a proposito de segunda vez de julio cortazar

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  • 7/25/2019 A Proposito de Segunda Vez de Julio Cortazar

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    ACOTACIONES SOBRE LO FANTASTICO Y LO POLITICO: A

    PROPOSITO DE SEGUNDA VEZ DE JULIO CORTAZAR

    Bernard Terramorsi

    [La junta] hizo saber al editor que el libro slo podra aparecer si yoaceptaba la supresin de dos relatos que consideraba agresivos para elrgimen. Uno de ellos se limitaba a contar, sin la menor alusin poltica,la historia de un hombre que desaparece bruscamente en el curso de untrmite en una oficina de Buenos Aires; ese cuento era agresivo para la junta militar porque diariamente en Argentina desaparecen personas delas cuales no se vuelve a tener noticias. 1

    Que "Segunda vez" sea un relato privado de alusiones polticas, no es obvio, y lo queresalta por lo pronto de las palabras de Julio Cortzar es el deseo aparentementecontradictorio de reivindicar para su relato el estatuto de "texto literario" y no el dedocumento o de testimonio, sin dejar de evocar "en hueco" sus relaciones evidentescon la realidad histrica contempornea. Por un lado tenemos una ficcin fantstica enla que un hombre desaparece en pleno Buenos Aires sin ms ni ms; y por otro lado elrelato de los "sucesos", el cinismo del ejrcito argentino que es responsable de ladesaparicin de miles de personas en nombre de la "Segundad Nacional". Para que sepueda leer, el texto tiene que afirmarse ante todo como ficcin aunque, en este caso, noes nada fcil: tanto en Francia como en Amrica Latina se publicar inicialmente el texto

    en la prensa poltica. 2

    Lo que quisiramos poner de realce es que lo fantstico permite establecer unparentesco entre "Segunda vez" y el conjunto del corpus fantstico; de sugerir vnculosintertextuales con una serie de otras ficciones en las que los seres se ven brutalmentetragados por un espacio no-euclidiano. Al situar deliberadamente el texto dentro de laliteratura el aura diablica de las desapariciones , lo fantstico seala mediante lo

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    escrito una zona al margen de la Historia y de su representacin; un espacio textual quefrente a los discursos periodsticos y polticos necesariamente resolutivos, inscribe lahuella de algo que a la vez sobra y falta: el "desaparecido" que, superando la ausencia

    sin llegar a ser presencia se presenta como la sea literaria del paso y de la promesadiferida del sentido; la figura fantstica de una inconcebible genealoga. N o m s q u el o e s p e r b a m o s ( . . . ) E l l o s , c l a r o , n o p o d a n s a b e r q u e l o s e s t b a m o se s p e r a nd o , l o q u e s e d i c e e s pe r a n d o . 3 el relato es constitutivo de esta esperaque divide a la gente en dos grupos: por un lado aqullos que esperan y "saben", y porotro aqullos a quienes se espera sin que lo sepan. Mara Elena que conocer a Carlosen la sala de espera una escena que nos recuerda la pareja del "Omnibus" corriendo atoda velocidad hacia el cementerio de Chacarita esperar en vano a que salga su

    compaero y luego se ir sabiendo que ella tambin habr de volver como l, dentro detres das eso s, pero ignorando que la esperan en vano a la salida esta vez, estasegunda vez. Qu ser de Carlos? Qu ser, ms tarde, de Mara Elena? El texto asu vez defraudar nuestra angustia por saber y ser precisamente esta retencin deinformacin la que lo fundamentar.

    E m pe za b an a c ae r p ar a e l t r m i te : Al no usar el pronombre sujeto, elcastellano escamotea gramaticalmente a los recin llegados; por otra parte Cortzarescribe c ae r p ar a e l t r m i te : t r m i te tiene tambin el significado de "pasaje".

    C a e r significa caer en la trampa sin saberlo. Remite tambin a la paliza que danritualmente el gordo Bianchetti y el negro Lpez. Es en resumidas cuentas el Paso, puray sencillamente. Insistiendo en la "Segunda vez" Cortzar recalca la dimensin ritual delproceso.

    E l p a s i l l o e r a u n a v e rg e n z a ( . . . ) y a l f i n a l y a n o s e v e l a n a d a e ne l p a s i l l o c o n t a n t o h u m o (41): evocacin del pasadizo infernal; hay la espera del juicio y el peso de la culpa, la puerta con el cerbero que se tragan las personas antes desoltarlas: t od o e l m un do t en a u n a ir e m s j ov en y m s gi l a l s al ir ,c o mo u n p e so q u e l e h u b i er a n q u i t ad o d e e n ci m a (43); f u e c o m o p a r al o s o t r o s , u n a p u r a r s e u n r e s p i r a r l i v i a n o ( . . . ) d e j a r l o o t r o a t r s (45).El pasillo resulta ser un lugar y tiempo de expiacin, una prueba purgatoria: al fondo delpasillo un poder oculto practica la depuracin: l a p u rg a .

    Lo fantstico es otra vez ms constitutivo de esta dinmica del "fuera" y del"dentro" la oficina/Buenos Aires , del vaco y del pleno: un enclave del despacho, elespacio del interrogatorio, aparece cual un desgarro en la trama urbana, un lugar que elpensamiento no puede ocupar, un hoyo devorador simblicamente vinculado a lov i s c e r a l . Lo fantstico seala de esta forma un revs que no tiene derecho: un lugar

    realmente i n s o n d a b l e . Esta instancia tirnica no tiene su casa propia. A la imagen delK... de Kafka, la convocatoria introduce aquf un mundo con sus leyes paralelas: cabenotar el desfase entre e l p ap el a ma r il l o ( . . . ) e l s el l o v er d e r o de an do l af i rm a i l eg ib le (38) y la ausencia de seal del edificio a un qu e e l n m er of i g ur a b a c l a ri t o e n l a c o nv o c at o r ia , l a s o r pr e n di n o v e r l a b a nd e r a

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    p a t r i a (38). Lo que pasa aqu no figura en ninguna parte, ni mucho menos en laConstitucin.

    Lo fantstico cava el texto y colma la escritura, tapando as toda posibilidad de

    salida:

    Entre dos palabras Mara Elena sinti como que algo le molestaba, algoque no estaba del todo claro. No en la planilla, donde era fcil ir llenandolos huecos (...) Dej de escribir y ech una mirada (...) la puerta pordonde haba entrado, la nica puerta de la oficina (...) pero Carlos noestaba ah (44).

    En el despacho algo sobra y falta a la vez: hay todo lo que evoca a Carlos, todas esasseas que remiten a l y hay al mismo tiempo el vaco que deja tras l. La "Segundavez" Carlos no se librar de esta maquinacin: e r a l a s e gu nd a v ez y v ay a as a b e r q u t r m i t e t e n d r a (43). Es la vctima de una maquinacin; es la figuratextual de una distancia, de un espacio vaco, de un juego en los quicios de una puerta:de un juego en el mecanismo social. To d o s i n c r o n i z a d o q u e r e l t e d e l a s I B M(37); lo fantstico es en definitiva otra forma de tratar la informacin, y la referencia a laI nt er na t io na l B us in es s M ac hi ne s C or po ra ti on (ms all del podereconmico e ideolgico de una superpotencia) denuncia un sistema tecnolgico

    enajenador que no es infalible.Carlos representa para Mara Elena ese a l g o q u e n o e s t d e l t o d o c l a r o ,

    como si durante todo el relato Lpez y Bianchetti hubieran ledo en sus pensamientos.El texto se cierra sobre Mara Elena:

    el jueves tendra que volver. Capaz que entonces las cosas cambiaban yque la hacan salir por otro lado aunque no supiera por dnde ni por qu.Ella no, claro, pero nosotros s lo sabamos, nosotros la estaramosesperando a ella y a los otros (46).

    Existe desde luego un parentesco textual entre la desaparicin de Carlos y el ciclode los universos paralelos tpico del gnero fantstico: nos referimos entre muchos a"Peter Rugg, el desaparecido" de William Austin, a "La habitacin desaparecida" de F.James O'Brien, y sobre todo a "Escamoteo" de R. Matheson, en que un individuo se veliteralmente tragado por el mundo real. Recordemos tambin el tema fantstico judicialde Kafka que, con E l p r o c e s o , da a conocer a travs de la administracin la llamadadel vaco.

    Las galeras intertextuales que relacionan "Segunda vez" al gnero fantstico, sonan ms evidentes dentro del universo fantstico cortazariano: en el tercer volumen desus R e l a t o s , titulado "Pasajes", Cortzar ha reunido unos textos en que el t o p o sliterario del Pasaje (lo que hemos llamado en otro estudio la "traite fantastique", 4

    refirindonos a un trayecto fantstico y un trato enajenador), ocupa un lugar crucial: elpasillo lleno de humo de la calle Maza calle demasiado excntrica para un edificio

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    oficial advierte Mara Elena despus de K. , recuerda los pasillos a la vez demasiadollenos y demasiado vacos de "Casa tomada"; el pasadizo cubierto que en "El otro cielo"conecta el Buenos Aires de Pern y el Pars de Monsieur Thiers; el puente areo que en

    "Lejana" transporta a Alina Reyes del teatro Coln a una plaza de Budapest; l ai n s i d i o s a g a l e r a n e g r a que en "Todos los fuegos el fuego" enlaza el circo antiguocon el Pars contemporneo; el "hueco" por el cual el protagonista de "La noche bocaarriba" intuye haber recorrido distancias fabulosas.

    El pasillo de la calle Maza es a un tiempo la instancia tirnica de la depuracin, dela purga, la recurrencia literaria de la topofobia cortazariana: de hecho, la figura espacialde las galeras aporticas de la escritura fantstica que sirve de introduccin al crculo dela represin, del "Estado de excepcin". El laberinto cuya dinmica es determinada por

    el monstruo voraz es en el universo cortazariano una forma de la ideologa del texto y enel texto. El pasillo de la calle Maza y los excesos que all se cometen, no conducen aninguna parte: se trata aqu de un sitio cerrado que expresa textualmente una solucincontenida, una apora. Carlos (y Mara Elena no tardar en imitarlo) experimenta un viajea los Infiernos: experiencia de un insondable de la Historia y de su representacin.

    El trmite fantstico cobra con "Segunda vez" una forma nueva: la convocatoria nopuede ser considerada como un contrato diablico, y por lo dems la firma que en lfigura es tan legible como la placa a la entrada del edificio: aqu resulta imposiblenombrar los intrngulis. Lo fantstico moderno escribe el Innominable...

    La desaparicin de Carlos sita al relato en una postura particular ms all de losparentescos textuales que hemos advertido: de manera explcita "Segunda vez" remite auna situacin histrica precisa, y en el fondo la "solucin" del relato fantstico podrahallarse en el relato histrico y poltico. Carlos no ha desaparecido, lo han hechodesaparecer: "chupado" como se dice en Argentina. Desaparecer es ms que morir ymenos que vivir; volver a encontrar el cuerpo de un desaparecido es paradjicamentevolver a encontrar un carcter positivo: el que no estaba ni muerto ni vivo regresa a laexistencia como cadver, no es devuelto al tiempo del que nos es definitavemente

    quitado. La maquinacin diablica de las desapariciones perturba el rito mortuorio, elpaso de la vida a la muerte: borra la necesaria frontera entre el mundo de los vivos y elde los muertos. El desaparecido no deja remitir a aquel paso, a los trmites con Caronte;el relato fantstico evoca pues un sistema en que la excepcin es la regla, y en este"estado de excepcin" poblado de sombras, de "vivos-muertos", hay que ser "loco" comolas madres de la Plaza de Mayo para esperar todava algo.

    El relato se valdra dentro de este enfoque del aura inquietante del sistemaesttico de las "desapariciones" que Cortzar en una conferencia leda frente a lasNaciones Unidas no vacila en relacionar con lo diablico:

    vivimos en una poca en la que referirse al diablo parece cada vez msingenuo o ms tonto; y sin embargo es imposible enfrentar el hecho delas desapariciones sin que algo en nosotros sienta la presencia de unelemento Infrahumano, de una fuerza que parece venir de las

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    profundidades, de esos abismos donde inevitablemente la imaginacintermina por situar a todos aqullos que han desaparecido. 5

    En los tlimos libros de cuentos de Cortzar, este relato basta para demostrarlo, eldiscurso poltico sustituye al discurso mitolgico; en "Circe", "Las mnades", "El dolo delas Cicladas", la referencia al mito procuraba designar un eje interpretativo del relatofantstico, una glosa, un metatexto que determinara una lectura ortodoxa de los relatos:una lectura a-fantstica ya que propona una "solucin" al texto. Pero el relatomitolgico 6 slo constituye un escenario verbal, un a r t i f i c i o de la ficcin fantstica,una maraa textual que participa de lo disparatado del texto. De forma anloga, en"Segunda vez", "Apocalipsis de Solentiname", "Grafitti", "Pesadillas", o "Satarsa" eldiscurso poltico parece aadirse al texto, como si se adjuntara al texto una clave paradescifrarlo. Pero, precisamente no hemos de reducir una ficcin, y particularmente unaficcin fantstica, a un s u s t i t u t o de texto periodstico en que los autnticos apellidoshubieran sido sustituidos por apellidos ficticios por pudor o prudencia repentina.

    Es obvio que la denotacin, la referencia a acontecimientos polticos que hanalimentado y siguen alimentando las crnicas participan de una intencin esttica ypoltica productora de efectos textuales que se perderan si no se leyeran.

    Si lo fantstico se inscribe en la Historia, sta, de manera simtrica, se inscribe enla ficcin fantstica, con cierto desfase; la desaparicin de Carlos est verdaderamente

    puesta "en abme" por secuencias anteriores, por el trato fantstico de los otrospersonajes fantsticos (Peter Rugg, Alina Reyes...), de cuantas ficciones en que elprotagonista sale de la Historia para entrar en la historia, en lo fantstico; en que lohistrico no representado da a entender la imposibilidad de su representacin. La ficcinfantstica moderna es para Cortzar la oportunidad de librarse de los discursosmonolticos sometidos a un sistema ideolgico maniqueo y totalitario, a una mitologapoltica mistificadora que se impone por "pronunciamiento".

    Cortzar se niega a contestar a la lgica totalitaria por el silencio o el panfleto: eligela literatura fantstica, vuelve as a afirmar su identidad a la vez que su voluntad decontestar a otro nivel: el de la literatura, y de la literatura la ms transgresiva. A eserespecto, la escena en que Mara Elena est rellenando los blancos de su ficha ydescubriendo confusamente el hoyo negro de la realidad policaca es una escenas i g n i f i c a t i v a ; sugiere que la materia de lo fantstico reside en estas interrogacionesno dominadas, difcilmente enunciables sin el recurso de esos "huecos", de ese enredotenue como una telaraa; sugiere que la ficcin fantstica contesta al margen de lapregunta. En resumidas cuentas es patente que el suceso poltico e histrico slo sepuede entender mediante la ficcin, la independencia transideolgica de lo imaginario:

    Ceffe m ar ge q ui e st no tr e d es tin , c e q ui e st e nc or e n on c onn u d el ' H i s t o i r e , l ' m e r g e nc e d e s c o n t r a d i c t i o ns n o uv e l l e s c ' e s t l al i t t r a t u r e q u i l e d i t . 7

    El desaparecido de Cortzar no slo es la figura fantstica moderna del fantasma odel espectro, sino que aludiendo a l, Cortzar supera el discurso de las crnicas y lahistoriografa: escribe un imposible aparecido, el regreso de un imposible genealgico; y

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    sin embargo aqu en el espacio arrugado del texto yace la duda. El desaparecido deCortzar constituye e l j ue g o d e u n m e c a n i sm o d e es c r it u r a y d e u n am a q u i n a c i n p o l t i c a : representa la casilla vaca de ajedrez en forma de rayuela.

    NOTAS

    1 Julio Cortzar, "El lector y el escritor bajo las dictaduras en Amrica Latina",en: A r g e n t i n a : A o s d e a l am b r a d as c u l t u r a l e s (Barcelona: Muchnik Editores,1984), p. 84.

    2 En Francia "Segunda vez" fue publicado inicialmente en: L e M o n deD i p l o m a t i q u e de mayo de 1977.

    3 J. Cortzar, "Segunda vez", en: A l g u i e n q ue a n d a p o r a h (Barcelona:Bruguera, 1981), p. 37.

    4 Bernard Terramorsi, "Lieux de l'irrel et place de l'idologie dans les nouvelles

    de Julio Cortzar", en: L a L i c o r n e (Universidad de Poitiers), nm. 10 (1986).5 Julio Cortzar, "Una maquinacin diablica: las desapariciones forzadas", en:

    A r g e n t i n a : a o s d e a l a m b r a d a s . . . , p. 138.6 B. Terramorsi, "Le discours mythique du fantastique dans les contes de Julio

    Cortzar", en: Coloquio internacional. L o l d i c o y l o f a n t s t i c o e n l a o b r a d eC o r t z a r, o p . c i t . [supra, p. 1], t. 1, pp. 163-176. Tambin vase nuestra tesisdoctoral: "Jeux, rites et passages ou le dmon de l'criture. Etude du fantastique dansles nouvelles de J. Cortzar". Universidad Aix-Marseille I, 1986, 700pp.

    7 B. Terramorsi, "'Peter Rugg le disparu' ed William Austin, en marge l'Histoire

    et l'histoire", en: L es C ah ie rs d u C ER LI (Universidad de Toulouse), nm. 10(enero 1985), 32-42. Ver Pierre Barbris, L e p ri nc e e t l e m ar ch an d (Paris:Fayard, 1980).