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  • ACERCA DE LAS VISIONES Y SUEOS EN EL ARTE BIZANTINO

    Miguel Corts ArreseUniversidad de Castilla La Mancha

  • Vladimir, el gran prncipe varego-ruso de la segunda mitad del siglo X, parasaber qu religin era la mejor, envi emisarios al encuentro de musulmanes, judos,latinos y griegos. Llegados a Constantinopla, fueron conducidos a Santa Sofa en unda de fiesta y all, bajo los mosaicos centelleantes y entre nubes de incienso y losfulgores de los cirios, los deslumbrados boyardos creyeron ver a jvenes alados queflotaban en el aire y cantaban el Trisagio: Santo, santo, santo es el Eterno.

    Ante su sorpresa, fueron informados de que los propios ngeles descendan delcielo para celebrar la liturgia con los oficiantes; y a su vuelta declararon a Vladimir:no sabamos si nos hallbamos en el cielo o en la tierra ya que en la tierra no seencuentra belleza semejante. Tampoco sabemos qu decir, pero estamos seguros deuna cosa: all Dios mora entre los hombres(1).

    Vladimir fue bautizado y cas con una princesa bizantina, Ana. Y el suceso deSanta Sofa fue tenido por verosmil; all donde se coronaba a los emperadoresbizantinos, donde se unan las dos mitades de Dios, tambin era el lugar predilectode los enemigos de Dios, de la presencia de toda clase de ngeles y, en general, detodo tipo de visiones.

    ngeles ocupados desde antiguo en contemplar el misterio de Dios y revelarloperpetuamente a los hombres; mensajeros como aqul que, enviado del Seor, des-pierta a Elas y le indica que coma una torta cocida sobre piedras calientes y unjarro con agua fra(2) porque el camino es largo hasta llegar al monte Horeb dondese le revelar Dios. Guas que acompaan a Ezequiel en su viaje por el valle de loshuesos secos, guas, en fin, que la iconografa tradicionalmente les asocia a la per-cepcin de algunas visiones.

    Visiones del Antiguo Testamento

    En el Antiguo Testamento, las visiones de Dios rodeado de las fuerzas celestiales,se asociaron a Isaas, Ezequiel o Daniel: los profetas fueron los nicos espritusintelectuales a los que Dios concedi el conocimiento de la futura Encarnacin,

    1 D. Milosevic: El anillo de oro. El corazn de la Santa Rusia. Versin de C. Marchante, Madrid 1985, p.1.2 I Re 19,4-7.

  • y, al parecer, sto es lo queposibilit sus visiones deDios.(3) Escenas que puedenlocalizarse en fechas tem-pranas ya en el arte bizanti-no: as ocurre en HosiosDavid, en Tesalnica.

    La iglesia fue probable-mente dedicada al profetaZacaras a fines del siglo Vy adornada con mosaicos;destacan los del bside dela cabecera que acogen unateofana encabezada por lafigura juvenil de Cristo,sentado sobre un arco sim-bolizando el cielo, dentrode una gran gloria. Los cua-tro ros del Paraso fluyenbajo sus pies alimentandocon sus aguas el ro Jordnque se extiende sobre elfondo de la composicin:peces de colores y la perso-nificacin del ro, a la ma-nera del arte helenstico,enriquecen la composicinque se completa con lossmbolos de los evangelis-tas y la presencia de dostestigos: el de la izquierda,

    de pie, en actitud de temor o xtasis, ha sido identificado como el profeta Ezequielmientras que el de la derecha, sentado, se ha asociado a Habacuc(4).

    148 Miguel Corts Arrese

    3 A. Grabar: La iconoclastia bizantina, Madrid 1998, pp. 258-259. Cabe matizar que se consideraba que todas lasrepresentaciones de lo divino tenan, en cierto modo, un carcter visionario.

    4 E. Kourkoutidou-Nikolaidou y A. Tourta: Wandering in Byzantine Thessaloniki, Atenas 1997, pp. 96-97. Unarecreacin posterior de la visin de Habacuc puede contemplarse en el Ms. gr. 339 del monasterio de Santa Cata-lina del Monte Sina. Vid. A. Cutler y J. M. Spieser: Byzance mdivale 700-1204, Pars 1996, lms. 299-300 yanlisis en p. 362.

    Fig. 1. Visin de Ezequiel. Homilas de San Gregorio Nacianzeno. h. 1150. Monasterio de Santa Catalina del Monte Sina.

  • Acerca de las visiones y sueos en el arte bizantino 149

    Y si la triunfante apari-cin de Cristo y la inscrip-cin de su filacteria deter-minan el significado de laescena que hace referenciaa la salvacin de la humani-dad y al Juicio Final, la pre-sencia de Ezequiel se justi-fica, probablemente, por sutexto que dice que all fuesobre m la mano de Yah-veh; me dijo: Levntate,sal a la vega, y all te habla-r. Me levant y sal a lavega y he aqu que la gloriade Yahveh estaba paradaall semejante a la gloriaque yo haba visto junto alro Kebar, y ca rostro entierra(5).

    La representacin de es-tas teofanas alcanzara suculminacin en los siglosIX y X, utilizadas, tras eltriunfo de la Ortodoxia, pa-ra ratificar el nfasis puestopor los iconodulos en la ex-periencia visual. El trabajode los miniaturistas del ma-nuscrito griego 510 de la Biblioteca Nacional de Pars, encargado por Basilio I cabeentenderlo en esa direccin, como una rehabilitacin de esas visiones bblicas(6). Deese eco se hacen partcipes tambin las imgenes de las Homilas de San GregorioNacianzeno del monasterio de Santa Catalina del monte Sina y la Biblia del patricioLen.

    El primer manuscrito, uno de los ms importantes del siglo XII, incluye, comosu predecesor citado del siglo IX, una coleccin de sermones de aqul santo obispo

    5 Ez. 3, 22-23. Otras referencias a la gloria en Ez. 1, 22 y 1, 28.6 A. Grabar, op. cit. pp. 264-265.

    Fig. 2. La Ascensin. Evangelio de Rbula. s. VI. Biblioteca Laurenciana de Florencia

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    del siglo IV y entre las imgenes escogidas se encuentra la que ilustra la profecacorrespondiente de Ezequiel, que dice como sigue: La mano de Yahveh fue sobrem y, por su espritu, Yahveh me sac y me puso en medio de la vega la cual estaballena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos en todas las direcciones. Los huesoseran muy numerosos por el suelo de la vega y estaban completamente secos. Medijo: Hijo de hombre Podrn vivir estos huesos? Yo dije: Seor Yahveh, t losabes. Entonces me dijo: Profetiza sobre estos huesos. Les dirs: Huesos secos,escuchad la palabra de Yahveh. As dice el Seor Yahveh a estos huesos. He aquque yo voy a hacer entrar el espritu en vosotros y viviris(7).

    Dios anuncia aqu la restauracin mesinica de Israel despus de los sufrimien-tos del destierro(8). Y al igual que en el manuscrito de la Biblioteca Nacional dePars(9) el miniaturista ha dividido la escena en dos: en la mitad inferior derecha unngel precede al profeta en su recorrido por el valle mientras que en el lado opuesto,a los pies de una colina, de pie y con las manos abiertas y dirigidas hacia lo alto,Ezequiel implora el milagro que transformar los huesos en seres vivos; las calave-ras parecen seguir atentas el acontecimiento que se completa con el descenso de lamano divina en el marco de un paisaje montaoso de rocas desnudas. Una logradaespiritualidad envuelve toda la composicin(10).

    En la misma direccin hay que entender la imagen de Moiss recibiendo lasTablas de la Ley procedente de la Biblia iluminada del Vaticano, obra encargada porel patricio Len antes de su muerte en el ao 943. Recrea el texto del Exodo(11) quedescribe los acontecimientos sucedidos en el Sina al regreso de los israelitas desdeEgipto; de ah la presencia de Moiss en la parte superior recibiendo las Tablas de lamano de Dios mientras Aarn se sita en un segundo plano y el resto del pueblo ele-gido contempla a distancia, atemorizado, el suceso.

    La representacin, por lo dems, sigue la moda clsica en trminos semejantes alos de la ilustracin correspondiente del clebre Salterio de la Biblioteca Nacionalde Pars(12). Sirva como ejemplo la presencia de la figura desnuda, sentada y deespaldas que personifica al monte Sina; aunque en la imagen de Pars el tocn estcompletamente desnudo de hojas aludiendo a la aridez del paisaje y en un plano casicompletamente separado. A la derecha Moiss es mostrado de nuevo escuchando

    7 Ez. 37, 1-6.8 Aunque con los smbolos utilizados orientaba ya los espritus a una resurreccin individual de la carne, entrevista

    en Jb. 19, 25 y explcitamente afirmada en Dn. 12,2 y Mt. 22, 29-32.9 H.C. Evans y W.D. Wixom (ed.): The glory of Byzantium. Art and Culture of the Middle Byzantine Era.A.D. 843-

    1261. Catlogo de la exposicin, Nueva York 1997, lm. p. 85. Sobre el manuscrito del monasterio de SantaCatalina del monte Sina Vid. Ibid. n 63.

    10 A. Grabar: La peinture byzantine. Ginebra 1979, pp. 171-172.11 Ex. 19,9.12 H.C. Evans y W.D. Wixom, op. cit. n 163, lm. p. 241.

  • Acerca de las visiones y sueos en el arte bizantino 151

    atentamente las instrucciones divinas sobre como construir el templo que contendrlas Tablas. Ahora bien, el artista de la Biblia del Vaticano interpreta ms espontnea-mente las formas: por eso no ha podido evitar las deformaciones de los movimien-tos rpidos o las desproporciones en los escorzos(13).

    La Biblia y el Salterio son obras del siglo X, pero, poco a poco, se fue dando pre-ferencia a la visin de Dios a travs del Logos encarnado: las teofanas bblicaspasaron progresivamente a ser una evocacin de tiempos pasados; a partir del ao843 se fue afianzando la idea de que desde la Encarnacin se haba entrado en unaetapa nueva en la historia de la Salvacin que converta a todos los fieles en visiona-rios de Dios. Se incorporaron nuevos temas como la visin de San Pablo en el cami-no de Damasco(14), pero se impusieron los vinculados a la vida de Cristo: la Transfi-guracin, la Ascensiny en general, todas las apariciones de Cristo tras la Resu-rreccin, siendo entonces los apstoles visionarios momentneos de la gloria de

    13 A.Grabar, op. cit. p. 173, lm. p. 170.14 Ibid. p. 165. Lm. del C. Indicopleustes, pliego 699, de la Biblioteca Vaticana.

    Fig. 3. La Transfiguracin. Mosaico del bside principal del katholikon del monasterio de Santa Catalina delMonte Sina. s. VI.

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    Dios como antao lo fueron losprofetas. Su popularidad no harasino incrementarse al incorporarsel