A PAPA LE ASUSTAN LAS TORMENTAS

Andrés es el padre de Ana y de Marta y es un padremuy muy especial: es divertido, cariñoso, escribepoemas y cuentos y se coge una coleta con un coleterode muchos colores porque tiene el pelo muy muy largo.

Además Andrés hace unas tartas de chocolate y galletasque están buenísimas.

Y eso no es todo; ¡Andrés hace los mejores bombonesdel mundo! Aunque la verdad es que no los hace muy amenudo porque no tiene demasiado tiempo cuando saledel taller de coches donde trabaja. Pero cuando tienealguna tarde libre le dice a sus hijas:

- ¡Vamos niñas, vamos a la cocina que esta tarde tocahacer bombones!

− ¡Bieeeeen! - gritan ellas locas de contentas.

Cuando terminan de hacerlos los reparten entre todos los niños y niñas de la calleaunque también, ellas se quedan con una caja repleta de esos bombones tanexquisitos.

Antes, Marta y Ana se enfadaban porque se quedaban sólo con una caja para lasdos, pero su padre les ha enseñado que lo bueno que tienen hay que compartirlocon lo demás y ahora se sienten felices cuando sus bombones llegan a casa de susamigos y amigas.

Ángeles, que es la mamá de Ana y Marta, los ayuda algunas veces pero otrastiene que estar sentada frente al ordenador para terminar el trabajo que se traede la oficina.

Pero a Andrés no le importa porque se lo pasa “pipa” con todos los niños y niñasdel barrio.

Por estas razones y por muchas más Ana y Marta quieren muchísimo a su padrey les gusta ayudarlo cuando lo pasa mal.

¿Y sabéis cuándo lo pasa muy muy muy mal yse pone casi a llorar? ¡Pues cuando hay una tormenta aunque seamuy pequeeeeeeeeeeeña!

A Andrés se le pone la cara de un color muy raro, como verde ytodos saben que lo que le pasa es que tiene mucho muchomuuuuuuuuucho miedo. Por eso, su padre, es todavía másespecial.

En el momento que ve unas cuantas nubes en el cielo ycomprende que va a empezar una tormenta, se prepara paraese momento y Ana y Marta hacen todo lo posible para quepase ese mal rato de alguna forma divertida. Y... ¿sabéis lo quehacen?

Pues se meten los tres en un armarioenorme que tienen vacío en casapreparado para esos terribles días. Elarmario es casi tan grande como unahabitación pero lo mejor de todo es quees...¡¡¡UN ARMARIO MÁGICO!!!

El albañil que lo hizo le explicó aÁngeles, la mamá de Marta y Ana, quesi quería podía poner un cementomágico a la hora de hacerlo y unaruedecita, también mágica, en una delas paredes del armario. Andrés sólotendría que entrar cuando hubieraproblemas, decir las palabras mágicas yel problema terminaría. Andrés podríatraladarse al lugar que quisiera delmundo, con las personas que él eligieray donde no hubiera tormentas.

Así que desde que se hizo aquel armariomágico, suceden cosas fantásticas enaquella casa.

En el momento que empieza una tormentaAna y Marta cogen de la mano a Andrésque se queda como paralizado y lo llevanhasta la habitación donde está el granarmario especial.

Nunca olvidan su mochila con galletas de coco, con los pastelitosde chocolate y alguna botella de agua por si a su padre no se lepasa el susto y tiene que beber un poco. A medida que vanllegando, Andrés se va tranquilizando porque sabe que con ellasdentro del armario se sentirá más seguro.

Cuando entran en el armario giran la pequeñarueda y dicen los tres a la vez las palabrasmágicas:

Entonces aparece una gran pantalla de televisión conimágenes de todo el mundo: París, Kenia, Pekín, NewYork, Madrid, El Pais de los Sueños, Londres, La casitadel Bosque Encantado... Y sólo hay que tocar tres vecesel lugar al quieran viajar y ¡allá que van los tres! Enmenos de cinco segundos llegan los tres al sitio elegido yallí se quedan hasta que mamá les dan unos toquesmágicos en la puerta del armario, que siempre escuchanestésn donde estén.

En ese momento Andrés sabe que la tormentaestá muy muy lejos de su casa y entoncescomienza a sonreir de nuevo, su cara vuelvea ponerse de su color normal y ¡hasta leentran ganas de comerse algunas galletas decoco que son las que más les gustan!

Despues, cuando vuelven a casa, salen a lacalle a chapotear en los charcos y a mover unpoco los árboles para que les caigan lasgotitas que han quedado en sus hojas.

Entonces Andrés siempre les dice lo mismocuando la tormenta ha terminado:

− Esto de las tormentas no es tan malo; la prçóxima vez quellegue una, no nos meteremos en el armario, eso es unatontería. Viajaremos en cualquier otro momento pero nohará falta que salgamos corriendo ¿vale chicas?

Entonces Ana ñe dice a Marta bajito:

− Papá dice eso desde que yo tenía cuatro años... ¡y ya tengonueve!,m así que no me lo creo.

Marta entonces le dice a papá para que siga sintiéndose feliz:

− Vale papá, pero si otra vez quieres entrar de nuevo en el armario, Anay yo te acimpañaremos y ya verás lo bien que lo pasamos. ¡Recuerdaque todavía no hemos ido a Paría ni a New York!

Andrés les acaricia el pelo y las mira con unaternura infinita, como si fuera un niño pequeño.Ellas saben que lo que les quiere decir es:“gracias por estar conmigo en esos momentosen los que tengo tanto miedo de la tormenta”.

FIN