acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

21
Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo-pragmática María José Serrano Universidad de La Laguna La parte morfosintáctica o gramatical de las lenguas es la más estable por una sencilla razón; preserva la unidad lingüística y permite la factibilidad de la comunicación entre sus hablantes. Pero este hecho no significa que no sea variable y que dicha variación no esté correlacionada con factores sociales. La variación a este nivel, como ya he señalado en otras ocasiones (Serrano 1994, 1999a, 2002), está en estrecha dependencia con determinadas estructuras formales de la gramática. Está generalmente establecido el término variación sintáctica para referirse a la posible correlación sociolingüística entre este plano y los factores sociales; de hecho, se trata de una perspectiva enmarcada en la sociolingüística de la variación o laboviana. Es indiscutible que la sintaxis puede estar igualmente correlacionada con factores sociales, si aceptamos la función social de toda lengua. Sin embargo, es posible que no todas las variantes sintácticas (como las fonológicas o las léxicas) constituyan opciones socialmente marcadas. En estos casos, la terminología apropiada sería variación sintáctica, es decir, la que está controlada exclusivamente por factores internos. Cuando la(s) alternancia(s) permite correlaciones socialmente significativas, el término que se debería utilizar es el de variación sociosintáctica. Sin embargo, dado que el segundo caso es mucho más frecuente que el primero o, lo que es lo mismo, las variantes sintácticas suelen tener correlaciones con factores sociales ya desde el momento en que constituyen opciones o variantes comunicativas, no es desacertado seguir denominando variación sintáctica a lo que realmente es variación socio-sintáctica. Pero aún hay más precisiones que hacer: la variación sintáctica raramente es exclusivamente sintáctica, pues de forma casi general, se puede decir que la variación sintáctica es también discursiva, porque siempre se inserta en un discurso y su análisis va a requerir la valoración de un examen discursivo en el que aparecen las variantes. Por último, la variación sintáctica puede ser pragmática, además de discursiva porque, como he sugerido, es casi siempre necesario recurrir a ella para interpretar el alcance de la variación, sobre todo en el terreno de la significación, el más complejo y difícil de determinar. De todas formas, no siempre todas las variantes sintácticas participan de todos estos niveles a la vez y de la misma forma, como tendremos ocasión de comprobar. Por otra parte, el término “variación sintáctica” se extiende por definición tanto a los casos de variación exclusivamente sintáctica (prácticamente

Upload: ngotruc

Post on 31-Dec-2016

222 views

Category:

Documents


1 download

TRANSCRIPT

Page 1: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo-pragmática María José Serrano Universidad de La Laguna

La parte morfosintáctica o gramatical de las lenguas es la más estable por una

sencilla razón; preserva la unidad lingüística y permite la factibilidad de la comunicación entre sus hablantes. Pero este hecho no significa que no sea variable y que dicha variación no esté correlacionada con factores sociales. La variación a este nivel, como ya he señalado en otras ocasiones (Serrano 1994, 1999a, 2002), está en estrecha dependencia con determinadas estructuras formales de la gramática.

Está generalmente establecido el término variación sintáctica para referirse a la posible correlación sociolingüística entre este plano y los factores sociales; de hecho, se trata de una perspectiva enmarcada en la sociolingüística de la variación o laboviana. Es indiscutible que la sintaxis puede estar igualmente correlacionada con factores sociales, si aceptamos la función social de toda lengua. Sin embargo, es posible que no todas las variantes sintácticas (como las fonológicas o las léxicas) constituyan opciones socialmente marcadas. En estos casos, la terminología apropiada sería variación sintáctica, es decir, la que está controlada exclusivamente por factores internos. Cuando la(s) alternancia(s) permite correlaciones socialmente significativas, el término que se debería utilizar es el de variación sociosintáctica. Sin embargo, dado que el segundo caso es mucho más frecuente que el primero o, lo que es lo mismo, las variantes sintácticas suelen tener correlaciones con factores sociales ya desde el momento en que constituyen opciones o variantes comunicativas, no es desacertado seguir denominando variación sintáctica a lo que realmente es variación socio-sintáctica. Pero aún hay más precisiones que hacer: la variación sintáctica raramente es exclusivamente sintáctica, pues de forma casi general, se puede decir que la variación sintáctica es también discursiva, porque siempre se inserta en un discurso y su análisis va a requerir la valoración de un examen discursivo en el que aparecen las variantes. Por último, la variación sintáctica puede ser pragmática, además de discursiva porque, como he sugerido, es casi siempre necesario recurrir a ella para interpretar el alcance de la variación, sobre todo en el terreno de la significación, el más complejo y difícil de determinar. De todas formas, no siempre todas las variantes sintácticas participan de todos estos niveles a la vez y de la misma forma, como tendremos ocasión de comprobar. Por otra parte, el término “variación sintáctica” se extiende por definición tanto a los casos de variación exclusivamente sintáctica (prácticamente

Page 2: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

2

inexistente en un sentido estrictamente sintáctico, de ahí que aparezca en este trabajo entre comillas), como a los casos de variación sintáctica que interactúan con el discurso y la pragmática, que son los más comunes.

En lo que respecta al tema central de este trabajo, esto es, el factor social en el estudio de la variación sintáctica, he de señalar que dicho factor ha de entenderse en un sentido amplio; esto es, hay que estudiarlo en relación con lo comunicativo, debido a esa inserción discursiva y pragmática de la sintaxis.

La intención comunicativa, valor comunicativo y socio-comunicativo son elementos constantes que se desprenden de las variantes que encontramos en la lengua oral. Hay que señalar que la consideración de este factor no es nueva en sociolingüística ya que se ha aplicado, en gran medida, a las diferencias lingüísticas entre hombres y mujeres. Diversos autores han comprobado que las mujeres son tendentes a utilizar más elementos lingüísticos de negociación tales como marcadores discursivos (vale, venga, pues), realizan más actos de habla indirectos (¿puedes prestarme el lápiz), más estrategias de cortesía positiva (si quieres…si puedes… disculpa que te pregunte) (Lakoff 1975), utilizan con mayor frecuencia los diminutivos (chiquito, espera un poquito) y tienen un estilo conversacional internamente orientado a través del uso de casos participativos y propositivos (Smith 1979)

También se ha observado un mayor número de uso de eufemismos entre las mujeres (Trudgill 1974:84) así como que tienen distintas pautas conversacionales y conservan los turnos de habla con menos interrupciones que los hombres (Cestero 1994). La pronunciación de las mujeres es más estándar o con corrección más retórica (Smith 1979); en Estados Unidos, las mujeres pronuncian la /r/ postvocálica con mayor frecuencia que los hombres en construcciones como cary bare (Smith 1979:441-442). Ellos por su parte, tienden a utilizar un discurso más directo y a evitar el uso de marcadores menos directos o de negociación (bueno, la verdad) (Serrano 1999b, 2001).

En un nivel más amplio, también ha sido comprobado que las mujeres tienen una mayor tendencia a preservar las pautas normativas y prestigiosas de la variedad o lengua que practican en su comunidad de habla, mientras que los hombres han revelado, en más de una ocasión, tendencias totalmente opuestas, tales como mayor uso de expresiones tabuizadas, construcciones o frases subestándares (Labov 1983, 2001; Fasold 1990, Trudgill 1974, Romaine 1996). Por otra parte, Goffman (1959/1987, 1981) ha señalado que la relación entre el discurso y el género es un componente más de la organización de la interacción social que se manifiesta ya desde la infancia (Kendall y Tannen 2003: 551).

Todo esto no revela otra cosa que diferencias comunicativas asociadas a factores sociales, esto es, diferencias de representar y de enfocar la realidad con la lengua,

Page 3: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

3

derivadas de la distinta socialización de hombres y mujeres que sucede en todas las sociedades del mundo. Cabe esperar, por tanto, que además de hombres y mujeres, sean también miembros de otros grupos sociales los que tengan diferentes estilos comunicativos y que estos puedan ser asociados a las distintas variantes sintácticas utilizadas.

En este sentido, Lavandera (1984) ya había advertido la posibilidad de que, cuando se estudian las variantes sintácticas, entren en relación diferentes estilos comunicativos asociados a ellas; tal es el caso de su estudio de las formas verbales en las oraciones condicionales; si se compara el uso del indicativo (tengo) con el del condicional (tuviera) y se obtienen diferencias de uso entre distintos grupos sociales, se está señalando implícitamente que los grados de probabilidad real o posible asociados a cada una de estas formas verbales son la evidencia de la existencia de estilos socio-comunicativos diferenciados, lo cual podría dar lugar a interpretaciones clasistas o racistas de tales divergencias.

Ya desde hace mucho tiempo se ha insistido en que los distintos usos sociales de la lengua deben su valor social al hecho de que tienden a organizarse en sistemas de diferencias que a su vez reproducen el sistema de las diferencias sociales en el orden simbólico de las separaciones diferenciales (Bourdieu 1985:28). Esto significa que las diferencias sociales se acompañan de diferencias en el uso de la lengua, por lo que no parece desacertado afirmar que seguramente esas diferencias sociales que se reflejan en el uso de la lengua vengan acompañadas de diferencias en los estilos comunicativos o, lo que es lo mismo, diferencias en representar lingüísticamente una referencia compatible en un contexto determinado. Así, siguiendo a Bourdieu (1985:11), las relaciones de comunicación por excelencia (los intercambios lingüísticos) constituyen relaciones de poder simbólico donde se actualizan las relaciones de fuerza entre sus locutores y los grupos a los que pertenecen. Por lo tanto, lo comunicativo está íntimamente relacionado con la posición del hablante con respecto al carácter de la audiencia y con un concepto clave: la interacción entre los miembros de dicha audiencia. Cabe afirmar que sólo de la observación de la interacción es posible extraer los factores que han incidido en el proceso socio-comunicativo.

Como señala Garfinkel (1967), los hablantes actúan en su devenir cotidiano dando sentido y construyendo las identidades sociales a través del uso lingüístico. Asegura así que interactuar es contar la interacción, esto es, el mismo hecho de interactuar lingüísticamente evidencia la interacción social, lo cual implica, por otra parte, que la realidad social es el producto de la interpretación concreta de los actos comunicativos, construyéndose y negociándose cada vez que se habla o, incluso, durante el decurso de un mismo acto comunicativo. Son los participantes, a través de sus interacciones quienes

Page 4: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

4

construyen y mantienen la realidad social (Tusón 2002:135). Toda sociedad está estratificada y, por ello, la comunicación entre clases supone una situación crítica (como ha dicho Bourdieu 1985:15) para la lengua utilizada. En este sentido quiero insistir que la sintaxis no es una excepción, por más que se haya señalado que no está involucrada en los procesos sociales del mismo modo que otros planos lingüísticos.

El primer concepto que hay que tener en cuenta es el contexto y las claves o indicios de contextualización, que son los elementos que técnicamente dan lugar y producen el valor comunicativo. Gumperz considera que el contexto hay que entenderlo de dos maneras: como trasfondo social y cultural (las reglas del juego) y como los acontecimientos inmediatos que se van desarrollando y surgiendo en los eventos del habla (2003:221). Así, la clave o indicio de la contextualización (término acuñado por este autor como contexualization cue) se refiere a cualquier signo verbal que sirva para construir el campo contextual que conduce la interpretación del mensaje correctamente; de esta forma, fenómenos como el code-switching, la entonación, el uso de una forma verbal frente a otra (he cantado/canté), los marcadores del discurso, la ausencia o presencia del pronombre, son claves de contextualización, que permiten interpretar el mensaje en la forma culturalmente adecuada. Hay que enfatizar en la culturalidad de esas claves, ya que son variables de lengua a lengua e incluso dentro de una misma lengua.

Veamos a continuación cómo inciden dichas claves en los distintos tipos de variación sintáctica

a) Variación “exclusivamente” sintáctica

Es necesario subrayar el hecho de que existen casos de variación sintáctica que no está marcada socialmente o en las que el efecto de los factores sociales es irrelevante. Aunque esto no le valdría simplemente el adjetivo de sintáctica, es cierto que algunas variantes de este plano carecen de una proyección social significativa, bien porque no se ha hallado, bien porque no se ha procedido a su estudio. Un ejemplo de este segundo caso es el del estudio de la variación entre los adjetivos demostrativos en español efectuado por Ranson (1999). La autora observa la existencia de variación en la posición antepuesta o postpuesta de los adjetivos este, ese, aquel:

(1) Hecho como este piso yo no he visto ninguno/Venía en el piso este (2) Viste mi sobrina, esa rubia que vive ahí/El hermano de mi prima esa, que quería

que le hicieras la entrevista (3) El dormitorio aquel…cuatrocientas mil/ Aquel dormitorio….

Page 5: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

5

Aunque describe los factores estrictamente sintácticos (presencia de adverbios

temporales: mañana, este año, posición antepuesta y postpuesta) no puede prescindir del análisis de otros discursivos (función deíctica del adjetivo en relación con la frase, efecto positivo o negativo según la posición, etc). Se observa en esos usos una función emocional expresada por el hablante cuando postpone el adjetivo, que se podría considerar como marcada, de forma que le indica al oyente que interprete un valor afectivo positivo cuando usa la variante postpuesta (1999:140). En la variación “sintáctica” podemos analizar cómo la posición del adjetivo demostrativo constituye una clave de contextualización que indica al oyente que infiera un contenido comunicativo afectivo si la variante va postpuesta (Ranson 1999): El piso este que hemos visto. En muchas variedades del español este orden no es irrelevante con respecto a su valor comunicativo; en español de Canarias, el adjetivo demostrativo este postpuesto, acompañado de una entonación especial, puede contextualizar un valor negativo: El vestido este que te pusiste el otro día, Qué le pasa a la chica esta….En ese caso, el hablante sitúa la inferencia que debe adquirir el oyente para la correcta interpretación del mensaje, esto es, combina su intención comunicativa con un recurso cultural y lingüísticamente apropiado.

Otro caso de variación denominada estrictamente sintáctica y sin covariación social es el del fenómeno de la de la subida de los clíticos (Silva-Corvalán 2001:184). En principio, los clíticos pueden aparecer sintácticamente a la izquierda del verbo en algunas perífrasis: Puedo hacerlo mañana/ Lo puedo hacer mañana, Quiero verlo/Lo quiero ver. Los autores que han analizado el fenómeno comprueban que esta variación está relacionada con la semántica del verbo auxiliar, de forma que con aquellos verbos menos gramaticalizados y con mayor contenido léxico (tales como querer) el clítico tiende a aparecer en posición preverbal: Lo quiero ver/ Lo sé hacer. Por el contrario, con aquellos verbos más gramaticalizados y por lo tanto, menos léxicos, el clítico tiende a la postposición: Puedo verlo, Voy a verlo. Al estar la variante sintáctica condicionada a su relación semántica con el verbo, comprobamos nuevamente que no es posible hablar de variación sintáctica en términos estrictos, más bien se trata de un caso de variación sintáctico-semántica. Por su parte, Torres Cacoullos (1999) ha profundizado en el caso de la variación existente en la subida de los clíticos en la lengua española, tanto en textos diacrónicos como sincrónicos. Este fenómeno, presente en construcciones como: Me estoy cansando/estoy cansándome, está condicionado de forma muy íntima con factores sintácticos (que la autora denomina mecánicos), tales como: la presencia de una expresión de gerundio que puede o no absorber el clítico:

Page 6: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

6

“Entonces, se bajan de la cama descalcitos o sucios; lo que sea, tengo que estarlos mirando” (vs. estar mirándolos)

El tipo de verbo que aparece en forma de gerundio (estar, ir), o la perífrasis estar +

gerundio: va agarrándole/le va agarrando, así como la presencia de material lingüístico entre el verbo principal y el verbo que acompaña el clítico: va caminando por la calle mayor y agarrándole, son los elementos que restringen la variación. Torres Cacoullos precisa minuciosamente todos los elementos sintácticos que intervienen en esta variación y concluye que tanto en textos antiguos como en otros actuales procedentes de la ciudad de México la subida de los clíticos obedece a un fenómeno puramente sintáctico en el que se ha formalizado la fusión del gerundio con el clítico (agarrándole, mirándolos) en detrimento de la aparición del clítico postpuesto, consumando así un proceso de gramaticalización de una forma sintáctica. Sin embargo, concluye que el ascenso del clítico presenta un mayor número de ocurrencias en enunciados conversacionales que en textos formales (1999:165).

En el cuadro siguiente se comparan las frecuencias de la subida de los clíticos en español antiguo y en el español de México:

Frecuencias de subida de clíticos con diferentes verbos

Estar Ir Andar Seguir Español Antiguo 71% (20) 97% (77) 90% (9) ------ Ciudad de México 89% (103) 93% (53) 75% (21) 80% (4)

En cuanto a los factores sociales, tampoco esta autora pasa a estudiar la posibilidad

de que esta variación esté constreñida socialmente, pero intuitivamente es poco probable que lo esté, dada su naturaleza fuertemente formal o interna.

b) Variación sintáctico-discursiva

Los estudios de variación sintáctica necesitan por fuerza el auxilio de otras

herramientas metodológicas para poder definir adecuadamente el contexto de la variación. En el apartado anterior, las variantes presentadas dejaban entrever en mayor o menor medida algunos elementos discursivos; y es que no puede ser de otra forma, porque la

Page 7: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

7

sintaxis se halla enmarcada siempre en un discurso particular y sólo de la conjunción con unos u otros factores del mismo es posible explicar óptimamente la naturaleza de la variación sintáctica. Un caso de variación sintáctica que está en estrecha dependencia de factores discursivos es la expresión de la forma pronominal de sujeto, una variante sintáctica clásica que ha sido analizada por muchos autores. (4) Son veinte casos que tú/0 te los tienes que aprender (5) Yo/0 , desde luego, nunca pensé que iba a pasar eso (Serrano 2002:30)

El estudio de la expresión del sujeto se realiza conforme al hecho normativo de que en español la expresión del sujeto es opcional, por lo tanto, la presencia del pronombre debe entenderse como una variante de su ausencia con alguna motivación comunicativa, dado que si formalmente no es necesario el sujeto, funcionalmente da indicios de serlo. Según Silva-Corvalán (2001:154) los factores recurrentes que aparecen en estas variantes sintácticas son:

-El establecimiento del tópico oracional o de una unidad discursiva: (6) “Yo, lo que pienso es que debería dársele una oportunidad a este nuevo

presidente” -La expresión de información focal (nueva o contrastiva): (7) “Lo sabíamos, nosotros lo sabíamos antes de que se nos comunicara a nosotros” -La clarificación del referente del sujeto: (8) “Venía a comer ella todos los días” -La correferencialidad con el sujeto precedente: (9) “Yo hablo bien español, pero el francés lo hablo muy mal” Este último factor parece ser el que resultó estadísticamente más representativo en

todos los casos, según esta autora. A pesar de la rentabilidad que supone la explotación del uso del pronombre en todas esas circunstancias discursivas, los resultados en cuanto a su correlación social no son tan homogéneos. En su investigación sobre el español hablado en Caracas, Bentivoglio (1987) no encuentra patrones sociales significativos, aún cuando pasa a analizar la distribución social. En los resultados encuentra que la clase alta y la baja obtienen unos porcentajes iguales en lo que respecta a la expresión del pronombre sujeto de

Page 8: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

8

primera persona (yo): clase alta (40%), clase baja (40%), así como entre hombres (41%) y mujeres (40%). Se trata, por tanto, de una variante sintáctico-discursiva sin correlación social significativa.

Para este fenómeno de variación, la clave de la contextualización depende de la intención pragmática del oyente y la inferencia que pretenda proporcionar al oyente; si el hablante utiliza tú como en el ejemplo: “Son veinte casos que tú te los tienes que aprender”, la clave o el indicio no está en señalar la persona sujeto de la acción (tú lo tienes que aprender) sino el hecho de indicar al oyente que interprete una referencia generalizadora (son veinte casos que hay que aprender). Así pues, pragmáticamente tú no significa tú. Se trata este de un recurso culturalmente establecido en español. Igual ocurre con el caso de la primera persona (yo) que es recurrente cuando se inicia un nuevo turno en la conversación dando como clave contextualizadora que se desea o se tiene intención de iniciarlo: Pues yo..yo lo que creo…yo ayer fui…

Otro ejemplo de variación sintáctico-discursiva es el estudio del uso del infinitivo en la lengua oral como forma alternante al subjuntivo en oraciones completivas (Serrano 2004a):

(10) "Que toca el bombo basto. Y, ¿qué van a hacer? Que toca de oído el tío. Y, ¿qué van a hacer entonces? De momento (a) Manolo el del bombo le van a poner profesor de solfeo. Sí, anda, para que toque el bombo con partitura" (para tocar el bombo con partitura).

(11) “Eso estorba a Guardiola además. Y todo sólo sirve para que le metan (para

meterle) tres goles. Entonces, cuando quita, dos defensas resulta que ese equipo sólo recibe un gol y mete cinco”.

La alternancia entre estas dos formas verbales obedece, por una parte a factores

estrictamente gramaticales y que, además, son restrictivos de la posibilidad de que se produzca la alternancia, tales como el tipo de verbo de la oración subordinada (transitivo o intransitivo), la mención de sus correspondientes objetos directos y la presencia de material lingüístico entre la preposición y la frase completiva. Además de esos factores estrictamente sintácticos, la vinculación de estas variantes sintácticas con características del discurso es muy relevante. La gestión del tema (argumentativo, narrativo, expositivo y descriptivo), la gestión de la información (nueva, conocida), así como la gestión personal (apelativa: yo, uno), elocutiva (tú, vosotros, ellos) e impersonal) fueron factores determinantes de la alternancia:

Page 9: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

9

FACTORES DISCURSIVOS

Para +infinitivo Para+subjuntivo

Gestión del tema

Argumentativo 12/378 3% 132/196 67%

Narrativo 65/378 17% 50/196 25%

Expositivo 153/378 40% 10/196 5%

Descriptivo 148/378 39% 4/196 2%

Gestión de la información

Nueva 125/378 33% 123/196 63%

Conocida 253/378 66% 73/196 37%

Gestión personal

Apelativa (yo, uno) 38/378 10% 66/196 34%

Elocutiva (tú, vosotros, ellos) 98/378 26% 117/196 60%

Impersonal 242/378 64% 10/196 5%

Del análisis de los factores discursivos estudiados podemos también establecer

regularidades que afectan al uso de una y otra forma. La gestión del tema es un factor que distribuye de forma desigual la oración completiva; así, aquellas con infinitivo aparecen con mayor frecuencia en temas expositivos y descriptivos que en los argumentativos o narrativos, donde el subjuntivo obtuvo mayor representación (Serrano 2004a:143).

El infinitivo actúa como clave contextualizadora que señala que la gestión del tema del que se habla es más descriptiva que narrativa o argumentativa, pues para estas dos últimas suele ser más frecuente la aparición de la forma flexionada en competencia con el subjuntivo.

Además, la clave contextualizadora en este fenómeno de alternancia es la de alertar al oyente para que asigne un referente concreto al agente del verbo subordinado: “Un muñeco tiene, para que tenga valor educativo”, cosa que no ocurre cuando se utiliza el infinitivo, en la que la presuposición orienta al oyente hacia una inferencia impersonal: “Te declararía fiesta oficial el cuarenta de mayo para quitarnos el sayo del miedo a la libertad”,

Page 10: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

10

que, por otra parte, no cumple esa función de asignar un referente concreto (incluso aunque aparezca acompañado de un clítico).

En el siguiente diálogo ambos hablantes tienen una postura argumentativa con respecto a un hecho (que Manolo el del bombo no toca bien), al final del mismo, el hablante B emplea el subjuntivo en la completiva para anclar la inferencia de una posición argumentativa (para que toque el bombo con partitura), que no se la proporcionaría el uso del infinitivo (para tocar el bombo con partitura), posible en este co-texto y además, para centrar la referencia personal en el sujeto del debate (Manolo), que tampoco se lo proporcionaría el infinitivo. La clave contextualizadora en este ejemplo es el uso del subjuntivo, que le indica al oyente que infiera: ‘reafirmo mi posición’.

A:Que toca el bombo basto. B: Y, ¿qué van a hacer? A: Que toca de oído el tío. B: Y, ¿qué van a hacer entonces? A: De momento (a) Manolo el del bombo le van a poner profesor de solfeo. B: Sí, anda, para que toque el bombo con partitura" (vs. para tocar el bombo con partitura) (Serrano 2004a:138)

Asimismo, el infinitivo contextualiza hacia la generalización o a la impersonalidad,

esto es, proporciona una inferencia para ser interpretado en este sentido, como los numerosos ejemplos donde viene expreso sin subordinación: Yo estudiar, estudio, Lo que es comer, no he comido nada. La interacción entre hablante y oyente(s) o audiencia consiste en describir los procesos de producción y de interpretación, con todo lo que conlleva (valores, posiciones sociales, conflictos, etc.).

Se puede llegar así a la conclusión de que en variación sintáctica no son muchos los casos que puedan definirse estrictamente como “sintácticos”, pues, de un modo u otro, hay otros factores que la condicionan: los discursivos son uno de ellos, pero además están los pragmáticos, estrechamente vinculados con los primeros y que muestro a continuación.

c) Variación sintáctico-discursivo-pragmática En mi estudio sobre las formas verbales de las oraciones condicionales en la ciudad

de La Laguna (Serrano 1994) advertí que en el aislamiento de las variantes que iban a ser estudiadas intervenían factores discursivos determinantes. Para el caso de las oraciones

Page 11: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

11

condicionales reales consideré que el tiempo de la prótasis o condicionante, al estar discursivamente antepuesto a la oración principal o subordinada, influía de forma notable en la forma verbal que debería aparecer en ella. Así por ejemplo, para una variante en la que ambas formas aparecen en indicativo: “Si no tienes agua, no puedes lavar” apareció como dato muy significativo el hecho de que aparece el indicativo en la apódosis cuando ambas formas del periodo aparecen negadas (94%, .78), probablemente para contrarrestar la asertividad propia del modo indicativo cuando se desea exponer un enunciado negativo (Serrano 1994: 118). En cambio, cuando la prótasis no aparece negada, la probabilidad de que aparezca negación en la apódosis resultó ser mucho menor (19%, .43) (Serrano 1994:121), lo cual además coincidió con el cambio en la forma verbal de la misma, construyéndose así en condicional: “Si tengo que salir y llueve, me abrigaría”. Asimismo, en esta investigación recurrí a criterios pragmáticos para demostrar que los cuatro grupos de oraciones condicionales (reales, potenciales, irreales de pasado e irreales referidas al no pasado) mantenían invariable la referencia o la significación. Dichos procedimientos pragmáticos fueron hechos explícitos antes de proceder al estudio lingüístico y a sus respectivas correlaciones sociales: así pues, señalé que es posible establecer variantes de significación en un nivel de abstracción en el que entran en juego otros elementos siendo el significado pragmático (tomado y considerado por oposición al cognitivo, literal o convencional) el que está presente en la variación. De la misma forma que, aisladamente, dos palabras pueden parecer sinónimas si no se analizan los contextos de distribución, en las variantes sintácticas, el significado será el mismo debido tanto a la distribución lingüística de las mismas (que se estudia ad hoc) como al contexto comunicativo específico en el que se encuentre (Serrano 1994:54). Así pues, en primer lugar, fue definido ese contexto general aislando las variables según el grado de probabilidad pragmática de cada oración condicional (real, potencial, irreal referida al pasado e irreal referidas al no pasado). Por ejemplo, de un contexto comunicativo de realidad como el siguiente: (12) “Si no encuentras aparcamiento…bueno eso para mi, normalmente, lo que hay es que lo dejo el coche en casa y bajo caminando, normalmente en Santa Cruz si voy…igual lo dejo en las afueras, veces, si vas de compras o eso, es preferible, lo suelo hacer así, si no me hago a la idea, y normalmente encuentro sitio donde aparcar, lo normal es que lo deje quieto y que venga caminando, pero es cuestión de acostumbrarte” (Serrano 1994:40). …se extraen tres enunciados con valor condicional:

Page 12: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

12

1. Si no encuentras aparcamiento…bueno…eso, para mi, normalmente lo que hay es que lo dejo el coche en casa y bajo caminando

2. Si voy…igual lo dejo en las afueras 3. Si vas de compras o eso, es preferible, lo suelo hacer así

En la primera oración (condicional real) actúa todo el discurso desde el comienzo,

porque se parte de las implicaturas básicas de la conversación, esto es, la pregunta (y consecuentemente la respuesta) se implican en términos de realidad. Dado que el indicativo es un modo adecuado (aunque no necesario) para expresar circunstancias pragmáticamente insertadas en un contexto de realidad, la elección del indicativo en este caso obedece tanto a su propio significado, como a las demandas del discurso comunicativo donde aparece (Serrano 1994:59). En la segunda oración, no intervienen todas y las mismas circunstancias; se sigue partiendo de una implicatura que es el contexto anterior y por eso se sigue insertando la frase en un marco pragmáticamente real. Sin embargo, no parece estar condicionada por el contexto siguiente, por lo que la aparición del indicativo se manifiesta como una consecuencia del contexto precedente real. La tercera oración está asimismo condicionada por el contexto pragmático real, aunque la implicación inicial correspondiente a la pregunta está más difuminada y es, por lo tanto, menor (Serrano 1994:59-60).

El procedimiento para determinar variables y variantes en todos los tipos de oraciones condicionales fue el de observar el contexto pragmático de inserción de cada una de las frases, teniendo en cuenta el discurso comunicativo del que se extraían. Además, mi posición sobre el significado en este trabajo concreto se resume como la evidencia de que en un mismo contexto situacional comunicativo las formas de las oraciones condicionales, aún cuando su significado cognitivo, literal o convencional sea diferente, obtienen el mismo valor socio-comunicativo, actualizando por tanto su significado en las emisiones en las que aparece (Serrano 1994:66). Las oraciones condicionales en la ciudad de La Laguna obtuvieron correlaciones sociales significativas, pudiendo observar, además, indicios de algunos cambios en marcha (Serrano 1995,1996).

Al hilo de esto, las formas verbales son claves contextualizadoras tal y como se ha sugerido en el estudio de la variación sintáctico-discursivo-pragmática de las oraciones condicionales. En las condicionales potenciales, esto es, aquellas en las que el grado de probabilidad se sitúa en lo ‘posible’, las formas verbales que alternan son el subjuntivo (pr)-indicativo (ap) y el subjuntivo (pr)-condicional (ap):

(13) Si mi hijo suspendiera, no lo dejaba (vs. dejaría) que repitiera curso

Page 13: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

13

(14) Si me sacara la lotería, me compraba (vs. compraría) un piso (15) Si me lo ofrecieran otro trabajo, lo cogería (cogía) sin pensarlo dos veces Los indicios o claves de contextualización en las estructuras condicionales son los

que anclan el grado de probabilidad que el oyente quiere que infiera el hablante; su intención comunicativa viene dada por la modulación del grado de probabilidad que asigna a la secuencia a través de la forma verbal. Así pues, cuando el hablante quiere insertar su inferencia en un grado mayor de probabilidad de cumplimiento de lo expresado utiliza el indicativo en la apódosis: “Si me dieran tres meses (de vacaciones), a la playa seguro que me iba”. Con todo, es posible que dicha inferencia de probabilidad sea suministrada no solamente por la forma verbal, sino también por el co-texto de la oración, de forma que la sentencia anterior, puede tener el mismo grado aunque se formulara en condicional (…a la playa seguro que me iría), porque toda la información da por ‘posible’ la probabilidad dentro del conjunto de inferencias universales y del conocimiento compartido de la realidad, esto es, el hecho de que es posible tener más vacaciones (o tiempo libre) así como el hecho de que se pueda ir a la playa en vacaciones, enmarcan al enunciado en la mencionada inferencia. El indicativo en la apódosis no hace otra cosa que ser coherente con todo el enunciado de significado potencial. Indicativo y subjuntivo alternan pues, en la apódosis de las oraciones condicionales pragmáticamente potenciales. El valor interactivo de la comunicación con las formas verbales en las condicionales resulta de anclar el grado de probabilidad, mediante el cual le indica al oyente que presuponga su intención comunicativa.

La distribución social de la alternancia muestra que el condicional es más frecuentemente usado por las mujeres de los niveles medio-bajo (83%) y medio-alto (71%) y por los jóvenes del estrato más alto (89%). El indicativo es más usado por los hombres de los niveles bajo (43%) y medio-alto (35%) (Serrano 1994:130-131 y 134-135). En principio parece factible suponer que ambas variantes conviven de forma estable, aunque el condicional, al ser la forma normativa, goza de un mayor prestigio que el indicativo.

En los casos de variación discursivo-pragmática se hace más obvia la clave de contextualización, y esto es porque los componentes lingüísticos de este tipo de variación, como he señalado, están totalmente insertados en el nivel discursivo-pragmático.

c) Variación discursivo-pragmática

Una de las facetas más innovadoras en los estudios del discurso ha sido y sigue

siendo la del estudio de los elementos denominados marcadores del discurso, categoría

Page 14: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

14

amplia que engloba a los conectores, a los operadores, a los organizadores y a los enlaces extraoracionales. La metodología discursiva permite estudiar y analizar estos elementos como partes de la oración con una función concreta en la frase, en la secuencia y en la emisión que puede aportar información muy valiosa en lo que respecta al significado de las mismas. Estas unidades habían sido relegadas a las categorías de “muletillas”, “interjecciones”, “conjunciones”, sin que su auténtico valor en la frase fuera debidamente analizado.

El marcador discursivo es considerado como una hipercategoría (Cortés 2002:348, Llorente Arcocha 1996) y la única condición necesaria para que un elemento lingüístico pueda ser adscrito a la clase de los marcadores del discurso es que funcione como tal, o que su aparición esté asociada a la realización de actos pragmático-discursivos destinados no al sentido proposicional del discurso, sino a la organización de las acciones y contenidos que el hablante realiza a lo largo del proceso comunicativo. La función principal de los marcadores es la de proporcionar coherencia y cohesión al enunciado y a la emisión y, a partir de ahí, se desgajan los distintos valores de cada uno de ellos. A esto hay que añadir que sería casi imposible emitir una frase sin un marcador, por cuanto ésta vendría carente de sentido e incompleta. Sin embargo, ha señalado Portolés (1998) que la cohesión no es un fin en el uso de los conectores, sino una consecuencia. Los hablantes no los emplean para lograr un texto coherente, los utilizan para que el oyente obtenga las inferencias pertinentes en los enunciados. A esto habría que matizar que dicho resultado es el producto de una intención comunicativa que el hablante materializa en el uso de un marcador concreto, por lo que hay que deducir que existe una acción de producción e interpretación.

Un ejemplo es el de los marcadores del discurso en una situación de contacto de lenguas, como el llevado a cabo por Sankoff et.al (1997) en Montreal entre jóvenes hablantes anglófonos bilingües (inglés-francés), concretamente, la generación nacida entre 1960 y 1975, el periodo donde la inmersión en francés en las escuelas fue posible. Los hablantes procedían de una escuela en un barrio bilingüe donde había un programa de inmersión en francés así como un alto número de clases de francés. Se analizó el uso de los marcadores del discurso en entrevistas realizadas en francés y se clasificaron estos elementos de acuerdo a tres características:

a) Marcadores con un correlato en inglés:

(16) “Ah oui, on était comme une des seuls, on était peut-être cinq dans mon année qui parlaient le deux langues, puis c’était comme “wow”, tu sais”

Page 15: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

15

“(Oh, yeah we were like the only ones, there were about five of us in my year that spoke both languages so it was like “wow”, you know”

b) Marcadores sin un equivalente en inglés:

(17) “Quand j’ai commencé mes tours de natation synchronisée là, j’ai trouvé il-y-avait plus des, des, des francophones” “When I started my synchronized swimming classes-----, I found there were more French speakers”

c) Marcadores sin un equivalente en inglés pero con un elemento que comparte la misma función:

(18) “Mais je pense que c´était comme l’appreciation de l’art. Fait que c’est ca” “But I think it was like art appreciation. It follows that, that’s it”

Aunque el trabajo tenía como objetivo estudiar el uso de los marcadores del francés por hablantes anglófonos, los informantes fueron también entrevistados en inglés para poder comparar la frecuencia de los marcadores. Los marcadores del inglés más frecuentemente usados fueron: I mean, like, so, well y you know. En las entrevistas, de una duración de quince minutos, el uso de los marcadores en la entrevista en inglés tuvo una frecuencia de 65.3 marcadores en los 15 minutos, mientras que en francés la frecuencia sólo alcanzó 24.5. Obviamente esta distribución no fue homogénea, pues hubo hablantes que usaban más marcadores que otros. Los resultados demuestran que el uso de los marcadores del francés cuando se habla en esta lengua por parte de los jóvenes anglófonos aumenta de forma espectacular según el grado de conocimiento y de inmersión que han tenido en la lengua francesa. Esto significa que los hablantes con una menor destreza en francés eran menos tendentes a usar marcadores, lo cual daba lugar, por otra parte, a un discurso menos coherente y cohesivo que el de aquellos otros que usaban los marcadores comunicativamente apropiados en cada momento. Además se tuvo en cuenta el hecho de que los hablantes podían interactuar en francés en numerosas ocasiones dado en barrio bilingüe en el que vivían. Así pues, se concluye, por una parte, que la habilidad para dominar otra lengua que no es la nativa pasa por el dominio del uso de estas unidades, que organizan y enclavan los actos de habla y permiten una comunicación más fluida y precisa; los marcadores, según las autoras (Sankoff et. al.1997: 214), son una muestra más del uso vernacular de la lengua, esto es,

Page 16: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

16

no es posible eliminarlos sin que eso tenga un efecto negativo sobre la norma, en este caso, del francés. Es por eso por lo que los hablantes que aprenden francés en una situación de bilingüismo serán más competentes lingüísticamente si conocen la inserción apropiada de estos elementos. Por otra parte, la correlación social de esta situación lingüística resultó ser muy significativa; distintos grupos sociales se inclinaban por el uso de uno y de otro marcador. Entre los hombres, el marcador bien (well), similar a là fue más frecuente que entre las mujeres. Bon (sin equivalente en inglés) resultó ser más frecuente en un estilo informal y se halló una distribución similar entre hombres y mujeres. La correlación de alors (equivalente a so en inglés) resultó significativa con la clase social; aquellos jóvenes con una mejor posición dentro de la muestra estudiada preferían el uso de este marcador. Por el contrario, las clases sociales inferiores fueron más tendentes al uso de fait que (equivalente a so en inglés).

El valor socio-comunicativo de estas unidades y sus distintas claves de contextualización, puestas de manifiesto a través de las variantes sintácticas (discursivas o discursivo-pragmáticas) están distribuidos por la escala social de forma diferente. Esto es, distintos grupos sociales utilizan de forma heterogénea dichos recursos comunicativos que no son otra cosa que el resultado de la interacción socio-comunicativa en la lengua cotidiana. Dichos recursos son regulares, sistemáticos y además tienen una inserción cultural determinada que permite que puedan participar en esos procesos de presuposiciones e inferencias, pero, además, son referente de la posición social (real o virtual) que el hablante toma ante su interlocutor, lo cual significa que el uso de las variantes está correlacionado, por una parte, con las necesidades comunicativas del momento de habla y, por otra, con las características sociales del hablante. El intercambio socio-comunicativo es un proceso reflexivo de acción y reacción entre los participantes en un momento comunicativo de habla.

En los casos de variación discursivo-pragmática se hace más obvia la clave de contextualización, y esto es porque los componentes lingüísticos de este tipo de variación, como he señalado, están totalmente insertados en el nivel discursivo-pragmático; la función meramente gramatical o sintáctica queda totalmente oscurecida. Por ejemplo, todos los marcadores discursivos proveen al discurso de un valor específico, culturalmente establecido, que aporta la clave de la interacción. Cuando un hablante dice: venga, lo dicho, o vale, bueno, pues, mira, está proporcionando al oyente las inferencias para que interprete en un sentido determinado su secuencia.

Page 17: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

17

Conclusiones Cabe afirmar con contundencia que en variación sintáctica es imprescindible contar

con el factor comunicativo, porque es el que tiende el puente entre lo lingüístico y lo social y, aunque, de forma generalmente implícita, todos los estudios de variación sintáctica han tenido que recurrir de alguna forma al valor comunicativo que conllevan las variantes, éste NO ha sido tratado con la rigurosidad y con la importancia requeridas. Como señalan Calsamiglia y Tusón (1999:15), los hablantes tienen a su disposición un repertorio comunicativo, que puede estar formado por una o más lenguas, por diferentes variedades lingüísticas y –añado yo- por distintas variantes dentro de esas variedades. Esas variantes no constituyen siempre un repertorio, porque el hablante no siempre es capaz de elegir (para elegir debería conocer todo el repertorio, y esto no siempre es así), pero cuando tiene a su disposición esas opciones, estarán controladas –de forma consciente o no- por unas constantes de tipo social (características de los usuarios) y de tipo comunicativo (factores del contexto y de la interacción), que, aunque heterogéneas, están sujetas a principios de regularidad y funcionalidad (Serrano 2002)

Asimismo, en la variación sintáctica es asimismo fundamental observar la interacción como un proceso que pone en marcha la negociación que va desde recibir lo que se nos dice a ver cómo son recibidas nuestras contribuciones verbales (Gumperz 2003:218). Considero que esa interacción es la que permite entender el significado de las secuencias en un sentido concreto y que, precisamente ese significado no sea el denotativo, literal o convencional (como han querido ver algunos detractores de la variación sintáctica), pues lo que emerge de la interacción es compartir o no compartir interpretaciones, tal y como establece Gumperz (2003:218). El significado en variación sintáctica se actualiza en el acto de habla correspondiente, como ya he apuntado en otros trabajos (Serrano 1994,1999b, 2004b), y promueve un valor único y específico en cada acto comunicativo o de habla.

Ese valor comunicativo y, por lo tanto, social es el que permite dar consistencia a la realización social del plano gramatical o morfosintáctico de las lenguas. En palabras de Bourdieu (1985:13), lo que circula en el mercado lingüístico no es la lengua, sino discursos estilísticamente caracterizados que se colocan a la vez del lado de la producción y del lado de la recepción. Así pues, cada hablante asume una posición social frente a su interlocutor(es) o audiencia que estará condicionado por tres características fundamentales:

a) Su conciencia como pertenencia a un grupo social (sexo o género, clase social,

generación, raza etnia, grupo marginal, etc.). Estos rasgos funcionan como un mosaico,

Page 18: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

18

esto es, es evidente que todo hablante como ser social participa de varias características sociales a la vez, pero también es posible que, en un contexto socio-comunicativo determinado sobresalga una característica más que otra; por ejemplo, una mujer, de la segunda generación y de una clase social media-alta, puede hacer más relevante su condición de ser mujer que la de ser una buena profesional, ante una conversación con otra mujer que gire en torno a crianza de niños en un contexto físico informal, puede que use una mayor cantidad de variantes prototípicas de esa gestión del tema, pero también puede hacer un empleo más exagerado de marcadores discursivos vacíos (mi niña, no sé, vamos a ver), de diminutivos (cremita, chiquito), etc. Posiblemente elementos lingüísticos como esos no los usaría en otras situaciones comunicativas en las que, además de ser mujer, exhiba su condición de profesional cualificado. Incluso, en la gestión de ese mismo tema, es muy probable que esa misma mujer no utilice el mismo estilo comunicativo si se trata de una compañera de trabajo que comparte sus mismas características sociales.

b) El contexto físico de la comunicación, entendido como espacio situacional donde

tiene lugar el encuentro comunicativo. Este espacio condicionará el nivel de formalidad y se asociará, a su vez, al grado de simetría social de los participantes en el acto comunicativo.

c) El nivel de simetría o asimetría social establecido entre hablante y oyente, que

puede ser real o virtual. Además de su conciencia de pertenecer a un grupo o grupos sociales determinados, el hablante se adapta al grado de exigencia social que cree ver en su interlocutor derivado de ese nivel de simetría que también cree ver con él mismo. Puede ser real si el hablante toma una posición acorde con sus propias características sociales o puede ser virtual si, en ese momento comunicativo, los roles sociales se distienden y no se actúa exactamente conforme a lo que se esperaría de su condición social. Un hablante de la primera o segunda generación puede cambiar sus pautas de interacción social con una persona de mayor edad por la que, culturalmente, se le deba respeto Así pues es posible que ese hablante joven no utilice todo el repertorio de formas lingüísticas que conoce por situarse asimétricamente con respecto a su interlocutor.

Para desentrañar los mecanismos sociolingüísticos que subyacen a la interacción comunicativa, tal y como hemos visto en los ejemplos expuestos, disponemos de toda una gama de indicios que nos pueden llevar a comprender el uso en función de ella. La lengua, la cultura, la sociedad y el individuo son las claves de un proceso creativo que se actualiza en el discurso.

Page 19: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

19

Referencias bibliográficas BOURDIEU, P. (1985): Language and symbolic power, Cambridge, Polity Press. CALSAMIGLIA, H. Y A. TUSÓN (1999): Las cosas del decir. Manual de Análisis del Discurso, Barcelona, Ariel. CESTERO, A.M. (1994): "Alternancia de turnos de habla en lengua española: la influencia del sexo y la edad de los interlocutores", Pragmalingüística, 2: 123-149. CORTÉS, L. (2002) Los estudios del español hablado entre 1950 y 1999, Madrid:Arco-Libros. FASOLD, R. (1990): The Sociolinguistics of Language, Oxford, Blackwell. GARFINKEL, E. (1967): Studies in Ethnometodology, New York, Prentice Hall. GOFFMAN, E. (1959/1987): La presentación de la persona en la vida cotidiana, Madrid, Amorrotu. GOFFMAN, E. (1981): Forms of talk. Philadelphia, University of Pennsylvania Press. GUMPERZ, J. (2003) “Interactional sociolinguistics: a personal perspective”, en Schiffrin, et al., 215-228 KENDALL, S. Y D. TANNEN (2003): “Discourse and Gender”, en Schiffrin et al. (eds), 548-567. LABOV, W. (1972/1983): Modelos sociolingüísticos, Madrid, Cátedra. LABOV, W. (2001): Principles of linguistic change. Social factors, Oxford, Blackwell. LAKOFF, R .(1975): “Language in context”, Language 48:907-927. LAVANDERA, B. (1994). Variación y significado, Buenos Aires, Hachette.

Page 20: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

20

LLORENTE ARCOCHA, M.T. (1996): Organizadores de la conversación. Operadores discursivos en español, Salamanca, Publicaciones de la Universidad Pontificia. PORTOLÉS, J. (1998): Marcadores del discurso, Madrid, Ariel. RANSON, D. (1999): "Variación sintáctica del adjetivo demostrativo en español", en Serrano (ed), 121-142. ROMAINE, S. (1996): El lenguaje en la sociedad, Barcelona, Ariel.

SANKOFF, G. P. THIBAULT, N. NAGY, H. BLONDEAU, M.O. FONOLLOSA Y L. GAGNON (1997): “Variation in the Use of Discourse Markers in a Language Contact Situation”, Language Variation and Change 9:191-217.

SCHERER, K. Y H. GILES (1979): Social markers in speech. Cambridge: University Press. SCHIFFRIN, D. (1994): Approaches to discourse, Oxford,.Blackwell. SCHIFFRIN, D., D. TANNEN Y HEIDI E. HAMILTON (2003): The Handbook of Discourse Analysis, Oxford, Blackwell. SERRANO, M.J. (1994): La variación sintáctica: formas verbales del periodo hipotético en español, Madrid, Entinema. SERRANO, M.J. (1995): "Sobre un cambio sintáctico en Español Canario: del indicativo al subjuntivo y condicional", Hispania, 78:178-189. SERRANO, M.J. (1996): Cambio sintáctico y prestigio lingüístico, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert. SERRANO, M.J. (1999a): Estudios de variación sintáctica, Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert. SERRANO, M.J. (1999b):”Bueno como marcador de inicio de turno y contraposición: estudio sociolingüístico”, International Journal of the Sociology of Language, 140: 91-109.

Page 21: Acción e interacción social en variación sintáctica y discursivo

21

SERRANO, M.J. (2001): “The socio-communicative function of two discourse markers in Spanish”, Estudios de Sociolingüística 21, 1: 101-122. SERRANO, M.J. (2002): Aproximación a la Gramática del Discurso del Español, Munich, Lincom Europa. SERRANO, M.J. (2004a): “Entre la gramática y el discurso: subjuntivo e infinitivo en un contexto socio-comunicativo", Estudios de Sociolingüística 5,1: 129-150. SERRANO M. J. (2004b): “La interacción entre sociolingüística, semántica y discurso”, Oralia, 7:181-205. SILVA-CORVALÁN, C. (2001): Sociolingüística y Pragmática del español, Georgetown, University Press. SMITH, J. (1979): “Sex markers in speech” en Scherer y Giles, (eds), 109-146. TORRES CACOULLOS, R. (1999): “Construction frequency and reductive change: diachronic and register variation in Spanish clitic climbing”, Language Variation and Change 11: 143-170. TRUDGILL, P. (1974): The social differentiation of English in Norwich, Cambridge, University Press. TUSÓN, A. (2002): “El análisis de la conversación: entre la estructura y el sentido”, Estudios de Sociolingüística 3,1:133-153. WOLFRAM, W. (1969): A sociolinguistic description of Detroit Negro Speech, Washington, Center for Applied Linguistics.