a sangre y fuego manuel chaves nogales

11
MANUEL CHAVES NOGALES Manuel Chaves Nogales fue un gran periodista que recorrió la vida española de casi la primera mitad del siglo XX. Nacido en Sevilla en 1897 en el seno de una familia de clase media y buen nivel cultural, desde muy joven acompañaba a su padre, el también periodista Manuel Chaves Rey, a las redacciones de los periódicos sevillanos donde éste trabajaba (“El Liberal”), con lo que aprendió el oficio muy pronto. Su padre fue a Fue académico de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla y cronista oficial de esta ciudad. Su madre Pilar Nogales, realizó estudios de música y era concertista de piano. Su tío, José Nogales, abogado, escritor y periodista fue el primer director de "El Liberal" de Sevilla y gozó de gran consideración en esta ciudad. Así como su abuelo que fue un conocido pintor de temas taurinos. El amor a la tarea informativa se mantuvo en él en plenitud hasta su muerte en el exilio, tras haber escrito relatos, artículos, crónicas, reportajes, columnas y críticas (recogidos en libros y en prensa), y tras haber entrevistado a reyes y emperadores, presidentes de gobierno, ministros, artistas, toreros, exiliados, terroristas, peliculeros... Entrevistó a reyes y mandatarios políticos y religiosos de proyección mundial, como Alfonso XIII, el emperador Haile Selassie, Humberto de Saboya, Churchill, el arzobispo de Canterbury y el Metropolitano Eulogio, jefe de la Iglesia rusa; a gobernantes como Abdelkrín, Goebbels, los miembros del primer gobierno de la II República; a artistas y toreros como Juan Martínez, Juan Belmonte, Chevalier, Chaplin; a marginados como Ramón Casanellas o Gorguloff, entre otros.

Upload: ruben-montalban-lopez

Post on 26-Sep-2015

14 views

Category:

Documents


6 download

DESCRIPTION

A Sangre y Fuego Manuel Chaves Nogales

TRANSCRIPT

MANUEL CHAVES NOGALES

Manuel Chaves Nogales fue un gran periodista que recorri la vida espaola de casi la primera mitad del siglo XX. Nacido en Sevilla en 1897 en el seno de una familia de clase media y buen nivel cultural, desde muy joven acompaaba a su padre, el tambin periodista Manuel Chaves Rey, a las redacciones de los peridicos sevillanos donde ste trabajaba (El Liberal), con lo que aprendi el oficio muy pronto. Su padre fue a Fue acadmico de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla y cronista oficial de esta ciudad. Su madre Pilar Nogales, realiz estudios de msica y era concertista de piano. Su to, Jos Nogales, abogado, escritor y periodista fue el primer director de "El Liberal" de Sevilla y goz de gran consideracin en esta ciudad. As como su abuelo que fue un conocido pintor de temas taurinos.

El amor a la tarea informativa se mantuvo en l en plenitud hasta su muerte en el exilio, tras haber escrito relatos, artculos, crnicas, reportajes, columnas y crticas (recogidos en libros y en prensa), y tras haber entrevistado a reyes y emperadores, presidentes de gobierno, ministros, artistas, toreros, exiliados, terroristas, peliculeros... Entrevist a reyes y mandatarios polticos y religiosos de proyeccin mundial, como Alfonso XIII, el emperador Haile Selassie, Humberto de Saboya, Churchill, el arzobispo de Canterbury y el Metropolitano Eulogio, jefe de la Iglesia rusa; a gobernantes como Abdelkrn, Goebbels, los miembros del primer gobierno de la II Repblica; a artistas y toreros como Juan Martnez, Juan Belmonte, Chevalier, Chaplin; a marginados como Ramn Casanellas o Gorguloff, entre otros.

Tras la temprana muerte de su padre en 1914, simultane sus estudios de Filosofa y Letras con sus inicios en el periodismo. De 1918 a 1921, aparece como redactor deEl Noticiero Sevillanoy La Nochey en 1920 se public su primer libro,Narraciones Maravillosas y biografas ejemplares de algunos grandes hombres humildes y desconocidos.En 1920 contrajo matrimonio con Ana Prez. En 1922 se traslad de su Sevilla natal con su mujer y su hija, Pilar, aMadrid, donde, como muchos otros jvenes intelectuales, busc salida a sus inquietudes. Durante la Dictadura de Primo de Rivera trabaj enEl Heraldolleg a ser redactor jefe, y coincidi conCsar Gonzlez Ruano.

Comienza a participar en tertulias literarias y en 1927, ao importante para las letras espaolas, Chaves Nogales gan el premio ms prestigioso del periodismo espaol, el Mariano de Cavia, con el reportajeLa llegada de Ruth Elder a Madrid, la primera mujer que cruz en solitario elOcano Atlnticoen un avin Junker y que se public en el diarioABCen 1928.

Recorri el territorio espaol y estuvo presente en los acontecimientos ms significativos de la Segunda Repblica: ocupacin de Ifni, revolucin de Asturias, brotes anarquistas, visitas institucionales del Presidente y de los ministros, acontecimientos festivos... Cont con la amistad y confianza de Manuel Azaa. Y conoci la realidad europea en sus viajes por distintos pases, especialmente Francia, Alemania, Italia y Rusia.

Entre 1927 y 1937, Chaves Nogales alcanz su cenit profesional. En estos aos Manuel Chaves Nogales colabor enEstampay enLa Gaceta Literaria,y paraEl Heraldoviaj constantemente realizando audaces reportajes. Su entusiasmo por los reportajes sobre la naciente aviacin le llev a embarcarse en arriesgadas peripecias areas, incluido un accidentado viaje a laURSSque relata enLa vuelta al mundo en avin. Un pequeo burgus en la Rusia roja(1929).La bolchevique enamoradatambin se inspira en ese viaje. En 1930 vuelve a recorrerEuropa, y el resultado son otros libros sobre la revolucin sovitica:Lo que ha quedado del imperio de los zares(1931) y la novelaEl maestro Juan Martnez, que estaba all(1934).En 1935 public su obra ms famosa, una biografa sobre el mtico toreroBelmonte:Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazaas, considerado como uno de los mejores libros taurinos que se han escrito. En 1931 se convirti en director deAhora, importante diario entonces, ideolgicamente prximo aManuel Azaa, de quien Chaves fue polticamente partidario. Trabajador incansable, organiz una nueva red de reporteros a escala mundial. l mismo viaj mucho cubriendo acontecimientos que empezaban a convulsionar el mundo. Entrevist aJoseph Goebbels, ministro de Propaganda deHitler, al que calific en un reportaje de ridculo e impresentable, y advirti de los campos de trabajo del nuevo fascismo alemn.

Dos temas destacan en el amplio abanico de intereses informativos de Manuel Chaves Nogales, que son, en definitiva, las dos grandes fuerzas motoras de gran parte de las conmociones sufridas por Europa en la primera mitad del siglo XX: la revolucin rusa y sus consecuencias y la presencia en el panorama europeo del nazismo y el fascismo, que el periodista vea como expresin de un mismo talante antidemocrtico, tendencias de signo opuesto pero hijas de un mismo sentir totalitario, implacable y destructor.

Pero esto, presentido, analizado y desmenuzado en rotundos reportajes, crnicas, columnas y artculos publicados entre algo ms de dos dcadas (los aos veinte y treinta) y en el momento en que los hechos ocurran, no deja de tener un mrito digno de atencin.

Chaves Nogales fue un periodista que quiso informar con la mayor ecuanimidad, sin dejarse arrastrar por extremismos. Estuvo en la lnea de lo que defendieron Gide y Malraux respecto a la literatura comprometida en el Primer Congreso Internacional en defensa de la Cultura (Pars, junio de 1935): intento de superacin de extremismos ideolgicos en la labor de transmisor de la cultura y la informacin que tiene el intelectual. Y dentro, igualmente, del "profundo apetito de entendimiento" que advirti Mara Zambrano en los intelectuales republicanos en su libroLos intelectuales en el drama de Espaa, publicado en Mxico en 1937.A los pocos meses del comienzo de la Guerra Civil, Chaves Nogales tuvo que salir de Espaa por haber defendido expresamente, desde un peridico de centro, a la Repblica legtimamente instaurada.

La Guerra CivilAl estallar laguerra civil en Espaa, se puso al servicio de laRepblica. Sus ideales eran muy firmes y claros, como demostraban numerosos editoriales suyos, y aguant hasta que el gobierno abandon Madrid. Convencido de que ya no poda hacer nada por su pas, abandon Espaa para exiliarse enPars. Ya enFrancia, colabor en diarios hispanoamericanos y escribi su testimonio de la guerra civil, con el ttulo deA sangre y fuego. Hroes, bestias y mrtires de Espaa(publicado en Chile en 1937). Hastiado de la violencia por ambas partes, esta obra era un impresionante alegato contra las brutalidades de la guerra, incluidas las de su bando, el republicano. En la obra mencionada, afirmaba que la crueldad y la estupidez se enseoreaban entonces de toda Espaa, que l atribuy a la peste del comunismo y del fascismo a partes iguales. Su diagnstico era que la suicida apuesta de la Espaa de entonces por los totalitarismos se deba al miedo de los sectarios al hombre libre e independiente. La causa de la libertad entonces en Espaa no haba quien la defendiera.Y conclua amargamente:Yo he querido permitirme el lujo de no tener ninguna solidaridad con los asesinos: para un espaol quiz sea eso un lujo excesivo.ltimos AosConvencido demcrata, trabaj incansablemente contra el fascismo que amenazaba Europa durante su exilio enPars. Colabor en diarios hispanoamericanos, en medios franceses como Cooperative Press Service,LEurope NouvelleyCandide. Conoci de cerca la vida poltica francesa al trabajar en el Ministerio del Interior francsDesde el despacho de su apartamento en el barrio parisino de Montrouge organiz una publicacin artesanal,Sprint, que explicaba lo que ocurra en Espaa para los exiliados usando las noticias que traan los propios exiliados que llegaban a Francia. Chaves Nogales se haba ganado un puesto en las listas de laGestapoalemana y, en 1940, cuando las tropas alemanas se acercaban a Pars, march aLondresdonde no tard en retomar su actividad periodstica. DirigiThe Atlantic Pacific Press Agency, escriba su propia columna en elEvening Standardy colabor con laBBCen sus servicios extranjeros.Su mujer, su hijo y dos de sus hijas regresaron a Espaa en 1940, huyendo de la invasin de Francia por parte de las tropas alemanas. La hija menor, Juncal, naci durante ese viaje, en Irn. Chaves Nogales vivi solo en Londres cuatro aos luchando contra los extremos de la derecha y de la izquierda. Muri en mayo de 1944 deperitonitis, con slo 46 aos de edad, tras haber vivido en plenitud la vida del reportero de la primera mitad del siglo XX. Est enterrado en Londres.

ARTCULO DEL PASDE TODOS los cientos de relatos o novelas que se han escrito de la guerra civil acaso ninguno puede compararse aA sangre y fuegode Manuel Chaves Nogales. Ni han contado lo que l cont ni lo contaron de la misma manera. Bastara con leer estas nueve historias para tener una idea bastante aproximada de lo que fue todo aquello. Es ms, no se hallar en ningn otro libro, ni escrito entonces ni despus por ninguno de los que protagonizaron tales hechos, pginas ms lcidas, ms inteligentes y certeras para un diagnstico que muchos han tardado en aceptar como mnimo cincuenta aos. Su prlogo, por ejemplo, debera figurar, ntegro, en todos los manuales de historia, de periodismo y de literatura, como modelo de probidad y de tino, tanto ms cuanto que fue concebido en medio del desastre, sin tiempo para componer la figura, corregir el tiro o enmendarlo, como luego se hizo a menudo.A Chaves Nogales le sorprendi la guerra en Madrid. Y l, que haba servido a patrones capitalistas, no tuvo inconveniente en colaborar con los consejos obreros que se apropiaron de los peridicos en los que trabajaba, en alguno de los cuales se le nombr 'camarada director'. Denunci desde el primer momento los fascismos de Europa y no sinti nunca ningn entusiasmo revolucionario, pero mientras estuvo en Madrid breg por la Repblica de manera inequvoca. Chaves, no conviene olvidarlo, fue un antifascista convencido y un trabajador con conciencia de clase, slo que la clase era la suya, liberal y burguesa. Slo cuando el Gobierno se march a Valencia se sinti legitimado para abandonar una guerra en la que comprendi que no poda ganar ms que un dictador, fuese de izquierdas o de derechas. Y eso hizo a primeros de 1937. En mi desercin pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercan el terror rojo en Madrid como la que vertan los aviones de Franco asesinando a mujeres y nios inocentes.Su primer trabajo fue escribirA sangre y fuego,que public ese mismo ao de 1937 la editorial chilena Ercilla. Este libro acab siendo prohibido a los espaoles durante medio siglo al lector espaol durante medio siglo, por las ideas que contena. A nadie, y menos a ninguna de las partes que se batieron en la guerra, poda gustarle un escritor que les censuraba a ambos con la misma dureza, y sin querer se pusieron de acuerdo para olvidarlo: 'Mi nica y humilde verdad', nos dir Chaves, era un odio insuperable a la estupidez y la crueldad... Pero la estupidez y la crueldad se enseoreaban de Espaa... Los caldos de cultivo de esta nueva peste nos lo sirvieron los laboratorios de Mosc, Roma y Berln, con las etiquetas de comunismo, fascismo o nacionalsocialismo. Esto era muy peligroso por eso menciona: De mi pequea experiencia personal, puedo decir que un hombre como yo, por insignificante que fuese, haba contrado mritos suficientes para haber sido fusilado por los unos y por los otros. Los relatosParticipan todos ellos de esa paradjica belleza que a veces emana de la muerte y de los actos barbricos. El primer tramo de los nueve relatos deA sangre y fuegoes siempre la realidad. Chaves insiste mucho en decir que ni siquiera ha tenido que inventrselas, porque lo que sobraban en esos momentos son historias. Como era previsible en alguien como l, las suyas son historias protagonizas por rojos y azules, buenos y malos, en unas trincheras y en otras, en Madrid, en Valladolid, en los frentes de la sierra o del campo. Falangistas, moros, anarquistas, gentes sin filiacin, cobardes o valientes, pero siempre observados de cerca, desde su propia evidencia. A menudo reconocemos, bajo un disfraz, a alguno de los protagonistas, como el sanguinario Felipe Sandoval, ladrn, asesino y defensor de la causa de los pobres, o aquel Algabeo que pase a caballo, con los seoritos sevillanos, su instinto de asesino. En otros casos, Chaves no se molesta en los maquillajes y nos saca a un Malraux acobardado en una taberna, a Alberti, con su aire de divo cantador de tango o a Mara Teresa Len, Palas rolliza con un diminuto revlver en la ancha cintura. Pero siempre le vemos a l, en primer trmino, con su linterna en alto, recorriendo los sombros escenarios de una guerra cuya primera vctima fue la decencia. Lo ms extrao de estos relatos, y sin duda lo ms valioso, lo encontramos en el carcter de sus personajes: cuanto mejor fondo tienen, ms expuestos estn a esa estupidez que denunciaba en el prlogo, endgena o exgena; y su mejor arma, como escritor, la sencillez y la verdad, tan eficaces cuando van juntas.Pocas veces un libro de literatura le ensear a alguien ms y mejor sobre la naturaleza humana expuesta a sus propios demonios. Las dos ltimas lneas del libro no podran resumir mejor lo que en l hallamos: Muri batindose heroicamente por una causa que no era la suya. Su causa, la de la libertad, no haba en Espaa quien la defendiese. Con esa clase de ideas no es extrao que este libro ejemplar haya tardado tanto en reeditarse. En cuanto al propio Chaves conviene aadir que muri en el exilio, luchando como siempre lo hizo, como escritor y como periodista, por esa misma causa para la que en su propio pas no encontr demasiados aliados.

-Slo dispones de este material en clase que le ensearas a los alumnos:A SANGRE Y FUEGOEn su prlogo, se define como un pequeo burgus liberal,ciudadano de una repblica democrtica y parlamentaria, tan enfrentado ideolgicamente al comunismo de Rusia como al fascismo italiano, antifascista y antirrevolucionario por temperamento.Abandon el pas durante la guerra civil huyendo de la estupidez y la crueldad que entonces se enseoreaban de Espaa. Su experiencia de la contienda fratricida haba dejado en l una huella traumtica, desesperanzada y desolada: Me fui cuando tuve la ntima conviccin de que todo estaba perdido y ya no haba nada que salvar, cuando el terror no me dejaba vivir y la sangre me ahogaba!Cuidado! En mi decisin pesaba tanto la sangre derramada por las cuadrillas de asesinos que ejercan el terror rojo en Madrid como la que vertan los aviones de Franco, asesinando mujeres y nios inocentes. Y tanto o ms miedo tena de la barbarie de los moros, los bandidos del Tercio y los asesinos de la Falange, que a la de los analfabetos anarquistas o comunistas.Manuel Chvez Nogales retom su oficio de escritor en un modesto hotel de un arrabal de Pars para librarse de la congoja de la expatriacin y ganarse la vida.All escribi estos nueve relatos breves sobre la guerra civil espaola, extrados, segn nos informa en una nota previa, fielmente de hechos rigurosamente verdicos.1. MASACRE, MASACREMadrid es una ciudad sitiada en la que los bombardeos de los aviones fascistas causan innumerables muertes entre la poblacin civil. Las delaciones a las milicias comunistas y anarquistas sirven de instrumento para venganzas personales. Valero, universitario militante de las Juventudes Unificadas, se rige nicamente por su conciencia estrictamente revolucionaria, aunque entre las vctimas de la justicia del pueblo se halle su propio padre. En el relato aparecen fugazmente los escritoresAndr Malraux, un francs que ha venido a Espaa para batirse por la revolucin, Alberti,BergamnyMara Teresa Len.2. LA GESTA DE LOS CABALLISTASUn marqus andaluz organiza una cuadrilla de hombres armados, entre los que se hallan sus propios hijos y elpae Francisco, para salir en persecucin dela canalla rojapor pueblos de los alrededores. En el relato, el seorito andaluz Jos Antonio encarna la brutalidad de quien es capaz de compadecerse ante el sufrimiento de un animal mutilado por los soldados republicanos y al mismo tiempo volcar toda la ira e indignacin que le produce este hecho apualando a un joven gitano herido y maniatado. La iglesia, representada por elpae Francisco, tampoco queda bien parada: Para qu estoy yo aqu sino para arreglarles los papeles a los que tengis que mandar de viaje al otro mundo?,se lamenta y le recrimina cnicamente al asesino. La heroicidad, en este relato como en otros, no es patrimonio de ningn bando ni ideologa, sino de quien es capaz de empatizar con el sufrimiento ajeno y de reaccionar ante el dolor, la injusticia, la arbitrariedad y la estupidez. La represin brutal e implacable se ejerce sobre los vencidos con la misma crueldad inexorable en las retaguardias de ambos contendientes.3. Y A LO LEJOS UNA LUCECITALos milicianos Jimnez y Pedro persiguen incansablemente el hilo de una cadena de espas fascistas que, en la oscuridad de la noche, transmiten en clave informacin importante sobre la actividad de los republicanos en Madrid, con la luz de sus linternas. Queipo de Llano (aludido como el general-speaker con su pintoresco tonillo de jaque) arenga a sus tropas desde su emisora de radio en Sevilla e intenta minar la moral de los que l denomina la canalla marxista, los hijos de la Pasionaria o bandidos rojos.4. LA COLUMNA DE HIERROEx convictos y delincuentes de todas las clases, desertores del frente, aprovechan el conflicto blico para constituirse en supuestas compaas del ejrcito republicano, que, con la excusa de combatir a los fascistas en la retaguardia, se dedican al pillaje y al vandalismo ms atroz y salvaje. Un aviador ingls que, como un brigadista ms, ha venido a Espaa para defender a la Repblica y combatir el fascismo, tras una noche de borrachera, se ver envuelto entre republicanos que atacan a otros republicanos que a su vez defienden la seguridad de presos fascistas; imagen paradjica de la confusin y el desorden que reinaba entre las tropas republicanas.5. EL TESORO DE BRIESCAEl comandante Arnal, comisionado por la junta de Madrid para intentar poner a salvo los tesoros artsticos y arqueolgicos de los pueblos donde se combate, es el nico que conoce el paradero secreto de dos valiossimos cuadros del Greco. Convencido de que su tarea era absurda en medio de aquella vorgine de la guerra y la revolucin, se ofrece como combatiente y sirve de ejemplo heroico para los milicianos, voluntarios civiles sin ninguna preparacin, que comnmente huan y se batan en retirada ante el combate directo contra los soldados del bando nacional, profesionales habituados a la guerra.6. LOS GUERREROS MARROQUESLa confusin, el desorden y el absurdo se vuelven a hacer patentes en este relato en el que los republicanos de Monreal no se ponen de acuerdo sobre cmo actuar con un rehn moro malherido: los delegados republicanos creen que hay que conducirlo a Madrid para entregarlo a las autoridades; los anarquistas, dejarlo libre y que l decida si quiere redimirse y formar parte del ejrcito republicano; los comunistas, curarlo y obligarlo a luchar en las filas de las milicias, y, finalmente, las gentes del pueblo lo reclaman sencillamente para lincharlo, ya que el prisionero es suyo. Al final del relato, nuevamente como enLa gesta de los caballistas la solidaridad fraternal entre individuos de ambos bandos se ve aplastada por la crueldad ciega de los radicalismos ideolgicos y la inercia de represin y muerte de la guerra.7. VIVA LA MUERTEEn un modesto hotel de la sierra cercano al pueblo de Miradores el estallido de la guerra civil trastoca e invierte los papeles (como en la novela deSenderEl rey y la reina). El seor Tirn, prestigioso abogado y significado hombre de derechas, salva su vidain extremisgracias a la compasin de la miliciana Rosario. La heroicidad que emana de los valores humanos y no de las ideologas polticas ni de los fanatismos sectarios. La venganza, la compasin, el valor, la ingratitud son conflictos morales que se debaten en la conciencia de ambos personajes con soluciones dispares. Uno de los temas que ms deba preocupar seguramente a Manuel Chaves Nogales como periodista y cronista de la realidad de una poca es la manipulacin y tergiversacin de la historia en favor de determinados intereses partidistas. Este motivo tan orwelliano queda patentemente reflejado en el cnico dilogo sostenido en un caf frecuentado por falangistas en Valladolid: (Habla el Cabezota)Lo de Sanbrian fue tal y como usted, seor Tirn, lo ha contado. Yo estuve all. Y si no fue as, tendr que venir algn vecino del pueblo a rectificarnos. Pero est usted tranquilo, seor Tirn. Para eso nos tomamos nosotros el trabajo de que no quedase ni uno solo que pudiese contarlo.Tirn, que saba a qu atenerse respecto a la verdad histrica y la verdad verdadera, sofisticaba:El hecho en s poco o nada importa. A la historia lo que le interesa es su sentido, la significacin histrica que pueda tener, y sa no se la dan nunca los mismos protagonistas, sino los que inmediatamente despus de ellos nos afanamos por interpretarlo.Es decir: qu me va usted a contar a m, que estuve all, lo que pas en Sanbrian? salt Paco Citron.Y T, Paco, reconocers que aquello fue tal y como yo lo cuento y no como t, aturdidamente, hubieras credo. T estuviste all, pero para enterarte de lo que pas te faltaba perspectiva histrica.Paco iba a decir una grosera. Pero se call.8. BIGORNIAEl cuento lleva el ttulo de su barojiano protagonista, un titn de desproporcionadas dimensiones fsicas y morales. Mecnico y anarquista por naturaleza, se rebela ante toda forma de autoridad y de dominio. En opinin de Ana R.Cail, autora del prlogo introductorio de la obra en la editorial Austral titulado La (imposible) tercera Espaa: Quiz sea Bigornia el ogro jovial y arrabalero, el amante con alma de anarquista, el hacedor de artilugios en su herrera de entre todos los personajes de A sangre y fuego el ms memorable, ese que perdura en el recuerdo cuando ya han pasado los aos tras la primera lectura de la obra. En la historia de este herrero, de este amante de la libertad en estado primitivo que acude al asalto al Cuartel de la Montaa armado con su martillo y regresa a su casa, con su mujer y su prole, asqueado por la estupidez de unos y otros en las filas republicanas, mientras pierden el tiempo y los asesinos de la libertad se acercan a Madrid, se renen los sentimientos del periodista.99. CONSEJO OBREROEn el ltimo relato de la serie, Daniel, obrero independiente que se haba negado siempre a seguir los dictados de los sindicatos y no haba querido secundar sus huelgas en los aos previos, y Bartolo, obrero de pasado falangista, sufren la represin de las organizaciones sindicales, convertidas con el advenimiento de la guerra en autnticas mafias. Comunistas y anarquistas se disputan el poder y el control e imponen el imperio de su propia ley a travs del terror. El final del relato y del libro condensa la desolada visin que el autor tena de Espaa en todo su dramatismo: Y muri batindose heroicamente por una causa que no era suya. Su causa, la de la libertad, no haba en Espaa quien la defendiese.

-Conclusiones:-Literatura e Historia:-Valoracin Personal Crtica: