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5/25/2018 Acervo_hermeneutica_garcia_Botella Al Mar Para El Dios de Las Palabras_G Garcia Marquez
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Gabriel Garca Mrquez - Botella al mar para el dios de las palabras
A mis doce aos de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Unseor cura que pasaba me salv con un grito: Cuidado! El ciclista cay a
tierra. El seor cura, sin detenerse, me dijo: Ya vio lo que es el poder de lapalabra? Ese da lo supe. Ahora sabemos, adems, que los mayas lo saban desdelos tiempos de Cristo, y con tanto rigor, que tenan un dios especial para laspalabras.Nunca como hoy ha sido tan grande ese poder. La humanidad entrar en el tercermilenio bajo el imperio de las palabras. No es cierto que la imagen estdesplazndolas ni que pueda extinguirlas. Al contrario, est potencindolas:nunca hubo en el mundo tantas palabras con tanto alcance, autoridad y albedrocomo en la inmensa Babel de la vida actual. Palabras inventadas, maltratadas osacralizadas por la prensa, por los libros desechables, por los carteles depublicidad; habladas y cantadas por la radio, la televisin, el cine, eltelfono, los altavoces pblicos; gritadas a brocha gorda en las paredes de la
calle o susurradas al odo en las penumbras del amor.No: el gran derrotado es el silencio. Las cosas tienen ahora tantos nombres entantas lenguas que ya no es fcil saber cmo se llaman en ninguna. Los idiomasse dispersan sueltos de madrina, se mezclan y confunden, disparados hacia eldestino ineluctable de un lenguaje global.La lengua espaola tiene que prepararse para un ciclo grande en ese porvenir sinfronteras. Es un derecho histrico. No por su prepotencia econmica, como otraslenguas hasta hoy, sino por su vitalidad, su dinmica creativa, su vastaexperiencia cultural, su rapidez y su fuerza de expansin, en un mbito propiode diecinueve millones de kilmetros cuadrados y cuatrocientos millones dehablantes al terminar este siglo. Con razn un maestro de letras hispnicas enlos Estados Unidos ha dicho que sus horas de clase se le van en servir de
intrprete entre latinoamericanos de distintos pases. Llama la atencin que elverbo pasar tenga cincuenta y cuatro significados, mientras en la repblica delEcuador tienen ciento cinco nombres para el rgano sexual masculino, y en cambiola palabra condoliente, que se explica por s sola, y que tanta falta nos hace,an no se ha inventado. A un joven periodista francs lo deslumbran loshallazgos poticos que encuentra a cada paso en nuestra vida domstica. Que unnio desvelado por el balido intermitente y triste de un cordero, dijo: Pareceun faro. Que una vivandera de la Guajira colombiana rechazo un cocimiento detoronjil porque le supo a Viernes Santo. Que Don Sebastin de Covarrubias, en sudiccionario memorable, nos dej escrito de su puo y letra que el amarillo es elcolor de los enamorados. Cuntas veces no hemos probado nosotros mismos un cafque sabe a ventana, un pan que sabe a rincn, una cereza que sabe a beso?
Son pruebas al canto de la inteligencia de una lengua que desde hace tiempos nocabe en su pellejo. Pero nuestra contribucin no debera ser la de meterla encintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entreen el siglo veintiuno como Pedro por su casa.En ese sentido, me atrevera a sugerir ante esta sabia audiencia quesimplifiquemos la gramtica antes de que la gramtica termine por simplificarnosa nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indgenas a las quetanto debemos lo mucho que tienen todava para ensearnos y enriquecernos,asimilemos pronto y bien los neologismos tcnicos y cientficos antes de que senos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazn con los gerundiosbrbaros, los ques endmicos, el dequesmo parasitario, y devolvamos alsubjuntivo presente el esplendor de sus esdrjulas: vyamos en vez de vayamos,cntemos en vez de cantemos, o el armonioso muramos en vez del siniestromuramos. Jubilemos la ortografa, terror del ser humano desde la cuna:enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de lmites entre la ge y
jota, y pongamos ms uso de razn en los acentos escritos, que al fin y al cabo
EDITADO POR "EDICIONES LA CUEVA"
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nadie ha de leer lagrima donde diga lgrima ni confundir revolver con revlver.Y qu de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos espaolesnos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?Son preguntas al azar, por supuesto, como botellas arrojadas a la mar con laesperanza de que le lleguen al dios de las palabras. A no ser que por estasosadas y desatinos, tanto l como todos nosotros terminemos por lamentar, conrazn y derecho, que no me hubiera atropellado a tiempo aquella bicicleta
providencial de mis doce aos.
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