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Índice
Introducción.......................................................................................................2
Justificación.......................................................................................................3
Objetivo general.................................................................................................4
Objetivo especifico.............................................................................................4
Nacimiento de Adolf Hitler.................................................................................5
La Primera Guerra Mundial...............................................................................6
Lazos de sangre................................................................................................7
El germen..........................................................................................................9
El III Reich.........................................................................................................9
Adiós a Berlín..................................................................................................10
El nazismo.......................................................................................................11
Mi lucha...........................................................................................................12
Segunda guerra mundial.................................................................................13
Los ejércitos.....................................................................................................14
La invasión de Polonia y de Europa occidental...............................................15
La guerra en el norte de África y la invasión de los Balcanes.........................16
La invasión de Rusia.......................................................................................16
Pearl Harbour: Estados Unidos entra en la guerra..........................................17
La contraofensiva de los aliados......................................................................17
Un nuevo orden...............................................................................................18
Muerte de Hitler...............................................................................................19
Conclusión.......................................................................................................20
Referencias bibliográfica.................................................................................21
Anexos.............................................................................................................22
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Introducción
En el presente trabajo desarrollaremos el tema del Liderazgo. Lo haremos mediante el estudio de Adolf Hitler como ejemplo histórico y real de un Líder Social.
Elegimos a este personaje ya que nos llamó la atención su increíble capacidad de argumentación, de defensa de sus ideales -por más que fueran retorcidos y negativos- y, sobre todo, su facultad de convencimiento, de elocuencia. De hecho, su capacidad intelectual y discursiva eran tales que logró que más de medio pueblo alemán aceptara, o bien se conformara, a sus órdenes irracionales y racistas. Sólo un verdadero líder social, político y militar podría haberlo logrado, aunque para una meta funesta.
Gestado en una Alemania que necesitaba de un líder capaz, surgió de una familia tipo y conquistó el poder político y militar con vertiginosa rapidez. Usó y abusó de él, pero, ¿por qué lo hizo? ¿Cómo surgió en él el racismo? ¿Por qué fue capaz de persuadir al pueblo alemán de seguirlo? ¿O por qué el pueblo mismo se dejó llevar por este líder, sabiendo cuáles eran sus intenciones? Nuestra meta es, mediante éste trabajo, poder contestar todas estas preguntas y algunas otras que surjan a lo largo del desarrollo del trabajo, pues queremos entender la importancia de éste líder social y, sobre todo, mediante el estudio de uno de ellos, esperamos entender qué rol cumplen los líderes en general, y por qué siempre se habla de que “un grupo verdadero no puede funcionar sin un líder”.
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Justificación.
Mediante éste trabajo, poder contestar todas estas preguntas y algunas otras que surjan a lo largo del desarrollo del trabajo, pues queremos entender la importancia de éste líder social y, sobre todo, mediante el estudio de uno de ellos, esperamos entender qué rol cumplen los líderes en general, y por qué siempre se habla de que “un grupo verdadero no puede funcionar sin un líder”.
Para comenzar convendremos que “líder es una función que surge en los grupos, un individuo cuya conducta es el medio más adecuado para conseguir los objetivos grupales, visto por los demás miembros de un grupo como alguien que los ayuda a resolver sus dificultades. El líder influye sobre los demás más de lo que es influido por éstos. Es resultado de un acuerdo implícito o explícito entre los miembros.”
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Objetivo general
Lograr la salvación de Alemania. Mientras, fue tratado por un médico militar y un
especialista en psiquiatría, que, según se informa, diagnosticó al cabo como
«incompetente para comandar gente» y «peligrosamente psicótico». Su
comandante declaró: Nunca promoveré a este histérico!». Sin embargo, el
historiador Sebastián Haffner, refiriéndose a la experiencia de Hitler en el frente,
sugiere que por lo menos tuvo algún tipo de entendimiento con los militares.
Objetivo especifico
El objetivo específico de La política social partía de que, para cumplir su destino, la
nación alemana debía contar con una población abundante; el régimen luchó
contra la tasa de mortalidad, a base de mejorar el estado sanitario de la nación,
pero sobre todo fomento la natalidad. Los escasos recursos obtenidos no
detuvieron el envejecimiento de la población.
Los dirigentes nazis, por razones de orden racial y económico, deseaban el
mantenimiento de una población agrícola numerosa. Sin embargo, los planes
económicos que precisaban mano de obra en la industria, trajeron el éxodo del
campo a la ciudad.
En cuanto a los obreros industriales, el régimen se preocupó de mejorar las
condiciones de trabajo y de vida, pero sujetos a una disciplina militar, debían
trabajar mucho más por un salario nominal que apenas aumentaba. La situación
de empleados y funcionarios era similar. No obstante, la mayoría de los alemanes
mantuvieron su adhesión al régimen por el engrandecimiento de la nación.
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Nacimiento de Adolf HitlerNació el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn (Austria).
Hijo de Alois Hitler, un funcionario de aduanas aficionado al alcohol, y de la
campesina Klara Hitler, por quién su hijo sintió toda su vida una gran devoción.
Adolf Hitler fue un estudiante mediocre que no llegó a finalizar la enseñanza
secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no
fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913, donde
vivió gracias a una pensión de orfandad y a algunos ingresos de los cuadros que
pintaba.
En la I Guerra Mundial se alistó como voluntario en el Ejército bávaro. Hitler
demostró ser un soldado entregado y valiente, aunque la más alta graduación que
consiguió fue la de cabo, debido a que sus superiores consideraban que carecía
de dotes de mando. Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y
permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado oficial de instrucción y se le
asignó la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y
democráticas. Hitler se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista, en
septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa
época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido Nazi) y Hitler fue elegido en
1921 su presidente (Führer) con poderes dictatoriales. Difundió su doctrina de
odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que organizó
y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus
enemigos políticos. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de
Baviera gracias a la colaboración de oficiales de alta graduación y empresarios
adinerados.
En noviembre de 1923, en un momento de caos político y económico, encabezó
una rebelión en Munich contra la República de Weimar, en la cual
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se autoproclamó canciller de un nuevo régimen autoritario. No obstante, el
conocido como putsch de Munich fracasó por falta de apoyo militar. Adolf Hitler
fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su
autobiografía: Mein Kampf (Mi lucha). Fue liberado gracias a una amnistía general
en diciembre de 1924. Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes
aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración entre judíos y
comunistas. Consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo
reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria
nacional. La representación del partido nazi en el Reichstag pasó de 12 diputados
en 1928 a 107 en 1930. El partido continuó creciendo durante los dos años
siguientes aprovechando la situación creada por el aumento del desempleo, el
temor al comunismo y la falta de decisión de sus rivales políticos.
La Primera Guerra Mundial.
La Primera Guerra Mundial había dejado una Alemania derrotada política y
económicamente, en un frustrado proceso por implantar la democracia liberal que
reemplazara anteriores monarquías. Ello, unido al arraigo de su tradición militar y
del nacionalismo romántico según el cual el Estado era la encarnación del espíritu
del pueblo, así como ciertos hábitos autoritarios de la sociedad alemana,
constituía un excelente caldo de cultivo para cualquier nacionalsocialismo, tan en
boga en la época.
Adolf Hitler añadió con maestría el elemento del racismo para formar la mezcla
explosiva y paranoica que galvanizaría a toda una nación. Consiguió el apoyo de
un ejército herido en su honor; de los industriales enfrentados a los sindicatos y al
temor de la ideología marxista; de una frustrada clase media y del proletariado
«víctima de los sindicatos y de los partidos políticos». Supo concitar en todos el
odio a los judíos, como elemento cohesionador, y proponerles la superioridad de la
raza aria como única válida para dominar el mundo.
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Su obra Mein Kampf (Mi lucha) se convirtió en evangelio de masas, sin ser tratado
de política, y en libro santo de la vida e ideas del jefe supremo, sin ser ninguna
confesión del autor, a pesar del título. Según lo expuesto en él, la raza aria es
superior por naturaleza; el Estado es la unidad de «sangre y suelo»; el Fürher es
la encarnación del Estado y por tanto del pueblo... Nada nuevo. Pero sí el arma
más eficaz para la más cruel derrota del pueblo que la utilizó, el mayor genocidio
de la historia y la destrucción de Europa.
Lazos de sangreLa búsqueda de unos antecedentes familiares que pudieran justificar el
desequilibrio de Hitler indujo a la construcción de diversas historias acerca de sus
orígenes. La oscuridad de los pocos datos reales y la escasa fiabilidad de algunos
de los vertidos por él en su libro Mein Kampf, contribuyeron a suscitarlas. Así, se
ha especulado sobre el posible alcoholismo de su padre, sobre que éste murió
confinado en un manicomio, o que su madre fue una prostituta y tuvo un abuelo
judío. Ninguna de estas hipótesis ha podido probarse y sólo se puede afirmar con
absoluta certeza que Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau del Inn,
pueblo fronterizo de la Alta Austria, y que fue el tercer hijo de un matrimonio
formado por el inspector de aduanas Alois Hitler y su tercera esposa, Klara Pólzl.
Se supone que su abuelo fue Johann-Georg Hiedler, molinero de la Baja Austria
que en 1842 se casó con una campesina, Maria Anna Schicklgruber, quien ya
tenía un hijo natural de cinco años, Alois, cuyo padre no era otro, al parecer, que
el propio Hiedler, aunque no le dio su apellido. Casi cuarenta años más tarde, en
1876, Johann-Nepomuk Hiedler, hermano del anterior, se presentó con Alois ante
el párroco de Dóllersheim y le pidió que borrase del registro la palabra «ilegítimo»
y lo inscribiera como Alois Hiedler por deseo expreso del padre. Johann-Georg
llevaba veinte años enterrados y su madre treinta, pero el cura accedió. Alois, al
año siguiente de su legitimación, cambió su apellido Hiedler, de origen checo, por
el de Hitler, de grafía similar a su fonética.
Alois Hitler había ingresado a los dieciocho años en el Servicio Imperial de
Aduanas y hasta 1895 trabajó como oficial en distintos pueblos de la frontera
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austrobávara. Había contraído matrimonio con Anna Glass en 1864, mucho mayor
que él, que murió sin descendencia en 1883. Un mes después se casaba con
Franziska Matzelberger, quien ya le había dado un hijo, Alois, y tres meses
después de la boda le dio una hija, Angela, la única con quien Adolf había de
mantener relación durante toda su vida, y de cuya hija Geli Raubal llegó a
enamorarse. Esta segunda esposa fallecía también poco más tarde de una
tuberculosis. En enero de 1885 Alois se casó con Klara Pólzl, en terceras nupcias.
En mayo nacía Gustav. Tanto éste como una hija nacida en 1887 murieron en su
infancia. En 1889 nacía Adolf y más tarde Paula.
Adolf Hitler tenía seis años cuando su padre se jubiló. La familia dejó entonces
Passau, su último destino, se mudó a Hafeld-am-Traun, luego a Lambach y por
último compraron una casa en Leonding, aldea en las afueras de Linz. Allí pasaría
Hitler su infancia y por ese motivo es considerada la «ciudad natal del Führer» y
por lo tanto centro de peregrinación nazi. Su padre murió el 3 de enero de 1903
dejando una pensión a su viuda. Dos años después su madre vendió la casa por
diez mil coronas y se establecieron en Linz.
En el verano de 1905 Adolf concluye sus estudios por obligación, pues su
mediocre rendimiento en la Recalcule le había valido la expulsión sin conseguir
título alguno. Cuando su madre murió, en 1907, se trasladó a Viena con el dinero
de la herencia. Dibujaba por afición y esperaba convertirse en un pintor
académico. Se inscribió para las pruebas de acceso en la Academia de Artes
Plásticas, pero fracasó en el examen de ingreso. Al año siguiente reunió la mayor
cantidad de sus dibujos y volvió a la academia, pero la institución, tras
observarlos, esta vez ni siquiera lo admitió a examen.
Fue entonces, a finales del año 1908, cuando entró en contacto con el
antisemitismo mediante las teorías de Liebenfels. En ellas se vislumbra ya el
germen de su ideología posterior: Liebenfels llamaba Arioheroiker ('héroes arios')
a la raza rubia de los señores y los enfrentaba a los seres inferiores, los Affingen
('simiescos'), para concluir que la necesidad de diezmar a estos últimos era
biológicamente justificada, pues acabaría con el engendro del mestizaje.
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Durante todo el año siguiente Hitler consumió cantidades de esos panfletos
racistas. Ya entonces vivía miserablemente, había agotado su herencia y no
trabajaba; se alojaba en una residencia para hombres indigentes y pasaba hambre
en sus vagabundeos por Viena. Además, no se presentó a los reiterados
llamamientos para cumplir el servicio militar y, a los veinticuatro años -edad a la
que cesaba la obligación de ingresar a filas-, cruzó la frontera alemana,
instalándose en Munich.
El germen
Las autoridades austríacas averiguaron su paradero y le obligaron a comparecer
en su consulado en Munich y luego ante la comisión de reclutamiento de
Salzburgo. Allí, dado su débil estado físico, fue declarado no apto e inútil para la
milicia. El 16 de agosto de 1914 se presentó como voluntario al ejército alemán: la
Primera Guerra Mundial había comenzado. Herido y gaseado en el frente, fue
condecorado con sendas cruces de hierro al mérito militar de segunda y de
primera clase, honor este último muy raro para un sargento, como él era.
Según testimonios, fue un soldado valiente y se ganó pronto la simpatía de sus
superiores gracias a su marcado antisemitismo. Fue nombrado oficial de
propaganda del Reichswehr, el ejército regular, y se dedicó a predicar el ideal
nacionalista y la lucha contra los bolcheviques entre sus camaradas, dando
numerosas conferencias. El 12 de septiembre de 1919 fue comisionado a asistir a
una asamblea del incipiente Partido Obrero Alemán (DAP) con el objeto de
recabar información sobre dicha asociación. Hitler intercambió impresiones con el
presidente del DAP, Antón Drexler, y todo habría terminado allí, quizá, si no
hubiese recibido poco después una tarjeta postal en que la dirección del partido
(entonces no contaba con más de cincuenta afiliados) le comunicaba su ingreso
en el mismo.
El III Reich
Bajo la finta del culto al deber y la jerga prusiana, el nuevo Estado reflejaba los
rasgos de su creador: eficaz, pero desordenado, enérgico y centralizado. Hitler fue
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fiel a sus costumbres vienesas: se levantaba a las doce, y amparado por un gran
número de secretarios privados con rango ministerial que filtraban a sus visitantes,
recibía sólo a quien le apetecía y sólo por un par de minutos. Su vitalidad aparecía
durante la noche, cuando su terror a la soledad le conducía a mantener extensos
monólogos hasta la madrugada.
No existían reuniones de gobierno. Las leyes se promulgaban mediante sus
escuetas órdenes y más tarde sólo bastaría con una observación caprichosa. Sus
incondicionales anotaban todas sus ocurrencias espontáneas y las transmitían a la
nación como órdenes del Führer. Existe una anécdota a este respecto que,
fundada o no, resulta sin duda ilustrativa: Hitler dice a sus acompañantes, frente a
la iglesia de San Mateo de Munich, que la próxima vez no quiere ver esa pila de
piedras. Él se refería a un montón de adoquines que estaban apilados cerca de la
entrada, pero su observación se interpreta como una alusión a la iglesia y ésta es
demolida sin más al día siguiente.
Adiós a Berlín
La dominación de Hitler se extendió pronto por toda Europa. El 22 de junio de
1941 atacó la Unión Soviética y el fracaso frente a Moscú lo condujo a tomar él
mismo el mando del ejército de tierra. Aún a fines de 1942 su empresa era exitosa.
Ese año ya se había anunciado, aunque veladamente, la «solución final a la
cuestión judía», y se sucedían los asesinatos masivos de judíos en toda Europa.
En Polonia se acaban de construir nuevos campos: Auschwitz-Birkenau, Chelmno,
Majdanek, Treblinka, Sobibor, Belzec. Incluidos los judíos rusos, los cálculos
menos pesimistas estiman las víctimas en más de cuatro millones.
El 10 de septiembre se había conseguido la expansión máxima de los alemanes
en la Unión Soviética. La guerra se vio estancada y el adversario obligó a
Alemania a defenderse. En noviembre las fuerzas aliadas desembarcaban en
Marruecos y Argelia, y en enero de 1943 la Conferencia Angloamericana de
Casablanca exigía la capitulación incondicional. Un mes después, el ejército
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alemán debía rendirse en Stalingrado. Goebbels declaró entonces la «guerra
total».
Durante los meses siguientes, sin embargo, el poder alemán fue decayendo
abrumado por diferentes acontecimientos. En abril y mayo la resistencia se rebeló
en el gueto de Varsovia y el Afrika-Korps italo-germano capituló en Túnez. En julio
los aliados entraron en la fase de bombardeos masivos sobre Hamburgo y
destruyeron gran parte de la ciudad; el día 10 los ingleses y norteamericanos
desembarcaron en Sicilia y el 25 cayó Mussolini. Italia declaró entonces la guerra
a Alemania. El 1 de diciembre Roosevelt, Churchill y Stalin, reunidos en la
Conferencia de Teherán, plantearon la conveniencia de desmembrar Alemania. En
junio de 1944 los aliados desembarcaron en Normandía.
El nazismo
Al empezar el siglo aparecieron los principios de una ideología que años más
tarde cristalizó en el nacionalsocialismo, doctrina conocida también con el nombre
de nazismo. Los principios del nacionalsocialismo, reforzados por la teoría de la
superioridad de la raza aria, se caracterizan por su antisemitismo, su apología de
la acción y de la violencia y el autoritarismo.
Partidario de estas teorías, Adolf Hitler se unió en Munich al Partido Obrero
Alemán tras la Primera Guerra Mundial. En 1920, dicho partido adoptó el nombre
de Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo y, al año siguiente, Hitler se
convirtió en su líder. En el libro Mi lucha (Mein kampf) Adolf Hitler describe el
programa del movimiento, al que añadió algunas vagas ideas socialistas y
anticapitalistas, que fueron, posteriormente, abandonadas. El nacionalsocialismo
reclutó a sus seguidores principalmente entre los oficiales desmovilizados,
soldados y también miembros de la clase media baja.
El partido tenía unidades organizadas militarmente, Las Sturmabteilungen (SA), más conocidas popularmente por los "camisas pardas" debido al color de sus uniformes. Junto a éstas,
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las Schutzstaffeln (SS), unidades de élite ligadas al propio Hitler mediante Juramento, tenían a su cargo la seguridad interior del estado. Argumentando que el partido había de ser regido por un único líder, el Führer, Adolf Hitler se erigió en jefe indiscutible del mismo. La esvástica o Cruz gamada fue elegida como emblema y, en 1926, se introdujo el saludo Con el brazo derecho levantado y la exclamación "Heil Hitler".
Mi lucha
Aunque sea de segunda mano, Hitler expresó personalmente estos principios en
su autobiografía espiritual, Mi lucha (Mein Kampf, 1925) de la cual, en 1961, se
publicó una parte inédita de carácter más teórico-programático. La obra fue escrita
en 1924 (durante los nueve meses de prisión que pasó en la fortaleza de
Landsberg, por elputsch de Munich de 1923) y publicada también en Munich los
años 1925 y 1927, en dos volúmenes, que alcanzaron enorme difusión al subir al
poder el régimen nazi (cuatro millones de ejemplares hasta 1939).
La primera parte de Mi lucha es de carácter autobiográfico y reconstruye su
juventud en Austria y, en particular, el período de Viena (hasta 1912), cuando en la
mente inquieta de Hitler germinaron los sueños de grandeza alemana y de odio
antisemita; el período de Munich; la participación en la guerra, a la que Hitler se
incorporó como voluntario en un regimiento de Baviera; la acción activista en la
"Deutsche Arbeiterpartei", de extrema derecha, con su bagaje formado de
revanchismo, racismo, superioridad germánica; la fundación del partido nazi.
El desarrollo de Mi lucha suponía un programa político más inmediato. Desde la
previsión apocalíptica, Hitler descendía hasta la exigencia de la revisión radical del
tratado de Versalles y a la humillación de Francia. Sin embargo, ya desde
entonces Hitler preveía que la expansión de Alemania tendría lugar hacia las
llanuras del Este mejor que en la sumisión de Occidente.
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Segunda guerra mundial
Para entender las causas que provocaron la Segunda Guerra Mundial hay que
comprender cómo se desarrollaron las relaciones internacionales en el período de
Entreguerras (1919-1939), etapa marcada por las consecuencias del Tratado de
Versalles y por la crisis económica de 1929. Fue principalmente en Alemania
donde se dieron una serie de circunstancias económicas y sociales que
favorecieron el desarrollo del fascismo alemán. Todos los países establecieron, a
raíz de la crisis económica del 29, políticas de intervención del Estado en sus
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economías. Pero fue en los regímenes totalitarios, por razones de desarrollo
demográfico, y en especial en Alemania, donde el espacio vital se vio vinculado al
sentimiento ultranacionalista. Este hecho es consecuencia clara del tratado de
Versalles que, con el tiempo, desembocó en la política expansionista alemana que
provocó la Guerra.
Los historiadores están de acuerdo en el protagonismo de Hitler como causante
de la guerra. No hay que olvidar que el Führer hizo uso del poder que le daba su
constitución para actuar como jefe de las Fuerzas Armadas (Wehrmach) y
organizar un Alto Mando de las Fuerzas Armadas sobre el que mandaba. Hitler
logró la unión con Austria (Anschluss) y la adquisición de los Sudetes, lo cual fue
admitido por las democracias occidentales en la conferencia de Munich (1938),
negociaciones que fueron objeto de muchas críticas por parte de los países
europeos, especialmente dirigidas a Chamberlain, primer ministro británico. El
siguiente paso, la ocupación del llamado corredor de Dantzig, fue el
acontecimiento que provocó la Segunda Guerra Mundial.
Los ejércitos
Las democracias occidentales no habían firmado alianzas formales que las
unieran ante el peligro alemán, aunque existieron pactos tras la llegada de Hitler al
poder como el malogrado pacto de Stressa. Cada uno de los futuros aliados contra
el Eje (Roma-Tokio-Berlín), había desarrollado de forma radicalmente distinta sus
medios bélicos: Francia mejoró y desarrolló su sistema de trincheras (la famosa
línea Maginot), previendo una guerra de posiciones como en la Primera Guerra
Mundial, pero este sistema de trincheras no iba más allá de Holanda y Bélgica,
pues confiaba en su neutralidad.
Por lo que respecta a Gran Bretaña, no desarrolló un arma que se convertiría en
vital (como, por ejemplo, fue el portaaviones), pero acertó en dos armas
fundamentales: el radar y la aviación. La URSS, por su parte, contaba con sus
enormes recursos humanos; el otro gigante mundial, Estados Unidos de América,
al comienzo de la guerra no mantenía una gran capacidad militar, pero enfocó su
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producción industrial a la fabricación de armas, entre ellas, portaaviones,
acorazados y bombarderos.
En el caso alemán, los términos del tratado de Versalles exigían la
desmilitarización del país, lo que hizo que se deshicieran del armamento antiguo;
por ello, cuando Hitler vio en el ejército y la industria de guerra el medio para
incentivar la producción, absorber el paro y favorecer su política anexionista,
orientó la política económica de Alemania hacia la producción de armas
modernas, especialmente tanques y aviación. Aunque desechó la fabricación de
portaaviones y otros barcos de superficie, construyó una enorme flota de
submarinos. No hay que olvidar que Alemania contaba con un gran desarrollo
económico y un importante potencial técnico, tanto en la metalurgia como en la
industria química y eléctrica, de gran aplicación en la industria de guerra. Sin
embargo, el punto débil de Alemania y decisivo en el desarrollo de la guerra fue su
falta de ciertas materias primas indispensables, entre otras, el hierro.
La invasión de Polonia y de Europa occidental
Una vez que Alemania firmó el pacto de no-agresión con la URSS de Stalin, Hitler
se vio con fuerzas para continuar con su política expansionista, anexionándose el
corredor de Dantzig que separaba los territorios de Prusia del resto de Alemania.
Tras esta invasión del territorio polaco (septiembre de 1939), Alemania ocupó
Posnania, la Alta Silesia y, más tarde, el resto del territorio polaco.
En esta invasión se llevó a cabo un nuevo sistema táctico conocido a partir de
entonces como Guerra relámpago: en ella se empleaban importantes recursos
armamentísticos, sobre todo divisiones de tanques, que impedían una respuesta
rápida y efectiva del enemigo. Entretanto, la URSS, de acuerdo con una cláusula
secreta del tratado germano-soviético, ocupó la zona oriental de Polonia, territorio
que había pertenecido a la Rusia zarista.
Tras la ocupación de Polonia, Alemania recibió un ultimátum de Francia y Gran
Bretaña. En el tratado de Munich sobre la cuestión de los Sudetes se habían
comprometido a defender a los polacos de una agresión similar, la cual era
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previsible según el programa político nazi. Al no aceptarlo Alemania, los aliados le
declararon la guerra. En ese momento, yendo más allá del pacto con Alemania,
Rusia comenzó la ocupación de los territorios del Báltico y Finlandia, con gran
recelo por parte de Hitler.
La guerra en el norte de África y la invasión de los Balcanes
Una vez que Francia firmó el armisticio, Mussolini decidió que Italia entrara en la
guerra para satisfacer sus ambiciones territoriales en los Balcanes y el norte de
África. En Otoño, Italia ocupó Grecia desde Albania, pero griegos y británicos
lograron rechazarles. En el norte de África trató de ocupar Egipto desde su colonia
de Libia, pero fueron igualmente rechazados.
Hitler, que ya pensaba en el ataque a la URSS, tuvo que desviar parte de sus
tropas y medios en ayuda de su desastroso aliado. En el norte de África, Rommel,
jefe de los Africa Korps (tropas mecanizadas del desierto), logró llegar a la ciudad
egipcia de El Alamein, donde las tropas del británico Montgomery lograron
rechazarles debido a la inferioridad en tanques y a la escasez de combustibles y
alimentos. En los Balcanes, las tropas alemanas trataron de solucionar los
problemas italianos y ocuparon la zona para asegurarse el suministro de petróleo
rumano. Las naciones balcánicas (Rumania, Bulgaria, Hungría) decidieron
adherirse al Pacto Tripartito, firmado entre Alemania, Italia y Japón en 1940 y
conocido como el eje Roma-Tokio-Berlín. Alemania culminó la ocupación de los
Balcanes con la invasión de Creta en 1941.
La invasión de Rusia
A pesar de que Alemania y la URSS tenían un pacto de no-agresión, las
anexiones efectuadas por Stalin molestaron enormemente a Hitler. Alemania no
quería renunciar a su espacio vital y, a la vez, veía como su mayor enemigo al
sistema bolchevique; por ello, Hitler preparó concienzudamente la Operación
Barbarroja para conquistar la URSS y, más tarde, abatir el poderío británico en
Oriente Medio. En julio de 1941 se inició la campaña de Rusia, a la que fueron
enviados tres cuerpos de ejércitos: hacia el norte (Leningrado), hacia el centro
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(Moscú), y hacia el sur (Ucrania). Los rusos firmaron un acuerdo con los británicos
y al mismo tiempo trasladaron su industria hacia el interior para que no cayera en
manos alemanas.
Pearl Harbour: Estados Unidos entra en la guerra
Los americanos, que en un primer momento quisieron mantenerse estrictamente
neutrales, comenzaron paulatinamente a servir a los intereses de los aliados,
hecho que se hizo patente cuando Roosevelt, presidente de Estados Unidos de
América, logró que el Congreso aprobase la ley de Préstamo y Arriendo que
permitió a los Aliados surtirse de todo tipo de materiales y armas sin tener que
pagar en el momento de la compra. Se estaba ayudando con todos los medios
económicos a la lucha contra Alemania.
Por otra parte, Japón comenzó a ocupar las colonias británicas, francesas y
holandesas en el Pacífico y Oriente con apoyo, en muchos casos, de nacionalistas
indígenas. Japón necesitaba espacio vital pero también precisaba de los
suministros que Estados Unidos le negaba al apoyar a China, país que estaba en
conflicto contra el imperio del Sol Naciente. La intervención de Estados Unidos
parecía inminente, pero Japón quiso dar un golpe sorpresa y, sin previa
declaración de guerra, bombardeó la base naval de Pearl Harbour (Hawái). Los
nipones contaban con un pacto anterior de no-agresión con Rusia y comenzaron a
ocupar, sin mayores problemas las islas del Pacífico (Filipinas, Tailandia,
Birmania...), que se añadían a las anteriores conquistas de Indochina e Indonesia.
La contraofensiva de los aliados
Hasta mediados de 1942 los alemanes llevaron la iniciativa en las campañas
bélicas pero, a partir de 1943, comenzaron las primeras victorias aliadas: en el
Pacífico, los ataques japoneses a las bases americanas de Midway y Guadalcanal
fueron detenidos, mientras en el Atlántico la producción de barcos y submarinos
de los aliados aventajaba el esfuerzo alemán.
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En el norte de África, las tropas de Rommel fueron derrotadas por el desembarco
de Eisenhower en Marruecos y Argelia y por la ofensiva de Montgomery en Egipto,
que inició, acto seguido, el desembarco en Italia. En el frente soviético, las tropas
alemanas fueron derrotadas en Stalingrado a pesar de contar con las mejores
tropas.
El peso de la ofensiva recayó sobre las tres grandes potencias: URSS, Estados
Unidos de América y Gran Bretaña. Los frentes orientales y el Pacífico quedaron
reservados a los rusos y americanos respectivamente; mientras, en Europa
occidental y en África, americanos y británicos se pusieron de acuerdo sobre la
estrategia a llevar a cabo y se impuso finalmente la de aquéllos por la superioridad
de sus efectivos. La iniciativa de ataque en Europa fue americana, y en el norte de
África, británica.
Un nuevo orden
Poco después de que estallara la guerra, los beligerantes comenzaron a preparar
la paz: los del Eje según sus proyectos imperialistas y autoritarios y los
occidentales de acuerdo a unos principios democráticos y de libertad de los
pueblos. Entre las conferencias preparatorias destaca la Carta del Atlántico
(agosto de 1941), donde Churchill y Roosevelt definieron sus objetivos comunes:
paz justa y destrucción de la tiranía nazi. Igualmente, las Conferencias de Yalta y
Potsdam hablaban de estos fines, cediendo la zona liberada por los soviéticos a
éstos mientras la occidental quedaba bajo la influencia de los Aliados. Alemania
quedaría dividida en cuatro partes administradas, respectivamente, por Inglaterra,
la URSS, Estados Unidos y Francia.
La consecuencia no prevista de estas conferencias fue la creación de dos grandes
potencias, Estados Unidos y la URSS, que comenzaron a dominar los asuntos
mundiales a costa de Gran Bretaña y, en general, de toda Europa. Por otro lado, la
guerra provocó el movimiento descolonizador y la división del mundo en dos
bloques, establecidos por el hecho de decantarse los nuevos países por la
influencia occidental o la soviética. Los grandes derrotados comenzaron a recibir
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la ayuda política y económica de los aliados y fueron integrándose en el bloque
occidental.
Muerte de HitlerLa muerte de Adolf Hitler, jefe del Partido Nazi y canciller de
Alemania de 1933 a 1945, se produjo el 30 de abril de1945; Hitler se suicidó por
medio de un disparo en la cabeza junto a su esposa, Eva Braun, que recurrió al
envenenamiento con cianuro. La falta de información pública referente al paradero
de sus restos y los informes confusos al respecto animaron los rumores de que
Hitler podía haber sobrevivido al fin de la Segunda Guerra Mundial. La duda se
suscitó intencionadamente por las autoridades de la Unión Soviética, que
ocultaban información relevante sobre el suceso.
En 1992, la publicación de los registros mantenidos por la KGB soviética y por
la FSB rusa confirmó la versión ampliamente aceptada de la muerte de Hitler,
como fue descrita por el historiador británico Hugh Trevor-Roper;1 sin embargo, los
archivos rusos no muestran lo que sucedió con el cadáver de Hitler.
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Conclusión
Hitler era un soldado anormal que en el ejército siempre asumía las decisiones
tomadas y las respetaba. Se formó siendo una persona recta y derecha, teniendo
un carácter dictatorial, con una facilidad de dirigir, con un carácter recto. Lo cual lo
llevo a ser el presidente de la republica de Una Alemania poderosa y potencial.
Pero eso no significaba que con la fuerza y frialdad que el tenia, iba a poder
limpiar y hacer lo que quería con su nación y su pueblo, asesinando miles de
judíos, homosexuales, gitanos, etc.; lo cual no justifica nada. También podemos
declarar que este asesino a miles de comunistas y personas de otras tendencias,
destruyendo su pueblo al eliminar a tanta gente. Con respecto de salvar y limpiar
el mundo, nunca pensó que lo ensucio con su nombre, con miedo y llantos, miles
de personas sufrieron pérdidas enormes, ensucio el piso de países y contamino
las conciencias futuras de su Alemania y del mundo actual, como los neonazi de
chile y el mundo. Matar a miles de cientos de personas por tener ciertos rasgos y
“anormalidad’’, como lo hizo en Polonia 60.000 discapacitados mentales y físicos
(llamado Programa Gnadentod).Por más que haya querido lograr curar su patria,
este le causo la fama por su corrupción, sus muertes y tantos atropellos contra los
derechos del hombre. Ninguna ideología, o idea política o social tiene el derecho
de exterminar seres que por muy diferentes que sean, porque estos son libres de
vivir y disfrutar la vida como todos lo hacemos.
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Referencias bibliográfica
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ARENDT, Hanna. As origens do totalitarismo: Imperialismo, a
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HANNOUN, Hubert. O Nazismo: Educação ? Domesticada?:
Fundamentos ideológicos da formação nazi. Horizontes Pedagógicos:
1997
HITLER, Adolf. Mein Kampf. 5ed. São Paulo: Centauro, 2001.
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KERSHAW, Ian. Hitler um perfil do poder. Rio de Janeiro: Jorge Zahar
Editor, 1993.
LENHARO, Alcir. Nazismo: “O triunfo da vontade”. 6ed. São Paulo:
Ática. 2002.
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Anexos
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