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Máster en teoría e historia de la arquitecturaHistoria urbana contemporánea · José María Ordeig Corsini Miguel Carricas Torres 

El concurso de Abandoibarra pag. 1Cuando la arquitectura se adelanta al urbanismo

El concurso de AbandoibarraCuando la arquitectura se adelanta al urbanismo

ENSAYO SOBRE POSIBLES REPERCUSIONES DEL CONCURSO DE IDEAS PARA LAURBANIZACIÓN DE ABANDOIBARRA (BILBAO, 1992)

Ref. Bibliográfica:MARTÍNEZ CALLEJO, Manuel. Bilbao. Desarrollos urbanos1960-2000. Ciudad y forma. Servicio Central dePublicaciones del Gobierno Vasco. VITORIA-GASTEIZ, 2009.

Tras un periodo de crisis y estancamiento de la actividad económica del

Bilbao metropolitano, el denominado efecto Guggenheim  consiguió dar

un nuevo sentido a la actividad fuertemente emprendedora que caracteriza

a la ciudad. El éxito fue tan sonoro que posteriormente se planteó la

exportación de la esta experiencia –con mayor o menor fortuna– a otras

ciudades de la geografía española.

Pero todo ello no habría sido posible sin el propicio caldo de la bonanza

económica permitió que la idea fuera adoptada con facilidad. El sosiego

del momento actual –donde la bonanza es agua pasada– resulta másidóneo para profundizar en el contexto urbano donde se produjo tal efecto:

La ordenación de un área clave en la regeneración de Bilbao como es

 Abandoibarra.

En 1990 Bilbao era un municipio prácticamente colmatado, sin posibilidad de nuevoscrecimientos urbanos (en este sentido quizá el Plan Parcial del Sector de Miribillaconstituye la única referencia importante de creación de un nuevo barrio). Únicamentecabía plantear trabajos intersticiales en la trama urbana, centrados en resolver problemaspreexistentes, rematando actuaciones que dejaron vacíos o que simplemente estaban

inacabadas. En otros casos no sólo era necesario rellenar, sino modificar, derribar,soterrar y rehabilitar elementos disfuncionales que requerían un nuevo sentido en laciudad. Tales estrategias en la reconversión han venido a ser denominada en muchoscasos similares como en cirugía urbana.

Para poder renovar cabalmente una ciudad es requisito indispensable que su centroneurálgico responda a los nuevos planteamientos propuestos, máxime si en él seproducen importantes disfunciones. Desde esta perspectiva, podemos intuir latrascendencia que suponía la ejecución del nuevo museo de arte moderno de referenciainternacional dispuesto en un lugar estratégico como Abandoibarra: no solamente se

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trataba de erigir un edificio emblemático sino que significada la reconversión de unaciudad de la industria pesada en una ciudad de servicios. La propia ubicación establecíauna conexión entre la trama del ensanche con la ría del Nervión, hasta entonces

vinculada a la actividad fabril y completamente ajena a la ciudad.

Las negociaciones entre Gobierno Vasco y la Fundación Guggenheim comenzaron en1991 y en 1993 se comenzó definitivamente la construcción del museo. Es reseñable queen 1992 se había convocado el concurso para el Palacio de Congresos Euskalduna –otroedificio emblemático–, en el otro extremo de Abandoibarra; y en el mismo añoigualmente, el Concurso de Ideas para la Urbanización de dicha zona.

En definitiva, se están planteando edificios de gran importancia urbanística cuandotodavía no existe un marco claro para su desarrollo del área de actuación: El trámite quecomenzó con el concurso de ideas de 1992 no terminaría hasta la aprobación del PERI

definitivo de Abandoibarra en 1997. Cabe entonces preguntarse si estos los proyectosarquitectónicos pueden ser auténticos catalizadores de la regeneración urbana y de lapropia actividad urbanística. Y ahondando en esta tesitura puede formularse estacuestión: ¿Qué es antes, el proyecto arquitectónico o el urbanismo?

Es claro que en este caso los proyectos jugaron un papel clave: Ni el Guggenheim ni elPalacio Euskalduna resolvían completamente Abandoibarra, pero abrían caminoestableciendo las claves interpretativas que permitirían llegar a una mejor comprensiónde cómo podría desarrollarse la recuperación de la ría en la nueva era Bilbao.

Así por ejemplo, ambos proyectos hacían un minucioso estudio del impacto de susarquitecturas en la cota superior en contacto con la ciudad, y planteaban su cara másfantasiosa y lúdica en el encuentro inferior con la ría, que adquiriría una nueva vocaciónal esparcimiento. También en ellos, con mayor o menor fortuna, se planteaba un cuidadoestudio de los itinerarios peatonales de conexión de estos dos ámbitos. Por último,ambos proyectos supondrían una estudiada escenografía de la margen de la ría, en loque más tarde vendría a conformar el paseo de Abandoibarra. En definitiva, el acierto deestos proyectos sería en gran medida un acierto urbano.

No podemos obviar el hecho de que ambos proyectos además implican desde su puestaen marcha una fuerte actividad cultural y social en la zona. Así por ejemplo, ya en elprimer año de apertura del Museo Guggenheim se registraron más de un millón devisitantes. Así pues, nos íbamos a encontrar con que previamente a la finalización de laordenación urbana de Abandoibarra, unas preexistencias arquitectónicas ya habíanplanteado un modo de conexión ciudad-ría que ya estaba funcionando y que aportabanuna interesante vida urbana de la zona.

Volviendo atrás, el Concurso de Ideas para la Urbanización de Abandoibarra fueconvocado en 1992. Javier Martínez Calleja explica cuales fueron las bases del mismo:

La recuperación de las áreas portuarias para la ciudad tendría en Abandoibarra su máximoexponente. Las bases del Concurso reflejarían la necesidad de crear un espacio emblemático, lograr

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la integración en el conjunto de dos equipamientos de primer orden -el Museo Guggenheim y elPalacio Euskalduna- e incorporar todo el espacio y la Ría a la ciudad, que haría factible la posibilidadde redefinir una nueva fachada hacia el espacio fluvial. Es obvio, además, que uno de los principalesretos sería resolver los problemas de relación entre la ciudad ya construida y el nuevo espacio

urbano. Además, el programa de partida sería complejo, ya que incluía una amplia variedad de usos.Los 48 equipos presentados, vinculados al Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro,respondieron con proyectos de diversa opción.

Los proyectos respondieron con muy diversas opciones no sólo por la multitud detendencias urbanísticas que conviven en el momento de la convocación de concurso:Eran muchos los pormenores que implicaba el contexto urbano en que había dedesarrollarse la nueva ordenación. Los tres primeros premios son muestra de ello:

En uno de los dos primeros premios, la propuesta bajo el lema “Homo mutua” se valoróespecialmente su orden geométrico, la verosimilitud de las circulaciones, la claridad compositiva,además de permitir fraccionar la opresión inmobiliaria y dotar a la ciudad de un generoso parqueurbano. En el otro primer premio, la propuesta bajo el lema “Tres” destacó su audacia intelectual yvoluntad innovadora, con un insólito tejido argumentado. En efecto, “Homo mutua” optó por laracionalización y disposición de siete torres transversales a la Ría. Ancladas a una directriz quevincularía el Museo Guggenheim y el Palacio Euskalduna, delimitarían el espacio del Parque deDoña Casilda.

Sin embargo, “Tres” reflejaría nuevas pautas de proyectación urbana. La solución de estos autorespasaría por la creación de una gran isla equidistante con respecto a las dos orillas. En ella sedispondría una trama de singular interés, en base a edificios aislados sin relación funcional nifigurativa. Una audaz apuesta por la fragmentación y la miniaturización. De ahí emergerían, junto altránsito del Puente de Deusto (preexistencia en el lugar), tres torres que singularizarían el espaciopúblico.

Posteriormente:

La elección de la ordenación a llevar a cabo en Abandoibarra pasaría, meses después, por unanueva fase de selección. Un segundo Concurso de Ideas restringido -bajo la denominación deConsulta- en que participarían, junto con los dos ganadores de la primera fase, tres equiposinvitados por el Ayuntamiento. A saber, el equipo de Ricardo Bofill-Taller de Arquitectura; JoséAntonio Fernández Ordóñez, Jerónimo Junquera y Estanislao Pérez Pita; y César Pelli, DianaBalmori y Eugenio Aguinaga.

La resolución del Jurado de la segunda fase sorprendería al afirmar que “ninguno de los proyectosresuelve de forma íntegra y definitiva las expectativas urbanas contenidas en la Convocatoria de la

Consulta en relación a la significación del espacio a ordenar y su carácter representativo yfuncional”. Si bien se reconocía la “dificultad de gestión y puesta en pie de las ideas en estegigantesco solar”.

Finalmente:

El Jurado terminaría destacando el planteamiento de Pelli porque “su propuesta ofrecía mássoluciones a problemas específicos como la ordenación del tráfico rodado y peatonal, con unaintegración claramente urbana, era muy adecuada al territorio y a sus usos, si bien algunos aspectospuntuales de la vialidad deberían ser reconsiderados”. También destacaría la articulación de laciudad con la Ría, sin interrupciones funcionales ni paisajísticas; la ubicación de la actividad urbanaa la cota del Ensanche o la transformación del borde natural, con una suave transición entre las

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diferentes cotas. Las dudas provendrían ante el exceso en la valoración de las piezasarquitectónicas, entre otras, un singular rascacielos capaz de imbricar los usos impuestos en elprograma.

Uno de los puntos de apoyo del proyecto sería la importancia concedida a la calle Elcano, conexióndirecta entre la Plaza de Moyúa y el barrio de Deusto, a través del puente del mismo nombre. En elámbito del Museo de Bellas Artes, diferentes edificios de cuerpos bajos conformarían una plazacircular, tras la que sobresaldría -en continuidad con el eje descrito- el singular rascacielos de 40pisos, foco de la ordenación que trás del Concurso fue desestimado de no ser que se dedicara a usopúblico. Desde la nueva plaza circular y en dirección al Palacio Euskalduna, otras tres torres -aunque de menor dimensión-, conformarían un nuevo eje urbano, enlace con el Parque de DoñaCasilda. Por el borde de ésta, a un nivel inferior, un paseo con abundante vegetación remataría lapropuesta y permitiría obtener la superficie de zonas verdes requerida.

Se podría afirmar que desde el punto de vista urbanístico la propuesta de Cesar Pelli erapoco innovadora: El planteamiento de la edificación en cota y continuidad con la ciudad y

el mantenimiento de elementos de la trama del ensanche eran soluciones conocidas yque podrían funcionar. Pero de hecho, el carácter emblemático de la ordenación secifraba más en la incorporación de un rascacielos que en otras propuestas innovadorasen el ámbito urbanístico.

La sucesión de acontecimientos en la ordenación de Abandoibarra –significados endefinitiva por un marcado carácter arquitectónico más que de planeamiento– nos hablande una concepción urbanística en la que el sentido de la ciudad no viene dictadoúnicamente por la disposición de infraestructuras que permitan su desarrollo: para que laciudad pueda renovarse realmente es necesario dotar de sentido a éstas.

El hecho de que esto ocurra en Bilbao es especialmente significativo: la ciudad –y engeneral toda la cuenca del Nervión– había sufrido de modo paradigmático lasconsecuencias de los planes estructurantes españoles de la segunda generación en losaños 70. El excesivo énfasis en las infraestructuras sin un modelo de espacio urbanoclaro estaba constriñendo la ciudad y los barrios obreros de la cuenca.

El proyecto del Museo Guggenheim podría denominarse como abanderado del nuevosentido que quería darse a la ciudad. El urbanismo sólo tendría que responder a esterequerimiento. Podría decirse que se optó por un planeamiento urbano “humilde”, dondequien habla es la arquitectura preconcebida: Un proyecto urbano que nació después de la

arquitectura y que debía “atar cabos sueltos” insinuados por ésta.

La propia solución del paseo de Abandoibarra, en continuidad con los paseos en lasmárgenes aguas arriba y abajo, era un imperativo funcional, constante en todas laspropuestas presentadas. Sin embargo es claro que constituyen la parte más importantede la ordenación, y quizá la que menos interés suscitó en la valoración del jurado, quizápor su obviedad. El hecho es que actualmente los paseos de la ría del Nervión –yespecialmente el de Abandoibarra– constituyen el imaginario fundamental de la ciudad.

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El panorama contextual quedaría incompleto sin añadir que estos aspectos importantesque recogía de ordenación ganadora –y muchas otras– no correspondían propiamente alequipo de Cesar Pelli, sino que venían fraguándose en el Avance del Plan General de

Bilbao en 1984: Éste ya había propuesto la ampliación del parque de Doña Casilda hastala conexión con la ría del Nervión y la recuperación de sus márgenes como zonas depaseos ajardinadas a lo largo del todo el municipio bilbaíno. Sin tal planteamiento,posteriormente refundido con el Máster Plan en el PGOU de Bilbao (aprobadodefinitivamente en 1994) su éxito habría sido parcial.

Es claro que el concurso conllevó una diversidad de soluciones muy enriquecedora quebien pudo suponer aportaciones al plan definitivo. Fue una oportunidad para expresarplanteamientos con una fuerte coherencia interna. Pero también es cierto que talcoherencia muchas veces corre el peligro de proponer soluciones que no pasen delámbito teórico sin enraizarse en el terreno. Una vez más puede plantearse el dilema de lateoría y la técnica o entre la forma y la función.

Ante la adopción de la solución más técnica de Cesar Pelli, y a tenor de los juicios del jurado en las resoluciones en las dos primeras fases del concurso, cabe pensar que otraspropuestas sucumbieron ante el peso de resolver el problema funcional. La teorización ala hora de resolver problema urbano de cierta complejidad como el que se planteópudieron dificultar su resolución. Es claro también que la solución ejecutada –mejorable,como todo proyecto urbano– ha funcionado en muchos aspectos y es un hecho tangibleque Abandoibarra es actualmente un referente icónico de Bilbao.

En definitiva, tanto en el Museo Guggenheim como el Máster Plan de Abandoibarra,disponiendo de una mayor o menor carga teórica, evidenciamos también unacomponente técnica en el ámbito urbano que necesaria para resolver los problemas.Volviendo a la pregunta sobre los límites entre arquitectura y urbanismo, parece claro que –en algunas ocasiones– determinadas arquitecturas tienen un potente efecto  ordenadorque dificulta esclarecer esos límites. Esta parece una razón suficiente para considerarque –en último término– la técnica de la ordenación urbana no puede desvincularse de laarquitectónica.