aihwa ong - experimentos con la libertad

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  • EXPERIMENTOS CON LA LIBERTAD

    Entornos de lo humano

    Por Aihwa Ong

    Traduccin de Rosendo Gonzlez Nez

    1. Introduccin: Libertades efervescentes

    Hace 150 aos Karl Marx proclam que el capitalismo haba abierto fracturas y fisuras en la

    solida corteza de la sociedad europea. Ms all de la aparentemente solida superficie, subyacen

    ocanos de materia lquida, pendientes de una expansin que haga desgarrar en fragmentos

    continentes de dura roca (577). La famosa frase de Marx y Friedrich Engel, todo lo que es solido

    se funde en el aire (Berman 5), resume los constantes trastornos polticos y culturales que

    caracterizan la modernidad global. Hoy, las rupturas y revoluciones son asociadas a contradictorios

    fenmenos globalizantes. La interaccin, entre un mundo caprichoso y los experimentos con la

    libertad, amenaza con convertir en intiles las normas modernas de ciudadana y los derechos

    humanos, quedando ambos anticuados antes de que puedan siquiera osificarse (Marx y Engels

    70).

    El explosivo crecimiento y desaparicin de los mercados globales se asocia con varios tipos

    de libertades: libertad frente a las viejas tradiciones, las viejas obligaciones, los confinamientos

    espaciales y los arreglos polticos. Los experimentos con la libertada niveles polticos, sociales e

    individualeshistricamente han acompaado la expansin capitalista. El surgimiento de los

    estados-nacin en el orden global ha sido correlativo al crecimiento de la economa mundial. Estos

    desarrollos paralelos han complicado enormemente el significado de la libertad y oscurecido

    nuestra comprensin de las varias formas que puede tomar. Que es la ciudadana si no la

    institucionalizacin de los derechos humanos como forma de pertenencia a un estado-nacin? Que

    son los derechos humanos si no la libertad que un humano bsico quiere ver garantizada por la

    comunidad global? En efecto, los conceptos de ciudadana que se nos presentan como normas

    globales perdurables de existencia humana permanecen en flujo constante, reflejando los continuos

    trastornos de la sociedad y la eterna inquietud del capitalismo.

    La globalizacin contempornea abre, de nuevo, cuestiones acerca de la naturaleza de la

    libertad, al mismo tiempo que tambin inaugura nuevas reivindicaciones humanas en ambientes de

    incertidumbre y riesgo. Las inseguridades ligadas a los desplazamientos masivos, las crisis

    econmicas y las exclusiones de ciertos mercados ponen de relieve los lmites proteccionistas de la

  • ciudadana y los derechos humanos frente a una variedad de adversidades. Y aqu podemos

    distinguir entre dos categoras de libertades individuales. En primer lugar, la libertad positiva

    encuadra los derechos y demandas realizados al gobierno para proveer de medios fundamentales de

    subsistencia, como comida, refugio, trabajo, etc. La libertad positiva tambin incluye derechos

    individuales para un tratamiento igualitario, al igual que proteccin por parte del estado. En

    segundo lugar, la libertad negativa significa libertad respecto a la intervencin estatal en la

    expresin, el comportamiento y el movimiento, es decir, los derechos a las capacidades humanas.

    Esta libertad es libertad frente a la intromisin y limitacin estatal de la libertad humana. La libertad

    negativa puede incluir el ejercicio de prcticas autnomas neoliberales ms all de las fronteras

    nacionales, o incluso la libertad de rechazar la democracia. Estas dos acepciones de libertadla

    proteccin de derechos individuales en la nacin-estado democrtica, y los derechos negativos a

    ejercer las capacidades humanas liberadas del poder estatalestn en constante articulacin por

    parte de los movimientos transnacionales que recorren el mundo.1

    La globalizacin econmica es leda habitualmente por los humanistas como una

    oportunidad de transformar la ciudadana y resituar reivindicaciones y derechos en redes

    transnacionales. Sus argumentos consisten en que la intensificacin de la interconexin asociada al

    capitalismo ha creado oportunidades para el surgimiento de sentimientos y instituciones de

    solidaridad global (cosmopolitismo). La proliferacin de agencias multilaterales como las Naciones

    Unidas (un) y las organizaciones no gubernamentales (ONGs), sugieren estos autores, esta

    entretejiendo comunidades polticas en complejas constelaciones para la realizacin de un bien

    comn y global.

    Una linea discursiva afirma que cierta ciudadana cosmopolita se viene desarrollando en

    base a las normas de intercambio, dialogo, mediacin y entendimiento mutuo que vinculan

    diferentes lugares como un tipo de solapamiento de comunidades de destino (Held et al. 445).

    Otras visiones tambin sealan que las libertades espaciales ligadas a mercados y movilidad son la

    llave para la formacin de identidades posnacionales liberadoras. En dichas discusiones

    permanecen ausentes el tipo de libertades negativaslibertad de los controles estatalesdesatados

    en entornos globales.

    Los experimentos con la libertad individual no siempre dan como resultado la realizacin de

    ideales ilustrados de cosmopolitismo o la expansin de los derechos humanos. Podriamos decir que

    la facilidad a la hora de cruzar fronteras se vincula, inicialmente, no con el fin de realizar un bien

    comn global sino con metas especficas individuales o con agendas polticas que buscan visiones

    no-democrticas. Este artculo discutir estos dos modelos de libertad negativaafiliaciones

    espacialmente dirigidas y la accin autnoma dirigida a el mercadoque estn rehaciendo el

    significado de la ciudadana. Estos procesos paralelos de libertad frente a los estados-nacin estn

  • desensamblando elementos propios de la ciudadana respecto a la territorialidad del estado-nacin.

    Las formas y normas emergentes de lazos y reivindicaciones transnacionales tienden a ser

    contingentes, cambiantes y reactivas a varias metas polticas y ticas, no solo a los derechos

    humanos.

    Un cierto ethos neoliberal esta hoy en da transformando ciudadanos en sujetos autnomos

    cuyo capital humano se convierte en un pasaporte hacia la realizacin de la libertad individual en

    diversos reinos transnacionales. Las nociones extremistas de libertad individual (ciudadana)

    que actualmente estn siendo forjadas por la accin autnoma de individuos librespueden ser una

    amenaza a la democracia. Mientras tanto, otros tipos de agentes transfronterizos se insertan en

    actividades clandestinas y terroristas en nombre de la liberacin frente a valores y prcticas

    impuestas desde Occidente. Esto dos tipos de actividades transfronterizaslas agencias libre

    econmicas en mercados sin fronteras y las redes terroristas para la creacin de polticas

    alternativasfiguran actualmente como las ms poderosas formas de ciudadana transnacional y

    tambin como las formas menos analizadas por los humanistas. Resumiendo, las prcticas y normas

    de libertad emergentes son diversas, y suelen presentarse en menor medida como los precursores

    inevitables de los derechos humanos universales que como soluciones situadas, conflictivas y

    contingentes a problemas de vida contempornea que no son precursores inevitables de derechos

    humanos universales.

    2. Dispora: Cosmopolitismo

    Las disporas y los contingentes lazos transnacionales poseen, supuestamente, metas

    normativas que apelan a la solidaridad global, un tipo de naciente ciudadana transnacional, o

    Cosmopolitismo con C mayscula.2 Los acadmicos han tomado las migraciones masivas

    producidas por el capitalismo global como si fueran portadoras de ideales cosmopolitas per s

    expresados en sentimientos antiestatales y anticapitalistas. Stuart Hall y Paul Gilroy, entre otros, han

    atribuido una dimensin humanista y liberadora a estas actividades transfronteriza, especialmente

    aquellas formadas por grupos subalternos pero tambin han tenido en cuenta a aquellas integradas

    por migrantes de clase-media en metrpolis occidentales. La tendencia general ha consistido en

    proyectar en cosmopolitismos actualmente existentes (Malcomson 238) rasgos polticos que

    subvierten las agendas del capitalismo global y/o luchan contra prcticas opresivas de los estados-

    nacin. Cierta perspectiva explora como las culturas subalternas que tienen que ver con la

    colonizacin, el desplazamiento o la resistencia se comprometen con ideales normativos de

    sentimientos solidarios ms all de los lazos particulares de culturas localizadas. Por ejemplo,

    James Clifford argumenta que entre los isleos del Pacfico dispersos y conectados (482), la

    dispora se entrecruza con el indigenismo. Sus relaciones laterales de intercambio y alianza se

  • articulan en la fabricacin de una regin subalterna fuera de los circuitos capitalistas. Las

    migraciones en marcha se vinculaban, entonces, a la preservacin y/o la recuperacin de tradiciones

    indgenas, por ejemplo entre la gente del cuarto mundo como en el Noroeste canadiense y los

    Maores en Nueva Zelanda.

    Otras perspectivas parecen influenciadas por el ejemplo de Salman Rushdie, que se convirti

    en una heroica figura de la dispora despus de que un clrigo Iran redactar una fatwa, o edicto

    religioso, demandando su muerte por blasfemia contra el Islam, todo ello debido a lo que haba

    escrito en una de sus novelas. Rushdie ha conseguido fuerte proteccin en Inglaterra y los EEUU y

    ha llegado a ser proclamado como una fabulosa figura diasprica de libertad frente a la antigua

    tirana del viejo mundo. Los sujetos diaspricos en el sur de Asia son comnmente construidos

    como figuras liberadoras en las sociedades capitalistas, unas figuras que subvierten culturas

    nacionales opresivas e incluso amenazan al mismo capitalismo que sostiene su estatus de elite.

    Estas aproximaciones encuentran en las identidades diaspricas y transfronterizas los inicios

    normativos de una ciudadana posnacional.

    Los discursos acadmicos ms populares sobre la dispora tienden a romantizar los

    movimientos globales, presentando estas comunidades transnacionales como oportunidades

    invariables para una actualizacin transfronteriza de la libertad humana. En estos discursos se ha

    valorizado, fundamentalmente, la aventura, llevada a cabo por los oprimidos, que supone la

    bsqueda de libertades positivas en espacios democrticos metropolitanos. Pero la cuestin es qu

    tipo de libertades se buscan, puesto que hay diferentes visiones y prcticas de libertad que pueden

    no ser liberadoras en el sentido democrtico del trmino. Algunos flujos de refugiados y expatriados

    buscan otras visiones de libertad, esto es, libertades negativas frente a instituciones y valores

    polticas occidentales y libertades positivas cara a fundar naciones e identidades alternativas. As, de

    forma paralela a la pauta cosmopolita transnacional existen estas otras poderosas re-imaginaciones

    diaspricas que interaccionan con los ideales Ilustrados al mismo tiempo que los rechazan.

    3. Dispora: Nacin Desterritorializada

    Si las naciones son construcciones imaginarias, siempre pueden ser re-imaginadas de forma

    que, partiendo del presente orden de las naciones-estado modernas, apuesten por polticas

    separatistas. Benedict Anderson, que acu el concepto de comunidades imaginarias en su libro de

    1983 del mismo nombre, no confa demasiado en la promesa liberadora de las culturas y

    reivindicaciones de los expatriados. Advierte que el nacionalismo a larga distancia (73) entre

    compatriotas en el extranjero puede ser peligroso porque carece de la responsabilidad

    institucionalizada por el sistema internacional. Anderson afirma que los flujos acelerados de los

    ricos y pobres, de elites profesionales y migrantes poco cualificados, de inversores y refugiados, ha

  • engendrado una multiplicidad de solidaridades imaginarias basadas en un tipo de libertad poltica

    que proviene de la desterritorializacin. Scott Malcomson ha establecido, por su lado y a

    regaadientes, lmites a la universalizacin de este aspecto de la cultura Occidental. Tiendo a

    pensar que la extensin de las practicas ticas cosmopolitas, provendr del mundo no-occidental, el

    cual es hoy en da el terreno de crecimiento ms natural para el cosmopolitismo. Entre otras

    razones, porque aquellos fuera de Occidente tienen un inters mucho mayor en un verdaderoesto

    es, no-imperialista (y no-racional)cosmopolitismo (241-42).

    En trminos generales, los grupos transnacionales no-occidentales se organizan de acuerdo a

    lazos de etnia, nacin, religin o cultura especialmente concretos que ahora saltan libremente las

    fronteras convencionales. Las reivindicaciones transnacionales de ciudadana pueden ser, muy bien,

    precursoras de nuevas (o muy viejas) formas de construccin alternativa de naciones. Entre los

    migrantes contemporneos, la experiencia global puede generar no solo consciencia respecto a las

    diferencias entre el viejo y nuevo mundo3 sino tambin cierto deseo de recuperar las glorias de

    antiguas culturas. En una era de emergencia econmica asitica, los espectros precoloniales sobre

    de la grandeza de la civilizacin China, las glorias del Indostn o el poder del imperio Otomano se

    han intensificado, especialmente entre emigrantes-elite relocalizados en espacios Occidentales

    metropolitanos. Algunos grupos transnacionales han desarrollado agendas chovinistas para actuar a

    favor de su propia gente, un agrupamiento que ya no figura circunscrito a las fronteras de un

    nico estado-nacin.4 La serializacin universal de las categoras tnicas, raciales y culturales por

    parte de los medios de comunicacin globales y la cultura popular ha proporcionado la gramtica

    institucional necesaria para movilizar poblaciones a una escala global.5 El nacionalismo Ciberntico

    combinado con el capitalismo esta creando oportunidades para construir formas de pertenencia

    tnica sin fronteras y naciones desterritorializadas.

    Por ejemplo, tras la crisis financiera asitica, algunos profesionales chinos situados en el

    lado oeste del mar inauguraron una web, que reivindicando la Huaren (comunidad china) Global,

    quera actuar en beneficio de los chinos-indonesios afectados. Desplazados de diferentes pases a

    centros metropolitanos Occidentales, estos profesionales se imaginan a s mismos como miembros

    de la misma comunidad tnica, e invocando la dispora, amplan la categora china de huaren

    para incorporar diversas poblaciones en una red tnica global. Las ciber-intervenciones en la

    situacin Indonesia se producen al mismo tiempo que se recibe con bienvenida las atrocidades de

    ataques instigados por estados, amenazando con ello desbaratar los intentos Indonesios de

    reconstruir sentimientos de pertenencia a una comunidad despus del evento.6 Esta deseo de

    etnicidad global, basada en redes de bienes tnicos y educacin adquirida en espacios globales,

    muestra que no hay nada natural en los grupos diaspricos. Ms bien, tienen que ser

    construidos por actores que invoquen una gramtica tnica y permanezcan conectados a travs de

  • medios tecno-materiales que permitan un alcance global.

    Los ejemplos ms vvidos de identidades transnacionales son promovidos por redes

    radicales que buscan rehacer los actuales estados-nacin y establecer nuevas naciones.7 A parte de

    tomar en consideracin la advertencias de Anderson acerca de algunas inexplicables polticas

    expatriadas, es necesario no ver todas las formas de nacionalismo a larga-distancia como una

    amenaza potencial para el futuro (Anderson 72). Algunos movimientos de expatriados pueden

    instalar, y han instalado, reformas democrticas en sus pases natales. An as y de cualquier

    manera, unas cuantas redes de militantes radicales tienen metas universalistas distintas. Es, por lo

    tanto y nicamente, una pequea fraccin de musulmanes en la dispora la que permanece

    involucrada en polticas jihaidistas violentas, pero sus actividades transnacionales representan, an

    as, un tipo de globalizacin poltica alternativa.

    La red islamista radical Al Qaeda, analizando con cierta simpleza, puede tener una meta

    jihadista dual: tomar cuenta de la presencia Americana en Oriente Medio y encontrar,

    eventualmente, formas ms puras de poltica islmica libre de la influencia secular occidental.

    Dichos grupos poseen una visin religiosa-militar de las identidades transfronterizas inspiradas por

    la dispora geogrfica y espiritual. Las redes radicales Islmicas movilizan adherentes musulmanes

    de mltiples pases para una meta que es al mismo tiempo amplia y simple y por consiguiente

    fcilmente traducible entre culturas. Por un lado, los militantes profundizan en un sentimiento

    intenso de hermandad islmica ya existente y, por otro lado, estimulan el sentimiento de deber, entre

    algunos musulmanes, a la hora de responder ante la llamada de la jihad y morir por la causa

    (istimata). Al Qaeda y sus grupos afines han reclutado musulmanes descontentos que residen en

    Europa y Norte Amrica. Estan demostrados los casos en que musulmanes diaspricos originales de

    Marruecos, Egipto, Siria, Palestina, y Algeria y residentes en Espaa, Francia, Inglaterra y Holanda

    estaban vinculados a travs de una secta ultraortodoxa fundada por Takir wal Hijra en Egipto

    durante los aos sesenta. Miembros de esta red, de hecho, llevaron a cabo los atentados de Madrid

    en 2003 y tambin estuvieron involucrados en el asesinato reciente de un Holands, culpable de

    realizar una pelcula donde cruelmente satirizaba a musulmanes.8 Ms all de los ataques terroristas

    en entornos occidentales, los militantes asociados a Al Qaeda buscan recrear un califato rabe en

    Oriente Medio como forma de defensa contra la dominacin Occidental.

    En la dispora, la actividad jihadista se realiza proveyendo de formacin, entrenamiento

    militar y recursos a grupos afines y a sus diversas agendas regionales. Al Qaeda esta en trminos

    generales conectada con Jenmaah Islamiyah (Nacin Musulmana), una red radical establecida en

    Java, Indonesia. Junto a Osama bin Laden, la figura militante diasprica paradigmtica fue

    Hambali, o Riduan Isamuddin, un miembro Indonesio de Jemaah Islamiyah que era, al mismo

    tiempo, jefe de operaciones de Al Qaeda en el Sureste asitico. Hambali era sospechoso de

  • orquestar una serie de ataques, incluyendo los atentados en Bali de Octubre de 2002, con el fin de

    expulsar a los occidentales de la regin. Las pretendidas metas de Jemaah Islamiyah son atacar

    estados seculares y eventualmente conseguir la restauracin de un estado califa en el sureste

    asitico. El poder de las redes terroristas sugiere, as, una visin de la ciudadana transnacional que

    rechaza los modernos estados-nacin, que busca reterritorializar estados-naciones actualmente

    divididos por fronteras polticas como comunidades transnacionales asentadas sobre una gran

    religin.

    La solidaridad jihadista que atraviesa espacios amplios se formula frecuentemente a travs

    mujeres locales. La atencin meditica se ha centrado, en este caso, en los atentados suicidas hechos

    por mujeres militantes en Israel, Chechenia y el Sur de Asia. Pero yo me refiero a la mujeres

    ordinarias que en varias localizaciones menos espectacularizadas, pero definitivamente ms

    valiosas, dan apoyo a operaciones militantes transnacionales. El comercio precolonial entre el

    mundo rabe, sur de Asia y el sureste asitico tradicionalmente reposaba en el matrimonio con

    mujeres locales cara a formar vnculos econmicos, recibir migrantes y extender el Islam. Esta

    prctica ha sido usada por redes radicales como Al-Qaeda como una estrategia efectiva a la hora de

    aliarse a grupos locales, ganar recursos e influenciar acciones polticas. Algunos operativos

    extranjeros se casan con familiares de lderes locales, consiguiendo por lo tanto legitimidad,

    permisos de residencia, traductores, nuevas identidades y cobertura para llevar a cabo acciones

    encubiertas en el extranjero. Otros militantes aln del mar se casan con jvenes desconocidas en el

    sureste asitico. Por ejemplo, la indonesa Mira Agustina fue presentada por casamenteros al

    operativo de Al-Qaeda Omar Al-Fruq, un kuwaiti que sera ms tarde arrestado en Tailandia y

    trasladado a custodia americana. Cuando Mira se enter de que su marido haba planeado

    bombardear los EEUU, en Septiembre de 2001, declar: Mi marido no puede ser un terrorista!

    (Married 3). Sin saberlo ella, el pueblo de su padre estaba siendo usado para planear ataques

    sobre la regin.9 El ms famosos terrorista de Al Qaeda en el sureste asitico fue el indonesio

    Riduan Isamuddin que se cas con una musulmana chino-malaya a pesar de que ya tena mujeres en

    Camboya y Pakistn, las cuales aparentemente no estaban al tanto de sus actividades. El hincapi

    islmico en la sacralidad de la familia, la cultura propia y el sacrificio es clave para el apoyo

    femenino que suscita en todo el mundo. As, estas prcticas de matrimonio y parentesco insertan

    operativos extranjeros en entornos amigables, proveyendo traduccin cultural y cohesin social e

    integrando polticas diaspricas de larga distancia. La religin y el matrimonio, ms que los aviones

    y la internet, posibilitan la libertad espacial necesaria para diversas y cambiantes formas de

    coalicin que buscan, a travs del secreto y la violencia, fundar naciones desterritorializadas.

    La visin popular que analiza la dispora como etnicidad ha eludido el hecho de que la

    dispora es realmente una formacin poltica en bsqueda de su propia nacin. Los anhelos

  • diaspricos estn comnmente basados en deseos polticos que hablan de vuelta a un hogar

    espiritual que puede ser realizado en esta cultura y geografa global. Como acadmicos, nos hemos

    centrado en esas comunidades diaspricas que estn presuntamente imbuidas con universales

    racionales occidentales y en cuyas practicas transfronterizas podemos ver cierta promesa

    cosmopolita. Pero los espectros poscoloniales intensificados por los desplazamientos culturales y

    transnacionales tambin pueden inspirar metas antihumanistas y antiracionales. Surgen as otras

    consideraciones ticas, que nacen ya no del deseo de solidaridad como ciudadanos del mundo sino

    del deseo por el tipo de segregaciones tnico-raciales o religiosas que amenazan una comunidad

    global. Uno no necesita adherirse al choque de civilizaciones de Samuel Huntington, ttulo de su

    libro de 1996, para observar que las aspiraciones actualmente existentes de ciudadana

    transnacional no siempre estn enmarcadas en trminos cosmopolitas sino que, ms bien, buscan

    consolidar poderes tnicos y religiosos transnacionales. No solo los diversos militantes sino que

    tambin movimientos musulmanes transnacionales, tanto fundamentalistas como moderados, estn

    respondiendo a profundos anhelos que piensan una renaciente sociabilidad islmicaUmmaque

    ignore las fronteras hechas por el hombre y sus estados-nacin. Este nuevo mundo islmico no es

    un espacio geogrfico sino un meta-reino, una satwhal o realidad emergente basada en las

    aspiraciones de muchos musulmanes en el sur global que desean fusionarse como comunidad

    internacional.10

    Parece, entonces, ms acertado considerar la dispora no como un instrumento preado de

    polticas cosmopolitas sino ms bien como una estrategia contingente de poder que busca diferentes

    tipos de libertad, incluyendo libertad frente a la cultura secular occidental. Algunas comunidades

    diaspricas pueden buscar emancipacin subalterna fuera de los estados-nacin, en los espacios

    transnacionales ya preparados por fuerzas capitalistas. Mientras que otros grupos migrantes ms

    poderosos constituidos en la movilizacin transnacional de recursos pueden habitar vas alternativas

    de pertenencia global basadas en categoras exclusivas de etnicidad, raza y religin. Por

    consiguiente, tambin las naciones diaspricas pueden amenazar los valores Occidentales de

    libertad, democracia y derechos humanos que sostienen el sistema global contemporneo de

    estados-nacin. Las identidades transfronterizas, afiliaciones y nacionalismos emergentes, dan fe,

    hoy en da, ms de los lmites que de la universalidad de los ideales cosmopolitas. Mientras tanto,

    las nociones occidentales sobre libertad individual no se han mantenido sin cambios, atravesando

    permutaciones ligadas a las fuerzas del mercado global.

    4. Libertad Individual como Lgica Neoliberal

    Mientras las aproximaciones anteriores se centraban en poblaciones migrantes que generan

    nuevas nociones de ciudadana, ahora considero el movimiento global de tecnologas sociales

  • como un componente igualmente importante en las mutaciones que la categora de ciudadana ha

    venido sufriendo. Por tecnologa social o humana, entiendo procedimientos racionales

    diseados con el fin de producir resultados deseados en la conducta humana. Nikolas Rose ha

    argumentado en Poderes de Libertad (1999) que en las democracias liberales avanzadas, como las

    de Reino Unido, las lgicas dirigidas a mercado han invadido el pensamiento y la prctica del

    gobierno. El Estado de Bienestar post-2GM est despreocupndose, nominalmente, del cuidado de

    todos los ciudadanos, queriendo ahora que acten como sujetos libres que se auto-actualizan y se

    moldean a travs de sus propios comportamientos. El gobierno a distancia (Rose 49) es un modo

    de poder descentralizado que depende de una red amplia de agencias y actores sociales dedicados

    a diseminar valores y normas claves de conducta para la autogestin. Un ensamblaje de

    institucionesescuelas, museos, corporaciones, ONGsideas y tcnicas difusas destinados a

    actuar y remodelar el yo cara a enfrentarse a inseguridades y desafos globales.

    Se genera, as, un profundo giro en las ticas de formacin del sujeto, o ticas de

    ciudadana, a medida que el gobierno presta menos atencin a la gestin colectiva y social de la

    poblacin (biopoltica) y ms atencin en infundir comportamientos basados en la autogestin

    individual (tico-poltica). La palabra tica no se aplica aqu en en el sentido de directrices

    morales sino como prctica de auto-cuidado que determina como lo individual se constituye a s

    mismo como sujeto moral dentro de una comunidad poltica. Por consiguiente, un rgimen tico

    puede ser construido como un estilo de vida guiado por valores dados y orientado a constituirse a

    uno mismo en sintona con un determinado cdigo moral.11 El rgimen tico neoliberal demanda a

    los ciudadanos que se comporten como sujetos auto-responsables y auto-emprendedores. Dicha

    tica se encuadrada como soporte de varias capacidades de libertad individual, expresadas en

    libertad respecto a la proteccin y gua estatal y en la libertad para realizar elecciones calculadas

    como respuesta racional a incertidumbres globalizadas.12 Estas ideas fueron inicialmente

    promovidas por Frederic Von Hayek, elaboradas en la figura del homo economicus, una figura auto-

    maximizadora forjada en las condiciones efervescentes de competicin en el mercado.13 La tica de

    la accin econmica individual como una manera eficiente de distribuir recursos pblicos

    (neoconservadurismo) fue gradualmente implementada bajo economas reaganistas en los EEUU

    y el rgimen thactherista en Inglaterra. Pero mientras Rose y otros como Ulrich Beck en La

    Sociedad del Riesgo (1992) atribuyen estas nuevas ticas de libertad individual obligatoria a las

    sociedades capitalistas avanzadas, por mi lado mantengo que dichas racionalidades de gobierno y

    ticas de formacin ciudadana no estn confinadas a Occidente sino que han migrado a espacios

    emergentes de hipercrecimiento.

    Habitualmente llamo a dichas tecnologas tico-poltica neoliberal con n minscula, y

    considero que su adopcin esta cambiando las bases ticas de la ciudadana en diversos

  • emplazamientos polticos. La figura universalizante y mvil del neoliberalismo interacta as con

    diversos regmenes polticoscapitalistas, autoritarios y possocialistas, entre otros.14 Las nuevas

    lgicas individualistas dirigidas a mercado subvierten las libertades consagradas en la ciudadana,

    rompiendo las viejas garantas de proteccin que ofreca esta. En los EEUU, cada vez ms gente

    esta perdiendo, junto con recetas de bienestar, sus derechos como ciudadanos. Los modos de vida

    de la clase media estn en peligro mientras que sus individuos titulados sigan perdiendo proteccin

    frente a decisiones corporativas que quieren externalizar trabajos bien-pagados. En la China

    socialista, las autoridades ya no proveen subsidios para casa, comida o salud, provocando que

    millones de campesinos migren a las ciudades para buscar trabajo en el sector privado.

    Actualmente, en la autoritaria Singapur, los servicios sociales extensivos dependen de altos logros

    individuales en educacin y de la adquisicin de habilidades empresariales. Progresivamente, los

    ciudadanos de diversos entornos polticos son obligados a ser liberados de los apoyos estatales y

    desarrollar habilidades como libres agentes de sus vidas.

    En diversas zonas de crecimiento asiticas, los valores ciudadanos estn hoy plegados a las

    demandas y el dinamismo del mercado. Ya hablemos de Singapur, un nodo emergente de

    biotecnologa, de las megaciudades en la costa china, o los cibercomplejos en la India, los

    ciudadanos ideales son entendidos como talentos globales, esto es, locales y extranjeros que

    han adquirido un saber destinado al mercado global y las habilidades necesarias para contribuir al

    crecimiento de determinados espacios. Singapur ha venido siendo una parte de dichas zonas

    especializadas, movilizando tecnologa y actores extranjeros que ayudan a crear un entorno propicio

    para la acumulacin de capital intelectual en la forma de ciencia y tecnologa. En China, la atencin

    se centra tambin hoy en desarrollar talento humano (ren cai) y concentrar profesionales y

    expertos en unos pocos focos de crecimiento, en las industrias que desarrollan tecnologa de la

    informacin. Por ejemplo, Shenzhen, en el lmite con Hong Kong, esta atrayendo a expertos

    tcnicos de todos los rincones del pas para construir una industria de los medios global. Shanghai,

    la Manhattan de China, ser el lugar de una feria mundial que servir de muestrario de sus

    estndares internacionales en muchos campos. Hyderabad y Bangalore en la India son zonas de

    ingeniera de software que han atrado trabajos cualificados desde los EEUU. En estos entornos,

    global significa no tanto extranjero como un tipo de saber globalmente relevante y ciertas

    habilidades que pueden ser adquiridas por sujetos auto-emprendedores. Los clculos neoliberales se

    dirigen, ahora, a los problemas provenientes de la gestin laboral y vital en estos centros dispares

    con diferentes tradiciones polticas. Por consiguiente, este globalismo entendido como un tipo de

    saber relevante para el mercado es, en s mismo, una fuerza cosmopolita (universalizadora), sin

    portar o promocionar necesariamente valores democrticos.

    La nueva norma de pertenencia a ciudades mundiales asiticas no toma la forma del

  • ciudadano que hace demandas al gobierno sino la de individuos que toman la iniciativa como

    actores mviles, flexibles y reflexivos capaces de responder autnomamente a las fuerzas del

    mercado. Existe, por consiguiente, un giro en la tica ciudadana, que desde un enfoque en el acceso

    igualitario a derechos y reivindicaciones por el estado cambia hacia un nfasis en las obligaciones

    individuales para maximizar el auto-inters en condiciones econmicas turbulentas. La ciudadana

    responsable ser promulgada, de ahora en adelante, en acciones autnomas de individuos auto-

    emprendedores y arriesgados, sin ningn tipo de soporte estatal. Aun es ms, existe la necesidad de

    que estos ciudadanos auto-emprendedores sean capaces de interactuar con sistemas tecnolgicos y

    capaces, tambin, de rehacerse a s mismos como trabajadores reflexivos del saber.

    En los entornos del este y sur de Asia, esta tica de ciudadana neoliberal se vincula a

    obligaciones sociales ligadas a la construccin de la nacin. En la India y Malasia, los discursos

    sobre trabajadores del saber y sociedad del saber impulsan a la ciudadana a auto-mejorarse

    para as desarrollar industrias de alta tecnologa.15 La acumulacin de capital intelectual como

    obligacin de la ciudadana an es ms extrema en Singapur. Los ciudadanos ordinarios son

    obligados a desarrollar nuevos marcos de pensamiento y desarrollar capacitaciones digitales,

    mientras los profesionales son obligados a alcanzar normas de ciudadana tecno-flexibles o perder

    terreno frente a expatriados mas habilidosos y ser reducidos, as, a una ciudadana de segunda clase.

    Un periodista me cont que los singapurenses estn acostumbrados a que les digan que compiten

    con los extranjeros en su propia casa. Es un asunto de merito, no de raza o etnicidad, como ella

    dice: Si no eres bueno, no eres bueno. El trabajo va para la gente mejor educada, sin importar de

    donde vengan.

    A pesar de tener una poblacin de cuatro millones de habitantes que ya tiene un tercio de

    emigrantes, Singapur posee un agresivo programa de seleccin que recluta expertos en todos los

    campos para convertirse en un frtil suelo donde cultivar creatividad (Contact). Esta imagen de

    Singapur quiere representarse a s misma como una especie de enfermera globalizada capaz de

    generar capital intelectual. Los sujetos no cultivables se convierten en sujetos sin valor. Los

    emigrantes con talento disfrutan de mejores salarios, prestaciones al alquiler y recortes de impuestos

    que van ms all de los del resto de ciudadanos. Consecuentemente, el problema de la vida, el

    trabajo y la productividad gira, cada vez ms, alrededor del talento individual auto-actualizable en

    vez de en reivindicaciones ciudadanas convencionales. El influjo de extranjeros exticos,

    arriesgados y creativos posiblemente har temblar a los ciudadanos escasamente entrenados y a

    aquellos hogareos encerrados en normas confucianas y pensamiento en grupo. La tica

    neoliberal frente a la tica confuciana como tecnologa de gobierno busca incentivar a sujetos auto-

    gobernables capaces de hacer inversiones vitales calculadas en tiempos revueltos. La moral de los

    ciudadanos, emigrantes y habituales de espacios globalizados sigue ahora las pautas cambiantes de

  • los mercados globales. Los residentes de dichos espacios globalizados son valorados y protegidos

    no en funcin de su estatuto de ciudadana sino por sus capacidades de autogestin y sus

    habilidades innovadoras que mantienen la competitividad de zonas en crecimiento.

    Resumiendo, esta forma de ciudadana transnacional esta ligada a una definicin

    instrumentalista de libertad individual, entendida como optimizacin econmica en el reino de los

    mercados sin fronteras. Estos ciudadanos globales, prcticamente hablando, no poseen un estatuto

    especfico de ciudadana que articule su vida sino que viajan por el mundo realizando funciones

    globalizadas en los nodos de un archipilago disperso. Substituibles unos por otros en cualquiera de

    los nodos dados, son miembros de unaaristocracia laboral intelectual circulante (incluyendo a

    escritores y profesores) que sirve las demandas contemporneas del capitalismo global. En las zonas

    de crecimiento asitico, el discurso de constantes auto-mejoras se quiere vincular con

    contribuciones a la sociedad civil, como si fuera una forma de solidaridad poltica con la comunidad

    nacional. La caracterstica comn es que sin importar el marco, los estndares de la ciudadana son

    progresivamente negados a la mayora. Especialmente en lugares como Singapur, aquellos que no

    pueden escalar en habilidades y alcanzar las ticas neoliberales de ciudadana son crecientemente

    marginalizados como sujetos desviados o incluso peligrosos que amenazan la nueva normatividad.

    La adopcin del criterio neoliberal sistemticamente cercena principios jurdicos de ciudadana que

    prometen derechos universales a cada uno de nosotros.

    5. Entornos de lo Humano

    Pero que ocurre con la ciudadana cosmopolita, esa especie de buena solidaridad global

    que se vincula a los derechos humanos? Brevemente, existen dos cuestiones a resaltar en esta

    discusin. Primero, en las democracias occidentales, el discurso sobre el cosmopolitismo ha girado

    alrededor de las vas para incorporar no-ciudadanos. En la Unin Europea, donde una federacin de

    estados-nacin ha creado las condiciones sociales para una sociedad civil ampliada, los debates

    sobre la integracin de diversas comunidades con orgenes no-europeos ha girado entre el intento

    por equilibrar un imaginario concreto de civilizacin europea y la necesidad de dar a las

    comunidades migrantes alguna proteccin legal. Dndose as un proceso de ciudadana

    desagregante en diferentes paquetes de derechos y beneficios, a travs del cual los trabajadores

    migrantes pueden experimentar una racin limitada de representacin poltica. En Limites de la

    Ciudadana (1994), Yasmin Soysal mantiene que el discurso de los derechos humanos ha

    influenciado a los estados europeos a la hora de incorporar diferencialmente migrantes y no-

    ciudadanos. Dichos paquetes de beneficios y derechos civiles limitados constituyen una forma de

    ciudadana parcial, una especie de membresa poltica posnacional. Parece claro, finalmente, que

    una versin fuerte de ciudadana cosmopolita que ofrezca asilo permanente a refugiados esta aun

  • lejos de ser implementada o, incluso, puede no ser posible en pases que se sienten superados por el

    nmero de inmigrantes que provienen de fuera de Europa.

    En cambio, el cosmopolitismo como solidaridad intra-europea basada en la democracia

    liberal y los derechos civiles parece ser ms fcil de alcanzar. Jurgen Habermas recuerda que el

    ataque divisivo de los mercados desregulados ha amenazado los logros democrticos de las

    sociedades europeas, creando un deficit democrtico en la vida pblica (14). Habermas

    argumenta que los derechos europeos distintivossistemas inclusivos de seguridad social,

    normas sociales sin importar la clase o el gnero, inversin en servicios pblicos sociales, rechazo

    de la pena de muerte, etcconstituyen una concepcin sustantiva de la ciudadana que debe ser

    protegida. El invoca la imagen de una esfera pblica transnacional y una constitucin europea que

    puedan dar peso simblico a una cultura poltica comn. Pero a pesar de la proliferacin de

    conexiones transnacionales, un cosmopolitismo en el sentido de solidaridad transnacional capaz de

    proteger la distintividad de la cultura europea puede lograrse ms fcilmente que un verdadero

    cosmopolitismo que absorba migrantes ilegales y buscadores de asilo ajenos al continente.

    Observadores como Douglas Holmes en Integral Europe (2000) han llamado la atencin sobre la

    emergencia de identidades subnacionales en el amanecer de las demandas para la integracin

    Europea.

    Segundo, el cosmopolitismo como universalizacin del rgimen de derechos humanos puede

    ser representado por ciertas convenciones de Naciones Unidas (NU) en defensa de los torturados,

    los desplazados, los nios explotados, la trata de mujeres y trabajadores migrantes, entre otros

    grupos globalmente desfavorecidos. Pero los ideales de los derechos humanos bsicos nicamente

    pueden ser llevados a cabo (ms all de la ocupacin por parte de otro poder soberano) por

    naciones-estado dentro de sus propios territorios. En la prctica, el ensamblaje de cuerpos de las NU

    y las ONGs que busca extender derechos, realiza fundamentalmente dos funciones: ejercer presin

    en gobiernos descarriados para detener abusos contra sus propios ciudadanos (usando la ayuda

    como una zanahoria frente a la estrategia del palo) o intervenir en crisis humanitarias proveyendo

    fondos de auxilio. Por consiguiente, y a pesar de la legitimacin y coordinacin de las NU, las

    prcticas de las ONGs tienden a ser especficas, estratgicas y temporales. Las ONGs privadas

    como Greenpeace, Doctores Sin Fronteras y Oxfam Internacional tambin pueden ser descritas

    como partes constitutivas de los vnculos que se establecen en una emergente sociedad civil global.

    La respuesta global de las ONGs al desastre del tsunami asitico de 2004 es un emotivo e

    impactante ejemplo de como estas ONGs, al confluir en una crisis particular, ofrecen un sentido del

    mundo que no se corresponde con el de naciones divididas, sino con una serie de comunidades de

    destino (Held et al. 445) superpuestas. El nfasis que los medios de comunicacin han ejercido,

    tanto en las vctimas de diez diferentes pases, como en la competicin global que se produjo a la

  • hora de donar generosamente, cre una imagen de intensos sentimientos de solidaridad global. Pero,

    sin embargo, y a pesar de los alegatos en favor de una emergente sociedad civil transnacional

    (452), las intervenciones de ONGs tienden a ser espordicas, irregulares y cambiantes, dirigidas

    ms por crisis particulares que por un acuerdo sostenido que pretenda implementar valores o

    derechos de igualdad social. Las ONGs transnacionales, numerosas como son, no convergen en un

    sistema de gobierno global que pueda actualmente salvaguardar los derechos humanos de los

    habitantes del globo, como algunos tericos europeos tienden a proclamar. El discurso dice que los

    derechos humanos deben ser protegidos, pero las ONGs actualmente no estn capacitadas repartir

    derechos humanos.

    Tiendo a ver las intervenciones de las ONGs en trminos contingentes y limitados, como

    intervenciones situadas y estratgicas en problemas de diversos entornos vitales. Las ONGs son

    practicantes de humanidad, y, en un sentido cotidiano, luchan continuamente con las implicaciones

    ticas de situaciones particulares de la vida y el trabajo. ticamente hablando, su idea de ciudadana

    trata sobre resolver problemas de la vida y el trabajo en entornos particulares, creando soluciones

    que son contingentes, provisionales y variadas, en conexin con incertidumbres polticas y

    econmicas.16 En situaciones ordinarias pero especialmente en emergencias, las ONGs generan

    diferentes categoras de seres humanos, determinando quien debe ser ayudado, quien debe vivir o

    quien morir. El sistema de prioridades en intervenciones humanitarias desesperadas invariablemente

    grada la humanidad en diferentes categoras de valor biolgico. Por ejemplo, las ONGs locales que

    luchan a favor de los trabajadores domsticos extranjeros en el sureste asiticomuchos de ellos

    son tratados como esclavosno se apoya en los derechos humanos. Ms bien, las ONGs buscan

    asegurar condiciones minimalistas para la mera supervivencia. Las ONGs malasias hacen esto

    apoyndose en la economa moral de las sociedades anfitrionas, argumentando que el bienestar

    biolgico de los trabajadores migrantes proveer mayor productividad laboral. Hay, por

    consiguiente, una convergencia entre las reivindicaciones por la proteccin moral de los derechos

    de los migrantes a la supervivencia biolgica y cierta preocupacin en vincular este bienestar a los

    intereses econmicos de los hogares acomodados que los contratan.17 Estas ONGs no estn

    haciendo juicios absolutos sobre el acceso igualitario a los derechos humanos, ni pidiendo que estos

    migrantes contratados reciban la ciudadana en estados-nacin que rechazan absorber a trabajadores

    pobremente cualificados. Como mencion anteriormente, incluso en Europa existe una resistencia

    extrema a garantizar la ciudadana a migrantes del sur. Las ONGs promigrantes de Francia han sido

    capaces de reivindicar la biolegitimidad de los migrantes VIH-positivos como unos cimientos

    estables que posibiliten la futura reclamacin de la ciudadana. Pero, de nuevo, esta no es ni de lejos

    una practica institucional establecida.18 Las diferencias entre el atraso biopoltico de los migrantes

    y la relativa salud de la sociedad anfitriona afectan a las capacidades de las ONGs en el sureste

  • asitico a la hora de realizar reivindicaciones efectivas en beneficio de los migrantes pobres.

    Resumiendo, las intervenciones de las ONGs toman (nicamente) decisiones bajo el terreno sobre

    quien puede o debe sobrevivir, como puede hacerse, y como y cuando hacer reivindicaciones,

    dependiendo de las constelaciones de fuerzas ticas y polticas que existen en una zona concreta.

    Los humanistas continan sosteniendo que los derechos humanos son un ideal global,

    permaneciendo mientras tanto ciegos a las actuales polticas transnacionales. Los experimentos con

    la libertad en el reino transnacional incluyen la bsqueda de libertad individual al igual que la

    realizacin violenta de identidades particularistas o exclusivistas. Los regmenes transnacionales de

    derechos humanos nicamente pueden extender una delgada y frgil proteccin sobre la nuda vida.

    Mientras tanto, el nmero de poblaciones globalmente excluidas sobrepasa diariamente al planeta y

    su consciencia.

    Los mercados cambiantes, el saber, y las prcticas humanas han ampliado las grietas que ya

    existan en el concepto de ciudadana y lo que significa ser humano. Los avances en biotecnologa

    estn creando seres poshumanos y con ello una amplia variedad de formas de vida que desafan el

    concepto de individualismo, subjetividad individual y la propia naturaleza de lo humano.19 Estas

    nuevas articulaciones estn sucediendo en laboratorios muy concretos y actan a escala realmente

    planetaria poniendo en juego nuestra existencia como humanos. Parece que estamos en el amanecer

    de una discusin sobre los complejos, contingentes y tenues vnculos entre humanos individuales y

    derechos individuales,. Las formas de vida humanas y no-humanas han entrado en flujo.

    Teniendo en cuenta nuestras predicciones, la igualdad de derechos humanos solo puede ser

    alcanzada con un gran acuerdo, ms difcil pero comparable a aquel de la declaracin de derechos

    humanos despus de la Segunda Guerra Mundial. La conversin de reivindicaciones por la mera

    supervivencia en derechos polticos, desde el estatuto propio de una alienigena a aquel de una

    ciudadana legitimizada, es ms contingente que nunca. Podra parecer, entonces, que la libertad y

    los movimiento espaciales que asociamos con la dispora y las movilidades dirigidas por el

    mercado sean garantas a la hora de extender los derechos humanos pero ocurre al contrario: estos

    movimientos transfronterizos frecuentemente revelan el surgimiento de formas no-democrticas de

    libertad negativa. Las ONGs transnacionales solo pueden entonces intervenir en entornos

    especficos, operando al borde de la nuda vida, permaneciendo alejados de las reivindicaciones de

    un estndar de derechos normativos nicos (Ignatieff 318).

    Notas

    1. Para consideraciones sobre las libertades negativas y positivas en un rgimen de derechos

    humanos, ver Amy Gutmanns Introduction to Human Rights as Politics and Idoltary/Michael

  • Ignatieff, ed. Amy Gutmann (2001) viixxvii, esp. ix.

    2. Ver Immanuel Kant, Perpetual Peace: A Philosophical Sketch, Political Writings, ed. Hans

    Reiss (1991).

    3. El concepto de doble consciencia popularizado por Benedict Anderson y Paul Gilroy debe ser

    ampliado para incluir adherentes ms all de trata de esclavos en la modernidad temprana, los

    lideres anticoloniales y la gente que participa de la dispora. De hecho, otras poblaciones migrantes

    pueden experimentar mltiples consciencias, como las ejemplificadas por las experiencias chinas en

    ultramar. Ver Donald Nonini y Aihwa Ong, Introduction: Chinese Transnationationalism as an

    Alternative Modernity, Ungrounded Empires, ed. Aihwa Ong and Donald Nonini (1997) 336.

    4. Israel es el ejemplo preeminente de una nacin-estado fundada a travs de los devenires

    diaspricos de una gente, pero algunos grupos diaspricos contemporneos buscan recobrar

    polticas que a ambos lados de las divisiones nacionales contemporneas.

    5. Ver The Spectre of Comparison de Anderson.

    6. Ver Aihwa Ong, Cyberpublics and Diaspora Politics among Transnational Chinese,

    Interventions 5.1 (2003): 82100.

    7. Uno puede pensar que Israel como una nacin-estado fundada por grupos diasporicos, cuya

    existencia depende de la violencia endmica contra otros habitantes de la tierra.

    8. Ver, por ejemplo, New Terror Threat in EU: Extremists with Passports, The Wall Street

    Journal, 27 Dec. 2004: A1, 5.

    9. Ver tambin Zuraidah Ibrahim, Jemaah Islamiyah Wives: Supportive Bystanders or Ignorant

    Partners? M.A. thesis in Asian Studies, University of California, Berkeley, Fall 2005.

    10. Ver Yasushi Kosugi, Islamic Regionalism, presented at the Regions in Globalization

    conference, Kyoto University, 2527 Oct. 2002.

    11. Ver Michel Foucault, The Ethics of the Concern for Self as a Practice of Freedom, Ethics, Vol.

    1, Essential Works of Foucault, 19541984, trans. Robert Hurley et al., ed. Paul Rabinow (1994):

  • 281302.

    12. Ver Rose 188.

    13. Ver The Essence of Hayek, ed. Chiaki Nishiyama and Kurt R. Leube (1984).

    14. Ver Aihwa Ong, Neoliberalism as Exception, Exception to Neoliberalism, Neoliberalism as

    Exception: Mutations in Citizenship and Sovereignty (2006).

    15. Ver Aihwa Ong, Ecologies of Expertise: Assembling Flows, Managing Citizenship Global

    Assemblages: Technology, Politics, and Ethics as Anthropological Problems, ed. Aihwa Ong and

    Stephen J. Collier (2005): 33753.

    16. Ver Stephen Collier and Andrew Lakoff, Regimes of Living, Global Assemblages:

    Technology, Politics, and Ethics as Anthropological Problems, ed. Aihwa Ong and Stephen J.

    Collier (2005): 2930.

    17. Ver Aihwa Ong, A Bio-Cartography: Maids, Neo-Slavery, and NGOs, Neoliberalism as

    Exception.

    18. Ver Didier Fassin, The Biopolitics of Otherness, Anthropology Today 17.1 (2001): 27782.

    19. Ver, por ejemplo, Sarah Franklin, Stems R Us: Emergent Life Forms and the Global

    Biological, Global Assemblages, ed. Ong and Collier: 5978.