a11 (1989) p 109-122

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la teoría de chavanoc

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  • Jacek Kochanowicz. Universidad de Varsovia. Facultad de Ciencias Econmicas. Dluga 44/50. 00-241 Varsovia

    LA TEORIA DE CHAYANOV Y EL PUNTO DE VISTA POLACO RESPECTO A LA ECONOMIA CAMPESINA

    Introduccin

    TUVO la teora de Chayanov sobre la ecorioma campesina alguna influencia directa y significativa en los estudios pola- cos orientados hacia este tema? A simple vista la respuesta ha- bra de ser negativa, ya que los textos de dicho autor no se publicaron en Polonia, es muy difcil localizarlos en las biblio- tecas polacas, y rara vez se les cita como fuente (SONDEL 1934 es una rara excepcin, pues lo utiliza extensamente).

    Pero al mismo tiempo, si miramos con atencin todo lo es- crito sobre el tema del campesinado en Polonia en los ltimos sesenta o setenta aos, detectamos los mismos hilos conduc- tores tan habilmente puestos de relieve y entramados por Cha- yanov en sil anlisis. Las semejanzas son impresionantes tan- to en la comprensin de la economa campesina en s misma como en las polticas recomendadas y los programas de desa- rrollo sugeridos. Sin embargo nunca lleg a desarrollar plena- mente sil teora.

    Mi posicin frente a estos hechos es que slo con cierta re- serva podemos referirnos a una influencia directa, y que estas notables semejanzas pueden explicarse ms bien por la situa- cin comn vivida tanto por Cha~anov y sus colegas como por los intelectuales polacos y los responsables de los programas polticos. La situacin a la que nos referimos es la de unas so- ciedades agrarias relativamente atrasadas en comparacin con Occidente, sociedades que se enfrentaron al reto de la mo- dernizacin, y que lograron, a lo sumo, crear islas de moder- nidad en medio de la pobreza y el estancamiento.

    De aqu en adelante trataremos de describir algunos de los hilos del pensamiento agrario que recojan problemas simila- res a los planteados por Chayanov, as como alguna de sus im- plicaciones para la poltica y la investigacin. No obstante, he- inos de recordar que la teora de Chayaiiov no es de forma alguna lo ltimo ni lo nico existente sobre el tema de la eco- noma campesina, y que no debe ser tratado de un modo acr- tico. Por lo tanto nos parece apropiado empezar por revisar aquellos aspectos de su teora que han sido particularmente criticados, y los trabajos posteriores en los que pudo dar una forma ms definitiva a algunas de sus ideas (STANZIANI 1987, presenta una excelente visin general de la teora de Chaya- iiov con una amplsima bibliografa de sus obras).

    1. La Teoria de Chayanov y sus limitaciones.

    La teora de Chayanov es una ingeniosa y coherente inter- pretacin del mecanismo de una explotacin familiar campe- sina, utilizando el enfoque marginalista austriaco desarrolla-

    do a fines del siglo XIX. Analiza las implicaciones del predo- ios minio de las explotaciones familiares para la economa nacio- nal y presenta recomendaciones para programas de desarro- llo respecto a economas de este tipo (vase SPERO'ITO 1985). Su idea principal es la de combinar las ventajas de la explota- cin familiar con las de la cooperacin, de modo que sea posi- ble introducir en la agricultura tcnicas modernas de organi- zacin y producciii sin destruir su caracter familiar.

    La teora de Chayanov sobre la economa campesina se ba- sa en una generalizacin de la situacin en Rusia en el primer cuarto del presente siglo. Por lo tanto, el campesinado del que se ocupa no es ni completamente tradicional, ni totalmente orientado a la subsistencia, ni semejante a los agricultores mo- dernos que utilizan tecnologa industrial. Existen limitaciones en el enfoque de Chayanov que proceden tanto del tipo de situacin en la que basa sus conclusiones como del estado de desarrollo de las ciencias ecoiimicas en ese momento. Es iie- cesario pues, destacar aquellos aspectos del comportamieiito de la economa campesina y aquellas situaciones que su teo- ra no interpreta de modo adecuado. Ser util tambien el de- tenernos brevemente en los avances del anlisis econmico que puedan ayudarnos a reformular y actualizar el enfoque de Cha- yanov, e intentar analizar los aspectos del comportamiento de la economa campesina que no fueron tratados adecuadamen- te por l. Para esto, en primer lugar deberemos dilucidar cla- ramente lo que es la teora de Chayanov y del mismo modo diferenciarlo de lo que no es.

    Es pertinente para nuestro anlisis el volver nuevamente a la distincin entre estos dos personajes ficticios bastante co- nocidos:

  • LA TEORIA DE CHAYANOV Y EL PUNTO DE VISTA POLACO RESPECTO A LA ECONOMIA CAMPESINA

    110 profesional (adquirido a travs del sistema educativo nacional) es una condicin sine qua non para su supervivencia dentro de un mercado en constante cambio e irinovacin. Sus aspira- ciones y valores son los de una sociedad urbana, moderna y cambiante y deseara elevar lo mis rpidamente posible su ni- vel de bienestar material.

    Las instancias reales de la agricultura familiar se ubican en diferentes puntos de una lnea imaginaria trazada entre estos dos tipos ideales esbozados arriba. Estos casos reales rara vez son claros ya que la correlacin entre las dimensiones ~ tecno- lgica,,, econo no mica^^, .social y cultural de la situacin cam- pesina es, en el mejor de los casos, dbil. Para nuestros pro- psitos es til el distinguir tambin un tercer tipo ideal que llainaremos el vproto-granjero., que se encuentra en algn lu- gar entre los dos polos opiiestos mencionados antes. Queda claro que la teora de Chayanov caracteriza bien a todos aque- llos productores que se ubican sobre el dicho continuum en- tre el .campesino tradicional y el ~proto-granjero.. Sin em- bargo para poder describir casos concretos sera necesario re- formular sustancialmetite la teora.

    Otra limitacin de la teora de Chayanov est vinculada a sil tcita suposicin de la fcil disponibilidad de tierras, lo que permite que funcione sin problemas el mecanismo chayano- viano de ajuste de la tierra a las necesidades familiares. Otra consecuencia de esta suposicin es que faltan de su concep- cin las rnicro-tenencias y el campesinado sin tierras, con la consiguiente carencia de teoras sobre el comportamiento eco- nmico de los pobres o marginados rurales, y la inexistencia de modelos que expliquen el comportamiento econmico de la explotaciii agrcola familiar ante una mano de obra abun- dante y barata.

    Algiinos crticos (Harrison 1975) han sealado que un pun- to dbil de la teora de Chayanov es su anlisis de los proce- sos de inversin en la explotacin campesina, ya que desco- noce el concepto de la prioridad temporal. An podemos ir ms lejos y sostener que lo qiie Chayanov forinul es bsica- mente (considerndolo en trminos modernos) un modelo a corto plazo del comportainiento econmico, en el que no slo iio se explica la inversin, sino que tampoco tiene eri cuenta aspectos tan importantes de la conducta campesina como los .modos de reprodiiccin*, esto es: la herencia, la estrategia matrimonial, actitudes hacia la procreacin, el establecimien- to de nuevos hogares y familias, etc.

    Otro aspecto que es importante destacar con respecto a la teora de Chayanov es el hecho de que estuvo envuelta (y an lo est) en controversias ideolgicas, principalmente entre mar- xistas, por un lado, y populistas o agrarios por otro (Vase:

    Chayanov 1966, pp. 43-51; Georgescu-Roegan 1964; Harrisoii 1979, pp. 92-98; Patnaik 1979; Durrenberger 1982). Los cr- ticos marxistas de la teora de Chayanov estaban (y sigiieii es- tando) claramente equivocados en algunos aspectos. Su rna- yor error es el de centrarse demasiado en una nica via de mo- dernizacin de la agricultura, a saber aquella que consiste eii la creacin de grarides complejos basados en el trabajo asala- riado. Los marxistas parecen subestimar el ~otencia l moder- nizador de la micro-explotacin, es decir la agricultura iiiteii- siva a escala familiar. Ellos asocian el progreso tecnolgico coi1 la explotacin a gran escala, equiparando sta, a sil vez, al tra- bajo asalariado. Por otro lado, tienden a mostrar una actitud puramente ideolgica respecto al trabajo asalariado, actitud que se deriva de la teora marxista de la alienacin y el exce- dente. Esto los lleva, de manera automtica y casi por defiiii- cin, a tratar como ~explotacinw todos los casos en que la fiier- za de trabajo se da a cambio de un sueldo, considerndolo co- mo algo histricamente inevitable, progresivo desde el piiiito de vista econmico, pero moralmente errneo. Tal actitud, por supuesto, no permite establecer diferencias ntidas entre las distintas situaciones de los trabajadores asalariados.

    Sin embargo la crtica marxista no puede rechazarse total- mente y a priori, an haciendo abstraccin del problema es- pecfico de si es correcta la interpretacin de Chayanov de la situacin en Rusia a comienzos de este siglo (para esto, ver Harrison 1975). Debemos tener en cuenta por lo menos dos aspectos importantes. Primero, los marxistas se opusieron al anlisis de Chayanov del comportaniiento del agricultor eii tr- minos de un equilibrio subjetivo (Patiiaik 1979). Ellos sostie- nen que es fcil que las fuerzas objetivas empujen el piiiito de equilibrio bastante por debajo de los niveles de supervi- vencia. Y el segundo aspecto a considerar es que an bajo una visin superficial de la vida tradicional en el campo es posible observar casos de evidente desigualdad social, extrema explo- tacin e injusticia. Mientras que por un lado los marxistas tieii- den a ser mecnicos en sus anlisis sobre la diferenciacin de clases en el agro, y doctririarios en sus reflexiones sobre la ex- plotacin, por otro lado es preciso reconocer que una aproxi- macin a partir de la teora de Chayanov tampoco ofrece una mejor alternativa.

    2. Avances posteriores.

    Los aiios sesenta, con su inters por el campesinado del Ter- cer Mundo y los problemas del desarrollo, trajeron consigo +justes en la teora de Chayanov. En cierto modo estos cain- bios se contraponan a su creencia de qiie una teora sobre la

  • ARE AS Rrvzrla de (Irnriar Sairle,

    Iiacieiida campesina deba de ser metodolgicameiite difereii- te de la teora sobre la empresa capitalista. Los nuevos mode- l o s desarrollados entonces -particularmente los de Sen, Na- kajima, Krishna, Mellor y sus seguidores (SEN 1966; Nakaji- ina 1969; Krishna 1969; Mellor 1969; Singh et al. 1986)- se apoyaron fundamentalmente en instrumentos aportados por la teora microeconmica neoclsica. Combinaron en un solo modelo una teora sobre el comportamiento del consumidor (como la desarrollada por Pareto, y con mayor prohndidad por Hicks) con una teora sobre la empresa, especialmente en re- lacin con la funcin productiva. Como resultado, en lugar de hallarnos ante el campesino chayanoviano logrando su equili- brio en la interseccin de unas curvas que representan la cre- ciente dureza del trabajo marginal y la disminucin de la uti- lidad de los ingresos, nos encontramos frente al campesino neo- clsico luchando por maximizar la utilidad en un marco de po- sihilidades representado por curvas de indiferencia entre in- gresos y tiempo libre, constreido por la extensin de sus tie- rras, la disponibilidad de la mano de obra, y las limitaciones del presupuesto clsico. Estos nuevos modelos no slo utili- zan un lenguaje acadmico ms actualizado, sino que son ms exactos ya que especifican de modo explcito los factores que (leliinitan el comportamiento econmico del campesino.

    .A1 introducir nuevos conceptos como: a) el nivel de ingre- sos necesario para la supervivencia biolgica, b) el nivel de in- gresos socialmente aceptable, y c) el nivel de ingresos corres- pondiente al de las aspiraciones, esta nueva clase de modelos trata de incorporar una dimensin ~antropolgica (los valo- res ciiltiirales) al anlisis econmico, y contribuye a evitar la trampa analtica en la que todo nivel de equilibrio es deseable por definicin. Debemos agregar, sin embargo, que el otorgar ~ i i i significado emprico a estos conceptos plantea nuevas in- terrogante~ que hasta ahora slo han hallado respuestas par- ciales (ver SEN 1985; CLARK 19).

    Lo que queda claro con este modo de abordar el problema es que no basta con un nico modelo, sino que se pueden cons- truir infinidad de ellos bajo las lneas metodolgicas propues- tas, pudiendo tomarse en consideracin posibles diferencias como la presencidausencia de desempleo rural o mano de obra disponible, las diferenciaslsimilitudes entre los cultivos desti- nados a la venta inmediata y los destinados a la subsistencia, la presencial ausencia de posibilidades de trabajo no agrcola, el altohajo nivel de influencia del modo de vida urbano, etc. tJtc. Sakajima ha demostrado que para algunos de estos casos es posible formular condiciones matemticas de equilibrio, rnieiitras que para otros resulta excesivamente difcil, cuando

    no imposible, ya que sus puntos de equilibrio permanecen iii- i r , determinados (Nakajima 1969).

    De cualquier forma, estos modelos no pasan de ser .casillas vaciasm en el sentido de que constituyen posibilidades lgicas ms que descripciones de casos reales. Tienen esta caracte- rstica en comn con el modelo bsico de Chayanov, quien for- mul su teora con la ayuda de estadsticas y razonamientos basados en el sentido comn, puesto que la econometra an se desconoca en su tiempo. Si un historiador o un antroplo- go decidiese usar alguno de estos modelos, probablemente no podra llegar ms lejos, dado el tipo de material al cual gene- ralmente tiene acceso. iPuede acaso un economista hacer ms, e intentar lograr un anlisis economtrico de la agricultura cain- pesina? Existen resultados prometedores (SINGH et al. 1986), pero aparentemente la investigacin requerida es muy costo- sa y nicamente se justifica si los frutos son verdaderamente necesarios para alcanzar determinados objetivos prcticos.

    Toda la gama de modelos neoclsicos nos ofrecen instrumen- tos de anlisis que, bsicamente, concuerdan con las intuicio- nes e ideas de Chayanov, pero son de una mayor precisin y toman en cuenta ms aspectos y casos que los primeros estu- dios de los aos veinte. D e cualquier modo, todos ellos son esencialmente modelos a corto plazo del comportamiento eco- nmico del campesino, modelos que explican su produccin y sus decisiones relativas al mercado en trminos de la tecno- loga disponible, las preferencias entre mayores ingresos o tiem- po libre, los recursos disponibles y los niveles de precios. ES esto todo lo que necesitamos? NO existen acaso otras cues- tiones que requieran una interpretacin econmica?

    La primera en acudir a nuestra mente es la cuestin de la respuesta del campesino ante factores tan impredecibles co- mo los cambios meteorolgicos y las subsecuentes variacio- nes en la produccin. iCmo reacciona el campesino ante las variaciones en la cosecha? iVara la proporcin entre la parte de su produccin que destina a su alimentacin y la que ven- de? O, expresndole en trminos econmicos, jcul es el ni- vel de elasticidad de las diferentes partes de su produccin en el contexto de una variacin en la totalidad de la misma? Kula, en su Teora Econmica (1976), esboza una posible res- puesta a este problema, pero -a nuestro parecer- estamos an muy lejos de tener un modelo econmico completamen- te estructurado para este aspecto del comportamiento del cam- pesino.

    Los modelos llamados de .aversin al riesgo. (Johnson 1977; Wharton 1977) tienen en cuenta ciertos aspectos de este pro- blema. La idea es que un campesino pobre, que vive ligera-

  • LA TEORIA DE CHAYANOV Y EL PUNTO DE VISTA POLACO RESPECTO A LA ECONOMIA CAMPESINA

    112 iiiente por encima del nivel de subsistencia, prefiere que sus iiigresos sean bajos con ligeras oscilacioiies antes que ernl~ar- carse en aventuras lucrativas que lo puedan aniquilar en caso de fracasar. Por consiguiente, para .repartir el riesgo- evita la especializacin, las innovaciones y los tipos de cultivo alta- riieiite productivos pero poco confiables.

    Otra pregunta que no es respondida de modo directo ni por (;hayaiiov ni por sus seguidores iieoclsicos, concierne al com- portamiento econmico a largo plazo, y particularmente a los %modos de reproduccin. campesina. En esta ocasin, y des- de el punto de vista eriiprico, estarnos ~ i s a n d o terreno bas- tante firme en lo que se refiere a los estudios histricos. Las pautas de matrimonio, la fertilidad, la herencia, cuestiones que han merecido y siguen mereciendo la atencin de los histo- riadores, son mucho riis conocidas hoy que hace veinte o trein- ta aiios (vase, por ejemplo, Goody et al. 1976). Eii cierto seii- tido estos temas son ms fciles de tratar para los historiado- res clue el comportamiento econmico campesino a corto pla- zo. Los matrirnoiiios y los legados quedaron plasiiiados en do- cunieiito5, cosa que no sucedi frecuentemente con las cariti- dades de trigo producido, consumido y vendido. Sin embargo aqu la interpretacin econ6mica parece revestir una mayor debilidad que en el caso de las decisiones econ6micas a corto plazo. Los historiadores con frecuencia se satisfacen con la des- cripcin, y cuando entran en la explicaciii, tienden a hacerlo de forma ad hoc, o en trriiiiios de dispositivos tradicionales o ciiltiirales. Por su parte, al econoiiiista le giista sealar que tales dispositivos y tradiciones tienen una cierta lgica inhe- rente, lograda a travs de un proceso histrico de seleccin y adaptacin esui generis. (Kula y Kochanowicz 1978). iTie- iie realmente algo que ofrecer la teora econmica? Conviene i-rcordar, por lo menos, que en la actualidad se estn realizan- do iiiuchos estudios -surgidos de la tradicin terica iieoclsica- en los campos de la .teora de la familia., .teora de la fertilidad. y la

  • ARE AS Hrrina di. C#cnriai ,Sa.irC,

    coiiipararse con el de Occideiite. Por otro lado, el antiguo Rei- iio (le Polonia (es decir la Polonia rusa), y particularmente el (le Galitzia (antigua Polonia austriaca), se 1iall;iha en iina si- tiiacicii tle retraso, con superpoblacin ) bajos niveles de pro- ducti\ idad >. educacin. Los campesinos de I;is regioiie5 con riiayor esceso de poblacin (partes de Polonia sudoriental) por lo general tenan que realizar actividades fuera de la agriciil- tiira piira lograr el dinero necesario para cubrir sus necesida- olidos ). 1ii tierra eiitregadii ;i los cainpesinos pobres. Los iiiotivos de cstas re- foriiias fueron principalmetite de ndole poltica: los co~nunis- tas iiiteiitahaii ganar el apoyo del campesiniido, o por lo me- iios asegurar su neutralidad rrspecto al iiiie\.o rgimen. A ni- \ (11 ecoiimico crearon una estructiira iigraria, hasta~ite uni- foriiit., de peq~ieiias o medianas parcelas que persisteti liasta iiiiestros (las (en la actualidad el taniailo riiedio de la explota- citiii caiiipesi~ia est i ligeraiiiriite por c~iiciiiia de las 5 hecti- reas).

    Eii los territorios occidentales -adquiridos de ;Ueinaiiia des- pus (le la guerra ! completamente despol~lados coiiio res~il- tado de los acuerdos de Yalta y Potsdani- se aseiitaroii nue- os colonos qiie pro\-eriaii de la superpoblada zona central de

    Poloiiia y de acluellos territorios polacos de la pre-guerra que liahaii pasado a formar parte de la Unin So\-ibtica. Sin em- 1)argo surgieroii problemas para la creacin de iiuevas explo- taciones para los campesinos ya que no haba viviendas ade- c~iatlas para las pequeas familias cainpesirias, ni aiiiriiales de tiro, r i i , por otra parte, herramientas agrcolas. Corno resulta- clo riiiiclias de las antiguas hacieiidas Juiiker no fueron subdi- \.iclidas, sino co~ivertidas en ~nacro-explotaciones estatales.

    La siiperl~ohlacin de los campos polacos disminuy siistaii- cialmente, no slo a causa de la reforma agraria y la coloiiiza- cicii (le los territorios occidentales, sino tambin por una cierta iiitensificaciii de la produccicii agrcola y - sobre todo - por la migracin hacia las ciudades. En los anos cuarenta las ciu- clades compensaron las iiiavores prdidas demogrificas que ha- ban sufrido durante la guerra, v eii los anos ciiiciieiita el vas-

    to prograriia de inversiones en la iridiistria abri paso al rlipi- 113 do desarrollo url)aiio del pas.

    Eii la dcada de 1950, las autoridades -actiiaiido de forma similar a los gobiernos comiiiiistas de otros pases del Este- iniciaron uiia campana para cooperativizar el campo de Polo- iiia. Si bien en teora la decisicri de unirse a la cooperativa (lo que implicaba renunciar a la propiedad individual de la tierra y unirse al cultivo colectivo) se tomaba voluntariamente. en la prctica las autoridades polticas locales y los funcionarios del partido utilizaban rnedios para intimidar al campesino y lograr as que se iiniese a la cooperativa. Desde el punto (le vista de las autoridades, los resultados mis satisfactorios se lo- graron en los territorios occidentales. Sin embargo, en geiie- ral esta caiiipaiia no tuvo xito, y fue prcticamente abaiido- nada cuando la crisis de aprovisionamiento empez a recre- cer. En el apogeo de la campaa nicamente el 7% de las fa- milias campesinas perteneca11 a granjas cooperativas (Tepicht 1977, p.116). Slo se renunci oficialmente a esta poltica ad- ministrativa cooperativista con la llegada de Comulka al po- dr r en 1956. resultado de la destalinizaciii* y el Octubre Po- laco. N o sucedi lo mismo con la idea de la llamada *sociali- zacin de la agriculturan, la cual -de acuerdo con la ideolo- ga oficial- haba de concretarse en un futuro no muy lejano: mientras tanto, la relativa libertad de las graiqas familiares cam- pesinas era una concesin temporal justificada por las iiecesi- dades pricticas del inomerito.

    E I ~ trminos reales, a pesar del abandono (le1 programa coo- perativista, la agricultiira campesina est i -clesde el mismo na- cimiento de la Poloiiia Popular- sujeta a i i i i estricto control estatal. &o slo se utilizan las usuales inedidas de poltica eco- nmica como los impuestos, sino tambin iiistrurneritos mis directos de naturaleza estatal, con el ohjeto de atar el sector cainpesiiio a la economa centralizada. Las medidas mis im- portantes iiicluyen: el cuasi-monopc.lio del Estado como com- prador de los productos agrcolas (con el resiiltado de que dicta los precios), el aprovisionamiento obligado (medida que se abandon con la llegada de Cierek al poder eii 1970), el mo- nopolio estatal en el abastecimiento de los factores de produc- cin agrcola, el control gobernarnerital del mercado de tie- rra, y restricciones en las diniensiones mximas de las explo- taciones.

    Expuesto este resumen de la evolucin de la situacin del cainpesinado en Polonia. podemos pasar ahora a examinar las ideas que se han desarrollado sobre diferentes aspectos de la economa campesina. La falta de uiia continuidad cn la histo- ria de Poloiiia req~iiere que el tema sea tratado rii dos pcro- dos: antes y despus de la Segunda Guerra hluiidial.

  • LA TEORIA DE CHAYANOV Y EL PUNTO DE VISTA POLACO RESPECTO A LA ECONOMIA CAMPESINA

    114 4. Los campesinos y los propietarios de la tierra.

    La Polonia de la pre-guerra presenta una estructiira agraria diial. con la coexistencia de grandes haciendas al lado de pe- queas explotaciones campesinas (por razones de convenien- cia la lnea de separacin se suele situar en 50 hectareas). En el espacio de tiempo comprendido entre 1918 y 1939, las gran- des haciendas ocupaban aproximadamente iina ciiarta parte de la tierra disponible, con una ligera tendencia a la baja a lo largo del perodo. A pesar del proceso de parcelacin, el rea promedio de la explotacin campesina disminuy, debido a la presin demogrfica (los datos relevantes piieden encoritrar- se en MIESZCZANKOWSKI 1960). El ~ r o b l e m a de la viabi- lidad de este sisterna, y los relativos mritos del cultivo en las explotaciones campesinas frente a las grandes haciendas, son algunas cuestiones que fueron ampliamente discutidas por los economistas polacos de la pre-guerra.

    Curiosainerite, los dos extremos del espectro poltico -los conservadores y los marxistas- coincidieron en la opinin de que las grandes haciendas eran ms eficientes que las explo- taciones campesinas. Los argumentos se basaban en que las grandes haciendas tienen ms capital, son capaces de utilizar tcnicas modernas de produccin y representan un nivel ms alto de conocimientos y tcnicas agrcolas. Los conservadores sostenan que las grandes haciendas son necesarias para ali- mentar al pas y a su ejrcito (y los caballos del ejrcito, por supuesto). El punto de vista marxista era una contiiiuacin de la clsica postura de los social demcratas de antes de la giie- rra. Para estos ltimos, las misinas leyes de concentracin que gobiernan al sector industrial tambin funcionan en la agri- ciiltura; de este modo era evidente que las grandes haciendas seran ms eficientes que las explotaciones campesinas. Co- mo consecuencia, no fue fcil para los comunistas polacos el decidir qu hacer con las grandes haciendas luego de la espe- rada revolucin (vase Slabek 1967, captulo 1, para un arili- sis pormenorizado de los puntos de vista de los comunistas po- lacos de la pre-guerra sobre la agricultura).

    A medio camino entre estas dos posiciones extremas, a fa- vor de las grandes haciendas, exista tina fuerte corriente de pensamiento que preconizaba los mritos de las explotacio- nes campesinas. Estos autores estuvieron influidos hasta cier- to punto por intelectuales suizos y alemanes coino Laur y Aere- boe. Edward Biegeleisen (1917) fue quien prirnero desarroll los argumentos tericos en defensa de la agricultura campesi- na. El demostr con estadsticas que en varios pases los rdi- tos netos por hectrea son mayores en las explotaciones pe- queas. Seal tambin que cuanto ms pequea era la par-

    cela de tierra que se compraba o venda, mayor era el precio por hectrea. Esto lo llev a la concliisiii de que la pequea explotacin tena una mayor -fuerza redituable. (trmiiio acii- ado por l).

    Biegeleisen vio la justificacin de la superioridad de la pe- quea explotacin en el hecho de que cuenta coi1 abuiidante fuerza de trabajo. En otro estudio anterior l haba anotado qiie las grandes haciendas -an en condiciones de superpo- blaciri riiral- tenan muchas dificultades para cii1)rir planti- lla debido a la emigracin estaciona1 del campesinado pobre (Biegeleisen 1916). La abundante mano de obra de la explo- tacin familiar carnpesina poda llegar a contrarrestar el ma- yor capital invertido por los propietarios de las grandes hacieii- das, su superioridad tcnica, su mejor nivel educativo y sii ma- yor facilidad de acceso a los mercados. Los superior disponi- bilidad de mano de obra posibilitaba la labranza con anima- les, y en esta rarna de la produccin el esmero puesto por la familia del propietario sobrepasaba el de los trabajadores asa- lariados. Las grandes haciendas se enfrentaban coii insuficieii- cias laborales en las temporadas de mxima actividad, pues re- sultaba demasiado costoso el mantener a una elevada nmina de trabajadores durante todo el ao. A consecuencia de ello. las haciendas se ven obligadas a sustituir la fuerza de trabajo con mquinas de elevado precio, mientras que el campesiiio decide adquirirlas solamente cuando resultan verdaderarnen- te eficientes. La relativa superioridad de las grandes hacieri- das, debido a su fcil acceso al capital, puede ser coiitrarres- tada por las cooperativas campesinas. Otra desventaja de las grandes haciendas radica en la dificultad a la hora de escoger una frmula retributiva adecuada, ya que el sistema de traba- jo a destajo se adapta rnal a las necesidades de la agriciiltura con su gran diversidad de cometidos.

    5. La Microeconoma Campesina.

    Desde finales de los aos veinte los estudios sobre la agri- cultura campesina (hasta entonces realizados principalmeiite a base de estadsticas nacionales) vienen eiicontrando iin fiierte apoyo emprico en las investigaciones monogrificas llevadas a cabo por el Instituto Nacional de Economa Riiral (las siglas PINGW, ampliamente usadas, corresponden a su nombre eii polaco). Las exploraciones en torno al presupuesto campesi- no, realizadas por el PINGW, han servido corno argiimeiitos en muchas discuciones tanto tericas como prcticas. Al mis- mo tiempo, su metodologa -tomada en su mayor parte de Laur- muestra ciertas deficiencias. Parte de la suposicin im- plcita de que se puedan utilizar las mismas categoras para

  • ARE AS Revista di. < iencias Sa;r lp ,

    el estudio de la explotacin campesina como para el de la em- presa capitalista. Se introduce la categora del *salario., cal- culado a partir del promedio del salario que prevaleca en ese momento en el mercado, el cual se utiliza luego para determi- nar las .ganancias. de la explotacin. Entonces se comparan estas ganancias con el tipo de inters vigente en el mercado para averiguar si la explotacin arroja una *prdida* relativa o un *beneficio>> en relacin con el capital invertido. No es ex- trao, por lo tanto, que los resultados calciilados con este m- todo demuestren que la mayora de las explotaciones en Polo- nia producan prdidas (Curzytek 1928-29, p. 88).

    Insistimos en estas paradojas para destacar las dificultades tericas que tuvieron que afrontar estos intelectuales, dificul- tades que con anterioridad Chayanov haba tratado de supe- rar en el curso de su polmica en contra de la aplicacin de mtodos de contabilidad *capitalistas* a una explotacin fa- miliar campesina. Sin embargo debemos tener en cuenta que es posible recalcular los datos del PINGW partiendo de otras preinisas, > que los esfuerzos realizados por los investigado- res de dicha institucin pusieron a nuestro alcance gran can- tidad de material emprico, que ha sido aprovechado por casi todos los estudios posteriores.

    Tanto los materiales del PINGW como la obra de Biegelei- sen fueron sintetizados en una serie de trabajos realizados por Wladislaw Grabski, ~robablemente el investigador ms cono- cido sobre temas agrarios polacos de la pre-guerra. Su postu- ra respecto a la eficacia de las pequeas explotaciones cam- pesinas, que dio a conocer por primera vez a fines del siglo XIX (Grabski 1900), fue desarrollada ampliamente en un li- bro publicado a comienzos de los aos treinta (Grabski 1930). Desde un punto de vista estrctamente terico, el enfoque de Grabski no era original. Repiti algunos de los argumentos an- teriores de Biegeleisen y de aquellos social demcratas ale- manes de la pre-guerra que, como Edward David, se opusie- ron a la corriente principal del pensamiento socialista, afirman- do que las pequeas explotaciones son ms eficientes que las haciendas. Los escritos de Grabski son importantes, sin em- bargo, porque en ellos trat de probar que el mismo enfoque era vlido para el caso polaco.

    Grabski sostuvo que las grandes haciendas no tienen las ven- tajas de la especializacin, divisin del trabajo, mecanizacin > disponibilidad de capital, de las que puede beneficiarse la industria manufacturera. Por otro lado, la pequea explotacin posee las ventajas derivadas del hecho de que el productor est personalmente interesado en los resultados y que adems no tiene que depender de trabajadores asalariados, los cuales en la agricultura no pueden ser controlados por el ritmo de una

    mquina. Grabski no comparta la opinin (presente en 11s Kautsk~, por ejemplo) de que la ventaja de la pequea explo- tacin campesina estribaba nicamente en sus posibilidades de reducir el consumo y prolongar el horario de trabajo. Des- de su punto de vista, la ventaja del pequeo agricultor radica- ba en que poda lograr una buena organizacin y coordinacin del trabajo, especialmente en aquellas reas en que se ha de prestar un particular cuidado a los detalles (Grabski 1930, pp. 14-15).

    Grabski hace hincapi en que la superioridad de la peque- a explotacin resulta especialmente evidente en la labranza con animales. El pequeo agricultor tiene la posibilidad de evi- tar los gastos y prdidas innecesarias, y no tiene problemas con los trabajadores asalariados. A pesar de que las grandes hacien- das pueden cultivarse mejor y tener mayores cosechas, el va- lor de sus rditos brutos por hectrea es menor debido al pa- pel ms reducido que desempea la produccin con anima- les. Las grandes haciendas usan fertilizantes artificiales, mieii- tras que los campesinos utilizan ms el abono natural.

    Las explotaciones campesinas tambin son superiores en lo referente a los costos financieros de producci~i. Gracias a sus mayores rditos por hectrea, pueden competir con los gran- des propietarios agrcolas en el mercado de tierra. Ahora bien, si establecemos parmetros de comparacin entre diferentes explotaciones campesinas, el esquema se repite y las ms pe- queiias sern las ms eficientes. En los pases superpoblados el apoyo al campesino no debe centrarse tanto en la entrega de ms tierras como en incrementar sus capacidades produc- tivas.

    Si comparamos la produccin de las grandes haciendas con la de las explotaciones campesinas, basndonos en la hectrea poseda y no la hectrea utilizada, la explotacin campesina aventaja a la hacienda incluso en la produccin de cereales (donde normalmente, segn las cifras, el rendimiento de las grandes haciendas es superior) (Grabski 1936; criticado por Kiniorski 1937). Esto se debe a que las grandes haciendas no utilizan los terrenos menos frtiles, mientras que por el con- trario los campesinos tienden a aprovechar hasta las tierras de menor valor agrcola.

    Grabski, que de ningn modo puede ser considerado un ra- dical, encontraba un lugar en la economa para algunas graii- des haciendas, por ejemplo las especializadas en la produccin de simientes. A favor del proceso de parcelacin, Grabski se opuso, sin embargo, a cualquier medida de fuerza en este sen- tido, y eiifitiz particularmente el hecho de que el campesino no deba recibir la tierra gratuitamente, ya que esto lo poda llevar a una desconfianza con respecto a la permaiiericia de

  • LA TEORIA DE CHAYANOV Y EL PUNTO DE VISTA POLACO RESPECTO A LA ECONOMIA CAMPESINA

    11s siis derechos sobre ella. A pesar de que Grabski iio lo expresc (le este modo, es evidente que l estaba convencido de que si la tierra parcelada se pagaba, se garantizara con ello que fuese a parar a marios de los productores ms eficientes. Grabs- ki distaba mucho de tener una visin idealizada del campesi- nado. Al advertir que iii la reforma agraria, ni -en la prctica de la situacin polaca- la industrializacin constituyen vas de salida al problema agrario, l apuntaba a la necesidad de elevar los niveles de educacin y cultura del campesinado (Grabski 1929). Ello llevara a un aumento de las necesidades y de las capacidades productivas de los campesinos, qiiieiies slo entonces se esforzaran para comprar ms bienes indus- triales y lucharan por producir ms. Grabski pensaba que los mtodos educativos existentes -corno las asociaciones agra- rias y el trabajo de los funcionarios agrcolas- iio eran sufi- cientes y que se deba de cambiar toda la estructura de la edu- cacin bsica nacional, modificando su contenido de modo que se acentuasen los valores y necesidades del campo. Respalda- ba esta tesis mediante el anlisis del nivel productivo de aque- llas regiones caracterizadas por un mejor nivel educativo. Se apoyaba tambin en otros trabajos empricos, entre los cuales iiierece particular mencin un libro de Wiktor Bronikowski (Rroiiikowski 1934), para el cual Grallski escribi el prlogo, en el que el autor utiliz extenssimos materiales histricos co- rrespondientes a los anteriores cincuenta aos, y datos de en- cuestas realizadas especficamente para mostrar los diversos medios gracias a los cuales se haba conseguido el .progreso. en la vida del campesino. Evidentemente la educaciii haba desempeado un papel primordial.

    6. Superpoblacin.

    Era ampliamente reconocido que -cualesquiera (lile fiie- ran los mritos de las pequeas explotaciones- la superpo- blacin rural era el mayor problema econmico y social del campo en Polonia. Dicho problema fue estudiado bajo las pers- pectivas tanto histrica como contempornea. Eri una serie de trabajos, Wincenty Stys, un investigador de Lvov, trat de des- cifrar el mecanismo de la creciente superpol>laciii. En una ocasiri analiz la fragmentacin de las propiedades en Galit- zia entre la dcada de 1780 y la de 1930 (STYS 1934). Su cori- clusiii fue que la reforma agraria slo aplaza el problema, sin llegar a resolverlo, y que lo que se iiecesita es la iridustrializa- cin. En otra de sus obras explor la relacin entre el ritmo de la industrializacin y la estructura y regimen agrario en di- versos pases; ste es uno de los pocos estudios polacos en el que se cita directamente la edicin alemana (le Chayariov

    (STYS 1936). Eii una detallada monografa, repleta de estads- ticas, sobre el pueblo de Husowo, Stys describe con extrema minuciosidad la carrera entre el crecimierito de la poblacicii y el volumen de los medios de subsistencia (Stys 1947). Stys demuestra que, a pesar de que la producciii creca con ina- yor rapidez que la poblacin, el nivel de vida permaneca ex- tremadamente bajo. Sus coiiclusiones son similares a las de Grabski: la explotacin familiar campesina, al ser muy adapta- ble, se adeca con facilidad a las condicioiles cambiantes. En consecuencia, el sistema agrario de iiri pas superpoblado de- be de basarse en parcelas de tamao pequeo o mediano. Las limitaciones de dicho sistema, en lo qiie se refiere al iiso de tecnologas modernas, pueden ser siiperadas por medio de las cooperativas. En otro trabajo ms, Stys investiga el mecaiiis- mo demogrfico operante en la familia campesiiia bajo las con- diciones de superpoblacin rural, desembocando en la reduc- cin y homogeneizacin del tamano de las propiedades eii ina- nos de los campesinos (Stys 1959). Sostiene que las hijas de familias adineradas contraen matrimoiiio antes, y por lo tanto tienen ms hijos. Como resultado hay ms herederos en una explotacin pudiente que en otra ms pobre.

    Ha habido muchos intentos de establecer el nmero de d e - sempleados. en el rea rural (Piekalkiewicz 1934; Dederko 1934; hritoniewski 1934). Tiene11 especial relevaricia ciertos trabajos de Poiiiatowski (Poniatowski 1935) y un estudio co- lectivo llevado a ca t~o por el Instituto de Ecoiioma Social (si- glas polacas: IGS) (Landau et al. 1939). Poniatowski utiliz es- tadsticas nacionales referidas a Polonia y otros pases, inten- tando -principalmente bajo un enfoque comparativo- esta- blecer el nmero de hombres y mujeres que podan dejar de trabajar en la agricultura polaca sin provocar uii descenso de la produccin. Para ello iitiliz el concepto de derisidad pti- ma de la poblacin., por debajo de cuya cota la produccin agrcola desciende, y por encima de la cual ya no aumeiita. Polonia, con un promedio de poblacin activa de 45 personas por cada cien hectreas, era fcilmente el rea rural con ma- yor exceso de poblacin en Europa, y Poniastowski llegc a una cifra global de 8.8 millones de personas *innecesarias., cifra que fue tachada de excesivamente elevada por otros estiidio- sos (Bulawski 193 ).

    El clculo del IGS se bas sobre una encuesta realizada en 53 aldeas repartidas por diferentes regiones de Polonia. Eri cada casa, el cabeza de familia respondi a un cuestionario so- bre el uso de las horas de trabajo. Este miriiicioso estudio tra- t de determinar: a) el nmero de personas .innecesarias., lle- gndose a un total de 2.4 millones; b) aquella parte del traba-

  • ARE AS Hriisii rlr (Iennar Sairlei

    jo en potencial que no estaba siendo utilizada -tomando como hase el nmero de das de trabajo y no el nmero de perso- nas; el resultado fue de un 40% del total del tiempo de traba- jo disponible.

    El valor de este ltimo estudio no se limita exclusivamente al inters de las cifras desveladas. Presenta tambin una espe- ci

    e

    de teora sobre el desempleo rural, o ms bien una teora sohre cmo la explotacin campesina se adapta al crecimien- to de la poblacin. Segn esta teora. inieritras no existe su- perpol)laciii todos los miembros de la familia rural trabajan diiramente. Con el aumento de la f~ierza de trabajo, la dura- cin y la intensidad del trabajo disminuyen. La divisin de la- bores resulta eiitonces ms conveniente y se da iricluso un cier- to iiicrenieiito en el volumen de la produccin debido a la ma- !or i~ite~isiclacl del cultivo. Sin embargo llega un momento en el qiie el iiiiiero de miembros de la familia empieza a con- \.ertirse en iiiia carga. La unidad familiar cambia entonces siis inetodos de adaptacin y empieza a suprimir los costos rela- cionados con los factores de produccin que se adquieren en el mercado (capital, maquinaria, trabajo asalariado) e intenta utilizar su propia fuerza de trabajo tanto como le sea posible. El agricultor se ve forzado a aceptar iin aumento de la fuerza (It. tral~ajo que no viene acompaado por un incremento en la prodcicci~~, La productividad del trabajo decrece y la ex- plotacicii se \.a desplazando hacia la economa natural. La fa- milia, tratando de utilizar en lo ~os ib le su propia fuerza de tra- \)ajo, pone en cultivo incluso las tierras marginales, de poco alar agrcola. En un momento determinado la productividad

    iiiargiiial del trabajo llega a cero. Entonces los miembros de la fiuiiilia einpiezan a dedicar su tiempo a la produccin de 11ieiie5 de coiisurrio de tipo no agrcola (textiles, muebles seii- cillos), y por ltiiiio se dedican a la produccin de artesana decorativa popular. Finalmente llega un momento en que el volumen de la fuerza de trabajo disponible es excesivamente alto para ser absorbido por la explotacin, y es entonces cuaii- tlo esta se divide en propiedades ms pequeas que se repar- ten entre sus miembros. El resultado de todo este proceso es el aumento del nmero de explotaciones ms pequeas, ms pobres y peor capitalizadas, pero donde la fuerza de trabajo piiede ser utilizada con mayor facilidad.

    Todo este proceso est directamente relacionado con las con- (licioiies del inercado de trabajo fuera de la agricultura. y con c.1 ciclo comercial. Las familias deciden *exportar. su excedente laboral solamente cuando el ndice de salarios en el mercado sobrepasa la remuiieraciii obtenida al interior de la explota- cicii cainpesiiia.

    7. Stalinismo, revisionismo y los eshidios sobre el campesiriado. 1 1 7

    Despus de la begurida Guerra kiluiiciial, !, particulari~ieiitt en los aos cincueiita, el aml~ieiite poltico e iiitelectiial de Po- loiiia se lransforni profuridainente. El marxismo, que antes de la guerra slo haba atrado a pequeos grupos de iiitelec- tuales ladicales, se convirti ahora en una ideologa oficial. Con el advenimiento del stalinismo en los aos cincuenta, pas gra- dualmente a ser la nica ideologa permitida. Los economis- tas de antes de la guerra fueron calificados de .reaccionarios)). o en el mejor de los casos -burgueses*. Se clausuraron las :in- tiguas escuelas de pensamiento, y se inici la formacin de una nueva generacin de pensadores, amamantados con la versicii stalinista de la poltica ecorimica marxista.

    En el mbito de los estudios campesinos, la doctrina obli- gatoria era la teora de Leiiin sobre la diferenciacin del cam- po; en especial, sus priineros trabajos, como El desarrollo del capitalismo en Rusia, fueron considerados como dogma teri- co. Los investigadores del pasado y presente del agro polacci fiieron iiistados a buscar diferencias entre distintos grupos de carnpesiiios, a sealar casos donde los .kiilaks>> (se iiitrodiijo esta palal~ra en el idioma polaco) euplotabaii a los cainpesiiios pol~res, y a identificar la lucha de clases en el campo.

    Sin ernl~argo el stalinismo no dur mucho en Polonia. El des- hielo ya se hizo notar en 1955, y el .Octubre Polaco. (1956) abrii, paso a un de relativa apertura en la vida iiitelec- tual (no tanto en el mundo de la poltica). El ambiente iiite- lectual de este perodo se califica a veces de ~revisioriismo~ o *marxismo al~ierto*. Muchos estudiosos de mediana edad ) de la nueva generacin, que Iiabaii crecido en la tmosfera del marxismo dogmtico de los aos cincuenta, trataban alio- ra de acomodar sus principios a las ideas provenientes de Oc- cidente (como el estructuralismo francs, o la sociologa em- p;rica estadounidense), mientras que al mismo tiempo coiiser- vaban su adhesin a los valores del socialismo dc,mocrtico.

    A pesar de la impronta stalinista, los aos cincuenta no fue- ron u11 perodo estril desde el punto de vista intelectual. En priiiier lugar, a pesar de su criido dogmatismo el inarxisino trajo iiue\.os y valiosos elementos a las ciencias sociales en Polonia. .4bri los ojos de los iiivestigadores respecto a ciertas facetas de la realidad social que haban sido desatendidas por geiiera- ciones anteriores. Eii segundo lugar, muchos jovenes iiivesti- gadores formados en la sofocante atmsfera de los cincuenta, eran sin embargo lo suficientemente serios y honestos para bus- car la realidad ) no slo escribir textos propagaiidsticos. Lrn ejemplo de esto lo constituye la investigacin realizada sobre la historia agraria del perodo inoderno (\.er Kocliaiiowic~, vii

  • LA TEORIA DE CHAYANOV Y EL PUNTO DE VISTA POLACO RESPECTO A LA ECONOMIA CAMPESINA

    118 preparacin); otro ejemplo son los materiales reiiiiidos por el Iiistitiito de Ecoiioma Agraria (siglas: IER) qiie reemplaz el PIN. ba- jo sil tutela se realiz una serie de estiidios de valor iriestirna- ble sobre la economa campesiiia.

    Tepicht realiz la sintesis de numerosas investigacioiies em- pricas y estadsticas sobre la economa campesiria de Polonia a fines d r los aios ciiicuerita e inicios de los sesenta. Esto lo hizo combinando el enfoque marxista coi1 el de Chayanov (al parecer conoca los trabajos de Chayanov, si bien no lo cita en las ediciones polacas de sus obras). En el terreno terico, seiial que el rasgo especfico de la explotacin campesina es que es a1 mismo tiempo tina unidad familiar y iina iiiiidad pro-

    CI merca- diictiva. Su produccin se destina sBlo parcialmente ' 1 do. Coino sil fuerza de trabajo est5 conformada por los iiiiein- bros de la familia, se caracteriza generalmente por iiria iiota- ble infra-iitilizacin de la inaiio de obra disporii1)le. Eii la 1ii- cha por manteiier o incrementar sus ingresos, la familia cam- pesina trata de hacer el mejor uso de aquella parte de sus re- cursos laborales que no puede vender fuera de la actividad agr- cola. Tepicht llam a este fenmeno .trabajo inargiiialn.

    Tepicht no aceptara la opiniii de Chayaiiov, o particiilar- meiite de Thorner (Thorner 1961), de (lile la ecoiioina cam- pesina constituye uii *>. Observando sil presencia en diferentes marcos sociales, Tepicht hizo hiiica- pit en su capacidad de adaptaciii a una variedad de condi- ciones y propuso corisiderarla como uii .modo sectorial de pro- duccin.. Siii embargo subray el lieclio de que la ccoiioiiia campesina tiende tambin a influir sobre su entorno.

    El problema que ms acapar su atencicn fue el de la .re- coiistriicciii~ de la agric~iltura polaca. Coii esto se refera a: a) el movimiento de la agricultura tradicional hacia la agricul- tura industrial; b) el movimiento de la agriciiltura iiidividiia- lista hacia una agricultura vinculada a la ecoiioma socialista planificada. El vio claramente que el sector agrario colectivo haba fracasado en Polonia. Encontr las razoiies econmicas de este fracaso en la falta del cambio tecnolgico que det,iti acompaar al proceso de cooperativizaciii. Coino resultado las explotacioiies colectivas no eran ms que un conjuiito de explotaciones iridividiiales. Hasta cierto puiito el formar par- te de estas cooperativas poda resultar atractivo para el cam- pesiiio con escasos recursos, va que al pertenecer a ellas po- da dedicarse a la crianza de animales eii sil propia parcela, contando coii el pieiiso proporcionado por la cooperati\.a. Siii

  • ARE AS RerMls dc Genciar S o c i s l ~

    emlxlrgo para el *campesino medio. las cooperativas carecan de todo atracti\.o.

    Sacando coriclusiones de este intento fallido de cooperati- vizacin, Tepicht propuso otra va de *reconstriiccin~~ de la agricultura en Polonia, llamndola -el sistema de ejecucin.. Este sistema consistira en combinar los mecanismos de pla- nificacin con los mecanismos de mercado, permitiendo as que se mantuviese11 las ventajas de la propiedad familiar pero al mismo tiempo sometindola a las necesidades de la econo- ma nacioiial. Los elementos principales de este sistema se- ran los contratos voluntarios entre los agriciiltores y las ageii- cias o compaias estatales. Dichos contratos deban especifi- car por un lado los tipos y cantidades de productos que el agri- cultor deba vender al estado y por otro los tipos y cantidades de factores de produccin que el estado deba entregar al agri- cultor. Dicho sistema permitira: a) una gradual introduccin de trciiologas modernas en la agricultura campesina; y b) in- tegrar la agricultura familiar al resto de la economa social pla- nificada.

    El ltimo trabajo de Tepicht apareci en Polonia en 1968 (Tepicht 1968), ao que vio el fin del -revisionismon polaco. Por razones que no vienen al caso, dicha era finaliz en me- dio de una campaa de histerismo anti-intelectual y anti- serntico que se haba iniciado en marzo de ese mismo ao. Dos aios ms tarde, luego de las sangrientas huelgas en Gdaiisk, Gomulka se fue. Haba terminado todo un perodo de historia poltica e intelectual de Polonia. El inters por los problemas del campesinado, tan interiso en los aos cincuen- ta y seselita, disminuy notablemente en los aos siguientes. La edicin inglesa de la obra de Chayanov, publicada en 1966, lleg, en cierto sentido, demasiado tarde para los intelectua- les polacos, e incluso en la actualidad se cita slo muy de vez en cilaii(lo. (El libro de Kula sobre la teora del sistema feu- dal, publicado en 1962, es una rara excepcin; Kula, claro es- t. iitiliz una versin alemana. Vase: KULA 1976.) Es pro- bable que los resultados de muchas valiosas investigaciones sobre historia econmica podran ser reinterpretadas a la luz de las teoras sobre la economa campesina avanzadas por Cha- yanov y sus seguidores ms modernos (KOCHANOWICZ, en pwparaciii).

    Observaciones finales.

    Hemos querido destacar el hecho de que en los estudios po- lacos sobre el campesinado se observan ms bien semejanzas al enfoque de Chayanov que una influencia directa. No es di- fcil explicar las razones por las cuales no se produjo una in-

    fluencia directa. Chayanov se convirti en una celebridad so- 11s lamente despus de que se edit su obra en ingls. Algunos de 10s economistas polacos de la pre-guerra conocan sus tra- bajos, pero generalmente citaban las ediciones en lengua ale- mana. En Polonia exista una gran tendencia a mirar hacia Oc- cidente antes que hacia el Este en busca de ideas y concep- tos, de modo los economistas polacos de la pre-guerra siguie- ron los pasos de sus colegas alemanes y suizos. Por otra parte, eii el perodo posterior a 1918, no exista en Polonia un clima apropiado para el estableciinieiito de contactos acadmicos con Rusia, cualquiera que fuera el color de las escuelas de pensa- miento all existentes. Despus de la Segunda Guerra Mun- dial, el ambiente era an menos propicio para la aceptacin de las ideas de Chayanov (sin contar el problema de la accesi- bilidad de sus trabajos): sil escuela de pensamiento, conocida como (

  • LA TEORIA DE CHAYANOV Y EL PUNTO DE VISTA POLACO RESPECTO A LA ECONOMIA CAMPESINA

    !20 10s iiite1ectuales polacos no se preocupaseri tanto por la ina- iiera en que la ecorioina familiar se adaptaba al ciclo deino- qrfico, como por su comportamiento ante la presicii deino- grfica.

    \'istos desde una perspectiva actual, tanto los estudios ru- sos como los polacos de la priinera mitad del siglo tienen ba- ses tericas bastante menos rigurosas de lo que sera tlesea- ])le. Ms adelante se realizaron numerosas irivestigaciories, de- l)ido especialmeiite al inters despertado por los probleriias del Tercer bliiiido. Eii la actualidad los planteariiieiitos teri- cos son ms claros, precisos y coherentes. No obstaiite, estos primeros estudios an constitiiyen una fuente valiossima de ideas, de importancia no slo para el estudio del pasado o d e las realidades del Tercer Mundo, sino tambin para el escru- tinio d e la situacin actual en Europa del Este. Aqu la explo- taci61i familiar campesina no desapareci; por el contrario, pa- rece estar reaparecierido lio solamente en Polonia, Yugoslavia (J. aiiii fuera de Eiiropa. en China), sino tambin en otras eco- nomas del tipo sovietico como Hungra, Biilguria, y hasta en la misma URSS. El inters por el estiidio de las economas fa- miliares tiene un significado an mis amplio en esta parte del inundo. A comienzos de los aos ochenta, los investigadores polacos y blgaros empezaron a descubrir que la llamada *se- u i i d a economa. o .economa paralela. desempea iiii papel primordial 110 slo en las economas de mercado occidenta- les, sirio tambin (y an ms si cabe) en las econonias centra- lizadas del Este. Los campesinos de esta parte del muiido ha- 1)aii descubierto aos aiites la importaiicia de la economa pa- ralela para su supervivencia y bienestar. Esta aproximacin al problema, d e gran utilidad para el anlisis del mecanismo d e la economa familiar rural, puede resultar fructfera cuando se aplica al est~idio del comportamiento de otros tipos de ecoiio- mas familiares.

    Junio 1988

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