adviento

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PP. PAULES. AÑO 2001 LA LLAMA DE LA ESPERANZA En este tiempo de Adviento, el anuncio de nuestra liberación: “Levan- taos, alzad la cabeza, se acerca vues- tra liberación”, suscita un poderoso sentimiento de esperanza. Nuestra generación, nuestro mo- mento histórico, vive ante una expec- tación absoluta de futuro, un futuro li- berador. Precisamente la tarea profé- tica del pueblo de Dios en el trans- curso de la historia ha consistido en encender la llama de la esperanza, esa llama frágil, agonizante, que cual- quier soplo, en cualquier instante, puede apagar. Si se medita en la interminable his- toria de los genocidios ocurridos sobre la tierra, se siente que es un milagro el que brille aún sobre el mundo esa luz inefable de unos ojos ilusionados en mirar hacia adelante. Hay otra amenaza para la espera expectante, propia de toda esperanza: la satisfacción por el presente. Siem- pre ha habido quienes se han evadido del futuro para refugiarse en el pre- sente, al cual han magnificado. Otros viven vueltos al pasado convertidos en estatuas de sal, como la mujer de Lot... Todo anclaje en el presente o en el pasado es un pecado contra la es- peranza. La fe, la verdadera fe, con- siste en vivir entre el presente y lo por venir; es decir, vivir no estancados en el hoy, sino en la esperanza. Nuestra fe no debe movernos a buscar lo que está fuera, por encima de nosotros, sino lo que nos aguarda delante de no- sotros. No es del mundo de donde nos quiere alejar la esperanza, sino de la situación actual del presente mundo. TIEMPO DE CONVERSIÓN El Adviento es tiempo de conver- sión, tiempo de preparar los caminos y enderezar las sendas para que se acerque el advenimiento del Reino. Sólo Dios puede desenmascarar nuestro autoengaño y arrancarnos de nuestra mentira. Esta acción que Dios realiza en el hombre es el juicio, el jui- cio de Dios. El primer paso de la con- versión estriba en sentirse juzgado por Dios. Lo que puede haber de decisión personal para cambiar está movido por la acción previa de la iniciativa de Dios. Cuando se ha recibido el fuego de la acción juzgadora de Dios, entonces se recibe el Espíritu. El juicio de Dios que nos lleva a la conversión, es el inicio de nuestra jus- tificación. Ahora bien, Dios no nos jus- tifica moviéndonos a realizar actos me- ramente externos, rituales, sino a dar buenos frutos; es decir, nos impulsa a la multiplicación de nuestros talentos, a las acciones fecundas de donación y de entrega, a vivir en la justicia. Somos justificados, si aceptamos el impulso de Dios a vivir en la justicia. La conversión es, por tanto, un cambio radical de mentalidad y de acti- tudes profundas, que luego se va ma- nifestando en acciones nuevas, en una vida nueva. Parroquia San Vicente de Paúl - Pza. S. Vicente de Paúl, 1 - Tf: 91.5693818 - 28025

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Page 1: adviento

PP. PAULES. AÑO 2001

LA LLAMA DELA ESPERANZA

En este tiempo de Adviento, elanuncio de nuestra liberación: “Levan-taos, alzad la cabeza, se acerca vues-tra liberación”, suscita un poderososentimiento de esperanza.

Nuestra generación, nuestro mo-mento histórico, vive ante una expec-tación absoluta de futuro, un futuro li-berador. Precisamente la tarea profé-tica del pueblo de Dios en el trans-curso de la historia ha consistido enencender la llama de la esperanza,esa llama frágil, agonizante, que cual-quier soplo, en cualquier instante,puede apagar.

Si se medita en la interminable his-toria de los genocidios ocurridos sobrela tierra, se siente que es un milagro elque brille aún sobre el mundo esa luzinefable de unos ojos ilusionados enmirar hacia adelante.

Hay otra amenaza para la esperaexpectante, propia de toda esperanza:la satisfacción por el presente. Siem-pre ha habido quienes se han evadidodel futuro para refugiarse en el pre-sente, al cual han magnificado. Otrosviven vueltos al pasado convertidos enestatuas de sal, como la mujer deLot... Todo anclaje en el presente o enel pasado es un pecado contra la es-peranza. La fe, la verdadera fe, con-siste en vivir entre el presente y lo porvenir; es decir, vivir no estancados enel hoy, sino en la esperanza. Nuestrafe no debe movernos a buscar lo queestá fuera, por encima de nosotros,sino lo que nos aguarda delante de no-sotros. No es del mundo de donde nosquiere alejar la esperanza, sino de lasituación actual del presente mundo.

TIEMPO DECONVERSIÓN

El Adviento es tiempo de conver-sión, tiempo de preparar los caminos yenderezar las sendas para que seacerque el advenimiento del Reino.

Sólo Dios puede desenmascararnuestro autoengaño y arrancarnos denuestra mentira. Esta acción que Diosrealiza en el hombre es el juicio, el jui-cio de Dios. El primer paso de la con-versión estriba en sentirse juzgado porDios. Lo que puede haber de decisiónpersonal para cambiar está movido porla acción previa de la iniciativa de Dios.Cuando se ha recibido el fuego de laacción juzgadora de Dios, entonces serecibe el Espíritu.

El juicio de Dios que nos lleva a laconversión, es el inicio de nuestra jus-tificación. Ahora bien, Dios no nos jus-tifica moviéndonos a realizar actos me-ramente externos, rituales, sino a darbuenos frutos; es decir, nos impulsa ala multiplicación de nuestros talentos,a las acciones fecundas de donación yde entrega, a vivir en la justicia. Somosjustificados, si aceptamos el impulsode Dios a vivir en la justicia.

La conversión es, por tanto, uncambio radical de mentalidad y de acti-tudes profundas, que luego se va ma-nifestando en acciones nuevas, enuna vida nueva.

Parroquia San Vicente de Paúl - Pza. S. Vicente de Paúl, 1 - Tf: 91.5693818 - 28025

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PARA ORAR

Señor, Dios de la esperanza, colma nuestra fe de alegría y de paz, para que con la fuerzadel Espíritu Santo, desbordemos de esperanza.

Lectura del profeta Isaías:

¡Qué hermosas son las palabras y las decisionesde los profetas que anuncian la paz,traen buenas noticias,pregonan la reconciliación y dicen al pueblo:“Dios es nuestro Señor”!Escuchad: los que gritan en nombre del puebloy defienden los derechos de los oprimidosviven las exigencias de Dios.Manteneos unidos en el trabajo y la fiesta,porque Dios quiere que hagamosde los deshechos humanos personas nuevas;del dolor, consuelo;y de la opresión, libertad.Ante la mirada de todo el pueblo,el Señor nos ha dejado su Espíritupara que no haya fronteras injustas,sino fraternidad e igualdad,constantemente queridas por Dios.

Oración: Te pedimos, Señor Dios nuestro, que nos concedas la conversión de nuestroscorazones y la transformación de nuestra sociedad; así obtendremos la reconciliación y seacrecentará nuestro deseo del advenimiento de Dios.

LA CORONA DE ADVIENTO

La corona ennoblece a la persona por su emplazamiento sobre la cabezacomo una guirnalda. Es símbolo de dignidad y majestad. Su forma redondarecuerda el siginificado del círculo: perfección y participación. Su contenido, ve-getal o mineral, simboliza la consagración. En suma, es expresión de elevación,poder y dignidad. Por consiguiente, es atributo de vírgenes y de reyes.

La corona de Adviento, que veremos colocada en las Eucaristías de cada domingo, expresa laexpectación del tiempo previo a la Navidad. Se construye con ramas de pino o muérdago trenzadas,en las que se incrustan cuatro velas que se encienden, una cada domingo de Adviento. El color verdede sus ramas es signo de esperanza, la luz de las velas recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo,y su forma redonda significa la eternidad. Así la corona de Adviento expresa que la luz y la vida triunfa-rán sobre las tinieblas y la muerte.

¿QUÉ ESEL ADVIENTO?

Adviento quiere decir adve-nimiento o hacia la venida. Alprincipio del cristianismo, estetérmino se refería a la últimavenida del Señor al final de lostiempos. Pero, al fijar la Igle-sia las fiestas de Navidad yEpifanía, se relacionó tambiéncon la venida de Jesús en lacarne. Estas dos venidas, la deBelén y la última, se conside-ran como una única, desdo-blada en dos etapas. Esta do-ble dimensión de espera carac-teriza todo el Adviento, con elque comienza el año litúrgico.Al ser la venida de Cristoanunciada por los profetas, se-ñalada por el Precursor y rea-lizada por la Virgen, tres sonlas figuras centrales del Ad-viento: Isaías, Juan Bautista yMaría. Durante todo el Ad-viento, tiempo de esperanza yde preparación, se lee el librode Isaías. Los domingos se-gundo y tercero se centran enla persona y obra del Bautista.El final del Adviento (4º do-mingo) se dedica a María, quelo vivió intensamente durantelos nueve meses de gestaciónde Jesús.

PARA REFLEXIONAR

1º DOMINGO DE ADVIENTO: Es hora de espabilarse.

2º DOMINGO DE ADVIENTO: Convertíos, está cerca el Reino de los cielos.

3º DOMINGO DE ADVIENTO: El Señor está cerca, tened paciencia.

4º DOMINGO DE ADVIENTO: Va a entrar el Señor: Ël es el Rey de la gloria.