al comienzo de hechos de los apóstoles

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Al comienzo de Hechos de los Apóstoles, se nos narra cómo éstos fueron llenos del Espíritu Santo (Hechos 2) y Pedro predicó su primer sermón a miles de personas que habían venido de muchos lugares diferentes para celebrar el día de Pentecostés. Tal fue la bendición e unción del Espíritu sobre él, que aquel día 3000 personas fueron alcanzadas por la gracia y salvación de Dios. La iglesia en Jerusalén crecía cada día en número y en santidad. Pero Lucas nos muestra la realidad de una iglesia que, no era toda rectitud y bondad como a veces podemos pensar de la iglesia primitiva, era una iglesia llena de pecadores pero que habían sido arrepentidos y salvados por la obra de Cristo en la cruz. Los versículos anteriores a Hechos 5, que es el pasaje que nos interesa, nos dice que la multitud de los creyentes eran de un solo corazón y un alma (Hechos 4:32). No había necesitados porque muchos creyentes vendían sus posesiones o casas voluntariamente, esto es importante de tener en cuenta, nadie obligaba a nadie a hacerlo; y lo traían a los apóstoles para repartirlo a los más necesitados. Entre esos cristianos generosos, se encontraba José, o como más se conoce con su sobrenombre Bernabé (que traducido es Hijo de consolación). Este vendió una heredad que tenía y trajo el precio a los apóstoles para que lo repartieran con los más necesitados. En esa misma iglesia de Jerusalén había un matrimonio de creyentes que se llamaban Ananías y Safira. Y aquí es donde empieza nuestra historia. El engaño de Safira Justo después de la donación que hizo Bernabé para los necesitados, empieza el capítulo 5 de Hechos con un “Pero…”, lo que implica que va a ver un contraste entre lo que hizo Bernabé y lo que hicieron Ananías y Safira. No podemos separar al matrimonio, porque los dos van juntos y planean hacer lo que van a hacer juntos. En ningún otro lugar de la Biblia se nos habla de Ananías y Safira, no sabemos nada de su familia, o si tenían hijos, o a qué se dedicaban o cuántas posesiones tenían. Lo que sí nos muestra la Escritura es que los dos se pusieron de acuerdo para vender una heredad, hasta aquí no hay ningún problema, el problema viene después. El donativo de Ananías y Safira, en apariencia, seguía la conducta de otros creyentes, pero … “Y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles” (Hechos 5:2). El verbo “sustraer” significa desfalcar a un amo, y solo aparece en dos ocasiones más en la Biblia griega: Tito 2:10 y Josué 7:1. En el pasaje de Josué, se describe el pecado de Acán, que robó secretamente del botín de Jericó, sabiendo que pertenecía a Dios y éste lo castigó con la misma muerte. El problema no es que Ananías y Safira se quedaran con una parte del dinero de la venta de la heredad, porque podían hacerlo, nadie les obligó ni les forzó a darlo todo. Su problema era, que mintieron a los apóstoles y dijeron que traían todo el dinero que habían sacado por vender la heredad. Querían dar la imagen de ser tan generosos como Bernabé, y que los hermanos de la iglesia en Jerusalén los alabaran y pensaran que se habían sacrificado dándolo todo. Querían impresionar a los demás, que les adularan, que pensaran que eran muy espirituales y generosos, cuando en realidad lo que estaban haciendo era engañar y mentir, en primer lugar al Espíritu Santo y luego a los creyentes: “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?” (v.3). No se sabe cómo el apóstol Pedro se enteró del engaño, quizás por revelación de Dios, pero el caso es que confrontó a Ananías con su pecado. “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? Y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres sino a Dios (v.4).

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Al comienzo de Hechos de los Apstoles, se nos narra cmo stos fueron llenos del Espritu Santo (Hechos 2) y Pedro predic su primer sermn a miles de personas que haban venido de muchos lugares diferentes para celebrar el da de Pentecosts. Tal fue la bendicin e uncin del Espritu sobre l, que aquel da 3000 personas fueron alcanzadas por la gracia y salvacin de Dios.La iglesia en Jerusaln creca cada da en nmero y en santidad. Pero Lucas nos muestra la realidad de una iglesia que, no era toda rectitud y bondad como a veces podemos pensar de la iglesia primitiva, era una iglesia llena de pecadores pero que haban sido arrepentidos y salvados por la obra de Cristo en la cruz. Los versculos anteriores a Hechos 5, que es el pasaje que nos interesa, nos dice que la multitud de los creyentes eran de un solo corazn y un alma (Hechos 4:32). No haba necesitados porque muchos creyentes vendan sus posesiones o casas voluntariamente, esto es importante de tener en cuenta, nadie obligaba a nadie a hacerlo; y lo traan a los apstoles para repartirlo a los ms necesitados.Entre esos cristianos generosos, se encontraba Jos, o como ms se conoce con su sobrenombre Bernab (que traducido es Hijo de consolacin). Este vendi una heredad que tena y trajo el precio a los apstoles para que lo repartieran con los ms necesitados.En esa misma iglesia de Jerusaln haba un matrimonio de creyentes que se llamaban Ananas y Safira. Y aqu es donde empieza nuestra historia.El engao de SafiraJusto despus de la donacin que hizo Bernab para los necesitados, empieza el captulo 5 de Hechos con un Pero, lo que implica que va a ver un contraste entre lo que hizo Bernab y lo que hicieron Ananas y Safira. No podemos separar al matrimonio, porque los dos van juntos y planean hacer lo que van a hacer juntos.En ningn otro lugar de la Biblia se nos habla de Ananas y Safira, no sabemos nada de su familia, o si tenan hijos, o a qu se dedicaban o cuntas posesiones tenan. Lo que s nos muestra la Escritura es que los dos se pusieron de acuerdo para vender una heredad, hasta aqu no hay ningn problema, el problema viene despus. El donativo de Ananas y Safira, en apariencia, segua la conducta de otros creyentes, pero Y sustrajo del precio, sabindolo tambin su mujer; y trayendo slo una parte, la puso a los pies de los apstoles (Hechos 5:2). El verbo sustraer significa desfalcar a un amo, y solo aparece en dos ocasiones ms en la Biblia griega: Tito 2:10 y Josu 7:1. En el pasaje de Josu, se describe el pecado de Acn, que rob secretamente del botn de Jeric, sabiendo que perteneca a Dios y ste lo castig con la misma muerte.El problema no es que Ananas y Safira se quedaran con una parte del dinero de la venta de la heredad, porque podan hacerlo, nadie les oblig ni les forz a darlo todo. Su problema era, que mintieron a los apstoles y dijeron que traan todo el dinero que haban sacado por vender la heredad. Queran dar la imagen de ser tan generosos como Bernab, y que los hermanos de la iglesia en Jerusaln los alabaran y pensaran que se haban sacrificado dndolo todo. Queran impresionar a los dems, que les adularan, que pensaran que eran muy espirituales y generosos, cuando en realidad lo que estaban haciendo era engaar y mentir, en primer lugar al Espritu Santo y luego a los creyentes: Y dijo Pedro: Ananas, por qu llen Satans tu corazn para que mintieses al Espritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? (v.3).No se sabe cmo el apstol Pedro se enter del engao, quizs por revelacin de Dios, pero el caso es que confront a Ananas con su pecado. Retenindola, no se te quedaba a ti? Y vendida, no estaba en tu poder? Por qu pusiste esto en tu corazn? No has mentido a los hombres sino a Dios (v.4).Con qu facilidad todos nosotros, aun considerndonos cristianos, podemos tener la misma actitud que Ananas y Safira. Vamos a la iglesia queriendo aparentar que somos muy buenos creyentes, o que somos muy espirituales o muy generosos con los necesitados, pero todo es cara a la galera, nuestra intencin no es para la gloria de Dios, sino para que mis hermanos me alaben y digan cosas buenas de m. Nos podemos engaar unos a otros, pero Dios ve lo que hay en nuestro corazn, en tu corazn. Es un pecado horrible!Las consecuencias de su engaoAl or Ananas estas palabras, cay y expir. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. Y levantndose los jvenes, lo envolvieron, y sacndolo, lo sepultaron (v.5-6).Fue un castigo divino, aqu no podemos ver que le diera un infarto al corazn y muriera, se ve claramente la mano de Dios actuando directamente. Ananas muri por un engao, por una mentira!En seguida los jvenes que estaban en la casa con Pedro y otros creyentes, cogieron el cuerpo y lo enterraron sin dar aviso a su esposa o familiares.Pero hay una segunda parte, tres horas despus, nos dice el relato bblico, sucedi, que entr Safira donde estaba Pedro, pero sin saber lo que le pas a su marido. Pedro le dio la oportunidad de arrepentirse y le pregunt:Dime, vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: S, en tanto. Y Pedro le dijo: Por qu convinisteis en tentar al Espritu del Seor? He aqu a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarn a ti. Al instante ella cay a los pies de l, y expir; y cuando entraron los jvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas (v.8-11).Safira, habindose puesto de acuerdo con su marido en cuanto a lo del dinero, minti a Pedro sin temblarle la voz. Ella ni sospechaba lo que le iba a acarrear esa mentira, si por un instante se hubiera arrepentido, se hubiera dado cuenta que esa actitud pecaminosa no agrada a Dios, si le hubiera dicho a Pedro toda la verdad, el final de esta historia sera otra muy distinta! Pero no fue as, fue, no solo cmplice de su marido, sino autora de este engao y mentira, a Dios y a la iglesia en Jerusaln.Las consecuencias de seguir en este engao fue su propia muerte, como la de su marido, al instante cay muerta y la enterraron junto a Ananas.Yo me pregunto Ananas y Safira eran creyentes? Creo que hay un ejemplo en las Escrituras que nos puede dar luz para responder a esta pregunta. En 1 Corintios 11:27-32, se da el caso de que haba creyentes verdaderos en la iglesia en Corintio, pero que estaban tomando la cena del Seor de manera indigna, y Dios mismo los castiga con enfermedades, debilidades e incluso la muerte. Pero creo que el v. 32 es la clave, estos creyentes fueron juzgados y castigados por el Seor, para no ser condenados con el mundo. Por lo tanto me atrevo a decir que Ananas y Safira eran creyentes genuinos que pecaron mintiendo y engaando a Dios y a la iglesia, y fueron juzgados y castigados por Dios mismo de manera muy directa, pero que no fueron condenados eternamente. Juzgados s, castigados s, pero no condenados.Hay muchas personas que no le dan importancia a la mentira, e incluso la justifican en circunstancias llamndola mentira piadosa. Pero lo triste no es que el mundo, los que no conocen a Dios, tengan ese concepto, lo ms terrible es que un verdadero hijo de Dios pueda pensar que alguna mentira no hace mal a nadie ni es tan importante.Esta historia de Ananas y Safira est en la Biblia para todos nosotros, y lo que nos ensea es que la mentira es aborrecible a Dios, y si Dios actuara de la misma manera en nuestras iglesias, me pregunto quin quedara con vida? Gracias a su gran misericordia no nos trata con justicia, que lo mereceramos, sino con gracia y a travs de su Hijo Jesucristo. l es el nico que nos puede limpiar de nuestros pecados, por medio de l somos justificados para con Dios.AplicacinEl ltimo versculo de nuestro pasaje nos dice vino un gran temor a la iglesia y a todo aquel que oy estas cosas. Todo el que oy estas cosas reconoci la mano de Dios actuando en la iglesia. La iglesia no es un club social, la iglesia no es reunirnos para pasarlo bien, la iglesia es para adorar a Dios y edificarnos los unos a los otros por medio de su Palabra predicada y para obedecer sus mandamientos. El propsito de Dios con estos actos era mostrar lo terrible y la gravedad de la mentira ante sus ojos santos. Con Dios no podemos jugar, a los hombres los podemos engaar, pero a Dios no.Safira plane este engao juntamente con su esposo, no sabemos de quin sali la idea, pero est claro que aunque fuera su marido el cerebro de la operacin, ella poda haberle no seguido e incluso convencido de que no lo hiciera. La influencia de la mujer sobre su esposo es enorme, tanto para bien como para mal, no me cansar de enfatizarlo lo suficiente.Por lo tanto cmo vives t cuando nadie te ve, en lo privado? Puede que des una imagen muy espiritual, pero a Dios no lo engaas, l ve tu corazn. Hay engao en tus labios? Quizs pienses que no mientes ni engaas, pero la mentira tiene muchas caras y puede presentarse de muchas maneras. Es tu vida transparente? Actas en tu trabajo honestamente y sin doblez? Declaras a Hacienda todo lo que ganas y todo lo que tienes? Dices medias verdades? Porque aqu no hay medias tintas, o lo que dices es verdad o es mentira, no puede ser las dos cosas. Hay apariencia cuando ests con los hermanos en la iglesia? Te gusta que se enteren de las buenas obras que haces para que te adulen? Analiza tu corazn delante de Dios, y si hay algo que solucionar, pon manos a la obra y no lo dejes para maana. Dios aborrece la mentira y el engao y t y yo debemos aborrecerlo tambin: Levtico 19:11; Salmo 5:6; 62:4; 120:2; Proverbios 6:16-17; 12:22; 13:5; 19:5; Efesios 4:25; Colosenses 3:9. Porque si no fuera por la gracia de Dios Safira seramos nosotros.