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Agua para el desarrollo del turismo: una relación desde el nexus agua-cambio climático
Autores: Amelia Díaz, Gerda Priestley, Miquel Salgot Persona de contacto: Amelia Díaz ([email protected]) Departamento: Economía Universidad: Universidad de Barcelona Área Temática: Economía del Agua
Resumen
En los últimos años, el cambio climático (CC) ha sido el paradigma de los problemas ambientales. El CC tiene una influencia cierta en los modelos de precipitación, en lo que respecta a su intensidad y distribución. El agua adquiere una importancia especial al requerirse la seguridad de suministro, sin dejar de estar estrechamente asociada al desarrollo económico y a la salud.
En las zonas con gran desarrollo turístico en relación con el sol y playa, el aumento de la demanda de agua se debe a que el consumo es más elevado por persona y día; tanto en habitación de hotel como por los servicios que potencian una zona determinada, con el agravante de que la demanda se concentra en un corto periodo de tiempo (estacionalidad) en el que prácticamente no hay lluvia, y en aquellas zonas geográficas en las que el recurso es más escaso. En paralelo con el turismo de sol y playa se ha desarrollado en muchas zonas costeras el turismo de golf, al que se considera como una actividad con mucha demanda de agua. El turismo de golf es especialmente importante desde el punto de vista económico ya que aporta un enorme valor añadido al turismo y por lo tanto a la economía. El turista de golf acostumbra a ser un turista con un elevado poder adquisitivo cuyo gasto medio es superior al turista tipo.
La sustitución de zonas de cultivos clásicos por otros usos del suelo, como los campos de golf, ha sido un blanco fácil para determinados grupos de presión, que no han analizado en detalle las componentes económicas y ambientales del cambio, tanto las negativas como las positivas. Es necesario, por tanto, tomar en consideración todos estos aspectos para poder hacer una valoración de los impactos sociales y económicos de los campos de golf.
Palabras Clave: análisis coste-beneficio, golf, usos del agua, cambio climático Clasificación JEL: Q25; H7
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1. Introducción
La preocupación actual por los efectos del cambio climático (CC) se ha traducido en
parte en la discusión sobre determinados usos del agua, considerados mediáticamente
suntuarios. Entre estos usos ha recibido una cierta atención el uso del agua para regar
campos de golf.
Las connotaciones de esta aproximación derivan de la necesidad de utilizar objetivos de
discusión fácilmente identificables, entre los que se encuentran por ejemplo los cultivos
transgénicos, las centrales nucleares y la producción de metano de las vacas. Un análisis
detallado de las actividades mencionadas, de las agrícolas y de las consideradas
ecológicamente sostenibles debería llevar a situar en un lugar científicamente correcto
estas y otras actividades de la sociedad actual, consumidoras de recursos como el agua y
la energía.
En este sentido se toman en consideración los usos de agua en un campo de golf, con
todas las implicaciones ambientales y socio-económicas positivas y negativas asociadas
o asociables a este deporte.
Por otra parte, los usos del agua en las prácticas agrícolas raramente son discutidos,
aunque las especies cultivadas tengan poco que ver con el clima y las características de
suelos y agua de la zona cultivada. Por ejemplo, en zonas áridas y semiáridas se cultiva
maíz o alfalfa, con unos requerimientos hídricos importantes. Desde el punto de vista
económico y de la disponibilidad de agua podría ser económicamente más rentable
importar forraje desde países sin tantas necesidades hídricas. En este contexto de
discusión se suelen emplear conceptos como la huella hídrica o la huella de carbono, no
muy adaptadas a las connotaciones de la agricultura.
Aparte de a cultivos con altos requerimientos de agua, los sistemas de riego se han
debido adaptar en los últimos años a la escasez de agua y al aumento de los precios de la
energía, al desaparecer subvenciones a la energía empleada en las explotaciones
agrícolas. Aquí debe aparecer el nexo agua-energía-alimentos, que relaciona los tres
componentes holísticamente. Este concepto, acuñado por las Naciones Unidas y la FAO
(2014) describe que agua, energía y alimentos están inextricablemente unidos. El agua
es uno de los “inputs” para producir bienes agrícolas en los campos y en toda la cadena
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de suministro de los alimentos agrícolas. Se requiere energía para producir y distribuir
agua y alimentos: bombear agua desde los acuíferos o cuerpos de agua superficiales,
combustible para la maquinaria y para procesar y transportar los bienes agrícolas. No
obstante, se suele olvidar en este contexto que las plantas fijan energía del sol en la
materia orgánica mediante la fotosíntesis, contribuyendo de forma muy importante a la
gestión del carbono.
Puesto que la agricultura es actualmente el mayor usuario de agua a nivel global, y
consume un 30% de la energía utilizada, los cambios de paradigma pueden alterar
determinados equilibrios, como se ha visto con la incidencia de los cultivos de soja o
bioenergéticos en la seguridad alimentaria de diversos países.
Existen numerosas sinergias y equilibrios entre el uso de agua y energía y la producción
de alimentos, pero también impactos negativos. Así, el uso del agua para el riego de
cultivos incrementa la producción de alimentos pero al mismo tiempo reduce el flujo de
los ríos y el potencial hidroeléctrico, lo que afecta a los ecosistemas de diversas formas.
Se defiende que la transformación del riego tradicional por inundación en riegos más
eficientes empleado presión puede ahorrar agua, pero al mismo tiempo consume más
energía y no se suele indicar que puede causar problemas de salinidad en los suelos. En
realidad no se suele ahorrar agua, sino aumentar la productividad: más rendimiento por
gota de agua.
En este contexto, la sustitución de zonas de cultivos clásicos por otros usos del suelo,
como los campos de golf, ha sido un blanco fácil para determinados grupos de presión,
que no han analizado en detalle las componentes económicas y ambientales del cambio,
tanto las negativas como las positivas. Para ser más exactos se han “potenciado” los
impactos negativos y se han olvidado convenientemente los positivos. Otros casos que
han creado polémica han sido los cambios de cultivo de subsistencia alimentario a
grandes extensiones de soja (América del Sur), o los terrenos destinados a cultivar
vegetales para generar biocombustibles.
Hay que indicar que la comunidad global es consciente de los desafíos alimentarios,
energéticos y del agua, pero en general se han considerado de forma aislada y no
holística, como sería deseable. Esto ha conducido a que aparezcan problemas
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inesperados de falta de nutrientes, degradación de suelos, salinización, escorrentía, etc.
En todo caso, se sustituyen las plantas propias de los ecosistemas desarrollados en una
zona por otros cultivos que requieren condiciones específicas, usualmente distintas de
las existentes.
Los desarrollos urbanísticos y turísticos han favorecido en gran manera los cambios de
uso de los suelos, desde los terrenos agrícolas y forestales a las grandes promociones
inmobiliarias, los resorts o los campos de deporte, incluyendo el golf.
Los cultivos agrícolas o de césped se basan en implantar cultivos (herbáceos,
leñosos,…) incrementando su productividad mediante el aporte de nutrientes o agua
para riego total o complementario. Los diferentes cultivos tienen distintas necesidades y
para maximizar la producción deben favorecerse las condiciones ideales de la planta
cultivada.
Si se considera el cultivo de césped como cultivo de sustitución, deben establecerse los
términos de comparación considerando la aproximación holística mencionada, no tan
solo en términos de agua sino de empleados por hectárea cultivada. La tabla 1 resume
estos términos.
Tabla 1. Consumos de agua y empleados en distintos cultivos y campos de golf (Salgot
et al., 2015)
Cultivo Consumo medio de agua/Ha (m3) Empleados/Ha Media campos de golf 8.000 0,81 Arroz 12.000 0,125 Flores y plantas ornamentales 9.000 5,5 Cultivos herbáceos 5.648 No disponible, <1 Frutales (en general) 5.465 0,20/0,60 Patatas y Hortalizas 5.297/5.606 0,35 Olivar 2.887 No disponible, <1 Olivar de secano - 0,10 Cultivos industriales 5.159 No disponible, <1 Viñedo para vinificación 4.000 0,12 Maíz 7.239 No disponible
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2. Turismo y cambio climático
El turismo está considerado como uno de los sectores económicos más vulnerables a la
variación del clima y necesita adaptarse a una amplia gama de impactos relacionados
con el CC.
Hay cuatro categorías de impactos del CC que afectarán a los destinos turísticos, así
como a su competitividad y sostenibilidad (Simpson et. al., 2008):
a) Impactos climáticos directos: el clima es un recurso fundamental para el turismo,
determina la idoneidad de localizaciones en una amplia gama de actividades
turísticas, es uno de los impulsores principales de la estacionalidad en la demanda
de turismo, y tiene una importante influencia en los costes de operación, tales como
refrigeración, calefacción, generación de nieve, irrigación, suministros de agua y de
comida, y costes de seguros. Los cambios en el clima pueden tener un efecto claro
en la competitividad de algunos destinos turísticos. Hay determinadas zonas
geográficas cuyos destinos turísticos se verán muy afectados por los impactos del
CC, como es el caso del Mediterráneo, por ejemplo.
La Figura 1 muestra cómo se han distribuido geográficamente los impactos
fundamentales del CC sobre los diferentes destinos turísticos.
Figura 1. Distribución geográfica de los impactos más importantes del CC sobre los
destinos turísticos (Simpson et al., 2008)
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b) Impactos indirectos en el medio ambiente: teniendo en cuenta que el medio
ambiente es un recurso turístico fundamental, los cambios derivados del CC que se
produzcan tendrán efectos significativos en los destinos turísticos. Efectos como son
los cambios en la disponibilidad de agua, pérdida de biodiversidad, reducción de la
estética del paisaje, alteraciones en la producción agrícola, erosión costera e
inundaciones, daños en las infraestructuras, etc., tendrán impactos sobre el turismo
en varios grados.
c) Impactos de las políticas de mitigación en la movilidad de los turistas: las políticas
nacionales e internacionales de mitigación, que buscan reducir las emisiones de
GEH, es probable que tengan un impacto en el flujo de turistas. Tendrán como
consecuencia un incremento en el coste del transporte y pueden promover actitudes
ambientales que lleven a los turistas a cambiar su patrón de viaje, ya sea en la forma
de transporte o de elección de sus destinos.
d) Impactos indirectos de cambios en la sociedad: el CC es considerado un riesgo de
seguridad nacional e internacional que se intensificará rápidamente sobre todo en
escenarios de calentamiento mucho mayor. Los riesgos de seguridad asociados al
CC se han identificado ya en varios países en los cuales el turismo es especialmente
importante a nivel económico. Los turistas tienen aversión a la inestabilidad política
y al malestar social.
En la Tabla 2 se reflejan aquellos impactos del CC que se consideran más relevantes y
las posibles consecuencias derivadas en los destinos turísticos.
Tabla 2. Impactos más importantes del CC e implicaciones para los destinos turísticos.
(Simpson et al., 2008)
Impacto Implicaciones para el turismo Temperaturas más cálidas Alteración en la estacionalidad, estrés por calor de los turistas, costes
de refrigeración, cambios en las poblaciones y distribución de plantas, fauna e insectos, aumento de enfermedades infecciosas
Reducción de la capa de nieve y retroceso de los glaciares
Carencia de nieve en destinos de deportes de invierno, aumento de los costes de fabricar nieve, periodos más cortos de deportes de invierno, reducción de la estética del paisaje
Incremento de la frecuencia e intensidad de tormentas extremas
Riesgo para las instalaciones turísticas, incremento de los costes de seguros, costes de interrupción de los negocios
Reducción de las precipitaciones e incremento de la evaporación en algunas
Cortes de agua, competencia por el agua entre el turismo y otros sectores, desertificación, incremento de fuegos incontrolados que amenazan las infraestructuras y afectan a la demanda
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regiones Incremento de la frecuencia de precipitaciones fuertes en algunas regiones
Daños de las inundaciones a activos históricos, arquitectónicos y culturales, daños a las infraestructuras turísticas, alteración de la estacionalidad
Elevación del nivel del mar Erosión costera, pérdida de áreas de playa, mayores costes para proteger y mantener los litorales
Aumento de las temperaturas de la superficie del mar
Incremento del blanqueo del coral y degradación de los recursos marinos y estéticos en los destinos de buceo y snorkel
Cambios en la biodiversidad terrestre y marina
Pérdida de atracciones naturales y especies de los destinos, mayor riesgo de enfermedades en países tropicales y subtropicales
Incendios forestales más frecuentes y mayores
Pérdida de atracciones naturales; incremento de riesgo de inundaciones; daños a las infraestructuras turísticas
Cambios en el suelo (ej. nivel de humedad, erosión y acidez)
Pérdida de activos arqueológicos y otros recursos naturales, con impactos en los atractivos de los destinos
3. Los campos de golf en el desarrollo económico en la península Ibérica
El número de turistas extranjeros que recibió España en el año 2015 ascendió a
68.137.625 y esa cifra parece que será bastante superior en 2016 ya que en los primeros
siete meses del año recibió ya más de 42,4 millones de turistas, siendo la cifra del mes
de julio de este año la mayor de la historia con casi 9,6 millones de turistas extranjeros.
Figura 2. Evolución del número de turistas en España en julio y agosto (2000-2015). (El País 31 de agosto de 2016)
Del total de turistas extranjeros que España recibe cada año, aproximadamente un 2%
juegan al golf. Si bien esa cifra puede parecer pequeña cabe señalar que el turista de
golf es un turista de gran capacidad adquisitiva y que por tanto la aportación que este
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tipo de turismo realiza al total del sector es muy considerable, como se verá
posteriormente.
El golf no puede ser considerado en la actualidad únicamente como un deporte que se
practica al aire libre, ya que están involucrados en él intereses económicos muy
importantes; urbanísticos y turísticos principalmente. Se ha propuesto por parte de
varias autoridades regionales y nacionales el desarrollo del golf como una política para
promocionar un turismo de interés especial. En Europa, España goza de una clara y
destacada posición de liderazgo ya que recibe a casi uno de cada tres Turistas europeos
de Golf, lo que le confirma como líder indiscutible como destino del Turismo de Golf,
con un 29%. Portugal es el segundo destino preferido por los Turistas europeos de Golf
con un 17%. El Reino Unido e Irlanda siguen teniendo un gran atractivo para los
Turistas de Golf con un 16,1% y Turquía se ha situado como el destino emergente más
importante para el Turismo de Golf europeo con un 7,1% (Golf Business Partners,
2015).
La temporada alta del turismo de golf en España es Marzo, Abril y Octubre, muy
diferente de la temporada alta tradicional del producto ‘sol y playa’. De hecho en
algunas regiones la temporada se extiende prácticamente a lo largo de todo el año. Esto
es especialmente notable en las Islas Canarias, pero también en la Costa del Sol
(Andalucía) y en menor medida en la Costa Mediterránea en general. Del total de
turistas de golf que vienen a España un 45,1% se aloja en hoteles, un 17,45% en
segunda residencia propia, el 12% en una villa de alquiler, el 11,2% en casas de amigos
o familiares, el 7,9% en alojamientos de tiempo compartido y el 4% en otro tipo de
alojamiento. Cabe destacar asimismo el alto interés del turista de golf en realizar otro
tipo de actividades durante su estancia, sobre todo disfrutar de una buena gastronomía.
Ésta juntamente con hacer compras y realizar excursiones son las principales
actividades asociadas al turismo de calidad (Salgot et al., 2012). El peso de las
residencias secundarias es mayor, en términos comparativos, al porcentaje de la
demanda en su conjunto, ya que, en muchos casos, los propietarios pasan largas
temporadas en España.
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El desarrollo económico de varias regiones de España y Portugal, especialmente las
mediterráneas, ha tenido una cierta relación con el turismo de golf (Algarve, Costa del
Sol por ejemplo). Hay que dejar constancia de que en numerosas ocasiones la
implantación del campo ha ido acompañada de promociones urbanísticas, con una
demanda de agua muy superior a la de la instalación deportiva “per se”.
Figura 3. Comunidades Autónomas con mayor número de clubes de golf (%).
(Elaboración propia a partir de datos de la Real Federación Española de Golf, 2015)
El impacto económico que el golf tiene sobre el turismo puede analizarse a partir de dos
contribuciones: la aportación del golf al turismo en lo que se refiere a la actividad de
golf y la aportación derivada de actividades relacionadas, es decir desplazamientos,
hotel, comida, etc.
En lo que se refiere a la actividad de golf, el total de gasto de los turistas en las
actividades puramente golfísticas asciende a 211,3 millones de euros, mientras que en
las actividades turísticas relacionadas el gasto asciende a 564,4 millones de euros, lo
que significa que la aportación total del golf al turismo es de 775.7millones de euros
(Golf Business Partners, 2015).
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Figura 4. Aportación del golf al turismo. (Elaboración propia a partir de Golf Business
Partners, 2015)
No debe olvidarse la creciente implantación de los “pitch and putt”, más de 120 en toda
España, que comparten muchas de las características de los campos de golf para el tema
de este trabajo y que se consideran incluidos en las descripciones posteriores aunque no
se pueden considerar parte de la oferta turística al atender básicamente a una demanda
local.
3.1. Los resorts
Una evolución de los campos de golf son los “resorts”, planteados para atender casi
exclusivamente una demanda turística, ya que rara vez tienen jugadores socios o
abonados. Consisten en un hotel de alta gama con uno o más campos de golf
acompañados de otras actividades deportivas y/o lúdicas. El hecho de ofrecer más de un
campo de golf y otras actividades en un mismo complejo amplia las opciones de la
demanda en cuatro sentidos: primero, el número de jugadores que puede absorber;
segundo, la variedad de la oferta, ya que pueden haber estilos de campos diferentes (que
resulta más atractivo que siempre jugar en el mismo campo); tercero, la variedad de
niveles de juego que se puede satisfacer (al poder optar por diversos grados de
dificultad); y cuarto, la posibilidad de atraer a acompañantes que no jueguen al golf.
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Algunos resorts añaden otras actividades deportivas a su oferta, para atraer grupos
deportivos, tales como campos de fútbol para equipos que realicen “stages” de pre-
temporada en julio o agosto en el caso de los equipos del oeste de Europa y en pleno
invierno en el de los equipos de los países del este). Otros resorts –de hecho muchos-
ofrecen tratamientos de spa, instalaciones de “wellness”, un gimnasio, una piscina
cubierta, pistas de tenis, etc. La mayoría pueden albergar, además, congresos y
reuniones. Un buen exponente de este tipo de resort, que combina una amplia gama de
actividades, es el Hotel Montecastillo de Jerez de la Frontera. En otros entornos
geográficos y climáticos se ofrecen una gama de actividades complementarias o
alternativas diferente. Un ejemplo es Gleneagles en Escocia, donde la oferta incluye,
entre otras actividades, deportes ecuestres, caza, pesca, observación de pájaros y
servicios como el adiestramiento de perros.
Obviamente, este tipo de instalación proporciona un mayor gasto turístico absoluto y en
términos de gasto por turista y día. Como consecuencia, una mejor relación entre el
beneficio económico generado y la impronta territorial y ambiental que ocasiona.
4. Golf y agua
Se requieren algunas consideraciones complementarias con respecto al agua y los
campos de golf. Aunque la temporada alta de golf en España y Portugal sea la
primavera y parte del otoño, el campo requiere ser mantenido durante todo el año, por lo
que la demanda de agua no se corresponde directamente con el uso real de las
instalaciones.
El empleo del agua para riego de campos de golf tiene diversos condicionantes, entre
los que los más importantes son:
a) La dependencia de la lluvia para mantener el césped en buen estado, siendo el
agua de riego usada como suministro de complemento. En el límite toda el agua
es de riego.
b) El posible uso de fuentes alternativas de agua para el riego, especialmente las
aguas residuales regeneradas. En determinados lugares puede ser obligatorio el
uso de este recurso si está disponible.
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c) La necesidad de gestionar correctamente, desde el punto de vista agronómico, la
cantidad de agua aplicada. La escasez de agua, aunque sea temporal, puede
provocar diversos problemas, desde la hidrofobicidad del césped a la muerte de
la planta; mientras que el exceso puede producir también problemas diversos
desde exceso de hongos hasta asfixia radicular.
d) Los peligros asociados a la escorrentía o percolación de las aguas de riego en
exceso, que pueden contaminar las aguas superficiales o subterráneas.
Por otra parte, el turismo de golf lleva aparejado un cierto consumo de agua adicional al
del campo dada la necesidad de alojamiento del jugador. Díaz et al (2015) consideran
que el consumo de agua en los hoteles de mayor categoría puede alcanzar los 400
L/persona y día. Por otra parte, las zonas dedicadas al turismo de golf deben mantener
unos ciertos estándares ambientales, que suelen incluir parques y jardines habitualmente
verdes.
Ha habido varios intentos de desarrollar campos de golf aplicando conceptos de
xerojardinería e incluso manteniendo verdes únicamente los greens; aunque sin
demasiado éxito.
Los campos de golf pueden regarse con diversos tipos de agua, aunque los más comunes
son los que se detallan a continuación:
a) Agua potable de red. Poco empleada, ya que suele ser muy cara, tiene un cierto
contenido en cloro libre y no se suele permitir su uso en los campos
b) Agua procedente de corrientes de agua, trasvases, embalses y canales de riego.
Algunos campos de golf han adquirido acciones de comunidades de regantes, lo
que les permite en teoría disponer de determinados caudales. Puede haber
limitaciones a este uso, impuestas por las autoridades o por las cuencas cedentes
de los recursos hídricos. En algunos casos se debe disponer de las concesiones
administrativas de caudales
c) Agua subterránea, procedente de pozos habitualmente propiedad del mismo
campo. Esta práctica suele estar prohibida por las autoridades del agua, excepto
en casos de falta de otros recursos
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d) Aguas de escorrentía, procedente del mismo campo. No es casi nunca suficiente
para las necesidades del campo y suele tener nutrientes procedentes del lixiviado
de los suelos.
e) Agua residual regenerada. En muchos lugares es incluso obligatorio su empleo.
Requiere prácticas específicas de riego adaptadas a su calidad. Es una de las
fuentes más importante de recursos de agua para riego de campos de golf en el
Mediterráneo, desde Cataluña (España) al Algarve (Portugal)
f) Agua desalinizada. Puesto que la tecnología de desalinización es muy cara, se
suele limitar su uso al riego de zonas que requieren muy buena calidad del agua,
como los greens.
En algunos lugares con pluviometrías elevadas y lluvias bien distribuidas en el
tiempo puede no ser necesario regar los campos, aunque suelen tener sistemas de
riego para casos de emergencia.
5. Agricultura y agua
Las prácticas agrícolas de riego se han implantado en el Mediterráneo en zonas con un
clima adecuado pero con precipitaciones que no permiten cultivos con altos
requerimientos de agua.
Existen regantes individuales, con sus propios pozos o concesiones de aguas
superficiales; aunque lo más común sea que los usuarios estén agrupados en
comunidades (de regantes). Las fuentes de agua son prácticamente las mismas que se
describen en el párrafo anterior, aunque los condicionantes económicos que permiten el
uso de agua con calidad adecuada para el cultivo son distintos.
Por otra parte, la mayor parte de los desarrollos de la reutilización de agua tanto legales
como agronómicos, han sido para el cultivo agrícola.
Se debe decidir qué cultivos se explotan, y de ello depende la cantidad de agua
necesaria. En España, y debido a las características climáticas, las zonas teóricamente
más productivas, si disponen de la cantidad de agua necesaria, son las zonas del sur y
sureste de la península; en las que la pluviometría suele ser escasa y se recurre para el
riego a aguas de trasvase o a la desalinización de agua de mar o salobre. En algunos
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casos se emplea agua subterránea de acuíferos sobreexplotados con los que los costes de
bombeo son importantes. La desalación a gran escala está creando problemas muy
graves de salinización debidos a la eliminación de las salmueras a los cauces de agua
secos.
En estas zonas, y prácticamente en toda la costa del Mediterráneo, se recurre a la
reutilización de aguas residuales regeneradas. En España esta práctica es especialmente
importante e imprescindible en Murcia y Alicante.
En estos contextos, y en la circunstancia española, en que una parte importante de los
recursos procede de otras cuencas, las luchas económicas, mediáticas y sociales por el
agua son importantes y tienen repercusiones políticas.
Por otra parte, una de las connotaciones de la agricultura es que los suelos quedan una
parte del año sin cobertura vegetal, lo que favorece la escorrentía. En comparación los
cultivos de césped mantienen el suelo protegido todo el año.
En el caso de la agricultura con riego total o de complemento, la necesidad de energía
suele ser importante, en especial en sistemas con riego localizado y si es preciso
bombear agua desde pozos profundos.
6. Cambio climático
Hay numerosas indicaciones de la afectación del CC a la sociedad actual, pero por lo
que se refiere a la agricultura es importante destacar los cambios de modelos de
precipitación y temperatura, hasta valores más extremos. En el mismo sentido se verán
afectados los campos de golf. No obstante, existen numerosas diferencias,
esencialmente económicas, en función de las capacidades de disponer de recursos de
agua de los agricultores y los campos de golf.
A nivel de los campos de golf se pueden emprender pocas actuaciones para luchar
contra el cambio climático, mitigarlo en el término técnico, pero si se pueden emprender
medidas de adaptación en el entorno de la instalación.
La mitigación hace referencia a las políticas, tecnologías y medidas tendientes a limitar
y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar los sumideros de los
mismos, según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el CC. Diversos
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obstáculos impiden el desarrollo y la implantación de esas tecnologías y prácticas. En la
práctica, se requerirá una combinación de medidas adaptada a las condiciones
nacionales, regionales y locales.
Por el contrario, la adaptación es el ajuste de los sistemas humanos o naturales frente a
entornos nuevos o cambiantes. Se considera que de este modo se moderan los daños
potenciales, se aprovechan las consecuencias positivas o se soportan las consecuencias
negativas.
En este caso, un campo de golf se puede equiparar a un pastizal por el grado de
protección que otorga al suelo. Como consecuencia, por ejemplo, será un sistema
teóricamente resiliente a los episodios de grandes lluvias, excepto en el caso de que se
produzcan fenómenos de deslizamientos de tierras por mala construcción del campo. En
consecuencia, deben establecerse construcciones (campos) adaptadas a mayores
volúmenes de lluvia en menos tiempo con la elección de tipos de césped (especies,
cultivares, híbridos,…) resilientes frente a las consecuencias de cambios climáticos
extremos; aparte de las lluvias, temperaturas máximas y mínimas más acentuadas,
modificación de las estaciones, etc.
Alternativamente, pueden emprenderse otras opciones de adaptación, como son la
mayor profundidad de suelos o substratos para retener más volumen de agua de lluvia o
la construcción para favorecer el control y aprovechamiento de la escorrentía. También
será preciso reconsiderar los sistemas de drenaje para evitar inundaciones de las zonas
de juego.
En este contexto, las zonas anexas al campo cobran mayor importancia si se utilizan
como reservorio potencial de agua o para eliminar el agua de drenaje.
Las infraestructuras de almacenaje de agua dentro y en los alrededores del campo se
deberán diseñar de una parte para poder almacenar mayores volúmenes de agua y de
otra para gestionar la calidad del agua durante estos períodos prolongados de
almacenaje.
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No debe olvidarse el papel de la vegetación autóctona o fuera de la zona de juego por su
relación con la evapotranspiración y como consecuencia para amortiguar las
temperaturas extremas junto con el césped.
6.1. Golf y CC
El CC afectará en un futuro próximo y a medio plazo a la agricultura y a los campos de
golf localizados en el Mediterráneo, tal como ya se ha indicado, en función de:
a) Los cambios de modelo de las precipitaciones, que se supone que serán más
intensas y repartidas de forma distinta.
b) Los cambios de modelo de las temperaturas. Se considera que serán más
extremas en la región mediterránea de la península Ibérica.
c) Las especies de cultivos y césped “cultivable”, en función de los cambios de las
lluvias y la temperatura. Se debe plantear el uso de especies más resistentes a las
temperaturas extremas y a los aportes discontinuos de agua de lluvia, además de
una mayor salinidad de los recursos hídricos.
d) Los cambios de modelo de los lavados de suelo por lluvias relativamente
intensas. Se reducirán los episodios de lavado con el riesgo paralelo de
inundaciones coincidiendo con los episodios de lluvia intensa.
e) El posible incremento de la salinización de los recursos de agua.
f) La necesidad de regar durante más meses al año, dados los cambios de
temperaturas y precipitaciones, en sentido negativo.
Debe tenerse en cuenta que raramente un campo de golf consta únicamente de cultivos
de césped, sino que éste suele convivir con otras especies vegetales (bosque pre-
existente, ajardinamientos, vallas vegetales, etc.).
La disponibilidad de agua debería fijar los cultivos a implantar en un lugar determinado,
lo que se modifica en función de la disponibilidad de agua en los términos que siguen:
a) En el caso de los cultivos agrícolas anuales, la falta de agua en un año
determinado tiene unas consecuencias limitadas a dicho período de tiempo
b) Si los cultivos son leñosos, debe disponerse de un mínimo de recursos hídricos
para mantener el cultivo, aunque en ese año no produzca frutos.
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c) Las especies de jardinería deben seguir las indicaciones de cada una de ellas, por
lo que es importante conocer previamente las posibles incompatibilidades en
términos de agua o suelo (pH, salinidades, etc.) empleados.
El factor siguiente es la energía “aplicada” al campo. Aparte de la energía empleada
para las instalaciones “domésticas” del campo, como la casa club, los gastos de energía
más considerables son los relacionados con el agua, especialmente los bombeos para
riego o las instalaciones de tratamiento (filtrado, por ejemplo). Este consumo es
considerable cuando la orografía del campo es complicada. Los bombeos también
pueden ser necesarios para eliminar las aguas residuales o de escorrentía del campo. Los
sistemas de riego suelen estar optimizados empleando diversas estrategias, como la
sectorización o el uso de aspersores adecuados.
Por otra parte, el campo de golf deberá cumplir cada vez más un papel importante como
por ejemplo:
a) Reserva de vida salvaje (flora y fauna) en las zonas en que no se practica
directamente el juego. Este papel ya ha sido asumido en numerosos países
(especialmente el Reino Unido). Cobra especial importancia el mantenimiento de
especies endémicas de flora y fauna en un lugar (zonas del campo no utilizadas) en
el que la presión antrópica es mínima. En este sentido hay que destacar las
iniciativas de Audubon, Committed to Green y otras.
b) Zona de incorporación al ambiente de recursos recuperados (agua residual
regenerada, materia orgánica compostada) y de infiltración de agua de lluvia. La
recarga de acuíferos (MAR: Managed Aquifer Recharge) en los campos, ya sea en la
superficie de juego gestionando la maximización de riego o con lugares específicos
puede contrarrestar la “desertización” creciente de las zonas urbanas y urbanizadas.
c) Cortafuegos en zonas con bosque. Las calles y la humedad existente, además de la
capacidad de riego pueden ayudar en la gestión de incendios forestales.
d) Refugio para la fauna en épocas de sequía.
6.2. Seguridad de suministro
Un factor primordial tanto en la agricultura como en los campos de golf es la seguridad
de un suministro constante en cantidad y calidad de agua de riego. El suministro debe
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extenderse a lo largo del año en las épocas en que se requiere agua de riego.
Dependiendo de la situación geográfica y climática del campo, el periodo de riego
variará a lo largo del año con un modelo más o menos constante. Aunque no se requiera
agua en invierno, por ejemplo, el recurso debe ser asequible para casos de calor anormal
o de falta de lluvia.
En general se puede definir para un mismo tipo de agua una calidad relativamente
constante, aunque en ocasiones (episodios de sequía, por ejemplo) es preciso cambiar la
fuente de suministro y trabajar con aguas de peor calidad en cuestión de pocos días. Este
suele ser el caso en episodios de sequía en los que se debe obligatoriamente cambiar
suministros de agua superficial o subterránea por agua residual regenerada o bien en
casos de problemas con los sistemas de regeneración del agua residual que den un
producto (agua regenerada) no conforme con la normativa obligatoria.
Si se trata de un campo de golf suele haberse autorizado la presencia de pozos para
suministro de emergencia. En el caso de la agricultura esto puede ser más difícil ya que
para grandes superficies o comunidades de regantes la cantidad puntual de agua
necesaria es importante.
Las repercusiones pueden ser el cambio de cultivo obligado por la menor calidad de
agua (hortalizas), los problemas de subsistencia de cultivos leñosos (difíciles de
sustituir) o los problemas de determinadas especies de césped con aguas salinas.
En ambos casos, hay que considerar el riesgo de que se pierda el cultivo (grave en el
caso de leñosas/frutales como se ha indicado) o el césped (extremadamente oneroso,
dado que las semillas de los cultivares empleados son muy caras y la re-implantación de
césped requiere bastante tiempo).
7. Valoración económica y social del golf
Aparte de los efectos económicos derivados de lo comentado en apartados anteriores,
cabe señalar que la industria del golf también puede tener efectos tanto positivos como
negativos desde el punto de vista ambiental y que deberían ser incluidos si lo que se
pretende es hacer un análisis económico que incorpore los costes y beneficios sociales.
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En ese sentido es preciso tomar en consideración, entre otros factores, la importancia
del agua en los campos de golf, ya que, como se ha descrito anteriormente, los campos
de golf son grandes consumidores de agua y, en el caso de España y Portugal, además
una parte importante de ellos se encuentra en zonas con déficits puntuales del recurso.
Todo ello, como ya se ha comentado, ha hecho que se planteen opciones diversas como
la utilización de agua procedente de recursos no convencionales (agua regenerada
principalmente).
De acuerdo con todo ello, para realizar un análisis económico del sector golf que
incluya no solamente los costes y beneficios internos sino también los externos, sería
necesario incluir, además de los efectos directos, indirectos e inducidos anteriormente
citados, otros como:
Impactos ambientales positivos y negativos: si bien los negativos como el
consumo de agua son los más conocidos por el público en general, también es
cierto que los campos de golf pueden generar beneficios ambientales, tales
como mejorar el paisaje de determinadas zonas y por lo tanto su imagen, y
pueden ayudar a proteger ecosistemas (KPMG et al. 2008)
Impactos negativos como la afectación a zonas potencialmente agrarias
Generación de empleo estable (al romper en parte con la estacionalidad del
sector turístico)
Turismo de calidad, con el impacto positivo que ello puede tener en la población
autóctona.
Si en el análisis suponemos ahora que se utiliza agua procedente de recursos no
convencionales como el agua regenerada, se podría añadir a lo anterior:
Menor consumo de agua
Recarga de acuíferos
Disponer de agua en cualquier momento con independencia de las
precipitaciones
Mejora ambiental al no verter las aguas residuales a los cauces receptores
Costes de control y seguimiento de la calidad de las aguas
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8. Conclusiones
Los recursos hídricos tienen una influencia importante en el desarrollo turístico,
especialmente en las zonas en que la demanda de agua es importante para las
actividades de ocio y en el paisaje.
En las zonas con clima mediterráneo y turismo de sol y playa la falta de recursos de
agua se ha debido suplir aumentando la oferta con recursos no convencionales, como las
aguas regeneradas o el agua de mar desalinizada.
Se establece una competencia entre los usos turísticos, los agrícolas y los domésticos.
Esto tiene como consecuencia una seria competencia por los recursos hídricos y el
establecimiento de prioridades en el uso del agua.
El cambio climático tendrá una influencia considerable en la disponibilidad de recursos
hídricos, tanto en el plano temporal como en la concentración en el espacio, por
inundaciones.
Los impactos del cambio climático en los sistemas suelo-planta pueden ser importantes,
conduciendo a la pérdida de recursos edáficos y vegetales.
El turismo es muy dependiente de los recursos de agua tanto por lo que respecta al
consumo directo como por su relación con el paisaje y las actividades de ocio, entre las
que se incluye el golf.
Las consideraciones económicas con respecto a la atribución de recursos hídricos y de
suelo a los diversos usos en un contexto de cambio climático deberían tener en cuenta
especialmente la relación coste-beneficio en términos monetarios y de empleo.
9. Referencias
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turístico local: el caso de los municipios termales. International Conference on
Regional Science. Innovation and Geographical spillovers: New approaches
and evidence. Reus, Tarragona.
Golf Business Partners (2016): El valor añadido del golf al turismo 2016. Disponible
en:
http://www.rfegolf.es/ArtculosDocumento/Turismo%20e%20impacto%20econ
%C3%B3mico/Turismo%20e%20impacto%20econ%C3%B3mico%202016/20
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16%20Informe%20el%20valor%20a%C3%B1adido%20del%20golf%20al%20
turismo.pdf . Consulta el 6/09/16.
KPMG, Oxford Economics & SRI International (2008): The value of golf to Europe,
Middle East and Africa. A study on the golf economy. Disponible en:
http://www.bgia.org.uk/upload/public/documents/news/KPMG%20Golf%20Ec
onomy%20report_final.pdf. Consulta el 14/07/15.
Martín-Vide, J. (2016). Comunicación personal.
Salgot, M.; Díaz, A.; Priestley, G.; Folch, M.; Doménech, M.M. (2015): Reutilización
de aguas residuales en el riego de campos de golf: aspectos económicos.
International Conference on Regional Science. Innovation and Geographical
spillovers: New approaches and evidence. Reus, Tarragona.
Simpson, M.C., Gössling, S., Scott, D., Hall, C.M. and Gladin, E. (2008) Climate
Change Adaptation and Mitigation in the Tourism Sector: Frameworks, Tools
and Practices. UNEP, University of Oxford, UNWTO, WMO: Paris, France.
UN’s World Water Development Report Water and Energy (2014). UNESCO, Paris.