abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · abril, abriendo nuestras ventanas al idioma e l...

16
Boletín informativo de la Editorial Universitaria Año IV, No. 28 Abril de 2015 Universidad Nacional Autónoma de Honduras Ciudad Universitaria, Edificio Juan Ramón Molina Tel. (504) 2232-4772 / 2232-2109 ext. 208 Correo: [email protected] editorialUNAH @editorialUNAH Diseño gráfico: Rony Amaya Hernández, Arnold Mejía Mercadeo y publicidad: Tania Arbizú Apoyo logístico: Alejandra Vallejo, Maryori Chavarría Director: Rubén Darío Paz Edición: Suny del Carmen Arrazola Néstor Ulloa Carlos Aguilar Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién me ha robado el mes de abril?/Lo guardaba en un cajón/ donde guardo el corazón”. Y es que el mes de abril siempre ha tenido grandes implicaciones en los espíritus sensibles, cuando de crear se trata. Con todo, en Honduras nos hemos robado el mes de abril para dar lugar al Festival Interuniversita- rio de la Cultura y el Arte (FICCUA), en su nove- na edición, que reúne a artistas de las univer- sidades públicas de Centroamérica; Belice, República Dominicana y Panamá. Jamás podríamos pasar por alto las gran- des efemérides que se celebran el 23 de este mes, como lo son el Día Internacional del Libro y por supuesto el Día del Idioma Español; la celebración de la lengua de Cervantes, Sor Juana Inés de la Cruz, García Lorca, Pablo Neruda, García Márquez y muchos otros grandes nombres que han dejado una huella indeleble en la más alta literatura universal. Página al viento se complace en presentar en este número una breve historia sobre el origen del Día del Idioma Español. Se- guidamente un esclarecedor artículo de Jéssica Murillo Ávila, acerca de las implicaciones del androcentrismo imperante en la lengua. Asimismo presentamos el texto del discurso que el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa preparara para la inauguración del V Congreso Internacional de la Lengua Es- pañola, y una reseña sobre los libros de reciente publicación en la Editorial Universitaria. De igual forma, celebrando la he- rencia africana presentamos a los lectores una separata con un interesante artículo sobre la interculturalidad en el país. En este número: Breve historia del Día del Idioma Español / 2 El lenguaje, la gran violencia a la mujer / Jéssica Murillo Ávila / 3 De los consejos que dio Don Quijote... / 7 La lengua común / Mario Vargas Llosa / 9

Upload: others

Post on 05-Aug-2020

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

Boletín informativo de la Editorial UniversitariaAño IV, No. 28 • Abril de 2015

Universidad Nacional Autónoma de HondurasCiudad Universitaria, Edificio Juan Ramón MolinaTel. (504) 2232-4772 / 2232-2109 ext. 208 Correo: [email protected] editorialUNAH @editorialUNAH

Diseño gráfico: Rony Amaya Hernández, Arnold Mejía Mercadeo y publicidad: Tania ArbizúApoyo logístico: Alejandra Vallejo, Maryori Chavarría

Director: Rubén Darío Paz Edición: Suny del Carmen Arrazola Néstor Ulloa Carlos Aguilar

Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma

El cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

me ha robado el mes de abril?/Lo guardaba en un cajón/ donde guardo el corazón”. Y es que el mes de abril siempre ha tenido grandes implicaciones en los espíritus sensibles, cuando de crear se trata.

Con todo, en Honduras nos hemos robado el mes de abril para dar lugar al Festival Interuniversita-rio de la Cultura y el Arte (FICCUA), en su nove-

na edición, que reúne a artistas de las univer-sidades públicas de Centroamérica; Belice, República Dominicana y Panamá.

Jamás podríamos pasar por alto las gran-des efemérides que se celebran el 23 de

este mes, como lo son el Día Internacional del Libro y por supuesto el Día del Idioma

Español; la celebración de la lengua de Cervantes, Sor Juana Inés de la Cruz,

García Lorca, Pablo Neruda, García Márquez y muchos otros grandes

nombres que han dejado una huella indeleble en la más alta literatura universal.

Página al viento se complace en presentar en este número una breve historia sobre el origen del Día del Idioma Español. Se-guidamente un esclarecedor artículo de Jéssica Murillo Ávila, acerca de las implicaciones del androcentrismo imperante en la lengua. Asimismo presentamos el texto del discurso que el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa preparara para la inauguración del V Congreso Internacional de la Lengua Es-pañola, y una reseña sobre los libros de reciente publicación en la Editorial Universitaria. De igual forma, celebrando la he-rencia africana presentamos a los lectores una separata con un interesante artículo sobre la interculturalidad en el país.

En este número: Breve historia del Día del Idioma Español / 2

El lenguaje, la gran violencia a la mujer / Jéssica Murillo Ávila / 3

De los consejos que dio Don Quijote... / 7

La lengua común / Mario Vargas Llosa / 9

Page 2: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

2

El Día del Idio-ma Español tiene su origen en el año 1926, cuando el escri-tor valenciano Vicente Clavel Andrés propuso la existencia de un día especial para celebrar la literatura. La tradición comenzó en Valencia y se diseminó gradualmente por toda España. Para 1964, la celebración fue adoptada por todos los países his-panohablantes.

El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Idioma Español en honor al escritor Miguel de Cervantes Saavedra, quien

murió el 23 de abril del año 1616 y cuya novela El Ingenio-so Hidalgo Don Quijote de la

Mancha está considerada la obra cumbre de la lengua española. En la misma fecha, pero del calendario juliano, murió también el escritor inglés William Shakespeare. También murie-ron en diferentes años, el peruano Inca Garcilaso de la Vega y Vladimir Na-bokov (en 1899).A iniciativa de la Unesco, se insti-tuyó para este día la celebración del

Día Mundial del Libro y de los

Derechos de Autor.

En Honduras, a través del artículo 150 de la Ley Orgánica

de Educación (Decreto N° 79 del Congreso Nacional, del 14 de noviem-bre de 1966), se estableció que “Con el objetivo de velar por la conservación, pureza y enriquecimiento de la lengua oficial de la república, se establece el 23 de Abril, como Día del Idioma Español. Con tal motivo la Secretaría de Edu-cación Pública organizará anualmente concursos de lenguaje y literatura esco-lares y extra escolares cuyos premios se otorgarán en la fecha indicada.”

Breve historia delDía del Idioma Español

Don Miguel de Cervantes Saavedra, visto en un retrato

suyo poco conocido.

Page 3: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

3

Durante mucho tiempo las mujeres he-mos estado condenadas en la oscuridad. Poco a poco nos hemos hecho visibles, pero hay un resquicio en el que aún esta-mos ocultas: el lenguaje. Esto es un serio problema porque es una de las formas más sutiles de discriminación a la mu-jer y más difíciles de detectar. Además, las pocas personas que sí se percatan de ello, no le dan la importancia que requiere. Lo ven como un tema de se-gunda. En realidad, el lenguaje es una de las formas más importantes para luchar contra el patriarcado, puesto que mode-la comportamientos. Cambiarlo sería un paso más a la igualdad.

El lenguaje es la principal forma de co-municación. Con él transmitimos pen-samientos, sentimientos e ideas. Pero no sólo sirve para comunicar. También reproduce y transmite estereotipos. A través del lenguaje aprendemos y comu-nicamos valores, formas de interpretar la realidad. Por medio del lenguaje se transmite el androcentrismo porque se considera al hombre como sujeto de re-ferencia y a la mujer como subordinada a él.

El lenguaje, por tanto, no es inocente, no sólo explica e interpreta, sino que también crea. Pensamos en palabras que convertimos en imágenes. Así lo afirman los diferentes estudios desde la psicolin-güística. Esto significa que si el lenguaje es masculino, nuestro imaginario tam-bién será masculino. Podemos hablar de una violencia simbólica porque pone lí-mite al imaginario, y silencia a las muje-res. Como decía Georges Steiner: “lo que no se nombra no existe”. De ahí la necesi-dad de nombrarnos. Hacerlo es posible. Si las mujeres somos más de la mitad de la población, es justo que se nos aluda y estemos igual de representadas en el lenguaje que el hombre. Nuestra lengua

posee recursos suficientes para que este propósito sea una realidad.

Una de las herramientas o alternativas al lenguaje sexista, es el lenguaje inclu-sivo. El objetivo principal es visibilizar a la mujer en una sociedad patriarcal que nos oculta constantemente. La Real Aca-demia Española establece que el mascu-lino es neutro, esto contribuye a crear una imagen mental del mundo plagado únicamente por hombres, lo que crea una imagen falsa y origina que en mu-chas ocasiones las mujeres nos veamos obligadas a adoptar una doble identi-dad sexolingüística. Como afirma María Martín Barranco, especialista en igual-dad, desde pequeñas debemos aprender a deducir cuándo estamos o no incluidas en ese masculino genérico.

El lenguaje inclusivo es una elección consciente para forzar una perspectiva crítica al patriarcado. Lo que se pretende es que se deje de usar el masculino como genérico y que se nombre a las mujeres. Existen algunas técnicas como utilizar sustantivos colectivos: alumnado, profe-sorado, ciudadanía… usar el nombre del cargo: alcaldía, vicerrectorado… evitan-do usos sexistas de la palabra, e incluso haciendo uso del desdoblamiento de gé-nero: “los niños y las niñas”. Curiosamen-te, la RAE admite el desdoblamiento de género en obrero/a, peluquero/a, carni-cero/a, etc., pero no en títulos superiores universitarios donde alude que se puede usar tanto el masculino genérico, como el desdoblamiento. Así, por ejemplo, nos encontramos que a una mujer que ha es-tudiado medicina se le puede nombrar como “la médico”, o como “la médica”. Esto tenía un cierto sentido en determi-nados momentos en los que las mujeres aún eran escasas en las universidades y se las llamaba en masculino, pero en la actualidad ya no es así. Las mujeres he-

mos accedido a la universidad de forma masiva, por lo que esta nueva situación necesita palabras nuevas para que seamos nombradas. Por norma general el o la ha-blante, sigue de un modo espontáneo el orden lógico de la “a” o la ”o” para deno-minar a las mujeres o a los hombres, por lo que no supondría violentar la lengua. De hecho, si lo pensamos, es mucho más incorrecto decir “la médico”, ya no sólo por una cuestión de visibilidad, sino de sintaxis, dado que no existe concordancia entre artículo y sustantivo. Queda claro entonces, que la supuesta incorrección del lenguaje que la RAE ha asegurado en más de una ocasión, no está fundada en razones lingüísticas sino en una ideología machista. Existen diversos hechos que apuntan a esta hipótesis de que nuestra Real Academia de la Lengua Española es machista:

En primer lugar, su composición es ma-yoritariamente masculina. Desde que fue fundada en 1713, tuvieron que pasar más de trescientos años hasta que admi-tieron a la primera mujer: Carmen Con-de. Desde entonces sólo han pasado siete mujeres por la RAE. Como dato impor-tante, Emilia Pardo Bazán lo intentó en tres ocasiones (1889, 1892, y 1912) y fue rechazada bajo estas palabras: “nada de mujeres, son las normas”, a lo que Par-do Bazán respondió que debería contar más el mérito y el esfuerzo, que si se es hombre o mujer. Antes de Emilia Pardo Bazán, lo intentaron otras grandes como Gertrudis Gómez de Avellaneda y Con-cepción Arenal. Más tarde también lo trataron de lograr María Moliner, Rosa Chancel, Carmen Laforet, Carmen Mar-tín Gaite…. Por tanto, si la proporción de mujeres en la RAE sigue siendo esca-sa es porque existen impedimentos que van más allá de los méritos.

El lenguaje, la gran violencia a la mujer

* Jéssica Murillo Ávila es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, máster en Comunicación Política por la misma universidad. Community Manager y experta en igualdad de género. Creadora de la revista online de crítica social Crítica dinámica (@criticadi-namica) y cofundadora de “Radio conectadas” (@radioconectadas).

Jéssica Murillo Ávila*

Page 4: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

4

Además, entre la composición de la RAE se encuentra Arturo Pérez Reverte, quién acuñó el término “feminazi” para insultar a aquellas feministas que de-fienden los derechos de las mujeres.En la actualidad, la RAE cuenta con siete académicas, y cuarenta y dos aca-démicos. Ni siquiera la Ley de Igual-dad de 2007, que exige explícitamente la “representación equilibrada” de am-bos sexos en los órganos “consultivos y científicos del organigrama cultural”, ha conseguido que la RAE incorpore más mujeres a sus filas. A propósito de la escasa proporción de mujeres en esta institución, la escritora Laura Freixas ha impulsado una iniciativa para recabar apoyos y pedir a la RAE que la escrito-ra y académica con la letra “k”, Ana Mª Matute, recientemente fallecida, sea sus-tituida por una escritora. Pueden firmar la petición en: https://docs.google.com/forms/d/1tu_BnZypY2uyia3YdlwuPX-jcQoHIDUBhkmmWQWYo8bo/view-form. Ahora la Real Academia Española tiene cinco sillas vacantes. Junto con el sillón de la escritora, permanecen vacíos los de los fallecidos José Luis Sampedro (‘F’), Eduardo García de Enterría (‘U’), Martín de Riquer (‘H’) y José Luis Pini-llos (‘S’). Según han informado fuentes cercanas a la institución, de momento no se va a abrir el procedimiento para ocuparlas. No obstante, no está de más ir reuniendo apoyos para pedir a la RAE que esas vacantes sean sustituidas por mujeres para que exista una proporción equitativa entre mujeres y hombres.

Siguiendo con los factores que hacen pensar que en la RAE hay un fuerte se-xismo, habría que recordar el anuncio que crearon para celebrar los 300 años de su diccionario en el que se mostra-ba a una mujer analfabeta y ama de casa que necesitaba del diccionario porque “limpia y da esplendor”. A ello hay que añadir algunas incoherencias con tal de mantener a la mujer subordinada. La RAE es capaz de ir en contra de sus propias normas para relegar a las mu-

jeres. Se supone que se sigue un orden alfabético: la “a” va antes de la “o”. Si abrimos nuestro diccionario veremos

que, efectivamente, las palabras siguen un orden alfabético, pero una vez llega-mos a la propia palabra se pone primero el masculino y luego el femenino, por ejemplo, perro/a. Como asegura la pe-riodista especializada en género, Nuria Varela, “no es una cuestión lingüística, sino del poder de quienes lo escriben”, y como hemos explicado cuando hablába-mos de su composición, son mayorita-riamente hombres.

También, como anécdota, Víctor García de la Concha, antiguo director de la RAE, acudió a una conferencia en Colombia en el año 2007. En aquellas jornadas se le preguntó cuándo iba a incorporar la

perspectiva de género en el dicciona-rio, y aseguró que encargó a un grupo feminista hacer propuestas, pero no las aceptaron todas para no hacer militan-cia feminista. Para García de la Concha el feminismo es algo horrible, pero no nos debería de extrañar que lo pensase así, pues si acudimos a la definición de la RAE, el feminismo es “una doctrina social favorable a la mujer, a quien con-cede capacidad y derechos reservados antes a los hombres/ Movimiento que exige para las mujeres iguales derechos que para los hombres”. ¿Qué hay de raro? En primer lugar, la igualdad ya existe en los Derechos Humanos y en la Constitución, lo que queremos las fe-

Escudo de la Real Academia de la Lengua Española.

Page 5: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

5

ministas es que esa igualdad sea real. En cuanto a su segunda acepción, se ve el androcentrismo de esta institución por-que otorga al hombre el canon a seguir. Además, se ve como algo compacto. No se alude al feminismo de la igualdad, de la diferencia, radical, socialista, ecofemi-nismo, etc. por lo que resulta llamativo cómo la RAE afina tanto para definir al-gunos conceptos y otros no. Otro ejemplo son sus definiciones: ma-cho es un hombre fuerte y vigoroso. Lo femenino es débil y endeble. Una cuca-racha es una mujer morena, y una arpía es una mujer fea. Un ciudadano o una ciudadana, según la cuarta acepción del diccionario de la RAE, es un hombre bueno. Gozar es conocer carnalmente a una mujer. Periquear es una mujer que disfruta en exceso de su libertad, para la RAE la libertad de la mujer debe te-ner un límite. Callo es una mujer fea. Baboseo, es la acción de babosear, obse-quiando rendidamente a una mujer. Un muslamen, es el muslo de una persona, especialmente los de una mujer. Asimis-mo, existen significados diferentes según el género femenino o masculino: no es lo mismo un aventurero que una aven-turera, un perro que una perra, un zorro que una zorra, etc. El femenino alude a la prostitución. De hecho, la RAE tiene más de ochenta definiciones y sinóni-mos de prostituta, tales como ‘pelota’, ‘maleta’, ‘gamberra’, ‘mujer del arte’, ‘mu-jer del partido’, ‘mujer de punto’, ‘mujer perdida’, ‘mujer mundana’ o ‘mujer pú-blica’. Básicamente, para la RAE, ‘mujer’ es casi un término peyorativo de ‘puta’.

Otras palabras no tienen equivalencia, como por ejemplo: arpía, víbora, caba-llerosidad, maruja… Además, existe una clara negativa a feminizar profesiones asegurando que podrían llevar a confu-siones por ser homónimas, por ejemplo: la música es la melodía, pero no se pue-de llamar música a una mujer que toca la guitarra. Sin embargo, el basurero puede ser un recipiente para echar la basura o un hombre que se dedica a recoger la ba-sura, pero en esos casos no hay ningún problema, ¡qué casualidad!

Y no acaba aquí la conciencia machista de la “gran” institución de la lengua. En muchas de sus definiciones realizan una cosificación de la mujer donde lo mas-culino es lo universal y lo femenino es lo particular. Lo femenino es definido des-de o a partir de lo masculino. Se necesi-ta del sustantivo “mujer” para definirla. Sirve para mantener a la mujer subordi-nada y diferenciar al subgrupo del grupo supremo. Por ejemplo, fiscala, capitana, jueza… La RAE, en su diccionario, de-fine la juez o la jueza como la mujer del juez. Esto tenía una explicación en los primeros años de la Revolución Indus-trial, donde el capitalismo y la privatiza-ción de las tierras llevó a la expulsión de los campesinos y estos se trasladaron a otros lugares, adquiriendo independen-cia económica y de la familia de origen para crear una nueva. Los matrimonios dejaron de ser un contrato jurídico entre linajes familiares, para pasar a ser inde-pendientes con una familia nuclear-con-yugal (madre, padre, hijos y/o hijas). Se produjo la individualización masculina, pero no femenina. El hombre se convir-tió en el proveedor del hogar y se dio un contrato sexual. Esto es, el hombre ad-quiere la exclusividad sexual de la mujer, y a cambio él le transmite su estatus. De ahí que se hablase de jueza como mujer del juez, o alcaldesa como la mujer del alcalde etc.

El culmine del machismo y el androcen-trismo rebosante, está en la definición de “Huérfano/a”. Según la RAE, huérfano/a es “una persona de menor edad: A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre”. Posiciona al hombre como ser superior y la inferioridad de la mujer. La referencia es el hombre.

A ello, se une la utilización de la palabra “Hombre” como concepto ambiguo. A veces es para referirse al hombre, y otras veces a los hombres y las mujeres, por ejemplo: “la historia del hombre”.

Podríamos pensar que todo lo explicado es cosa del pasado. ¡Ojalá fuera así! Es-tos conceptos se pueden ver en el diccio-nario actual. Es cierto que para celebrar

los trescientos años del nacimiento de su diccionario, la RAE va a sacar una 23 edición donde incorpora palabras nue-vas. Sin embargo, las definiciones como gozar, los más de ochenta sinónimos de puta, la mujer como débil y el hombre como fuerte… sí que se mantienen. Al-gunos cambios son los de palabras como “belleza”, que antes era una cualidad sólo de la mujer. También existen palabras nuevas, como “feminicidio” o “empo-deramiento”. Lo que podría ser un gran paso hacia adelante, en realidad no lo es. Definen el feminicidio como asesina-to por razones de sexo y no de género. Cualquiera con una pequeña perspec-tiva de género sabría que el género y el sexo no es lo mismo. El sexo alude a las diferencias biológicas, y el género a la construcción social de lo que es femeni-no o masculino a partir de las diferen-cias biológicas.

La antropóloga mexicana Marcela La-garde fue quien tradujo el término fe-minicidio al español. Surgió en 1979 en el Tribunal Internacional sobre los crímenes de mujeres por Diana Russel, para denunciar la violencia a la mujer, la mutilación genital femenina…por tanto, se refería a razones de género. La defini-ción de la RAE falsea la realidad, como ya lo quiso hacer con la violencia de gé-nero. Cuando el gobierno de Zapatero [España] elaboró en 2004 la ley integral contra esta lacra, la RAE prefirió que fuese llamada violencia doméstica o vio-lencia por razones de sexo. De nuevo se encontraba equivocada. La violencia de género se produce precisamente por la construcción social patriarcal que asigna roles diferentes para hombres y mujeres; cuando un hombre con conciencia ma-chista considera que la mujer no cum-ple con su supuesto rol, emplea la vio-lencia contra ella. Además, no siempre coincide con la violencia doméstica, ya que está última es aquella que se produ-ce en el ámbito del hogar, ya sea por un hombre o por una mujer. Esto visibiliza que la RAE tiene una inmensa aversión a usar el género como lo ve el feminismo. No obstante, no ha sido tan reticente al incorporar palabras como “guay” o “fistro”.

Page 6: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

6

En general, todas estas definiciones son sexistas, y por proceder de la RAE se ven como incuestionables y no es más que una construcción patriarcal de acuerdo a valores androcéntricos.

Más allá de la RAE, existen sexismos en el lenguaje. Por ejemplo, se toma como referente de la población a los hombres, y existe una tendencia a masculinizar las profesiones. Además, se utilizan de-terminadas expresiones sexistas, como “coñazo” como algo aburrido, y “la po-lla” como algo divertido. A ello se suman las formas de cortesía (señorita o mujer de) que cosifican a las mujeres. Tam-bién abundan los refranes machistas, como: “De la mala mujer no te guíes, y de la buena no te fíes”. “La mujer en casa y con la pata quebrada”. “De la mujer y el mar no hay que fiar”… Y los chistes: ¿Cómo se llama la modalidad del tenis en la que a cada lado de la pista hay una mujer y un hombre?: individual mascu-lino con obstáculos/ ¿Cómo hacer feliz a una mujer el sábado?: contándole un chiste el miércoles/ ¿Por qué las mujeres no pueden ser curas?: por el secreto de confesión… y el uso del género feme-nino para descalificar: “Llora como una mujer”; “nenaza”…

Como anunciábamos en el principio de este artículo, la solución está en el len-guaje inclusivo. Las mujeres queremos ser visibles en el lenguaje y esto no va a romper la esencia del español. Puede que haya a quien no le guste, pero si se respeta la estructura idiomática no pasa nada, sino que se engrandece el idioma porque todas y todos estamos incluidos.

La principal excusa de quienes rechazan el lenguaje inclusivo es que el genérico vale y siempre ha sido así. Sin embargo, esto no es cierto. El lenguaje no es ino-cente.

Durante años, la mujer ha estado reclui-da en el hogar, y el lenguaje no la incluía porque no estaba en la vida pública. Ahora es diferente, y se necesitan nuevas palabras para las nuevas realidades. Ade-más, como explica la experta en género, María Martín Barranco, en su artículo “El mundo en femenino”, en la Edad Media el masculino no era suficiente para dirigirse a hombres y mujeres. Se usaba el “todos y todas”, así según avan-za la historia y las mujeres están en más trabajos, el lenguaje las va nombrando: en el siglo XIII ‘mairesse’ [alcaldesa], en el siglo XV ‘commandante en chef ’ [co-mandanta], en el siglo XV ‘inventeuse’ [inventora], y en siglo XVI ‘lieutenante’ [tenienta]. Ya en 1759 se utiliza ‘chirur-gienne’ [cirujana]. Todo esto cambia en el siglo XVII cuando el gramático francés Vaugelas, asegura que “la forma mascu-lina tiene preponderancia sobre la feme-nina, por ser más noble”. Eso no fue una decisión neutral, sino con la intención de subordinar a las mujeres. Desde en-tonces así ha sido. Se usa el masculino genérico, que como vemos es excluyen-te. De hecho, en 1789 cuando surge la Declaración de los Derechos del hom-bre y del ciudadano, que no incluyese a las mujeres era intencionado, porque en 1791 cuando Olympe de Gouges intentó publicar la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana, fue guilloti-nada por ello, y lo mismo pasó en 1776

cuando Thomas Jefferson escribió la igualdad entre hombres, ahí no estaban las mujeres. Por eso, cuando en 1848, con la Declaración de Seneca Falls, Eli-zabeth Cady Stanton afirmó la igualdad entre hombres y mujeres, fue tachada de feminista radical. Por tanto, la jerarquía hombre-mujer, es fruto del siglo XVII, del mismo modo que los debates sobre el lenguaje inclusivo tampoco son nuevos.A este contexto hay que añadir un hecho importante. Durante años los hombres eran los únicos que publicaban y conta-ban el mundo desde su perspectiva. En esos tiempos las mujeres ni siquiera eran consideradas ciudadanas, por lo que no estaban en las historias. Y así vemos cómo el patriarcado se ha ido filtrando en el lenguaje hasta hacernos invisibles, y lo que es peor, hasta que lo interiori-zamos y vemos normal ocultarnos a no-sotras mismas y llamarnos en masculino haciéndonos ausentes.

La lengua se ha ido construyendo, como toda manifestación cultural, a través de una serie de valores androcéntricos. Pero en realidad, es dinámica y necesi-ta incorporar palabras nuevas. Por tanto el lenguaje inclusivo no es sólo una “a” o una “o”. Es una forma de posicionar-se contra el machismo, pues como diría la escritora chilena, Marcela Serrano “el día en que el hombre se apoderó de len-guaje, se apoderó de la historia y de la vida. Y al hacerlo nos silenció. Yo diría que la gran revolución del siglo XXI es que las mujeres recuperemos la voz”.

Reunión de académicos y

académicas de la lengua, en la sede

de Madrid.

Page 7: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

7

Primeramente, ¡oh hijo!, has de temer a Dios, porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.

Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mis-mo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.

Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vie-nes de labradores; porque viendo que no te corres, ninguno se pondrá a correrte; y préciate más de ser humilde virtuoso que pecador soberbio. Innumerables son aquellos que de baja estirpe nacidos, han subido a la suma dignidad pontificia e im-

peratoria; y de esta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran. Mira, Sancho: si tomas por medio a la vir-tud, y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para qué tener envidia a los que los tienen padres y abuelos príncipes y seño-res, porque la sangre se hereda y la virtud se aquista, y la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.

Nunca te guíes por la ley del encaje, que suele tener mucha cabida con los ignoran-tes que presumen de agudos. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia, que las in-formaciones del rico.

Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico, como por en-tre los sollozos e importunidades del pobre.

Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.

Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia.

Cuando te sucediere juzgar algún pleito de algún tu enemigo, aparta las mientes de tu injuria y ponlas en la verdad del caso.

No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres las más veces, serán sin remedio, y si le tu-vieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda.

Si alguna mujer hermosa viniere a pedir-te justicia, quita los ojos de sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos, y considera de espacio la sustancia de lo que pide, si no quieres que se anegue tu razón en su llanto y tu bondad en sus suspiros. Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdi-chado la pena del suplicio, sin la añadidu-ra de las malas razones.

Al culpado que cayere debajo de tu juris-dicción considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto fuere de tu parte, sin hacer agravio a la contra-ria, muéstratele piadoso y clemente, por-que aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia.

Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colma-dos, tu felicidad indecible, ca-sarás tus hijos como quisieres,

De los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula,

con otras cosas bien consideradas*

* Fragmentos del capítulo XLII de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Page 8: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

8

títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los úl-timos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte, en vejez suave y madura, y cerra-rán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno del cuerpo.

En lo que toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermo-sean las manos, como si aquel excremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo la-gartijero, puerco y extraordinario abuso.

No andes, Sancho, desceñido y flojo, que el vestido descompuesto da indicios de ánimo desmazala-do, si ya la descompostura y floje-dad no cae debajo de socarrone-ría, como se juzgó en la de Julio César. Anda despacio; habla con re-poso, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala.

Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie.

Sea moderado tu sueño, que el que no madru-ga con el sol, no goza del día; y advierte, ¡oh

Sancho!, que la diligencia es madre de la buena ventura, y la

pereza, su contraria, jamás llegó al térmi-no que pide un buen deseo.

Este último consejo que ahora darte quie-ro, puesto que no sirva para adorno del cuerpo, quiero que le lleves muy en la me-moria, que creo que no te será de menos provecho que los que hasta aquí te he dado: y es que jamás te pongas a disputar de li-najes a lo menos, comparándolos entre sí, pues, por fuerza en los que se comparan uno ha de ser el mejor, y del que abatieres serás aborrecido, y del que levantares en ninguna manera premiado (...)

Page 9: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

9

Este V Congreso Internacional de la Aca-demia de la Lengua Española que hoy se inaugura en Valparaíso coincide con el comienzo de las celebraciones en Hispa-noamérica de los doscientos años de las luchas por la independencia. Es de espe-rar que, con este motivo, haya una abun-dante emisión de discursos patrióticos en todo el Nuevo Mundo recordando el va-sallaje del que la emancipación libró a las nuevas repúblicas, los horrores de la colo-nización, el exterminio de tantos pueblos indígenas, su sometimiento y explotación a lo largo de los tres siglos coloniales, el saqueo de las riquezas americanas y el rodillo compresor para el espíritu crítico y el libre pensamiento que significaron la censura eclesiástica y la vigilancia de la Inquisición.

Todo eso está muy bien, desde luego, pero lo estará menos, me temo, que en aquellos discursos no se mencionará casi (y tal vez sin casi) el hecho crucial de que las Re-públicas independientes que surgieron de la Emancipación americana fueron no sólo patéticamente incapaces de resolver los problemas sociales de discriminación, explotación y exclusión de los indígenas heredados de la colonia, sino que, en mu-chos casos, los agravaron. En algunos paí-ses, incluso, fue durante la República que se cometieron verdaderas operaciones de exterminio de grandes poblaciones de lo que José María Arguedas llamó «la nación cercada» del mundo indio.

La celebración de los doscientos años de las luchas por la independencia de Amé-rica no debe ahorrar la crítica a los erro-res y atropellos del pasado, desde luego. Pero no debería, tampoco, estar exenta de autocrítica, es decir, del reconocimiento de que nuestras Repúblicas no supieron estar a la altura de los altos ideales que proclamaron al constituirse. La libertad siguió brillando por su ausencia durante largos períodos de nuestra historia en los

siglos XIX y XX por culpa de las dictaduras militares, los caudillos, las revoluciones y las guerras civiles, y la justicia reinó sólo para minorías privilegiadas en tanto que las mayorías languidecían en la pobreza y la marginación. Ha habido excepciones, desde luego, países que han avanzado y otros que se han estancado y aun retro-cedido, pero la regla general ha sido, en lo que se refiere al mundo indígena, que con la independencia muy poco cambió y a veces empeoró.

Ahora bien, sentada esta premisa, la ce-lebración de estos dos siglos no debería insistir sólo en las lacras del pasado y el presente, sino subrayar también todo lo positivo y feliz que trajo a nuestra Améri-ca su articulación con el resto del mundo gracias a la llegada de los europeos a sus playas, cordilleras y selvas. Y de todo ello, lo más importante y duradero, qué duda cabe, fue la lengua castellana. Esa lengua que justamente por aquellos años alcan-zaba en la península ibérica un período de consolidación, al que seguiría otro de esplendor, y que, a partir de entonces, y en gran parte debido a su arraigo en el continente americano, dejaría de ser sólo la lengua de Castilla y España y se con-vertiría en la de muchos pueblos y países, una lengua sin fronteras, denominador

común de sociedades muy diversas a las que acercó e integró, haciéndolas com-partir una historia y una tradición y ser, desde entonces, las provincias hermanas de una misma civilización.

Una lengua es mucho más que un sistema convencional de expresiones que permite entenderse a los miembros de una colecti-vidad. Es, sobre todo, una manera de ser y de pensar, de soñar e imaginar, de sentir y de amar. Un patrimonio que nos permite apropiarnos de un pasado histórico y cul-tural, de un legado que, por el mero hecho de constituir la materia a la que la lengua que hablamos dio expresión y forma, es también nuestro, parte constitutiva e inse-parable de lo que somos. La lengua que ha-blamos habla también a través de nosotros y, además de lo que queremos decir con ella cuando la usamos, dice lo antigua que es, la multitud de fuentes que la nutren, y evoca la miríada de acontecimientos, hechos cul-turales, poetas, pensadores, prosistas, can-tores y artistas o simples habladores que a lo largo de los siglos y las geografías la han ido formando y transformando. La lengua nos sitúa en el mundo, ordena nuestra vida y nos modela psicológicamente. No nos enemista pero sí nos diferencia de quienes usan otros códigos y vocablos para expre-sarse. Pero esa relación entre comunidades de idiomas diferentes no es rígida sino flui-da, hecha, sobre todo en la realidad cada vez más interconectada de nuestro tiem-po, de continuos intercambios. El español se ha enriquecido a lo largo de su historia con los aportes griegos, latinos y árabes en la antigüedad; al llegar a América, con la savia de las lenguas prehispánicas y, en la edad moderna, con la influencia del italia-no, el francés y, sobre todo, el inglés. Esos añadidos no la debilitaron; por el contra-rio, sirvieron para mostrar lo apta que era para recibir préstamos sin perder por ello su identidad y consistencia, para metabolizar esos injertos.

La lengua común*Mario Vargas Llosa

* Discurso en ocasión del V Congreso Internacional de la Academia de la Lengua Española.

Page 10: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

10

Por eso, el español es una lengua uni-versal y moderna y eso hace de todos los que tenemos el privilegio de tenerla como lengua materna, potencialmente al menos, hombres y mujeres universales y modernos. Hablar de la modernidad de una lengua es delicado, sobre todo des-de la perspectiva de las que no lo son, las que lo fueron alguna vez y luego dejaron de serlo, o siempre permanecieron confi-nadas en un ámbito social pequeño y este confinamiento las congeló.

El español es una lengua moderna no sólo porque la hablemos varios cientos de millones de personas en el mundo -este factor cuantitativo es importante pero no único- sino porque, a lo largo de su his-toria, ha ido evolucionando y adecuándo-se a las nuevas circunstancias históricas, culturales y sociales, de modo que nunca se quedó desfasada con la actualidad de una vida que cambia sin cesar en función del avance del conocimiento científico, la evolución de las costumbres, las creen-cias, los paradigmas éticos y estéticos y de su cotejo con las otras lenguas representa-tivas de la modernidad.

Esa ha sido una de las consecuencias más provechosas para los latinoamericanos del arraigo del español en nuestro suelo: ser propietarios y servidores de una len-gua que es un pasaporte permanente para salir del pasado, ser ciudadanos del pre-sente y formar parte de una comunidad que trasciende las fronteras de nuestro lu-gar de origen y nos instala en la vanguar-dia de la actualidad. Para España, crecer culturalmente y extenderse por América, significó universalizarse, escapar de la re-clusión provinciana, volverse una historia, una cultura y una lengua trasnacionales.

Con España llegaron aquí y pasaron a ser nuestros Cervantes, Góngora, Quevedo, Lope, Calderón, Pérez Galdós, Ortega y Gasset, Lorca, Cernuda, y gracias a Amé-rica el español se enriqueció con Sor Jua-

na Inés de la Cruz, Juan Ruiz de Alarcón, el Inca Garcilaso de la Vega, Rubén Darío, Pa-blo Neruda, Gabriela Mistral,

César Vallejo, Jorge Luis Borges y muchos creadores más. Pero la España que llegó a América no vino sola; traía con ella la ma-teria y las fuentes que la habían alumbra-do, es decir, Grecia, Roma, el cristianismo, el Renacimiento y todo lo que llamamos la cultura occidental. Una cultura llena de ruido y de furia, como todas, desde luego, pero, hechas las sumas y las restas, una cultura que no sólo traería discrimi-nación, prejuicios, intolerancia y censura, sino también espíritu crítico, rebeldía, derechos humanos, soberanía individual, democracia, libertad y legalidad. Todo eso está inscrito de manera indeleble en la lengua que hablamos, como un secre-to corazón que palpita en ella, alimenta nuestros sueños y nos defiende contra la decadencia y el aislamiento. Una lengua viva mantiene vivos a sus hablantes si en ella crepitan los anhelos de una vida más plena, más justa y más libre. Y nada ati-za más la fogata de estos anhelos que una gran literatura, porque las grandes crea-ciones narrativas, poéticas y dramáticas nos incitan a desear un mundo distinto, más intenso, bello y perfecto que el que nos tocó. Ese espíritu inconforme y re-fractario es por fortuna un rasgo acentua-do y constante de nuestra literatura. Esta ha tenido siempre una rama crítica y dís-cola frente al poder. Y para demostrarlo bastaría citar sólo el caso ejemplar del do-minico fray Bartolomé de las Casas, que, a mediados del siglo XVI, es decir, en plena conquista y colonización, lanzó las más feroces condenaciones de la «destrucción de las Indias» que, a su juicio, cometían sus compatriotas. Lo hizo porque, para él, la moral y los principios estaban por enci-ma de las razones del Estado y la política.

La lengua que hablamos nos unió. Re-cordemos lo dispersos, aislados y ene-mistados que andábamos cuando las tres carabelas del Almirante llegaron al mar Caribe. Habíamos creado grandes impe-rios pero nos desconocíamos y a menudo nos entrematábamos porque hablábamos lenguas distintas, adorábamos dioses bárbaros y no podíamos entendernos. Lo que los previsores incas pretendieron con el runa simi o lengua general, unificar a todos los pueblos y culturas que incor-poraban al Tahuantinsuyo de grado o de fuerza difundiendo el quechua, no tuvo tiempo de cuajar en la historia, por la brevedad del destino del Incario: un siglo apenas. Pero el español lo logró. Prendió entre nosotros, se aclimató, prosperó, se impregnó de las vivencias nativas sin des-prenderse de las que traía y gracias a ella una corriente de entendimiento y cerca-nía circula desde hace cinco siglos entre todos los pueblos hispanohablantes de América y Europa, y algunas avanzadillas que hablan también nuestra lengua en el resto del mundo. El español ha sido nues-tro runa simi, nuestra lengua general.

¿Por qué el español no se desintegró como el latín y dio origen a un vasto abanico de lenguas particulares? Pudo ocurrir, desde luego, en el pasado, cuando las co-municaciones entre los países eran lentas y difíciles, las distancias nos mantenían desunidos y quienes iban y venían por la enorme geografía del español eran una pequeña minoría. La razón es que no sólo la lengua nos unía. Además de ella y gra-cias a ella, otros denominadores comunes se fueron tendiendo entre ese gran nú-mero de sociedades y países: creencias, valores, ideas, costumbres, mitos, formas artísticas e instituciones, sentimientos y designios de los que la lengua común fue semilla y fermento. Aún en los períodos más violentos de nuestra historia, los de las guerras cainitas y las invasiones, ocu-paciones y litigios fronterizos azuzados por el nacionalismo cerril, aquel fondo compartido de idioma, cultura, legado histórico y problemática común, preservó la unidad recóndita que resulta del espa-

Una lengua es mucho más que un sistema convencional

de expresiones que permite entenderse a los miembros de

una colectividad. Es, sobre todo, una manera de ser y de pensar, de soñar e imaginar, de sentir y

de amar.”

Page 11: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

11

ñol, esa llave mágica del entendimiento y la comprensión que ha sobrevivido a to-dos los desgarramientos, querellas y con-frontaciones.

Una lengua común no es una aplanadora que uniformiza e iguala aboliendo los ma-tices y contrastes que existen entre países, regiones, comarcas e individuos. Es más bien una placenta que irriga la diversidad y la promueve, sin dejar por ello que la parte se separe del todo, se aísle y mar-chite. El español es una lengua frondosa y múltiple, en la que caben todas las excep-ciones y variantes. De ellas se alimenta el tronco común, aquel río que se robustece y renueva con todos los afluentes que a él llegan. El tiempo, que en el pasado se cer-nía como una amenaza para la unidad del español, en el presente trabaja a favor de ella. La globalización, el prodigioso desa-rrollo de las comunicaciones, sobre todo audiovisuales, ahora fortalece la lengua común gracias a un intercambio rápido y generalizado de vocablos, expresiones, modismos y regionalismos que por inter-medio de los libros, películas, programas de televisión o “chateos” del internet se incorporan velozmente a nuestra realidad lingüística.

América Latina, observada en su conjun-to, es una magnificación de ese fantástico cuento de Jorge Luis Borges: “El Aleph”. Casi todo el universo humano y natural está presente en ella. Todas las geografías y climas del planeta, el mar, las monta-ñas, los desiertos, las selvas. Las nieves y el calor tórrido, la templanza, el fuego y el hielo. Y casi todas las razas, culturas y religiones de la humanidad han venido, antes o después de la llegada de españoles y portugueses, a añadirse al abigarrado contingente de civilizaciones y culturas prehispánicas para delinear, a lo largo de los siglos de nuestra incorporación al resto del mundo, esa personalidad plural y va-ria, con vínculos recientes o remotos con los cuatro puntos cardinales, que es la de América Latina. Esa diversidad es nuestra mejor riqueza, desde luego. Se puede ser indio, negro, amarillo, blanco, cobrizo e hijo de todos los mestizajes posibles, sin

dejar de ser genuinamente latinoamerica-no, así como ser cristiano, budista, judío, agnóstico, musulmán, ateo o rosacruz, sin que ello debilite la pertenencia de una persona a esta tierra donde nació o eligió como suya. Todos cabemos en este peque-ño planeta donde, no sin roces o prejui-cios estúpidos, llevamos quinientos años aprendiendo a convivir. Esta coexistencia ha servido para atenuar nuestras diferen-cias, pero no las ha borrado, felizmente, ni deberíamos permitir que las borre, porque la diversidad y los contrastes son riqueza, y nos mantienen conectados de manera constante y dinámica con el resto del mundo. Y tampoco pone en peligro nuestra unidad porque ella está asentada en ese denominador que prevalece sobre los factores disgregadores y separatistas: la lengua en la que hablamos, pensamos, leemos y escribimos.

Mientras ella esté aquí, y quién puede du-dar que lo estará por mucho tiempo to-davía, ella nos defenderá mejor que nada y que nadie contra aquel caos primordial del que las leyendas y mitos incaicos re-cogidos por los primeros cronistas de la conquista hablan con estremecimiento y horror. Ese miedo pánico es el mismo que se expresa en la metáfora bíblica de la To-rre de Babel, la soberbia de unos seres em-peñados en construir una escala al cielo a los que Dios castiga privándolos del habla común, condenándolos al desamparo y a la desconfianza de la incomunicación y a la inminente perspectiva de la violencia, pues, cuando los hombres dejan de dialo-gar y de entenderse, comienzan a descon-fiar uno del otro, a odiarse y entrematarse. Eso es también la lengua que hablamos: un escudo contra el solipsismo, el recelo y la soledad, y un santo y seña que nos abre las puertas del resto del mundo.

En La Florida del Inca, el Inca Garcilaso de la Vega cuenta la historia terrible del soldado español Juan Ortiz que, en las luchas por la conquista de la Florida, fue capturado por los indios de los cacicazgos de Hirrihigua y de Mucozo. Por más de diez años permaneció Juan Ortiz entre sus captores, a cuyas costumbres y maneras

llegó sin duda a acostumbrarse. Dos lus-tros después, una expedición de españo-les encabezada por Baltazar de Gallegos lo rescata y devuelve a su vieja cultura. Y en-tonces, horror de horrores, el pobre Juan Ortiz descubre que ha olvidado su lengua materna y ya no sabe cómo contar su his-toria a sus salvadores. En su desespera-ción, para que lo reconozcan, sólo atina a balbucear (y de mala manera) el nombre de su ciudad natal: “Xivilla, Xivilla”.

El Inca Garcilaso evoca este episodio con un sentimiento melancólico, pues, confie-sa, a él también le está ya ocurriendo lo que a Juan Ortiz, por no tener en Espa-ña “con quien hablar mi lengua general y materna, que es la general que se habla en todo el Perú… se me ha olvidado de tal manera… que no acierto”.

Una lengua no solo se pierde por no tener con quién hablarla, debido a un secuestro o a la distancia, como le ocurrió a aquel conquistador sevillano conquistado. Se pierde también por negligencia y haraga-nería, por desaprovechar sus riquísimas posibilidades y matices, por no conocer-la ni gozarla a través de la lectura de sus grandes clásicos y sus mejores prosistas, por no ejercitarla y servirse de ella de manera creativa. Una lengua se nos pue-de ir escurriendo de las manos o mejor dicho de la boca, dejándonos despalabra-dos, por culpa de la ignorancia, la mala educación y esa pereza que consiste en valerse del lugar común, el estereotipo y el clisé, lenguaje muerto que empobrece la inteligencia y agosta la sensibilidad de los hablantes. Que no nos ocurra nunca la desgracia que se abatió sobre el pobre soldado Juan Ortiz y nos veamos un día privados de esta lengua que es nuestra mejor credencial para sortear los desafíos del tiempo en que vivimos. Dejar que la lengua se nos pierda o empobrezca es per-der mucho más que un medio de comu-nicarse: es perder la seguridad, la única identidad real que tenemos y rodar hacia ese caos primitivo, a esa behetría habitada por sonámbulos que tanto espantaba a los quechuas del antiguo Perú.

Page 12: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

Los más recientes libros con el sello de la Editorial Universitaria nuevamente desta-can tanto por la calidad de los contenidos como por su atractivo formato, producto de un esmerado trabajo tipográfico.

El siempre activo José González publicó el Diccionario de mujeres hondureñas en la cultura, en donde ofrece datos biográficos de compatriotas que han sobresalido en ese diverso campo, gracias a su talento e iniciativa, además de su apoyo a sus cole-gas. Se trata de una útil obra de referencia.En verso, el bardo José Adán Castelar rin-de un merecido homenaje al Maestro Ra-món Oquelí, con Continuo tránsito.

Las ponencias presentadas en el XIII Con-greso Centroamericano de Sociología, realizado en nuestra Ciudad Universita-ria en agosto del 2012, fueron recopiladas por Eugenio Sosa y Marco Antonio Tino-

co. Reflejan las preocupaciones y temáti-cas que merecen la atención de los pro-fesionales de esta disciplina en un istmo azotado por la violencia, la corrupción, la creciente desigualdad en ingresos y opor-tunidades.

Otra faceta del pensador enciclopedista cholutecano es estudiada por Gustavo Ze-laya Herrera en José Cecilio del Valle y el utilitarismo, detallando la influencia del inglés Jeremy Bentham en el pensamiento filosófico y pedagógico de Valle.

Se ha reimpreso Adriana y Margarita, con-siderada una de las dos primeras novelas escritas en Honduras, de la autora Lucila Gamero de Medina, además de Balcanes y volcanes del escritor internacionalmente galardonado Sergio Ramírez; al igual que el provocativo ensayo La piel de Centroa-mérica, de Edelberto Torres Rivas.

Una obra oportuna es la de Luis Fuentes, La devaluación en Honduras, que riguro-samente explica el proceso iniciado ofi-cialmente a partir de 1990 y que dio fin a la larga estabilidad que durante décadas caracterizó a nuestra unidad monetaria, analizando los grupos sociales que se han beneficiado y perjudicado con el inexora-ble debilitamiento del lempira de cara al dólar y al euro.

El Director de la Editorial Universitaria, Rubén Darío Paz, anuncia que dentro de los programas para este año está pendien-te de publicación de más de treinta nue-vos títulos que enriquecen la bibliografía hondureña, por lo cual nos congratula-mos. Excitamos a los lectores a adquirir la diversidad de ofertas intelectuales que ofrece nuestra alma máter, hoy en un re-novador proceso de profunda y positiva renovación y reforma.

Revista de librosMario R. Argueta

Page 13: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

Inte

rcul

tura

lidad

: H

ondu

ras

cris

ol d

e cu

ltur

as

* Investigador. Realizó estudios de Antropología y Agroecología en Panamá, Guatemala, Costa Rica y España. Por más de 25 años ha realizado estudios sobre Cultura, Medio Ambiente y Desarrollo Aplicado entre campesinos e indígenas de Honduras, Centroamérica, México, El Caribe, América del Sur, España y Portugal.

SEPARATA

Procesión en Lepaterique. Foto: Rubén Darío Paz.

Mario Ardón Mejía*

La reflexión conjunta y participativa sobre el tema de la interculturalidad

necesariamente nos debe llevar a nivel individual y colectivo a reconocer y reco-nocernos como ciudadanos de un mundo ligado a una cultura mundial, sin que por ello se tenga que renunciar a ser parte de culturas propias o especÍficas. Recono-ciendo y respetando la existencia de otras culturas y, sobre todo, de esa voluntad de aprender de ellas y estar abiertos al reco-nocimiento de sus aportaciones y la amplia diversidad de manifestaciones culturales, en interacción continúa, seremos capaces de contribuir a conformar y reconformar una cultura verdaderamente universal, que no deje por fuera la cultura de ningún pueblo del mundo.

Para hacer operativa y vivenciada una ac-titud intercultural, es necesario desarro-

llar y asumir una capacidad individual y colectiva de autocrítica, que nos permita articular sin desventajas un verdadero diálogo de saberes fundamentado a partir de la escucha respetuosa y mutua de los distintos actores y grupos humanos. Esto permitirá, consecuentemente, iniciar pro-cesos de aprendizaje continuo, que poco a poco nos lleve como individuos y sociedad local, municipal, departamental, nacional, regional y global a desarrollar una especie de arte de la estrategia.con ello podremos aproximarnos a una comprensión y con-certación para asumir con propiedad el papel clave que las generaciones actuales tenemos con respecto al proceso de degra-dación ambiental, política, social, cultural, económica y ética.

El asumir un reto de urgencia individual y planetario frente a la incertidumbre per-

Page 14: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

manente de nuestro mun-do, estriba en atrevernos como sociedad a la búsque-da de la comprensión de si-tuaciones, saberes y mani-festaciones que den sentido a la vida y convivencia en su sentido más amplio. Para ello, necesariamente se tie-ne que abandonar el sueño de la existencia o posible surgimiento de fórmulas de solución única, y fundamentalmente acogernos a la pervivencia de un invaluable y di-verso patrimonio cultural del que es portador cada ser humano, en el sen-tido de Edgar Morin cuando expresa que: “Cada ser humano...

lleva en sí, sin saberlo el planeta ente-ro” (2004).

Afortunadamente, la humanidad está en sus primeros balbuceos sobre la necesidad de tomar conciencia del re-querimiento de mayores comprensio-nes y solidaridades que nos permitan sacar partido de forma positiva; pues los pueblos latinoamericanos estamos en una región privilegiada en cuanto a un patrimonio natural y cultural rico y diverso, así como en condiciones am-bientales que guardan ventaja, con res-pecto a otras regiones del mundo, con síntomas avanzados en aspectos como el calentamiento, la contaminación y procesos de erosión de sus sociedades y culturas.

Conforme a lo anterior y tal como la plantea Attali, África y Ameríca Latina, en donde ya se conjugan y amalgaman múltiples herencias culturales locales

y externas, estarían a la vanguardia para iniciar la fundamentación de un sistema de valores, asociando sin lí-mites la diversidad de condiciones ambientales, elementos, situaciones, historias, territorios y manifestaciones culturales. Donde forma individual y colectiva, será posible formar parte de una cultura universal, sin que ello signifique la renuncia a una cultura propia y específica, pero que además pueda reconocer, respetar y aceptar como válido el legítimo derecho a su desarrollo y florecimiento, fundamen-to de lo que estamos dado en llamar como interculturalidad.

Honduras: un espaciointercultural

En este sentido me interesa rescatar una anécdota referida por el doctor Leopoldo Zea, cuando estaba mon-tando una exposición en París sobre mayas y aztecas y un francés muy or-gulloso le manifestó:

“Ustedes los americanos pueden sen-tirse orgulloso de mayas y aztecas, así

Foto

graf

ías d

e ni

ños h

ondu

reño

s. Fo

to: R

ubén

Dar

ío P

az.

SEPARATA

Page 15: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

como nosotros nos sentimos orgullo-sos de griegos y romanos”.

Y el doctor Zea le respondió:“Sí, pero nosotros podemos conside-rarnos más ricos que ustedes, porque además de sentirnos orgullosos de mayas y aztecas, también podemos sentirnos orgullosos de griegos y ro-manos”.

Y el francés se marchó, no sin antes hacer un gesto de aceptación de una realidad tan contundente, sobre nues-tra ventaja para avanzar y hacer propia una visión de interculturalidad.

Retomando nuestro propósito inicial, el territorio que actualmente con-forma la República de Honduras ha constituido y constituye un espacio en donde, históricamente, diferentes gru-pos humanos de diversas procedencias han hecho posible su existencia. Mu-chos de ellos compartidos tanto con el área cultural mesoamericana, como con grupos de ascendencia surameri-cana. Para darnos una idea rápida de esta trayectoria intercultural, Anne Chapman, citando a Fray Francisco Vásquez, un cronista del siglo XVII hace un recuento de 29 grupos hu-manos, sólo para las provincias de la Taguzgalpa y Tologalpa (1978). Otros investigadores como Ramón Rivas nos proporcionan mucho más datos sobre esta diversidad de grupos.

De esa amplia diversidad ahora so-breviven grupos humanos indígenas y afroamericanos: chortíes, lencas, tolu-panes, pech, tawahkas y otros que se han venido conformando, como mis-quitos, garífunas, isleños: y una amplia región de mestizaje portadora de una diversidad de manifestaciones cultu-rales. Así como la presencia de grupos humanos minoristas (árabes, chinos, judíos, etc.), procedentes de fuera de nuestro territorio, pero que han hecho de Honduras una patria compartida.

Asumir una visión de interculturalidad

El asumir una visión integral de inter-culturalidad debe llevarnos a recono-cer, junto a Edgard Morín que: “Todo lo que vive debe regenerarse y recrear-se sin cesar: el sol, el ser vivo, la bios-fera, la sociedad, la cultura, el amor”. Lo cual debe implicar el vivir y con-vivir con comprensión, solidaridad e incluso con pasión, ya que según él, la comprensión hace posible luchar con-tra el odio y la exclusión como único camino hacia la paz.

Una vez asumido el reto común de avanzar hacia la interculturalidad, se irá desarrollando como sociedad esa capacidad de afrontar lo inesperado, habilidad en la que nuestros pueblos han demostrado contar con una capa-cidad de punto de partida nada des-preciable, en cuanto a sus capacidades de sobrevivencia frente a las realida-des y adversidades de la vida cotidiana concreta. Han sido capaces de avanzar en el desarrollo del arte permanente de la búsqueda de su bienestar, dentro de una realidad local, nacional y global.

El fortalecimiento de las capacidades interculturales de una nación es via-ble, siempre y cuando se asuma desde la búsqueda de una comprensión ade-cuada de las realidades como punto de partida para el aprendizaje, el aprove-chamiento, desarrollo y socialización más amplia de sus beneficios. Necesi-tamos educarnos y ejercitarnos en es-fuerzos de contextualización, bajo un pensamiento y acción que ligue, reli-gue, vincule y se abra hacia una mejor comprensión del contexto de nuestra propia realidad y de otros contextos locales, nacionales y globales.

Un ejemplo que ilustra esta necesidad e importancia de contextualizar, es el citado por Morin, sobre cómo la ero-sión del suelo causada por las lluvias monzónicas en Asia ocasiona una pérdida de peso, que provoca balan-ceos en el oeste Anatolio y temblores y erupciones volcánicas en Grecia e Ita-lia. O sobre cómo el descongelamiento del Polo Norte, año con año, tiene im-plicaciones sobre el comportamiento catastrófico del clima en diversas par-tes del mundo.

El uso del caballo en Honduras es un elemento cultural heredado de los españoles. Esta imagen corresponde a una escena rural en las cercanias del municipio de Olanchito. Foto: Rubén Darío Paz.

SEPARATA

Page 16: Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma · Abril, abriendo nuestras ventanas al idioma E l cantautor español Joaquín Sabina en una de sus más conocidas canciones expresa: “¿Quién

Caminar en la búsqueda continua de una propuesta intercultural

Edgar Morin manifiesta con cierto op-timismo, pero con la conciencia de la realidad de la incertidumbre, que so-mos muchos los que ya proveemos esa necesidad de ligación, religación y ar-ticulación, pero de forma aislada, sin habernos reunido por la fuerza de la comunicación y la comunión. Lo cual constituye una realidad futura posible, pues los seres humanos somos capaces de aprender, inventar, crear, recrear, en y durante caminamos por la vida, y en ese aprender a vivir debemos con-vertirnos en legítimos ciudadanos de nuestros propios pueblos y de nuestro mundo.

Para ello se requiere iniciar un pro-ceso de convivencia, comunicación creativa e incluso cariñosa, en donde es indispensable el pensar autónomo y dinámico, que nos permita actuar y ser capaces de juntar y contextualizar

los elementos de la vida en su sentido más amplio; para ello y en el sentido de Montaine: “Vale más una cabeza bien puesta, que una cabeza repleta”.

Conclusión

A manera de conclusión quisiera com-partir con ustedes algunos plantea-mientos, que demuestran un refina-miento del avance de la reflexión sobre la necesidad de asumir una perspecti-va común y cada vez más incluyente como seres humanos que comparti-mos este universo:

Así, al final de la fantástica aventu-ra comenzada en el siglo XV, el grito del vigía de Colón: “¡Tierra!, ¡tierra!”, todavía hasta los años de 1950-1960 vivíamos en una tierra desconocida, vivíamos en una tierra abstracta, vi-víamos en una tierra-objeto. Nuestro siglo descubrió la tierra-sistema, la tie-rra Gaia, la biósfera, la tierra- parcela cósmica, la tierra-patria. Cada uno de

nosotros tiene su genealogía y su cé-dula de identidad terrícolas. Vive en la tierra, es de la tierra, está en la tierra. Pertenecemos a la tierra que nos per-tenece (2004).

Los focos del cambio de era se reve-larán, no lo dudemos, múltiples, in-esperados, diseminados por toda la superficie de la tierra. Lo quiera o no, lo sepa o no, la humanidad ha entrado en su fase de mundialización y la civi-lización por venir, si debe haber una, no puede ser más que planetaria. Nos queda por saber cuál será el atractor: ¿La universalización del sistema ac-tual, para mayor provecho de algunos o la expansión de los habitantes de la tierra hacia la puesta en común de sus diferentes culturales? (Jacques Robín).

Y para concluir acudiremos al dicho de un anciano del occidente de Hon-duras cuando manifestaba que: “Hay que pensar, trabajar y amar como eter-nos, pero vivir como mortales”.

El implantamiento de la religión católica, por parte de los conquistadores, condujó al desarrollo de un sincretismo religioso en los pueblos originarios en Honduras, que en algunas casos perdura hasta el día de hoy. Foto: iglesia de San Manuel de Colohete. Rubén Darío Paz.