a travez de las puertas de la muerte

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  • 8/7/2019 A Travez de Las Puertas de La Muerte

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    Dion Fortune

    A travs de las puertas de la muerte

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    1. EL GRAN ANESTESISTA.

    La muerte es una experiencia universal. Nadie puede confiar en escapar. Se trata tan

    slo de una cuestin de tiempo hasta que nos llega a cada uno de nosotros, y a cada unode aquellos a quienes amamos. Sin embargo, a la muerte se le llama la Reina de losTerrores, y constituye la amenaza suprema de la ley para los malhechores. Qu es loque convierte un proceso natural en algo tan terrible? Es el dolor de morir? No, ya quelos sedantes podran eliminarlo. Cuando llega el momento, la mayora de los lechos demuerte son lugares apacibles, y son pocas las almas que expiran debatindose. Qu es,entonces, lo que tememos de la muerte para que nos resulte un motivo de dolor y demiedo?En primer lugar, nos asusta lo Desconocido.Porque durante ese dormir de muerte qu sueos pueden sobrevenirnos cuando noshayamos liberado de este lastre mortal?

    En segundo lugar, tememos la separacin de aquellos a quienes amamos. Estas son lascosas que hacen que la muerte sea terrible. Qu diferente sera si nos dispusiramos atraspasar el Umbral si nuestras mentes estuvieran tranquilas con respecto a estos dospuntos.Es notorio que el gran don de los Misterios Griegos a sus iniciados fue el liberarles delmiedo a la muerte. Se dice que ningn iniciado tiene jams miedo a la muerte. Qu es loque se enseaba en esos ritos secretos que despojaba a la muerte de sus terrores?En el centro de la Gran Pirmide de Gizeh hay un atad de piedra vaco. Los egiptlogosnos dicen que se prepar para un Faran que nunca lleg a ocuparlo. Tambin se hadicho que era una medida para el trigo. No era ninguna de estas cosas, sino el altar de laCmara de Iniciacin. En l yaca el candidato mientras se enviaba su alma al viaje de lamuerte para luego reclamarla, y esto constitua el grado supremo de los Misterios.Despus de esa experiencia el iniciado nunca volva a tener miedo a la muerte. Saba loque era.El conocimiento custodiado en los Misterios es lo que me propongo revelar en estaspginas.Para el hombre que posee este conocimiento, la muerte es como para un hombre ricoembarcarse en un crucero. Es educado, sabe adonde va y accede al viaje consciente desu necesidad y de sus ventajas. Su conocimiento y sus recursos le permiten viajar conconfort y seguridad. Puede mantenerse en contacto con sus amigos tanto como lo deseey regresar a ellos cuando quiera. Para l no hay una ruptura final y completa con su tierra

    natal.Muy diferente es la situacin con el pobre campesino emigrante. Ignorante e indefenso,para l el viaje es una empresa peligrosa y azarosa, y el pas adonde llegue puede estarlleno de bestias salvajes o minado de fuegos volcnicos. Su imaginacin ignorante sefigura todos los terrores concebibles, asocindolos a lo Desconocido.Los antiguos egipcios colocaban en cada atad el denominado Libro de los Muertos, elritual de Osiris en el Mundo Subterrneo, donde haba instrucciones para el alma sobresu viaje a travs de los reinos de las sombras. Con mayor acierto podra llamarse el Librode los Inmortales, ya que el alma se ha concebido para que recorra ciertos estadios deese ciclo de la vida que tiene lugar en lo Invisible.Bueno sera para nosotros si se nos enseara desde nuestra ms tierna infancia a pensar

    en nuestras vidas como en un bote que sube y baja, encaramado en la cresta de la ola.Ora descendiendo al mundo material a travs de las puertas del nacimiento; ora

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    ascendiendo al mundo invisible por las puertas de la muerte, para regresar y retirarse denuevo siguiendo el ritmo de la marea cclica de la vida en evolucin.Ignorantes de los Misterios, nuestras vidas estn limitadas por el horror del nacimiento ypor el terror de la muerte. Qu gran regalo es el de esa sabidura conservada que nosdesvela el camino de la vida en evolucin, que se extiende ante nuestros pies y hurta las

    sombras de lo Invisible.Dejemos de pensar en la Muerte como en la Furia de tenazas horrendas, e imaginmoslacomo el Gran Anestesista que, por la misericordia de Dios, se encarga de sumirnos en unsueo profundo mientras afloja la cuerda de plata y se libera el alma.Despertamos refrescados de ese sueo, dejando muy atrs los problemas de la tierra,como la memoria que conserva un nio del da anterior, y nos embarcamos en una fasenueva de nuestra existencia. Bueno sera para nosotros si nuestros amigos nosdespidieran permitiendo que el alma fuera libremente a su destino. Malo sera en cambiosi el dolor de quienes dejamos atrs esa maana brillante que despunta. De la mismamanera que pensamos que tenemos derecho a reclamar asistencia de nuestros parientesdurante nuestras enfermedades, tambin deberamos sentirnos con derecho a pedirles

    fortaleza en su prdida.Porque es su prdida, no la nuestra. Por quin sufrimos cuando nos lamentamos en unfuneral? Por los Muertos Inmortales, en su despertar brillante? O por nosotros ennuestra soledad? Con toda seguridad slo lloramos por nosotros, ya que los muertos seencuentran bien: se han ido al lugar que les corresponde y estn en paz.Los que quedan atrs son los que sufren y no los que les han precedido en Galilea. Yqu tendramos que decir sobre su sufrimiento? Que como todo dolor, debesobrellevarse con entereza, y especialmente en este caso, ya que sus reverberacionespueden afectar a otros adems de a nosotros mismos, y convertirse en una piedra demolino colgada al cuello del alma que est intentando elevarse con las alas recias de laaspiracin. Que sean pensamientos de amor, y no de dolor, los que acompaen al almaen su viaje, como las gaviotas siguen un barco. Desemosle que vaya deprisa a Dios, ycon alegra, tengamos esperanza en la reunin venidera.Es mucho lo que podemos hacer por los que se han ido. Nuestro trabajo no terminacuando se saca el atad de casa, y recogemos la triste parafernalia de la enfermedad. Sisaben ms que nosotros acerca de la antigua Sabidura, guardada y secreta, bien pudieraser que volviesen para consolarnos y darnos buenos consejos. Pero si sabemos ms queellos, si el alma se ha ido confusa y atemorizada, como en el caso de un alma infantil,entonces nuestra obligacin inexcusable sera acompaarle hacia lo Invisible tan lejoscomo alcanzase nuestro poder, hasta que sintiramos la llegada de los Angeles (de losque se hablar ms despus), y entonces sabramos que la persona amada quedaba

    bajo su custodia, y que todo estaba bien.Y puede que venga a nosotros si lo pedimos ese ngel que proporciona sueo a losseres queridos, ese sueo profundo y bien conocido que envuelve a los vigilantes de losmuertos, y que no se parece a ningn otro sueo; y tambin de ese sueo nosdespertaremos una maana tranquila, ya que se nos ha permitido mirar por las puertasabiertas y ver que ms all del Umbral no hay ni miedo ni olvido, sino otro mundo, otrafase de la vida.De este sueo que el ngel de la Muerte da a los seres queridos surgen la tranquilidad yla seguridad; porque hemos visto, aunque no recordemos. Por tanto, cuando llegue lahora, pidamos al Gran Anestesista esta Gracia Menor: que nos alivie el primer desgarrode la separacin y nos capacite mejor para soportar el peso de la vida y cumplir nuestra

    obligacin para con aquellos seres queridos que quedan a nuestro cargo, que dependende nosotros y que nos necesitan.

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    Y, por encima de todo, no olvidemos que en su momento los muertos regresarn, y nosabemos nunca cundo veremos como desde los ojos de un nio pequeo noscontempla un alma que hemos conocido. Dediquemos, pues, ese amor que ya no tieneun cauce mundano para su expresin a la consecucin de un mundo mejor para cuandoregresen aquellos que amamos.

    Por lo menos este servicio s podemos hacrselo. Que ni una de nuestras lamentacionesamargue su viaje, y que en la medida de nuestras fuerzas limemos las asperezas de estemundo para facilitar su regreso.

    2. CRUZANDO EL UMBRAL.

    Cuando se ha agotado todo lo que la ciencia mdica puede hacer, los que aguardan elfinal en la cmara mortuoria se sienten presos de una desbordante sensacin deimpotencia; desean ayudar, pero no pueden encontrar ninguna expresin prctica yoportuna. El consuelo de la religin puede reconfortar a aquellos para quien la vidaespiritual es una realidad, pero para muchos no es ms que una vaga esperanza,

    mientras que para otros una negacin. Tenemos algo que ofrecerles?S, tenemos. Podemos ofrecerles conocimiento. Conocimiento derivado de la experienciade muchas almas que han cruzado el gran golfo, y han regresado para contarnos susaventuras. Conocimiento derivado tambin de la experiencia de esos otros que, aunqueen menor nmero quizs, pero para nosotros ms convincentes, pueden recordar susvidas anteriores. En Europa es raro que se encuentren entre los adultos, pero muchosnios, antes de que las sombras de las cosas mundanas de la casa-prisin se ciernansobre ellos, nos pueden proporcionar el recuerdo de vidas anteriores si se les interrogasagazmente. En Oriente tales recuerdos son corrientes, y constituyen ms la regla que laexcepcin.Este conocimiento sobre la vida oculta del alma no slo puede dar valor y confort a losque dudan, sino tambin losmedios para ayudar activamente a quienes pasan a mejor vida. Ya no necesitamospermanecer ms tiempo con las manos vacas junto al lecho del moribundo. Aunquenuestras manos no encuentren nada ms que hacer, nuestras mentes deben estaractivas, y debemos prepararnos para acompaar a nuestros amigos durante la primerafase de su viaje. Podemos literalmente ponerles en camino, como haramos con unhusped que se marcha.Pero antes de considerar exactamente qu puede hacerse por los que se marchan,debemos comprender en primer lugar el proceso del desprendimiento de la carne.Existen dos clases de muerte, la muerte natural y la muerte violenta; y tambin hay dos

    clases de trnsitos, el pacfico, que es normal, y el no pacfico, que es patolgico. Porquemorir es un proceso tan natural como nacer, y tiene sus normas y sus patologas.La muerte natural es la que tiene lugar gradualmente, desprendindose el alma delcuerpo antes de partir, igual que los dientes de leche de un nio se sueltan de la enca yse caen sin dolor. Sin embargo, la muerte violenta es como la extraccin de un dienterealizada por un dentista. Se produce un forcejeo, un shock, y algo de sangre y dolor. Noobstante, normalmente el Gran Anestesista realiza su trabajo con rapidez, y al primersntoma de ruptura entre el alma y el cuerpo, el Gran Sueo desciende sobre nosotros yya no sabemos ms. Sin embargo, donde existe mucho miedo a la muerte, o un apegodesesperado a la vida, se frustra el trabajo del Gran Anestesista, y es entonces cuandose contemplan esos terribles lechos de muerte donde el alma se marcha luchando.

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    Esto no debe tener lugar nunca, y no necesita tener lugar nunca donde existe unconocimiento adecuado del proceso de la muerte y de la vida despus de la muerte. Elmoribundo debe rendirse en las manos del ngel Compasivo con lamisma confianza y gratitud que pondra en los buenos oficios del mdico que leadministra la anestesia que proteger su consciencia del trabajo del cirujano. Tan pronto

    como el ter realiza su trabajo compasivo, se difuminan el dolor y el miedo y dormirdurante un rato sin saber nada. Lo mismo ocurre con la muerte, el ngel Oscuro vacerrando una a una las avenidas del consciente, y nos dormimos dentro de nosotrosmismos mientras se desarrollan los procesos de separacin del cuerpo y del alma.Cuando ha pasado todo es cuando estamos libres del cuerpo, y el ngel abrir de nuevolas puertas de la conciencia en un plano ms elevado, y volveremos a vivir, aunque enotra dimensin. Puede resultarnos difcil darnos cuenta a qu clase de vida tenemos queabrir los ojos cuando una vez ms amanezca el da, pero de lo que s podemos estarseguros es de que cuando despertemos en la vida siguiente, nos parecer tan normal ytan natural como la vida-Terrenal a la que estamos acostumbrados porqueencontraremos que estamos adaptados a la misma.

    El alma que va al encuentro de la muerte con comprensin, invocando la actuacincompasiva del ngel Gris, y acogiendo sus prcticas curativas, se deslizar fuera delmarco del tiempo y del espacio con la misma tranquilidad y firmeza que un gran barcocuando se hace a la mar. Los cambios sobrevienen gradualmente, no hay ni traumatismoni sorpresa, y mientras desaparece una costa, comienza a despuntar la otra por encimade la lnea del cielo.Insensiblemente nos hemos separado del cuerpo sin darnos cuenta. La concienciainferior ahora est profundamente anestesiada. La conciencia superior se est abriendo,y nos encontramos en lo que ha sido calificado con distintos nombres, pero que nosotrosllamaremos el Cuerpo de Luz. Esto no es lo mismo que el aspecto del cuerpo fsicollamado Doble Etreo, o sutil, y magntico. Esto es precisamente lo que anestesia elngel Gris, ya que es en esto donde tienen lugar los procesos fsicos de la muerte; peronada sabemos acerca de ellos, al menos no ms de lo que sabemos sobre la operacinque nos hacen cuando nos encontramos bajo la accin del cloroformo.No obstante, no todos caen en un profundo sueo cuando cruzan las Puertas de laMuerte. Las almas que tienen un cierto grado de desarrollo psquico las cruzan con plenaconciencia. Porque, aunque el cuerpo fsico cae en un estado de insensibilidad, nodebemos dar por sentado que el alma est inconsciente. Cualquiera que haya tenido laexperiencia de un trance sabe que esto no es necesariamente as, y que la conscienciapuede transferirse del cuerpo al alma y quedar inclume. Esto es lo que ocurre en lamuerte. La consciencia se transfiere del cuerpo al alma, y el alma parte hacia su lugar en

    los Planos Interiores llevndose consigo la consciencia.Nos podemos preguntar si el alma no se encontrar sola y perdida cuando llega almundo-Cielo, pero todos los que han regresado para hablarnos del camino de la muerte,y son muchos, estn de acuerdo en que ste no es el caso. El mundo-Cielo resultafamiliar al recin llegado, y por esta razn, todos estamos acostumbrados a ir all duranteel sueo, cada noche!Existe una vida de sueo propia del alma de la que la persona media no tiene concienciaalguna, porque no recupera la memoria cuando despierta. Se encuentra ms all delmbito de la ensoacin, que es puramente subconsciente, y el alma del pequeodesarrollo psquico permanece profundamente dormida mientras est fuera del cuerpo, oen el mejor de los casos, en un estado de aturdimiento difcil de despertar. Precisamente,

    en el despertar del alma a este nivel de conciencia se producen esos sueos que no soncomo los sueos ordinarios, y que forman parte de la experiencia de mucha gente.

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    La persona desarrollada psicolgicamente presenta una gran ventaja cuando llega elmomento de cruzar las Puertas de la Muerte, puesto que las atraviesa con plenaconciencia. No duerme el sueo de la muerte, sencillamente pierde conciencia del planofsico mientras que conserva todas sus facultades. Cualquiera que haya experimentadoun trance sin prdida de conciencia, o un sueo lcido, ha muerto y ha resucitado de

    nuevo, y se dar cuenta de que la muerte es exactamente lo mismo.Pero aunque el mundo-Cielo no nos resultar desconocido, sino que nos parecer quehemos vuelto a visitar el hogar de nuestra primera infancia, no por ello dejamos desentirnos menos inquietos. Existe la caridad organizada en el otro mundo igual que enste, y hay almas incorpreas dedicadas a la tarea de recibir y cuidar de los recinllegados, acompandoles hasta que se encuentran como en casa.Es bien sabido que con frecuencia los moribundos exclaman diciendo que ven una granluz, y que en esa luz estn los rostros de amigos y parientes fallecidos con anterioridad.Siempre que existe un fuerte vnculo de amor entre almas que se encuentran en distintaspartes del golfo de la muerte, las que se encuentran en la ms lejana invariablementedescienden hasta la orilla para dar la bienvenida al recin llegado cuando arribe.

    Es algo verdaderamente estupendo saber que a medida que el mundo se aparta denosotros, la costa del mundo futuro se eleva en el horizonte de la consciencia, y que enaquella orilla estarn aguardando nuestra llegada todos los que nos han querido y noshan precedido en lo desconocido. Nos encontraremos entre rostros familiares, como nosconsta por los saludos que pronuncian muchos moribundos como ltimas palabras.Pero qu ocurre con quienes carecen de vnculos fuertes en el otro mundo? Se lesdeja sin reconfortar? Desde luego que no. Sern recibidos por los que ya conocieron elamor no correspondido en la tierra, y quienes han entregado al servicio de todos eseamor que en su da fue rechazado. Acuden a recibir a los que no tienen amigos, aaquellos que durante sus vidas respectivas han realizado esos ideales que, aunque demanera difusa e imperceptible, constituyen para cada alma la meta ms noble; y, con suayuda, el alma avanza hacia sus lecciones y sus logros.

    3. AYUDAR O PERJUDICAR AL MUERTO.

    El tema de la comunicacin con los que se fueron siempre ha sido engorroso. Por unaparte, tenemos a los que niegan su posibilidad y dicen que las susodichascomunicaciones son o un fraude, o una ilusin, o un gesto de credulidad; por otra parteestn los que admiten la posibilidad del trfico con los muertos, pero lo llamannecromancia y lo condenan sin paliativos. Mientras tanto, los que han perdido a sus seresqueridos pueden recurrir cada vez en mayor nmero a los mdiums que actan, o dicen

    actuar, como telfonos psquicos entre este mundo y el venidero.Los que gozan de amplia experiencia en la materia coinciden en que si bien lacomunicacin con los muertos no debe condenarse en trminos generales, s se requiereuna aproximacin cautelosa, y en condiciones escogidas cuidadosamente, ya que elestado de dolor extremo y de trastorno emocional desesperado no es ciertamente lacondicin ideal para dicha aproximacin. A veces, el estado mental de los afectados estal que es aconsejable que los muertos regresen para proporcionar la seguridad deseada;pero esto constituye un acto de sacrificio por parte de estos ltimos, y posiblemente nadapuede ser peor para el alma que se aleja que el que se le reclame repetidas veces paraque se comunique con los que deja atrs. Sujetar al alma a la vida fsica de esta maneraes un acto de gran egosmo, aunque sin duda no sea intencionado; trastorna a quien ha

    entrado en la luz, y le impide adaptarse a sus nuevas condiciones. Es como si una madreafectuosa metiese a su hijo en un internado, y luego le reclamase permanentemente,

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    llorando su soledad y lamentando la prdida. Cul sera el estado mental de un nio querecibiera semejante trato? No obtendra ningn placer de sus nuevos compaeros ni delos deportes, y no sacara ningn provecho de sus lecciones. Nosotros, si persistimos enreclamar a los que se han ido a travs de la instrumentalidad del mdium, estamosactuando con la misma insensatez y egosmo que esa madre alocada.

    Tan pronto como termina esta vida, comienza la prxima, y los muertos tienen su propiatarea que realizar. Debemos contentarnos con dejarles que lo hagan libremente y a sumanera, al igual que una mujer, por muy amorosa y amada que sea, debe contentarsedejando que su marido y su hijo salgan a realizar su trabajo en el mundo.Resulta llamativo en las comunicaciones que se reciben de los que se han ido que losmuertos recientes son muy asequibles a la comunicacin, y entonces, despus de untiempo, parecen pasar a un plano ms alejado donde dicha comunicacin deja de serposible. Si insistimos en llamarles, no pueden realizar esta transicin y quedan vinculadosa la tierra. El proceso de la muerte resulta incompleto, y no pueden acceder a sudescanso. Mientras que si bien puede ser justificable, o incluso recomendable,restablecer comunicacin con los que acaban de fallecer, resulta poco recomendable de

    todo punto mantener esta comunicacin indebidamente. Debe ser suficiente paranosotros que los que se van nos enven unas palabras comunicndonos que han llegadobien a la otra orilla. Una vez hemos recibido ese mensaje, debemos quedarnos contentos.El estado en el que entran los muertos inmediatamente despus de su partida es unestado intermedio y transicional, un estado en el que pueden ocurrir ciertas patologaspost-mortem. Los casos en los que no todo ha ido bien se retrasan ah, aguardando quese solucionen sus problemas. Normalmente el alma transita rpidamente por esta fase,dejndola atrs. Un retraso en esta fase no es muy deseable. Debe acelerarse al alma ensu trayecto, y es con este objetivo con el que la Iglesia Catlica celebra las misas dedifuntos; estas misas tienen un gran valor, y el principio de las mismas deberaintroducirse en la liturgia de todas las creencias. No debemos pensar que hemostributado nuestro ltimo servicio a los muertos cuando se ha terminado la ceremonia delfuneral, pues los consuelos de la religin deben ser una continuacin durante este estadiode transicin hasta que se encuentran bien establecidos en su nueva vida. Mientrasqueden trazas de vnculos terrenales, debe proveerse al alma con la proteccin y la guade la religin organizada.Este estadio intermedio entre vida y muerte no es lo mismo que el Purgatorio. Se tratams bien de un estadio de arribada donde el alma pone pie en la orilla, recoge suequipaje y saluda a sus amigos. El Purgatorio podra definirse como una cuarentenapsquica. Slo despus de que el consciente se ha acostumbrado a una vida incorpreapuede el alma enfrentarse a la purificacin del Purgatorio. Dejemos claro que el

    Purgatorio no es punitivo, ni tampoco eterno, sino que consiste en obligar al alma a hacerfrente a sus propios resultados. Las reacciones del alma ante esos resultados constituyenprecisamente los fuegos purificadores. El Purgatorio no es un lugar, sino un estado deconsciencia; pero puesto que en los Planos Interiores todos los que tienen la mismaapariencia tienden a juntarse, a efectos psquicos y prcticos el Purgatorio tiene unalocalizacin astral concreta.Cuando las almas atraviesan su purgatorio es cuando se rompen los hilos decomunicacin con el mundo. Cada alma debe entrar en el silencio para poder pasar porlos fuegos purificadores. Nadie puede ayudarles all. Deben mantenerse sobre suspropios pies y caminar con la luz que tengan. Es la nica manera de que aprendan laleccin. No podemos aprender por otros, de la misma manera que no podemos comer

    tampoco por ellos. Debemos entregar a nuestros seres queridos en las manos de losSeores de Karma una vez llegado este momento. Nos reconforta saber, sin embargo,

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    que su propsito es hacer, y no romper, el alma, y nadie recibe ms de lo que puedesoportar, ni tampoco ms de lo que puede asimilar y destinar a un buen uso.El esotericista no estara de acuerdo con la doctrina catlica en que las misas para losmuertos pueden ayudar a un alma en el purgatorio. Mantiene que el valor de lasoraciones del sacerdote y de sus amigos reside en la influencia que ejercen sobre el alma

    durante el perodo intermediador; una vez que el alma ha pasado por esta fase encuentrasu lugar en el gran ciclo de la vida en los Planos Interiores, donde se le atender.Despus de que el alma sale del Purgatorio no slo es posible, sino tambin legtimo,restablecer comunicacin con ella, siempre y cuando se empleen los mtodos correctos.Si somos capaces de elevar la conciencia a planos psquicos superiores, podemos entraren contacto teleptico por nuestra propia voluntad con los que se han marchado, y or suvoz con el odo interior. No es recomendable intentar verles con visin psquica, porqueesto pertenece a un sub-plano del Astral inferior a aquel donde los benditos difuntos,limpios de sus pecados, tienen el privilegio de vivir. La clarividencia es el mtodoadecuado para establecer comunicacin con los que han pasado al mundo-Cielo.Llama la atencin que las descripciones del mundo-Cielo son casi siempre de segunda

    mano; al psquico se le dice cmo es ese mundo, pero realmente no lo ve. Existen,evidentemente, excepciones a esta regla general en el caso de psquicos con dotesextraordinarias, o en circunstancias excepcionales; pero en trminos generales es unaregla slida, y podemos saber que si vemos a los que se han ido en una visin psquica,estn an en el mundo intermedio, y que cuando hayan llegado a salvo al mundo-Cieloles oiremos, pero no les veremos cuando intenten establecer una comunicacin directa.Por tanto, cuando intentamos entrar en contacto con ellos, debemos escuchar, pero nomirar; y no es del todo irrazonable esperar or por lo menos una palabra de salutacin enesa todava vocecilla de la conciencia. Una vez se ha establecido el contacto, habrveces en que tendremos una impresin clara de una presencia tan tangible, quesentiremos que slo con alargar la mano la tocamos; pero si abrimos los ojos noencontraremos nada ah.Desde sus planos, los muertos son mentes sin cuerpos, y cuando hablan se dirigen anuestros sentidos mentales y no a los corporales. Es decir, que es la intuicin la que lospercibe, y no la vista.Es bueno y normal que se establezca una comunicacin intuitiva entre los muertos y losvivos, ya que despoja a la muerte de sus terrores. Debemos contemplar a los muertoscomo seres que viven en otro estado de consciencia, y no en otro lugar. Si podemossintonizar con sus vibraciones, podemos orles y hablar con ellos. De hecho podemoshablarles ms fcilmente que orles, dado que al ser incorpreos los muertos sonnormalmente psquicos. Por esta razn deberamos guardar cuidadosamente nuestros

    pensamientos relativos a los muertos, y proponernos en especial superar nuestro dolor yaprender a asumir su partida. Nuestra actitud hacia los muertos debe ser la misma que laque tendramos si se hubieran marchado a ultramar a buscar fortuna. Enviaramos a unhijo o a un ser querido emigrantes unas frasesde aliento, para animarles en su empresa lejana. Si por el contrario, les remitimosconstantemente palabras tristes, relatando nuestro sufrimiento por su ausencia,podemos esperar que se reciban nuestras cartas con agrado? No ser ms bien quese teme su llegada como si fuera un suplicio? Cul debera ser nuestro objetivo?Ayudar y animar y querer a los muertos, o disfrutar con nuestro dolor aliviando nuestrossentimientos a su costa? El vaco y la soledad, la prdida del ganapn y protector, o delcompaero de toda la vida, son sin duda dolor osas, pero es un dolor que debe

    sobrellevarse con valenta para que nuestra oscuridad no ensombrezca al ser amado.Debemos aceptar nuestra suerte con alegra, de manera que se sientan libres para

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    atravesar las grandes experiencias del alma, y entrar en su descanso con la mentetranquila.

    4. LA SUPERACIN DEL DOLOR.

    La manera en que nos enfrentamos al sufrimiento es una de las mayores pruebas paranuestra comprensin espiritual. Nuestra actitud hacia la muerte del cuerpo, bien lanuestra propia o la de algn ser querido, depende de lo que realmente creamos que es lavida. Miramos acaso en nuestros corazones el cuerpo fsico como un hombre real, ytodo lo que significa para nosotros en el plano fsico como fundamento de nuestrarelacin con el alma que amamos, encarnada en ese cuerpo? Pero acaso sabemosrealmente, basndonos en nuestra experiencia de las cosas interiores, que el hombre esun ser espiritual, eterno e inmortal? Ser entonces cuando seremos capaces de mirarms all de la muerte del cuerpo, a esa vida que se esconde con Cristo en Dios.Hay ms de una clase de amor, y el sufrimiento nos revela de qu clase es el nuestro. Laclase ms baja de amor tiene que ver ms con el hambre que con cualquier otra cosa.

    Tenemos hambre de afecto, de cuidados y de atencin. Cuando de repente el sufrimientonos abandona a nuestros recursos, sentimos los latigazos del hambre emocional.Otra clase de amor, y que tampoco es ms elevada que la egosta, alivia la tensinemocional con el derroche de afecto y servicio hacia el ser amado, sin pararnos a inquirircon demasiado detenimiento cules pueden ser sus necesidades.Esta clase de amor a la que de repente se le niega su expresin replegndola sobre smisma sacude la naturaleza hasta sus cimientos y es responsable de muchas crisisdespus del sufrimiento.Puede parecer una cosa extraa, pero el amor verdadero no tiene una naturalezaemocional, sino que es una actitud del alma hacia la vida. El amor verdadero es unaradiacin espiritual, como la luz del sol, y como el sol brilla sobre lo bueno y sobre lomalo, lo justo y lo injusto, sin ser ciego a su condicin, pero amndolos de todas formas.Este es el amor ms noble, y en sus alas est el consuelo.El amor verdadero procede de una naturaleza amorosa, y no de emociones estimuladas.Es la nica clase de amor que garantiza la felicidad en el matrimonio o en cualquierrelacin en la vida, y no es sta la clase de amor que conduce a crisis mentales y doloresextremos cuando la muerte se lleva al ser amado.Es cierto que siempre deben existir el shock y el vaco cuando nos es arrebatado aquelen cuyo amor nos hemos apoyado durante aos, ya que debemos reajustar toda la vida;pero ese shock no debe ser de tal naturaleza como para que se derrumbe toda laestructura de la existencia. Si ocurre esto, podemos saber que hemos pecado contra el

    Segundo Mandamiento. Nos hemos forjado una imagen falsa y la hemos adorado, en vezde conocer y servir al nico Dios verdadero.Slo puede haber un centro verdadero de la vida, y se es Dios. Podemos tenercompaeros y camaradas muy queridos a lo largo del camino de la vida, pero la vida ens misma slo tiene un centro. Si el eje de la rueda est en otro lugar que no sea el centroexacto, la rueda se queda descentrada e intil. Nosotros y nuestros seres amados somoscomo radios en la rueda de la vida, pero tanto para ellos como para nosotros el eje debeser Dios. Cuando tratamos de echar el peso de nuestra vida sobre un radio, en vez desobre el eje, cometemos un error radical, un error que nos desequilibra en todos losplanos.Si nosotros y los que amamos centramos nuestra vida en Dios, la muerte no nos traer

    una sensacin de aislamiento interno, ya que sabremos que nos han precedido en elcamino a la meta que nos habamos propuesto juntos. Si regresaran a nosotros despus

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    de que hubieran fallecido, nos diran, como lo hizo el Cristo Resucitado a los discpulos,que lamentaban su muerte: Ved, os precedo en Galilea.Para quienes estn unidos en el espritu, la muerte no es ms que una separacintemporal. Habr soledad, y habr pesos que uno tendr que soportar slo cuando anteslos haba compartido con el otro, pero no existe esa sensacin de aniquilacin espiritual

    que arrasa a quienes han depositado sus tesoros donde slo quedarn gusanos y roa.Es la certidumbre interior de un vnculo duradero la que a veces nos sirve de ancla en elsufrimiento. Para muchos, se trata de una certidumbre que ninguna filosofa materialista,ni ninguna demostracin de mortalidad puede afectar. Pueden no entender losfundamentos sobre los que reposa su certidumbre. Para ellos puede ser una creenciaciega, que se admite ilgicamente. No obstante, ah est, como un hecho de la vidainterior.Sin embargo, el mstico, con este conocimiento de los Planos Interiores, es capaz deexplicar este sentimiento y demostrar que se trata de una verdadera intuicin psquica, yen modo alguno ilgica. En los Planos Interiores no existen ni tiempo ni lugar comonosotros los entendemos. Estamos cerca de aquellos con los que estamos en relacin

    emocional, y lejos de aquellos con los que no sintonizamos emocionalmente. Cuandoexiste una verdadera sintona entre dos almas, estn literalmente unidas en los PlanosInteriores, donde estar en una mente significa estar en un sitio. Demasiado bien sabemosque es perfectamente posible compartir cama y mesa, y sin embargo, estar tanseparados como las estrellas. Tambin es un hecho de la experiencia interior que siexiste una verdadera unin espiritual permanecemos en contacto, donde quiera que seencuentren nuestros cuerpos.Si observamos la vida, comprobaremos cuan cierto es esto. Existe una diferencia muysutil entre un hombre o una mujer verdaderamente bien emparejado y el que no lo est.No necesitan estar juntos para que sea evidente, ya que se trata de una sutil diferenciapsicolgica, y la separacin no le afecta. El hombre o la mujer que ama y es amadoretiene esa sensacin de plenitud espiritual, incluso cuando estn separados duranteperodos largos. Los psiclogos saben bien que la falta de este emparejamiento, que losesotericistas llaman Polarizacin, es causa de muchas enfermedades nerviosas, y questas ocurren incluso en el matrimonio cuando no existe ninguna afinidad espiritual nicompaerismo.Si continuamos amando y siendo amados aun despus de la prdida del ser amado, nose produce esta viudedad espiritual, y no quedamos desemparejados. La influenciaintangible del amor contina dejndose sentir, y la personalidad permanece polarizada.El vnculo de la unin fsica se debilita con el paso de la juventud. El vnculo de la uninemocional se rompe cuando la personalidad desaparece de la visin fsica, pero el

    vnculo de la unin espiritual sobrevive a cualquier ruptura de unin espiritual, de tiempo ode espacio, y contina inspirando y protegiendo a los que se encuentran sujetos por estelazo, en cualquier plano.El vnculo de unin espiritual resulta ser un idealismo comn, una camaradera en lascosas del espritu. All donde existe, durar tanto tiempo como dure el espritu, ya que estan eterno como Dios, su dador. Esta comunin espiritual contina ininterrumpidamentedespus de la muerte del cuerpo, y despus de todas las experiencias post-mortem delalma. No requiere poderes psquicos que le colocan al alcance de la conscienciamundana. Es como el sonido de un arroyo; podemos no orlo cuando nos encontramosocupados en la tarea de nuestros asuntos, pero en la quietud de la noche, cuando se hanacallado todos los ruidos, omos el discurrir constante del agua, hora tras hora, y

    sabemos que ha estado sonando todo el da, aunque no lo hayamos odo.

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    Cuando el amor espiritual nos llega desde los Planos Internos, slo tenemos que alertarlos sentidos externos por un momento para orlo brotar como un arroyo, en un discurrircontinuo, que nos llega en todo momento desde el alma eterna y segura que nos haprecedido en el Pas Futuro. Y nosotros por nuestra parte, si an amamos, tambinpodemos enviar un flujo continuo que reconforta a nuestro ser amado. Juntemos, pues,

    todo nuestro coraje para que el arroyo del amor no pueda arrastrar los restos deesperanzas muertas a los Planos Internos, los detecte psquicamente nuestro ser queridoy se entristezca. Mantengamos vivas nuestras esperanzas trabajando por los ideales quetan queridos fueron para ambos. De esta manera, podemos construir un tnel a travs delcual an pueden fructificar esos ideales, ya que nuestra camaradera con el ser queridopuede continuar por el Camino del Servicio.

    5. EL TIEMPO SEALADO.

    No deseamos tener hacia la muerte la actitud fatalista del mahometano, por mucho quepodamos admirar su coraje; tampoco el aterrorizado apego a la vida de muchos que se

    llaman cristianos. Cualquiera que tenga cierto conocimiento de la astrologa sabe quepuede predecirse con una considerable exactitud el momento en que con mayorprobabilidad puede llegar la muerte. Pero si tambin tiene alguna experiencia prctica desemejante arte, sabe igualmente que no ocurre necesariamente todo lo que se vaticina.Hay muchos factores importantes que deben tenerse en cuenta en un horscopo, y eljuicio, en definitiva, no es la respuesta a una suma aritmtica, en cuyo caso slo podrahaber un resultado, sino la opinin del astrlogo sobre el resultado final de un nmeroindefinido de factores contrapuestos. La astrologa es mucho ms un arte que unaciencia, y el factor personal, tanto en el interesado como en el astrlogo, es muyimportante.Sin embargo, nadie puede negar que hay mareas de muerte en cada horscopo, mareasque el alma puede atravesar fcilmente, cruzando la barra del puerto para adentrarse enel Gran Ms All. Entonces se aflojan las cuerdas, y si se produce un estrs repentinopueden romperse. Por otra parte, puede entrar en juego una fuerza compensatoria: la fe,o la fuerza de voluntad del propio interesado, o de alguien prximo a l, puede sersuficiente para mantener el alma en el cuerpo hasta que haya pasado la marea, y el nudode la vida se reanude automticamente. En tal caso podemos decir literalmente que se haentrado en una nueva vida, y que hay muy pocas posibilidades de muerte hasta que losplanetas vuelvan a colocarse en una posicin fatal. Resulta muy instructivo hacer unhorscopo retrospectivo, si es que puede emplearse semejante trmino, y observar culfue la posicin de los planetas durante los perodos de crisis en el pasado. Podramos

    encontrar que pueden haber habido ms de un perodo durante el cual el ngel de laMuerte estuvo cerca, pero pas de largo. Lo que ha ocurrido una vez puede ocurrir denuevo, y es tan imprudente asumir la certidumbre de la muerte antes de que salga larespiracin del cuerpo como contar los pollitos antes de tener los huevos.Hay una cosa segura: si la vida est desequilibrada, el conocimiento de que un astrlogoha emitido sentencia de muerte puede ser un depresivo muy poderoso, y servir parainclinar la balanza. En mi opinin, sin embargo, por muy clara que aparezca escrita lamuerte en un horscopo, ningn astrlogo debe revelarlo jams, sino que debecontentarse con decir que ser un perodo crtico para la salud del interesado. Esto sersuficiente como advertencia, sin introducir una autosugestin paralizante.Podemos asumir, entonces, que hay perodos durante los cuales es posible que salga el

    alma, pero no es obligatorio que as ocurra. Estos perodos deben ser necesariamentetiempos de ansiedad, pero no debemos adoptar una actitud fatalista hacia ellos,

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    acostndonos y dejndonos morir sin luchar, porque nuestros planetas son adversos.Marte puede tener algo que decirle a Saturno, y puede decrselo efectivamente.Slo puede entenderse como una desgracia si la muerte se produce antes de las tresveintenas y diez, porque cada encarnacin requiere un largo perodo de preparacinantes de alcanzar madurez de facultades, y podamos madurar lo que hemos plantado.

    Tener que pasar de nuevo otro perodo de infancia, niez y juventud antes de haberrecuperado el total de lo invertido en valores de vida en el perodo presente es unadesgracia, aunque no necesariamente una tragedia si se contempla en el amplio paisajede una vida en evolucin. Por tanto, debemos reforzar con todos los medios a nuestroalcance la batalla contra una muerte prematura; pero despus del tiempo otorgado, a noser que tengamos algn trabajo por terminar, seramos prudentes en aceptar nuestrodestino cuando llegara, dejndonos llevar tranquilamente por la corriente, seguros de quenuestra vida est oculta con Cristo en Dios. Es mejor partir y tomar un cuerpo nuevo, queaferramos a uno que cada vez se hace ms inhabitable. Si hemos pasado el tiempoadjudicado, bien podemos decir: Seor, permite ahora que tu siervo parta en paz.Con esto no quiero decir que deba entenderse que debemos rechazar las precauciones

    ordinarias y las medidas preventivas. Es nuestra obligacin llevar a buen trmino lasleyes de la Naturaleza mientras estemos bajo la jurisdiccin de dichas leyes. A lo que merefiero es a la actitud de la mente. Podemos luchar valerosamente contra la muerte hastala ltima trinchera, conservando juntos el cuerpo y el alma con todo el poder de unavoluntad concentrada; o podemos dirigir nuestros pensamientos hacia el mundo-Cielo eintentar alcanzarlo. Antes de los sesenta aos debemos luchar contra la muerte conrecursos espirituales y materiales; pero despus de ese tiempo, a no ser que existaalguna razn concreta para lo contrario, como obligaciones sin realizar o trabajo sincompletar, lo mejor que podemos hacer es ponernos en las manos de Dios, porque El nollamar a Su siervo antes de que su trabajo est terminado y haya llegado el tiempo deldescanso.No debemos olvidar nunca que la ley espiritual y el karma no son la misma cosa. Es elkarma el que causa la muerte prematura del cuerpo, pero es la ley espiritual la que retirael alma de la reencarnacin cuando ha madurado el tiempo. Pueden utilizarse fuerzasespirituales para contraatacar un mal karma, pero no hay nada que pueda o deba usarsepara contrarrestar la ley espiritual. Nuestro mayor bien radica en su cumplimiento.Debemos evitar pensar que la muerte es una tragedia final. Hay condiciones bajo lascuales puede constituir una desgracia para todos los afectados, tanto para el alma que semarcha como para los que la rodean. Pero por otra parte, bien podra ser el estadiosiguiente de la vida. Slo el hombre hundido en la materia llama al ngel de la Muerte elGran Enemigo. Su nombre esotrico es el de Abridor de las Puertas de la Vida.

    6. LA COSTUMBRE TRADICIONAL Y EL HECHO PSQUICO.

    Existen muchas costumbres antiguas relacionadas con la marcha de un alma que tienesus races en el hecho psquico, y que no son meras supersticiones. Algunas,naturalmente, tienen origen precristiano y su validez ha terminado; otras siguen siendovlidas, y es til considerarlas.Entre estas ltimas se encuentra la preciosa costumbre de colocar velas y flores frescasen la cmara mortuoria tan pronto se ha marchado el alma. Existe un breve intervaloentre la desanimacin del cuerpo fsico y la retirada del alma del doble etrico. Duranteeste perodo el alma permanece prxima a su vehculo fsico, desenganchndose

    gradualmente de las redes de la materia y reorientndose en su nuevo estado. El dobleetrico, al que se le ha cortado el abastecimiento de prana, o vitalidad etrica que deriva

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    del sol durante la encarnacin, y que an no se ha ajustado a su nueva condicin, estpreparado para extraer esta vitalidad de cualquier fuente disponible. Este hecho explica larepentina sensacin de cansancio y decaimiento, o incluso miedo, que frecuentementeasalta a aquellos cuyas obligaciones les colocan en proximidad inmediata con los cuerposmuertos, a no ser que se hayan protegido con el escudo de la dureza. Los que han

    amado al muerto son especialmente sensibles a esta clase de decaimiento.No obstante, es un acto indiscutiblemente humano el acompaar a las almas que se hanido con pensamientos de amor y de proteccin mientras que atraviesan el perodo deajuste; e incluso podemos, en ciertos casos, pensar que es prudente que un alma que seha marchado en un estado de miedo y de pesar se aferr por un tiempo a nuestravitalidad fsica, antes de que se le persuada de que debe aceptar la tarea de vivir sunueva vida. Estos asuntos deben juzgarse con prudencia y con compasin. Sin embargo,debemos retener siempre in mente que la ayuda que proporcionamos a los muertos debeestar encaminada a ayudarles en su transicin a su nueva vida, y no a mantenerles en unestado intermedio, que puede inducirles a adquirir el hbito de muertos en vida,quedando, pues, vinculados a la tierra.

    Existe una gran diferencia entre una relacin mental y una relacin etrica. Esta ltima noes deseable, ya que se convierte rpidamente en patolgica tanto para los vivos comopara los muertos, y por tanto no debe consentirse jams que se produzca.Sin embargo, existir siempre un deseo instintivo, involuntario, de alcanzar una vitalidadetrica mediante el doble etrico mientras comienza su desintegracin, y no slopodemos proteger a los vivos, sino tambin ayudar a los muertos con la comprensin dela naturaleza de este fenmeno, y actuando en consecuencia.El fuego es una forma elemental de vida etrica, y la llama al descubierto de una vela,totalmente expuesta al aire, emana una considerable cantidad de sustancia etrica. Sicolocamos velas encendidas alrededor de la cama del muerto y la cubrimos con floresfrescas, habr disponibles suficientes emanaciones etricas como para hacer frente a lasnecesidades del doble etrico, ayudarle a concluir su perodo de transicin, e impedir querecurra a la vitalidad de los vivos. Desde todos los puntos de vista esto es ms naturalque permitir que los muertos entren en lo que bien podra terminar siendo una relacinincompleta con los que permanecen detrs, y al mismo tiempo es ms humano que el noofrecerles ninguna ayuda.No es correcto dejar a los muertos solos y abandonados durante el intervalo existenteentre su muerte y el funeral del cuerpo, cuando se les da el ltimo adis; tampoco es nideseable ni necesario mantener una continua vigilancia a su lado, pero es buenoarrodillarse en oracin junto al cuerpo tres veces cada da, a la maana, al medioda y ala noche, y si esto no fuera posible, proyectar nuestros pensamientos hacia el lugar

    donde yace, e imaginarnos que estamos all arrodillados en oracin. Esto constituye unagran ayuda para los que se han ido, y no debe abandonarse, ya que despus del funeralcristiano, es el mayor servicio que podemos hacer por los muertos.No es bueno quemar incienso en la cmara mortuoria, porque los efluvios del incienso seprestan con demasiada facilidad a la materializacin, y nuestro propsito consiste enayudar al alma que se va a pasar lo ms rpida y fcilmente posible las fases de lamuerte, hasta entrar en la vida espiritual, de manera que no permanezca merodeando enla atmsfera terrestre, donde se ha producido la muerte patolgica.El cerrar las persianas cuando se produce una muerte es otra costumbre enraizada en elhecho psquico. Nada dispersa un doble etrico tan deprisa como la luz solar, y al objetode que el proceso que sigue inmediatamente a la retirada del alma del cuerpo no se

    acelere indebidamente, se cierran las persianas, eliminando la luz solar, dejando quesean slo las llamas vivas de las velas las que alumbren la cmara mortuoria.

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    mejor que el roble, que dura demasiado. Si no es posible someter el barro a la accinrpida y purificadora del fuego, dejemos que la tierra compasiva realice su tarea a sumanera, devolviendo los elementos de la mortalidad cada uno a su lugar correspondienteen la naturaleza. El alma no estar verdaderamente libre hasta que esto haya ocurrido.Alguna sombra de tierra permanecer para nublar su despertar.

    7. LA MUERTE DEL CUERPO.

    El cuerpo humano es una mquina, que para la integridad de sus partes y elabastecimiento de su trabajo depende, como cualquier otra mquina, de la gasolina. Esuna mquina para generar energa, la energa que emplea la personalidad en el procesodel desenvolvimiento espiritual; puesto que es mediante las experiencias sufridas en elcuerpo que el alma recoge el material en bruto sobre el que trabaja durante el proceso desu evolucin. El ocultista que sabe estas cosas no se muestra, pues, sentimental sobre elcuerpo fsico, sino que trata de conservarlo en buen estado mientras los posee, porqueno puede hacerse un buen trabajo con una herramienta mala.

    Debemos aprender a pensar en la muerte como en una parte del proceso del crecimiento.Una oruga muere como gusano para renacer convertida en mariposa. En muchas de lasformas inferiores de la existencia el ciclo de la vida se desenvuelve bajo nuestros ojos.Sin embargo, en las formas superiores, parte del ciclo tiene lugar en la esfera visible de lamateria, y otra parte en la esfera invisible de la mente. Lo que llamamos nacimiento es elproceso de adopcin de un cuerpo fsico, y lo que llamamos muerte es el proceso deabandono del mismo; y as como los procesos de nacimiento incluyen algo ms que elparto, tambin los procesos de muerte incluyen ms que el fin de la respiracin.Si, naturalmente, con la muerte nos referimos simplemente a la parada de la mquinahumana, entonces la muerte es una ocurrencia instantnea, como se cree que espopularmente. Pero si con la muerte queremos significar la suma total del proceso queconstituye la transicin de una fase de la existencia a otra, entonces estamos hablandode la muerte tal y como la entiende el esotericista, y es en este sentido como laconsideraremos en estas pginas.Hay dos maneras en las que puede llegar la muerte: de manera natural, y de acuerdo conla ley divina; o de manera no natural, como una ruptura de la ley divina. Por raro queparezca, el esotericista no reconoce la muerte por enfermedad como muerte natural. Laenfermedad se debe a una ruptura de la ley de Dios; de alguna forma se ha violentado laNaturaleza, y el resultado es la quiebra de la mquina humana.La muerte natural, la muerte que se produce por designios de la ley divina, slo tienenlugar cuando se ha concluido el karma adjudicado a esa encarnacin. Hasta que no se ha

    hecho, las fuerzas vitales mantendrn la vejez a buen recaudo, reteniendo los poderescasi intactos hasta una edad avanzada, como se demuestra por los muchos ejemplos dehombres y de mujeres que en su intenso servicio a Dios han superado con creces eltiempo adjudicado de los tres aos rcord ms diez.La muerte natural slo se produce por el desgaste de las partes activas de la mquina, o,para cambiar esta metfora por otra ms exacta, por el deterioro de los tejidos. Para sufuncionamiento, la mquina depende del equilibrio entre lo que le alimenta y lo queproduce, y que se conoce tcnicamente como metabolismo. El alimento suele sersiempre en exceso con relacin a la produccin normal, de manera que se puedadisponer de una reserva para emergencias. Durante la infancia y la adolescencia elcrecimiento absorbe esta alimentacin extra, y durante la madurez se gasta en la

    reproduccin. Lo que no se absorba en la reproduccin fsica es, o debe ser, consumidoen la consecucin de algn objetivo emocionalmente satisfactorio, bien sea laboral o

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    ldico. Tan pronto se concluye la fase de crecimiento de la vida, el exceso dealimentacin o de produccin comienza a acumularse en los tejidos, en sus formasqumicas ms compactas. De ah el dicho tan sabio y agudo de que un hombre tiene laedad de sus arterias.La muerte natural puede producirse de varias maneras. A medida que pasa el tiempo, al

    corazn le resulta cada vez ms difcil bombear la sangre a travs de los canales de lasarterias que a su vez son cada vez menos elsticos. El abastecimiento de sangre a losdistintos rganos resulta inadecuado, y en consecuencia, pueden averiarse y dejar defuncionar uno tras otro, desproveyendo al sistema de algn producto o servicio esencial,parando pues la mquina. O bien, una de las arterias ms pequeas, generalmente delcerebro, se debilita de tal manera que ya no puede soportar la creciente presin de lasangre bombeada a su vez por un corazn an en condiciones, y finalmente estalla,causando el bien conocido fenmeno del ataque. Asimismo, el corazn por su partepuede que ya no sea capaz de superar la resistencia de las arterias, y acaba por parar sumarcha rtmica en el momento de vitalidad ms baja, generalmente durante las primerashoras del amanecer, y la persona muere durante el sueo. Esta es la forma verdadera,

    normal y armoniosa de morir. Se introduce la muerte, no con ninguna enfermedad enconcreto, sino con una tendencia a la fatiga que aumenta gradualmente, fatiga que semanifiesta (y se compensa) con el aumento constante de la necesidad de dormir,dedicando cada vez ms tiempo de las veinte y cuatro horas a un olvido tranquilo, hastaque por fin se pierde para siempre la conciencia. Es as como se despide el alma cuandoha realizado su tarea, y ya no le queda nada que hacer en la vida terrenal de esaencarnacin.La muerte no natural o patolgica del cuerpo se produce por la intervencin de un agenteexterno: bien con el dao mecnico de una parte vital; bien con el envenenamiento de losprocesos vitales, con alguna sustancia que ingiere el cuerpo o con los excrementos de lasbacterias alojadas en los tejidos; o cancelando el abastecimiento adecuado de algnfactor necesario para el funcionamiento de la mquina, sea comida, vitaminas, agua, aire,o luz solar.Cualquier enfermo puede encontrar un lugar en alguna de estas tres categoras, y elesoterista las contempla todas como formas de muerte patolgica, ya que, en condicionesdistintas, se podran haber evitado todas. Si no se hubiera producido ese dao, el hombrehabra vivido. Si no hubiera entrado en contacto con el germen virulento, no se habradesencadenado ese trastorno. Si hubiera dispuesto del abastecimiento adecuado para lasnecesidades vitales, tampoco en demasa, de manera que el mecanismo estuviera bienalimentado, tampoco demasiado poco para no debilitar, ahora estara vivo. De estasformas patolgicas de muerte siempre podemos decir que si tal y tal cosa no hubiera

    ocurrido, los muertos no estaran muertos. Por tanto, decimos que estas muertes sontodas no naturales, y si estuviramos viviendo en la edad dorada de la perfeccin de latierra, no habran ocurrido. La forma normal de morir es durante el sueo y a una edadmuy avanzada.

    8. AL ENCUENTRO DE LA MUERTE.

    Si estamos aterrorizados ante la idea de que nos llega la Muerte, vayamos a suencuentro con soltura.Esta puede parecemos una idea extraa, pero en esencia tiene mucho de sensato yprctico. Hay varias religiones, en especial la Catlica Romana y la Budista, que instruyen

    a sus fieles sobre cmo pueden meditar regularmente acerca de sus propias muertes. Setrata de una disciplina muy valiosa, y todos nos sentiramos mejor si la practicamos.

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    Sin embargo, esta meditacin sobre nuestras propias muertes no debera interesarse conla disolucin del cuerpo. El cuerpo no es el verdadero Yo. Cuando nos despojamos de lno es ms que barro, y ya no volvemos a ocuparnos del mismo en modo alguno.Dejemos que los vivos se preocupen por razones sanitarias, pero no por supersticin.Debemos pensar en nosotros mismos escapndonos del cuerpo, liberndonos de sus

    limitaciones, y empezar a imaginar qu clase de vida llevaremos cuando esto ocurra.Podemos vernos a nosotros mismos encontrndonos con aquellos amigos que nos hanprecedido a travs de las Puertas de la Muerte. Si la muerte parece inminente, podemosenviarles mensajes telepticos, pidindoles que salgan a recibirnos. Si realmenteestamos cerca del Umbral, no es raro que nos llegue algn tipo de respuesta. Podemosestar bien seguros de que harn lo ms que puedan para mandarnos seales a travs delgolfo y decirnos que tengamos buen nimo; pero a no ser de que tengamos algndesarrollo psquico, podemos fallar en la percepcin de las seales de respuesta. Puedoponer de ejemplo un caso que conoc de una mujer que recientemente haba perdido a suamada hermana, y que una tarde se sent delante del fuego para intentar ponerse encontacto con ella telepticamente. Lo intent durante algn tiempo sin xito, cuando sus

    intentos de concentracin se vieron perturbados por el perro de su hermana que estabatendido a sus pies, y que al parecer estaba cazando en sueos, como ocurre con muchosperros. De repente, se despert y mir a su alrededor con sorpresa como si esperase vera alguien, y se puso a correr por toda la casa, de habitacin en habitacin, ladrandoalegremente. Esta fue la primera vez que demostraba algn inters o animacin desde lamuerte de su duea. Mi amiga crea que haba conseguido llamar a su hermana, peroque no haba podido percibirla; los perros, sin embargo, son muy psquicos, y el de ladifunta haba sentido su presencia, interpretando su experiencia en su sueo como nosocurre a nosotros, y se despert tan convencido de que la haba visto que corri portodas las habitaciones ladrando y buscndola. Mi amiga me dijo que nada poda habersido ms convincente para ella que esta simple manifestacin de la experiencia de unperro.Pero adems de esos amigos personales en cuyo afecto confiamos, hay otros en losPlanos Interiores cuya compaa podemos buscar, y que podemos conocer incluso antesde nuestra partida. Podemos recordar la promesa de nuestro Seor: No os dejar sinconsuelo, y pedirle que conozcamos a nuestro gua en vida, para que podamos morircon confianza cuando nos llegue la llamada. No obstante, carece de sentido hacer esto ano ser que nuestra muerte est prxima, porque los guas cambian de tarea en los PlanosInteriores, puesto que el trabajo de salir al encuentro de los muertos es uno de losprimeros que realizan cuando llegan, y en su momento pasan a otras obligaciones. Slodescienden hasta la playa a esperar nuestra llegada cuando la barca del alma ha soltado

    amarras.La investigacin realizada por espiritualistas ha revelado cuan importante es el trabajoque se realiza en esa parte del mundo del espritu contiguo al plano terrenal. Existe unaevidencia abundante procedente de fuentes innumerables sobre lo bien que estnorganizadas las bandas de auxiliares invisibles, y que no se permite que ni una sola almapase sola y sin ayuda. Cuando un barco est a punto de zarpar, iza el gallardete azul, ytodos los interesados se apresuran a subir a bordo. Cuando el alma est a punto de salirdel cuerpo, tambin lanza una seal, y en los Planos Interiores hay encargados de vigilaresas seales, y vigilar que todas las almas viajeras sean guiadas, protegidas, y bienrecibidas a medida que se alejan de nuestros lmites de tiempo y espacio.Incluso cuando la Estrella de la Muerte est por debajo del horizonte, haramos bien en

    familiarizarnos con la naturaleza de los estados despus de la vida, de manera que nosacostumbremos a ellos y no nos parezcan ni extraos ni tan terribles. De esta manera,

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    podemos despojar a la muerte de sus terrores con mayor efectividad que de cualquierotro modo.Es ms, podemos encontrarnos con alguien atenazado por ese miedo cruel y terrible dela muerte, que, en secreto, aflige a tantos que han sido educados en los viejos conceptosde muerte y de infierno. Es algo que muy pocas personas confesarn espontneamente,

    y encontrarse con alguien que haya escapado de esa servidumbre es para ellas comouna luz que amanece en la oscuridad.En nuestras meditaciones sobre nuestras propias muertes no nos concentremos tanto enla partida como en la vida en la que vamos a entrar. Pensemos con gozo en las nuevasesperanzas y actividades que se abren ante nosotros. Estaremos libres de las atadurasdel cuerpo, que, a medida que se aproxima nuestro tiempo, se convierte cada vez ms enuna carga para nuestras actividades; resucitaremos en el Cuerpo de Luz, como lollamaban los antiguos; el peso de la edad y de la mala salud se habr disipado, y nosencontraremos en buena forma, vigorosos, y con la conciencia clara y boyante. Al morir,lo que hacemos literalmente es tomar otra posibilidad de vida. Entraremos en esa nuevavida con todo el vigor y el entusiasmo de la juventud, porque en verdad hemos vuelto a

    nacer.

    9. EL LADO OCULTO DE LA MUERTE.

    Los procesos, incluso de la muerte fsica, no son ni con mucho tan sencillos como cree laimaginacin popular, y slo el conocimiento de los aspectos ms sutiles de la muertedieron lugar a muchas de las prcticas funerarias de los antiguos, que en la actualidadconsideramos pura supersticin.Al desaparecer la respiracin se escapa la propia alma, tan despreocupada de su cuerpoabandonado como el polluelo de su cscara. Pero los que quedan atrs s se preocupan,y algunos de los problemas ms sutiles del sufrimiento se deben a los procesos malconocidos que se producen en el barro descartado.Tenemos dos tareas que realizar antes de que termine nuestro servicio al ser amado.Debemos preocuparnos de que el polvo vuelva al polvo lo ms rpida y armoniosamenteposible, evitando que ocurra eso que puede llamarse las patologas de muerte, y tambindebemos seguir al alma que se va con la clase de telepata adecuada hasta que se hayaestablecido a salvo al Otro Lado, y desee entrar all para descansar por un tiempo. Estosdos aspectos de los ltimos servicios a los que se han ido son de gran importancia, ydebemos prestarles nuestra mxima atencin. Adems, no hay nada que nos ayude msen nuestro dolor que pensar que todava hay algo que hacer por aquellos que se han ido,y no quedamos libres de dejarnos llevar sin reservas al paroxismo de la emocin, como

    ocurrira si sintiramos que ya no queda nada que considerar, excepto nosotros mismos.Estudiemos en primer lugar qu ocurre con el cuerpo abandonado y vacoinmediatamente despus de la marcha del alma, porque esto guiar nuestra actitud paracon el cuerpo y nuestra manera de tratarlo. Para empezar, la marcha del alma slosignifica la muerte del sistema nervioso central, ya que an queda gran cantidad de vidaorgnica en el propio cuerpo. No muere todo de una sola pieza. Es ms, durante algunosdas antes de la muerte, o incluso durante ms tiempo, puede que el alma est fuera delcuerpo, flotando en un extremo de la cuerda de plata a algunos pies por encima de lacama, como si fuera un fantasma dormido y perfectamente visible para cualquierpsquico. Mientras dure esta condicin, existe una profunda inconsciencia en todos losplanos, y ninguna clase de sufrimiento. Slo cuando se rompe la cuerda de plata parte

    finalmente el alma, y se produce la muerte real. La recuperacin repentina de laconciencia la causa en ltima instancia el alma, que recobra la conciencia en su propio

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    plano a medida que se aproxima el final, haciendo un ltimo esfuerzo por concentrarse enel cuerpo, al objeto de que el proceso conocido por los ocultistas como la radiacin deltomo-semilla tenga lugar efectivamente.Este tomo-semilla es un ncleo de fuerza del mismo tipo que el del plano fsico, que estretenido por el alma a travs de su evolucin, y que desempea un importante papel en el

    proceso del renacimiento. El trmino radiacin es, naturalmente, metafrico, y representala sintonizacin de este ncleo con cierto tipo de vibracin, y su impresin con ciertasimgenes. Si esto ya se ha hecho, el alma est madura para la muerte, y la ltima carrerapuede que no tenga lugar; por tanto, la ausencia de esta carrera no significa que losprocesos de muerte no van como debieran. Por otra parte, cuando ocurre una muerteviolenta, si el cuerpo est tan destrozado que la muerte es instantnea, no es posibleninguna radiacin del tomo-semilla. Por tanto, los esotericistas mantienen que el almaintenta renacer inmediatamente, antes de que ocurra la segunda muerte, y se marcheigual de rpidamente otra vez, habiendo adoptado tan slo un cuerpo fsico el tiemponecesario para salir de la vida en la debida forma. Con frecuencia han sealado lasmadres y las comadronas que el recin nacido que presente un aspecto extraordinario de

    inteligencia y de madurez en sus ojos no vivir. Lo que ven es los ojos de un adulto queles contempla, y todo el servicio que les pide el alma es la ejecucin de los ritos deenterramiento propios de su fe. No pretende vivir, sino slo morir adecuadamente.Puede parecer que esto supone un gran sacrificio para la madre que ha soportado eldolor de traerlo al mundo slo para perderlo; pero si examinamos el informe krmico delcaso, y ningn ocultista se atrevera jams a juzgar esta cuestin a la luz de una sencillaencarnacin, encontraremos que o bien hay una deuda krmica pendiente, que se saldade esta manera, o bien que si no puede rastrearse deuda alguna, entonces es que se haofrecido un crdito krmico. Algunas veces los Seores del Karma tienen una deuda connosotros que nos hace acreedores de uno de esos repentinos golpes de autntica suerte,que no podemos explicar con hiptesis que slo se refieren a una vida. El BuenSamaritano, ese perfecto extrao que nos presta un servicio del todo inesperado, puedeser un alma a quien hemos abierto las puertas del nacimiento y de la muerte en una vidaanterior.Una vez que el alma se ha retirado a salvo, sin embargo, se produce un cambioinmediato. Cualquier persona sensible puede percibir la diferencia entre la atmsfera dela cmara de la muerte, por tranquila que sea, y la atmsfera de la cmara del muerto.Durante la vida, un hombre est bajo el dominio del Arcngel de su raza y del Salvadorde su religin; pero despus de la muerte acaba este dominio o, mejor an, sigue al almay deja al cuerpo a su destino, puesto que ya no le preocupa. El barro vacante pasaentonces bajo el dominio de los Regentes de los Elementos, y las fuerzas elementales de

    la tierra, del aire, del fuego y del agua extraen cada una lo que les pertenece, paradevolverlo a su propio reino. Durante este proceso les ayuda un cierto tipo de vida quepertenece a la forma ms primitiva de la existencia, y que pasa rpidamente fuera decualquier manifestacin; me refiero a los organismos unicelulares que viven de la materiamuerta, las bacterias saprofticas que causan la descomposicin. Las bacteriasparasitarias que se alimentan de materia viva son otra cosa. Pertenecen a ciertas formasde vida cuyos das ya han terminado y que, desafiando la ley de la evolucin, se niegan amarcharse del plano fsico. Son rebeldes de la ley csmica, y el creciente conocimientoles expulsa gradualmente de cualquier manifestacin.El curioso sentimiento de la cmara mortuoria y el miedo que la mayor parte de lagente experimenta ante un cuerpo muerto estn causados por esta apertura de las

    puertas de los reinos elementales. Los seres de los elementos se encuentran presentes yactivos cuando la materia orgnica tiene que desintegrarse y regresar a sus esferas

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    respectivas. Las personas sensibles sienten su presencia, y dado que los elementalespertenecen a una forma muy primitiva de vida, los encuentran perturbadores. Es por estarazn que no es bueno que los vivos permanezcan en la proximidad inmediata de losmuertos.No obstante, hay cuatro Arcngeles poderosos, llamados los Arcngeles de los

    Elementos, porque gobiernan los reinos elementales como seores en nombre de Dios.Se trata de Rafael, Miguel, Gabriel y Uriel, y equivalen a los cuatroEvangelistas de la tradicin Cristiana. De ah la oracin infantil:Cuatro ngeles mi cama rodean, dos a los pies y dos a la cabeza, Mateo, Marcos, Lucasy Juan, La cama donde duermo vigilan.Cada rito de muerto debera confiar el cuidado del barro a estos cuatro grandes espritusante el trono. Cuando se invocan se descubrir que esa atmsfera ms o menos siniestraque a veces se percibe en la cmara mortuoria se despejar inmediatamente.Sin embargo, el retorno del polvo del cuerpo no es ms que la mitad del proceso de lamuerte fsica, ya que existe otro cuerpo, igualmente fsico, igualmente mortal, que sellama el doble etrico. Bien podra llamarse el cuerpo de electricidad, puesto que es un

    sistema organizado de estreses electro-magnticos, y en sus redes cada clula y fibra delcuerpo fsico estn colocadas como botellas en un botellero. Transmite a cada molculadel cuerpo la fuerza vital que mantiene a raya la desintegracin, conservando loscomponentes inestables de materia orgnica en sus formas fugitivas y elaboradas.La retirada de este doble etrico marca el momento crtico de la muerte, cuando seadvierte que desaparece la respiracin. Incorporado en l, el alma permanece en unacondicin inconsciente durante un breve perodo, desde unas pocas horas hasta tresdas; si se prolonga su estancia en el cuerpo etrico ms all de este tiempo, o si el almase despierta a la conciencia mientras est en el doble etrico, puede decirse que haocurrido una de las patologas de la muerte.Este despertar del alma mientras an contina en el doble etrico es lo que, segn eldicho popular, hace que su fantasma camine. Sin embargo, dentro del tiempo prescrito, ya no ser que ocurra algo anormal, las fuerzas magnticas de este cuerpo de electricidadse habrn agotado; sera como una pila gastada, y el alma se escapara de sus redesrompiendo toda atadura con la materia.No es esto, sin embargo, lo que llamamos la Segunda Muerte; es ms bien la segundamitad de la muerte fsica; y mientras ocurre el alma est en la ms profunda de lasinconsciencias. Ahora se ver por qu es tan imprudente intentar ponerse en contactocon un alma inmediatamente despus de que se haya ido, porque podemos despertarlade su sueo etrico y provocar que camine. No se piense por esto que el esotericistacondena la comunicacin con los que se han ido; pero hay una manera correcta y otra

    incorrecta de efectuar esta comunicacin, y veces en que puede realizarse con seguridady para ayudar, y veces cuando mejor sera dejarla sola, y tenemos que saber estas cosassi hemos de tratar correctamente la muerte. Nuestro pensamiento moderno coloca a losadultos en la misma posicin en relacin con los misterios de la muerte, que la quepadecen los nios en relacin con los misterios del nacimiento; existe una conspiracinde silencio que confunde el tema, y nos coloca en una gran desventaja a la hora de tratarnuestros problemas.

    10. PURGATORIO.

    Ya hemos hablado acerca del piadoso trabajo del Gran Anestesista que hace que

    descienda sobre el alma un sueo profundo mientras se desliza por las puertas de la

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    carne. El cuerpo etrico se esfuma y se desprende silenciosamente, y permanecedormido en se estado de consciencia que los ocultistas llaman el plano astral.Pero poco a poco comienza a soar. An estn presentes las memorias de su vidaterrenal, aunque lejanas y difusas, como las memorias de una primera infancia. Pero nosuea con estos acontecimientos como se nos representan a los que los compartimos; lo

    que hace es revisarlos desde el punto de vista de su estado existencial presente. Seencuentra en el Mundo del Deseo, y los contempla desde el punto de vista de los deseosrealizados o frustrados.Pero cuando el cerebro despeja la nebulosa de la consciencia, el alma no slo estconsciente en el plano de su existencia presente, sino que la consciencia superior seencuentra igualmente despierta y activa, y durante todo el tiempo que dura estafantasmagora de sueo, el ser superior sujeta el espejo delante de la conciencia e invitaal alma a que contemple su propia imagen. En todo momento se mantienen ante sus ojoslos inexorables estndares espirituales. Al verse obligada a contemplarlos, el alma sufreun conflicto cuya importancia est en proporcin con su desviacin de esos estndaresespirituales. Nada explica tan bien estos estados como la terminologa de la psicologa

    analtica. El alma se encuentra en el dolor de un conflicto entre sus aspectos superiores oinferiores. Este conflicto es subjetivo y se expresa en la imaginera del sueo astral, y poreso se dice que el alma est en el purgatorio. Porque el purgatorio es sencillamente larealizacin forzosa del significado de nuestros propios errores. Su escenario, tantasveces descrito por los santos y los psquicos, es de la misma naturaleza que la de lossueos, los sueos de las almas que se ven obligadas a enfrentarse con la verdad. Portanto, este escenario no es en absoluto vagamente fantstico, sino que presenta unarelacin simblica bien definida con los problemas del alma, de la evolucin y de lasreacciones csmicas. Cada alma posee su simbolismo personal propio, que se deriva delas experiencias de su propia historia, incluso como las encontramos en el psicoanlisisde los sueos. Adase a esto el simbolismo correspondiente de una fe religiosa, quecomparte con todos los mii ros de en e. En consecuencia, el infido del mist alas e sp

    co `aelsuan eld

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    karma, y regresar a la tierra con el resto anudado al cuello, y es este karma sin expiar elque causa nuestros sufrimientos en la siguiente vida. Y entonces, gradualmente, con loque aprendemos durante nuestra estancia en el purgatorio, y con las enmiendas querealizamos mientras estamos en la tierra, compensamos nuestra karma y ajustamos labalanza. Es as como crece el alma.

    Pero aunque el purgatorio es bsicamente una experiencia subjetiva, no es del todosubjetiva. Los sueos y sentimientos vivos de las almas que atraviesan esta experienciacrean una atmsfera muy definida a su alrededor. En el plano astral no existen el tiempoy el espacio tal y como lo entendemos nosotros, pero un estado de humor es un lugar, yaquellos que se encuentran en el mismo estado emocional se sienten atradosmutuamente. No podramos comprender fcilmente cmo la atmsfera creada por todaslas almas que se encuentran en este instante fuera de la encarnacin, y que estnluchando con odio irrefrenable o con lujuria insatisfecha, diseara el escenario delInfierno fuera del plstico ter astral?Todos los que odian, todos los lujuriosos, se congregan juntos, y es principalmente esaatmsfera acumulativa que crean entre ellos la que provoca reaccin en contra del tipo

    superior de alma, del alma que tiene posibilidades de redencin. La transgresin menor,que a nosotros se nos antoja venial, parece muy distinta cuando nos encontramos enmedio de una esfera donde innumerable cantidad de almas la llevan a todos susextremos, y tenemos que vivir en su atmsfera. La indulgencia con los pecados de lacarne, que no parece tan mala cuando el pecado lo realiza una sola persona en unambiente por otra parte limpio, pronto causara nusea al ms endurecido de los habitessi se viera obligado a practicar su vicio favorito en compaa de millares de personas, quea su vez estn haciendo exactamente lo mismo, y no se le permitiera parar cuandoestuviese satisfecho, porque en lo irresistible del momento le arrastrara contra suvoluntad. Esta es la manera ms eficaz de curar los pecados de la carne, y los Seoresdel Karma la aplican a fondo.Sin embargo, si un alma se ha elevado muy por encima de sus debilidades durante lavida, o si no est muy afectada por las mismas, su visita al fiero torbellino del purgatorioser breve, ya que su lucha contra corriente pronto le arrojar a la orilla, libre. Nadie, sinembargo, puede escaparse de la experiencia que supone el enfrentarse con sus propiasdebilidades en compaa de sus iguales. No hay cantidad alguna de misas, de oracionesy de velas que les libre de esto. Podemos, no obstante, concentrar en las almas unacorriente teleptica que enfoque sobre las mismas las fuerzas espirituales, ayudndoles atriunfar en la realizacin y en la reaccin con mayor rapidez. En breve, podemos aplicaruna cura espiritual a las almas del purgatorio.Mucha gente padece una gran ansiedad en relacin a la suerte que pueda correr algn

    ser querido, que ha fallecido en pecado o sin arrepentirse. Puede reconfortarles el saberque las fuerzas curativas espirituales pueden aplicarse con la misma efectividad a lasalmas del purgatorio, que el tratamiento ausente que pueda drseles a las almasdurante la encarnacin. Recordemos siempre que si podemos comunicar telepticamentedurante la vida, no tendremos dificultad alguna en comunicar telepticamente despus dela muerte. Porque si las mentes pueden comunicarse sin medios materiales mientras queambas se encuentran en la tierra, la posicin no se ver afectada materialmente cuandouno de la pareja carece de medios materiales mediante los cuales comunicarse, y tieneque depender exclusivamente de la mente.Una de las disciplinas ocultas consiste en revisar cada noche los acontecimientos del daen sentido inverso; es decir, de la noche a la maana. Aunque esto puede ser un poco

    confuso al principio, porque la mente naturalmente intenta seguir su secuencia habitualde causa y efecto, uno pronto se habita a ello y no experimenta dificultad alguna. Existe

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    una doble razn para esta operacin. La primera es acostumbrar a la mente a trabajarfuera de su secuencia normal y permitirle as rasgar el velo del nacimiento y recuperar lamemoria de encarnaciones pretritas; y la otra es mantener la deuda krmica dentro dellmite. Al corregir cada da cualquier error que hayamos podido cometer, evitamos queaumente nuestra deuda con el purgatorio. Naturalmente, si nos limitamos a corregirlos

    cada da para volver a repetirlos al da siguiente, no nos hacemos mucho bien a nosotrosmismos, porque aunque podamos haber neutralizado esa parte del karma, estamosadquiriendo no obstante una naturaleza an ms desagradable, ya que nos estamosasegurando una plaza de las que hay reservadas para los hipcritas en el infierno; y esdifcil imaginar algo ms doloroso que el desenmascaramiento de un hipcrita hasta lasprofundidades de su alma egosta y cobarde. Los molinos de Dios muelenextremadamente fino y no tan despacio tampoco, despus de todo.Recordemos, no obstante, que el purgatorio ni es punitivo ni es retributivo, sinoesencialmente curativo para el alma. La cauterizacin del fuego del infierno limpia lasheridas spticas que nos ha dejado la vida. Despus de esa cauterizacin hay una curalimpia. Por tanto, limpiemos a lo largo de nuestra vida todo lo que podamos haber hecho

    mal, bien sea por maldad, por error o por debilidad. Si podemos curarnos de nuestrastendencias perversas, el infierno no tendr que ensearnos ninguna leccin, puesto queya las habremos aprendido. Y por ltimo, cuando llegue nuestro tiempo de morir,afrontmoslo con coraje, sabiendo que nuestra pesadilla no durar mucho; vayamos anuestro purgatorio como iramos al dentista, sabiendo que va a ser ms o menosdoloroso, pero no ms de lo que puedan resistir y beneficiarse la carne y la sangre. Y,sobre todo, dmonos cuenta de que nos encontramos en manos expertas.

    11. EL MUNDO-CIELO.

    Se oye mucho acerca del mundo-Cielo en las comunicaciones espiritualsticas, y amuchos les repugna la idea porque piensan que todo se representa de una manerademasiado material. Leen que Raymond est fumando cigarros puros y bebiendochampagne, y piensan que se no es el cielo que ellos esperaban. Por otro lado, leendescripciones de un suelo dorado y de juegos permanentes, y sienten que esto tampocoles atrae. Un tipo muy superior de Cielo es el que describen los espritus, que nos dicenque los artistas pintan cuadros maravillosos sobre lienzos ilimitados; o el cientfico quepenetra en los secretos de la naturaleza con slo mirarlos. Por maravilloso que puedaparecer, instintivamente presentimos que hay algo mal, porque no todo esto suena averdad. Es ms, pensamos que estaramos muy aburridos incluso si fuera cierto, porqueno hay placer en la perfeccin de toda una vida, sin esfuerzo. Una parte importante de

    nuestra alegra ante el xito radica en el triunfo que supone la superacin de dificultades.No puede haber una alegra parecida en un Cielo sin esfuerzo.Para mucha gente, tambin, no puede haber alegra en un Cielo donde no estn incluidossus seres queridos.Pero qu podemos decir ante estas afirmaciones contradictorias que violentan nuestrosinstintos ms profundos? No todos pueden ser correctos. Pero no obstante, estn todosequivocados? Cmo debemos entenderlos? En primer trmino, debemos darnos cuentade que el Cielo es un estado de consciencia, y no un lugar. La mente pura esindependiente del tiempo y del espacio, como bien sabemos por los sueos, bien seanlos sueos que tenemos durante el da o mientras dormimos. Podemos fantasear que nosencontramos en el antiguo Egipto, o en la lejana Catay, y en lo que a la consciencia se

    refiere, nos encontramos all por el momento. Vemos los paisajes, y omos los ruidos deaquellos tiempos y lugares en proporcin a la viveza de nuestra imaginacin.

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    Cuando estamos recin muertos, somos sencillamente mentes incorpreas yobedecemos las leyes que rigen la consciencia de los sueos. El purgatorio es nuestrosueo de remordimiento y purificacin, y el mundo-Cielo es nuestro deseo realizado.Freud nos relata la historia de un nio cuya madre le haba limitado la racin de cerezas,y que se levant al da siguiente anunciando: Hermann se ha comido todas las

    cerezas. Su sueo haba realizado el deseo frustrado del da anterior.As, durante el sueo de la muerte, los sueos que hemos tenido durante nuestra fase deCielo-mundo son deseos realizados. Pero son algo ms que meras gratificaciones de lafantasa. Afluyen desde las meditaciones profundas de la mente en torno a susesperanzas y sus ideales. Puede que no nos parezcan muy elevados, pero representan lafase de la experiencia que est atravesando ese alma en particular en su evolucin, ypuede que sea necesario que ese alma experimente la realizacin de sus esperanzaspara que pueda aprovechar la leccin. El cielo mahometano, con sus hures, puede noresultar atractivo para el occidental, pero debe ser muy poderoso para enviar a miles dedevotos fanticos a muertes de inmolacin para que pueda esparcirse su fe entre losinfieles, y esa fe ha sido una gran fuerza entre muchas tribus que, por su primitivismo, no

    podan responder a una llamada ms sofisticada. No debemos juzgar el Cielo de otrohombre con nuestros propios parmetros. Su Cielo es su deseo realizado, y no elnuestro. Debemos afrontar el hecho de que el Cielo de un ladrn escalador estara llenode porches de fcil acceso.Cuando pedimos a los espritus de los que se han marchado que regresen paracontarnos sus experiencias en el mundo-Cielo al que han ido, estamos escuchando elrelato de sus sueos mientras duermen en la muerte. Slo cuando tenemos la suerte deacceder a una de las almas liberadas de la rueda del nacimiento y de la muerte, quecontinan su trabajo benfico en favor de la humanidad desde los Planos Interiores, envez de retirarse a su descanso; en otras palabras, slo cuando entramos en contacto conun Maestro, slo entonces escucharemos un relato del mundo-Cielo que nos proporcioneuna verdadera comprensin de su naturaleza y de la relacin de sus partes con el total.El relato que proporciona una persona recin fallecida es comparable al relato que puedaproporcionar un enfermo desde su cama, sobre el funcionamiento de un gran hospital.Slo puede ver una parte muy pequea del total, y carece de medios para evaluar susignificado.El relato que nos proporcionan los guas, los espritus amigos y otros cuya tarea sea la deasistir a los que se han ido, es equivalente al que podramos obtener de las enfermerasdel citado hospital. Hasta que no omos las clases que los mdicos imparten a losestudiantes, no empezamos a captar el significado y el alcance de la gran institucin queestamos investigando.

    El purgatorio es un hospital para almas enfermas, donde se les opera. El mundo-Cielo esen primer lugar una casa de convalecencia, y despus una escuela. En los camposinferiores del Cielo, descritos con tanta frecuencia en las comunicaciones desde losPlanos Interiores, las almas descansan y se recuperan, soando sueos agradables queles alivian y les hacen felices. Pero una vez ha cubierto su objetivo, esta fase terminapara dar paso a la siguiente.Para comprender el significado de estas fases de inter-encarnacin, debemos entrar concierta profundidad en la filosofa del tema. Como ya hemos sealado, el cielo, al igual queel infierno, son estados de consciencia y no lugares. Pero si analizamos bien los datos deltema, encontraremos que la tierra tambin es un estado de consciencia. La fsicamoderna ha demostrado de manera concluyente que la materia es sencillamente una

    forma de fuerza que, debido al hecho de que est en equilibrio, nos parece esttica. Noexiste cosa semejante a lo que vulgarmente se conoce como materia densa. Cuando te

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    das un chispazo en la carbonera, es porque en realidad has topado con resistenciaselctricas. La encarnacin es el estado de consciencia que percibe estas formas defuerza. La descarnacin o muerte es el estado de consciencia que ya no las percibe, peroque se ha convertido en subjetivo y slo se preocupa del contenido de su propiaconsciencia. Con la muerte se cierran las puertas de los sentidos. Por lo dems, el

    hombre permanece igual. De hecho, podemos decir que vista desde el ngulo del alma,la muerte significa sencillamente el cierre de las puertas de los sentidos. Si la conscienciade un hombre est totalmente limitada a los cinco sentidos fsicos, aunque tales hombressean infrecuentes, est tan encerrado en sus propios pensamientos y tan inaccesiblecomo el durmiente que yace olvidado de todo en la cama.Pero acaso este sueo de la muerte no produce otra cosa que no sean sueosagradables y descanso? No, hace mucho ms que esto. Cualquiera que estfamiliarizado con la prctica del trabajo mental y la meditacin sabe lo poderosa quepuede ser la meditacin concentrada de la mente sobre algn ideal espiritual. Las alturasdel cielo son las montaas de la meditacin. El alma, apartada de las impresiones de lossentidos, est creando formas de pensamiento y proporcionndose a s misma auto-

    sugestin. Estos procesos juegan una parte importante en la formulacin de los vehculosde corporeidad cuando le llegue el momento de reencarnarse.El artista que suea con su sueo de lienzos csmicos est creando una facultad. Larealizacin en la tierra de esta visin estaba limitada por la destreza de la mano y del ojo.En el mundo-Cielo carece de estas limitaciones, y los cuerpos proyectan su visin comolo ven. Esto supone facultad, y cuando se reencarne, habr progresado en la creacin deun vehculo fsico para s mismo donde la mano y el ojo cooperarn con la visin interiordndole forma. La vida despus de una vida de esfuerzo, junto con la intervencin deperodos de meditacin en las fases interiores, gradualmente hacen del alma lo quequiere ser. Si sus deseos son indignos o inciertos, los influjos del purgatorio, regulares yrecurrentes, neutralizan sus esfuerzos. Como en el caso de Penlope, lo que se ha tejidodurante el da se deshace durante la noche.Esas cosas que durante nuestra vida terrenal hemos realizado, sin conseguir alcanzarlas,se logran en el cielo. Este xito subjetivo construye la facultad, y volvemos a laencarnacin con el poder latente para tener xito. La vida ha cumplido con nosotroscuando proporciona realizacin, incluso si somos incapaces de alcanzar nuestrasrealizaciones, ya que en la vida siguiente stas estarn a nuestro alcance.

    12. LA COMUNICACIN CON LOS MUERTOS.

    El tema de la comunicacin con los muertos es bastante enojoso. Algunas personas lo

    consideran completamente libre de cualquier elemento perjudicial o incluso de error, ypiensan que no slo no es totalmente innecesario, sino incluso blasfemo acercarse a losespritus, aunque sean de Dios. Otras, y entre estas ltimas se encuentran muchosocultistas, consideran que cualquier intento de comunicarse con los muertos es objeto degraves objeciones y puede resultar perjudicial tanto para los vivos como para los muertos.Como en la mayora de los dems temas, el trmino medio entre los dos extremos es elcamino de la sabidura. Examinemos estos dos puntos de vista y veamos dnde quedaese trmino medio. Intentemos comprender los factores implicados en la comunicacincon los muertos, y consideremos los principios que deben regir nuestras relaciones conellos, puesto que de hecho mantenemos relaciones con ellos, aunque estemosconscientemente en comunicacin o no. Mientras vivan en nuestra memoria existe una

    relacin psquica entre nosotros. Mientras sintamos alguna emocin hacia ellos, sea deamor, de pena, de resentimiento, o de miedo, nos mantenemos activamente en contacto

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    con ellos; les afectamos, y ellos nos afectan. En consecuencia, debemos esforzarnos contodos los medios a nuestro alcance por conseguir unas relaciones correctas con los quese han muerto, y la manera ms efectiva para lograr estas relaciones correctas esmediante el conocimiento preciso de las condiciones intervitales.La persona que acaba de morir conserva la misma consciencia que tena en su nivel

    terrenal. Despierta del sueo de la muerte, al que ha sido arrojado por el GranAnestesista en un estado mental exactamente idntico al anterior a su muerte. En esteestado resulta fcilmente accesible desde el plano terrenal. Esta condicin se difuminapronto, a no ser que se renueven y se mantengan vivas sus memorias mediante lascomunicaciones a travs de un mdium. Siempre que el alma sin cuerpo tenga uncarcter normal y armonioso, no perjudica ni a los vivos ni a los muertos intercambiarsaludos durante esta fase del perodo de desencarnacin. De hecho, si el alma que se haido tiene en la mente algunos problemas sin resolver, o est preocupada por sus seresamados, entonces sera muy ventajoso ofrecerle la oportunidad de descargarse y concluircualquier arreglo que l mismo no pudiera realizar antes de que le llegara la muerte. Aveces, las almas no pueden descansar hasta que no han hecho esto, y permanecen en

    este estado intermedio, intentando ansiosamente que se les oiga desde el plano terrenal.Para estas almas, el mdium puede desempear un gran servicio.Debemos recordar siempre, no obstante, al tratar con los que se han ido, que en unproceso normal de muerte esta fase es comparativamente corto, cuestin de meses comomximo, y que si mantenemos la