y niñas, en la que el arte se articula con la ciencia y ésta se manifiesta en un contexto claramente nacional en el que todos los sectores de la población puedan re-conocerse, quedaron plasmados en los textos básicos por más de 25 años. Desafortunada-mente estos aspectos han dejado de ser consi-derados en los nuevos materiales elaborados por las autoridades educativas.

El trabajo con Juan Manuel es realmente colectivo, en donde todos se comprometen y encuentran espacio para que sus opiniones, tanto académicas, estéticas, políticas y has-ta personales sean tomadas en cuenta. Por ejemplo, en una lección de educación sexual de texto quedó plasmada una idea que yo, con mis ojos pequeños, propuse acerca de que el tamaño de los ojos no dice nada sobre la ca-pacidad visual. La apertura hacia los puntos de vista de otros hacía que, por ejemplo en la elaboración de los libros de texto gratuitos hiciéramos hasta 13 versiones de cada lección para dar cabida tanto a las opiniones de los otros autores y de los científicos especialistas, como a las de los docentes, las de los niños (entre los que por supuesto estaban nuestros propios hijos que gracias a ello desarrollaron gran destreza para reflexionar sobre los fenó-menos naturales), a los resultados de la puesta en práctica de las propuestas en contexto de aula, pero también a los puntos de vista de los artistas plásticos, los redactores de estilo, los diseñadores gráficos y hasta de los técnicos de la imprenta y de la Comisión Nacional del

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Libro de Texto Gratuito. Los debates entre todos estos actores fueron siempre apasionados y muy enriquecedores para todos los que seguíamos el proceso creativo de producción de los textos des-de las primeras ideas hasta su producción final. Así los libros también tuvieron una perspectiva de vinculación de la ciencia con perspectivas culturales (como la importancia del maíz en la cultura nacional o la herencia de conocimiento cultural nacional o la herencia de conocimiento astronó-mico de las culturas prehispánicas) y también con problemas sociales y políticos como los factores económicos que influyen de manera determinante en el rumbo de la ciencia. Estas orientaciones fueron también pioneras en lo que actualmente se plantea como enfoque deseable de la enseñanza de ciencia, que es la perspectiva de Ciencia-Tecnología-Sociedad.

La vitalidad, la fuerza y el entusiasmo de Juan Manuel siguen tan presentes hoy como siempre, a pesar de los años, de graves enfermedades y dolorosos distanciamientos, imponiéndose siempre para seguir impulsando proyectos originales y de gran calidad como la revista Decisio, que llena un hueco en la información que tiene que fluir de la investigación hacia la práctica docente y hacia los tomadores de decisiones. Su sentido común sustentado en su cultura general y su orientación humanista y nacionalista le han permitido seguir siendo una importante voz para juzgar y orientar proyectos educativos tanto en nuestro país como en el extranjero. Finalmente quiero hacer cons-tancia de su gran sentido del humor y de su enorme calor humano. Los que lo conocemos nunca podremos olvidar los abrazos de Juan Manuel.

El equipo editorial de la Revista Interamericana de Educación de Adultos agradece a la autora de esta presentación su autorización para reproducirla aquí. El texto fue tomado del libro Con paso lento, y agitadamente, de Juan Manuel Gutiérrez-Vázquez, publicado en 2004 por el DIE-CINVESTAV del Instituto Politécnico Nacional, México. Vaya también nuestro agradecimiento a la familia de Juan Manuel y al fotógrafo Carlos Blanco, quienes gentilmente donaron las fotografías que se incluyen en estas páginas.