actualización parménides

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Parménides de Elea, fue un filósofo griego. Nació entre el 530 a. C. y el 515 a. C. en la ciudad de Elea, colonia griega del sur de Magna Grecia (Italia ), ciudad que le debió también su legislación. Parménides escribió una sola obra, un poema en verso épico, del cual nos han llegado fragmentos conservados en citas de otros autores. Según Parménides hay dos caminos para acceder al conocimiento: la vía de la verdad y la vía de la opinión. Sólo el primero de ellos es un camino transitable, siendo el segundo objeto de continuas contradicciones y apariencia de conocimiento. La vía de la opinión parte, piensa Parménides, de la aceptación del no ser, lo cual resulta inaceptable, pues el no ser no es. Ya que, como dijo Parménides, “lo que no es, no puede ser pensado, ni siquiera "nombrado". Ni el conocimiento, ni el lenguaje permiten referirse al no ser, ya que no se puede pensar ni nombrar lo que no es”. Para alcanzar el conocimiento solo debes ir por la vía de la verdad. Esta vía está basada en la afirmación “el ser es y el no ser no es”. Parménides

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Adri Nicolás y Jesús López

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Page 1: Actualización Parménides

Parménides de Elea, fue un filósofo griego. Nació entre el 530 a. C. y el 515 a. C. en la ciudad de Elea, colonia griega del sur de Magna Grecia (Italia), ciudad que le debió también su legislación. Parménides escribió una sola obra, un poema en verso épico, del cual nos han llegado fragmentos conservados en citas de otros autores.

Según Parménides hay dos caminos para acceder al conocimiento: la vía de la verdad y la vía de la opinión. Sólo el primero de ellos es un camino transitable, siendo el segundo objeto de continuas contradicciones y apariencia de conocimiento. La vía de la opinión parte, piensa Parménides, de la aceptación del no ser, lo cual resulta inaceptable, pues el no ser no es. Ya que, como dijo Parménides, “lo que no es, no puede ser pensado, ni siquiera "nombrado". Ni el conocimiento, ni el lenguaje permiten referirse al no ser, ya que no se puede pensar ni nombrar lo que no es”. Para alcanzar el conocimiento solo debes ir por la vía de la verdad. Esta vía está basada en la afirmación “el ser es y el no ser no es”. Parménides afirmo que el ser tenía las siguientes características. El ser es ingénito, si dices que procede del ser entonces no hay procedencia, puesto que ya es; y si dices que procede del "no ser" caerías en la contradicción de concebir el "no ser " como "ser", lo cual resulta inadmisible. El ser es entero, es decir no puede ser divisible, lo que excluye la multiplicidad. Para admitir la división del ser tendríamos que reconocer la existencia del vacío, es decir, del no ser, lo cual es imposible. El ser es inmóvil, pues, de lo visto anteriormente queda claro que no puede llegar a ser, ni perecer, ni cambiar de lugar, para lo que sería necesario afirmar la existencia del no ser, del vacío, lo cual resulta contradictorio. 

Page 2: Actualización Parménides

Platón y Parménides coincidían en que “el ser” es la realidad inmutable. Aunque Parménides no acepta la afirmación de que todo cambia, pues, decir que algo cambia supone reconocer que ahora “es” algo que antes “no era”, lo que resultaría contradictorio y, por lo tanto, inaceptable. Platón, por su parte, no negó toda realidad que se le da a los sentidos (mundo sensible), ya que lo sensible posee también, cierto tipo de ser. Por lo que el mundo sensible se encontraría en un nivel intermedio entre el ser y el no ser. Mientras que Parménides si que la negó y afirmo que el mundo sensible constituía a la nada. Estos dos filósofos coincidían en que “el ser” y “el mundo de las ideas” no podían ser objeto de conocimiento sensible, sino que, solamente podían ser conocidos por la razón.

Con Parménides se empieza la "era de lo immaterial" en la filosofía. Eso fué una buena herramienta para la filosofía posterior y para el cristianismo. Hasta que no se llegó a la modernidad, sin embargo, las "ideas ejemplares" y el silogismo fueron predominantes y eso retrasó a la ciencia y a la filosofía. Realmente, el problema de si existe o no una substáncia material aun persiste, tanto en el caso de dios como en el del alma. Pero la ciencia nunca conseguirá darnos resultados al respecto. Tan sólo el sentido común y el reconocimiento de las verdaderas necesidades del hombre pueden ayudarnos a no estar en absurda pugna con la heréncia del pasado y con el futuro.