aicha kandicha

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AICHA KANDICHA Frederico Mendes Paula “Cuidado, que viene Aicha Kandicha a buscarte” En los tiempos de la ocupación de la costa de Marruecos por los portugueses, se dieron noticias de la aparición en las plazas fuertes de una mujer misteriosa y extremadamente bella, que seducía, hechizaba y mataba a los hombres con los que se cruzaba. Esta mujer se llamaba Aicha Kandisha, la Condesa. Condesa portuguesa o mora encantada, Aicha se convirtió en una leyenda y en la actualidad forma parte del imaginario marroquí, como un demonio femenino que persigue y enloquece a los hombres que andan solos en la oscuridad y castiga a los niños traviesos. Esta figura de mujer inmortal y demoniaca, una Venus con piel de camello que atemoriza el imaginario popular, es objeto de culto de las hermandades sufíes, que le piden protección contra los genios, espíritus maléficos, invocándola en trances y sesiones de exorcismos. Las moqqadema, mujeres con poderes curativos sobrenaturales, encarnan su espíritu para dar respuestas a sus pacientes. Aicha Kandisha era una condesa portuguesa que se enamoró de un rico comerciante de Safi, a donde fue con el objetivo de casarse con él. No se sabe si el matrimonio se celebró o fue rechazada, pero la condesa se convirtió al Islam y adoptó el nombre de Aicha, teniendo la costumbre de pasearse por la noche, sin velo y vestida de blanco, seduciendo y enloqueciendo a los hombres que se cruzaban con ella. El nombre de Kandicha es la adaptación de “Condesa” a la dariya marroquí, el dialecto árabe que se habla en Marruecos. Otras versiones afirman que Aicha era una mujer bereber que vivía con su familia en la zona de Jorf Lasfar, en los alrededores de Mazagán. Los portugueses habrían destruido su tribu y violado a Aicha, que comenzó a utilizar su belleza para seducir a los soldados y atraerlos a emboscadas. El mito de la mujer demoniaca sería, en esta versión, construido por los propios portugueses para atemorizar y poner sobreaviso a sus soldados. Es también frecuente considerar a Aicha como una guerrillera amazigh (bereber), líder de un grupo armado organizado que, refugiado en las montañas y bosques, preparaba ataques contra los portugueses. La historia de una Aicha guerrillera contra el invasor colonialista es recreada por el gran poeta marroquí Tahar Ben Jelloun, que la presenta como una personaje real, una mujer de la ciudad de Esauira que a través de las montañas del Atlas mantuvo una guerra sin cuartel contra los franceses durante el período del Protectorado. La figura de Aicha no solo es una leyenda, ya que tiene un papel moralizante en la vida social, inculcando a los hombres el temor a salir de noche y el medio a las consecuencias del adulterio. “Aquel que se acueste con ella sin haber descubierto su identidad o sin estar con la protección clavando un puñal en el suelo, será condenado al celibato o, si está casado, tendrá su vida conyugal marcada por la discordia, la impotencia, la enfermedad, la esterilidad.” 1 1 LAST NIGHT IN ORIENT. “Aïcha Kendicha comme source d’inspiration de la culture orale”, 13 de Diciembre de 2008.

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Artículo de Frederico Mendes Paula sobre la figura legendaria-mitológica de Aicha Kandicha traducido al castellano.

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Page 1: Aicha Kandicha

AICHA KANDICHA

Frederico Mendes Paula

“Cuidado, que viene Aicha Kandicha a buscarte”

En los tiempos de la ocupación de la costa de Marruecos por los portugueses, se dieron noticias de la aparición en las plazas fuertes de una mujer misteriosa y extremadamente bella, que seducía, hechizaba y mataba a los hombres con los que se cruzaba. Esta mujer se llamaba Aicha Kandisha, la Condesa.

Condesa portuguesa o mora encantada, Aicha se convirtió en una leyenda y en la actualidad forma parte del imaginario marroquí, como un demonio femenino que persigue y enloquece a los hombres que andan solos en la oscuridad y castiga a los niños traviesos.

Esta figura de mujer inmortal y demoniaca, una Venus con piel de camello que atemoriza el imaginario popular, es objeto de culto de las hermandades sufíes, que le piden protección contra los genios, espíritus maléficos, invocándola en trances y sesiones de exorcismos. Las moqqadema, mujeres con poderes curativos sobrenaturales, encarnan su espíritu para dar respuestas a sus pacientes.

Aicha Kandisha era una condesa portuguesa que se enamoró de un rico comerciante de Safi, a donde fue con el objetivo de casarse con él. No se sabe si el matrimonio se celebró o fue rechazada, pero la condesa se convirtió al Islam y adoptó el nombre de Aicha, teniendo la costumbre de pasearse por la noche, sin velo y vestida de blanco, seduciendo y enloqueciendo a los hombres que se cruzaban con ella. El nombre de Kandicha es la adaptación de “Condesa” a la dariya marroquí, el dialecto árabe que se habla en Marruecos.

Otras versiones afirman que Aicha era una mujer bereber que vivía con su familia en la zona de Jorf Lasfar, en los alrededores de Mazagán. Los portugueses habrían destruido su tribu y violado a Aicha, que comenzó a utilizar su belleza para seducir a los soldados y atraerlos a emboscadas. El mito de la mujer demoniaca sería, en esta versión, construido por los propios portugueses para atemorizar y poner sobreaviso a sus soldados. Es también frecuente considerar a Aicha como una guerrillera amazigh (bereber), líder de un grupo armado organizado que, refugiado en las montañas y bosques, preparaba ataques contra los portugueses.

La historia de una Aicha guerrillera contra el invasor colonialista es recreada por el gran poeta marroquí Tahar Ben Jelloun, que la presenta como una personaje real, una mujer de la ciudad de Esauira que a través de las montañas del Atlas mantuvo una guerra sin cuartel contra los franceses durante el período del Protectorado.

La figura de Aicha no solo es una leyenda, ya que tiene un papel moralizante en la vida social, inculcando a los hombres el temor a salir de noche y el medio a las consecuencias del adulterio. “Aquel que se acueste con ella sin haber descubierto su identidad o sin estar con la protección clavando un puñal en el suelo, será condenado al celibato o, si está casado, tendrá su vida conyugal marcada por la discordia, la impotencia, la enfermedad, la esterilidad.”1

1 LAST NIGHT IN ORIENT. “Aïcha Kendicha comme source d’inspiration de la culture orale”, 13 de Diciembre de 2008.

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Es también una figura que expresa represiones y fantasmas masculinos, ligados a la figura de la madre dominante y castradora, la hermana mayor o la mujer emancipada. Es el mito de la mujer ardiente, la amante ideal que desea y procura el placer. Para las mujeres, Aicha simboliza la rival invisible.

Pero para el sentido común Aicha es sobre todo un demonio femenino, seductor, fascinante, que enloquece, mata y devora a sus víctimas.

“Yo soy... la que acecha tus sueños y ahoga tu respiración... la que te sigue como tu sombra, me oirás susurrar en tus oídos y me verás en todos los colores... ¡Nunca te abandonaré hasta que enloquezcas!”2

La imagen de Aicha Kandicha se altera según la variedad de las regiones. A lo largo de la costa es una sirena, en el interior es un demonio con las piernas de camello, siendo también común atribuirles patas de cabra, de burro o de gallina. Su belleza está en consonancia con el ideal de belleza marroquí: “Tiene la piel de una blancura increíble, con los ojos en forma de almendra, la boca de color de la sangre y el cabello negro y sedoso, suelto hacia las caderas.”3

Sobre el origen de la leyenda, Abderrazzak El Qarouni considera que “la explicación más plausible es la del antropólogo estadounidense Vincent Crapanzano. Él afirma que el nombre de Aicha Kandicha deriva de “Quedecha”, una diosa cananea cuyo culto fue introducido en Marruecos por los primeros invasores fenicios”. Añade que “la forma de este demonio femenino no está bien definido y constituye una controversia en la demonología marroquí”4.

Sus víctimas presentan unas características comunes, como dejarse crecer el pelo y las uñas, y no consiguen liberarse de su hechizo sin someterse a un exorcismo o presentar directamente un objeto metálico. El perfume “jaoui lakhal”, la música “hadra” y los colores negros y rojos son sus preferencias.

Las moqqadema, videntes con poderes curativos, encarnan el espíritu de Aicha en sus sesiones de trance para resolver los problemas de sus pacientes.

El culto a Aicha está especialmente arraigado en la región de Marrakech, dentro de las confradías Gnawa Gnaoua, y sus historias se cuenta en “halkan” (ruedas, reuniones en forma de círculos) en la Plaza Jemaa El Fna.

Los Gnawa son descendientes de esclavos traídos del África subsahariana por árabes y bereberes para integrar sus ejércitos y trabajar en la construcción de sus ciudades. El término “Gnawa” deriva de tachelhit (tamazight hablado por los chleuh) “ignawa”, que significa “mudo”. Son arabófonos y practican el Islam sufí, organizándose en hermandades y cofradías místicas sufíes musulmanas. Usan su música, canciones y bailes para lograr un estado de trance, con movimientos circulares de la cabeza, comparable a la famosa danza de los derviches danzantes.

Son conocidos por su “derdeba”, ritual ancestral practicado por la noche, “dirigido a la transformación de una posesión mórbida por una posesión controlada. Durante la ceremonia, son invocados diversos espíritus ligados a los colores, los santos venerados por las cofradías marroquís sufíes y las entidades femeninas”.5

2 Ibidem.3 Ibidem.4 EL QAROUNI, Abderrazzak. “Aïcha Kandicha: représentations et croyances populaires”, LEMAG.MA, 25 de

Julio de 2013.5 LAST NIGHT IN ORIENT. “Aïcha Kendicha comme source d’inspiration de la culture orale”, 13 de Diciembre de

2008.

Page 3: Aicha Kandicha

“¡Oh, Aicha! Levántate y colócate al servicio de Allah y el Profeta.

¡Oh Señor! Saluda al Profeta. ¡Oh Lalla Aicha! ¡Oh Gnawiya!

Bienvenida, hija del río. ¡Allah! ¡Allah! Lalla Aicha.

¡Ella vino! ¡Ella vino! ¡Ella vino! Lalla Aicha.”6

Son diversos los nombres con los que se apoda a Aicha: Aicha Kandicha, Aicha Soudaniya (del Sudán), Aicha Gnawiya, Lalla Aicha (Señora Aicha) o Lmqadma (la primera, que está de frente).

El mito de Aicha influtó incluso en el dialecto de la ciudad de Marrakech, por ejemplo, en la creación del adjetivo “mkandech”, que significa triste o pesimista, o la expresión “dayra ki Aicha Kandicha”, o “ella se parece a Aicha Kandicha”, para designar una mujer fea o descuidada7.

Otra hermandad sufí que invoca a Aicha Kandicha en sus rituales de iniciación es la de Hmadcha, que la veneran y la llaman “nuestra madre”, para curar la posesión de los genios.

Esta cofradía o Tariqa, palabra que significa Vía, Camino, Dotrina o Método, tiene su sede en el Monte Zerhoun, cerca de la ciudad de Mulay Idriss, donde se encuentra el mausoleo de Sidi Ali Ben Hamdouch, su fundador. En la región hay varios lugares para el culto de Aicha, como gruta y fuentes, la más conocida de las cuales es la cueva de Ben Rachid o de Zerhoun.

Hay quienes defienden que en realidad Aicha era la hermana de Sidi Ali Ben Hamdouch, otros que era la hija del Rey de Sudán y que llegó a la región de Zerhoun para casarse con Sidi Ali y que desapareció después de la muerte de éste, de ahí la denominación de Aicha Soudaniya. Vincent Crapanzano defiende que Aicha es la esposa de un demonio llamado Hamou Qiyou, que no debe ser confundido con el famoso diablo Hamou Lahmar, el rojo, que vive en los mataderos, también apodado Sidi Hamou o Bábá (Papá)8.

El tema de Aicha Kandicha parece ser inagotable y controvertido, como afirma El Qarouni: “Se diga lo que se diga, Aicha Kandicha es una figura enigmática y elusiva de nuestro patrimonio cultural oral. Ella será siempre un tema de actualidad y controversia que alimentará las especulaciones fantásticas y poblará nuestra imaginación popular colectiva”9.

Para nosotros, portugueses, es la idea de que nuestra presencia en Marruecos despierta en ellos tanta curiosidad y misterio como Marruecos para nosotros, como una muestra de esta “portuguesa encantada”, ya sea la Condesa de Mazagán, de Safi o de Arcila.

Aicha Conticha

“A armada deixa Arzila. Sobre as naus

Brilham uma última vez as armas portuguesas

Quando os moiros chegarem verão apenas6 EL QAROUNI, Abderrazzak. “Aïcha Kandicha: représentations et croyances populaires”, LEMAG.MA, 25 de

Julio de 2013.7 Ibidem.8 Ibidem.9 Ibidem.

Page 4: Aicha Kandicha

Uma mulher de negro pelas ruas

Não resta mais de Portugal, só este luto

Na cidade deserta e abandonada.

Talvez um amor antigo ou um morto querido

Talvez a luz, o branco, o sul,

Talvez o puro prazer de olhar.

Outros amaram Arzila mas não tanto

Que tivessem de ficar só por amor.

Ela só quiz Arzila por Arzila.

Os moiros lhe chamarão Aicha Conticha

E enquanto a armada se despede lentamente

Ela só é senhora da cidade.

De negro está vestida

Ela só na cidade abandonada

E nunca mais Arzila será perdida

E nunca mais Arzila será tomada.”

Poema de Manuel Alegre

(La Armada deja Arcila. En sus navesBrillan por última vez las armas portuguesasCuando los moros llegaron en veranoUna mujer de negro por las callesPoco más queda de Portugal, en este lutoEn la ciudad desierta y abandonadaTal vez un viejo amor o un ser querido muertoTal vez la luz, el blanco, el sur,Tal vez el puro placer de mirarOtros amaban Arcila pero no tantoque tener que quedarse solo por amorElla solo quería Arcila por ArcilaLos moros la llamaron Aicha ContichaY mientras lentamente la Armada se alejaElla es la única señora de la ciudadDe negro está vestidaSola en la ciudad abandonadaY nunca más Arcila será perdidaY nunca más Arcila será tomada.)