Agosto 31/ 2014Mensaje Dominical

Pst. Parrish Jácome Hernández

El Gran PanoramaTexto: Salmos 34: 19

Serie: En todo tiempo bendice a Jehová (4)

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El camino de la fe no excluye las aflicciones, su experiencia es incuestionable en el diario vivir donde se enfrentarán diversas circunstancias que desafiaran nuestra confianza y nuestras convicciones en el Señor. Caminar reconociendo esta verdad nos liberará de aquellos sentimientos confusos, donde el cuestionamiento al Eterno aflora cuando debemos pasar por estos momentos inesperados.Entender esta dinámica donde las adversidades, angustias, temores, dolores, llegan para cambiar los escenarios cotidianos es vital para encararlas con la garantía que otorga la palabra de Dios. Una verdad que se plasma en las promesas del Eterno, invariables, inagotables, que mantienen su vigencia, para dejarnos sentir su respaldo en esos momentos cuando las salidas o las puertas parecen totalmente cerradas.La decisión de seguir a Jesús en contextos desfavorables necesita mantenerse inalterable, reconociendo que las aflicciones nos permitirán conocer una faceta desconocido de nuestro Señor, quien sin dudarlo se hará presente para liberar, salvar y sanar a los suyos. Una dinámica que enriquece la fe al hacer visible las promesas del Maestro, que por tiempo se leyeron, memorizaron, pero que en el caminar diario, la necesidad de vivirlas, siempre será imprescindible.

Si los justos deben enfrentar muchas aflicciones; ¿En tu caminar lo has podido hacer o en algunos momentos entraste en amargura y cuestionamiento?

Al ser las aflicciones vivencias que no podemos evadir en nuestro caminar diario; ¿Podrías decir que tu experiencia de fe te ha ayudado o sigues luchando para entenderlas?

¿Al leer Salmos 34:11 tienes la plena seguridad de la promesa "De todas las aflicciones te librará el Señor " o consideras que existen algunas donde no es posible?

Una enfermedad o la pérdida de un ser amado es una aflicción dura de enfrentar; A la luz de este texto, ¿Consideras que el Señor puede liberarnos? ¿Podrías decir de qué forma?

A la luz de todo este salmo; ¿Qué se requiere hacer para enfrentar y superar las diversas aflicciones y no perder la disposición de bendecir al Señor?

El compromiso de quienes han decidido seguir a Jesús se debe reafirmar cada día; ¿Cuál es tu decisión al saber que los justos enfrentarán también muchas aflicciones?

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No desmayes, en las aflicciones, el Señor te sostendrá.

El crecimiento numérico que las iglesias evangélicas han experimentado generó una nueva dinámica donde las demandas por diferentes servicios cada vez se amplía. Esta variación ha despertado el interés de sectores tradicionales del comercio donde la presencia de música, literatura, suvenir con mensajes cristianos se ha extendido de forma significativa.La presencia masiva de curiosos, simpatizantes o nuevos creyentes siempre será desafiante para las iglesias. Conservar este resultado sin diluir la riqueza de un caminar con el Señor donde la palabra y la vivencia van afirmando la decisión y enseñando los nuevos valores de la fe, son determinantes para quienes enfrentan el desafío de conocer un mundo totalmente nuevo.Los primeros pasos son claves para entender la realidad de una vida nueva, donde los sinsabores, dolores, frustraciones, no desaparecerán, contrariamente se incrementarán en quienes abrazando la fe de forma sincera serán censurados o rechazados por esa decisión. Educar con integridad a quienes están llegando a las iglesias es vital para evitar una deserción que se produzca cuando las aflicciones continúen o se acrecienten.Compartir la verdad del evangelio de Jesucristo donde la invitación diaria es a seguirle en medio de la alegría, tristeza, salud, enfermedad, pobreza o riqueza, establecerá esa diferencia de asumir este llamado como una religión, que al realizar los mismos actos semana a semana, mes a mes, año tras año, canse y termine desertando. Enseñar que este caminar con el Señor en medio de las aflicciones proporciona vivencias que van dejando huellas es fundamental, para no permitir que el corazón se aflija o guarde resentimiento por circunstancias que a pesar de estar en la fe van a llegar. En el caminar con Dios no sólo existirán alegrías, triunfos, también estarán las aflicciones, en las cuales las posibilidades de crecer, madurar y conocer al Señor de una forma más profunda siempre estarán presentes, desafiándonos a seguir avanzando, descubriendo esa nueva esfera de fe que en nuestra vida cotidiana hará la diferencia.

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El salmos 34 termina con una declaración de confianza para quienes caminando con el Señor necesitan ser afirmados por los múltiples sinsabores que en la vida están enfrentando. La afirmación del salmista es consecuente con su propuesta de ilustrar por diferentes medios o formas el amor, la misericordia y la bondad del creador.

El recuento de David es extraordinario para señalar los cuatro grandes momentos o etapas que en la vida cotidiana se enfrentan. Estos tiempos están matizados por emociones profundas donde destacan aquellas que con mayor incidencia se hacen presente. El temor, las angustias, la incertidumbre y las aflicciones, son los grandes cuadros que al presentarse en este capítulo, permiten encontrar dirección y consejo.

Los vínculos que sostienen y afirman en el transcurrir de estas vivencias no se esconden, se manifiestan con claridad, permitiendo que los lectores encuentren el nexo que ha producido la fuerza para no desmayar a pesar de lo complejo de las circunstancias. El temor a Jehová, entendido como el caminar con Dios, que de forma diaria va descubriendo esa nueva vida, mediante los valores del Reino, es la piedra o eje central que fortalece.

La relación diaria con el Eterno permite que el hombre lo vaya descubriendo, afirmando mediante ese encuentro creador - criatura, donde su naturaleza, su carácter, su persona, se da a conocer. Una experiencia que va estableciendo un vínculo de confianza, capaz de expresar con libertad todas aquellas vivencias donde la actuación decidida del Señor se requiere de forma contundente.

El abatimiento que en el interior se produce es manifestado con recurrencia, mostrando la intervención directa y decidida del creador. Una manifestación que descansa en el testimonio histórico del creador usado por David para asegurar que no existirá necesidad que sus hijos estén atravesando, donde el Eterno no se haga presente.

El auxilio del creador se hace presente en respuesta al clamor, donde las palabras quedan pequeñas ante lo inesperado, quedando esa sensación de indefensión que requiere esa gracia que sólo llega del Eterno. La intención del salmista al reiterar el accionar del Señor en momentos difíciles busca atender esos temores que de otra forma no encuentren sosiego.

La aflicción está unida al quebrantamiento, donde las experiencias levantan dolores que no siempre logran procesarse de inmediato, requieren expresarse, dialogarse, exteriorizando aquello que sigue sin alcanzar respuesta. La presencia del Señor en esos espacios es determinante, acompañando mediante la palabra que trae consuelo y esperanza.

El quebrantamiento se produce cuando el corazón se expresa, trayendo a la luz aquellos dolores o sinsabores que no han logrado superarse. Un quebranto genuino donde la búsqueda del Señor es prioritaria, optando por un camino intencional que no desmaya en su deseo de ser escuchado y atendido por el Eterno.

La experiencia no es esquiva, arbitraria, pretendiéndose superarla sin entender que estos sinsabores no son fortuitos, en diferentes momentos y etapas se volverán hacer presentes. El aporte práctico de la palabra se recibe de inmediato, al convertirse en ese faro que sin perder su brillo brinda esa luz que se requiere para no perder el camino.

El Texto No es un PretextoDavid es frontal al señalar que estas vivencias llegarán, tendrán vigencia en muchos momentos, siendo necesario fortalecer ese caminar diario con Dios, donde su palabra, sus promesas, son una invitación constante a ejercitar la fe, para que la confianza no decaiga. Una verdad que cuesta entender cuando las expectativas de una vida sin sufrimiento se busca alcanzar. Las profundas crisis de fe se producen en este ámbito, cuando las circunstancias inesperadas producen desequilibrios emocionales donde los ajustes o los cambios no se quieren aceptar. Las adversidades como parte de esta vida no se ausentan del caminar de los hijos de Dios, enfrentando sinsabores que en el momento se levantan como gigantes invencibles.Los peligros de la vida son constantes donde la violencia, inseguridad, enfermedad, falta de empleo, son unas cuantas expresiones de esas circunstancias que generan esas aflicciones que golpean y en oportunidades paralizan. Las noticias inesperadas, aquellas que no queremos escuchar llegan, estimulando en nuestro corazón una sensación de vacío que necesita ir a la presencia del creador para expresársela.Presentar esa angustia que oprime, aprisiona, pretendiendo robar la esperanza que en el caminar con el Señor se ha construido, es una tónica que se repite en estos cuadros donde nuestra humanidad no puede esconder sus emociones. La necesidad de Dios es tan profunda que no puede esperar, requiere de esa intervención urgente, de esa manifestación inmediata, donde el cielo desciende para dejarse sentir en la tierra. La promesa del Señor se imparte para traer esa esperanza que la aflicción ha pretendido oscurecer, declarando que no existe ninguna situación que este robando la paz, el gozo, que el Señor no pueda y quiera quitarla. Frente al cuadro más demoledor somos llamados a declarar la palabra, aquella que al ser vertida cobra vida y proporciona el milagro que sólo el Eterno puede realizar. La liberación llega a causa del clamor, de un clamor sincero, íntegro, capaz de presentar el dolor propio o de otros con ese corazón que nada esconde, sino que expresa con total honestidad el anhelo más ferviente de su corazón. Atemorizarse ante el desafío no cabe, asumir el compromiso de solicitar en oración y súplica la acción contundente del Señor es vital para que la promesa se haga visible de forma plena y completa.Las vivencias con el Señor en los tiempos de aflicción irán forjando el carácter, las convicciones que den testimonio de ser verdaderos discípulos, aquellos que se atreven a imitar la fe del maestro, colocándose como sus instrumentos para acercar de parte del Señor esa liberación que en momentos apremia. Pasar por las aflicciones es parte de la vida, enfrentar las adversidades con la certeza de la presencia y el poder del Eterno será determinante para no desmayar cuando las noticias no sean favorables y se requieran actos de fe que den testimonio del poder liberador y sanador del Señor. Asumir este reto traerá alegría, beneplácito al padre celestial, quien lleno de amor respaldará las iniciativas y responderá las oraciones.

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“En el caminar con Dios no sólo existirán

alegrías, también estarán las

aflicciones, en las cuales las

posibilidades de conocer al Señor de

una forma más profunda siempre estarán presentes.”